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Antón Castro

LA ALMUNIA ERÓTICA

CUENTOS DE DOMINGO / Antón Castro

 

La Almunia erótica

 

“Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído”, dijo Jorge Luis Borges. Esta frase define a los miembros del Club de Lectura de La Almunia de Doña Godina. Llevan una veintena de años leyendo: eligen autores, los desmenuzan, los asimilan, los acogen... Y así, con indecible naturalidad, han llenado su existencia de ficciones, de personajes, de escritores, de poemas. No se entendería esta huerta infinita sin el Club de Lectura. Decir La Almunia es decir cine, evocar a Florián Rey y Adolfo Aznar y anudarse a las Jornadas de Cine, que han puesto en pie José María Pemán y su equipo. Decir La Almunia es evocar a Rafael Martínez, violinista y director de orquesta, recordar a su hermana Guadalupe y ‘La Magallonera’ y elogiar el piano de Alfonso Latorre. Decir La Almunia es evocar el campo, el trabajo, la emigración, aludir a la pasión por la cultura. Decir La Almunia es pensar en el Club de Lectura, que ha sorprendido a tantos escritores, como le ocurrió a Agustín Sánchez Vidal. Y es pensar también en los vínculos entre poesía y cine y en esa noche especial, mágica, donde las metáforas y el ingenio se mezclan con el deseo, la exaltación de la carne, la belleza de las citas de amantes. El viernes, mientras Brasil y Colombia dirimían su suerte, se organizó el IX recital de poesía erótica: se oyeron las voces –cada vez más inspiradas y hondas- de los componentes del grupo; por ejemplo, Pilar Blanco leyó un texto que le había mandado un poeta chileno: más que un poema erótico fue una defensa volcánica de la mujer en la alta noche. Se oyeron a poetas y narradores, a rapsodas y actores (Luis Felipe Alegre provocó carcajadas con un texto de un fauno en el convento de Samaniego) e incluso hubo fragmentos al modo de ‘El club de la comedia’. El público estaba feliz: disfrutaba del humor, de la picardía, de la fogosidad, de la hermosura del lenguaje, del apetito sensual. Vivir con los sentidos abiertos es más excitante. Vivir es aprender a vivir y a querer, vivir es alimentarse a diario de las palabras necesarias. Allí han encontrado una de las mejores fórmulas: el amor a la poesía.

 

*Retrato de Romy Schneider tomado de aquí.

 

3 comentarios

Tina -

Gracias Anton,por esas palabras tan hermosas para el club de lectura, tu presencia dignificó la noche.

merche -

Felicidades por ese premio merecidísimo, Antón.

mayusta -

Una noche mágica.Para recordar...