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Se muestran los artículos pertenecientes a Febrero de 2007.

FÉLIX ROMEO Y JULI CAPELLA, CONVERSAN

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Se recuerda que hoy día 1 de febrero, a las 20 h. en la sede de la Demarcación de Zaragoza del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón (c/ San Voto, 7), tendrá lugar la segunda conferencia del ciclo "la vivienda: debate permanente".


En esta ocasión se contará con la presencia del arquitecto Juli Capella, director fundador de las revistas De Diseño y Ardi; promotor de "Barraca Barcelona" como director del FAD, y autor de diversos artículos sobre la el tema de la vivienda como por ejemplo "infraviviendo" o "micropisos enormes".


Junto con él participará, en una conversación a dos, el escritor Félix Romeo, colaborador habitual de distintas revistas y prensa periódica (“Heraldo de Aragón” y “ABC”, entre otras), y director durante 5 años del programa cultural de TVE, La 2, "La Mandrágora".


Analizarán las inquietudes y necesidades del ciudadano, en su derecho a una vivienda digna y asequible y cómo la arquitectura debe permanecer atenta a estas demandas y elaborar propuestas imaginativas y viables. 

*Juli Capella y Rafael Moneo. Este ciclo lo coordina el arquitecto Luis Franco. 

01/02/2007 10:46 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

PALABRAS DE VÍCTOR ULLATE

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Borradores le ha grabado hoy una entrevista por extenso a Víctor Ullate. El ex bailarín y coreógrafo habló de su último espectáculo, “Samsara”, de la necesidad de que el mundo cultive la bondad, habló de sus métodos de trabajo, recordó que la apuesta oriental nace de algunos viajes por distintos países, y abordó también aquella idea frustrada de que se convirtiese en director del Ballet de Zaragoza. Los grupos políticos no lo aceptaron, y de aquellos polvos parecen derivar estos lodos: el Ballet de Zaragoza ha desaparecido, y Miguel Ángel Berna se ha convertido en una compañía concertada, aunque con muchísimo menos dinero. Ullate dice que no hay que arrepentirse de nada, que si se hubiera consumado la propuesta a lo mejor todo habría  fracasado igual. Recordó a su madre y algunos de los bailarines que se han formado con él (Ángel Corella, Tamara Rojo, Ruth Miró, Lucía Lacarra; ahora Natalia Arregui, Natalia Tapia...) e hizo un elogio de la danza como algo que ayuda a fortalecer la sensibilidad y la pasión por el arte. Señaló: “Los bailarines lo dan todo y no reciben nada. La danza exige una inmensa generosidad, un inmenso sacrificio”.

* "Samsara" permanecerá en el Teatro Principal hasta el domingo. Esta espléndida y sugerente foto, de Cristina Palacios, pertenece al diario gratuito "20 minutos" de su edición de Zaragoza.
01/02/2007 23:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

FRANCISCO RALLO, POR SÍ MISMO*

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[En vísperas de la retrospectiva de Francisdo Rallo que se exhibió en el palacio de Sástago en el invierno de 2001 y 2002, quedé con el escultor en su taller. Lo vimos juntos, repasamos los olores y los sabores, y luego conversamos largo y entendido. Este texto iba a aparecer en el catálogo de la muestra, que creo que no llegó a publicarse.  El pasado miércoles, de manera inesperada, fallecía Francisco Rallo.  Este texto integrará un extenso libro de conversaciones en Aragón que aparecerá para el otoño o así. Recojo aquí la entrevista sobre el escultor de los leones de la ciudad.]

ENTREVISTA CON EL ESCULTOR FRANCISCO RALLO LAHOZ

"Soy un escultor realista, de sentimientos y de emociones"   

Francisco Rallo Lahoz repasa su largo medio siglo en el arte

1. El escultor aborda sus inicios, fue alumno de Pedro Arnal Cavero, y recuerda su relación con Félix Burriel. 
2. Recrea la Zaragoza de cines, prostitutas y salas de baile de su juventud.
3. Se define como artista y recuerda el influjo que han tenido en él artistas como Llimona, Clará, Gargallo. 

DIÁLOGO, RETRATO Y EVOCACIÓN  

Al entrar en su taller, repleto de objetos, de materiales y de polvo, nos hemos acordado del estudio parisino de Pablo Gargallo:  son talleres con color, con olor, con la pátina del tiempo que el aire viciado por el arte y el tesón impone en la atmósfera. Son talleres con aureola: el lenguaje de las manos aletea invisible como un pájaro antiguo. Desnudos de bronce, de olivo o de boj, esculpidos con esbeltez y elegancia, maquetas o desarrollos en escayola, que luego crecerán por el sistema de puntos, retratos grandes y pequeños, tornos, mesas, sillas, estanterías, herramientas: todos esos cachivaches resumen la vida del artista, el empecinamiento de Francisco Rallo Lahoz (Alcañiz, 1924), escultor, trabajador infinito, curioso e indesmayable como el mar.          

--¿Qué le parece si empezamos por el principio: Alcañiz, sus padres, sus primeros amigos?                   
                 
--Mi padre, Miguel Rallo, era trabajador de un comercio de tejidos, se encargaba de la distribución en el almacén, y mi madre, Josefa Lahoz, fue muy emprendedora. Tuvo negocios de venta ambulante de telas, y montó dos tiendas: una de frutas y verduras, y otra de vinos y comidas. Siempre hablaban de Clermont--Ferrand, en Francia, donde se dedicaron a tareas campesinas: aquella estancia parecía establecer un momento de felicidad en sus vidas. Yo nací en Alcañiz, pero estuve muy poco allí. Pasaba muchos veranos en casa de mis tíos, y era un periodo que me fascinaba. Me gustaba mucho la vida rural: la siega, corretear al aire libre, la naturaleza, los animales, el baño en el río con los amigos. Me instalé en Zaragoza muy pronto y ha sido y es mi ciudad. Apenas he salido de ella mentalmente, aunque he estado por toda España y por Europa. Me recuerdo jugando en el Boterón, donde había una plaza que cerraba
la Plaza del Reino y que era nuestro escenario de la guerra de pedradas.                            

--¿En qué colegio estudió? 
           
--En
la Escuela Palafox, que estaba en San Vicente de Paúl, vivíamos detrás de La Seo, y luego fui a Escolapios, donde comulgué. Hacía tanto frío que llevábamos los pies y las piernas colorados. Las clases eran de 70 con un único profesor. Las bofetadas del cura iban y venían, y se castigaba con rigor: sólo si se sabía la lección se podía bajar al recreo, donde jugábamos al marro, al "tú la llevas", al fútbol. Yo era de los alumnos que iban a "gratuitos"; por entonces, mi padre estaba sin trabajo; él también había estudiado en Escolapios. Recuerdo con mucho cariño al padre Cosme, que era un excelente educador.          

--Salgamos a la calle, al barrio. ¿Cómo transcurría su vida, cómo se divertía?
         
 
--Me divertía mucho. Pasaba el carro de la lechera, el del regaliz; jugábamos a policías y ladrones, a pitos y canicas. Tiempo había un juego de temporada con los huesos de los albaricoques: los impulsábamos por las canaleras a toda velocidad. O también jugábamos a las estampas: las pegábamos en las paredes.       
        

--Luego, fue al Joaquín Costa, ¿no? 
          
--Sí. La ciudad ya estaba revuelta. Se oían tiros por la calle Sepulcro. Nos trasladamos a Madre Sacramento, 59, estuvimos en un piso. Recuerdo que ya cogía una navajita y hacía mis primeras esculturas: soldados, aviones, metralladoras. Me divertía mucho. Desde mi casa, veía a los italianos, a los alemanes, a los soldados de regulares, del tercio, a los moros, que se habían instalado en el Campo del Sepulcro para sus maniobras. El centro Joaquín Costa, que era mi nuevo colegio, se transformó en hospital de guerra. A nosotros nos trasladaron a
la Facultad de Medicina. Siempre había gente ante mis ojos, al otro lado de la calle, pero no pasó nada. Era una estampa constante de mucho colorido. Siempre ocurrían cosas. En los alrededores estaba la antigua estación de Cariñena, no había nadie, y había vagones, en la calle Santander, de vía estrecha hasta la localidad vinícola.          

--¿Cómo le fue en el colegio Costa? Allí coincidió con el pedagogo y escritor Pedro Arnal Cavero.                  
               
--Permanecí dos años, a los trece y catorce años. De
1935 a 1937. Pedro Arnal Cavero entraba a las clases cuando quería, sin aspectos fijos de docencia. Lo mismo entraba a Física que a Lengua o Matemáticas: calaba divinamente con el otro profesor. Yo lo veía mucho fuera del colegio: iba con un perro al que sacaba a pasear, pero yo era un mozalbete y nunca me reconocía.          

--¿Sabía usted que se trataba de un intelectual importante de la ciudad? 
               
--No, la verdad. En el aniversario de Costa no era fácil escribir nada de él. Sin embargo, Arnal Cavero redactó media página acerca de lo que había escrito Costa y daba una explicación de su obra en Heraldo de Aragón, y la pegó en una pared del colegio sin ninguna otra explicación. Aquello me chocó y a la vez me agradó.
         

--Nos ha anticipado que en aquellos días de tumultos y de desórdenes sociales, usted ya se entretenía esculpiendo maderas con la navaja. ¿No querría ser escultor, artista, por entonces?                   
                 
--Creo que sí, pero mis padres pensaban que tener un artista en casa era como tener un sinvergüenza o algo así. Hube de buscar un empleo y me dirigí hacia los talleres de mármoles. Estuve medio año con Lorán, un señor que me abrió caminos hacia la escultura. Me ocurrió algo muy curioso: empecé a trabajar el mismo día del Pilar y me entretuve, absorto por completo, haciendo flores sobre diversos materiales. Viendo mi afición, les dijo a mis padres que deberían mandarme también a
la Escuela de Artes y Oficios. En Lorán trabajaba un profesional veterano que me dijo que tenía un hijo que estudiaba con Burriel. Conocí a ese muchacho, Nicolás Ortiz, le transmití mis primeros sueños y me dijo: "Dilo en casa. Para ser escultor no hay nada como estar con un escultor". Y es verdad. Ingresé en el taller de Félix Burriel: me daba poco, y para ir al cine tan sólo. Permanecí con él desde los catorce años y medio hasta los 21. Félix Burriel ya era muy conocido en la ciudad: era maestro en la Escuela de Artes Aplicadas y tenía su taller en el Paseo Pamplona ...          

--¿Debemos considerar a Félix Burriel como su maestro? 
               
--Sí. Al final me pagaba. Era un hombre de una profesionalidad tremenda. Prestaba tanta atención a lo que hacía, que eso te marcaba. Me enseñaba a no conformarme con nada: buscaba la perfección hasta la meticulosidad. Me decía ante un error: "Esta es mi ruina". Exageraba. ¡Dios nos libre de ser perfectos siempre!, pienso ahora. Pero era exigente y te metía el anhelo de mejorar en el cuerpo. Estabas con él y lo aprendías todo: la ampliación por puntos, a modelar, a construir esqueletos para la arcilla, a tallar la madera, a modelar en el bronce, a realizar mascarillas mortuorias.
         
--¿Le hablaba de otros escultores?                  
              
--Muy poco. Tenía relación con Moisés de Huerta, cuyo maestro era Mateo Inurri. Se carteaba con muy poca gente. Los escultores de entonces tenían un inmenso ego y la obra de los demás valía muy poco. 

--Me invita a que le pregunte cómo era el ambiente artístico de la ciudad,  si veía a otros artistas que frecuentasen el taller de su maestro. 

--Algunos, claro. Venía Pérez Piqueras, era sastre y pintaba muy bien. También estaban José Belbiure, los arquitectos Regino Borobio, Chóliz o Yarza, o el dorador Benedicto. Un día me dijo: "Chico, qué le das a mi padre. Habla mal de todo el mundo y de ti no". Benedicto hacía una gran labor: visitaba todos los estudios y luego hacía la gacetilla de la ciudad y del arte en cada uno. Pero también estaban Marín Bagüés, Pedro Portero, Antonio Bueno... En el estudio conocí al catedrático Juan Moneva y Puyol. Un día, Burriel me dijo que precisaba otro aprendiz y llevé a Manuel Arcón, con quien me une una gran amistad.          

--Creo que debía contarnos el relato de las mujeres de la vida, el sereno y Félix Burriel.         
--En los alrededores del Paseo de Pamplona había un vigilante nocturno, El tío Bigotes, llamado así por su gran mostacho. Le tenían todos un gran respeto: tanto en los tiempos de
la República, como de la Guerra Civil o después. Las mujeres de la vida, cabe suponer, tendrían alguna atención con él. Allí no había follones. La dueña del burdel era educada y le decía: "Problemas con usted no los queremos tener. Cualquier observación que nos haga se subsana". Los balcones siempre estaban cerrados, y no se asomaba ni una chica. Alguna se pasaba de vez en cuando para ser modelada. La mujer de Félix Burriel era muy celosa,  se pasaba, olisqueaba y preguntaba: "¿Quién ha estado en el taller?". Yo le decía fulanito o menganito o zutanito. "¿Nadie más?". "Seguro que nadie más".          

--Creo que usted también llegó a posar para Burriel. ¿No es así?                  

--A veces le hacía de modelo, como sucedió en los relieves para la Confederación Hidrográfica del Ebro, donde estoy con pantalón de peto. Estudié en la Escuela de Artes Aplicadas varios cursos y fui alumno de Burriel durante un año. Allí coincidí con José Luis Pomarón, que trabajaba entonces con Jalón Ángel, buen amigo de Burriel; coincidí con Julio Alvar, y teníamos de profesores a Mateo Larrauri, los hermanos Albareda o Virgilio Albiac, entre otros. Más que artistas o aprendices de artistas, éramos una serie de chicos muy sanos. Así los recuerdo. Empezábamos en torno a un centenar las clases y sólo 20 asistíamos a todas.          

--Antes hablaba de cine vagamente. ¿Era asiduo a las salas?                                   

--Mi mundo íntimo estaba emparentado con el cine. Iba al Iris Park, el Monumental y el Fuenclara. Me acuerdo de las primeras películas, tanto en las salas como en el cine parroquial, donde veía a Buster Keaton, Stan & Laurel o el impresionante Charlot. He seguido con mucha afición toda la evolución del cine: desde el blanco y negro, en versión muda, hasta el sonoro; desde el color al cinemascope; desde el tridimensional al cine musical, que tanto me ha gustado.          

--¿No nos diga que también ha sido bailarín?                

 --Iba siempre que podía. Recuerdo que en el Iris Park había una pista de patinaje y de baile, y había gente que bailaba. Pero también estaban los chuletas profesionales que venían a lucirse. Iba a todas las exposiciones que podía al Casino Mercantil, a las salas Reino y Gaspar, donde expuse por vez primera y llegué a vender un crucifijo de madera. Frecuentaba los libros de lance de Inocencio Ruiz. En la calle Ossau había una tienda de mala muerte y allí cambiaba las novelas y hallabas cosas importante. Recuerdo que la primera Historia del Arte me costó una peseta y me pareció una ventana abierta al mundo. Me compraba la colección "Novelas y cuentos", en la cual leía a los rusos (Dostoievski, Puskhin, Tolstoi, Turgueniev, etc.), a grandes escritores universales o a Jardiel Poncela. También leía a Corín Tellado y me fascinaban las novelas por entregas, que aún colecciono ahora cuando puedo. Me encantaba la fantasía: los cómics de La guerra de las galaxias o Flash Gordon.          

--Compruebo que ha tenido una formación autodidacta, donde cabía todo. De 1945 a 1948 realizó el servicio militar en Barbastro. ¿Qué recuerdos acuden a su mente?                                   

--Fui bibliotecario. Yo no tenía a nadie que me protegiera, pero siempre he tenido muy clara una cosa: es esencial tu manera de ser y la conducta de cada uno va haciéndose camino. He intentado ser noble y amigo de mis amigos siempre. Hice muchas más cosas: hacía dibujos de mis compañeros, pinturas a la acuarela, tallas en madera; pinté murales para la cantina, realicé labores de topógrafo, vendía anillos. La cuestión era sacar dinero para la merienda. También perseguimos maquis, por entonces se les temía y se hablaba de ellos con respeto y miedo, y aprendí a escribir a máquina en una legendaria Underwood. Conocí al pintor José Beulas, que también empezaba a pintar. Recuerdo que le hice un álbum de situaciones jocosas al general García Valiño.          

--Acabada la mili, ¿volvió al taller de Félix Burriel?                 

--Lo intenté, pero él me dijo: "Yo ya no te puedo tener aquí". Me dolió en el alma y entonces no entendí su actitud. Luego sí comprendí que me estaba invitando a que volase solo, a que me arriesgase. Me pareció una deslealtad, pero logré superarlo, y recuperamos nuestra relación. Después al único escultor que iba a ver era a mí. Fue un desastre asistir a su final: entrabas en su casa y se te caía el alma a los pies por su dejadez, por el estado de abandono. Yo fui su albacea y recuperé parte de su obra de la enruna. Logramos depositar sus piezas en distintas instituciones de Aragón, y sus papeles y documentos están en la Escuela de Artes.          

--¿Cómo reorganizó su vida tras la decepción que le ocasionó la negativa de su maestro? Imagino que no estaba preparado para ello.                                    

--No, no lo estaba. La impresión de soledad, al principio, fue muy fuerte. Busqué en la ciudad un lugar donde trabajar y lo encontré en Mármoles viuda de Joaquín Beltrán, en Cuéllar, 22. Fue una etapa importante de aprendizaje: trabajé la talla en mármol y piedra, realicé numerosas prácticas de arte funerario, aprendí a distribuir las letras y a pulimentar el mármol. Fue una etapa fecunda: me acerqué, creo que con algún éxito, al mundo de la cantería (canteros, cincelistas, cortadores), y aprendí el secreto de los materiales: alabastro, granito, mármol, piedras de arenisca. Y trabajé en algo que parece morboso pero que a mí me gusta: el arte funerario. Realicé relieves de figuras en las lápidas. Estuve un año y medio en este trabajo: establecí una gran relación con los compañeros y el dueño, y de golpe anuncié que me iba. El jefe lo entendió. Me dijo: "Tú ganas aquí más dinero del que cobras". Recuerdo que me dio un sobre de gratificación. Le contesté: "Siempre que me necesites, llámame". A veces pienso en lo mucho que me ha servido el capítulo de las distintas profesiones que toqué. Esa era mi riqueza. En esta modalidad, el dominio del oficio es esencial.          

--Ya. Pero, ¿cómo iba su vocación de escultor? Por ahora sólo estamos viendo al artesano, al profesional, al hombre laborioso que se entusiasma con las bases del oficio.                 

--Yo me decía a diario: "¿Cuándo voy a ser escultor?". Ya tenía ansiedad por serlo y podría decir que todo empezó en 1950 cuando, en un local contiguo a la tienda de mis padres, en Madre Sacramento 37. Abro mi taller y lo compagino durante un tiempo con los estudios y las prácticas en la Escuela de Artes. Tallaba y esculpía, y colaboraba con los talleres que requerían de mis servicios en modelado, relieves, trabajos de restauración y de decoración. Corría el serio peligro de dispersarme. Recuerdo a un sacerdote que, asombrado, ante la variedad de asuntos que tocaba, me dijo con desdén: "Aprendiz de todo y maestro de nada". Respondí: "Siempre había oído que el saber no ocupa lugar".          

--De inmediato le empezaron a llover encargos en las iglesias de Palomar de Arroyos, en Gargallo, en Fortanete, en Zaragoza.                                  

--Eso sucedió especialmente en las décadas de los 50 y de los 60. Trasladé mi modesto estudio a Madre Sacramento, 59, donde aún sigo. Continué haciendo de todo durante mucho tiempo. Estábamos en la posguerra y había que sobrevivir. Además, acababa de casarme con Encarna Gómez. Hice trabajos para el circo y espectáculos ambulantes: caballitos de madera o jirafas; diseñé joyas para fabricantes de joyería, concebí juguetes. Todo eso era como un apéndice esencial de mi carrera, necesidades de mi afán de ser escultor, cosas que cada vez lograba más. Estaba llegando a lo que siempre había soñado: era escultor de encargos y construía piezas religiosas, bustos, retratos, retablos, modestas arquitecturas. Tenía la sensación de que, poco a poco, mi vida empezaba a parecerse a lo que había soñado.          

--¿Qué es Francisco Rallo Lahoz: artesano o artista?             

--Y yo que sé. El artista tiene mucho de artesano. Si uno no tiene una formación amplia, muchas cosas no se pueden desarrollar. Yo soy un escultor realista, capaz de simplificar la realidad y de interpretarla. La abstracción la he tocado algo, pero no me produce los mismos sentimientos. Claro que me atrevo a hacer cosas nuevas, a imaginar piezas que no imiten a la naturaleza, tengo la formación suficiente para hacerlo, pero lo que no puedo hacer es mentirme a mí mismo. He aguantado la tarascada de la abstracción sin beligerancia alguna y me he asentado en mis fundamentos. Viajé a Barcelona y allí conocí de cerca la gran escultura de Llimona, Clará, o del aragonés Pablo Gargallo. He intentado aprender siempre.          

--Permítame este tiempo muerto. ¿No había sido usted quien había hecho la mascarilla mortuoria de Miguel Labordeta?                                    

--Me llamaron e hice la mascarilla dos horas después de muerto. Yo no había tratado al poeta; sí conocía a su hermano Manuel, que era un showman tremendo en el café de Levante, o a otros autores como Luciano Gracia o Ildefonso--Manuel Gil. No me impresionó ver a Miguel Labordeta. Ya tienes cierto hábito. Recuerdo que llevaba la boca torcida tras el estertor por un latigazo del corazón. Ante una situación así, tienes que hacer un trabajo con mucho respeto y con mucha sensibilidad y tacto. La escayola es muy guarra. Recuerdo que le puse cera en la cara, esparadrapo en las cejas, algodón en los agujeros de la nariz, y salió una mascarilla para guardar para siempre. No era la primera vez que lo hacía. A Félix Burriel lo llamaban mucho y le acompañé en varias ocasiones.          

 --Analicemos globalmente su producción, sus etapas, sus obsesiones temáticas. Empecemos por el desnudo.                  

--Creo que mi obra tiene una coherencia a posteriori. Es decir, hecha y vista con perspectiva, de adelante hacia atrás, yo veo como un hilo de continuidad, un argumento que nunca he meditado en exceso. ¿El desnudo? Cada vez he sentido la necesidad de estilizar más la figura, de hacerla más esbelta y más limpia. Me ha gustado mucho, y quizá haya sido determinante la influencia de mi maestro Burriel, que tenía sus rarezas. A diferencia de él, no he tenido modelos del natural.          

--¿Y los retratos? Ha hecho mucho y muy vigorosos.                            

 --Los retratos son complicados y laboriosos, feos y bonitos. Son facetas en las que me he sentido cómodo. He hecho de todo: desde Costa a la Madre Rafols, toreros, sacerdotes, intelectuales, artistas. Es muy dura la sujeción de tener que atenerse a la estructura del individuo.          

 --¿Cómo se plantea la escultura monumental, que tanto ha hecho?                  

--Hay que dotarla de esa potencia que significa el monumento y hay que suministrarle movimiento. Se tiene que ver a distancia: se ve de abajo a arriba, por lo cual cualquier detalle es perceptible. En esta orientación estética, creo que los leones del puente de Piedra son mi obra más importante, de tamaño y de resultado. También he hecho mucha escultura religiosa: con Burriel no se hacía otro tipo de trabajo, y asumo y respeto todas mis obras. He puesto el alma y el cariño en todas mis piezas, de las que habrá una amplia selección en el Palacio de Sástago.          

--¿En qué medida le han interesado las vanguardias?                               

--He estado en el mundo. He leído. He visto exposiciones. Tengo un hijo que es pintor abstracto y que ha pertenecido a grupos de vanguardia. No soy reaccio a las vanguardias. Me gusta Martín Chirino; Chillida posee una monumentalidad enorme, aunque sus obras se empiezan a escapar mucho de mi mundo; Rodin intuyó lo que se iba a venir encima en el arte, es fabuloso; Henry Moore hace un montaje y lo monta sobre el terreno: qué capacidad artística tiene para adaptar cualquiera de sus creaciones a un sitio concreto y qué fuerza poseen sus esculturas.          

