'DIÁLOGOS EN CAUTIVIDAD'. ÁNGEL GUINDA
Ángel Guinda: “Después de cada sesión de quimio o de radio veía una película en la gran pantalla de los cines Golem, Renoir, Princesa, Verdi…”
“Paso miedo. Incluso me acuerdo del peligro amarillo del que nos hablaban cuando éramos niños”
“De aquí saldremos más recelosos del futuro, por la puerta de atrás o con los pies por delante”
¿Cómo está viviendo el coronavirus?
Con resignación y alevosía. Ronroneando constantemente lo que decía mi abuelo Guinda en Uncastillo: “¡Qué preparo! ¡Vaya panorama!”
¿Dónde le ha cogido y cuáles son sus rutinas?
En Madrid, en casa. Aunque llevo así desde hace muchos años, excepto en los buenos tiempos cuando iba al Moncayo, a Valladolid o a contemplar el mar (Cantábrico y Mediterráneo.) Ahora, claro, no salgo nada a la calle porque no me dejan. Estoy peripatético como aquellos filósofos aristotélicos: camino por la terraza y voy de punta a punta del piso mientras pienso. Leo biografías: ahora estoy enfrascado en la vida de la pintora Tamara de Lempicka. Escucho continuamente sonatas, sinfonías y minuetos de Beethoven.
¿Se ha reencontrado con algo, con alguien, qué pensamientos le han pasado por la cabeza?
Todas las noches me levanto dos veces y, a oscuras, por el pasillo, cada vez que rebaso una puerta entreabierta pienso que me va a tocar una mano. La mano de mi padre. Paso miedo. Incluso me acuerdo del peligro amarillo del que nos hablaban cuando éramos niños.
En cierto modo por su enfermedad y por la necesidad de descanso ha estado recluido bastante tiempo. Sabíamos poco de Ángel Guinda. ¿Qué ha pasado en su vida durante esto año en que apenas le hemos visto?
Ha sucedido lo que vaticiné hace más de tres décadas en un poema que comienza: “Me he fumado la vida /como el tiempo se me ha fumado a mí.” Ha pasado la vida. Mucha meditación. Constantes revisiones del proyecto poético en el que he trabajado a lo largo estos últimos seis años. Durante 2019 he visto mucho buen cine actual de distintos países. Después de cada sesión de quimio o de radio veía una película en la gran pantalla de los cines Golem, Renoir, Princesa, Verdi…
Estaba escribiendo el libro de su vida, o uno de ellos, jaja. ¿En qué momento estaría? ¿Cómo lo lleva? ¿Qué es exactamente?
He estado escribiendo el libro de la existencia de cualquier ser humano: vida, salud, felicidad, amor, enfermedad, vejez (“Envejecer es un catálogo de averías, un repertorio de reparaciones.”) El libro está en encuadernación. Trinidad Ruiz Marcellán, mi editora, me comunicó hace un mes que se presentaría en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza el 21 de abril. Ya ves, el coronavirus forzó la cancelación del acto. Recuerdo que el 23 de febrero de 1981, iba a presentar mi primer libro asumido (‘Vida ávida’), pero un teniente coronel intentó un Golpe de Estado y por orden gubernativa se prohibió el acto en el teatro Oasis. Cuando tengo que presentar nuevo libro me pongo a temblar.
Cuando mira al balcón o desde el balcón, ¿qué ve, qué le conmueve? ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de los vecinos o, por extensión, de los españoles?
Desde el largo balcón de casa, en la Plaza Arturo Barea, veo a ambos lados de mí una legión de vecinos aplaudiendo y, a pie de calle, seis sanitarios del Centro de Salud que tenemos enfrente saludándonos cuando se retiran. Me ha sorprendido favorablemente la espontaneidad de su gesto, su fervor y constancia.
¿Hay algo en lo que no cree demasiado, que le suscita desconfianza o prevención?
En la realidad más real. En las promesas del poder y más aún de la oposición, hoy más ilusa, arisca y mentirosa que nunca. En la buena voluntad de algunos políticos, más inmaduros y menos preparados que el pueblo. Unos y otros olvidan que el problema del Poder es no poder.
Un tema de debate nacional que hace pensar otra vez en las dos Españas es la gestión de la crisis. ¿Qué le aplaude y le reprocha al Gobierno de Pedro Sánchez?
Soy demócrata republicano. Respeto y me alegra el gobierno de coalición que se formó tras las últimas elecciones. Le aplaudo más que le reprocho. No es fácil gestionar inmediatamente la eliminación de lo que llega de pronto, ataca por sorpresa y mata. Cuando la Dictadura que padecimos todos íbamos contra el enemigo común. Ahora vemos enemigos en los propios compañeros y amigos.
Hace años, Ángel Petisme cantaba: “Ahí vienen los bárbaros” ¿Ya han llegado y son invisibles?
Ha llegado, digamos, un dictador que advierte de nuestros excesos y no tenemos aún las armas ni estrategias para reducirlo. Me pregunto si ese dictador vírico se ha escapado de China o lo han soltado con malas intenciones antipoblacionales para Asia y para muchos países.
