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Antón Castro

DIÁLOGO CON FÉLIX TEIRA. 2022.

DIÁLOGO CON FÉLIX TEIRA. 2022.

Félix Teira: "La guerra es la amarga ramera que nos roba a todos la sensatez"

 

Félix Teira Cubel recibió el jueves 24 el premio Imán de la Asociación Aragonesa de Escritores en la sede de la Fundación Caja Rural. Con ese motivo conversamos con él.

-¿Se ha puesto de moda Félix Teira? Premio Imán, artículo extenso en ‘Turia’…

No he tenido mucho trato con la moda, pero si esa señora desea mantener relaciones conmigo, encantado. Ja, ja, ja.

-¿Cómo se enfrenta a los premios, no remunerados por lo regular, son estimulantes, sirven para promover la obra, son ejercicios de cariño?

Sería un hipócrita si dijera que desprecio el dinero, pero un premio honorífico votado por colegas que comparten afición, me anima y me conforta.

¿Desde cuándo quiere ser escritor? ¿Y cómo ha sido la travesía del desierto?

Las aficiones que acaban en vocación suelen comenzar en la adolescencia. Al libro de Lengua de 5º de bachiller lo acompañaba una antología con versos mágicos: "polvo serán, mas polvo enamorado…". Cuando estudiaba en la facultad el Imperio Español, leí ‘El Lazarillo’. Mientras los tercios conquistaban Europa, la gente pasaba hambre y consentía el deshonor a cambio de comer diariamente. Aquel libro contaba la verdad esencial de su tiempo. Eso haría yo, narraría las verdades de mi sociedad. Tenía 20 años, era iluso y prepotente. ¿Quién no lo es a esa edad?

-Hace algún tiempo, no demasiado, fallecía el editor Mario Muchnik. ¿Qué le debe, qué quería haberle dicho y no ha llegado a tiempo?

Una llamada de Mario Muchnik, cuando coleccionaba rechazos editoriales, alivió la travesía del desierto. Le debo todo. Mario fue un gran editor, más preocupado por la literatura que por el dinero. Cuando viajé a Barcelona para firmar el contrato de ‘Brisa de asfalto’, Muchnik no estaba en su despacho. Me volvió a llamar para decirme que había ampliado el capital y los nuevos dueños lo habían echado de su propia editorial. Me sugirió que publicara con los nuevos... o que lo esperara. Lo esperé y eso fortaleció un vínculo entre nosotros. A los meses fundó una nueva editorial con el capital de Anaya. Publiqué con él hasta que vendieron Anaya y lo volvieron a echar. Nunca le dije una verdad dolorosa, que él daba por supuesta porque la había padecido en sus carnes: en el mundo literario importan más los dividendos que la calidad.

-Ha publicado muchos libros, novelas sobre todo, pero también cuentos. ¿Qué mensaje, si me permites decir eso, has querido dar en sus ficciones?

He pretendido que mi literatura reflejara esta sociedad en perpetua mutación. ‘La violencia de las violetas’ narraba la guerra de la exYugoslavia, ‘La ciudad libre’ se hacía eco del auge de Le Pen, novelaba una sociedad sin libertades... Hasta la última publicación, ‘Fuego frío’, donde hablo de la ambición, quizá la más común de las pasiones humanas.

 

Tiene fama de ser un autor directo, sin ornato, que avanza con la verdad por delante. ¿Es así, ha sido tan corajinoso, o más de una vez se ha mordido la lengua?

En la vida cotidiana prefiero el trato afable, un lubricante que facilita la vida, y soy tolerante con la discrepancia; puedo morderme la lengua. En la literatura, no. Sería un impostor conmigo mismo.

La escritura se hace con una forma de mirar, con palabras, con personajes. ¿Cómo han sido, cómo son los tuyos?

Espero que mis "criaturas" sean profundamente humanas. Somos un barro de diversas arcillas, donde se mezcla la bondad con la perversión, la crueldad con acciones magnánimas. Esa extraña mixtura es la que aporta verosimilitud al personaje.

-¿Qué le preocupa al escritor que es en relación con la lengua?

Con la edad he comprendido que mi patria es la lengua, cada vez pongo más celo al elegir un vocablo, uno entre decenas que defina una emoción o que describa un paisaje.

-En uno de sus libros, recuerda que fuiste pintor. ¿Ha querido emular a Goya, acercarse a él?

Me encanta la pintura, especialmente la contemporánea, pero en absoluto domino la técnica. Reconozco que fui iluso, pero no tanto para intentar emular a Goya. Acepto que el acercamiento al pintor ha sido muy positivo. Me agrada la actitud vitalista, práctica, que lo llevó a enriquecerse en la primera parte de su vida. Igualmente es seductora su mentalidad abierta, el contacto con el círculo de Jovellanos modificó su ideología y su pintura.

-Le ha dedicado ya dos libros bien distintos al pintor. ¿Por qué Goya aún, qué quiere contar, no estamos demasiado obsesionados con su posteridad y muy poco por aproximar el arte de nuestro tiempo a la sociedad?

Considero que Goya es un pintor modernísimo, actual. A partir de los cincuenta años intuyó que el arte podía contribuir al cambio social. El dilema de la Guerra de la Independencia lo aproxima a la encrucijada de Orwell, un izquierdista que dinamita el comunismo. Goya creía en los ideales ilustrados, sus amigos participaban en el gobierno de José I. Qué difícil resulta estar en contra de tus amigos. Pero el ejército francés, representante de la libertad, la igualdad y la fraternidad, fusilaba al pueblo llano. Le repugnó la guerra, los ‘Desastres’ condenan la crueldad francesa y española. Al respecto, es paradójica la Historia, en Bucha se repiten las escenas que dibujó el de Fuendetodos.

 

-En varios libros se ha comprometido contra la guerra. Seguimos en pie de guerra. ¿Qué le gustaría decirnos?

Cualquier guerra degrada a la Humanidad, es un retroceso hacia la barbarie. La Razón, el gran principio ilustrado, parecía que lentamente se iba abriendo camino... Pero siempre aparecen la religión y los nacionalismos invasores: En Irán y Afganistán se pisotea a la mujer y no se comprende la invasión de Ucrania. La guerra es la amarga ramera que nos roba a todos la sensatez.

¿Qué le debe a Belchite?

Tengo un fuego en el pueblo con quien converso. El fuego es un conversador amable, casi nunca te lleva la contraria. Le cuento mi infancia feliz y los paseos por el hermoso olivar, que han inspirado mi obra.

-Ahora es abuelo por partida doble y durante años fue profesor. ¿Qué ha aprendido en el aula y qué ha aprendido con sus libros para jóvenes?

Durante los últimos veinte años de docencia trabajé, ayudado por un gran equipo, con jóvenes de 16 a 20 años a los que no les habían ido bien los estudios. Les quedaba toda la vida por delante para labrarse un porvenir. No sé qué les enseñé, pero aprendí muchísimo. Parte de lo que aprendí lo volqué en mis novelas juveniles, duras, abiertas, tan amargas como esperanzadoras. Mi ideal educativo es parecerme al señor Germain, el maestro de primeras letras de Camus. El escritor le dedicó el discurso al recibir el Nobel y le escribió diciéndole que todo se lo debía a él.

¿Podría elegir cinco libros aragoneses del siglo XXI que le parezcan importantes y susceptibles de recomendar?

¿Cinco? ¡Una cifra bajísima para la abundancia actual! En fin, ahí van sin orden predeterminado. ‘El día de mañana’, de Ignacio Martínez de Pisón; ‘El médico hereje’, de José Luis Corral; ‘El golpe posmoderno’ y ‘La vida cotidiana’, de Daniel Gascón; ‘Siempre quedará París’, de Ramón Acín, y ‘Piedad’, de Miguel Mena.

 

ENTREVISTA A RICARDO BOSQUE, NOVELISTA POLICIACO

Entrevista

Ricardo Bosque. Director de VillaNoir 2022

 

Coordinación de Juan Gavasa y del Ayuntamiento de Villanúa.

 

Ricardo Bosque es el director de VillaNoir, el Encuentro Pirenaico de Género Negro de Villanúa, que este viernes inicia su sexta edición. Es un evento superviviente de pandemias, fríos gélidos y nevadas aisladoras, que ha logrado en poco tiempo una fiel militancia compuesta tanto por autores como por lectores. Ricardo nació en Zaragoza en 1964 y reside en la capital, pero desde 2007 pasa todo el tiempo que puede en Villanúa. Escritor de largos silencios y lector voraz de novela negra, un día pensó que su pueblo de acogida, resguardado bajo la mole descomunal de Collarada, podía ser guarida temporal para amantes del género, espacio para la reflexión y también la diversión. En las horas previas al inicio de un nuevo VillaNoir habla de las novedades más destacadas de un evento que cada año tiene la extraña virtud de reinventarse sin perder su esencia.

En esta sexta edición se instaura el Premio Villanúa Rural Noir, que la organización ha decidido conceder al escritor asturiano Paco Bescós, habitual en el Encuentro de Villanúa. ¿Por qué se ha considerado importante implantar este galardón y por qué se concede en su primera edición a Paco?

