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Se muestran los artículos pertenecientes a Septiembre de 2007.

JESÚS MARCHAMALO: ÉXITO CON FUNDAMENTO, PURO TALENTO

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No conozco personalmente, todavía, a Jesús Marhamalo, lo sigo en sus libros y en sus espléndidos artículos en "ABCD Cultural". Hace algunos meses, en Siruela, publicaba un excelente libro de retratos e historias de autores españoles e hispanoamericanos, una mirada intensa y original sobre el escritor y su obra: "39 escritores y medio", con ilustraciones de Damián Flores. Ambos trabajaron casi tres años y medio en el proyecto. Ahora, acaba de enviar a algunos amigos la noticia de la aparición de la tercera edición de su libro. Si  no lo  conocéis, os encantará. Es  un volumen erudito, depurado, con gran sentido del humor, riguroso e imaginativo. Cada retrato es un cuento o un manojo de cuentos y encrucijadas en una única narración.

 Cuelgo aquí, otra vez, uno  de mis fragmentos favoritos del libro: el retrato de Juan  Rulfo, titulado "Rulfo callado":

 

[...Pero hay que reconocer en la vida del joven Rulfo una marcada presencia de la fatalidad, de la tragedia. Así, una noche, cuando tenía cinco años, le despertaron para decirle que su padre había muerto; un vecino le había disparado por la espalda por no dejar pastar su ganado. También a su tío José lo mataron en la calle; otro tío suyo, Jesús, murió ahogado en un naufragio; su tío Rubén cayó mortalmente herido en una balacera. Y el abuelo, colgado de los pulgares a la entrada de la hacienda, perdió los dedos y ya nunca pudo cargarle en los brazos. (...) Su madre no hacía más que taparle los ojos para que no viera a los cristeros colgar a los terratenientes, y a los soldados fusilar a los revolucionarios".

"Cuentan que una vez se le acercó un admirador que quería que le firmara un libro. Y plantado ante él, la mirada embelesada, le dijo: 'Tiene usted que escribir más libros, don Juan'. A lo que Rulfo respondió: '¿Más libros? Si ya tengo dos'. Y ahí anduvo el resto de su vida contando lo de la llamita, lo de la musa, o lo del tío Celerino, que murió, ya saben".] 

 

 

02/09/2007 08:14 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ANTONIO PÉREZ MORTE: VITA BEATA

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[Antonio Pérez Morte, el poeta de Sabiñánigo, el soñador de estrellas de Zuera, el biógrafo de Odón de Buen, intenta zafarse de la ansiedad y de un nuevo amago de depresión. Joseph Roth dijo que “vivir es lo más difícil”, y también lo más apasionante. Amigo de sus amigos, poeta en pie, viajero de blogs, acaba de escribir esa nota que bien podría titularse, al modo de Jaime Gil de Biedma, “Vita beata”. La copio y la cuelgo aquí. Seguro que ya la habéis visto. Desde hace algunos días, uno de mis placeres más sencillos es acercarme a la higuera y coger una, dos, tres brevas. Creo que yo no estoy deprimido ni tampoco melancólico, pero me emocionan las palabras y la lucha de Antonio. He aquí sus palabras:]

Esta noche he vuelto a mirar las estrellas al lado de mis hijos y he contemplado con Juan algunos archivos relajantes, que me envían mis amigos a través de la red.

He vuelto a estremecerme con los hondos poemas que José Antonio Labordeta cuelga estos últimos días en las páginas de su blog. Me he tomado un helado de chocolate amargo en la terraza. He escuchado de nuevo, como un adolescente, a Cecilia y a Brel. He telefoneado a mi madre, a Elba... Me he tomado un Roibós. He hecho mis ejercicios de respiración diafragmática lenta y un poco de relajación.


He leído a Petisme y el último mensaje de Gabriel. ¡He recibido, también, dos avisos de la puta ansiedad, sin citarme con ella! Al final he conseguido engañarla, y aunque se acueste a mi lado no me va a conquistar. ¡Me salvarán esas cosas, grandes y pequeñas! ¡Esas cuatro o cinco cosas que aún valen la pena!

02/09/2007 08:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

LEZAMA,PIÑERA Y VICEVERSA, POR JESÚS MARCHAMALO

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[Le he escrito esta mañana a Jesús Marchamalo y le he pedido uno de los capítulos de su libro “39 escritores y medio” (Siruela). Y Jesús muy amablemente elige por mí este texto maravilloso sobre José Lezama Lima y Virgilio Piñera, para el que encuentro no la ilustración de Damián Flores, sino esta curiosa foto de la página web www.culturaliteraria.cu/autor/virgilio_pinnera] 

LEZAMA, PIÑERA Y VICEVERSA

Jesús Marchamalo  

Llama la atención que dos personas tan iguales puedan ser al tiempo tan diferentes, como si uno fuera la imagen misma del otro, pero reflejada en un espejo deformante. Negativo y foto, moneda y troquel: Lezama carnívoro, Piñera vegetariano; Lezama fumador de puros, Piñera de cigarrillos; Lezama, traje y corbata, Piñera, camisa de manga corta; Lezama, barroco, Piñera marginal.

Lezama, gordo, fofo, panzudo y desorbitado, tenía un pelo negro lleno de brillos como una sotana usada; Piñera no, era tan flaco que ni siquiera dejaba huellas en la arena de la playa. Lezama acumulaba en su casa centenares de libros, metidos en vitrinas, en estanterías, amontonados en la mesa de su despacho; Piñera no, los leía y después los regalaba, o los prestaba sabiendo que no los iban a devolver, y nada en su casa hacía pensar que se tratara de un escritor. Lezama vivió siempre en el mismo piso de la calle Trocadero, un primero con balcón a la calle que era una embajada de sí mismo, el lugar donde recibía a los jóvenes poetas que le llamaban maestro, y donde lo visitaban los escritores que llegaban a La Habana. Piñera vivió en decenas de casas, que más que casas eran en realidad habitaciones, chamizos, cuartos de los que se mudaba de un día para otro, arrastrando escasamente un hatillo de ropa, una vajilla mínima y una vieja máquina de escribir que andaba luego rodando por los rincones, como abandonada. No, no se parecían: Lezama era Lezama para todos, menos para su madre, que siempre le llamó Joselín –allí grueso y enorme-, mientras que a Piñera todo el mundo le llamaba Virgilio, menos la policía. Hasta su común homosexualidad les hacía diferentes, porque a uno le gustaban los amores angelicales, a Lezama, y a otro los rudos campesinos de la zafra, los descargadores de músculos sudorosos, a Virgilio, que duraban en su cama lo justo para el placer.

Así que acumularon bilis, con el tiempo, miradas recelosas, adjetivos punzantes, y un día se pelearon. Habían estado los dos, al parecer, en el Lyceum and Lawn Tennis Club (sin comentarios) y allí saltó la chispa de la desavenencia, de modo que acabaron en la calle. El enorme Lezama, y el pequeño Virgilio, como David y Goliat, amenazándose con partirse la cara, o la nariz, con ponerse un ojo morado, romperse un brazo o molerse a palos. Hasta que Virgilio saltó un seto, y se introdujo en un cercano jardín, desde donde comenzó a tirar piedras a Lezama, que le señalaba amenazante con su dedo regordete probablemente anillado. Y aquello fue un listado de amenazas: “Virgilio, te voy a pegar”, y de guijarros que rebotaban en la acera, y que Lezama esquivaba con pequeños, ridículos saltitos que los niños jaleaban al grito de “¡Gordo! ¡Gordo!”, que era de las peores cosas que se le podían llamar. No se hablaron durante años. Uno se volvió, rojo de ira, a casa, y el otro, tal vez arrepentido, a la Argentina. 

Años después, Lezama escribió una inmensa novela que hay que transitar con serpa y botella de oxígeno, como las cumbres nevadas del Himalaya. Paradiso, una fiesta de palabras –adjetivos y adverbios- que surgen en torrente, enganchándose unas a otras como las cerezas. Se cuenta que escribía a última hora de la tarde, o de madrugada, cuando el asma le impedía dormir, en su despacho caótico lleno de libros, y fotos y tabaqueras, justo al lado de la cocina, porque le gustaba trabajar con el olor cercano de la comida, cada vez más prisionero de su gordura, del tabaco, del cansancio y las canas.

Piñera, no. Cuando lo detuvieron, tras la Revolución, un día que iba por la playa vestido con unos pantalones cortos, chanclas y camiseta, pidió a la policía, muerto de miedo, que le dejaran cambiarse. Lo acusaron de atentado contra la moral, entre otras cosas. Y ahí anduvo, ingrávido, refugiado, escondido, oculto y recóndito, asustado y pálido hasta casi su muerte. Los últimos años sólo fue una sombra incolora de sí mismo. Cuando un periodista visitó la casa del amigo que lo había acogido, y lo entrevió, el dueño lo señaló con disimulado afecto, y dijo: “Ése fue Virgilio Piñera”. Legó para la historia de la literatura un verso: “La maldita circunstancia del agua por todas partes, me obliga a sentarme en la mesa del café”, y otros cuatro libros más. Tal vez cinco.    

02/09/2007 18:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

TRES PARTIDOS FELICES DE VÍCTOR Y GUILLERMO

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[Víctor Juan Borroy, pedagogo y profesor, es un apasionado del Real Zaragoza. Le ha contagiado su entusiasmo a su hijo Guillermo, que tiene una portería en el jardín. Y ahora ambos se contagian y se ilusionan  en un diálogo recíproco de fervor por el Real Zaragoza. Anoche, Guillermo y Víctor fueron al partido contra el Racing de Santander y contaron con José Luis Melero, el consejero de Peñas y de la afición en general, como anfitrión. Víctor ha escrito un cuento sobre su vivencia del Real Zaragoza, y ayer decidió trasvasar esa vivencia también al candor de su hijo Guillermo, emocionado como tan bellamente se cuenta aquí. El propio Víctor Juan, imagino, haría de fotógrafo; ya se sabe que este zaragozano recriado en Caspe vale para todo: para investigar sobre pedagogos republicanos, recuperar la caja de música de Ramón Acín, escribir de amor con un fondo de metaficción, coordinar la revista “Rolde” o dirigir el Museo Pedagógico de Aragón. He aquí el texto que puede leerse en su espléndido blog, en su espléndida  página web. Es bonito tener padres (y grandes amigos: Melero es un viejo maestro de la amistad) que te contagien esta ilusión que se expande. Qué pena luego que los jugadores no respondan... Eso sí, Guillermo, viene a sugerir aquello de “una mala noche la tiene cualquiera”. Algo muy especial debe tener el fútbol para conmover así, como conmueve al niño Guillermo...]  

Tres veces felices 

Cada uno vive su vida como puede y disfruta o padece a su manera, tal y como le enseñaron a hacerlo o del modo que supo conquistar. Cada uno interpreta las situaciones como sabe, como le conviene o como le parece. Eso me ocurrió el jueves pasado en Castellón, en la ceremonia previa a la incineración de Palmira Plá. El cura -un gran profesional- citaba al padre Martín Descalzo, a Santa Teresa e incluso a Unamuno, al Unamuno que le pareció bien citar. Mientras el cura hacía su trabajo yo pensaba que ya no recibiría más correos de doña Palmira, pero que tuve el enorme privilegio de recibirlos alguna vez. Mientras el cura se enredaba en la vida eterna, yo me repetía ¡¡Víva Paco Ponzán!!, ¡¡Viva Paco Ponzán!! y me imaginaba a Palmira Plá en la pista de coches chocantes, a la niña que salió de Teruel en un tren de mercancías y que se enamoró en Caspe de un hombre que no le convenía nada. Solemos enamorarnos de quienes menos nos convienen, pero si ahora escribiera de amores me alejaría de lo que hoy quiero contar.

Hoy solo quería decir que ayer los abonados Guillermo y Víctor fueron por primera vez a la vieja Romareda ["Si me quieres escribir -canta La ronda de Boltaña en Avispas en el viento- ya sabes mi paradero, en la vieja Romareda, primera línea de fuego"]. Fuimos muy felices, tres veces felices en los tres partidos que vivimos en una noche ideal de luna llena. Durante el primer partido, el consejero José Luis Melero nos llevó al palco, pisamos el césped de la Romareda, saludamos a Matuzalem, nos cruzamos con Miguel Pardeza y Pedro Herrera. Salimos por el túnel de vestuarios. "Mira, Guillermo, por aquí salieron antes que tú el gran José Luis Violeta, el portero Yarza, Arrúa o Nayim. Pepe sentó a Guillermo en el banquillo del Zaragoza: "Desde aquí dirigirá Víctor Fernández al equipo". Luego nos dijeron que si queríamos que Guillermo se hiciera una fotografía con los jugadores que volviéramos minutos antes de empezar el partido. Pepe nos acompañó a nuestras localidades. Nos despedimos. "Anda, Guiller, dame un beso". Esperamos a que se hicieran las 21:45 para volver al túnel de vestuarios. Mientras Guillermo se hacía la foto en el campo, vi salir a todo el equipo: Juan Morgado, que no se sentó en el banquillo, pero parecía absolutamente recuperado, Oliveira, Aimar, Zapater, Ayala, Diogo, Milito...