¿Cómo saldremos de esta?
Más recelosos del futuro. Saldremos por la puerta de atrás o con los pies por delante.
Ha sido durante 40 años profesor de literatura. ¿Qué les diría, qué les dice a los alumnos que nunca habían vivido nada parecido?
Que estudien mucho y se preparen más, que para ellos será. Cuanto más sepan menos podrán ser engañados ni manipulados y mejores posibilidades laborales tendrán.
¿Considera como dicen algunos que este es un tiempo apocalíptico, un castigo divino…?
Es una época opaca, un tiempo de siniestras competencias para conseguir hegemonías.
Se habla mucho de la fragilidad del hombre y de la sociedad. ¿Nunca hemos sido tan frágiles como grupo?
“Nos creemos colosos. / ¡Somos insignificantes! / ¡Tenemos esta vida en alquiler!”
¿Cómo convive un poeta con la ciencia?
Son muchas las ciencias que conviven en los poemas. Por ejemplo las Matemáticas: por el número de sílabas de los versos que crean la musicalidad, la armonía, el ritmo. La geometría formal de esos versos. La Física, la Química (el aire, el agua…), las Ciencias Naturales (Geología, Botánica, que componen el paisaje), la Zoología, la Astronomía (“Es necesario visitar el cielo”, decía el poeta uruguayo Ricardo Paseyro…
Es traductor, biógrafo, en mayor o menos extensión, crítico literario… ¿Ha pensado en cómo las pandemias, las maldiciones, las pestes o las reclusiones han afectado a los poetas, a los escritores?
Bueno, esas adjudicaciones a mi trayectoria son excesivas. Llevo años dedicado en exclusiva al pensamiento y a la poesía. Fuerzas que han moldeado mi conocimiento, sensibilidad, comportamientos y emociones.
El poeta era como un profeta, una voz que tenía razones. ¿Ha perdido el poeta su condición de visionario? ¿Cuál es su lugar ahora?
Tal vez hoy el poeta está excesivamente ocupado en el conocimiento de lo inmediato, de lo no remoto. La invasión de la realidad enturbia su capacidad visionaria. Pero, en su interior más profundo, está muy interesado en el compromiso con la Belleza, la Verdad, la bondad, la soledad, la solidaridad…
En este tiempo habrá pensado mucho. Mirando hacia atrás, ¿qué cree que ha hecho bien? ¿Se arrepiente de algo?
Es cierto. He pensado y pienso mucho: pensar nos mueve y nos conmueve. El pensamiento y el aire son invisibles pero están ahí, necesarios para la vida. Y me he hecho muchas preguntas. He hecho bien haberme sensibilizado y comprometido ideológicamente con los más desfavorecidos. De joven milité en el PCE-Aragón cuando su Secretario General era Vicente Cazcarra. Y las Juventudes Comunistas de Aragón estaban lideradas por Violeta Ibáñez. Conservo dos carnets del Partido: uno firmado por Dolores Ibárruri y otro por Carrillo. Cuando el PCE se alineó con el eurocomunismo (Marchais, Berlinguer…), abandoné la militancia. Me arrepiento de mis viejos radicalismos. Mi primera suegra –Josefina Marcellán- me decía que “el que vive a todo llega”. Ya en la vejez regreso a lo sagrado, a la religiosidad por el enigma, incluso por el miedo.
¿La literatura, en estos tiempos de coronavirus, para qué nos puede servir?
La literatura, y todas las artes, nos ayudan a sobrevivir, a sacarnos de este mundo tan bello y a la vez tan miserable (como la condición humana) y transportarnos a la esfera de lo sagrado donde el misterio es suprarreal, inefable.
¿Podrías recomendarnos cuatro o cinco libros de poemas que le hayan marcado la vida?
‘Cántico espiritual’ y ‘Poesías, de San Juan de la Cruz; ‘Rimas’, de Bécquer; ‘La voz a ti debida’, de Pedro Salinas; ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’, de Neruda; ‘Vida de un hombre’, de Ungaretti; y poemas concretos de Rosalía de Castro, Baudelaire, Salvatore Quasimodo, Dino Campana, Jacobo Fijman, Montale y de los aragoneses Rosendo Tello Aína, Miguel Labordeta, Pinillos, Julio Antonio Gómez y otros tantísimos genios poéticos.
*La ilustración de Ángel Guinda es de Josema Carrasco.
1 comentario
Agueda Tutor -
he leido un articulo sobre el fotógrafo Antonio y comentas en el mismo que Foto Eléctrica hacía fotos para personas con menos recursos. MI madre trabajó allí durante años y tengo en casa fotos que le dedicaron (hechas en Foto Eléctrica) de famosos del momento: los hermanos Tonetti, Zori Santos y Codeso, toreros, Carmen de Lirio....., y otros famosos/as y conocidos de la época, por eso me extraña que comente lo de los recursos.NO tenía yo esa percepción.
Un saludo
Agueda