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Se muestran los artículos pertenecientes a Junio de 2007.

HAEFS Y DOCTOROW, PREMIADOS EN ZARAGOZA

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Gisbert Haefs, Premio de  Honor de Novela Histórica “Ciudad de Zaragoza” 2007

Entre sus novelas más conocidas figuran “Aníbal” (1990), “La primera muerte de Marco Aurelio” (2004) o “Alejandro Magno” (2005).

El último trabajo publicado en España por la editorial Edhasa es “La amante de Pilatos” (2006)


El escritor alemán Gisbert Haefs recibió ayer de manos del Alcalde Zaragoza, Juan Alberto Belloch, el Premio de Honor de Novela Histórica 2007, otorgado por el Ayuntamiento de la capital aragonesa. Este galardón, instaurado el pasado año, quiere reconocer la trayectoria profesional y creadora de autores de prestigio. El año pasado el premio fue para el escritor estadounidense Noah Gordon. El ganador recibe una escultura de José Miguel Fuertes titulada “In Tempore”.

Gisbert Haefs, nacido en 1950 en Alemania, estudió Filología Inglesa e Hispánica. Actualmente vive en Bonn. Ha traducido al alemán obras de Maupassant, Twain, Kipling, Goytisolo, Cela y Borges, entre otros. Entre 1970 y 1982 también fue compositor e intérprete de canciones de cabaret.

Como escritor ha cultivado principalmente la ciencia ficción, la novela negra, la policíaca y la histórica. Entre otras, Edhasa ha publicado en la colección Narrativas Históricas, con gran éxito de crítica y público, Aníbal (1990), la mejor novela para entender las guerras púnicas desde el punto de vista de los vencidos y que ha sido también publicada en la colección Diamante, conmemorativa de los sesenta años de Edhasa; Alejandro Magno (2005), una magnífica epopeya histórica repleta de intrigas políticas; La primera muerte de Marco Aurelio (2004), una novela histórica que arranca con la investigación de la misteriosa muerte del senador Manlio y que descubre una conjura para acabar con la vida de Marco Aurelio; así como Troya (1999), Rajá (2002) o El jardín de Amílcar (2001).

La última novela publicada en España es La amante de Pilatos (2006), una impresionante obra a medio camino entre el género negro y de espionaje y la novela política e histórica, en la que juegan un papel importante los numerosos y descoordinados servicios secretos romanos.En octubre de 2007 Edhasa tiene previsto publicar una nueva novela histórica de Gisbert Haefs, La espada de Cartago, una trama policíaca que se complica con el robo de una pieza de gran valor histórico y ritual –la espada de Cartago- y que el autor mezcla con datos y personajes extraídos de la realidad histórica. 


“La gran marcha”, del escritor estadounidense E.L. Doctorow,

gana el III Premio Internacional

de Novela Histórica “Ciudad de Zaragoza”

El libro ha sido publicado en España por Roca Editorial.

La novela La gran marcha, del escritor estadounidense E.L. Doctorow, publicada en España por Roca Editorial, se ha proclamado vencedora del III Premio Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Zaragoza”, que otorga el Ayuntamiento de Zaragoza.

Este galardón está dotado con 20.000 euros (5.000 euros más que en la edición anterior), y a él han optado 31 novelas, de 17 editoriales nacionales e internacionales, publicadas en lengua castellana a lo largo de 2006. Junto al premio en metálico, el ganador recibirá una escultura en bronce realizada por el aragonés José Miguel Fuertes, titulada “Tiempo fragmentado”.

El Jurado de esta edición del Premio Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Zaragoza” ha estado integrado por José Calvo Poyatos, Fernando Martínez Laínez, Alfonso Mateo Sagasta, León Arsenal (ganador de la anterior edición), Magdalena Lasala, Juan Bolea, Eutimio Merino y María Pilar Queralt.

E.L. Doctorow (Nueva York, 1931) es una de las  voces fundamentales de la literatura norteamericana contemporánea. Su obra, traducida a 30 lenguas, ha merecido los premios literarios más importantes de su país: el National Book Award, el Premio Nacional de la Crítica, el PEN/Faulkner, el Galardón Edith Warton para la Mejor Obra de Ficción, la Medalla de la Academia Americana de las Artes y las Letras y la Medalla Nacional a las Humanidades.

Autor de novelas tan importantes como Ragtime, El libro de Daniel, Billy Bathgate, La feria del mundo o City of God,  Doctorow es asimismo autor de relatos, ensayos y teatro. El reconocimiento unánime de la crítica y el público convierte en un best seller literario cada una de sus obras. E.L. Doctorow vive en Nueva York. La gran marcha es su décima novela.

[Información que remite el siempre amable y atento Juan Antonio Gordón, del departamento de comunicación de Cultura en el Ayuntamiento de  Zaragoza. Conocí hace dos o tres años a Gisbert Haefs,  en una cena con Eva  y Félix de Los Portadores, y el distribuidor Quique, y es un tipo realmente extraordinario: cercano, apasionado de España, magnífico traductor y un gran escritor que admira con locura a Borges. Encuentro esta foto de Haefs en negraycriminal@blogcindario.com].    

01/06/2007 07:56 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

EL AÑO DE LAS TOSES, DE LUIS GARCÍA NIETO

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[La joven periodista de Aragón Digital,  Carolina Cebreiro, firma hoy una estupenda y extensa crónica acerca de  la presentacón de "El año de las toses" (Huerga & Fierro), un libro de siete relatos muy zaragozanos que supone el regreso del ex concejal a la literatura. Estuvieron con él el editor Antonio Huerga, el escritor y periodista Mariano Gistaín, y Ángel Anadón, responsable del Teatro Principal durante muchos años. Este artículo puede encontrarse en Aragón Digital. La foto también es de la agencia.]

 

Las Vegas como lugar escogido por un grupo de jubilados para su tertulia habitual y el Teatro Principal convertido en escenario de crímenes. Estos son los dos escenarios en los que Luis García-Nieto sitúa los episodios de “El año de las toses”, un libro de siete relatos en los que, con la capital aragonesa como telón de fondo, repasa los últimos cuarenta años de la España contemporánea. Desaparecida ya la cafetería, el autor ha presentado este jueves éstas y otras historias del comisario Cosme del Cacho en el vestíbulo del segundo, arropado por numerosos amigos; entre ellos, su editor, Antonio Huerga; el periodista y escritor Mariano Gistaín, y el antiguo gerente del teatro, Ángel Anadón. Este último estaba invitado, además, por un doble motivo al ser protagonista de las animadas tertulias de Las Vegas y el único personaje de la obra que conserva su identidad real. Nombres falsos disfrazan a otros muchos aunque, como explica Gistaín, el que fuera concejal de Cultura “no se ha cortado un pelo en algunas referencias reales”. Por ello, por los rincones emblemáticos de la ciudad y por las alusiones veladas a algunos de sus habitantes más conocidos, “El año de las toses” es un “libro totalmente zaragozano”.

“Una persona de Nueva York se lo pasaría muy bien porque los casos están bien resueltos, cumple el género negro, con sentido del humor pero sin entrar en detalles muy escabrosos, y con elipsis bien resueltas, pero sólo lo puede disfrutar de verdad uno de Zaragoza”, concreta el periodista y escritor.

Por su parte, el editor Huerga emplea los calificativos “sincera y sabia” para hablar de esta obra “en la que nada más abrirla se aprecia cómo Luis García-Nieto es narrador de trayectoria firme y arriesgada”. “Y si nos metemos un poquito más en su lectura”, continúa, “comprobamos cómo para él la literatura representa un punto de reunión, una caja de voces, donde coinciden cosas, amistades y algún que otro amor perdido”.

 

El Principal, escenario histórico
Mientras otros alaban su obra, Luis García-Nieto prefiere hablar del propio teatro. “Es pasión y la pasión lleva al amor, al desdén, la ira, el odio y éste te lleva a matar. Por eso, en la novela aparecen algunos casos de asesinatos. Pero el teatro, sobre todo, te lleva a gozar”. Por esta razón, el escenario más prestigioso de la ciudad es también escena de los capítulos de esta obra, algunos de ellos reales.De esta forma, García-Nieto relata el robo del candelabro de un palco o de cómo un cuadro del Rey escondía detrás “un grabado de Franco vestido de africanista, que desapareció misteriosamente”. Pero, además, es el lugar donde transcurren algunos episodios de una historia española no tan lejana, como el 23-F, cuando “algunos pensamos que podría ser un buen refugio por si las cosas iban mal porque los uniformados de verde no suelen venir por estos espacios”, explica el autor.

Nuevo caso para Del Cacho
García-Nieto ha recuperado de anteriores novelas al comisario Cosme del Cacho, un agente policial que compagina casos locales con otros de nivel internacional, gracias a su paso por la Interpol.Este personaje, según ha bromeado el autor, volverá a la ciudad dentro de un año, en el 2008, para ser testigo no sólo del gran acontecimiento de la capital aragonesa sino para resolver un importante caso: “un asesino profesional viene hacia Zaragoza el día de la inauguración de la Expo a matar a alguien”. García-Nieto, que ha asegurado que Ángel Anadón seguirá allí para verlo, ha dejado la historia en suspense lanzando al aire un interrogante: “¿Logrará Cosme del Cacho detenerlo a tiempo?”. 

01/06/2007 11:28 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

LA BORDETA, PETISME, F. ROMEO Y YO, EN ESTRAVAGARIO

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Esta noche, a las 1.55, en La 2 de Televisión Española, el programa “Estravagario”, que dirige y presenta Javier Rioyo, conversa con José Antonio Labordeta, Félix Romeo y Antón Castro. Labordeta explica las claves y la historia de “En el remolino” (Anagrama), y y yo hablo de “Golpes de mar” (Destino). Félix comenta diversos  aspectos de la literatura en Aragón y explica dos rasgos comunes entre Labordeta y yo: la importancia que ha tenido Teruel en nuestras vidas y en nuestra obra, y el poso de melancolía. Se recomiendan, además, varios libro. Ángel Petisme canta  su canción “Golpes de mar”, cuyo título inspiró el título de mi libro de relatos.  

“Estravagario”. Dirige y presenta: Javier Rioyo. Actúa: Ángel Petisme. Invitados: José Antonio Labordeta, Félix Romeo y Antón Castro. A las 1.55 horas.  La 2.

01/06/2007 17:21 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

VÍCTOR JUAN: AMOR Y PEDAGOGÍA*

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UN AMOR SOÑADO, INTUIDO Y REAL 

Víctor Juan Borroy es esencialmente un idealista, un hombre romántico, que cree en la fuerza de las palabras. Uno de sus modelos de vida y emoción es don Gregorio, aquel profesor republicano que Manuel Rivas presentó en “La lengua de las mariposas”, un maestro que cree en la libertad, en la curiosidad, un hombre laico que se extravía por la naturaleza y que considera que el conocimiento, a la intemperie, es la aventura más hermosa. Víctor Juan encontró en ese hombre la formulación de algo que él andaba  buscando: la imagen, el símbolo, un espejo de sus sueños. Pero en realidad, Víctor Juan llevaba muchos años estudiando la vida de profesores como don Gregorio, profesores reales a los que había editado: Pedro Arnal Cavero, Santiago Hernández, María Sánchez Arbós, y con ellos descubrió, y se enamoró (Víctor Juan es un hombre de pasiones desatadas) de Ramón Acín, Simeón Omella, Evaristo Viñuales, Juan Manuel Barrabés, Paco Ponzán y Palmira Plá, aquella mujer de Cretas que le tocó el corazón.  

Víctor Juan es un cazador de historias. Es un soñador. Es como Nabokov con su red para cazar mariposas. Siempre está dispuesto a hallar un fragmento de emotividad, una historia repleta de humanidad e indagación, un resquicio de vida donde asome la ternura. Enseñar es darse y abrir los ojos al mundo a quien no sabe ver aún, a quien ve a tientas, con la intuición y el asombro del perplejo. Y el aula para él es un núcleo de aprendizaje, un refugio, un laberinto y el edén donde fulgen las pequeñas cosas, donde se perfilan los primeros gestos y las sensibilidades que definirán la existencia. Por eso siempre está muy atento a todo: le interesan los métodos de enseñanza, los libros publicados, las teorías, las intensas vidas de los maestros. La novela de la educación. De estos maestros parece saberlo todo, y lo ha ido contando por aquí y por allá en prólogos y ediciones críticas, en monografías, en tesis doctorales, en mil y un proyectos que demuestran su condición de ciudadano en movimiento, de francotirador de sueños que se cumplen. Ahí está “El libro de los escolares de Plasencia del monte”, ahí está la exposición y el proyecto “Escuelas. El tiempo detenido”, ahí está su condición de director del Museo Pedagógico de Aragón. En cada cosa que hace encuentra un arsenal de materiales novelescos: peripecias, anécdotas, seres. Y como siempre está alerta y desvelado, en algún lugar de su cabeza, de su ordenador, de sus confidencias, de sus cuadernos de apuntes o en las alforjas de su yegua Luna están todas las historias, todas las quimeras, las fábulas que tarde o temprano acabará por contar.        

En los últimos años, Víctor Juan ejerce su trabajo en un lugar evocador para él, poseído de leyenda: la Escuela Normal de Huesca, por donde pasaron profesores míticos como su profeta del existir y de la vida: Ramón Acín. Ramón Arsenio Acín Aquilué. Víctor Juan ha sido uno de los entusiastas e incondicionales de Ramón Acín, de Concha Monrás, aquella mujer que jugaba al tenis y tocaba el piano, y de sus hijas Katia y Sol. Y eso le ha deparado muchas cosas: se ha empapado de la atmósfera familiar de la Casa Ena, de los vientos apocalípticos del Hortal al atardecer y de aquellas pajaritas que podían ser aves de paz en el interior de una jaula. Y no sólo eso: a las obsesiones y amistades de Víctor Juan se le deben el conocimiento y la recuperación de la banda sonora de la casa del escultor, profesor y político: “La última rosa del verano”, que también es la banda sonora de esta novela. Ramón Acín le condujo hacia Paco Ponzán, aquel miope anarquista que combatió en la Guerra Civil, se exilió y pereció quemado por los nazis muy cerca de Toulouse, una semana antes de la liberación de París. Ramón Acín también le condujo a otro maestro: Evaristo Viñuales, que se suicidó en Alicante, mientras veía como el Stanbrook partía para siempre de España. Y Paco Ponzán, consejero de Transportes y Comunicaciones, le condujo hasta otra mujer admirable: Palmira Plá, la profesora de Cretas que organizó las Colonias Escolares y partió de su casa para siempre con poco más de veinte años.
         

Víctor Juan, tan merodeador de secretos, visitó a Palmira Plá en Vinaroz y descubrió algo que quizá ya había intuido o soñado o deseado: ella y Paco Ponzán se habían amado. Habían saltado chispas entre ellos. Habían nacido el uno para el otro, pero la guerra, las diferencias ideológicas y el destierro estorbaron esa relación. Y de eso, en el fondo, va esta primera novela de Víctor Juan: “Por escribir sus nombres” (Prames). Es, de entrada, un compendio de su pasión por los maestros republicanos, por aquella generación que perdió el futuro, el país y el aliento. Y es una novela concéntrica: es una indagación en lo que pudo haber pasado entre Paco Ponzán, aquel hombre que miraba las estrellas y que recordaba que había sido maestro en Camelle, allá en la costa de la Muerte, y Palmira Plá, aquella mujer que huyó de España y que trabajó de modista hasta que pudo abrazar de nuevo la pedagogía. Esta pasión está sazonada de pudor y deseo, del temor al fracaso, de un cariño cómplice y exacerbado que invita a soltar lágrimas.
  Y es también una crónica espeluznante y real: se nos cuenta cómo vivían Ramón Acín y Concha Monrás; como él, anarquista blanco, decidió quedarse en Huesca, cómo ella era vejada e insultada y golpeada a diario, y cómo “los buenos vecinos de Huesca” repartieron aplausos, insultos y abucheos que celebraban la detención y la posterior ejecución de Acín. Y días más tarde, la fusilada era su mujer. Se nos cuenta que “algunos años más tarde, el sepulturero indicó a la familia el lugar preciso donde estaba enterrado Ramón Acín. Cuando exhumaron sus restos encontraron la camisa de pijama que llevaba puesta cuando lo arrancaron de su casa. Por uno de los bolsillos asomaban los lapiceros de colores que eran sus herramientas y sus únicas armas”. Detalles de este tipo, de finísimo observador, de ladrón de matices como Víctor, hay muchos. El de la pluma estilográfica, por ejemplo. Y casi todos están impregnados de tragedia, de poesía, de transparencia, de los ecos del corazón.        

El libro es una crónica del destino de dos amantes, de dos combatientes disparejos ideológicamente. Esta parte, que ocupa el grueso del libro, tiene muchos momentos de emoción. Esta es una novela que se ha escrito con el corazón caliente, en éxtasis, a punto de levitar de pura pasión o de pura revelación. Y no nos podemos olvidar de algo fundamental: la mirada contemporánea. La mirada de Víctor Juan Borroy, barnizada de melancolía y comprensión. “Por  escribir sus nombres” está redactada por un profesor de unos 40 años que da clases en la Escuela Normal de Huesca, que lleva a sus alumnos con frecuencia al parque de la ciudad y que imparte sus lecciones ante las pajaritas. Y no sólo eso: embrujado por la pedagogía republicana, escribe una novela y vive una historia de amor con Irene, la hija del librero José Luis Rivas, la dueña de la librería Alejandría: una historia de amor, doliente, con luces y sombras, que se parece mucho a la Paco Ponzán  y Palmira Plá. En un texto final, el profesor le dice a Irene: “Te he dicho muchas veces que escribía para poder leer el nombre de Paco Ponzán y de Palmira Plá. Y es cierto. Pero también lo he hecho para poder escribir tu nombre”.
        

Esta novela recoge la memoria de varias generaciones, de jóvenes combatientes que se jugaron la vida por la libertad. Y la perdieron. Es un libro sobre el arte de escribir, es un elogio de las posibilidades de la palabra, que como la fotografía es un antídoto contra la muerte y contra el olvido. Poco antes del fallecimiento de Ponzán, él y Palmira Plá se encontraban, se veían en una inolvidable estampa. Escribe el narrador: “Ahí tuvieron la oportunidad de repetir en varias ocasiones estos encuentros propiciados por el intercambio de ropas y palabras. Sobre todo de palabras. Palabras frágiles, palabras perdidas, indefensas y solas, palabras incendiarias, palabras salvadoras y esperanzadoras, palabras tiernas y acariciadoras, palabras libres y liberadoras, palabras que, entre ellos, eran siempre más que palabras”.
“Por escribir sus nombres” es la novela de una victoria en el tiempo y de la resurrección de un amor que debió ser así y que no se consolidó entonces para que Víctor Juan se hiciese novelista y lo fijase para siempre ahora.  Paco Ponzán redactó en su testamento: “Deseo que mis restos sean trasladados un día a tierra española y enterrados en Huesca, al lado de mi maestro, el profesor Ramón Acín, y de mi amigo Evaristo Viñuales”. Con esta novela, que publica con elegancia Prames, ya lo están. 

*La novela “Por  escribir sus nombres” (Prames) de Víctor Juan Borroy, el jinete indómito de la yegua Luna, se presentó el pasado jueves en la Biblioteca de Aragón. José Luis Melero Rivas, acaso el presentador más desternillante y erudito de los últimos años, leyó un texto divertido. Antes, yo leí éste. Además de muchos amigos, estaban en la sala Blanca, Guillermo y Virginia, la sagrada familia de Víctor. La caricatura del director del Museo Pedagógico de Aragón es de José Luis Cano.

03/06/2007 10:52 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

LA LUNA LLENA, COSTA Y EL AMIGO PERIODISTA

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El pasado jueves, tras un encuentro con lectores de Alonso Cordel en el Centro de Historia y la presentación de Víctor Juan en la Biblioteca de Aragón, me fui con Eloy Fernández Clemente al velatorio de Alfonso Zapater. No iba a poder asistir a su entierro, y Alfonso ha sido para mí, en la cercanía, un hombre entrañable, próximo, muy respetuoso. Cuando llegamos al complejo, hacia las 21.15, ya habían cerrado el cuarto donde reposaba de cuerpo presente. Como había quedado una noche apacible, radiante y suave de luna llena, Eloy dijo: “¿Quieres que demos un pequeño paseo?”. Y cuando avanzábamos por los pasillos y la calzada, se le ocurrió decir: “¿Nos acercamos a la tumba de Joaquín Costa?”. La había visto hacía muchos, muchos años.  

Allá nos fuimos. Primero a pie, hasta que nos perdimos, o que pensamos que estaba demasiado lejos. Y luego en coche. Entramos en la parte vieja del cementerio de Torrero, que me pareció impresionante bajo la luz de la luna, impresionante y enorme, y buscamos el monumento a Costa. Dimos vueltas por aquí y allá, por lugares más o menos prohibidos a la circulación, entre los cipreses,  y al fin hallamos el monumento a Costa, con la escultura del polígrafo y sobrio, sepultada por la hiedra y la lápida de mármol, que concluye con aquel famoso “No legisló”. Le di la vuelta al monumento, a ese castillo de piedra y sombra, a ese peñón cabalgado de fronda y silencio, y volví al coche. Dimos el último paseo, y recordamos que Alfonso Zapater había sido un gran costista. Un apasionado del jurista de Monzón, un narrador de la vida y de los amores, más inventados que reales (eso creía la familia de Costa) del hombre que falleció en Graus. De alguna manera, aquella incursión en el cementerio en búsqueda de Costa –en realidad, está muy cerca del complejo, mucho más cerca de lo que fuimos capaces de ver- era una forma de homenajear a Alfonso Zapater Gil, un apasionado de la jota, del toreo, de la historia, de casi todo, un periodista de casi todo y un buen narrador. Un testigo versátil de la existencia, del amor, de la historia y de sus quimeras.   

[Ayer, Raúl Lahoz, ese heredero de Jardiel, Ramón Gómez de la Serna y de Miguel Ángel Brunet en la redacción de “Heraldo”, me dijo que su funeral había sido uno de los acontecimientos más sorprendentes y pintorescos a los que había asistido en mucho tiempo. Me  dijo que Juan Antonio Gracia (¡enhorabuena!) había pronunciado un impecable discurso, preciso en su retrato y emotivo, y que habían asistido joteros, periodistas, gentes de la noche, toreros y maletillas, asociaciones, amigos, artistas. Francisco Franco, un viejo amigo, se empeñó en cantar “Sigo siendo el rey” en versión de Vicente Fernández, pero  sólo lo hizo para tres o cuatro amigos. Alfonso, desde su nueva ágora de sombras, lo oyó.]

03/06/2007 11:47 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

UN POEMA DE MARTA NAVARRO: LLEGA EL VERANO

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Regreso a Taormina,
a la intimidad de sus curvadas calles,
a su agitada respiración
de amante sorprendida,
y a esas acaloradas citas a ciegas
en el Wünderbar, tras largos vasos de martini,
con el sudor rubí en la cintura
y el deseo trenzado
sobre infiernos de seda.

Amo Sicilia,
amo ese aroma
a hierro candente que derramándose
por el valle prende los rastrojos del camino,
y aviva la lujuria del turista más gélido.
Mi cabello irlandés se enciende
hasta estallar en rizos febriles.

Cuando la montaña despierta,
deja un rastro de lava enfurecida
y sus venas abiertas nos muestran
un paisaje rebelde, extraño, enigmático.
Como una lengua en celo,
la isla gime pasiones y delirios.
Volcán de volcanes,
piedra tallada en noches sin máscaras.

Amo esas horas tórridas
en las que yo no soy yo,
y mi ausencia es locura a borbotones..

Poema de Marta Navarro García 

 

*La fotografía es del siciliano Ferdinando Scianna, un fotógrafo excepcional y un gran amigo.

04/06/2007 08:09 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

ORTIZ REMACHA Y CARMEN POSADAS, CON LUIS ALEGRE

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Gran día, otro más, de Luis Alegre. A las 19.30 presenta en la FNAC el libro “Paco Ortiz” (FOR Comunicación) del estupendo periodista Francisco Ortiz Remacha, hijo del anterior y responsable de varias emisiones deportivas en Aragón Radio. Ortiz Remacha efectúa un recorrido apasionado por la vida de un hombre que fue un auténtico héroe de la comunicación en Zaragoza, y le da la voz (le da la voz a quien fue “La Voz”, de quien ha heredado su impresionante voz de trueno), cita sus palabras, exhuma recuerdos. El texto se lee muy bien y retrata a un hombre que anhelaba comunicarse, que estuvo en todas partes y campeonatos, a un locutor que se afanaba en contar cosas, cantar goles, cantar extraordinarios goles como el gol del siglo de Nayim. De algún modo, este libro, menudo, de bolsillo, repleto de fotos y recuerdos de los viajes y los amigos del periodista y padre, tiene algo de homenaje al Real Zaragoza. O puede leerse como una vida en el deporte, una vida muy cerca del Real Zaragoza. Pero eso lo contarán Luis Alegre y Paco Ortiz Remacha mejor que nadie, a las 19.30 en la FNAC. 

Y por la noche, a las 23.30, en Aragón Televisión, en su entrañable programa “El Reservado”, Luis Alegre entrevista a Carmen Posadas, autora de cuentos infantiles, ganadora del Premio Planeta, biógrafa de La Bella Otero y, ya de paso, una de las mujeres más bellas y con más glamour de las letras españolas. Antes de “El reservado”, Juan Martínez ofrecerá en “Avispas y tomates” un programa  sobre los enfrentamientos entre Real Zaragoza y Real Madrid. El sábado, a las 21.00, los blanquillos necesitan ganar para ir a la UEFA. Y van hacerlo. Ante la forofa Carmen Collino y Jesús Gallego, entre otros madridistas acérrimos, Chucho Solana dirá que sueña con esa victoria. El pasado lunes, me decían los hermanos Clemente en Monzón, resultó muy emocionante el homenaje a ese gran tipo que es Xavi Aguado. 

Bien se ve que hoy puede ser un gran día...

04/06/2007 08:30 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

DOS POEMAS DE CARMEN ARDUÑA

20070604084328-soledad-aragon1.jpgEl pasado sábado recibí un nuevo poemario de Carmen Arduña, “Acariciando el sur” (Huerga & Fierro), que se presenta esta tarde en Casa Emilio a las 19.30, también.  

Es un libro de sensaciones, de homenajes íntimos a algunos amigos, de la búsqueda de un refugio en el Sur, en un Sur simbólico. Copio: 

Ser los labios que den vida a tus seños,
Ser  el fruto semilla de tu vientre,
Ser destino final para tus pasos
Y el reposo en el Sur que nos conmueve. 

Otro poema:  

Derramas alegría en tu mirada
Y tu boca se llena de sonrisas
Frescas como la  fruta que se anhela.
Acunas en tus manos la caricia
Para hacer del abrazo dulce encuentro.
Por eso, Malen, te muestras a la vida
Cercano oasis de júbilo y reposo. 

(Este poema, dedicado a Malen, está fechado el 15.11.2006) 

El libro será presentado por Elena Ausejo, José Manuel Alonso y el editor Antonio Huerga.
04/06/2007 08:43 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

LA MÚSICA DE DAVID ANGULO

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Es la una de la mañana. Suena el espléndido y dinámico disco de David Angulo, que actúa este jueves en “Borradores”. Hay canciones espléndidas: me gustan mucho “Canción de cada día” y “Esperaré a que vengas, noche” (donde lo acompaña de Carmen París), y me sorprende una pieza tan breve, cortada de manera abrupta, como “Silencio”. David Angulo se ha divertido de lo lindo; su espíritu renacentista –actor de cine, teatro y televisión,  diseñador, músico, creador de canciones- se evidencia en este trabajo. Tiene tantas cosas que suenan el rock de los 70 en varias piezas, pero también hay ecos de Jethro Tull en piezas como “En la cara oculta de mi corazón”. David Angulo enreda con intención.

*La foto pertenece a Luis Rabanaque. Se encuentra en su página web: www.davidangulo.com.

05/06/2007 01:13 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

EL ANTICUARIO MARIANO NAHARRO. Por Pepe Cerdá.

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[Hace muchos días que no escribo un buen artículo en el blog. Tras muchos días sin navegar apenas, he entrado en el blog de Pepe Cerdá y me he encontrado con esta pieza espléndida. Qué personaje  Mariano Naharro, cuántas vidas en una vida, qué facilidad la de Pepe para contar existencias ajenas cosidas a la suya. Seguramente todos habéis leído este cuento casi real. No importa. Me encanta que esté aquí también. En la red hay textos conmovedores, y éste es uno de ellos: rezuma leyenda, verdad, delirio y locura. Enhorabuena Pepe. Se me antoja que éste es uno de las mejores  piezas que te he leído nunca, y ya es decir...]