 --¿Y Pablo Gargallo?               

--Es punto y aparte. Es una maravilla. No he visto escultura más alegre y más sentida y más bien hecha. Es un maestro absoluto.          

--¿Pablo Serrano?                                  

--Lo conocí más bien poco. Era un hombre educado, de trato extraordinario, que acabó haciéndose un buen sitio.          

--¿Qué sintió ante la gran exposición del Palacio de Sástago a principios del siglo XXI?                  

--Feliz y responsable. Fue una satisfacción muy grande que la Diputación de Zaragoza organizase aquella exposición cuando la edad te deja un poco fuera de juego. Y comprendo y asumo este destino, pero nadie me puede quitar el derecho a sentirme feliz y halagado. Amo Zaragoza, y fui y soy leal a Zaragoza. Recuerde que he trabajado mucho para el ayuntamiento de la ciudad: he hecho los leones, la maqueta del Teatro Principal y las cuatro musas en escayola, la Fuente de Niños con Peces, el cabezudo de la Pilara.          

--Podría hacer un autorretrato como escultor.          

--He sido un escultor de emociones y sentimientos. He trabajado con intensidad. Soy de los creen más en el trabajo que en la inspiración. He creído en la lentitud y en la perfección, y cuando me han dicho que soy caro no me asusto: ni soy caro ni barato. Hago mi trabajo y exijo que me paguen por él con dignidad. He sido un escultor de encargo más que de exposiciones.    

*Las musas del Teatro Principal, una obra de 1970 de las divinidades que protegían las actividades artísticas. Una obra muy conocida de Francisco Rallo. Se hallan en el www.educa.aragon      

02/02/2007 20:15 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

CRISTINA REMACHA EXPONE EN DECOR-ART ( Y UNA HISTORIA DE AMOR)

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[Una de las entrevistas de las que tengo un imborrable recuerdo es de la que le hice a Paco Ortiz, el gran locutor, padre de Paco Ortiz Remacha, de Aragón Radio, y mirado de la pintora Cristina Remacha (hija del maestro de forja y escultor Pablo Remacha), que expone estos días su obra en la sala Decor-Art de Pilar Bailo. Al hilo de esa muestra, que aún no he ido a ver, traigo aquí un fragmento de aquella entrevista: una narración preciosa de un loco amor que cristalizó muchos años de convivencia y varios hijos, creo que tres: Paco, Alfonso, poeta y activista cultural y editor, y un tercero, a quien creo no conocer. He aquí un fragmento de aquel diálogo. Al habla Paco Ortiz...]   

--Pablo Remacha, era un hombre recio, duro, de carácter muy serio. Al estrecharme la mano casi me la rompe. Vino con él una cría que tenía trece años, con unas coletas larguísimas, y de verdad, de verdad que existe el flechazo. Vi aquella criatura y la verdad es que me quedé mudo: tan bonita, tan delicada. Cuando le di la mano, al despedirme, experimenté una sensación extraña, tanto es así que pensaba diariamente en ella. Y yo mismo me decía: "¿Cómo puedo yo, un hombre hecho y derecho, ocho años mayor, enamorarme de una niña?". Tenía mala conciencia.        

--Ahora lo llamarían pederasta.
        
--Intenté hacer amistad por todos los medios con la familia Remacha, no por ver cómo trabajaba el artista precisamente. Ella venía a verme aquí al Pasaje Palafox a los concursos de cara al público; de tapadillo íbamos a los cines tolerados, paseábamos y la gente me miraba de una manera un poco extraña. Yo tenía una vespa, una de las primeras que llegaron aquí a Zaragoza. Se enteraron sus padres de esos paseos y no les sentó muy bien. Era junio y estábamos en un pequeño jardincito de su casa. Les dije: "Pablo, Marcela, tengo que comunicaros algo trascendental para mí y para vosotros. Me voy a casar con vuestra hija". Pablo Remacha me miró de tal manera que me fundió como cuando machacaba el hierro duro. "Paco --dijo--. ¿No habrá pasado algo anormal?". "Pablo, soy un caballero". Ellos aceptaron porque me querían muchísimo también, esperando que la boda fuese dentro de cuatro o de cinco años. "Pero es que esto además va a ser rápido, eh. El 25 de enero". Insistí: "Mira Pablo, aquí hay dos cuestiones. O me caso con ella o la rapto y me la llevo aunque organicemos el escándalo del siglo. No puedo vivir sin ella". Hubo un lío familiar increíble. Hubo que hacer unos trámites religiosos tremendos y ahí Alfonso, mi hermano, que no aprobaba la idea, me ayudó mucho.
 

Esa niña es hoy la artista Cristina Remacha, de dilatada y personal trayectoria pictórica, expone ahora en la sala Decor-Art, en la calle Cuatro de Agosto. La foto la he tomado de la página web de Cristina Remacha: http://www.cristinaremacha.com 

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02/02/2007 20:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

GOYA: ASCENSIÓN A LOS MUROS

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[El pintor Pepe Cerdá, que prepara nuevas exposiciones, una de ellas para marzo con Carlos Gil de la Parra, fue invitado a visitar las cúpular de Goya. Y tras estar allí arriba, cerca de los trazos del genio, redactó en su blog este texto. Lo copio aquí por si hubiera algún despistado que no visita el blog "Pintor, pinta y calla". Como todo lo que hace Pepe, está a medio camino de la sensatez, la erudición y la polémica. A él, por cierto, aún no le hemos oído decir que la duquesa de Alba y Goya no hubiesen tenido un poco de amor,  algo de sexo, un tantico de cama. Qué afán tiene Manuela de Mena en destrozar las leyendas...]

Hoy he tenido el privilegio de subir a los andamios que han colocado para la restauración de la cúpula pintada al fresco por Goya en la basílica del Pilar de Zaragoza.Ver de cerca las enormes figuras pintadas hace más de doscientos años por Don Francisco me ha producido encontradas sensaciones.   Por un lado la de estar cometiendo algo incorrecto, obsceno. Estas imágenes no fueron pintadas para ser vistas tan de cerca ni con la violenta iluminación de los focos halógenos empleados por los restauradores. Del mismo modo que no es aconsejable el ver con un microscopio los ácaros que habitan en las pestañas de la más bella de las mujeres. Es una cuestión de escala y de distancia, como casi todas las cuestiones que en el mundo son. Goya jamás vio su trabajo, y mucho menos mientras lo hacía, tan alumbrado. O lo que és lo mismo: él no pintó, puesto que no vio (y los que pintan son los ojos, y no las manos) lo que yo he estado viendo hoy. Le imagino pintando aterido de frío y al tentón, y a la luz de velas centelleantes o de temblorosas lámparas de aceite. Psicológicamente disminuido por las críticas de su cuñado y del Cabildo.

   Se nota mucho que tenía muchas ganas de terminar cuanto antes, de salir huyendo. Se nota también que no era un especialista decorador al fresco y que pintaba “como podía”, con el arrojo de sus treinta y seis años vividos con coraje, sin que nada se le pusiese por delante. Yo no he visto la tan publicitada “soltura”en la ejecución, más bien he visto rabia, la rabia de resolver “por cojones” algo que se le torcía. “Soltura “es la feliz y exacta levedad de los dibujos de Rembrandt, pero en este caso se trata de lo contrario: son feroces restregones con escobas, como alaridos, contra el húmedo muro. Se comete el error al ver estas pinturas de relacionarlas con la accion painting del expresionimo abstracto americano, o del expresionismo a secas, o el desdibuje Picasiano, o de cualesquiera modo de pintar que se le pueda relacionar aunque este se haya impuesto cientos de años después de cuando él pintó la cúpula. Esto hace que lo presenten como un visionario capaz de adelantarse a su época, cosa que les gusta mucho a los historiadores, pero pensar esto me parece una tontería que no explica en absoluto la cuestión. Él lo que quería era tener éxito, y para esto tenía que pintar como Velázquez y que los frescos le saliesen como a Tiépolo, pero no le salía ni una cosa ni otra. 

Otra cosa que se nota es que los bocetos a los que debe ceñirse no son exactamente suyos. Me explico: su cuñado Bayeu era el director de la decoración de la basílica y no es extraño pensar que impusiera, no sólo la iconografía, sino la “manera” de tratar pictóricamente la cuestión. Yo, incluso tiendo a pensar, que los acaramelados bocetos de Goya que se conservan en la sacristía del templo se parecen demasiado a los del propio Bayeu que se exponen al lado, y que no es descabellado que el propio Bayeu corrigiese algunos defectos de su chapucero cuñado, por el bien del encargo. Pero yo soy muy mal pensado. No obstante esto explicaría la “mala gana”genial, pero “mala gana”, con la que están ampliados y traducidos a pintura mural.  No usa el esgrafiado para pasar los dibujos al muro, como solía ser habitual, sino que el dibujo esta calcado con la ayuda de un punzón que al pasarlo sobre el dibujo araña el muro todavía sin fraguar. No están ni la mitad de las figuras calcadas de esta forma lo que permite suponer que la mayoría se acometieron directamente, sin dibujo previo. Que calcó solo las principales, para hacerse una idea de la escala y que luego intercaló las restantes.

Realizó la obra en cuarenta jornadas, o lo que es lo mismo, pintó “al fresco” sólo cuarenta días, comprendidos entre diciembre de 1780 y marzo del 1781 que es el tiempo en el que ejecutó la obra, aunque “repintó” en “seco” (cosa no muy ortodoxa en la época) muchas de las figuras. El tiempo que empleó en la realización de la  obra es extraordinariamente breve para una obra de estas características, lo que nos permite suponer una condición física y psíquica fuera de lo normal.

Aún le quedaban muchos años de vida y de pintura para demostrar de lo que era capaz, pero eso él no lo sabía entonces.

03/02/2007 13:53 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

DESPERTAR DE INVIERNO

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Ha llegado el primer azote invernal en forma de hielo. Un niño salió con la neblinosa luz del alba a tomar el autobús del colegio y notó la flor de escarcha sobre los campos. Al lado, relinchaba un caballo y ladraba un perro al que una niña le ha puesto el nombre de “Hiena”. Podría pasar por pastor alemán o por hiena de torvo mirar. El invierno hasta ahora ha sido más bien llevadero, intermitente de soles. Estas mañanas de colegio son especialmente bellas: realizo una caminata de 300 metros o poco más. Tengo la sensación de que ahí, en apenas diez minutos, la vida es más intensa y hermosa: da gusto asomarse al curso de las estaciones, percibir el estallido de la luz, percibir esos olores del almendro, el olivar o el cañaveral que se mezclan con una estampida de pájaros de oro. En ese lapso, donde la naturaleza se revela, hay tiempo de pequeños gestos decisivos e íntimos: buscar el cuento infantil ideal para leerlo y verlo, repasar una carta que has recibido ayer, ojear un libro dedicado o incluso repasar ese catálogo que acabas de recibir o comprar –de Vicente Pascual Rodrigo, de Pepe Navarro, de Ramón y Cajal, de Carmen Pérez Ramírez…-, y diferir el paseo un rato más, hasta media hora tal vez, aquí y allá, una vez que los colegiales se han ido. La mañana de las nueve, sacudida por el rugido obsceno del avión militar, tiene algo de tiempo íntimo y calmo, de refugio, antes de que el vértigo se desborde.         

Bajo el albérchigo y el nogal, no demasiado lejos de Huesca ni del aeropuerto,  veo cosas. Paseo la mirada: el libro de Pepe Navarro sobre las fiestas de la ciudad es una fiesta de colorido y de vitalidad, un canto a la algazara. Él se ha atrevido a mirar para ver, sin fatiga, con una mirada limpia. Se ha quedado a mirar desde la estupefacción y el gozo, y ha captado un universo donde asoma la ternura, el movimiento, la idea de pertenecer a una tribu casi telúrica, la pasión, la sensualidad. Y ha sabido obtener el punto exacto de color, como si estuviese inventado un cromatismo ideal, acaso soñado.

         Abro “De Fabiroles y otras gaitas. 20 años con la Orquestina del Fabirol” (Rolde) de Javier Ferrández Escribano, y me asomo a algo más que la historia de un grupo que surge en el valle de Chistau hacia 1986 y poco a poco se desplaza hacia Huesca y Zaragoza. Este libro es una sociología de la música y del territorio, es la crónica de una aventura en creación. Es el inventario de los impulsos de emoción y tradición de un territorio y de un puñado de músicos que han crecido día a día, no sólo recorriendo Aragón de punta a punta, con sus cuadernos, fundiéndose con la gente, oyendo el canto general del pueblo, sino viajando a lugares de España y del extranjero. La importancia de la geografía oscense en el libro es absoluta, algo que se ve, de nuevo, en el capítulo de testimonios y de evocaciones. Este libro incluye un disco que contiene 16 temas y que insiste en ese reconocimientos del aragonés en el que tanto se ha significado La Orquestina del Fabirol y sus gentes: desde Roberto Serrano y Elena Requejo hasta Eugenio Arnao, Ana Latre, Alfonso Casasnovas y otros que abandonaron el grupo como José Tomás Prieto o Ángel Vergara, pero nunca el barco de la música.

         Repaso la pintura constructivista y casi cubista de Carmen Pérez Ramírez, que se exhibe en el  palacio de Montcada: es una obra llena de color, laboriosa, y con un tema sugerido: la música. Músico es también Tuco Requena, que acaba de publicar “Soniquete Van”, música muy fresca, llena de referencias y de encanto, talentosa y con humor e ironía. Un álbum que empieza, “estoy fregando los platos…”, y que culmina, “tu mirada es una espina, tu cariño es una comedia // eres carne de bolero, la tarjeta de mi cajero”, es toda una tentación. ¿Qué pensará el perro-hiena de todo eso? Por ahora sólo gruñe.

*Foto de Tuco Requena, tomada de Aragón Musical.

03/02/2007 14:37 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

RETRATO DEL GOLEADOR SERGIO GARCÍA

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[El Real Zaragoza ganó claramente al Espanyol anoche con dos espléndidos goles de Sergio García, que ha encontrado un líquido especial para alisarse el pelo. A principios de temporada, le hice este retrato que coloco aquí.]

El profesor JB, que tenía nombre de whisky y de detective, anunció a los siete alumnos de su clase de Literatura que quería hablarles de una de sus pasiones ocultas: le gustaba el fútbol con locura y, desde la adolescencia, confeccionaba estadísticas de los delanteros de su equipo del alma. El Real Zaragoza. Los datos se acompañaban de reportajes, de cromos y de cualquier afiche. Anunció que los primeros delanteros de los que conservaba notas eran Wilson y Miguel, que vivió una segunda juventud en Zaragoza. Sin embargo, tenía una información muy completa sobre “el Pulpo” Joaquín Murillo, sobre Seminario, “el único Pichichi que hemos tenido nunca”, y sobre Marcelino. Con más deleite que sensatez, les explicó que Marcelino había sido el ariete de “los Cinco Magníficos”, el mejor cabeceador de su época. Se iba demorando en los datos y las anécdotas. Recordó a Diarte, Amarilla, Alonso, Rubén Sosa, Esnáider y Pardeza.

         Añadió: “Pero, por una razón que ni yo mismo me explico del todo, sigo con mucha atención la trayectoria de Sergio García”. Les contó que creía haberlo visto fugazmente en el Barcelona, en uno de esos partidos incidentales en que un jugador es presentado como una figura en ciernes, y que más tarde lo observó en el Levante. Le llamaba la atención en las noches de “Estudio Estadio” la calidad de sus jugadas: estaban marcadas por la originalidad y el regate inesperado. Sergio García, insistía, se mueve muy bien en el área: es atrevido en sus acciones e imprevisible, es rápido y tiene una fulgurante capacidad de asumir riesgos. La pasada campaña, señaló, no fue tan buena como yo me había imaginado, “pero tampoco resultó mala. Marcó cuatro goles y participó en una veintena de encuentros. Sin embargo, en esta pretemporada, Sergio García ha tenido un rendimiento espectacular. Estoy entusiasmado. Ha cosechado una decena de goles”.

 El profesor JB abrió una carpeta  bastante voluminosa y mostró las entrevistas en los diarios deportivos y de información general, había subrayado algunos juicios como éste: “Es un jugador valioso, de enorme porvenir. Posee regate, disparo, triangula bien en los últimos metros y es veloz. Y además es muy joven. No le gusta pasar inadvertido: se cambia constantemente de peinado”, escribía P. G. Conservaba como oro en paño un montaje fotográfico donde el delantero centro sobresalía por la bóveda del palacio de la Infanta como si mirase “la historia del Zaragoza”. Agregó: “Puede hacer diabladuras con Ewerthon y Diego Milito. El año pasado, ambos marcaron 41 goles. Nada menos”. Un alumno levantó la mano e interrumpió: “Señor JB, ¿qué relación tiene todo esto con la literatura?”. El profesor  contestó: “Mucha. La vida de un futbolista se debate entre la realidad y el deseo, magnífico título de Luis Cernuda. Y la del forofo también. Deseo que éste sea el gran año de Sergio García”.

*La foto está tomada de la página web de Mariano Gistaín, www.gistain.net, que la toma del diario Sport. Mariano, tan audaz como siempre, coloca las imágenes por el procedimiento de youtube.

04/02/2007 00:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

ÓSCAR SIPÁN PRESENTA "TORNAVIAJES"

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El próximo martes día 6 de febrero, a partir de las 20 horas, ARAGÓN RADIO presenta en su sede (sita en el Actur, c/ María Zambrano nº 2, enfrente del aparcamiento de la chimenea, al otro lado de Helios: un buen sitio para aparcar…) el libro TORNAVIAJES, del escritor OSCAR SIPÁN, que es la 3ª aventura literaria de estos chalados de Tropo Editores. Pero los de la radio no están menos locos. Han preparado unos canapés de la leche, y además, ¡van a regalar el libro a los asistentes!, según nos han dicho a los de la editorial. En fin, vosotros mismos, si os apetece, allí estaremos. Saludos. Amadeo Cobas.

*Me ha gustado mucho esta foto de Óscar Sipán que me ha recordado algún fotograma de "Amanecer en Puerta Oscura".

04/02/2007 17:48 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

DOS POEMAS DE MANUEL PEREIRA

20070205002140-brassaiparis-la-nuit-brassai1.jpgVén anunciando a fin,
o vougo, a extenuada respiración
dun aire enfermo,
a derrota dos himnos, dos emblemas,
o triunfo dos fracasos. 

Apaga o tacto
pausado da música,
o incendio íntimo das rosas.
Racha as sabas que teceu o amor,
as cartas escritas, os proxectos. 

A súa voz anuncia o devalo inevitable das mareas.  

Viene anunciando el fin,
el vacío, la extenuada respiración
de un aire enfermo,
a derrota de los himnos, de los emblemas,
el triunfo de los fracasos. 

Apaga el tacto
pausado de la música,
el incendio íntimo de las rosas.
Rasga las sábanas que tejió el amor,
las cartas escritas, los proyectos. 

Su voz anuncia el declive inevitable de las mareas.



o tempo é unha árbore
da que caen os días
cunha obsesión outonal

 a vida, o tempo
poboado de paxaros

a morte é a árbore seca
da vida onde
aniñan paxaros mortos    

el tiempo es un árbol
del que caen los días
con una obsesión otoñal 

la vida, el tiempo
poblado de pájaros 

la muerte es el árbol seco
de la vida donde

anidan pájaros muertos

*El  poeta Manuel Pereira Valcárcel me envía este par de poemas de su libro "Todo morte", que se presenta el jueves 8, a las 20 horas, en la galería Sargadelos (Zurbano, 46) de Madrid. Estará acompañado del músico Héctor Crehuet. Manuel Pereira pasa muchos fines de semana en Zaragoza. Me ha mandado también una foto, pero no soy capaz de trasladarla al blog. Pongo, en cambio, esta que no está nada mal. La foto es un nocturno parisino de Brassaï.

 
05/02/2007 00:21 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

ESPIDO FREIRE, BIG CITY, ULLATE, CAJAL... BORRADORES

El programa Borradores ofrece la actuación en directo, con dos temas, del grupo Big City, que canta sus temas en inglés. Dos integrantes del conjunto explicarán la trayectoria del grupo zaragozano y sus próximos conciertos en Londres, Madrid y Barcelona. Además, pasará por el programa la escritora Espido Freire, ganadora del premio Planeta, que acaba de publicar “Mileuristas”. Borradores ofrecerá un reportaje sobre la exposición de Ramón y Cajal en el Centro de Historia, otro sobre la muestra de pintora colombiana Ana Mercedes Hoyos, en Ibercaja, y conversará con el director y coreógrafo Víctor Ullate, que estrenó en Zaragoza su último proyecto: “Samsara” con enorme éxito. Los grabados de Mariano Castillo se exhibirán en el estudio y se emitirá un reportaje de su taller de  la Cartuja Baja. Borradores visitará la librería Anónima de Huesca. Nacho Tahajuerce recitará un poema de su libro “Deshielo”. 

06/02/2007 09:53 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

TRES POEMAS DE SANDRO PENNA

20070207093927-hine-17.jpgEL AMIGO 

Estaba el barco cargado de luz
solitario y seguro, cuando de pronto
llegó mi amigo: me pareció aún
más bello bajo el sol occidental.
El sol de septiembre cuánta luz
pone en los ojos de las cosas
recién barnizadas, cuánta muerte
en quien desciende por la calle de la vida.
Sea feliz mi amigo, y un poco hostil
brille la luz del barco, escribo
serenamente con su lápiz. 

(Quería decir sólo que el barco
era un muchacho y el lápiz
su dádiva inocente como  una copla.)  

....................... 

Llovió sobre nuestro amor ardientemente
todo el verano. Después el color
del campo fue más bello. 

.......................... 

“Poeta exclusivo del amor”me llamaron.
Y acaso era verdad.
Pero el viento aquí sobre la hierba
y los ruidos de la ciudad lejana,
¿acaso no son también amores?
Bajo las nubes calientes,
¿no duran todavía los sonidos
de un amor que arde

y que no se alejará?

* Hace algunos años, Ángel Crespo me habló maravillas del poeta Sandro Penna (Perugia, 1906 - Roma, 1977), un hombre de vida bohemia y precaria. Murió en la indigencia absolutay en la soledad; uno de los centros de su obra es el amor humanísimo, claro, de signo homosexual, y la vindicación del placer.  Acaba de aparecer “Cruz y delicia / Extrañezas” (Lumen), en edición bilingüe Edgardo Dobry. Y cuelgo aquí tres poemas, que ilustro con una foto de Lewis Hine.

07/02/2007 09:39 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

RAMÓN Y CAJAL VISTO POR SU NIETO SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL JUNQUERA*

20070207115551-cajal.jpg

"Cajal fue aragonés, español y patriota" 

Santiago Ramón y Cajal Junquera podría ser el doble de abuelo: la vida de ambos abunda en paralelismos y en arrojo. Este hombre con fama de tímido, huraño o quizá triste --"soy consciente de ello. En realidad, creo que soy serio, pero ni triste ni tímido ni huraño. Sí, soy reservado y me gusta muy poco figurar", confiesa-- ha tenido detalles sorprendentes: es todo lo contrario al vedettismo. Cuando se produjo la huelga de médicos hace algunos años, el único catedrático que los acompañó a Madrid fue él. Rechaza esa trasnochada sensación que dan algunos catedráticos de estar rodeados de un halo de santidad. "Esa imagen es irreal. El profesor que es catedrático ya no posee ese prestigio ni está impregnado de una aureola de persona inaccesible. Y yo, que además de catedrático también soy médico, creí que lo pedían los médicos era justo y allá fui. También me considero un médico de hospital". Elogia la tarea científica del autor de Mi infancia y juventud: nos recuerda descubrió en 1880 el microfilm al reducir un autorretrato al tamaño de una cabeza de alfiler, demostró la independencia de las células nerviosas y avanzó la fotograía en color. Otro detalle que los une: Santiago Ramón y Cajal y Junquera nació en el palacete que construyó su célebre antepasado en 1911 en Madrid.

