FUCK AMERICA' DE EDGAR HILSENRATH
Hace unos días, el sello Errata Naturae publicaba ‘Fuck America’ de Edgar Hilsenrath, que ha estado de gira con sus editores: Rubén e Irene Antón.
Correo urgente
A la atención del Cónsul General de los Estados Unidos de América
Clausewitzstrasse 3b, Berlín
10 Noviembre 1938
Estimado Cónsul general:
Ayer comenzaron a arder nuestras sinagogas. Los nazis han demolido mi negocio, vaciado mi escritorio, expulsado a mis hijos del colegio, prendido fuego a mi casa, violado a mi mujer, me han destrozado los huevos, han confiscado mis bienes y han bloqueado mi cuenta bancaria. Es necesario que salgamos del país. No nos queda otra opción. La situación empeora por momentos. Apenas queda tiempo. Estimado Cónsul General, ¿podría usted conseguirnos Visados de residencia en los Estados Unidos en el plazo máximo de tres días?
Le saluda atentamente,
Nathan Bronsky
P.S. Vivo en Alemania desde hace 40 años, concretamente en Halle, a orillas del Saale, pero soy natural de Galizien, una provincia que actualmente pertenece a Polonia.
A la atención del judío polaco Nathan Bronsky, residente en Alemania,
Königstrasse 10,
Halle an der Saale
10 de Julio de 1939.
Estimado Señor Bronsky:
Su carta urgente lleva 8 meses sobre mi escritorio. No he podido leerla hasta ahora mismo. Adjunto le remito unos formularios de solicitud que puede rellenar y enviar de vuelta a mi dirección postal. Lamento tener que comunicarle que las perspectivas de una rápida expatriación a los Estados Unidos de América para usted y los suyos no son buenas. Verá, Sr. Bronsky, de repente cientos de miles de judíos quieren venir a los Estados Unidos, pero nosotros sólo podemos permitir la entrada de un número reducido de inmigrantes. América, en efecto, es un Paraíso cuya política de inmigración se define, desde los años 20, por un sistema de cuotas sutilmente estudiado, un sistema de cuotas, estimado Sr. Bronsky, destinado a reducir las olas migratorias de extranjeros procedentes de ultramar buscando el interés de un electorado marcadamente blanco, anglosajón y protestante. Por esta razón, las listas de espera de Judíos perseguidos por el nazismo son largas. Muy largas. Cientos de miles de nombres con sus respectivos números de registro están ya inscritos en las listas de espera. En estas circunstancias –y siendo muy optimistas- si rellena usted los formularios y me los hace llegar cuanto antes, a la familia Bronsky le llegaría su turno en 13 años, aproximadamente. En definitiva, estimado Sr. Bronsky, calculo que podría expedir dichos visados de entrada para Usted y su familia en 1952 -con la condición de que cumpla como es debido con los requisitos exigidos en todo proceso de migración y tenga en regla los datos, acreditaciones, papeles y documentos necesarios-.
Le saluda atentamente,
El Cónsul general americano,
Clausewitzstrasse 3B,
Berlín
A la atención del Cónsul General de los Estados Unidos de América
Clausewitzstrasse 3b, Berlín
12 de Julio de 1939
Estimado Sr. Cónsul General:
Se nos acaba el tiempo. La guerra es inminente. Veo cosas terribles acechándonos. Tenga Usted piedad de nosotros! Hablo a diario con mi úlcera de estómago y me cuenta cosas extrañas: me habla de cámaras de gas y pelotones de fusilamiento. Me habla de un humo negro. Los nazis van a asesinar a todos los judíos. Y a nosotros también. Tenga Usted piedad, estimado Sr. Cónsul General, y háganos llegar cuanto antes los visados de entrada!
Le saluda atentamente,
Nathan Bronsky
Al judío polaco Nathan Bronsky, residente en Alemania,
Königstrasse 10,
Halle an der Saale
24 de Agosto de 1939
Estimado Sr. Bronsky:
Hace algún tiempo, un barco de refugiados judíos intentó atracar en nuestras costas. Se trata del célebre caso del San Luis. A pesar de los miles de telegramas con los que fue bombardeado nuestro presidente, Franklin D. Roosevelt, y debido a la falta de visados de entrada en regla, no tuvimos más remedio que devolver al mar a los refugiados. Este hecho muestra claramente que nuestro presidente Roosevelt, quien, como usted sabrá, afronta grandes dificultades en el ámbito de la política interior, no se puede permitir pasar por alto la tendencia antisemita de ciertas facciones de la burguesía americana poderosas en número o resistir la presión de los aislacionistas y los antisemitas en el parlamento –el así llamado “congreso”-, con el fin de obtener una modificación en las cuotas de inmigración que pudiera favorecer a los refugiados judíos. De modo que, como Usted comprenderá, estimado Sr. Bronsky, no tiene sentido que siga importunándome a mí, el Cónsul General americano, con más cartas. Por cierto, y esto que quede entre nosotros, la verdad es que a los gobiernos de este planeta les importa una mierda si los nazis acaban con todos vosotros. El problema judío les resulta demasiado engorroso y lo cierto es que nadie quiere tener nada que ver. Por lo que respecta a los Estados Unidos de América, es decir, al gobierno que yo mismo represento en calidad de Cónsul general, sólo puedo decirle lo siguiente: ¡estamos hartos de vosotros, Judíos bastardos! Saturáis nuestras universidades, os apiñáis en los puestos más altos y cada vez tenéis más cara dura! Envíeme de vuelta los formularios de solicitud y espere sentado 13 años. Y le aconsejo que vaya haciendo un testamento y formulando expresamente los deseos de inmigración de la familia Bronsky, no vaya a ser que sus profecías sobre las cámaras de gas y los pelotones de fusilamiento resultaran ser ciertas. Su albacea podrá cumplir su voluntad y enviar sus cenizas a América en 1952 –año en que probablemente sus visados estarán listos-
Le saluda atentamente
El cónsul general de los Estados Unidos de América.
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