 Mariano Naharro

El primer cuadro que vendí y cobré me lo compró Mariano Naharro Mengual. Vender y cobrar son dos verbos muy bien diferenciados en el mundo del arte que suelen “conjugarse” en tiempos muy distintos y, al contrario que en otras transacciones comerciales, el uno no implica necesariamente al otro. Pero a lo que vamos.Mariano Naharro ha sido un tipo injustamente olvidado en la historia reciente de Zaragoza. Mariano Naharro era anticuario y galerista. En la sala de la planta baja de su galería de la Plaza San Pedro Nolasco expuso por primera vez, cuando quería ser artista, unos cuadros horribles, hechos con cajas de cerillas pintarrajeadas, Miguel Marcos, el patriarca actual de los galeristas aragoneses. Allí se hicieron multitud de exposiciones desde los primeros setenta hasta los primeros ochenta, recuerdo la de Antonio Cásedas, la de Duce, la de Antonio Fernández Molina y la de muchos otros.
Yo pasé allí mi adolescencia, desde los catorce años acompañaba todas las tardes a mi amigo Jesús Casero que trabajaba como aprendiz y “chico de los recaos” en la galería. Aún a pesar de no estar contratado yo  era, también, una especie de aprendiz adjunto. Nuestro trabajo consistía básicamente en llevar las piezas que compraban los clientes a sus domicilios, dónde nos solían dar suculentas propinas y algún Kas. Pero en lo que ocupábamos la mayor parte del tiempo era en rebuscar en los múltiples almacenes que Mariano tenía en los alrededores de su galería repletos de todo tipo de objetos maravillosos. Buscábamos alguna pieza que no se sabía muy bien dónde estaba, pero que debía de estar por algún sitio. Había miles de cuadros y dibujos, entre toda clase de cachivaches polvorientos. Me recuerdo fascinado descubriendo cuadros y dibujos originales de artistas que hasta entonces conocía sólo por reproducciones en las revistas.
En la época que yo le frecuentaba estaba especializado en pintura aragonesa de final del siglo diecinueve: Barbasán, Unceta, Pradilla, Gotor y muchos otros, eran los autores de las decenas de cuadros que pasaron entonces por mis manos. Muchos de estos cuadros los limpié, o les hice pequeñas restauraciones como dios me dio a entender.Aproximadamente por aquella época, más o menos eran los años 1976 o 1977, fue cuando empezó su mala racha. Vendió algún cuadro falso, poco más tarde se separó de su mujer; Marisa, y comenzó su declive. Pero aún mantuvo el tipo unos años.

Yo me alquilé una especie de buhardilla en 1978, que podría considerase como mi primer estudio, en la calle de la Cadena, 20-22 y él me facilitó lo necesario para amueblarla. En aquél año recuerdo una subasta que organizó en el Hotel Corona de Zaragoza. Nosotros Jesús y yo, dos críos de 17 años, transportamos las obras de la galería al Corona de Aragón en una isocarro de alquiler. De las que se alquilaban en las murallas romanas. Recuerdo que nos hizo jurar en una Biblia y que nos quedamos toda la noche en el Corona como vigilantes jurados. Nosotros encantados y excitados, ya que nos quedábamos en el Hotel acompañados de sus dos secretarias Luci y Purí, poco más mayores que nosotros. Nos pasamos toda la noche en vela consumiendo de todo lo que nos ofrecía el servicio de habitaciones nocturno del hotel. Al día siguiente la subasta: Mariano con el mazo de adjudicar la dirigía; nosotros muertos de sueño y con resaca éramos los encargados de sacar los lotes para que los viera el público. Recuerdo que había, además de Barbasán y los habituales pintores del diecinueve de la galería por aquél entonces, dibujos y cerámicas de Picasso, que no eran demasiado caros entonces, un soberbio retrato de Sorolla, y muchísimos cuadros y objetos más.

La verdad es que Mariano no estaba muy bien de la cabeza, como ya habrán ido deduciendo, pero a mí me encantaba como me trataba, como un pintor y con todo respeto, y el mundo que me dejaba entrever entre bastidores desde tan pronta edad me ha sido de muchísima utilidad en el trato posterior con los centenares de galeristas que llevo trataos.En mi primera exposición individual, en 1982, me compró y pagó con gran prosapia delante de todo el mundo en el día de la inauguración el cuadro más grande.Poco después cerró la galería y su aspecto se fue deteriorando. Me lo fui encontrando de cuando en cuando y cada vez que me lo encontraba, me proponía exposiciones en Tokio o Nueva York, en galerías de las que él iba a ser socio. Después de invitarle a comer algo, me pedía dinero, porque el cheque en Yenes que tenía en la cartera no se lo pagaban hasta el lunes.Llegó a ser un indigente con traje y corbata raídos, y maletín lleno de papeles y fotos de cuadros, pero durmiendo en el albergue municipal. En esos años yo vivía en París y no supe nada de él.Sus últimos años los pasó en el manicomio de Huesca. Vicente Badenes, el pintor de Huesca,  impartió un taller allí y fue el último que me dio noticias suyas. Hace un par de años me preguntó que si había conocido a un galerista de Zaragoza que se llamaba: Mariano Naharro. Le respondí que por supuesto que sí. Me dijo nadie hasta mí le había dado razón de ese loco que tan bien conocía la pintura, y los pintores. Vicente, suponía que deliraba cuando le contaba que había conocido a Picasso y a Dalí; y que había hecho exposiciones y que había tenido grandes cochazos; y todo lo que había sido su vida anterior.En un permiso del manicomio se fue a Madrid y se tiró a las vías del metro.Hoy he escrito su nombre en Google y sólo sale en el boletín oficial de la provincia porqué dejo unas multas sin pagar.

Descanse en Paz.

*La "Juana la Loca" de Francisco  Pradilla.     

07/06/2007 00:17 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

UNA ENTREVISTA CON CARLOS SAURA*

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“Vivo el cine como una aventura” 

 Carlos Saura tiene un fogoso espíritu adolescente. Es un inconformista constante con una habilidad especial para la creación. A su reputación como cineasta, se le suma en sus últimos años su condición de escritor -acaba de aparecer la novela “Elisa, vida mía”-, y la recuperación de su trayectoria de fotógrafo en antológicas o en libros como “El rastro” o “Flamenco”. El Festival de Cine de Huesca le rinde un gran homenaje en un proyecto coordinado y concebido por Chus Tudelilla y Paco Algaba.

Hace unos días, cuando presentó la novela “Elisa, vida mía”, un periódico lo presentaba como un hombre hiperactivo.

¿Hiperactivo? Bueno, estoy activo, no puedo parar, se me acumulan los proyectos. Quería escribir esta novela, me perseguía. La idea de Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg era publicar todos mis guiones, pero les dije que antes me gustaría hacer la novela de “Elisa, vida mía”, que creo que es muy diferente al guión. El argumento es el mismo, pero hay aspectos más desarrollados.

Como el personaje de Carmen Alvarado, la mujer asesinada, ex amante de Luis. Al lugar del crimen acude cada 22 de septiembre su asesino en moto...

Sí, de eso se hablaba en la película, pero los personajes estaban sólo abocetados y aquí se cuentan más cosas. No se sabía muy bien si era real o una invención del protagonista, Luis, que encarnó Fernando Rey, y creo que es un personaje decisivo en la trama.

Esa obsesión por el crimen, porque hay algunos crímenes y suicidios más, ¿nace de su última película, “El séptimo día”, basada en la matanza de Puerto Hurraco?

En absoluto.

¿Ni siquiera de su vieja pasión por las novelas policíacas?

Tampoco. Más bien está relacionado con mi próxima novela, “Ausencias”, donde cuento la historia de un coleccionista de cámaras fotográficas, que en eso se parece a mí. La fotografía quizá sea el mundo que mejor conozco. Y también está vinculado a una serie de cuentos que estoy escribiendo sobre fotografías y fotógrafos. La foto tiene esa cosa misteriosa que me intriga: tiene la virtud de convertir el presente en pasado de inmediato.

Eso mismo lo dice en el libro.

Hasta que no aparece la fotografía no teníamos una imagen del pasado, de los hijos, de la familia, de las cosas. La fotografía ha significado una verdadera revolución de la vida. Ha eliminado una serie de posibilidades imaginativas de nuestro pasado porque, de alguna manera, lo fija.

¿Es cierto que “Elisa, vida mía” parte de una fotografía que le regaló su entonces suegra Oona O’Neill?

¿De dónde ha sacado eso? Ahora recuerdo, sí, que, en la casa de Charles Chaplin, la madre de Geraldine tenía un álbum de su madre, la mujer del dramaturgo Eugene O’Neill. Era una cosa un poco esquizofrénica. Ella había recortado las fotos y las había colocado sobre un fondo negro, y tenían comentarios en letra blanca. La madre de Geraldine aparecía siempre desenfocada, como si se hubiera movido. Me pareció atractivo e inquietante. Los álbumes familiares me fascinan.

Es una recurrencia de casi todo su cine. He tenido la sensación de que en el libro están condensadas muchas de sus obsesiones. Por ejemplo, su forma de entender la vida y el cine como un ejercicio de representación a la manera calderoniana. En la novela, se representa “El gran teatro del mundo”.

Me ha fascinado mucho esa obra, es una cosa maravillosa ver cómo los personajes se rebelan contra el autor, algo que luego harían Luigi Pirandello o Bertolt Brecht, es como si pidieran su propia autonomía, aunque luego lo importante es cómo se hace el papel. Sé que esta es una moral muy discutible. Cada uno debe hacer bien el papel que le toque, aunque sea el de miserable.

También decía Agustín Sánchez Vidal, me parece, que “Elisa, vida mía” nació del encuentro con la Égloga I de Garcilaso, y de una grave enfermedad de su padre...

A veces se escriben cosas rarísimas sobre mí, y yo las encuentro estupendas. Es cierto que existió una dolencia de mi padre, luego superada. En todo lo que hago hay mucho de autobiográfico, cosas que transformo a mi antojo, que fantaseo sobre ellas. Y eso ocurre en “El séptimo día”, en “Buñuel...”, en “Dulces horas”, en todas partes. Fantaseo sobre conversaciones, recuerdos y sueños.

Lo que parece muy evidente es que cada vez se siente más cómodo en la escritura.

Desde luego. Lo que he pretendido en este libro es la reiteración de las cosas. Cuento un mismo episodio de formas distintas cada vez. Mis personajes son obsesivos como yo, y aquí nunca se sabe con certeza lo que es verdad o lo que es mentira. No sabes bien si Elisa cuenta una historia o la imagina, y esa atmósfera, esa mezcla de estados de ánimo y de hechos, me resultaba muy atractiva.

Usted señala que hay que ponerle un límite a la imaginación.

Es cierto, porque si no te pierdes. Y eso vuelve a ocurrirme en “Ausencias”, donde dedico un capítulo exclusivamente a hablar de cámaras fotográficas, que es un hobby para mí, una pasión. A mí me gustan las máquinas mecánicas o analógicas, tengo alrededor de 600 o más, pero ahora para trabajar me inclino por las digitales porque me gustan mucho las impresoras, el retocado, el trabajo en photoshop, la rapidez. Soy un experto en photoshop.

Aún está reciente su deslumbrante libro de fotografía, “Flamenco” (Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg, 2004).

Me he quedado sorprendido yo mismo. Eran fotos ocasionales que había ido haciendo en mis películas, así, un poco tal como venían. Y ahora al verlas reunidas en un libro tan lujoso me ha resultado verdaderamente placentero. Ha sido un regalo.

Sigamos con las obsesiones de su novela, de su cine y de su vida. Por ejemplo, hablemos de la música. En “Elisa, vida mía”, suenan Erik Satie, Rameau...

Soy un completo amateur, pero me gusta mucho la música francesa. Bueno, más a Elisa que a mí, que soy un enamorado de la espléndida música alemana.

¿Un amateur, señor Saura? ¿Quién le va a creer tras haber leído su prólogo a “Flamenco” o haber visto “Carmen”, “Sevillanas”, “Tango” o “El amor brujo”?

Sí, un amateur, aunque tengo muy buen oído.

Ha dicho en algún lugar que su padre cantaba a Carlos Gardel y a Imperio Argentina. ¿A quién canta Carlos Saura?

No canto nada, pero me hubiera gustado tener una voz maravillosa, o sencillamente buena, para entonar canciones. Escucho todo tipo de música, clásica en especial, pero también música actual. Soy un poco extraño en mis gustos. Me gusta un poco de todo: la música popular de los distintos países, Bruce Springsteen, Tom Waits, aunque no todo. Me ocurre algo curioso: cuando escucho una sinfonía tengo poca paciencia, es como si quisiera ir directamente a lo que me va a gustar. Eso me ha pasado con un cuarteto para violoncello de Brahms, que he utilizado en una de mis películas favoritas: “El sur”, basada en el cuento de Borges.

Insisto un poco más con la fotografía porque en los últimos años hemos visto muchos proyectos suyos de esta disciplina: el ya citado libro “Flamenco”, pero antes vimos más de 150 obras de fotoperiodismo en Barcelona, en la línea de Eugéne Smith o Ramón Massats, o sus fotos para el volumen “El rastro” de Ramón Gómez de la Serna.

Siempre he fotografiado por puro placer. Al principio, más que seguir a nadie, era un reportero que quería hacer un libro sobre la España de los 50 / 60, una España tremenda, apasionante, hermosa, y ahí sí había coincidencia con algunas cosas de Ramón Massats, pero aquello se quedó en agua de borrajas. Y ahora sigo haciendo fotos de familia, de los paisajes de donde vivo, retrato mi entorno, la mudanza de las estaciones, hago cientos de fotos que sólo me sirven a mí y que, en algunos casos, como ocurrió en “El séptimo día” (que sirvieron también para la localización del pueblo donde se rodó), puedo utilizar en mis películas. En todo caso, hago con las fotos un carné de notas y de recuerdos. Es como un diario íntimo.

Esa película levantó una gran polémica y usted recibió algunos insultos. ¿Qué ocurrió luego, en su estreno en Mérida?

Es cierto, hicimos una proyección en Mérida para despejar algunas incógnitas y que se viese que obramos de buena fe. No había razón para el malestar. Vino gente de Puerto Hurraco y pueblos próximos, y la acogida fue magnífica. No vino el presidente Ibarra pero sí otras fuerzas locales, y luego no quisimos abusar de lo ocurrido. Dejamos que la película siguiese su camino. Tuvo un gran eco en Canadá, en Toulouse, donde acaban de hacerme un homenaje, y en Londres, de donde acabo de volver. Estoy muy contento. Ha sido muy agradable y gratificante.

¿Sigue siendo su lema aquello de “Hay que arriesgarse”?

Lo sigo diciendo. El cine es una aventura, y así lo vivo. Y la literatura, y la fotografía, y la pintura. A mí me gusta siempre ir más allá. Improviso mucho en los rodajes, cambio cosas, no tengo ningún respeto a los guiones, no respeto ni mis guiones, y ahí tiene un ejemplo: se han publicado algunos y les he añadido algunas cosas. No respeto el guión original, lo haya hecho otro o yo.

¿Ni siquiera respeta a Rafael Azcona?

Tampoco. Ni los de Ray Loriga, que escribió para “El séptimo día” unos diálogos frescos y peligrosos, me gustaban mucho, por ejemplo, los de las niñas. Entiéndame, trato de respetar al máximo los guiones, pero es un material de trabajo susceptible de cambios. Yo no conocía a Ray Loriga, ni había visto su película ni había leído sus libros. Un día me llamó el productor Andrés Vicente Gómez y me dijo que Ray Loriga había escrito un guión sobre Puerto Hurraco y que había dicho que debía rodarlo yo. Lo leí y vi que era estupendo. Me daba envidia que no lo hubiera escrito yo, ésa es la verdad. Luego, ha sido un rodaje comodísimo entre espléndidos actores.

¿Sigue pensando que se lo debe todo a los franceses y a los alemanes?

Sí, les debo muchísimas cosas. A Cannes, a Toulouse, a Berlín. España es un país muy raro. Pero la consideración que se tiene de mí también ha oscilado, va por oleadas. Ahora parece que estoy mejor visto. Los jóvenes, tal vez piensen con razón: “Y este pesado, ¿por qué no se va ya?”. Pero también veo un respeto que no veía antes, aunque nada tiene que ver con lo que ocurre en Canadá o en Toulouse: ahí la gente se levanta, te aplaude y realmente te quedas conmovido. Tampoco es necesario ese derroche en España, ni lo pido ni me inquieta que no se produzca. A veces pienso que para entender mi obra había que reorganizarla de nuevo olvidándose de las fechas. Así todo encajaría mejor y se vería que hay una gran coherencia. Al principio, me acusaban de monótono o repetitivo, y ahora de dispersión. Creo que todo puede deberse a la inconsciencia o a una curiosidad infinita. Hago lo que me gusta, y aún tengo películas, novelas o libros de fotos en la recámara.

¿Y qué fue de aquel viejo sueño de Felipe II?

¿Cómo que sueño? Tengo el guión escrito y es uno de esos personajes que me atraen muchísimo. Sería como otro ensayo personal, como Buñuel, San Juan de la Cruz o Goya. Casi me resulta vergonzoso que no exista una película sobre él, un personaje tan fascinante como odiado, centro del huracán, y tal vez pionero de la unión de Europa.

¿Veremos alguna vez en cine su guión “¡Esa luz!”, que presenta semejanzas con la vida de Amparo Barayón y Ramón Sender?

Lo veo difícil, y además como ya está publicado en forma de novela me parece más complicado. Se han vendido 18.000 ejemplares del libro. TVE estaba interesada en hacer dos películas, y por ahí anda el proyecto. Ha sido curiosa la cantidad de coincidencias que ha habido entre mis personajes y la historia de amor y muerte de Amparo Barayón y Ramón José Sender, que fue novio de mi madre, Fermina Atarés, por algún tiempo, durante la juventud de ambos en Huesca.

CARLOS SAURA tiene algo de ciclón inadvertido: casi 40 películas, varias novelas en su haber, miles de fotos con las que enreda: las pinta, las llena de rayas y de sugerencias. Exhibe una madurez juvenil que se alimenta de curiosidad. Investiga y no se acomoda: salta de un abismo a otro en un ejercicio de valentía constante. En eso se parece a su hermano Antonio Saura, con el cual se inauguró una nueva sala de exposiciones en la Universidad de Zaragoza. “¡No sabe cuánto lo echo ahora de menos! Creo que cada vez se le da más importancia a su obra, que posee una gran fuerza. Admiraba en él que fuese capaz de hacer tantas cosas diferentes: pintaba, ilustraba, era un obseso del dibujo, y escribía muy bien. En los últimos años nos llevábamos mejor que nunca: trabajábamos juntos y nos divertíamos”.

*Hace algunos meses entrevisté a Carlos Saura. Recupero la entrevista y la cuelgo aquí.   

07/06/2007 01:02 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

UN POEMA DE ÁLVARO TATO. PREMIO HIPERIÓN

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LA BAILARINA 

De la orilla al caudal,
De la vigilia al sueño
Pasa mi voz callada
Por el puente del cuerpo. 

De la sala al jardín,
Del mundo al pensamiento
Pasa mi voz sin letras
Por la puerta del cuerpo. 


De otra sombra a esta luz,
De este día al recuerdo
Pasa muda mi voz
Por el túnel del cuerpo. 

De la piel a la piedra,
De la sangre al veneno,
Por el cuerpo sin nombre
Mi voz pasa en silencio. 

*Esta tarde, en la librería Cálamo, se presenta el premio Hiperión de poesía, que han compartido “Cara máscara” de Álvaro Tato, del cual reproducimos este bello y sutil poema, y “El jardín olvidado” de Luis Bagué. El primero vincula su poesía al teatro; el segundo a su vida universitaria. Ambos han nacido en 1978. Son dos poéticas muy diferentes, pero muy sugestivas.

*La foto es de Alex Gorset.

07/06/2007 09:18 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

ESTA NOCHE, BORRADORES: BRIAN ENO, DAVID ANGULO, SAHÚN...

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Borradores recibe hoy al  cantante, actor y diseñador David Angulo, que interpreta dos temas de su nuevo disco: “Habitación 404”: “1 canción cada día” y “12 rosas”. Además, acuden al plató las escritoras Magdalena Lasala, que acaba de publicar “Zaida la pasión del rey” (Fundación José Manuel Lara) y un nuevo poemario amoroso,  y Angélica Morales, autora de “Piel de lagarta”, una colección de relatos sobre el universo de los zapatos. Ambas comparten muchas cosas en común: les apasiona la novela histórica, Ángela escribió una biografía novelada de Benedicto XIII, y tienen una visión lírica y apasionada de la vida. 

Se ofrece un extenso reportaje sobre la muestra “77 million paintings” de Brian Eno, donde el músico y artista habla parsimoniosamente como si fuera un actor. Se visita la exposición retrospectiva de Daniel Sahún en el palacio de Sástago, la muestra del cartelista, publicista y diseñador Juan Tudela en el palacio de Montemuzo, y la muestra de montajes fotográficos de Patricia Albajar y Antonio Altarriba, que se  exhibe en la Casa de los Morlanes con el título de “El elefante rubio”. Los libreros de Los Portadores de Sueños recomiendan varios libros recientes.
 

*Esta foto es de una artista rusa Belkina. Me ha gustado mucho y la pongo aquí. Bien podría ser una imagen de Brian Eno o de Albajar/Altarriba. Borradores se emite esta noche a las 23.30 horas.  

07/06/2007 09:45 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

DEL POETA DE BURBÁGUENA, ENRIQUE VILLAGRASA

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LA PALABRA COMO MAR DE AMOR 

Enrique Villagrasa nació en Burbáguena, Teruel, una villa de aroma medieval y estirpe mudéjar que se asoma al río Jiloca. Un río que corre con un vértigo de centellas y de frondas. A Enrique Villagrasa le gusta recordar una y otra vez que es de allí, que bajo el celaje preñado de estrellas, al pie de las suaves colinas de plomo, descubrió el poder de los sueños: la energía indomable de las viñas, los secretos del cementerio, el aroma de las cosas del campo. Y también la persuasión de las voces familiares (“soy hijo y nieto de labradores y albañiles”, dice a la menor ocasión), el vuelo exacto de los pájaros en la tarde infinita, el regreso de los hombres de la siega y las tertulias. Incluso, antes de que sintiese la llamada de la palabra, percibió otra imagen: la de un ser alado y grandioso que sobrevolaba el mundo en una llama de luz.

Enrique Villagrasa fue un niño místico, iluminado por la fe y por el candor absoluto de la pureza. Él quería ser ángel, misionero, profeta de ese sentir inefable. Luego, la vida le reveló la amplitud del mar y sus ecos, y conoció otras formas del poema: leyó a Rosalía de Castro, transido de amor, de desgarro y de sombra; percibió el aroma insuperable de la piel complementaria, se abandonó a una nueva y rotunda ansia de belleza. Desde entonces, han pasado estaciones completas con su agenda de verdad, y han pasado varios poemarios, más, más de una docena. Si hubiese que resumirlos, y es casi una irresponsabilidad, cabría decir que Villagrasa ha escrito en ellos del amor y de la poesía, con una lírica escueta que sugiere y evoca, que pinta atmósferas y ráfagas de paisaje interior, adelgazándose como un junco mecido por la brisa de un anochecer en la playa. En realidad, Enrique Villagrasa ha escrito de todo: de sí mismo y de los otros, de lo que ve y de lo que siente, de lo que sueña, de lo que intuye, de lo que debió haber sido y se esfumó como una melodía que surca el aire. De la carne y del beso.        

Publica ahora Línea de luz, un título que es casi una poética. Villagrasa aspira a la claridad y lo hace con la retórica escrupulosa de lo exangüe, de lo medido, de la finísima precisión de los vocablos. Se identifica con José Ángel Valente, con Antonio Gamoneda, con José Hierro, con Giuseppe Ungaretti, con Claudio Rodríguez, un pariente lejano e imprescindible de la mística pagana. En Línea de luz están esa apetencia de concentración y esbeltez de la melodía, ese chorro estricto de lenguaje que a veces suelta algunas gotas, algún espasmo, una herida de arroyos y de espuma sobre el paisaje. El tema del libro es, en el fondo, “la palabra que da la vida”: la poesía fecundada de realidad interior y exterior, las quimeras del poeta, la convicción de que “Todo reside en la palabra”. Para Enrique Villagrasa la realidad está ahí con sus accidentes y sus simas, pero sólo se transparenta y se alza de nuevo, en sus mejores gestos, cuando es escrita y reinventada, cuando habita los versos y se hace poema. Canción. Himno de la noche. Confidencia. Caricia.
Es en ese instante cuando notamos que el libro tiene escenarios, olores, personajes o sombras, y acaso un ámbito apacible de alucinación y fuga. Podríamos imaginarnos así el cuento del poeta: el hombre que escribe, ebrio de poesía, está en la orilla del mar, amando ciegamente a un cuerpo cómplice, y percibe que el océano, en su incesante batallar, es el amante que se renueva de deseo, de ternura, de furia. El mar es como la metamorfosis de un alter ego poderoso que también persigue y encuentra el orgasmo. “Dintel. // Llega a ti. Penetra //raíz oscura. Esencia.// Enjundia brutal. Trueno.// Luz  de llama // fulgor de rayo. // Orgasmo.” ¿Acaso no suscribiría el mar este latigazo de la sangre? ¿No es el poeta quien así ve el mar, su apetito de fauno y su entrega, y su brutal acometida de felicidad? A veces, parece haber una leve indefinición: ¿quién canta al amor y sus espasmos, el poeta o el mar?

El hombre que ama se encierra en sí mismo, lejos de las cervezas y de las gaviotas, y medita sobre su oficio. Se pregunta. Juega. Define el oficio de vivir en la poesía. Se mira en el exuberante cuerpo de la pasión que empuja a crear, a generar otras palabras contra el vacío y a favor del éxtasis. Repasa la piel, los ojos, los sudorosos senos donde se ha vencido. En ese lapso de soledad, al margen de la luna y las fogatas, recuerda y viaja a Burbáguena, donde oye pasos, percibe sonidos familiares, pasea con el sigilo del último buscador de setas. Al final, el hombre que ama decide jugar también al juego de hacer sonetos. Endecasílabos perfectos, dice con alguna ironía. Se coloca ante el espejo sin fondo de la tradición y la manosea y la tienta. Tal  vez no sea la mejor parte del libro, quién sabe, pero sí es un homenaje al oficio, a la disciplina magistral del prodigio sonoro, a unos cuantos maestros memorables, como José Hierro, sonetista metafísico desde Nueva York.

Línea de luz, por tanto, es Enrique Villagrasa en estado puro: un paso más hacia su forma de ver el mundo. Un camino de madurez y de obsesiones renovadas. La poesía es una forma de vida. La vida es el núcleo y el aliento de la poesía, ese territorio donde las formas y las sombras alcanzan la plenitud solar de la luz, el misterio lunar del asombro mientras se estremece el mar. 

*La fotografía es de un artista francés espléndido: Pascal Renoux.Ese texto es un prólogo para su libro Línea de luz, que publicará Olifante, Ediciones de Poesía.

            

07/06/2007 09:50 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

OTRO POEMA DE LUIS BAGUÉ

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MURALLAS EN LA NOCHE 

Ven a buscarme al filo de la noche. 

Brindemos
Por la bruma de un cuento de fantasmas
Y el silencio nocturno de las calles,
Por el río de luna que apenas desemboca
En el cauce amarillo de los sueños,
Por tanta soledad que nos rodea
Como el cerco de tinta de un retrato. 

Robemos el misterio
Que tan celosamente guardan las murallas. 

Sólo un viento lejano, una flecha que apunta
Al corazón del miedo. 

Ven a buscarme al filo de la noche.
Aunque ya nada pueda prometerte
Sino el extraño don de una caricia. 

Del poemario “Un jardín olvidado” (Hiperión. XXII Premio de Poesía Hiperión) de Luis Bagué Ortiz (Palafrugell, Gerona, 1978). Esta tarde ese ser angelical que es Ana Catalá Roca ( y acaso la no menos angelical Carlota Muñoz) lo entrevistará para Borradores, a él y a Álvaro Tato. La fotografía es de una espléndida serie de Pascal Renoux.

07/06/2007 12:18 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

MIRAR PARA VER. PASCAL RENOUX.18

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Pascal Renoux también sabe mirar la opulencia.

08/06/2007 03:17 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

EL BOSQUE ANIMADO DE HUESCA

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Rafael Andolz (1926-1998) formaba parte del paisaje de Huesca. De Huesca y su provincia. Era, como ese rebelde con Dios que fue Antonio Durán Gudiol, como el secreto y siempre otoñal Federico Balaguer, como el ciclón desmelenado Ricardo del Arco o el inolvidable reportero doméstico Ricardo Compairé, un enamorado de la ciudad y del Altoaragón en general. Escribió de todo, con sabiduría y erudición, con transparencia y una voluntad segura de indagación. Desveló los secretos de la lengua en su “Diccionario aragonés”, pero además estudió los bandoleros, contrabandistas, personajes más o menos pintorescos, los ciclos vitales, los secretos de la tribu. Poseía gran capacidad de análisis, tenía alma de taxidermista de las emociones, y era observador. Observador de detalles, de sentimientos, de los pequeños gestos cotidianos: cómo se mueve un mendigo, de qué habla un peluquero o el limpiabotas, cuál es el afán del estañador que resucita un cuenco desportillado. Todo le interesa. Todo le interesaba. Miraba, oía, sabía escuchar, captaba al vuelo el dolor del hombre, las penas del paria, del que se sentía protector, cómplice y en cierto modo hermano.   

Poco antes de morir, Rafael Andolz realizó en la radio varios perfiles de paisanos suyos. Paisanos que hallan su lugar de paseo, su espacio de supervivencia en las costeras, en los porches, en el parque o en casas señoriales donde, antaño, en una noche de neblina y misterio, llegó a pernoctar una reina. Son paisanos que viven una inadvertida y pertinaz relación de amor con Huesca. Carlos Castán, sobrino del escritor y sacerdote, dice en su exacto prólogo a “Personajes de mi paisaje” (Tropo Editores): “Entre la excentricidad y el casticismo, estos seres humanos irrepetibles, casi todos olvidados a día  de  hoy (...), que llenaron de vida las calles y las tabernas, que alegraron con sus presencia aquellas décadas de penumbra, merecen sin duda este tierno homenaje”. La mirada de Rafael Andolz es escrutadora, aunque siempre afable. Domina la técnica del daguerrotipo. Tiende a la benevolencia, sin incurrir en la exageración. Dice que le gusta el bosque animado y con seres humanos, y su “el paisaje de mi Huesca ha sido siempre pródigo en figuras (...) Alguno me tildará de romántico o sentimental. No voy a disculparme. Quiero a Huesca con su personalidad, en el sentido más amplio del término”.

