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Antón Castro

MANUEL RIVAS: 'LAS AMANTES'

’LAS AMANTES’: MANUEL RIVAS ESCRIBE DE MARCELA Y ELISA


[Hace unos días me encontré en Madrid con Manuel Rivas. Hablamos de todo un poco; me dijo que estaba a punto de publicar un nuevo libro de poemas, ’A boca da terra’ (Xerais), que sale a finales de julio y se presentará en la Feria del Libro de A Coruña a primeros de agosto. Hoy me ha mandado el pdf. Lo leo (es un libro sobre la relación del hombre y la naturaleza, sobre la magia cotidiana, sobre el lenguaje mismo y hay un homenaje a su madre) y encuentro este poema que traduzco. Una conmovedora historia de amor y rebeldía y persecución.]

LAS AMANTES

[A las dos maestras coruñesas, Marcela y Elisa (Mario), 
que se unieron en matrimonio en 1901y, perseguidas,
pudieron reencontrarse en Argentina. ]

Tuvieron que huir, 
huir de sus propios nombres,
guardarlos entre los dientes, 
en las grutas de las encías,
como raíces de una lengua antigua.
Huir, 
tuvieron que huir
de sus cuerpos. 
Llevarlos furtivos 
en las miradas, 
en el abrigo de las pestañas
cuando los pastores descalzos
pìsan el sol. 
Huir,
tuvieron que huir
de la Historia,
moviendo la gran losa del mundo
con la yema de los dedos, 
vestidas de horas muertas
en la clepsidra del océano.
Tuvieron que huir.
Huir de la cuna, 
para poder nacer.
De las palabras,
para poder hablar.
Arder hacia dentro,
en un frío de luto, 
para poder verse
en la profundidad alocada
de los espejos.
Huir, 
tuvieron que huir, 
huir del amor
para poder amarse.

(Traducción de Antón Castro)

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AS AMANTES

Por Manuel RIVAS

Ás dúas mestras coruñesas, Marcela e Elisa (Mario), 
que se uniron en matrimonio en 1901 e, perseguidas, 
puideron reencontrarse na Arxentina.

As amantes
Tiveron que fuxir,
fuxir dos propios nomes,
gardalos entre os dentes, 
nas furnas das enxivas, 
como raíces dunha antiga lingua. 
Fuxir,
tiveron que fuxir 
dos seus corpos.
Levalos furtivos 
nas olladas,
no abeiro das pestanas, 
cando os pegureiros descalzos
pisan o sol. 
Fuxir,
tiveron que fuxir 
da Historia,
movendo a gran lousa do mundo

coa xema dos dedos,
vestidas de horas mortas
na clepsidra do océano. 
Tiveron de fuxir.
Fuxir do berce, 
para poder nacer. 
Das palabras,
para poder falar. 
Arder cara a dentro,
nun frío de loito,
para poderse ver 
na profundidade aloucada 
dos espellos. 
Fuxir,
tiveron que fuxir,
fuxir do amor
para poder amarse.

*La foto de Manuel Rivas la tomo de aquí.
http://gestioncultura.cervantes.es/COMUNES/20843_I_manuel%20rivas.jpg

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