Se muestran los artículos pertenecientes a Septiembre de 2009.
EL VESTIDO DE ANNE BAXTER

Toni Alarcón vuelve de París y me manda esta nota con regalo:
“Te deseo muchas felicidades y confío en que pasaras un estupendo día de cumpleaños.
Te envío una foto de Anne Baxter en ‘Eva al desnudo’, en la que se ve el espléndido traje que hoy conserva el museo del cine de la Cinemateca de París junto a piezas que lucieron actrices como Mae West o Marlene Dietrich”.
UNA FOTO DE RONG RONG & INRI

Rong Rong ya era uno de los grandes fotógrafos contemporáneos de China. En 1999 viajó a Japón y allí conoció a una fotógrafa japonesa, Inri. Entre los dos se produjo un auténtico flechazo amoroso y de pasión por la fotografía y por las historias contadas a través de la cámara. Llevan juntos más de una década: al principio, se dice que ni siquiera se entendían porque hablaban idiomas diferentes. Ahora, tienen tres hijos y siguen compartiendo proyectos y exposiciones. Elena Ochoa ha apostado por ellos para su revista ‘C Photo Magazine’ y para sus exposiciones, producidas por Ivory Press. Me ha gustado especialmente esta obra que he encontrado en los depósitos de Internet.
'MÚSICA PARA UN AULLIDO' DE BORJA COSTA

ESTREA MUNDIAL DO PROXECTO ‘MÚSICA PARA UN OUVEO’
A estrea absoluta, coa participación de Manuel Rivas como escritor invitado, será o día 3, xoves, de setembro, ás 21.00 horas, no Rosalía de Castro de A Coruña, e en Vigo, coa participación de Fran Alonso, o día 4 de setembro, venres, ás 21.00 horas, no Auditorio de Caixa Nova. As estradas, a dez euros, estarán á venda no servizo de Caixa Nova.
MÚSICA PARA UN AULLIDO
Borja Costa compone un quinteto inspirado en Allen Ginsberg
Por Xoán ABELEIRA / El País Galicia, 2008
Si Patti Smith se enterase de que un joven compositor gallego acaba de crear un quinteto basado en cuatro poemas del Aullido de Allen Ginsberg, seguro que lo invitaba a estrenar en Nueva York y se ofrecía a participar ella misma en el evento. La alusión a la chamana del rock no es gratuita, ya que Borja Costa, natural de Noia, inició su aprendizaje musical "de manera completamente autodidacta, llevado por mi pasión a la música rock y la guitarra eléctrica". Pero no acaban ahí las coincidencias. "Mi verdadera inclinación era la literatura: quería ser poeta, como Ginsberg, cuya obra me marcó profundamente. Pero, al mismo tiempo, adoraba la música en general, y a Dylan en especial".
Ginsberg es uno de los padres espirituales de Smith (como lo demuestra su espléndida versión de la Nota a pie de página de Aullido), y Dylan... Dylan es Dios para ella. Como para Costa. "Siempre le digo a mis alumnos que, si supiera tanto de la obra de Mahler como de la de Dylan, ahora sería doctor honoris causa por alguna universidad", comenta riendo. Y, en cierta medida, puede decirse que la curiosa trayectoria de este compositor tuvo su etapa beat, pues, al igual que Kerouac, tardó un tiempo en adentrarse en el camino.
A los 18 años, después de abandonar la carrera de Filología Hispánica, se marcha a Tenerife, donde, según él, se dedicó "básicamente a beber". Dos años después, regresa a Santiago, decidido a entregarse a la música. "Estudié en el antiguo conservatorio, pero allí me sentía fuera de lugar; la docencia era penosa, y la única profesora que recuerdo con afecto es Isabel Villoch". Fuera de lugar afirma haberse sentido siempre, aunque, ya en el Conservatorio de Alcalá de Henares, tuvo "la fortuna de conocer a José Ramón García, uno de los mayores estudiosos e intérpretes del Bach contrapuntista".
Luego concluye sus estudios de composición, improvisación y guitarra clásica, y comienza a dar clases él mismo, al tiempo que se lanza a componer obras propias y de encargo. "He compuesto más de 50 piezas para cortometrajes, aunque ahora veo que muchas de ellas son desechables".
A sus escasos 27 años, Costa ha entrado definitivamente en el mundo del cine, realizando arreglos de orquestación para la última película de Javier Fesser. "La banda sonora es de Mario Gonzálvez, un compositor de genialidad abrasiva, muy respetado en la profesión, y del que he aprendido muchísimo", comenta.
El diálogo con este noiés, por lo que explica y por cómo lo explica, deja traslucir la sensación de encontrarse ante un genio en potencia; un compositor rimbaudiano (también ha compuesto una obra basada en fragmentos de Una temporada en infierno), sinestésico, que asevera ver y sentir las armonías como si fueran colores.
Para mayor asombro cuenta, como si nada, la génesis de su Música para un aullido: "Llevaba tiempo con ella en la cabeza, pero sin ocasión de plasmarla. Hasta que un día, en Santiago, me dio por comprar papel pautado, sentarme en un café y escribirla de un tirón". Pero ¿por medio de qué alquimia pudo este joven escuchar la música que, a sus oídos, reclamaban esos alaridos? Imposible expresarlo. Aunque lo intenta: "Se trata de cuatro piezas para un quinteto... Bueno, o un sexteto, pues es probable que incluya un piano preparado a la manera de John Cage. Cuatro obras para y en función del recitado, porque voy a dirigirlas en escena adaptándolas al estado de ánimo que fluya en cada momento. Son, pues, partituras abiertas a la improvisación, y, por lo tanto, todos los conciertos serán distintos".
Ante la insistencia sobre la dificultad de transmutar ese torrente de palabras y de imágenes en otro de redondas y corcheas, Costa pone un ejemplo: "Uno de los poemas incluidos, el III, lo siento como un blues. Mejor dicho, tiene estructura de vamp, una figura musical reiterativa, muy empleada en el jazz, el gospel o el soul. Bien, pues esa pieza es un vamp, sólo que interpretado por un quinteto de cuerda".
Como Costa vive en Madrid, ignoraba que otro joven talento, Daniel Salgado, acaba de traducir, por vez primera al gallego, el poemario más célebre de la generación beat. "Cuánto me alegro", exclama, "me encantaría que esta obra también se escuchara aquí, en Galicia, donde, por supuesto, recitaríamos los poemas en nuestra lengua".´
*Allen Ginsberg recita 'Música para un aullido' / 'Música para un ouveo'. Esta pieza poética será llevada a los escenarios en A Coruña y Vigo, inicialmente; en A Coruña será presentada por Manuel Rivas y en Vigo por Fran Alonso; el poeta y traductor Xoán Abeleira leerá el texto al que ha puesto música Borja Costa, de quien se habla en este reportaje. El espectáculo realizará funciones, luego, por toda España.
VICENTE ALMAZÁN RETRATA A MIGUEL MENA

Miguel Mena cumplió 50 años el pasado 3 de agosto. Ha estado de vacaciones en distintos lugares, pero especialmente en su segunda morada de Aragón: en el Moncayo, en Trasmoz, en Litago, por allá arriba. El otro día presentó el Festival Internacional de Poesía del Moncayo y, en un instante reparó, en que Miguel Hernández había nacido en 1910, casi cuatro años después que el prosista Francisco Ayala (Granada, 1906), que aún vive. Vicente Almazán, que se ha convertido en un espléndido retratista, en un paseante incansable y en un gran observador, lo captó así.
Miguel Mena regresa este fin de semana a su programa de radio, ‘A vivir que son dos días-Aragón’, e incorpora nuevos colaboradores. En este caso, entre otros, a dos chicas: Aloma Rodríguez y Eva Puyó, Eva Puyó y Aloma Rodríguez.
ANTONIO RABINAD: UNA DESPEDIDA

Hijo de aragoneses y autor de ‘Libertarias’, ganó el premio ‘Ciudad de Barbastro’ de novela y fue un cronista de la Barcelona de la posguerra
El escritor, ex editor de Seix Barral y guionista Antonio Rabinad (El Clot, Barcelona, 1927) fallecía el pasado sábado en Barcelona a los 82 años.
El escritor –que admiraba a Jules Renard especialmente, a Pla y a Stendhal- fue compañero de la llamada Escuela de Barcelona, de autores como José Agustín Goytisolo, Gil de Biedma o Carlos Barral, y próximo al mundo de autores como Juan Marsé, para algunos casi su envés, otro narrador del barrio. Publicó relatos y varias novelas, entre las que destaca su experimental ‘Memento Mori’, una narración ambiciosa cuya relación le costó más de cuatro años. Colaboró con el director Vicente Aranda en los guiones cinematográficos de algunas de sus películas, entre ellas ‘Tiempo de silencio’ y ‘Libertarias’, que se rodó prácticamente en Aragón, en lugares como La Fresneda, Mas del Labrador, Alcañiz o Albalate del Arzobispo, entre otros lugares. Esa película estaba basada en su novela ‘La monja libertaria’ (1981), que revisó con el título definitivo de ‘LaS libertarias’ en 1996. Por cierto, en 1985 su novela ‘La transparencia’ recibió el premio de novela Ciudad de Barbastro.
Nació en Barcelona en una familia aragonesa, cuyo padre “era un hombre eminentemente de orden. Fue al ejército y aprendió a leer y escribir. Era un campesino que llegó a Barcelona con sus padres, analfabetos, y lo enviaron en África”. Allí se salvó, pero luego fue fusilado durante la Guerra Civil, en 1937, por milicianos de la FAI. Antonio Rabinad nunca le sacó partido a ese hecho, ni él ni su madre. Fue un gran lector desde niño: trabajó de recadero de farmacia y sería siempre un lector voraz. En 1952 redactó su primera novela, ‘Los contactos furtivos’, que logró el Premio Internacional de Novela y que fue ampliamente amputada por la censura franquista. Rabinad decía que hasta su tercera edición no apareció tal como había sido escrita. Ahí se produjo una curiosa anécdota: un censor envió una carta al editor Josep Vergés donde le decía que Rabinad podía ser tan bueno como habían dicho los miembros del jurado (entre ellos figuraba Somerset Maugham), pero que “la moral de un pueblo es superior a su literatura".
La crítica especializada consideró su obra ‘Memento Mori’ (1987), trabajada al límite, como una de las grandes novelas de posguerra. Es un libro que ha tenido una peripecia muy especial: fue escrita cuando se quedó en el paro, con 49 años y cuatro. Rabinad siempre decía que la redactó tras ser expulsado, “sin justificación alguna” de la dirección literaria de Seix Barral, y que conoció varias ediciones: la de Círculo de Lectores y la de Alba Editorial, que prologó Carlos Barral. En otro libro, ‘El hombre indigno’ (2000), compone el gran friso de su niñez, su adolescencia y su juventud, que no era otra que la de un huérfano de guerra en los suburbios de Barcelona.
Su última novela fue ‘El hacedor de páginas’ (2004), donde el escritor recordaba los amargos años de la Guerra Civil desde la perspectiva de un joven, hijo de un anarquista, que halla un manuscrito que revela la lucha de dos acomodados para sobrevivir en medio de la tragedia.
Antonio Rabinad había publicado su primer relato en 1952 en la revista ‘Destino’. Fue elogiado por autores tan diferentes como Josep Pla, que le mandó una carta muy emotiva. En alguna ocasión, se habló de él como un “autor maldito”, difícil, insobornable, de gran energía expresiva, casi clandestino. Al periodista Pere Tió, de Avui, le explicó así su estilo, su estética: “Creo que hay que escribir con una especie de caligrafía invisible. Que no se vea. A menudo encuentro libros que considero muy buenos, pero que continuamente tropiezas con las palabras. A pesar de ser palabras hermosas y colocadas perfectamente hacen como si caminara por una calle empedrada, por una calle de Praga, que todavía hay adoquines. Te recuerdan continuamente que caminas. Lo ideal es deslizarse por la escritura sin darte cuenta que estás leyendo y, poco a poco, conseguir que el lector se sumerja en lo mismo que tú has imaginado. Esto es lo que intento hacer y es lo que encuentro tan difícil”. También le confesaba que, bueno o malo, él siempre se había sentido escritor.
JACA RECIBE HOY A JOSÉ LUIS SAMPEDRO