         --La sombra del abuelo planeó durante mi infancia --dice--. No llegué a conocerlo, él murió en 1934. Abajo vivía una tía y con frecuencia nos visitaban otras dos hermanas de mi padre. En cada reunión siempre salía Ramón y Cajal como tema de conversación. La casa es de carácter modernista y está catalogada por el Ayuntamiento. Cajal vivía en el tercer piso, y en el ático tenía su estudio de fotografía y, como era muy aficionado a la astronomía, poseía un gran telescopio. En el sótano se montó un laboratorio. Mi abuelo era muy especial: lo molestaba mucho el calor, le producía horribles cefaleas. 

--Siendo niño, con tantos parientes recordando a un abuelo ya muerto, ¿no tenía la sensación de vivir en una mansión con fantasmas o que el propio abuelo era el fantasma?        
--No, exactamente. Pero sí recuerdo cuánto me impresionaba la mascarilla mortuoria, luego también impresionó a mis hijos, a alguno de ellos tanto que tuvimos que cubrirla con un paño. Estaba colocada en el despacho de mi padre --médico también aunque él no hizo clínica, fue profesor en la Escuela de Sanidad--, donde había un busto muy bonito de Benlliure y otro, en escayola, de Querolt. Sí que influyó el ambiente médico de la familia para que yo me decantase por esta profesión. El hecho de que eligiese una rama semejante a la de mi abuelo --él practicaba la Histología-- fue una decisión personal. Mi padre quería que siguiese su mismo camino, pero a mí me atraían más Histología y Anatomía Patológica.          

Santiago Ramón y Cajal dibuja así el Madrid de los 50: era una ciudad con pocos coches, "era un atractivo ver a uno aparcado, me acercaba a las ventanillas y miraba si tenía el cambio al volante o si las escobillas del parabrisas se manipulaban desde el salpicadero". Otra fascinación eran los carritos de mano y los camiones. "El parque automovilístico que teníamos en España era de antes de la Guerra Civil. Y también lo conformaban algunos miles camiones que llegaron a España como material soviético de guerra para la República. Eran los 3HC del ejército, nosotros los llamábamos Los tres hermanos comunistas. Se subastaron entre la población y duraron mucho. Acabo de leer que uno de los primeros éxitos de Eduardo Barreiros fue colocarles motores Diesel. Alguno pasaba por delante de mi casa, por Alfonso XII, una calle con cuesta, con los ciclistas agarrados a la correa del transmisión". Inició sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón y realizó el Bachillerato en el San Estanislao de Cosca. Madrid amanecía con burros y alquerías en las calles. "Mi padre, Luis Ramón y Cajal, era muy aficionado a tomar leche y yo sigo esa costumbre. Aquella leche de las vaquerías no dejaba nata; cada establecimiento tenía una o dos vacas en unas condiciones higiénicas deplorables. El procedimiento era sencillo: si había muchos clientes, se añadía más agua a la leche pero no se aumentaba el número de vacas".          

--¿Y cómo era usted de niño?        
--Un niño muy bueno, nunca fui travieso, tuve pocos amigos pero muy íntimos y nos pasábamos las horas jugando más que a la pelota a juegos bélicos con soldados de plomo. Eso era lo que más nos atraía.          

--En esto sí se parecía a su abuelo, que se marchó a Cuba en 1873 porque quería vivir aventuras, tenía un sentido romántico de la existencia.        
--Jugábamos mucho con aviones, soldados de plomo y de papel, entre otras cosas porque estaba muy reciente la II Guerra Mundial y coleccionábamos cromos de todo tipo: de barcos y aviones, cualquier película que tenía un poco de éxito la sacaban inmediatamente en cromos. Así ocurrió con Las nieves del Kilimanjaro o con Mogambo. Por entonces también tenía lugar la guerra de Correa, la primera gran guerra después de la II Guerra Mundial, y nos impactó mucho. Duró tres años y seguíamos las crónicas del periódico. Además, yo construía maquetas de barcos y aviones; veraneábamos en una finca familiar de Salamanca y hacía todo tipo de cosas con los árboles y una navajita. Años después también me interesé por la decoración.        

--Sigamos. No sólo era un niño bueno, sino que era aplicado y observador, y tenía mucha información. Imagino que sería un gran lector.        
--De tebeos. Desde muy joven tuve un defecto: sólo me gustaban los libros con dibujos. Así descubrí El Quijote, ilustrado por Gustavo Doré, que había pertenecido a mi abuelo. Yo mismo dibujaba: batallas, barcos, aviones, y no lo hacía mal del todo. Tenían mucho verismo. El primer tebeo que leí fue Dumbo de Walt Disney, aunque los que más me gustaban eran los de Roberto Alcázar y Pedrín, incluso cuando eran en blanco y negro, con una ilustración primitiva. Vivía con auténtica pasión la salida de cada nuevo número.          

--Sólo le restan dos aficiones de su abuelo: el boxeo y la fotografía.        
--No era tanto el boxeo como la gimnasia. Cajal acudía a los gimnasios y en Zaragoza existía una gran tradición de gimnasios, antes de que los hubiera en todas partes. Existen fotos de mi abuelo con unos músculos imponentes, con un cuerpo atlético del que solía presumir. Gracias a esa fortaleza pudo resistir la guerra de Cuba cuando sufrió paludismo grave y disentería. Se quedó en el esqueleto. Pero yo no fui gimnasta de joven.          

--¿Y fotógrafo?        
--Me ha interesado desde niño la fotografía. Mi padre tenía una cámara Kodak de fuelle, de seis por nueve, que hacía muy buenas fotos. Con un íntimo amigo, recuerdo que hicimos un curso por correspondencia en el Instituto Paramont de Barcelona, poco a poco nos fueron llegando la ampliadora, las cubetas de revelado y los libros. íbamos muchos al retiro. Adquirí una Vöillander de placas de cristal. Más tarde, compré una Rolleiflex de seis por seis y realicé muchas diapositivas en color con el marquito de cristal. Con otro amigo hice una larga excursión por casi todo el Pirineo a pie. Fue una experiencia preciosa. Tengo una gran colección de diapositivas de casi todas las ciudades de España.          

--Su abuelo también hizo excursiones semejantes con la cámara al hombro por los Pirineos.        
--Es cierto. Cuando yo estaba estudiando la carrera teníamos de profesor de Terapéutica Física a un aragonés, Gil y Gil, uno de los pioneros de la radioterapia, a quien le gustaba mucho hacer excursiones por España y tenía una gran afinidad con los militares. Con él vinimos a Zaragoza. Yo me puse a dar vueltas por la ciudad y llegué hasta la catedral de La Seo. Me pareció oscurísima, sombría, pero de repente entró un suave haz de luz que iluminó a una anciana que rezaba arrodillada. Le tiré una foto y la premiaron con el segundo premio que convocaba todos los años el Sindicato de Estudiantes Universitarios.          

--¿Era la primera vez que había estado en Zaragoza?        
--Había estado alguna vez con mi padre de niño. Manteníamos una gran amistad con nuestros primos. Ya sabe que la familia Cajal tiene dos ramos: la de mi abuelo y la de su hermano más joven Pedro, que también vivió peripecias increíbles. Las otras dos hermanas permanecieron siempre solteras. Pedro también estuvo en América, como secretario de un alto cargo del Uruguay; de repente hubo algunos enfrentamientos en el país, a él lo pillaron en medio y fue condenado a muerte. Al final no pasó nada. Imagínese el disgusto de mi bisabuelo, porque Pedro era el hermano dócil y Santiago ya le había dado varios disgustos.           

--¿Cuándo podemos decir que descubrió a su abuelo y su obra?        
--Paulatinamente. Todos los años nos llamaban del Colegio de Médicos de Madrid para asistir a la sesión necrológica que se le dedicaba. Y yo, una vez terminaba la carrera, empecé a ir y a hablar de sus cosas. Al principio me fijé en sus sus textos científicos: los manuales de Histología y Anatomía Patológica aún estaban vigentes y se seguían editando. Cajal, más de medio siglo después de su muerte, es un clásico universal de la Ciencia. Sigue siendo el neurocientífico español más citado, el neurocientífico a escala mundial más citado. Y hasta hace poco se estudiaba con sus libros. Más tarde nos tocó su biblioteca.          

--¡Qué interesante! ¿Cómo era?        
--Nos tocó la parte que no era científica, porque ésta se fue al Instituto Cajal. Tenía de todo. Había llegado a acumular diez mil libros: clásicos griegos y latinos, novela, ensayo, y muchos estaban anotados a pluma. Una de las cosas que más me atraía era ir hoja por hoja mirando sus anotaciones. Recuerdo que nos tocó una especie de enciclopedia de los años 20, El tesoro de la juventud, que estaba toda subrayada, entresacaba citas y datos, y anotaba al principio la página donde se encontraban. Decía que tenía frágil memoria.          

--¿Tenía libros de sus contemporáneos, de Pío Baroja, que era su gran enemigo?        
--No me acuerdo. Sí, recuerdo las cartas. Baroja lo criticaba como escritor, pero es sabido que tenía un carácter muy difícil, como de amargado. Hubo muchos escritores del 98 que avalaron a mi abuelo como escritor. He oído decir que Cajal era un mal escritor. No lo comparto. Es verdad que emplea palabras en desuso y un estilo excesivamente elaborado, pero de una capacidad enorme de narración. En sus Apuntes autobiográficos sobre Cuba tienes la sensación de estar allí, te dan ganas de leerte el libro de un tirón.          

--¿En qué términos se manifiesta la antipatía entre Baroja y Cajal?        
--Cuando empiezan los problemas del separatismo vasco, mi abuelo le dice algo así: "Españoles como usted merecían pudrirse al sol en Ifni". Mi abuelo era un patriota y le dolían mucho los intentos de independencia de Cataluña o de el País Vasco. Todos aquellos separatismos a mi abuelo lo molestaban mucho. Menos mal que murió en 1934; no hubiera podido resistir la Guerra Civil.          

--¿Con quién cree que se hubiera alineado? Cajal no se atrevió a firmar un manifiesto contra Alfonso XIII...        
--Era republicano y progresista. Recuerde que en Cuba se enojó mucho cuando vio el grado de corrupción del ejército o el abuso de alcohol; no hacía más que hablar maravillas del gobierno republicano de Castelar y no se percataba de que ya había oficiales que conspiraban en favor de Alfonso XII. Recuerde que era de una honestidad increíble: se bajó el sueldo, se negó a que su hijo Jorge fuese a Italia becado por al Junta de Ampliación de Estudios que él presidía y le obsesionaba el dinero público. Era liberal, progresista, pero no le agradaba el desorden o el caos. Creo que hubiera combatido con la República.          

--Ramón y Cajal también tiene sus sombras: su relación con su esposa, por ejemplo, o con su enferma hija Enriqueta. Algunos lo han visto como un tirano o como un machista.        
--Eso fue algo que exageró José María Forqué en su serie de televisión. No es cierto que dejase morir a Enriqueta, ya desahuciada, y que la abandonase; sí es cierto que su muerte coincidió con importantes descubrimientos, pero de eso a no hacer caso de la hija que se está muriendo media un abismo. ¿Su mujer? La llevaba con él a todos los viajes que hacía al extranjero. Al contrario: mi padre siempre me ha dicho que era un hombre muy familiar y que solía llevar a toda la familia a tomar chocolate a la calle de Alcalá.           

--Bueno, hay otra sombra: la de putero.        
--Hay dos grandes mentiras sobre mi abuelo: que era masón, en algunos congresos o exposiciones de masonería siempre sale citado, pero no hay prueba alguna. ¿Putañero? Son cosas que han escrito Umbral y otros y que hace gracia. Mi bisabuelo montó un estudio de fotografía en la Calle del Príncipe y decían que allí llevaba mujeres de todo tipo; de ahí nace parte del equívoco.          

--Otros recuerdan la anécdota de Luis Calvo --que cuenta Manuel Vicent-- acerca de que hacía cola en el prostíbulo con una chapa esperando su turno...        
--Sí, sí, lo he leído. Le he preguntado a mi padre varias veces y siempre me ha dicho que no es cierto. Hemos preguntado a ver de dónde salía eso y nadie se acuerda de ello, no hay fuentes directas. A la familia nos ha molestado bastante. Algunos lo atribuyen a que mi abuelo habla mucho de la mujer, pero no sé si se acuerdan de que apoyó a Emilia Pardo Bazán para que entrase en la Academia. Lo que ocurre es que él quería que las mujeres españolas imitasen a las nórdicas e inglesas y que hiciesen deporte. Y quizá también a que tenía tiempo para todo: para investigar, asistir a las tertulias de los cafés, hacer fotos, escribir relatos de ciencia ficción. Nunca he entendido cómo podía administrar tan bien su tiempo.        

--¿Qué relación mantuvo con Aragón y cómo cree que lo ha tratado Aragón?

--Bueno, ya está claro que nació en Navarra, en Petilla de Aragón, pero él se sentía aragonés por los cuatros costados. Sus padres y sus antepasados también lo eran. Y profundamente español, patriota. Aragón no lo ha tratado mal, pero los aragoneses son bastante abandonados, no sólo con sus personajes egregios, sino con su patrimonio, con su arquitectura. Nunca han sabido cuidar lo que tienen y en esto sí hay bastante desidia y mucho por mejorar.

 

 

*Esta entrevista apareció hace casi una década en "El Periódico de Aragón", donde pasé otra década espléndida e inolvidable para mí. Apareció en una sección que se titulaba "En primer plano". La rescato ahora porque creo que  es muy oportuna a la luz de la exposición que se está realizando en el Centro de Historia con motivo del primer centenario de la concesión del Nobel de Medicina a Cajal.            

07/02/2007 11:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

LABORDEtA PRESENTA SU NUEVA NOVELA EN LA FNAC

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José Antonio Labordeta acaba de reeditar en Anagrama, en la nueva serie “Libros con huella”, una de sus primeras novelas: “En el remolino”, una narración que transcurre en la Guerra Civil, en la atmósfera de los valles y montañas de Albarracín, que narra la historia de un hombre, usurero, acosado y perseguido por sus vecinos. Una vez que estalla el conflicto bélico, todos creen que es el momento de hacer pagar a Braulio, que se ha hecho rico con toda suerte de desmanes y préstamos, lo mucho que ha cobrado. Todos perciben que tienen con él cuentas pendientes y se suman, de un modo u otro, a la jauría humana. Y ahí empieza una suerte de cacería, que José Antonio Labordeta resuelve con monólogos, con elipsis, con la épica de la violencia.

El libro de poco más de un centenar de páginas está inspirado en un hecho real que le contó un amigo. Destaca por un idioma vigoroso, pegado a la tierra, por la fuerza de sus paisajes, por el ámbito telúrico y fatalista, que lo emparienta con William Faulkner, y por la frágil condición de los seres humanos, dispuestos a convertirse en caníbales, en lobos. Cuando estalló el conflicto, fue como si se autorizase matar indiscriminadamente como la misma facilidad e indolencia con la que el viento peina las ramas de los pinos. “En el remolino” lleva un extenso, intenso y elogioso prólogo de José-Carlos Mainer, que publicó hace una treintena de año ya una biografía de José Antonio Labordeta en la colección “Los juglares” de Júcar.
  

*“En el remolino” de José Antonio Labordeta se presenta esta tarde, a las 20 horas, en la FNAC. Seguro que allí no se cabrá, el lleno está más que asegurado. La FNAC se desbordará esta tarde. Me gusta mucho esta foto de José Antonio Labordeta en el Congreso de los Diputados, que le ha hecho una excelente fotógrafa: Begoña Rivas.

08/02/2007 09:35 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

COMIENZAN LAS JORNADAS DE TEBEOS

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El animoso y trabajador del cómic Juan Royo, envía esta nota:

Buenas, os cuento que este jueves, 8 de febrero a las 19:30 en el Centro
Joaquín Roncal (CAI), calle san Braulio 5-7 (ZGZ) se inaugura la exposición
de tebeos Aragón, tierra de tebeos, en la cual actúo como comisario. Actua
calpurnio con una sesión de VDJ, habrá vinillo y canapes!!
abrazos

http://juanroyo.blogspot.com/2007/01/inauguracin-aragn-tierra-de-tebeos.html

 

*No es un tebeo exactamente, pero sí es el bello librico que Cano le dedicó a Ramón José Sender. Él es el joven Pepe; ella es Valentina.

08/02/2007 09:52 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

ALMUDENA VIDORRETA Y BRENDA ASCOZ

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Esta tarde, a las 20.30, en el salón de Filosofía y Letras, dentro del ciclo "Este jueves, poesía", Almudena Vidorreta presenta su primera plaquette Tintación (Eclipsados, 2007) y Brenda Ascoz presenta En ajeno (Chorrito de Plata), un debú esperado que ya había tenido algunos avances en Ocultación transitoria (Fotografía poética del grupo Eclipse), una antología que preparó el infatigable Nacho Escuín con prólogo de Antonio Pérez Lasheras.

Foto de Brenda Ascoz.

08/02/2007 16:45 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

NACE CINEGOZA

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Uno de los retratos que Richard Avedon tomó de Marilyn

 

[Ese cinéfilo incansable y activista cultural que es Luis Antonio de Alarcón escribe esta nota y anuncia la creación de su nuevo blog, que linko aquí. En cuanto pueda ordenaré esta página. El gran Javier Torres, de quien no sé nada desde hace algunas semanas, me ha echado la bronca con razón, y con la suavidad que usa. Dice que esta página es un puro caos, y que debo ordenarla en condiciones.]

Queridos amigos: Un nuevo blog ha llegado a la ciudad: Cinegoza. Después de algo más de tres años gestionando la lista de correo que todos conocéis, ha llegado la hora de dar un paso más. El servicio de mailing no se suprime pero ahora también dispondréis de la información en el blog. De este modo, espero que todas las actividades y propuestas de las que doy noticia lleguen a mucha más gente. Y para ello, no sólo os invito a visitar el blog sino que os agredeceré que le deis la máxima difusión. El blog ya está disponible en la red. A partir de mañana irán apareciendo los contenidos. Muchas gracias. Un cordial saludo,

Luis Antonio


 

09/02/2007 22:06 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

TRES POEMAS DE AMOR Y DE SEXO DE PEDRO MOLINA TEMBOURY

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Terminé la entrevista a Víctor Juan Borroy, que saldrá el domingo en la sección “Clásicos y modernos”, y me fui realizar un par de entrevistas para “Borradores” y de librerías. De repente, cuando me volvía a casa me llamó la atención un libro: “Escenas de mi vida sexual”, una colección de poemas eróticos y amorosos de Pedro Molina Temboury (Málaga, 1955, aunque se ha criado y ha crecido literariamente en Madrid), ilustrada por Carlos Bloch. El volumen está publicado por una de esas espléndidas nuevas editoriales que tenemos ahora: Abada. El libro está lleno de juego y delirio, de sentido del divertimento, de ingenio y gracia, y también de provocación. Tiene mucho de variaciones sobre un tema, desde una atalaya de sentimentalidad contenida. Es un libro que mezcla lo amoroso y lo sexual en un todo continuo sobre la pasión, sobre la afición al cuerpo y al placer en un diálogo que tiene algo de viaje, de ceremonial íntimo y gozoso de la carne que se ofrece y se estremece. Llevaba Pedro Molina Temboury casi 20 años sin escribir poesía (mejor dicho, sin publicar poesía), y retorna ahora, con media docena de novelas ya en el bolsillo, con este libro que podría tener algunos ecos de Pedro Salinas, aunque llevados a una expresión más desenvuelta e incluso pícara. Y de una vitalidad exuberante y luminosa como el sexo mismo. Selecciono aquí tres poemas:

6
Óyeme que me canso de tantos miramientos.

Yo quiero desnudarte de pretextos inútiles,
erizarte la piel
y quitarte la ropa, arrancártela a besos
y descender con ella por tu vientre y tus muslos
y dejarla caer
como el telón señala, a público y a actores,
el final del teatro.

9
Yo la amaba, pero ella amaba a un hombre
que amaba a otra mujer
quien a su vez tampoco era capaz de amarle.
Lejos de separarnos,
la vida nos unía de esta manera
aún más estrechamente:
el amor circulaba entre todos nosotros,
pasaba como un rayo desde un cuerpo a otro cuerpo,
saltaba echando chispas de pasión compartida
de unos labios a otros
sin que llegase a ser de nadie.

11

Lo que quiero que dure
no es el paso del tiempo entre los dos
ni es el acostumbrarse a compartir la vida,
lo que quiero que dure es tu abandono,
el momento del éxtasis,
ese punto de fuga del orgasmo

que es cuando te alejas más de mí.

Escenas de mi vida sexual. Poemas: Pedro Molina Temboury. Dibujos: Carlos Bloch. Abada Editores. Madrid, 2006.78 páginas.

10/02/2007 00:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 11 comentarios.

VISITA DE ANA ALCOLEA

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Ana Alcolea está a punto de publicar su tercera novela en Anaya. Primero fue “El medallón perdido”, más tarde “El retrato de Carlota”, dos piezas suspensas en el misterio, en la desaparición, en los laberintos de la familia. La primera transcurría en África y aludía a un accidente de aviación y a una muerte prematura; la segunda sucedía en Venecia, y refería el enigma de un daguerrotipo. Y la tercera, en la que hay una sombra de los nazis, se traslada hacia los países nórdicos, donde Ana Alcolea pasa maravillosos veranos en un lugar con cabaña y lago que se parece al paraíso. El pasado martes, mientras tomaba un café de atardecida con Óscar Sipán y Amadeo Cobas, apareció ella. Participaba en el ciclo “Invitación a la lectura”, que coordina Ramón Acín, y había llevado un día de gran agitación. No pudo quedarse aquí y ha tenido que ocupar su plaza en Alcalá de Henares, con lo que Aragón y Zaragoza en particular han “perdido” a una mujer estupenda, refinada, apasionada por el teatro, la poesía y la ópera, y a una gran pedagoga. Así lo dicen sus alumnos.  Ana Alcolea tiene un gran sentido de la amistad. De repente, abrió una bolsa, habría jurado que era de Librería General, y extrajo tres libros: tres ejemplares idénticos de “Golpes de mar” (Destino, 2006). Uno era para una amiga de Santoña, que ha encontrado en ese mar y en ese paraje la paz y un lugar idóneo para la convulsa tarea de la creación; otro era para la hermana del pintor Pedro Sanjurjo, al cual se le dedica un cuento (Ana me dijo que ése era tal vez su favorito. En él, revela el autor, también hay un homenaje para el sastre Mariano Gistaín y para su hijo el escritor y periodista Mariano Gistaín) y para otra amiga. Gente, compañeras, cómplices, seres especiales que sueñan con el mar y sus moradores.  

Ana Alcolea ha sido una de las grandes embajadoras de este libro.

*Coloco aquí una foto marina: la playa, el pedregal, el oleaje entrevisto. Y en primer término, con aspecto de caracola, una oreja: "Golpes de mar" es un libro sobre el arte de contar historias y el arte de oír.

10/02/2007 19:10 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

MAR DE AMOR

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(HOMENAJE A TERUEL Y A SUS AMANTES DIEGO E ISABEL)

Teruel se me apareció una tarde a orillas del mar. Cuando las gaviotas dibujaban su brusca melodía en el cielo, me senté en la bahía con la historia de Isabel y Diego entre las manos. Hace más de treinta años. Desde allí, mecido por el temblor del oleaje, viajé a un tiempo medieval de amores imposibles y de espera. Aún desconocía las torres gemelas, el impacto del mudéjar, aún no sabía que en Teruel los mansuetos tienen una música de viento que oculta el silbido de antiguas balas de odio. Imaginé la ciudad amurallada, el palacio, los palafreneros, imaginé el insomnio de años de Isabel, los pasos y las huellas del caballero errante Diego, afanado en cumplir una promesa de salvación. Entonces, a orillas del mar, Teruel se fue tiznando de crepúsculo, de tormenta que avanzaba sin albatros. Y aquel beso tardío lo noté como una lágrima, como un desgarro, como un final inaceptable.

Cuando llegan estos días en que Teruel desordena la pasión de la tierra con sus bodas, pienso en aquella tarde. Pienso en la primera vez que leí “Los amantes de Teruel” de Hartzenbusch, mi libro de compañía con “Romeo y Julieta” de Shakespeare y “Las penas del joven Werther” de Goethe, las otras dos historias de amor que llevaba en la mochila cuando dejé el mar para siempre. Anteayer cayó en mis manos un prometedor libro: “Escenas de mi vida sexual” (Abada), 35 poemas de Pedro Molina Temboury. El hallazgo me pareció simbólico porque tiene algo de nuevo “Cantar de los cantares”, pagano, irónico y fetichista, que celebra el amor, “tan desmemoriado // que salta siempre alegre sobre el mundo // como si fuese la primera vez”.