El segundo partido fue el partido íntimo, personal, cómplice, de mi hijo y yo. Los bocadillos de tortilla de patata, los prismáticos, los botellines de agua, los nervios porque no marcábamos, el verle gritar "fuera, fuera", cuando todo el mundo gritaba, que Guillermo se pusiera de pie, que se le arrasaran los ojicos cuando el Santander metió un gol bobo, o cómo me abrazó cuando Oliveira empató el partido...

El tercer partido es el del 1-1 que ustedes vieron. Al final Guillermo hacía una lectura favorable y generosa con el Zaragoza: si el árbitro no hubiera sido tan malo, si el portero no hubiera tenido tanta suerte, si nos hubiera favorecido algún rechace... "Me ha gustado mucho el partido". Ese fue su resumen antes de que cambiara la camiseta del Zaragoza por el pijama y se desplomara en su cama.  

*El forofo Guillermo Juan y el consejero de Peñas y de la afición en general  Pepe Melero. Los sueños se cumplen.

02/09/2007 20:40 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

LA REINA VELOZ DE OSAKA

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No he podido comentar aquí los Mundiales de Atletismo de Osaka, pero los he seguido siempre que he podido. Ha habido muchas sorpresas y espléndidos campeones: Labat, en 1.500 y 5.000; Gay logró tres medallas de oro,  en 100, 200 y 4x100, y ha despejado las incógnitas sobre su rivalidad con Asafa Powell; Blanka Vlasic ganó en altura y se sitúa cerca del récord de la bella y larga Stefka Kostadinova (con lo cerquita que anduvo también mi adoraba Kajsa Bergquist, que no logró medallas siquiera: he perdido la forma, víctima  de  la ansiedad); pero la reina de Osaka ha sido la siempre bella gacela Allysson Felix, que ganó los 200, el 4x100 y el 4x400. El equipo  norteamericano, en general, ha brillado a gran altura.  ¡Qué se puede decir de Wariner! Y me ha encantado la gran carrera de Mayte Martínez, que le supuso la medalla de bronce en los 800 metros lisos. Es una espléndida competidora.

03/09/2007 16:10 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

VILA-MATAS VUELVE AL CUENTO

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Ha vuelto Enrique Vila-Matas a los relatos con “Exploradores del abismo” (Anagrama, 2007, 288 páginas), un libro estupendo que resume su trayectoria, su mirada, la convivencia entre ficción y realidad. El libro está emparentado con “Hijos sin hijos” y “Suicidios ejemplares”, y con el mundo que ha ido acotando en libros como “El viaje vertical”, “Lejos de Veracruz” o “El mal de Montano”. Enrique Vila-Matas concibe piezas protagonizadas por seres cuya vida está pendiente de un hilo o colgada en un extraño territorio de sueños. Gente de aquí y de allá, gente que viaja, gente a la que un narrador (que a veces parece el propio Vila-Matas; Enrique usa con gran eficacia la primera persona) encuentra en distintas ciudades (París, Praga, Cartagena, Barcelona, Ronda). Hay piezas extraordinarias, una de las más perturbadoras es “Porque ella no lo pidió”, casi una novelita en torno a una inquietante mujer llamada Sophie Calle y a una novela inventada, “El viaje de Rita Malú”. Dos de mis favoritas son “Un tedio magnífico” y “Vida de poeta”, el retrato de un poeta provinciano y arcaico de Ronda, obsesionado con Rilke.

Vila-Matas es tan original y tan lúcido que tiene intuiciones maravillosas, de lunático de las letras. Así empieza “La modestia”: “Llevo muchos años ejerciendo de espía casual en el autobús de la línea 24 que sube por calle Mayor de Gracia, en Barcelona”. Y lo que viene luego no desmerece. Se cuenta el relato de un cazador de frases que oye esto: “Un bulbul es un ruiseñor persa, pensé que lo sabías”.

*La foto es de Jean-Louis Bertini.

04/09/2007 07:33 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

MARIA CALLAS EN VENECIA

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[Estuve sólo una vez en Venecia, en 1990, y me perdí bajo la lluvia camino de Maestre. No fue lluvia, fue un auténtico vendaval. Entré en varios bares, la noche se había puesto imposible. En una de las librerías de viejo acababa de comprar un espléndido libro de Maria Callas. Tres años antes, había ganado el premio de Periodismo Álvaro Cunqueiro de  “El Correo Gallego” con un artículo que se titulaba: “María Callas: aquella voz que estremeció el siglo”. Luego me enteré de que la maestra de canto de Callas era Elvira de Hidalgo, una aragonesa de Valderrobres. Sonia R. Fides, poeta y viajera, ha visitado Venecia y ha dejado este texto en su blog.] 

Volver a Venecia ha sido guay, sobre todo porque de manera inesperada me encontré con una retrospectiva que el Casino le hacía a mi venerada María Callas bajo el nombre "L'incontro, la magia: María Callas e Venezia". Fue fascinante sentir la cercanía de algunos de sus trajes, sus joyas, sus partituras y una carta que le envió al execrable Onassis y que yo a pesar de estar expuesta no leí por respeto a María. Trajes como el de "Tosca", "El Barbero de Sevilla", y el traje rojo que se apoderó de su voz en Tokio o el chic de sus turbantes y su letra, con cuerpo y con dolor, nos saludaron amablemente desde las vitrinas que las contenían. Fue estupendo recordarla viva ahora que el día 16 de septiembre se cumplirán 30 años de su muerte. Este año, si Dios quiere, ese mismo día pasaré por delante de su casa de París y pensaré que sigue viva y que habla con la ciudad, como tantas otras veces, abrigada por la solidaridad de sus visillos blancos de seda. Este año será, afortunadamente, un continuo homenaje a la DIVA y una suerte para los que la admiramos, discos imposible de encontrar volverán a pisar las calles, Dvd's con sus mejores actuaciones volverán a impresionarnos, etc... Este 2007 será una fiesta, porque María Callas, no se acabará nunca. 

04/09/2007 09:12 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 11 comentarios.

MÚSICA ZÍNGARA Y POESÍA DEL MUNDO, EN BORRADORES MAÑANA

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El programa Borradores recibe mañana al grupo Che y Moche, que cumple diez años y participa este fin de semana en la Feria de Teatro de Tárrega. Intervienen el director de la compañía, actor y músico Joaquín Murillo, y los intérpretes Teresa Polyvka (violín), Eugenio Arnao (percusión) y Kike Lera (guitarra y voz); tocan dos piezas, una danza zíngara y otra ucraniana, muy festivas, de su espectáculo Oua Umplute (Huevo relleno), con el que acuden a Tárrega. Murillo y Polyvka cuentan la trayectoria de la compañía que prepara una nueva versión de “Metrópolis”, en colaboración con la orquesta Enigma del Auditorio. Además, acuden al plató los fotógrafos Ángel Carrera, comisario de la muestra “Nudos”, que se expone en las salas del IV Espacio, y Filomena Moreno. Y el periodista y escritor Ricardo Vázquez-Prada habla de su último libro: “Cuarto y mitad y otros cuentos” (Huerga & Fierro), en el que relata algunos sueños terribles, un inventario de pesadillas. A Vázquez-Prada, cronista taurino de Heraldo de Aragón durante años, le acaban de traducir al francés su novela La cuadrilla. 

Además, se ofrece  un reportaje  del Festival Internacional de Poesía de Veruela, que se celebró el pasado fin de semana en homenaje a Antonio Machado y su llegada al Moncayo hace un siglo; distintos poetas del mundo recitan en castellano (Forega, Miguel ángel Ortiz), gallego (Juan Abeleira), catalán (David Castillo), turco (Alime Hume), esloveno (Brane Mozetic), italiano (Alessandro Agostinelli), francés (André Riviere) poemas del  poeta sevillano y poemas propios... Y hablan, entre otros, Amalia Iglesias y Hermindo Medal  Se inaugura una nueva sección sobre la lectura y las actividades en las Bibliotecas Públicas: se ofrece un reportaje de la Biblioteca “Lázaro Carreter” de Torrero; la bibliotecaria Eva Puyó recomienda algunos libros y también los lectores habituales del centro, y el programa se completa con un homenaje al escritor Paco Umbral, cronista de la Transición, escritor fundamental de las letras españolas, que acaba de fallecer.

*Che y Moche en "Oua Umplute": Eugenio Arnao, Teresa Polyvka, Joaquín Murillo y Kike Lera.

05/09/2007 08:34 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

JAN VAN EDEN: EL OBSERVADOR ANTE EL CAOS

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Jan van Eden se ha empeñado en no perder el paraíso. Quizá porque en el fondo lo lleva dentro, en su propio apellido, en ese Eden o edén que le confiere carácter. Desde muy joven, desde los tiempos en que estudiaba Matemáticas, Ciencias Naturales y Geología, Jan van Eden ya se sentía pintor, y ya garabateaba papeles y lienzos en secreto, en los tiempos muertos que a uno le dispensa a la vida. Antes de iniciar su particular vuelta al mundo, Jan Van Eden viajó a Galicia, a Asturias y a los Pirineos aragoneses. En Huesca, cuando quería ser un pájaro libre con un verso de enamorar en los labios, conoció a Pepa Santolaria. Y con ella iba a recorrer África, América Latina, Oriente Próximo, distintos lugares del mundo, e iba a fortalecer su vocación de pintor. Del amor, de la convivencia y de los viajes, nació una forma de vivir desde la pintura. Las casas siempre estaban presididas por cuadros; en las mudanzas, río arriba o monte abajo, siempre había un rollo de óleos: el diario de la creación, las imágenes alucinadas de la pasión de pintar en cualquier lugar de la tierra, la urgencia de expresarse mientras rugen los tigres o se agitan las lianas en la noche.

Jan van Eden se educó, en el tramo inicial de su formación autodidacta, a la sombra de los grandes maestros expresionistas como Kirchner, Baselitz, Grosz, Max Beckmann, Otto Dix y Oscar Kokoschka, entre otros. Todos ellos tenían como característica el expresionismo figurativo, la realidad atrapada de forma grotesca, con la lucidez desesperada de quien mira y ve dolor, miseria, espanto y muerte. De esa atracción le sale a Jan van Eden una obra turbadora, llena de desgarro y de demonios interiores. Y de ahí, podría decirse que pasa a un periodo de rebeldía y compromiso social que presenta una iconografía semejante, e igualmente tempestuosa, a la de Antonio Saura. El pintor reside en Amsterdam y en Sabayés; en esa morada-paraíso que se abre a una infinita vaguada de La Hoya de Huesca tiene cuadros suyos de gran personalidad, cuadros de sesgo brutal en negros y gris, pero el visitante poco advertido puede pensar que son de Saura. Son las afinidades electivas del creador holandés, y acaso sus bromas.

Jan van Eden, aunque no se dedicase solo a pintar, era un virtuoso: exploraba técnicas y formas, se acercaba al informalismo y al arrebato gestual, usaba el color como quien usa un latigazo o una detonación. Afinando aún más su coherencia, apuntó hacia otro asunto: la crítica del poder, la sátira y la denuncia de su fatuidad. De ahí que los cuadros ofreciesen rostros levemente desfigurados, borrosos, quizá despersonalizados. Sin duda, ése es el periodo en que Jans se aproxima más al mundo de Francis Bacon: en la cara de sus personajes parece haber un único ojo, un ojo de cíclope, que domina la escena, y parece existir un ser atormentado y agresivo que tiene algo de depredador o de monstruo que nos vigila y que nos desafía.
La pintura de van Eden ha destacado siempre por su versatilidad. Por su sentido del color. Por la facilidad del dibujo. Cuando quiere ser temperamental o avasallador, lo es. Cuando quiere emplear el esquematismo, esas heridas cromáticas que alancean el cuadro, la superposición de planos, lo hace. Cuando quiere ser constructivista o cubista, desarrolla esas estéticas con enorme inventiva. Todo ello se percibe en un repaso a su obra, a su mundo variado y a la vez sugerente que ofrece desnudos de mujer, elaboradas formas monstruosas, líderes o ejecutivos en interiores desapacibles, bestiarios (panteras, tigres, Evas modernas) o criaturas más o menos voluptuosas que están inscritas entre moles de edificios con su inquietante perfil de pájaro...

La evolución de Jan van Eden es incesante. Disfruta con su trabajo. No se conforma. Y se compromete con la actitud de un cronista desde el lienzo, de un observador ante el caos. Sus últimos trabajos son una interpretación sobre aspectos de la realidad: la moda, las relaciones entre los seres humanos, el poder de la belleza y del erotismo, la injusticia, el capitalismo y, sobre todo, las guerras, y algunos de sus derivados, espeluznantes antes y después de cualquier contienda, como el terrorismo. Jan Van Eden siempre fue un pintor de denuncia: de denuncias íntimas, de torturas del alma, de llanto y desubicación existencial. Y de denuncias externas, de toma de posición, alguien que agita conciencias con la pintura, con la mancha, con la artesanía del trazo.

