LOS LIBROS DE UNA VIDA / 3
La escritora Olga Bernad, autora de ’Caricias perplejas’ y ’Andábata’, responde a la doble pregunta: los libros que más le han marcado, los libros que más ha regalado.
En mi vida ha habido muchos libros importantes. Estoy convencida de que algunos me cambiaron irremediablemente, tal vez no siempre para bien. Con cierta distancia, una acaba mirando hacia atrás, a veces, con un cierto sonrojo. Pero hay libros que llegan en momentos muy concretos, como si ese libro y ese momento hubieran venido a bailar un tango raro contigo. Creo que eso me ocurrió con Rayuela, de Julio Cortázar. Lo compré casi por casualidad a los dieciocho años. Acababa de empezar segundo de Filología y me creía una intelectual (y ni siquiera me consideraba precoz), también acababa de volver de París y tenía muy fresco el primer viaje que -en contra de la opinión de mis padres- había realizado sola o en compañía de otros que ya no eran ellos. Lo abrí y tuve la sensación de que yo no había visto París, de que posiblemente nunca lo vería del todo y de que la palabra intelectual me iba a quedar grande para siempre. Sin ningún recurso para frenar la admiración (y ninguna gana) casi puedo recordar cómo me fue invadiendo mientras lo leía -en sus varios órdenes y en otros más caóticos- y aún me sorprendo muchas veces buscando esa edición de Cátedra, absolutamente destrozada, entre el montón de mi mesilla, en la guantera del coche o en uno de los fondos mistéricos de los bolsos enormes a los que voy agarrada por el mundo.
Le guardo a Cortázar un rencor amable por haber llamado a Galdós “Benito el garbancero”, puesto que otra de mis novelas, sin duda, es Fortunata y Jacinta. Pero le perdono.
Sin embargo, nunca lo regalé. Creo que el libro que más he regalado ha sido El invierno en Lisboa. Es un libro muy bien escrito, no demasiado largo y muy agradable de leer. Cuando regalo libros, procuro no pensar demasiado en mí.
Olga Bernad
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