*El espléndido cuadro que Muñoz Degraín dedicó a Los Amantes de Teruel, que inspiró y cautivó a Jorge Gay.

12/02/2007 00:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

JORGE GANÓ POR GOLEADA; DIEGO PERDIÓ POR LA MÍNIMA

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Jorge y Diego jugaron este fin de semana. Jorge, con su equipo del Utebo de cadetes, se enfrentó a Los Molinos en su campo. Y Diego, en el espléndido campo de La Azucarera, volvió como visitante con el Garrapinillos que se enfrentaba al San Gregorio.  

El Utebo solventó el partido muy pronto con el oportunismo de Luis, ese jugador peruano que emula a Romario, y Remón. En un campo estrecho, Jorge participó del buen tono general: centró, remató, intentó jugar por su ala. Y fue a más, minuto a minuto. El entrenador le reveló apenas iniciada la segunda parte, y se molestó. Fue un cambio precipitado e inoportuno, porque necesita jugar, coger confianza, volver a sentirse fuerte e importante. El Utebo, a pesar de haber perdido tres partidos consecutivos, sigue en el cuarto puesto. El resultado final no deja lugar a dudas: 1-7.  

El Garrapinillos jugó una primera parte espléndida. Debió irse al descando con 1-4 o 1-5, y lo pagó caro. Se fue con 1-2 y con muchos jugadores derrengados, lesionados (Adrián Serna se retiró lesionado antes de que  concluyese la primera mitad). Con tirones y problemas musculares. Diego lleva dos semanas con un tirón en el pubis, le duele hasta tocar el balón, pero se arriesga. Ayer no le sirvió de nada: bebió kilómetros y kilómetros, buscó combinar con sus compañeros, intentó robar, pero no podía. Mario Martín se desinfló pronto; Luisito lamentó un par de oportunidades marradas, especialmente una de cabeza a bocajarro; Oscar le dio vida al partido, y Quique y Francho, pero aún así, San Gregorio le dio la vuelta al partido (se entonó un alicaído Hugo, desplazado ayer a la derecha) y se distanció en el marcador: tomó ventaja de 4-2, de 5-3. El resultado final fue de 5-4, y en La Azucarera se vieron muchas cosas: el Garrapinillos debe inclinarse por  un sistema de 4-3-3, y no por un 4-4-2 que se convierte siempre en un temerario o suicidad 4-2-4 por la tendencia al ataque de Francho, Luisito Salas, Oscar y Mario Martín. Y debe, sobre todo, entrenar y es preciso que alguien ponga orden (Quique tal vez, ese libre tan excepcional)  en el campo en los malos momentos. Con todo, fue un partido vibrante, de resultado incierto, que debió acabar en empate.  

Con esa decepción en cuerpo, jugó Transportes Alcaine. Qué bonito, qué intenso, que desesperado es el fútbol de las chicas, que van colistas.  Lo más bonito de todo fue que el solo quiso traer la fiesta a La Azucarera: el campo estaba lleno a rebosar y había mucha gente tras las rejas mirando, aplaudiendo, disfrutando del bello sol del invierno. Nos fuimos cuando Transportes Alcaine vencía al Rayo Vallecano, sin Ronaldinha, por uno a cero.  

*Retrato de Diego.

12/02/2007 00:59 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

75 AÑOS DEL REAL ZARAGOZA / DIARIO 1

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RESCATE: ENTREVISTA CON EL GRAN LOCUTOR PACO ORTIZ*

 

[Hace algunos años, conversé con el gran locutor Paco Ortiz, de la Cadena Ser, que vivió muy de cerca la trayectoria del Real Zaragoza. Recupero esta entrevista, y la coloco aquí en homenaje al inolvidable locutor, ya fallecido, y a todos los zaragocistas]

 

Para algunos Paco Ortiz es gallego, coruñés del barrio de Los Castros, desde donde veía la torre de Hércules se alzaba en lontananza, el puerto con gaviotas y navíos, las playas de Santa Cristina y la ría del Burgo. Ese fue el edén de una niñez más bien tumultuosa donde hubo un poco de todo: sueños de marinería, episodios de estraperlo, peleas y muchas horas de radio en la alta noche del insomnio. En realidad, nació en Valdepeñas. Sus abuelos y sus padres eran maestros de escuela. Su padre, republicano, culto y lector, estaba al frente del Círculo Republicano de Valdepeñas. Olisqueó el fratricidio nacional y llevó algún tiempo al niño a Madrid.               
--¿La Guerra Civil? Tengo leves recuerdos de todo aquel jaleo que se organizaba en Madrid: la quema de las iglesias, los bombardeos, la preocupación de no poder salir de casa. Tendría yo cinco o seis años y mi padre estaba detenido en la cárcel de Porlier. Y yo iba con la comida calentita todos los días. En ese momento, esperando en la larga cola que había, vi que salía de la cárcel. Le dije: "¿Te has escapado?". "No, no. Me trasladan a Jerez de la Frontera". Estuvimos un año o un año medio, y de ahí lo trasladaron a La Coruña, donde tenía que pasar por comisaría diariamente. Inhabilitado, decidió montar un pequeño negocio de vinos; al fin y al cabo tenía algunos campos de vid en Valdepeñas.         

--He leído que usted tiene una infancia muy soñadora, de fantasías marinas, de leyendas y de barcos.        
--Efectivamente. Ver el mar todos los días y ver a todos los barcos que salían de pesca a las seis de la mañana, oírlos después por la noche cuando hacían sonar las sirenas si traían un cargamento de pesca, impresionaba. Y también veía a las mariscadoras de la ría del Burgo donde cogíamos nosotros los berberechos gratis. Esa convivencia con el mar siempre me ha marcado. Sigo siendo un enamorado del mar.         

--¿Estaba su padre obsesionado con la Guerra Civil?        
--No trató ese tema mucho conmigo, pero se quedaba a escuchar siempre Radio Pirenaica, Radio Moscú, Radio París y eso me aficionó a la radio, de tal manera que yo fui un chico poco comunicativo, incluso con los de mi edad. Además, siempre corren las cosas en una ciudad pequeña y yo era el hijo del rojo. Con lo cual tuve mis problemas que resolví con palabras y a veces con los puños. Era un poco guerrillero. Tuve a un gran profesor, que lo recuerdo siempre, Curiel, padre del militante comunista Enrique Curiel. Daba clases de francés.          

--En el prólogo de su libro Medio siglo de radio su hijo Ortiz Remacha insiste en que es usted solitario y esquivo. ¿Es verdad?        
--Es cierto. Hablo muy poco salvo en la radio, que es donde tengo que hablar. Soy introvertido. Como me gusta bastante leer y escuchar música, mi mujer dice muchas veces: "Cuando quiero oírte tengo que poner la radio". Cuando hay más de cuatro o cinco personas, me siento un poco violento.          

--Eso concuerda con su imagen de hombre, en ocasiones, desabrido.        
--Sí. Soy un poco antipático hacia una persona que no me conoce interiormente. No quiero que descubran mis sentimientos hasta que no ofrezco mi amistad. Me gusta la soledad del micrófono y no puedo decir que me haya sentido a gusto con mucha gente.         

--Disfrutaba mucho dializando y en su casa había dos radios: la normal de válvulas y otra que habían comprado de estraperlo.        
--Sí. Llegaba un buque inglés que era La reina del Pacífico y se quedaba el barco en la bocana del puerto, muy cerca de la Torre de Hércules, para recibir las vituallas que necesitaba. Y claro, el tabaco Craven A o el Abdula lo llevaban a bordo; también llevaban aparatos de radio o perfumes o medias, y yo sabía donde se vendían esas cosas porque también me dedicaba, para conseguir algún dinerillo, a coger ese tabaco riquísimo y a llevarlo a algunos de los cafés y de los bares que había por la calle Oza. Vi un aparatito más pequeño que los normales de corriente eléctrica e hice todo lo posible por conseguirlo. Así ya no tuve que estar pendiente de lo que mi padre quería escuchar.         

--Y en esa radio descubrió de repente la BBC...        
--En un programa que se llamaba Más allá del río Amazonas. Lo hacían en español para Sudamérica. Hacían entrevistas, comentarios musicales, reportajes, y eso me hacía pensar: "Lo que yo estoy escuchando ahora mismo aquí, en La Coruña, de madrugada, a las tres o a las cuatro, lo oye gente que habla mi mismo idioma más allá del río Amazonas". Eso a un niño de ocho o nueve años le parecía magia. Descubrí bellísima música sudamericana y escuché a Beethoven porque la sintonía de la BBC era la Quinta Sinfonía.         

De repente, por cuestión de obras en la calle Real, tomó la calle Oza para dirigirse al instituto que estaba en Riazor y en una librería descubrió el libro Tu futuro es la radio. Lo compró y aprendió a hacer guiones. Con apenas catorce años, niño en pantalón corto aún, escribió El hijo del tuareg, lo pasó en la vieja Hispano Olivetti familiar y lo cursó a la emisora de Radio Nacional. Le contestaron de inmediato, lo recibió con perplejidad el jefe de programas Martínez--Anido, y le invitaron a leerlo un sábado de 1948. Recibió la enhorabuena de locutores casi legendarios como Baladrón, Emilio Díaz o Enrique Mariñas. Siguió escribiendo un guión a la semana y radiándolo. Todo iba viento en popa. Adolescente imberbe aún y osado, empezó a conducir un programa sobre los marineros gallegos que faenaban en el Gran Sol desafiando a la muerte y a las voraginosas olas. Leía las cartas de las mujeres y los hijos de los marineros, algo que haría después en Zaragoza con los mensajes que le llegaban al primer programa nocturno que presentaba.        

--Fue el primer programa de madrugada que hubo en España. Mi gran frustración es no haber podido usar el teléfono porque entonces estaba totalmente prohibido. No podía salir a antena ninguna voz que no pasase antes por la censura. Leía las cartas que me escribían desde Alemania, Francia, Bélgica, y las comentaba, aquello fue maravilloso. Es el programa que con más cariño he hecho. Se emitió, de una a cinco de la madrugada, en 1956 después de numerosísimos problemas con la burocracia. Se terminaba la programación normal con el "Viva Franco, Arriba España" y con el himno nacional. Había diez minutos de silencio y yo comenzaba con la sintonía de Lo que el viento se llevó. No se hacían pesadas las cuatro horas porque poníamos mucha música y llevábamos a los artistas que pasaban por la ciudad.           

--En 1951 había venido a Zaragoza porque aquí necesitaban un locutor de deportes.        
--Sí. Había subido el Zaragoza ese año a Primera División. Mi vida en la radio ha sido una cadena de coincidencias tremendas. El año que yo nací, en 1933, se descubrió el disco blando, las emisoras norteamericanas ya podían grabar fuera y podían guardar ese disco para transmitirlo al cabo de dos o tres o seis días, porque era una cera especial que duraba muy pocos días. En 1948, cuando realicé aquella lectura se inventó el magnetofón de hilo. Y el año que vine se descubrió el disco microsurco. Y hasta mi boda tiene que ver con la radio...         

--Es una historia muy romántica y apasionada. Fue usted a entrevistar al maestro de forja Pablo Remacha.        
--Pablo Remacha, era un hombre recio, duro, de carácter muy serio. Al estrecharme la mano casi me la rompe. Vino con él una cría que tenía trece años, con unas coletas larguísimas, y de verdad, de verdad que existe el flechazo. Vi aquella criatura y la verdad es que me quedé mudo: tan bonita, tan delicada. Cuando le di la mano, al despedirme, experimenté una sensación extraña, tanto es así que pensaba diariamente en ella. Y yo mismo me decía: "¿Cómo puedo yo, un hombre hecho y derecho, ocho años mayor, enamorarme de una niña?". Tenía mala conciencia.         

--Ahora lo llamarían pederasta.        
--Intenté hacer amistad por todos los medios con la familia Remacha, no por ver cómo trabajaba el artista precisamente. Ella venía a verme aquí al Pasaje Palafox a los concursos de cara al público; de tapadillo íbamos a los cines tolerados, paseábamos y la gente me miraba de una manera un poco extraña. Yo tenía una vespa, una de las primeras que llegaron aquí a Zaragoza. Se enteraron sus padres de esos paseos y no les sentó muy bien. Era junio y estábamos en un pequeño jardincito de su casa. Les dije: "Pablo, Marcela, tengo que comunicaros algo trascendental para mí y para vosotros. Me voy a casar con vuestra hija". Pablo Remacha me miró de tal manera que me fundió como cuando machacaba el hierro duro. "Paco --dijo--. ¿No habrá pasado algo anormal?". "Pablo, soy un caballero". Ellos aceptaron porque me querían muchísimo también, esperando que la boda fuese dentro de cuatro o de cinco años. "Pero es que esto además va a ser rápido, eh. El 25 de enero". Insistí: "Mira Pablo, aquí hay dos cuestiones. O me caso con ella o la rapto y me la llevo aunque organicemos el escándalo del siglo. No puedo vivir sin ella". Hubo un lío familiar tremendo. Hubo que hacer unos trámites religiosos tremendos y ahí Alfonso, mi hermano, que no aprobaba la idea, me ayudó mucho.         

--No me extraña que le guste contar esta historia. Es preciosa y parece inverosímil. Pronto se convirtió en el locutor del Real Zaragoza. ¿Conocería muy bien el campo de Torrero?        
--Durante cinco o seis años. Allí asistí a la lesión gravísima de Avelino Chaves. Radiaba en una torreta que estaba justo en el córner donde se produjo la entrada de Olivares. Se oyó el chasquido de tibia, peroné y rodilla, y el grito de dolor de Chaves me ha quedado en el cerebro como una de sucesos más impactantes de mi vida profesional. Perdimos a un gran jugador, era un extremo parecido a Gento: poseía un regate, una velocidad, una visión del fútbol...         

--Y hay otra historia que cuenta en el libro: su admiración por Jacinto Quincoces, que fue entrenador del Zaragoza.        
--Para mí Quincoces era un ídolo. Yo coleccionaba sus cromos, escuchaba las retransmisiones que hacía Enrique Mariñas de Zamora, Ciriaco, Quincoces, de la selección. Era un jugador al que no pude ver, pero por su manera de ser y cómo hablaba de vez en cuando. Era un señor. El deportista debe ser siempre un señor. él lo era. Afabilísimo, culto. Hablábamos de los grandes conocimientos que él tenía. Me impresionaba su gran humanidad.          

--Uno de los periodos más bonitos fue la llegada de Los magníficos. ¿Cómo vivió esa etapa?        
--Con Los Magníficos hice amistad personal, cosa que ya no he vuelto a hacer excepto con los jugadores gallegos. Porque ellos sabían que yo no iba a contar nada extradeportivo y tenían la libertad de pedirme un cigarrillo, de pedir café con un poquito de coñac. A mí sólo me interesaban los 90 minutos de juego. No he querido saber nada nunca de la vida particular de cada jugador. Gracias a Los Magníficos fui locutor internacional.          

--Le he leído dos anécdotas maravillosas como aquel partido del Zaragoza contra el Leeds.        
--Ha sido el mejor partido que le he visto al Zaragoza jamás. Y he retransmitido cerca de 1800 partidos. Era una eliminatoria europea y se tuvo que jugar el desempate en su campo. Estaba el campo lleno, Jackie Charlton era el capitán. El Leeds era un equipo potentísimo, pero, amigo, fueron 20 minutos de juego maravilloso y los nuestros marcaron tres goles. Nunca vi jugar así al Zaragoza. Carlos Lapetra se convirtió en un jugador de ajedrez, dio dos pases pases perfectos a Villa; creo que marcaron Villa, Marcelino y el propio Lapetra. El Zaragoza jugó con una categoría, con un estilo... El público aplaudía a rabiar. Nunca se me olvidará por dos motivos: el árbitro era manco, y porque Jackie Charlton le hizo varias indicaciones para que parase un poco, por favor, que estaban desconcertados. Ellos marcaron dos goles en el segundo tiempo. Cuando se retiraron los jugadores del Real Zaragoza el público no se marchaba del campo: seguía aplaudiendo, hasta tal punto que el delegado del Leeds tuvo que bajar al vestuario y sacarlos con pantalón, con camiseta, con chándal y dieron la vuelta al campo. Al día siguiente, el periódico ponía: "Nos han derrotado, pero lo que hemos aprendido bien vale una derrota".         

--Y luego usted cantó el gol de Nayim en París, el gol del siglo para Aragón.        
--Para mí hubo dos goles importantes: el que marcó Marcelino a Rusia en Madrid. Otro gol que canté también fue el de Rubén Sosa en la final de Copa al Barcelona. Y el gol de Cardeñosa que casi canté dentro. ¿El gol de Nayim? Cuando vi a Nayim con la pelota creí que iba a pararse un poco, y cuál no fue mi sorpresa cuando le dio al balón y fue tan lenta la parábola, tan hermosa... Fue el gol más largo y el que canté durante más tiempo porque me dio tiempo de tomar aire y fuerza. Fue la apoteosis total. Fue un gol hasta musical. El fútbol cuando se hace bien me suena a música. Pero por desgracia...         

--Sí, dígalo, es usted muy crítico con el periodismo deportivo que se hace ahora. ¿No es eso?        
--Estoy totalmente desengañado. La figura del locutor narrador ha desaparecido y es una pena porque antes narrábamos el partido completo o, cuando yo empecé con José María García (estuvimos juntos ocho años), él hacía una apostilla o un pequeño comentario y yo narraba el partido. Ahora, ¿qué es lo que sucede? Ahora está un entrenador, un artista de cine, un ex--jugador, un ex--árbitro, un torero, además del comentarista... Y claro, al locutor no le da tiempo a contar lo que pasa, va a terminar desapareciendo. Eso en la parte técnica. En la parte moral, el que se hable más de un presidente, de su mujer o de su amante, de un árbitro, de un consejo de administración, y que no se hable del futbolista, y si se habla de él, se comenta lo que come, con quién sale, lo que hace... El locutor deportivo lo es ahora de sociedad. La gente no ve el partido porque no se lo cuentan y en radio hay que contarlo. El locutor es un narrador directo para una sola persona que quiere saber qué ocurre.          

--¿Y no puede ser que usted siempre se haya sentido una vedette y no acepte los nuevos métodos del trabajo en equipo?         
--Mire, si yo hubiese sido una vedette hubiera ganado mucho dinero. No me he sentido vedette porque me ha resultado tan fácil, tan sencillo, que no hay mérito ninguno. La radio ha sido mi vida entera y mi ángel de la guarda.        

Dicción clara, palabra exacta y pasión contenida por el Zaragoza, el club de sus amores. Esos fueron, y son, los dones de Francisco Ortiz García, manchego fugaz, gallego transterrado, aragonés ilustre, ilustrado e iluminado por el fútbol y la radio. Locutor emocionante: la palabra hecha gol y melodía.  

DESPIECE         

--¿Cuál es el entrenador que más le ha impresionado?        
--Kubala, porque además de que era un gran jugador tenía una muy buena mano izquierda con los jugadores y lo respetaban.          

--¿El jugador?        
--El brasileño Sócrates me maravillaba. Tenía la música del fútbol, me hubiera gustado verlo en más partidos. Incluso más que a Pelé. Y Carlos Lapetra, el mejor jugador aragonés de la historia, al que me hubiera querido ver jugar en el Madrid o en el Barcelona o en el Milán.         

  --¿Un locutor?        
--Matías Prats. Para mí es el Dios de la radio. El que mejor lo ha hecho siempre. La voz más perfecta, el que ha sabido situar siempre el balón. También Enrique Mariñas, que no era tan buen locutor, pero resumía mejor que nadie los partidos en diez minutos, un resumen que era una pieza literaria. Igual que Antonio Valencia.          

--¿La mayor ovación que experimentó en un campo? Quizá el otro día con el saque de honor.        
--Realmente no. Me emociono pocas veces. Tengo un corazón de 40 pulsaciones, fue muy bonito, precioso, sin duda. Mi mayor emoción fue cuando dije por vez primera en la SER: "Buenas tardes, amigos oyentes de la Cadena Ser, les habla Paco Ortiz. Comienza para España el Mundial de Inglaterra". El corazón, la verdad, pasó de las 40 pulsaciones.         

--¿Qué ha significado el Zaragoza para usted?        
--Primero el haberme hecho popular. Luego el haberme proporcionado aquí y fuera un fútbol magnífico. La gente quiere tanto al Zaragoza y yo he estado tanto con el equipo que tal vez comparta ese cariño también conmigo.         

--¿Un profesional y, sin embargo, amigo?        
--Hubo un gran profesional, y lo sigue siendo, que es José María García, que no tiene una gran voz, pero es un gran comunicador. Estaba preocupado cuando empecé con él a partidos de la selección española por si me iba a comer el micrófono y no me iba a dejar hablar. Pero nos llevamos perfectamente y nos compenetramos muy bien. Yo no conviví con él, fue un gran compañero pero no tuve la oportunidad de ser un gran amigo suyo.         

--¿Tu poeta?        
-Me ha gusto mucho recitar a Lorca, dice cosas muy bellas, y me ha gustado sobre todo leer a Juan Ramón Jiménez, tanto en prosa como en verso.          

--¿Un músico?        
--Soy un enamorado de Vivaldi, todas las noches me acuesto con Vivaldi, tengo todas sus obras y lo conozco muy bien. Sus grandes sinfonías entroncan perfectamente con mi espiritualidad. Lo que más me ha gustado ha sido la música. El que ama la música creo que ama la vida y se convierte en una criatura mucho más humana. Hablo de la música y de las bellas canciones.          

--¿Y la palabra?        
--La palabra está en La Biblia, el verbo, y además es lo que nos distingue de los animales. Porque claro, físicamente, no sé si descendemos del mono o de lo que sea, pero la palabra nos pone en comunicación con las demás personas y a través de ellas enamoramos a nuestras mujeres, hacemos amigos y enemigos. Luego, la palabra es el hombre.         

--¿Cómo le gustaría ser recordado?

-Como una voz en compañía, una voz familiar, una voz que ha estado en los hogares, que ha comido y ha viajado con ellos. Un amigo desconocido. Un locutor no tendría jamás que ser visto, es la voz la que llega, la que enamora, la que ilusiona.

         

 

*Equipo de "Los Magníficos": Yarza; Cortizo, Santamaría, Reija, Isasi, Pepín; Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra.

12/02/2007 01:20 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

RECUERDO DE UN FORMIDABLE EDITOR DE EXTREMADURA

[Recibo esta justísima carta a un texto mío sobre un libro de Antonio Sáez en la Editora Regional de Extremadura, en la que Isabel María hace este comentario de recuerdo de Fernando Tomás Pérez González. Me parece justo evocar con sus mismas palabras a ese gran editor y hombre de letras, al que yo conocí un poco tarde a través de un espléndido artículo de Javier  Rodríguez  Marcos en “El País”. Mil disculpas María Isabel, y permíteme que el mejor recuerdo en este blog de Fernando Tomás Pérez González sea el tuyo].   

Me habría gustado que en el comentario sobre la Editora Regional de Extremadura hubiera hecho justicia citando al artífice de esa "modélica editorial", FERNANDO TOMÁS PÉREZ GONZÁLEZ, fallecido el 26 de agosto de 2005. Él fue quien renovó la línea editorial, quien diseñó las nuevas colecciones (entre ellas, la colección poesías, donde se publicó Ruinas, de Antonio Sáez), quien buscó el excelente hacer de Julián Rodríguez y es a él a quien ha heredado muy honrosamente Álvaro Valverde. A la sabiduría editorial, amor al libro, a la incorruptible honestidad, al trabajo incansable..., de Fernando Tomás Pérez le debe la Editora Regional de Extremadura el lugar que hoy ocupa en el panorama editorial español. ¡Qué pronto se olvida a los muertos! Una pensaba que los muertos se van, pero su obra queda. Ya veo que no siempre es así. 

