ROSA MONTERO Y 'LA CARNE'
«El amor físico puede ser una cárcel»
Rosa Montero presentó ayer ‘La cárcel’ (Alfaguara), una novela de amor, soledad y miedo a la vejez, en la librería Los portadores de sueños
Rosa Montero presenta esta tarde, en diálogo con Luis Alegre, su nueva novela: ‘La carne’, la historia de una mujer madura que pierde la cabeza por un prostituto. Soledad es comisaria de exposiciones, prepara un proyecto sobre escritores excéntricos para la Biblioteca Nacional, y decide contratar a un joven, Adam, para dar celos a un amante que la acaba de abandonar. A partir de ahí sobreviene lo inesperado. La escritora madrileña resume -en una charla en su casa madrileña, próxima al Retiro, con sus dos perras-, algunas claves del libro y de su escritura a través de diversas palabras significativas.
Vivir. «El ser humano es capaz de volver a empezar, una y otra vez, después de estar convertido en un moco en el suelo».
Madurez. «Ya soy suficientemente mayor para contar una historia de mi entorno sin que mi pequeña vida pierda o se empequeñezca. Ya domino esa distancia, la que decía Julio Ramón Ribeyro, “una novela madura exige la muerte del autor”. Muerte metafórica, que el yo del autor no exista, que se borre».
‘La carne’. «Me interesaba contar el vértigo de la vejez no solo como deterioro físico, sino en todos los sentidos. La enfermedad que está agazapada. Soledad es una hipocondríaca total. ‘La carne’ es una novela sobre el miedo a la muerte pero también de miedo a lo que la vida te ha hecho…»
El amor. «He llegado a la conclusión como persona, y además recientemente aunque parezca extraño, que el amor mueve al mundo. El amor y el desamor. El amor mueve el mundo en general. Y en ‘La carne’ quería llevarlo al extremo, no solo de desesperación, sino llevarlo al extremo de preguntar “qué he hecho con mi vida y no he conocido el amor”, que es lo que hace Soledad. Por otro lado, ‘La carne’ es una metáfora de todos, o de muchos, porque la gente casi siempre piensa, incluso la que ha tenido relaciones, más o menos satisfactoria, más o menos prolongadas, que no ha conseguido del todo ser feliz».
Juventud y deseo. «Soledad, la protagonista de ‘La carne’, comisaria de exposiciones, se vuelve loca. Se enamora. Aunque había tenido otras relaciones, regresa con decepción de una historia de amor con un hombre más joven también, aunque casado, y dice: “No había vuelto perseguir a nadie hasta ahora”. Antes se había estado protegiendo porque se tenía miedo a sí misma. El amor físico puede ser una cárcel. Y lo he querido decir. La novela se titula ‘La carne’ porque es la carne que nos envejece, que nos mata, que nos aprisiona, y a la vez es la carne sexual, la carne que nos facilita un sueño de pasión; es la carne que nos permite ser eternos aunque sea un instante. El sexo pasional como el de Soledad, es una explosión de vida, de plenitud, la sensación de sentirse querida. Di de inmediato con el título y me pareció que era el más exacto, que aludía a todo lo que yo quería aludir».
Literatura. «Lo único comparable para mí con el amor pasional es el arte, en mi caso es escribir, la literatura, pero supongo que todo el arte es así…»
Adam, el prostituto. «Puede ser muchas cosas: un inocente, un niño, un desvalido, un superviviente. He intentado escribir una novela no convencional y huir de algunos prejuicios sobre un personaje como el gigoló, un inmigrante que busca su sitio como puede».
«¿Por qué escribo?». «Busco el sentido de la existencia. La escritura para mí es un viaje del conocimiento, del descubrimiento. No escribes una novela para enseñar. La escribes para aprender. Para poner un poco de luz en tus inquietudes y en tus obsesiones. El auténtico compromiso del novelista es escribir la novela más auténtica que sepa».
FICHA
‘La carne’. Rosa Montero. Alfaguara. Madrid, 2016. 240 páginas. (La foto es de Heraldo).
0 comentarios