JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL HABLA DE SU NUEVO LIBRO DE MICROCUENTOS
Juan Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1974) publica en Páginas de Espuma el libro de microrrelatos ’El libro de los pequeños milagros’, que presentó el pasado miércoles en Cálamo. Así explica el espíritu del texto.
“El microrrelato es ideal para la radio,
el blog, el Facebook o un tuit”
“Cuestionar los límites de la realidad
puede ser estimulante y divertido”
¿Qué, es para ti, un microcuento, cómo quieres que sean los tuyos?
El microrrelato es una historia mínima, una historia contada con el menor número de recursos pero tratando de conservar su máxima capacidad de expresión. Si no contara una historia, si no narrara, si no relatara, no sería un microrrelato; probablemente se encuadraría en algún género afín, sería un aforismo, un texto en prosa poética, pero no minificción. A mí me gusta concebir mis microrrelatos como semillas programadas para florecer en la mente del lector y retorcer con sus raíces sus entrañas. Como pequeños artilugios detonantes. Intento que mis relatos conmocionen de alguna manera, mediante una imagen, mediante un juego, una tragedia, un giro o una propuesta intelectual. Su objetivo es infligir alguna marca.
¿Qué diferencias habría entre un microrrelato y un cuento normal, a la manera de Chejov o Maupassant?
En un microrrelato no debería haber ningún elemento sobrante. Eso también se podría decir de un cuento respecto a una novela. Pero en los minicuentos aún hay menos cabos sueltos: el pensamiento ocioso de un personaje, una descripción que no sea estrictamente necesaria, una línea que podría haberse omitido, haría que un texto una misma página de extensión pasara a convertirse de un microrrelato largo a un cuento muy corto.
-¿Como son los personajes de un microcuento?
En el microrrelato no se construyen grandes escenas, apenas hay diálogos y, en el mismo sentido, los personajes no tienen desarrollo. Los personajes no crecen ni hay evolución. Ni falta que les hace. Son personajes funcionales que están al servicio de la idea central sobre la que se pone la lupa y alrededor de la cual se da forma a la historia.
-¿Cuál es la porción de acción, de suceso, que debe tener un microrrelato?
En realidad, hay un gran abanico de posibilidades, porque precisamente el microrrelato es un género muy versátil, cambiante, adaptativo y todoterreno. Pero se podría decir que la mayoría de las veces casi todo el microrrelato es idea, acción o suceso; todo lo demás son elementos accesorios, que están ahí al servicio de esa intuición que el autor ha pretendido atrapar, preservar y hacer llegar al lector.
Vayamos con tu libro. ¿Por qué ’El libro de los pequeños milagros’? ¿Ese título es una advertencia, un anuncio, una emboscada, un reclamo? ¿Cuáles serían los milagros?
Lo cierto es que el verdadero título no nos cabía completo en la cubierta, y aparece después, en una de las portadillas interiores. Es un título más largo que muchos de los microrrelatos del volumen y, por otro lado, habría dado bastantes quebraderos de cabeza a los libreros. Así que nos quedamos con la primera frase, que contenía esa palabra fundamental, ’milagros’. Me parecía que un milagro engloba todo lo que aparece en los textos de este libro, los sucesos fantásticos, los hechos sobrenaturales, los que transgreden las leyes de la naturaleza, aquellos otros que tienen una inclinación más surrealista, los de fondo metafísico e incluso, y más aún, los de inspiración teológica. No obstante, para reducir la connotación religiosa del término, ahí estaba el adjetivo ’pequeños’. Los pequeños milagros, con los que arranca la primera parte de este libro, son los milagros domésticos, esos milagros de andar por casa que nos rodean, y también esos acontecimientos microscópicos, celulares, víricos, cuánticos, que tanta importancia tienen en nuestras vidas sin que ni siquiera lleguemos a verlos.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que, dentro de su diversidad, es un libro muy unitario dividido en tres partes con algún eco científico e incluso cosmogónico. ¿Cómo armas tú un libro de microrrelato?