 

Siempre hemos pensado que VillaNoir es un festival literario que se distingue del resto de los alrededor de cuarenta que se celebran en España en torno al género negro, y uno de sus rasgos distintivos es precisamente la ruralidad, el hecho de ser Villanúa la localidad más pequeña de todas las que organizan un evento de este tipo. Por eso pensamos que esa condición nos legitimaba para conceder un premio anual a un personaje, autor, novela, cómic o serie que pusiera el foco en municipios de pequeño tamaño, una tendencia cada vez más frecuente pues cada día hay más autores que huyen de los típicos escenarios urbanos para centrarse en otros que aportan otros elementos como son la falta de anonimato, la endogamia, los espacios más cerrados...

 

Y de inmediato pensamos en quien será nuestro primer galardonado, Paco Bescós, autor de dos novelas protagonizadas por una teniente de la Guardia Civil destinada en Calahorra. No solo eso, es que además ambas novelas, “El baile de los penitentes” y “El porqué del color rojo”, viven plenamente ese ambiente rural, centrando sus tramas en dos momentos muy importantes en la vida de cualquier pueblo: la Semana Santa en el caso de la primera de las novelas y la vendimia, tan importante en el campo español en general y en el aragonés en particular.

 

¿Qué destacarías de esta nueva edición?

 

En cada edición tratamos de, al menos, mantener el nivel de la anterior, lo que cada año se nos va poniendo más difícil. Respecto a otros años tal vez haya una diferencia en la estructuración de los contenidos, y es que hemos tratado de organizarlos en torno a un par de ejes que consideramos de gran interés en el género: el jazz, imprescindible en el cine noir de los años cuarenta, y la gastronomía, muy presente en la novela negra, especialmente en la mediterránea.

 

¿Qué le recomendarías de esta nueva edición de VillaNoir a alguien que se aproxima por primera vez al Encuentro y es un simple lector de novelas de género negro?

 

Que se acerque sin reparos a un festival que trata de hacer llegar el género a cualquier tipo de aficionado al género con charlas muy dinámicas y entretenidas en las que participan autores y especialistas que no solo tienen grandes conocimientos en la materia sino que, además, los saben transmitir a un público que, año tras año, sale encantado todas y cada una de las mesas. Y este año tal vez haya una que pueda resultar muy atractiva tanto para lectores como para aquellos de disfrutan de una buena película o serie, y es la charla que impartirá una de las mejores criminólogas del país, Paz Velasco de la Fuente, explicándonos cómo se analiza en la realidad una escena del crimen, que ha veces poco tiene que ver cono lo que podemos ver en las pantallas de nuestros televisores.

 

Sueles referirte a VillaNoir como un encuentro literario transversal. ¿Qué criterios sigues para diseñar la programación?

 

Creo que hay dos aspectos fundamentales que no podemos olvidar nunca: la variedad de los contenidos y la amenidad de las charlas, como te decía antes, queremos que la gente disfrute y hasta se eche unas risas aunque estemos tratando de temas en ocasiones escabrosos.

 

¿Se puede innovar e incluso sorprender en cada edición?

 

No es fácil, y una de las claves para hacerlo es estar muy al tanto de lo que se cuece en el ambiente literario y lo que se va haciendo en otros festivales para tratar de ser diferentes, con autores que no se prodiguen tanto o temáticas que puedan resultar originales. El premio que concedemos este año es prueba de ello: no queríamos ser otro festival más que premiara a la mejor novela del año o a la mejor primera novela de un autor joven o no tanto o a la escrita en uno u otro idioma de los que se hablan en España; nuestro “hecho diferencial” es la ruralidad y por ahí hemos tirado.

 

¿Cuál es la respuesta que encuentras en los autores cuando les invitas a participar en este encuentro que se celebra en un pequeño pueblo del Pirineo aragonés?

 

Los encuentros tuvieron una gran acogida por parte de los autores desde su primera edición de 2017, en la que estuvo presente incluso un primer espada como Lorenzo Silva que no dudo en hacerse mil kilómetros en un fin de semana y en unas condiciones meteorológicas pésimas para estar con nosotros.

 

A partir de ahí, el trato tan familiar que se les dispensa y la espectacularidad de los paisajes de los que pueden disfrutar ha disparado el boca oreja y la respuesta que me da cualquier autor cuando le llamo para invitarle a la siguiente edición siempre es la misma: “Sí, por supuesto, muchísimas gracias por contar conmigo”. Y hay que tener en cuenta que no es tan fácil llegar a Villanúa como a Madrid, Barcelona o Valencia, sobre todo desde puntos distantes del país.

 

¿Crees que VillaNoir y Villanúa han contribuido a que muchos autores del género se planteen ubicar sus tramas en el medio rural?

 

Recuerdo una mesa que tuvimos hace unos años en la que debatimos sobre las diferencias entre la novela negra urbana y la rural, y hubo un autor que se declaró incapaz de escribir una novela negra ambientada en un pueblo. Pocos meses después publicaba una obra protagonizada por su personajes más conocido en la que le llevaba a vivir a una pequeña localidad del Pirineo navarro.

 

Por otra parte, el subgénero del country noir o rural noir tiene cada vez más presencia en las librerías, es algo que gusta. Y, por si fuera poco, el premio que hemos puesto en marcha este año -y el autor agraciado con él- ha tenido muy buena acogida entre los autores del género y también entre los lectores más fieles. Quien sabe si el año que viene tenemos un aluvión de aspirantes al Villanúa Rural Noir 2023...

 

¿Cuáles son las principales dificultades y retos a los que te enfrentas en cada edición?

 

Algo de lo que hablábamos antes: la innovación, la originalidad en lo que podamos ofrecer. Hay que tener en cuenta que en España se celebran alrededor de cuarenta encuentros de este tipo cada año y subiendo, lo que hace que se repitan temas o autores a menudo y por eso hay que estar permanentemente con la neurona enchufada para ver por dónde podemos diferenciarnos del resto. No es fácil, desde luego.

 

Literatura, música jazz y gastronomía… ¿La santa trinidad del género negro?

 

El jazz está muy presente en todo el cine noir y también entre los gustos musicales de muchos de los protagonistas de las novelas del género, no solo en las norteamericanas sino también en las que se hacen en Europa. Y la gastronomía es fundamental en la novela negra mediterránea, desde un fundador del género en España como Manuel Vázquez Montalbán y su detective Pepe Carvalho, el imprescindible autor griego Petros Márkaris o la serie que podemos ver en La 2 protagonizada por el comisario siciliano Salvo Montalbano basada en las novelas de Andrea Camilleri, que disfruta más sentado a una buena mesa que resolviendo el más complicado de los asesinatos. De ahí que este año le prestemos especial atención al aspecto culinario con un taller de cocina con recetas negrocriminales o una mesa en la que combinaremos la literatura con una cata de vinos de Somontano con la que cerraremos la jornada del sábado.

 

Después de cinco ediciones el Encuentro está consolidado y crece en popularidad. ¿Cuáles son los siguientes retos que te planteas?

 

Pues en seguir consolidando, en ser cada vez más atractivos para los aficionados del género y en algo que ya hemos comentado antes: innovar, innovar e innovar.

 

SOBRE 'LABORDETA. UN HOMBRE SIN MÁS'

Juana de Grandes: “Labordeta decía: ‘De Teruel me llevo reservas para toda mi vida’”.

 

La película del escritor, cantante, presentador y político se presentó en la reapertura del ciclo ‘La Buena Estrella’

 

Enrique Vila-Matas, que sospechaba que sus padres lo habían engendrado en una de las celdas del monasterio de Veruela, publicó hace años la novela ‘París no se acaba nunca’, y el título era más que una frase; en su novela ‘Montevideo’ vuelve a París para reafirmarse. De un tiempo a esta parte, con más ahínco o con más argumentos, podemos decir a pleno pulmón: “Labordeta no se acaba nunca”. La película ‘Labordeta. Un hombre sin más’, de Gaizka Urresti y Paula Labordeta, con guión de Miguel Mena y Ángela Labordeta, como se vio ayer en el ciclo La Buena Estrella, donde Ángela fue sustituida por su madre, que es, en el fondo, la protagonista viva, el hilo conductor, bien visible y sereno, de una película que muestra los diversos matices y la complejidad y la creación del autor de ‘El remolino’ o ‘Regular gracias a Dios’.

Luis Alegre, el embajador de la memoria, el cine y la amistad, dijo algo que parece fácil suscribir ahora: “José Antonio Labordeta poesía un carisma y una confianza que nunca nos defraudaban. Con el paso de los años, se ha agigantado su prestigio como hombre decente, e, insisto, se dispara su carisma y su imán”. Juana de Grandes, su viuda, apostilló: “Era de una decencia extrema. Yo le decía: ‘No tengo celos de las mujeres, si tuvieras amantes, que no lo sé, pero de tus amigos ¡tengo unos celos!’. José Antonio, como se ve en la película, tenía un gran sentido de la amistad: dice que la amistad es como un puente cuyas tablas son los amigos, y si se quita o se rompe alguna puede caerse en el abismo”. Juana de Grandes añadió algo más: dijo que ‘Labordeta. Un hombre sin más’ era una película de amor. El amor de un luchador por sus gentes y su tierra. Es toda ella una historia de amor: de un hombre por una mujer, de un hombre por sus hijas y por sus nietas”.

