'LA VOZ DE GALICIA' EN EL QUIOSCO DE GARRAPINILLOS
Esta semana han ocurrido algunas cosas curiosas en mi casa:
-Hemos cortado nueve pinos del jardín y eso me ha afectado. Me gustaban los pinos que me hacían recordar los bosques de Galicia y aquellos días de vendaval, donde os rumorosos hacían sonar su arpa y su guitarra, y me invitaban a guarecerme y a aplicar mi oído sobre el musgo para oír el latido, el temblor de la tierra. Me gustaban los pinos por eso y porque forman parte de mi paisaje del origen. Los nuestros tenían la procesionaria y un día sí y otro también había una manada de orugas numerosas avanzando en bandadas o en hileras hacia todas partes. Además, los pinos estaban sobre la casa, y el azote de los huracanados vientos nos hacía temer lo peor.
-Dentro de un instante volveré a los entrenamientos del Garrapinillos juvenil con una sensación de extrañeza: después de muchos años, mi hijo Diego no estará por su lesión de peroné y Jorge anda con un insoportable dolor de espalda. Jugamos el sábado contra el Movera en casa con solo once jugadores. Sin posibilidad de cambios, de expulsiones ni de lesiones.
-Me ha llamado la siempre dulce Ana García Bragado. En la Fundación Ramón y Katia Acín preparan una pestaña dedicada a su tía Sol Acín, poeta y mujer de una sensibilidad exquisita, un mujer vulnerable y dulce a la que podía herir hasta el suspiro del aire. Escribió poemas, publicó en Ámbito y dejó páginas y páginas inéditas.
-Lo más sorprendente ha sido que esta mañana he ido a mi quiosco de siempre, el único quiosco que hay en Garrapinillos, el de Ana y el de Servando, compré varios periódicos –‘El País’ y ‘La vanguardia’, iba a comprar también ‘El público’, adquirí la película, eso sí- y vi entre el montón nada ni menos que la edición madrileña de ‘La Voz de Galicia’. No daba crédito a mis ojos, claro está. Jamás me había sucedido nada semejante. ¿Quién me va a creer que he comprado ‘La voz de Galicia’, el periódico de mi infancia, el periódico donde siempre soñé con colaborar alguna vez, en mi barrio, en Garrapinillos? Si le contara esto a Pepe Melero, se tiraría por el suelo de la incredulidad o llamaba de inmediato al cardiólogo Ángel Artal del soponcio. Pepe Melero felizmente ya no entra en este blog. Eso me ha permitido leer un reportaje sobre el voto de la finada Pilar Fernández, un artículo en gallego de mi querido Luis Pousa o la siguiente noticia ocurrida hace 125 años: “Abandono de hotel. Un francés que se hospedaba en uno de los más elegantes hoteles de Sevilla ha desaparecido, dejando en su habitación grandes baúles llenos de joyas, ropas y dinero. Se sospecha que ha sido víctima de un crimen”. Aunque la mejor recomendación era una que invitaba a consumir vinos higiénicos en la calle de Los Olmos, número 8, “al precio de 36 reales la arroba de 18 litros. No hay en la ciudad vino tinto común que mejore su clase”. (Me gusta mucho esta foto de Alfred Eisenstaed, tomada en París en 1963, a orillas del Sena).
2 comentarios
Job -
Joaquín -
Saludos
Joaquín