Esta muestra es una evidencia. Y tal vez puede interpretarse como otra toma de postura desde el realismo y desde otro tratamiento del color. En estas piezas, las figuras, no precisamente felices, surgen desde una especie de masa homogénea cromática, desde planos de color casi lisos, y a veces, premeditadamente indefinidas, apenas se ven. Exigen ser miradas, piden ser vistas, reclaman ser adivinadas. Cabría decir también que en este trabajo, Jan van Eden es más narrativo: una vez vistos, podemos seguir a sus personajes, podemos verlos avanzar, imaginarnos a donde van, imaginarnos a quién van a ofrecer su desnudo y sus senos esas mujeres que pasan. El uso del tríptico muestra esta intención, esta necesidad de contar desde la untuosidad del lienzo.

El pintor considera que no vivimos en el mejor de los mundos posibles, y que por aquí y por allá hay ciudadanos en naufragio, heridos por la ira, por la sinrazón, por el estupor. Pensemos en sus series sobre el atentado de las Torres Gemelas y sus posteriores y terribles consecuencias; quizá dé a entender el pintor que no debemos descartar una relación entre los diversos polvorines de Oriente (podría colegirse de algunos cuadros una vindicación de los palestinos) y la intervención de fuerzas extranjeras con esa abominable reacción que ha despertado al mundo con una brutalidad inconcebible. El observador ante el caos que es Jan van Eden se sirve de dos elementos fundamentales: la fotografía, que en algún caso es el soporte o la matriz de sus figuras, la realidad transfigurada, y el dibujo, persistente y muy logrado.

Jan van Eden es un artista maduro, reflexivo, que cree en el arte como vehículo de transformación del mundo. Como clamor contra los desmanes y los atropellos. Y es un artista de pulsiones que trabaja con constancia y deleite. Quizá por ello, cuando las luces se suavizan en el crepúsculo de las montañas, se asoma al precipicio y respira. Respira. Mira los vencejos. Sabe que para encontrar un paraíso fuera, tan exultante como ése, hay que alimentar un paraíso dentro: en el nombre, en la sangre, en la intención.

El observador ante el caos. Texto del Catálogo. Mañana, a las 19:30 horas, en la Fundación Alcort de Binéfar se inaugura la exposición de este artista holandés, casado con la galerista Pepa Santolaria y vinculado con Aragón desde los años 60.

05/09/2007 08:51 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

BREVAS

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Sé que voy a tener un día especialmente agitado. Luis Grañena ha terminado el cuento del Real Zaragoza para chicos, cuyo texto ha escrito Daniel Nesquens. Entrará de inmediato en la imprenta. Conversaré hoy con el pintor Miguel Torrubia. Iniciamos la edición de una baraja del Real Zaragoza con cuatro equipos, diseñada por cuatro estudiantes de la Escuela Superior de Diseño de Aragón, de especialidad Diseño Gráfico, José Antonio Pérez, David Mazagatos, Ana Mestre y Jorge López Chocarro, bajo la coordinación de Isabel Biscarri. 

Me  he levantado a las siete, releí el cuento “La Modestia” de Enrique Vila-Matas, di de  comer a los gatos (Cati, Rufus y Laki, creo que éstos son sus nombres) y a la perra Noa, descolgué la ropa del tendedor y me acerqué a la higuera. Primero cogí tres brevas, luego otras tres. Me las he comido con auténtico placer. Y así empiezo el día. Con brevas.

06/09/2007 08:48 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

ANGEL PETISME PROPONE UN HIMNO DE ESPAÑA

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HIMNO DE ESPAÑA

CAPRICHO  ESPAÑOL (Himno oficioso de exaltación de la amistad y buen rollito, ¿vale?)

Visca Espanya, alcemos los cubatas
cara y culo al sol
que hace musha caló.
Gloria a la patria de Otegui y Carod,
si nos quedan dos polvos como dice Al Gore.

Gora España, charanga y pandereta,
reserva cañí
que hiela el corazón.
¡Ole tus tetas y tu sexo en flor,
que vaya Labordeta a Eurovisión!

¡Cheers Spain!, playas y chiringuito,
paella mental
y siesta de orinal.
Gloria al esfuerzo de Alonso, Gasol,
Nadal, Lorenzo y Alberto Contador…

Hurra España, patria de Mortadelo
y de Filemón,
reino del maletín,
toros de Osborne en el horizonte,
¡mandad a Paquirrín a isla Perejil!

Ea España, tierra de cayucos
y de promisión,
con más FAES que fe.
Viva el futuro, Solbes, Zetapé
que llegan con mil euros a final de mes.

Arsa España, burbuja inmobiliaria,
los lunes al sol,
el jueves aprehensión.
Gloria al soborno y a la corrupción,
si nos quedan dos polvos, let’s fuck now, my love.

Una España, vuelva usted mañana
o pasado mejor,
ladrillo, circo y pan.
Dios, patria bárbara y Rey,
la banca gana siempre y Murphy es la ley.

Grande España, de fútbol y de cañas,
web en construcción,
tres días de apagón.
Riego tu piel de oro y carmín
con Cariñeña y esperma andalusí.

Libre España, folletín por entregas
de guerra y amor,
suspiro de alcanfor.
Balsa de piedra, capricho español,
emoción sin letra, patriotas sin voz.

Arriba España, al centro y pa dentro,
hijos del botellón,
del Viagra y del reloj.
Volarán peces y saldrá el sol
la noche que acordemos ser una nación.

ANGEL PETISME
(Publicado en el semanario Tiempo el 24 de agosto de 2007)

06/09/2007 23:52 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

JOAQUÍN CARBONELL EN LA NACIÓN DE BUENOS AIRES

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De mujeres, política, fútbol, usos y costumbres hablan las canciones del aragonés Joaquín Carbonell. Será por eso que, años atrás, al tomar contacto con su obra, Adrián Korol (conductor y humorista, el de los hermanos Korol, claro) le dijo, tajante: "Tu público natural está en Buenos Aires". El, claro, le hizo caso y fue amor a primera vista. En su primera visita a Buenos Aires compuso un tema ("Ven al Tortoni"); en la segunda, la discográfica Random le editó su álbum más reciente, "La tos del trompetista", y en ésta, la tercera, aborda una minigira: hoy, en Chacarerean Theatre, mañana en el Teatro Argentino de La Plata y pasado mañana en Rosario.

Amigo y compañero de juergas de otro Joaquín, Sabina, aragonés hasta la médula, fanático del Zaragoza, periodista y amante de la obra de Georges Brassens, Carbonell se distingue por sus historias cantadas provistas de buen humor e ironía. ¿Cantautor? "Me defino como

cantautor porque no encuentro otra palabra -aduce Carbonell-. Cantautor no es solamente el que hace sus canciones, sino también el que tiene cierta actitud ante la sociedad".

La muy difundida caricatura del cantautor enojado, siempre con el dedo en alto, no es la que se ajusta a Carbonell. "En los años 70 el cantautor tenía una actitud muy belicosa porque estábamos luchando contra una dictadura, pero no tiene sentido seguir en ese carro. Hay muchas fórmulas, pero, sobre todo, creo que hay que tener una actitud diferente de la de los que se dedican a la música comercial."

Desacartonada, la actitud del músico, escritor y periodista aragonés se permite, entre otras cosas, disentir con Ismael Serrano y Pedro Guerra. "Los veo muy serios, con poco sentido del humor. Creo que el humor, la ironía y el sarcasmo son armas fantásticas. Lo quiero mucho a Ismael, pero le diría que se relaje un poco. Lo mismo a Pedro. ¡Parecen mis padres!"

La tos del trompetista , su único disco editado en la Argentina, es el álbum más reciente de la segunda etapa musical del cantante y compositor, que se presentará aquí con el guitarrista francés Philippe Charlot y con el trío local Voladores. Es que hay un primer período que finalizó a comienzos de los 80 y un segundo que nació más de diez años después. "Con la llegada de la democracia a España la gente salió de ese oscuro túnel y se lo quería pasar bien, entonces los cantautores no teníamos sitio adónde ir. Y en esta actividad nunca hay que ser patético e imponerle nada a la gente. Entonces decidí dedicarme más al periodismo. En 1993 me invitaron a cantar en varios bares y tres años más tarde tuve la oportunidad de grabar un disco dedicado a Brassens, en el que canta Sabina. Y bueno, el panorama había cambiado para mí, en el sentido de que ya no se consumía un solo tipo de música."

-Cantás canciones de Brassens en castellano y buena parte de tu música está influida por él.
-Se puede decir que soy el más francés de los cantantes españoles, junto con Javier Crae [Krahe]. Brassens es un compositor muy desconocido en España y en general todos los franceses son bastante desconocidos por la globalización que nos ha traído la colonización norteamericana. De lo francés me gustan el ritmo y el swing, que no están metidos en nuestros genes. Es algo que nos une a Sabina, por eso grabé "El gorila" con él.

 -Jacques Brel tiene mejor prensa. ¿No?
-¡Claro! A Georges Brassens lo citan todos los intelectuales, pero ninguno lo escucha.
Por Sebastián Espósito
De la Redacción de LA NACION

 *La foto del cantante de Alloza esde Miguel Acevedo Riu.

07/09/2007 08:17 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

LOS PORTADORES DE SUEÑOS: ARTE Y LIBROS

20070909015255-expo-20ortiz-20albero-20i.jpgPor uno de esos despistes  mayúsculos e injustificados no aparece aquí una de mis  páginas favoritas de libros: la de Eva y Félix, los libreros de Los Portadores de Sueños: www.losportadoresdesueños.com.

En su preciosa y mínima galería del chaise longue, que ya se ha vuelto famoso, exhiben estos días al poeta, dramaturgo y artista Miguel Ángel Ortiz Albero.
09/09/2007 01:52 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

RETRATO DE PAREJA CON SOFÁ Y LIBROS

20070909020250-eva-y-felix.jpgEl famoso chaise longue que apareció en “El País”: Eva y Félix posan como la pareja de moda en vísperas de la Expo.

Si esto no es amor y coquetería...
09/09/2007 02:02 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

PEPE CERDÁ, PETÓN Y PRIMO DE RIVERA*

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[El pasado viernes, día 7 de septiembre, me encontré en la plaza de San Francisco  con Pepe Cerdá, que había queado con José Antonio Martín Otín, más conocido por Petón. Era un día importante para Pepe, pero no dijo nada. Sí tuve un bello gesto hacia su gran amigo: fue a la librería Cálamo a comprar su libro “Pintor, pinta y calla”, hizo una precioso retrato de un futbolista en juego y lo firmó. Petón se quedó admirado. Ajeno por completo al aniversario de Pepe, hacía unos cuantos días que no leía su blog, le felicito ahora desde aquí, con dos días de retraso.]

Otro año más

Por Pepe Cerdá (Buñales, Huesca, 7-09-1961)

Hoy es mi cumpleaños. Tal día como hoy hace cuarenta y seis años dicen que nací en un pueblo de Huesca llamado Buñales. Parce ser que llegué al mundo allí por casualidad porque vi la primera luz con solo siete meses de gestación y pillé a mi madre desprevenida que estaba pasando unos días con la suya, mi abuela, que vivía en ese pueblo con mis tíos.Tengo la impresión de no haber hecho gran cosa en esta vida, al tiempo que, cuando paso revista a las cosas que me han pasado, constato que la tengo bastante completita, que no hay huecos de tedio significativos. El problema es que de mí vida me acuerdo, pero no sé dónde está, ni me vale ahora de gran cosa.Lo dicho, que hoy es mi cumpleaños.  

[Lo que son las cosas: hoy publico en mi columna dominical de Heraldo una nota sobre la cita azarosa de Pepe Cerdá, José Antonio Martín Otín, Petón, y un servidor que iba camino de La Romareda, a celebrar los 50 años de la inauguración del campo y la gran tarde de David Generelo. Éste es el texto de Heraldo:]  

El que cuenta el fútbol  


Quizá sea cierto en ocasiones que donde mejor se está es fuera de casa. Una tarde como la del viernes, aparecían en la plaza de San Francisco el pintor Pepe Cerdá y el periodista y ensayista José Antonio Martín Otín, más conocido como Petón. Ex futbolista del Huesca y representante de jugadores, Petón es un magnífico narrador oral a la vieja usanza. Se recrea, sabe crear atmósferas, y maneja hechos y personajes en abundancia. Acaba de iniciar una sección en “El larguero” de los jueves, a la una de la mañana: “El fútbol tiene música”. La inició con la historia del Barcelona de Guayaquil, de su goleador el “negro” Spencer (que también brilló en Peñarol de Montevideo) y del misionero español Bazurco, que no podía jugar en domingo pero que marcó goles determinantes en sábados. Petón clavó su relato sin un anacoluto o un temblor. Pero lo que deslumbra de él son otras cosas: es un gran conocedor de pintores como Ponce de León, de periodistas y narradores como Rafael García Serrano, al que considera un maestro de la prosa costumbrista en prensa, es lector entusiasta de Dionisio Ridruejo, y es investigador y biógrafo. En 2005 publicó “El hombre al que Kipling dijo sí” (El gallo de marzo), una biografía de José Antonio Primo de Rivera donde revela la pasión del político español por Elizabeth Asquith, la Princesa Bibesco, amante también de John Maynard Keynnes, y la fascinación que experimentó por Azaña. Luego, marchó a La Romareda y se sentó cerca del ex jugador Pedro Herrera. Algo más arriba, el vertiginoso extremo Ramón Vila, “más rápido que Gento”, recordaba que él había marcado el primer gol de ese campo 50 años atrás.