CURSOS DE VERANO JOSÉ LUIS SAMPEDRO:
LITERATURA DE UN HUMANISTA EN EL SIGLO XXI
Jaca. Hoy, mañana jueves y el viernes. Con la presencia del autor de ‘Octubre octubre’, ‘El río que nos lleva’ o ‘La sonrisa etrusca’. Académico de la Lengua. Vivió en Zaragoza una parte de su adolescencia; durante más de 40 años descansa unos días en el balneario de la Alhama de Aragón donde se casó con Olga Lucas.
Dirigido por Dr. Francisco Martín Martín, Profesor de Secundaria y Bachillerato
Objetivos del curso
José Luis Sampedro representa la figura de un escritor que se ha inventado a sí mismo, desde un plano ideológico, social y literario. Ha conseguido multiplicar su acento personal e intransferible de escritura, para llegar a ser trascendente y, a fuerza de no ser diferente ni original, se ha colado sin estruendos, en la cima del Parnaso español del último siglo. De esta forma, podremos percibir que la esencia literaria de José Luis Sampedro es el contraluz de una existencia repleta de vivencias enriquecedoras, sin eludir algunas desilusiones pasajeras, respondidas desde la equidad y el reflejo humanista que presiden todos los aspectos de su vida y de su escritura, no sólo literaria sino también económica.
De la misma forma, los investigadores de la Economía también han valorado, en su justa medida, la destacada relevancia de Sampedro en sus actuaciones tanto en la Economía Internacional como Nacional. De esta manera, los manuales económicos de Sampedro siguen consultándose en las Facultades de Económicas y continúan en la vanguardia del mundo universitario. La trayectoria Igualdad de oportunidades y ética económica entre los pueblos son pilares donde se sustenta el bagaje profesional del economista José Luis Sampedro.
Destinatarios
Estudiantes de Filología Hispánica, Filosofía, Humanidades y personas interesadas en conocer la obra y pensamiento de uno de los escritores vivos más influyentes en la literatura y en el pensamiento de la segunda mitad del siglo XX.
Reconocimiento de créditos
Reconocido con 2 créditos de libre elección por la Universidad de Zaragoza.
Procedimientos de evaluación
Memoria de la aportación de, al menos, tres ponentes. Justificación de la relevancia de JL Sampedro en el ámbito literario y/o económico español del siglo XX. (Mínimo 5 folios).
Programa del curso
Hoy, Miércoles, 2 de Septiembre
09:00 h. Los marcos de la Literatura de José Luis Sampedro (1935-2009): estado de la cuestión. Martín Martín (IES Miguel Catalán Zaragoza).
10:30 h. José Luis Sampedro: ejemplar intelectual y artista. Yvan Lissorgues (Universidad Toulouse-Le Mirail)
12:30 h. La estética de lo extraño en la obra de José Luis Sampedro: tradición e innovación. 3. Marta Simó Comas (University of Birmingham. Department of Hispanic)
16:30 h. José Luis Sampedro: el humanista y el crítico impenitente del sistema. Taibo Arias (Universidad Autónoma de Madrid).
18:00 h. Mesa redonda: El humanismo literario de un crítico con el capitalismo . Participan todos ellos.
Jueves, 3 de Septiembre
09:00 h. José Luis Sampedro: el humanismo de un economista. Antonio Rallo Romero (Universidad de Sevilla)
10:30 h. Azar y necesidad en la narrativa de José Luis Sampedro.
12:30 h. Retrato de un narrador apasionado. Antón Castro (Escritor, periodista y crítico literario de ‘Heraldo de Aragón’).
16:30 h. Relación autor-lector. 8. Olga Lucas (Escritora).
18:00 h. Mesa redonda: Presencia de José Luis Sampedro en la prensa y en los lectores. Participan todos ellos.
Viernes, 4 de Septiembre
09:00 h. La sonrisa etrusca sube al escenario. Adaptación teatral de la novela de José Luis Sampedro. Juan Pablo Heras González (Dramaturgo).
10:30 h. Escribir es vivir. Por José Luis Sampedro.
Ponentes
1. Francisco Martín Martín (IES Miguel Catalán Zaragoza)
2. Yvan Lissorgues (Universidad Toulouse-Le Mirail)
3. Marta Simó Comas (University of Birmingham. Department of Hispanic)
4. Carlos Taibo Arias (Universidad Autónoma de Madrid)
5. Antonio Rallo Romero (Universidad de Sevilla)
6. Manuel Quiroga Clérigo (Crítico literario, narrador, autor dramático. Poeta)
7. Antón Castro (Escritor, periodista y crítico literario de Heraldo de Aragón)
8. Olga Lucas (Escritora)
9. Juan Pablo Heras González (Dramaturgo)
10. José Luis Sampedro Sáez (Escritor)
*José Luis Sampedro durante su presencia en 2008 en la Expo.
YELENA ISINBAYEVA: UN PREMIO ESPAÑOL

La atleta rusa Yelena Isinbayeva ha sido distinguida el Premio Príncipe de Asturias: venció en la votación final, por mayoría, a Roger Federer, probablemente el mejor tenista de todos los tiempos, y al jugador de baloncesto Pau Gasol, que este año ganó el anillo de la NBA con Los Angeles Lakers. Y también a otro favorito tan incuestionable como Usain Bolt. Yelena Isinbayeba, a quien muchos ya presentan como ‘Bella Isinbayeva’ sin más, nació en Volvografo en junio de 1982. Fracasó en los Mundiales de Berlín, donde no logró rebasar ninguna altura, y a los pocos días, en Zurich, logró un nuevo récord del mundo y lo fijó en 5.06. Era el récord número 27 de su carrera. Es doble campeona del mundo, en 2005 y 2007, y doble campeona olímpica, en Atenas y en Pekín, donde batió el récord del mundo en el último salto con 5.05. Isinbayeva dicho hoy que estará "encantada de acudir en octubre" a Oviedo para recibir el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, que ha calificado como "de renombre mundial”. Espera el momento con gran ilusión. Dijo que “me sorprendió mucho recibir la llamada telefónica de Samaranch -presidente del jurado- en persona, porque soy una gran fan suya. Creo que ha hecho mucho por el deporte".
"En un principio me chocó –dijo la pertiguista-, pero después también me sentí halagada, puesto que tantas personas importantes han recibido el galardón con anterioridad, incluyendo mi mentor, Sergei Bubka, quien asimismo ha conseguido logros fantásticos para el atletismo". En este momento, a pesar de su fracaso accidental en Berlín, Yelena Isinbayeva es la atleta más carismática del circuito. Otras como Sanya Richards o Allyson Félix han logrado dos medallas de oro en Berlín, pero no poseen su fama, ni siquiera Blanca Vlasic, que apunta, tantos años después, al título de Stefka Kostadinova en salto de altura, fijado en 2.09. Blanca ya ha realizado varias tentativas de 2.10. Entre los hombres, el rey del atletismo es Usain Bolt, que logró tres oros en Berlín, uno más que el gran mediofondista Kenenisa Bekele, campeón de 5.000 y 10.000 metros.
JAVIER SÁEZ DE IBARRA: UN CUENTO

EL NOVIO QUE NO HACE TEORÍA
Por Javier SÁEZ DE IBARRA
- Bésame.
- ¿Me quieres?
- Ven conmigo.
- ¿Adónde?
- A ver esa película.
- ¿Puedo acompañarte?
- No.
- ¿Ya no te gusta ir al cine conmigo?
- Hoy quiero quedarme solo.
- ¿Me quieres?
- Bésame.
- Es insoportable. Dime si me amas.
- Hoy tu cabello brilla maravillosamente.
- No puedo más. ¿Te quedarás conmigo?
- Acércate. Deja que te abrace.
- Ya no te quiero. Voy a olvidarte.
- Mañana, si quieres, podemos quedar en algún sitio.
- Te olvidé. Tengo otro novio.
- ...
- Ven, vamos a la calle.
- No. Va a venir mi novio, te tropezarás con él.
- Me apetece mucho pasear contigo.
- Mi novio puede enfadarse. Incluso hacerte daño.
- Ir juntos de la mano, rodeando el jardín.
- Mira lo que ha pasado.
- Me duele un ojo, el derecho.
- Ven, vamos a las afueras.
- No puedo. Mi novio es celoso.
- Trataremos de que no nos vea.
- ¿No lo entiendes? ¡Yo lo quiero a él!
- Caminaré contigo, sin darte la mano.
- Otra vez te ha pegado.
- Ahora me duelen los labios.
- ¡Y a mí me ha gritado! ¡Se ha enfadado muchísimo!
- No me gusta lo que te ha dicho.
- ¡Es lógico que se enfade!
- Ya no te quiero ver más.
- ¿Por qué?
- Porque no puedo.
- Porque no debo.
- ¿Y mañana?
- Adiós...
- ...
- Hoy tu puerta estaba cerrada.
- ...
- Hoy tu puerta estaba cerrada.
- ...
- Hoy tu puerta estaba cerrada.
- ...
*El escritor Javier Sáez de Ibarra ha publicado a principios de verano un libro espléndido en Páginas de Espuma: ‘Mirar el agua’, que está teniendo un gran éxito de crítica y de lectores. Javier, gracias a los oficios de Juan Casamayor, su editor, de origen aragonés, me envía este relato inédito. Javier Saéz de Ibarra (Vitoria, 1961) reside en Madrid. Esta licenciado en Historia contemporánea, y es profesor de Literatura en un instituto. Recibió el Premio "Ciudad de Teruel" 2001 de relatos por El lector de Spinoza, que da título a su primer libro de cuentos, y con ‘Mirar el agua’ ganó el primer premio de Narrativa Breve Ribera del Duero. Esta foto es de Juan Manuel Díaz Burgos, un magnífico profesional. Os recomiendo su libro 'Retratos 1980-2005' (CAM, 2006), es un trabajo increíble. Es uno de esos libros al que gusta asomarse de cuando en cuando, volver a él.
CARLOS VITALE: POESÍA ESENCIAL

JORNADA
Tú, de pie, desnuda en la penumbra.
Tu espalda es el arco del conocimiento.
Desde la cama, observo y espero.
Cuando te vuelvas me dirás quién soy.
Sin otra luz que mi deseo.
EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
Has parado la noche, pero me has negado el día.
RISAS DE COCODRILO
No te engañes.
El de la foto
tan sonriente
ya era infeliz
(tú lo sabes,
bien que lo sabes).
Contémplalo ahí detrás,
público o comparsa,
borroso
incluso en primer plano.
Sonríe
aunque esté muerto.
Si le pides
que se adelante
no da sombra.
Convéncete:
sólo la sombra
no da sombra.
OTRA VUELTA DE TUERCA
Y nada más que sed
y vasos rotos.
LIMOGES
Las ramas
arañan
el río
con dedos
atónitos.
IL MIGLIOR FABBRO
De tallos de metal
florecen alas.
VISTA AÉREA
Roma entre las nubes.
Roma en las nubes.
SPIGNO
Las estrellas
velan
el sueño
de la encina
de Spigno.
Tranquila,
duerme.
Al despertar,
dará forma
de sombra
a las palabras.
PEPE BARROETA DICE QUE NO DICE
El don
de la palabra
no es
un don,
es apenas
arder
en el propio
fuego,
abrasarse
hasta que la mano
dibuje
el vasto
signo
de la desolación.
RÉQUIEM
Al final
sólo queda
una dirección
que borro.
OCURRE
Ocurre, lo dices, lo vives, revives.
Ocurre, no lo dices, lo olvidas.
Ocurre, no lo dices.
ÍTACA
Y si he llegado,
¿qué haré de mí?
*Carlos Vitale es narrador, como se ha visto en ‘Descortesía del suicida’, poeta, un poeta de la quintaesencia y de la concentración, y traductor. Hace poco, Candaya publicaba su poesía completa, que consta de cuatro libros. Carlos Vitale, que ha publicado mucho en Olifante, me envía esta pequeña selección de poemas. Lo conocí en 1987 en Zaragoza, poco después de publicar ‘Noción de realidad’, y ahora, tantos años después, nos hemos reencontrado en el Parque del Agua. Allí grabamos una entrevista para ‘Borradores’. La fotografía es de Allan Jenkins, un magnífico fotógrafo inglés nacido en 1969.
LA HISTORIA CON PIES DE FOTO

