VERÓN: LA MÚSICA, EL SILENCIO, LA LUZ
José Verón Gormaz ha sido atleta, es fotógrafo que persigue luces y brumas, y es escritor. Podríamos decir de él que es esencialmente poeta. Un poeta de palabras precisas que mira hacia el paisaje y hacia sí mismo, hacia la naturaleza indómita de su raíz más honda. Esa, de manera simplificada, es una de las constantes de su poética: en algunos libros se ha inclinado más hacia el exterior, el lenguaje de las estaciones; en otros se ha tornado un poeta metafísico, incluso doliente, capaz de expresar el desgarro del naufragio (la enfermedad) o las incertidumbres de vivir. José Verón Gormaz viaja siempre, escribe, fotografía: es un ladrón de luz, es un calígrafo insomne. Su nuevo poemario ‘El viento y la palabra’ (Centro de Estudios Bilbilitanos/ IFC, 2010, 88 páginas) es quizá su libro más perfecto, más intenso, un poemario que resulta una exaltación del lenguaje, de la emoción, del ritmo y de la metafísica. Es un libro directo, accesible, pero está más allá del paisaje y del cuerpo, de la emoción y de lo cotidiano. El poeta dialoga con el paisaje con afán de trascendencia, el poeta se desnuda desde la claridad y la sombra, el poeta camina sereno y a la vez estupefacto, el poeta se enfrenta al tiempo. Al tiempo inmortal: a la memoria, al presente, a lo que seremos después de transformarnos en polvo. Como señala el escritor y profesor Javier Barreiro es un libro con un protagonista definitivo: el silencio. El silencio está en todas partes como un escenario o un estado de ánimo en medio de tantos escenarios. El silencio es una aspiración y a la vez es una certeza: “…y el silencio se viste de silueta”, dice, o cierra así el volumen, “Después vuelve a buscarse entre las sombras // y se entrega al silencio para siempre”. Como son certezas el lenguaje, la soledad, la nostalgia y la música, que ocupa la tercera parte de un libro medido, inspirado, que explora lo inefable y que está dedicado a José Verón Goyeneche, su primer nieto.
*Esta fotografía de José Verón Gormaz está tomada en Calatayud y se llama ’El regreso’.
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