En efecto, como hice en su día con mis libros de relatos, quería que este nuevo libro de cuentos hiperbreves también tuviera unidad. Y el proceso para lograr esa coherencia interna es complejo: en primer lugar imaginé esas tres partes -’Urbi’, ’Orbe’, ’Extramundi’- que van, como muchos de los propios microrrelatos, de lo pequeño a lo grande, de lo micro a lo macro, de nuestros hogares y nuestras ciudades a las galaxias lejanas; después, una vez que eres consciente de esa estructura, diriges tu mente a cubrir posibles lagunas, lo que da lugar a un buen número de nuevas historias con temáticas concretas; la tercera parte del proceso es cribar y descartar aquellos textos que no encajan en la nueva forma del libro; y por último, el momento más difícil de todos es dar orden a los textos. El orden de lectura de los distintos microrrelatos puede cambiar sustancialmente, no solo las sensaciones del lector, sino incluso su significado.
¿Cómo se conjuga el binomio fantasía y escrupulosa realidad?
Es que esa combinación es para mí el aspecto más interesante de la literatura. Al menos, en esa frontera entre lo real y lo fantástico es donde se mueve casi todo lo que hago. Me parece que cuestionar los límites de la realidad puede ser algo a la vez estimulante y divertido. La fórmula, por otro lado, es muy sencilla. Se trata de recrear el contexto de nuestro mundo e inocularle el virus de la distorsión. Pero en este libro, cuando en la tercera parte viajamos a otros planetas, incluso en esos mundos lejanos se está hablando de nosotros, a través de las metáforas o por contraposición.
¿Qué importancia tiene para ti la paradoja? Todo el libro tiene mucho de paradójico, de efecto de los contrarios...
Este libro no puede entenderse sin las paradojas y las contradicciones. La contradicción está ya en la propia portada, con esa criatura mitad perro y mitad loro; en el título, al enfrentar lo milagroso con lo minúsculo; en la advertencia preliminar que te dice ’Esto no es un texto’ y mediante un primer microrrelato te introduce en un bucle infinito. Quizás ese sea el eje principal de ’El libro de los pequeños milagros’. Incluso en el orden del que antes hablaba está siempre presente esa alternancia de los contrarios, he tratado de barajar la historia de humor con la trágica, la denuncia social con la ficción especulativa, el juego lógico con el suceso violento. He evitado agrupar iguales para no saturar al lector, para que no esté alerta y en guardia, para refrescar su paladar una y otra vez.
¿Qué te ofrecen los bestiarios? ¿Qué buscas y qué quieres explorar con estos animales más o menos imaginarios?
Siempre me han fascinado los bestiarios. Aquellos bestiarios medievales, en los que se inventaban animales inexistentes en los inexplorados confines del mundo, y el moderno bestiario como género literario, el Monstruari fantàstic de Joan Perucho, por ejemplo, o el recopilado por Borges en El libro de los seres imaginarios. Me parecen capaces de contener enormes dosis de imaginación en muy poco espacio. Y a la vez, como hacen los dos autores mencionados, a lo puramente imaginativo también se le puede dar a veces un toque casi metafísico. No obstante, como el mundo se nos ha quedado muy pequeño, parte de mi bestiario he tenido que imaginarlo en otros mundos, y un tercio de mis criaturas posibles son alienígenas.
¿En qué medidas es, también, un libro de ’extraños seres’, título de un cuento?
En gran medida. Por eso, cuando me di cuenta de que tenía entre manos esa considerable cantidad de criaturas extrañas, estando ya el libro estructurado en tres partes, no quise desaprovecharlas y añadí un ’Índice para la confección de un bestiario’. Pensé, por otra parte, que era algo muy en consonancia con el planteamiento de todo el volumen como juego.
¿Qué relación existe entre tu obra narrativa y sus personajes con un libro como este?
Dadas las normas del género, que no permite construir ni desarrollar los personajes, hay poco de mis otros protagonistas en este libro. En cambio, creo que están todos mis temas. Un libro como este me ha permitido reunir todo mi imaginario, hasta el punto de que creo haber rellenado ciertos huecos, y que ahora se puede entender mejor la aparente distancia que había entre algunos de mis títulos publicados. Siento que ahora me he dibujado mejor en el conjunto.
¿Por qué están tan de moda ahora los microrrelatos? ¿Cuál es su singularidad en estos nuevos tiempos de ansiedad y vértigo tecnológicos?
