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ELEGÍA A MARÍA ROSARIO DE PARADA
[Pilar Hernandis, escritora especializada en literatura infantil, entre otras cosas, escribió una elegía para Maria Rosario De Parada. Se la entregó a su familia el día del funeral de la autora de 'Entre dos fuegos' y 'Erminda Borghetti', y hace un instante me la ha enviado. Aquí está para los lectores interesados.]
A Mª Rosario de Parada
Ya nada temas María Rosario
estás en los brazos del Padre.
Paseaste por verdes praderas
y habitaste en el Amor.
El árbol de tu vida seis
veces floreció.
Subiste altas montañas
con sol, nieve…
Atravesaste ríos caudalosos
y también yermos por la sequía.
¡Qué largo fue el camino
hasta llegar aquí!
Ya nada temas María Rosario
estás en los brazos del Padre,
ya sientes su aroma, ya percibes su luz.
Tu recuerdo en nuestros corazones
será… la suave brisa de tu mar,
tu dulce sonrisa, tu palabra
siempre viva, tu sencillez
innata, tu humanidad,
tu prosa sabia
y más…
Con Cariño, Pilar Hernandis.
Publico aquí uno de los textos que yo le dediqué con motivo de su reciente fallecimiento en 'Heraldo de Aragón'.
ADIÓS A MARÍA ROSARIO DE PARADA
Por Antón CASTRO
María Rosario de Parada amaba las palabras con locura. Quería contarse a sí misma y contar a los otros, quería transmitir una época, unos cuantos sucesos, su propio mundo amasado con historias extraordinarias, dramas y las maletas del viajero. Lo hizo a partir de 1959 decididamente, cuando empezó a escribir en prensa: escribió en ‘El Noticiero’, entre 1959 y 1976, luego en ‘La Hoja del Lunes’ y fue corresponsal del ‘Diario de Barcelona’. A menudo se leyeron algunos de sus cuentos, premiados, en la radio. En la escritura, María Rosario de Parada se encontró a sí misma. Fue siempre minuciosa, apasionada, de una curiosidad incesante, tan dulce como obstinada, tan divertida como generosa y sonriente. Una vitalista con buenos modales. Encontró en su marido, el químico Hernán Palacio, el complemento ideal a su existencia: los dos amaban la cultura, las pequeñas cosas de cada día, la cocina, los viajes. En sus últimos años, mientras María Rosario daba rienda suelta a sus libros y a su hiperactividad, Hernán se apasionaba por la encuadernación.
Nacida en Zaragoza en 1921, María Rosario de Parada viviría en la finca familiar La Mezquita, ubicada entre La Sotonera y la Hoya de Huesca. Ahí conocería de primera mano las historias que atraviesan su novela más conocida: ‘Entre dos fuegos’ (Certeza, 1995). Una novela de amor y crimen, de traiciones y dolor con todas las sombras de la Guerra Civil que supuso “un exorcismo de la memoria, un inventario de las dolorosas narraciones de familia”.
Tras casarse con Hernán Palacio, que sería director de la Alcoholera de Madrid, y con varios hijos ya, María Rosario de Parada y su familia se fueron a Argentina: vivieron en Mar de Plata durante dos años, y allí la futura periodista intentaba ganarse la vida con dos máquinas de tricotar haciendo jerséis, a la vez que cuidaba a sus hijos y leía y escribía. Durante aquel tiempo conoció a una mujer clave en su vida: su asistenta Erminda Borghetti, con ascendientes italianos y españoles, que vivió un auténtico drama. María Rosario le dedicaría una novela, ‘Erminda Borghetti’, donde revela sus dramas y también sus esperanzas. Ese libro le perseguía desde su regreso a España y al final logró redactarlo y presentarlo al Planeta. Figuró entre las novelas finalistas, y al final lo publicó en Aragón, en Certeza, en una desdichada edición, al principio, y luego en una nueva edición, al cuidado de Gerardo Alquézar, en 2006. Aquella novela era la crónica de una vida de mujer que la había impactado muchísimo y era también su visión de la Argentina. María Rosario de Parada confesaba que esa novela “trata de la situación de los emigrantes en Argentina; coincidió que yo estaba allí cuando murió Eva Duarte”.
Tras su regreso a España, María Rosario se zambulló en la prensa. Fue, con la redactora deportiva Gloria Arias, una pionera del periodismo de mujer en Aragón. Escribió de todo: de cultura y sociedad, de política, firmó reportajes, crónicas, hizo entrevistas; a veces solía recordar que había dialogado, ya en la Transición, con Manuel Fraga o Santiago Carrillo. Era atrevida y entusiasta, y no se resignaba a los lugares comunes. Siempre le preocuparon las injusticias y por ello, entre otros títulos, firmó el libro ‘El pueblo gitano en España y Aragón’. En los años 80 y 90 vivió sus mejores años: colaboró con muchos medios y publicó varios libros: una historia de Santa Cruz de la Serós, el volumen ‘Ferro-carril a Francia por Canfranc. Una esperanza con futuro’ y otro libro que hizo con sumo placer: ‘Conversaciones con Pedro Laín Entralgo’ (Gobierno de Aragón, 1994). Visitaba a menudo al polígrafo turolense en Madrid y decía que aquellas citas con la sabiduría habían sido “una de las mejores experiencias de su vida”. Entre otros libros firmó la novela ‘El testamento de una reina’ (Certeza, 2006), centrado en la figura de Isabel la Católica cuando se retiró en 1594 al castillo de La Mota, y ‘Manifiesto de un jubilado’ (Egido), que proponía una revueltas de los jubilados, encarnados por Fidel, y una llamada de atención a los partidos políticos que solo contaban con ellos en tiempos de elecciones. María Rosario de Parada recibió un homenaje de la Asociación de la Prensa de Aragón en 1996 y fue presidenta de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro. Le encantaba viajar, compartir territorios literarios, y fue una activa conferenciante y charlista de diversos temas.
En 2011, Carmen Bandrés le dedicó una biografía: ‘María Rosario de Parada. El arte vivir’ (Huerga & Fierro). Maruja Parada reposará en Santa Cruz de la Serós: allí tenía una casa encantada. Se sentaba en el jardín, con su hermana, con sus hijos o sus nietos, y se sentía la mujer más feliz de la tierra. Si la literatura era su paraíso del alma, Santa Cruz era el edén de los mejores sueños. Muy cerca de allí reposará para siempre.
MANUEL GUTIÉRREZ ARAGÓN: AMOR, POLÍTICA Y ADOLESCENCIA

MANUEL GUTIÉRREZ ARAGÓN O LA NOVELA DEL ADOLESCENTE
Esta noche y esta mañana he leído una deliciosa novela, ‘Cuando el frío llegue al corazón’ (Anagrama). Breve, de una rara intensidad, una novela de iniciación que transcurre en la posguerra. Relata la historia de Ludivino, hijo de un veterinario más bien desafecto al Estado, al que un día llevan a la cárcel. La novela, sencilla y eficaz, llena de silencios y elipsis, de evocación y de misterio, narra cómo el joven se traslada entonces a vivir con su tío Pelayo y su tía Eva Rosa, cómo va con sus amigos al Véspero en bicicleta y a la playa, cómo va a clases de griego con un personaje enigmático... Todo le sirve, todo le estimula, todo está interconectado. La novela, de un sobrio lirismo, funciona a la perfección: tiene algo de película contenida e inteligente donde importa tanto lo que no se dice como lo que se dice. Hay un clima de misterio y de dolor, de insurrección imperceptible... Algunos personajes son extraordinarios como el boxeador reciclado a fraile y profesor de griego, como el barbero Higinio, como Pelirrojo... Curiosamente Platón, como sucede en el libro de Javier Aguirre, ‘Platón y la poesía’ (Plaza & Valdés), está muy presente en la novela: es bonito comprobar cómo Ludi (Ludivino) y sus amigos perciben que los libros ayudan a entender la vida, las reacciones de los otros y los sentimientos. Por haber hay una preciosa y doble historia de amor vinculada a una palabra, o a una mujer: Falena. Esta foto de Adolfo Valente me ha hecho pensar en Falena y en un espacio de citas llamado el invernal...
NOVELA NAVEGABLE DE PLOT 28

Plot 28, de aquellas aguas sucias… estas inundaciones
[Javier Hernández me remite esta novedad de su macroproyecto Plot 28]
Una pionera “novela navegable” en ibook ambientada en Expo Agua (Zaragoza, 2008), metáfora del cóctel entre corrupción política e intereses económicos que nos ha llevado a la megacrisis actual.
https://itunes.apple.com/es/book/plot-28-novela-navegable/id695638570?mt=11
Por Javier HERNÁNDEZ
¿Cómo contar la crisis que nos acucia, sus raíces, sus causantes, sus víctimas con rostro humano con una cibernarrativa del siglo XXI?: ese es el reto de la novela navegable Plot 28.
Nadie duda de que estamos en la crisis más acuciante de la Historia del capitalismo. Esta tiene causas globales, pero también locales. España vivió hasta 2008 un periodo de fiesta total donde el dispendio, la política espectáculo, la conjunción corrupta de intereses políticos y económicos estaban al orden del día. La novela navegable Plot 28 ahonda en esas causas “glocales”, poniendo de relieve las maquinaciones internacionales por el control del agua y las tierras, pero también las artimañas de los grupos locales de poder. El escenario es Expo Agua de Zaragoza, que cerró sus puertas el 15 de septiembre de 2008, el mismo día que se producía la quiebra de Lehman Brothers. En esa fecha comenzó nuestro descenso a los infiernos, al tiempo que los fastos de Ranillas quedaron como un ejemplo de la última hoguera de las vanidades de la España triunfante, el principio del fin del Régimen de la Transición. Todo ello se registra en una novela próxima al thriller, el género más propicio para escarbar en el estercolero… Todo comienza con la aparición del cadáver de Damián Forcés, un hortelano que se negaba a vender su parcela (la número 28) al Ayuntamiento… Emergerán así oscuros intereses y complots dando paso a un enfrentamiento entre los poderosos y un grupo de ciudadanos que todavía cree en la justicia (“los infanzones”)…
La novela Plot 28 se puede leer como un hipermedia navegable, permitiendo conectar desde el texto principal, a través de un solo toque, con otros textos ampliados, así como webs, blogs, música, imágenes, cómic, etc.: todos enriquecen la inmersión en una ficción que se parece demasiado a la realidad. Se narra desde una perspectiva crítica, independiente y comprometida en un momento en que la literatura no puede mantenerse al margen de lo que está ocurriendo, a la vez que tiene que amoldarse a los nuevos desafíos tecnológicos: <>, explican los autores.
Esta novela navegable forma parte de Plot 28, el primer universo transmedia del formato Ficción Total (www.ficciontotal.com), y se comercializa a través de App Store para iPads. En la citada aplicación se pueden encontrar también más textos ciberliterarios, documentales de creación, blogs, webs temáticas, redes sociales, cómics o música, etc. Todos estos productos son autónomos pero están conectados en la misma placenta de ficción y contribuyen unos con otros a resolver los enigmas del citado universo transmedia. Es este un proyecto totalmente independiente (no hay detrás ningún grupo editorial) que salió a la luz en febrero de 2013; fue ideado por Agustín Serra v.1 y Hernán Ruiz con el respaldo del ciberingeniero Alfonso del Barrio y un amplio equipo multidisciplinar.
La trama ficticia del universo Plot 28 se desenvuelve a partir de la investigación de la ciberperiodista Joana T. Silveira sobre los escritos de su amigo Jaime Miñana, ahora “autoexiliado en una isla ignota” y autor de la novela navegable, entro otros textos literarios. Todas las historias son ficticias, pero ¿no son más reales que realidad misma? Esa ambigua frontera entre la realidad y la ficción es otro de los motores creativos de ese microcosmos interconectado (www.plot28.com), donde también se pretende crear una comunidad rebelde y activista contra el Poder (el Satán contemporáneo en su dimensión alienante) en la que el misterioso Grupo 28 ya ha marcado el camino. La rebelión ciudadana también puede llegar desde aquí, por eso Plot 28, la novela navegable, va dirigido a un público muy amplio con la vocación de <thriller clásico, y dar acceso a los mayores a esta nueva forma de contar historias>>, concluyen Hernán Ruiz y Serra.
*Javier Hernández me envía esta nota sobre una novela del proyecto Plot 28. La ilustración es de Moratha.
RAMÓN ACÍN FANLO: UNA ENTREVISTA

ENTREVISTA. Ramón Acín Fanlo (Piedrafita de Jaca, Huesca, 1962), escritor y profesor y fundador de ‘Invitación a la lectura’ publica un nuevo libro de relatos: ‘Abrir la puerta’ (Traspiés, Granada 2013). Aquí reflexiona sobre su trayectoria.
“Escribir es una necesidad
o una enfermedad divertida”
En esta treintena de años ha publicado muchos libros: diarios, novelas, cuentos... ¿Dónde se siente más cómodo?
Para mi escribir es un intento de dar forma a las ideas que pululan por mi cabeza. Escribir es una necesidad o una enfermedad divertida que me ayuda a explicarme y a reconocer -o conocer- todo cuanto me rodea. Desde ese punto de vista cualquiera de los territorios en los que me he movido me agradan o, para ser exactos, me sirven. De todos modos, donde mayor comodidad siento es en el campo de relato corto y del micro-relato, a pesar de su enorme dificultad.
¿Cómo nació este libro, ‘Abrir la puerta’ (Traspiés)?
A mí la obras me surgen de repente. Como fogonazos. No soy un creador de plano que todo lo planifica antes del ejercicio de la escritura, sino que soy de brújula: surge la idea y me hundo en ella. Y ‘Abrir la puerta’ surge de un fogonazo así. ¿Qué pasa cuando uno abre una puerta y fisgonea sin que le vean?
Sí, ¿qué pasa?
Que ver e imaginar se funden. Como se funde la realidad objetiva de lo que ve y la realidad subjetiva de lo que piensa sobre lo que ve. No es un juego de palabras, es una realidad. Y eso es lo que me propuse: fusionarlas. Por otra parte la dicotomía realidad/ ficción es algo muy viejo en literatura, insuperable desde el maestro Cervantes. Este es el origen de un total de catorce relatos que luego, por causa de la autocensura personal, quedaron reducidos a los once de ‘Abrir la puerta’, un libro que en aragonés se definiría con el verbo “cucutiar” pues creo que tiene mucho de fisgoneo y de voyeur .
¿Cómo podríamos definir a estos personajes: atrabiliarios, excéntricos, soñadores, raros sin más?
Siempre he tenido una enorme tendencia por los personajes marginales, por los antihéroes, por la gente que no es de orden. Y en ‘Abrir la puerta’ reincido. Tal vez se deba a mi impericia por no saber abordar lo plano. De todas formas, mi primer libro de relatos se tituló, con retranca irónica, claro, ‘Manual de héroes’. Creo de verdad que cuando se sale de lo establecido, de lo convencional, del orden… la realidad se hace más visible, más evidente.
¿Cómo aborda la realidad?
Lo cotidiano es como una anteojera que sólo permite mirar de forma unidireccional. Me gustan las aristas, los recovecos, los ángulos muertos. De ahí lo atrabiliario, excéntrico y soñador de mis personajes. La distorsión (Valle-Inclán fue el maestro) es la clave. Distorsión física, mental y espiritual, claro. Formalmente, me interesa el juego de las cajitas dentro de las cajitas, de las historias dentro de la historia es evidente. Busco un continuo cambiar el rumbo de la historia o ensancharla lo máximo mediante el uso de un material mínimo.
¿Tenía en la cabeza libros de Borges, Marcel Schwob, Pierre Michon, o el Carlos Casares de ‘Los oscuros sueños de Clío’?
Claro, siempre he creído que los escritores son hijos de las lecturas que han conformado su humus personal y creativo. O como me dijo Muñoz Molina, Premio Príncipe de Asturias, somos hijos de quienes nos precedieron. Y todos los autores que cita han sido y siguen siendo, con la mayoría de sus libros, básicos para mí. Lo difícil es alcanzar la cima que ellos alcanzaron. Pero sí, están ahí al fondo como lo están los mitos, mis neuras, los temas que siempre me han atraído o la visión personal sobre esta sociedad que, cada vez, está más encanallada.
Vayamos con algunos relatos. Por ejemplo, esa Cioconda del Altoaragón que era cabaretera. ¿Cómo se le ocurrió?
Hay un poso de realidad basada en una historia que me contaron en el Sobrarbe (Huesca) y que podría ubicarse en los años treinta del siglo pasado. Una chica que va a Barcelona y acaba reinando en el cabaret. Una chica de doble vida, de doble fondo, de doble personalidad que, por ejemplo, disfruta de la vida y de la pintura, que vive lo cotidiano y navega por la historia. ‘La Gioconda’ de Da Vinci, con su doble fondo, me iba al pelo.
¿Qué anecdotario hay detrás de la historia de los dos amantes de París y la torre Eiffel?
A veces, las noticias de los periódicos son auténticos relatos y novelas. Y ésta es una de ellas. No sucedió en París, pero sí que sucedió de verdad. La ubicación a orillas del Sena y con la Torre Eiffel al fondo es un homenaje literario a un paisaje universal que, en ‘Abrir la puerta’, comparte protagonismo con parajes oscenses desconocidos como Sobrepuerto o Monegros, pongamos por caso. Otra fusión necesaria: lo conocido universalmente junto a lo que también puede ser universal, porque la esencia de la vida y de la literatura va más allá del cosmopolitismo. Por eso, Aragón (además de rendirle homenaje) está tan presente.
En cierto modo, también es un libro de tipos aragoneses que emprenden una aventura en el extranjero, en lugares exóticos.
Sí, son casi siempre personajes aragoneses en diáspora. Algo que es muy propio de esta tierra como todo el mundo sabe, pues su despoblación y despoblados son más que evidentes. Pero, también, por ejemplo, es una tierra donde hubo una guerra que partió su territorio por la mitad y mandó mucha gente al exilio. Esa sensación de castigo, de movimiento obligado junto a la afición por la búsqueda de nuevos mundos o alicientes es histórica y está muy presente en los relatos.
Si tuviera que contarle a alguien que fue ‘Invitación a la lectura’, ¿qué le diría?
Una locura literaria compartida por medio millar de profesores, otros tantos escritores a la busca y captura de los lectores jóvenes para saber de la vida, conocerse y ser más libres. Una locura de muchos para muchos que alguien, sin más, mandó a la basura desde un despacho. Quizás sin saber por qué (o sabiéndolo muy bien).
Siempre ha sido un divulgador entusiasta de las letras aragonesas... ¿Cuál sería su diagnóstico?
Creo que tienen un momento dulce. Hoy es un territorio literariamente fértil pese al encanallamiento de la sociedad. Aragón puede presumir de tener un buen puñado de escritores que, sin duda, alcanzarán el objetivo merecido por mal que pinten los tiempos. Hay nombres que están ahí, potentes, esperando el salto definitivo.
*La foto de Ramón Acín es de José Miguel Marco, de Heraldo.
JOAQUÍN COSTA DESDE EL SIGLO XXI
JOAQUÍN COSTA: UNA VISIÓN PLURAL DESDE EL SIGLO XXI
Acabo de descubrir que la monografía que coordinó Rafael Bardají sobre Joaquín Costa, en la que participamos escritores, historiadores y periodistas, puede encontrarse aquí.
http://www.heraldo.es/uploads/documentos/documentos_librojoaqucosta_a5e8b514.pdf
*Hace algún tiempo publiqué este texto en 'Heraldo' y en mi blog.