Luis Alegre repartió juego con pequeñas preguntas. La codirectora Paula Labordeta recordó que ella, y la familia, querían dar una visión diferente de su padre, la más completa, quería desmenuzar “el vacío para que lo entendierais del todo. Mi madre me dijo: ‘Si no lo hacemos nosotros, quién va a hacerlo’. Decidí llamar a Gaizka Urresti y el trabajo ha sido increíble. Hemos trabajado mucho y ahora, con la sensación de que vivo una situación como muy rara, le digo a la película: ‘Eres libre. Tienes que volar’”.

Gaizka Urresti explicó que él intenta que cada película que hace sea mejor que la anterior. “Que sea la mejor, aunque a todos los ‘hijos’ los quiero por igual. Ahora ya he tenido que oír aquello de ‘con Labordeta era fácil’. Yo también me digo que nos hemos encontrado con muchos noes en el camino”, explicó, y expresó su felicidad y su satisfacción: si con ‘Auterretrato’, en 2019, logró que la viesen 10.000, a ‘Labordeta. Un hombre sin más’ ya la han visto unas 13.000 y la cifra avanza hacia los 20.000 espectadores que habían soñado”. Recordó que la habían visto 1.000 personas en su estreno en Zaragoza, 400 en Monzón, 145 en Boltaña. “Y no solo eso, en algunos cines de autor, de Madrid, Valladolid y Barcelona es la película más vista; en otros cines, rivaliza con el documental de David Bowie. ¡Quién nos lo iba a decir! Yo creo que esta película es una celebración de la Comunidad de Aragón y está calando. La gente aplaude, canta el ‘Canto a la libertad’, se emociona y te lo dice”, apuntó Gaizka Urresti, que recogió una impresión colectiva: a él, como a Labordeta, su mujer Elisa le había dado “libertad y seguridad para crear”.

Miguel Mena, entre otras cosas, se mostró agradecido y emocionado por haber podido participar en la película como coguionista. Es la tercera vez, por lo menos, que trabaja con Gaizka Urreste: lo hizo en ‘Ese dios que ya no ampara’ y en ‘Bendita calamidad’. Y luego explicó todo lo que había aprendido del cine, que “mucha gente, mucho tiempo y mucho dinero”. Dijo cómo habían escrito el preguión de 30 páginas, luego el guión largo, y cómo había hablado y entrevistado a mucha gente que a lo mejor al final, por cuestiones de montaje, se había quedado fuera y estaban ahí. Recordó a Javier Delgado, a Gonzalo Borrás, a Emilio Gastón; Félix Romeo siempre está vinculado a Labordeta. Y recordó que en el Pilar de 1987 él fue uno de los promotores de un curioso encuentro para Radio Zaragoza: tocó un grupo que empezaba, Héroes del Silencio, Labordeta y, como estrella del momento, el grupo Puturrú de Fuá.

Juana de Grandes recordó que para ella el duelo ha durado doce años, que ha leído la poesía completa y toda la prosa de su marido, que ordenó sus materiales, y en ese proceso halló el ‘Diario íntimo’, que explica muchas cosas -“esa mezcla de fortaleza y fragilidad que tenía mi padre”, deslizó Paula-, que se levantó la Fundación Labordeta y que se hizo la película: “En realidad, no me he separado de Labordeta en todos estos años. Lloré muchísimo, me emocioné, recordé muchas cosas y me encontré con muchos materiales. Labordeta era desordenado pero lo guardaba todo”. El Aula Magna estaba a rebosar. Una mujer le pidió que explicase qué había significado Teruel en su vida: “Nunca cinco años han dado tanto de sí. Labordeta decía: ‘De Teruel me llevo reservas para toda mi vida. Fue intenso. No conocíamos Teruel ni la provincia, y nos fascinó el paisaje y el paisanaje”.

Alguien del público narró el anecdotario de un concierto de José Antonio Labordeta. Entregado e inspirado, Labordeta cantó y cantó en la Expo-2008. Al final, el público le pedía “otra”, y “otra” y “otra”. Repitió y regaló temas. Tras derramar generosamente sus himnos, sus canciones que retratan Aragón por todas las esquinas y sus fantásticos temas de amor, les dijo: “¿Es que no tenéis casa o qué?”. Y Juana recordó que cuando rodaba ‘Un país en la mochila’, a veces no llegaban los presupuestos y se necesitaba dinero para la tele o para el pueblo para mejorar algún aspecto, y él le decía al alcalde: “Si te parece, puedo colaborar con un concierto”. El alcalde decía, cuando José Antonio se daba la vuelta: “Este, con él éxito de ‘Un país en la mochila’ en la televisión, ahora quiere meterse a cantante”.

 

ENRIQUE VILA-MATAS

ENRIQUE VILA-MATAS

Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) vuelve de la enfermedad con una novela, ‘Montevideo’ (Seix Barral), que en el fondo parece un viaje circular con todas sus obsesiones. La novela se presentaba el martes en el museo Pablo Serrano.

¿Tiene un diccionario de citas, lo elabora día a día?

No, no. He sacado muchas en mis libros, pero creo que jamás habían salido tan naturales. ¿Por qué? Porque forman parte de una conexión con la realidad. Si yo había estado en esta plaza de San Pedro Nolasco, y me acuerdo. Es una asociación de ideas de lo que he leído con lo que pienso en aquel momento. Y luego creo que es también eso que digo últimamente: la voz de mis novelas es la voz de un ensayista. De hecho, y en ‘Montevideo’ sucede, el autor de mis libros quiere ser ensayista y vuelve a narrar otra vez.

A provechando una pregunta que se hace en su libro, se la devuelvo. ¿Qué tienta a escribir a un narrador contemporáneo como usted? Un narrador que, por una parte, quiere contarlo todo y a la vez prefiere contenerse.

Viendo ‘El mal de Montano’ o ‘Doctor Pasavento’, dos de mis novelas, incluso lo que hice antes en ‘Bartleby y compañía’, se narra desde el punto de vista de quien piensa en directo. Uno pensamiento y ficción. Quien me conoce sabe que en París no fui delincuente. En la primera página digo esto para marcar la diferencia que hay entre los dos narradores.

Viendo sus libros, ¿podríamos decir que su escritura es como un palimpsesto, escribe usted porque han escrito antes que usted?

Alguien ha definido esta novela como un palimpsesto y estoy totalmente de acuerdo. No había caído en la cuenta. Es evidente que escribo sobre uno, sobre la escritura de los demás, sobre lo que he leído y asimilado, y encima en este libro voy más allá: paso a la habitación de al lado, que en este caso es Cortázar.

El libro empieza en París y acaba en París. En cierta manera, como dice en una de sus novelas, ‘París no se acaba nunca’ para Vila-Matas.

-No ha sido deliberado pero a medida que avanzaba me daba cuenta de que estaba siempre en París, que no es una ‘boutade’, sino que el mundo cultural de París, el mundo del aprendizaje humano (estuve allí dos años viviendo), fue una experiencia importante y me doy cuenta ahora más que nunca. Por eso está escrito desde París y la formación cultural es esta. Me muevo en el humor, en la ambigüedad y en la paradoja. Salvo un personaje, al que solo quiero darle luz, todos los demás personajes tienen luz y sombra.

¿Para usted, vivir la literatura, no es como hacer viajes que otros han hecho antes?

Sí. Con Tabucchi, del que fui muy amigo, me pasó algo precioso: daba conferencias a los balleneros de Porto Pim y les decía que él era un personaje del escritor Enrique Vila-Matas, que era yo. Los balleneros, imagínese, cómo lo miraban. Yo le copié la descripción literal del bar y un día Tabucchi me dijo: “¿Por qué me persigues?”.

Lo cuenta en el libro.

Soy un enamorado de sus libros ‘Dama de Porto Pim’ y de ‘Pequeños equívocos sin importancia’; a veces en las pequeñas piezas logras grandes cosas, profundidad y variedad. Estaba emocionado con la adaptación de ‘Sostiene Pereira’, y fue Marcello Mastroianni, el protagonista, a verlo a su pueblo. Y no tenían vino. Mastroianni fue a buscarlo a la fonda del pueblo, lo vieron entrar y se quedaron todos perplejos. Era un gran escritor.

Siendo la suya una voz de ensayista, da la sensación de que para usted la novela es un género de libertad total.

Sí, la realidad, en plan confesional, es que me encanta narrar. Ja ja ja. Todo el final del libro era una gran fiesta para mí. Cada vez tenía más cosas para contar. Lo que pasa es que el pensamiento me importa mucho, pero no soy tan experto como otros. Me doy cuenta de que la narración me gusta cada vez más.

