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Antón Castro

NOTAS DE LECTURAS / 32

NOTAS DE LECTURAS / 32

Bajo el león de San Marcos

Ana Alcolea. Algaida. Sevilla, 2009. 480 páginas.

 

Ana Alcolea (Zaragoza, 1962) había publicado hasta ahora tres novelas juveniles. La segunda de ellas, ‘El retrato de Carlota’, transcurría en Venecia. En su primera y ambiciosa novela para adultos, vuelve a la ciudad de los canales. En realidad, quien vuelve es la escritora zaragozana Ángela Casanova, que jamás lleva cámara fotográfica, porque quiere escribir una novela sobre Caterina Contaro, una mujer que fue reina de Chipre y retratada por grandes artistas como Bellini, Tiziano o Hayez, entre otros. Alcolea propone una cuidadosa trama, vinculada a un cuadro, y a la vez redacta la novela de Caterina, protagonizada por la joven Angelica, que despierta al amor, al deseo y al espionaje. El libro, como suele ocurrir en las ficciones de Ana Alcolea, presenta un interesante tejido culto, artístico y literario, que incluye a cinco hombres: de algún modo, Ángela Casanova es una mujer seducida por cinco hombres: Luis, Pablo, Roberto, Alfredo Milos (un experto en arte, decisivo en la intriga de la historia, que incluye un muerto: una estudiosa rusa) y el comisario Moretti, que hace pensar en el Brunetti de Donna León.

 

 

El brumario de Emilio

Jorge Cortés Pellicer. Mira editores. Zaragoza, 2009. 381 páginas.

 

Jorge Cortés, el autor de ‘La savia de la literesa’, se ha inspirado en un título de Carlos Marx para ‘El brumario de Emilio’, novela y biografía del restaurador, actor y político Emilio Lacambra, propietario de Casa Emilio. El libro, de escritura impresionista, elaborado a lo largo de cuatro años, propone un viaje por la vida del protagonista, de la ciudad que vivió, del núcleo familiar, de los cines, de su actividad teatral (con personajes de la talla de Mariano Cariñena o Juan Antonio Hormigón, entre otros), de sus estudios en Madrid y de un importante núcleo de amigos zaragozanos, entre ellos José Antonio Rey del Corral, ‘Boris’, Adolfo Burriel, ‘el Lorcas’ o Vicente Cazcarra. También hay inesperadas revelaciones, relativas a historias de ‘topos’ o a una pasión juvenil de Miguel Labordeta.

 

La playa de los ahogados

Domingo Villar. Siruela: Col. Policiaca. Madrid, 2009. 446 páginas.

 

Domingo Villar (Vigo, 1971) es uno de los escritores españoles de novela negra más sorprendentes. Debutó con ‘Ojos de agua’ (Siruela, 2006), que cosechó un importante éxito. Allí, junto al sobrio inspector Leo Caldas, colaborador en un programa de radio, estaba su ayudante, el aragonés somarda Rafael Estévez. Ambos regresan ahora en un libro mucho más extenso y ambicioso: ‘La playa de los ahogados’, que narra la llegada de un cuerpo, con las manos atadas, hasta la orilla, empujado por la marea. Es Justo Castelo, un marinero. La investigación conduce a los lugares de lo inverosímil y del asombro. Caldas, por otra parte, vive numerosas tensiones y anda algo sombrío; los desencuentros con el aragonés Estévez también le afectan, no tanto desde luego como el extraño crimen, no tanto como su ánimo desasosegado.

 

Cuentos de la Disciplina Clericalis

Versión de Magdalena Lasala. Prólogo de María Jesús Lacarra. Ilustraciones de David Guirao. PUZ: Larumbe Chicos. Zaragoza, 2009, 128 páginas.

 

Este precioso libro aúna a cuatro autores: a Pedro Alfonso de Huesca, un pionero del relato corto, un judío converso del que se sospecha que nació en 1065 y falleció en 1121; a la mujer que más sabe de él, María Jesús Lacarra; a la escritora que se prendó de los cuentos de la ‘Disciplina clericalis’ y los adaptó para niños algo crecidos, Magdalena Lasala; y a uno de los estupendos ilustradores jóvenes de Aragón: David Guirao, que ha intentado realizar su propia interpretación y que los dibujos y su colorido también hablasen, también contasen historias de un sabio y un joven, historias de amor y misterio, de pozos misteriosos, de animales, cuentos sensuales, metafísicos, paradigmas. He aquí el resultado: este espléndido volumen en Larumbe chicos que ha quedado realmente bonito.

*La foto es de Sophie Pawlak.

 

 

 

 

1 comentario

ana a. -

Gracias por la reseña, Antón. Besicos.