JOAQUÍN COSTA O EL ALBAÑIL
QUE DESCUBRIÓ LA BICICLETA EN PARÍS
Joaquín Costa (Monzón, 1846-Graus, 1911) era un hombre impredecible, dotado de una curiosidad insaciable y de una infinita voluntad de saber. Y eso le llevó a ser el introductor de la bicicleta en España. O, como mínimo, uno de sus principales precursores. Costa era curioso, inteligente y trabajador. En 1867 cumplió uno de sus primeros sueños: gracias a la intercesión del cacique oscense Manuel Camo, que lo recomendó, acudió a la Exposición Universal de París como uno de los doce «artesanos discípulos observadores» invitados por el Gobierno de España; fue como albañil con 25 pesetas para el viaje y 150 para toda la estancia.
El joven de poco más de 20 años vivió nueve meses en la capital del Sena: según señala George Cheyne en ’Joaquín Costa, el gran desconocido’ (Ariel, 2011) salió de Madrid el primero de marzo y regresó a España a finales de noviembre. Costa escribiría en 1868 en su ’Diarios’: «El año de 1867 ha sido el año del despertar de mi entendimiento (?). En Francia he concluido de aprender lo que son grandes obras y grandes empresas; he aprendido lo que son y lo que saben los franceses; he visto emperadores y he alternado con sabios; he ’conocido’ a los españoles y hablado con extranjeros de todas las naciones». Cheyne cita a Ramiro de Maeztu, que afirma que este viaje a Francia le llevó a trabajar «como un cíclope desde 1867 a 1898», porque «le reveló la distancia en riqueza y en cultura que separaba nuestra patria del mundo europeo».
Un hiperactivo en París
Joaquín Costa añadía detalles sobre las escasas horas que dormía, sus dolencias y el afán de hallar el afecto y la compañía de una mujer. Pensaba en Pilar, su novia altoaragonesa, a quien le había comprado unos pendientes, y evocaba «un dulce recuerdo de mi amor puro». Allí hizo muchas cosas: leyó, frecuentó conferencias, asistió a cursos de mecánica aplicada, agricultura, química, ingeniería rural, coleccionó semillas y habló con especialistas de casi todo.
Pero quizá uno de sus grandes descubrimientos en su estancia parisina fue que en la Exposición Universal de 1867 vio las nuevas transformaciones de la bicicleta. Buen dibujante, se dice que sacó un papel de fumar y que copió el aparato que había creado Ernest Michaux en 1860, la primera bicicleta a pedales, la ’michaulina’. Nada más regresar, en 1868, en la imprenta Arizón, publicó las ’Ideas apuntadas en la Exposición Universal de 1867 para España y para Huesca’.
Agustín Sánchez Vidal, estudioso de la obra literaria de Costa, dice: «La noticia del diseño del velocípedo (antecedente de la bicicleta), que Costa envió a unos amigos oscenses, la recoge Vicente Cajal, en su libro ’Un oscense’ (Imprenta Provincial, Huesca, 1967). Según él, la primera bicicleta de España, con el nombre de ’velocífero’, la habría construido el mecánico oscense Mariano Catalán, basándose en el diseño que Costa había hecho sobre un papel de fumar, tomándolo del natural en la exposición parisina». En este extremo han coincidido diversos especialistas y estudiosos oscenses: Julio Brioso, Luis Gracia Vicién, Juan Carlos Ara (que prepara la edición de sus ’Diarios’), Bizén d’o Río... El propio José Antonio Llanas, ex alcalde de la ciudad de Huesca y erudito local, escribiría en un artículo publicado en ’Nueva España’ de Huesca en 1978 que el padre de un costista célebre como ’Silvio Kossti’, llamado Francisco Bescós, manejó uno de estos velocípedos, con el que arrolló a un peatón oscense de nombre ’el Miñón’», en el Paseo de la Estación, causándole la muerte. Añade Sánchez Vidal: «La víctima está enterrada en el antiguo cementerio de ’Las Mártires’ de Huesca, y en la lápida pone: Tomás Félix ’El Miñón’. Pepín y Antonio Bello contaban que su padre y Silvio Kossti (el seudónimo era un homenaje a Costa: su verdadero nombre era Manuel Bescós Almudévar) habían fabricado una bicicleta con el diseño de Costa». El experto en ciclismo Ángel Giner afirma que Huesca es la pionera en la construcción de bicicletas en España, a raíz del dibujo de Joaquín Costa, y ha precisado que el mecánico «y herrador» Mariano Catalán, con sus hermanos Nicomedes y José, reprodujo tres bicicletas «y fueron una gran novedad».
Una excursión histórica
La estudiosa María José Calvo Salillas, en su texto ’El Círculo oscense y el modernismo. La historia de un siglo’, registra una curiosa anécdota: cita a Gregorio Barrio Crespo, secretario oficial de ayuntamiento y compañero de aventuras de Mariano Catalán, y dice que ambos emprendieron una expedición ciclista «histórica» el 20 de marzo de 1868: «A las cuatro de la madrugada parten hacia Zaragoza en la primera excursión de un velocípedo registrada, siendo despedidos por su amigo y futuro cuñado Domingo del Cacho. Los excursionistas llegan hasta la plaza de Santa Engracia, regresando a las cinco de la tarde».
Aquellos croquis de Joaquín Costa iban a recorrer kilómetros de realidad y de leyenda. Eso sí, Huesca contó con el Club Velocipedista Oscense al menos desde 1889, presidido por Juan Antonio Palá, y en 1896 empezó a editarse la revista ’El pedal’, que publicó la correspondencia de Costa con los ciclistas de Huesca y Barbastro.
*Costa visto por Pablo Calahorra. Vista del palacio de la Exposición Universal de París de 1867 y la bicicleta de Michaux.
ADIÓS A ÁNGELES SANTOS TORROELLA
Ángeles Santos avanzaba hacia los 102 años cuando falleció el pasado miércoles en Pozuelo, en la casa de su hijo Julián Grau Santos. Nació en Portbou en 1911. Hija de funcionario de aduanas, se formó en Valladolid con Cellino Perotti y deslumbró con su arte a creadores tan distintos como Francisco Pino, los hermanos Cossío, Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna y García Lorca, que se quedaba fascinado ante sus lienzos. En 1929 firmó sus dos obras maestras: ‘Tertulia’ y ‘Un mundo’, uno de los cuadros más enigmáticos y bellos, con sus sombras y atormentadas figuras, de la pintura española de vanguardia. Ambas piezas están en el Museo Reina Sofía. Aquí está... Ángeles Santos se casó en 1936 con Emili Grau Sala; él se fue al exilio algún tiempo después y vivió en Francia otras vidas, otros amores. Regresó en los años 60 y reanudaron su convivencia y su amor en París, más sereno. Ángeles Santos, Angelita para Lorca y Juan Ramón, había vivido con sus padres y al parecer vivió en Canfranc y en Huesca un tiempo. En Canfranc, en 1937, nació su hijo el artista Julián Grau Santos.
POEMAS DE ESTELA PUYUELO
Estela Puyuelo, periodista y escritora, ha iniciado su carrera literaria con fuerza. Hoy tiene la gentileza de enviarme algunos poemas. Aquí están. Mil gracias. Estela. Las fotos son de Anne Brigman.
SELECCIÓN DE POEMAS
Estela PUYUELO
CARTONES CANÍBALES
¡Cuidado con las cajas vacías,
esas perfectamente bronceadas que hablan de fragilidad!
Observa los entornados párpados de sus ojos esquivos
en su letargo de digestión lenta
que evitan mirar de frente y mostrar su interior.
Despliegan su cuerpo ahora tridimensional,
abren la boca y devoran la inutilidad del mundo.
Tienen hambre de ropa vieja, desfasada, incómoda o inconveniente,
de vestidos de novia.
Se alimentan de aparatos aniquilados por la era tecnológica y
tragan con ansia viejas cajitas
que fueron úteros fértiles garantizados
siempre a la espera de mejorar el parto.
Pero su manjar predilecto, presa fácil,
son los manuales de instrucciones,
ingenuos, ignorados, impotentes
como docentes sin autoridad.
Amordaza esas cajas con cinta adhesiva,
cierra sus fauces hambrientas
antes de que te engullan
una tarde de aburrimiento, soledad o angustia.
Para mí ya es tarde.
La caja marrón estira sus solapas,
me estrangula con su garganta áspera,
deposita mi cuerpo en el interior de su estómago
y se cierra tras un raspazo.
Antes de ser digerido,
vislumbro entre las rendijas
las palabras que se grabarán en mi epitafio:
“¡Otra caja al trastero!”.
LA NOCHE ÚLTIMA
En la noche última los relojes acechan con ojos brillantes de lobos hambrientos,
los semáforos escupen luces naranjas en las aceras húmedas
y las palabras huyen calle abajo como jóvenes a punto de ser violadas.
En la noche última las motos son fieras en celo que rugen roncas del deseo,
los bares quedan presos tras las rejas metálicas de la culpabilidad
y los borrachos caminan despacio maldiciendo la libertad condicional que los lleva a casa.
En la noche última el silencio devora el cuerpo muerto de la ciudad,
la prensa yace en la antesala de los comercios entre dolores de un parto yermo
y las gasolineras amamantan zombis errantes sin derecho a dormir.
En la noche última no existe el mañana,
las promesas están caducadas,
y ningún amigo puede esparcir las cenizas
de esperanzas calcinadas.
No hay proyectos que estimulen la longevidad,
los recuerdos se miran en el espejo por última vez
y los fantasmas agitan las sábanas de la eternidad.
En la noche última, la primera luz imagina el amanecer
con la inocencia de una niña seducida por un don Juan
y tropieza al ascender el edificio inexpugnable del día.
Muerta ya la noche última la blanca tela que me cubre me permite espiar el barrio
que despierta sobrecogido por el asesinato de una mujer en un portal.
MI CASA
Levanté mi casa con el esfuerzo de un insecto que intuye el invierno.
Amueblé las habitaciones de experiencias.
Las pinté de cordura.
Monté armarios en el salón para almacenar los sueños
y guardé la locura en el canapé del dormitorio.
Llené la despensa de sopas de letras
y el baño de nostalgias marinas de una caracola ambulante
y de jabones de tomillo y albahaca.
Planté flores en el jardín de la lluvia
para no olvidarme de regarlas.
Y arranqué las puertas para conocer el viento.
Si alguien sopla no derribará mi casa.
ABIERTO EL CIELO
Buscando un paisaje distinto.
Sin maletas, ni rumbo, ni mapas.
Sin billete de vuelta a casa.
El cielo se abre.
Solo estoy yo.
Sin plan de aterrizaje.
Desde aquí,
desde cualquier lugar,
volaré con fuerza
hasta quedar suspendida
en ningún sitio.
ORNITOFOBIA
Pájaros de suaves alas te atormentan con su vuelo.
Solo quieres que se vayan pero, hambrientos,
buscan las migas de pan que echaste en el suelo
olvidando que rozarían tu pelo al aterrizar.
Y sigues comiendo.
Y ellos nunca se van.
¿PRINCESA EN APUROS?
La princesa en apuros corre el pestillo
ya no teme más fieras que su castillo.
Con un arma sin filo marcha a la guerra
los príncipes valientes firman la tregua.
No consiente que nadie escale sus trenzas,
ni hacerse la dormida, ni ir de bella.
Ya no compra manzanas sin conocerlas,
a los lobos persigue si hay luna llena,
los guisantes le sirven de adormidera,
y a las doce en punto se desmelena.
Desde que la princesa en apuros se hizo guerrera
hay sapos encantados que un beso esperan.
Por todo ello…
Si me ves en apuros no me defiendas
que pretendes librarme y me encadenas.
Si me ves solitaria no me acompañes
que si te echo de menos corro a buscarte.
Si me ves silenciosa no hables por mí
que en palabras ajenas jamás viví.
Si me ves llorar no me consueles
que las penas son agua que adentro duele.
Y si me ves dormida no me desveles
¡que una vez despierta hay sueños que mueren!
*Las fotos las he tomado de aquí:
-https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-d44cfff5403bb27e3e426ef81e61345f.jpg
-https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-40e248b0ac68650faeb0046cb71f1a09.jpg
-https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-b17b7c428cb43ea92956912cb7615c94.jpg
-
-https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-3bc1afde0d8370819f673b9ee505136e.jpg
BEN CLARK: ALGUNOS POEMAS
[Hace algo más de un par de semanas conocí en Formentor aljoven poeta Ben Clark. Ingenioso, simpático, con un gran sentido del humor. Le pedí unos poemas y aquí están. Las fotos pertenecen al archivo Shorpy.]
Ben Clark nació en Ibiza en 1984. Poeta y traductor, ha recibido distintos reconocimientos entre los que destacan el XXI Premio de Poesía Hiperión, ex aequo con David Leo García, por su libro Los hijos de los hijos de la ira, y el IV Premio de Poesía Joven RNE por el libro Mantener la cadena de frío, escrito con Andrés Catalán. Ha sido becario de creación literaria en la Fundación Antonio Gala (2004-2005); en The Hawthornden Castle International Retreat for Writers, (Escocia); y en The Château de Lavigny International Writers’ Residence (Suiza). Ha traducido los Poemas de amor de Anne Sexton, la Poesía Completa de Edward Thomas y el último libro de George Saunders, Diez de diciembre (Alfabia, 2013).
Blog personal: www.delversoyloadverso.com
Libros destacables:
- Hijos de la bonanza (2006 -2012) (Antología en e-book. Precio 1 euro)
http://www.sigueleyendo.es/products-page/poesia-2/hijos-de-la-bonanza-2006-2012/
- Basura (Editorial Delirio, 2011)
Es el libro que más me gusta, pequeñito, más o menos conseguible.
QUIERO QUE ME DEVUELVAN MI BASURA
Quiero que me devuelvan mi basura.
La rechacé en un tiempo muy distinto:
yo no sabía entonces –no explicaron–
que pronto embargarían cada cuenta,
que sólo los residuos eran nuestros.
de Basura.
Editorial Delirio, 2011
CAMPUS
Algo funciona bien en este campus.
Es la hierba.
No son los cuerpos tersos, tan perdidos
en la mañana obtusa del deseo.
No son estas palabras; no es el agua
de esta fuente maltrecha y ponzoñosa.
Es la hierba.
Crece sin esperanza y crece verde,
constante, compasiva.
Y hay veces que se eleva
y viaja entre carpetas y entre apuntes estériles
de asignaturas muertas. Es la hierba.
Dolorosa y paciente. Su embajada y su lecho.
La hierba verde y triste.
Oda a la juventud recién cortada.
de La mezcla confusa.
UP José Hierro, 2011
NEVERA VACÍA
El ahorro es un lujo.
F. SCOTT FITZGERALD
Nuestra nevera nunca estuvo llena.
Se congelaba, hacía ruidos raros
como diciendo «mira, no me usáis,
vendedme a alguien del barrio, no será muy difícil»
–todo esto, claro está, en un lenguaje
propio de las neveras;
un idioma sintético, volátil,
una lengua compleja, cargada de freón–.
Con todo éramos pobres para poder tener
la nevera vacía,
debíamos llenarla de algún modo.
Fue mi mujer quien dio la idea de los libros.
Andrés Catalán & Ben Clark
Mantener la cadena de frío
Pre-textos, 2012
GABINO DIEGO, POR LUIS ALEGRE
GABINO DIEGO, UNO DE LOS GRANDES CÓMICOS ESPAÑOLES, SIGUE DE GIRA CON ‘UNA NOCHE CON GABINO (DIEZ AÑOS DESPUÉS)’, SU DELIRANTE AUTOBIOGRAFÍA AHORA REINVENTADA.
Había una vez un circo
Por Luis ALEGRE. Heraldo de Aragón. Heraldo Domingo.
Leonor Watling improvisó una noche algo con lo que resulta sencillo identificarse: “En esta vida, cada uno es lo que fue en el patio del colegio”. Es una de las citas que más repito. Me parece una bonita manera de sintetizar muchas cosas relacionadas con lo más esencial de la personalidad y con la poderosa influencia de la infancia. Hay excepciones a lo que sugiere esa frase. Pero Gabino Diego no es una de ellas. Gabino ya era el más gracioso en el patio del colegio. Antes de los seis años Gabino ya hacía imitaciones descacharrantes de todo lo que se movía. Su madre fue su primera espectadora: se moría de risa al ver a su hijo imitando a su marido mientras leía el periódico. También imitaba a los maestros del colegio. Un día, un profesor uruguayo con intenso acento, mientras toda la clase se encanaba con la parodia de Gabino, le soltó: “Gabino, usté, pal circo”. El hombre lo clavó: Gabino tiene un circo dentro, con todas sus atracciones.
En la vida de Gabino las cosas fueron muy poco convencionales desde el principio. Cuando Gabino nació en Madrid, en 1966, hacía pocos años que su familia había venido de Cuba. Su madre Ana María nació en La Habana y su padre Gabino en Camaguey. Su madre era cubana de segunda generación y su padre era hijo de un indiano asturiano. Al ser expropiadas sus propiedades por el castrismo, su familia huyó de la isla y ya no volvió. Seguro que eso tiene que ver con la alergia que a Gabino le provocan todo tipo de totalitarismos.
Gabino fue uno de los peores de la clase. Sufría dislexia e iba de un colegio a otro: de algunos le expulsaban y de otros le “invitaban” a marcharse. De uno tuvo que salir porque descubrieron que lideraba el grupo de estudiantes que había sustraído el enunciado de los exámenes finales. Gabino vivía la época de los exámenes como un infierno. Aún hoy, cuando se acerca la primavera, no puede evitar un pinchazo al evocar las primaveras de su infancia llenas de exámenes por todas partes.
A Gabino enseguida le encantó viajar, incluso dando tumbos. Su padre trabajó durante un tiempo en Londres y allí iba a verle con su madre y hermanos. Su padre tenía un Seat 1500 con el que llevaba a su familia de un lugar a otro de Europa. En esos viajes Gabino aprendió inglés y descubrió a los hippies y a los músicos callejeros. La música fue una de sus primeras pasiones. Comenzó a tocar la guitarra y a cantar. Con 13 años actuaba en la puerta del Corte Inglés o en la estación del metro de Ópera, al lado de un vendedor de collares. Elvis Presley era su gran ídolo y cantaba sus canciones. La gente le echaba dinero. Su madre iba a verle con sus amigas y también le echaban dinero, ante la estupefacción de Gabino, que le rogaba a su madre que se fueran de allí cuanto antes.
A los 16 años, hace ahora 30, le llegó el típico momento crucial: el aire de Gabino recordaba tanto al de Fernando Fernán-Gómez adolescente que Jaime Chávarri, al verle en un cásting, sintió que era el Luisito de “Las bicicletas son para el verano”, la adaptación de la joya de Fernán-Gómez. En la noche del estreno de la película, Gabino evitó encontrarse a Fernán-Gómez, aterrorizado ante la posibilidad de que no aprobara su trabajo. “Las bicicletas son para el verano” fue un éxito pero Gabino recibió críticas feroces. Tiempo después, como un curioso modo de superar el trauma, Gabino haría algo insólito: memorizar muchas de esas críticas y recitarlas delante de los amigos, como un número cómico. Pero, en ese momento, se hundió en una crisis de autoestima, se convenció de que no servía para la actuación y decidió marcharse lo más lejos posible: a Australia. Allí conoció a un comunista español muy particular: el hombre vendía en ese país el “Mundo Obrero” y, - ojo, en el año 1985- aún hacía manifestaciones contra Franco. A Gabino siempre le han cautivado los seres al margen, aquellos que le hacen pensar que la vida puede ser un disparate excitante e inesperado.