Me ha encantado ese verso de Jorge Luis Borges: “Montevideo, ciudad que se oye como un verso”.

¿No lo he puesto en el libro, verdad?

Sí, sí, lo ha puesto.

Es cierto. Lo puse ya cuando estaba metido en el libro. Es fantástico.

Otra cuestión. ¿Cuál es la importancia del azar? Tengo la sensación de que usted es como un especulador del lenguaje, de los hechos, de personajes, de ambientes y atmósferas, pero no sabe muy bien a donde va. Y la realidad le va dando regalos...

¿Eso cree? Es posible, sí. Lo que ocurre es que no hay una sucesión lineal en la historia, y de repente pasa una serie de cosas seguidas que tienen relación entre ellas, pero en el tiempo. Una conversación que tenías con alguien continúa de repente sin darte cuenta, y el tiempo se puede quebrar. Esto viene de la sensación de que la memoria nos permite enlazar muchas cosas. Si tuviéramos un 10% más de memoria aún nos iría mejor.

Ha dicho que en este libro hay un cambio a partir del cuento ‘La puerta condenada’ de Cortázar, que intenta revivir en Montevideo.

Me voy algo más allá y incorporo lo fantástico a mis libros.

Pero no solo ahí: se imagina que Miles Davis viaja en el tiempo, o lo que sea, y se cita con el poeta Stéphane Mallarmé.

Es una de las escenas que más me gustan de ‘Montevideo’. Es el diálogo imposible del hombre ordenado frente al otro que trae el jazz y la capacidad de la improvisación.

La novela nos da para muchas más cosas. Hablaríamos de los escritores uruguayos que ama: Idea Vilariño, Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti...

Onetti, que no se movía de la cama ya instalado en Madrid, un poco harto de los que querían grabarle, les dijo: “Por simpatía, me resigno”. Es una frase maravillosa. Me gustaría mucho que esta frase sustituyese a la Melville y su ‘Bartleby, el escribiente’: “Preferiría no hacerlo”.

 

DIÁLOGO CON SANTIAGO ARRANZ. ARTISTA

DIÁLOGO CON SANTIAGO ARRANZ. ARTISTA

Santiago Arranz (Sabiñánigo, Huesca, 1956) acaba de crear la Fundación Arranz-Raso en compañía de su mujer Trinidad Raso.

1-Se está celebrando la Vuelta Ciclista a España. Durante varios años fuiste ciclista y de los buenos. ¿Qué recuerdos conservas?

-En mi vida siempre ha habido algo épico. Pensar un reto y realizarlo, a veces, inconscientemente. Lo que siempre ha sido importante para mí es el camino y el ciclismo era una larga carretera y un hábito de laboriosidad. Casi nadie, a esa edad, quiere sacrificarse tanto. Cuando tenía apenas 15 años viajaba con mi equipo, íbamos a hoteles, te aplaudían, tenías una meta… Todo esto lo he vivido luego en el arte. Lo importante de ese ciclismo metafísico que yo practicaba es que hacías cosas muy diferentes. No era muy habitual decirles a tus padres un domingo por la tarde: me voy a Caspe en bicicleta, a ver a unos tíos, desde Sabiñánigo atravesando Monrepós y Los Monegros en agosto. En algunos hoteles como Las Brujas de Bécquer, en Tarazona, he estado como ciclista en los años 70, y también como artista.

2- ¿El arte se te impuso en la infancia, en la adolescencia, en la juventud?

-Me gustaría hablar de esa vida en común que comparten a veces las ideas y cómo se apoyan unas en otras hasta que se impone aquello que sentimos con más fuerza, y en mi caso, la pintura se impuso al ciclismo. En mi experiencia del arte, hubo diversos comienzos, pero quizá fue determinante un viaje familiar recorriendo todo el norte del país en coche desde Sabiñánigo a Santiago de Compostela, visitando catedrales románicas y góticas todo el tiempo sin que esto me cansara o aburriera. También debió de influir que mi abuelo Santiago dedicara la última etapa, tras la jubilación, a la escultura y verle tan feliz adivinando formas en las piedras, paseando por el campo, me transmitía a cada paso su admiración por la naturaleza.

3- ¿En qué momento te das cuenta de que ese es tu camino?

- El genio para mí, entonces, y también ahora, no tiene que ver con el virtuosismo, ni con el dominio técnico que nos procura una perfección sin alma. Siempre me ha interesado esa capacidad de transformar los elementos y transcribirlos a símbolos. Como cuando decoré en mi juventud unos floreros para mi madre con improntas de hojas o pinté en una bobina de papel mi primer friso, sin importarme un ápice la calidad de lo reflejado. Lo importante entonces, y ahora, era la emoción de quedar suspendido por la acción artística. Eso fue lo que me ayudó a comprender que la pintura sería lo que más feliz me haría en la vida.

4-Pronto te vas a París, becado por la Diputación. Imagino que sigues viendo ese periodo como una de las aventuras de tu vida. ¿Qué te dio la ciudad, la beca, esa apuesta por una vocación?

- Fue una experiencia vital y artística increíble. En París realicé por encargo de Gérard Georges Lemaire las letras de mi abecedario para el libro de Gérard de Cortance Le monde du surréalisme, editado por Henri Veyrier en 1991, lo que supuso para mí descubrir la magia que encerraba animar figurativamente las letras capitulares de este diccionario y las consecuencias que este hallazgo supondrían en los posteriores desarrollos de mi obra, formulada a partir de iconografías formales, aplicadas, tanto en mis pinturas como en los edificios públicos en los que he intervenido. Por la misma época, en Zaragoza, y viviendo ya en París realizaba el importante ciclo de pasteles sobre tabla dedicado a Las ciudades invisibles de Italo Calvino, libro que conocí por su comisario Pablo Rico y que se expusieron en la colectiva Per corso de città invisibile, en Venecia, durante la Bienal. Así fue como empezé a convertirme en ese amigo íntimo de los escritores y a relacionar lo pintado con lo leído, trabajando en ciclos pictóricos sobre los cafés literarios y Ramón Gomez de la Serna, Kafka, las bibliotecas, Cioran, la Lisboa de Pessoa, Las virtudes del pájaro solitario… y mi encuentro en Marrakech con Juan Goytisolo , o mi último viaje literario a Nueva York, a la luz de Lorca.

5-Estuviste más de una década… ¿Cuál sería el balance final?, ¿cómo es el Arranz que regresa?

- Primero vivimos en Fontainebleau, a unos 50 km de París, gracias un alojamiento que me proporcionó el Centro Nacional de Artes Plásticas en un antiguo hotel, entonces residencia de estudiantes universitarios. Un lugar muy proustiano, con vistas al Chateau de Fontainebleau, ciudad donde también hubo en otra época una escuela pictórica relevante de artistas exiliados, que perseguían, como yo, un sueño de perfección, como escribió entonces Michel Hubert acerca de mi obra. Cuando llegué a Fontainebleau no tenía una idea muy precisa de lo que iba a hacer, y me convertí en un flanneur, que vagaba por los jardines del castillo, donde finalmente encontraría la inspiración. Hoy uno de estos cuadros forma parte de la colección de las Cortes de Aragón. En esta época abandoné prácticamente la figura humana, muy presente en mis primeras telas, para desarrollar cuadros basados en la arquitectura y en la propia composición del cuadro. La influencia fue tal que al volver a España tuve que continuar pintando lo mismo, ya con los Pirineos al fondo. Después vino la etapa de París y mi estudio cercano a la Place Clichy, hasta nuestra instalación definitiva en Noisy le Grand, al este de París. El Arranz que regresó ya había explorado las posibilidades que encerraban sus vocabularios tras la creación de su abecedario y era capaz de trabajar en el espacio-tiempo reales de la arquitectura y escultura en proyectos institucionales de rehabilitación de edificios como Capuchinas en Huesca o Morlanes y Centro de Historia en Zaragoza, a los que fui invitado a participar por sus arquitectos, que descubrieron las inmensas posibilidades que encerraban mis vocabularios al integrarlos en el sistema constructivo de sus obras. La expresión se convirtió en estilo y la pintura en lenguaje. La perspectiva tradicional de los cuadros desapareció, poblando los lienzos de los edificios de una cartografia de signos y símbolos, en el mismo plano de la escritura.

6- Inicialmente habías sido un pintor. Incluso un pintor muy literario, ¿no?. Cómo te relacionas con la literatura ?

Me considero un alma compuesta que arrastra sin complejos un carrusel de artistas, si bien sostengo que todos los desarrollos artísticos que he experimentado proceden de la pintura y amplían sus posibilidades cuando consigo liberarme de su cárcel y hacerme libre en otras disciplinas, como sucede con la literatura, la arquitectura y la escultura.

7-De vuelta, poco a poco, empiezas a trabajar con arquitectos: en Huesca, en la Casa de Los Morlanes, en el Centro de Historias. En cierto modo también te haces escultor. ¿Cómo ves todos estos pasos? ¿Eres cada vez más atrevido?

