JOSÉ VERÓN GORMAZ: POEMAS
[José Verón Gormaz, escritor y fotógrafo, me manda una selección de poemas y de fotos. Hace ahora 25 años lo visité para hacer un reportaje, a la vez que hacía otro sobre la película ‘El aire de un crimen’ de Antonio Isasi.]
LAMENTO BAJO LA LLUVIA
De esperanzas pasadas por las armas
no me consuela el beso tierno y largo
del viento cundidor,
no la promesa
ni los perfiles vagos de orillas infinitas.
De lares habitados por números ausentes
no me consuela el verso rescatado,
ni los sedientos corazones que persiguen la luna
por calles desusadas, oscuras callejuelas
donde agoniza ropa
tendida en altas filas.
No me consuelan las cortinas dispuestas al combate
ni las nieblas vivientes que alrededor florecen,
ni la lluvia, que cae furiosamente sobre el yermo
sin poder disolver la herrumbre más penosa.
Ya todo humedecido, todo oscuro,
bajo mis pies heridos crece el barro,
y las aguas arrastran recuerdos y palabras
hacia el agrietado pavimento...
INSTRUCCIONES PARA CRUZAR UN PUENTE
Si a cruzar te dispones,
si vas a transitar la misteriosa longitud del puente, piensa en las aguas del río que atraviesa,
piensa en las aguas como en tu propia sangre,
piensa en ellas, que fluyen incesantes
bajo las piedras prisioneras del arco,
sin pensar qué principio fue el suyo
ni a qué final deslizan su presura.
Si deseas cruzar a la otra orilla,
imprégnate primero del lugar que abandonas,
siente dentro de ti
el puñado de tierra que pisan tus zapatos,
contempla la arboleda que te prestó su sombra
y que quizá no vuelvas a mirar.
Cuando con decisión atravieses el puente,
camino de la orilla venidera,
sospecha de tus pasos,
tus propios pasos que al avanzar escuchas
con sonido de pasos que se alejan.
Y cuando la otra orilla pises,
hazlo como si de un suelo sagrado se tratara;
el lugar te recibe con todos tus recuerdos,
con todas las sombras miserables
que al otro lado creíste abandonar.
Avatares
Un día cualquiera, con amoroso hálito
soplará el sol sobre los cuerpos rancios
de los vagabundos,
y en la vieja taberna,
donde la vida pasa como el viento,
alguien levantará su copa
y brindará por algo memorable.
Un otoño cualquiera,
cuando el frío desnude lentamente los árboles
yel abanico gris de la estación
deshaga el humo sucio de las chimeneas,
alguien se irá muy lejos
en busca de otros mares.
Y un instante cualquiera,
en la doliente lucidez
que dan la soledad y la distancia,
bajo un cielo extranjero o un techo consumido
alguien vivirá la trémula emoción de leer un poema
que, sin saberlo,
a esa persona dediqué.
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