Una llamada de teléfono le hizo volver de Australia: Fernán-Gómez, alguien decisivo también para él, quería que fuera Carlitos, el “zangolotino” de “El viaje a ninguna parte”. Gabino se empapó de Fernando y realizó un trabajo que marcaría su carrera: nadie volvió a dudar de su talento. Gabino fue desde entonces una presencia muy frecuente en el cine español más destacado: “Amanece que no es poco”, “Ay, Carmela”, “El rey pasmado”, “Belle Époque”, “Los peores años de nuestra vida”, “El amor perjudica seriamente la salud”, o “Torrente 2”. Ese momento de Cuco, el lacayo yonkie de Torrente, cuando dice “Franco ha muerto” –refiriéndose al perro del detective- se lo recuerdan todo el rato.
Conocí a Gabino en diciembre de 1986, en la noche del estreno en Madrid de “El año de las luces”, la película de Fernando Trueba. Me lo reencontré en Zaragoza cuando vino a presentar “El rey pasmado” y compartí en Portugal el increíble rodaje de “Belle Époque”. Para dar una idea de cómo evolucionó nuestra relación, durante años, cuando iba a Madrid, su casa era mía y él, si venía a Zaragoza, mi casa era suya. Vi, casi nada más nacer, a su hija Sara, otro vendaval: a los ocho años se puso imitar a Borges al verle en un documental de la tele y ahora quiere ser actriz. El circo nunca desaparece de Gabino y sus obsesiones tampoco. Uno de sus mayores placeres consiste en concretar sus obsesiones en algo creativo: su obsesión por la música le convirtió en un gran erudito y en productor musical y su obsesión por la fotografía le ha hecho tener una de las mejores colecciones de España.
Hacia 1999 comenzó a rumiar otra obsesión: montar un monólogo teatral que, a partir de la recreación de su propia vida, le permitiera actuar, imitar, rendir tributos a personas fundamentales para él, tocar la guitarra, cantar, resucitar a Elvis y, básicamente, hacer llorar de risa. Antón Castro y yo fuimos testigos de cómo le surgió a Gabino la chispa de ese espectáculo: en una charla que compartimos en Alcorisa, Gabino percibió que el público se entregaba totalmente a la gracia del relato de su vida. Luego, en su casa de Madrid, seguí la creación cotidiana del espectáculo: cada mañana Gabino ensayaba los números delante de mí y el subidón me duraba ya todo el día. En 2003 Gabino estrenó el resultado de su obsesión: “Una noche con Gabino”. Ahora, diez años después, vuelve a recorrer España con el espectáculo madurado, enriquecido, matizado. Durante estas fiestas del Pilar, en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, Gabino, dentro de más de 50 personajes, saldrá al escenario con su obsesión de siempre: hacer feliz a la gente, como hacía en el patio del colegio.
SINÉAD O'CONNOR EN ZARAGOZA
[Recibo este correo de Sergio Casado: “Te mando el artículo que apareció hoy en el fanzine SOYUZ sobre Sinéad O´Connor, por si quieres reproducirlo en tu blog a propósito del concierto de este miércoles en Zaragoza.
Va en documento adjunto. Y un video donde se plasma la categoría de la irlandesa: http://www.youtube.com/watch?v=9kMO97yA1xU
Un abrazo, Sergio Casado”. ]
Sinéad O´Connor, voz curativa
Por Sergio CASADO
“El sistema golpea a las mujeres que alzan su voz”.
(Sinéad O´Connor)
De nuevo me pongo a buscar datos, información sobre lo que representa Sinéad O´Connor para mí, lo que significó. La irlandesa ladronzuela que se escapaba, que vagabundeaba por las calles escapando de un hogar que no lo era, tuvo la suerte de que un ángel de la guarda le regalara una guitarra, y su piel mutó de ladrozuela a camarera que además de serlo ya piensa en mutar de nuevo y convertirse en cantante por pubs y pequeños garitos.
Y Sinéad O´Connor, mientras, bebe de pop, reggae, standards, folk, rock, protesta, y cuando las cosas no funcionan, con sus auriculares, se da cuenta que escuchando música se calma, se encuentra mejor cuando sus terrores, sus fantasmas, la rodean y la maltratan. Poco a poco busca el propósito fundamental, ser una mujer libre, autodidacta, que duda de todo. La mujer libre se despelleja, de nuevo, muta continuamente, porque la vieja piel no le satisface, no la complace, no la completa. No le gusta lo que ve y lo denuncia y como odia las mentiras, los mentirosos la odian a ella.
Pero a veces la Irlanda sucia y esquzofrénica, la ataca con ferocidad y ella no puede con ello, y la música curativa, la suya propia, la que ella crea, y también la que escucha, no es suficiente para salvarla y los fantasmas la acercan al precipicio. Pero no consiguen, no consiguieron, en esas varias ocasiones, en que el Absurdo se manifestó abiertamente, arrojarla al precipicio y que desapareciera.
Siguió mutando en múltiples formas, la Sinéad feroz de “Troy”, la colaboradora constante con músicos de todos los ámbitos, la Sinéad mística, la Sinéad bisexual, la Sinéad de los standards en “Am I not your girl?”, la Sinéad poseída de “You made me the thief of your heart”, la Sinéad rasta y jamaicana o la Sinéad folkie de “Oro se do bheatha ´bhaile”: “ Esta canción refleja cómo recobra cada mujer su poder, tras haberlo perdido ante una fuerza invasora. Hace honor al espíritu guerrero, feminino y al derecho que tienen las mujeres de ser honestas y sinceras consigo mismas a pesar de lo que el mundo dictamina que deban ser”.
Sinéad seguirá mutando, recortará de nuevo el pelo o lo dejará largo, desvalida, enfadada, serena, rota, suicida, reconstruida, sufridora, compasiva, y la pequeña ladronzuela seguirá cambiando su piel hasta que ella misma desaparezca y sólo quede su música curativa.
Sinéad O´Connor actúa en Zaragoza el 9 de Octubre de 2013.
Tomo las fotos de aquí:
-https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-97ff1a052474a7361bda3eba206d7847.jpg
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CONGRESO DEL LIBRO ELECTRÓNICO
El Congreso del Libro Electrónico abordará los temas de mayor interés para el sector editorial Barbastro será el lugar de encuentro de los especialistas del ebook los días 24 y 25 de octubre
Alrededor de 40 ponentes analizarán en el Congreso del Libro Electrónico, que se celebrará en Barbastro los días 24 y 25 de octubre, los principales retos a los que se enfrenta el sector editorial. El libro electrónico propicia un cambio en el ecosistema de la edición y hace que los profesionales precisen un foro donde puedan compartir experiencias y conocer de primera mano las experiencias e innovaciones que se están llevando a cabo.
En la primera mesa de debate del congreso, Entre dos tierras: inmersos en la transición, conducida por el escritor y traductor Daniel Gascón, Donatella Lanuzzi (editora de Gallo Nero), Jorge Carrión (escritor) y Carlos García Santa Cecilia (periodista y escritor), serán los encargados de explicar cómo afrontan los profesionales la convivencia de la edición electrónica con la tradicional.
Roger Domingo, director editorial de los sellos de empresa de Planeta, será el encargado de moderar la conversación entre Ernest Folch (Ediciones B) y Luis Solano (Ediciones del Asteroide) sobre Fijación de precios, uno de los aspectos fundamentales para la industria editorial. Mientras los lectores consideran que deben ser mucho más baratos porque desaparecen casi en su totalidad los gastos de impresión y distribución, algunos editores mantienen que el sector editorial no se puede mantener con precios inferiores a 10 euros.
La popularización de la edición electrónica y las plataformas de distribución en Internet han favorecido que los autores publiquen directamente sus obras. Para algunos, estamos viviendo la edad de oro de la autoedición. Para muchos autores, la autoedición es el camino para conseguir que sus obras lleguen a los lectores. Juan Gómez Jurado, Gabriel Rodenas y Manel Loureiro serán los encargados de analizar el boom de la autoedición en ¿Autor o editor? La autoedición como alternativa.
En la era de las pantallas, el libro electrónico se convierte en un recurso imprescindible en las aulas. El ebook irrumpe en un panorama de cambio donde las nuevas tecnologías transforman el proceso de enseñanza-aprendizaje y los nativos digitales comienzan a formar parte de todas las enseñanzas del sistema educativo en España. Por otra parte, como señala un reciente estudio sobre el ecosistema del libro electrónico universitario, publicado por UNED, “aunque los libros electrónicos no son completamente nuevos en el ámbito académico, la aparición de modelos de negocio y sistemas de publicación vinculados con innovaciones recientes han propiciado una reestructuración de los eslabones clásicos de la cadena de valor editorial”. Los encargados de analizar la situación de El ebook en las aulas serán Daniel Torres Mancera, director del CSEV (Centro Superior para la Enseñanza Virtual), Luis González Martín (director general adjunto de la Fundación Sánchez Ruipérez), Herminia Calero Egido (directora Editorial UNED) y Pedro Rújula (director de Prensas de la Universidad de Zaragoza). Carlos Gómez, director del Centro de la UNED de Barbastro, realizará la introducción y moderará la mesa de debate.
¿Qué estrategias siguen las editoriales para comunicarse con los lectores a través de Twitter y Facebook? Para analizar la Mercadotecnia editorial en las redes sociales, Jaime Armengol, director de El Periódico de Aragón, conversará con Carlos Yter (responsable desarrollo digital de Planetadelibros.com), Arantxa Mellado (Actualidad Editorial) e Iría Álvarez (responsable de desarrollo digital de Prisa Ediciones/Santillana).
Juan Manuel Cruz, presidente de CEGAL, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, que reúne a más de 1.600 librerías en toda España; la escritora y analista digital Neus Arqués, y Miguel Aguilar, editor de Debate, intervendrán en la ponencia La nueva cadena de valor para el sector editorial, que moderará la periodista Paula Corroto (EnCubierta y ElDiario.es). La irrupción de los ebooks en el mercado editorial ha producido un proceso de transformación y ajuste en el que hoy está inmerso el sector. En esta ponencia, se analizarán esos cambios sustanciales y se intentará vislumbrar aquellos que están por llegar; desde la perspectiva de los diferentes actores de la cadena: los libreros, las editoriales y los escritores y creadores de contenido.
El día 25, la mesa de trabajo sobre Tecnología para la edición de libros electrónicos reunirá a creadores de ebooks como Pablo Barrio (editor de Ganso y Pulpo), Jaume Balmes (editor y grafista), Valentín Pérez (servicios editoriales y editor de Minobitia) y Emiliano Molina (Cuadratin, diseño editorial). Darío Pescador, consultor y blogger, realizará la introducción y conducirá el debate.
El periodista especializado en tecnología Albert Cuesta (Canal PDA, Diari Ara, La Vanguardia) realizará la introducción a El papel de las tabletas, donde Luis Collado (Google), Koro Castellano (Amazon) y Xavier Sola (Tagus, Casa del Libro) presentarán los últimos dispositivos de lectura. Hablarán sobre las innovaciones que se esperan en los próximos ‘readers’ y en las plataformas de distribución.
El escritor y periodista Antón Castro participará junto a Diego Moreno (editor de Nórdica), Jordi Pérez Colomé (periodista y escritor) y Manuel Vilas (escritor), en la tertulia sobre El futuro del libro.
Antes de la clausura, Javier Celaya (escritor, conferenciante y fundador de Dosdoce.com, un portal especializado en detectar y analizar tendencias relacionadas con el mundo de la comunicación y las nuevas tecnologías) impartirá la conferencia Visión 20/20: Tendencias digitales en el mundo del libro.
Inscripciones
Las inscripciones al congreso se pueden realizar a través de la página http://congresoebook.dphuesca.es. El precio de la inscripción es de 30 euros y tienen una reducción del 50% los desempleados, estudiantes universitarios y socios de la Asociación Provincial de Librerías de Huesca y de CEGAL.
Editoriales, escritores, nuevas empresas de edición, autoeditores, plataformas de venta de ebooks, correctores, traductores, fabricantes de dispositivos, emprendimientos innovadores para comercialización, librerías, bibliotecas y, especialmente, el mundo de la educación, son algunos de los públicos a los que se dirigirá el primer congreso nacional de ebooks que se realiza en España. Este foro propiciará especialmente el conocimiento personal y el contacto entre los profesionales del sector.
El primer Congreso del Libro Electrónico se celebrará en Barbastro, Huesca, los días 24 y 25 de octubre. Organizado por la Diputación Provincial de Huesca, cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Barbastro, la Asociación Provincial de Librerías de Huesca, la Universidad de Zaragoza, Viajes Barceló, Gran Hotel de Barbastro y Veintiocho Estudio Creativo, Casadellibro.es y UNE (Unión de Editoriales Universitarias Españolas).
Para ampliar información o concertar entrevistas: congresoebook@dph.es
*Fernando García Mongay, director del Congreso de Libro Electrónico.
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RAFAEL NAVARRO: UN DIÁLOGO...
[Rafael Navarro Galarraga acaba de ganar el Premio Aragón-Goya 2013. En 2004, con motivo de otro nacional, le hice esta entrevista. Hemos conversado muchas veces, pero esta entrevista explica muchas cosas del artista.]
Foto de Carlos Moncín. De Heraldo de Aragón.
Fotografía / Rafael Navarro (Zaragoza, 1940) acaba de recibir el Premio Nacional de la Confederación Española de Fotografía. Se trata de uno de los grandes fotógrafos de Aragón, cuya obra está recogida en varios libros como “Dípticos”, “Las formas del cuerpo” o “Rafael Navarro” de La Fábrica / Caja Madrid, 2002.
“Soy un fotógrafo lírico que habla sin utilizar
palabras desde el arte de la sugerencia”
-No seré nada original. ¿Le perturba, le emociona o le enorgullece este Premio Nacional de la Confederación Española de Fotografía?
-Todo a la vez. Es un reconocimiento de los clubes de fotógrafos amateurs, que dicho así suena un poco peyorativo, pero en realidad son los auténticos enamorados de la fotografía, aquéllos que practican la fotografía porque la aman. No he pertenecido demasiado a ese mundo, aunque sí debo reconocer que la Sociedad Fotográfica de Zaragoza me ayudó mucho. Crecí en ella, la presidí durante algún tiempo y luego decidí dejar el cargo porque soy partidario de ceder el paso a las nuevas generaciones… Además, no iba en esa línea.
-¿Cuál era su línea: la de fotógrafo-artista?
-Sí, la de artista plástico que se expresa mediante la fotografía. Pero empecé haciendo un poco de todo: tomé fotos del teatro y realicé reportajes del mundo del motor: coches y motos, algo que me gustaba mucho.
-Y de ahí, ya dio el salto hacia el cuerpo…
-Más que hacia el cuerpo, en concreto, hacia la fotografía de autor, que es el intento de crear una imagen o de fabricar un objeto artístico, lo más personal posible, a través del cual transmites tus emociones, tus sentimientos, tus ideas.
-Insisto, desde muy pronto el cuerpo humano se convirtió en su obsesión.
-Aunque le parezca mentira, eso no es exacto. El cuerpo humano ocupa el 50 % de mi trabajo de 30 años. Y el otro 50 % son paisajes, composiciones diferentes, texturas, volúmenes, luces y sombras. Es cierto, que con el cuerpo de mujer me siento muy cómodo: es el que más me gusta y es el vehículo que utilizo como elemento esencial para transmitir mis sensaciones.
-En su obra, siempre aparece rodeado de una pulsión estética inequívoca.
-Me gusta la belleza, el orden, la armonía, y a veces de manera natural tengo que luchar contra mi inclinación hacia todo eso. Tiendo a equilibrar los valores compositivos, y a veces mis fotos pierden frescura y pueden dar la sensación de que están manipuladas, o de que he intervenido en el positivo. Y no es así. Soy un maniático del orden, de la estética, resulto casi impertinente y eso se nota, pero me dejo guiar por la intuición… Soy de los que piensa que las fotos hay que hacerlas con la cámara. Luego, yo trabajo en la ampliadora y mi mujer, Maite, colabora con los caldos. Podemos hacer ampliaciones de hasta 50 x 60.
-También se ve que usted trabaja por ciclos que parecen repetirse. Por ejemplo, “Ellas”…
-Es cierto, trabajo dentro de una gran espiral, como la vida, y eso quiere decir que vuelvo a pasar por lugares similares. Y a veces, sí, puede dar esa sensación de que me repito, pero eso no me preocupa. Intento ser sincero con mis emociones y no me preocupo en exceso de esa impresión. De todos modos, a lo largo de 30 años sólo he firmado 400 fotos, es decir, casi salgo a una por mes. En el fondo, es una producción lenta.
-Una de sus series más famosas son sus “Dípticos”.
-Es un trabajo que duró de 1978 a 1985. Son siete años, y sólo hice 69 fotos. No crea que hice muchas más, tal vez 40, que se quedaron fuera del proyecto. Las tiré con una cámara de placas de 13 x 18, y son fotos muy preparadas: de composición, de tema, de luz. La elaboración es tan costosa que cuando disparas, ya sabes que te van a servir. Yo usé los “Dípticos” de manera vertical, superponiendo dos tomas distintas y así creaba una nueva realidad, y también un nuevo contexto, algo que siempre me ha obsesionado.
-Hablemos de sus desnudos, uno de los géneros fotográficos por excelencia.
-En ellos, me preocupa mucho el control de la luz. La foto es luz. Sus efectos, sus sombras, sus texturas, siempre trato de sacar los poros, los pelillos, las rugosidades, el movimiento, y a veces se convierten en puros paisajes. Son desnudos, claro, pero también son otra cosa, formas que me emocionan y con las que intento trascender el hecho de que lo ve el espectador es un cuerpo. La voluptuosidad no sólo está en el cuerpo. Hace poco hice un viaje familiar a Túnez, y hubo un momento en que me marché solo con la cámara al desierto. Y vi curvas, texturas y formas de la arena que son igualmente voluptuosas o eróticas que un cuerpo. Igual sucede con las ondulaciones del agua. La propia forma es voluptuosa.
-¿Y esa carga erótica constante?
-Me gusta jugar con la ambigüedad: intento mezclar la abstracción con la evidencia porque es eso lo que más me interesa de la imagen. La mezcla de elementos y de puntos de vista es lo más sugerente. Creo que soy un fotógrafo lírico que habla sin utilizar palabras del arte de la sugerencia, y con la imagen busco un concepto más sutil y poético que la propia palabra.
-Es decir, abstracto, conceptual o lírico, lo que busca es la comunicación.
-Desde luego. La fotografía es mi lenguaje. Soy muy tímido y la foto ha sido una eficaz válvula de escape y de comunicación. De todos modos, no suelo aceptar ninguna foto de encargo con fecha fija. Padezco el pánico del creador. Recuerdo que el actor Carlos Lemos confesaba que en sus inicios tenía miedo, que se le pasaba sobre el escenario. Ya veterano, confesaba: “Ahora ya no tengo miedo, tengo terror”. Me sucede lo mismo. Te exiges cada vez más.
-Hablemos de sus fotógrafos de referencia. Por ejemplo, Manuel Álvarez Bravo.
