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Antón Castro

ROSENDO TELLO: POESÍA Y VIDA

Rosendo Tello busca el origen de la poesía

 

[El escritor, Premio de las Letras Aragonesas 2005, publica ‘El regreso a la fuente’ (Prames), un viaje de las tinieblas a la luz y “a la vida auténtica”, que supone su retorno editorial tras el ictus cerebral que sufrió en 2009. “Ahora me siento como alguien encerrado en mi habitación con el silencio”, confiesa]

 

 “La vida siempre tiene razón”, dijo una vez Rainer María Rilke. Y a esa frase acudió, un tanto enigmáticamente, hace pocos meses Rosendo Tello Aína (Letux, Zaragoza, 1931) en una de sus últimas cartas, redactada en letra grande y vacilante con la mano izquierda, para explicar su situación. Su nueva situación. El 29 de agosto de 2009, el Premio de las Letras Aragonesas de 2005, profesor, ensayista y esencialmente poeta “de la luz, de las imágenes y de la música”, sufrió un ictus que le dejó inmovilizada la mano derecha, una leve cojera y con dificultades para hablar. Rosendo emite sonidos, más o menos pausados, a veces reconocibles, se le entiende casi a la perfección el golpe de voz “¿Dónde?”, pero resulta difícil seguirle. Ha perdido la palabra, aquella fluidez y aquella elocuencia casi barroca que tenía una correspondencia inmediata en sus versos.

Maribel, su esposa, le hace de intérprete, pero a menudo los sonidos de Rosendo resultan incomprensibles incluso para ella: entonces, el poeta toma el bolígrafo y escribe. “Ha tenido que aprender a escribir con la mano izquierda”, dice su esposa. Más que escribir, parece dibujar las palabras, como a vista de pájaro. Rosendo siempre había tenido una letra armoniosa y ceñida; la poesía, y la mayoría de los textos, los escribía a mano. Al llegar al salón de su casa, vemos uno de sus últimos versos, que ha corregido varias veces, y vemos su último poemario: ‘El regreso a la fuente’, que ha publicado Prames. Un libro que puede resumirse como “una travesía personal, interior y exterior, desde la tiniebla hacia la luz. Es eso, sí”, dirá. El poeta piensa como siempre: con rapidez, con exuberancia de ideas y de metáforas, con ese fulgor en los ojos de quien está vivo para la poesía, para la amistad y las emociones cotidianas.

Premonición y misterio

Rosendo Tello abre el libro por el primer poema. Y dice, con ayuda de traductor y del folio en blanco: “Este poema, ‘La lengua de los hombres’, ha sido un poema premonitorio, es como si yo barruntase la enfermedad, el ataque. Mira: ‘Fascinante y terrible es la lengua del hombre, / oscura y balbuciente a un mismo tiempo. (…) Mil lenguas no podrían expresar el enigma / del sueño del amor o el sentido del sueño’. Mi poesía, y quizá toda la poesía, nace del misterio”.

Rosendo Tello había publicado últimamente ‘El vigilante y su fábula. Obra poética reunida (1955-2005)’ en 2006 y el primer volumen de sus memorias ‘Naturaleza y Poesía’ (Prames, 2008). Dice: “La fuente del título es la vida auténtica. El título podría entenderse así: el regreso del poeta a la vida auténtica, y también hablo del retorno a los orígenes”. El libro propone un itinerario simbólico a los paisajes, a la memoria, a la intuición, a la música, a la sensibilidad, a la mitología (en ‘El final de una época’ llora el cadáver de Héctor, vencido por Aquiles) y a la noche, aquellos lugares en que brota la poesía y sus gestos: “Atento estaré a los rumores, a las palabras libres que no mienten, / a las dulces tormentas de la sangre, / a los graves avisos que me llegan de allá, / del lugar del que vuelven los amores perdidos, / de la tierra en que cesa de golpear el mundo”, anota en ‘Serena plenitud’, un texto de exaltación que dedica a su gran amigo José-Carlos Mainer.

Las imágenes de lo sagrado

‘El regreso a la fuente’ también es un viaje en el tiempo y una pregunta acerca del sueño y del desvelo, del más allá, de lo inefable. Escribe Tello: “Quien sabe unir dos tiempos, / con la fuente cantando su canción, /consagra su futuro”. El poeta anota en el folio: “La prosa no es el verso; cuando empleamos el verso hablamos de lo ceremonial. El verso se convierte en canto, en lo sagrado. Este libro habla de lo divino, de lo numinoso: de la inspiración”. Intenta acudir a las palabras y dice, con esfuerzo: “El verso parte siempre de la imagen, no del concepto. Yo soy un poeta de imágenes y sigo haciendo esa poesía. Antes del ataque y ahora. La primera visión que utilizo siempre es la de la metáfora, no es la de idea”.

Más que nunca, observador de las estaciones y de los fantasmas de su intimidad, Rosendo Tello se siente un poeta de la noche y del día. Un poeta que navega hacia las sombras de la oscuridad y del plenilunio. Dice: “El día es lo superfluo. La naturaleza profunda del hombre está en la noche y en silencio. La luna siempre ha sido esencial en mi poesía y en mi existencia: posee una luz especial que lo matiza todo. Ahora me siento como alguien encerrado en mi habitación con el silencio”. Rosendo pelea día tras día, con lentitud y hondura, con un nuevo libro que va a titular ‘El silencio’.

Maribel interviene y lo retrata así: “Ha sido muy solitario y su nueva situación lo hace aún más solitario”. No obstante, todos los días sale a pasear y a contemplar “las estancias del sol” por los alrededores de la plaza del Portillo, acude al fisioterapeuta, recibe la visita semanal de su amigo Tomás Ortiz, y de vez en cuando araña el piano con la izquierda. Antes de poner fin a la entrevista, Rosendo Tello busca el poema o monólogo dramático ‘Confesiones de Bartolomé Leonardo Argensola’ y dice: “Aquí también estoy yo”. Y señala estos versos: “Cansado, ya no quiero / ni persigo más gloria que pasar en silencio / los días que aún me quedan por vivir”. En ese instante, su gato Titín, negro y elegante, se acerca y se le sube al regazo. El felino, como la imaginación y la poesía, también está con él.

 

 

FICHA: El regreso a la fuente. Rosendo Tello. Prames. Colección: As tres serols / Las tres sórores / Las tres sorors. Zaragoza, 2011. 62 páginas. Poemario en cuatro partes, y un prefacio, de más de 1100 versos que contiene un viaje desde el dolor y la oscuridad a la luz y la alegría.

1 comentario

Niggerman -

Rosendo Tello es un poeta como la copa de un pino. Ejemplar.