13/02/2007 14:10 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ESTA NOCHE, BORRADORES

El programa “Borradores” tiene como invitados a Demetri Motatu y su cuarteto de violoncellos, que tocarán “El cant del ocells”, al editor de Anagrama, Jorge Herralde, que presenta su libro “Por orden alfabético”, y a José Antonio Labordeta, que acaba de reeditar en el sello barcelonés su novela “En el remolino”. Además, “Borradores” recibirá a Óscar Sipán, autor de “Tornaviajes” y de “Guía de Hoteles inventados” (mostraremos los dibujos que ha hecho Óscar Sanmartín Vargas, que también asistirá al programa), y ofrecerá un amplio reportaje sobre el escritor y pintor Jesús Moncada (1941-2005), del que se exhiben ahora en la UNED de Barbastro 14 dibujos y 14 pinturas. El actor y pintor Mariano Anós cerrará el programa con uno de sus poemas.

Borradores. CART, 0.00 horas. Realiza: Teresa Lázaro. Equipo: Yolanda Liesa, Ana Catalán y Jesús Arce. Producción Chip.

13/02/2007 14:14 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

2007: VUELVEN HÉROES DEL SILENCIO

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Héroes del Silencio Tour 2007

 

Nos complace confirmar que, después de varios años intentando conseguir la reunión del grupo Héroes del Silencio, este 2007 será, por fin, el año en que podremos verlos de nuevo juntos en un escenario.

Con motivo del veinte aniversario del lanzamiento de sus primeras grabaciones y a diez años de su separación, HDS realizarán una gira de diez únicos conciertos por Estados Unidos, Latinoamérica y España. Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu volverán a unir sus fuerzas en este histórico tour en el que podrán verlos y escucharlos en directo más de medio millón de personas a ambos lados del Atlántico.


Las primeras fechas ya confirmadas son:
15 DE SEPTIEMBRE EN EL ESTADIO DEL EJERCITO EN GUATEMALA

22 DE SEPTIEMBRE EN EL CLUB CIUDAD DE BUENOS AIRES
29 DE SEPTIEMBRE EN EL FORUM DE LOS ANGELES
6 DE OCTUBRE EN EL FORO SOL DE MEXICO DISTRITO FEDERAL
12 DE OCTUBRE EN EL ESTADIO DE LA ROMAREDA EN ZARAGOZA.

Próximamente avanzaremos los cinco conciertos restantes. Las entradas se podrán adquirir a PARTIR DEL 1 DE MARZO. Héroes del Silencio ha sido uno de los grupos más importantes de la historia del rock en nuestro idioma, publicando sus discos en más de una veintena de países, de Europa, América y Asia, alcanzando ventas de más de seis millones de discos hasta la fecha. Su impronta ha quedado grabada en un buen número de bandas tanto españolas como europeas y americanas, aunque su principal legado es el aura mítica y legendaria que alcanzó la banda en los noventa y tras su separación. Pocas bandas de rock en español pueden presumir de unos seguidores tan incondicionales y tan influenciados vitalmente por la música, letras y filosofía de un grupo que, sin duda alguna, ya ha pasado a la historia de la música popular. Su directo fue tan demoledor que miles de fans recorrían miles de kilómetros para poder presenciar en vivo la ceremonia de "el ruido y la furia".

Os esperamos a todos los que disfrutasteis de momentos gloriosos con ellos y a aquellos que nunca pudieron verlos en activo.
ROCK & CHICKEN

 

14/02/2007 12:03 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

DARÍO VIDAL: AMOR, COCINA Y OTRAS MAGIAS

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[Darío Vidal presenta esta tarde en Ámbito de El Corte Inglés su nuevo y original libro, "Por debajo de la mesa", con edición también en francés, y con unas maravillosas y sensuales ilustraciones. En su páginas web y en su blog, Darío cuenta lo siguiente de su libro, que tiene como todos los suyos ese aire de época, ese gusto por el placer, la apología de la vida y de la voluptuosidad, el gusto por la palabra y sus condimentos]


MANJARES, AMOR Y MAGIA

De la oferta que nos propone este otoño la industria editorial destaca un libro de difícil catalogación que está a punto de sacar a la calle la editorial "Clairsud", creadora de la lujosa colección "Le tour du temps en 80 recettes et un parfum". Se trata de un delicioso libro bilingüe de compañía que tiene mucho de grimorio, de formulario de ensalmos, de breviario de sortilegios, de tratado de magia y hasta de recetario de cocina. Se titula "Por debajo de la mesa" y "Les dessous de la table" en cada una de las lenguas en que va a aparecer.

Escrito por el periodista Darío Vidal, autor de El cuarto sentido, Cierto sabor, y Flor de cardo azul, entre otros, e ilustrado por el director cinematográfico francés Jean Périssè, relata con originalidad y desenfado el instante en que algunas mujeres famosas sugirieron, inspiraron o crearon ellas mismas algunos de los platos que tomaron su nombre, en un alarde de ucronía fantástica y de travesura literaria que mezcla historia y ficción, contraponiendo piedad y erotismo, lujuria y candor, sosiego e intrigas cortesanas, en una cuidada versión francesa de Olga Herrero con prólogo del prestigioso hispanista André Gallego Barnés de la Universidad de Toulouse.

Diez conocidas figuras femeninas desfilan por otros tantos relatos para mostrarnos su intimidad y descubrirnos sus sueños, sus inquietudes y su vida. Un reto del que salen airosos tanto el narrador como el ilustrador, y que ha supuesto un notable esfuerzo de traducción ya que cada novela ha tomado prestado el lenguaje de su época.

15/02/2007 10:39 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

JUAN RULFO,SEGÚN MAGDA DÍAZ MORALES

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[La profesora y escritora, y embajadora de dos mundos, Magda Díaz Morales publica hoy este artículo en su espléndido blog. Juan Rulfo es uno de mis escritores y fotógrafos favoritos desde hace años. Esta foto, "Esto no es un sueño" la vi por vez primera en Tarazona en 1989, un poco antes de platicar con el ahora realizador Juan Carlos Rulfo.  Fue una mañana preciosa, de luz tamizada, en Tarazona. ]

Dan a conocer fotografías inéditas tomadas por Juan Rulfo

Reúnen en un tríptico las facetas de poesía, fotografía y crítica alrededor del autor jalisciense. Se busca revertir distorsiones sobre algunos aspectos del narrador, dice el editor del volumen.

El inagotable análisis de la obra literaria y fotográfica del escritor Juan Rulfo, quien es considerado el autor mexicano más relevante del siglo XX, se ve hoy renovado con la aparición del volumen Tríptico para Juan Rulfo, compilación de trabajos originales basados en diversas y rigurosas investigaciones. El propósito del volumen es ofrecer a los investigadores, como al lector no especializado, diversos análisis ''que dejen atrás una serie de especulaciones o distorsiones sobre ciertos aspectos de la vida y obra de Juan Rulfo. Se quiere ¬con estos estudios¬ ir más allá de los lugares comunes, con los que todavía rellenan cuartillas muchos pretendidos especialistas", explicó Jorge Zepeda, editor del libro. Tríptico para Juan Rulfo se divide en tres grandes capítulos: Poesía, Fotografía y Crítica. Integra en 530 páginas no sólo nuevas reflexiones sobre el trabajo de Rulfo como escritor y fotógrafo, sino que suma su faceta como traductor y apasionado de la poesía, y de cómo ésta permeó en su propia obra.

Predilección por Rilke

"La relación de Rulfo con la poesía había sido poco explorada", expresó Víctor Jiménez, presidente de la Fundación Juan Rulfo. Por ello, en la primera parte del volumen se presentan materiales originales del escritor jalisciense, descubiertos y comentados por Alberto Vital. ''Una traducción realizada por el escritor mexicano -parte a mano, parte en máquina de escribir-, de Las elegías de Duino, de Rilke, junto con transcripciones y traducciones de otros poetas, como Mallarmé. Rilke era uno de los poetas preferidos de Rulfo, a quien leyó, transcribió, tradujo y estudió, "siendo testimonio de ello su biblioteca y manuscritos", indicó Jiménez.

Otro autor a quien igual conocía muy bien fue Paul Valéry.

Asimismo, entre los papeles de Rulfo se encontraron transcripciones de numerosos poetas estadunidenses, como John C. Ranson, Sylvia Lynd, Edith Sitwell, Edna St. Vincent Millary, Horace Gregory, Leonie Adams, Hart Crane, Sidney Keyes, Donald Thomson, y Archibald Macleish. Y también, entre otros, poemas de autores negros, como Langston Hughes y Countee Macleis. ''Todos fueron mecanografiados por Rulfo en español." En este primer apartado, el especialista Dieter Rall, a partir de su nacionalidad alemana integrado al mundo académico mexicano, "hace un recorrido en sentido opuesto: de la obra de Rilke hacia la versión que realizó Rulfo de las Elegías... del praguense". Y las investigadoras Guadalupe Domínguez y Susy Rodríguez, por su parte, comparan la versión de Rulfo con otros tres textos: el original alemán, la versión de Juan José Domenchina y la traducción de Gonzalo Torrente Ballester y Metchild von Hesse Podewils, autores a los que igual recurrió Rulfo para realizar su versión.

Para comprender mejor el proceso de traducción seguido por Juan Rulfo, se incluyen como documentos testimoniales inéditos, reproducciones de algunas páginas manuscritas y mecanografiadas por el autor de El llano en llamas. No menos reveladores e importantes son los dos siguientes capítulos, explicó el investigador Jorge Zepeda, para quien la faceta de Rulfo como fotógrafo debe ser analizada con profundidad y con independencia del Rulfo escritor.

Contra las fáciles comparaciones


La sección dedicada a la fotografía, apuntó Zepeda, consiste en tres artículos que atienden tanto al detalle de la historia de Rulfo fotógrafo, como a la perspectiva de la difusión de su obra visual y, finalmente, a la exploración de sus particularidades dentro de la trayectoria de la fotografía latinoamericana del siglo XX". El fotógrafo Lon Pearson comparte su testimonio pormenorizado y personal, de lo que se considera es la primera muestra fotográfica de Rulfo, en 1960, en Guadalajara. ''De la que nadie sabía absolutamente nada".


Un segundo ensayo a cargo de José Carlos González Boixo, editor de Pedro Páramo en España se enfoca en las exposiciones de Rulfo. "Realiza una relación actualizada cronológica de dichas muestras y habla además de las distintas publicaciones entre libros, revistas y catálogos, que contienen su obra visual". González Boixo ''sitúa a Rulfo dentro de la práctica de la fotografía en México y en América Latina, al tiempo que propone una caracterización del corpus fotográfico conforme a sus temáticas recurrentes". Cierra esta sección Daniele de Luigi, con el ensayo Más allá del silencio. Juan Rulfo fotógrafo: problemas e interpretaciones, en el que "traza un deslinde imprescindible entre el lenguaje fotográfico y el lenguaje literario".

Para Zepeda, este último texto en particular es importante, porque las más de las veces ciertos ''especialistas" caen en "fáciles comparaciones". "Muchos dicen que las fotografías de Rulfo equivalen a sus textos. Inventan leyendas urbanas sobre esta supuesta unión o simbiosis entre imagen y lenguaje literario. Esas historias no llegan a ser más que una opinión en sentido estricto, son pintorescas, están bien para una charla de café, pero no van más allá del psicologismo barato, y nadie se detiene a profundizar de manera sustancial en esas comparaciones, si es que pudieran aparecer."

Por último, cabe señalar la publicación aquí, ''por vez primera, con imágenes inéditas", de las 23 fotografías localizadas de la primera exposición de Rulfo, en 1960, en Guadalajara, así como las 11 publicadas por él en 1949 en la revista América. Tríptico para Juan Rulfo, cuya génesis fue parte para conmemorar el 20 aniversario luctuoso del escritor, es una coedición de la Fundación Juan Rulfo, la Universidad Nacional Autónoma de México, por conducto de la Dirección de Publicaciones y de la Facultad de Filosofía y Letras, además del Congreso de Jalisco, las universidades Iberoamericana, las autónomas de Aguascalientes y de Colima, y la editorial RM.

15/02/2007 12:57 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

RAMÓN ACÍN PUBLICA UN LIBRO DE RELATOS

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Ramón Acín acaba de publicar una colección de relatos, Hermanos de sangre (Páginas de Espuma, la editorial de Juan Casamayor), dividida en tres partes, que gira en torno a la Guerra Civil y los primeros años de posguerra, el universo pirenaico, el viaje, las relaciones. Próximamente, José Luis Melero, que se ha convertido en todo un espectáculo en cada presentación, explicará en público las claves del libro. Seguro que halla algún resquicio de humor en estas páginas, transidas de dramatismo y violencia.

 -¿Qué le lleva a abordar, de nuevo, aquellos “tiempos de Maricastaña”, que es como un personaje define la Guerra Civil?
El proceso de mi anterior novela, Siempre quedará París, fue muy largo. Durante casi ocho años me dedique a documentarme históricamente, primero y, después a recorrer tanto la “cicatriz” del frente de Aragón -desde Biescas-Valle de Tena, hasta Belchite-Pina de Ebro que eran los lugares geográficos en los que yo colocaba la trágica peripecia de los personajes de mi novela-, como todo el espacio aragonés que sufrió la “reculada” de los republicanos hasta la caída de Cataluña y, posteriormente, también, recorrí el espacio geográfico por donde actuaron los “maquis” del Sobrarbe. En ese proceso, las historias trágicas se me acumularon. Muchos cuentos de Hermanos de sangre son, por tanto, historias desgajadas de ese proceso. Historias con fondo humano, llenas de sentimiento, carne y vida que merecían, cuando menos, ser conocidas. La guerra, tan salvaje siempre, es fértil en salvajadas que debemos evitar y, a mi modo de ver, algunos de estos cuentos pueden servir de enseñanza.  

-El libro se mueve en tres polos: la fuerza el dramatismo de las historias, la necesidad de exorcismo, y la liberación de un peso íntimo y terrible, cuando uno se atreve a contarlo.
 
Exacto. Intento trasmitir precisamente esa triada de elementos, porque es lo que yo sentía la mayoría de las veces cuando entablaba conversación con la gente que las había padecido o conocido. Muchos de los sucesos, cargados de tensión y salpicados de sangre, los he escuchado en un tono de voz baja, como de confesión liberadora que, a mí, como persona, primero, y como escritor, después, además de ponerme los pelos de punta, me atraían totalmente. Si eso se trasmite en los cuentos, creo que habré cumplido con el objetivo propuesto. Escribir sobre la guerra y sus secuelas tiene para mí un punto de descarga, de exorcismo. Elimina obsesiones que podríamos considerar incluso personales ya que, sin duda para mí, tienen sus raíces en mi infancia.

-Explíquenos las tres partes del libro: Odio, tradición y rareza. 
Tanto el “odio” como la “rareza” constituyen espejos de la realidad. Siguiendo a Valle-Inclán, la distorsión es una forma muy interesante de ver la realidad, porque acentúa aquello que la convención, lo cotidiano y demás facetas de la vida diaria nos impiden ver con claridad. El odio y la rareza, sin duda, muestran aquellos aspectos de la naturaleza humana que tendemos a esconder, a ocultar. Es decir, que permiten observar lo peor del ser humano. Y a las pruebas me remito. En estas historias, asentadas en realidades - aunque en Hermanos de sangre están muy filtradas por lo literario- rezuman ese odio estúpido que lleva a la muerte, incluso del ser más querido como sucede en el relato que abre el libro, donde un hermano pega el tiro de gracia a otro. 

-Hablemos del título: “Hermanos de sangre”, que parece todo un manifiesto o una declaración de intenciones. ¿Qué significa? 
Sí, lo es. La misma guerra civil, como cualquier guerra, es una pelea salvaje entre hermanos. Me interesaba llevar ese sinsentido al grupo más pequeño de socialización que constituye la familia.
 

-Las dos primeras piezas del libro justifican muy bien el título: son historias familiares, y en una de ellos, un hombre mata a su hermano. 
Sí, la familia es, en casi todos los relatos del libro, un epicentro significativo. Es como en la certera frase de “pueblo pequeño, infierno grande”, algo que, en estos días, tristemente está de actualidad en Aragón ¿verdad?  En la familia, pese a la hojarasca de la convención y pese a los lazos de sangre, suelen darse todos los síntomas imaginables. Es la probeta donde se ensaya la ocultación, la falsedad, la crueldad, etc. En pequeñas dosis.  El conflicto entre hermanos es tan viejo como la vida misma, ya se ve en
la Biblia ¿no?

¿Hasta dónde debe recordarse y cómo evitar una idea de ajuste de cuentas, de intento de victoria sobre los muertos, fusilados, desterrados o vencidos, sobre los ganadores? 
Debe recordarse para que sirva de enseñanza, para que aquello no se repita jamás. Aunque el hombre es el animal que siempre tropieza en la misma piedra, claro. Por eso, no comprendo ciertos planteamientos de algunos políticos que hacen bandera, en positivo o negativo, de la guerra civil. A mí, lo que sucedió me la trae al pairo, porque ya no se puede cambiar nada y el lamento no sirve. Pero sí sirve la reflexión sobre lo sucedido, como profilaxis. Además,
la Transición Española pasó de puntillas sobre esa época y eso no es de recibo. Hay familias con las que yo he hablado que no saben nada de algún familiar desde aquellos años y la angustia les corroe de verdad. Creo que hasta que no te toca un problema como éste, no te das cuenta de su dimensión.

-¿Y entonces?
Lo que más me joroba de este tema de la guerra civil, tan mercantilizado en los últimos años, es su banalización y su utilización partidista. Creo que se hace un flaco favor a las familias que sufren y que arrastran una angustia que muy poca gente comprende. En Hermanos de sangre he procurado no alentar la venganza, ni un aire de revancha. Procuro que hablen los hechos, que se sienta el latido del que sufre, solamente. A mí me interesa el individuo, desde siempre.

-Una de las historias más intensas es “Bajo la piel”, el relato de una maestra y de un maestro que se pasa al maquis. ¿Cómo nació esta historia que parece anclarse en un hecho real?
Pues, como muchas de las anteriores, de una realidad. Yo soy profesor y siempre me he interesado por la labor de gente dedicada en cuerpo y alma a la docencia. Ser maestro, profesor o como quieras llamarlo, a pesar de los tiempos que corren, es un lujo. Estás con la savia joven y tienes en tus manos la posibilidad de ayudar, de informar, de educar… Eso lo hicieron muy bien muchos maestros de aquella época, involucrados social y culturalmente y, claro, lo pagaron con su vida o su “purgación”. En Aragón, la nómina de maestros era espléndida, unos murieron en las trincheras, otros actuaron en el maquis y otro gran número acabo purgado. Pero ahí está su labor. Afortunadamente ahora podemos saberlo. 

¿Existe alguna forma de liberarse de esa pesada “herencia” de la Guerra Civil, que a veces parece nublar el presente? 
Sí. Cuando un tema se airea, pierde el aire de densa niebla que le caracteriza. Nada como hablar de algo para sacar conclusiones. Soy de los que creen en la palabra y en el diálogo. El refrán, vamos, “hablando se entiende la gente”. ¿Por qué no haremos caso de la sabiduría que encierra el refrán, la literatura popular?

-El libro, además de los cuentos estrictamente de la Guerra Civil, hay piezas suspensas en la tradición pirenaica, como “Tristán” o “En la noche de San Juan”. 
Sí. A mí el Pirineo me atrae. Tal vez porque nací allí. Tal vez porque es un mundo que se desmorona sin darnos cuenta. Es necesario dejar constancia del pasado, porque si algo somos es memoria y de ella, vivimos. Un pueblo sin memoria es un pueblo vacío, sin personalidad, sin referentes, sin anclajes. Pues, las personas lo mismo. Por eso, me interesa la tradición, no como algo que cubra la nostalgia de un paraíso perdido, sino como algo que está ahí y de lo que siempre puedes sacar alguna enseñanza. “Tristán” habla del Pirineo de la trashumancia del ganado lanar, fuente económica hasta mitad del XX de casi todo el Pirineo, con sus costumbres, leyendas conformantes y demás. Otro tanto puedo decir de “La noche de San Juan”, tan especial en la vida rural, siempre marcada por el transcurrir de las estaciones y el tiempo. 

Resulta muy espectacular el cuento “Somontano de 36”. ¿Cómo surge? 
Pues surge en un viaje a Rusia que yo realicé no hace mucho. Hay cosas que son ciertas y de eso nace y otras que tiene que ver con el viaje, con personas que conoces y entablas conversación. Conversaciones que te llevan a situaciones como ésta, donde realidad y ficción se dan la mano. Hay bastantes datos de este cuento que cualquiera puede rastrear –En Bodegas Lalane existe esa botella del 36, conocí a una familia que hablaba de vinos del Somontano, Mijail Kolstov estuvo en Siétamo durante la guerra civil, etc.-. Y surge, de este viaje, empujado por una petición de unos amigos para un libro titulado Historias para catar  que recientemente se publicó con el patrocinio de Bodegas Enate.
 

A la luz de este libro, que es el cuarto de relatos que publica, ¿podrías decirnos cuál es su idea del cuento?
Una distancia muy difícil de recorrer. De la misma forma que la poesía no es juntar palabras que suenan bien, el cuento no es una anécdota. Tiene que contener una historia cerrada, pero apenas esbozada, que permita hacer volar la imaginación de quien lee. Concentración, síntesis, esencia… serían otras palabras que yo usaría para definir el cuento.    

*He tomado esta foto del blog de José María Ariño. Es curioso: tengo en algún sitio una muy semejante realizado en el jardín de la Media Luna, un día que vino Manuel Rivas a Zaragoza y anotó el  nombre de unos árboles que se llamaban Álvaro Cunqueiro e Ingrid Bergman.

18/02/2007 02:13 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

NOTAS SOBRE UN SÁBADO DE SOL Y LLUVIA

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Ayer por la mañana, fuimos a despedir a la madre de Ángel Artal Burriel, nuestro cardiólogo favorito. Falleció a los 97 años: hasta hace veinte días estaba estupenda, y recordaba los cuentos y las leyendas de las orillas del Jiloca y Calamocha, cantaba (recitaba más bien) aires de jota y conservaba una prodigiosa memoria.
Era una gran narradora oral que contagió esa pasión a su hijo. Ángel, de temperamento británico, de humor entre somarda y demoledor, es un espléndido contador de historias. Lo sabe casi todo y se regodea contando: habla de la hermosura detenida del río, de la atmósfera de luz vegetal de las olmedas del Jiloca, cuenta la historia del campo de aviación o los amores y otros duendes de Procopio Pignatelli.
  

Luego, bajo ese precioso sol de tarde, fuimos a la terraza del Parque Grande, que fue durante años mi segunda casa. Me encantaba montar en bici, pasear, correr (la de kilómetros y kilómetros que hice cuando soñaba con ser atleta), y ayer estaba un día estupendo. Celebrábamos, además, la  crítica que publicaba Jordi Gracia en “Babelia” del libro de José Antonio Labordeta, “En el remolino” (Anagrama). Gracia también firmaba la de Almudena Grandes. Paré un instante en Antígona, y adquirí el gran catálogo de las Misiones Pedagógicas y un libro sobre fotografía y las musas de los fotógrafos. Y he empezado a leer  “La muerte pegada a las uñas” de Enrique Murillo. El protagonista es un fotógrafo, es breve, propone una historia de amor y desamor, y en su argumento me hace pensar en “El retrato oval” de Poe, uno de mis cuentos terribles preferidos. 

Jorge jugaba ayer un partido importante contra el Montecarlo. Jugaban en Utebo, y desde muy pronto se vio que iba a jugarse un partido tenso, de poder a poder, lleno de entusiasmo. El Montecarlo marcó dos goles tras el descanso, Luis (nuestro Romario doméstido de todos los sábados) redujo diferencias con un penalti.El Utebo buscó la igualada que no llegó. El Montecarlo sigue ahí en la segunda plaza, muy cerca del liderato. Jorge jugó un partido más bien discreto, entró poco en juego. Participó alrededor de 60 o 65 minutos, y está trabajando para recuperar la forma. 

Luego vi el choque del Real Zaragoza, que jugó un espléndido partido. Gran noche de Movilla, Zapater, Sergio García y Gabi Milito, dentro de un excelente tono general. El equipo se arrugó un poco al final, pero había merecido más goles. Víctor Fernández tiene entre las manos un equipo para soñar, y este año del 75 aniversario caerá un título. Seguro.