-Me gusta mucho por su frescura y por su ternura. Lo conocí, tuvimos una relación breve y hacía el cariñoso esfuerzo de colocarme a su altura. Era maravilloso. Cambiamos uno de mis “Dípticos” por “La buena fama durmiendo”, aquella foto de una mujer tendida, con vendajes, con su pubis ofrecido al sol.
-¿Arnold Newman?
-Me interesa mucho. Es un maravilloso retratista, como Richard Avedon, como August Sander. Aunque yo no he hecho retratos porque no me he atrevido a profundizar en esa faceta. También me gusta mucho Man Ray, es difícil hacer algo y no encontrarte en algún momento con él, con su magisterio; y Edward Weston, o Harry Callaghan, por la limpidez de sus imágenes. Creo que en mi obra es visible una influencia de la fotografía oriental, especialmente la japonesa.
-Hablemos de política cultural.
-Qué le voy a decir. En Zaragoza y en Aragón estamos en precario. Zaragoza por no tener no tiene ni una Facultad de Bellas Artes. Y necesitamos un Museo de Arte Contemporáneo que tenga un buen departamento de fotografía que trabaje en la difusión, edición y promoción de los fotógrafos: de los clásicos, de los intermedios como nosotros o de los más jóvenes.
-¿Qué proyectos tiene nuestro fotógrafo más internacional, junto a Pedro Avellaned?
-Preparo una colección de fotos sobre el mar en la Costa de la Muerte, serán cinco o seis piezas de 2.5 metros de ancho por uno de alto. Y también preparo un proyecto sobre texturas metálicas. Actualmente estoy exponiendo en la muestra “Agua al desnudo” de la Fundación Canal en Madrid, en una colectiva con Juan Manuel Castro Prieto, Tony Catany, Joan Fontcuberta, Cristina García Rodero, Alberto García-Alix, David Jiménez, Chema Madoz, Isabel Muñoz, José Manuel Navia, Carlos Pérez Siquier y Jorge Rueda.
ALBERTO JODRA MARCOS: UN DIÁLOGO
EL CORAZÓN DE LA FIESTA / 4
ALBERTO JODRA MARCOS. Escritor
“Me dejo atrapar por la alegría de todos”
Antón CASTRO. Zaragoza
Alberto Jodra Marcos (Zaragoza, 1971), nació y creció en el Barrio de las Delicias. Es Licenciado en Filosofía y Letras y escritor. Trabaja en cooperación internacional. Mañana presenta su primera novela, ‘El aroma de la pólvora’ (Edhasa / Castalia. Premio Tiflos), de textura barroca y sabor a odiseas marinas, próxima al mundo poético de Alejo Carpentier o Álvaro Mutis. [Esta entrevista aparecía ayer en Heraldo.es. Hoy, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, presenta su novela.
-“Pase, por favor, y siéntese junto al fuego”. Así arranca su novela ‘El aroma de la pólvora’. ¿Qué quería contar?
Es una historia de nostalgias por las glorias pasadas y de duelo por los errores cometidos, así que convenía un disfraz de narrativa oral. El propio título alude al recuerdo de algo que ya no está presente pero que lo impregna todo.
-Dos hombres juegan al ajedrez en un palacio y de repente llega una mujer, Venecia, bellísima. ¡Eso sí que parece una fiesta! ¿Suceden esas cosas en la vida real?
Yo quiero pensar que sí, la vida está llena de momentos sublimes, pero hay que tener la habilidad de reconocerlos a tiempo y disfrutarlos en vivo para después recordarlos como merecen.
-¿Qué supone para usted esta novela, publicada en Edhasa, que ha ganado el Premio Tiflos?
Desde el plano personal es una recompensa enorme a la emoción de soñar y narrar una historia, especialmente cuando lo haces robándole el tiempo a otras muchas cosas. Desde el punto de vista literario, lo cierto es que aún no lo sé. Espero que alimente al menos cierta expectación y me sirva para abrir nuevas puertas con el siguiente libro.
-La presenta mañana miércoles, durante las fiestas del Pilar.
Así es, aprovechando que la ciudad tiene la piel más sensible a la cultura y a los sueños. Yo resido en Colombia, y puestos a buscar una fecha para regresar y presentar el libro, no hay mejor que esta, que me permite además disfrutar de lo que la ciudad quiera ofrecerme.
-¿Existe alguna razón para poner una bomba en la Basílica del Pilar?
No hay razones para poner una bomba en ninguna parte, siempre hay otros caminos para hacerse oír.
-¿Qué significa el Pilar para usted?
Alguien dijo alguna vez que la única y verdadera patria es la infancia, y estoy de acuerdo. Las fiestas del Pilar son patrimonio íntimo de mi infancia y de los años vertiginosos de la juventud, y volver a ellas es como reverdecer gran parte de esa memoria. Es un gusto además ver como la gente de Zaragoza se entrega a lo que ofrezca la calle, por más que la climatología no siempre acompañe.
-¿Qué es lo que más le gusta o le disgusta?
Me gusta esa disposición de ánimo por comerse la ciudad, por enamorarse del primero que pase y reírse en compañía. Lo peor es que también se acaba, y después toca apretar los dientes y sobrevivir al invierno.
¿A qué recuerdos están asociados estos días?
Tengo un recuerdo muy nítido del vértigo atrayente que me producían los Cabezudos, una mezcla intensa de terror y de fascinación magnética que me dejaba paralizado. Quería huir de ellos, pero al tiempo quería seguir allí, tentando al peligro. De los años de juventud tengo recuerdos mucho más deformados, consecuencia sin duda de los excesos etílicos que vivíamos en las calles Zumalacárregui y Moncasi. La memoria está llena de anécdotas, pero en algunos casos me temo que no distingo bien entre ficción y realidad.
¿Cuáles son sus espectáculos favoritos?
Cuando era adolescente me encantaban los conciertos de Interpeñas, había una sensación de pertenencia a algo cuando asistías a un concierto de aquellos grupos que escuchabas en los bares el resto del año. Ahora me dejo atrapar por la alegría de todos.
Si tuviera que explicarle a un foráneo las claves de las fiestas, ¿qué le diría?
Mi consejo siempre es que se dejen llevar por lo que la calle ofrece, que no se asusten si llueve, hace frío o sopla un viento del demonio, que la brújula se vuelva loca y cada cual aterrice donde encuentre pista libre. Las fiestas no siguen un guión concreto, sino que se escribe al capricho de zaragozanos y visitantes.
¿Son estas fiestas tiempo de tapeo, de buena gastronomía?
No hay nada que me emocione tanto como hacer un recorrido de taberna en taberna, bebiendo vino y dejándome seducir por un mostrador de tapas. La zona del Tubo es de visita obligada, y si alguien tiene que buscarme estos días, que empiece por allí.
¿Qué le sugiere la Ofrenda?
No pertenezco al colectivo de zaragozanos que disfruta las fiestas en torno a los actos religiosos o a la ofrenda en sí. La respeto como patrimonio cultural de la ciudad, y siempre emociona ver la plaza del Pilar abarrotada de gente y de flores, pero no he participado nunca. Las fiestas del Pilar ofrecen oportunidades a todo tipo de espíritu lúdico y de sensibilidades, y ahí reside su grandeza.
Has situado tu libro en un pueblo pesquero. ¿Le parece que Zaragoza es una ciudad literaria?
Por supuesto, Zaragoza tiene una historia y un encanto que puede rivalizar con cualquier otro escenario. De hecho estoy trabajando en una nueva novela que transcurre en buena parte durante los años 20 en la ciudad, cuando la vida ciudadana se ve sacudida tanto por los avatares del progreso industrial como por la respuesta anarquista a la desigualdad social. Hay infinidad de temas para escoger, como corresponde a una ciudad que tiene una identidad tan marcada como cruce de caminos.
¿Qué nos recomendaría para estos días, qué libro, qué serie de televisión...?
En cuanto a libros, me gustó mucho la novela de Jesus Carrasco, ‘Intemperie’, un libro breve pero contundente, ideal para una tarde de lluvia o un vuelo transoceánico. ¿Series? Soy seguidor de unas cuantas, destacaría ‘Boardwalk Empire’ por la cuidadosa puesta en escena y el trabajo de Steve Buscemi.
¿Qué tal se lleva con la jota?
Pues sinceramente no nos llevamos mucho, la verdad. Mi madre se empeñó en llevarme a unas clases cuando era un crio, pero no pasé del punta tacón, un dos tres.
¿Recuerda algún pregón especial, algún pregonero?
Recuerdo un pregón de Víctor Fernández, creo que fue después de ganar la Recopa, y entonces sentíamos que el Real Zaragoza era el mejor equipo del mundo. Las cosas han cambiado un poco desde entonces, ¿no?
¿Quién ha sido el gran personaje de tus Pilares?
No sabría decir un personaje en concreto. Si recuerdo con especial nostalgia un concierto de Barricada en el antiguo matadero de Miguel Servet, fue memorable. No me preguntes que año, entonces las fechas no importaban.
¿Qué le parece el cartel de este año?
Me gusta, atrae la mirada y llama la atención, lo que es sin duda el propósito principal de un cartel de fiestas. Una apuesta sugerente y rompedora respecto a otros años.
*He tomado la foto de Alberto Jodra de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-2042643f4beca213c9d3b4c3cd0770e9.jpg
JORGE GAY EXPONE EN BARCELONA

EL CORAZÓN DE LA FIESTA / 2
Jorge Gay. Pintor
“Pintar es andar hacia la luz
y Zaragoza tiene una luz cegadora”
“Poner una bomba en el Pilar es una barbaridad”
“Del Pilar me gusta todo,
me sigue gustando todo”
“Recuerdo el pregón de Labordeta:
fue muy emocionante su entrega”
Jorge Gay (Zaragoza, 1950) es pintor y un enamorado de Zaragoza, de la que es Hijo Predilecto. Este jueves inaugura en la sala Dalmau de Barcelona la muestra ‘La intimidad de los volcanes’.
-¿Qué significa el Pilar para usted? ¿Ha marcado su pintura en algún modo?
Más que las fiestas, a mí me ha influido la ciudad en sí, alguno de sus barrios, su luz, su atmósfera, la pasarela, el río… Alguien dijo que la fiesta que fue nuestra niñez es lo que nos hace eternos.
-¿Qué es lo que más le gusta o le disgusta?
Me gusta en la calle una cierta alegría compartida y me alejan de ella las aglomeraciones desbordadas.
-Expone en la sala Dalmau de Barcelona a partir del jueves.
Esta exposición es una defensa de la pintura como medio expresivo. Todo el mundo se empeña en anunciar que la pintura ha muerto y yo me empeño en lo contrario. La he titulado ‘La intimidad de los volcanes’, y está dedicada a todos cuantos a lo largo del tiempo emprendieron un largo viaje para ir al encuentro de algo, al encuentro de un gesto que volviera a encender nuestras miradas.
-¿Cuáles son las intenciones de ‘La intimidad de los volcanes’?
Pretende relatar la crónica, el pulso de los días de todos cuantos, músicos, poetas, pintores…, salieron un día a la búsqueda de ese algo, llevando su interior cargado de pasado pero soñando siempre que lo harían futuro. Está dedicada a todos aquellos que pensaban que la belleza reside en los ojos que la contemplan y se sintieron capaces de encontrarla y redefinirla de nuevo con el deseo de afirmar que más allá del cansancio, más allá de nuestros agotados ojos del corazón, la pintura sigue viva y sirve todavía como gesto expresivo: una respuesta más al misterio del universo. Pintar es andar hacia la luz, la luz que habita en la intimidad de los volcanes.
Utiliza óleo y dibujo. ¿Qué es lo que se pinta al óleo y qué a lápiz o carbón?
Dibujar es la idea, discernir, elegir con elegancia entre el revoltijo de realidad. Es el conocimiento de la armonía interna de las cosas. Dibujar es llevar la escala del mundo en el corazón. Saber poner lo que falta y sobre todo no añadir a lo que sobra. Lo que se sabe sentir, se sabe decir. Pintar es construir todo eso con color. La pintura se acerca a la realidad entresacando los hilos que la tejen y con ella levanta el andamio donde sujetar el anhelo que se sueña. La pintura no es una manera de mirar: la pintura construye. Lo importante no son los medios ni los soportes que emplees, lo importante es saber emocionar con ellos. Lo que distingue es el talento.
-¿Tiene sentido poner una bomba en el Pilar?
Es una barbaridad.
¿A qué recuerdos están asociados estos días?
En la niñez, al circo, a las ferias, a la compañía luminosa de los padres y como dato menos luminoso al hecho de que empezaba el colegio y no acababa hasta navidades. Ahora disfruto las fiestas en discreta medida aunque siempre me alegra mucho la alegría de la gente.
¿Cuáles son sus espectáculos favoritos?
Me gusta todo, me sigue gustando todo. Estoy siempre dispuesto al asombro y al encantamiento. El directo me fascina: la música, sean de Berlín o la más humilde banda de pueblo, el teatro, la danza. Acudir a ver fragmentos de todo tipo en las calles: los gigantes, actuaciones en las plazas, un trozo de ofrenda, alguna madrugada en las ferias, los fuegos…
¿Y su lugar predilecto?
En este momento las riberas del Ebro es de las mejores cosas que le ha ocurrido a la ciudad.
¿Cuál es su debilidad gastronómica, su menú predilecto? ¿Qué locales le gusta frecuentar?
Me quedaría con un plato razonablemente contundente para estas fiestas: me gustan las migas esponjadas, bien hechas y con uva. Un lugar que creo recuperado, maravilloso y diferente es el Plata, muy recomendable para todos pero sobre todo para los visitantes porque no quedan lugares así. Aunque tratan de emularlo les falta el encanto y el sabor que tiene este café único.
¿Qué le sugiere la Ofrenda?
Fue muy importante la nueva teatralización del espacio que hizo el añorado Bigas Luna. Dicho eso, a mí la ofrenda me sugiere color, a la que añadiría música, más música de grupos folclóricos, bandas, etc.
¿Cómo se vive el Pilar desde el arte?
Siempre ha sido estas fiestas un momento para subir el listón en oferta cultural, espero que a pesar de todas las extrañas y rarísimas crisis a las que nos están sometiendo, no deje de ser así. Este año la que sobresale es la que se dedica al maestro Santiago Lagunas en Palacio de Sástago. Por otro lado siempre me parece modélica la programación y el nivel del Auditorio.
¿Qué nos recomendaría para estos días, qué libro, qué disco, qué serie de televisión...?
Discos: ‘La hora roja’ de Joaquín Pardinilla. ‘Blue Jeans’ de Bigott.
‘Jasmine’ de Keith Jarrett y Charlie Haden. Libros: ‘El día de mañana’ de Ignacio Martínez de Pisón y un clásico de siempre que han reeditado ‘Antología de Spoon River’ de Edgar Lee Masters. De televisión un programa que me gusta es ‘Oregón TV’.
¿Qué ocurre entre la jota y usted?
Es muy difícil proteger aquello que no se ama. Me parece perfecto su recuperación y su lugar. Pero me parece desmedida su utilización actual. Como dice el refrán puede haber amores que matan.
¿Recuerda algún pregón especial?
Sin duda alguna fue el de José Antonio Labordeta con toda la Plaza del Pilar cantando. Fue muy emocionante su entrega, pues en ese momento ya estaba muy herido.
¿Cuáles serían las dos o tres mejores anécdotas que ha vivido?
Por encima de todas ellas, el día que me nombraron hijo predilecto de la ciudad. Fue muy potente y emotivo para mí. Y la exposición retrospectiva que hice en la Lonja ‘La ciudad, el amor y los sueños’, rodeado de amigos y del calor de muchísima gente. Hay otro momento menos solemne pero no menos hirviente. Una noche, a mitad de los 80, decidimos ir al Oasis, cuando todavía era sala de fiestas. Estaba a reventar y no quedaban más que dos o tres plazas casi debajo del escenario en primerísima línea. Las reinas del espectáculo eran Regina dos Santos y La Maña. Tan cerca estábamos que la Maña se fijó en mí (no por mi galanura sino porque llevaba una camisa a rayas de colores muy vistosa) que le sirvió para fijar su mirada y emplearme como hilo conductor de toda su actuación. No me dejó vivir en dos horas. El premio final era hacerse una foto con ella en el escenario tocándole las tetas entre los gritos y la algarabía encendida de toda la sala. Guardo la foto.
¿Quién ha sido el gran personaje de sus Pilares?
Paco Camino fue un torero que en mi niñez admiré muchísimo y me emocionaba mucho verle torear. Lo recuerdo una tarde pasando a mi lado con su traje de alpaca azul grisáceo yendo a visitar al maestro Benito Simón, autor de su pasodoble.
¿Cómo ve, cómo le emociona Zaragoza?
Hay muchas Zaragozas, pero la que yo amo es la que me anima a pintar, la de la luz cegadora, la que se enorgullece de sí para ofrecerse, la sabia, la que supo sumar las tres culturas, la que no se aletarga ni adormece y a la que le cae la noche solo para ser cobijo de amantes y no refugio artero de la imbecilidad, la intolerancia y la incultura.
*La foto, en el estudio de Jorge Gay, la realizó Carlos Pérez Morales, autor de una espléndida serie sobre el pintor. www.carlosperezmorales.com
ADIÓS A MANOLO EL DEL BONANZA

Ha muerto Manolo, ‘el tabernero galáctico’ del Bonanza*
Manuel García Maya, pintor y agitador cultural desde el otro lado de la barra, fallecía la noche del jueves a consecuencia de un infarto
ANTÓN CASTRO
Anoche, durante los rumores de fiesta que tanto le gustan, fallecía Manuel García Maya (Morata de Jalón, 1942), Manolo el del Bonanza, a consecuencia de un infarto. Uno de sus amigos, el pintor Eduardo Laborda, dice que “el Bonanza ha sido uno de los grandes cafés literarios y culturales de Zaragoza. Allí se cocían muchas cosas, se gestaban proyectos, se conversaba, se discutía. Manolo, con su especial personalidad, nos acogía a todos y exponía a muchos artistas”. Eduardo Laborda, que le dedicó un cortometraje en los años 80 al Bonanza, estaba conmovido. “Nanuk, la productora de Javier Estella y José Manuel Fandós, le dedicó en 2011 una película conmovedora y dramática: ‘Manuel García Maya. Desde el otro lado de la barra’. Había una escena donde la muerte llamaba al siguiente. Hoy me ha parecido que era algo premonitorio”.
Manolo llegó a Zaragoza en 1957 y trabajó en Casa Amadico, en El Tubo, luego en el Náutico y posteriormente en el Fiesta. Fueron su escuela de aprendizaje. Entre 1965 y 1967 trabajó en Mallorca en servicios de hostelería para el turismo y se casó por entonces con María Pilar del Cacho, Marisa. Soñaba con un local propio y al fin en 1973 logró abrir, en la calle Refugio 4, el Bonanza, que iba a convertirse en un templo laico de artistas, escritores, navegantes de la noche y quizá de solitarios. Mariano Viejo ha recordado: “Un día mi amigo Alejandro Molina me dijo: bajo mi casa un loco ha abierto un bar. Hay que ir, y fuimos, y entonces todo comenzó. Comenzó la alegría, el sueño no soñado, la libertad. Qué canción tan bella, justo allí en un lugar oscuro pero con luz, la luz que en aquel tiempo era difícil de ver”.