Arranca sus retratos con aquella Marieta Pérez, retrataba bellamente y algo culona por Oltra en vísperas de la Guerra Civil, que fue profesora de canto de Camila Gracia y organista en la iglesia de San Lorenzo. Aquella mujer,  cuya casa era un museo,  le dice que a la mesa de su casa estuvieron sentados Silvio Kossti y Pío Baroja. Antonio Durán Gudiol se alza en medio de los documentos y el polvo viejo de la catedral y la hostilidad del Gobernador Civil, convertido en un “sabio medievalista y escritor  infatigable, de prosa clara, poética y preciosa” y además en un místico, al que el poder oficial considera “muy peligroso”. Antonié, “el hombre más condecorado de Huesca”, coleccionaba insignias y tenía el hábito de la cleptomanía. Y con ellos están el limpiabotas Peteneras; el estañador Pataticas y su enamorada sigilosa La Chaparrones; aquel gitano apodado el  Morros que repartía el pánico entre los chicos de Huesca; aquel Carabuey que tenía algo de “hombre elefante” doméstico, de finísimo oído para la música; el Poli, zapatero junto al Olimpia e hijo del campanero de la catedral.
 

Hay más, mucho más, como aquella Donaciana Caño, Dona, que era una profesora más temida que respetada: si alguien no se comportaba bien, le arrojaba  el bastón como si fuera una jabalina. Éste es un libro entrañable y tierno, una apología de la memoria: la de una ciudad y sus  moradores.   
 

Personajes de mi paisaje. Rafael Andolz. Prólogo de Carlos Castán. Tropo Editores. Zaragoza, 2007. 110 páginas. [Este atículo apareció ayer en la edición de Heraldo de Aragón de Huesca. La foto es del castillo de Montearagón].

09/06/2007 08:40 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

OTRO DÍA COMPLETO EN HUESCA Y FIRMA EN LA FERIA

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[Ayer viernes, todo el equipo de Borradores se trasladó a Huesca para grabar un monográfico del Festival. Conversamos, entre otros, con Juan Luis Buñuel, Pepe Escriche, los hermanos Taviani, Senel Paz, Marina Stavenhagen, Chus Tudelilla y la joven y bella realizadora mexicana Elisa Miller.

Hoy, por la mañana y por la tarde, terminaremos el rodaje, con una entrevista a Carlos Saura y otra a Mercedes Sampietro.
 Y por la tarde, de 6 a 9, iré a la Feria del Libro de Huesca a firmar ejemplares de “Golpes de mar” (Destino), el que yo considero el libro de mi vida: los cuentos de amor, mar, ballenas y mujeres que me han acompañado desde que empecé a escribir, desde el nacimiento de mi hijo Daniel.Cuentos que se han escrito, que se han reescrito, a lo largo de un cuarto de siglo. Hace unos días, tuve un encuentro con lectores  en el Centro de Historia. Daniel acudió y ha contado lo que allí ocurrió en esta crónica, que cuelgo aquí.] 

UNA TARDE CON ANTÓN CASTRO 

Voy a ver a mi padre en el Centro de Historia. Lo llamo por teléfono. Viene desde Garrapinillos y está nervioso porque a las siete tiene un encuentro con los alumnos de la Universidad Popular, que han leído su último libro, Golpes de mar , y a las ocho debe presentar Por escribir sus nombres , la emocionante y poderosa novela de Víctor Juan , en la Biblioteca de Aragón. Cuando llego al Centro de Historia, Antón Castro ya está en la cafetería. Hablamos un momento y me deja leer el texto de la presentación de Víctor Juan. Alonso Cordel, que debe conducir el acto, llega un poco después. Mi padre dice que lamenta tener que irse tan pronto.
Alonso Cordel afirma que será breve, y empieza un repaso biográfico.

“Vine a Zaragoza por dos cosas”, dice mi padre. “La primera se frustró de inmediato: era un amor o un proyecto de novia que no llegó a nada. Y otra fue la objeción de conciencia. Cuando estudiaba FP Electrónica en la Universidad Laboral de la Coruña hicimos un viaje de estudios en el que vimos la fábrica Clarivox de Zaragoza, me parece que se llamaba así. Y entonces me enteré de que había una comunidad de objetores. En 1978 me hice objetor y vine aquí, me instalé en la calle Casta Álvarez 14-16. Era un colectivo de objetores de conciencia, una falsa comuna de gente que no me conocía pero que me acogieron muy bien. A mí me gusta mucho una frase, no sé si es de Sara Montiel, que dice: ‘Nunca me quito un año, porque ese año podría ser el mejor de vida’. Yo no me arrepiento de nada porque he aprendido con todo”.“Creo que entonces trabajabas en un bingo”, dice Alonso Cordel.“Sí, eso llegó un poquito más tarde. Trabajé vendiendo cerámica, en la vendimia, recogiendo melones, y luego estuve varios años de camarero. Me gustaba llevar la bandeja. Tuve un hijo muy joven”, dice Antón Castro. “El día que nació, el cuatro de abril de 1981, expiraba mi contrato y no me lo renovaron. Así que mi hijo no nació con un pan debajo del brazo, sino con el paro”. Mi padre dice que precisamente ese hijo suyo está hoy aquí y que le agradece su presencia. Algunos asistentes me localizan, una señora me mira como si quisiera ver la carta de despido.

“Entonces mi mujer estudiaba y teníamos muy poco dinero. Así que cuando me llamaron para trabajar en el bingo, y me preguntaron si sabía contar billetes, dije que por supuesto que sí. Y cogí unos folios y los corté y empecé a contarlos. Lo que era muy raro es que aunque soy muy malo con las matemáticas, se me daban bien los cálculos mentales, y al cabo de un tiempo me llamaban para que enseñara a los nuevos cajeros”.

“Los cartones del bingo están envueltos en papel de estraza, y allí escribía poesías y cuentos a mano y en gallego. Hace falta valor”, dice Antón Castro. “En realidad, yo quería ser poeta. Hice FP1 y FP2 de electrónica en la Universidad Laboral de la Coruña, pero entre medio había un curso puente de humanidades, leíamos literatura y filosofía e historia y aquello me cambió la vida, me volvió loco... Hasta entonces había sido un buen estudiante en todo lo demás, pero a partir de ese momento mis notas empezaron a bajar, me pasaba el tiempo leyendo. En 1977 hubo una huelga estudiantil y un compañero, que se llamaba Emilio, se subió para colgar una bandera y se electrocutó y se murió. Fue un golpe terrible. Yo no fumaba entonces pero él me acaba de decir: ‘Ve a comprar un paquete de Ducados al bar’. Cuando volví, ya había ocurrido el accidente. Aquello me afectó mucho, me acuerdo de que me encerré en el aula de estudio y escribí un poema que se llamaba ‘Ausencias’, que no era mi primer poema, pero sí uno de los que recuerdo”.

Mi padre habla de algunas de las casas en las que vivimos. Siempre dice las direcciones. También cuenta cómo entró en el mundo del periodismo: “Había publicado alguna reseña, pero un verano Plácido Díez me llamó y me preguntó si me gustaría hacer prácticas en El día. Y estuve tres años encantado en El Día, fui absolutamente feliz, y también he sido feliz en El Periódico de Aragón y en Heraldo, donde sigo trabajando”.Miro el reloj: no queda mucho tiempo. Mi padre habla de Golpes de mar. Dice que es su primer libro y el más reciente. En 1987 cuenta que se presentó a un concurso de la Institución Fernando el Católico. El premio se lo llevó “un escritor estupendo, Adolfo Ayuso”, pero sus cuentos, Mitologías, también se editaron. Después apareció una ampliación, Vida e morte das baleas, en gallego, hasta llegar a la versión definitiva, Golpes de mar: “Me ha acompañado a lo largo de estos veinte años. Creo que es un libro que habla de dos de mis obsesiones, el mundo de la mujer y el mundo de los cuentos, el arte de contar. Siempre me ha gustado mucho escuchar cuentos. Soy hijo de emigrante, y pasaba por casa todo tipo de gente. Había una vecina que era meiga y decía que veía el diablo. Y sobre todo había un tío loco, que salía de vez en cuando del psiquiátrico y traía los bolsillos llenos de periódicos. Yo pensaba que era un gran lector y le pregunté para qué eran. Él contestó: ‘Para o dispensar do cú’, para el dispensar del culo. Y este hombre me daba mucho miedo pero también contaba historias de ciudades de Europa en las que nunca había estado, era un fabulador. Lo que más me gusta es contar historias de seres humanos, y la gente a la que se le llena la cabeza de ese tipo de historias, creo que eso es algo que está en todos mis libros”.

Mi padre habla de la elaboración de algunos de sus libros, como Los pasajeros del estío, El testamento de amor de Patricio Julve o Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados. Yo me acuerdo de las tres casas en las que los escribió. En Camarena de la Sierra los pacientes de mi madre le contaban sus vidas después de salir de la consulta; en Cantavieja entrevistaba a los masoveros y les preguntaba por los maquis; me acuerdo de la terraza de Urrea de Gaén donde escribía las semblanzas de aragoneses ilustres. Menciona a algunos de sus autores favoritos, como Miguel Torga, Isak Dinesen o Álvaro Cunqueiro, aunque dice que es un lector versátil, que piensa que “estar en el mundo es estar alerta a lo que hacen tus compañeros”.

El público hace algunas preguntas. Entre las asistentes está la madre de Ernesto Cossío, que saluda de parte de su hijo; mi padre pide un aplauso para ella. Son casi las ocho. Mi padre dice al público que siente tener que irse, se compromete a volver otro día. Yo pensaba que iríamos juntos a la Biblioteca, pero me dice que va a ir en moto con Alonso Cordel.

Miro el reloj: son las ocho en punto.
Estoy en el Coso cuando veo que Cordel y mi padre me adelantan. Nunca había visto a mi padre en moto. Vuelvo a mirar el reloj, voy a parar un taxi.
  

*La ilustración es de José Manuel Carrasco, ilustrador y poeta, y está inspirada en una foto de José Antonio Melendo en Albarracín.

09/06/2007 08:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

UN POEMA DE LUIS MUÑOZ

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OCHO DE LA MAÑANA
Le miro cómo duerme enredado en la sábana.
La esponja del descanso le borra los sentidos. 

Deja pasar dos planchas moteadas de luz
La ventana entreabierta
Picotea en el borde de un tiesto de geranios
Un gorrión tremante
Con ojos de cabeza de alfiler
Y el picoteo se hace
Del ritmo de una frase inquisitiva. 

Pero no se despierta.
Se abraza a la almohada, se hunde como en nubes
Y me atrapa al volverse alzando una rodilla. 

No sé si formo parte de su sueño.
Querer es una escala y no sé si alcanza el sueño.
 

[Olifante, ediciones de Poesía, el proyecto que cuidan Trinidad Ruiz-Marcellán y su marido Marcelo Reyes, acaba de publicar la antología “Los chicos están bien”, que recoge cinco poemas de 19 más o menos jóvenes que participaron en el I Encuentro de Poesía Última que  coordinó Manuel Vilas, autor de un intenso  prólogo. Cuelgo aquí este poema del granadino Luis Muñoz, poema  que leyó en “Borradores”. El libro ha editado en colaboración con el Gobierno de Aragón, y el proyecto fue defendido y auspiciado  por Pilar Navarrete y Marcos Castillo. La foto corresponde a mi admirado Pascal Renoux]. 

 

10/06/2007 01:48 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

DESOLACIÓN DE LA SIRENA, DE AURORA LUQUE

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DESOLACIÓN DE LA SIRENA

 Sirena. Las sirenas. La palabra sirena.
Cómo se desmoronan
Las palabras radiantes, portadoras
De gérmenes de mito.
Escuchó a las sirenas. Escucho una sirena.
Sólo queda en las sílabas Un eco atroz de de alarma
Y el ruido de la muerte. 

¿Será una enfermedad
mortal la del lenguaje?

[Me gustan mucho las sirenas. He escrito de ellas, colecciono libros de sirenas, cuentos de sirenas... Aurora Luque (Almería, 1962) publica en "Los chicos están bien" este texto.  La foto es de Rita Hayworth, una de  las más hermosas que conozco.]

10/06/2007 10:18 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

CRÓNICA DEL SÁBADO. EL ZARAGOZA BAJO LA TORMENTA

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Hacía tiempo que no era tan feliz en un trabajo. Lo he sido especialmente este fin de semana en Huesca con el equipo de “Borradores”: Gaizka Urresti, Teresa Lázaro, Yolanda Liesa, Carlota Muñoz, Ana Catalá, y gentes que se nos han ido sumando como Marta Horno, Jorge Bautista, Noelia, Elena y otros operadores de cámara. Una gente, unos compañeros espléndidos que forman parte de esa segunda o tercera familia que te da la vida, aunque no quedes para comer ni para salir, ni para hacer viajes de vacaciones. Hablamos con Pepe Escriche, con Elisa Miller, con Vittorio y Paolo Taviani, con Juan Luis Buñuel, con Ángel Garcés, con Senel  Paz y Marina Stavenhagen, con Carlos Saura, con Chus Tudelilla y Paco Algaba, con Mercedes Sampietro, con Antonio Lázaro, con Laura Sipán y con Juan Millares, sobrino del pintor Manolo Millares y autor de un documental sobre su obra. El jueves se verá una parte de nuestro trabajo. 

En la tarde del sábado, compartí firma de ejemplares con Javier Tomeo, Carlos Castán, Manuel Cortés (nos reveló que le esperaba un amor y eso era inaplazable: me pareció muy bonito que un hombre tan puntilloso y suave, tan vehemente y lírico en sus libros, se dejase llevar así por la pasión), Ángel Petisme y Lorenzo Mediano, que firma por todos, tanto que hasta Javier Tomeo se siente un poco celoso. Firmé media docena de ejemplares de “Golpes de mar”, uno a una niña colombiana afincada en Huesca que es una auténtica “leona”, y ocho de “Veneno en la boca”, que regalé a los lectores y a las azafatas de la Feria. En Huesca todo iba bien, hasta que apareció la tormenta. Y con el vendaval aparecieron los poemas y las canciones de Ángel Petisme, un tanto manco tras un accidente en una mano. 

Luego quedé con Cristina Grande para volver a Zaragoza. Estuvimos en un local donde me puse de mal genio. El camarero jefe (me lo habían presentado el día anterior y me habían ponderado su bondad) se incomodaba porque no marcaba en Madrid y sí  lo hacía el Real Zaragoza. Milito marcó de penalti, y yo apreté el puño de alegría. El entusiasmo de los zaragocistas le mereció un comentario desdeñoso y una mueca de fastidio sobre “esos cheposos”... En el coche, Cristina y yo apagamos la radio. Hablamos de todo, mientras caían rayos, relámpagos y truenos. Daba miedo el cielo y la carretera, el paisaje  era como un espejismo herido de luces fatales, pero quizá teníamos incluso más miedo de pensar que podía estar sucediendo en La Romareda. Hablamos del Festival  de Cine, de libros, de novelas, de las pequeñas cosas de la vida. Y cuando llegamos a Zaragoza, encendimos la radio: oímos el cántico de la afición, y adivinamos que el Real Zaragoza iba ganando. Pero el comentarista, Paco Ortiz Remacha (se emocionó el pasado lunes durante la presentación del libro que ha escrito sobre su padre; Luis Alegre estuvo maravilloso. Evocó a su padre también, al locutor desaparecido, evocó a Los Magníficos y a Arrúa, y dijo que “él tenía que hacerse de inmediato de algo que emocionaba tanto a su padre. Es decir, tenía que hacerme zaragocista”), anunciaba que sacaba una falta Beckham, que atacaba Robinho, que remataba Van Nistelrooy, que organizaba Guti..., y apagamos la radio de nuevo. No podíamos contener los nervios. Cuando pensábamos que había acabado todo, no era así, pero Van Nistelrooy había empatado. El final era un mal menor, pero el Real Zaragoza había jugado con bravura, de poder a poder, y estaba muy cerca de Europa, pero asomado a un último enigma: depende de sí mismo y tendrá que puntuar en Huelva. El Celta puede quedarse en Primera tras vencer al Atlético. Soy deportivista también, pero jamás anticéltico.

 No había podido estar en La Romareda. Volví con un gran dolor de cabeza. Llamé a Pepe Melero. Estaría con los jugadores, con el presidente Bandrés, con otros amigos; no cogió el teléfono. Hoy me ha contado que estaba en el palco Mariano Gistaín, el actor Armando del Río, la magnífica Emma Suárez, con su gorra de adolescente tras el mayo del 68, y Luis Alegre, ese coleccionista de amores imposibles para los demás. Hace unos días, en el restaurante Don Pascual hablamos de mujeres hermosas e imposibles que nos gustan con Luis y Javier Rioyo. Luis es un experto en hablar de mujeres bonitas; Luis es un experto en hablar de mujeres a secas. Y una de ellas era Emma Suárez. Imposible para los otros, accesible y cotidiana para Luis Alegre. Tan sencilla, con ese atractivo matizado por el tiempo, que se sienta en el palco del Real Zaragoza. 

[Tres amigos como Pilar Irala, José Antonio Melendo y Alejandro Cortés siguieron el choque a ras de campo.  Pilar y José Antonio me llamaron esta mañana para contármelo... ¡Fue una experiencia maravillosa! Ellos se fijaron sobre todo en el jugador número doce: la afición, bañada ayer por el diluvio, amenazada por los rayos. Mientras escribo esta nota da vueltas y más vueltas el disco de Mister Hyde “Incansable”, que tocarán próximamente en Borradores, e incluso me he atrevido a darme el primer chapuzón del año en la piscina de casa. Esta preciosa foto es de Emma Suárez.]

10/06/2007 15:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

MERCEDES SAMPIETRO, QUE ESTÁS AHÍ...

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   [Mercedes Sampietro fue la actriz preferida de Pilar Miró: su álter ego en una ficción que se parecía a la vida. Es una actriz de recorrido, laboriosa y discreta, tan discreta que parece usar un talento invisible. ]   

Hace ya algunos años, cuando éramos felices e indocumentados, vimos por primera vez a Mercedes Sampietro en un programa de televisión. ¿Dónde fue: en “Estudio 1”, en las emisiones de “Novela” o en aquella serie titulada “Juanita la Larga” o tal vez en “Vísperas”? Miramos hacia atrás, con la memoria de la emoción inextinguible, y la vemos ahí, discreta y elegante, sonriendo sin estridencia, con su talento invisible, despojado de énfasis, y nos gustaría por un momento parar el tiempo y decirle como le dijo Jean Gabin a Michele Morgan: “Tus ojos son hermosos, sabes…”. Eran hermosos entonces, líquidos, como preñados de luz y melancolía por igual, y lo siguen siendo ahora en esta mujer casi secreta y laboriosa que pertenece a la estirpe de Gena Rowlands, Annie Girardot, Glenda Jackson, Vanessa Redgrave o Jeanne Moreau.
Un montón de virtudes adorna la persona que es Mercedes Sampietro, galardonada con el premio “Ciudad de Huesca” hace un par de años e invitada al Festival en el año en que se cumple una década de la muerte de Pilar Miró: posee una voz melodiosa, cargada de matices y de convicción (le ha puesto su voz a Meryl Streep, Lana Turner, Jane Fonda o Fanny Ardant, entre otras), y ha cuidado su carrera como nadie, como si la esculpiera con serenidad y buen gusto trabajo a trabajo. Debutó en el cine con “A un dios desconocido” (Jaime Chavarri), ha sido el “alter ego” ideal y exacto de Pilar Miró en sus películas, pero sobre todo en “Gary Cooper que estás en los cielos” (1980), personaje por el que recibió premios por doquier. Cuenta con películas bonitas y hondas como “El pájaro de la felicidad”, también de Miró, “Extramuros”, “Silencio roto” o “Lugares comunes”, película por la que recibió el Goya a la mejor intérprete.
Pero además, se ha desenvuelto con soltura, oficio, simpatía y firmeza en las tablas –ha interpretado muchos dramáticos en televisión y ha participado en “La casa de Bernarda Alba” de Lorca o “Julio César” de William Shakespeare, y ahora lo hace en “Danza macabra” de August Strindberg con José Sacristán- y ha sabido hacerse cargo, sin levantar la voz, en dos ocasiones, del cargo de presidenta de la Academia de Cine. Y cuando hubo de tener agallas, arrestos y decir las cosas claras, aunque acabase de recibir el Premio Nacional de Cine en 2003, lo hizo: denunció, ante la exministra Pilar del Castillo, la “militarización del pensamiento” y abogó por la libertad de expresión y de creación al defender “La pelota vasca” de Julio Medem. Y dijo o sugirió, con buenos modales, que ella también estaba con las víctimas del terrorismo. Es una mujer solidaria con el dolor ajeno, e insistir en ello parecía obviedad o demagogia.
No es que haya sido redescubierta en los últimos años exactamente. No es eso, pero sí parece como si la viésemos más, como si llegase con un nuevo fogonazo al corazón del gran público. Y eso se debe a películas como “Silencio roto” de Montxo Armedáriz, “Cuando vuelvas a mi lado” de Gracia Querejeta y “Lugares comunes” de Adolfo Aristarain, donde bordó su papel, su historia de amor con Federico Luppi, que le valió el Goya. Y esa nueva popularidad también se ha visto subrayada con la presidencia de la Academia de Cine o por un torrente de premios. Es una señora, una cómplice del arte y de la palabra que funda reinos de creación y sueño, es una mujer indómita y a la vez dulce, que pasó muchos veranos en Radiquero. Su familia procedía de Aragón, no de Italia, como tantas veces se ha dicho. Es una actriz ideal, una actriz irreprochable, una actriz que despliega un arte esencial que nace de la inteligencia, del sacrificio y de la sensibilidad. En Huesca, mientras paseábamos por la exposición de Carlos Saura (la había contratado para "Con los ojos vendados", en un papel corto, y luego prescindió de ella) en el Matadero, durante la grabación de una entrevista para "Borradores", volvió a demostrarlo. Todos se quedaron maravillados. Teresa Lázaro, la realizadora, resumió: "Esos ojos más que mirar, hablan".

10/06/2007 17:39 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

ENTREVISTA CON MANUEL PÉREZ-LIZANO*

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Manuel Pérez-Lizano (Zaragoza, 1937) es un trabajador incansable del arte. Acumula recortes, entrevistas, catálogos, tarjetas; visita talleres y alterna la redacción de prólogos con distintos libros: ahora ultima uno sobre el arte de Puerto Rico y un extenso estudio sobre el escultor Oteiza. Hace no demasiado tiempo aparecían “Ángel Maturén (1949-2005). Vida y arte como acción” y el libro catálogo sobre la ceramista Dionisia Masdeu (1902-1962), que formó parte de las vanguardias históricas de Zaragoza con mujeres como la pintora Pilar Aranda, la pianista Pilar Bayona o aquella enigmática poeta que se llamaba Maruja Falena. De cada cosa que toca, Pérez-Lizano extrae documentos inéditos, secretos, leyenda: se zambulló en la vida de Honorio García Condoy, motivo de su tesis de licenciatura, y lo condujo a José Luis González Bernal, y éste a Federico Comps, e incluso llegó a visitar a al escritor y galerista Tomás Seral y Casas. Tiene algo de prestidigitador que abre sucesivas cajas chinas y al fondo, en la penúltima, descubre cartas de amor, volcanes, inéditos fragmentos de una biografía. Esa manera de proceder ha dado otros frutos: el material de “Focos del surrealismo español” o un libro tan sugerente como “Aragoneses rasgados”.  

-Empecemos por la leyenda familiar. Por ejemplo, por su tío Manuel Pérez-Lizano y Pérez.
-Su historia ya está en los libros.  Mi tío había sido alcalde la ciudad y era, cuando estalló la Guerra Civil, presidente de la Diputación de Zaragoza. Lo cogieron, lo llevaron a Torrero y le aplicaron la ley de fuga. Le dispararon en campo abierto y luego lo arrojaron al Canal. Era el gran amigo de Manuel Azaña en Aragón. 

-¿Le hablaron de niño de eso?
-Desde luego. Y de lo que significaba la democracia. Como se lo digo.  Pero en mi hay una historia personal que va a gravitar sobre mi vida de una manera personal.  Yo nací en octubre de 1937 y en ese momento mi padre estaba en la cárcel. Siendo una criatura, mi madre  me llevó a conocerlo. ¿Se imagina la escena? Le he dado muchas vueltas.  

-Hablemos de su padre.
Se llamaba Antonio Pérez-Lizano y Pérez.  Había trabajado en una constructora, estuvo en la cárcel, y cuando salió logró salir adelante. Hay algo muy curioso en su biografía: Ramón Acín, cuando  venía a Zaragoza, llamaba siempre a su padre. 

¿También tenía cualidades artísticas o interés por el arte?
No, no. Yo creo que esa complicidad procedía de una etapa anterior de la vida de mi padre. Había sido jugador de póquer, un auténtico profesional que había estado en Hispanoamérica. En Panamá tenía un garito para jugar al póquer. Mi madre, Carlota Forns, había estudiado magisterio. En la historia de la familia había cosas curiosas: mi abuelo Pedro Forns, que era gerente de una empresa de elementos eléctricos, escribía en un diario anarquista y era amigo de Gil Bel Mesonada, y fue concejal con Basilio Paraíso. ¿Sabe una cosa? 

No.
Cuando se casaron mis padres, Basilio Paraíso les regaló un precioso juego de té. Y Ramón Acín, una maravillosa antigüedad: una caja china. De mi padre quiero contarle que fue espía de los aliados. Y también se contaba que durante un viaje en el expreso Madrid-Sevilla narcotizó a un espía nazi, al que atraparon luego en Gibraltar. Y también tenía una tía pintora, Julia Pérez-Lizano, a la cual iba a ver al menos una vez por semana. Siempre recuerdo que cuando tenía quince años me pidió que permaneciese callado porque iba a visitar su estudio el profesor e historiador de arte don Federico Tarralba. No dije ni una palabra. 

Con estos antecedentes, su infancia no sería precisamente idílica.
En realidad, sí lo fue. Aunque parezca increíble (y hubo otros ejecutados en mi familia: Casimiro Sarriá, casado con mi tía Victoria, hermana de mi padre, también lo fusilaron), tuve una infancia feliz. Mi padre salió de la cárcel y rehízo su vida. Pidió un préstamo, compró varias vacas y creó una vaquería en la calle del Trovador. Tengo fotos de nuestra casa: había un magnolio, una charca próxima con ranas, teníamos la perra loba Dora.Yo soy del barrio de la Aljafería y aquello era como un paraíso, con la acequia, con la Química, con los campos de tierra ferruginosa. Tenía la sensación de que aquello era mitad pueblo y mirad ciudad. 

Su padre había pertenecido a las clases acomodadas. Intuyo que recuperó su buena posición.
Sí. La granja Victoria se unió con la Cooperativa de Ganaderos y la granja del Pilar y surgió Cluzasa, que fue la tercera empresa láctea de España. Yo estudié en Escuelas Pías y en los Marianistas, que estaba en el palacio de Larrinaga, que era un bellezón monumental. Allí, a diferencia del colegio anterior, no había castigos físicos. Recibí una educación exquisita. Sin embargo, por distintas cuestiones, mi padre consideró que yo no servía para los estudios y me fui a Madrid a realizar el curso de Técnico de Industrias Lácteas. Estuve en la Casa de Campo nueve meses, en una especie de central lechera piloto. Luego trabajé siete meses en Gruelesa de San Sebastián, y luego fui jefe de producción de Cluzasa. 

Por ahora, hecha la salvedad de su tía, el arte no parecía haber entrado en su vida.
El arte estaba en mi casa, en el ambiente. Mi tía hacía flores y bodegones, pero también se acercó a una abstracción próxima a José Orús. Teníamos obras de García Condoy, de Vicente Rincón, pintura del siglo  XIX, cerámica creativa. Mi vida se precipitó: viví algunas aventuras amorosas muy intensas en Baden-Baden, Frankfurt o Heidelberg. Me casé a los 24 años, y mi mujer me  dejó al cabo de un año. Luego conocí a una puertorriqueña, que estudiaba  Medicina en España, y esa experiencia duró alrededor de nueve años. Tuvimos tres hijos, y la separación fue dolorosísima. Durante algún tiempo, a efectos  legales, fui un perfecto bígamo. 

Sigamos.
Tengo que decirle que para entonces yo ya había comprado obras de Julia Dorado, de Iturralde, del Equipo Crónica, de Pedro Giralt. A mí me interesaba únicamente el arte contemporáneo. Si tengo que escribir del impresionismo me  deshago del aburrimiento. Yo frecuentaba entonces, en los años 60 y principos de los 70, a gentes como Enrique y Emilio Gastón, Enrique Grilló, José María Bardavío, José Antonio Rey del Corral, etc. Intenté recuperar el tiempo perdido y Federico Torralba me aconsejó que hiciera mi tesis de licenciatura sobre el escultor Honorio García Condoy.  

¿No llegó a escribir crítica de arte en “Andalán”?
De repente, La Hermandad Pictórica, que se encargaba del diseño de la revista, me invitaó a comentar la  exposición de Antoni Clavé. Y ahí me di cuenta de que había que dar el paso. Había que vencer el miedo. No sabía ni cómo empezar. Había que actuar con valentía. Y no he parado hasta ahora. 

Tengo mucha curiosidad. ¿Cómo llegó usted a la vida y a la obra de José Luis González Bernal?
Fue durante mi  trabajo en la hemeroteca municipal sobre García Condoy. Allí descubría una y otra vez notas sobre González Bernal. Y creo que fue Federico Torralba quien me habló del doctor Julián Vizcaíno, que había sido su médico. Lo había operado de un neumotórax. Logré su dirección y resulta que vivía en mi misma calle. Yo vivo en Baltasar Gracián 11 y él en Baltasar Gracián 9. Cogí todos mis apuntes, mis fotocopias y con ellas fui a verlo. A él ya le sonaba  el nombre de mi  familia y es posible que oyese hablar de mí. 