ALBERTO BAYOD: TAL COMO ÉRAMOS EN BELMONTE
El historiador e investigador Alberto Bayod publica el volumen ‘La fotografía y su reflejo visual. Belmonte, 1860-1940’, una ambiciosa y compleja antropología social de la localidad turolense
“Siempre me han fascinado aquellas fotografías antiguas”. Con esta frase el historiador e investigador Alberto Bayod inicia su libro ‘La fotografía y su reflejo social. Belmonte, 1860-1940’ (Amigos del Mezquín y otros), un volumen de más de 500 páginas que puede definirse como una antropología visual, “nuevo campo de investigación dentro de las ciencias sociales”, según escribe Mercedes Souto Silva, y como un ejercicio deslumbrante que integra, con rigor y pasión, la fotografía y la historia, tal como señala Pedro Rújula. Alberto Bayod ha invertido miles de horas a lo largo de 19 años en trazar esta “memoria colectiva” de “la dura realidad de una comunidad desigual y tradicionalista”, que sólo es la primera parte de un magno proyecto centrado en la villa bajoaragonesa.
Bayod ha visitado los archivos del Congreso, de la Corona de Aragón, históricos, municipales y parroquiales; ha frecuentado hemerotecas y bibliotecas; ha recogido testimonios orales, y se ha encontrado con colecciones fotográficas, de Belmonte y alrededores, y de profesionales tan conocidos como Ignacio Coyne, Aurelio Grasa, Lucas Escolá, Manuel Jarque o Gustavo Freudenthal. Con todo este bagaje ha organizado sus materiales que abarcan las panorámicas, las fotos de estudio, los retratos al aire libre, las instantáneas escolares, taurinas o festivas, y una incipiente forma de reportaje.
El volumen se abre con las “panorámicas, lugares y escenarios” de Belmonte de Mezquín, luego Belmonte de San José, que ya aparecía en el ‘Madoz’ y el 23 de 1770 en ‘El Correo General de España’ de Madrid, el semanario que dirigía el alcañizano Nipho. Uno de los grandes fotógrafos del libro es Carlos Estevan Membrado, que usaba una ‘Thornton-Pickard’ de 13 x 18; y otro fue el médico Francisco Velázquez, un maestro del autorretrato que se instaló, como galeno, en Zaragoza hacia 1921. Entre las numerosas fotos anónimas hay que destacar una rareza: la del misterioso Enoch Danielssen que se había alejado de la I Guerra Mundial y se había recluido allí con la profesión de cultivador de olivos. Otro capítulo está centrado en las viviendas dispersas: las masías, las torres, las torretas. Entre ellas destaca el proyecto del ‘Mas Blanco’, una especie de “poblado rural lleno de vida” que fue como un modesto sueño de civilización y de explotación agrícola de Juan Pío Membrado.
Otro capítulo está dedicado a la ermita de San José, ese santuario con vistas que siempre ha estado protegido por un ermitaño. Una foto de la impactante y moderna consulta del doctor Francisco Velázquez preside el capítulo dedicado a la enfermedad. Belmonte padeció crueles epidemias de cólera en 1855, que se “ensañó con la familia Membrado”, y en 1885, y una gripe terrible en 1918 que se llevó a 25 personas en 23 días. La niña Josefa Villarroya Mir fue la primera en fallecer; el fotógrafo ambulante Miguel Casanova la retrató poco antes como un ángel. En este apartado, Alberto Bayod cuenta la historia de los médicos como hará luego con los maestros y las maestras, en otro capítulo lleno de sugerencias donde aparecen los grupos de escolares. Se recuerda que era toda una odisea para los maestros cobrar los sueldos cuando debían pagarles los ayuntamientos; para evitarlo se estableció una partida económica con cargo a los Presupuestos del Estado a partir de 1902.
También se documentan las fiestas, las romerías, las procesiones, las corridas de toros y las corridas de pollos, siempre con ricas historias humanas, siempre con su pie de foto. Pero quizá el capítulo más impresionante sea el dedicado a la alteración del orden público. En él figuran el labrador que “monopolizó la figura de juez local durante casi doce años”, el terrible crimen de ‘Las Torretas’, del once de marzo de 1879, en el que fueron asesinados un labrador y dos de sus hijos, uno de ellos degollado, etc. Aunque el caso más impactante y prolijo, de julio de 1907, fue el de los cinco niños “martirizados’ de Zaragoza, que vivían en el paseo de la Independencia. Su padre el ingeniero Eduardo Elío se quedó viudo y se casó con la maestra de Belmonte Rosa Membrado, pero esta fue acusada luego de abandono de los hijos del marido. Cuando los vieron en el cuarto ciego, el fiscal y el juez “no pudieron reprimir un movimiento de horror”. Rosa Membrado los dejó, se dijo, “en un cuarto infecto, sin luz y sin aire respirable”. Aquel suceso conmovió en Zaragoza y en todo el país, y provocó una agria polémica entre ‘El Noticiero’ y HERALDO. Se reproduce una foto de la plaza de San Felipe, en cuya iglesia se había refugiado Elío, que pertenece a un jovencísimo Aurelio Grasa.
*Una procesión de 1922: las mujeres por un lado y los hombres por otro.
OTRO 'INVENTARIO DE OTOÑO'

Acabo de recibir de Akal una invitación para asistir a la presentación de un libro: ‘Inventario de otoño’. Me he llevado una gran alegría. Cuando vi el título pensé en uno de mis libros favoritos, ‘Inventario de otoño’ de Manuel Vicent, un libro que nació en las páginas de ‘El País’ y que pareció en 1983 en el sello Debate. Es un libro fantástico, una historia de España a través de la conversación y el diálogo con la rica prosa del escritor Vicent. Es uno de mis libros de cabecera, de los que más he aprendido de España, del castellano, de la forma de mirar, del estilo. No se trataba de la reedición de ese libro sino de una novela, de María Antonia García Quesada, que presentará la novelista Clara Sánchez. Estos es lo que dice la nota de Elvira de Miguel. LA AUTORA Nacida en Madrid en 1955, Antonia García Quesada ha desarrollado su actividad profesional como periodista en el ámbito de la información económica desde hace treinta años. Premio Citigroup Journalistic Excellence Award 2000 y Prosegur 2004, en la actualidad es asesora de comunicación de la Seguridad Social. En el ámbito de la literatura infantil, ha publicado ‘El Tesoro de las Mariposas’ (1988), con seis ediciones en castellano y dos en catalán. SINOPSIS Una muerte inesperada obliga a las protagonistas, dos hermanas, a hacer inventario de sus vidas. A ninguna le resulta grato hurgar en el pasado, descubrir que los engaños y los miedos han permanecido agazapados cuando ellas creían haberlos superado. Hacer balance es inevitable para superar el vértigo que produce ser conscientes de los errores cometidos, de los ideales traicionados, de pertenecer a una generación que iba a cambiar el mundo y que, al final, también flirteó con la avaricia, la vanidad y el prestigio social.
Ambientada en el otoño madrileño de finales del pasado siglo, esta magnífica obra, finalista del premio Café Gijón 2003, nos introduce hábilmente en la historia a través de los distintos puntos de vista de sus protagonistas, de sentimientos encontrados pero universales, que permiten al lector identificarse e involucrarse en la trama con gran emoción. (La foto es de Federico Patellani).
EL MÚSICO JOSÉ SOLER CASABÓN

“José Soler Casabón, compositor, intérprete y poeta, poseía una gran cultura. Hizo muchísimas cosas, pero su faceta más brillante fue la de compositor. De haber podido estrenar la música que concibió para el ballet ‘Le musicien de Saint- Merry’, que era el gran proyecto de su vida, hoy estaríamos hablando de alguien del prestigio de Erik Satie”. Así define el bibliófilo Jordi Estruga i Estruga, de origen mequinenzano, la enigmática figura del músico, que nació en Mequinenza en 1884 y falleció en Francia en 1964, en la más absoluta miseria, y que fue objeto de un homenaje en su localidad el pasado domingo 30 de agosto, a las siete de la tarde, en el Teatro Goya, cuando se cumplen 125 de su nacimiento. Intervinieron en el acto, entre otros, el propio Estruga, que realizará un retrato del personaje; Héctor Moret, que leerá algunos de sus poemas, recogidos en el libro ‘Fonds Perdu’ (Toulouse, 1939. Solo se tiraron 34 ejemplares y el bibliófilo Pepe Melero lo ha calificado como “el libro más raro, el raro entre los raros, de la literatura aragonesa del siglo XX”), y tocarán dos pianistas, Josep Buforn, del Teatro Liceo, y Sandra Soler, acompañada del tenor y musicólogo Damien Top, que es uno de los precursores en el estudio del músico aragonés. También asistieron autoridades como el viceconsejero de Cultura, Educación y Deporte, Juanjo Vázquez, y la alcaldesa Magda Godia. Lourdes Ibarz fue la coordinadora de todos la conmemoración.
José Soler Casabón era un aragonés olvidado, aunque fue gran amigo de Pablo Picasso y de Pablo Gargallo, que le dejaba pernoctar en su estudio, y del gran poeta Pierre Reverdy. Este, según narra Estruga, vio una edición de Friedrich Nietzsche llena de notas y apuntes de Soler Casabón, y se quedó admirado. Dijo que “era uno de los seres más inteligentes y más brillantes que había conocido” y resaltó que, en un momento de su vida, él solo podía hablar de “hombre a hombre, cara a cara, con Vicente Huidobro y Soler Casabón”.
Jordi Estruga dice que empezó a indagar sobre Soler Casabón hace cuatro años. En ello tienen mucho que ver Pierrette Gargallo, hija del escultor, y el poeta Reverdy. Recuerda: “Soy el presidente de los bibliófilos de Barcelona y un día hablé con Pierrette para publicar algunos textos manuscritos de su padre. En esa primera conversación ya apareció Soler Casabón. Luego leí varios libros sobre Reverdy y comprobé que habían sido grandes amigos, y que Soler era un hombre admirado en el contexto de las vanguardias”. No se saben demasiadas cosas de la formación de Soler: pronto, muy pronto se trasladó Barcelona, con su madre, maestra, y con su padre, “comerciante y propietario”. En 1903, ya andaba por París, en el estudio de Gargallo, aunque será en 1907 cuando se asiente definitivamente.
Pronto frecuentó la amistad de Picasso, Blaise Cendrars, Reverdy y Jean Cocteau. Y de Guillaume Apollinaire. Éste publicó los ‘Caligramas’ en 1914 y ahí aparecía un poema, ‘El músico de Saint Merry’. Cuando Cocteau y Satie hicieron un ballet, a él se le ocurrió que ese texto también daría pie a un ballet. Como se estaba viviendo la I Guerra Mundial, no era fácil hallar compositores, pero un día, mientras Apollinaire impartía una conferencia, una pianista rusa interpretó varias piezas de Soler Casabón. Le gustaron tanto que le propuso una música para el ballet. Dice Estruga: “El argumento del ballet fue dactilografiado por el propio Soler Casabón con el título de HOSYNO, acrónimo del verso “l’homme sans yeux, sans nez et sans oreilles”.
Hablaron de encargárselo al gran Sergei Diaghilev, con decorados de Picasso, pero entonces estalló la Revolución Bolchevique y se postergó. En 1918 falleció Apollinaire, y la obra se quedó en un cajón. “Sin embargo –recuerda Jordi Estruga, que redactó un extenso artículo de sus pesquisas en ‘Rolde’-, fue un empeño obsesivo para Soler. Intentó que se estrenase en varias ocasiones, la retomó varias veces, pero siempre se dio alguna circunstancia negativa”.
Soler Casabón continuó componiendo e incluso trabajando en una orquesta. “Él era un gran guitarrista y un excepcional violinista. Trabajó en orquestas alemanas y luego en una zíngara. Fue la época en que hizo mucho dinero, pero llegó el crack económico de 1929 y se arruinó. Por esos años vivió con una mujer Lily, a la que le dio su nombre. No se tiene constancia de que se hubieran casado”. Años después, cuando ganó en Frente Popular en 1936, se trasladó a Mequinenza y vivió allí hasta que entró el bando nacional en 1938. Intentó que se hiciesen dos cosechas al año de algunos productos, quiso racionalizar el nacimiento de las cabras y enseñó a compartir los cultivos. Además, tocaba cuando caía el crepúsculo el violín y en el Muro, en el paseo que había a lo largo del Ebro, la gente se quedaba embobada escuchándolo y le aplaudía. Uno de los sindicatos le dio una mula para que saliera del pueblo y así lo hizo, con su hermana. Permaneció en Barcelona hasta enero de 1939.
Luego se trasladó hacia Francia y fue encerrado en el campo de concentración de Argelès. De allí salió con la ayuda de Magali Tartansson, la viuda de Pablo Gargallo, “que le daba de comer uno o dos días a la semana”. Residió en una residencia de creadores, luego fue protegido por un judío alemán, el artista y grabador Albert Mentzel. Vivió como pudo, radicalizó su música, que se aproximó un poco más a Schönberg, Debussy o Stravinski. Murió en la miseria. “Mi sueño sería que este ballet se montase en Zaragoza, en Barcelona, en Madrid”, dice Estruga.
En una grabación que se le hizo en Francia en la temporada 1949-1950, le preguntaron si era aragonés, y él contestó: “De Mequinenza, allí donde el Segre se junta con el Ebro”. (Aquí, José Soler posa en 1920 con su compañera Lily).
NACE 'UNA MORENA Y UNA RUBIA¡

