LARA, POR SERGIO VILA-SANJUÁN
[Conocí a José Manuel Lara solo de paso. A vista de pájaro. En la única vez que he estado en los últimos diez o quince años en el Planeta. He sido autor de Destino durante algunos años, con cuatro títulos (el último fue ’Golpes de mar’, 2006, que se agotó y se quedó descatalogado a los siete u ocho meses), pero no tuve la suerte ni de ser su amigo, conocido o de saludarlo. Me han impresionado, la verdad, los retratos que he leído de él. Su grandeza. Su complicidad con los autores, su mano izquierda, aunque fuese un hombre de derechas. Según he visto en muchos retratos. Sergio Vila-Sanjuán, escritor, cronista cultural de máximo nivel y director del suplemento de ’Culturas’ de ’La Vanguardia’ y una de mis referencias de este oficio, le dedicó varios textos muy aquilatados. Tiene la bondad de enviarme para el blog uno que redondea y ajusta sus aproximaciones. En el daguerrotipo hay textos conmovedores, de gran calidad humana.]
José Manuel Lara Bosch
Un gran modernizador, extrovertido y directo
Sergio Vila-Sanjuán*
José Manuel Lara Bosch fue como su padre, a quien físicamente se parecía bastante, todo un personaje. Alto, grande, extrovertido, directo –demasiado directo a veces, decían algunos, sorprendidos por su franqueza-. Con ganas y capacidad de liderar, pero también con una formación cultural y unos conocimientos que le distanciaban del enfoque mucho más intuitivo de su progenitor. Fue un gran editor que amaba y leía los libros, y siempre se procupó de mejorar las condiciones de sus autores. Para los periodistas, una mina, porque nunca rehuía exponer con claridad sus puntos de vista.
En su despacho presidencial del grupo Planeta tenía grandes cuadros de pintores catalanes contemporáneos: Tharrats, Roca Sastre, Guinovart, Ponç, Carlos Mensa, Arranz Bravo, Bartolozzi; también un Cusachs de mediano formato con los habituales jinetes y caballos, y un autorretrato tirando a siniestro que le regaló el escritor Ernesto Sábato, y que apreciaba mucho. En la sala de juntas cuelga el Goya que había sido orgullo de Lara padre. “En sus últimos años se sentaba junto al cuadro, miraba el bastón con el símbolo del marquesado y yo creo que pensaba que eso eran los signos de su triunfo”, me contó en cierta ocasión.
Fumador compulsivo, cuando entraron en vigor las nuevas normativas sobre el tabaco hizo declarar la planta de su despacho domicilio particular (y no área de trabajo) para poder seguir rindiendo culto a la nicotina. O al menos eso dice la leyenda.
Incluso en los últimos años de atención muy centrada en el mundo televisivo y mediático, se hacía llevar cada mañana al despacho los libros que el día anterior había publicado Planeta en cualquiera de sus sellos. Estricto en cuestiones de números, en la época de los adelantos multimillonarios no dudó en cortar la relación profesional –no así la personal- con autores de los que pensaba que pedían demasiado. Pero también generoso cuando la situación lo requería, extendió su protección y su interés a no pocos autores en momentos de dificultad económica.
Amigo del rey Juan Carlos, personalmente era un liberal de amplio espectro. Políticamente se le consideraba próximo al Partido Popular, y tras la salida del gobierno de José María Aznar le publicó varios libros, remunerados, según se dice, con cifras estratosféricas. Pero sus editoriales y sus medios de comunicación sirvieron de altavoz a gente de todos los espectros ideológicos.
Cuando el independentismo empezó a plantearse como cuestión clave de la política catalana, no dudo en expresar su oposición radical, amenazando con llevarse sus empresas fuera de Catalunya si la secesión llegaba a producirse. Ello no fue óbice para que mantuviera una relación personal cordial con Artur Mas, a quien conoció en el ámbito de la escuela Aula y que le sucedió en la presidencia del patronato de esta institución.
Era un hombre de gestos. Cuando los responsables del Año del Libro y la Lectura 2005 fuimos a verle con la propuesta de un encuentro de autores de novela policíaca en homenaje a Manuel Vazquez Montalbán, Lara aceptó inmediatamente correr con los gastos de avión y estancia de los escritores participantes, desplazados desde varios países europeos. “Muchos de ellos no son autores de tu grupo”, le advertí. “No importa, es algo que le debemos a Manolo”, zanjó de forma contundente. No mucha gente sabe que de este modo José Manuel Lara hizo posible el nacimiento de la Semana de Novela Negra de Barcelona.