¿Cómo lo recibió?
Me dejó pasar y me mostró todo lo que tenía: dibujos, documentos de París, fotografías, espléndidos cuadros, el retrato que González Bernal le había hecho a su padre. Recuerdo que cada vez que lo iba a ver me sacaba un vodka muy fresca de la nevera y la servía en elegante copas. Había tenido tres infartos. Me regaló el precioso dibujo de Seral y Casas. Recuerdo que tenía los cuadros de González Bernal enrollados al revés. 

Defínanos la importancia de González Bernal.
Para mí era un artista excepcional. Nació en Zaragoza en 1908 y murió en París en 1939. Tenía un gran sentido del color,  imaginación, versatilidad. Y era cleptómano, le gustaban las cucharillas. Tenía una gran facilidad para enamorarse, y fue novio de una hija de Corpus Barga, pero ella no quiso abundar en ello porque su marido era muy celoso. González Bernal evolucionó del surrealismo hacia un realismo mágico con elementos simbólicos. 

En 1974 publicó un artículo sobre él en “HERALDO.
Sí. Empezaba a adquirir hábitos de historiador y de crítico de arte. Yo lo guardo todo: tarjetas, dípticos, catálogos, entrevistas de prensa. Y todo lo tengo radicalmente ordenado. Empecé a conceder mucha importancia a la teoría del arte. Mi crítico de referencia era José María Moreno Galván, que escribía en “Triunfo”. Yo pienso que la crítica de arte, incluso la más rutinaria, te aporta datos imprescindibles. Tengo una cosa muy clara: el artista es sagrado y ocupa siempre el lugar fundamental, luego vienen el historiador y el crítico de arte. El artista es el sujeto principal. 

Bueno. Aún no hemos  tocado algo determinante en su vida: su estancia en Puerto Rico.
Me fui en 1980. Con mi segunda mujer, la puertorriqueña, tuve tres hijos: uno aquí y dos allí. En realidad, yo me he casado cuatro veces con tres mujeres. Durante mi estancia en Puerto Rico, daba clases en la Universidad y estudié el arte puertorriqueño, conecté con muchos artistas jóvenes. En 1984 volví a España por un tiempo, y regresé. Gracias a Samuel B. Cherson, un exiliado cubano que padecía cáncer y que se lo iba a tratar a Nueva York, empecé a escribir críticas de arte en “El nuevo rico”, donde saqué a todos los jóvenes. Y más tarde, escribí mucho en “Cruz Ansata”. Puerto Rico fue algo trascendente para mí: encontré un empleo, me sentí reconocido. Se rompió mi segundo matrimonio y entró en mi vida la pintora Edrix Cruzado, con quien vivo desde hace veinte años. 

Uno de sus últimos trabajos ha sido sobre Ángel Maturén.
Era un trabajador impresionante, personalísimo, influenciado por Barceló en algún instante, pero atisbó nuevos movimientos como el land art. Era un gran dibujante: poseía un dominio técnico apabullante. Empezamos a trabajar en el libro cuando estaba vivo: me pidió que no hablase de sus borracheras ni de sus mujeres. 

¿Y Dionisia Masdeu?
Es una historia increíble. También la recupero a través de estos trabajos de investigación. Y de repente descubro que su hija vive en mi misma casa, y que su nieta había cuidado a mi hijo Alonso de niño. Me pongo a investigar y descubro una trayectoria muy interesante: una mujer de vanguardia que había hecho una obra importante en la cerámica creativa. Luego siguió a su marido a Burgos, Logroño y Tetuán, y su producción se debilita tras la Guerra Civil. La contienda interrumpió vidas y sueños. Alfonso Buñuel, afectivo e hipersensible, vivía sólo por y para los recuerdos de la Guerra Civil. 

¿Cómo se define Manuel Pérez-Lizano a sí mismo y al arte de su tiempo?

Creo que  tengo un buen ojo para el arte, sensibilidad y experiencia. La obra de arte auténtica transmite algo que sale fuera y yo lo noto. El arte actual es variado, muy interesante. En arte, actualmente, todo es válido y depende del resultado.

*Esta entrevista apareció ayer en la sección dominical de "Heraldo". La foto no es de Manuel Pérez-Lizano, sino de Ángel Maturén.      

11/06/2007 09:32 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

REXINA RODRÍGUEZ VEGA, PREMIO XERAIS*

20070612004656-rexina-recolle-o-premio.jpgAínda emocionada, abafada polos flashes das cámaras e as chamadas telefónicas de varios medios de comunicación, Rexina Rodríguez contounos como naceu Contra o cardume, gañadora do XXIV Premio Xerais de Novela. Cando o seu nome saíu da plica, o abraio foi xeneralizado. O xurado atopaba naquelas páxinas unha voz narrativa cunha longa experiencia ás costas, unha feitura propia da xente que leva varias novelas publicadas. Pero era a primeira.

Primeira novela de alguén que realmente leva toda a vida traballando coas palabras: profesora de lingua na Universidade de Vigo, investigadora incansábel, autora de ensaios, edicións e críticas literarias, xornalista cultural... "Escribir, levo escribindo dende que me licenciei, o que pasa é que cambiei de xénero. Sobre todo, levo moitas páxinas lidas, hai unha bagaxe detrás". Unha experiencia nova: "resúltame máis sinxelo escribir novela ca ensaio, crítica ou para o xornal. É curioso, non? É moito máis agradecido: es libre! É palabra túa, estás montando ti a túa historia, e iso é un pracer intensísimo, que non tivera antes na escrita. Por primeira vez dixen "que ben o estou pasando escribindo". É tan liberador..."

Un espírito cunqueiriano no realismo máxico dalgunha das pasaxes da novela (a gran matriarca que morre ao caer dos seus oito colchóns, postos un sobre o outro, ao xeito da princesa de Andersen, e con ela derrúbase a base da economía familiar); un dominio da linguaxe e dos recursos literarios, sobre todo de contundentes metáforas, propio de quen leva ben anos pescudando nas raíces do texto escrito. E, sobre todo, un labor de documentación e investigación exhaustivo.


Contra o cardume é unha autobiografía de ficción, unha autobiografía con moito pouso do real e moita achega de ficción, pero sobre todo colectiva. As vidas das persoas, dunha e doutra xeración, interrelaciónanse e navegan xuntas. Coma unha bancada de peixes, coma o cardume: "está feita por vidas alleas, non pola miña propia, pero si por vidas próximas. Era un xeito de darlle sentido ao teu pasado e ser un elo, facer que as cousas permanezan."

"Todos temos a memoria da guerra"

Xa o anunciara no seu discurso: "outra maldita novela sobre a guerra civil", pero non é outra máis. Era moi necesaria unha historia en que o presente e o pasado están intimamente vencellados, en que non hai maniqueísmo nin vitimismo, pero si unha enorme conciencia de que a ferida segue aberta, e mesmo segue a ser transmitida xeracionalmente: "En realidade, todas as nosas memorias son a da guerra civil. A pouco que pescudemos está aí. Este país está enfermo aínda: estamos cheos de neuroses e de traumas que veñen de aí". A Rexina non lle interesaban tanto os grandes feitos históricos como os efectos na memoria e na psicoloxía da xente. "Todos temos a memoria da guerra. Diferenciar a "memoria", en xeral, da "memoria da guerra", no século XX non é posíbel. Hai que saír do silencio, empezar a contar as cousas".

Investigadora incansábel, a novela naceu da pescuda sobre a obra incautada do dramaturgo Urbano Rodríguez Moledo. Está no prelo, en Sotelo Blanco, unha edición crítica de Rexina Rodríguez. "Fixen dous traballos, o estudo literario e a recreación". Co núcleo central do estoupido da guerra e da represión sufrida pola persoa concreta, por ese Urbano que remata a novela na mesma illa de San Simón, nunha paisaxe da infamia que nestoutro día de celebración aparecía ben diferente, artéllanse as vidas de diferentes personaxes, con identidades ben definidas, pero en absoluto planos. Hai unha dobre viaxe na novela: a que fai a persoa que le, da man da muller que narra a novela, e a que ela mesma fai, da man dos recordos de quen viviu a guerra. "A idea era recoller o que temos todos nas casas, facerlle xustiza á memoria. Tentei reproducir iso".


Feita a lume lento

O traballo de investigación é encomiábel: "hai moito traballo de arquivo, unha documentación importante, aínda que tentei que non se notase moito no texto final". Non atopamos tanto unha exposición rigorosa de datos históricos no medio do Cardume como un convite a mergullarnos de verdade, vivir e cheirar o Vigo de hai setenta anos. "Eu metinme nesa época, cheguei a vivir nela". Foron moitos anos enfiando os anaquiños (a estrutura é fragmentaria, como as propias lembranzas) desta novela, tecéndoos co coidado da artesá: "é unha novela feita con cicel. Eu tendo a traballar máis así ca con revisións xerais, traballando o texto até que realmente o sino fóra de min, acabado, até que o texto rebote, cando xa non o podes tocar máis".



Comezou con ela ao rematar a súa tese sobre Cunqueiro, ao vir de Barcelona, no 2001. "Polo camiño tiven dous xemelgos, fixen unha casa... Está feita nos primeiros anos da vida dos meus fillos, aproveitando as noites mentres os nenos dormen. Non sei se doutro xeito a escribiría máis rápido, pero penso que tiña que ser un proceso lento. Cando vin de Barcelona remodeláronse moitas cousas, iniciei un proceso de reconstrución da vida, e nese proceso estaba ser escritora". O resultado final evidencia o enorme traballo. Unha primeira novela que entra pola porta grande, cunha sorte de xustiza poética pola cal Urbano, dalgún xeito, resucita sete décadas despois na mesma illa onde foi asasinado, feito palabra.

 

[Xoán Abeleira envioume un enlace para esta páxina de "Vieiros" de "Galicia hoxe", onde se da noticia de que unha vella amiga da revista "El Público", Rexina Rodríguez Vega, doce, alta y traballadora, acaba de gañar o premio Xerais de novela. Soñei algunha vez con ese premio. É probable que nunca máis volva a escribir en galego (perdín o sentido da lingua, a proximidade),  e por iso aínda me  alegra moito maís que gañe o premio Rexina coa súa primeira novela]  

12/06/2007 00:46 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

MARILYN, LA MUJER DIEZ DEL CINE

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[Podría pensarse que de Marilyn Monroe (1926--1962) está todo dicho. Contado y recontado. Pero el mito crece a diario, se multiplica, ensancha su pagana divinidad de diosa, esculpida por una inspiración demasiado humana. Para Joshua Logan Marilyn era "puro cine"; para John Huston "era extraordinariamente buena" y Hictchcock la definió como "la estrella genuina de Hollywood". Todo ello y mucho más, sus amores y sus películas y su complicada vida, aparecen en "La enciclopedia de Marilyn Monroe" de Adam Victor (Köneman, 2001), un libro que anda por ahí, rebajado de precio, como una continua tentación.]   

Quizá si no hubiese muerto en 1962, Marilyn no hubiese sido el mayor mito sexual del cine. Una vez, convertida ya en objeto de deseo universal, en un armazón de fragilidad con curvas y magnetismo felino, dijo: "Si voy a ser símbolo de algo, prefiero serlo del sexo en lugar de otra cosa". Tal vez si no hubiese desaparecido envuelta en circunstancias macabras --para unos fue objeto de asesinato instigado por los Kennedy, Robert estaba en su casa el día fatal; para otros, un suicidio--, no se habrían escrito varios centenares de libros sobre Marilyn Monroe. Y ahora acaba de publicarse en España quizá el más completo que se conoce, y no nos olvidamos de "Marilyn Monroe. La biografía" de Donald Spoto (Anagrama, 1993) ni de "Marilyn Monroe. Investigación de un asesinato" de Donald. H. Wolfe (Emecé, 1999). Se trata de "La enciclopedia de Marilyn Monroe" de Adam Victor (Köneman), el fruto de más de tres años de intento trabajo de rastreo, búsqueda bibliográfica, conversaciones e indagación periodística.         

El resultado es un libro suculento, que ofrece una visión algo más compleja de la actriz de "Con faldas y a lo loco". No es que aporte nada radicalmente nuevo, que se desconociese o que no se sospechase de la actriz. Pero tiene el volumen tantas entradas, tantos matices, tantas declaraciones y, sobre todo, tantos personajes próximos a la mujer 10 del cine que su mundo se percibe mucho más vasto y mucho más rico. Marilyn fue una mujer frágil, sí, insegura, insatisfecha, una buscadora incesante de amistad, de cariño, de éxito, de sosiego interior, y eso --además de entregarse a muchos hombres codiciosos de sus carnes, vampirizados de súbito por su belleza cincelada con buril y una inspiración demasiado humana-- le condujo una y otra a vez a intentarse. Asistía a clases de interpretación y dicción, a clases de canto, y a leer (Rilke, Dostoievski, Tolstoi, Hemingway) con auténtica voracidad hasta el punto de convertirse en "la rubia tonta que más leyó en la historia de Hollywood". Recién casada con el gran Joe Di Maggio, el mejor jugador de béisbol de la historia de los Estados Unidos, se puso a leer a Saint--Exúpery y subrayó la frase: "Lo esencial es invisible a los ojos". Di Maggio comentó: "¿Qué demonios significa esto"?        

La Enciclopedia lo abarca todo. Las películas, los directores que la amaron (Elia Kazan especialmente) que la adoraron y que la hicieron grande como Wilder, Hawks, Negulesco, Hathaway o Huston; los fotógrafos que la captaron en su hipnótica hermosura o con esa desnudez que estremeció al mundo ("Nunca conocí a nadie con un don natural como el suyo ante la cámara", dijo Eve Arnold, que la retrató durante "Vidas rebeldes"); los actores que la entendieron, la detestaron, le robaron o le cedieron algún papel (se recuerda la antipatía profunda que se tenían Vivien Leigh y ella); sus numerosos amantes, y entre los posibles (al margen de los conocidos Marlon Brando, Frank Sinatra, Tony Franciosa, Yves Montand, Tony Curtis, los Kennedy o el escritor José Bolaños, para ella "el mejor amante del mundo") figuran nada menos que Orson Welles y el mismísimo Albert Einstein, que colgaba en su suite del Waldorf en dos fotografías. Marilyn llegó a configurar una lista de hombres a los que admiraba y con los que le habría gustado acostarse (figuraban Hemingway, Jean Renoir, Welles y por supuesto Einstein); un estrecho colaborador, no obstante, aseguraba que "el sexo no le interesaba demasiado". También figuran guionistas, masajistas, peluqueros, productores, y los curiosos y mitómanos podrán sorprenderse con sus tablas de gimnasia, que las tenía y las realizaba, o con sus dietas escrupulosas, que a veces rompía con Dom Perignom y aquel alivio artificial que eran los barbitóricos.        

Adam Smith no teme centrarse en algunos temas borrascosos como su muerte, su lesbianismo y su permanente desamparo. Respecto a su defunción, sugiere, igual que hacía Donald Spoto, que el perverso Hoover (el jefe de la CIA que perseguía comunistas y homosexuales y se trasvestía en la intimidad con ropas de mujer) podría haberla utilizado en un complót contra los Kennedy. Se cuenta también que Joe Di Maggio intentó sorprenderla en adulterio con su profesor de canto y se la encontró en la cama con otra mujer. Marilyn, que sostenía que su cuerpo "era su amigo mágico", dijo luego: "Cuando empecé a leer libros me encontré con palabras como 'frígida', 'marginada' y 'lesbiana' y me preguntaba si sería las tres cosas. Estaba, además, el siniestro hecho que me encantaba mirar a las mujeres guapas". La soledad incrementaba su necesidad de ternura, de protección, y era capaz de pedirle al invertido Monty Clift o a Adam Cassey, cuyo lecho invadía de noche: "No hagas nada, sólo abrázame".         

Las fotos son preciosas, variadas. Sojuzgan.   

FICHA:

"La Enciclopedia de Marilyn Monroe" es un libro de Adam Victor, aparecido en la edición española de Köneman, editorial especializada en fotografía. La traducción es de Carlos Chacón, Carmen Gómez y Vicky Santolaria. 342 páginas. Con fotos. Se puede encontrar por 12 euros. 

12/06/2007 10:51 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

UNA FOTO DEL GRAN JOSÉ ANTONIO MELENDO

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José Antonio Melendo, un magnífico fotógrafo, me envía esta foto de una de las fiestas que ha atrapado con su cámara. La joven disfrutó a su manera: el ojo de José Antonio Melendo estaba allí. El ojo y su nueva cámara.

13/06/2007 21:31 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

´PILAR MIRÓ: HOMENAJE EN EL FESTIVAL DE HUESCA*

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Tras asistir a un concierto en el Teatro Real, un 18 de octubre de 1997, a la mañana siguiente se recibió una noticia esperada pero igualmente conmovedora: el terco y vulnerable corazón de Pilar Miró dejó de latir. Su memoria no se ha borrado de nuestra cabeza: ella fue pura determinación y coraje, y tenía las cosas muy claras. Creía en la televisión pública y de 1986 a 1989 la elevó a sus mayores cotas de calidad: apoyó la cinematografía y la producción propia, le dio el programa de fin de año a un transgresor Javier Gurruchaga y recuperó la emisión de boxeo. Había dicho en alguna ocasión: “Desde muy pronto supe que el mundo de la imagen sería el eje de mi vida; sé que hay que ser muy fuerte, fuerte como un roble para hacer cine y televisión, hay que tener una paciencia como el santo Job (...) También sé que para dejarse arrastrar por esta pasión hay que pagar un precio que es acondicionar tu vida a lo que quieres hacer...” La palabra pasión fue clave en su vida; en sus amores (el malogrado Claudio Guerín y Mario Camus fueron dos de los más conocidos, pero también amó a José Luis Balbín, a Manolo Summers y a Adolfo Marsillach, entre otros), en sus convicciones y en su trabajo.

 

Estudió Derecho y Periodismo y se licenció en Guión en la Escuela Oficial de Cinematografía, donde impartió clases de montaje y de escritura de guión. En 1962 se incorporó a Televisión Española como auxiliar de redacción, existe una imagen donde se le ve cortando teletipos, pero en 1963 ya dirigió su primer programa, “Revista para la mujer”, al cual luego siguieron más de 300: series, “Estudios 1” o novelas como “Lili”, que significó su debut en el género. Pilar Miró, por aquella época, era compañera de otros dos aragoneses que han hecho un gran trabajo en TVE: pensamos en Alfredo Castellón, que realizó más de 400 programas de diversos géneros (series, dramáticos, emisiones culturales del tipo “Mirar un cuadro”) y José Antonio Páramo, a los que podríamos agregar, entre otros, Joaquín Vera o Manuel Serrano.José Antonio Páramo tuvo un gesto excepcional hacia ella: la acompañó a Italia a abortar y le hizo de conductor.

 

         Pilar Miró debutó en el cine en 1976 con “La petición”, una película interpretada por Víctor Manuel y Ana Belén basada en una obra de Emilio Zola. Aunque la que le daría la fama y bastantes problemas con la Guardia Civil fue “El crimen de Cuenca” (1979), prohibida durante algunos meses; recreaba la novela de Ramón José Sender, “El lugar de un hombre”, basada en un hecho real. Al siguiente, tras haber realizado su primera operación a corazón abierto, rodó “Gary Cooper que estás en los cielos”, una cinta autobiográfica acerca de una mujer un tanto madura y sola (encarnada por su actriz fetiche, Mercedes Sampietro) que repasa su existencia. Y en 1982 empezó a asumir puestos de responsabilidad pública: fue nombrada Directora General de Cinematografía. Elaboró una Ley de Cine, la “Ley Miró”, con mención explícita a las subvenciones por anticipado al cine español, que intentó proteger. Dimitió en 1986, aprovechó para rodar otra película, “Werther”, basada en la novela románcia “Las penas del joven Werther” de Goethe, que era uno de los sueños de su vida, y asumió la jefatura de TVE (reemplazó a Calviño), y se mantuvo hasta 1989, momento en que fue expulsada por haber abusado del gasto público en sus gastos de representación: cuatro millones de pesetas en distintas prendas, bolsos y lencería sobre todo, de la marca Loewe. Aquella fue una “vendetta” socialista hacia la mujer que pintó de blanco las patillas de Felipe González. El tiempo ha demostrado que aquello fue pecata minuta (comparado con la corrupción que se venía encima) y un afán desmesurado de los enemigos íntimos del secretario general socialista y de ella misma, que “sabía hacerse odiar como nadie”. Tras aquel calvario, Pilar Miró recobró su mejor pulso. Abandonó sus veleidades políticas y se centró en su faceta de directora.

         Dirigió “Beltenebros” (1991), que adaptaba una novela de Muñoz Molina sobre una venganza y recibió el Oso de Plata a la mejor película en el Festival de Berlín, y dos años después estrenó “El pájaro de la felicidad”, en la que recuperaba a Mercedes Sampietro. Aún le quedó tiempo para dirigir dos películas desiguales: la excelente “El perro del hortelano” (1995) de Lope de Vega, como Emma Suárez y Carmelo Gómez, en verso, que fue un intento de emular la tradición británica de trasladar a Shakespeare a la gran pantalla, y “Tu nombre envenena mis sueños” (1996), basada en una novela de Joaquín Leguina. Por “El perro del hortelano” le concedieron el Premio Goya a la mejor dirección y al mejor guión adaptado.

 

         Uno de sus últimos trabajos para la TVE fue la realización del programa de la boda de Cristina de Borbón y de Iñaki Urdangarín. Mujer entusiasta, polémica, corajinosa y sensible, fue –con Josefina Molina- uno de los personajes femeninos claves de la cinematografía y de la televisión. Puro corazón. Sensibilidad a flor de piel. Terquedad luminosa y a menudo desabrida.Y despiadada. Una precursora joven que jamás se durmió en los laureles. 

*Emma Suárez y Carmelo Gómez en "El perro del hortelano" de Pilar Miró. [Este texto ya figuraba en la memoria de mi blog, pero me parecía oportuno rescatarlo ahora].  

 

13/06/2007 21:57 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

PILAR MIRÓ: NOTAS DE UNA BIOGRAFÍA DE DIEGO GALÁN / 2

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."Nos conocemos desde hace años, Pilar, y pienso que eres una mujer difícil", le dijo el actor Emilio Gutiérrez Caba a Pilar Miró (1940-1997) durante el rodaje de "La petición". Miró replicó: "No es verdad, no soy difícil. Soy totalmente transparente". Ésta es una de las muchas frases reveladoras que aparecen en la biografía Diego Galán: "Pilar Miró. Nadie me enseñó a vivir" (Plaza & Janés). El autor recuerda que la realizadora y él se conocieron en Cannes en 1971. Ya por entonces, Miró le reveló que estaba enamorada de Adolfo Marsillach y que tenía graves problemas de corazón. Muchos años después, el hijo de la directora de "El perro del hortelano", le dijo a Diego Galán: "¿Por qué no escribes un libro sobre mi madre y así me enteró de quién fue?". Gonzalo Miró añadió: "Tengo cartas, documentos, sus diarios… Mi madre lo guardaba todo, cualquier papel que pasaba por su mano… Si aceptas el envite te los dejo". Diego Galán ha manejado todos esos materiales, y de alguna manera la Pilar Miró más íntima habla en el libro, pero también conversó con los amigos, colaboradores, ayudantes y técnicos que trabajaron con ella.

El resultado último, el daguerrotipo final que obtiene Galán es el de una mujer sumamente compleja, dura y antipática, irascible y rencorosa, despiadada incluso, pero también dulce, romántica, enamoradiza, vulnerable, de una voluntad de hierro y proclive a reacciones tan ásperas como llenas de humanidad y de ternura. Su niñez fue más bien dura: en su familia no se hablaba nada, y su padre se pasaba los días oyendo óperas en el gramófono en el salón. Oyó un día: "¡Ay, hija! Antes de nacer tú sí que estábamos bien!". Era muy feliz en el cine, y se quedó prendada de la Jo de "Mujercitas" y de Gary Cooper y de su caballo; murió con el deseo de ser la chica que iba en su grupa. Y también se prendó de un estudiante de medicina, Gonzalo, al que espiaba con su amiga Maruchi, hasta que descubrió que tenía novia formal. Jamás lo olvidó: cuando decidió tener un hijo, como Hildegart, lo llamó Gonzalo.

Coincidió con el futuro rey Juan Carlos en la Facultad cuando estudiaba Leyes. Como se le resistía la asignatura de Derecho Civil, se matriculó en Zaragoza, sin demasiado éxito. Para entonces ya había descubierto a Luis Buñuel, con quien coincidiría años después: el aragonés elogiaría su coraje para llevar a la pantalla "El crimen de Cuenca". Se incorporó a TVE, en junio de 1962, de "chica para todo", gracias a la ayuda de Blanca Álvarez, que fue su amiga, su segunda madre y la madre de su hijo. Empezó a realizar, a dirigir series y proyectos. Asistió a la Escuela de Cine, donde conoció a otros dos de sus novios: Manuel Summers y Claudio Guerín, que fue la pasión de su vida. Juntos alquilaron un nido de amor en la calle Fleming. Aquello se truncó porque Claudio Guerín se desplomó desde la torre de la iglesia de San Martín de Noya (La Coruña), mientras rodaba "La campana del infierno".

Pilar Miró era capaz de cualquier aventura: con el zaragozano José Antonio Páramo partió a abortar a Italia, pero el viaje más impresionante lo realizó a Noya en el coche de Julia Guerín. Fue a la iglesia y "desde allí calibró el recorrido de su amado al encuentro con la muerte. Y sollozó: "¿Por qué te tuviste que suicidar, Claudio querido?"".
Diego Galán explica su enamoramiento de José Luis Balbín, la censura que se cernió sobre "El crimen de Cuenca" o narra sus continuos rencores hacia otras mujeres y sus conquistas. Era una cazadora. Escribió una vez: "Soy el amor imposible, verdadero o eterno de 400 señores. Y ninguno da un paso. Qué pequeños son todos. ¡Hay qué fastidiarse!".

También aborda su paso por la dirección de TVE. Nada más llegar al despacho de Calviño, su antecesor en el cargo, dijo: "Qué mal huele aquí". Vio tres teléfonos, y le dijeron que uno de ellos conectaba directamente con Alfonso Guerra, lo descolgó, espero que contestasen en vano y decidió arrancarlo. Luego, Guerra sirvió fría su brutal venganza.

[Rescato también este texto. Diego Galán se trasladará a Huesca el viernes. Allí coincidirá con otro biógrafo de Pilar Miró: Juan Antonio Pérez Millán, que presenta un nuevo libro sobre ella. Aún no he podido leerlo].  

13/06/2007 22:13 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

MARA TORRES, POR JOSÉ MARÍA MÉNDEZ Y LABANA*

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*Este sábado, en la librería Los Portadores de Sueños, Luis Alegre y Aloma Simpé presentarán el libro "Sin ti"  de Mara Torres. Hemos tomado estos textos de la página httt://www.espacioblog.com/Labana, donde reproducen la apasionada lectura de José María Méndez y esta entrevista La foto es de Jerónimo Álvarez.]

Elogio a la tristeza de la dulce Mara

No es tu encomiable trabajo en la elaboración de un libro tan coral lo que me asombra. Tampoco tu calidad juntando unas palabras que sin duda vivías, ni siquiera tu enorme capacidad para meterte en los más tristes momentos de los más melancólicos personajes. Lo que más me asombra de ti, querida Mara, es tu valentía. Te has embarcado en el proyecto de revivir cuatro inmensas tristezas, sabiendo que el arte nunca compensa, sabiendo que ibas a experimentar una profunda angustia durante largos meses para crear unas páginas que cada lector devorará en unos días. Recuerdo a Miguel Torga: A los que me dicen que les hubiera gustado escribir lo que yo, me hubiera gustado preguntarles si en ese deseo de ser el autor de lo que yo he escrito incluirían aceptar las mil amarguras que me movieron a escribir esas páginas. Sentir la muerte de Dulce Chacón fue lo más sobrecogedor, la historia de Veva provoca un sufrimiento difícil de eliminar, la ternura de ese músico que llora al recordar a su profesora te obliga a parar y meditar y, por último, con un guiño al teatro, relatas un dolor más de madre que de viuda. Querida Mara, me conquistó tu esencia a lo Jean Seberg en Al final de la escapada, me sedujeron tu simpatía y tu sencillez. Ese caudal de magia que llevas dentro. Todo ello me ha hecho vivir las páginas de este libro tan triste y valiente con un cariño aún más inmenso. Por desgracia, Mara, nosotros dos ya hemos aprendido que la angustia es un sentimiento terrible que te quieres arrancar de dentro. Ojalá que tu próximo libro cuente cuatro historias felices: Contigo.

José María Méndez (Artículo sobre el libro "Sin ti", de Mara Torres)

*Este sábado, en la librería Los Portadores de Sueños, Luis Alegre y Aloma Simpé presentarán el libro "Sin ti"  de Mara Torres. Hemos tomado estos textos de la página httt://www.espacioblog.com/Labana, donde reproducen la apasionada lectura de José María Méndez y esta entrevista La foto es de Jerónimo Álvarez.

Entrevistamos en exclusiva a Mara Torres.
Durante cinco temporadas ha sido la principal cómplice y confidente de nuestras madrugadas de radio, al frente del programa Hablar por hablar. Desde el pasado 23 de octubre, Mara Torres, nos ofrece la actualidad del día, con una mirada diferente y cercana, en un renovado La 2 Noticias. Además de haber publicado su segundo libro, editado por Aguilar y titulado: "Sin ti. Cuatro miradas desde la ausencia". Libro por medio del cual la autora nos emociona, a través de cuatro maravillosos relatos protagonizados por quienes perdieron a un ser querido, al tiempo que realiza un homenaje a la cotidianidad y la vida compartida.

