PEDRO BOSQUED: UNA ENTREVISTA
Pedro Bosqued (Zaragoza, 1970) es farmacéutico profesional, pero también es crítico literario en las páginas de HERALDO y escritor forjado en la Escuela de Escritores de Madrid con profesores como Ignacio Ferrando, Rubén Abella, Ángel Zapata y Eloy Tizón. El lunes presentaba, en el Teatro Principal, su primer libro: ‘Pieles de Italia. Un recorrido por las pequeñas ciudades italianas’, que edita el sello almeriense Confluencias y que está ilustrado por Mar Lozano Reinoso.
-¿En qué consiste el libro, cómo lo define?
-‘Pieles de Italia’ es una mirada tangencial a la Italia que no se ve a primera vista por alguien que, sin información previa, decide desde su soledad física absorber la identidad que tienen las ciudades alejadas de los focos.
-¿Por qué ha elegido Italia?
- No sé si hay un por qué, y si lo hay, creo que es él el que te elige. En el caso de Italia, la vida en cualquier acepción es más intensa que en la mayoría de los lugares de los que vienen sus visitantes. Por eso se puede entender su capacidad de enamorar. Es un país con detalles increíbles. Hasta que en los años cincuenta del pasado siglo no llegó la RAI a todas las casas, no se hablaba un italiano común. Por eso los dialectos están tan vivos, y ello dota a cada región de una personalidad tan marcada que hace que luego la península como conjunto, sea tan rica. Como Siena, una ciudad, diecisiete ‘contrade’ o barrios, con sus aliados y enemigos cuando llega el Palio. Se pueden confrontar a diario, pero es esa tensión la que da a la ciudad su fortaleza en la fortaleza que es murallas adentro.
-¿Cuál es el encanto de las pequeñas ciudades?
-Si en la vida real, lo que marca, son los pequeños detalles; puede que lo que acabe de configurar una geografía, sean las pequeñas urbes.
-¿Cuándo surgieron los textos? Parece que llevase un diario...
-Se escribieron presencialmente, en el mismo día de la visita. Como experiencia plena y limitada, en meses valle o grises, como febrero, noviembre. Épocas del año en que las ciudades muestran su cara más alejada del estereotipo. Son textos que buscan, desde la experimentación del paseo, introducir al que no está caminando en el viaje mediante la evocación que pueda provocar en el lector, la experiencia del que los relata.
-Háblenos del estilo, de la elección de textos cortos, de la misma tradición del viaje...
-Para una escritura experimental, había que desnudarse de información y prejuicios. Lanzarse como un niño inocente cada mañana a absorber lo que se te cruzaba. Como si fueses una esponja, y dejar que la experiencia dictase la narración. Y volver a repetirlo cada día. Absorber, filtrar, dejar el texto guardado, borrar la mente y vuelta a empezar a la mañana siguiente, sin influencias de terceras personas que condicionarían consciente o inconscientemente la experiencia.
-¿Quiénes son los protagonistas, qué relación ha tenido con el paisaje y el paisanaje, qué historias le conmovían más?
-El paisaje y el paisanaje son protagonistas involuntarios e indirectos que ayudan a lo que busca el texto, que el lector consiga una nueva experiencia con la lectura del libro. Esa es la maravilla que albergan los libros y que es atemporal y al margen de la época en que se esté. Y siempre conmueve la capacidad de empatía de la gente. Que una madre dueña de un restaurante deje a su hijo de cuatro años, con la camiseta de la Juve a su aire con su balón, para sentarse contigo de sobremesa a contarte su ciudad seguirá estando en la memoria aunque un día desaparezca la Juventus.
-¿Quién es Pedro Bosqued, farmacéutico profesional, cronista deportivo, viajero...?
-No lo sé, las exclusiones son siempre empobrecedoras. Quizá nos defina más lo que no somos que lo que hacemos. Pero si uno es lo que piensa, no hay posible duda, escritor.
*La foto la tomo de aquí:
https://revistaliteratura.files.wordpress.com/2013/05/pedro_bosqued.jpg?w=300
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