*Jorge, la temporada anterior, con la camiseta del San Gregorio. Ahora juega en Utebo.

18/02/2007 02:49 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

75 AÑOS DEL REAL ZARAGOZA. DIARIO 2 / VÍCTOR MUÑOZ

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Ahí donde lo ven, con esa quijada brusca, con la humanidad del esforzado incesante o del gladiador de determinación homicida que siempre fue, Víctor Muñoz posee el palmarés más impresionante que haya tenido nunca un futbolista aragonés: ligas, recopas, copas del Rey, participó en una Olimpiada, en dos Eurocopas y en un Mundial, y atesora el mayor número de internacionalidades. También en él se ha cumplido la eterna profecía del cierzo. Se fue de su ciudad, de aquel Zaragoza que le había otorgado la camisola del diez, la del cerebro con agallas de apenas 22 años, y triunfó en Barcelona y en Génova; volvió para evitar que el club de su infancia descendiese y cuando quiso quedarse le dieron un puntapié en el trasero, bajo una acusación muy frecuente: que era un pesetero y que había chantajeado al club. Desde entonces ha sido entrenador del Mallorca y del Logroñés, ahora medita si aceptar o no la propuesta de ser preparador de la selección de Costa de Marfil porque su anhelo feroz --tras algunos desengaños como el despido injustificado de un Mallorca líder-- es seguir entrenando. Seguir ahí, gallardo y furioso, junto a un balón.        

Este es un diálogo monotemático: por las venas de Víctor circula esa sangre misteriosa y pugnaz del fútbol. Siempre se recuerda jugando, al principio de portero, bajo la sombra de su hermano Alfredo, con el que llegó a coincidir fugazmente en el Aragón. Y luego se ve en la Romareda, pidiendo a alguien que lo pasase o saltando la tapia como podía. Era la época dorada del Zaragoza, el tiempo febril de Los Magníficos, las tardes apacibles y sobrias de la técnica de Violeta y Planas; y más tarde ya, el juego veloz y preciosista de Nino Arrúa, al que acabaría reemplazando. El joven, observador y paciente, lo mismo reclamaba un autógrafo que se fijaba en las maneras de cada jugador: la impresionante técnica de Villa, dice, el poderío del central Santamaría, la sobriedad elegante de Pais, el remate de Marcelino o, insiste, la habilidad y exquisitez de Carlos Lapetra.        

--Ya le digo: tengo la memoria de cuales eran sus virtudes, su calidad y su forma de jugar. Eso me marcó mucho. Empecé en Salesianos, en aquel patio durísimo y rugoso que te obligaba a parar el balón con la planta del pie. Era un macrocolegio, cada clase tenía un balón y había que disputarse el espacio. No sólo jugaba al fútbol, sino que practicaba balonmano y atletismo. ¿Sabía que José Manuel Abascal, el mediofondista, estudiaba en el centro? La consigna era ir normal en los estudios y destacar en el deporte. Es más, sacrifiqué toda mi adolescencia por el deporte.         

--¿Quiere eso decir que no le hubiésemos visto en una biblioteca, que no cuidaba su formación humanística?
        
--Alguna vez, si tenía un trabajo urgente. He sido responsable, pero no tenía esas inquietudes. Prefería estar rompiendo un balón al lado de la biblioteca. Luego, mi carrera fue un tanto meteórica: pasé del muy competitivo Boscos --donde había compañeros de gran calidad como Pelarda y Berdejo-- al Aragón, y en unos meses di el salto a profesional.
         

--¿Tiene un recuerdo especial del primer día en la Romareda?
        
--No, porque había jugado algún partido anterior con jugadores que habitualmente no jugaban como Ovejero, el primero creo que fue en Tudela. Aquel año subieron al primer equipo India, Barrachina y luego yo, con Lucien Müller como entrenador. Fue el año del descenso, la campaña 76--77: jugué 16 ó 17 partidos. Mi meta, la idea obsesiva que ha guiado mi carrera, ha sido abrirme camino, sin meter demasiado los codos, poco a poco y callado, muy calladito, trabajando al máximo y haciéndote respetar.
         

--Que no sería nada fácil. Pienso en un equipo a la deriva, desunido, y en aquel monumental conflicto entre Arrúa y Jordao.
        
--Lo viví. Analizándolo ahora, con la perspectiva que dan los años, tengo muy claro lo que ocurrió: Arrúa, que había sido la figura incontestada y había entrado en su declive, tenía celos de Jordao.

         --¿Oyó en el vestuario eso que se le atribuía a Arrúa: "Aquí huele a negro"?        
--No se lo oí nunca, pero se hacía patente. Jordao se fue de aquí y desarrolló en Portugal una gran carrera. Me crucé con él en la Eurocopa de 1988 y nos saludamos efusivamente: era un tipo agradable y un formidable futbolista. Era silencioso, le costaba comunicarse, pero educado, de alto nivel. Arrúa miraba a la gente por encima del hombro, era el consagrado que estaba de vuelta; Jordao, en cambio, te miraba como a un chaval joven con ilusiones que deseabas abrirte camino.
         

--Al año siguiente, en Segunda División, empezó a hacerse con el puesto. Arsenio fue el entrenador...
        

 --Era un entrenador clásico, muy clásico. Recuerdo que estaba más cerca del jugador foráneo que del de casa; mientras a ellos les dispensaba un calor especialísimo, con nosotros era más distante. Hicimos una buena campaña, aunque aquí le pedían mucho más. Zaragoza era una ciudad donde estábamos acostumbrados al buen juego --pienso en Los Magníficos o en Los zaraguayos, segundos en la Liga en la temporada 73--74--, aquí siempre tenemos aspiraciones muy altas. El Zaragoza no puede jugar mal. Subió al equipo y no siguió, lo cual me parece una paradoja.         

--Le preguntaba por Arsenio porque en algún lugar hablaba usted de sus rarezas gallegas...
        
--¿Rarezas gallegas? Era un tipo normal, un tanto paternal, a la antigua usanza, si puede decirse así. Sí recuerdo que acabábamos de ganar en Puertollano y que yo marqué el gol de la victoria. Al domingo siguiente era el día de Aragón, un día especial para mí, iba a materializarse el ascenso, y no me puso ante el Alavés. Optó por la seguridad de García Castany y de Arrúa. Me dolió que en un día tan señalado se olvidase de mí.
         

--¿García Castany? Siempre adoré a ese jugador: fino, de la escuela catalana, goleador...
        
--Era estupendo. Poseía una técnica envidiable, igual que Pepe González. Eran dos virtuosos del fútbol, pero quizá físicamente ya no rendiesen a un alto nivel durante un partido completo. No poseían la agresividad, la rapidez y el dinamismo de antaño.
   

      
--Justo lo que usted traía. Tengo una curiosidad. Víctor era un joven chacal que llegaba, todo ímpetu y sacrificio, un potro sin desbravar y a la vez una amenaza. ¿Le aconsejaban González, García Castany o el propio Arrúa, se produjo esa especie de complicidad y de magisterio en el vestuario?
        
--En ocasiones, pero no es lo normal. González o Castany me decían: "¿Por qué controlas así el balón?". Me corregían. En ese momento, te fijas en todo, absorbes como una esponja y adquieres nuevos hábitos que te permiten corregir defectos y tu propia biomecánica.
         

--Y en éstas apareció Vujadin Boskov, que en ocasiones parecía ensañarse con usted. ¿O no?
        
--Boskov era muy diferente a lo que yo había visto por aquí. Procedía de la escuela holandesa y nos trajo nuevos métodos y juegos dentro de su sistema de entrenamiento, otra filosofía o sus frases del tipo "Fútbol es fútbol". Era muy exigente y muy duro, había vivido una sociedad tan militarizada como la yugoslava, donde existe la disciplina y la diferencia de clases, y parecía aplicar algo de ello en el equipo. Ese era su modo de estimular a los jóvenes: con dureza, exigencia y disciplina.
         

El seleccionador nacional Ladislao Kubala se fijó en Víctor Muñoz en 1979 tras un partido heroico contra el Atlético Madrid: los blanquillos vencieron por 4--3. Lo convocó para un partido en Zagreb y compartió habitación con el medio centro Angel María Villar, aunque no llegó a vestirse. Fue olímpico en Moscú--80, el equipo español empató los tres primeros partidos y fue apeado; el aragonés --impetuoso, de deslavazados andares, puro nervio y canilla de acero-- compartió selección con Buyo, Joaquín o el extremo Rubio. En 1981, le contrató el Barcelona e iba a compartir el Nou Camp con Maradona, Bernd Schuster y el entrenador Udo Lattek.
        

--La sensación que se tenía desde fuera era que iba a resultar muy difícil triunfar en el Barcelona; era como querer y no poder. Todos decían que me iba para volver de inmediato. Esa era la idea: "Ya verás como vuelve" o "lo poco que juega", se comentaba. Y yo me ocupé de que no fuese verdad, sino todo lo contrario.
         

--Una de sus características como jugador fue la furia, el convencimiento, la fuerza interior...
        
--La clave de mi carrera ha sido la dedicación, el trabajo y la autocrítica. He sido el primero en reconocer mis defectos y en querer mejorar.
         

--La imagen que se tenía de usted era la de un jugador brusco, sacrificado, de equipo y técnicamente limitado.
        
--Esa es la definición de un jugador cuando se quiere hacer un prototipo.
         

--Pero, Víctor, ¿no era así, no se refinó en Barcelona?
        
--No, no. Todo lo contrario. Tuve que adaptarme al Barcelona. Lo que hacía aquí era lo contrario: asumía labores de creador, de conducción del juego, llevaba incluso el diez a la espalda, era un poco el niño bonito, sobre todo en el último año. Ese espacio no lo podía ocupar en Barcelona, si triunfé allí fue por mi capacidad de adaptación y mi sacrificio. Debuté en un partido contra la selección argentina, en la cual jugaba Maradona. Las instrucciones fueron precisas: "Márcalo por todo el campo. No lo dejes mover". Eso hice. Maradona siempre me recordó aquel marcaje y dijo que no se había aburrido tanto en su vida. A mí me ocurrió lo mismo.
         

--Entonces, ¿su fama de jugador agresivo?
        
--Era agresivo, pero al límite de la agresividad. Jamás voy a hacer daño, pero si puedo llevarme el balón y el contrario me nota, me lo voy a apropiar. Si puedo agarrarle antes de que el rival se escape, voy a hacerlo. Antes de romper una pierna prefiero que marquen un gol, pero igual le rompo la pierna porque no pienso que vaya a hacerle daño. O no era ésa mi intención.
         

--¿Impone tanto el Nou Camp y su vestuario como dicen?
        
--Desde luego. Impone la calidad de los jugadores y la cantidad. Y percibes de inmediato que el Barcelona es más que un club: en la presentación, por el modo de ficharte, por el eco de la prensa, por la imperiosa necesidad del triunfo, por la afición, por los medios que tienes a tu alcance.
         

--Y por poder entrenar cada día junto a Diego Armando Maradona, supongo. Suele decir Guardiola que una de las cosas más bellas que le han ocurrido en su oficio es haberse entrenado junto a Michael Laudrup.
        

--Yo no tengo esa visión tan idílica con respecto a Maradona. Para mí la genialidad tiene que ir unida a la persona y a su temperamento. Conservo mejores recuerdos de otros jugadores que no han sido tan buenos, también en el fútbol valoro mucho el aspecto integral del compañero, su calidad humana. Gestos de Maradona los había a diario: su modo de proteger el balón, cómo bajaba el centro de gravedad o la manera en que sacaba las faltas con barrera: lanzaba diez, marcaba siete, dos las enviaba a la escuadra y una le salía fuera. A mí me costaba marcar una. Maradona parecía un malabarista de circo, pero luego era capaz de realizar en el campo --estuviese seco o bien embarrado-- cualquier genialidad.
         

--Veo que es usted muy pragmático: poco soñador o amigo de los mitos.
        
--Intento separar y discernir una cosa de la otra. Sí soy soñador porque recuerdo que soñaba, a los 16 ó 17 años, en Salesianos, con el Mundial--82 de España que no pude jugar.
         

--Debió ser una época de una impotencia muy particular y a la vez de una satisfacción inconfesable: se convirtió en el deseado, igual que le ha ocurrido ahora a Guardiola.
        

--Es la vana satisfacción de que pierde tu equipo cuando uno no juega. Eso no sirve de nada y es injusto con los compañeros. A mí aquella ausencia me permitió tener continuidad en el equipo nacional hasta la Eurocopa de 1988.
         

--No crea que tengo obsesión por Maradona, pero usted sí jugó el Mundial de México--86, el Mundial de Maradona, de la mano de Dios y del gol más hermoso e increíble de un campeonato.
        
--Un Mundial es un escaparate hacia la gloria y la culminación de tu vida profesional. Aquel fue uno de los mejores, también para España. Y es importante siempre porque estás sometido a una gran presión, hay que hacer algo sonado y diferente. En los últimos tiempos, particularmente con la eliminación de España, se ha intensificado esto: la lucha de medios es una realidad terrible a la que no siempre puedes darle la espalda. Esta ahí y, quieras o no, influye en el ánimo del jugador.
         

Llegó Johan Cruyff y salió Víctor tras el célebre motín de Hesperia. Quería asumir riesgos y decidió irse a la Sampdoria, junto al brasileño Toninho Cerezo y al nuevo astro Gianluca Vialli. Jugó una campaña extraordinaria --dijeron que había sido el mejor extranjero del Calcio tras Maradona-- y entró en un periodo de nomadismo: jugó en Escocia, vino con toda urgencia para evitar que el Zaragoza se fuese a segunda, "sin cobrar nada, aunque sí quería quedarme en el club en labores de despacho y de campo, si era necesario, como secretario técnico".
        

--El club iniciaba un periodo de transición, de cambio de método de trabajo, de nuevo preparador, Víctor Fernández, y yo molestaba y no sé bien por qué. Ese es un capítulo amargo por el cual no guardo rencor a nadie ni creo que deban dársele más vueltas.
        
 
--¿Quiere eso decir que sueña con volver al Zaragoza?
        
--Tengo olvidado ese episodio. Desarrollar tu capacidad en la ciudad donde vives y en la que has nacido es lo más grande.
       
 
--La respuesta es un poco tibia. ¿Cierra los ojos y se ve entrenando al Zaragoza algún día?        
--A lo mejor alguna vez hay un presidente que me conceda una oportunidad. Si aprendí algo de aquel conflicto, es que la libertad que necesito para trabajar la encuentro como entrenador. Y quiero entrenar, seguir haciéndolo, creo que debuté con un gran éxito en el Mallorca: nos mantuvimos invictos durante 22 partidos y el siguiente lo perdimos, era la promoción ante el Rayo Vallecano.
         

--Usted trajo a Nayim...
        
--Nadie creía demasiado en él, ni siquiera cuando volví a contratarlo con el Logroñés. Costó 30 ó 40 millones no me acuerdo. El día que provocó del delirio para todos los aragoneses en París, sentí que también yo había dado la patada al balón. Ese gol también fue un poco mío.
 

*[Esta entrevista apareció en la sección “En primer plano” de “El Periódico de Aragón” hacia 1998, cuando trabajaba en ese periódico que tanto me ha marcado y donde tanto he aprendido, igual que me sucedió en "El día de Aragón" y me pasa ahora en "Heraldo", aunque ya no esté en la redacción como lo estuve durante cinco años. No hallo ahora el original. Años después, Víctor Muñoz cumplió su sueño: entrenó al Real Zaragoza y lo hizo campeón de la Copa del Rey y de la Supercopa. Algún, abordaremos esa experiencia. Encuentro la entrevista y la cuelgo.] 

18/02/2007 18:14 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

JAVIER BLASCO Y PILAR CELMA, EN ZARAGOZA

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A Javier Blasco le tomé mucho cariño hace dos o tres años en un viaje a Valladolid. En realidad, fue su mujer Pilar Celma, zaragozana y catedrática de Literatura como él, quien me invitó a hablar con otros compañeros –Blanca Berasategui, José María Guelbenzu, Juan Antonio Masoliver, Fernando Valls, etc.- de suplementos literarios. Pilar domina muchos campos: es una experta absoluta en la obra de Miguel Delibes, dirige su cátedra en Valladolid y Nueva York, y es una gran estudiosa de la escritura de mujer: desde Concepción Arenal hasta María Zambrano, pasando por María Lejárrega, María Teresa León o Rosa Chacel. Con Pilar y algunos compañeros de prensa pasamos horas espléndidas, y luego conversé con Javier en la propia estación de autobús en un tiempo en que los debates sobre la identidad de Alonso Fernández de Avellaneda estaban a la orden del día.  

Javier, meticuloso y con alma de detective literario, había analizado al máximo una posibilidad: Avellaneda era fray Baltasar de Navarrete, autor también de “La pícara Justina”. Javier Blasco ha publicado varios opúsculos sobre este asunto, y en concreto hoy me ha regalado uno que publicó en el “Boletín de la Real Academia Española”, titulado “La lengua de Avellaneda en el espejo de ‘La pícara Justina”, que es un minucioso análisis comparativo del lenguaje en cuanto a estructura, a términos, a sintaxis. Javier Blasco admite otras conjeturas acerca de la identidad de Avellaneda: no descartaría que pudiese ser Liñán de Riaza, Tirso de Molina o Cristóbal Suárez de Figueroa, como también se ha escrito (y él explica de inmediato los matices que, seguramente, nos llevarían a descartar esos nombres) pero tiene claro que Jerónimo de Pasamonte, el soldado escritor de Ibdes, no puede serlo de ningún modo. Esa tesis la anunció Martín de Riquer en 1967 y Juan Antonio Frago de la Universidad de Zaragoza publicó un libro en Gredos con la misma idea. A Javier Blasco Pascual le encantaría hacer un guión de cine sobre este inmenso enigma y la relación que existió entre todos ellos con Cervantes. El año que viene aparecerá un trabajo de unas 200 páginas sobre “estas batallas policíaco-eruditas”. Y próximamente, en la espléndida Biblioteca Castro, aparerá la edición del Quijote de Avellaneda, con el nombre de su atribuido, entre paréntesis: Fray Baltasar de Navarrete. 

Javier Blasco es, por otra parte, uno de los grandes conocedores de Juan Ramón Jiménez, y él es el  director de la edición de las obras completas del poeta de Moguer que está publicando Visor y diversas instituciones. Ya han aparecido algunos tomos: “Animal de fondo”, con prólogo de Vicente Gallego, y “La estación total con las Canciones de la nueva luz”, con delantal de Francisco Díaz de Castro. Los libros, delicados y frágiles como el poema más bello y alado de JRJ, llevan en la portada la característica hoja de perejil del escritor. Esta edición forma parte de los proyectos que desarrolla el Comité Organizador para el Trienio Zenobia-Juan Ramón Jiménez 2006-2008, que corresponde al cincuentenario  del Premio Nobel y del óbito de Zenobia en 1956 y al cincuentenario de la muerte del poeta. 

Javier Blasco me comentó que es un gran seguidor del Real Zaragoza desde Valladolid. Habla dos o tres días a la semana con sus sobrinos y familiares para saber cómo va el equipo, qué novedades hay, las vísperas de cada encuentro. Decía esta mañana que el partido de ayer le había parecido estupendo, a pesar de la justeza del marcador. Pilar Celma, que lleva casi un mes y medio aquí en un tribunal de cátedras, asentía con un dulce ademán de cansancio. Sueña con volver a casa.


 

*Este espléndido retrato de Juan Ramón Jiménez es de Joaquín Sorolla.

 
18/02/2007 19:03 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

TRES POEMAS DE ALMUDENA VIDORRETA

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[La joven escritora Almudena Vidorreta (Zaragoza, 1986) publica la plaquette o un breve poemario “Tintación” (Eclipsados), donde mezcla el amor y el erotismo, la ironía y la propia lírica. La obra de Almudena Vidorreta, premiada en varios concursos, ya había aparecido en dos antologías de Eclipsados y la revista “Eclipse”. Pongo aquí una foto muy conocida de George Hoyningen-Huene (San Petersburgo, 1900-Los Angeles, 1968), un excepcional fotógrafo de moda de los años 20 y 30, que realizó una importante labor como reportero de las estrellas. Fue amigo de Greta Garbo, Kiki de Montparnasse, musa de Man Ray, y de Jean Renoir. También trabajó mucho en el cine. De algún, su obra me hizo pensar en la de Almudena Vidorreta y viceversa.]  

Tengo el pubis encharcado
y una migraña que me come viva.
No hay máscara de pestañas
suficiente para endurecer
y enderezar de una vez por todas
el pelo negro de mis ojos tristes: con tanta lágrima,
con tanto fluido vaginal,
no puedo sentirme rebelde...
Será por eso que trato de maquillarme
y será por eso que me por llorar.   


Anda, pésame
aquí cincuenta y dos kilos de verso
a
cumulado mayormente en las caderas.
Si  me das una palmadita como a las niñas malas
es posible que eche a andar:
Ahí va una vanguardia imprevisible,
un poema flácido capaz de reponerse
y mirarse al espejo por última vez;
muslo de letras, piel de estrofa clásica,
tengo las uñas como cesuras
y aún te empeñas en recitarme...
mira que una vez analizado el poema
dicen que no hay nada más. 
 

Tratabas de arrancarme la piel a tiras,
convertirme en un abrigo y exhibirme.
Pero no pudiste hacerlo después de todo:
una zorra no es suficiente.
   

 

18/02/2007 21:35 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

LUIS ALEGRE ENTREVISTA A PENÉLOPE CRUZ ANTES DEL OSCAR*

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[Luis Alegre entrevista en "El Reservado", a las 23.45 a Penélope Cruz. Será la primera entrevista  de la conversación más íntima que talvez haya mantenido nunca la  actriz, candidata al Oscar por su trabajo en "Volver" de Pedro Almodóvar]

Penélope Cruz ha concedido una larga entrevista  en exclusiva al programa de Aragón Televisión, “El Reservado”, que dirige y presenta Luis Alegre. Es la única entrevista de estas características que la actriz ha concedido a una televisión en España.La entrevista se emitirá a lo largo de dos entregas. La primera parte se ofrecerá el lunes 19 de febrero, a las 23:45 horas. El lunes 26 de febrero se dará la segunda entrega a la misma hora.  Además, en el “Especial Noche de los Oscar” que la cadena autonómica está preparando para la noche del  día 25 se emitirá también un resumen de las declaraciones de la actriz.

A lo largo de una charla distendida con Luis Alegre, amigo de la actriz desde que ella era una adolescente, Penélope Cruz recrea sus vivencias y sensaciones tras su nominación a los premios de cine más célebres del mundo, recuerda a su familia, amigos, el mundo de cine, su especial relación con Pedro Almodóvar, el ambiente de Hollywood, su opinión sobre el estado de la televisión en España, y el momento que está viviendo.

La actriz dedica una atención especial a recrear su relación con Aragón: desde el rodaje en Los Monegros de “Jamón, jamón”, una película definitiva para ella cuando sólo contaba con 17 años, hasta el día del pasado mes de diciembre en el que el Ayuntamiento de Zaragoza le concedió la Medalla de Plata de la ciudad y bautizó con su nombre unos lagos en el barrio de Valdespartera.

Su estrecha relación con Luis Alegre marca en todo momento el tono de la entrevista, tal vez la más especial que ha ella ha ofrecido nunca. Incluso, al final de la entrevista se anima a entonar a dúo con Alegre “Te lo juro yo”, la copla inmortalizada por Miguel de Molina.

*El Reservado. Presenta y dirige: Luis Alegre. Producción: José Luis Campos. Invitada especial: Penélope Cruz. CARTV, 23.45 horas. 
19/02/2007 00:45 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

JUANFRAN VISITA HOY AVISPAS Y TOMATES*

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Juan Francisco de la Cruz, Juanfrán, pareció que iba a comerse la banda, el carril del lateral zurdo. Y en cierto modo lo hizo: jugó dos campañas en el Valencia y cinco en el Celta; a orillas del mar de los trovadores, tuvo la suerte de pertenecer al mejor elenco de su historia, junto a Mostovoi, Gustavo López, Karpin o Edu, entre otros. Allí intervino en una media de 25 partidos por año con un rendimiento notable. Luego, decidió vivir la aventura turca en el Besiktas, de la mano de Vicente del Bosque. No fueron entendidos ni el uno ni el otro. Y más tarde, se convirtió en el primer jugador español que lucía la camiseta del Ajax, con el que participó en tres partidos de Liga de Campeones. Asumió la demarcación del inolvidable Ruud Krol, que empezó de lateral en el equipo ye-yé de los 70, y de aquel gigantón oscuro llamado Winston Bogarde.