Para la confección de esta entrevista: fueron muchas las personas que se pusieron en contacto con esta página e hicieron llegar su/s pregunta/s. Tras enviárselas a Mara, ella respondió del modo que a continuación te mostramos:

Hola a todos. Es domingo por la tarde. Hace mucho frío y en la calle parece todo muy oscuro. Si alguien mirara a mi ventana desde afuera, vería un salón donde hay un sofá de color negro y una lámpara encendida. Debajo de la lámpara estoy yo, con una ropa que no es un pijama, pero podría serlo, y con el portátil a cuestas. Mi único plan de esta tarde-noche es contestar a las preguntas que me habéis enviado. Sé que alguno pensará que no es muy buen plan para una noche de domingo. Puede. Para mí es el mejor. Me siento como si hubiera recibido una carta de unos viejos amigos y, ahora, me tocara a mí escribir para enviarles mi carta de vuelta. Es un poco así, ¿no? Por cierto, olvidé reenviarme a casa la entrevista, así que la tengo impresa y debo ir reescribiendo todas las preguntas una por una. Como han llegado tantas, he pensado seleccionar unas cuantas de cada tema para no hacerla demasiado larga. Y si, por casualidad, la leéis una tarde de domingo, tendréis toda la noche por delante para hacer otras cosas. ;) Mara.

LA ENTREVISTA: Hola Mara, siempre me ha gustado La 2 Noticias porque nos informa de un modo diferente al resto de los informativos. De las distintas temáticas que se tratan en este informativo “diferente”, ¿Cuáles son tus preferidas?
Las buenas. Me gustan todas las noticias buenas que damos: cuando se aprueba una ley que acaba con la desigualdad o cuando salvan orangutanes en Indonesia. Ojala todas las noticias que diéramos fueran buenas.

¿Cuál es la noticia que más te gustaría dar?
Sé que suena a chufla, pero si existiera un compromiso real y vinculante de los países desarrollados para acabar con la pobreza, se conseguiría.

Aparte de presentar el informativo, ¿qué grado de implicación tienes en la selección de noticias y el lenguaje utilizado? Se nota que la presentación de las 21.50 es de tu cosecha y es donde se te ve más cómoda.
Estoy en la tele desde la primera reunión del equipo de edición, a las 13.00. Empezamos a ver noticias, temas e imágenes. Un poquito más tarde llegan los redactores. La 2 Noticias es un trabajo de equipo por definición. Nos preguntamos, comparamos textos, damos mil vueltas para que trasmita lo que queremos,…

Teniendo en cuenta que trabajar en televisión no estaba en tus prioridades, ¿qué hizo que aceptaras la oferta de incorporarte a La 2?
Siempre he sido espectadora de este informativo. Formar parte de él supera todas mis expectativas.

¿A qué se debe tu cambio de imagen? ¿Te lo pidieron para hacer el informativo?
No. Me corté el pelo en junio, a finales, y la primera reunión con Fran Llorente la tuve a mediados de julio, o sea, que ya me presenté con el pelo corto. Lo llevaba completamente rapado, muchísimo más corto que ahora… Me lo había cortado porque me lo pedía la cabeza. La cabeza por dentro, quiero decir. ;);)

¿Qué te parece el formato de ese informativo?
Se me hace corto. Y la cabeza, por dentro, me pide que lo dejemos crecer… je.

Lo que más me preocupa es la influencia que la tele ejerce en los niños que, a mi parecer, es muy negativa. ¿Crees que otra televisión es posible? Sí, creo que otra televisión es posible (a la vista está). Pero no creo en la tele para los niños. Creo en todo lo que hay fuera de ella: amigos, juegos, libros de dibujos, cuentos..

¿Has cumplido lo que soñabas cuando estudiabas periodismo?
Mis sueños creo que van por otro lado, aunque no sé muy bien por cual. Recuerdo una vez que un amigo me dijo: “Cuidado con lo que sueñas, podría cumplirse”… Y no me gustaría que se cumplieran, prefiero andar siempre por ahí buscándolos.

¿En qué ha cambiado tu vida desde que haces el informativo?
¡¡Ahora tengo planes las tardes de domingo!! Jajaja.

En “Sin ti“, nos haces llegar recuerdos y emociones de cuatro protagonistas que sienten la ausencia de una hermana, de un padre, de una profesora y de un marido. ¿te habría gustado escribir sobre la ausencia de un hijo?
Palabras mayores. También está en el libro la ausencia del hijo, Victoria y Buero Vallejo perdieron a un hijo en un accidente y Victoria lo cuenta.

He leído que este libro es importante para ti, ¿por qué?
Porque ha estado presente en mi vida demasiado tiempo, porque me ha enseñado a valorar el tiempo y la gente que quiero, y porque he tenido oportunidad de estar cerca de cuatro personas (Inma, Veva, Victoria y Alejandro) maravillosas y de descubrir a otras cuatro fascinantes (Dulce, Javier, Buero y Mayte).

Teniendo en cuenta que el proceso de duelo es algo que vivimos individualmente y que depende de cada persona, ¿crees que puede servir como terapia su lectura?
Creo que puede acompañar. Cada persona es única y distinta y su pérdida también lo es, pero también creo que hay muchas cosas que nos identifican ante la ausencia: el dolor, el vértigo, el concepto de tiempo, las cosas que les dijimos y las que ya nunca les diremos. La necesidad de dar las gracias. El deseo de que volviera aunque sólo fuera una sola vez.

Me regalaron el libro y te felicito por él. Los cuatro relatos me han parecido maravillosos, pero dime: ¿Qué es lo mejor y lo peor de haberlo escrito?
Lo mejor; que todo lo que he aprendido me ha hecho crecer porque todo este proceso me ha convertido en una persona diferente. Mirar el mundo desde una perspectiva nueva donde el tiempo cuenta y en el que todo tiene sentido cuando quieres y te sientes querido.

¿Cómo superar la pérdida del ser querido?
Eso es casi preguntarse cómo conseguir que florezca el cerezo cuando es invierno… Hay que darle tiempo a la pérdida. Y sentirla hasta el final, y renacer. Como los cerezos.

¿Cuánto tiempo dedicaste a escribir? ¿Tuviste disciplina u horario? ¿Tienes en proyecto otro libro?
Me impuse disciplina y horario, Todos los días de 12.00 a 20.00 durante dos años. Ni siquiera me levantaba a veces para comer, picaba algo en la mesa del ordenador. Por la noche me iba al Hablar. Antes alguien me preguntaba por lo peor de todo este proceso: que no he sido capaz de desconectar, que me he tirado dos años pensando, dando vueltas a la estructura, a la forma de contarlo, a los personajes, a elegir la palabra precisa aunque tardara un siglo en encontrarla… ¡aunque, joder, tampoco quiero exagerar! Ha sido fabuloso y también encontraba tiempo para las vacaciones o un fin de semana…, pero necesito un tiempo antes de meterme en otro.

¿Cuáles han sido tus referentes literarios? “Sin ti” tiene mucha prosa poética, y percibo una captación de matices y relaciones constantes entre objetos, sujetos y tiempos… ¿te has dejado invadir por las magdalenas de Combray?
¡Las magdalenas de Combray siempre! Sobre las referencias literarias: no sé decirte con precisión, supongo que una lee y lee y un día se pone a escribir y va cogiendo una cosa de éste, otra de éste y otra de éste... y luego se da cuenta de que tiene que seguir leyendo y leyendo y leyendo…

Recuerdo que en tu anterior libro el relato que más me gustó lo escuché después en la radio y no me pareció tan bueno como cuando lo había leído, porque lo mejoraste mucho y aportaste en la narración reacciones que no se percibían en la historia real, en definitiva: lo potenciaste. Seguro que en este libro ha pasado lo mismo, ¿qué han dicho lo personajes?
Los protagonistas son ellos. Este es un libro de no ficción, de manera que la materia prima con la que contaba (las historias de los cuatro) eran muy bonitas, muy intensas, y muy literarias. Es verdad que yo puedo, como narradora, aportar reacciones que no se ven en las entrevistas, pero se leían entrelíneas… se intuían. La ventaja con estas cuatro historias es el tiempo que los protagonistas me han dado para que profundizara en ellas. Ese es el verdadero regalo.


¿Con qué te quedas del tiempo que has estado al frente de Hablar por hablar?

Con la complicidad que conseguimos. Fue, es y será única para mí.

¿Qué echas de menos de Hablar por hablar? La espontaneidad de los oyentes. Pero cuando no puedo dormir, me lo pongo con Lasvignes!

¿No te dan ganas de conectarte al Chat?
Bueno, bueno, bueno… es que si me conectara no pegaría ojo en toda la noche… Nunca lo he hecho, pero quien sabe!

Ahora que eres una cara conocida, ¡puedes hacer cola en la pescadería sin que te pidan un autógrafo o tienes que ir con gafas de sol y de incógnito como Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”?
Por supuesto. No te quepan dudas: A la pescadería voy como Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”.

¿En qué ha cambiado tu vida desde que has pasado de la radio a la tele?
En que antes podía comprar pescado con mis lentillas de toda la vida.

¿Un deseo literario para el 2007?
Un libro de poemas de Angel Gonzalez, una novela nueva de Murakami, un libro de Llamazares… mil deseos literarios para el 2007.

¿Y uno social? Por el personal no te pregunto, que ese tipo de deseos cuando se dicen no se cumplen y el tuyo quiero que se cumpla. ;). El social: fin del maltrato. El personal, gracias ;)

OTRAS PREGUNTAS: Estas preguntas siempre me hacen dudar. Por eso voy a responder a lo último que he oído/visto/leído...
Canción, cd, grupo /solista: Nessum Dorma /Turandot y Automatic Imperfection /Marlango.

Película: En el mundo a cada rato. Documental. Libro: Kafka en la orilla. Murakami.

¿Qué es lo que más valoras en una persona? A ella.

¿Principal defecto, y virtud? La exigencia: defecto y virtud.

¿El recuerdo más bonito de tu infancia? Peñascales. Un lugar donde iba todos los fines de semana. Los amigos que tengo hace veinticinco años los hice allí, pasamos juntos la niñez, la adolescencia, la juventud, y hemos cumplidos juntos los treintaytantos…

¿Cómo sería un día perfecto? En Cantabria, en medio de los valles pasiegos un día despejado, pero frío. Chimenea, libros, piano.

Eres una gran aficionada a la poesía, dime ¿la vida es verso o prosa? Es una prosa que rima y un verso en asonante.

Y tu vida interior, ¿qué tal anda? Psshhh…ya me ves, encima de un sofá y debajo de una lámpara… Me da que debería aclarar algunas cosas….  
 

14/06/2007 08:10 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

MONOGRÁFICO DE BORRADORES DEL FESTIVAL DE CINE DE HUESCA

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Todo el equipo de Borradores se ha trasladado a Huesca, al XXXV Festival de cine, y ofrece un monográfico en distintos espacios. Desde el Casino Oscense, Antón Castro, presentador y director del programa, conversa con Pepe Escriche, director del Festival. Y luego hará lo propio con los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, en el  hotel Abba, y con Juan Luis Buñuel, que presentaba su película “Calanda 40años después”, en el parque, junto a las Pajaritas de Ramón Acín. Juan Luis recordaba que su padre jamás les habló de Acín, aunque sabe que Buñuel se encontró con una de las hijas del escultor y profesor para devolverles el dinero.

En el CDAN, Carlos Saura explica su trayectoria: sus películas, su relación con Huesca y con su hermano Antonio. Y cuenta los secretos de ese espléndido proyecto que es “Moi et moi”. En el Centro Cultural Matadero, Mercedes Sampietro recuerda a Pilar Miró y sus veranos en Radiquero, y repasa su propia trayectoria. Y, entre otros, Borradores también entrevista a la realizadora mexicana Elisa Miller, ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes por “Ver llover”, al novelista y guionista de “Fresa y chocolate” Senel Paz, y a Marina Stavenhagen, directora del Instituto Mexicano de Cinematografía. Ángel Garcés, uno de los responsables del Festival, recomienda algunas de las últimas publicaciones sobre los hermanos Taviani, Pilar Miró y Marc Recha a nuestras compañeras Ana Catalá Roca y Carlota Muñoz. Borradores recorre las exposiciones de cine y fotografía de Carlos Saura en compañía de los comisarios Paco Algaba y Chus Tudelilla.
 

Borradores. CARTV. Productor ejecutivo: Gaizka Urresti. Redacción: Ana Catalá Roca y Carlota Muñoz. Ayudante de realización: Yolanda Liesa. Realización: Teresa Catalá. Retrato de Antonio Gades, realizado por Carlos Saura.

14/06/2007 09:24 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

EDUARDO DUCAY. UNA ENTREVISTA (VIDA, OBRA Y ACCIÓN)

ENTREVISTA A EDUARDO DUCAY (ZARAGOZA, 1926).
EL HOMBRE INTEGRAL DEL CINE

         -¿Cómo se le contagió la pasión por el cine?         
-La pasión por el cine se me despertó porque realmente el panorama en Zaragoza era desolador. En los años cuarenta esto era la oscuridad total. Entonces tenía algunos amigos que también compartían mi pasión por el cine, mi afición al cine. Por ejemplo, José Francisco Aranda, un aragonés muy olvidado pero muy importante. Siempre íbamos juntos al cine y nos dedicábamos a criticar, a analizar y a esperar las películas. Y ya no paré.

         -Fundó el Cineclub Zaragoza en el año 45 con Orencio Ortega, “Mefisto”, y con Antonio Serrano Montalvo.        
-Bueno, había una delegación de Educación Popular que estaba en la calle Isaac Peral, 3, donde nos reuníamos, a veces, los que habíamos terminado Bachillerato las tardes los domingos para hablar de literatura. Por cierto, solía venir el  profesor y filósofo Eugenio Frutos a dirigir un poco el coloquio. Allí Serrano Montalvo nos acogía. Es un hombre del que tengo un gran recuerdo. Y me invitó a publicar algún artículo en una revista que tenían, “Proa”. Publiqué artículos y de allí poco a poco fue naciendo la idea del cineclub. Como él quería poner al frente una persona con prestigio, derechista, un crítico conocido, pensó en Orencio Ortega. Nos presentó él, y quedamos de acuerdo en que él sería el presidente y yo el secretario. El cine club lo cogió el Departamento de Cultura del Ministerio de Educación Popular, pero Serrano tuvo el buen gusto de no poner en los programas del cineclub el yugo y las flechas, sino simplemente una Minerva, porque si hubiera puesto el yugo y las flechas habría habido una desbandada. Y así empezamos.

         -¿Qué películas ponían? ¿Cuánto tiempo duró el proyecto?        
-El cine club duró muchos años, porque cuando me fui a Madrid lo dejé, pero Manolo Rotellar continuó con él. Poníamos las películas que podíamos encontrar, pero en aquellos años todavía se encontraban películas raras, difíciles y de difusión olvidada. Había cine mudo, que ahora ya no se encuentra más que en las Filmotecas. Recuerdo que en la calle Prudencio había una distribuidora de películas mudas que se llamaba Daroca. El tal Daroca era un señor que estaba siempre dentro de su tienda, muy grande, y al entrar había un olor raro: era el olor del nitrato. Aquello podía haber explotado… Y además, Daroca estaba siempre fumando. Y tenía un catálogo con unas películas rarísimas pero importantes.
     
   

-A principios de los 50 o incluso antes, usted se fue a Madrid. Usted había escrito sobre todo crítica de cine, pero allí va a hacer muchas más cosas: redactará guiones, traducirá manuales, realizará…
        
-Sí. Cuando yo me fui a Madrid, Pepe Alcrudo, el librero que tenía Pórtico, me recomendó que fuera al Varela a ver a Antonio Mingote y a Carlos Clarimón, que eran amigos suyos, y de Zaragoza. Eran poetas y yo tenía allí poco que hacer. También me recomendó a la revista “Ínsula”, y en “Ínsula” me acogieron muy bien y empecé a publicar artículos. Hice crítica en Radio Nacional, y en otros sitios.
        

-En “Ínsula” publicó un artículo muy bonito y a página completa sobre Zavattini, el gran guionista del Neorrealismo Italiano.         
-Lo fue. A mí las películas de Zavattini me gustaban cuando estaban dirigidas por Vittorio De Sica, sobre todo. “Umberto D” me parece una película de ensueño, y “Ladrón de bicicletas” no digamos. Conocí a Zavattini cuando vino a España para escribir unos argumentos para UNINCI, que eran cinco historias de España. Me lo presentó Ricardo Muñoz Suay, y estuve con él varias veces. 
        

-Usted también hizo guiones. Uno de sus primeros guiones fue para Carlos Saura.        
-He hecho pocos guiones. El de Carlos Saura lo escribí para su primera práctica de realización en la Escuela de Cine, porque estaba un poco despistado y quería hacer, no sé qué, una cosa tipo Hitchcock. Entonces yo le sugerí escribir esa historia, y se la escribí. He hecho cortos. Pero comprendí enseguida que en el cine, no sé si me equivoqué, trabajar como técnico era difícil y duro, porque la primera película en la que intervine como ayudante de dirección fue “Novio a la vista” de Berlanga, y fue un caos espantoso. Entonces, pensé que era mejor tratar de ser productor.
        

-Bueno, y produjo, no sé si en el 57 o 58, “Los chicos”, de Marco Ferreri.         
-Fundé una productora con dos compañeros del instituto, que eran Joaquín Gurruchaga y Leonardo Martín. Leonardo Martín tenía un guión estupendo que era “Los chicos”, y después de darle muchas vueltas decidimos rodarlo. Ferreri venía por la productora todos los días a charlar, y de paso a merodear. Y al final se decidió que dirigiera la película él. Ferreri estropeó el guión. Él tendía a hacer una película un poco con sus cosas de humor negro, que en el guión de “Los chicos” no estaba por ningún lado: era una película prácticamente neorrealista. Me tocó a mí discutir y pelear con Ferreri, porque Leonardo Martín me decía: “Habla tú con él, habla tú con él”.
         

-Demos un salto en el tiempo. ¿Cómo llegó a producir “Tristana”, y sobre todo, cómo fue su encuentro con Buñuel?
        
-A Buñuel nos lo presentó una agente de actores, Alicia Palacios, que lo había conocido en México. Un día vino por la productora y nos dijo: “Buñuel está en Madrid, ¿queréis hablar con él?”. Y fuimos a verlo. Estuvo muy amable, descorchó una botella de whisky, y hablamos de la posibilidad de hacer una película. Lo de “Viridiana” ya estaba un poco olvidado. Y nos habían dicho del Ministerio que sería un honor para el cine español que Buñuel volviera a trabajar en España. Era la época de Fraga y García Escudero. Entonces se fue a México y propuso varios temas y finalmente propuso “Tristana”. Leímos la novela y dijimos: “De acuerdo”. Escribió el guión con Julio Alejandro. Se presentó en Madrid, no sé si vino en julio para rodar en octubre. Y la prohibieron. Estuvimos siete años con el guión olvidado. Y al cabo de siete años se volvió a reanudar la relación y entonces se autorizó.
         

-Entonces el proyecto es del año 63.
        
-Sí. Y se rodó en el 69. Se estrenó en el 70.
         

-¿Conoció mucho a Julio Alejandro?
        
-Sí. Lo conocí en su casa de Cuernavaca. Lo traté bastante. Era una persona tremendamente entrañable, muy simpático, muy desinteresado, que ganaba mucho dinero en México escribiendo novelas para la televisión –los famosos culebrones, que es una expresión mexicana. Él dictaba culebrones directamente a una secretaria. No tenía tiempo ni de escribir, pero verdaderamente era un hombre prolífico y muy inteligente. Colaboró con Buñuel en varios guiones, entre otros “Abismos de pasión”, “Nazarín” o “Viridiana”.
         

-Siempre que se habla de relación entre Catherine Deneuve  y Buñuel se habla de tensiones. ¿Notó algo especial?
        
-La relación había sido muy mala durante el rodaje de “Belle de jour”, porque había un momento en el que ella tenía que presentarse desnuda de cuerpo entero, yendo hacia un ataúd donde estaba Michel Piccoli. Ella se negó y Buñuel dijo: “Pues la pondré de espaldas porque el culo es más erótico”. Tuvieron muy malas relaciones. Pero luego, cuando se dio cuenta de lo que había hecho con Buñuel, y recibió la oferta de “Tristana”, aceptó encantada. Buñuel puso condiciones: dijo que no quería ni maquillaje especial ni vestuario especial ni nada especial para ella. Tenía que ser atendida por el equipo español.
        

-¿En qué consiste el trabajo de productor?        
-Bueno, yo pienso que producir es una actividad creativa. De ninguna manera me parece una cosa simplemente de firmar cheques. Hay que tener la iniciativa, hay que tener una visión del proyecto, hay que coordinar los elementos del equipo, los actores, todo en general.
        

-En realidad, usted es uno de los hombres totales del cine en España.         
-Pero soy un hombre multiusos.
         

-Produjo “Padre nuestro”, de Paco Regueiro, una de las películas más singulares del cine español.
        
-La película fue muy bien, pero también hubo dificultades con el guión. Regueiro me ofreció el guión y me deslumbró. Me deslumbró la primera parte. Ese arranque donde el cardenal habla con el Papa me pareció simplemente genial. Pero luego el guión derivaba hacia cosas… En fin, estaba mal terminado. Y estuvimos un año trabajando en el guión. Luego, creo que la película salió muy bien.
         

-Y otra película que alentó es “El bosque animado”, con guión de Azcona, dirección de José Luis Cuerda e inspirada en la novela de Fernández Flórez. 
        
-Yo me acordaba de “El bosque animado”, que se había publicado en Librería General de Zaragoza, y recordaba el escaparate lleno de ejemplares de “El bosque animado”. No la había leído, y una tarde, pensando en algún proyecto posible, me acordé de “El bosque animado”, la busqué. Me pareció que podía ser un conjunto de historias. Entonces, hablé con Azcona, porque me parece el mejor guionista que ha habido en España, y uno de los mejores del mundo, y Azcona hizo una especie de tela de araña. La película, verdaderamente, quedó muy bien. La idea de llevar ese y de contratar a José Luis Cuerda fue mía.
         

-¿Cuáles son esas tres películas o cuatro que se llevaría a una isla desierta? Esas que le encantaría haberlas hecho, haberlas producido, o haberlas inspirado.

         -Me llevaría “El ángel exterminador” de Luis Buñuel, “Umberto D” de De Sica y “Johnny Guitar” de Nicolas Ray.

*Ayer viernes, en el Festival de Cine de Huesca, Eduardo Ducay (Zaragoza, 1926) recibía la Medalla al Mérito Cultural del Gobierno de Aragón. Con ese motivo, se ha publicado un libro "Eduardo Ducay. Cine, memoria y contexto" de Alonso Ibarrola. Esta entrevista que ahora traigo aquí apareció en mi sección dominical "Clásicos y modernos" en Heraldo de Aragón en noviembre de 2006. El cartel de "Tristana".                            

16/06/2007 12:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

EL BESTIARIO DE FERRER LERÍN, POR JULIO JOSÉ ORDOVÁS*

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Cuando Francisco Ferrer Lerín trabajaba para Carlos Barral en Barral Editores, a comienzos de los setenta, le planteó a su jefe la posibilidad de transformar y editar la que iba a ser su tesis doctoral, “Ornitónomos del Diccionario de Autoridades”, tesis que no llegó a materializarse por distintos motivos, entre ellos la muerte por arma blanca del encargado de dirigirla. Pero Barral no lo veía del todo claro y el tiempo pasó y la editorial se fue a pique. Así que su proyecto de tesis y su proyecto de libro se quedó durmiendo el sueño de los justos en un cajón hasta que Ferrer Lerín no pudo continuar haciendo oídos sordos a los graznidos desesperados del manuscrito, que le imploraba que lo devolviera a la vida,  y decidió retomarlo y darle una nueva y más arriesgada y ambiciosa orientación.   

El “Bestiario” de Ferrer Lerín, escritor de guante blanco, es el libro de un filólogo y de un naturalista, un libro fantástico y erudito, muy antiguo y muy moderno, muy borgiano y muy cortazariano (aunque al autor, bibliófilo militante, la sola mención de Cortázar le produzca urticaria, habida cuenta del ultrajante maltrato que el argentino-parisino solía dispensar a sus libros). Más que un libro de libros, o de diccionarios si hemos de ser exactos, el “Bestiario”de Ferrer Lerín es una biblioteca portátil, una Biblioteca del Espanto o de la Razón Engendradora de Monstruos o de la Ciencia Fantástica o de la Fantasía Pseudocientífica. Extrayendo y combinando entradas de muchos y muy diversos diccionarios (como el “Diccionario de Autoridades”, el de Covarrubias, el “Ideológico” de Julio Casares y el “Diccionario Infernal” de Collin de Plancy) y manuales (como la “Historia Natural, General y Particular” del Conde de Buffon o “La Edad Media fantástica” de Jurgis Baltrusaitis) y papeles raros y curiosos (como las “Inmensas maravillas contadas por un ciego nocturno”), Ferrer Lerín ha compuesto un animalario abracadabrante y desopilante, una antología mucho menos científica que literaria, quizá porque durante siglos la ciencia no fue sino una rama de la literatura. 
  

Francisco Ferrer Lerín ha dividido su diccionario de diccionarios en trece categorías taxonómicas, a saber: Insectos, Anfibios y reptiles, Serpientes, Peces y conchas, Dragones y mixtos, Aves, Aves extintas, Mamíferos medianos y pequeños, Fieras, Perros, Cuadrúpedos, Solípedos y Monstruos. Y cada categoría la ha porticado con una introducción seriamente divertida o divertidamente seria, combinando la ciencia más o menos infusa con la filología y al revés.
  

Al mismo tiempo que reivindica la valía literaria de los lexicógrafos (la potencia verbal de  Sebastián de Cavarrubias es anonadante: el español brilla en cada una de sus líneas en todo su esplendor), desterrados por sistema de los manuales de literatura, Ferrer Lerín reivindica también su capacidad imaginativa o abiertamente disparatadora, que desde luego no tenía límites. Como tampoco tenía límites su misoginia, de la que Ferrer Lerín se aprovecha para arrancarnos unas cuantas carcajadas políticamente muy incorrectas. Un ejemplo: en la categoría de Monstruos, Lerín incluye sibilinamente la entrada relativa a Mujeres, en la que se lee: “El prelado Macon sostenía que las mujeres no podían ni debían ser calificadas de criaturas humanas. (...) Después de los descubrimientos de Cristóbal Colón algunos casuistas probaron que las mujeres del Perú y de otras regiones de la América, eran una especie de animales, seductoras en verdad, pero sin alma y sin razón. (...) Ariosto y otros autores dicen que la presencia de una mujer en ciertos días corrompe la leche, agría la nata, empaña los cristales, seca los campos por donde pisa, engendra culebras y produce la rabia en los perros”.
  

De la mezcla de leyendas mitológicas y locales, de cristianas y profanas supercherías y de la más dislocada imaginación se nutre este “Bestiario” en el que los animales reales son presentados poco menos que como si fueran  ficticios y los seres imaginarios son tratados como si fueran reales, revestidos de una fabulosa erudición apócrifa. Pero hemos de ser conscientes de que la  fantasía de sus páginas, como bien explica Ferrer Lerín, “nace de nuestra moderna interpretación de esa realidad, del escándalo que producen ciertas aseveraciones en el campo de las ciencias naturales y del sistema de signos en que están formuladas”. Y es que lo que nuestros antepasados tenían por ciencias naturales, para nosotros son ciencias ocultas. O sea, genuina literatura.
 

[El escritor y crítico literario Julio José Ordovás publicaba hace unos días este texto sobre “Bestiario” de Francisco Ferrer Lerín. El libro, bellamente editado por Galaxia Gutenberg y el Círculo de Lectores se presenta este lunes en la FNAC, con la presencia de la Directora General de Cultura Pilar Navarrete y el editor Galaxia Gutenberg Joan Riambau.]                                                                                                            

16/06/2007 15:56 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CARMEN RUIZ. UN POEMA*

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Las tendí de una cuerda en el patio.
Vacié de letras todos mis huecos,
chupé el polvo de la única palabra que ya no uso,
y me atraganté.
Después de perseguirte a distancia,
de aprender todos los gestos,
de peinarme frente a tu espejo.
De resbalarme cabeza abajo hasta tu sexo.
Apreté las piernas hasta hacerte daño.
Pasa el tiempo y las pelusas anidan en las tripas.
Han hecho un útero donde antes había estómago,
y en lugar de comer,
doy a luz todos los días una manzana de tristeza.
Si las nanas hacen llorar, ¿qué se les canta a los que nacen difuntos?
Te haré una canción que sepa a leche y así saldaré la deuda de no ser tu madre.
El suelo cada vez está más sucio y no me queda tinta para remediarlo.
En mi tendedor las manzanas se pudren antes de suicidarse
llevadas por la inexcusable tentación de la inercia.

*La foto es de Sally Mann.  
16/06/2007 18:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

MARA TORRES, POR ALOMA SIMPÉ*

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         [Ayer, en la Librería Los  Portadores de Sueños, se  presentó el  libro "Sin ti. Cuatro miradas desde la ausencia" (Aguilar) de Mara Torres. Luis Alegre hizo una breve presentación de su trayectoria, recordó sus seis años en "Hablar por hablar" y ahora su trabajo como presentadora en el telediario de La 2, a las 20.30. La joven actriz y futura escritora Aloma Rodríguez Gascón, Aloma Simpé, leyó este texto que cuelgo aquí. Mara Torres tiene muchos fans y una página no oficial que cuida con cariño Gloria Carrillo Marín. La foto es de Jerónimo Álvarez.]

Buenas tardes. Me hace mucha ilusión estar aquí esta tarde porque es mi primera vez y no podría tener un padrino mejor: Luis Alegre. También porque presentar a Mara Torres es un privilegio. Aunque estoy un poco abrumada.         
Sin ti cuenta cuatro historias de cuatro personas que han perdido a alguien cercano: la muerte de la escritora Dulce Chacón, la del historiador Javier Tusell, la de Mayte Gutiérrez, profesora de piano de Alejandro Pelayo, y la de Antonio Buero Vallejo. Cuando Luis me adelantó el tema del libro yo ya había aceptado y me entró un poco de vértigo porque presentar un libro que habla de la muerte, a priori, da un poco de mal rollo.
        