Las escritoras Eva Puyó (autora de ‘Ropa tendida’, Xordica) y Aloma Rodríguez (‘París tres’, Xordica) inician esta mañana, hacia las doce y media, su colaboración con el programa ‘A vivir que son dos día-Aragón’, que dirige y conduce Miguel Mena. Ambas acaban de crear un nuevo blog de agenda de actos en Zaragoza. Se llama ‘Una morena y una rubia. Agenda de ocio de Zaragoza’.
El dominio es http://recomendaciones-zaragoza.blogspot.com. Ya han redactado varios textos con sugerentes fotos: anuncian conciertos de Gran Bob, Experimento in da Notte, una instalación de Chikita, etc.
Copio aquí su breve nota sobre la exposición ‘USA Today’ que podrá verse hasta el 1 de noviembre en el Centro de Historia.
USA Today
El Centro de Historia acoge la exposición USA Today, una muestra colectiva que recoge trabajos de cincuenta artistas “surgidos en la cultura independiente de la década de los 90”. La muestra recoge obra pictórica de cada uno de ellos, así como camisetas, zapatillas, tablas de skate, revistas, calendarios que han diseñado algunos de los participantes.
Comisariada por los hermanos Martín Pareja, la exposición pretende ser una guía del arte contemporáneo norteamericano, cuyos protagonistas se relacionan con el arte y la cultura urbana, el skate, el hip-hop, el graffitti y no han ido a escuelas de arte pero diseñan para marcas de moda.
La esposición puede verse hasta el 1 de noviembre en el Centro de Historia.
*La foto corresponde al blog.
JOSÉ ÁNGEL VALENTE: 'LASITUD'

LATITUD
No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
Se disuelve en el aire el llanto roto,
al pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.
El pensamiento melancólico
se tiende, cuerpo, a tus orillas,
bajo el temblor del párpado, el delgado
fluir de las arterias,
la duración nocturna del latido,
la luminosa latitud del vientre,
a tu costado, cuerpo, a tus orillas,
como animal que vuelve a sus orígenes.
José ÁNGEL VALENTE
La fotografía es de Fulvio Roiter, un poeta de la luz más delicada nacido en Venecia.
EUDORA WELTY: PALABRAS PARA 'LA HIJA DEL OPTIMISTA'

*Estos días, la editorial Impedimenta de Enrique Redel publica La hija del optimista de la escritora norteamericana Eudora Welty, escritora y fotógrafa. El escritor y crítico literario Félix Romeo firma este espléndido prólogo al volumen, que Enrique gentilmente me ha enviado.
DE UN TIEMPO Y DE UN LUGAR
Félix Romeo
(Prólogo a La hija del optimista, de Eudora Welty, Impedimenta, septiembre 2009)
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La hija del optimista comienza como un cuento de hadas: un hombre se pincha con una rosa en su jardín y cae en un profundo sueño. También hay una gran fiesta, como en La Bella Durmiente: los carnavales de Nueva Orleans, con hombres disfrazados de esqueleto. Y un juez, Clint McKelva, que actúa como un rey bondadoso en su pequeño feudo de Mount Salus. Y una hija huérfana, Laurel, y una madrastra, Fay, como en La Cenicienta.
En La palabra heredada,[1] Eudora Welty cuenta la fascinación con la que empezó a leer: «[Mis padres] tuvieron que haber hecho un gran sacrificio para regalarme, por mi sexto o séptimo cumpleaños —fue después de que aprendiera a leer—, los diez volúmenes de Nuestro mundo maravilloso. Eran libros pesados, hermosamente confeccionados, con los que me tumbaba en el suelo, delante de la chimenea del comedor, sobre todo con el volumen 5, el que compendiaba “Todos los cuentos para niños”. Allí estaban los cuentos de hadas —Grimm, Andersen, los ingleses y los franceses, “Alí Babá y los Cuarenta Ladrones”, Esopo y Reynard el Zorro, los mitos y leyendas, Robin Hood, el Rey Arturo, San Jorge y el Dragón e incluso la historia de Juana de Arco, una porción del Pilgrim’s Progress y un trozo más largo de Gulliver. Todos ellos iban acompañados de las clásicas ilustraciones. Me alojaba en aquellas páginas…».
Los cuentos de hadas siempre le obsesionaron por su capacidad de suspender el tiempo. En un ensayo escrito por la misma época que La hija del optimista, «Apuntes sobre el tiempo en la narrativa»,[2] escribió: «Sólo los cuentos para niños no responden al tiempo, y en ellos el tiempo no tiene efecto; se le puede dar cuerda como un juguete, y acaba siendo un juguete: si se regula con “Había una vez”, empieza a girar hasta que no llega a “Fueron felices y comieron perdices”. Los cuentos de hadas no proceden de la antigua sabiduría, sino de la antigua locura, también poderosa. Siguen reglas propias que son tan firmes como las del tiempo (la magia de los números y de las repeticiones, el dominio del encantamiento); su perfección prohíbe la existencia de elecciones, y la exposición debe ser siempre igual. Son los niños quienes escuchan, quienes disfrutan de la ausencia de suspense en el cuento. Los cuentos hablan de deseos, y por lo tanto se responden a sí mismos».
El tiempo no se suspende en La hija del optimista, pero Eudora Welty quiere que todos los tiempos se junten en los pocos días que dura la acción: el de la guerra civil, el del amor de sus padres, el de la depresión, el de la segunda guerra mundial, el del pollo frito y la televisión… La enfermedad del juez McKelva precipita un tornado de recuerdos en su casa, que ha soportado muchas turbulencias meteorológicas. Su hija, Laurel, está empeñada en que esos recuerdos sean verdaderos, pero sabe que el recuerdo es «como un sonámbulo. Regresará con sus heridas abiertas desde cualquier rincón del mundo, como Phil, llamándonos por nuestros nombres y exigiéndonos esas lágrimas a las que tienen derecho. El recuerdo no será nunca insensible. Al recuerdo sí se le pueden infligir heridas, una y otra vez. En ello puede residir su victoria final. Pero del mismo modo que el recuerdo es vulnerable en el presente, también vive en nosotros, y mientras vive, y mientras tengamos fuerzas, podremos honrarlo y darle el trato que merece».
Son palabras de una ficción, que no se diferencian mucho de sus palabras autobiográficas, como las que usó para terminar La palabra heredada: «La memoria es algo vivo —también la memoria es tránsito. Pero mientras dura su instante, todo lo que se rememora se une y vive, lo viejo y lo nuevo, lo pasado y el presente, los vivos y los muertos».
Eudora Welty había nacido en Jackson, Mississippi, en 1909, hija de una maestra y de un agente de seguros que se convirtió en un próspero hombre de negocios. Había estudiado en la universidad, donde había empezado a escribir sus primeros textos, y había trabajado, inmediatamente después de la depresión económica de 1929, en la Agencia Estatal de Administración Laboral como publicista, una tarea que la puso en contacto con la vida cotidiana de Mississippi, y en especial con las clases más bajas, nutridas mayoritariamente por afroamericanos, que seguían viviendo con derechos restringidos. Mientras hacía su trabajo realizaba fotografías, que se recogieron en libro años después bajo el título de One Time, One Place: «Al hacer fotografías aprendí qué grado de preparación debía tener. La vida no espera, no está quieta. Una buena instantánea detiene un buen momento que trata de escapar. La fotografía me enseñó que ser capaz de captar la fugacidad de las cosas, para poder apretar el botón en el momento crucial, era precisamente la mayor de mis necesidades».
(Su pasión por la fotografía la emparenta con un contemporáneo que no vivía demasiado lejos de ella, Juan Rulfo: a ambos, también, les fascinaban los fantasmas.)
Fue Katherine Ann Porter quien apadrinó literariamente a Eudora Welty, cuyo mayor aliento hasta entonces lo había encontrado en su madre, y la que, de alguna manera, hizo que abandonara la fotografía para dedicarse solamente a escribir. Sus libros de relatos de los años cuarenta, Una cortina de follaje y Las manzanas de oro, consiguieron un éxito inmediato. Y fue incluida en la promoción de nuevos escritores del Sur, junto a Truman Capote (1924-1984), Carson McCullers (1917-1967) y Flannery O’Connor (1925-1964), que, en palabras de Malcolm Bradbury, «fueron capaces de conjugar un gran refinamiento formal con la oscura visión de la decadencia y del mal, que tuvo como resultado una narrativa de enorme finura gótica».[3]
Cuando publicó La hija del optimista, en 1972, Eudora Welty estaba más cerca de la edad del juez McKelva que de la edad de su hija, Laurel, pero, sin duda, se sentía muy cómoda en la piel de esa mujer, a la que le dio muchas cosas de su propia vida: los viajes en tren, el dolor ante la imposibilidad de parar a la muerte, las cartas de los amantes, el trabajo sin descanso, la casa como pilar de la familia, la pasión por las novelas de Dickens, la obsesión por los objetos mecánicos…
MIGUEL HERNÁNDEZ DEL MONCAYO