*Uno de los mejores y más famosos cuadros de Alfonso Ponce de León: "El accidente" (1936). Parece un cuadro premonitorio.    

09/09/2007 17:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

CARTA DE ELIZABETH HERNÁNDEZ DESDE HUESCA

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[Esa mujer estupenda que es Elizabeth Hernández, Liz, poeta y dinamizadora cultural, escribe esta bella carta a un puñado de amigos, entre los que me encuentro. Siempre me ha parecido una mujer encantadora, emprendedora, de una rara e intensa humanidad. De una  dulzura inteligente. Por  eso cuelgo  aquí esta nota, que la define mucho mejor que sabría hacer yo.]  

Hola:

Como ya sabrán algunos, desde el 9 de julio trabajo para el Ayuntamiento de Huesca. Soy la responsable del Gabinete de Imagen. Esto es una cosa para celebrar porque estoy contenta y creo que puedo hacerlo muy bien. Es un trabajo de dedicación exclusiva, eso quiere decir que no puedo trabajar en otra empresa. Mi horario es flexible, lo que significa que tengo horario fijo de 8:30 a 14:30 y el resto del tiempo depende de mis ocupaciones diarias. Regularmente trabajo también por las tardes.

También cambiarán mis cosas en Aveletra. El próximo jueves 13 de septiembre, renunciaré a mi puesto de Presidenta de la Asociación Aveletra. Estaré en la junta directiva, pero no al frente. Creo que es lo mejor para nuestra asociación. El que otra persona esté al frente puede beneficiarnos a todos y todas, pues desde otro sitio estaré apoyando a las actividades que se realicen. Es una decisión que afecta a toda mi vida, pues saben de sobra lo importante que es para mi el que ahora Huesca cuente con una vida literaria propia y activa. Gracias a todo el movimiento generado  por personas como ustedes que me apoyaron en los últimos años.

Estamos realizando más proyectos y espero que en la nueva etapa de Aveletra se continue igual o mejor.
En la nueva etapa de Aveletra, además de ver si por fin sacamos la ANTOLOGÍA DE LOS MARTES LITERARIOS, estamos realizando una  antología del Taller de Poesía que organiza la Asociación Aveletra desde hace 5 años.Proyectos que comenzaron como una idea están siendo paridos en estos momentos en que dejo la asociación como presidenta. Ahora sólo seré la Presidenta Fundadora y vocal, seguramente. Ya les contaré lo que decidamos en la reunión de socios y socias.

Aunque he tardado en escribirles para contarles sobre mi nuevo puesto, y a veces pareciera que no los recuerdo, quiero que sepan que agradezco TODO EL APOYO y LA AMISTAD que siempre me han brindado en todo lo que les he propuesto e invitado. Gracias de corazón.

Bueno, a fin de esta semana les enviaré un correo con la información de cómo queda la nueva JUNTA DIRECTIVA de Aveletra y el nuevo correo para las actividades que tengan que ver con la asociación.

Espero seguir recibiendo sus invitaciones a título personal como escritora y amiga, y sobre todo, contar con su amistad como siempre contarán con la mía.

Es una nueva etapa que estoy viviendo, gracias a Dios con mucho entusiasmo, y en la que espero seguir creciendo ayudando y dando amor a la gente que me rodea.

Gracias por estar conmigo.
Con cariño, Liz  

12/09/2007 01:26 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

BORRADORES: CALACEITE, REFUGIO DE ARTISTAS

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El programa Borradores dedica mañana un programa monográfico a Calaceite, esa villa del Matarraña que se convirtió desde finales de los 60 en refugio de artistas. La pianista Sira Hernández, formada en Italia y residente varios meses al año en la villa del Matarraña, toca dos temas de su último disco: “Albéniz antes de Albéniz”. Sira es admiradora de Maria Joao Pires y Sviotslav Richter, entre otros. Además, visitan el  plató el  cineasta, guionista, narrador y poeta Emilio Ruiz Barrachina, que hablará de su libro “Tinta y piedra”, que narra la historia cultural de la localidad y la llegada de los escritores del “boom” (García Márquez, Vargas Llosa, Bryce Echenique, JorgeEdwards), arrastrados por el novelista chileno José Donoso. Emilio Ruiz permaneció cinco días en la población y accedió a casi todos sus secretos, que plasmó en un libro y en un DVD. Además, es autor del documental “El mar deja de moverse”, sobre la muerte de Lorca, y publicó el volumen “Le ordeno a usted que me quiera”, el relato de un amor que tuvo el general Franco, de jovencísimo, con una muchacha de Zaragoza, y habla de todo ello y de su proyecto sobre Orson Welles en España. El tercer invitado es el narrador Juan José Flores, con vivienda en Calaceite, que habla de dos de sus libros: las novelas “En el umbral” y “Todas las primaveras”.

Borradores ofrece un extenso reportaje con artistas, escritores y músicos (desde Fernando Navarro o Natacha Seseña a Pilar Gómez Bedate, entre otros) sobre su vida en Calaceite, y visita el Museo Cabré, donde Carmen Portolés explica la trayectoria del arqueólogo, fotógrafo y pintor, y José Picó define su pintura. Además, Borradores ofrece otros dos reportajes: uno sobre la antológica de Romá Vallés en el castillo de Valderrobres y otro sobre la ceramista Emilia Carbó, fascinada por los pájaros.
 Borradores inicia el sorteo de libros y discos entre todos aquellos que contesten a una sencilla pregunta sobre el contenido del programa. Se ofrecerán tres ejemplares de “Tinta y piedra” de Emilio Ruiz Barrachina y tres álbumes de “Albéniz antes de Albéniz” de la pianista Sira Hernández. La pregunta se formula hacia  el final,  se mandan las respuestas a borradores@aragontelevision.es, y se procede al sorteo.

 *Emilio  Ruiz Barrachina con la presentadora Pilar Socorro. Hemos sacado la foto de su página web.

12/09/2007 09:57 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 11 comentarios.

MIGUEL BOSÉ, CONFIDENCIAS EN "EL RESERVADO"

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[Luis Alegre continúa con su lección de periodismo en las distancias cortas en el programa “El reservado”, sin lugar a dudas el más visto en Youtube, y uno de los grandes escaparates de Aragón Televisión, una de las mejores publicidades de la cadena. Y lo hace con una entrevista a Miguel Bosé, un personaje tan sinuoso como sencillo y encantador. Lo conocí en Fuentespalda, en Torre del Visco, durante el rodaje de “Libertarias” y guardo un gran recuerdo de aquel crepúsculo sobre la fronda y los montes. Andaban por allí Aloma Rodríguez, que estrena novela “París 3” (Xordica), Ariadna Gil, David Trueba e incluso Victoria Abril, que abrió levemente su cuarto en desorden y con un gran piano. Copio aquí el texto de Luis Alegre, esa embajada de cariño y de de chistes. El lunes, de nuevo, se avecina un escalofrío. Luis Alegre y José Luis Campos forman una pareja incontestable: van de éxito en éxito. Campos logró que todos los medios de comunicación celebrasen los 75 años de la vendimia de Cariñena...] 

“El reservado”, el programa que dirige y presenta Luis Alegre, comienza su nueva temporada con una larga entrevista con el músico, cantante y actor Miguel Bosé. La entrevista se emitirá en dos entregas, la primera el lunes 17 de septiembre y la segunda el lunes 24. A lo largo de la conversación, Miguel Bosé charla en un tono muy poco habitual sobre muchos aspectos de su vida íntima y profesional. Bosé habla sobre la relación con sus padres y con los ilustres amigos de sus padres, sobre los encuentros y desencuentros con su padre –el torero Luis Miguel Dominguín-, sobre su pasión por el fútbol y su escasa afición a los toros, sobre su amor por los animales o su vocación infantil por el mar.

También recuerda el explosivo comienzo de su carrera y el compromiso que ha presidido su trabajo; reflexiona sobre el peso del mito de sus padres y sobre el peso de su propio mito; sobre su juventud y el descubrimiento de su lado oscuro; sobre cómo ha vivido los rumores y falsedades que se han vertido sobre él durante toda su carrera -incluida aquella ocasión en la que se extendió la "noticia" de que se estaba muriendo de sida-, o sobre su deseo de adoptar un hijo.

También cuenta sus inquietudes sociales, desliza observaciones alrededor de la calidad de los políticos actuales o refiere anécdotas de sus giras o impresiones sobre amigos como Víctor Manuel, Ana Belén o Rocío Jurado.
 En sus próximos programas, “El reservado” contará con la presencia de la actriz Blanca Portillo y el músico y cantante Antonio Carmona.

“El reservado" se emite el lunes 17 a las 00:00 horas. 

15/09/2007 11:03 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

PASCUAL ESTRADA AZNAR: UNA VIDA LITERARIA Y UN AMOR

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  Pascual Estrada Aznar era un completo desconocido entre nosotros. En España, en Aragón o en Zaragoza. Sabían de su existencia en Fuendejalón, donde pasó imborrables periodos en su niñez, sus familiares (su hermana Maribel, su primo José Aranda Aznar, su vieja amiga Naty Casanova, a quien le enviaba sus escasos libros dedicados;  fue ella quien nos puso en contacto con su figura), pero su biografía y su trayectoria literaria han pasado inadvertidas entre nosotros. Incluso un viaje por Internet apenas revela datos de Estrada Aznar, a pesar de que publicó dos libros en Monte Ávila y era asiduo colaborador de “El diario de Caracas”, donde inició una autobiografía que interrumpió, y “El magazine español”, en el cual entre 1997 y 1998 redactó unas memorias de todo un poco: de su condición de escritor, de su trabajo de impresor, de su éxodo en 1955, de su pasión por el lenguaje.

Cuando lleva varias entregas de artículos, narra la vida de un joven Galter, nacido en Zaragoza, recriado en Madrid y finalmente emigrado a Venezuela, a Caracas, adonde se había ido su padre. Está claro que este Galter, Galtercico a veces, es algo más que un “alter ego”: es el propio Pascual Estrada que llevaba el puñal de la soledad y del desamor en el centro del pecho.         

Pascual Estrada nació en Zaragoza en 1932. Se sentía afín con aquellos que decían y asumían: “Cuanto más de su aldea, más del mundo”. Cuanto más de Zaragoza y sus callejas, del entorno del Pilar (presumía de recordar al carnicero, al bodeguero, a los seres inadvertidos), más de Venezuela, del universo, de la antigua Grecia, que tanto le gustaba. En uno de sus textos, dice: “Querría tener dinero como para vivir seis meses en Aragón y seis en Caracas”. Esta frase establece el costal de su perpetua contradicción. José Aranda, a quien admiraba como escritor Pascual (hasta tal punto que glosó sus libros en Caracas), dice que su primo era “un hombre desdoblado, inclinado a la soledad e incapaz de venderse. Echaba mucho de menos Aragón. Tenía vocación y a ella se debía. Fue desinteresado y desprendido, estúpido, en el buen sentido del término, quiero decir que se sentía reconfortado como escritor. La palabra era su terapia. Los libros jamás le dieron ningún dinero”. Esa escisión se revela, desde muy pronto, en pequeños detalles: cuenta que sentía nostalgia de las migas aragonesas y que salía a comprar “pan duro y sebo de cordero en Caracas” para hacerlas. Pero los motivos de ese extrañamiento esencial –Pascual perseguía el enigma de su propia identidad mediante el lenguaje- son más abundantes: los recuerdos de su infancia, los paseos por la ciudad, el Ebro, Goya, una atmósfera concreta, los ponientes entre las viñas en Fuendejalón y un amor que le perturbó durante muchos años. A esta herida sentimental le dedicó varios artículos y describe la belleza y el sentido de la libertad de su amada que llevaba escrito en el jersey la palabra N.
         