Sin embargo, Sin ti no habla exactamente de la muerte, sino de cómo se asume la muerte y de cómo la vida acaba imponiéndose y, en realidad, la muerte es el pretexto para captar momentos de vida. Sin ti es un libro de relaciones entre hermanas gemelas, entre un padre y una hija, entre un niño y su profesora de piano, y entre maridos y mujeres.
        

El primer relato nos habla de dos hermanas gemelas, una escritora y otra, profesora de universidad; nos habla de unas vacaciones en la playa, de comidas, de desayunos, de fiestas y de novelas. La voz de Inma Chacón irrumpe en el relato para contarnos cómo cuando se mira al espejo busca a su hermana Dulce, pero no está: "Y vuelvo al espejo. Y la busco. Y no está. La busco en la mirada de los que dicen que se parece a mí, y no está. La busco con la hondura de sus ojos transparentes, esos que dicen que son también los míos, y no está. Busco el gesto de su boca, la sonrisa que era nuestra, la geometría de lunares que habitaba su frente, y no está. No está en mí ni en ningún otro lugar, pero entonces ¿quién es esa otra mujer que me mira? ¿Quién tiñe la imagen del cristal? ¿Quién está ocupando el lugar de las dos?". El pasado y el presente se van intercalando, como las dos voces: la de la hermana y la del narrador.
Dulce Chacón dejó una novela a medio hacer a su muerte que su hermana terminó. En el último capítulo, Inma se autoenvía el mensaje que ha escrito para comunicar la muerte de su hermana Dulce como si no se lo terminara de creer.          

Mara Torres eligió a la hija de Javier Tusell como voz que relata la muerte de su padre y la enfermedad en el segundo relato. Veva, la hija, se despierta con el ruido del teclado del ordenador y luego oye los pasos de su padre en el piso de arriba. Hay un partido de tenis, una milagrosa recuperación y una recaída, una niña disfrazada de Minnie Mouse que baila escuchando a Beny Moré, la boda de Veva y viajes de Madrid a Barcelona en los que suena la música de Neil Young.
        
Este relato es una declaración de amor de una hija a su padre y de todos los hijos a todos los padres. Y es también un elogio de la vida: "Javier hijo y Veva también han organizado su vida en torno a las dos ciudades y nadie piensa ya en antes. ¿Antes de qué? ¿Antes del primer ingreso? ¿Antes de la etapa de sedación? ¿De la vuelta a casa? ¿De la leucemia? ¿Del trasplante? ¿Antes de qué? La vida hace mucho tiempo que no es la de antes. La vida es ahora".
        
"La profesora de piano" es el relato del nacimiento de un gran amor hacia la música que lleva a su protagonista a convertirlo en un intérprete precoz. Empieza en el primer concierto de Marlango en Santander, la ciudad natal de Alejandro Pelayo, y desde allí nos lleva a la primera clase de piano que tomó el niño Ale. Vamos descubriendo la relación que se va creando entre la profesora y el niño gracias a la música: Mayte le enseña a pintar música y a interpretarla de verdad cuando Ale apenas es un niño. Lo apuntan al conservatorio y ya es un niño prodigio; y el día que le tienen que traer el piano, hay un golpe de estado: "Salió otra vez al descansillo. El Cherry se balanceaba suavemente por el hueco de la  escalera colgado de las cuerdas que habían dejado atadas a la barandilla." De pronto un día, no hay clase de piano y luego se entera de que su profesora ha muerto. "Cuando mi madre dijo ‘Mayte ha muerto’, en ese preciso momento dejé de ser un niño y mi vida, desde entonces, no fue más que un profundo cabreo con el mundo por lo que había pasado." Y ese enfado de niño que no sabe le durará hasta que una noche de lluvia en Dublín ve un cartel que anuncia un concierto de Debussy: el compositor que la profesora no le había dejado tocar porque era demasiado niño para la angustia, pero que acabó enseñándoselo ante la insistencia de Ale.
        

El relato que cierra el libro es un monólogo de la actriz Victoria Rodríguez, compañera de Buero Vallejo durante casi cuarenta años. En realidad, la narradora está allí, escondida tras las acotaciones, escuchando mientras toman café con pastas. Apenas interrumpe a la actriz, una vez para pedirle un cigarro. Victoria Rodríguez recuerda cómo se conocieron en el Café Gijón, cómo iban a tomar algo allí después de los ensayos y cómo ella pensaba que no le gustaría a Buero: "(...) me acuerdo que en el reparto había una chica salvadoreña preciosa, ¡tan preciosa como que había sido Miss San Salvador! (...) Pero, ¡claro!, era tan guapa que yo pensaba que si a Buero le tenía que gustar alguien le gustaría ella ¡que había sido Miss! Y nada, pues lo dejé pasar." Recuerda cómo empezó el noviazgo y cómo se le declaró Buero. También cómo murió su hijo Quique a los veinticuatro años en un accidente de coche. Y lo diferente que es el dolor de perder un hijo a perder al compañero de la vida: "Sentía rabia y una especie de desgarro por dentro... Y con Antonio tengo paz, tengo tranquilidad. Es una serenidad indescriptible".
        

Antes del entierro, hubo un gran homenaje en el Teatro María Guerrero a Buero Vallejo, donde Victoria representaba La visita de la vieja dama. Querían suspender la función, pero Victoria se empeñó en hacerla: "Y entonces ya no me acuerdo de nada de lo que hice desde que salimos del cementerio hasta que entré por la puerta del teatro. Entonces, me maquillé, me vestí y salí al escenario. Y llegué hasta el final".
         Sin ti es un libro de historias reales, de no ficción, pero es literatura. Porque estos cuatro relatos contienen momentos de felicidad, de angustia, de emoción, es decir, de vida. Y en eso consiste la literatura. Es un libro sencillo, sincero y nada pretencioso escrito con delicadeza y cariño, y con el saber hacer de una buena narradora. El relato de las muertes acaba por ser un homenaje a los que se quedan porque la vida sigue, a pesar de todo. Mara Torres consigue que su acercamiento a la muerte sea un canto a la vida, un homenaje a las cosas pequeñas y a la vida cotidiana. Porque, como dice Veva Tusell, "la vida es ahora".

17/06/2007 01:36 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

R. B. KITAJ Y SU CASA DE ZARAGOZA

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Hace unas semanas, en su excelente blog, Jesús Cuartero publicaba esta noticia sobre la posibilidad de que el artista R. B. Kitaj hubiese tenido una casa en Zaragoza. Incluso el New York Times daba cuenta de ello. Copio aquí su texto.   

[La semana pasada vi un cuadro de Kitaj, pensaba que era de Lucien Freud. Ahondando un poco en la figura del pintor de Cleveland se aprecia la influencia de Lucien Freud en los trazos y en la profundidad psicológica de los personajes desvalidos que pinta. Contemplar un cuadro figurativo de Freud o de Kitaj es ver a un perdedor apoyado en la barra sucia de un bar que cierra pasada la medianoche, aunque su último cliente haya entrado a las ocho. Esos seres aislados que viven la tristeza en primera persona convierten sus retratos en imágenes universales. Sus protagonistas podrían ser un carnicero del barrio de San José o un profesor maduro de Literatura en Dusserdolf a punto de jubilarse.


R.B. Kitaj nació en Cleveland en 1932. Se embarcó como marino mercante y los mares de América del Sur y el Caribe, viviendo en primera persona los trayectos idealizados de los piratas del siglo XVII. Abandonó su singladura aventurera y se dedicó al arte. Se estableció como pintor en Gran Bretaña. Entabló amistad con Bacon y Hockney. Sentía atracción por el arte y la cultura españoles. Se convirtió en uno más de los hispanistas anglosajones, quizá fuese eso lo que le hizo tener una casa en Zaragoza.
 

Buscando en los archivos del New York Times en internet encontré la reseña de un libro que se recomendaba regalar en las navidades de 1987 sobre Kitaj. En las breves líneas que explican el contenido del libro se menciona que Kitaj tenía una casa en Zaragoza, no especifica si en la ciudad o en la provincia ¿Dónde estaría?] 

Tras publicar el texto, Richard le deja un comentario en el que le dice que R. B. Kitaj no ha tenido nunca una casa en Zaragoza, aunque sí la tuvo, durante 20 años, en San Feliu de Guíxols (Girona), en la Costa Brava. Pero, aún así, no es difícil imaginárselo en Zaragoza, al menos de paso. Aquí estuvieron Virginia Woolf y Somerset Maugham y Albert Einstein. Hace años, cuando hacía una sección  dominical  de cuatro páginas, “Memorias de Otoño”, alguien intentó hacerme creer que Fritz Lang había asistido al estreno de “Metrópolis” en Zaragoza. La foto de R. B.Kitaj es de Paul O'Connor.

17/06/2007 10:12 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

DOS MUJERES Y DOS HERMANOS

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En un Festival de Cine de Huesca ocurren muchas cosas. Por ejemplo, en una de sus sedes, en el centenario Casino, tan pletórico de atmósferas y de reflejos, descubres la pasión de algunos ancianos por un partido entre Nadal y Djorovic. Era la hora de la siesta del viernes y alguno quizá sestease, pero había muchos que seguían los pelotazos entre el “Gerónimo” mallorquín,  musculado y radiante, y el modelo serbio de camiseta amarilla. En ese recinto, como una aparición, irrumpió una cineasta joven como la mexicana Elisa Miller, que acababa de ganar en el Festival de Cannes la palma de oro al mejor cortometraje con “Ver llover”. Es su primera historia: un relato de amor y tensión entre dos jóvenes de procedencia muy distinta. Él vive con su madre en un hotel y mira a través de la cerradura cómo las parejas hacen el amor o se encuentran para las abluciones gozosas de la siesta. Ella procede de una familia  conflictiva y sueña con ponerse el mundo por montera e irse.

Elisa Miller es nieta de españoles, alguien nos dijo que tenía incluso parientes en Aragón (una tía), y de austriacos que huyeron a México de los nazis. Cuando triunfó en Cannes, recibió la llamada de Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y una felicitación de Guillermo del Toro. Adora a los tres, y siente un gran interés por una película como “Las Hurdes. Tierra sin pan”  de Buñuel. Dice que le encanta el cine realista, Jim Jarmusch, Gus Van Sant o Chantal Ackerman, y que le encantaría hacer películas “pequeñas, intensas de emoción y de sentimiento. Me interesa mucho la adolescencia porque es un momento crucial en el que libran batallas, se toman muchas decisiones y vivimos llenos de contradicciones y pasiones”. Ella también levantó pasiones en Cannes el día que decidió lucir en minifalda, y las levanta a diario, cuando pasa, con esa belleza trigueña, con esa voluptuosa mirada de mar e inteligencia. Pese a todo, “Ver llover” no conquistó Huesca.        

No muy cerca del Casino, en las salas de la Diputación, se encuentran dos exposiciones de Carlos Saura. Abajo, hay todo un montaje de pantallas con secuencias de películas del realizador nacido en Huesca en 1932. El montaje es espectacular y exige tiempo y el propio capricho del visitante. Y al lado, en la sala del gran mural “Elegía”, está la muestra “Moi et moi”, una doble (casi triple) propuesta: “Moi” fue un trabajo fotográfico que realizó Carlos Saura en 1973 sobre el rostro de su hermano Antonio. Éste deformaba sus facciones de “manera tan agresiva como irónica” y Carlos, que es un espléndido retratista, jugaba con angulares y planos muy cortos para captar los gestos, las texturas, los ojos, la piel de saurio, el horror entrevisto. En el  fondo, Antonio intuyó que en esas tomas anidaba su obsesión por el monstruo. “Mi hermano Antonio, como la mayor parte de los artistas, era un depredador que sacaba partido de todo cuando llegaba a sus manos”, dice Carlos. Hacia 1976, el pintor hizo una serie de serigrafías de las fotos. Chus Tudelilla y Paco Algaba han reunido esos dos proyectos al abrigo del mural “Elegía”, el informalismo hecho color y alegría, y han convertido ese espacio en una referencia básica del Festival.

Ahí, emocionada, suave y casi en éxtasis, explicó Laura Sipán su corto “El talento de las moscas”, de exquisita factura. Su película, que congregó a media Huesca en las salas de la Diputación, está basada en el cuento homónimo de su primo Óscar Sipán, que prepara ambiciosas sorpresas para la Expo. Y ahí, arañado por esos ojos desmesurados, Juan Millares recordó que su tío Manuel Millares y Antonio Saura, fundadores de “El Paso”, fueron rivales, y sin embargo amigos, y de esa rivalidad salió beneficiado el arte español. De la complicidad de los dos hermanos Saura, como escribe Carlos, ha salido “un hijo con dos cabezas, un bicéfalo aragonés nacido en la calle Padre Huesca, n.º 2, en la ciudad de Huesca, Aragón”. 

*Una de las fotos pintadas de Carlos Saura.

17/06/2007 20:56 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

EL REAL ZARAGOZA VUELVE A EUROPA: HALA MAÑOS, HALA

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Ha costado, pero al fin el Real Zaragoza ha logrado lo que tanto había soñado: un puesto en la UEFA, el retorno a Europa. Ganó la Liga un equipo, el Real Madrid, que siempre anduvo por ahí, muy cerca del Real Zaragoza, que encadenó una racha más bien aciaga tras la derrota en Tarragona, un campo que le habría impulsado directamente hacia la Champions de haber vencido.

Con altibajos, con un tramo final un tanto decepcionante, el equipo de Víctor Fernández ha hecho una campaña muy meritoria, y ha quedado sexto en la Liga, y jugará la campaña que viene en Europa. Enhorabuena a todos: a los jugadores, a Víctor Fernández, a los demás técnicos, al presidente Eduardo Bandrés y al socio mayoritario Agapito Iglesias... Enhorabuena a la afición, que es el corazón del club. Enhorabuena a Diego Milito (en la foto), que ha realizado una campaña formidable y ha marcado muchos, muchos goles decisivos.
 

El Real Zaragoza celebrará en el Palacio de Sástago, entre otros lugares, el 75 aniversario de su fundación y además asumirá una proyección europea. Lástima que se marche Gabriel Milito. Habría sido el  auténtico mariscal  de la retaguardia.

17/06/2007 23:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

WILLIAM SHAKESPEARE, SEGÚN LUISA MIÑANA

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[Wiiliam Shakespeare ha sido uno de los escritores que más me ha influido. Con Bécquer, García Márquez, García Lorca y Álvaro Cunqueiro. Lo leía ya antes de venir a Zaragoza en 1978 y lo seguí leyendo cuando llegué aquí. Hubo una época de mi vida que quise ser dramaturgo y escribí varios dramas. Un monólogo llegó a las tablas en Santiago; una pieza épica y lírica, “A morte do rei Atanís”, fue distinguida por la Escola Dramática Galega, y la he perdido en alguna mudanza. Mi amigo de Arteixo Xurxo García conserva una copia. Al poco de instalarme en Zaragoza, compré varias ediciones de Losada y las traducciones de Luis Astrana Marín, del que decían que las había hecho en la mesa de la cocina familiar.

A principios de los 80 salieron las versiones rítmicas de Manuel Ángel Conejero: “Macbeth” y “Rey Lear”, entre otras. Se convirtieron en libros de cabecera, en piezas que leí y releí en pleno verano al pie de la piscina del Seminario. Acabo de  ver este texto de Luisa Miñana, esa escritora estupenda, que adora  las palabras, el arte y la poesía, y me ha hecho mucha ilusión. Copio en mi blog este texto y recuerdo aquellos días de finales de los 70 y principios de los 80. Iba tan absorto con “Rey Lear” entre  las manos que, a la altura de los números 70 u 80, de Conde de Aranda, me tropecé con la farola y rompí las gafas. En Ulloa Óptico aún lo podrían atestiguar. La  edición de Círculo de Lectores es espléndida. Un libro para toda una vida. William Shakespeare es como un escritor imposible: uno y muchos, y a veces en esa multitud hay anacronismos e inverosimilitud, y hay, sobre todo, un grandioso e ilimitado poeta. El texto de Luisa Miñana, la autora de “Pan de oro” (Mira editores) está en su nuevo blog: luisamr.blogspot.com]

LUISA MIÑANA

Hace días que quería hablar de un libro especial. Se trata de la edición del "Teatro Completo" de Shakespeare que ha llevado a cabo Angel-Luis Pujante para Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, ilustrada magníficamente por Jaume Plensa. Es, sin lugar a dudas, una edición singular, realizada por ello en gran formato, un libro no sólo muy interesante, sino además muy bello. Ha sido una edición ampliamente divulgada en prensa y en Internet. Pero no me parece exagerado insistir en algunas de sus cualidades.
Angel-Luis Pujante, premio Nacional de Traducción y miembro de la International Shakespeare Association, ha hecho una brillante selección de traducciones al castellano del teatro del autor inglés, que abarcan desde el siglo XVIII a nuestros días. Así, el mérito literario de este libro es doble. Por un lado, reúne el teatro completo de Shakespeare, lo cual siempre es de agradecer. De otro, sirve para apreciar la influencia de ese teatro en el panorama cultural hispano a través del tiempo. La primera traducción de una obra de Shakespeare vertida al castellano la realizó en el siglo XVIII Leandro Fernández de Moratín. Lo usual en esa época y hasta bien adentrado el siglo XIX fue recurrir a las adaptaciones en francés que se habían realizado para la Comedia Francesa, por lo que la traducción de Moratín significó un hito cultural. Esa traducción está incorporada a esta edición. Lo mismo que parte de las realizadas a finales del siglo XIX por los anglosajones Clark y Macpherson, que aportaron su directa y más directa comprensión de ambos idiomas; el primero tradujo diez obras y el segundo llegó a traducir veinticinco. Ambos traductores optaron por respetar la alternancia estilística original que plantea Shakespeare en sus obras, al igual que otros autores del teatro isabelino: verso blanco, verso rimado y prosa, según los parlamentos y los personajes.

También ha incluido Pujante algunas de las traducciones de Luis Astrana Marín, que datan de las primeras décadas del siglo XX y que son, sin duda, las más difundidas de todas, gracias en parte a su edición en los libros de Austral, aquellos que en cuanto tenían un poco de grosor se les iban soltando las hojas, pero que nos han proporcionado tan buenos ratos y la posibilidad de acceder a tantos autores, Shakespeare uno de ellos. El estilo de estas traducciones, realizadas uniformemente en prosa, ha sido siempre objeto de diatriba y calificado de ampuloso y no muy fiel al original. Hay que reconocer, sea como sea, sin embargo, el mérito de Astrana Marín en cuanto a la difusión del teatro shakesperiano.

*La  ilustración no es de Jaume Plensa, sino la "Ofelia" de Millais.




Entre los modernos traductores se encuentran Jacinto Benavente, que se atrevió con “El rey Lear”, Menéndez Pelayo, Alberto Manent, Salvador Oliva que tradujo “Ricardo III”, siendo ésta la primera vez que se publica esta versión de la obra, José Arnaldo Márquez, Luis Cernuda que tradujo “Troilo y Crésida” en verso, Molina Foix, que ha traducido, entre otras, “”Hamlet” y “El mercader de Venecia”- ésta última es la que se incorpora al volumen , Miguel Cané, Rafael Ballester, la azteca Enriqueta González Padilla, Javier García Montes, Jenaro Talens y el propio Pujante, que ha incluido su traducción de “La tempestad”, por la que recibió el Premio Nacional en 1988.

Lo dicho es más que suficiente para hacer de este “Teatro Completo” de Shakespeare un libro de referencia. Resta, no obstante, señalar un mérito añadido, más que notable: las ilustraciones de Jaume Plensa, una de las cuales he traído hasta aquí. Plensa ha realizado un total de 52 obras originales, que aúnan pintura y fotografía. El día de la presentación del libro Plensa explicó que sus ilustraciones no son al uso, porque no ha buscado poner rostro a los personajes de Shakespeare, sino más bien buscar el rostro del alma. Plensa, que ha tenido que abandonar en esta ocasión su habitual formato volumétrico –trabaja sobre todo la escultura- por la expresión en dos dimensiones, lleva toda la vida dialogando con el dramaturgo inglés, según él mismo ha contado, y el resultado para esta obra ha sido una sucesión de rostros inspirados en los libros naturalistas y de viajes del siglo XIX. Entre las caras hay indios norteamericanos, negros, asiáticos e indígenas de Latinoamérica. Estos rostros aparecen como suspendidos fuera del tiempo, fuera del espacio, y bañados en tinta porque, según el artista, tinta es lo que derrochó Shakespeare para crear sus almas. Sobre cada rostro de Plensa cruza un vocablo inglés: country, innocence, humiliation, etc; son palabras escogidas al azar, aunque seguro que Shakespeare las utilizó en algún momento. Plensa realiza una relectura personal y contemporánea del dramaturgo inglés, a cuyo teatro proporciona nuevos hábitats.

Jaume Plensa, que en estos momentos trabaja en un proyecto para la Expo 2008, es uno de nuestros artistas más internacionales. Testimonio de ello son los proyectos internacionales en los que ha participado, como la Crown Fountain de Chicago, la escultura de luz del nuevo edificio de la BBC en Londres o el Clock’s Secret Heart, en la sede del canal NDR de la televisión alemana (Hamburgo). Los originales realizados para esta edición puede verse todavía hasta el 24 de junio en una exposición organizada en el Centro Cultural de la Fundación Círculo de Lectores en Barcelona.
 

18/06/2007 08:19 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

EL MONSTRUO AMABLE: EL MÉDICO IMAGINARIO Y DESESPERADO

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En una apacible ciudad francesa, cercana a la frontera con Suiza, en enero de 1993, Jean Claude--Romand hundió la cabeza de su mujer de un golpe, mató a sus dos hijos de un disparo, hizo lo propio en otro lugar con sus padres, redactó un mensaje tan ambiguo como misterioso, y volvió para prender fuego a su casa, con él dentro. Quiso el azar que en medio de la hecatombe y del horror, él apareciese entre las llamas y los despojos carbonizados respirando vagamente. Se pensó en un accidente o en un atentado, pero casi de inmediato se supo que el autor de semejante disparate había sido el supuesto médico, hasta entonces un ejemplar padre de familia.        

Emmanuele Carrère (París, 1956) --conocido en España por novelas publicadas en Circe: Fuera de juego y La clase de nieve, muy estimables; también ha editado en Debate El bigote, que desconocemos, entre otros títulos-- se sintió atraído por esa noticia que conmovió a Francia tras leer un reportaje de Libération y le escribió al asesino, que se salvó de las llamas, recordándole que no era un escritor morboso. Romand tardó en contestarle, leyó La clase de nieve y le dijo que estaba dispuesto a colaborar en la redacción de una novela sobre él. Esencialmente esta es la materia de El adversario, que ya ha sido traducido a más de 20 lenguas y que ha hecho recordar tanto A sangre fría de Truman Capote como La canción del verdugo de Norman Mailer y Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez, y algunos postulados de aquello que se llamó el nuevo periodismo, abanderado por Tom Wolfe, Gay Talese o Hunther S. Thompson, y la novela de no ficción, reivindicada por Capote.        

Uno de los problemas de la novela de no ficción es hacerla creíble: se trata, aunque los hechos estén verificados y figuren en los sumarios de un juicio escandaloso, de que sean verosímiles literariamente. La literatura impone su código, ese artificio al que se llega por múltiples veredas y estilos, y muchas veces hemos leído historias reales, líricas o espeluznantes, que resultan falsas, o que están muy por debajo de la conmoción que nos creó el hecho. Aquí se nos dice en un momento, "el mejor cuento es el de la verdad", algo que también aprendió el homicida. Con eso lidió, por ejemplo, Truman Capote, quien --permaneciendo al margen del corpus narrativo de A sangre fría-- sí deseó que los asesinos fuesen condenados. Carrère en cambio participa de su relato, es un protagonista más, un testigo imparcial que desea entender la infamia que ha sucedido, sus íntimas y ocultas razones, y, sobre todo, la gran patraña en que vivió Romand, que era un embaucador perfecto, un estafador de poca monta y un hombre que vivía del fraude casi como una alimaña, de aquí para allá, en su coche que era su oficina portátil, alimentando una bola de nieve: la de ser un médico famoso, la de trabajar para la OMS, la de poseer contactos financieros de altura, la de viajar alrededor del mundo sin moverse de Francia o del motel de al lado (Romand, se nos dice, es un hombre que deambula sin rumbo, "replegado sobre su absurdo secreto"), la de que ni su mujer tuviese el teléfono de su despacho sin sentirse intrigada por ello, y así hasta el infinito. La falsificación es inmensa.         

Leyendo El adversario (Anagrama, 2000. 172 páginas) sorprende (más que sorprender, resulta casi inconcebible) la presencia del azar, la acumulación de agujeros negros, las distracciones y la buena fe de familiares y amigos para que este hombre --cariñoso con sus hijos, enamorado de su mujer Florence, nada sospechoso en apariencia--, este monstruo amable no caiga nunca víctima de sus embustes, no sea descubierto. Y cuando lo es por su amante Corinne, elige una solución inquietante: la de matar a quienes más ama.        

Carrère, sin afectación y con un pulso seguro, narra la existencia de Romand y logra un texto a la altura de la brutal realidad. Hurga en la infancia del impostor, bucea en su adolescencia, documenta el hecho insólito --para la institución universitaria resultó corriente-- de que un estudiante lleve doce años matriculándose en segundo de Medicina y se fija en el detalle que pudiera ser el epicentro de la gran desgracia: aquel día que no asistió a un examen, debido tal vez a una frustración sentimental. El volumen es esencialmente un reportaje, un informe detallado y límpido que no nos permite pestañear, el torrente imparable de la mentira y el mal.         

Càrrere orilla con gran brillantez los riesgos de su propuesta y logra un libro contenido, bien graduado y fascinante. Que luego, ya en la cárcel, Jean--Claude Romand intente salvarse o justificarse a través del misticismo es otro asunto. Y acaso una nueva novela. 

*Hablo aquí de una novela perturbadora, El adversario (Anagrama, 2000), de ésos libros que releo a menudo. He vuelto a él, entre otras cosas porque acabo de encontrar este retrato del escritor Emmanuel Carrère de Olivier Roller. 

19/06/2007 02:16 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

MIRAR PARA VER. OTRA FOTO DE OLIVIER ROLLER / 2

20070619022015-carreremanu4.jpgOtro retrato de Emmanuel Carrère.
19/06/2007 02:20 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

MIRAR PARA VER / NUEVA TOMA DE OLIVIER ROLLER, 3

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Las manos del escritor como mendigo o pedigüeno. Olivier Roller retrató a Emmanuel Carrère en marzo de 2007.

19/06/2007 02:22 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

JUAN TUDELA: DEL LÁPIZ AL RATÓN. UNA ENTREVISTA*

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 Juan Tudela (Alcantarilla, Murcia, 1940) es diseñador publicitario, dibujante, pintor y fotógrafo. “Del lápiz al ratón” es una exposición antológica, que se exhibe en el Palacio de Montemuzo, de casi medio siglo de trabajo y es la crónica visual, gráfica y tipográfica de Aragón. Sus carteles de las fiestas del Pilar, de las fiestas de Primavera y de diversos ciclos musicales, sus logos y sus evocadoras cajas de Conguitos pertenecen a nuestra memoria y, en cierto modo, a ese periodo de consolidación de la democracia y de conquista de la alegría pública. Juan Tudela llegó a Zaragoza con tres años y hay en su vida algunas lagunas. Por ejemplo: ¿cuál es la verdadera historia de su padre? Juan baraja dos relatos complementarios. Su progenitor era aserrador y había estado en Aragón, en Ansó y en Seira, en el valle de Benasque, donde recogía maderas para las cajas de fruta; cuando llegó la Guerra Civil, fue guardia de asalto de la República en Valencia y Puigcerdá, y tras la derrota estuvo en la cárcel. Durante mucho tiempo, tuvo que pasar por el cuartel de la Guardia Civil y por fin logró trasladarse a Zaragoza. La otra versión es que permaneció en varios campos de concentración y en el exilio, y volvió a España con un empleo en Constructores Unidos, que pertenecía a Escoriaza, para confeccionar vagones de tren de madera. A los Tudela les asignaron un piso en Torrero y lo compartieron durante 17 años con otra familia de Murcia. 

O  sea que creció en Torrero.
Sí, al lado del Canal. Al otro extremo estaba el almacén de la fábrica de muebles Loscertales y el hijo del encargado era amigo mío. En su casa había tebeos, libros, un piano, parecía otro mundo. Pero lo más impresionante era el almacén de Loscertales: mi amigo Félix Abad nos dejaba entrar y allí veíamos auténticas maravillas: muebles de estilo, cuadros del siglo XIX y algunos del XX. Siempre he pensado que allí se me despertó el gusanillo del arte. Un día nos atrevimos a copiar un bodegón. 

¿De qué tebeos se acuerda?
Uno que no he vuelto a ver, “Cimarrón”, y “Roberto Alcázar y Pedrín”, “El guerrero del antifaz” o “El capitán Trueno”. Luego estudié en el colegio de La Salle de los pobres y me matriculé en la Escuela de Artes. Tendría doce años o así. 

He leído en su catálogo, que redacta  Josefina Clavería, que fue alumno de Félix Burriel y de Luis Berdejo.
Félix Burriel me dio clases de dibujo. Era un hombre de carácter que no soportaba a los alumnos traviesos. Era exigente. Una de sus frases favoritas era “esto, más simétrico. Esto,  más simétrico”. Con él realizaba dibujos de escayolas, orejas, narices, luego el busto completo. Luis Berdejo daba clases donde ya se hacían figuras enteras. Era una bellísima persona, prudente, con una obra artística importante que ya conocíamos porque el Museo Provincial estaba ahí al lado y lo visitábamos. Yo no asistí a sus clases: impartía lecciones a los más avanzados. 

