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Antón Castro

POESÍA DE EMILIO PEDRO GÓMEZ

EMLIO PEDRO GÓMEZ PRESENTÓ

SU LIBRO ‘MOTIVOS DE FRONTERA’

Pedro Gómez (Astorga, León, 1951) ha publicado más de una decena de libros. Reside desde hace más de 40 años en Aragón. Matemático de profesión, ha sabido incorporar la lírica a sus clases. Con ‘Motivos de silencio’ inaugura la colección Poetas del sello valenciano Enkuadres, que se presentó el pasado viernes en el Palacio de Sástago con David Mayor.

“‘Motivos de horizonte’ es fruto de un cierto golpe de timón en mi trayectoria literaria hacia una poesía de mayor indagación en el lenguaje, incluyendo el intento de expresión del misterio latente en lo cotidiano o de algunos trasfondos de esta crisis desde el propio poder en rebelión de la palabra”, explica a HERALDO. El poeta, que también es un entusiasta viajero, ha ido evolucionando hacia una lírica más desnuda y depurada.

“Merece la pena afrontar una poesía como espacio para indagar más allá del pensamiento lógico, abriéndose sin prejuicios a lo intuitivo, a una percepción más espontánea de la realidad –matiza-. Intento abordar  lo que somos y no somos a la vez, los ámbitos borrosos de nuestro sentir y de nuestro pensar. Y para expresarlo, tal vez hay que adentrarse en terrenos inexplorados del idioma, transgredir con más o menos delicadeza la gramática, dotar de otro sentido la escritura…”

Emilio Pedro Gómez apuesta por la claridad. Dice: “No pocas veces me he quejado de quienes convierten sus poemas en jeroglíficos, en puro juego verbal para complicar lo sencillo, para oscurecer lo claro”. Pese a ello, es consciente de que ‘Motivos de horizonte’ es complejo, que le exige esfuerzo al lector. Esfuerzo, entrega y complicidad. “‘Motivos de horizonte’, en efecto, incita a una lectura menos cómoda, más activa, que otros de mis poemarios anteriores. Quien lo lee puede sentirse impelido, en determinados versos, a realizar un esfuerzo reflexivo, incluso de recreación de lo escrito, compartiendo con el autor su búsqueda. Ojalá la asunción de ese reto provoque satisfacción de llegar más allá de lo esperado, esa sensación venturosa de la aventura que es -o tal vez, debería ser- la poesía”.

Afirma que ha pretendido escribir con “transparencia sugeridora” ese viaje de acceso “a esas zonas de frontera a las que sólo es posible acceder con percepciones primordialmente intuitivas”. Uno de los mejores poemas del libro está dedicado a Walter Benjamin (“víctima de fronteras”), en Portbou, el lugar donde se suicidó en su huida de los nazis en 1940.

 

 

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