TONI MARI Y CHANTAL MAILLARD
El pasado viernes estuve en Calaceite. Llegué tarde, me confié en exceso y me perdí cerca de Monroyo, a un homenaje entre amigos a Teresa Jassà: ceramista, poeta, narradora, memoria vida del Matarraña, conversadora amenísima, ya fallecida. Después de la intervención –junto a José Ignacio Micolau, Darío Vidal, Fidel Ferrando, Carme Portolés y la alcaldesa Rosa-, fuimos a ver en e l Museo Juan Cabré la gran exposición de homenaje a Goya que realizó, en cerámica, Teresa Jassà. Me pareció espléndida, llena de matices, de talento, de fuerza, de soluciones estéticas en cerámica, vidrio, manufactura del alma. Por allí andaba, junto a su esposa, uno de mis editores más queridos: Antoni Mari, que tiene casa en Calaceite. Toni Mari es el editor de la colección de poesía ‘Nuevos Textos sagrados’ (del sello Tusquets), una de las más hermosas creo que del mundo. Me encanta su clasicismo, su elegancia, su tipografía, incluso cierto aire místico que tiene. No sé explicar del todo porque me gusta tanto. Desde siempre.
Hablamos un rato de las pequeñas cosas de la vida, alguien interrumpió un segundo esa conversación y luego nos perdimos de vista; ni alcanzamos a despedirnos. Me dio mucha pena. Le tengo un inmenso aprecio al poeta y narrador, editor y filósofo. Toni Mari es un escritor elegante, un colega, se interesa por su interlocutor: qué escribe, cómo ha ido tal o cual libro, cómo andan los hijos. Uno de los libros que más me gustan es ‘El vaso de plata’, editado por Pre-Textos y hace poco por Luis Solano en Libros del Asteroide. A Luis Solano lo vi un instante anoche en la gran fiesta de Los Portadores de Sueños, y hablamos de un común amigo Domingo Villar; bueno, amigo suyo desde la niñez. Y conocido mío de este verano.
Ayer me llegó un nuevo título de una poeta y memorialista a la que admiro: Chantal Maillard. El libro, que ya había sido publicado al menos en parte, se titula ‘Hainuwelle y otros poemas’. Leo: “’Hainuwelle’ siempre ha sido, para mí, el libro más querido y el único que nunca me arrepentí de haber escrito. Es esta la razón por la que aparece aquí completo y sin retoques”.
No me ha dado tiempo a leerlo completo. Es un libro extenso y hermoso. Me han gustado textos como estos, que ilustro con esta sugerente foto de Ted Preuss, tomada en 2008.
Hoy he mirado a un hombre y él
no pudo desprenderse de mis ojos.
Corrió como una llama por el bosque
y algo se puso a arder entre mis pechos.
Quise apagarlo con la lengua
y reíste, Señor,
te reíste de mí
y borraste la luna con un gesto de nube
precipitada.
Tú eres el fuego y mis manos que no arden
y el haya ennegrecida y seca
y la tizne que mancha la piel de los reptiles
pero ya no, ya no, ahora
(unas palabras se agitan como semillas en una calabaza)
eres la lengua de la víbora
cuando intercepta el rayo en su caída.
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