¿Qué le atraía del Museo Provincial?
Entonces aún no estaba dominado por las piedras. Era un museo de pintura, y allí había piezas de Goya, estaba Marín Bagüés y esa estupenda pintura del siglo XIX, con Pradilla y Sorolla a la cabeza. De todo ese mundo te ibas impregnando, incluso de un pintor al natural que plantaba su caballete en la plaza de Aragón, que hacía pasteles y luego los rifaba. 

De ahí pasó a Alejandro Cañada.
Allí conocí a muchos amigos: Eduardo Salavera, Rubén Enciso, Jorge Gay. Fue una escuela estupenda de aprendizaje. Hice de todo: escayolas, pintura al natural, había una modelo que casi llegaba al desnudo integral, una chica panadera, y también un jubilado que usaba taparrabos. Otros modelos fueron un joven gitano e incluso uno de los hijos de don Alejandro, que se vistió de monaguillo. También teníamos un traje de cartujo de Aula Dei. Yo quería ser pintor, pero fui fontanero, tornero, agente comercial de cajas registradoras... Me ocurrió una cosa muy curiosa. 

Usted dirá.
En una ocasión, en uno de estos empleos, fui al Oasis para reparar la calefacción, que estaba debajo del patio de butacas, y asistimos a un ensayo de la vedette, algo que estaba prohibidísimo. No la vi, la imaginé, sé que cantó un cuplé, “Salero de España”. Yo tenía menos de veinte años.  

Y en éstas llegó a Zaragoza la agencia Danis.
Fue una agencia en el mejor sentido de la palabra. La empresa tenías sedes en Barcelona, Bilbao y Madrid, y abrió delegación en Zaragoza con Alfonso Usón al frente. Él fue, entre nosotros, un precursor de la publicidad, que parecía cosa de extraterrestres. Y allí, tras realizar el servicio militar, empecé con José Luis López Velilla o Francisco Belsué, entre otros. Recuerdo que un día recibimos una invitación para hacer dibujo de animación en Canadá, un poco a la manera de Walt Disney. Yo ya estaba casado y no me atreví a marchar, pero Paco Belsué sí y allá hizo una importante carrera. 

-Uno de sus mejores trabajos de ese periodo fue su caja de Conguitos.
Fue un proyecto para Federico Díaz, que era como  un indiano muy modesto que venía de Sudamérica y allí había conocido el cacahuete relleno de chocolate. Nosotros le hicimos el desarrollo completo: le hicimos la mascota, le dimos nombre al producto; en realidad, el nombre Conguitos se le ocurrió a José Luis Izaguirre, el comercial de la empresa. En ese momento, el Congo belga libraba su batalla por la independencia. Nos costó un poco más de una semana. Recuerdo que le presentamos la factura, 9.500 pesetas de entonces, algo menos de 60 euros, y el hombre leyó todo con minuciosidad. Y al final, dijo: “Lo pago”. Luego perdió la empresa, y acabó pasando a Chocolates Lacasa. 

Allí ya se empezó a ver una de sus características: a usted le ha interesado el dibujo, la pintura, la fotografía.
-Eso ha sido capital para mí. Siempre he querido conocer todo el proceso, dominar las técnicas. Y eso te hace sentir más libre y te permite transmitir mejor las ideas que quieras. Para mí todo es importante: los lemas o eslóganes, el uso del color, las líneas, la claridad de lo que se quiere  contar. 

¿Qué aprendió en Danis?
Lo decisivo fue la información que nos llegaba. Yo era muy joven.  Mi cometido se limitaba más a bien a dibujar (cosechadoras, tractores...), hacer bocetos, y todo empezó a cambiar. Accedíamos a una información muy útil. En Barcelona, por ejemplo, estaban a años luz y nos intercambiaban información y nos enviaban revistas italianas y francesas que eran muy innovadoras en publicidad. 

Poco después se integró en la agencia Bellca, de Camilo Bellvís.
Nos fuimos varios y allí estaban artistas del futuro Azuda-40 como Natalio Bayo y Vicente Dolader. Fue en Bellca cuando definitivamente me hizo un poco pragmático: aparqué la pintura por la publicidad. Y poco después me pasé a Karman, otra empresa cuyos socios eran José Luis Martínez Candial, Agustín Félez, el desaparecido Publio Cordón y Jesús Muro, entre otros. Ese periodo ya coincidió con dos carteles de las fiestas de Tarazona, de 1967 y 1969, con el cipotegato como motivo central, con las campañas de Navidad o los  carteles de moda para Calixto. Allí estábamos ya más  especializados. 

-¿Tiene libertad el diseñador?
Todo depende del cliente, pero el grado de libertad es más bien limitado. Los mejores trabajos han ido a la papelera. He tenido clientes muy respetuosos que se dejan seducir, y también he conocido clientes que querrían haber hecho ellos el trabajo y utilizan tu mano. A mí me cuestan mucho encontrar lo que busco: eso es angustioso, porque no vale cualquier cosa, pero en cuanto te ves en  los mupis o en los carteles, te resarces. 

Hacia 1977 funda, con Julian Rabanaque, la empresa Resón. ¿Cómo les fue?
Éste es un trabajo muy artesanal. Y antes lo era mucho más. Tanto Julián como yo éramos autodidactas y ya habíamos trabajado  juntos. Nos complementábamos: él hacía los textos, los eslóganes, realizaba el estudio de medios, se encargaban de la parte comercial. Las ideas salían a medias. Y teníamos un pequeño equipo de gente más. 

Uno de sus mayores éxitos fue la publicidad de Montolio. ¿No?
Era una cadena de tiendas infantiles, de la que se hicieron cargo los hijos de los dueños. Su prestigio era tan incontestable que cada vez que Jané sacaba un coche se le enseñaba para que opinasen. Tenían tiendas en Sagasta, Coso, Delicias y César Augusto, y nos invitaron a hacer una campaña más osado. Dividimos el nombre Montolio en Monto y Lio. Chico y chica. Como en aquel tiempo, no había televisión por la mañana, hicimos un juego en Radio Zaragoza, al aire libre, con búsquedas de tesoro y aventuras así. 

¿Y qué pintó en todo esto Gloria Fuertes?
Le propusimos a Gloria Fuertes que escribiera unos textos e hicimos tres libros, con ilustraciones mías. La visitamos en Madrid y me pareció una gran persona. Los libros de Monto y Lío se regalaban en las tiendas con la ropa. Nos encantó su casa: era la casa de una mujer que era como una niña inmensa, gorda, rodeada de muñecas. Recuerdo que me habló de Miguel Labordeta, al que conocía bien, y de que había tenido algunos novietes por Aragón. Nos dieron el Óscar de Oro de la comunicación y tuve que alquilar un traje de etiqueta en una tienda de disfraces.  

Viendo la muestra, se ve que usted ha hecho muchos logos: Videar, Previasa, Mayoral, el Teatro del Mercado, Astún... ¿Cuál es la clave de la imagen?
Siempre nos han interesado mucho. Y nuestra intención ha sido que fueron muy sólidos, que aguantaran bien el paso el tiempo y que se pudiesen reproducir en blanco y negro sin que perdiesen su impacto, su fuerza.  

Algunos de sus carteles del Pilar son auténticos iconos: pienso en el de 1988.
A mí no he importado competir con gente como Cano, que ganó muchas veces y es un fuera de serie, con Samuel Aznar. Yo gané cuatro veces y obtuve varios accésits. Ése que dice, con la fotografía y aquellas letras en blanco y rojo, quizá sea el más conocido. Siempre he intentado prescindir de lo superfluo y he intentado jugar con la tipografía. La clave es la eficacia y la comunicación, y para eso cuanto mayor limpidez, cuantos menos elementos, mejor. 

¿Qué nos dice esos calendarios para coleccionistas?

Era nuestro obsequio de navidad. Los hicimos en Gráficas Mola, luego en Perruca, en Ino, al final en Sansueña de Paco Boisset. Eran ediciones pequeñas cuyo papel a veces nos regalaban los almacenistas. Nos hemos divertido y aquí está la exposición. Mucha gente conocía las obras pero no sabían que eran mías o de mi colaboración con Julián. De alguna manera, hemos perdido el anonimato.

*"Juan Tudela. Del lápiz al ratón" es el título de la exposición del diseñador, pintor y publicista, que se exhibe en las tres salas del  palacio de Montemuzo (calle Santiago). Permanecerá abierta hasta el 24 de junio. Por ahora, han pasado a visitarla más de 4.000 personas. Portada del catálogo que ha escrito Josefina Clavería. 

20/06/2007 09:48 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CRÓNICA DO DESCENSO DO CELTA*, POR MANOLO BRAGADO

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DESCENSO MERECIDO
Fallounos o Rácing de Santander! A vitoria merecida do Celta diante do motivadísmo Xetafe foi insuficiente para que se producise o milagre. Co apoio da bancada petada e voluntariosamente algareira, os celestes saíron moi nerviosos sabendo que a súa sorte non se dirimía só sobre a lameira viguesa e boa parte das súas posibilidades de permanencia quedaban na capacidade dos cántabros de non perder diante do Betis. No arranque do encontro, a defensa de Stoichkov facía, outra vez, auga de forma clamorosa e a solución de Ángel como mediocentro amosábase ineficaz para impedir que os tres dianteiros do Xetafe atuasen a Pinto cunha facilidade estremecedora. Así chegou o gol de Redondo, quen sen marca ningunha aproveitou un rexeite na fronte da área. Paradoxicamente, o Celta soubo erguer o seu ánimo e con enorme facilidade conseguiu empatar, minutos antes do descanso, grazas a un contragolpe moi ben resolto por Bamogo, que realizou un dos seus mellores partidos.

Tras a reanudación, os celestes saíron afoutos, decididos a resolver o encontro decontado. Anunciouno Gustavo López cun intelixentísimo saque de falta, que bateu no poste, e concretouno Lequi rematando de cabeza un saque de esquina. Desbordouse, por uns minutos, a euforia en Balaídos: o milagre no que ninguén acreditaba, semellaba posible. Porén, as noticias radiofónicas dos goles do ex-céltico Edu no Sardinero foron enmudecendo a bancada que respectou os vinte e cinco minutos finais nun silencio sobrecolledor, expresión da súa tristeza e decepción por un descenso xa inevitable.

Os que acudimos durante toda a tempada ao estadio sabemos que este descenso foi tan merecido como doloroso. Un equipo que só conseguiu gañar catro partidos na casa non podía aspirar a continuar en primeira. Non hai dúbida de que o Celta, se pretende volver axiña a primeira, precisa refundar o seu proxecto deportivo partindo case de cero. Velaí un reto moi difícil do que falaremos en setembro. 

[Non me  alegrou nada a perda de categoría do Celta de Vigo. Aínda que coruñés e deportivista, o Depor e o Zaragoza rivalizan nas miñas preferencias, non rivalizan, conviven, pero tamén sigo con atención o Celta. Acórdome de equipas enteiras, desde os tempos de Bermúdez, Pedrito, Manolo, Villar, Doblas, Lezcano, Rodilla, Juan, Castro, Sanromán... Manolo Bragado, e editor de Xerais, onde publiquei “A lenda da cidade asolagada”, e un forofo celtiña e contou así ise trance. Unha aperta desde Zaragoza. Un dos meus  xogadores máis queridos nesta campaña era Oubiña. A foto é de Gustavo López].

20/06/2007 10:25 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

EL COMPOSITOR. UN POEMA DE W. H. AUDEN

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EL COMPOSITOR

 Todos traducen: el pintor bosqueja
Un ámbito visible que despierta
Amor u oposición; de su vivir
Toma el poeta imágenes que hieren 

O enlazan con trabajo Vida y Arte,
Llevándonos a trasponer la brecha;
Sólo tus notas son puro artificio,
Sólo tu canto es un don absoluto. 

Vierte pues tu presencia, que se anegue
De júbilo la esclusa de las vértebras,
Turba ese clima de silencio y duda; 

Pues sólo a ti, canción, te es imposible
Decir que una existencia se ha arruinado,
Y viertes tu indulgencia como un vino.  

Lola Ferreira, esa gallega misteriosa de Pontevedra que cuida a los lectores de Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg, me ha enviado “Los señores del límite. Selección de poemas y ensayos (1927-1973” del gran poeta  W. H. Auden (1907-1973). La edición bilingüe es de Jordi Doce, que ha ido mucho más allá de una traducción literal, en una labor realmente intensa y hermosa. Repasé anoche aquí y allá el magnífico, y encontré este poema fechado en diciembre de 1938.  Acababa de hablar con Juan Manuel Muñoz, presentador y director de “El auditorio” de Aragón Radio, que me ha invitado a conversar con él y a oír música clásica. Me  ha parecido un bello azar.No soy nada original, pero este retrato de Igor Stravinski que realizó Arnold Newman es uno de las mejores síntesis de vida y obra que se han hecho nunca.

21/06/2007 08:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

ESTA NOCHE, BORRADORES

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MÍSTER HYDE, JAVIER RIOYO, MIGUEL VILADRICH, HOMENAJE A ALFONSO ZAPATER  

Borradores recibe esta noche al cuarteto de rock, Míster Hyde, que publica un álbum de ocho canciones: “Vulnerable”. El grupo, formado por Alejandro y Juan Elías, Jorge Sánchez y Jorge Cartié, interpretará dos temas: “Después de todo” y “He cometido un error”. Explican que se sienten herederos del rock de los 80 y que sus influencias se hallan en U2, Morrisey y The Smits, Santi Rex de Niños del Brasil y, “por supuesto, Enrique Bunbury”. Además, visitan Borradores la profesora Elvira Luengo Gascón y la ilustradora Ana González Lartitegui, que acaban de publicar el libro “Cuentos de agua” (PUZ: Larumbe Chicos) de Benjamín Jarnés, y también el escritor oscense Miguel Carcasona Brau, que publica los relatos de “Esquirlas en el espejo”, que mereció el Premio Santa Isabel de Narrativa.

Borradores, además, visita la exposición de Miguel Viladrich en Fraga en compañía de una de sus comisarias, Chus Tudelilla, y ofrece un reportaje sobre la muestra “Hermético” de Mario Gómez, que se expone en Utebo: el artista propone un universo de insectos vinculado con el cómic, Escher, la literatura gótica y los bestiarios. Javier Rioyo, director de documentales como “A propósito de Buñuel” y presentador de “Estravagario”, recuerda sus últimos trabajos sobre  Don Quijote, Francisco Ayala y anuncia que  está terminando un documental sobre el oscense Pepín Bello. Cálamo recomienda varios libros, entre ellos “Martin Eden”, el favorito de su dueño Paco Goyanes, y el programa se cierra con un homenaje al escritor y periodista Alfonso Zapater.
 

Borradores. CARTV. Productor ejecutivo: Gaizka Urresti. Redacción: Ana Catalá Roca y Carlota Muñoz. Ayudante de realización: Yolanda Liesa. Realización: Teresa Lázaro Chicharro. La foto es del fotógrafo británico, instalado en Holanda como profesor de Lingüística, Eric Kellerman.

21/06/2007 09:44 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

UN POEMA DE JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD

20070622075840-eric-kellerman.jpgESA ENERGÍA 

Cuerpo el más duradero entre los cuerpos
Que amé, no vuelvas
Tan a deshora hasta esa casa
Medio vacía, sólo
Habitada por quienes
Ya no están.                    
                     
                          
Cuerpo indeleble
Retenido en lo oscuro, nada
Conserva ya sino un rescoldo
De tu ahínco, tu ungüento, tu sudor.
Apenas te pareces al que eras
Cuando hasta el tiempo compartía
El regocijo suave de una visita compartida. 

Nadie tendrá ya nunca mayor poder que tú. 


*Visor acaba  de publicar una antología de José Manuel Caballero Bonald: “Poesía amatoria”. Elijo, entre otros, este poema. Elijo aquí otra foto de Eric Kellerman.
22/06/2007 07:58 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

JOSÉ LUIS ALEGRE CUDÓS. CUATRO POEMAS

20070622081230-erickellerman.jpgI 

El amor juega con el cuerpo
Del amor. ¿Es una palabra?
¿Un contacto? ¿Qué puedo decir
sin temor a equivocarme?
¿Es un sentimiento? ¿Una emoción?
¿Es el corazón? No sé. A veces
lo siento.   

II

Estoy en el bosque.
Tengo miedo.
No sé a qué.
Quiero salir del bosque.
Estoy agotado.
Me duermo.
Me despierto.
Tengo hambre y miedo.
Días y días.
Me colgaré de un árbol.
Y se acabó la excursión.  

III 
Estoy orgulloso
De ser escritor.
Lo diré de otra manera.
El silencio lo dirá mejor que yo.
Y ahora sí que no miento. 

IV 
Me harta, me alimenta
El vivir cada día.
Soy un descubrimiento.
Me sale el sol tres veces al día.
Tengo el triple de sangre.
Harto de comer vida.
Harto de tener poesía.   

José Luis Alegre Cudós (La Almunia de San Juan, Huesca, 1951 Premio Adonais en 1972) recoge en Poemas  (Olifante, 2007) dos poemarios, uno de 2006 y otro de 2007. Es su poesía más desnuda, más transparente: los versos tienen algo de diario de supervivencia y de oratorio sereno de alguien que, en el fondo, parece convivir con la perplejidad y el tormento. La edición lleva una solapa de Alfredo Saldaña.  Esta foto de manos sobre la piel de un cuerpo es de Eric Kellerman.

22/06/2007 08:12 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

UNA TERTULIA DE MÚSICA CLÁSICA

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He conocido hoy a Juan Manuel Muñoz, el presentador y director  de “El Auditorio”,  el programa de música clásica de Aragón Radio.  Es un programa con conversación, con la música clásica de fondo. Me lo he pasado francamente bien.  Le he contado tres cosas:

-Mi padre siempre me decía que uno de sus sueños era que me hiciese acordeonista  como un vecino músico que tenía que él admiraba mucho. Siempre me contaba  sus éxitos.

-Quise ser gaitero, pero cuando mi padre se enteró de que ya me había apuntado a un curso de gaita en la Universidad Laboral de A Coruña, me desengañó: “Ni se te ocurra. Tú no tienes pulmones para  eso. Dedícate a otra cosa”. 

-Y eso hice. Con 6.000 pesetas, en el  año 1976 o así, compré una guitarra española y un método. Todos los días hacía las lecciones y las digitalizaciones. Llegué a tocar el “Romance anónimo”, y aprendí “Te recuerdo, Amanda”. Cuando me pareció que ya manejaba un puñado de acordes, empecé a escribir canciones y a cantarlas por las tarde. Descubrí a Serrat y quedé turulato. Un día, la peluquera de arriba, me dijo: “Ten cuidado porque empiezas a espantarme la clientela”. Me  di por aludido. Y adiós a la música. No tanto por el ruego de la peluquera sino por mi invalidez  de  oído. Juan Manuel Muñoz se rio. Oímos a Borodín, a Luis Galve, Eduardo del Pueyo, a Stravinski,  a Marta Almajano... Y a Enescu, entre otros asuntos. Y por supuesto, a Johan Sebastian Bach, un fragmento del “cuarto concierto de Brandemburgo”. Juan Manuel Muñoz al enterarse de que había perdido en una mudanza esos discos me regaló el conjunto completo. Es uno de esos regalos que siempre hacen mucha ilusión.  Bach es un músico extraordinario, y ahí estuvo inspiradísimo. 

Dentro de los numerosos gestos de afecto de Juan Manuel Muñoz hay uno bonito: leyó el poema “El compositor” de W. H. Auden que he colgado en el blog.  "El Auditorio" se emite los domingos de 3 a 4 de la tarde, en Aragón Televisión. La  foto es del violinista y compositor rumano George Enescu (1881-1955).

23/06/2007 01:31 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

LA LEYENDA DEL PIPO ROSSI. POR MARIO ORNAT Y OTROS

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[Muy pocos saben contar el fútbol como los argentinos y los brasileños. Hace unos días, casi diez, fallecía el gran Néstor “Pipo” Rossi, un hombre que rivalizaría en el puesto de medio centro con el húngaro Josef  Boszik. Los dos fueron pioneros en el puesto y magníficos jugadores. Ese apasionado del fútbol, del cine y de la literatura que es Mario Ornat ha recordado la figura del gran jugador y entrenador argentino. El River Plate, curiosamente, fue uno de los equipos míticos de  mi niñez y adolescencia. Siempre recordaré la entrevista de Amadeo Carrizo que leí en “As Color”, y las historias de aquella delantera formidable: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau. Luego fui admirador de Norberto Alonso, más tarde de Enzo Francescoli. Cuelgo aquí el texto de Mario, la necrológica de Castiglione en “Clarín” y una selección de frases, que parecen aforismos del balompié y de la vida. ]

El reposo del 'centrojás'

A estas horas, en un portal con número de cuatro cifras en alguna de esas extensas avenidas cambiantes de Buenos Aires, a estas horas velan a Néstor el Pipo Rossi: el centrojás por excelencia (centrojás es la versión argentina del término centre-half, el medio centro original). El número 5 de River guarda reposo. A él, que nunca calló en los campos, lo enmarca ya un reconcentrado silencio. En El partido del siglo, la serie de documentales sobre los once mejores de la historia en Europa contra los once mejores de la historia en América, armada por Jorge Valdano y Santiago Segurola, el episodio dedicado al Pipo Rossi fue uno de los que más me gustó.

Rossi había brotado jovencito en aquel River Plate que era una reunión de caudillos a los que el imaginario popular, con mucho tiento para la posteridad, denominó La Máquina. Cualquiera que haya mirado atrás en el fútbol sabe de carrerilla la delantera millonaria de los años 40: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Frente a ese cuadro de leyendas, hacia el 44 surgió Rossi, un muchacho de naturaleza imperativa, y se puso a dirigir el juego y a los demás con una profunda e inagotable voz de mando. Lo relataba así él mismo: "Yo era un nene pero mandaba por encima de todos. Me palmeaba el pecho y les decía: 'La pelota aquí, a papá". Aún contándolo se tocaba la caja torácica, como si alguien le fuera a entregar el balón. De él dijo Muñoz: "Paraba la pelota y ya tenía una idea titular y dos suplentes". 

Algunas frases de Rossi son antológicas, sobre todo porque fueron dichas sobre el mismo campo de fútbol y quienes las oyeron sintieron la necesidad de contarlas: "El que no pasa la pelota al pie es una mala persona", se le escuchó decir. Dejo la necrológica de Clarín. Néstor Raúl Rossi tenía 82 años. Lo enterrarán en el cementerio de La Chacarita
. (Texto de Mario Ornat). 

NECROLÓGICA DE CLARÍN Eduardo Castiglione
ecastiglione@clarin.com
  A ver...lo que tú quieres saber es qué ha sido el gran Pipo para nosotros. Pues simplemente que Pipo Rossi nos enseñó a los colombianos cómo se juega bien al fútbol".

En una calurosa y húmeda madrugada en Barranquilla, allá a principios de los 80, el por entonces joven cronista recibió de boca de un veterano y emocionado periodista local ese elogio supremo para quien fue el arquetipo del centrojás argentino. Es que tres décadas después, en ese país estaban intactos —incluyendo fábulas y exageraciones— los recuerdos del nuevo fútbol que desde la Argentina había exportado a Millonarios gente como Pipo, Alfredo Di Stéfano, Pedernera, Báez y Amadeo Carrizo.

Así como con el número 5 en la espalda tuvo cada vez que pudo a la número cinco de cuero bien apretadita contra el piso, debajo de la enorme suela derecha del botín 44 —por eso uno de sus apodos fue el de Patón—, hizo un culto del pase con ventaja para el receptor, una religión de la habilitación segura. Contaban viejos compinches de vestuarios que lo fastidiaba tanto dividir el control de la bola que alguna vez estableció, como si fuera el preámbulo de cómo se juega a este juego, que "el que no pasa la pelota al pie es una mala persona".

El ingenio para la frase ocurrente, su ojo veloz para descubrir dónde habitaba el talento y un porteñísimo sentido del humor fueron otras aristas que acompañaron al centrocampista del vozarrón inconfundible hasta que esa maldita enfermedad incurable le achicó la cancha y la parca le anunció que el partido final le tocaba de visitante.

Alguna tarde, durante una práctica en el Monumental, el defensor Federico Vairo se la pasó muy alta y él le descerrajó un "buena, muy buena Federico, ahora alcanzáme la escalera". O en un partido con la Selección Argentina, desesperado porque había problemas con la recuperación del esférico, le gritó desaforadamente a Enrique Omar Sívori: "Cabezóoon..., corré al negro". Cuando este le dijo que todos eran negros, Pipo, el patrón del círculo central, cerró a su estilo: "No me importa, corré a todos".


El paladar negro que tuvo en sus tiempos de jugador lo mantuvo cuando se calzó el buzo de entrenador. Tras armar en 1973 uno de los dos mejores equipos de la historia de Atlanta en Primera División, al año siguiente aceptó una oferta del Elche, de España. Cuando le abrieron la puerta para reforzar el equipo, eligió con la propiedad de los que saben: se llevó al veloz goleador Rubén Cano (luego fue nacionalizado y jugó el Mundial de Argentina 78 para España), al fino armador Juan Antonio Gómez Voglino y al marcador de punta derecho Osvaldo Cortéz.


Daniel Alberto Passarella configuró un capítulo singular en la vida deportiva de Rossi. Recomendado especialmente por un personaje del fútbol como el Negro Hernández, Pipo decidió que el debut del promisorio pibe de Chacabuco fuese en un River-Boca, de verano y en Mar del Plata.


Cuenta el actual entrenador de River —en una de la tantas que vivió junto con quien fue clave en su carrera— que Pipo estaba dando demasiadas vueltas porque la parada pintaba brava. Una pregunta detrás de la otra sobre distintas situaciones del duelo que se avecinaba. Hasta que la última fue si se animaba a semejante desafío, a lo que el Kaiser respondió: "Mire, maestro. Yo me animo a todo; lo único que falta es que se anime usted".


Otra que Passarella relata con enorme afecto fue cuando el Inter programó en los 80 una cena de gala para agasajar a futbolistas que fueron campeones en el club. A Pipo no le gustó la mesa que le habían asignado al Kaiser y decidió acomodarse en una que estaba pegada al escenario. En vano fue el enojo del Gran Capitán por el cambio. De pronto, un robusto personaje —flanqueado por sus guardaespaldas— se plantó delante de los argentinos esperando que le liberaran su ubicación. Pero Pipo, sin levantarse y tirado hacia atrás en su silla, miró y dijo: "Sentate, Luchito, Hacela corta, papá, hacete gomía". Le estaba hablando en lunfardo al tenor Luciano Pavarotti, que sonrió y partió.

Reconocido como un riverplatense de pura cepa, jugó 156 partidos en Primera —también integró la mítica "Máquina"— desde que debutó el 25 de junio de 1945, reemplazando a Manuel Giúdice en una victoria 2-0 ante Racing, en Avellaneda. Si habrá sido grande Pipo que a mediados de los 60 cruzó una vereda que pocos se animaron y varios de los que sacaron pasaje de ida jamás tuvieron retorno: dirigió a Boca y hasta paladeó las mieles de salir campeón en 1965.

Ayer, a los 82 años, murió Néstor Raúl Rossi. Hoy lo están velando en la calle O'Higgins 2842, en esta Capital. A partir de mañana, el irrepetible Pipo será más leyenda aún.
 

FRASES TEXTUALES DE NESTOR PIPO ROSSI 

"Nada de mago...yo soy simplemente Pipo".

"Corré, Alemán. Saeta Rubia...¿A quién le ganaste?" (A Alfredo Di Stéfano).


"Gritar es algo que llevo en la sangre, es más fuerte que yo".


"Yo jugaba con la cabeza, pero no cabeceando, sino pensando mucho".


"Los equipos precisan un caudillo. Un tipo que empuje, que mande. El director técnico en la cancha se borra, y el que manda es el caudillo".

"Merlo, no grite tanto y juegue más, que para gritar estoy yo y no usted".

"En el fútbol no hay misterios, salvo que alguien los quiera crear".

"El fútbol es un sentimiento, un juego que tiene como eje a la pelota y, por lo tanto, hay que tratarla siempre bien".

"Soy un eterno enamorado del fútbol de mi época como jugador".

"Cuando los buenos jugadores son más que los malos y hasta cuando los malos quedan en posiciones grotescas, todo esto es fútbol".

"Vamos Beto, meta la pierna que la pelota no muerde" (a Norberto Alonso).
 

23/06/2007 10:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

EL PARAÍSO PÓSTUMO DE MANUEL PADORNO*

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PESCO DESDE MI CAMA  


Debajo de mi casa pasa un río.
El piso de cristal; a veces veo
Desde donde me siento, desde el patio
Pasar la anguila blanca, decididas
Bandadas de salmones agua arriba,
Los delfines rosados todo el día.
Y otros peces también desconocidos.
Desde mi cama pesco. Alguna noche
Tomo la caña, unto el anzuelo, arrojo
-por la ventana abierta- el nylon; pesco
una salema llena de sabores. 
Hasta dormido muchas veces. Siempre.

Debajo de mi casa  pasa un río.
El piso de cristal; a veces veo,
Durante la mañana, caminando
El pasillo que lleva a la cocina
Tiburones y rayas apacibles,
Langostas y cangrejos sucesivos. 

Mi casa levantada sobre el río.
Mi hacienda de cristal, villa del agua,
Líquidos materiales invisibles. 

*Este poema pertenece al libro “Edenia” del poeta canario Manuel Padorno (1933-2002). ha sido editado por una de las más bellas colecciones de poesía que se han hecho nunca, la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets. El libro, como se anuncia, es la invención y el sueño casi topográfico de “un posible paraíso felizmente concebido”. El poeta edifica, casa a casa, paisaje a paisaje, animal a  animal, flor a flor, un entorno, un refugio, el lugar donde germinan sus emociones, y compone un libro que es una película, que es una hacienda íntima y abierta al chicotazo del viento. Es un libro que mezcla la impresión y la descripción, y respira una atmósfera clásica, acaso horaciana (mejor aún, epicúreo), acaso bucólica. La foto es de Sally Mann.