Esa luz empezaba en la personalidad de Manuel García Maya. Manolo. Era un espíritu libre, excesivo, iconoclasta y apasionado, al que le interesaba la cultura. Javier Barreiro dice que “no era un intelectual sino un trabajador”. Cuidaba los sonidos del local –con Mompou, con Mahler, con Schöenberg, con Erik Satie, con Bach, con Wagner-, hablaba de arte, tres de sus artistas favoritos eran Jackson Pollock, De Kooning y Vincent Van Gogh, y hablaba constantemente de Nietzsche, de Bataille, de Cioran, de Schopenhauer, de Kafka o de Fernando Pessoa. Y de muchos otros: él se alimentaba de sus clientes y los clientes se alimentaban de su ironía, de su humor y de su capacidad para crear un espacio de rebeldías. Solía decir: “Los clientes te mejoran y te empeoran”.
Por allí pasaron distintas generaciones de artistas, a los citados Alejandro Molina y Mariano Viejo hay que sumar a Ángel Aransay, Joaquín Alcón y Ángel Maturén; luego llegarían Eduardo Laborda e Iris Lázaro, gentes del teatro como Luis Felipe Alegre, Dionisio Sánchez y los actores del Grifo y Paco Ortega, fotógrafos como Andrés Ferrer. La lista es realmente interminable: resulta muy difícil encontrar un lugar que aglutinase a tantos creadores, a tanta gente que soñaba con un país nuevo. La bandera de la República ondeaba entre pósters y fotos de mujeres exuberantes. Ángel Guinda se casó allí en segundas nupcias y tenía su tertulia de jóvenes poetas, capitaneada por Alfredo Saldaña y Manuel Forega (que editaría el libro ‘El Bonanza’ de Manuel Lampre, 1992. Más tarde, en nuevas hornadas, por allí aparecerían Pepe Cerdá y Juan Sotomayor, que expondrían en el bar. Las tertulias aún siguen al orden del día.
Uno de los estudiosos de Manolo, Manuel Pérez-Lizano, ha recordado que allí se hicieron alrededor de 500 exposiciones que él solía denominar “pintura entre amigos”. Por lo regular, Manolo solía reservar un mes al año para exhibir sus dibujos, sus collages, sus cuadros.
Jesús Lou, realizador de vídeo y asiduo del Bonanza, le dedicó el CD-Rom ‘Obra y zozobra. Manuel García Maya’ (2000). Dijo: “Manolo es el placer de tomarse unas copas con él, escucharle, reír sus chistes guarros y no tan guarros, leer sus cuadernos, ver sus cuadros, hablar de la muerte y también de la vida, recordar los gloriosos años 80”. Como artista empezó a exponer en 1985 en Filosofía y Letras, expuso en el Espejo, en la Fundación Maturén, y su muestra más completa fue en el Torreón Fortea en 2008. Se le preparó un completo catálogo en el que escriben por extenso Javier Barreiro y Manuel Pérez-Lizano y muchos de sus amigos le retratan y le evocan como lo que fue: “el tabernero galáctico”, como lo definió Andrés Ferrer. Ángel Guinda confesó: “Manolo nos cuidó tanto (y dejó que no nos descuidáramos) que aún sobrevivimos”.
*Este texto ha aparecido en Heraldo.es. En la foto de Andrés Ferrer, Manolo con Tico Tico.
MIGUEL PARDEZA, UN DIÁLOGO
30 AÑOS DE ’LA QUINTA DEL BUITRE’
[Ayer compré el último número de la revista ‘Panenka’, que dedica un monográfico a los 30 años de la Quinta del Buitre: Butragueño, Rafael Martín Vázquez, Míchel, Sanchís y Miguel Pardeza, que hizo su carrera, tan exitosa en el Real Zaragoza. Conversé con Pardeza en el Estadio Bernabéu y de ahí salió esta entrevista. En el número, por ajustes de maquetación, han suprimido la parte final de análisis del equipo y de los jugadores. Aquí está la versión más completa.]
ENTREVISTA CON MIGUEL PARDEZA
Miguel Pardeza (La Palma de Condado, Huelva, 1965) fue integrante de ‘La Quinta del Buitre’, jugó en el Real Madrid, fue cinco veces internacional absoluto y estuvo en el Mundial de 1990. Triunfó en el Real Zaragoza, donde obtuvo dos Copas del Rey (1986 y 1994) y una Recopa, en París, el 10 de mayo de 1995. Gracias a una llamada de Jorge Valdano, ingresó en el cuadro técnico del club blanco. Antes de nada, como si pidiera disculpas, Miguel se confiesa “hiperactivo, distraído, alguien a quien le cuesta concentrarse, alguien que pierde la cabeza por los libros”; acaba de trasladar a Madrid sus 15.000 volúmenes. La literatura es una pasión y una necesidad. De vez en cuando, como si fuera un pensador del balompié, suelta pequeños aforismos o conclusiones que ha ido sacando a medida que ha repasado su carrera.
-¿Hubo un entrenador o alguien especial que le marcase?
-Hay dos personas claves en aquella época. Uno era Sánchez, que era como un prohombre organizador de los torneos de mi pueblo, y el otro sería el entrenador de un equipo formado un poco espontáneamente con el que conseguimos llegar a aquel programa que se llamaba Torneo de TVE, que presentaba Daniel Vindel. Se llamaba Martínez. Fue un ex jugador que estuvo en la cantera del Sevilla probando suerte.
-¿Por qué le marcó tanto Martínez?
-Porque simbolizaba parte del sueño que uno tenía cuando estaba en el pueblo. Era de La Palma, había tenido su oportunidad, no había logrado prosperar, pero él tenía un talento innato para jugar. Hablamos ya del año 78 o 79. Recuerdo que conducía un Seat 127 que hoy lo llamaríamos ‘maqueado’ porque tenía tapacubos especiales, el volante forrado. Martínez fumaba Winston. Para los niños de trece o catorce años era un moderno un poco hortera que lo representaba todo.
-¿Qué consejos le daba?
-Él me dio uno de los consejos que yo nunca he olvidado. En un partido en el que me había puesto de extremo y no había tocado muchas pelotas, me cabreé. Él me lo notó y me dijo: “Más vale hacer poco, pero hacerlo bien y que sea trascendente, que intervenir muchas veces sin conseguir nada”. Es verdad que, al fin y al cabo, el fútbol consiste en una depuración de tu propio juego o estilo. Consiste en afinar mucho tu instinto selectivo porque es evidente que este es un juego de equipo, la dinámica tiene que ser colectiva, y resolver todo solo está al alcance de muy pocos. Incluso esos necesitan del aparato colectivo.
-¿Quién le descubrió para el Real Madrid?
-Torneo fue un punto de inflexión porque era una ventana. Me dieron el trofeo al mejor jugador. Cuando acabó hicieron una ‘selección española’ de los chicos que habíamos jugado, y yo fui capitán de esa selección. Luego me llamaron para venir al Real Madrid a través de los ojeadores que el club tenía distribuidos por toda España. En agosto de 1979 me vine para Madrid. Los ojeadores siguen existiendo. Nosotros tenemos 27 distribuidos en toda España.
-¿Qué pasó?
Vine asustado, porque hay que situarse en el año 1979. A las nuevas generaciones les costará creer que no había autovía de Madrid a Andalucía, que no había AVE, que los vuelos de avión eran muy escasos, que venir desde mi pueblo costaba no menos de diez a once horas. Era un chico de pueblo, del sur de España, y la capital te impresiona. Lo primero que recuerdo fue el hostal Ideal; el nombre parecía una pura ironía... Era un hostal donde en ese momento el Real Madrid tenía alojados a los chicos que veníamos de fuera a jugar en categorías inferiores. Finalmente me quedé en el infantil A, y ahí conocí a Manolo Sanchís, por ejemplo. Tenía mi misma edad, jugaba de extremo derecho y ya empezamos a entrenar en la Ciudad Deportiva, que estaba entonces en La Castellana. Estudiaba, entrenaba y jugaba. En el fútbol todo iba bien: en ese primer año me subieron a un juvenil ya, y al año siguiente me subieron directamente al juvenil A. Era un salto grande.
-¿Cómo era usted entonces como jugador?
-Muy impaciente. Era ansioso, tenía la equivocada convicción de que tenía que resolverlo yo todo. Técnicamente era rápido, intuitivo. Lo que siempre me contrariaba era el orden táctico, tener que jugar por un espacio determinado. Me gustaba ir a mi aire, moverme con libertad. Con la edad aprendí algunas lecciones y me hice más humilde.
-¿Qué pasó en juveniles?
-Ahí empecé a encontrarme a Míchel, luego coincidí con Martín Vázquez, llegó Ochotorena también, el central Francis. Aquel año quedamos campeones en la Copa del Rey, jugamos contra el Atlético de Bilbao y le ganamos 2-1. Y luego al año siguiente hice la pretemporada con el Castilla. La verdad es que yo acorté muchísimo los plazos. Ese año jugaba con el Castilla y con los juveniles. Con el Real Madrid debuté en diciembre de 1983: siete minutos contra el Español. Tenía 18 años.
-Con el Castilla fueron campeones de Segunda División.
-Fue en la temporada 1983-1984 y ahí estábamos los cinco. Ahí se forjó ‘La Quinta del Buitre’. Míchel, Sanchís, que llevaban años aquí; Martín Vázquez, que entró algo más tarde. Acababa de entrar Butragueño...
-¿Cómo era ese Castilla?
-A mí me gusta hacer sociología. La conformación del grupo fue un poco por generación espontánea. El famoso artículo de Julio César Iglesias coronó a cinco, pero hubo mucha gente de calidad que se quedó por el camino... Todos encarnábamos unos valores. Lo que pasaba es ‘La Quinta del Buitre’ cobró una cierta dimensión porque el Madrid estaba pasando una época difícil, quizá hacía tiempo que no salían jugadores de cierta brillantez, el equipo no terminaba de funcionar en aquel momento... Todo hay que situarlo en el momento político de España, que vivía la resaca del franquismo y de alguna manera era un país que se estaba reinventando y que daba un grito de esperanza hacia el futuro. Nuestra generación se convirtió en una referencia dentro del mundo del deporte. En una referencia de cambio. Como pudo ser “la movida madrileña” u otros movimientos culturales o sociológicos. Creo que los fenómenos no pueden explicarse solo desde dentro sino también desde fuera.
-¿Qué consejos les daban, cómo se jugaba en el Real Madrid?
-No había un programa heredado de una cultura determinada. Lo que sí había era la transmisión de unos valores que percibías de inmediato: el Real Madrid era un equipo que aspiraba a ganarlo todo, era un equipo humilde, sacrificado, que intentaba ser solidario. Nunca se rendía. El entrenador, Amancio, estaba muy encima de nosotros. Nos pulía defectos. Aunque yo creo que el mayor aprendizaje lo hace uno solo: por atención, por concentración; se aprende de los propios errores.
-Vamos con ese Castilla de ‘La Quinta del Buitre’. ¿Que tenía de especial en su fútbol?
Había un Castilla anterior, maravilloso, que llegó a la final de la Copa del Rey ante el Madrid; ya fue un gran antecedente. Recuerdo que éramos una panda de tíos jóvenes, muy entusiastas, con una idea parecida de jugar. El fútbol, al fin y al cabo, es una forma de lenguaje. Y soy de la opinión de que en un equipo cuantos más jugadores hablen el mismo idioma mejor. Todos sentíamos el fútbol de la misma manera, lo veíamos igual, sabíamos cuándo había que soltar la pelota a la primera o a la segunda, cuándo había que regatear, cómo nos desmarcábamos cada uno. Teníamos una intuición comprensiva del deporte muy parecida. Y eso te facilita la tarea y es un motivo de satisfacción porque a mucha gente se le olvida que esto no deja de ser un juego al fin y al cabo. Y que el disfrute tiene mucha relación con la obtención de los éxitos. Un equipo que sufre no digo que no sea capaz de vencer, pero seguramente va a transmitir mucho menos que uno que disfruta. Disfrutar no es una idea banal o frívola: es una manera de hacer bien tu trabajo y eso te reporta la felicidad. ‘La Quinta del Buitre’ cambió la mirada del espectador español. Me gusta relacionar su eclosión con el fracaso de la selección española en el Mundial de 1982. España había dado muchos tumbos siempre fascinada por el equipo de moda, había carecido de personalidad y de proyecto. Y ‘La Quinta’ trajo una nueva perspectiva. A mí también me gusta pensar que ‘La Quinta del Buitre’, a la que luego sucedería el Barcelona de Cruyff, es un antecedente directo del fútbol brillante de ahora.
-El Madrid de ‘La Quinta’, en esta línea que usted dice, hacía un fútbol estético, preciosista, divertido, era imaginativo...
-Desde luego. Butragueño era capaz de parar el tiempo. Eso era un milagro. Pocos jugadores eran capaces de pisar el área y dejar a la gente con la boca abierta: a ver qué iba a hacer, qué se le iba a ocurrir. Generalmente cuando más te acercas a la portería más prisa tienes, y Butragueño era lo contrario. Cuando más se acercaba al área, menos prisa tenía. Y eso dejaba a la gente perpleja: buscaba soluciones nuevas e inesperadas a la jugada de ataque.
-Había otra cosa curiosa: el juego que hacían Hugo Sánchez y él, tan complementarios...
-Hugo Sánchez era muy inteligente. Los dos eran muy inteligentes: Hugo, más rematador, menos elaborador, pero sabía cómo y en qué momento iba a terminar la jugada. Esa es una virtud de un gran goleador. Es un poco como Raúl. Raúl quizá haya sido el jugador más inteligente que ha pisado un campo de juego. Tenía la línea del desarrollo de la jugada en la cabeza. Llevaba siempre un segundo adelante con respecto a los demás. Es como si en un espacio oscuro tú tuvieras unas gafas que te permiten ver en la oscuridad. Aunque la gente no se lo crea, el juego muchas veces está enmarañado, ofuscado, entre tinieblas. El juego puede ser un espacio oscuro y tienes que ir buscando espacios llenos de luz. Y hay gente que va por delante, con la intuición, con un sexto sentido, con un talento especial. Raúl es el principal representante de esa escuela de jugadores. Un futbolista que ilumina el túnel del juego. Y Hugo Sánchez, claro, que tenía un gran remate con las dos piernas.
-Usted estaba en ‘La Quinta del Buitre’, pero es el único que no ha llegado a triunfar o a consolidarse en el Real Madrid. ¿Cómo lo vivía, le dolía?
-Al principio sí, claro. Yo había estado con Di Stefano prácticamente un año entero, luego por composición de la plantilla se pensó que debía estar un año más en el Castilla. Al año siguiente el equipo se había conformado... Se me planteó la posibilidad de quedarme o de irme cedido al Real Zaragoza en la campaña 1985-1986. Y eso fue lo que elegí. Me encontré con un equipo fabuloso: hicimos un año extraordinario, fuimos cuartos en la Liga y ganamos la final de la Copa del Rey al Barcelona. Entonces el Zaragoza venía de una tradición de grandes jugadores y plantillas, quería jugar bien al fútbol. Para irse fuera del Real Madrid si había atractivo en ese momento era el Real Zaragoza. Volví a Madrid para la temporada 86-87 y me encontré con el equipo todavía más consolidado, con gente joven, con mucho talento. Se estaba forjando el que iba a ser un ciclo irrepetible de hegemonía absoluta en el fútbol español.
-Usted llegó a ganar una Liga, ¿no?
-Sí, la del 1986-1987, y bueno estuve aquí ese año, participé en 26 o 27 partidos, los titulares arriba eran Butragueño y Hugo Sánchez. Nadie quería que me marchara, pero por mi temperamento y por la ansiedad me planteé irme. Yo quería jugar. Comprendí que solo había un periodo para jugar al fútbol y hay que aprovecharlo. Sobre todo quería jugar. En Zaragoza había sido feliz, me habían tratado muy bien y decidí comprometerme con el club de una manera más firme.
-Y estuvo muchos años...
-Yo tuve suerte. Cogí una época extraordinaria del club. Se llegó a hacer una plantilla muy competitiva, con jugadores de grandísimo talento. El Zaragoza jugó muy bien al fútbol y consiguió llegar a tres finales seguidas, dos de Copa y una Recopa. Yo fui internacional absoluto en el Zaragoza, conseguí meterme en la lista del Mundial del 90, así que me considero un afortunado.
-¿Por qué no triunfó el equipo de ‘La Quinta del Buitre’ en Europa?
-Yo creo que eso lo explica la mala suerte, en un principio. Hubo momentos en que se pudo llegar a la final de la Copa de Europa como mínimo, especialmente en aquella semifinal contra el PSV, el Madrid fue claramente superior... Para ganar se necesita también tener algo de suerte; luego, cuando salió de ese proceso de mala fortuna, se encontró con el Milan de Arrigo Sacchi, que era un equipo excepcional, casi inimitable, que revolucionó el fútbol por el juego de conjunto y por sus individualidades. Entre esas dos cosas se explica esa decepción. Pero fíjese si era grande aquel equipo que sin ese título estelar se sigue hablando de él como uno de los grandes momentos del Real Madrid y del fútbol español.
-Una sospecha, ¿era un equipo un poco frágil?
-No. Se ha quedado esa sensación porque cuando un equipo se queda a las puertas del triunfo en Europa, o con algo por decir, se habla de frustración o aparecen las conjeturas más amargas. Ese equipo ‘frágil’ ganó cinco Ligas seguidas. Se dice pronto.
Háganos, por favor, un retrato de sus compañeros. ¿Butragueño?
Era un tipo de una creatividad inmensa. Con un desparpajo insólito. Butragueño vino virgen de tácticas, consignas y trabas al Real Madrid, vino tarde, con casi 19 años, y esa falta de bagaje académico le permitió desarrollar su talento de una manera muy natural.
-¿Rafael Martín Vázquez?
-Era un portento de facultades físicas y técnicas. Con una elegancia y una plasticidad fuera de lo común. Tenía un tren inferior fortísimo que le permitía no solo jugar, sino hacer cambios de ritmo, tenía salida con las dos piernas, y le permitía quitarse a los contrarios con gran facilidad. Poseía un juego de cintura extraordinario.
-¿Míchel?
-Es el jugador más fino que yo he conocido. Toda la técnica que se pueda concentrar en un jugador creo que la tenía Míchel. No era especialmente rápido pero tenía una habilidad enorme para buscarse ángulos para sus centros medidos...
-¿Sanchís?
-Era un tío motorizado. Lo hacía todo bien. Con una personalidad impresionante. Empezó de extremo. Era un todo terreno. Lo que más me gustaba de él era la salida de balón que tenía, poseía una gran potencia en las piernas. Se anticipaba bien.
-¿Y usted? ¿Cómo fue Miguel Pardeza?
-Si al principio era explosivo, veloz, ansioso; luego sufrí dos lesiones, una de menisco y una de osteopatía de pubis, perdí velocidad... Y fui perdiendo volumen o presencia de juego. A mí me costó comprender que el fútbol al final también son números. No solo es el puro recreo del juego, no solo es dejarte llevar por tu instinto y tu imaginación. A mí me gustaba abarcar más campo que el que debía, y los años te van reconvirtiendo. Me hice un jugador más sensato. Más definitivo, en cierto modo.
*Las dos primeras fotos son del archivo Marca; la del Real Zaragoza del blog ’20 minutos’.