Debió ser un niño peculiar, abrazado a los libros en su “pequeña mesa de pino”. Era hijo de un militar que volvió pronto de la Guerra Civil, y el ambiente familiar era “conservador y muy religioso”. Quizá por ello, entre otras razones, dijo: “Soy un desclasado”, y agregó que se sentía hermano de los trotamundos Eneas y Odiseo. Estudió en Maristas y desde muy joven debió experimentar la fascinación por la escritura. Escribió en “El magazine español”: “El lenguaje es el juego –dramático juego- que a mí me atrae. Soy, además, verbalista o verbófilo”. Y agregó en otro lugar: “El ejercicio regocijante, ingenuo, con los instrumentos a mi mano, juntar palabras, ordenarlas, estructurarlas, relacionarlas... Era una fiesta. (...) Mi afición más destacada es la lectura-escritura y coincide con la práctica de mi trabajo cotidiano”.
         

Nos hemos adelantado a su futuro oficio: será impresor. Ya en Madrid, como adolescente, estudió en Maristas. De vez en cuando regresaba a Zaragoza o Fuendejalón y se sentía fascinado por la sabiduría popular de su tío Emiliano Gómez Aznar, que se dedicaba al cuidado de árboles, pero además afilaba y contaba historias maravillosas. De aquel paisaje iba a recordar para siempre los vientos helados, la ondulación de las viñas, los hielos, los celajes. Y quizá sus primeros amores. Pronto, viviría uno de los episodios amorosos que le perseguirían, durante casi toda la vida, como “un fantasma en el aire y en el alma”. De vez en cuando, retrata el clima que se vivía en su casa y dice que “no se podían oír emisoras rojas”. Él, al margen de la poesía, quiso ser maestro, pero se encontró con la oposición familiar. Debieron sugerirle que “un Estrada debería ser otra cosa que maestro muerto de hambre en una aldea”, y le encauzaron hacia el Derecho. “Aunque pronto se sintió agobiado y acabó marchándose”, dice José Aranda. Él mismo anuncia que aquella vida no era la suya y aprovechó, si seguimos su biografía, que su padre había desaparecido en el Caribe para seguir sus pasos. Embarcó en Barcelona en 1955, pero llevaba un compromiso de matrimonio con la que iba a ser su primera esposa: María del Rosario. Su progenitor debió de ir a buscarle con un Pontiac azul oscuro y le ayudó al principio, en otras cosas a conseguir su primera casa. María del Rosario, al cabo de un mes, le recordó sus palabras y viajó a su lado. Le daría dos hijos. De un posterior matrimonio, Pascual tendría otros dos.
         

En Caracas hizo de todo: dio clases, debido a su buena formación humanística, en el colegio Jesús Obrero de los Frailes de Catia; fue vendedor de máquinas de contabilidad y al final logró un puesto en un banco. Intuyó que podía ser simpático con los clientes y entró a solicitar un empleo con éxito. El trabajo le duró un tiempo (confiesa: “Vivía sin poder sentarme en paz”), hasta que se cruzó con el señor Mas y Mas que le enseñó los secretos de la linotipia y la composición, que iba a ser su oficio definitivo. La literatura, los libros y el conocimiento serían el norte que le guiasen. Asentado, aunque viviendo con más estrechez que opulencia ( “carecía de un auténtico sentido práctico”, afirma José Aranda), empezó a desarrollar su obra literaria compuesta por cinco libros: “Pie en el barro” (Editores Mexicanos Unidos, 1963), de poesía; y cuatro volúmenes de narrativa: el experimental “Parvum Speculum”, que contiene un modesto ejercicio tipográfico suyo, una alianza entre texto y disposición gráfica; “Rostro desvanecido memoria” (E. Expediente, Caracas, 1973), que refleja un claro eco de Samuel Beckett; “Orión en el Meridiano” (Monte Ávila, Caracas, 1975), volumen que José Aranda considera el mejor de los suyos o “el que más me gusta a mí”; y “Regreso a Ítaca” (Monte Ávila, Caracas, 1979). Pero además ha dejado otros textos inéditos: reflexiones, juegos lingüísticos, poemas sueltos, fragmentos de memorias o de autobiografía, como los que venimos glosando. Frecuentó los periódicos, tuvo amistades importantes como Rómulo Gállegos, “del que hablaba con admiración”, García Bacca y el ministro de Educación José Ramón Medina, “con quien tuvo una relación muy directa. Le pulía los discursos. Se los pasaba en bruto y le decía: ‘Métele pluma’. Hizo de negro”, recuerda José Aranda.
         

Regresó varias veces a Aragón. En algunos de sus textos recuerda al director de orquesta Dimitri Berberoff, con sus cabellos al viento y su agitada batuta en el Teatro Principal. Alaba a Goya, La Aljafería, Los Bañales, a Ramón y Cajal, pero no es capaz de sentirse feliz. Escribe: “Volvía a Zaragoza a llorar”. Lágrimas heladas. Falleció en 2001 y nunca, a pesar de que recompuso su existencia, de que dejó hijos a los que adoraba, tuvo la sensación de tener un lugar en el mundo ni en la literatura. Además, e insistimos en ello porque él lo hace, una y otra vez “el fantasma antiguo de la muchacha de la N en el pecho surgía porfiado en ensoñaciones”.  

*La foto es de Caracas de noche. Allí vivió este escritor e impresor nacido en Fuendejalón.

16/09/2007 09:36 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

EDGAR ALLAN POE, EN SUS CUENTOS

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  Charles Baudelaire dijo en una ocasión, pensando en Edgar Allan Poe: “Existen destinos fatales”. Baudelaire y a Stephane Mallarmé tuvieron el acierto y la intuición de traducir y promocionar al autor en Europa, de tal modo que casi era más famoso aquí que en su propio país a pesar de que su existencia estaba rodeada de una leyenda trágica. Poe nació en Boston en enero de 1809 y murió en octubre de 1849, en medio de una jornada electoral, completamente ebrio, con esta frase entre los labios: “Que Dios ayude a mi pobre alma”. Casi puede decirse que Poe no tuvo un momento de respiro. De temperamento romántico, exacerbado, inclinado a la locura, a la neurosis y a un montón de pesadillas que no le dejaban dormir, vivió rodeado de espectros, de apariciones, de sentimientos oscuros que poblaron su excitable cerebro. Fue un hombre de increíble encanto: ya desde niño, con sus ricitos de oro y una inteligencia casi apabullante, seducía a todo el mundo.         

Hijo de pobres actores ambulantes, que alternaban “
Macbeth” y “Hamlet” con piezas sentimentales y comedias musicales, se quedó huérfano a los dos años. Entonces aparecieron en sus días, John y Frances Allan, que durante algún tiempo le dieron una infancia casi dichosa. John Allan era un comerciante escocés que se hizo cargo del desvalido muchacho y lo llevó a su casa, una morada sureña y a menudo espeluznante. El niño, dotado desde  muy joven para la literatura, creció entre nodrizas negras y criados esclavos que le contaban a cualquier hora viejas leyendas de aparecidos, relatos sobrenaturales o incluso narraciones de viajes o visitas a los cementerios. La presencia de cadáveres era tan constante en la adolescencia de Poe como los seres humanos. Es decir, se crió en medio de fábulas de terror, pero no sólo eso, el ámbito cultivado de los Allan le permitió acceder a las novelas “góticas” y a un conocimiento enciclopédico. Con sus nuevos padres, pasó cinco años en Escocia y Londres, atmósferas que son perfiladas en uno de sus cuentos más perturbadores, “William Wilson”, y en 1820, regresaron a Estados Unidos. Ingresó en la Universidad de Virginia, pero su vida disoluta –de juego, de alcohol, de constante libertinaje- acabaría enfrentándolo con su padre. Ingresó en West Point y casi a la vez vivió su primera historia de amor con Helen, una mujer mayor que él que se volvió loca y falleció demasiado pronto. Se sospecha que Poe iba a visitarla a su tumba a altas horas de la madrugada. Tampoco hizo carrera como militar y pronto se inclinó hacia la literatura. En 1827 publicó su primer poemario, “Tamerlán y otros poemas”. Jamás abandonaría la poesía, y de hecho su vena lírica caracterizará toda su producción: los extraordinarios cuentos, su única novela “Narración de Arthur Gordon Pym”, a la que incorpora el canibalismo, e incluso su narración o poema cosmogónico “Eureka”, con el cual pensaba que iba a lograr la inmortalidad.         

Edgar Allan Poe conquistó la inmortalidad de otro modo: con sus narraciones cortas, que fue publicando en revistas y periódicos, y a las que luego les daba forma de libro. Hace algunos años, Alianza Editorial publicaba en dos volúmenes los “Cuentos completos” de Edgar Allan Poe en la traducción canónica, magnífica, de Julio Cortázar. Hace no demasiados meses Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores reeditaba ese trabajo bajo el título de “Todos los cuentos” (481 y 448 páginas), con ilustraciones de Joan-Pere Viladecans (Barcelona, 1948). Podría decirse que en el primer tomo están las obras maestras, las grandes piezas de Poe, las más sombrías e inquietantes, aquellas que le han hecho famoso por su complejidad temática y su riqueza fenomenológica (locura, neurosis, necrofilia, pasiones terribles, muerte más poderosa que la vida, crueldad, sadismo, romanticismo fúnebre...), y en el segundo están los cuentos más grotescos y humorísticos, pero también aquellos donde propone una modesta glosa a “Las mil y una noches”, como “El cuento mil y dos de Scheherezade”, o los cuentos abiertamente líricos, de una poesía más blanda, como pueden ser “El alce” o “La isla del hada”. También figuran en este segundo libro piezas como “Conversación con una momia”, “El hombre de negocios” o “La esfinge”, fábulas que las propias notas finales de los cuentos consideran su producción secundaria. O menos perfecta que las piezas del primer volumen.
         

Centrémonos pues en el tomo que abre el estuche. En él figuran la mayoría de las piezas verdaderamente magistrales de Poe, un escritor que poseía una deslumbrante erudición porque había asimilado lecturas de todo tipo: ficción, filosofía, esoterismo o ciencia. Parecía saber de todo y contarlo con un procedimiento indirecto que luego también utilizará Borges, aunque al autor argentino Poe le parecía un escritor enfático y efectista del que rescata su cuento más límpido: “La verdad sobre el caso del señor Valdemar”, el único de los suyos que incorporó a su “Antología de la literatura fantástica”. En efecto, esta es una historia portentosa: el relato de un hombre que ha sido objeto de hipnosis y que vive y habla más allá de la muerte. Este primer volumen se abre con el cuento ya citado, “William Wilson”, uno de los más autobiográficos, la historia del doble y del crápula, y debemos recordar aquí que el tema del doble le interesará mucho a escritores como el citado Borges o Stevenson. “El pozo y el péndulo” transcurre en Toledo y es un descenso a los infiernos de la Inquisición. “
Manuscrito hallado en una botella” emplea un artificio que ya había usado Cervantes y que empleará años después el propio Cortázar en “Manuscrito encontrado en un bolsillo”. “El gato negro” señala otro instante de la crueldad y de la obsesión que enturbiaban el sentido de Poe, donde el sadismo alcanza un brillo terrible. “El retrato oval” es una narración, en poco más de dos hojas, de una precisión conmovedora: puro horror y paradoja. La pasión del pintor es tanta y también su sentido de irrealidad que no se percata de que la pintura –igual que sugerirá Oscar Wilde en “El retrato de Dorian Gray”- al cuajarse de vida y belleza aniquila la beldad de la musa, el candor y la entrega de la enamorada. Quizá sea una de los más redondos cuentos de género de Poe, de admirable concisión.  

También figuran aquí relatos como “El corazón delator”, “El tonel de amontillado” (una de las piezas preferidas por Stevenson y auténtico paradigma del denominado “tono Poe”), “El demonio de la perversidad” o “El entierro prematuro”, cuentos de constante violencia y desquiciamiento donde se habla de seres heridos por la neurosis en algún lugar del cerebro. “Un descenso al Maelström” es una pieza inspirada en algunos momentos de su adolescencia y emparentado con “Gordon Pym”; el rodar del remolino que todo lo arrastra y los minuciosos datos científicos de la pieza están tomados de la “Enciclopedia Británica”. Hay otras piezas de una recrofilia casi insoportable, puras pesadillas, transmigración de almas, estados de locura, e incluso atmósferas incestuosas como la de “La caída de la casa Usher”, para muchos –entre ellos para Roger Corman- el mejor cuento de Poe, aunque él prefería “Ligeia”, que era un paso más allá, hacia lo siniestro y la resurrección, de “Morella”. Con “Berenice” intentó sugerir la vida idílica y a la par miserable que llevó con su “tercera madre” Mrs Clemm y con la hija de ésta y esposa de Edgar, Virginia Clemm, con la cual se casó cuando ella tenía trece años y él 25. Los cuentos de “las mujeres” (“Ligeia”, “Eleonora”, “Morella” y “Berenice”) figuran entre los más amados por él, pero “La caída de la Casa Usher” es una pieza redonda, magnífica, rebosante de atmósferas enfermizas, de dolencia moral, de decrepitud y de muerte, de una muerte que parece más viva y rugiente que la propia vida. Y de personajes enigmáticos, escurridizos, que se mueven en un estado de locura, patetismo y ocultación.         