         Juanfran es un jugador de club, un perfecto jugador complementario, que habría dicho Jorge Valdano. Es un lateral de recorrido, serio y competitivo, con acusada personalidad. Siempre se ha hecho con un sitio porque sabe compaginar la inclinación al ataque con el esfuerzo defensivo. Se le ve más dotado para participar en la construcción del juego que para defender; en realidad, se siente más cómodo con el balón en el pie que en el afán de hurtarlo al adversario. En las labores de contención, no es fácil desbordarlo: es rápido y ágil, aguanta y disputa. Observa la posición en los instantes de peligro y es audaz, casi temerario. No rebla y va bien por arriba, pero donde se crece es cuando traspasa la línea central y apoya al extremo izquierdo o a sus medios. Es un jugador seguro, a veces un poco filigranero, cuya posición natural quizá fuese algo más arriba, en la zona de medios, en ese lugar donde se roban el balón y se inicia la estrategia del ataque. Ahí, Juanfran combina bien, triangula, puede regatear. O sencillamente es capaz de buscar la línea de fondo y centrar con algo más que corrección. Con un golpe orientado y preciso, de ésos que parten a la búsqueda de la cabeza del delantero centro. Ante el Roda y ante la Roma, vimos varias de sus jugadas favoritas: la tensa defensa, el robo de balón, el avance, la triangulación con la media, el apoyo al contragolpe y el posterior centro. Uno, dos, tres: envíos medidos, con un límpido golpe de empeine, tocado alguna vez con un levísimo impacto de efecto. Es un jugador caliente e intenso, que se crece en los enconos. Y da la sensación de que retorna con facultades y con esa ambición que se precisa en el juego: un buen futbolista siempre sabe que para jugar domingo a domingo, que es la forma más segura del triunfo, debe hacerlo como si estuviera empezando. Como si cada partido fuese el que vamos a grabar para siempre en vídeo. Y Juanfran de la Cruz se enfrenta a su último desafío y acaso el más hermoso.

*Juanfran es el  invitado  hoy al programa "Avispas y tomates", que conduce Juan Martínez y dirige Javier Gil.Aquí posa con el presidente del Real Zaragoza, Eduardo Bandrés.] 

19/02/2007 01:08 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ESTHER TUSQUETS, BÉCQUER, IÑAKI FERNÁNDEZ, HOY EN BORRADORES

20070220163732-tusquets.jpgNoche de Borradores.  Borradores girará esta semana en torno al universo del amor, tras los ecos de las Bodas de Isabel. Iñaki Fernández y Gabriel Fernández interpretarán dos temas clásicos, de John Lennon y de la nouveau chanson francaise. Y luego, acudirán como invitados la escritora y editora Esther Tusquets, que acaba de publicar la novela “¡Bingo!” (Anagrama, 2007), de atmósfera amatoria. Y el profesor Jesús Rubio Jiménez, uno de  los grandes expertos en la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, que ha publicado varios libros sobre el poeta sevillano. Se emitirá un reportaje sobre las celdas de los hermanos Bécquer en el monasterio de Veruela y una selección de la obra pictórica y gráfica de Bécquer, su hermano Valeriano y su padre José. “Borradores” ofrecerá un reportaje fotográfico sobre “besos en la ciudad del amor, París”. Además, el programa visitará la librería Los Portadores de Sueños, donde recomendarán libros para adultos y para niños de contenido sensual y erótico. Y en la FNAC recomendarán películas y discos de amor. Además, se proyectará un reportaje sobre la pasión de comprar y admirar el arte  contemporáneo, y el poeta Michel Royo recitará un poema. 
20/02/2007 16:37 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

BÉCQUER, EL POETA QUE SE ALIMENTÓ DE VISIONES

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Jesús Rubio Jiménez publica, en un volumen de lujo de la Fundación Lara, “Pintura y Literatura en Gustavo Adolfo Bécquer”


Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870) está muy vinculado a Aragón por distintos motivos: escribió varios relatos de asunto aragonés para sus “Leyendas”, permaneció varios meses en el monasterio de Veruela (de esa estancia derivó el libro “Cartas desde mi celda”), donde se ha creado un Museo Bécquer en las estancias donde habrían pernoctado él y su hermano Valeriano, “que eran uña y carne”, con sus respectivas familias. Pero, además, algunos de sus principales editores trabajan en la Universidad de Zaragoza o son aragoneses, como Leonardo Romero Tobar, Esther Ortas y su máximo especialista Jesús Rubio Jiménez, director del departamento de Literatura Española. El director de la revista “El gnomo” y de una colección específica de textos becquerianos en la Diputación de Zaragoza, ha presentado ya “Pintura y Literatura en Gustavo Adolfo Bécquer” (Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006), un libro bellamente ilustrado que mereció el premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos. “Gustavo Adolfo y Valeriano nacieron rodeados de pintura. El taller de su padre, José Domínguez Bécquer, estaba en casa. En los primeros cinco álbumes de su padre, que donó Antonio Rodríguez Moñino a la RAE, se les ve en algunas de las imágenes: dibujando, tocando la guitarra, jugando. José Domínguez Bécquer era un pintor que pertenecía a la escuela sevillana, a la tradición de Murillo. Trabajaba en varias direcciones: la pintura religiosa, la pintura costumbrista, con abundantes escenas de niños, y una veta más vinculada con los tipos populares. Tenía, en acuarela, un catálogo de modelos de encargo”, dice Jesús Rubio. Lo mismo pintaba al viajero y escritor Richard Ford que a anónimos bandoleros con trabuco.        

El padre de los Bécquer, nacido en 1805 y fallecido en 1841, frecuentaba “mucho la tertulia del cónsul inglés Julian Williams. Por allí pasaban el propio Richard Ford, el pintor David Roberts, que realizó muchos paisajes, el barón Taylor, al cual envió el monarca Louis Philippe a que comprase arte en España. Roberts, que viajó mucho por Andalucía, ayudó a que cambiase la forma plástica de ver y representar el paisaje. El cónsul Williams, por otra parte, era coleccionista de pintura española clásica, de los maestros del pasado, y a la vez de la pintura nueva que se estaba haciendo”. Recuerda Rubio que, en aquel contexto, los pintores ingleses se apropiaban de la pintura española y viceversa. “De ahí la difusión de la imagen española y de algunos tópicos del siglo XX. Cuando se murió don José, el tío Joaquín Domínguez heredó su libro de cuentas de clientes y ayudó a Gustavo y Valeriano. También habían tenido otro maestro: Antonio Cabral Bejarano. Eran casi unos niños, y la salida normal era el oficio familiar. Gustavo Adolfo aprendió a dibujar, lo hacía bien, tenía una mano estupenda, pero se dejó llevar por la literatura”.

Sostiene Jesus Rubio que Bécquer consideraba que el “lenguaje verbal era insuficiente, y para suplir las carencias de las palabras acudía a otras artes como la pintura y la música. Y a la propia literatura costumbrista que había leído de joven, claro. Cuando escribe, invita a la gente a visualizar cosas: el mercado de Tarazona, la aparición de la Virgen a Pedro Atarés en Veruela, un gran cuadro de Murillo o un grabado de Rembrandt. Maneja las distintas artes como expresión de lo inefable; la música, para él, era la expresión de lo más profundo. En sus creaciones literarias buscó siempre el apoyo de la pintura para enriquecer su discurso. Bécquer veía con ojos de pintor y suele sugerirle al lector a que se figure lo que cuenta mediante referentes plásticos”, avanza Rubio. Insiste en algo para él decisivo: “Bécquer era un periodista. Fue crítico de arte y crítico literario, oficios que adquirieron por entonces un estatuto social. En Francia ya lo tenían. Bécquer reflexiona sobre su trabajo y explica que se fija en una serie de puntos: la composición, el colorido, el tema... Tiene un método y defiende un determinado tipo de pintura, que estará próxima al realismo idealista. Cuando pinta, intenta plasmar sus visiones: hay un interferencia constante entre su poesía y su pintura, y eso se ve en los álbumes de Julia Espín, por ejemplo, y en otros trabajos”.

El libro esboza, además, las líneas de un catálogo de la pintura de Bécquer, a la que define como “los restos de un naufragio”, y explica las características de una producción que registra una visión costumbrista, centrada en Sevilla, una dirección más o menos arqueológica, pero también carnavalesca, claramente burlesca y aún satírica (un ejemplo serían el álbum atribuido “Los Borbones en pelota”) y fantástica. En ocasiones,  los recuerdos gráficos de su estancia en Veruela, Vera de Moncayo o Trasmoz cobran protagonismo. Los temas pictóricos de Bécquer están poblados de los fantasmas de su propio cerebro.        

Jesús Rubio parece no detenerse nunca en la investigación becqueriana. Pronto aparecerá una biografía del padre de los Bécquer y un libro sobre “La fama póstuma de Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer”, títulos que se suman a “Valle-Inclán, caricaturista moderno. Nueva lectura de “Luces  de Bohemia”, que acaba de publicar Fundamentos.
 

FICHA DEL LIBRO:
Pintura y Literatura en Gustavo Adolfo Bécquer. Jesús Rubio Jiménez. Ilustrado con un corpus de 40 páginas de láminas. Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2006. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006. 452 páginas. [De este libro habló anoche en "Borradores", Jesús Rubio Jiménez].

21/02/2007 09:37 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

GOLPES DE MAR, EN BARCELONA

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El viernes, a las 20 horas, presentaré “Golpes de mar” (Destino, 2006) en el Centro Aragonés de Barcelona, en compañía de Félix Romeo, que ejercerá de presentador y de la bibliotecaria Cruz Barrio, que ejercerá de espléndida anfitriona. A todos aquellos que no os llegasen la invitación y la veáis aquí, en mi blog, sabed que estáis invitados. 

“Golpes de mar”, lo digo siempre, es el libro que me acompaña desde que decidí dedicarme un poco a la literatura. Nació en 1981, como un borrador de muchas historias, y fue creciendo y creciendo hasta que apareció en Destino. Malcolm Otero Barral, que ahora se ha pasado a RBA, creyó en este proyecto y lo arropó en la colección Áncora y Delfín. “Golpes de mar” es mi cuarto libro en Destino, tras “El testamento de amor de Patricio Julve” (1995, 2000), “Los seres imposibles” (1998; el único que había presentado en Barcelona, en una memorable noche en Salammbo, con Enrique Vila-Matas pensando en Nueva York y Pisón, tan elegante e imperturbable como siempre) y “El álbum del solitario”. En “Golpes de mar”, que tiene una foto de portada de Nicolás Muller, el maravilloso fotógrafo húngaro que se instaló en España, reaparece mi querido fotógrafo Patricio Julve.  

"Golpes de mar" también se presentará en Suiza, en Ginebra y Lausana, los días 15 y 16 de marzo. Como hijo de emigrante que soy, me hace mucha ilusión volver a andar y desandar los lugares donde vivió y trabajó mi padre cuando yo sentía una inmensa nostalgia de su ausencia. Al final, "Golpes de mar" no se presentará en La Coruña. No ha podido ser. 

Golpes de mar. Presentación a las ocho de la tarde, el viernes, 23. Centro Aragonés  de Barcelona. Calle Joaquín Costa. Intervendrán en el acto Félix Romeo, Cruz Barrio y Antón Castro. La foto corresponde a Cantavieja, el  lugar donde me crucé por vez primera con Patricio Julve.

21/02/2007 10:05 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 8 comentarios.

DAVID GUIRAO EN ARAGÓN, TIERRA DE TEBEOS

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[Me escribe Juan Royo, ese profesor de Derecho que combina sus clases con la pasión por el cómic, y me recuerda que el gran ilustrador y diseñador David Guirao va a impartir un taller de ilustración en Aragón tierra de tebeos –se celebra en el Centro de la CAI, Joaquín Roncal- este sábado por la mañana y por la tarde asistirá a una mesa redonda Cómic y cine junto con Javirroyo y Jordi Pastor. El propio Juan Royo ejercerá de moderador. Luego entro en su blog: juanroyo.blogspot.com, y hallo este perfil de David Guirao, al que yo descubrí, si la memoria no me traiciona, haciendo portadas para Egido Editor.] 

DAVID GUIRAO, VISTO POR JUAN ROYO 

David Guirao (Zaragoza, 1973) es un asiduo lector de comics, de esos como dice Ana Lartitegui “que terminan haciendo de ello su vocación”. Recuerdo en los primeros años de los noventa cuando acudíamos junto con su hermano y otros amigos (Santiago –Saga-, Manolo Rodríguez, Alfonso, ...) al Salón del Cómic de Barcelona a ver las expos de De Felipe, de Asterix, ... y por supuesto a conseguir las firmas de ¡Eisner, Howard Chaykin, Vance, Sergio Aragonés, Bernet o Quino! Ya por aquella época David realizaba ilustraciones para la revista informativa del CIPAJ.

Pero a David no sólo le interesa el diseño gráfico (trabajó para la empresa juguetera Fergarat) y la ilustración, también es un enamorado del cómic y se refleja en muchas de sus ilustraciones que tienen una visión tebeística fuera de toda duda (¡sólo le faltaría incorporar bocadillos!).
 Aunque Guirao se mueve como pez en el agua en la ilustración infantil (El Canario de Brunei, (Ala Delta, Edelvives. Zaragoza, 2003) o El domador de Osos (Ala Delta .Edelvives. Zaragoza, 2006) de Daniel Nesquens) también realizó durante un largo periodo las ilustraciones de la revista de comercio exterior Moneda Única, tanto en portada, como en editorial o páginas interiores, firmando en ocasiones con su seudónimo Ulises.

En la actualidad es colaborador fijo de la Universidad de Zaragoza, en donde ha ilustrado catálogos, folletos, posters de actividades diversas y, por supuesto, libros como Romances de la Colección Larrumbe Chicos, Romancero Aragonés con textos introductorios de Antonio Pérez Lasheras. (Prensas Universitarias. Zaragoza, 2003) y el libro de historietas basado en la novela cervantina En un Lugar de la Mancha, (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005). Ha diseñado los populares Avispas y Tomates para Aragón Televisión. David participa este sábado por partida doble en Aragón, tierra de tebeos.

22/02/2007 10:13 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

30 BLOGS AMIGOS DE VISITA EN LA EXPO 2008

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Lanzadera Expo - bloggers

[La Expo Zaragoza 2008 hace pública esta lista de 30 blogs invitados a visitar la Expo 2008. Como entre ellos están muchos amigos, gente a la que quiero muchísimo, linkada aquí, copio la lista y les transmito mi felicitación. Un abrazo y que la aventura sea muy gozosa y feliz. Veremos de inmediato esas fotos. No están todos los que son, pero sí son todos los que están. Un abrazo y mi enhorabuena más sincera.]

 

 

La apuesta de Expo Zaragoza 2008 por la comunicación digital y los blogs no es ‘de boquilla’. Mantenemos el contacto directo y diario con los bloggers tanto de Aragón como del resto del país.

Y, en ese empeño por crear sinergias y fomentar la conversación, El blog de la Expo ha organizado para mañana sábado [por hoy, claro] una visita guiada por las obras de Expo Zaragoza 2008 específicamente para bloggers. Se han apuntado una treintena:

   1. Juan Luis Sánchez El blog oficial de Expo Zaragoza 2008
   2. Roberto Abizanda wwwaragones.blogia.com
   3. Javier Burbano http://certezademi.blogspot.com
   4. Jorge Romance http://www.purnas.com
   5. Miguel Galve http://miguelgalve.blogspot.com
   6. Daniel Torres Burriel torresburriel.com
   7. Samuel Aguilera s0y l0 pe0r!
   8. Antonio Martïnez Bezas Existe
   9. Javier Mendivil Pasapues
  10. Gabriel del Molino http://www.camyna.com/wordpress
  11. Miguel Moliné http://www.almendron.com/blog/
  12. Raúl Tristán http://www.raultristan.com
  13. José Antonio Melendo http://joseanmelendo.blogia.com
  14. Agustín Albesa http://www.florispan.com
  15. Carlos Mata http://aragondespuesdelaexpo.net
  16. Luis A. T. http://zaragozaciudad.net/aycarajo/
  17. Eduardo Paz B2B-Blog Comercio Electronico Global
  18. Carmen Marín http://vesania.blogia.com
  19. Lola Alvarez http://www.notefi.es
  20. Alfonso Pardo http://www.espacioblog.com/usj
  21. Mariela Gómez http://www.espacioblog.com/usj
  22. Jessica Romero http://atemporal.wordpress.com
  23. Xosé Alberte López http://www.xosealberte.es
  24. Fernando Sarría http://fernandosarria.blogia.com
  25. Luisa Miñana http://pandeoro.blogia.com
  26. Mariano Gistaín http://www.gistain.net/ ;)
  27. Fernando Tricas http://fernand0.blogalia.com/ :)
  28. Nacho Correas http://people.warp.es/~nacho/blog/
  29. Mariano Ibeas http://desdeldesvan.blogia.com
  30. Javier Torres http://javiertorres.blogia.com/

    Atentos a sus blogs. Volveremos con las cámaras llenas de fotos y vídeos para compartir.

    [La foto ya la ha colgado Mariano Gistaín en su blog y dice que es de Jesús Cisneros].

24/02/2007 14:33 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CRÓNICA DE BARCELONA: EL AMOR, LAS MUJERES Y EL MAR

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“GOLPES DE MAR” EN BARCELONA

            Ayer se celebró la presentación de Golpes de mar de Antón Castro en el Centro Aragonés de Barcelona. Antón Castro estuvo acompañado por Félix Romeo, Jacinto Bello, el director del centro, y Cruz Barrio, que se encarga de la biblioteca y la gestión cultural. Y por un buen puñado de amigos (Félix, de Los Portadores, el arquitecto Manuel Baquero, Ana,  Silvia, Manuel y Aurora, José Barba...) y escritores como Javier Tomeo, Manuel Marín, Antonio Cardiel, Carlos Castán, Javier Sebastián, Jesús Vived Mairal, la poetisa Milagro, etc.            

El escritor y crítico Félix Romeo afirmó que Golpes de mar se podía definir “como el libro de cuentos de Antón Castro. Su libro de cuentos completos o el que recoge los mejores en una especie de compendio, de antología”. Romeo vinculó el libro de Antón Castro con varias tradiciones: por una parte, la tradición oral gallega, de la Santa Compaña, de vientos, de delfines, una tradición de Bretaña “que hicieron propia autores como Álvaro Cunqueiro y Rafael Dieste”; por otra parte, la tradición oral aragonesa, una tradición “más bárbara, más brutal, menos lírica y más sangrienta”. Pero Romeo también señaló que se trata de un libro muy lleno de literatura. Y afirmó que en el libro de Antón Castro, Jorge Luis Borges era una influencia fundamental: “en sus ficciones y en sus libros mestizos. Golpes de mar tiene mucho de mestizo, de mezcla, de juntar elementos dispersos y darles un nuevo sentido”.           

Félix Romeo destacó que Golpes de mar es “un libro de amor, un libro de grandes historias de amor”. “En esas historias”, dijo el autor de Discothèque, “siempre hay mujeres poderosísimas. Es un libro fundamentalmente de mujeres que aman, que esperan a hombres que a veces son casi imaginarios, mujeres magas, mujeres útero con cien cajas de resonancias”. Romeo relacionó los cuentos de Antón Castro con otras dos tradiciones: “la tradición del mar, de Conrad de Melville”, y “con la más poderosa, la tradición de la literatura fantástica: Antón controla la fantasía y la lleva a tierra”, afirmó Romeo, que declaró que “Golpes de mar es un libro escrito con toda la pasión del mundo, toda la carne o el pescado (porque Antón no come carne) en el asador, y se nota que es un libro escrito con el corazón, las tripas, la sangre, un libro visceral, con sentimiento y con pasión”. Según Romeo, “Golpes de mar pertenece a las grandes tradiciones de la literatura y habla de las cosas que nos unen a todos”.  

24/02/2007 20:18 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 8 comentarios.

AGUSTI CENTELLES: UNA RETROSPECTIVA INTENSA EN BARCELONA

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Una exposición y dos cuidadas publicaciones recuerdan a ese fotógrafo admirable que fue Agustí Centelles(Valencia, 1909-Barcelona, 1985), y en los tres proyectos adquiere una importancia decisiva Aragón, a través de los frentes donde se libró la Guerra Civil. La Fábrica reedita su monografía del fotógrafo con 17 nuevas obras, y se abre prácticamente con un espléndido contraluz de un soldado en una garita en Siétamo en 1937. Un poco más allá, vemos a varias mujeres que cosen la ropa de los soldados en Barbastro; al lado los combatientes se relajan con una revista que lleva en portada un rostro de mujer de cine negro. También aparecen fotos de Biescas, la batalla de Teruel o Belchite.  En el palacio de la Virreina de Barcelona se expone “Centelles. Las vidas de un fotógrafo, 1909-1985”, y Lunwerg ha editado un completo catálogo para la ocasión. En la muestra y en el libro aparecen Gervasio Sánchez y Joan Fontcuberta. El corresponsal aragonés expone una selección de tomas que evocan los lugares donde estuvo Centelles: Belchite, Teruel, Alcubierre, Montearagón.  

La historia de Centelles es una novela: quería ser operador de cine, y acabó dedicándose a la fotografía tras comprar una Leica por 900 pesetas, que pagó a plazos. Los periódicos de Barcelona esperaban sus positivos para cerrar. Y eso se ve en la muestra. Fue el gran testigo visual de la contienda y estuvo en el campo de concentración de Bram. Tras volver clandestinamente a España, se instaló en Reus de panadero, se dedicó a la foto publicitaria en Barcelona, pero había dejado una maleta con todos sus negativos en Carcasona. La recuperó hacia 1977 y con ella estas fotos que jamás podremos olvidar. La exposición de Barcelona, acompañada de abundante material audiovisual, está dividida en  dos grandes espacios: uno muy extenso, concebido casi como un laberinto, donde se halla el grueso de la producción que lo ha convertido en el Robert Capa español, y un segundo más breve centrado en sus fotos publicitarias, en el diseño o en el trabajo de encargo para casas farmacéuticas o industriales.   

Tenía muchas ganas de ver la exposición. La vi anteayer con Félix de Los Portadores de Sueños. Han recuperado distintos testimonios del propio artista, lo recuerdan personajes como Pons Prades, que trabajó con él, o el joven David Trueba, por poner dos ejemplos. A la entrada, muy sugerente, vemos su cámara Leica, sus carnés de prensa, fotos de Barcelona, y una espléndida colección de retratos, algunos realmente extraordinarios como el de  Pau Casals, Macià, H. G. Wells(demasiado rígido, tal vez), Paulino Uzcudun, Josep Clara. También se ofrece una selección de sus trabajos del deporte (atletismo, pugilismo, ciclismo...), reportajes sobre la vida cotidiana de Barcelona, y luego vemos sus series sobre la Guerra Civil, tanto en las calles de Barcelona, como en los distintos frentes, sobre todo en el de Aragón. El comisario Miquel Berga (que es un reconocido profesional) dedica una especie de estancia a los bombardeos de Lérida, realmente estremecedores. Es casi una capilla del llanto, dominada por la impresionante foto de una mujer que mira y se arrodilla ante su marido muerto. Esa serie es toda una película del dolor.         

La muestra, curiosamente, a mi juicio (y me siento un incondicional de Agusti Centelles), no le hace lo que se dice un favor al fotógrafo. El montaje es muy arriesgado y confuso. Hay demasiadas fotos, y están ordenadas (por tamaños, a veces enmarcadas, a veces de impresión digital, en un sistema de ploter...) de manera un poco confusa y un poco abigarrada. Hay sobreabundancia, y unas fotos se comen a otras. La sensación final es de ligera decepción. La obra de Centelles, que es tan extraordinaria, está ahí, expuesta, temblorosa de emoción, pero hubiera merecido otra disposición, otro planteamiento, positivos más grandes.
 

Centelles lo captó todo: la belleza tranquila de la playa, los paseos por la ciudad, las grandes manifestaciones, los niños en la retaguardia y jugando a los fusilamientos, las grotescas escaramuzas en plena calle, las barricadas y los disparos; captó a las gentes aterrorizadas o con estupor ante la crueldad; captó el fervor de las  gentes en los mítines, mil y una escenas de los combatientes, los niños refugiados, los prisioneros de los campos de concentración. Y siempre conseguía extraer una mirada humanitaria, intensa, el arrebato de la vida. Decía Félix que seguramente fue algo más feliz al final, cuando retrató a hermosas jóvenes, en la línea de algunos retratos de Maspons, Colita o el gran Leopoldo Pomés.

*Una de las fotos más estremecedoras de Agusti Centelles. Corresponde a los bombardeos de Lérida.

25/02/2007 01:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CONTEMPLACIÓN DE LA MADRE. POEMA DE FERNANDO SARRÍA

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[El blogger y poeta Fernando Sarría ha ido a visitar esta mañana a su madre, levemente enferma. De regreso a casa, ha escrito dos poemas. Éste es uno de ellos. Me lo envía, en este domingo ventoso y dulcemente invernal, y lo cuelgo aquí. Su blog poético se ha convertido en un refugio de lectores, muy visitado y comentado. La poesía gusta, la poesía conmueve, la poesía mueve mundos.]

A través de la ventana veo crecer la enredadera,
con sus dedos se aferra a la pared
y aunque el invierno aún la atemoriza
deja sentir su verde cadencia
y florece en amarillas y diminutas flores.
He oído como Silvio dejaba sus versos.
En su canción abril era una esperanza,
un descontarle los plazos a la vida
y en el jardín del cielo que él canta,
las nubes derrotan en su juego al tiempo.
Yo espero entregado en mi contemplación
la desnuda llegada de la luz,
mientras el mediodía se disfraza,
terco adalid de un diluido carnaval,
haciéndole un guiño a mis sueños.

*La foto es de Gene Tierney.
25/02/2007 16:25 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

EL FUTBOLÍN DE ALEJANDRO FINISTERRE

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Desde el faro de Fisterra, en el dorado atardecer, se tiene la sensación de que la tierra es redonda. Fue cerca de allí donde nació, en 1919, uno de los diez hijos del telegrafista, que pasaría a la historia como Alejandro Finisterre. La familia se trasladó a Madrid e intentó sobrevivir con una zapatería. El joven trabajaría de peón de albañil, de impresor, de bailarín de claqué de la compañía de Celia Gámez. A principios de la Guerra Civil, “una bomba nazi” lo dejó sepultado y moribundo entre cascotes. Fue evacuado a Valencia, luego a Barcelona, y finalmente a la Colonia Puig de Montserrat. Se encontró con otros jóvenes amputados que padecían el dolor del soldado y la furiosa melancolía de quien sueña con el fútbol y no puede practicarlo. Alejandro Finisterre, que había sido jugador sin brillo y se había retirado cojo, pensó en el tenis de mesa, y se dijo: “¿Y por qué no fútbol de mesa?”. Así, en aquel encierro, concibió el futbolín. El primero se lo hizo el carpintero vasco Altuna, y lo patentó en 1937. Luego se exilió en Francia. Llevaba una mochila con algunas latas de sardinas, dos piezas de teatro inéditas y la patente. Durante diez días no dejó de llover y las notas de su invento se convirtieron en argamasa de papel. Estuvo en Ecuador y en Guatemala, donde le invitaron a comercializar el futbolín, que se hacía con caoba. También fue editor de poesía y poeta, narrador de prodigios reales y criatura esencial en el libro “Sol y sombra” de Sánchez Vidal. Vindicó la memoria de León Felipe, de quien fue albacea, y de los antihéroes del exilio. Murió hace unos días en Zamora, y se queda para siempre en nuestra memoria.

27/02/2007 01:57 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ARSENIO ESCOLAR, PREMIO PORQUET DE PERIODISMO DIGITAL*

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ARSENIO ESCOLAR, GANADOR DEL SEXTO PREMIO JOSÉ MANUEL PORQUET DE PERIODISMO DIGITAL

Arsenio Escolar, director de 20 Minutos y 20minutos.es, ha resultado ganador de la sexta edición del Premio de Periodismo Digital “José Manuel Porquet” en virtud de su firme apuesta por la edición digital del periódico y su contribución personal en el blog “¡Que paren las máquinas!”. Escolar es un veterano periodista que conoce las reglas del viejo oficio y que ha sabido innovar como pocos en el periodismo digital, el más novedoso de los soportes periodísticos.
En el acta que refleja su decisión, el jurado valora igualmente que el hecho de que su conocimiento de Internet le ha permitido, junto a sus colaboradores, apostar por la difusión de contenidos con licencia “Creative Commons”.
El jurado estaba compuesto por Fernando Beltrán, director general de Tecnología del Gobierno de Aragón; Picos Laguna, de Heraldo de Aragón; Antonio Angulo, director del Diario del Alto Aragón; Jaime Armengol, director de El Periódico de Aragón; José Juan Verón, presidente de la Asociación de la Prensa de Aragón; Sebastián Grinschpun, director del programa de televisión Redes; Mariano Gistaín, periodista, y Fernando García Mongay, director Congreso de Periodismo Digital
Por otra parte, el jurado quiere llamar la atención de la opinión pública ante las dificultades que existen en algunos países para el ejercicio de la libertad de expresión, que se ponen especialmente de manifiesto en Internet, un soporte que permite el uso pleno de las libertades individuales. Ataques a la libertad de expresión, como la sentencia que recientemente condenó en Egipto al blogger Abdelkarim Suleimán a cuatro años de cárcel y trabajos forzados por opiniones publicadas en su blog, hacen que sea necesario un esfuerzo solidario en defensa de la libertad de prensa.
El premio, dotado con 6.000 euros, es una convocatoria de la Asociación de la Prensa de Aragón que cuenta con el patrocinio del Gobierno aragonés. De esta distinción, que pretende potenciar el uso de las nuevas tecnologías de la información, se hará entrega en el transcurso del VIII Congreso Nacional de Periodismo Digital, que se celebrará en Huesca durante los próximos días 1 y 2 de marzo. Ese foro será inaugurado por José Antonio Zarzalejos, director de El Mundo, y clausurado por Fernando González Urbaneja, presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España.
En la primera edición del Premio Nacional de Periodismo Digital “José Manuel Porquet”, resultó premiado el artículo del periodista Ignacio Escolar “Por favor, ¡pirateen mis canciones!”, publicado en baquia.com. Pablo José Calahorra y Ramón J. Campo, fueron los ganadores de la segunda edición por su trabajo “El oro de Canfranc”, publicado en heraldo.es. El periodista argentino Gustavo Sierra fue el ganador de la tercera edición con su trabajo sobre los “espaldas mojadas” de origen argentino que cruzan la frontera entre México y EE.UU. clandestinamente, que se difundió a través de clarín.com. La cuarta correspondió al equipo periodístico y técnico encabezado por las periodistas Dolors Pou y Eva Rosado por su trabajo “Desmontando a Dalí”, publicado en lavanguardia.es. Eduardo Punset resultó ganador de la quinta edición del Premio de Periodismo Digital “José Manuel Porquet” por su trabajo en la divulgación del conocimiento científico y tecnológico en el  espacio Redes de La 2 de TVE.

 

*El texto corresponde al equipo de redacción del Congreso de Periodismo Digital. En la foto de 20 minutos, Arsenio Escolar entrega un premio.

 
27/02/2007 09:23 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

SANTIAGO RUSIÑOL, EN EL MUSEO CAMÓN AZNAR*

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Mañana se inaugura en el Museo Camón Aznar la exposición “Santiago Rusiñol”, compuesta por 34 obras realizadas entre 1884 y 1930, que presenta las diferentes temáticas de su pintura. Santiago Rusiñol (1861-1931) fue un pintor estupendo, un escritor apasionado por las impresiones y los paisajes, un periodista personal, y un buen dramaturgo. Pertenecía a una familia que se dedicaba al comercio de tejidos, pero dejó pronto ese oficio. Vivió en París, en compañía de Ramón Casas y Zuloaga, y abrazó pronto una vaguedad o sutileza impresionista, en la línea de Whistler; posteriormente derivó hacia el simbolismo, y más tarde se afirmó en una suerte de luminismo de estirpe romántica. Durante un viaje por Andalucía descubrió los jardines, y el universo de su gran amigo Juan Ramón Jiménez (la primera vez que oí o leí el nombre de Rusiñol apareció asociado al del vate de Moguer; luego Jesús Moncada me llevó a la taberna de Barcelona que  solía frecuentar), y se dedicó a la pintura de jardines. De hecho, murió en Aranjuez en 1931 pintando jardines, con sus características luces, su color amasado con melancolía, esa atmósfera huidiza y sentimental de jardines lejanos. Durante su estancia en París, Santiago Rusiñol envío una serie de cartas a su futura esposa Lluïsa Denys y notas para diversos medios, entre ellos “La Vanguardia”, que le ha dedicado un sostenido homenaje a lo largo de 2006, con motivo de los 75 años de su muerte. Así nacieron sus famosas “Cartas desde el molino”, aunque uno de sus libros más hermosos y sentidos es “La isla de la calma”, dedicado a Mallorca. 

La exposición de Ibercaja, según la nota de prensa de la entidad de ahorro, muestra la obra “de un artista que fue un excepcional pintor de interiores, paisajes, retratos, temas sociales y excelente dibujante, se le conoce popularmente y sobre todo por su capacidad para pintar jardines, así como por sus composiciones simbólicas de inspiración modernista, mediante las cuales creía en la imaginación creativa como creadora de símbolos”. Por diversas razones –Juan Ramón, las historias que me contaba Moncada, su complicidad con Casas, su condición de observador sigiloso de jardines y de flores y de ámbitos idóneos para el sueño-, Santiago Rusiñol es uno de mis pintores más amados.

*La muestra, compuesta por 34 obras, se inaugura mañana por la tarde, a las 20 horas, en el Museo Camón Aznar. El cuadro es de Santiago Rusiñol, esde 1890, y en él vemos a Rusiñol y a Ramón Casas retratándose. 

27/02/2007 09:49 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

SANTIAGO ARRANZ ESTRENA WEB

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SANTIAGO ARRANZ:
EL POLVO DE ORO DE LOS SUEÑOS  

[Santiago Arranz, que trabaja por igual en pintura, escultura y arquitectura, acaba de crear su página web: www.santiagoarranz.com. Hace algún tiempo escribí este texto sobre su trayectoria, con motivo de una exposición en la galería de Carlos Gil de la Parra. Entonces nos veíamos mucho, ahora la prisa y el trabajo nos llevan por caminos diferentes, y apenas nos vemos. Cuelgo aquí este texto, a modo de saludo y homenaje] 

Santiago Arranz siempre se ha movido entre el sigilo y la delicadeza, pero con una convicción firme en su vocación artística. La primera vez que vi una pieza suya, de cerca, la primera vez que la pude tocar fue hacia 1987 en casa de Pablo Rico, que me impartió una apasionada lección acerca de un artista entonces expresionista que se movía entre las formas aguzadas y los colores verdes y terrosos con una enorme potencia de pincel. Residía en París y recorría algunos lugares del mundo en una antológica sobre cafés literarios, mientras se afanaba en el estudio desmigajando nuevos territorios. En aquellos días, Santiago Arranz tenía para mí algo de pintor casi exótico o lejano. Cambiaba su estilo, se interesaba por la reinvención de las ciudades del pasado y anticipaba las ciudades del futuro a la luz de Italo Calvino, merodeaba las huellas del tiempo con figuras que adquirían en sus lienzos aspecto de fantasmas míticos, de monstruos con leyenda. Y siempre había algo determinante en su manera de trabajar: el refinamiento, el lirismo, la belleza amasada con texturas y pátinas, una luz atemporal, un código de sensaciones que te asaltaba de inmediato, la reminiscencia del arte rupestre, la rara combinación de un arte primitivo y a la vez futurista.         

Han pasado muchas cosas desde aquellos días. El artista se ha aventurado por series, navegaciones y regresos, ha realizado grandes exposiciones y proyectos, vinculados con la literatura, tanto Gerard de Cortanze como Kafka, con la arquitectura y la pintura mural, vinculados con el oficio más íntimo de vivir: crear, recrear, inventarse a diario. Ahí están sus iconografías de signos e imágenes en las Capuchinas en Huesca (1994), en la Casa de los Morlanes (1995) y en el Centro de Historia, en el antiguo convento de San Agustín (1998-2003), en Zaragoza, donde ha desplegado un vasto mosaico de culturas cruzadas. Todo ello converge en esta muestra que abarca casi una década y que resume, de entrada, el gusto por las formas, la afición a las técnicas: el gouache, el dibujo con grafito, el huecorrelieve, la escultura en yeso o hierro, la pintura sobre tabla y lienzo, el collage, el recortable, con todo se atreve alevosamente y con placer. Arranz propone aquí un muestrario de fragmentos visuales, esa caligrafía de sentimientos e imágenes donde bosqueja su universo cada vez más minimalista, cada vez más concentrado y limpio. Los temas son los de siempre: el estremecimiento de los sentidos, el humanismo, la emoción, el pasado como antesala del presente, como embajada del futuro, y también la identidad. Por ejemplo, aquí hay una pieza reciente que se titula “Persona”, nada más sencillo, nada más complejo.
         

Aquí están los motivos de Arranz, los más pequeños y los inacabables, los emblemas de un mundo, que se ofrece fragmentado en elementos y en su aspiración a la totalidad. Aquí está esa mirada a la infancia, con la serie de  los juguetes y su entorno: los barcos, la luna, los lagos sugeridos, las casas, los coches, los atardeceres y las cosas más concretas que modelaron una primera sensibilidad. Aquí está esa forma de compendiar el pretérito, que lo mismo se remonta a las culturas mesopotámicas, auténtica referencia de Arranz, que a la Grecia y Roma clásicas, individualizadas en las ánforas. Y están esos conceptos cada vez menos abstractos en la mano y en la mente de un artista, como son las piezas “Intuición” o “Teatro”. Y están, explícitos o entrevistos por la vía de la metáfora, los cuatro elementos: el aire invisible, el agua, el fuego, la tierra.
         

Esta es una muestra de alguien que busca salidas, excursiones, veredas para definirse, para explicarse, de alguien que hace apología de la mano y del cerebro. Ha dicho ya Santiago Arranz que odia el pincel y que prefiere la espátula, que se ajusta más a las texturas que anhela, a esas superficies planas muy meditadas, a la épica del origen, que es otro de  los asuntos esenciales del  artista. El argumento constante de la obra. No hay en Arranz estridencia o desafuero: es un artista múltiple y meticuloso, un poeta que cree en la necesidad del azar y en el método. Pasa de una técnica a otra como se pasa un río, como se adelanta un pie, como la noche se instala en el taller y tizna de mansedumbre ideal las piezas.
 

         A Santiago Arranz se le considera un “pintor literario”. Por sus contactos con Cortanze, porque se reconoce en Franz Kafka, porque ha navegado el tiempo con Italo Calvino, porque hay una narratividad aparente, un cuento que se escribe de súbito, tras el primer golpe de vista. Lo es y no lo es. Es un pintor a secas, es un escultor, un defensor de las líneas, un maestro de la sugerencia que ha quintaesenciado casi al máximo la forma y esos signos que él ya calificado como “abstractos, misteriosos, antiguos y nuevos”. Ha dicho que persigue el conocimiento y la relación con los otros, que se produce en la ciudad, en el ágora de la libertad. Es tan sincero en lo que  dice y en lo que hace que no nos queda ni la sombra de una duda.

*Esta foto corresponde a sus trabajo de diseño para el Bussiness Center de la calle Alfonso y Fuenclara.

27/02/2007 10:07 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CARBONELL, RIVAS, ANA LÓBEZ, FERRER, EN BORRADORES*

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Borradores contará hoy con la actuación en directo del dúo Antonio Salanova (piano) y Coco Balasch (contrabajo), que tocarán dos piezas de jazz y repasarán su trayectoria, especialmente su disco “Dúo”, que grabaron a finales de 2005. El programa recibirá al escritor, cantante y periodista Joaquín Carbonell, que acaba de publicar “Hola, soy Ángela y tengo un problema” (Onagro Ediciones), una novela que es la continuación de “Las estrellas no beben agua del grifo”, cuya protagonista era la cantante mexicana Ángela Reina,  y a la ilustradora Ana Lóbez, que acaba de publicar su primer libro: “Noel, el león que no sabía rugir”, con texto de Daniel Nesquens.

Se emitirá un reportaje con sus dibujos llenos de colorido. Además, Borradores ofrecerá un extenso reportaje sobre los Premio Cálamo: conversa Francisco Goyanes, propietario de Cálamo, el filósofo francés Michel Onfray, el ilustrador Isidro Ferrer y Manuel Rivas, que explicará las claves de su novela “Los libros arden mal”, que parte de otros textos suyos como el cuento “La lengua de las mariposas” y la novela “El lápiz del carpintero”. El equipo del programa visitará el taller de la pintora Carmen Pérez Ramírez y la librería Hechos y Dichos. Un poema del poeta y cantante Sergio Algora completará el sumario con un texto un tanto  surrealista y narrativo.

*Retrato de Joaquín Carbonell en "El Periódico de Aragon", donde trabaja desde su fundación en octubre de 1990.

27/02/2007 10:27 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

PHILIP ROTH, PREMIO PEN FAULKNER POR ELEGÍA

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[Uno de los mejores escritores norteamericanos vivos es Philip Roth, que acaba de recibir el premio Books Pen Faulkner por tercera vez por su novela “Elegía” (Mondadori). Hace algunas semanas, Daniel Gascón (que es un auténtico fan o fanático suyo) publicaba en “Artes & Letras” de Heraldo una reseña de la novela y se la he pedido para el blog.]

EL ÚNICO ARGUMENTO
Daniel Gascón


Philip Roth (Newark, 1933) ha escrito mucho sobre los placeres y los sufrimientos del cuerpo. Ha contado su operación de corazón y la agonía de su padre en “Patrimonio” (Seix Barral, 2003), el cáncer de próstata y la incontinencia en “La mancha humana” (Alfaguara, 2002), y ha hablado del impulso sexual en la adolescencia, en la madurez o en la vejez. Una de sus novelas empieza con una cita de Edna O’Brian: “El cuerpo contiene la biografía tanto como el cerebro”.

“Elegía” (Mondadori, 2006), que toma su título en inglés –“Everyman”- de una obra alegórica medieval, y que Roth comenzó a escribir tras el fallecimiento de su amigo Saul Bellow, trata del desmoronamiento físico, de la soledad frente a la muerte.
“Elegía” arranca con el entierro de su protagonista anónimo, y cuenta su biografía casi como un historial médico. Sus encuentros con la muerte –la primera visión de un cadáver, la desaparición de sus padres-, y sus estancias en los hospitales –por culpa de una hernia de niño, una peritonitis en su madurez y problemas cardiovasculares en la vejez- sirven para dar detalles de una vida que incluye tres matrimonios, amantes, dos hijos que no le quieren, una hija que adora y una carrera exitosa en la publicidad. Pero poco a poco la salud se convierte en el tema principal. “Elegía” cuenta esa pérdida: para el protagonista “eludir la muerte parecía haberse convertido en el asunto central de su vida y la decadencia física en toda su historia”.

“Elegía” es una novela corta y sobria, pero llena de ira hacia la injusticia y la fealdad de la enfermedad. Aunque su hermano lo protege y lo quiere, el protagonista lo envidia; ésa es una de las mejores historias del libro: “cuando hablaba con Howie, una frialdad injustificada se apoderaba de él, y reaccionaba con el silencio a la jovialidad de su hermano. El motivo era ridículo. Odiaba a Howie a causa de su rubicunda y excelente salud. Odiaba a Howie porque nunca había estado hospitalizado, porque desconocía la enfermedad, porque el bisturí no había dejado seis cicatrices en ningún lugar de su cuerpo ni tampoco tenía seis ‘stents’ alojados en las arterias”. “Elegía” no es el mejor libro de Philip Roth, pero es uno de los más tristes: cuando repasa su vida, el personaje principal se arrepiente de sus errores, y cree que son responsables de su soledad. Llama a su hermano, que está fuera, y a sus compañeros de trabajo: algunos están enfermos y otros han fallecido. Los fallos del protagonista –ser infiel a su mujer con una modelo danesa, divorciarse de una esposa a la que no quería- son bastante comunes. Uno siempre muere solo, y lamenta haber desperdiciado la vida y los afectos de los demás: en “Elegía” no hay esperanza y la tragedia del personaje de Roth es universal.

Hay pocos momentos que el protagonista de “Elegía” recuerde con afecto. Algunos tienen que ver con el amor, la pasión o la infancia. Otros están vinculados al trabajo: a los relojes y joyas que vendía el padre, o a la explicación del enterrador. Y el trabajo es uno de los temas principales de “La contravida” (Seix Barral, 2006), una de las obras más posmodernas y metaficcionales de Roth, que fue publicada en inglés en 1986, y pertenece a la serie protagonizada por Nathan Zuckerman: estaría situada entre “Zuckerman encadenado” (Seix Barral, 2005) y la trilogía sobre la historia de Estados Unidos compuesta por “Pastoral americana” (Alfaguara, 1999), “Me casé con un comunista” (Alfaguara, 2000) y “La mancha humana”. “La contravida” habla de personajes que se reinventan, del judaísmo, de Israel y el antisemitismo, de la fuerza del sexo frente a las obligaciones familiares, de impotencia y operaciones a corazón abierto, pero también de los poderes de la ficción y de las relaciones entre la literatura y la vida.

Si “Elegía” es un libro desolado, “La contravida” rebosa energía. Sus cinco secciones son variaciones de una misma trama: en “Basilea”, Henry, el hermano de Nathan, muere durante una operación de corazón (como el protagonista de “Elegía”) a la que se somete para recuperar su potencia sexual. Su viuda le pide que escriba un elogio fúnebre, pero Zuckerman sólo puede pensar en la amante de su hermano y los motivos de la operación. En “Judea”, Henry sobrevive y se va a vivir a Israel, y Nathan, que cree que “nuestra gran contribución es la angustia sin esfuerzo”, viaja hasta Cisjordania. Conoce a israelíes progresistas y conservadores (“La Biblia es su biblia: los muy idiotas se la toman en serio”, dice un personaje), y en el Muro de las Lamentaciones se encuentra con un americano que quiere fundar un equipo de béisbol en Jerusalén. Más tarde, es el propio Zuckerman el que fallece a causa de una operación, pero en “Entre cristianos” ha sobrevivido a la intervención quirúrgica. El libro es una sucesión de discusiones sobre los mismos temas: Zuckerman habla con judíos sionistas y asimilacionistas, con su tía Essie, con su hermano adúltero y con su hermano convertido en colono en Cisjordania, con damas inglesas y su cuñada y sobre todo con su amada, Maria, y su posición cambia según el interlocutor que tenga enfrente. Por eso Israel es uno de los escenarios más importantes del libro: no sólo es el lugar “donde se cuentan los mejores chistes antisemitas”, sino que comprende “todos los dilemas judíos que alguna vez han existido”.

Aunque al final sus juegos formales resultan un tanto cargantes, “La contravida” tiene momentos divertidos, como el secuestro de un avión sobre Tel Aviv, y episodios poderosos, como cuando Henry encuentra el relato de su amor adúltero entre los papeles de Nathan. Como otros libros de Roth, trata de personajes que intentan escapar de su identidad y empezar una vida distinta: los maridos quieren ser amantes, los americanos quieren ser israelíes, los libertinos quieren ser padres. Pero ni Zuckerman ni Roth pueden apartarse de sus obsesiones favoritas. Saben que nunca terminarán de hablar de ellas; se lo pasan bien, y su diversión es contagiosa.

Elegía. Philip Roth. Traducción de Jordi Fibla. Mondadori. Barcelona, 2006. 150 páginas.
La contravida. Philip Roth. Traducción de Ramón Buenaventura. Seix-Barral. Barcelona, 2006. 412 páginas.

27/02/2007 13:04 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

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