CANO, CANITO: UNA ENTREVISTA

Francisco Cano ‘Canito’ es el testigo más anciano de los toros. Es como el oráculo de la fiesta: lo ha visto casi todo y ha estado en todas partes. La fama se la debe a un hecho inolvidable, coronado por la leyenda y el drama: la muerte de Manolete en Linares el 28 de agosto de 1947, Cano captó casi 200 fotos de la cogida mortal del hombre que todos idolatraban y que vivía una intensa historia de amor con Lupe Sino, estorbada por la terquedad de doña Angustias, la madre del matador. El respeto que genera se lo debe a que lleva desde 1943, es decir, 66 años ininterrumpidos, tomando fotos, de plaza en plaza, buscando el escorzo ideal, el volatín airoso, el movimiento perfecto con el que se dibuja una verónica inolvidable. Puesto a acumular cifras, Cano podría decir: “He hecho más de 60 veces los sanfermines, he cazado con Gary Cooper, Ernest Hemingway y con Orson Welles. Me he emborrachado varias veces con con Ava Gardner, la mujer más hermosa que he visto nunca. He vendido una foto de Manolete por más de 300 euros y José Tomás me dijo que una de ellas era la mejor foto que había visto nunca de los toros”.
-Se ha dicho muchas veces señor Cano: su vida parece una novela…
-Algo de ello habrá, sí.
-Por ejemplo, usted empezó de boxeador, ¿no?
-No exactamente, pero estuve a punto de debutar. Todo empezó por una pelea. Un día iba con un amigo mío, muy alto, y de repente me vi metido en una pelea con un tipo muy grande. Estábamos en el interior de un portal. Mi amigo me dejó solo y el otro me dio una buena paliza; si yo le daba una leche, él me daba veintiuna. Fue tremendo. Se ensañó a gusto.
-¿Qué pasó luego?
-Un día iba por la calle de mi ciudad, Alicante, con un amigo y vi al joven que me había dado una paliza. Le pregunté a mi compañero si lo conocía. Me dijo: “¿No me digas que no lo conoces? Es un famoso campeón de boxeo”. Me quedé de piedra, claro. Y decidí irme al boxing, al gimnasio, donde él se entrenaba. Entré, vi al encargado y le dije que quería cruzarme guantes con él. El hombre me preguntó si había boxeado alguna vez. Le contestó que no, y me dijo si me había vuelto loco. Le dije que quería hacer boxeo. Al cabo de quince días o así, empecé a entrenarme con él. Peleaba muy bien y era hasta amable conmigo. Cuando se confiaba, yo le soltaba un buen golpe, un duro golpe que le hacía daño. Mucho daño. Recuerdo que me miraba con sorpresa y me advertía. Casi siempre se contenía. Un día le dije: “¿No sabes quién soy?”
-O sea, que usted se estaba vengando, así como quien no quiere la cosa, de aquella paliza en el portal.
-Sí. Le di más de doscientos golpes poco a poco, a lo largo de los días. Doscientos golpes contundentes. Yo creo que serían doscientos. Él me dijo que no me había visto antes, y yo le pregunté si recordaba él día que le había dado una paliza a un chaval menudo en el portal. “Ah, cabrón, cabrón, eras tú”. Se enfadó mucho, quizá me soltase algún mamporro, pero al poco tiempo nos hicimos grandes amigos y me enseñó a pelear. ¿Sabe una cosa?
-Diga, Cano…
-Yo creo que todo el mundo debería saber boxear y defenderse. Yo tengo ahora un nieto y quiero aprenda. Solo me he peleado de veras dos veces en la vida, y gracias a lo que había aprendido en el gimnasio me deshice de dos tipos que me sacaban una cabeza.
-Sospecho, por lo que dice, que no se dedicó al pugilismo…
-Espere, espere. Yo tenía el sueño de convertirme en boxeador. Le dije a mi padre, que era el responsable de un balneario, que me marchaba a Barcelona. Un poco cabreado, me dijo: “Si te vas a Barcelona no vuelvas aquí si no es con el título de campeón nacional de boxeo”. Hablaba en serio.
¿Y usted se rajó?
-Me dio miedo. Yo era poquita cosa. No llegué a debutar.
-Dejó el boxeo. ¿Cuándo aparecieron los toros en su vida?
-De inmediato. A mí padre le gustaba mucho el toreo y había lidiado un poco. Ya le dije que era el encargado de un balneario que se metía un poco en el mar. Un día, un novillo se escapó y se metió en el mar. Literalmente. Como se lo digo. Y yo me metí en el agua y logré sacar al animal. Lo saqué y lo toreé en una especie de explanada que había en el balneario. Vinieron cinco o seis mozos para llevárselo en un camión, y en cuanto me vieron empezaron a animarme: “Sigue, torero, sigue”. Y venga: “Sigue, torero, sigue”, hasta que lo cogieron, lo subieron al camión y supongo que lo matarían. Pero ahí empezó algo especial…
-¿Descubrió el toreo, no?
-Exactamente. Luego hubo otros muchos lances. Como novillero llegué a participar en 39 corridas. Y fue Marcial Lalanda quien me dio mi carné profesional de torero.
-¿Torero o novillero?
-Un momento: un novillero es un torero. Solo cambia la edad y el peso del animal, pero hay que lidiarlo. A mí cualquier persona que se pone delante de un toro me merece mucho respeto. Se juega la vida. Cuando llegó la Guerra Civil, yo ya tenía algo de fama y hube de torear en Alicante por los soldados del Frente Popular, en concreto para los comunistas, y para los anarquistas de la FAI en Orihuela, pero no llegué a tomar la alternativa. Me perjudicó el parón del conflicto.
-¿Qué sucedió luego?
-Algo que fue muy determinante. Los comunistas me metieron en un convoy para Madrid, estaba malherido, el toro me había partido el escroto, y logré escaparme para no ir al frente. Después de eso me refugié tres años en las calle Ventura de la Vega, 21, en Madrid. Me acogió en su casa el químico Gonzalo Guerra Banderas. Yo había llegado herido y él fue muy generoso conmigo. Me salvó la vida porque ya le digo que yo llegué herido a Madrid. Me enseñó de todo: aprendí a hacer perfumes y jabones, y otras muchas cosas. Fueron tres años maravillosos. Decidí que no iba a ser torero.
-¿Cómo se hizo fotógrafo?
-Por puro azar y gracias a él. Le gustaban mucho las fotos y ya realizaba instantáneas en color. Yo no sabía nada de fotografía. Sin embargo, llegamos a construir una máquina entre los dos con algunos materiales que encontramos en el rastro. La rediseñamos, la soldamos, le pusimos un objetivo y, ¡hala!, vamos a hacer fotos. Fue él también quien me enseñó a trabajar en el laboratorio. El primer reportaje que hice fue a un torero peruano, Alejandro Montani, ‘el Sol del Perú’. Le hice unas veinticinco docenas de tomas y cobraba a dos pesetas la docena.
-¿Qué tal la experiencia?
-Estupenda. Eso debió ser en 1943, más o menos. Me pasaba algo muy curioso: en primer lugar había sido torero de 39 corridas y mucha gente me conocía. Además, y eso me benefició mucho, conocía el secreto de los lances, sabía cómo iba a ponerse el torero, cómo iba a entrar a matar. Sabía cuándo era el momento más importante de una corrida para disparar y eso me benefició mucho. No es por chulearme, pero pronto me hice el amo. Después de aquella primera cámara, compré una Kodak Brownie por 21 pesetas, luego tuve mi primera Leica, que era una cámara maravillosa, y a partir de ahí todo fue coser y cantar.
-He leído que usted ha sido muy mujeriego…
-Bueno, no tanto. Me casé varias veces: mi primera mujer se murió joven y me dejó cuatro hijos; luego una valenciana me dio dos hijos más. No todo fue fácil.
-¿Por qué lo dice’
-Porque hubo un momento que la Falange quiso quitarme el carné. Uno al que yo había ayudado mucho me denunció diciendo que yo no era profesional. Y durante una corrida vino alguien, falangista, sin duda, a quitarme la máquina. Les dije: “Me tienen que matar antes”. Tuve que ir al sindicato y allí estaba, al frente, Camilo José Cela, que se portó muy mal conmigo. Fue realmente maleducado. ¡Que Dios lo tenga allá lejos! Al final todo se arregló.
-¿Cómo vivía el mundo de la fiesta?
-Bien. Me sentía a mi aire. Feliz. Frecuentaba la casa de los Bienvenida, de los Dominguín, de los Ordóñez. Si digo que crecí y que aprendí mucho con ellos no miento. Estuve muchas horas en su compañía. En realidad, por eso fui a Linares.
¿Por qué fue?
-Porque iba mucho con los Dominguín, boxeé alguna vez con Domingo Dominguín. Y pasé por su casa para cobrarle unas fotos a Luis Miguel Dominguín. Me dio largas y largas, y de repente me dijo que lo acompañase a una corrida importante a Linares. Que le hiciera un reportaje, y que al final me pagaría todo. Y eso hice. Luego pasó lo que pasó: murió Manolete, y yo estaba allí con mi cámara y muy cerca de él cuando marchó al otro mundo.
-Usted habla a menudo de otros amigos: Gary Cooper, Hemingway, Orson Welles.
-Los conocí a todos, y fui de caza con ellos varias veces. Eran simpáticos, muy simpáticos. Orsons Welles, además, era un tipo genial, se veía que era muy inteligente y que tenía una gran personalidad. ¡Qué le voy a decir de Ava Gardner! Era maravillosa, la mujer más bella del mundo. Como una diosa. Nunca he visto nada igual. Nos emborrachamos a menudo y también venía de cacería. Como era así, desprendida, también me besaba, pero nada más.
-¿Cuáles son sus mejores fotos?
Las que se escapan siempre son las mejores. No tengo duda. Es como si huyesen para que las soñaras luego.
-¿Cuál es el secreto de su longevidad?
No lo sé. Hay un médico que es muy amigo mío que siempre me dice lo mismo: el secreto de Cano es que ha follado mucho y que ha comido poco. Y es cierto, sí. He hecho mucho el amor, he gozado mucho, muchísimo. La mejor gimnasia que existe es la de la cama.
LA GOTA DE SANGRE DEL TORERO DE MÁS AIRE
La esposa de Francisco Cano, 'Canito', lo reclama una y otra vez. Están a punto de sortearse los toros para la corrida del pasado viernes en la Misericordia. Y ella, probablemente, habrá oído y leído una y mil veces la historia de la cogida de Manolete. Ese reportaje que guardó celosamente y que empezó a mostrar a principios de los años 70. Se exhibió en Zaragoza, en una muestra organizada por la Diputación de Zaragoza, y durante muchos años fue uno de los tesoros del Museo Taurino de Enrique Asín -su gran amigo y su gran anfitrión en muchas tardes de fiesta-, en Blas y Ubide 12+1.
Como si fuera un showman, Cano coge la grabadora y le habla: le cuenta que en Linares, en agosto de 1947, toreaban Manolete, Gitanillo de Triana y Dominguín. Dice: "Manolete andaba preocupado, parecía tener la cabeza en otro sitio. Su madre no aceptaba a su amante Lupe Sino y eso le desconcertaba. No era un buen día para él. Entró a matar a la suerte contraria y el toro le empitonó el muslo con rabia. Al abrir las piernas empezó a sangrar en abundancia. Era impresionante".
Cano tiró muchas fotos, intuyó lo que ni siquiera se atrevía a pensar, intuyó la tragedia, y colaboró en la enfermería. Cuando lo dejaron sobre la cama, se cayó al suelo porque no estaba bien puesta. Le hicieron dos transfusiones, pero no sirvió de nada. "Poco después se moría el torero que más me ha gustado nunca. Aún le hice más fotos, tumbado, con y sin pañuelo. Comprobé que la sangre había traspasado el colchón y caía gota a gota. Era mi ídolo y creo que nunca he visto un diestro que lo superase". Poco después, Lupe Sino lo llamó y le dijo que quería comprarle las fotos. No se las vendió. En Madrid todo el mundo lo esperaba. Aquel reportaje iba a ser el estandarte de su fama y un recuerdo imborrable. Cano suele decir que lloró como un niño la muerte de Manolete.
*Esta entrevista se publicó en el Pilar de 2009. La recupero ahora cuando Cano ha sido objeto de un homenaje y camina, lleno de vitalidad, hacia los 101 años.
ALFRED JARRY EN EL INNOMBRABLE

LOS MINUTOS DE ARENA MEMORIAL
Autor/es: Alfred JARRY
Edición, introducción y notas de Juan Antonio Tello
Catálogo: Golpe de Dados Libro nº 100 de la colección
Descripción: Edición y traducción de Juan Antonio Tello
El 5 de octubre de 1894 se presenta ’Los Minutos de arena memorial’ en las
ediciones del Mercure de France, la primera obra de Alfred Jarry
publicada en volumen y una de las primeras con esta función editorial
de la revista, un libro hecho de fragmentos de origen diverso -poesía,
prosa, teatro- pero gobernado por un espíritu poético indudable.
Remy de Gourmont se encarga del comentario elogioso en esas mismas
páginas. El texto introductorio, de título «Dintel», unifica los
diferentes capítulos e invita a franquear la puerta de entrada a una
poética que se quiere declaración de intenciones. El lenguaje ocupa
aquí un lugar principal y definitorio; es principio, medio y fin de
lo literario; todo y nada de lo simbólico; significante al tiempo que
significado.
Fecha de publicación: Octubre, 2013
Edición: 1
ISBN: 978-84-92759-61-3
Depósito legal:
Precio: 18 €
El 5 de octubre de 1894 se presenta Los Minutos de arena memorial en
las ediciones del Mercure de France, la primera obra de Alfred Jarry
publicada en volumen y una de las primeras con esta función
editorial de la revista, un libro hecho de fragmentos de origen
diverso -poesía, prosa, teatro- pero gobernado por un espíritu
poético indudable. Remy de Gourmont se encarga del comentario
elogioso en esas mismas páginas. El texto introductorio, de título
«Dintel», unifica los diferentes capítulos e invita a franquear la
puerta de entrada a una poética que se quiere declaración de
intenciones. El lenguaje ocupa aquí un lugar principal y definitorio;
es principio, medio y fin de lo literario; todo y nada de lo
simbólico; significante al tiempo que significado.
Solapa
ALFRED JARRY (Laval, 1873-París 1907) es sobre todo conocido por crear
la serie que tiene como protagonista al personaje Ubú, sucesor del
grotesco rabelesiano y precursor del teatro del absurdo del siglo XX.
Pero su obra cuenta con otros títulos en los que cultiva la poesía, la
prosa y el articulismo. Cursa estudios secundarios en Saint-Brieuc y
luego en Rennes, en cuyo Instituto se gesta la figura del padre Ubú.
En 1891 se traslada a París. En el Instituto Henri IV asiste a las
clases de Henri Bergson, junto al poeta Léon-Paul Fargue. Poco a poco
pasa a formar parte de la vida cultural de la ciudad. Conoce a Marcel
Schwob y a Alfred Valette, director del Mercure de France, donde
aparece la recopilación que tendrá por título Los Minutos de arena
memorial (1894). Colabora en La Revue Blanche y dirige, junto a Remy
de Gourmont, la revista L’Ymagier; luego, en solitario, Perhindérion.
En 1896 recibe el encargo de programar la temporada del Théâtre de
l’Oeuvre, donde estrena su Ubú rey, al que seguirán otras entregas
como, por ejemplo, el Almanaque ilustrado del Padre Ubú y Ubú cornudo,
en edición póstuma, al igual que otro de sus personajes más
conocidos, Faustroll, protagonista de una de sus obras celebradas,
Gestas y opiniones del Doctor Faustroll, patafísico. Muere en el
Hospital de la Caridad de París, a raíz de una meningitis
tuberculosa, el 1 de noviembre de 1907.
JUAN ANTONIO TELLO (La Almunia de Dª Godina, 1965) es doctor en Teoría
de la Literatura y licenciado de grado en Filología Francesa por la
Universidad de Zaragoza. Amplió estudios de Filología Hispánica en la
Universidad Michel de Montaigne de Burdeos. Ha traducido y prologado
la poesía de Boris Vian (Hiperión 2003 y 2005, Renacimiento para la
Poesía completa), los Euforismos de Julien Torma (Los libros del señor
James, 2011) y Los Minutos de arena memorial de Alfred Jarry (Libros
del innombrable, 2013). Es también autor de los libros de poemas
Páramo (Aqua, 2007), Cuando fui naufragio (PUZ, 2010) y Umbrales de
Rimbaud (Eclipsados, 2012) -algunos de cuyos poemas están recogidos en
la antología Cae noviembre (Ediciones del 4 de agosto, 2013)-, y del
ensayo La mirada de Quirón (PUZ, 2008) sobre la novela de Félix de
Azúa. Nota al título: 'Los Minutos de arena memorial' en el original, donde
«sable» puede ser entendido en dos sentidos diferentes, como «arena»,
traducción por la que se ha optado, del latín sabulum, o como el color
negro de la marta cibelina, del latín medieval sabellum, término
entroncado con la heráldica, muy del gusto del autor.
Para más información:
http://www.librosdelinnombrable.com/novedades/novedades.asp
*Nota que me remiten la editorial y el traductor Toni Tello.
LA ZARAGOZA DE JAVIER SEBASTIÁN

EN EL CORAZÓN DE LA FIESTA / y 9
Javier Sebastián. Escritor. Reside en Barcelona
“Zaragoza es la ciudad más
simpática del mundo”
“Bien el Nobel a Alice Munro, pero
sigo esperando el de Javier Marías”
Javier Sebastián (Zaragoza, 1962) es uno de los escritores aragoneses de mayor proyección en el extranjero gracias, sobre todo, a su novela ‘El ciclista de Chernóbil’ (DVD, 2011), traducida a varias lenguas. Reside en Barcelona desde hace más de veinte años. Integró la banda Alta Sociedad. El diario ‘Le Monde’ le acaba de dedicar un extenso reportaje con el título ‘La Zaragoza de Javier Sebastián’, ilustrado con muchas fotos de otro zaragozano, el joven, hiperactivo y talentoso Jorge Fuembuena. Aquí puede seguirse:
http://www.lemonde.fr/style/article/2013/10/11/le-saragosse-de-javier-sebastian_3493270_1575563.html
¿Cómo es la Zaragoza de Javier Sebastián?
Mi Zaragoza es la ciudad más simpática del mundo, no solo porque es donde viví hasta los veintitantos, donde han nacido mis hijas y a donde todavía vuelvo muchísimo, sino porque en ella la gente es amable y acogedora como en ningún otro sitio. Cada calle me dice algo, cada esquina. Los bares, los parques, los restaurantes, la Universidad, la calle de mis padres.
¿Qué está ocurriendo con ‘El ciclista de Chernóbil’ (DVD, 2011)? ¿Es el libro de su vida?
Cada novela, a su manera, ha sido la novela de mi vida. Desde la primera hasta la que estoy acabando ahora. Es cierto que ninguna ha tenido la repercusión de ‘El ciclista de Chernóbil’, pero sin las anteriores –‘La casa del calor’, ‘El hombre constante’, ‘Historia del invierno’, ‘Veinte semanas’...- no hubiera llegado a escribirla. Son como una familia en la que cada miembro es imprescindible.
¿No es extraño que la novela se esté traduciendo a varias lenguas europeas y no tenga edición española, tras la desaparición de DVD?
Lo extraño es que se haya publicado en Alemania, Italia, Francia y el año que viene en Holanda. En cualquier caso, pronto tendremos una reedición en España en la colección ‘Letra Última’ de la Institución Fernando el Católico.
¿Por qué cree que ha tenido ese éxito?