Siempre se ha dicho que Edgar Allan Poe fue uno de los inventores del género de detectives con la creación del personaje lógico y deductivo August Dupin, que protagoniza “Los crímenes de la rue
Morgue”, “El misterio de Marie Roget” (que es la continuación del anterior) y “La carta robada”, y de esa atmósfera es, sobre todo en su segunda parte, “El escarabajo de oro”. Esta primorosa edición bien merece la relectura de Edgar Allan Poe, uno de los más grandes cuentistas de todos los tiempos.
 

16/09/2007 09:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 11 comentarios.

MARLENE DIETRICH. NOTAS PARA UN RETRATO

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Marlene Dietrich hubiera cumplido hoy, a las nueve de la noche, cien años. Fue una mujer indómita e independiente que protagonizó fotogramas inolvidables en la historia del cine: como actriz, como cantante, como símbolo de diosa carnal y andrógina. Ella ocupa un sitial de honor entre las grandes figuras: Greta Garbo, Marilyn Monroe, Rita Hayworth y Ava Gardner. Las cinco son las diosas mayores de un reino de glamour, de deseo, de exultante y abrasadora belleza.

         Ella, como las otras, también se vio favorecida por un golpe de suerte cuando asomaba al fracaso. De repente, el hombre que al verla había dicho: "Hermoso culo, pero necesito un rostro", la miró mejor, de cerca, y vio que en su cuerpo cimbreante, en su mirada penetrante, en su cabellera rubia y en sus pómulos un tanto rollizos todavía, había un incendio de la carne: una mujer salvaje, la Venus de fuego y de hielo. En ese momento, en 1930, cuando la joven Marie Magdelene Dietrich había pasado un modesto calvario de 17 películas sin demasiado éxito, se produjo el nacimiento de una actriz distinta que, más que una intérprete asombrosa, era un amasijo de tentación y fotogenia, de perversidad y beldad.

         Marlene Dietrich se había preparado para ese salto durante mucho tiempo. Su padre era un rígido oficial prusiano que amaba los libros y las artes, y que quiso hacer de ella una muchacha de provecho. La apuntó a clases de violín y la obligaba a leer a Hölderlin o Goethe y a comentarlos con sus institutrices y profesoras. Parecía claro que la joven Marie Magdalene iba a ser concertista, pero un accidente doméstico le desvió de su destino. También soñó con ser rapsoda, declamaba en alta voz con su voz ronca, y ése, a la postre, iba a ser su camino. Se presentó a las clases del conocido dramaturgo Max Reinhardt, pero éste desconfió de sus facciones y de su cabello rubio. Dos años después volvió a verla y se quedó fascinado. Marlene, pese a ese célebre admirador, debería realizar un meticuloso trabajo de fondo como actriz de reparto y de modestas funciones teatrales. En esa travesía del desierto, en 1924, contrajo matrimonio con el ayudante de producción Rudolf Sieber, con el cual tendría una hija, María, que escribió un libro sobre su madre. Un libro donde le reprocha su escasa atención: le recrimina que, mientras ella se iba por ahí en busca de amores lésbicos, "la arrojase" en mano de institutrices lesbianas.

         Josef von Sternberg, barroco y exquisito, le ayudó escapar del anonimato con una cinta legendaria: "El ángel azul" (1930) y ensancharía su mito de devoradora de hombres con seis películas más, algunas de títulos tan emblemáticos como "La Venus rubia" (1932), que es un sintagma que la define. Sternberg fue algo más que un director: fue su amante, su "Pigmalión", su inventor. Supo captar como nadie su fotogenia, sus ángulos; supo cultivar su androginia, y como hombre decidió abandonarla un tanto harto de sus escaramuzas sentimentales. Marlene Dietrich era irreductible en la vida y en el cine: era una seductora indesmayable que imponía con su belleza y con su vasta cultura. Sabía buscar los hombres idóneos en el momento justo: así buscó la amistad y la complicidad de Ernest Hemingway, con quien mantuvo una relación de igual sin el fastidio del sexo, con Noel Coward, con Erich Maria Remarque, célebre por su novela "Sin novedad en el frente" o, años después, con el escultor Alberto Giacometti.

         Famosa ya en el mundo entero, Goebbels la instó a retornar a su patria para "retomar su papel histórico de icono de la industria cinematográfica alemana", pero ella no se anduvo por las ramas. Solicitó la nacionalidad norteamericana y quizá contestase lo que volvería a repetir cuando Alemania caía en el pozo total de la sinrazón: "Soldados alemanes: no os sacrifiquéis. ¡La guerra es una mierda! ¡Hitler es un idiota!". Cantaría para ellos en varias ocasiones. Su carrera en Estados Unidos atravesó un periodo de incertidumbre, que se aliviaba con sus numerosas conquistas (entre ellas Mercedes de Acosta, pero también John Gilbert, Maurice Chevalier, John Wayne, etc.), pero pronto se encauzó e inició su colaboración con los grandes realizadores de Hollywood, un lugar donde nunca se sintió cómoda. Por entonces, usó y abusó la moda de hombre: usaba trajes de corte y pantalones. A su nieta y a su propia hija les diría después que no quería romper con nada, sino que así se sentía más cómoda.

         Era una cazadora de amantes con enigmática suficiencia. Y ya una institución en cualquier película. Sus interpretaciones no parecían servirle para ganar un Óscar pero sí ser portadas de las más importantes revistas y recibir grandes elogios de la crítica. Por su trabajo en "Berlín Occidente" cosechó alabanzas por doquier, alguien dijo que era mejor trabajo, y logró el respeto de Wilder. Alternaba su residencia en París con su estancia en Estados Unidos. Los años 50 fueron importantes para ella: trabajó con Wilder de nuevo, Hitchcock, Fritz Lang o su gran amigo Orson Welles, ahora se ponía lengüetas de carne para estirar su piel y seguía exhibiendo sus alargadas piernas y su mirada magnética. Continuaba cantando, y no se retiró del todo hasta 1979. Vivió reconcentrada en sí misma en los últimos años, repasando sus lecturas de Goethe, de Hemingway y de Hölderlin, y se encargaba de responder de su puño y letra las 200 cartas que recibía diariamente. Abusaba en exceso del alcohol y de los medicamentos, y podría ser que tras haberse observado ante un espejo, a los 90 años, decidiese poner fin a sus días un día de mayo de 1992, tal como conjeturó una de sus últimas cuidadoras. Para entonces ya era inmortal e, igual que hoy, seguía dividiendo a su país.

 

*Marlene Dietrich retratada por Nicholas Muray.

16/09/2007 10:54 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

OTRO POEMA DE SONIA R. FIDES

20070917070947-marilyn-monroe-020.jpgEL AIRE NO HACE NEGOCIO ESTA TARDE EN MIS VENTANAS

Hace calor,
como si no hubiera hecho calor nunca,
como si no fuese a hacer calor jamás.
Los pasos ensayan coreografías
bajo la sombra de las flores
y el aire no hace negocio esta tarde en mis ventanas.

La tierra
no sabe pronunciar las vocales que forman la tormenta.
Los árboles no pagaron el alquiler del viento,
son niños paralíticos de cintura para arriba.

Sigue estático el paisaje.
Inertes sus extremidades inferiores,
reciben el masaje de las corrientes subterráneas,
pero sigue siendo el silencio el jergón del verbo adocenado.

Me dejo lamer por la siesta,
acojo la naturalidad con que relata el drama:
ya no me conformo con nada.
Ahora quiero un cielo
que no tenga que dibujar con cuatro trazos,
un azul que no haya sido inventado,
que no aparezca en las cartas de colores de las tiendas de barrio.
Pero no es suficiente el deseo,
se escurre entre mis dedos la silueta de un idioma helado
y no tengo paciencia para esperar a su deshielo.

La muerte bucea en el paisaje
y asoma la cabeza para contarme
que la poesía no es más que una casualidad de la palabra.
Lástima que hoy,
para las descendientes de Marilyn Monroe,
no vendan ni palabras ni casualidades.
17/09/2007 07:09 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

JAVIER VEIGA Y AMPARO PAMPLONA, EN BORRADORES

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 Carcajada y poesía en “Borradores”, con Javier Veiga y Amparo Pamplona

 Diseño e ilustración con Alberto Aragón y Blanca BK 

Visita el nuevo estudio de José Manuel Pérez Latorre 

Exposiciones: "Aragón. Escenarios de la Justicia", y "Ceramistas de la plaza de San Felipe".  

Recuerdo a María Callas. 

El actor y director cómico Javier Veiga acude a “Borradores” para conversar sobre su obra  “Amor y otros pecados” que se representa estos días en el marco del JAJA Festival,  en el Teatro Principal de Zaragoza.  Veiga, popular  por haber sido el presentador del Club de la Comedia, mantendrá una divertida conversación con Antón Castro.  Además, el programa sorteará tres entradas dobles para ver mañana su obra en el teatro. 

La actriz Amparo Pamplona, tras su actuación en la Iglesia de San Pedro de Teruel, recitará varios poemas de Rafael de Penagos, Machado y de Lorca con un acompañamiento a la guitarra de Jorge Herrera. Hija del guionista y periodista  turolense Clemente Pamplona y madre de la  también actriz Laura Pamplona, hablará de su extensa carrera en teatro y en televisión con clásicos como  “La hija del mar”. 

En plató también estarán los ilustradores Alberto Aragón, que actualmente está inmerso en el diseño del JAJA Festival y de toda la gráfica de las fiestas del Pilar, ganó el concurso de carteles de las fiestas, y Blanca B.K, una joven ilustradora y diseñadora gráfica que posee una excelente página web. 

Además “Borradores” visitará el nuevo estudio del arquitecto José Manuel Pérez Latorre,  desde donde hablará de sus actuales proyectos. El programa nos mostrará las exposiciones de la “Escenarios de la Justicia en Aragón”, que puede verse  en el palacio de Sástago, y la de Ceramistas de la plaza San Felipe, que celebran sus primeros 25 años.  

Finalizará la emisión con un recuerdo en el 30 aniversario del fallecimiento de la gran María Callas. El programa nos recordará la relación con su profesora de Valderrobles, Elvira de Hidalgo.

Borradores” se emite el jueves a las 00:30 horas

*Maria Callas y Marilyn Monroe.  
20/09/2007 07:04 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

PARA ENTRENOMADAS Y SUS AMIGOS

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Hallé anoche esta bella y veraniega foto de Robert Doisneau y os la mando a todos [a las invisibles y bellas amigas de Entrenómadas, Marta y Julia, y a sus muchos lectores y amigos] con un abrazo infinito y toda mi gratitud.

 

He intentado dejar un mensaje pero no he sabido hacerlo.

El cariño es una maravillosa fuente de exageraciones. Gracias.

21/09/2007 08:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

POEMA DEL AMIGO*

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POEMA DEL AMIGO 

Se busca un amigo. No importa que sea hombre o mujer, basta que sea humano, basta que tenga sentimientos, basta que tenga corazón. Se necesita que sepa hablar y callar, y sobre todo que sepa escuchar. Tiene que disfrutar de la poesía, de la madrugada, de los pájaros, del sol, de la luna, del canto, de los vientos y de las canciones de la brisa. Debe tener amor, un gran amor por alguien, o sentir entonces la falta de ese amor. Debe amar al prójimo y respetar el dolor que los peregrinos llevan consigo. Debe guardar el secreto sin sacrificio. Debe hablar siempre de frente y no traicionar con la mentira y la deslealtad. No debe tener miedo de enfrentar nuestra mirada.

Se busca un amigo para compartir los mismos gustos, que se conmueva cuando es tratado de amigo. Que sepa conversar de cosas simples, de lloviznas y aguaceros. Se precisa un amigo para no enloquecer, para contar lo que se vio de bello y de triste, de los anhelos y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad. Deben gustarle las calles desiertas, los charcos de agua y los caminos, el borde de la calle y acostarse en el pasto. Se precisa un amigo que nos diga que merece la pena vivir, no porque la vida es bella, sino porque estamos juntos. Se necesita un amigo para dejar de llorar, para no vivir de cara al pasado. Que nos palmee los hombros, sonriendo o llorando, pero que nos llame amigo, para tener conciencia de que aún estamos vivos.

*
Vinicius de Moraes (1913-1980)

 [Antonio Pérez Morte me hace llegar una selección de su página blog. Lleva este poema de Vinicius de Morais, aquel músico y poeta que tenía amantes en todas las ciudades y un cepillo de dientes en cada casa. Ilustro el poema con un retrato de Eva Mendes, la actriz de origen cubano que posee el  lunar  más sexy del cine y que le habría gustado al autor de A garota de Ipanema.] 