23/06/2007 10:24 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

RAVEL, UNA NOVELA DE JEAN ECHENOZ Y UN OLVIDO

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El otro día, durante la grabación del programa “El Auditorio” de Juan Manuel  Muñoz (se emite esta tarde de tres a cuatro), me pidió que recomendase algunos libros para el  verano. Estuve más bien regular o poco original, pero me  dio un poco de rabia no acordarme de decirle que estoy leyendo “Ravel” (Anagrama. Traducción de Javier Albiñana) de Jean Echenoz, una novela, que tiene algo de “Vida imaginaria” a lo Marcel Schwob o Pierre Michon, centrada en los últimos años de la vida del gran músico. El libro es menudo –poco más de 100 páginas-, pero realmente delicioso. El sensual Jean Echenoz nos presenta a un compositor, que fue amigo de Luis Galve y Pilar Bayona, no menos sensual Ravel, pero enigmático, extraño e igualmente fascinante. Aquí desfilan, entre otros, Toscanini, Joaquín Nin, Wittgenstein  o Alma Mahler, que hizo correr rumores ambiguos sobre él.

En esta foto de 1928, Maurice Ravel toca el piano con Éva Ghautier. En el extremo de la derecha está Gershwin. La foto corresponde a Bibliothèque et Archives Canada/Fonds Éva-Gauthier/MUS 81.

24/06/2007 11:33 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

IVÁN TUBAU, YO Y MI DOBLE, EN SEVILLA

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Contaré con alguna calma el Encuentro de Narradores en Sevilla. Hablaré de algunos escritores con los que siempre resulta gozoso reencontrarse (Gabi Martínez, Pablo Aranda, Espido Freire, Juan Manuel de Prada, gracioso a su pesar, Hipólito G. Escolar…), a los que he conocido (Mario Cuenca, Cristina Sánchez Andrade, José Andrés Rojo, Lolita Bosch, Care Santos…).

Antes de irme esta mañana, me ocurrió una anécdota muy literaria. Antes tomar el AVE, fui a dar un paseo por la ciudad tan luminosa y tan laberíntica. Un poco antes de salir a las calles, me encontré en las escaleras con Iván Tubau: le dije que me iba, le recordé que vivía en Zaragoza y que, casi, si levantábamos las manos podríamos vernos o saludarnos, él en Barcelona y yo en Zaragoza. No sé por qué, le recordé que yo era un gallego en Zaragoza.
Al volver al hotel del paseo, me lo encontré. Nos saludamos. Y me dijo que hacía una hora o así se había encontrado en la escalera con el representante de Aragón en el Encuentro, un tipo que, por cierto, era gallego, dijo, y que era algo mayor que tú. Sin duda. Cuando le dije que era yo mismo, no se lo creía. Le parecía sorprendente que los dos representantes de Aragón fuesen gallegos. No me identificaba, aunque al final aceptó que debía ser yo con quien se había topado en la escalera. Y no sé cómo hablamos de hijos: el suyo acaba de publicar un libro, “Las paradojas del guionista”, y el mío otro de “Conversaciones con los guionistas de Hollywood”. Me dijo a modo de despedida que no debíamos hablar de hijos, que a lo mejor no estábamos autorizados para desvelar sus actividades, y que estaba seguro de que el hombre de la escalera, entreví que pensó que era mi doble, era mayor que yo.

Sevilla, antes de que caiga todo el sol del mundo, favorece hasta a los calvos y gorditos como yo. Rejuvenece. Sin duda, por eso no me sentí un intruso en el congreso de escritores jóvenes. Me alivió el remordimiento que fui como autor de blogs. Dije que éste era “el making off de mi vida”.

La foto nocturna de la Torre del Oro de Sevilla la he tomado de esta página web: coloredhome.com

27/06/2007 19:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

NUEVA YORK NO ES SEVILLA. POR GARRY WINOGRAND

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En Sevilla, viven José María Conget y Maribel Cruzado. El martes por la tarde tomamos, Félix Romeo y yo, un refresco con ellos. José María acaba de publicar el libro “Pont de L’Alma” en Pre-Textos, en una bellísima edición, y Maribel traduce poetas norteamericanos y prepara una monografía del pintor mexicano Covarrubias. Ella es una gran experta en fotografía, y uno de sus fotógrafos favoritos en Garry Winogrand. Le dedicó una pequeña monografía. Cuelgo aquí esta foto de Nueva York de 1961 en homenaje Maribel Cruzado. En este caso, Nueva York no es Sevilla pero podría serlo.

28/06/2007 09:09 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

PETISME ESTRENA UNA CANCIÓN EN BORRADORES

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El programa “Borradores” de Aragón Televisión recibe al poeta y cantautor Ángel Petisme, que estrena la canción “El pozo de San Lázaro”, la canta por vez primera en público, y el tema “Dos bicicletas”. Petisme, acompañado de Héctor Lera y Jorge Biurrun, habla de sus proyectos más recientes: la antología de su poesía, “Teoría del color” y su último disco, el recopilatorio: “Éxitos secretos”. Además, visitan el plató de “Borradores”, Francisco Goyanes, librero de Cálamo, que acaba de debutar como narrador con el libro-objeto: “Zaragoza, cuatro estaciones”, ilustrado por Jorge Gay, José Luis Cano, Isidro Ferrer y Elisa Arguilé, y el editor de Lengua de Trapo, Pote Huerta, que habla de los doce años de su sello y de autores aragoneses que figuran en su catálogo como Vital Citores.

Y también se ofrece una extensa entrevista con los arquitectos Iñaki Alday y Margarita Jover, responsables de la reforma del Paseo de la Independencia, de la rehabilitación de la ribera del Gállego en Zuera; actualmente están trabajando en el Parque Metropolitano de la Expo, que tendrá 125 hectáreas y seis edificios. Alday & Jover muestran maquetas, reproducciones de proyectos y se emite un vídeo con un resumen de su trayectoria. El programa que presenta Antón Castro se completa con un reportaje de las fotos de María Torres-Solanot de sus viajes por la India y Nepal, y con una visita a la muestra sobre el Archivo de la Corona de Aragón que se exhibe en el palacio de Larrinaga. Las recomendaciones de libros corren a cargo de la FNAC, de su librero Roberto. La foto es de Petisme  y Pepín Bello.

 “Borradores” se emite esta noche a las 23:30 horas.

Borradores.
CARTV. Productor ejecutivo: Gaizka Urresti. Redacción: Ana Catalá Roca y Carlota Muñoz. Ayudante de realización: Yolanda Liesa. Realización: Teresa Lázaro. 
 

28/06/2007 09:22 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

LOS LIBROS DE CRISTINA SÁNCHEZ-ANDRADE, SEGÚN X. FERNÁNDEZ

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[Por distintas razones, especialmente por sus libros transidos de sutileza y de magia, tenía ganas de conocer a Cristina Sánchez-Andrade, hija de gallego y de inglesa, y la conocí en Sevilla. Hablamos de Coco Chanel, de su vida en Santiago de Compostela, donde nació en 1968, y de sus años de formación como periodista en “El Correo Gallego”, donde yo publiqué muchos artículos durante dos o tres años, desde 1987 a 1989 o así. Me recordaba Cristina, madre de cuatro hijos, que cuando empezó hacía entrevistas a Cela o Torrente Ballester.  Más tarde, afincada ya en Madrid, desarrolló una obra muy personal. En un determinado momento, Cristina me preguntó si conocía a Xurxo Fernández. No lo conocía, pero he encontrado este texto suyo publicado en la edición dominical de “El Correo Gallego”, a cuyo director, Xosé Manuel Rey Novoa, le tengo mucho cariño. Cuelgo aquí este texto. Curiosamente, después de haberlo encontrado en la red, Cristina me escribe y me dice que en septiembre vendrá gustosamente a “Borradores”. ]

TEXTO: XURXO FERNÁNDEZ. FOTO: PATRICIA SANTOS

El arte de saber describir el mecanismo último del destino

Cristina Sánchez-Andrade y la verdadera Coco Chanel

Ha ido adentrándose en el panorama de las letras hispanas con andar de gacela y ojo de águila. Saltó a la fama desde su primer libro, ‘Las lagartijas huelen a hierba’, publicado entonces por Lengua de Trapo. Con su siguiente novela, ‘Bueyes y rosas dormían’, en Siruela, la crítica la elevó a los altares. Hoy es autora de cabecera para muchos

Desde muy joven (en una época, 1988/89, en que trabajaba, precisamente, en este diario, “El Correo Gallego”) Cristina Sánchez-Andrade Potter, hija de gallego e inglesa, dio muestras de una extraordinaria percepción de la realidad. A sus entonces recién cumplidos 19 años, la forma de ver su entorno –esas complejas circunstancias orteguianas– era muy curiosa. Era penetrante; iba más allá de la superficie de las cosas. Si hablamos de Velázquez, por ejemplo, como de pintor para pintores, queriendo expresar con ello que sólo conectaremos de verdad con su obra cuando sepamos traspasar la tela en sí misma –sean Las Meninas, o Las Hilanderas, o La Fragua de Vulcano, o cualquier otro cuadro–, con Cristina pasará lo mismo: sólo la encontraremos o entenderemos tras un mínimo de una primera lectura de tanteo.
Ha pasado siempre con los maestros más complejos. Pasaba con Goethe. En un primer vistazo al Fausto sólo hallaremos un par de anécdotas curiosas y, tal vez, un encuentro memorable. A la segunda, veremos funcionar a toda potencia la maquinaria celestial. Sólo a partir de la tercera lectura percibiremos la enorme, inmensa complejidad que rige de forma inexorable el destino último del hombre.


He ahí un paralelismo entre los presupuestos del señor de Weimar y nuestra amiga.
Desde su primer libro, Las lagartijas huelen a hierba, la autora se apartó de las modas al uso. Analizaba pormenorizadamente lo más profundo de los sentimientos, bajando con frecuencia, como Verlaine, como Baudelaire, como Céline, a los últimos círculos: a los infiernos.
En Bueyes y rosas dormían, que en su día fue publicada por Ofelia Grande de Andrés en su editorial Siruela, acabaría ofreciendo una lección estética difícilmente superable (poco antes, el inmenso vallisoletano Gustavo Martín Garzo había recibido el Premio Nacional de Literatura por El lenguaje de las fuentes, otro de los libros más hermosos de estos últimos veinte años; y ¡cuanto tienen que ver estéticamente los dos autores!). En los siguientes, es decir, en Ya no pisa la tierra tu rey (en Anagrama) y en Alas (Trama), continuó con ese canon, en un proceso de elongación parecido al hipotético ejercicio de jugar con las formas perfectas de Platón con herramientas que fueren propias de la Física Cuántica.

Así es como la autora ha llegado al libro que aún está, fresco de tinta, en los escaparates. Se trata de Coco, que acaba de publicar RBA. También saben perfectamente de qué se trata. Es un peculiar análisis biográfico de aquel mito tan controvertido llamado Coco Chanel.


Ahí, Cristina ha dado lo que podríamos llamar un giro inesperado. Es como si se hubiese puesto a observar en un promontorio, con postura de personaje de Caspar David Friedrich, hacia el núcleo del siglo XX.


Ha buscado con lupa, y ha traído a colación a un personaje del que, curiosamente, y mediando como nunca los mass media, sólo se nos había ofrecido hasta ahora el rostro más amable.
Hemos visto con frecuencia que los biógrafos se enfrentan de formas harto distintas a los autografiados. Plutarco, estableciendo el paralelismo entre Alejandro y Julio César, Boswell retratando a Johnson, Fernando Vela dándonos a conocer a un Mozart distinto, o Borobó frente a la Bella Otero (Carmen Posadas siguió ese ejemplo magistral, con el mismo mito). Cualquiera de esos ejercicios de historia es arquetípico; cualquiera de las formas de narrar que esos autores utilizan es proverbial. Cualquiera de esos libros sigue siendo válido.
Corolario: Cristina da, por fin, una visión nueva, compleja, difícil, realmente atractiva, pero enormemente dura, de esa mujer filonazi de origen humilde, que llegó a la cumbre y acabó cayendo en el abismo.
  

28/06/2007 20:20 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

BROTA UNA NUEVA REVISTA POÉTICA

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[Conozco más bien poco a Octavio Gómez Milián, nos hemos saludado en Veruela hace un par de veranos  y luego he seguido sus actividades en la red, y he leído sus poemas. Es un poeta hiperactivo que posee un ámbito de amigos y creadores que tampoco paran. Siempre hacen cosas: poemas, revistas, vídeos, fotos... Hoy me llega una de sus cartas masivas, donde anuncia la creación de una nueva revista. Copio su carta y la pego en la página. Mucha suerte.La foto es de  Sally Mann, una de sus miradas provocadoras a la infancia y a la adolescencia.] 

LA CARTA DE OCTAVIO GÓMEZ MILIAN 

A algunos de vosotros os había comentado ya algo sobre este nuevo proyecto que tenía en mente. Después del abandono de Confesiones de Margot, me había propuesto darle vida a una nueva revista para cubrir un poco un hueco que había en Zaragoza, en el ámbito de una publicación dedicada al cuento, al relato corto, al micro relato, a la anécdota en prosa… además de complementarlo con tebeos, ilustraciones, fotografías, etc… dejando un poco de lado el aspecto más fanzinero de música, cine, crítica, poemas… y centrándonos un poco más en el lado más lúdico de la literatura… menos Zona de Obras y más Monográfico, no sé si me explico.             

 Nos hemos sentado el primer núcleo del consejo de redacción, Carmen Ruiz, Pablo Malatesta y yo –aunque también está en el ajo Ana Muñoz.- y el nombre será Cuello de Botella            

 Vosotros sois gente consolidada en el ámbito de las letras en España y Aragón. Por supuesto que se os invita a participar, pero básicamente y sabiendo vuestro poco tiempo, vuestros líos, nos conformamos con que sepáis que vamos a ello. Que nos ponemos en marcha, que si todo va bien a principios de Noviembre el número 0 de Cuello de Botella estará en marcha.              

Hay que darle vida a la ciudad, a la sagrada zeta, cetísima.  cualquier cosa a este mail o al de cuellodebotella@gmail.com

Muchas gracias. Besos

Octavio Gómez Milián.

28/06/2007 20:32 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

SALLY MANN DE NUEVO. MIRAR PARA VER

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La fotógrafa norteamericana Sally Mann (Lexington, Virginia, 1951) se ha acercado a un territorio siempre perturbador y misterioso: el descubrimiento de la sexualidad en la adolescencia, el enigma de la belleza y la pubertad. En su serie “Immediate Family” captó y documentó la vida de sus tres hijos en su existencia diaria, y esas fotos revelan conflictos como la duda, la identidad, el campo de relaciones,  la vulnerabilidad, el  dolor, la atmósfera turbadora y a la vez bella, idílica. Su mirada es limpia y honesta, de espíritu pictórico, y todas sus fotos poseen una belleza técnica incomparable. Además, de  las que he colgado, hay una, ésta, que está ahí, en ese territorio de frontera entre la naturalidad, la belleza primitiva y el impudor.

29/06/2007 16:05 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

CUERPOS DE AGUA. STRATOS KALAFATIS / 1

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Comienzan las vacaciones, no para mí (no llegarán hasta final de año), y voy a iniciar una nueva serie relacionada con el agua, el mar y las piscinas, y por supuesto la fotografía. Empiezo hoy con un joven fotógrafo griego, Stratos Kalafatis, cuya obra conjuga tres cosas fundamentales: el impacto de color, la transformación de elementos y paisajes cotidianos en oníricos, y la capacidad de descubrir o proponer una mirada poética e introspectiva. Stratos Kalafatis  (Kavala, Grecia, 1966) realizó esta foto tan matizada para su serie “Diario fotográfico” que prolongó entre 1988 y 2000 en Grecia.

29/06/2007 16:09 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CUERPOS DE AGUA. STRATOS KALAFATIS / 2

20070629161216-stratosbacklight3.jpgOtra toma característica de este personalísimo fotógrafo que también realizó una estremecedora serie sobre los enfermos de Alzheimer.
29/06/2007 16:12 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

MADONNA, VISTA POR LA ILUSTRADORA BLANCA BK

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El nivel de la ilustración en Aragón es excelente. A los autores ya consolidados se suman nuevos creadores constantemente. Suelo visitar casi todos los días los trabajos y los días de Blanca BK  en su blog. Y hoy traigo aquí este dibujo de Madonna en una de sus giras. “Madonna confessions”, lo llama Blanca BK, llena de proyectos. Su último sueño es la historia de una cigüeña viajera que recoge aquí y allá, desde lo alto del campanario o de alero en alero, historias muy sugerentes: en Albarracín le hablan de la leyenda de doña Blanca, en Cantavieja de un caballo que se le aparecía a los pastores, en Montalbán de la increíble historia de sus amantes, en Benabarre de la niña de las nieves, en Jaca del hombrechoto o de la niña que se enamoró de los ojos de un pastor niño que tenía pelo por todo el cuerpo como si fuera un hombre lobo o un chotacabras...  Es un trabajo que espera culminar hacia diciembre, aunque por ahora solo tiene la forma los sueños.

29/06/2007 16:25 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

PABLO GARGALLO, EN EL KURSAAL DE SAN SEBASTIÁN*

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[El próximo jueves, 5, se inaugura una exposición de 87 de Pablo Gargallo en el Kursaal de San Sebastián. Las obras proceden de los fondos de Pierrette Gargallo, distintos museos y coleccionistas. Se verán algunas piezas que llevaban muchos años sin verse. El texto del catálogo corresponde a Juan Manuel Bonet y a la comisaria Lola Durán, cuyo texto reproducimos aquí. ]

Un homenaje a Pablo Gargallo sería impensable sin reunir una muestra armonizada de sus esculturas, sus ejercicios preparatorios de volumen sobre cartón y finalmente sus dibujos. La muestra que la Sala Kubo-Kutxa dedica al escultor de origen aragonés añade a esa inmersión en los procesos creativos del artista una pequeña incursión también en sus trabajos en el ámbito de la joyería. Con un total de ochenta y siete obras, entre esculturas, dibujos, cartones preparatorios y joyas, se pone de manifiesto una dualidad constante en el artista que le mantuvo siempre entre una línea de influencia modernista y filiación más clasicista y otra de raíz netamente vanguardista, sin duda heredera de una inquietud que le llevó a vivir completamente permeable épocas de su vida como la que vivió en el agitado París de los primeros años del Siglo Veinte. Quizá tendríamos que justificar en esa dualidad el permanente carácter figurativo de sus obras, que sobrevive a ejercicios vanguardistas como la tan característica soldadura de chapa metálica, así como a la utilización progresiva del vacío como elemento constructivo de sus esculturas. Ambas particularidades pretenden ser subrayadas aquí por el conjunto de las obras seleccionadas. 

Esta muestra pretende, por tanto, plantear al espectador de forma explícita el vínculo entre las distintas metodologías empleadas por Gargallo a lo largo de su carrera, así como el hilo que relaciona las distintas etapas atravesadas en el terreno formal. Así, concurren parejos estudios en gouache y tinta sobre papel, como el Arlequín con guitarra de 1927 y recortes en chapa de cinc y papel como Cabeza de arlequín, datado en 1929, junto con la pieza definitiva en cobre titulada Cabeza de arlequín II, del mismo año que los recortes. El disfrute conjunto de estas tres obras es un ejemplo ilustrativo del proceso creativo de Pablo Gargallo. La presencia de las tres en un recorrido breve evidencia la relación tanto gráfica como temática, por ejemplo, mantenida a lo largo de sus diferentes etapas. Esto es, la convivencia permanente de un ejercicio del dibujo unido a una búsqueda de renovación de la línea clasicista y una constante investigación en las posibilidades escultóricas del trabajo sobre chapa. Algo a lo que podríamos añadir cierta constante temática que lleva a reconocer lugares comunes entre los que encontraríamos no sólo ejemplos como la figura de Arlequín, sino también la de las bailarinas, los retratos femeninos o las maternidades. En este sentido podemos justificar también la citación de la figura de la segadora en diferentes formatos y con una diferencia de nueve años en el bronce titulado Durmiente o la segadora, de 1924, y el pastel sobre papel de 1932 que lleva por título La segadora. Un caso en el que Gargallo mantendría, además, un común clasicismo fácilmente identificable en ambas obras a pesar de la distancia temporal.

Algo que del mismo modo llamaría la atención en otras mucho más distantes en el tiempo como son las aquí presentes Desnudo de mujer, tinta sobre papel datada en 1903, y Mujer acostada, bronce de 1923. Podríamos decir que los veinte años que separan la realización de estas últimas parecen comprimirse en un ritmo completamente familiar que podría, de no saberse su datación, llegar incluso a pensar que una es estudio preparatorio de la otra.
 Al sesgo de estas conexiones a las que estamos haciendo referencia, debemos hacer hincapié en la intencionada inclusión en la muestra de un total de 12 cartones o recortes previos. Todos ellos ilustran el proceso seguido por Gargallo a la hora de plantear o concebir sus posteriores piezas en chapa de cobre o hierro soldado. Los cartones permitirían al escultor un afinado estudio de la pieza definitiva, lo más fiel posible, y al tiempo le evitarían el dispendio de un material que entonces resultaba notablemente caro, como era la chapa metálica. Es una buena justificación de esta particularidad el cartón preparatorio titulado Greta Garbo, de 1931, y la Cabeza de Greta Garbo con sombrero, del mismo año, acabada en hierro, traída aquí más a propósito que cualquier otra si consideramos la coincidencia de la muestra de Pablo Gargallo en el Kursaal con la 55ª edición del Festival de Cine de San Sebastián, que se celebrará del 20 al 29 de septiembre de 2007 en la misma capital donostiarra. 

En relación con esta última coincidencia podríamos citar los broches sobre plata que Gargallo realizó en 1925, dos piezas tituladas Pequeña star con mechones y Pequeña star con flequillo respectivamente. Ambas hacen inevitable el recuerdo del trabajo que vinculó al aragonés con el taller de Juli Vallmitjana allá por 1905, para quien realizaría encargos como medallista. Y ambas también pueden ser contempladas desde un punto de vista representativo de un canon de mujer muy acorde con la moda de la época y con los iconos femeninos representados por el cine de ese momento. Tanto Pequeña star con mechones como Pequeña star con flequillo forman parte del conjunto de cuatro piezas con el que se pretende no olvidar aquí la importancia, la curiosidad y la belleza del trabajo de Gargallo en el mundo de la joyería. Las máscaras, por otro lado, habrían de ser un hallazgo de Gargallo a su regreso de su segundo viaje de París, en 1907, fruto de una demanda por parte de clientes que rehusaban adquirir obras de yeso o terracota  por un lado, y también de la opción del artista por la chapa frente al bronce demandado, por razones económicas. A su dominio del material, se añadía sin duda la experiencia adquirida por el artista en sus clases de repujado en La Lonja de Barcelona. 

Mención especial merece también la pieza Buey, realizada en chapa de hierro en 1930 por Gargallo, tras una de sus visitas veraniegas al ceramista y amigo José Hugarte. Dos fueron los veranos que Gargallo pasó en Salvaltierra de Álava, y de una de esas estancias queda curiosa constancia en esta exposición en una fotografía tomada en 1929 en la que el arista aparece ante un magnífico buey vasco, fuente de inspiración segura de la pieza arriba mencionada. Destacamos también una pieza de hierro soldado, la que lleva por título Bailarina I, datada en 1929, cuya exhibición resulta claramente extraordinaria si pensamos que no había podido ser contemplada desde hace al menos treinta años. 

   
La procedencia del conjunto que da forma a este homenaje al que fuera maestro incuestionable de la moderna escultura en hierro, resulta plural y en algunos casos curiosa. Las obras proceden en su mayoría de la colección de la familia Gargallo-Anguera; la ayuda de Pierrette Gargallo-Anguera hija del desaparecido Pablo Gargallo, ha sido en este sentido crucial y digna de un muy especial agradecimiento. A su esfuerzo se debe también la creación del Museo Pablo Gargallo de Zaragoza, ubicado en el Palacio de los Condes de Argillo; inaugurado en 1982, actualmente se encuentra en fase de ampliación. A esta exposición, han contribuido también las aportaciones de distintos Museos, Fundaciones y  colecciones privadas detallados en la ficha técnica de cada obra.    

 

29/06/2007 18:46 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CUERPOS DE AGUA. EL ARTE DE ERIC FISCHL.3

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No he estado en Londres todavía. Pero iré algún día, tal vez en este invierno. Esta misma semana, encontré un libro sobre cuadros realistas de la Tate Gallery, “Realismo” de James Malpas. En las  últimas páginas habla y reproduce una pieza, “Chico malo” (Bad boy, 1981), que no está clara del todo: un joven contempla a una mujer que ofrece su opulenta sexualidad, su fogoso cuerpo, mientras él “roba o toma” el dinero de un bolso. Éste es uno de los cuadros más conocidos de este artista, pero hay otros que muestran cuerpos desnudos, cuerpos confiados cerca del mar, en la playa.

30/06/2007 01:43 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

APOSTILLAS A UN VIAJE SEVILLANO

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Recuerda mi admirado José Andrés Rojo, sin acritud alguna, que yo he nacido en los años 50. Es verdad. En 1959: un veinticinco de agosto, diez años después que Martin Amis, creo. Y no me quitaría ni un mes, no fuese a ser que me quitase el mejor de mi vida. Era el autor más viejo, tras Iván Tubau, del Encuentro de Sevilla de Autores. Tenía que haber estado mi hijo Daniel Gascón (Zaragoza, 1981), que es bastante mejor escritor que yo y mucho más joven. Y bastante más inteligente. Y esa docena, al menos, de jóvenes autores de verdad que él apunta. 

En cualquier caso yo fui allí por la gentileza de Nahir Gutiérrez (una bailarina de asombro), Carmen y Elena Ramírez (tan sabias en experiencias, tan audaces siempre, tan seguras y divertidas), Carmen Carballo (de la Fundación Lara) y Ana Gavín (directora de la Fundación), entre otras. Y no hablé de mis libros, cité en una ocasión “Golpes de mar”; solo un poco de mi blog, y en el fondo estaba invitado como periodista. Pero lo pasé bastante bien. Conocí a gente estupenda (de algunos tengo aún sus libros en la mesa camilla), me reí bastante (Félix Romeo tuvo una velada memorable de humor a costa de sí mismo) y una noche tuve la fortuna de que me saludase mi colega José Andrés Rojo, al que admiro desde hace mucho tiempo, y que es casi de mi edad. Él se conserva mejor. Una de las imágenes más tiernas del día y medio que estuve en Sevilla fue verlo, en una postura más o menos incómoda y a deshora, redactando ya de madrugada notas para su blog, “El rincón del distraído”, título inspirado en uno de mis autores mexicanos favoritos: Alejandro Rossi, y su libro “Manual del distraído”, una de las debilidades de Enrique Vila-Matas. 

No podría imaginarme que al hacerlo, inclinado en un pequeño sofá en cuyas cercanías había wi-fi, podía estar escribiendo algo sobre mi blog, sobre este blog donde él se asoma también como un feliz nombre propio de Sevilla.

*La foto es un retrato de Frida Kahlo tomado por Fritz Henle. Me  gusta porque es una instantánea mexicana con un fondo de agua.

30/06/2007 18:35 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

FERNANDO SARRIÁ: DOS POEMAS DE AMOR*

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1 

Camino por el sendero de tu anatomía,
quebrado bosque de verdes aguaceros,
y entre los labios me quema el sabor de tu deseo.
En la recóndita ensenada donde tu piel es mi aliento
se guarecen las mareas y el océano
cubre toda la esperanza que en el aire derrocha la noche,
dejando un aroma de ternura entregada en tus manos
y en el largo y húmedo beso en que nos descubre el alba.   

2 
Se han derramado las palabras
siguiendo el impulso del gintonic.
Tú me has mirado con los ojos
donde nada importa nada,
mientras paseabas las manos
por tu ceñido vestido negro.
En el beso que me has dado
apenas he reconocido
a la mujer que un día
se deshizo de mi como de un kleanex,
¿será verdad que la memoria sólo resguarda
aquello que verdaderamente es importante?  

Fernando Sarriá, poeta y bloggero, está ultimando dos nuevos poemarios. Aquilata, pule, hilvana con el deseo de culminara una sinfonía lírica en torno al amor como tema central. De esa tentativa, son estos dos poemas, a los que pongo una imagen del pintor Guennadi Ulibin, de origen ruso, formado en San Petersburgo y nacido en 1973. Es  pintura hiperrealista, en óleo sobre  lienzo, aunque parece fotografía.    

30/06/2007 18:53 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

COMPOSTELA: UNHA FOTO DO POETA GUSTAVO PEAGUDA

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[O amigo e poeta Gustavo Peaguda, que mora e escribe versos en Compostela, envíame esta foto dos teitos de Santiago. E eu póñolle aquí un fragmento dun conto de Golpes de mar: "El hermano que le inventé a mi hermano", onde se narra unha visión da cidade e dun amor infantil. Soñado. ]

Si algo amo en el mundo es Santiago de Compostela. En Compostela se alían la lluvia, la piedra y el fulgor de una luz desvanecida de leyenda. Fui por primera vez con trece años, y fue todo una revelación. Con una muchacha, que tenía seis tías monjas y otro tío fraile en clausura, recorrí casi todos los conventos e iglesias, los parques y las callejas, y al fin cuando se desmayaba la tarde descubrimos un tiovivo que representó la felicidad, la algazara indecible de la verbena. Presentí que en la atmósfera de la ciudad había una ligazón misteriosa con mi vida. Desde un banco de la alameda, con la catedral sumergida en una nebulosa de oro y sueño, incliné la cabeza sobre mi amiga y busqué su oreja. Sobre ella di mi primer beso de amor. Llevaba un short diminuto: la blancura de sus muslos rivalizaba con la luna que empezaba a anidar en los torreones.

30/06/2007 22:08 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

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