Los lectores con los que hablo y los críticos que escriben sobre ella dicen que es una novela que conmueve, sobre todo mediante los personajes insignificantes que aparecen en la ciudad abandonada de Pripyat: un hombre que canta canciones de Demis Roussos, una anciana que entierra a su yerno bajo un huerto de cebollas, una maga que promete acabar con el Estroncio 90...
-¿Qué significa el Pilar para usted?
Vuelvo siempre, es como un deber amable. Me gustan las calles llenas de gente, la alegría. La inmediatez de las relaciones, el calor de la gente.
-Es apasionado de la música y fue músico. Hablemos de conciertos, ¿Qué grupos y solistas le han marcado especialmente?
En su momento los Alta Sociedad fuimos fans de The Jam. No es que fuera ‘mod’, pero casi. También escribíamos canciones que querían parecerse a las de The Cure, Police, Psychodelic Furs, The Smiths. La lista de los grupos que nos gustaban ocuparía toda la entrevista.
-¿A qué recuerdos están asociados estos días?
En primer lugar, al comienzo del otoño, mi estación del año favorita. Pero también a algunos de nuestros primeros conciertos. En las fiestas del Pilar tocamos con Rubi y Los Casinos, con Los Coyotes, con Los Secretos. Para nosotros, el concierto con Los Secretos fue memorable. Aquella noche todo sonó perfecto.
-¿Cuáles son sus espectáculos favoritos?
Las calles. La gente. Los bares. No suelo mirar el programa de fiestas. Para mí, las fiestas consisten en estar aquí.
-¿Cómo le contaría las fiestas a un forastero?
Sería un intento inútil. Vivo en Barcelona. En los últimos años mis hijas vienen con amigas y amigos a las fiestas. Todos repiten. Todos.
-¿Cuál es la clave del Pilar, en qué consiste su embrujo?
Supongo que en ser unas fiestas muy populares. Los ruidos, los olores, las luces, las calles llenas de gente que se ríe.
-¿Su debilidad gastronómica y sus lugares favoritos?
Para el dulce, sin duda Fantoba. Es como mi Fortnum & Mason particular. Para las tapas, Los Vitorinos y el Casco Antiguo, claro. Pero Zaragoza es una ciudad cambiante que exige amigos que te lleven a los nuevos restaurantes. Y a mis amigos les gusta disfrutar de las mesas abundantes.
-¿Qué le sugiere la Ofrenda?
Mis hermanas se vestían de baturras. Así que me recuerda a la parafernalia familiar que consistía en vestirse, peinarse, los broches, el olor de las ropas, los volantes. Yo sentía un poco la misma fascinación de la infancia que retrata Víctor Erice en ‘El espíritu de la colmena’.
-¿Qué música y qué libros nos recomienda para estos días?
Estoy leyendo la última novela de Jean-Philippe Toussaint que acaba de publicar Éditions de Minuit. También la de Jesús Carrasco, ‘Intemperie’. Y ‘Las ideas literarias’, de Pozuelo Yvancos, de la ‘Historia de la Literatura Española’ de José-Carlos Mainer, en la editorial Crítica. ¿Música? Siempre The Smiths.
-¿Qué le parece el Nobel a Alice Munro?
El Nobel de Alice Munro me parece fantástico y muy oportuno. En cierto modo, es como hacerles una reparación a todos aquellos escritores de cuentos que murieron sin el Nobel que merecieron. Sin embargo, sigo esperando el Nobel de Javier Marías.
*Las dos fotos son del archivo de Javier Sebastián. La segunda ha sido realizada por Javier Vidal.
JUAN MARQUÉS EVOCA A FÉLIX ROMEO

[Juan Marqués, poeta, crítico, antólogo y agitador cultural aquí y allá con sus suaves maneras, recuerda a Félix Romeo Pescador (Zaragoza, 1968-Madrid 2011) a la luz de la edición de 'Por qué escribo' (Xordica, 2013), esas trescientas largas páginas de artículos de un escritor carismático, de personalidad compleja y múltiples sabidurías. Félix siempre se resistió a publicar en Xordica, una editorial de la que fue un consejero constante; Chusé Raúl Usón le ha publicado dos libros magníficos: 'Todos los besos del mundo', cuya edición preparó con Eva Puyó y 'Por qué escribo', que han seleccionada Eva Puyó e Ismael Grasa. Otra cosa curiosa: qué impactante resulta, cada vez más, la fotografía del Colectivo Anguila, Pedro Hernández e Iván Moreno.]
He aquí el artículo y el link.
[EL AUTORRETRATO INVOLUNTARIO DEL GRAN FÉLIX ROMEO]*
Por Juan MARQUÉS
http://sumacultural.unir.net/2013101010177/el-por-que-escribo-de-felix-romeo
Homenaje a “uno de los escritores más poderosos y singulares de su generación”
En octubre de 2012, cuando se cumplía el primer año tras la impactante y para muchos devastadora muerte de Félix Romeo, sus amigos Eva Puyó y Chusé Raúl Usón editaron bajo el título de Todos los besos del mundo (Xordica) una selección de sus cuentos dispersos. En mi opinión, la reunión de aquellas narraciones, rescatadas aquí y allá, era muy superior a las dos novelas que el autor publicó en vida, la en muchos sentidos pionera Dibujos animados (Mira Editores, 1994; Plaza y Janés, 1996, y Anagrama, 2001) y ese deliberado disparate titulado Discothèque (Anagrama, 2001), y se convertía así en su mejor libro de narrativa. Ahora, al cumplirse dos años sin Félix, sale a la luz Por qué escribo Zaragoza, Xordica, 2013), en el que la propia Eva Puyó e Ismael Grasa recogen una amplia y equilibradísima muestra de sus artículos, columnas y reseñas, de modo que este volumen vendría a completar una especie de trilogía de no ficción con sus otros dos libros, el ejemplar experimento Amarillo (Plot, 2008) y el ya póstumo pero completo reportaje Noche de los enamorados (Mondadori, 2012). Y de nuevo, aunque éstos sí fueron y siguen siendo títulos magníficos, envolventes, certeros, estremecedores, Por qué escribo no es en ningún sentido inferior a ellos, lo cual da que pensar: que sus libros mejores de sus dos principales líneas de escritura sean precisamente los que no quiso o pudo preparar él demuestra una cierta negligencia al gestionar sus propios asuntos que, desde luego, dice muchísimo a su favor.
Creo, en efecto, que en esta recopilación está el autor que más se parece a ese hombre que conocimos y disfrutamos, con el que tanto aprendimos y tanto nos enfadamos. Pocos libros habrá tan semejantes a su propio creador, pues estos textos le perfilan y retratan más nítidamente que cualquier otro, y expresan lo mejor (y, ocasionalmente, lo menos bueno) de su arrolladora e inolvidable personalidad. Aquí está su estupendo desorden, su imbatible generosidad, su hedonismo cívico, su pasión a veces temeraria, su lúcida incontinencia, sus infatigables obsesiones que a veces le fatigaban... Y, a pesar de que parece ironizar sobre ello en el artículo “Trópicos” (pp. 32-33), latía en él un evidente “peterpanismo” que se traducía, por una parte, en cierta tendencia a una inmadurez que en el fondo era muy consciente y combativa (ese artículo sobre las gominolas -“Chuches”: pp. 185-186-, ese amor por las cartoons que explícitamente articulaba Dibujos animados -pp. 30-31-...) y, por otra, en una colosal resistencia a desprenderse de su enorme y no sé si agobiante caudal de recuerdos infantiles y afectos de juventud, aunque en este libro se puede apreciar cómo con el tiempo supo encajar y aceptar mejor los cambios, las desapariciones, las pérdidas. E incluso, aunque su curiosidad y apetito fueron oceánicos hasta su último día, en varios de los textos finales llega a la precoz e hiperbólica mortificación de reconocerse “viejo” (ver, por ejemplo, el último párrafo de la página 213). Pero afrontaba ese cansancio y esa ocasional melancolía sin retroceder un centímetro en su sobrehumana capacidad de trabajo ni, sobre todo, renunciar a una pizca de su insuperable vocación para el placer y la amistad. “No me gustaría morir”, responde en el “Cuestionario Proust”(p. 224), y en otro sitio habla incluso de su “miedo a los hospitales” (p. 178), de modo que no creo que él, por muy curioso que fuera, hubiese llegado a suscribir la afirmación que lanza el inmortal personaje de J.M. Barrie al entender que también “morir será una aventura apasionante”.
Sea como sea, y a pesar de que en esta selección, sobre todo hacia el final, encontramos un buen número de artículos necrológicos (de Jesús Moncada, Sergio Algora, José Antonio Labordeta, Josefina Aldecoa, Gonzalo Rojas, Ernesto Sábato, Jorge Semprún, Antonio Lobo Diarte...) lo que más abunda, como corresponde al tratarse de Félix Romeo, es la celebración. Fundamentalmente de los libros, nuevos y viejos, y de los sitios donde más le gustó buscar y encontrar libros, viejos y nuevos. Pero también de la comida, de la música, de los tebeos, de las ciudades, de los paseos, del fútbol y, por encima de todo, de los amigos y de los amores, de las conversaciones (y de las polémicas, aunque asegura que “me gustaría dejar de discutir, como si mi cuerpo no pudiera funcionar sin una disputa diaria”: p. 179), de las libertades y de la buena suerte de vivir en democracia. Son muy conmovedores los artículos que dedica a su padre (pp. 123-126) y después a su madre (pp. 198-199) para felicitarles al cumplir respectivamente setenta años, y es también bonita su tenacidad a la hora de concebir y proponer proyectos e iniciativas para hacer de nuestra Zaragoza una ciudad mejor, versión a escala pequeña e inmediata de su anhelo, continuamente manifestado, de que todos los ciudadanos del planeta pudiesen disfrutar cuanto antes y sin reservas de los mismos derechos y las mismas alegrías que él respiraba a grandes bocanadas. Esta obsesión recurrente de sus últimos años le hizo incurrir en algunos errores y, aunque no hay duda de que es mejor ser injusto defendiendo el sentido común que tratando de justificar lo contrario, su vehemencia excesiva le jugó más de una mala pasada. Así, del mismo modo que él menciona varias veces a los escritores que conoció durante su año de beca en la Residencia de Estudiantes (Octavio Paz, Luis de Zulueta, Emilio Adolfo Westphalen, Tomás Segovia, Roberto Juarroz, Álvaro Mutis...: ver “Zarpas” -pp. 131-132- o “Chopos” -pp. 286-287-), me escuece un poco su alusión al escritor palestino Mahmud Darwish (p. 255), al que escuché y conocí en aquel mismo lugar, donde mantuvo una memorable conversación pública con el poeta canadiense Mark Strand. Su escritura no me llega demasiado pero era un hombre sensato y abierto, y su admiración y respeto por Occidente, así como su apuesta por la democracia, eran tan grandes y visibles como su inteligencia. Que desease un estado propio para su tierra natal no significa que desease ese estado que desea Hamas, y en esa batalla permanente de Félix Romeo contra el fanatismo es seguro que Darwish hubiese sido más un aliado que un obstáculo, aunque tampoco hay dudas de que hubieran discutido mucho.
En cualquier caso, esas opiniones contundentes, y aun los juicios más desafortunados, son imprescindibles a la hora de explicar quién fue el gran Félix Romeo, sobre todo cuando los editores han querido con razón que se siga explicando a sí mismo a través de sus escritos, sin ninguna nota al pie y sin explicaciones o intromisiones ajenas, como si se tratara de un autorretrato involuntario. Todo está en su sitio en este libro, pues todo lo que leemos en él reconstruye a “uno de los escritores más poderosos y singulares de su generación”, como bien dice la contracubierta, y a uno de los amigos más controvertidos, estimulantes, expansivos y carismáticos que vamos a tener nunca.
*Extraigo este titular de dos frases de Juan Marqués. Este libro dará mucho, mucho que hablar.
ELOY TIZÓN, UN DIÁLOGO

Eloy Tizón (Madrid, 1964) es un estupendo cuentista, un narrador personal. Autor de libros como ‘Velocidad de los jardines’, uno de esos libros de relatos inolvidables, publica ahora ‘Técnicas de iluminación’, en el sello Páginas de Espuma. Lo presenta esta tarde, a las 20.00, en Cálamo, en compañía de su editor Juan Casamayor y de la escritora y profesora Patricia Esteban Erlés. Hoy publico un amplio resumen de esta entrevista en ‘Heraldo’.
–Eloy Tizón es un escritor parsimonioso, no sé si reflexivo. ¿Cómo nacen tus libros? ¿Cómo nace un libro como Técnicas de iluminación?
Nace con mucha paciencia y mucho tesón, eso seguro. El libro es fruto de un trabajo bastante prolongado en el tiempo, durante el cual he ido probando, añadiendo, descartando, hasta llegar al resultado que considero mejor.
–¿Por qué has elegido ese texto como título? Es un homenaje a ‘El Mago de Oz’, es un cuento sobre los sueños y la vida al otro lado del espejo, un cuento de alguien que espera...
El título del libro, en mi opinión, refleja los dos registros que manejamos cuando escribimos: el lado técnico, artesanal, de la escritura, junto a otro registro de deslumbramiento, instintivo, solar, como queramos llamarlo. Ambos son imprescindibles, pero necesitamos aprender a equilibrarlos, que en lugar de anularse entre sí se potencien.
–A veces tus personajes parecen solitarios, excluidos, gente desubicada. Andan y andan... ¿Somos así, son así tus criaturas?
Por lo general, los personajes inquietos, los que buscan, los que no se conforman y están solos, perdidos y sin brújula, son más atractivos desde el punto de vista literario. No son personajes de una pieza, sino que ofrecen numerosos ángulos: tienen luces y sombras, momentos de éxtasis y flaquezas, complejidades y contradicciones. Todos tenemos mucho de eso, me parece. Yo, al menos, me reconozco bastante en ellos.
–Este es un libro sobre la luz. Y sin embargo, alguien confiesa: “Todos somos viudos de nuestra propia sombra”. ¿Qué quieres decir?
Es evidente que un libro titulado Técnicas de iluminación, tiene que mirar también a la sombra. Trata de nuestra parte luminosa y de nuestra parte oscura. De los contrastes tan brutales que ofrece la vida. La felicidad y la tristeza. Esos chispazos de humor absurdo que a veces brotan solos en medio de la tragedia, aunque no queramos, y esos otros zarpazos de pena que pueden sobrevenirnos de golpe, sin saber por qué, en medio de una fiesta, rodeados de alegría. Un personaje del libro se lo pregunta: ¿quiénes somos?
—Hay un cuento entre estremecedor y anodino en apariencia que hace pensar en Buzzatti, en Jacobs y ‘La pata de mono’, en Stevenson. Hablo de ‘Ciudad dormitorio’. ¿Cómo nace ese cuento y qué querías abordar ahí?
Ese relato nace de un sueño. O mejor dicho: se aclara con un sueño. Aunque pueda sonar paradójico, sucedió así. Llevaba tiempo escribiendo algo sobre los suburbios de las grandes ciudades y los trenes de cercanías. Eran páginas de tanteo, sin tener demasiado claro qué quería contar, como suele sucederme con frecuencia. Entonces una noche soñé que yo estaba en el trabajo y mi jefe me convocaba a su despacho. Allí me hacía entrega con mucho secretismo de un paquete con algo dentro, que se movía. Me ordenaba que no lo abriera y que lo hiciera desaparecer cuanto antes, sin explicarme el motivo.
Una vez despierto, uní ambas líneas narrativas, combinando el «naturalismo» de las afueras (que yo conocía bien, por haberlo vivido de primera mano) con esa sensación de amenaza difusa del sueño, del que procuré conservar su atmósfera.
Me alegra que te guste. A mí lo que más me interesa es que sea un relato que comienza en un registro «realista» y poco a poco se desliza hacia un territorio fantasmagórico, mucho más inquietante. Aspiro a escribir historias que empiezan siendo una cosa y terminan siendo otra.
–En este cuento, hablas de Luna Park, y hace pensar en Buenos Aires. En otros hablas de Nueva York, de Berlín, de otras ciudades y de ámbitos inhóspitos. ¿En qué medida son importantes o determinantes para ti los lugares?
Lo que me interesa no es tanto dónde transcurren los relatos (en qué «localizaciones» concretas), sino qué les sucede a los personajes. Es cierto que a veces aparecen lugares reales, como Boston o Estocolmo, pero lo hacen de manera bastante estilizada, casi oblicua, huyendo de toda monumentalidad de guía turística. Otras veces mezclo adrede varios emplazamientos: una ciudad grande que no se nombra (podría ser Madrid), pero con el mar cerca. Eso le da una imprecisión sugerente. Por lo general, me basta con transmitir una atmósfera determinada; todas las grandes ciudades se parecen algo entre sí, de modo que basta con saber que la acción transcurre en una ciudad grande o mediana o pequeña. El cine y la televisión han universalizado tanto todo, que con una pincelada leve ya es más que suficiente.
–Me ha impresionado mucho ‘Los horarios cambiados’. ¿Con quién vivimos: con la maleta, con la manías de los otros, con la tensión soterrada?
Muchas gracias. Yo creo que convivimos con todo eso. Con el equipaje propio y el ajeno. Con las ganas de amar y el miedo a amar. Con nuestras dudas y las de la pareja. En un hemisferio que a veces coincide con el del otro y a veces no. En resumen: con los horarios cambiados.
–En ese relato hablas mucho de la escritura y del acto de escribir. Coméntame esta frase: “Uno inventa pasiones en una página porque las ha vivido antes o porque quiere vivirlas o para no tener que vivirlas”. ¿Es casi tu poética o una poética general?
Para mí, esos son los tres motores principales que nos llevan a escribir: dejar constancia de algo que nos ha sucedido, o que nos gustaría que nos sucediese, o que no deseamos que nos suceda por nada del mundo, porque nos produce pánico y escribirlo es una forma de exorcizarlo, de mantenerlo lejos. Esto puede aplicarse a mí, pero creo que también a los demás.
–¿Cómo entiendes el cuento?
No tengo una teoría única, o una retícula fija que aplico por sistema. Más bien todo lo contrario. Todo varía de un texto a otro y voy improvisando. Escribir es una forma de explorar, de irse de casa, de salir de nuestra zona de confort y arriesgarnos a probar cosas nuevas. Da algo de miedo, pero a la vez ese vértigo es lo que nos hace sentir vivos.
–¿Quiénes son tus referencias, a quién te gusta releer?
Me gustan los autores capaces de alcanzar cierta profundidad emocional. Los que no se amilanan ni se quedan en la superficie de las cosas, en un realismo epidérmico, sino que tienen la valentía de bucear más allá de las apariencias visibles, para tocar un nervio más íntimo. Releo con asombro y placer a Djuna Barnes, a John Cheever, a Clarice Lispector y a muchos otros que trabajan en esas coordenadas. Y también sigo a autores jóvenes como Paul Viejo, Sara Mesa o Patricia Esteban Erlés, entre otros.
–¿Son buenos momentos para el cuento?
Desde el punto de vista de la creatividad, sí, son buenos tiempos. Acaban de salir dos antologías, en Salto de Página y Lengua de Trapo, que recopilan el trabajo de autores menores de treinta años, lo cual demuestra que la vitalidad del relato breve se mantiene e incrementa con las nuevas generaciones. Es algo que debe alegrarnos a todos. Todavía queda mucho por hacer. Hay cuento para rato.