Un poco antes del verano estuve en Orihuela y visité la casa de aquel joven cabrero, Miguel Hernández, que tenía alma de poeta y se inspiraba en su entorno y en Vicente Querol para redactar sus primeras composiciones. Se llevaba los libros y sus cuadernos al monte, miraba al ganado, las nubes o el poniente, y escribía. De vez en cuando, aparecía en los periódicos como un portento de la naturaleza. Miguel, nacido en 1910, aprendía del aire y de la luna de nardo, de su amigo Ramón Sijé y de los periódicos. Poco a poco fue descubriendo la gran poesía española del momento: la Generación del 27, que había rendido homenaje a Góngora, el creador de metáforas que retorcía la gramática en pos de una belleza definitiva. De su lectura, nació ‘Perito en lunas’; años después, de su crisis amorosa con su novia de siempre, Josefina, nacería ‘El rayo que no cesa’, que no era otro rayo que el del amor transformado en desamor, en llanto, en puro desespero. Aquel lapso del conflicto lo aprovechó Miguel para conocer a otras mujeres como Maruja Mallo: fue una pasión urgente y sexual; Maruja, “la mujer que mejor maldecía de Madrid”, era un torbellino de desinhibición. Luego ya vino la Guerra Civil, su militancia republicana, su condición de combatiente que aleccionaba con poemas, como ‘Teruel’, a la muchedumbre. Miguel fue de los perdedores, incluso eligió mal el camino de la huida: Portugal. Pasó sus últimos años en la cárcel y allí escribió ‘Cancionero y romancero de ausencias’, un libro torrencial y triste, el temblor de la sangre y la tierra, poesía de la vida, de la ausencia, de la muerte que acechaba y que llegó en 1942. Este poeta pastor fue recordado en el Moncayo, y en su apéndice más legendario: Veruela, el solar de la poesía, casi el último refugio del romántico Bécquer. Ahí empezó a celebrarse su centenario.
*En la foto, la pintora Maruja Mallo, amante de Miguel Hernández y novia durante varios años de Rafael Alberti.
HOMENAJE CON LIBRO A PANTICOSA

Alejandro Salvador, novelista y técnico cultural, me escribe esta nota:
HOMENAJE AL BALNEARIO DE PANTICOSA
Te convocamos al homenaje que pensamos rendir al BALNEARIO DE PANTICOSA y a don JOSÉ BELÍO, personaje entrañablemente unido a este paraje tan agraciado por los dioses y tan maltratado por los humanos, el próximo día 27 de septiembre de 2009, a las 12:00 h, en la terraza de Casa Belío del balneario de Panticosa.
Están invitados: familia Belío - Jesús Ángel González Isla y currantes de Panticosa Cultural, alumnos y profesores de Panticosa Cultural, Chema Peralta y su Taller de Rock, Andrés Ibiricu y su coro Amici Musicae, precursores de la Banda del Canal, aristas, escritores… todos cuantos un día pasaron por este lugar, quedaron mudos de su hermosura y se enamoraron de él, dejaron escrito un poema o pintaron un cuadro; todos los amigos y amantes de este paraje único e irrepetible de nuestro Pirineo, declarado en 1994 Bien de Interés Cultural y Paraje Natural y, una vez más en su dilatada historia, cerrado tras una discutida reforma.
Este homenaje se enmarca en los actos de presentación del libro LA FUENTE DE LA BELLEZA, Diario del balneario de Panticosa, novela de la colección Narrativa de Mira editores de Alejandro Salvador, que presento el día 26 de septiembre de 2009, a las 19:30 h, en el Centro Cultural La Fajuala de Panticosa y el día 5 de octubre de 2009, a las 19:30 h en el colegio La Purísima para niños sordos de Zaragoza. [La portada del libro la ha diseñado la pintora y grabadora Cristina Gil Imaz y los dibujos interiores, de portadillas y del colofón, corresponden a Juan Ibáñez Teruel].
La novela relata la experiencia de una persona sorda que comienza a oír en el balneario de Panticosa, que es capaz de auscultar las voces y la música de la Naturaleza y percibir los sonidos y los silencios del balneario; trata de ser un emotivo tributo a este paraje fascinante del Pirineo aragonés, a su impresionante belleza natural y a las personas que dejaron grabadas sus vivencias en las piedras de casas centenarias y cuyos ecos aún susurran en las aguas de fuentes, torrentes e ibones.
PEPE MELERO ESCRIBE DE YOLANDA LARPA

La cantadora de jotas Yolanda Larpa acaba de publicar un CD y cuenta con un padrino muy especial, José Luis Melero, un sabio de la jota, como Javier Barreiro y Demetrio Galán Bergua.
YOLANDA LARPA: EL VIGOR Y LA DELICADEZA
González Ruano decía que Baroja hablaba con el “uno”, como el pintor Solana: “Uno, que es vasco…”, “Uno, que no se chupa el dedo…”. Pues para no ser menos que don Pío, uno, que es un viejo aficionado a la jota aragonesa, pues ya se cumplen 35 años desde mi primer Certamen Oficial –aquel mítico del 8 de octubre de 1974 que ganaron Carmen Cortés y José Iranzo “El Pastor de Andorra”-, fue un hombre feliz y afortunado cuando, siendo ya miembro del Jurado de ese Certamen, pudo contribuir a que una cantadora excepcional como Yolanda Larpa ganara el Premio Extraordinario treinta y dos años más tarde: el mismo 8 de octubre, esta vez del año 2006. Yolanda, fiel a la tradición de cantar coplas de reto en las rondas, puso broche de oro aquel día a sus rondaderas al entonar para despedirse una de las más bravías, farrucas y altaneras: “Cuando salgo por la noche / con mi guitarro a rondar…”. Uno se sintió orgulloso de formar parte de aquel Jurado -pues el Certamen es, como digo yo siempre algo pomposamente, el Campeonato del Mundo de Jota Aragonesa y cualquier buen aficionado habría de valorar el privilegio de vivir desde dentro un acontecimiento de tal magnitud- y especialmente de que fuera una de las más extraordinarias representantes de las nuevas generaciones de grandes cantadoras quien lo ganara. Porque eso quería decir que había relevo en la jota; y que la bilbilitana Yolanda Larpa, junto con otras grandes cantadoras jóvenes surgidas en los últimos años, había decidido colocarse en primera línea de batalla para asumir la responsabilidad histórica de dirigir y preservar el sagrado legado del canto femenino de la jota.
Yolanda Larpa podría ser el prototipo de lo que representan los cantadores jóvenes en los últimos años: el respeto a los clásicos y a la tradición, el estudio concienzudo de las tonadas, la búsqueda y recuperación de los viejos estilos olvidados y la renovación de las cantas a través de la lectura de viejos y nuevos cancioneros. Así, Yolanda Larpa lo mismo canta en este CD coplas recientes, como la maravillosa de José Verón Gormaz del año 2002 “No quise marcharme fuera / ni quise quedarme aquí…” (que me gustaría pensar que contribuí a dar a conocer pues la seleccioné en mi antología “Las 40 principales” que preparé para el primer disco-libro de La jota ayer y hoy), que cantas históricas como “Por Fuentes se va Rodén / y de Rodén a Mediana…”, la siempre emocionante “Como quieres que en invierno / den rosicas mis rosales…”, con la que en todas las épocas se ha cantado la “fiera del ay de Fuentes”, o estilo Peral, que inmortalizó Camila Gracia y que ya estaba en el Cancionero de Alvira de 1895, la incomparable “Ni contigo ni sin ti / tienen mis penas remedio…”, también incluida en la recopilación de Lapuente, Sola y Alvira, o la famosísima “fiera antigua” que José Oto elevó a los altares de la jota (“Nadie le tema a la fiera / que la fiera ya murió…”), ésa que de hacer caso a la leyenda nació en el antiguo pueblo turolense de Escriche, según nos contó Alfonso Zapater.
Si algo caracteriza a Yolanda Larpa como cantadora, si me hubiera de quedar con una entre sus muchas cualidades, ésa sería sin duda la de su valentía, la de su fortaleza, la de su enorme coraje cantando. Siempre me he preguntado de dónde saca Yolanda esa fuerza casi sobrenatural para cantar la jota. Por eso, porque se atreve con las tonadas más difíciles y arriesgadas, porque canta casi al límite de sus fuerzas, puede llegar al corazón del espectador como pocas y hacer que sea casi imposible no vibrar escuchándola. La emoción, al cantar la jota, hay que saber “transmitirla”. Y Yolanda Larpa la transmite como sólo pueden hacerlo las grandes figuras. Le sobran facultades, además, para conciliar ese vigor con una sensibilidad y una delicadeza especiales, que le permiten afrontar con total garantía de éxito las tonadas más íntimas, las más tiernas y quebradizas, esas que parecen haberse creado para ser cantadas al oído, junto al fuego, en una noche de invierno.
De la estirpe de Hilario Gallego, Dámaso Salcedo, Manuel Navarro Rubio o Nacho del Río, del viejo Calatayud de Sixto Celorrio, Juan Blas y Ubide, Francisco Lafuente o Pedro Montón, Yolanda Larpa es ya historia viva de la jota aragonesa. Y este CD la consagrará para siempre. Uno, como hubiera escrito Baroja, está feliz de quererla y de ser su admirador y su amigo.
*He encontrado esta foto de Yolanda Larpa en el blog de José Luis Urben. Mil disculpas a los lectores: el sistema funciona un poco a su antojo y ni respeta las letras ni el interlineado. Siempre había trabajado a 1.5 medio de interlineado y con garamond cuerpo 16; blogia, o este blog, hace lo que se antoja como se ve en la fluctuación de tipos, de formatos, etc.
PASE DE 'EL ÚLTIMO GUIÓN'

Esta semana, tras su pase por 25 Festivales a lo largo del mundo, proyecciones en varias Filmotecas y su estreno en Madrid, Barcelona y Valencia presentamos en Zaragoza “El último guión. Buñuel en la memoria, dirigido por Javier Espada y Gaizka Urresti, un recorrido físico y sentimental por la vida de uno de los más importante cineastas del siglo XX, Luis Buñuel. Un peregrinaje protagonizado por Juan Luis Buñuel, su hijo primogénito, acompañado de Jean-Claude Carrière, guionista, narrador y amigo, descubriendo historias previamente recogidas en el libro de memorias "Mi último suspiro", de Luis Buñuel, junto a otras contadas por vez primera.
Previo a su estreno comercial el próximo viernes 11 en los nuevos Cines Aragonia calle Juan Carlos I 44, en el distrito Universidad, el Jueves 10 a las 22:00 se realizará el pre-estreno de la película.
(En la foto, Juan Luis Buñuel y Jean-Claude Carrière).
EL CAMPEÓN JACK LOVELOCK

Daniel y yo compartíamos, cuando él era niño, desde los siete, ocho o nueve años, la pasión por el atletismo. Luego salimos a correr juntos durante muchos años: en Zaragoza, en Cantavieja, en Ejulve, en Urrea de Gaén y en La Iglesuela del Cid. Eran otros tiempo y yo pesaba algunos kilos menos. Seguíamos las marcas, los mítines de verano, leíamos de cuando en cuando la historia de los atletas, nos parábamos en los viajes en los bares de carretera a ver algunas pruebas que nos sorprendían de camino: los 100 de Merlene Ottey y Gwen Torrence, los 1600 de Morceli y Fermín Cacho, una competición de Bubka, una nueva intentona de Tamara Bykova, etc.
Daniel acaba de regresar de Nueva Zelanda y me ha traído un libro muy bonito sobre el primer campeón olímpico del país: es ‘As If Running On Air. The Journals of Jack Lovelock’, editado por David Colquhoun para el sello Craig Potton Publishing, un libro repleto de fotografías y de recuerdos de la época. John Edward Lovelock nació en Crushington en 1910; pronto se reveló, en el colegio, como un excelente boxeador y un maravilloso púgil. Corría por el puro placer de hacerlo, hasta que sus marcas deslumbraron a todo el mundo. Y hasta que llegó a vencer a grandes corredores de su tiempo. Combinó la medicina con el atletismo. En 1934 se trasladó a Londres. En 1935, en la que se denominó ‘la milla del siglo’, ganó a dos grandes corredores norteamericanos: Bil Bonthron y Cunningham. En los Juegos Olímpicos de Berlín, los Juegos de Jesse Owens, ganó la medalla de oro de los 1500 metros, merced a un gran acelerón en los últimos 300 metros, en los que venció limpiamente, de nuevo, a Glenn Cunningham, bautizado por la prensa con ‘The Iron man’. Y no solo eso: batió el record del mundo y lo fijó en 3.47.08.
En 1947se trasladó con su familia a Brooklyn, Nueva York, donde trabajó como asistente del director de medicina física y director de la rehabilitación en el Hospital de Nueva York para Cirugías Especiales en Manhattan. El 28 de diciembre de 1949 cayó a la vía de un tren del metro de Nueva York. Murió de inmediato. Tenía 39 años de edad. [En algunos lugares se dice que no fue un accidente su muerte, sino un suicidio]
*Foto de la victoria de Jack Lovelock: vence a Glenn Cunningham y al italiano Luigi Beccali, que había sido campeón de Europa.
EL ADUANERO JOSÉ LUIS SAMPEDRO