22/09/2007 01:48 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

BLANCA BK, EN BORRADORES

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La joven ilustradora Blanca BK Gimeno pasó por “Borradores” y mostró una selección de su obra. Estuvo con Alberto Aragón, ganador del premio del cartel del Pilar de este año. Blanca vino con su hijito y con su compañero. El niño se lo pasó pipa, llegó a sentarse en los sillones naranja, sobre todo cuando apareció su mamá en pantalla y cuando empezaron a pasarse sus dibujos.

Algunos gustaron mucho: esa mezcla de foto con ilustración y sus trabajos sobre el Real Zaragoza. La famosa estirada de Yarza le ha quedado muy sugerente. Lástima que fuese gol al final.

Algunas de esas obras aparecerán muy pronto en “Rolde”, en un relato de José María Conget. Y también participa en el volumen conjunto “Cuentos a patadas. Historias del Real Zaragoza”, donde pone imágenes al mundo de Víctor Juan Borroy.
 *He aquí una nueva obra de Blanca: un domador.

22/09/2007 09:14 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

DOMINIQUE SANDA: UNA CARTA CASI NECESARIA

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[Me he metido en el mayor lío  de mi vida. Uno de esos líos que te conduce a otros líos y desconciertos, y que te hace vivir en vilo, insomne, con mala conciencia, sin vacaciones. Hoy ha sido uno de  esos días. Llego a casa, oigo ladrar a la perra Noa y recibo una llamada  que me recuerda que la vida a veces no es buena ni noble ni sagrada. De repente, abro el correo electrónico (salí de casa a las ocho y regreso a las diez) y encuentro esta bellísima nota de María Ángeles. Me encanta, me alivia, me anima. La cuelgo aquí porque así vuelvo a recordar a mi adorada Dominique Sanda, tan bella, tan humana, tan inolvidable.]  

 Escribe Mari Ángeles:




Pues bien, Antón, acabo de leer este homenaje a Dominique Sanda y he de decirte que, aun cuando soy mujer y no puedo admirarla de la misma forma en que lo haces tú, si en cambio he de confesar que desde que la vi en El Jardín de los Finzi Contini quedé prendada de su belleza y misterio. De eso hace ya 34 años, pero su forma de actuar, sus facciones delicadas me hicieron de alguna manera desear haberme parecido a ella. Más tarde la vi en otras películas: El hombre de Mac Intoss, La herencia Ferramonti, etc.


Pero he de decirte, además que un día, paseando por el Pont Neuf, en París hace cosa de cinco o seis años, la vi del brazo de un hombre. No pude resistir la tentación y me acerqué a ella para decirle lo mucho que me habia impresionado la película El jardin de los Finzi Contini. Fué extraordinariamente amable y he de confesarte que todavía conservo en la memoria, no solo su rostro y su mirada, sino el tacto de su abrigo, que toqué para llamar su atención.
Y nada más, solo felicitarte por tu buen gusto, pues no es una actriz que guste a cualquiera o que llame la atención en general.
 

Éste es el texto al que alude nuestra amiga Mari Ángeles.

LA VIDA SIN TI,  DOMINIQUE 

No hay vida sin ti, Dominique. Esa fue la frase que escribí tras ver las seis horas de “Novecento” de Bernardo Bertolucci en el cine Cervantes. Al principio, me quedé prendado de Stefania Sandrelli: la proletaria que amaba al rudo Olmo (Gerard Depardieu). Pero en cuanto apareció ella, rubia, esbelta, con aquel rostro casi gótico de porcelana, de una pureza que se me antojó sobrehumana, me quedé estupefacto. Mucho más, incluso, que con un gesto que desconocía y que aceleró mis fantasías: el rudo, el apasionado Olmo se hundía en el interior de la falda de Stefania Sandrelli, hurgaba y hurgaba, y estallaba la tierra con un gemido de placer en el rostro de la actriz italiana. Dominique Sanda se entregaba a un coito salvaje con Robert de Niro en un pajar. Y luego, en compañía de un preceptor que la había introducido en una vida mundana de alcohol, droga y frivolidad, paseaba por un paisaje neblinoso junto a un lago, a caballo. Parecía una diosa, una amazona de la arcadia que sale de expedición con sed de mal en el cuerpo. Más tarde, la vi enamorada, enamorada sin decírselo, de Olmo. Se acercaba al revolucionario, al paria con ideales, con auténtico embeleso, como quien descubre que su existencia hasta entonces ha sido excéntrica, banal y mezquina. Sin saber qué encarnaba o a quién, intuí que Dominique Sanda era la primera “moderna” que yo veía en el cine: una mujer libre que busca sus paraísos artificiales, incomodada con el mundo, inteligente y audaz, y sin demasiados escrúpulos hasta que Olmo le hace ver el envés de las cosas, la furia de existir. Eso lo había intuido, pero no sabía cómo decirlo, cómo decírmelo, hasta que un artista bohemio que hacía pajaritas y avispas de barro en la calle Pabostría, Doroteo Callén, me lo explicó: “Estás enfermando de amor. Esas mujeres existen y son de carne y hueso y van al baño. Búscalas. Yo vivo con una: Alexia”. No había comparación, aunque Alexia también tenía su misterio, un aire desdeñoso de mujer satisfecha, obscenamente segura de sí misma, y un maravilloso trabajo en un jardín botánico que la hacía más apetecible.         

Vi “Novecento” tres veces en un mes: 18 horas con Dominique Sanda. Estaba cautivado, quizá como no lo estuve nunca con una actriz. Iba a los cineclubs a ver cualquiera de las películas en las que había intervenido anteriormente: “Una mujer dulce” (1969) de Robert Bresson; “El jardín de los Finzi-Contini” (1971) de Vittorio de Sica; “El conformista” (1970), también de Bertolucci, donde había coincidido con Stefania Sandrelli y encarnó a “una mujer turbiamente andrógina”, tal como escribió un crítico; “Confidencias” (1974) de Luchino Visconti, en la que tenía una aparición tan fugaz como intensa e inolvidable; o “La herencia Ferramonti”, una película de Mauro Bolognini sobre la decadencia de una familia, en la cual daba vida a una “femme fatale”, papel con el que ganó el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes. Todas esas obras me hacían admirarla más, amarla, soñar con ella: era misteriosa, ambigua y seductora, pero también anticonvencional, y elegante. Descubrí entonces el  libro “Ada o el ardor”, y me empeñé en pensar que Vladimir Nabokov, sin saberlo, anticipaba a una mujer como Dominique Sanda. Como hacía siempre con las cosas que me interesaban, sólo adivino el mundo a través de la palabra, abrí un archivador con muchas carpetas sobre ella. Recogía críticas a sus películas, fotos y carteles, historias relacionadas con los personajes que interpretaba, noticias de París, donde había nacido en marzo de 1951 (en múltiples biografías breves dice que en 1948), y anotaba cuidadosamente los libros donde se hablaba de ella, ya fuesen monografías de directores, revistas o historias del cine italiano y francés. Cuando encarnó a Lou-Andreas Salomé en “Más allá del bien y del mal”, una película de Liliana Cavani de 1977 que yo vi cinco años después, mi veneración por Dominique Sanda se incrementó hasta lo indecible. Si quería elogiar a una novia a la vista, le decía: “Te pareces a Dominique Sanda”. Casi siempre tenía que explicar quién y cómo era, y eso me producía una inmensa delectación, aunque como táctica de seducción resultaba nefasta. De aquella película perturbadora, recuerdo sobre todo su independencia, su belleza matizada y a la vez pérfida, su afición a los carruajes, su poderoso erotismo, su capacidad para esquivar a un neurótico Nietzsche (Erland Josephson); recuerdo cómo de nuevo se inclinaba hacia el hombre infeliz, aquel vulnerable Paul Ree (Robert Powell), al que le introducían una estaca por el culo.
         

Vivía yo entonces en la calle Estudios. Cada primero mes iba a pagar el alquiler a José Lapuente, que acababa de quedarse huérfano de padre y madre en menos de seis semanas. Su pasión eran las películas pornográficas. Me hacía pasar un rato mientras buscaba el recibo. Un día, no se preocupó de apagar el televisor, y allí, en una cinta francesa de sexo refinado, donde se insinúa la morbidez y el placer, la descubrí. Allí, en una película menor, pretenciosa, estaba ella: flotaba entre muselinas o velos, mientras un seno surgía por aquí, mientras la luz esculpía sus nalgas, mientras un hombre avanzaba para poseerla en un cuarto barroco. José, ante mi  interés, dijo: “Es aburridísima. No sirve ni para empalmarse”. Confieso que estaba un poco decepcionado, o más bien aturdido, le conté era mi actriz favorita, y él como si quisiera hurgar en la herida, añadió: “¡No sé cómo puede gustarte una mujer así! Es de las que prometen mucho, y no dan nada”. Estaba tan habituado al mete y saca explícito que aquel refinamiento le parecía empalagoso. En el fondo, aquella frase casi me consoló: la película, cuyo título no recuerdo, no era pornográfica ni siquiera ordinaria. Era mala.
         

Esa pasión se mantuvo durante mucho tiempo. Convertí a Miguel Sánchez-Ostiz en mi escritor preferido porque todos sus libros están dedicados a una mujer llamada Dominique. Volví a ver a Dominique Sanda, creo recordar vagamente que por aquellos días fue madre, en algunas cintas irregulares, quizá la que más me gustó fue en “Yo, la peor de todas” (1990), de María Luisa Bemberg, ya muy posterior. En los últimos años, tras atiborrar tres archivadores, le había perdido un poco la pista. Había leído que se había casado con Christian Marquand, pero hace un par de años leí que estaba en Buenos Aires, trabajando en el teatro, viviendo con su hijo y su nuera. En la foto del diario “El País”, seguía admirablemente hermosa, con el viejo enigma de entonces, con esa dulzura que me había cautivado desde siempre, con la serenidad conquistada a los desafueros del “corralito”. A un amigo mío que se fue a Buenos Aires le pedí un favor: que fuese a verla al teatro, que le llevase una gardenia con mi nombre y la colección de poemas que le he escrito durante estos últimos 25 años y que he titulado: “La vida sin ti, Dominique. Manual de supervivencia”.
         

Al cabo de dos meses, mi amigo me mandó un escueto mensaje por correo: “Le he hablado de ti, le he dado tu gardenia y tu libro. Y me dijo: ‘La vida está en todas partes, incluso en los sueños’”.

24/09/2007 22:26 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 10 comentarios.

ISAAC GALÁN, BARÍTONO LÍRICO: UN DIÁLOGO

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Isaac Galán (Zaragoza, 1981) es un barítono lírico que se ha incorporado al Teatro de la Ópera de Linz, donde desarrolla un repertorio basado en Donizettti, Rossini y Mozart, especialmente. Ha sido alumno durante un año de Teresa Berganza, que encarna para “el espíritu de la música en estado puro. Representa la clase, la elegancia, la pureza y la exactitud”. Ha permanecido tres temporadas en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en Pozuelo de Alarcón, pasó un año en la Opera Studio de Zurich y en julio de 2008 cantará “Carmina Burana” de Carl Off en la Exposición Internacional. 

¿Cómo empezó en la ópera?
Un poco por casualidad. En mi casa no hay antecedentes musicales,  bueno mi padre cantaba con gusto a Paco Ibáñez. A los 16 años me incorporé al Coro Amici que dirige Andrés Ibiricu y eso fue decisivo. Fue él quien me animó mucho, siempre tuvo buenas y bellas palabras para mí, y me sugirió que me matriculase en el Conservatorio de Grado Medio. 

¿Lo hizo?
Por supuesto. Lo admiro mucho. Ha conseguido casi un milagro: ha hecho de un coro semiprofesional un elenco profesional, de un nivel muy alto. En el Conservatorio tuve como profesora a la también cantante Beatriz Gimeno. Posee una gran voz y a mí me enseñó las bases del canto muy bien. Eso es fundamental. Tenemos una gran amistad, y por ello aún ahora, de vez en cuando, me pasa la ITV: me pregunta, me aconseja, me corrige. Pero también tuve otro gran profesor: Liberto Sánchez. 

¿Por qué fue tan bueno?
Él es repertorista. Uno de los mejores que he conocido a lo largo de mi vida. Se encargaba de marcar el estilo de las piezas en cuanto a fraseo, me explicaba cómo se empieza y se acaba una obra, me enseñó a darle intención a  las frases.  Ahora han prescindido de él, y me parece vergonzoso que no exista esa plaza. 

Por cierto, entró usted en el Conservatorio a los 18 años. ¿No era un poco tarde ya?
No, no. Al contrario. Los 18 años es una edad temprana para un cantante, para un barítono. No ocurre así con otros instrumentos como el violín, el piano o la flauta. En el canto no es bueno empezar demasiado pronto porque puedes dañar el aparato vocal. Mi plan de estudios era el habitual: debía cursar seis años de Grado Medio y otro en el Conservatorio Superior, pero gracias al profesor asistente de Teresa Berganza tuve la suerte de que ella me oyese. Canté una pieza para “Cosi fan tutte” de Mozart. Tras escucharme, me dijo: “¿Qué haces en la vida? Si quieres venir aquí, a la Escuela Superior de Música Reina Sofía...” 