*La primera foto es de Daniel Mordzinski; la segunda es de Páginas de Espuma.
UNO Y CERO CON TERESA GARBÍ

Nace el sello editorial Uno y Cero Ediciones, en cuya fundación participa una buena amiga, una estupenda escritora como Teresa Tarbí. He aquí el dossier de intenciones y primeros títulos que me envía otro de los fundadores: Emilio Ruiz.
Uno y Cero Ediciones es una editorial de autores, comprometida con la cultura española y con una actitud política que propicie su regeneración.
Concebimos Uno y Cero como una plataforma cultural. No se trata sólo de un negocio. Hemos optado por unos precios mínimos con el fin de ayudar a los posibles lectores a afrontar la crisis.
Estamos dispuestos a emprender esta aventura que nos lleva a cambiar el mundo del papel por el formato digital. Ofrecemos nuestros libros en formatos EPUB, AZW3 (Kindle ) y PDF para que se adapten a los gustos y necesidades de cada lector.
Vivimos malos tiempos y queremos contribuir a que la lectura, y la libertad que conlleva, no decrezcan. Al contrario: el mundo digital nos abre nuevas posibilidades, sin fronteras, sin necesidad de contar con distribución ni almacenaje.
En Uno y Cero Ediciones nos centramos en el ámbito de la cultura española y tratamos de dar voz a jóvenes autores/as y a aquellas personas que hayan tenido dificultad en publicar y tengan una obra de calidad. Además de interesarnos textos inéditos, buscamos preservar obras que hoy en día sean inencontrables en papel.
Contamos con seis colecciones:
En Narrativa salimos con un texto inédito de Juan Gil-Albert, Un arte de vivir. Hemos querido publicar a un autor de la generación del 27, relevante por su compromiso y por su calidad literaria, como ejemplo de lo que nos interesa en Uno y Cero Ediciones.
Un arte de vivir recoge textos similares a los que Juan Gil-Albert llamó Cantos rodados y publicó como Breviarium Vitae, de 1947 hasta 1980.
En Poesía salimos con Mi primer bikini, de Elena Medel y Estancia de Sergio Gaspar, dos textos significativos de la poesía española actual, del fondo de DVD Ediciones, que tanto ha hecho por la Literatura española en estos últimos años.
En Ensayo publicamos España contra el Estado, de Ángel López García-Molins, premio Anagrama, con El rumor de los desarraigados. Afronta en su texto la situación crítica que soporta España en el momento presente y aboga por un cambio radical en la estructura del estado.
Sirva de ejemplo España contra el Estado de cuál va a ser nuestra política de publicaciones en Ensayo: en sucesivas entregas ofreceremos un diagnóstico científico y objetivo de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta nuestro país. Próximamente publicaremos un ensayo sobre la lengua común y las lenguas minoritarias, y posteriormente otros títulos sobre balanzas fiscales y sobre la situación política en España.
En la colección de Cómic sale Wáluk, de Ana Miralles y Emilio Ruiz --la historia de un oso polar que interesará a mayores y pequeños por su compromiso con el medio ambiente y la ecología-- y un ensayo de Jesús García, Yexus, sobre Sergio Toppi. Pretendemos integrar el mundo del cómic dentro de la literatura y el ensayo. El Cómic debe alcanzar en España el nivel que tiene en Francia o en otros países y no debe ser un ghetto aparte.
La colección Académica pretende llenar los huecos que han dejado las grandes editoriales filológicas, ya desaparecidas. Porque consideramos que el mundo de las Humanidades es fundamental para la vida, lucharemos para que ocupe el lugar que le corresponde.
La colección Chicos/as se destina a los nuevos lectores, nuestro futuro, y somos conscientes de que ha de ser una colección muy cuidada. En breve publicaremos el primer volumen de una serie, ilustrada por Ana Miralles.
MAS INFORMACIÓN: www.unoyceroediciones.com
CARLOS CASTÁN DEBUTA EN LA NOVELA

Carlos Castán debuta en la novela
Tras cuatro libros de cuentos, el escritor presenta ‘La mala luz’ (Destino), una narración sobre el miedo, la amistad, la obsesión y el crimen
[Este texto apareció ayer en ’Heraldo.es]
“Sin lugar a dudas, ‘La mala luz’ es una historia que tiene mucho de recuento, de mirada retrospectiva y a veces amarga sobre lo que uno es o cree haber sido. La muerte –su cercanía, su inminencia- es un buen disparadero para este tipo de reflexiones: a qué distancia estoy de quien quise ser, en qué momento se torció el camino, qué dirían de mí los investigadores y qué diría de mí quien pudiese asomarse de verdad al corazón. Y cuestiones como por qué episodios azarosos y banales se quedan para siempre en lo que sería la película de una vida al tiempo que una masa enorme de millones de acontecimientos, seres y horas se ve absorbida por el olvido”, explica Carlos Castán (Barcelona, 1960), que acaba de publicar su primera novela, tras varios volúmenes de relatos, elogiados por doquier: ‘Frío de vivir’, ‘Museo de la soledad’, ‘Sólo lo de lo perdido’ o ‘Polvo en el neón’, que era un cuento largo y un viaje por la Ruta 66, con fotografías de Dominique Leyva.
‘La mala luz’ cuenta la historia de un hombre, separado y con la sensación de que ha fracasado en la vida, que tiene un gran amigo: Jacobo. Ambos han poseen vidas bastantes paralelas: les apasionan los libros, la música, el arte, las bellas mujeres, y tienden a desmadejar el hilo de la memoria para conocerse mejor y quizá por el puro placer de recordar. Los dos se acaban de mudar a Zaragoza. Y no solo eso: Jacobo y el narrador habitan en un mundo atormentado y tienen la sensación de que “ando muriendo esta noche” o de que habitan “una muerte propia”. Explica el novelista: “Son viejos amigos. Han compartido lecturas y miles de horas de conversación y confidencias. Además, sus vidas han discurrido de forma más o menos paralela y su momento vital, por tanto, sobre el papel no difiere mucho”. Aunque la novela es introspectiva, psicológica y tal vez neorromántica, bastante avanzada la trama ocurre algo que le da un carácter de novela negra, por decirlo así: Jacobo ha sido asesinado en su propia casa. Y ahí aparece el tercer personaje clave: Nadia. No se puede ni se debe desvelar más.
Carlos Castán ha escrito una novela personalísima sobre el dolor, la culpa y la identidad, sobre la relación entre padres e hijos, sobre la melancolía de existir. Y también sobre los amores perdidos y recobrados en el recuerdo. Concluye el narrador, que se ha instalado en Zaragoza tras muchos años de residencia y de clases en Huesca: “Hay un verso del poeta Paul Celan que funciona un poco como lema del libro, ‘estábamos muertos y podíamos respirar’. Creo que, en parte, es un libro sobre la pervivencia de lo que se ha ido, la forma que tienen las cosas de no marcharse del todo: el rastro, las huellas, los vestigios que quedan de lo que ya no está”. No solo Celan está presente en el libro, sino la espiral de evocaciones y de sensaciones de Proust o el mundo, las pasiones y los libros de Marguerite Duras. Quizá otra frase del narrador resuma el espíritu del libro, esa expansión de lo íntimo hacia lo universal y lo histórico: “Toda vida humana encierra en sí misma la historia de su siglo”.
‘La mala luz’. Carlos Castán. Destino: Colección Áncora y Delfín. Barcelona, 2013. 227 páginas. [La presentación tuvo lugar ayer viernes, 25 de octubre, en Los Portadores de Sueños. Con la editora Silvia Sesé y el escritor y periodista Sergio del Molino. Esta foto es de Lydia Solans, de su serie 'El guapo de la foto'.]
EMILIO CASANOVA, EN LA FILMOTECA

LA FILMOTECA DE ZARAGOZA PROYECTARÁ
LA OBRA DE EMILIO CASANOVA
[Una espléndida noticia: la Filmoteca de Zaragoza, que dirige Leandro Martínez, va a proyectar en cuatro sesiones en noviembre la obra cinematográfica, en vídeo y en formato de televisión de Emilio Casanova, que ha trabajado sobre muchos temas: Ramón Acín, Francisco de Goya, Julio Alejandro, Pablo Gargallo, los Pirineos o sus preciosas ’Estampas’ de tres minutos que emitió Aragón Televisión. Un justo y merecido reconocimiento a un trabajador incansable que ahora, entre otras cosas, coordina y actualiza la página web de la Fundación Ramón y Katia Acín.]
Aquí puede verse la estampa de Julio Alejandro:
http://www.youtube.com/watch?v=MJ5_EGwh-3I
Emilio Casanova en Filmoteca de Zaragoza
Sesión 1. Noviembre 8 y 9. Cuatro artistas y cuatro lenguajes.
90’
Sauragramas 26’
Julio Alejandro. Un mar de letras. 24’
Pablo Gargallo. Un mechón de rebeldía. 14’40”
Alfredo Gaudes. Coser y cantar. 23’
Sesión 2. Noviembre 15 y 16.
Le Piano magique. La magia de Chomón 80’
Le piano magique. Jordi Sabatés recrea a Segundo de Chomón.
Sesión 3. Noviembre 22 y 23.
Sólo Goya 82’
Goya Pintar hasta perder la cabeza 61’
Goya. El cazador de sombras 14’
Tristes presentimientos 7’
Sesión 4. Noviembre 29 y 30.
De fotos, cromos y otros álbumes 80-90’
El Pirineo Revelado 51’37”
Estampas, infraleves y otros por concretar y medir 30’
Descripción de sesiones
Sesión 1.
“Sauragramas”
Programa sobre la obra del pintor Antonio Saura.
26 minutos. BETACAM-SP
© Emilio Casanova, 1.991
Con la colaboración de las Diputaciones de Huesca, Teruel y Zaragoza
. I Premio Documental III Festival de Vídeo de Canarias 1992
. Seleccionado 3ème BIENNALE INTERNATIONALE DU FILM SUR L’ART.
MNAM Centre Georges Pompidou. París mayo 1992.
. Programa seleccionado por RTVE. PRIXITALIA
(International Competition for Radio and Television Programmes)
Pablo Gargallo, un mechón de rebeldía
Diversos audiovisuales para su proyección en las salas del Museo Pablo Gargallo de Zaragoza. 15’
Vídeo digital HD 16:9. © Museo Pablo Gargallo, 2008
Julio Alejandro. Un mar de letras
Vídeo digital, 24’. Pal 4:3
Semblanza de Julio Alejandro, escritor y guionista de cine –autor de guiones para Luis Buñuel como Tristana, Viridiana, Nazarín y otras- con entrevistas con Rafael Azcona, Asunción Balaguer, José Luis García Sánchez o Manuel Vicent entre otros.
Audiovisual realizado para la proyección homenaje a J.A. en su centenario Festival Cine de Huesca, 2006
-Premio Documental SCIFE 2006-
© Emilio Casanova, 2006
Alfredo Gaudes Munárriz. Coser y cantar
Vídeo digital. 13’. Pal 4:3
El talento de un residente en el Albergue Municipal de Zaragoza
2007
Sesión 2
Le piano magique. Jordi Sabatés recrea a Segundo de Chomón
DVD PAL 16:9
16 films de Segundo de Chomón recreados musicalmente por Jordi Sabatés más diversos materiales audiovisuales.
© Instituo Buñuel/SGAE, 2010
SESIÓN 3
“Goya. Pintar hasta perder la cabeza”
Video ópera, 60 minutos
DIGITAL D-1 Y BETACAM SP
© Emilio Casanova, 1995
Con la colaboración de Canal Plus España
Goya. El cazador de sombras
Vídeo digital HD 16:9 para proyección en salas de Museo 14’
© Museo de Zaragoza, 2007
Tristes presentimientos
Vídeo digital Pal 16:9.
Remontaje de los Desastres de la Guerra con Música de Joaquín Pardinilla
© Emilio Casanova, 2013
SESIÓN 4.
El Pirineo revelado
Vídeo digital HD 1920:1080 p. 60’
Documental para televisión sobre el pirineísmo centrado en cuatro fotógrafos: Lucien Briet, Bertrand de Lassus (sus fotógrafos Juan de Parada y Maurice Meys), Juli Soler i Santaló y Ricardo Compairé
© Aragón Televisión – Emilio Casanova 2011 con la colaboración de Diputación de Huesca.
Infraleves
Vídeo digital varios formatos
Diversos miniprogramas sobre poesía visual con piezas de Marcel Duchamp, haikus japoneses (Bashoo, Sogui, Sokan, Issa.), Octavio Paz, Benedetti, Tablada, Ramón Gómez de la Serna, Pinturas de Velázquez, Vermeer, etc.
(En proceso de producción) ©Emilio Casanova 2013
*La foto de Emilio Casanova es de Lara Albuixech.
ROSA LENTINI: UN POEMA
Rosa Lentini es poeta y editora de Igitur. Acaba de publicar en Bartleby el poemario ‘Tuvimos’, que es un viaje a su propia memoria, al humus del recuerdo, a esos instantes, a veces impresionistas, que se han fijado en la sensibilidad a lo largo del tiempo. Es un libro muy personal, nada anecdótico y a la vez basado en lo que se retiene, en el azar, en la luz del pretérito que brille de nuevo, es un poemario sobre el amor, el tiempo, los libros, la música, el recuerdo del padre, el colegio, casi un mapa de alegorías de lo que ella fue algún día y de lo que sigue siendo. Este es el primer poema del libro.
LA BOCA DE MAHALIA JACKSON
He encontrado mi pasado
escondido en una partícula de saliva
escapada de la boca de Mahalia Jackson
cuando cantaba:
“This is my faith, this is my light”.
Y eran una fe una luz,
antes de que ellos pensaran
tener hijos o hacerles daño,
antes de que pudieran tenerse
el uno contra el otro.
He salido rápido
como un corredor de fondo
acelerando la entrada del parque
levitando casi a la altura del lago
a grandes zancadas ardientes en la avenida,
bajo las copas de los árboles en flor,
antes del primer baño juntos,
cuando al otro lado de las alambradas
que ribeteaban el camino, a la espalda
de los carcomidos bancos de madera listada,
él salía de entre los setos, el cabello revuelto
y las rodillas arañadas, en las manos
un balón de color calabaza
y ella intercambiaba con una amiga cromos
y cotilleos envileciendo en el musgo
sus cortas calzas de niña.
Mi fe mi luz: una gota de saliva
pasa por el tracto humano
donde el pasado es engullido.
Llamadas y loros como soportes de un juego,
mi fe en su oscuridad,
ceremonias de un canto de ranas
para atraer a la pareja, y lo que no fue
lo que no llegó a definirse,
como un tallo que crece
bajo la luz modélica.
*Tomo la foto de aquí: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-5284a7e19109ed42deb4d16a0df3a69d.jpg
LA MINA Y LA MUERTE. PLÁCIDO DÍEZ
[Plácido Díez acaba de vivir una de esas circunstancias desagradables y durísimas: después de 17 años en Radio Zaragoza-Cadena Ser se ha visto obligado al adiós. Pese a ello, su compromiso con la actualidad y la información le ha llevado a seguir ahí, al pie del cañón, contando lo que pasa, esclareciendo el dolor y las claves de lo que sucede. Anoche me mandaba este artículo. Es un placer publicarlo aquí en mi blog.]
EL MIEDO INNATO A LA MUERTE
Plácido Díez
Decía el alcalde de Pola de Gordón, Francisco Castañón, que “el miedo a la muerte es algo innato en el minero, eso genera solidaridad”. Quizá por eso llama la atención que en la capital de la comarca de Gordón, con menos de cuatro mil habitantes, existan dos tanatorios. El viejo tanatorio en el centro del pueblo, cerca del río Bernesga y no lejos de la plaza del Ayuntamiento, y el nuevo en el polígono industrial, detrás de una gasolinera.
Como llama la atención la tristeza que, antes de la tragedia de ayer, ya se había apoderado de un municipio que en los veranos de los setenta era un hervidero de vida y de marcha discotequera, siempre lo asocio a la música de “la pequeña chica 74 es una mujer y es una niña, y a mí me va….”, y que ya contaba con una enorme piscina de agua gélida con trampolín.
En la Montaña central leonesa, camino de Asturias, por encima de los mil metros de altitud, coexisten la belleza y la magia de la naturaleza, de las peñas, de los riscos, del encajonamiento, con el dolor y el sufrimiento enraizado históricamente con la Revolución de Asturias, con la guerra civil y la durísima represión posterior, y simbolizado en funerales en pleno siglo XXI en los que algunas mujeres aún cubren sus rostros con velos negros y en los cementerios de profundos panteones, integrados en la montaña, camino de hayedos mágicos como el de Ciñera de Gordón, el faedo, en la ruta hacia las cuevas de Valporquero.
Son detalles que percibe el visitante que, hace tres semanas, regresó a la tierra de su padre para despedir a una de las hermanas que aún quedaban vivas. Visitante que lo primero que se sorprende es con las grandes esquelas colocadas en lugares estratégicos con el nombre de todos los hermanos de aquellas familias numerosas de principios del siglo XX. Los fallecidos, como su padre, Lucas, con una crucecita negra entre paréntesis.
Se sorprende menos con el delicioso cocido leonés que come con sus acompañantes en el “Mesón Miguel” y con los pósters y el ambiente mayoritariamente madridista. Desde niños, aprenden a convivir con el trabajo duro, con la épica del viaje al centro de la tierra, de la hulla que se extrae a más de seiscientos metros de profundidad, y también con la muerte que propaga el “enemigo silencioso”, el grisú, el gas metano que antes se detectaba con el jilguero enjaulado y que ahora se detecta con medidores, y se combate con ventilación y máscaras, pero que aún así continúa haciendo estragos llevándose de golpe siete vidas de entre 35 y 45 años de una actividad que se extingue lentamente –de los 51.000 mineros del carbón de hace 30 años se ha pasado a poco más de cinco mil- pero que es el principal medio de vida y la gran seña de identidad de la Montaña Central leonesa. La de Llombera de Gordón es la mayor tragedia de la minería española durante los últimos 18 años.
Paradojas de la vida, el pozo en el que fallecieron asfixiados los siete jóvenes se denomina “Emilio del Valle”, el empresario leonés que en 1942 compró la “Hullera Vasco-Leonesa” a los empresarios bilbaínos que la habían fundado en 1893 y que habían impulsado un ferrocarril desde La Robla hasta Bilbao para alimentar la siderurgia vasca. Paradojas de la vida, muy cerca de estas tierras de sufrimiento, dignidad y gentes curtidas en la lucha y en las emociones más primarias, nació el hombre más rico de España y uno de los más ricos del mundo, Amancio Ortega, natural de Busdongo.
Los contrastes y las sorpresas de un medio de largos y fríos inviernos, de truchas en el Bernesga, y de simbolismos como el de la bandeja en el salón de plenos de Pola con una vela, que representaba la luz de los jóvenes prematuramente fallecidos, y una rosa roja simbolizando la sangre derramada, los efectos devastadores del grisú. Mañana, funeral en Santa Lucía a las once de la mañana y desde hoy siete días de luto oficial en Pola y muchos más en la comarca de Gordón, en sus diecisiete núcleos de población, porque los fallecidos pasarán a formar parte de la memoria histórica, que pasa de generación en generación, de una actividad en la que el miedo a la muerte es algo innato. Un riesgo mucho más auténtico, a años luz del que sienten los especuladores financieros y las grandes fortunas que juegan en el casino de la economía mundial pulsando teclas en la red.
*He tomado la foto de aquí: