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Antón Castro

AFORISMOS DE RAMÓN EDER

AFORISMOS DE RAMÓN EDER

Algunas personas resultan tan verosímiles que parecen personajes de ficción.

Es como si alguien nos cogiera igual que si fuésemos piezas de ajedrez y nos moviera en el tablero.

No dejes que la tristeza te gane la partida.

Se le cayó el alma a los pies, se agachó, la cogió y se la puso otra vez en su sitio.

J´aime Gil de Biedma.

Entrar en una librería es como volver a Egipto.

No dejes que el periódico te amargue el día.

Era tan inteligente que renunció a serlo a costa de los demás.

Algunos versos son tan malos que resultan inolvidables.

En el cuento de Caperucita Roja la verdad es que hay algo verde.

Juegos de palabras, jugos de palabras.

Una semana rara como una película de Antonioni.

El arte de convertir la ciudad en la que uno vive en un laberinto.

Las serpientes nos alarman porque se mueven exactamente igual que nuestros miedos.

Muchos extranjeros deciden venirse a vivir a España porque es un país exótico en el que, sin embargo, no hay peligro de cogerse la malaria.

Todas las biografías son distintas, pero todas las vidas son iguales.

La primera frase de un libro tiene que ser un anzuelo.

Su risa portentosa nos protegía como un tejado.

Si nos gusta una mujer es difícil que no nos gusten también sus hermanas.

La bondad es una especie de inteligencia superior.

Son indecentes esas películas malísimas que, además, nos hacen llorar.

No tenía perdón de Dios, pero ella le perdonó.

Esperó tanto tiempo que hasta olvidó lo qué estaba esperando.

El que no sabe es como el que no recuerda.

Tenía complejo de Oulipo.

Los cuentos deben ser de una sola pieza.

Las películas malas tienen la ventaja de que afinan nuestra puntería.

Jugaba con las palabras como si fueran sus primas.

 

Ramón Eder (1952) es escritor: poeta, narrador, creador de aforismos. Vive en Pasajes de San Juan. En 2000 publicó en ‘El Híbrido’ el libro de aforismos ‘Hablando en plata’. En 2007, en el sello Eclipsados de Nacho Escuín, su libro ‘Ironías’. Actualmente acaba de terminar ‘El oro de las rubias’, del que aquí anticipa una selección de textos. Mil gracias, Ramón. Ramón es aficionado a la fotografía. Elijo ésta para él. Es de Ellen von Unwerth y bien podría leerse como una glosa visual de “Si nos gusta una mujer es difícil que no nos gusten también sus hermanas”.

 

 

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