- En Capuchinas descubro el sentido de la huella y la impronta, que ya estaban en aquellas jardineras decoradas en mi adolescencia, ahora transmutadas por la técnica del encofrado en huecorrelieves. Formas simbólicas que se relacionan con la vida, con las plantas y los animales, y nos hablan de la naturaleza humana. Esa capacidad reflectante que tienen siempre los símbolos cuando nos revelan la realidad desde la poética del vacío y el hueco.

8-Pintas, dibujas, esculpes ….Y descubres a Lorca. ¿Qué le debes, cómo es esa conexión con el Lorca de Poeta en Nueva York, sobre todo?

Estuve en Nueva York en 2017, quería experimentar de nuevo el arte desde la palabra y establecer un mapa literario de sentimientos compartidos con Lorca, muy similares a los que yo experimenté en París a la misma edad, en una época diferente, en los que la ciudad era vista como símbolo de sufrimiento para el hombre. Me motivó tanto esta idea que me instalé en Harlem por un tiempo con la intención de establecer una confluencia de ideas entre su escritura y mi obra artística, visitando los lugares y los escenarios por donde el poeta transitó en su estancia en Nueva York y que ya habían sido reconocidos por el lorquista Christopher Maurer en su libro Federico García Lorca en Nueva york y La Habana: Cartas y recuerdos. El carácter simbolico de la obra de Lorca y el interés por el hueco como pérdida y ausencia lo vinculaban con mis intereses artísticos y descubrieron para mí nuevas perspectivas a su obra escrita desde mi lenguaje plástico.

9- ¿Cómo valoras la experiencia zaragozana?

Zaragoza es mi ciudad de referencia, mi hogar. He trabajado prácticamente siempre desde esta tierra y a esta ciudad he vuelto casi siempre a mostrar proyectos realizados en tierras lejanas. Nos conocemos desde hace años casi todos y me esfuerzo por no desvincularme de ella y contribuir con mi trabajo a su vitalidad artística.

10- Decides regresar a Castejón de Sos. ¿Has sentido la llamada de la naturaleza? ¿Estabas buscando algo: armonía con la naturaleza, belleza, regreso al origen?

-No elegimos nosotros. Son los lugares los que nos eligen y de ahí surge el arraigo, algo que yo no conocía hasta que llegué a Castejón de Sos, siguiendo a esa chica del país del norte que es mi mujer, Trinidad. Vivo en esa canción de Bob Dylan, sin añoranzas. Lo que siempre anduve buscando está aquí: el humanismo, la naturaleza, lo inexplicable.

11- Cómo has trabajado y evolucionado ahí, en tu espacio de Las Maigualas?

-Las Maigualas es el nombre que recibe este término natural de Castejón de Sos, donde se ubica mi taller, que he ido transformando en años sucesivos hasta convertirlo en mi único centro de creación. Está cercano al pueblo, en medio de un prado inclinado, y desde el 2009 en que decidí preparar desde aquí mi exposición para la Lonja de Zaragoza, es ya mi único taller. El entorno es tan bello que es mejor no mirar para no distraerse. El único taller que me ha obligado a mirar lejos y hacia afuera ha sido éste, hasta condicionar mis obras por la presencia del paisaje de proximidad en ellas o dedicarles series enteras y extensas, aún no concluidas, como los Paisajes Pasajeros, que comencé tras la pandemia.

12- Cómo se os ha ocurrido crear la Fundación Arranz-Raso? ¿Cuáles serían los objetivos básicos?

- Desde este verano la Fundación tiene su sede en Casa Silvestre, una vivienda familiar rehabilitada en 2018 con intervenciones artísticas mías en su arquitectura. Aquí pretendemos crear una residencia de artista, abierta no sólo a artistas plásticos, sino a creadores e investigadores de otras disciplinas como escritores y músicos que dispondrán de un espacio taller, si lo necesitan. En este sentido contamos con la voluntad y el apoyo del Ayto de Castejón de Sos que ha ofrecido crear, conjuntamente con la Fundación, una beca que nos permitiría invitar a un artista a trabajar y mostrar su trabajo en el Centro Cultural, en la sala a la que el Ayto ha decidido darle mi nombre y que emprende una nueva andadura al quererla dedicar sólo a proyectos culturales: exposiciones, conciertos, presentaciones de libros y conferencias. Otro objetivo, no menos importante de la Fundación, será asegurar la promoción y la exposición al público de mi obra, protegiendo así mi legado y mi archivo personal al compartirlo. Este segundo espacio se ubicará en mi taller que estamos adecuando para este eventual uso que un día será permanente, ya que contamos con aproximadamente 1000 obras de nuestra propiedad entre pinturas, dibujos, esculturas, libros de artista y diversas maquetas relacionadas con proyectos arquitectónicos. Nuestra intención, al fijar nuestra residencia definitiva en Castejón de Sos, fue crear un equipamiento cultural privado desde el que tratar la cultura como elemento transformador y enriquecedor de la sociedad en el ámbito rural, cada día más diverso y formado, sumándonos a una red de centros culturales emergentes que no deja de ampliarse. Desde la Fundación apoyaremos todas aquellas iniciativas artísticas que tengan en cuenta los valores humanistas y la defensa de la naturaleza capaces de inspirar un nuevo renacimiento, muy necesario en el arte de hoy.

13- Qué podrán hacer ahí los artistas jóvenes o los investigadores? ¿Cómo son esas mil piezas con las que se van a encontrar?

-Somos conscientes de que estamos alejados de los centros de producción artística de las ciudades, pero otro modelo es posible, y apostamos por la perdurabilidad en relación a la naturaleza de este tipo de iniciativas que surgen como reacción a un mundo volátil y ansioso de modas. Aquí los artistas encontrarán la paz, la libertad y el alejamiento, imprescindibles a la creación y a la reflexión. Un mundo lento y antiguo como un monasterio desde el que pensarlo y representarlo con carácter de eternidad.

14- ¿En qué momento está el artista Santiago Arranz, ya sabes quién eres y lo que buscas?

- No doy nada por hecho ni confirmado, a pesar de tener un pasado. Sigo haciéndome preguntas, qué es lo que queda de un artista. Si surge una idea nueva, me activo y ahora la tengo. Me interesan los dos modos extremos de arte: la pintura mural, destinada a los espacios públicos en el que manejas elementos que conciernen a una comunidad y con los que se identifican, como la muy reciente pintura mural realizada en el Centro Cultural de Castejón de Sos inaugurada a finales de agosto, con motivo del Congreso de Periodismo de Altura, que se celebra en Castejón de Sos, desde hace ya veinte años. Igualmente me interesa el plano el intimista y lírico de la pintura plasmada en mis paisajes pasajeros, entendidos como autorretratos o paisajes que describen un estado de ánimo, pues la pintura continúa siendo para mí una herramienta imprescindible para ahondar en el alma humana.

15-Es una pregunta quizá escolar, pero siempre tendemos a darle vueltas y más vueltas…¿Cuál es el lugar del arte tradicional en nuestra vida y en nuestra sociedad?

-Con las realidades virtuales se está deformando lo que tradicionalmente fue la creación de mundos paralelos que siempre había existido en el arte y la literatura. Lo que la tecnología pretende no es hacernos libres, sino sustituir la realidad, hasta hacernos perder el mundo y privarnos de nuestros símbolos que nos hablaban de nuestra naturaleza y nuestra muerte.

16- ¿Cómo afronta un artista la crisis?

- Quien carece de todo camina por los bosques para sobrevivir. Del arte conocemos el principio pero no donde termina y ninguna crisis podrá con él. Las crisis te obligan a pensar más. Lo mejor de ellas es que, si no te eliminan, avanzas, y si aún queda algo en ti actual, permaneces. Sólo se sale de ellas por amor. El arte es la única enfermedad que puede provocarte a su vez la muerte y la resurrección. Eres tu propio médico.

 

ANTÓN CASTRO RECOGIÓ EL PREMIO PILAR NARVIÓN

Antón Castro recoge el Premio Pilar Narvión

en el IV Curso de Periodismo de Alcañiz

Artículo publicado en La Comarca.net.

Rodeado de su familia y entre la ovación dedicada de amigos y compañeros de profesión, Antón Castro recibió este sábado el premio Pilar Narvión en Alcañiz. Con el emocionante momento se clausuraron los tres días del IV Curso de Periodismo ‘Cultura eres tú, un periodismo de cine’. La cita ha reunido entre el 1 y el 3 de septiembre a casi 80 alumnos y a más de 40 profesionales del sector audiovisual en el teatro municipal.

El premio, impulsado por Grupo de Comunicación La COMARCA y Ayuntamiento de Alcañiz, se otorga en el marco del Curso de Periodismo Especializado de Alcañiz que este año ha llegado a su cuarta edición a través de la Universidad de Teruel-Fundación Antonio Gargallo con el patrocinio de Caja Rural de Teruel, Diputación de Teruel y Comarca del Bajo Aragón.

