PASIÓN LITERARIA DE PILAR SINUÉS
La pasión literaria de María Pilar Sinués
Historia de la escritora aragonesa del siglo XIX que publicó un centenar de títulos y dirigió ‘El Ángel del Hogar’
Antón CASTRO
María Pilar Sinués (Zaragoza, 1835-Madrid, 1893) no pasó inadvertida ni en vida ni después de su muerta. Tenía una gran personalidad, firmó alrededor de un centenar de libros de “narrativa, didácticos y prosa periodística”, según definición del profesor Leonardo Romero Tobar, que equiparaba en un artículo el término didáctico a los manuales de autoayuda de hoy, y fue una mujer leída, conocida, de auténtico éxito, que frecuentó tertulias, que colaboró en periódicos y revistas, que escribió de las mujeres célebres de su tiempo y que mantuvo importantes amistades con los escritores románticos y con la novelista Carolina Coronado, a quien dedicó la novela ‘Premio y castigo’.
De ella, en diferentes momentos, han escrito José Luis Calvo Carilla y Rosa María Andrés, Ana María Navales, que le dedicó varios artículos en HERALDO, Íñigo Sánchez o José Luis Melero, que cuenta en ‘Leer para contarlo’ (Xordica, 2015) su historia de amor y su boda con José Marco Sanchís 81830-1895), el escritor y periodista valenciano, que dirigió ‘La España Musical y Literaria’ y que adaptó su novela ‘El sol de invierno’, antes de que se rompiese la relación.
María Pilar Sinués nació en Zaragoza en 1835 y vivió en su ciudad hasta 1856. Estudió en el convento de Santa Rosa, que estaba en las afueras de la ciudad. Era estudiosa y gran lectora. Pronto se destapó como poeta: en ‘El Avisador’ publicó once composiciones y ‘El Esparterista’ cinco, entre ellos un ‘Poema al Invicto Duque de la Victoria’. Romero Tobar dice que eran poemas religiosos, familiares y levemente políticos. En esa época inicial, según ella recordó, sentía un auténtico fervor literario: se levantaba a las tres o cuatro de la mañana y escribía sus primeras ficciones: sus poemas de ‘Las Vigilias’, leyendas como ‘Luz de luna’, novelas como ‘Margarita’ (1857) y ‘Rosa’ (1857), que ya publicaría en Madrid, aunque al parecer eran anteriores a su partida a la capital de España. En algunos aspectos fue una mujer progresista, que sintonizaba con el sexenio revolucionario (1868-1874). Iba mucho más allá de ese título de ‘El Ángel del Hogar’ (1864-1869), la revista para mujeres que dirigió y que estaba dedicada a su educación moral. Leía a los grandes escritores españoles de su tiempo, como Fernán Caballero, Carolina Coronado o Bécquer, tenía sensibilidad para Heine, y conocía los libros de Chateaubriand, Nodier o el primer Balzac.
Uno de los hechos capitales fue su historia de amor con José Marco. José Luis Melero cita el libro ‘Impresiones y recuerdos’ de Julio Nombela. Cuenta que a “la tertulia del Café de los Ángeles de Madrid, a la que acudían entre otros Gustavo Adolfo Bécquer, José Marco, Julio Nombela y Juan Antonio Viedma, éste llevó una tarde un periódico zaragozano en el que se publicaban unos poemas de cierta poetisa desconocida. Los leyó en alta voz y fueron saludados con largos aplausos. Todos quisieron saber el nombre de la autora. Viedma se lo desveló: se llamaba María Pilar Sinués. Nadie había oído hasta entonces ese nombre”. Coincidieron todos en que sólo una hermosa mujer podía escribir así. “Fue entonces cuando decidieron escribirle una carta en verso. José Marco fue quien se decidió a coger la pluma”. Escribió una epístola rimada, donde le decía que la había leído y que se “había enamorado locamente de ella”. Ella respondió que le había pasado lo mismo, y así, sin conocerse, sin haberse tratado, decidieron casarse por poderes. Esa fue la razón de que María Pilar se trasladase a Madrid en 1856. Se dedicarían algunos libros con los nombres de Pepe y María.
Su carrera fue casi meteórica. Publicó libros de todo tipo, Leonardo Romero habla de un “ciclo de novelas aragonesas”, donde aludió a “mi hermoso y risueño Aragón”. Poco a poco se convirtió en una autora respetada, querida, leída, que reeditaba, moralizante, de grandes éxitos. Vendía sus libros un real más barato que los demás, publicaba en todas partes y fue recibida por los Reyes de España. Con el paso de los años, José Marco la abandonó y su fin fue más bien catastrófico. Federico Sáinz de Robles resumió así el fin de María Pilar Sinués: “Ganó mucho dinero, que dilapidó principescamente en caprichos y romantiquerías. Su última novela fue ‘Morir sola’ y sola murió, pobrísimamente, hallándola muerta su sirvienta al volver a casa”. Era un 19 de diciembre de 1893.
LA ANÉCDOTA
Pilar Sinués empleó el seudónimo de ‘Laura’ en ocasiones. Fue objeto de la atención más bien paternalista de Clarín y vio, como pocos, el lugar de la mujer en la creación, en la tertulia, etc. Además de sus novelas, firmó libros como ‘Un libro para las damas’, ‘Un libro para las madres’, ‘Un libro para los jóvenes’. Y en cierto modo, sin aspavientos pero con solidez, anticipó a figuras de la prensa como Josefina Carabias o Carmen de Burgos, ‘Colombine’.
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