¿No lo  dudaría?
Desde luego que no. Permanecí allí tres años, en la sede de Pozuelo de Alarcón. Y aprendí muchísimo. De todo: de repertorio, de técnica vocal, de armonía, de historia de la música, de idiomas. Saber fonética es fundamental, casi tanto como otras disciplinas más técnicas de la música. Debes conseguir una buena dicción. Yo ahora canto en francés, inglés, italiano, alemán y español. Yen latín. 

Hablemos de Teresa Berganza. 
Durante un año completo tenía una o dos horas de clase con ella a la semana. Ella es la música. La música en estado puro. Es una grande entre las grandes. Es una diva desde que se levanta hasta que se acuesta. Una artista. Fue muy amable conmigo, de una insólita dulzura. A mí me ayudó a controlarlo todo, hasta el gesto. Sé que sigue mi carrera. 

¿Cómo fueron esos tres años en la Escuela Superior de Música Reina Sofía?
Muy bien. La música se alimenta de la vida, de la convivencia. Y la Escuela está compuesta por un complejo de chalés. El aula de canto está en el sótano del mismo lugar en que vives. Tenía compañeros de todo el mundo y se respiraba un ambiente especial. Cuentas con profesores excepcionales: pienso en Kennedy Moretti (de educación auditiva), en el compositor Jesús Legido (armonía), en todos... Lo pasábamos muy bien: había estudio, mucho estudio, algunos conciertos (firmamos un contrato de exclusividad), pero también íbamos de fiestas, al cine a centros comerciales. 

¿Cómo resumiría ese tiempo de aprendizaje?
Fue como una revelación constante. Aprendes a convivir con mucha gente de Rusia, de Estados Unidos, y eres un poco  un embajador de tu país ante ellos. ¡Significaron tanto para mí esos tres años! A medida que pasa el tiempo, se me hacen más presentes las enseñanzas y los consejos que recibí  de Tom Krause, por ejemplo, un bajo barítono. 

Sigamos. ¿Qué pasó luego?
Al terminar de estudiar allí, ingresé en la Opera Studio de Zurich. Hacía audiciones, y me presenté a una plaza. Estuve un año, pero no puede decirse que me fuera demasiado bien a nivel personal. Sí en un plano profesional: conocí agentes, vi otras salidas profesionales. Antes de trasladarme a Suiza, tuve un año de relativo parón, entre los 23 y 24 años. Participé en concursos, realicé conciertos. 

Hablemos de su voz.
Tengo voz de barítono, que es una voz intermedia. Ni es de las más graves ni de las más bajas. Es la voz más natural del hombre. El repertorio idóneo para ella se forjó en la Escuela Reina Sofía con Teresa Berganza. Ella me recomendó que cantase a Mozart, que es muy difícil de cantar y muy sano para la voz... 

¿Ha dicho muy sano?
Sí, Mozart es muy sano para la voz, porque el suyo no es un canto agresivo ni dramático. Es muy sano si se canta bien. Mi voz también se adapta bien al Rossini más bufo y cómico, de hecho ahora estoy haciendo “El barbero de Sevilla”, y al Donizetti más bufo. Soy barítono lírico, barítono brillante. 

Hace algo más de un año, se incorporó al Teatro de la Ópera de Linz.
Sí, ahora estoy ahí fijo, como solista del Ensemble. Es una compañía que me permite crecer y mejorar. Tiene una calidad alta, y he sido muy bien acogido. He estrenado papeles grandes y pequeños. Soy ambicioso, sin duda, pero hay que tener los pies en la tierra. Me trazo metas, sueño, pero muchas veces pienso que con vivir de este oficio es suficiente. Vivir bien de este trabajo no es nada fácil. Por supuesto que anhelo cantar en el Teatro de la Ópera de Viena. 

¿Quiénes son  sus referentes, al margen de Teresa Berganza de la cual es usted mitómano y enamorado?
Quizá sea esa una buena definición. Me gusta mucho Leo Nucci, un barítono italiano de unos 65 años, que posee un espléndido repertorio dramático y una voz fresquísima. Ha hecho “La  forza del destino” de forma  excepcional. Plácido Domingo me vuelve loco: no se verá en muchos años a un cantante que abarque tanto repertorio y con tanta calidad. Para mí es como un superhéroe de nuestro oficio. Lo conozco personalmente. Estuvo en el jurado de un importante premio en el que pasé a la final, el Francisco Viñas. Era el único español. No pudo asistir al último concierto y se disculpó con cariño y con insistencia. Y me gusta mucho Pasión Vega. 

¿Pasión Vega?
Sí, sí. Para mí es la mejor cantante dentro de la música moderna. Nunca desafina, y es casi un ejemplo para nosotros por su fraseo, por la manera de decir las palabras. Alterna la copla y el flamenco con gran personalidad. Es la única cantante de ahora por la que viajaría para verla. Además, ya lo he hecho: fui desde Madrid a Palencia por escucharla.  

¿Cómo vive en Linz?
Bien. Es una ciudad de 350.000 habitantes, impregnada de música y de cultura. Invierto casi todo mi tiempo en el estudio, los ensayos y el canto. Tenemos que estudiar mucho repertorio y eso se logra a base de codos y de muchas repeticiones. Había hecho mucha música de oratorio, y ahora me inclino más hacia la ópera. Pero soy una persona normal: me gusta salir, hablar con los amigos, pasear, tomar una cerveza. Los placeres de la vida son muy importantes para cantar bien. Pronto  se editará  un CD-DVD con la obra “Orfeo” de Philip Glass, inspirada en el texto y en la película de Jean Cocteau. 

¿Se adapta bien a la estética germana, más contenida, más austera?
La ópera ha cambiado mucho. Debe ser lo más natural posible y huir de los clichés. En Linz, y en Alemania y Austria en general, no les gusta el cantante latino apasionado e histriónico. Puedes hacerlo, pero no se lleva. La puesta en escena se ha modernizado, y ahora se opta más por la naturalidad de un actor de cine o de teatro que la de un cantante de ópera del pasado. Este año ha sido complicado para mí porque, entre otras cosas, carecía de una buena formación teatral. He tenido que trabajar muy duro. 

¿Qué vínculos mantiene con Zaragoza?
Constantes. Aquí tengo mi casa y mi familia. Ésta es mi ciudad: donde he nacido, donde me he criado. Sé que parecerá un tópico, pero soy absolutamente sincero: digo siempre que soy de Zaragoza. Se me llena la boca al decirlo. Me siento orgulloso de mi ciudad, y me encanta pasear por ella. Y además, me siento un privilegiado: he recibido becas de estudios de la Diputación Provincial de Zaragoza, de Ibercaja. Y una figura absolutamente fundamental en mi vida es Miguel Ángel Tapia, director-gerente del Auditorio. Él me permitió cantar en ese espacio, él me ha apoyado constantemente. Y tengo que decir otro tanto de Andrés Ibiricu. ¿Sabes una cosa? 

Usted dirá...
Creo que los alumnos que vienen ahora no serán tan afortunados como lo he sido yo al contar con profesores como Beatriz Gimeno y Liberto Sánchez, porque ahora se ha prescindido de ellos. Y eso  me resulta difícil de entender. 

Iba a preguntarle por el estado de la música entre nosotros.
Ojalá hubiera un teatro de la ópera, que es un elemento fundamental en la cultura de una ciudad. 

Ya estamos: llevando el agua a su molino.
No es eso. La ópera es el espectáculo más completo que existe porque conjuga las artes plásticas, el ballet, el teatro y la música. Un teatro de la ópera sería una impresionante inyección de cultura para Zaragoza. Ciudades más pequeñas los tienen y les va mucho mejor: Oviedo, Bilbao. Creo sinceramente que es una prioridad cultural. 

Por cierto, ¿cómo vive la música, qué  siente durante un concierto?
Diez, cuatro o dos minutos antes, me digo: “¿Por qué me habré metido en esto?”. O “que alguien me saque de aquí”. Pero luego, cuando aparece el primer sonido, se vive una sensación maravillosa: te das al público, disfrutas, y cuando le aplauden a uno...,  eso ya es como una droga. Te sientes justificado y en plenitud. Te has encontrado con el espectador, que es lo que buscabas.    

25/09/2007 07:24 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

JOSÉ AGOSTINHO BAPTISTA: UN POEMA EN PROSA

20070927081503-playas.arno-rafaelminkkinen.jpgPRAIA DO FAIAL.  MADEIRA 

Era yo un niño, apenas un niño que andaba por allí, al lado de un árbol, del muelle, bajo las uvas que maduraban como la vida. Era hace mucho, en la medida verde del tiempo, en el silencioso misterio de las piedras. Era un niño parado, que miraba hacia el cielo, hacia las águilas que se despeñaban en su inmovilidad sin palabras. Era el norte. Y en ese norte era el mar. Pasaba un barco a veces por los ojos del niño que miraba hacia el cielo y hacia el mar. Pero su cuerpo no tocaba el gran cuerpo azul del miedo y de la alegría. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Era así, cuando éramos niños con el mar dentro.  

Fue un hombre más tarde. Partió, deambuló por las grandes ciudades, vio las plazas, los desiertos del alma, las catedrales. Perseguía siempre el sueño de un muelle. Perseguía el sol y una luna llena de lobos y asombros, a la izquierda de la finca, cuando se bajaba hacia la ribera, bajo las escarpias de basalto y sombras, las olas que se deshacían con estruendo en su desentendida infancia. ¿Cuándo tocaría aquel mar antiguo que nunca había podido tocar? Lo escuchaba por las noches, tantos años después, en cada cuarto de una ciudad triste. Encendía una vela, cuidaba de una flor, abría un libro, adormecía en las soledades sin agua, sin la primera luz. Y el gran cuerpo azul seguía llamándolo, como una canción o un dolor, esa voz que viene de abajo, del fondo, de la tremenda ocultación de Dios. 

He de volver, he de volver, repetía, insomnio tras insomnio, mientras buscaba desesperadamente a un niño perdido en los confines de la tierra. Lloraba a veces, sobre una almohada tejida de bordados extraños y fríos. Despertaba en una cama sin fulgor. Iba hacia la ventana, buscaba un rostro, un agitar de alas en el fin de mayo, un barco que anclase en el puerto de los sueños vencidos. Ansiaba el yodo, quería un alga, una raíz incólume en el centro de las mareas. Escribía. Y entonces,  mucho después, en una tarde de junio, casi al anochecer, dejando de lado las casas que crecían como una locura irremediable, entre las lágrimas, el asfalto, las altas lámparas de la oscuridad del hombre, entró en las aguas de su larga saudade. Esta es mi agua, pensó, estremeciéndose. Esta es la morada de los niños perdidos.

Y nunca más partió.

*La foto no es de Faial, pero sí es de Arno Rafael Minkinen. La traducción del texto es mía.

27/09/2007 08:15 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

FOSTER, OVEJERO, GRAU, IBERARTE, RABAL: HOY EN BORRADORES

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El grupo de pop rock El muro de Berlín actúa esta noche, a las  0.15, en el programa cultural Borradores. Tocará dos temas: “Miss diferente” y “Toca despertar”; dos de sus integrantes, José Antonio Ibáñez y Jorge Beltrán, hablan de la grabación de su primer disco, que saldrá a la  calle en diciembre. El grupo está formado por otros músicos: Fabio Gasalla, Paco Muñoz y Rafael Tapia.

Borradores recibe en el plató al fotógrafo Julio Foster, autor del libro “Aragón, rojo, verde y azul” (DGA), la síntesis fotográfica de 25 años de  trabajo alrededor de Aragón, y al escritor José Ovejero, que acaba de publicar la novela “Nunca pasa nada” (Alfaguara), centrada en la inmigración y los secretos de una familia. Será este escritor el protagonista de la pregunta del programa, que sortea entre sus espectadores tres libros del autor madrileño, galardonado con el Premio Primavera en 2005, afincado en Bruselas.
 

 Además, se emiten distintas piezas: un amplio reportaje sobre la pasada Feria de Arte Contemporáneo, que rindió homenaje a Manuel Viola; una visita a la muestra de acuarelas de Gregorio Reales y a la exposición de Xavier Grau en la sala Miguel Marcos. Borradores visita la Biblioteca de Zuera y conversa con su responsable Chus Juste y con algunos lectores. El programa se cierra con un poema de Antonio Machado recitado por la inconfundible voz de Paco Rabal, al cual Javier Espada le ha preparado una exposición, “El actor y el hombre”, para el Festival de Cine de San Sebastián, que luego vendrá al Centro Buñuel de Calanda.

*De izquierda a derecha: José Ayllón, Antonio Saura, Manuel Rivera, Martín Chirino, Manuel Millares, Rafael Canogar, Manuel Viola y Luis Feito.

27/09/2007 08:24 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

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