Antón Castro recordó cómo conoció a Pilar Narvión. Primero fue viéndola en televisión y después, escuchándola en Radio Nacional. «Era una mujer con mucho juicio, con presencia pública. Más tarde leí el libro de Juan Carlos Soriano sobre ella y ese momento fue muy importante», dijo. Previo a esa lectura, recordó que viajó a Alcañiz a entrevistar a Mariano Romance, tío de Narvión, también periodista con el que mantuvo una entrevista de cinco horas. «Este premio me hace muchísima ilusión en un lugar que es uno de los lugares de mi vida«, añadió. La trayectoria vital de la familia pasa por el medio rural aragonés, y especialmente bajoaragonés. «Aquí nacieron dos de mis hijos y mi hija se recuperó de un accidente, así que, es un lugar que he vivido de manera directa», comentó. Junto a Daniel Gascón y Aloma Rodríguez, sus dos hijos escritores, recogió el galardón después de mantener una charla abierta al público como última ponencia del Curso.

La directora del Curso y del Grupo de Comunicación La COMARCA, Eva Defior, destacó la trayectoria de Castro y especialmente su compromiso con la profesión y con el medio rural. “La cultura construye identidad, necesita apoyo, tiempo y, entre toda la oscuridad que hay, también hay luz. El compromiso, vocación y la humildad de Antón, además de los valores que definen a una buena persona, construyen un periodismo mejor”. Abogó por dirigir la mirada a lo local, que hace de ello categoría y ver cómo en esta provincia se está generando una energía positiva con lo audiovisual. “El periodismo es más necesario que nunca y necesitamos verdad también en el cine y en la prensa local, donde hay espacio para llevar la cultura a las portadas”, concluyó.

Palabras que recogió el diputado delegado de Cultura de la Diputación de Teruel, Diego Piñeiro, que destacó el buen momento en el que llega esta iniciativa con una provincia que está viviendo una revolución como escenario de cine. Solo en seis meses de 2022 se ha conseguido un impacto directo de 1,5 millones de euros con el trabajo desde la Teruel Film Commission. “Queremos que el audiovisual sea una industria y que la gente que quiera dedicarse a ello no tenga que pensar en irse fuera por obligación”, dijo. “Las instituciones debemos estar apoyando esto, y estamos trabajando también en la creación de incentivos y medidas fiscales que lo faciliten”, añadió.

Al acto de clausura y entrega del premio acudió Javier Capitán, periodista y sobrino de Pilar Narvión. Destacó de la alcañizana la apertura de caminos que hizo del periodismo a otras mujeres. Sobre la escultura del premio realizada por el alcañizano Rubén Vidal, halagó su esencia. «Es ella, es mi tía», apuntó antes de elogiar la calidad de Castro como persona y como periodista, que también ha dedicado artículos a Narvión.

Para el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu, Castro es el candidato perfecto para recibir un premio que ya tienen Paloma del Río y Javier Ruiz. «Tu obra perdurará en ti y en lo que escriban tus hijos, tienes trayectoria con una calidad incuestionable y, además, eres de la tierra», dijo. Celebró la continuidad de cursos y congresos como el de Periodismo Especializado en la ciudad de Alcañiz.

Por su compromiso periodístico y trayectoria

El periodista y escritor Antón Rodríguez Castro es director de Artes y Letras de Heraldo. Es sin lugar a dudas una de las firmas más respetadas y queridas en el periodismo cultural español. Su trayectoria ya le granó el Premio Nacional de Periodismo Cultural en 2013; ha escrito una treintena de libros, dirigido revistas, una editorial, participado en conferencias, jornadas y tejido una amplia red de difusión cultural.

El jurado del premio ha destacado especialmente la capacidad de Antón Castro de ejercer su labor periodística desde Aragón, siendo capaz de proyectar la comunicación cultural al exterior. Asimismo se ha destacado su compromiso con el medio rural, especialmente con la provincia de Teruel y el Bajo Aragón. Antón Castro ha residido en Cantavieja, La Iglesuela del Cid, Urrea de Gaén y Camarena de La Sierra. Conoce muy bien la realidad de la España despoblada y ha trabajado con ella y para ella desde una perspectiva no paternalista, siempre tendiendo la mano a los pueblos que le han llamado. El curso de periodismo de Alcañiz pretende proyectar la capacidad del territorio turolense de impulsar iniciativas de impacto nacional comprometidas y de calidad, atrayendo a periodistas nacionales y locales para compartir su experiencia desde la capital bajoaragonesa. El galardón se ha entregado en ediciones anteriores a periodistas como Paloma del Río (RTVE) o Javier Ruiz (Cadena SER).

El premio Pilar Narvión, que pretende visibilizar la figura de esta periodista aragonesa pionera en el periodismo político nacional, es una escultura elaborada por el artista alcañizano Rubén Vidal. Este galardón siempre emplea el alabastro del Bajo Aragón y cada edición es elaborado por un escultor diferente. Vidal destaca por su obra pictórica, pero también se ha dedicado a la escultura y ha estudiado el manejo del alabastro. Ha elaborado la pieza desde Berlín, donde reside. Continúa muy vinculado al Bajo Aragón y viaja a con frecuencia a Alcañiz, donde creció junto a sus hermanos y su padre, el periodista Darío Vidal.

DIÁLOGO CON JOSÉ ÁNGEL GUIMERÁ

DIÁLOGO CON JOSÉ ÁNGEL GUIMERÁ

¿Es el cine de los veranos?  

 

Desde que siendo un adolescente vi la película Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore tengo claro que sí, claro está que me enamoré de esa película. Nunca olvidaré la secuencia en la que el proyeccionista desvía el haz del proyector sobre una pared de la plaza, para permitir que el público que se había quedado fuera del cine pudiera disfrutar de la proyección al aire libre.

En verano es un placer poder ver cine en una sala a oscuras y fresquita. Las salas de cine sirven para aislarte de la realidad y permiten meterte mejor en las historias que nos proyectan, además, te aíslas de las altas temperaturas que tenemos aquí en la calle. Ahora bien, el cine al aire libre o los cines de verano no tienen nada que envidiar. 



 

¿Cómo fueron o cómo eran los veranos de cine en el mundo rural? 

 

Los veranos de mi infancia en Castelnou, una pequeña localidad de la provincia de Teruel, eran como se suele decir, “de cine”. Eran veranos muy largos, que coincidían con el periodo de vacaciones escolares, donde los que habitualmente vivíamos en el pueblo nos juntábamos con un grupo mucho más numeroso de amigos -chicos y chicas-, que venían a veranear principalmente desde Barcelona o Zaragoza. Disfrutábamos de unas jornadas muy largas, que se prolongaban hasta entrada la madrugada, en aquellas noches que salíamos a la calle a “tomar la fresca”. Alguna noche podíamos ver proyecciones de películas al aire libre. Y si había tormenta o si después de comer, “en la mediada”, nos resistíamos a dormir siesta, una buena opción era poner alguna pelí de videoclub y ver aquellos títulos que estaban en salas unos años antes. El cine nunca faltaba en nuestros veranos, ni los comentarios entre amigos después de ver pelis.

 

¿Qué es lo que crees que debemos reivindicar del medio rural en términos culturales?

 

Siempre he dicho que la cultura es como un alimento más. En los pueblos se hace más evidente, una de las consecuencias de . Todas esas actividades culturales o de ocio que están más presentes en las ciudades, en el mundo rural son en muchas ocasiones el porqué de que se creen asociaciones u otras entidades que intenten garantizar la presencia de la cultura. Quizás en los pueblos, junto a la sensación de que existen pocas opciones, la implicación más directa de las personas son motivo de que la respuesta del público a este tipo de ofertas de ocio sea más numerosa en proporción a la que se da en las grandes ciudades.

 

 

¿Para que sirven los festivales de cine? Frecuentas muchos, estás detrás del de Urrea de Gaén…

 

Los festivales de cine sirven para mostrar el pulso del cine que desarrollan los nuevos creadores. Son una buena forma de poder ver ese otro cine que no siempre obedece a los estándares del mercado, cine independiente, de autor o de temáticas concretas.

Suelo ir al menos a dos o tres festivales al año y me gusta ver la obra que proyectan. Últimamente, debido a mi implicación empresarial también estoy acudiendo a los markets que se organizan en el marco de estos festivales en busca de colaboración en mis trabajos.

En la última edición de Festifal (Festival Internacional de Cortometrajes de Temática Rural), que tuvo lugar en Urrea de Gaén el pasado mes de noviembre, estuve bastante liberado de las tareas organizativas. Aunque, como sigo al frente del Centro de Estudios del Bajo Martín, que es la entidad que lo organiza, sigo siendo la persona que lo representa.

 

 

¿Cuándo decides que el cine sea una de las razones de tu vida?

 

El cine siempre ha sido una de mis principales opciones de ocio. Siempre he sido un enamorado del séptimo arte. Esta es la principal razón por la que siempre he tenido esa espinita de trabajar en este tipo de proyectos. Mi perfil profesional durante mucho tiempo estuvo ligado a la parte más técnica de los audiovisuales y las comunicaciones.

En 2016, tras un breve periodo sabático que me llevaría a vivir a Escocia, decidí volver y probar suerte en facetas más creativas y vinculadas a la producción de audiovisuales.

 

¿Te marcó alguien, has tenido influencias, un instructor, un maestro?

 

En el año 1995 tuve la suerte de participar en el rodaje de Ella está enfadada de Juanjo Giménez Peña y posteriormente, en el año 2000 también participé en el rodaje de su primer largometraje, que llevaba por título Nos hacemos falta (Tilt). En ambos casos trabajé en la producción a las órdenes de Oscar Díez, que era el jefe de producción de ambos trabajos.

Oscar era uno de esos amigos con los que coincidíamos en vacaciones en Castelnou, y que sin duda me transmitió su pasión por el cine, todavía recuerdo a Oscar con una cámara de super 8, liándonos en sus mini rodajes estivales. Tanto Oscar como Juanjo, podríamos decir que fueron quienes me permitieron acercarme por primera vez al mundo de los rodajes profesionales. Yo, a cambio les presenté las principales localizaciones donde rodamos, ya que tanto el corto como el largo, ambos de ficción, ambos rodados en 35mm, tuvieron como escenarios principales lo que hoy se denomina Bajo Aragón Histórico.

 

 

¿Por qué Pierres Vedel, qué debemos saber de él y qué has querido contarnos?

 

Yo llegué a Vedel en una conversación de terraza donde me propusieron contar la historia de la traída de aguas a Teruel. Me gustó la idea y esto me llevó a conocer a Manuel Martín, quien me mostró la importancia de aquel maestro renacentista de origen francés que se afincó en el sur de Aragón, así como la importancia de sus obras para el desarrollo de aquellas poblaciones.

Me llamó la atención que este personaje se viniera a España desde Francia por causas principalmente económicas, cosa que durante los últimos tiempos vemos que sucede a la inversa. Y también me llamó la atención la calidad de sus trabajos conocidos y lo poco que se conocía a este arquitecto y su obra. Esto es lo que se cuenta en este documental de una hora de duración.

 

 

¿Qué significó este arquitecto en su defensa del agua?

 

Sin duda estamos ante un arquitecto o ingeniero que en el s. XVI nos acercó de nuevo aquellas técnicas constructivas que venían de las antiguas Grecia y Roma. Sus trabajos han sido una influencia clara en épocas posteriores. Tal es así que se le atribuyen obras por lo similar a las técnicas empleadas en las que están documentadas como suyas. Este es el caso de la fuente de Celadas, cuya autoría no está documentada.

Tanto las traída de aguas o acueducto de Teruel, obras como la Mina de Daroca o la construcción del talud de la torre de San Martín de Teruel -todas ellas obras suyas-, solo se encargaban a maestros con sobrado prestigio y experiencia debido a su complejidad de ejecución.

En aquellas localidades que crecían en población, la llegada del agua de boca hasta las poblaciones supuso un avance importantísimo en su desarrollo. Para construir el talud, Vedel dejó la torre prácticamente suspendida en el aire, por medio de un entramado de andamios de madera. En el caso del desvío del cauce las avenidas de agua procedentes de tormentas, que lo llevó a diseñar y construir la Mina de Daroca, conseguiría que perforando una montaña se desviara el curso de estas avenidas, evitando así numerosas muertes producidas como consecuencia de grandes tormentas en Daroca. Quizás esta última sea su obra más compleja y singular.

 

¿Es verdad que está enterrado en Albarracín, conoces su tumba?

 

Su última intervención como arquitecto documentada es la Iglesia de Santa María de Albarracín. En una de las capillas laterales de este edificio podemos ver una placa que dice que allí residen sus restos. Por este motivo, esta iglesia, que actualmente es el auditorio de la Fundación Sta. María de Albarracín se escogió para el estreno oficial del documental.

 

 

También has trabajado en Segundo de Chomón. ¿Duele saber que solo ha vivido en Teruel dos años apenas?

 

Efectivamente, me gustaría poder decir que vivió más tiempo allí, pero sin duda, sus orígenes teruelanos o calamochinos, como pasa con muchos otros personajes que han tenido que desarrollar su carrera fuera, habrán sido muy importantes en su vida.

 

¿Qué significa Chomón en el mundo del cine, qué debemos reivindicar de él?

 

Segundo de Chomón fue sin lugar a duda uno de los pioneros más destacables en los inicios de lo que hoy llamamos cine. A diferencia de otras figuras más reconocidas como Georges Méliès, Chomón se adentró más en el lenguaje propio del cine, innovando y haciendo trabajos menos inspirados en técnicas teatrales. Además, fue una figura clave para el desarrollo de técnicas de coloreado, trávelin, iluminación, animación y el caché (actual croma)…

Podemos decir que fue uno de los principales impulsores del lenguaje audiovisual que hoy conocemos, tanto en España como en Francia.

 

¿Sabe Aragón tratar a sus hombres ilustres o es una asignatura pendiente?

 

Me gustaría poder decir que sí, que en Aragón tratamos bien a nuestros personajes ilustres. Pero si, por ejemplo, volvemos a hablar de Chomón el pasado año se cumplía el 150 aniversario de su nacimiento en Teruel. Salvo los modestos actos, que con este motivo se han llevado a cabo por la Diputación Provincial de Teruel (DPT), me temo que no se ha hecho lo suficiente para poner en valor la figura de este genio aragonés. Llama especialmente la atención que desde el Gobierno de Aragón no se haya hecho nada especial. Cosa que no ha ocurrido en la vecina Cataluña, donde por ejemplo Filmoteca de Cataluña le dedicaba un espacio y programación especial a Chomón durante todo ese año. Se pueden poner bastantes más ejemplos.

 

¿En qué proyectos que se puedan contar andas metido ahora?

 

En la actualidad estoy trabajando en la distribución de un espectáculo que se llama Más que magia, cine. Segundo de Chomón, que ha sido clave para la confección del guion de un documental que pretende construirse o nutrirse de aportaciones de nuevos canales de comunicación como son las redes sociales. Además, estoy con un proyecto de largometraje documental que cuenta la historia de unos incunables hebreos impresos en Híjar en el siglo XV. Hoy en día estos libros son admirados en las principales bibliotecas y universidades del mundo. Tanto la historia de su impresor como el recorrido de estos libros se podrán ver en este proyecto que se titulará Libros. El legado de Alantansí.

 

¿Es fácil hacer cine en Aragón?

 

Creo que resulta evidente que no, en Aragón y tampoco en España es fácil hacer cine. Desgraciadamente no existe una industria potente, lo que lleva a tener excesiva dependencia del apoyo de instituciones públicas.

 

Cuando te pones a soñar en términos cinematográficos, ¿qué sueñas, qué te gustaría realizar?

 

Me encantaría poder hacer más ficción, ya que estoy muy vinculado a trabajos documentales, que siempre abordan temas patrimoniales y figuras desconocidas, que tengo que reconocer que me gusta. Pero si me pongo a soñar me gustaría poder hacer trabajos de ficción, especialmente trilers.

 

¿Se está imponiendo el documental a la ficción, o por qué crees que se están haciendo tantos documentales?

 

Quizás algunas razones son que son más baratos de producir en general, además creo que el hecho de que las plataformas apuesten por programar documentales está haciendo que haya más público que demande este tipo de contenidos. No obstante, a mi me gusta mucho el género documental, seguro que no soy objetivo.

 

Cuando miras a nuestros maestros (Chomón, Buñuel, Saura, Borau, Forqué…) ¿en qué te fijas, qué te interesa?

 

Veo en todos ellos maestría, y siento absoluta admiración. He tenido la suerte de profundizar especialmente en el cine de Chomón, del que destacaría su creatividad, su invención y puesta en práctica de técnicas al servicio del lenguaje. De Buñuel, al igual que en ocasiones también me sucede con Chomón, me fascinan sus ensoñaciones y su faceta más surrealista. Soy un gran admirador de ese Saura fotógrafo que narra como pocos la música y sus bailes. Creo que sería muy difícil para gente de mi generación poder entender parte de la historia de nuestro país sin haber visto obras Borau o de Foqué y su punto de vista cómico.

 

¿Qué debemos conocer del Bajo Aragón, en verano en cualquier época del año?

 

Para mí, el Bajo Aragón Histórico tiene muchos atractivos. Siempre digo que soy de Teruel o turolense, pero en el fondo sé que debería decir soy un bajoaragonés que siente un cariño especial por la capital donde estudié unos cuantos años. Así que vuelvo a ser no muy objetivo. Intentaré sintetizar

Sin duda, si tengo que recomendar a alguien alguna zona del Bajo Aragón serían el Matarraña y el Maestrazgo. Nadie debe irse de aquí sin conocer esos pueblos y su entorno. De mi comarca, actual Bajo Martín, me gusta especialmente todo lo que tiene que ver con el Parque Cultural del Río Martín, que empieza en Albalate extendiéndose hacia las cuencas mineras. Pinturas rupestres, naturaleza y enclaves históricos son especialmente atractivos en este fragmento del río Martín.

Para los amantes de la Semana Santa y los tambores, todos los años es cita obligada “Romper la hora” en los pueblos de la Ruta del Tambor y Bombo. Donde también se puede disfrutar de muchas de sus procesiones.