Desde luego, el consumo frenético de información, la lectura rápida y los sintéticos formatos tecnológicos parecen apuntar hacia el consumo de textos mínimos. Pero no es oro todo lo que reluce y habría que matizar varias cuestiones. Por un lado, no creo que el microrrelato esté tan de moda, es conocido por vosotros los periodistas, por los autores, por los aficionados a la escritura y por un buen número de los lectores activos. Pero si preguntas en la calle nadie lo conoce. La novela sigue siendo la reina y soberana en las librerías y haría falta todavía mucho esfuerzo conjunto para que el lector de a pie descubriera el género. Por otro lado, me da mucho miedo la lectura ligera y superficial que están imponiendo las redes y el uso de las pequeñas pantallas.
¿Qué novedad ofrecen, qué conexión directa tienen con las nuevas tecnologías?
El microrrelato es una píldora multivitamínica, es un comprimido de literatura concentrada, y, en principio, ese es el tipo rendimiento rápido que busca hoy la gente. Desde luego, el microrrelato es ideal, por ejemplo, para el medio radiofónico, una pieza de minuto y medio puede ser escuchada con agrado y sin problemas por el oyente, y enriquece cualquier programa. También tiene la extensión perfecta para el post de un blog, para un comentario de Facebook, e incluso algunos, aunque pocos, caben en un tuit. Pero, insisto, el microrrelato en cuanto texto literario contiene varios niveles de lectura, necesita de un estado mental y también ser digerido durante un tiempo. Nada de eso lo están fomentado hoy las nuevas tecnologías. La calidad de la lectura también es importante.
De todos los prodigios, reales e imaginarios, ¿con cuál te quedas, cuál te conmueve?
Es difícil elegir porque son muchos, un centenar. Pero hay uno titulado ’Ganado’ que creo que dice mucho de nuestra actualidad.
GANADO
En las regiones del norte de la comarca, inesperadamente, una vaca había comenzado a hablar; dominaba todas las lenguas romances, tres lenguas caucásicas, cuatro lenguas muertas, el sánscrito, el japonés y el persa. En la zona más árida de la llanura, no tardó en aparecer otra vaca que había sido capaz de desarrollar la demostración de la conjetura de la distribución de los ceros de la hipótesis de Riemann. Más tarde, llegaron noticias de una tercera, en los valles de la aldea de Ivy, que tenía intención de publicar una teoría revisada y perfeccionada del materialismo dialéctico de Marx y Engels. En cuanto llegó a oídos del Gobernador que, desde que comenzaron a manifestarse estos fenómenos, las vacas habían dejado de dar leche, ordenó su inmediato sacrificio.
De los microrrelatos ajenos, ¿cuál es tu favorito?
También son muchísimos los que podría citar, empezando por ’Instrucciones para subir una escalera’ de Cortázar. Pero si nos ceñimos a los cultivadores actuales del género, por su capacidad de convertir en literatura lo más nimio y hacerlo de forma entrañable, diría ’Parásitos de los paraguas’, de Ana María Shua.
PARÁSITOS DE LOS PARAGUAS
Lo peor no son los pequeños, los que son casi invisibles, los que se arrastran en fila por el mango, anidan en la contera, desovan en el varillaje y terminan a veces por perforar el paraguas con sus minúsculas deyecciones ácidas, allí donde la tela se ha desgastado por el uso. Entre los parásitos de los paraguas, lo peor son los grandes, aquellos que los fuerzan a dejar sus hogares cálidos y secos, los abren brutalmente a la intemperie, los exponen sin piedad a las peores lluvias.
SELECCIÓN DE TEXTOS DEL LIBRO
EXTRAÑOS SERES
Había un planeta en el que cuanto más negro y descarnado era un corazón, más finos ropajes, más preciosos tejidos y más suntuosas joyas se utilizaban para ocultarlo.
HAMELÍN
Y cuando todas las ratas estuvieron dentro de la caja, Hamelín apagó el televisor.
LA ELIPSIS
Fue a morder el pezón, pero en sus encías no había dientes.
HISTORIAS CRUZADAS III / A
Las tripulaciones de la Pinta, la Niña y la Santa María se encuentran bajo cubierta, bailando y bebiendo, en el momento en que los casos de las tres naves impactan contra el enorme iceberg.
BACKEARDF VI
Entonces, toda la energía se concentró en un solo punto. Y el tiempo, como si de un calcetín se tratara, se puso al revés.
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