La construcción de un imperio
Lara Bosch había potenciado el grupo editorial que levantó su padre, José Manuel Lara Hernández, y que ya era el más importante de España, hasta convertirlo en uno de los diez mayores del mundo. En la actualidad, cuenta con cerca de setenta sellos editoriales, publica 1500 títulos al año y cuenta en su catálogo con 15.000 autores, entre ellos, por poner unos ejemplos especialmente significativos, Eduardo Mendoza, Carlos Ruiz Zafón, María Dueñas o Antonio Muñoz Molina.
En torno a esta estructura había creado también un imperio multimedia que incluía la cadena Antena 3 y el diario La Razón.
José Manuel Lara Bosch nació en Barcelona en 1946. Estudió Económicas en la Universidad Central y antes de cumplir veinte años ya estaba trabajando por las tardes en las oficinas de Planeta en la calle Fernando Agulló, 12. A principios de los años setenta, una depresión de Lara padre acelera la incorporación de José Manuel a las tareas directivas.En esos años influyó para que el grupo modificara muchos métodos de trabajo, incorporando técnicas pioneras en el mercado local. “Pasamos de una decisión personal por olfato e intuición a una decisión por gestión y marketing, que se notó muchísimo”, confesaba. Es la época de los grandes superventas vinculados a la revisión del franquismo, las memorias de políticos y los libros de historia reciente.
En los años ochenta José Manuel dirige junto a su progenitor –en una relación intensa, ambos eran hombres de carácter fuerte-, y con su hermano Fernando, el gran momento de crecimiento del grupo, que empieza a adquirir nuevas editoriales que atravesaban momentos complicados. La primera que incorporan es Seix Barral; siguen otras como Destino, Martínez Roca, Espasa o Crítica, en una política expansiva, y de lucha por los autores, que generó competencia y a veces inevitables tensiones con otros grandes grupos.
Tras la muerte en accidente de Fernando Lara Bosch en 1995, asume el liderazgo ejecutivo del grupo Planeta. Y después del fallecimiento de Lara Hernández en el año 2003, pasa a ser su presidente.
José Manuel Lara no ha dudado en ejercer como primer editor de España. Su peso en las organizaciones gremiales ha resultado indiscutible. Lideró la defensa del precio fijo del libro y la lucha contra la piratería. En octubre del 2014, coincidiendo con el último salón Liber, recibió en Barcelona el homenaje de sus colegas. Ya con una salud muy quebrada por el cáncer de pancreas, expresó lo que su profesión le había dado. "El libro –dijo- es lo que más amo. Le he consagrado mi vida y me he divertido muchísimo. El libro me ha dado suerte, fortuna, gracia, felicidad”.
Como empresario de la comunicación, su iniciativa más destacable fue la entrada como accionista de referencia y gestor del que hoy es el grupo Atresmedia, de la mano del grupo italiano De Agostini. Esta corporación multimedia incluye las cadenas televisivas Antena 3, Neox y Nova, las radiofónicas Onda Cero, Europa FM y Europa Melodía y la productora Antena 3 Films, así como la gestora publicitaria Movieredord.
En 1998 Planeta lanza el diario La razón y en 2006 el gratuito ADN (que cierra en el 2011) . En Colombia adquiere el Grupo Editorial El Tiempo, que publica el diario homónimo, primero del país, y cuenta además con un canal televisivo y otras publicaciones. Otras empresas audiovisuales del grupo son las distribuidoras DeAPlaneta y Planeta Junior.
En el último decenio, de forma paulatina, Planeta ha ido aumentando su participación en el Grup 62, del que es hoy accionista principal, lo que le ha convertido en el mayor editor en lengua catalana. Bajo su tutela el grupo ha potenciado la Fundación José Manuel Lara, con sede en Sevilla, que patrocina actividades culturales, la revista literaria Mercurio y la publicación de libros de poesía e historia de la cultura.
Casado con Consuelo García Piriz en 1976, el editor era padre de Marta, José Manuel III, Angela y Pablo.
Con Lara Bosch desaparece la figura más influyente y poderosa de la edición española en los últimos treinta años. Un modernizador valiente –y a veces discutido, pero con un bagaje lleno de aciertos- que dio solidez y envergadura a nuestra industria cultural.
*Tomo la foto de aquí: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-7b79f2c4a7cd56430b8674c3c129e433.jpg
0 comentarios