José Luis Sampedro vivió en Zaragoza, cuando era un niño, entre 1925 y 1926. Estudió en los jesuitas. Como Buñuel. Inventaría un personaje, Adolfo Espejo, que recreaba su existencia nómada: su estancia en Tánger, en Cihuela, en Zaragoza, en Aranjuez y también en Melilla, donde recibió su primera lección de amor. Años después, el hombre de Aduanas quiso contar el relato de los madereros del Tajo. Invirtió nueve años; el azar determinó que culminase ese relato de navateros castellanos en Alhama de Aragón. El balneario, las aguas y aquel ámbito le encantaron, tanto que años después acudiría allí una y otra vez para poner fin a su novela ‘Octubre, Octubre’, en la que invirtió 19 años, y para casarse con Olga Lucas. Aquel libro apareció en 1981, y cuatro años más tarde salió ‘La sonrisa etrusca’, una narración sobre los amores tardíos, la vecindad de la muerte y relación de un abuelo con su nieto. Un día un lector le pidió que la firmase ‘in memoriam’ para su padre. Le reveló: “Dudé si darle el libro. El protagonista se está muriendo de cáncer, y mi padre también. Al final se lo pasé, y poco antes de morir mi padre me dijo: ‘¡No sabes cuánto me ha ayudado esta novela!’. Dedíquesela a él”. En la Feria de Jaca, tres pastores del Pirineo descendieron de las montañas cargados de libros para que se los firmase. Sampedro ha sido objeto de un curso de verano en Jaca, donde se siente como en casa, que dirigió Paco Martín. Ahí, a sus 92 años, oyó hablar, y habló, de sus libros: del jardín de la memoria de Aranjuez, del erotismo de ‘La vieja sirena’ (estableció una intensa correspondencia con una monja sobre eso), de su diálogo sobre ‘La ciencia y la vida’ con Valentí Fuster. Bromeó, preguntó a sus estudiosos, y al final confesó: “He escrito con toda la autenticidad que he podido. Para mí escribir es vivir”. *Esta foto tan marina es de José María Massó.
EL ARREBATO DE JEAN SEBERG

Esposa del escritor y cónsul Romain Gary, amante de Carlos Fuentes, Clint Eastwood y Ricardo Franco, y acosado por el FBI, hoy se cumplen ahora 30 años del suicidio de este mito del cine
Jean Seberg irrumpió en Hollywood como una aparición. Encarnó a una actriz compleja, perturbada, de una irresistible fotogenia. Fue Otto Preminger quien la rescató de la Universidad de Iowa a los 17 años: la seleccionó entre 3.000 candidatas (en algunos lugares se habla de 18.000) para dar vida a su ‘Juana de Arco’, aquella mujer soldado, ardiente y virginal, que sería condenada a la hoguera.
Poco después, cuando la joven hija de un droguero y una de una maestra iba a olvidarse del cine para siempre, Preminger la tentó de nuevo para que encarnase a Cecille en ‘Buenos días, tristeza’, la película de la novela de Françoise Sagan; ese papel, en un principio, iba a interpretarlo Audrey Hepburn. El éxito fue más bien modesto, pero muchos de los integrantes de la ‘nouvelle vague’ se habían quedado con aquel rostro, con aquella rebeldía, con aquel aspecto de ‘lolita’ que podía ser angelical y demoníaca a un tiempo, seductora, ingenua, dulce y perversa.
En 1959, Jean-Luc Godard la contrató para ‘El final de la escapada’, donde encarnaba a un joven norteamericana que se relacionaba con un muchacho marginal tan atractivo como Jean Paul Belmondo. Jean Seberg creó ahí un nuevo tipo de mujer, menuda, bellísima, desinhibida, una mujer moderna en el vestuario e incluso en su inmoralidad.
Ahí empezó a fraguarse el mito Jean Seberg, que se inclinaría más por Europa que por Estados Unidos, aunque en 1964 realizó una película un tanto premonitoria y oscura: ‘Lilith’ de Robert Rossen, donde era una mujer torturada que se deslizaba hacia la ninfomanía y la esquizofrenia. Para entonces ya había tenido numerosos compañeros, un primer marido, el abogado y vividor François Mareuil, y ya se había casado con el escritor armenio y cónsul Romain Gary, que también triunfó con su seudónimo literario: Emile Ajar. Siempre se ha dicho que había sido el hombre que más la había querido en su vida y que padeció su difícil y turbia personalidad. Tuvieron un hijo en 1963, Alexandre Diego Gary, pero pronto empezó el río de traiciones e infidelidades de ella.
Jean Seberg tuvo amores con el escritor mexicano Carlos Fuentes, que le dedicó la novela ‘Diana o la solitaria cazadora’ (Alfaguara, 1994), donde ella es una mujer desequilibrada y fascinante que coquetea con el sexo, con las drogas y con la vida peligrosa; se relacionó con Clint Eastwood durante el rodaje de ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ de Joshua Logan. Fuentes ha dicho que entonces compartían un apartamento y que Jean pegó un póster de Eastwood de ‘La muerte tenía un precio’. A raíz de esta relación, Gary ofreció una rueda de prensa, según ha recordado el hijo de ambos, para anunciar su separación.
En ese instante, en ese laberinto de relaciones tumultuosas en las que parecía moverse, Seberg ya había sido acusada de espía por el FBI, y era perseguida por sus contactos con el movimiento de ‘Los Panteras Negras’. Diego Gary, que vive ahora en Barcelona donde regenta un café literario, ha dicho con crudeza y sentido de la desmitificación que odiaba de niño al líder Ahmed Kamel “porque pensaba que monopolizaba la atención de mi madre. Ella fue manipulada por los ‘Panteras Negras’, que le sacaron dinero para su causa. Ella les permitió que explotaran su sentimiento de culpa por ser una estrella de cine blanca y luterana del empobrecido Medio Oeste. Los Panteras Negras tenían más de delincuentes y chulos que de apóstoles de la libertad y de la igualdad para la gente de color”. Al parecer, el propio Hoover, jefe del FBI, ordenó que la espiasen, entre otras cosas porque ella se quedó embarazada y se pensaba que era de uno de los líderes del movimiento. Dio luz a una niña que murió a los dos días. Hoover era un perfecto hipócrita: persiguió a los comunistas y a los homosexuales, y él vivía una relación con un hombre y solía vestirse de mujer.
Jean Seberg ya se había inclinado hacia la locura y los excesos. Se acostaba con desconocidos (se casó al final de su vida con el gigoló Ahmed Asní, que le pegó brutales palizas), era capaz de pasear desnuda por los hoteles, etc. En 1973, Juan Antonio Bardem la llamó para una película, ‘La corrupción de Chris Miller’, donde haría el papel de madre de Marisol. Conoció al realizador español Ricardo Franco, con quien vivió una gran pasión. Se veían en Nueva York, en Los Ángeles, en París, en Madrid. Ella continuaba con sus amores contingentes. Ricardo Franco le dedicó ‘Lágrimas negras’, una película que hubo de concluir el aragonés Fernando Bauluz. Dicen que se intentó suicidar seis o siete veces, en la penúltima se arrojó al tren en Montparnasse, pero la salvaron los viajeros.
El 8 de septiembre de 1979, hace ahora 30 años, apareció muerta de sobredosis en un Renault. Carlos Fuentes dice que estaba envuelta en el poncho que él le había regalado. Romain Gary se suicidaría en 1980 con una pistola. Ahora, el hijo de ambos Alexandre Diego Gary ha reaparecido para recordar que no fue asesinada por el FBI, pero que esa persecución la alteró mucho más. Ella era, en el fondo, una mujer vulnerable, hambrienta de vida y de deseo, que sucumbió al arrebato del amor y la locura.
DOROTHEA LANGE EN VERUELA

Hoy he estado en el Monasterio de Veruela viendo la estupenda exposición de Dorothea Lange, ‘Los años decisivos’, compuesta por unas 80 piezas fechadas entre 1931 y 1947, fotos que recogen los ecos desoladores de la Gran Depresión y los procesos de emigración y la vida rural y urbana de Estados Unidos. Hay piezas maravillosas de esa fotografía documental, dotada de gran fuerza expresiva y de una especial comprensión de las clases más necesitadas, de una singular empatía hacia los seres a los que ha abandono el alimento, la estabilidad laboral o una idea de porvenir.
Por allí, entre otros, andaba Jesús, que lleva 31 años en el monasterio, trabaja diez horas en verano y ha vivido allí 18 años. Tiene maravillosos recuerdos de casi todo, especialmente de una actuación de Montserrat Caballé, de Teresa Berganza (se fue la luz y actuó a la luz de una vela) y de Tete Montoliu, que tocaría el piano un par de meses antes de su muerte.
BENEDETTI: JUAN GAVASA ELIGE 'ADIÓS'

El pasado jueves, hace hoy una semana, estuve en la Universidad de Verano de Jaca hablando sobre José Luis Sampedro, en un curso dirigido por Francisco Martín Martín. Iba a ver a mi amigo Juan Gavasa Rapún –periodista, editor de Pirineum, sabio de músicas del mundo y un gran conocedor de las montañas-, pero nos fue imposible a los dos. Falleció su padre. En su estupendo blog, Juan le dedica un poema de Mario Benedetti a su progenitor. Lo traigo aquí porque cada vez me emocionan más esos padres que se nos van, esa complicidad especial a la que nunca acabamos de ponerles las palabras, las miradas y los gestos suficientes. Esta fotografía es de Nina Leen.
ADIÓS
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque un océano
la muerte solamente
una palabra.
Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
MARIO BENEDETTI
Juan Gavasa Montalbán -In Memorian-. (1935-2009)
'LA FUENTE DE LA BELLEZA'. FRAGMENTO

LA FUENTE DE LA BELLEZA. Diario del balneario de Panticosa.
Mira editores, 2009.
De Alejandro Salvador Zazurca.
FRAGMENTOS extraídos del diario del balneario de Panticosa:
… Hemos llegado al balneario a la hora de comer, después de dos largas jornadas de tren y de autobús. Ayer salimos de Madrid rumbo a Zaragoza en el tren de la tarde y hoy hemos cogido el enlace ferroviario hasta Sabiñánigo, con larga parada en Huesca; después, en autobús de la compañía Hispano-Tensina, hasta el balneario, en el corazón de los Pirineos. La subida por el barranco de El Escalar es una de esas atroces bellezas románticas de la Naturaleza que no dejan indiferente a nadie.
En cada revuelta, la pericia del conductor se pone a prueba en giros imposibles, asomando el morro del vehículo sobre el vacío del precipicio, ante el suspiro de los sufridos viajeros que cierran los ojos para no ver el riesgo que les acecha o juntan sus manos en sentida oración. La entrada al balneario es lo más sorprendente que una se pueda imaginar. Un remanso de paz se abre ante nuestros ojos: un lago azul, como una turquesa engarzada en una corona pétrea. Es el ibón de Baños.
Por repetidas veces que subas, nadie puede sospechar, antes de entrar en el recinto, que pueda existir un edén como este aquí arriba, a más de 1.600 metros de altitud sobre el nivel del mar. Regresar nunca es regresar. Aquí menos que en ningún otro lugar. Hoteles, restaurantes, fuentes, tiendas, casino… conservan un sabor de lujo decimonónico. El tiempo retrocede de golpe y te transporta a otra época.
Balneario, 14 de julio de 1979
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… Cuando llegas al balneario, parece que has alcanzado el fin del mundo, que nada pueda existir más allá, que termina el camino y en estas paredes pétreas finaliza la vida. Pero pronto descubres que es aquí donde realmente comienza el sendero, donde rebrota la vida y los sueños. Despertar dormidas pasiones, revivir sus ramilletes de emociones… Regresar al balneario y nunca repetir.
Balneario, 23 de junio de 1973
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… Un anciano, con el rostro oculto por una bufanda roja, permanecía de pie, apoyando las rodillas en el murete de piedra del mirador de casa Belío.
-Tratan de hacer un nuevo balneario, como tantas otras veces a lo largo de la historia.
Alberto permanecía en silencio, sentado en el viejo sillón de mimbre, mientras el señor mayor hablaba como si lo conociera de toda la vida.
-Un grupo de personas entusiastas han subido hasta este lugar para rescatarlo del pasado y proyectarlo hacia el futuro –mascullaba el longevo personaje-. Pretenden erigir un paraíso sobre las nubes, un sueño a mitad de camino entre el cielo y la tierra, un lujo de siglos rescatado del olvido, un lugar para disfrutar del eterno poder del agua, un lugar para encontrarse con…
Los ojos encendidos de fuego de aquel hombre iluminaban la penumbra del atardecer. Pasados unos segundos, siguió farfullando.
-¿Con Dios? ¿Con su alma? ¿Con el diablo? ¿Con quién? –rugían los sentimientos del anciano, ahora con voz enérgica-. ¡Cómo es posible que nadie levante la voz, una pluma o su puño contra la destrucción de una historia de siglos! No se derriban simples casas viejas, hoteles vetustos, fuentes secas… Se destruye parte de nuestra historia. Parte de la vida de muchas vidas.
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… Procuré seguir los consejos de mi madre, pero la vida me enseñó pronto su lado más amargo. En el colegio, no me gustaba que me separaran de los alumnos oyentes, pero siempre lo hacían. Me sentaba en un pupitre doble, sin compañero, solitario y desolado, en una esquina del aula. Algunos niños pintaban en la pizarra un monigote sin orejas con mi nombre debajo. Yo lo miraba con rabia contenida, mordiéndome los labios, y me aguantaba; así día tras día. Durante el recreo, en el patio, los niños también se burlaban de mí: decían que hablaba de una forma rara. Saltaban los insultos de unas bocas a otras. Yo giraba la cabeza tras ellos, pero los sonidos eran más rápidos y se escapaban. Los niños se reían. Yo no dejaba de girar la cabeza. Y me sentía solo, muy solo, en medio de aquella multitud de niños riendo. Por eso, me sumergía en la oscuridad del silencio. Traspasaba las cavidades más profundas de la mente y guardaba las palabras en un saco repleto de sentimientos callados y emociones mudas. Apretaba puños y labios, con rabia, para no dejarlos salir. Luego, arrastrando los pies por el patio, me dirigía hacia el lugar donde la maestra tocaba el timbre, tratando de sentir las vibraciones en la pared. Por la mejilla corría una lágrima furtiva y recordaba a mi madre, mi querida madre Isabel, y a Mariví.
En La Purísima, con Mariví, todo era diferente. Ella me animaba a utilizar los diferentes matices de la voz, aunque mi habla no fuera comprensible.
-Mi voz está rota -expresaba Alberto a la logopeda con tristeza.
-No está rota, mi niño. Tu voz es la más hermosa del Universo –le contestaba Mariví.
A medida que fui creciendo, iba asumiendo mi deficiencia, aunque nunca llegué a comprender la injusticia que el destino me había deparado. Ni me servía de consuelo que otros niños sordos no pudieran siquiera hablar. Ni las niñas sordociegas del colegio. Ni los niños que se morían de hambre en el mundo.
Todo formaba parte de la misma ignominia, similar putada de los dioses.
Para mí, ser sordo no significaba el hecho físico de carecer del sentido del oído, sino haber comprendido que soy sordo, diferente a los demás.
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… Desde que desapareció su madre en 1979, Alberto subía hasta aquel paraje todos los días. Sentía una atracción irresistible. Estaba convencido de que allí se encerraba el misterio de su muerte. Se asomó al pozo del manantial. No había sirenas, ni oía sus sublimes cantos, solo veía aquellas misteriosas pompas de aire que surgían desde la profunda sima. Hipnotizado por el flujo ascendente de miles de burbujas y los efluvios del agua sulfurosa, Alberto quedó sumergido en una profunda ensoñación. Entre el ramillete de burbujas apareció la sombra de una bella sirena. Cuando emergió a la luz, comprobó que se trataba de una hermosa mujer, con larga y dorada cabellera, torso desnudo fascinador y desarrollada cola de pez. Alberto quedó absorto con aquella aparición.
-¿Quién eres?
-La hija del agua.
-¿Una sirena?
-Una ondina de agua dulce.
-¿Puedes cantar como las sirenas?
-¿Acaso no temes oír mi canto?
-No. Mi madre me decía que no debía temer percibir el canto de una sirena. Más temible era sentir su silencio.
-Tu madre tenía razón. La historia habla de la peligrosidad de oír nuestro canto: hipnotiza a los hombres y los arrastra a la muerte. Los humanos se pueblan de temores y de blindajes para defenderse de sí mismos, de sus miedos, de sus limitaciones. ¡Nada existe en el universo más sublime que el canto de una sirena!
-Siempre soñé con traspasar la barrera del silencio y sentir la vibración de las baladas de una sirena. Pero soy sordo. Nunca podré oírte.
-¿Lo ves? Ya te has puesto una coraza. Solo tienes que cerrar los ojos y abrir el corazón…
Alberto cerró los ojos. Escuchó una canción…
“Cierra los ojos. Abre el corazón.
Que tu mente fluya por el universo infinito.
La dorada aguja comienza a tejer tus sueños.”
*Hace unos días, hablaba de la nueva novela de Alejandro Salvador Zazurca, que ha escrito una interesante saga sobre el palacio de la Lonja. Ayer me mandó un fragmento de ‘La fuente de la Belleza’, libro que aparecerá en breve en el sello Mira Editores de Joaquín Casanova y que se presentará en Panticosa. La foto es de Nina Leen.
'MI MADRE' DE TAHAR BEN JELLOUN

Conservo magníficos recuerdos del escritor Tahar Ben Jelloun. He leído varios libros suyos, pero hubo uno que me conmovió especialmente: ‘La noche sagrada’. Ahora acaba de publicar otro libro conmovedor, que estoy leyendo: ‘Mi madre’, una novela más bien breve sobre el Alzheimer. La publica El Aleph.
Comienza así:
“Desde que cayó enferma, mi madre se ha convertido en una cosita diminuta de memoria quebradiza. Convoca a los miembros de su familia, muertos hace tiempo. Habla con ellos, se sorprende de que su madre no vaya a verla, dice maravillas de su hermano menor que, según ella, siempre le lleva regalos. Uno tras otro, se suceden junto a su lecho y le hacen compañía. Yo no quiero llevarle la contraria. Mi molestarlos. La señora que la cuida, Keltum, se lamenta: ‘Cree que estamos en Fez, en el año en que naciste’.
Mi madre regresa a los tiempos de mi infancia. Su memoria ha tropezado, se ha caído, se desparrama por el suelo mojado. El tiempo y la realidad ya no se llevan bien. Ella se deja arrastrar por unas emociones que brotan del pasado. Cada cuarto de hora, me pregunta: ‘¿Cuántos hijos tienes?’”.
*La fotografía es de Loomis Dean.
'EL INQUISITORIO' DE ROBERT PINGET

Marbot publica ‘El inquisitorio’ de Robert Pinget, en traducción de Elisenda Julibert «Responda sí o no Sí o no sí o no y yo qué sé sabe usted, quiero decir que yo sólo estaba a su servicio el hombre para todo que se dice y es lo que digo, de lo demás no sé nada ya me dirá lo que se confía en un criado, es mi trabajo, sí, mi trabajo, pero cómo podía preverlo, todos los días la misma rutina…» Así comienza el largo inquisitorio que da título a esta obra de Pinget, sin que sepamos quién es el inquirido y quién el inquisidor, ni cuál es el motivo de la pesquisa, ni dónde tiene lugar. A través de las preguntas y las respuestas iremos descubriendo quiénes son y cuál es la trama que los ha unido, y también quiénes son los personajes implicados en ella, e incluso el sexo de quien interroga. Pero sobre todo descubriremos muchas otras cosas que ni siquiera podíamos sospechar y que tal vez no sean misteriosas, pero sí inquietantes. A medio camino entre el humor descabellado de las obras de Beckett y el aislamiento de los personajes de Kafka, Pinget urde un relato lleno de sorpresas, y de algún que otro sobresalto, escrito con una prosa por lo menos tan accidentada como la trama. Y así sustrae astutamente al lector lo que tal vez acudiera buscando inicialmente, para ofrecerle nuevos descubrimientos e insinuarle algunas preguntas que, en cualquier caso, sólo pueden hallar respuesta fuera del texto, al concluir la lectura: ¿por qué se escribe?; y ¿por qué se lee? Robert Pinget (Suiza 1919- Francia 1997) ejerció como abogado en Ginebra hasta que se trasladó a París en 1946 para dedicarse primero a la pintura y después a la literatura: su primera obra, una selección de cuentos titulada Entre Fantoine y Agapa, apareció en 1951. En 1956, gracias al apoyo de Albert Camus, Alain Robbe-Grillet y sobre todo de Samuel Beckett, consiguió publicar su obra en la editorial Minuit, después de que Raymond Queneau rechazara la publicación de Graal Flibuste en Gallimard. Se suele considerar su obra como exponente de la corriente literaria del Nouveau roman, aunque dada su singularidad —que lo aproxima más bien a su amigo Samuel Beckett—, resulta inclasificable. Algunos de sus múltiples “artefactos” han sido traducidos al inglés, al alemán y al italiano, pero en nuestra lengua permanecen inéditos. El inquisitorio (1962) es sin duda una de sus obras más ambiciosas. *Los escritores de la 'nouveau roman': Alain Robbe-Grillet, Claude Simon, Claude Mauriac, Jérôme Lindon, Robert Pinget, Samuel Beckett, Nathalie Sarraute y Claude Ollier
LUIS ALEGRE, POR JOSEMA CARRASCO

El pasado jueves, en la sala número doce de los multicines Aragonia (el gran edificio o complejo concebido por Rafael Moneo, se presentó el documental ‘El último guión. Buñuel en la memoria’, realizado por Gaizka Urresti y Javier Espada. El inicio es fabuloso: Juan Luis Buñuel abre la puerta de la casa calandina de los Buñuel y recuerda que su padre encendía su fonógrafo y que tuvo el mundo se acercaba a oír a Beethoven y Mozart, a menudo niños más bien pobres y harapientos en cuya boca revoloteaban las moscas. Luego la pieza va a la quinta de los Buñuel, a la quinta del campo, que era como un palacete encantado, frecuentado por el asombro, el miedo y las arañas.
Ese jueves, poco antes de que se iniciase el acto, apareció el artista y dibujante Josema Carrasco con su mujer Carolina. Esa noche conoció a Luis Alegre, conductor de la presentación de la película, y ayer por la tarde me mandó este dibujo, esta interpretación al retrato del perpetuo hombre de moda en Aragón: Luis Alegre.
*Josema Carrasco es el autor de las ilustraciones de Ciclocirco.
VILA-MATAS ESCRIBE DE FLEUR JAEGGY

EDUCANDO MUJERES CORRECTAS
Por Enrique VILA-MATAS (Babelia. El País)
Fleur Jaeggy es deliciosamente maligna y a todas luces distinta. En su libro autobiográfico Los hermosos años del castigo, una niña de catorce años trata de vivir su propia novela de formación mientras se mira en el espejo de la realidad
Fleur Jaeggy va siempre a lo esencial y, como si tuviera bien aprendida la involuntaria lección de Kafka, consigue muchas veces en una sola página, y a veces en una sola línea, que se haga visible de golpe, a modo de repentina revelación, la estructura desnuda de la verdad. Ese pavoroso desvelamiento siempre llega acompañado de la inevitable crueldad, jamás desligada de la rutinaria, aunque secreta, vida de la verdad. Tal vez por eso se dice a veces de esta escritora que es tan peligrosa. Pero es que su arte, al dejar sólo en pie lo esencial, no tiene a veces salida más natural que la inteligencia y la crueldad. La frialdad la añade la propia Jaeggy, y acaso sea éste el rasgo suplementario más destacado de su estilo; un rasgo que acude siempre sigiloso a su cita con las frases simples -algunas terriblemente sencillas- y que, en el fondo, es también su trazo más divertido.
"Una cierta glacialidad también revela sentimientos", dijo en cierta ocasión, y a algunos nos recordó a Walser confesando en Jakob von Gunten que habría querido decir muchas cosas pero no encontraba palabras para expresar sus sentimientos. Y rematando así su confesión: "Fuera, en el patio, la nieve caía en copos grandes y húmedos". Y también nos recordó a Javier Rodríguez Marcos cuando dijo que en Jaeggy, "desechado todo sentimentalismo, es justamente el frío del ambiente el que otorga valor a los sentimientos cuando éstos aparecen: el mismo valor que cobra en una morgue cualquier señal de vida".
Cabe suponer que aquel día, cuando ella habló de glacialidad, habló en serio. Pero a algunos nos hizo reír. De felicidad inesperada. Porque para algunos su timidez fue como un oasis de calor en pleno Ártico, como un aviso que hubiera venido a recordarnos que en Jaeggy, después de todo, su rasgo más definido de estilo es esa huella de humor helado que a la larga deja siempre una rara marca de agua veraniega en sus lectores.
No está de más, si uno se acerca por primera vez al mundo del frío de Fleur Jaeggy, tener en cuenta la recomendación de Flavia Company, su traductora en El temor del cielo: "Olvídese de todo lo que ha leído y de todo lo que va a leer. Jaeggy es distinta". Y suavemente terrible, habría que añadir. Sospecho que le gusta desenmascarar públicamente la estupidez. En un penoso coloquio sobre Robert Walser en París fui testigo de cómo era justamente despiadada con los ilustres escritores que en el escenario no paraban de decir tópicos acerca del escritor suizo. Jaeggy es deliciosamente maligna y a todas luces distinta, y la mejor forma de acercarse a ella por primera vez es acudir a su libro de siete relatos, El temor del cielo, donde se encuentra un cuento, 'Sin destino', que junto con otro relato impresionante, 'Los gemelos' (también en el mismo libro), me parece la más eficaz y rápida entrada en su mundo tan personal. Hay incluso una leyenda que habla de que 'Sin destino' suele convertirse en un relato siempre memorable para quien lo lee. ¿Accederá Marie Anne a dejar en manos de unos ricos señores a su pequeña hija, a la que en realidad detesta? El desenlace del cuento nos deja alelados, mirando nuestro destino. Mejor dicho, mirando por dónde ha pasado nuestro destino. Es un final que define muy bien el tipo de inteligencia, inseparable de una extrema libertad mental, que exige la lectura de Jaeggy.
Pero lo mejor siempre llega con su novela breve Los hermosos años del castigo, que pude releer ayer con renovada admiración. Este libro se desarrolla -es un decir- en el ambiente severo y claustrofóbico de un internado para jovencitas de buena familia en Appenzell, en la Suiza alemana, años cincuenta. Que el libro se desarrolla es sumamente discutible, ya que en el retrógrado Bausler Institut de Appenzell nada en realidad se mueve, nada se agita. Y ya no sólo eso, sino que la gélida educación para futuras amas de casa perfectas -perfección y locura están relacionadas, piensa Jaeggy- parece encogerlo todo, incluidos los sueños. En medio del ambiente claustrofóbico de este libro autobiográfico, una niña de 14 años trata de vivir su propia novela de formación mientras se mira en el espejo de la realidad de su escuela: sórdida fábrica de esposas correctas y de caligrafías de letra redonda y frases simples.
La verdad es que pasé años dedicado a admirar en secreto el delicado hilo de las frases simples y tal vez por eso, cuando me encontré por primera vez con Los hermosos años del castigo, las primeras palabras ("A los catorce años yo era alumna de un internado de Appenzell") me recordaron al portentoso y simple comienzo de Karen Blixen en su libro de memorias: "Yo tuve una granja en África, a orillas de los montes Ngong". Vivir en las frases simples. Ese deseo de otro tiempo regresó ayer cuando reencontré la sencillez dulce pero potente de Jaeggy: "A los catorce años yo era alumna de un internado de Appenzell. El lugar por el que Robert Walser había dado muchos paseos cuando estaba en el manicomio, en Herisau, no lejos de nuestro instituto. Murió en la nieve. Hay fotografías que muestran sus huellas y la posición del cuerpo en la nieve. Nosotras no conocíamos al escritor (...) Es una verdadera lástima que no hubiésemos conocido la existencia de Walser, habríamos recogido una flor para él. También Kant antes de morir, se conmovió cuando una desconocida le ofreció una rosa".
Suiza como gran lugar apacible, lugar de formación de esposas perfectas y, en el fondo, monstruoso manicomio. El Instituto Benjamenta de la novela de Walser y el Bausler Institut de Jaeggy tienen puntos en común, y no es casual que la estructura de Los hermosos años del castigo remita a la de Jacob von Gunten. Walser aparte, y tal vez porque dicen que la improvisación musical se genera en la misma región del cerebro que se utiliza cuando se escribe narrativa autobiográfica, la voz narrativa de Los hermosos años del castigo me ha parecido, en esta nueva lectura del libro, que se ajustaba muy bien al tono de improvisación musical que tiene la voz -modulación sometida a un juego pérfido- de la cantante del nada inocente grupo CocoRosie. Esa delicada voz de Jaeggy, tan falsamente cándida, nos va introduciendo en el instituto Bausler, oscuro hermano de sangre del manicomio de Herisau y perversa factoría de futuras mujeres correctas. Ambiente sobrio, calmo, terriblemente reprimido, y muy suizo, très suisse. "Je me suis suissidé", recuerdo que decía alguien con toda la frialdad de este mundo. Voces bajas y constantes. Ya en el cuento 'Los gemelos' se leía, como anticipando la explosión de locura que cerrará, al cabo de los años, la historia de aprendizaje en el Instituto de Appenzell: "Como si la existencia no fuera sino una secuencia de voces, un alternarse de voces bajas y constantes, bien educadas. Y finalmente una voz aullante, como fuera de sí, de poseso".
Un ambiente sobrio y disciplinado y aparentemente cómodo, pero que va dibujando las frágiles fronteras entre la perfección y la locura, nos llevará hacia Fredérique, la "muchacha altiva" que es amiga de la narradora y será la voz suavemente aullante, desquiciada, que reencontraremos al final del fúnebre paraíso suizo. Muchos años después, cuando hasta el instituto se ha desvanecido ya de la memoria de todos, la narradora tendrá todavía un recuerdo para aquel lugar donde no aprendieron a ser correctas y buenas esposas y donde en realidad no aprendieron absolutamente nada, salvo a ser unas perfectas inocentes modernas, lo que a la larga les dejó un rescoldo infinito de odio hacia la contención y hacia las dulces cortinas de los interiores burgueses: "Le dije a Fredérique que tal vez habían sido nuestros pensamientos, o las emanaciones que habitan la edad de la inocencia, los que habían destruido el Bausler Institut. Y es que ella decía que la inocencia era una invención de los modernos". -
Los hermosos años del castigo. Fleur Jaeggy. Traducción de Juana Bignozzi. Tusquets. Barcelona, 2009. 120 páginas. 13 euros.
*Me gustan mucho los perfiles y las aproximaciones de Enrique Vila-Matas el mundo de los escritores, especialmente a las mujeres. Pienso en Marguerite Duras. Pienso en Cristina Fernández-Cubas. Pienso en Fleur Jaeggy. Con Enrique, y con Ignacio Martínez de Pisón, hemos hablado en varias ocasiones de esta mujer y en concreto de este libro. Hoy leo esta estupenda pieza en ‘Babelia’ y la traigo aquí. La foto es de Tancredi Mangano.
WILLY RONIS HA MUERTO

Acaba de fallecer en París, casi a los cien años, uno de los grandes fotógrafos humanistas de dos siglos: Willy Ronis (1910-2009). Heredó inicialmente la pasión por la música de su madre, que era pianista, aunque luego se sumó al oficio de su padre, que tenía un laboratorio de fotografía. Pronto entró en contacto con artistas como David Seymour o André Friedmann (Robert Capa), y la fotografía acabaría por convertirse en la materia central de su existencia. Ronis –como Brassaï, como Doisneau, como Izis y como Cartier-Bresson, en gran medida- ha sido uno de los grandes cronistas de París: le interesaba el instante cotidiano que transformaba de inmediato en una obra de arte, en un cromo de vida.
Lo captó todo. Colaboró con revistas y periódicos, con agencias como Rapho, y se movió como pez en el agua en todas las disciplinas: la moda, la publicidad, el reportaje, el retrato, la estampa urbana, el tapiz de contraste que arrojaban la ciudad del Sena y sus rincones. En su obra, marcada por la profundidad y la evocación, por la delicadeza y la beldad, siempre se percibe la felicidad y la melancolía, la fiesta y la exaltación, la glosa de las pequeñas cosas, el lirismo y una percepción humanista que le coloca siempre al lado de los desheredados del mundo.
Willy Ronis captaba con dulzura lo ínfimo y lo convertía en escenario de luz, de amor, de convivencia. La fotografía de Willy Ronis hacía mejor a quien la miraba, sustancialmente porque lo arañaba muy adentro con su sensibilidad, con su callada emoción.
*Coloco aquí una de sus fotos favoritas: este ‘Desnudo provenzal’ de su mujer, Marie-Anne, que fue su principal modelo de los desnudos. Como detalle curioso: Willy Ronis dejó definitivamente la fotografía en 2001, a los 91 años, pero antes de colgar su cámara realizó su último desnudo.
WILLY RONIS: OTRO POEMA DE LUZ

Willy Ronis, adorado por todo el público, será alabado muy a menudo por su rotunda poesía, por la magia del momento que él captaba con su cámara: por las calles de París, los muelles, la ternura de los enamorados y el encanto de lo popular. No se deje usted seducir tan sólo por el hechizo del primer plano de sus fotografías, pues, por detrás, se oculta un segundo plano y luego siguen otros más. Sus grandes imágenes, en las que forma y contradicción clásica francesa, pueden leerse en diferentes planos de sensibilidad.
BERTRAND EVENO
*Me encanta esta foto de Willy Ronis. Este admirable juego de luces, la mirada del niño, la taza, el ámbito casi mágico o maravilloso, y a la vez tan cotidiano, que ha creado este poderoso señor de la luz y el contraste.
LA FOTOGRAFÍA Y EL PAISAJE

MESA REDONDA
Fotografía y paisaje. El paisaje como construcción cultural
Centro Joaquín Roncal. Hoy domingo, a las 11.30
‐Coordinador: Antón Castro
‐Participantes
. Rafael Navarro (fotógrafo)
. Pedro Avellaned (fotografo)
. