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Antón Castro

JOSÉ OVEJERO: UN DIÁLOGO

JOSÉ OVEJERO: UN DIÁLOGO

ENTREVISTA CON JOSÉ OVEJERO

 

“La realidad es el apuntador que me sopla

algo y yo me pongo a trabajar y a imaginar”

 

José Ovejero regresa al cuento con ‘Mundo extraño’ en Páginas de Espuma

 

 

José Ovejero (Madrid, 1958) es un escritor de todos los géneros y en los últimos años, con su compañera Edurne Portela, también ha sentido la atracción del cine documental. Publica el libro de relatos ‘Mundo extraño’ (Páginas de Espuma, 2018) y va de aquí para allá para presentarlo. “¿Qué cómo se escriben los cuentos? Yo no escribo cuentos, salvo alguno que me piden, sino libros de cuentos. Proyectos unitarios que tienen una atmósfera, un tono, estados de ánimo. Y cada uno de los textos del libro, claro, exige su propia atención o concentración”.

Dice que también ha cambiado su concepción del cuento: no le importa que haya muchos personajes, muchas acciones. “‘Mundo extraño’ nace de la confusión, de la desorientación existencial, del dolor. Uno a veces no sabe cómo relacionarse con el mundo ni con los demás, y eso les ocurre a mis personajes. Uno, en el fondo, siempre es un perfecto extranjero en el mundo. Estamos como detrás una máscara, todos somos personajes, seres que creamos como un ‘avatar’”.

En los cuentos de este libro, los personajes se descubren a sí mismos, acceden a lugares recónditos de los que sabían poco. Revelan su envés, en materia de afectos, de sexo o de inesperadas metamorfosis. Se confiesan abruptamente. A José Ovejero no le preocupa que sus criaturas tengan o no empatía con el lector. “A veces se dan cosas curiosas: alguien te revela un secreto personal que habrías preferido no saber. También sucede, claro, en ‘Mundo extraño’”. Agrega que le interesan cada vez más esos cuentos, poco ortodoxos, que ofrecen extravíos, que se dilatan en historias pequeñas, como sucede con el cuento ‘Bienvenido Bob’ de Juan Carlos Onetti. “Ese cuento es uno de mis favoritos. Y Onetti, el de la novela corta ‘El astillero’ o ese cuento tan perturbador que es ‘El inferno tan temido’, el relato donde le envían a un marido las fotos de la relación de su mujer con otros, me gusta mucho. A mí me interesa el universo onettiano por dos razones: por su ámbito desesperanzado, por decirlo así, y su sentido del juego con la estructura y el lenguaje, algo que es muy estimulante en la literatura”. José Ovejero también juega y usa el microrrelato o el cuento de cuentos a la manera del ‘Decamerón’ como sucede en la última pieza ‘Todo da vueltas’.

“Necesitaba sentirme más libre. Hay dos líneas muy claras del cuento contemporáneo: el de Carver, cotidiano e impregnado de realismo sucio, y el cuento latinoamericano, en la línea de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar y algunos otros. Ahora prefiero buscar mi propia estética, me doy una libertad que antes no tenía”. Quizá por ello, cada vez le interesan más los autores jóvenes. “Sin duda. Ya se están haciendo cuentos más libres, menos ortodoxos con ciertas exigencias del cuento clásico. Pienso en autores como Liliana Colanzi o Antonio Ortuño. A medida que me hago mayor me interesan más los jóvenes y menos los clásicos. Quiero leer cosas que me ayuden a mejorar, a arriesgarme, que me alejen de la zona de confort de la relectura de los grandes maestros. Aprendo mucho de los jóvenes porque son audaces y buscan nuevas voces, otros lenguajes y puntos de vista”, señala.

José Ovejero se siente un escritor de su tiempo, comprometido con lo que sucede, atento a las paradojas de la historia y de la vida. “Mi literatura no nace de los sueños, sino de la realidad en un sentido amplio. La realidad es el apuntador que me sopla algo y yo me pongo a trabajar y a imaginar”. Esa es, cuando menos, una de las tareas del auténtico escritor. Imaginar. Y José Ovejero, premio Primavera de novela con ‘Las vidas ajenas’ y Premio Alfaguara con ‘La invención del amor’, lo hace como pocos.

 

*La foto es de Heraldo.es

 

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