Para los amantes de localizaciones para cine, son muy atractivas las zonas de saladas y áridas tan propias del valle del Ebro que están presentes en muchas de estas poblaciones.

 

 

MIGUEL ÁNGEL YUSTA: UN DIÁLOGO. 2022

MIGUEL ÁNGEL YUSTA: UN DIÁLOGO. 2022

Dinos que es un postludio y por qué has elegido ese título para tu poemario en Lastura. ¿Cómo debemos vincularlo con tu texto?

Postludio es ,según definición académica, "Pieza que se toca al terminar los oficios divinos, mientras los fieles salen del templo". Digamos que, en este caso, se puede aceptar, además de como un canto final, como un epílogo. Por otra parte me parece una palabra atrayente, eufónica, bella y apropiada para el contenido del poemario.

 

-¿La poesía, para ti, es una crónica de la intimidad, un viaje a la memoria o una declaración de estar comprometido con el mundo?

 

Todo ello es materia poética, si está tratado con lenguaje poético. Personalmente creo en la poesía sin excesivas vestiduras retóricas: verdadera, desnuda, austera. Creo en la poesía como expresión, mediante -insisto- lenguaje poético, de una serie de sentimientos y basada, siempre a mi modo de entender, en varios factores: inteligibilidad (no confundir con vulgaridad), belleza en la expresión, musicalidad (ritmo) y emoción. Es como una partitura que ha de llegar al lector-intérprete, llevándole a reflexionar y sentir con su lectura. No se trata tanto de escribir como de comunicar emociones que cada lector sienta de manera particular y exclusiva.

 

-¿Qué duelen más: la guerra de Ucrania o las batallas del cuerpo y de la mente propios, el dolor del desamor, por ejemplo?

 

El amor, la amistad, la afinidad entre los humanos, creo que son sentimientos de validez universal, potentes, y el poeta los aplica inevitablemente de manera explícita o implícita. Salen del “yo”al “nosotros” generosamente, como un manantial inagotable y necesario. Como dice Amado Nervo. “Ama como puedas, /ama a quien puedas,/ama todo lo que puedas./No te preocupes de la finalidad de tu amor”. Así nos afectan y nos unen estos sentimientos con nuestros semejantes que aman. O que sufren. Creo que esta reflexión contesta a la pregunta. Duele la falta de amor y ella es el origen de la mayoría de los males a nivel individual o colectivo como sociedad humana.

 

-Este es un libro en varios tramos de estados de ánimo. ¿Está escrito desde el pesimismo, la desazón y el dolor, o el lenguaje siempre es como un faro que ilumina la tiniebla?

 

La duda y la incredulidad van creciendo conforme se acerca el “tiempo del regreso” y tendemos a consolarnos –o no- con ciertas “medidas terapéuticas” a las que se aferra más de la mitad de la Humanidad. Pero ya decía Goethe: “El niño es realista, el joven, idealista, el hombre escéptico y el viejo, místico”. Pero no todos...

Los estados de ánimo varían y un poemario a veces escrito en un par de años o más, revisado y corregido decenas de veces, recoge lógicamente variaciones de aquellos. Pero creo que al final se impone la serenidad y la esperanza, sobre todo por los que se quedan...

 

¿Has querido dialogar con el Lorca de ‘Poeta en Nueva York’ en un poema como ‘El pico de la curva’? Escribes: “Mueren en Nueva York a cientos cada día. / Y mueren en Madrid a cientos cada día”.

 

Lorca es un maestro, un genio y siempre, como Miguel Hernández o Machado, un referente imprescindible. Ese poema, inspirado en aquellas primeras terribles noticias de los telediarios, es simplemente el resultado de una impresión cuando comenzaba la pandemia y Nueva York estaba especialmente afectada. Todo era imprevisible, terrible y estábamos expectantes y conmocionados. Recordar es necesario y aquello, que ojalá nunca se repita, nos condicionó la vida de manera muy especial.

 

¿Podría explicarnos este poema: “Tras el final combate / la soledad es un pájaro muerto / en mitad de la nada”?

 

Es un poema que cada lector debe interpretar, imaginar, recrear y sentir. La explicación de un cuadro es múltiple: cada espectador lo siente de manera distinta y, a veces, contrapuesta. En poesía ocurre lo mismo. Ahí están los versos, la desolación, el vacío, la muerte, el abismo y la sensibilidad de cada lector verá probablemente imágenes bien distintas.

 

El amor está muy presente. O la nostalgia del amor. O su recreación gozosa. Impresiona cuando escribe: “Te me has inyectado en vena / y me maldigo / por no morir de ti”. O “Enfebrecido estoy ante tu vientre / y en tu altar, de locura me consumo”. ¿Cabe más pasión?

 

Hay un par o tres poemas eróticos relacionados con vivencias cercanas o lejanas. El erotismo en poesía para mí es sugerencia, delidadeza, epilsis, sin por ello dejar de ser a veces tremendamente sensual, cálido y apasionado. Se puede decir mucho callando mucho, pues los silencios a veces son más elocuentes en poesía que las palabras...Lo difícil es sugerir, implicar al lector sin emplear el lenguaje vulgar, lo cual nos llevaría al poema pornográfico. No obstante allá cada autor con su idea del erotismo, el sexo, la pasión y el tipo de lenguaje a emplear, poético o no...

 

Algo más adelante, escribes: “La infancia, el paraíso...”. ¿Es necesario mirar atrás para seguir hacia adelante a trancas y barrancas, qué le da el pasado al poeta?

 

Cito a Rainer María Rilke: "La verdadera patria del hombre es la infancia". En ese sentido, el poeta redescubre y trae de la memoria retazos de su patria-infancia, que pueden ayudar a recomponer y comprender ese endiablado rompecabezas que en muchos de nosotros constituyen unos recuerdos de infancia -a menudo adormecidos- vividos a veces en unas épocas difíciles por muy diversas circunstancias y que vienen y van continuamente en nuestra memoria. En nuestros pasados hay infancias paradisíacas y las hay infernales...

 

¿En qué consiste acariciar los recuerdos, cómo lo haces tú?

 

También nos dice Valente que la experiencia de crear un poema no comienza con el texto, sino antes de su escritura exterior. En ese sentido los recuerdos -lo precedente- tienen su lugar en el yo poético como en un espejo que nos ofrece imágenes -recordadas, pretéritas- que poco a poco el transcurso de los días (sendero del olvido incidental o curva del olvido, descrita por Ebbinghaus) irá borrando de la memoria. El poeta los recoge, los trae al presente y los implica en él acariciándolos o, también, reviviéndolos aunque duelan, porque son parte de nuestro recorrido vital e inherentes a él.

 

¿Qué es lo mejor de la ópera: la música, las voces, o la mujer que puede acompañarnos?

 

La ópera es un espectáculo integral y el más hermoso del mundo: música, canto, teatro, escenografía...Lo tiene todo. Soy espectador apasionado desde hace más de cincuenta años en diversos escenarios nacionales e internacionales. Lo mejor de la ópera es...la ópera. Suelo ir solo o acompañado y lo cierto es que, cuando estoy acompañado, disfruto mucho viendo el encanto, la emoción, reflejados en el rostro amigo que está a mi lado. Compartir es un placer inmenso y, si es belleza, música, arte y emoción, ya es infinito.

 

 

Premiado, con muchos libros a la espalda. ¿Qué te da la escritura?

 

La lectura, la buena música, la belleza en general es redentora de una cotidianidad que está cada vez más complicada y llena de tribulaciones. En cuanto a escribir -en este caso poesía- creo con firmeza que debe ser, ante todo, un acto de humildad, de reflexión individual y, también, de amor, sin caer excesivamente en el relato personal de nuestras cuitas e intentando universalizar los conceptos. Escribir es,para mí, vivir... Por otra parte, en estos tiempos de Redes y sobreinformación, que bien usados son herramientas muy útiles, quizá se piensa demasiado en las "circunstancias" (edición, publicación, presentaciones, recitales...) que, aunque necesarias para la difusión, se desbordan a veces en actos que transcienden del hecho poético o hecho literario. Pero las "circunstancias" son las que son. En la escritura yo busco, ante todo, la propia satisfacción de la obra hecha lo mejor posible.

 

 

Decir adiós, y basta”. ¿Debemos asustarnos? ¿Has perdido el poeta la fe en la vida, en el amor, en la belleza?

 

No, nunca hay que perder la fe y, sobre todo, la esperanza. Decir adiós llenos de serenidad mas también de realismo, pues es la realidad la que nos dice que el olvido es muy frecuente y, salvo notables excepciones, se instala pronto en quienes nos sobreviven. Por ello pienso que lo que verdaderamente importa es caminar esperanzado y “ligero de equipaje”; sembrar amistad y generosidad entre los que están próximos y, cuando nos pidan “el billete de vuelta”, dejar al apearnos el mejor recuerdo posible entre quienes nos acompañaron en ese viaje, apasionante a fin de cuentas, que es nuestra vida…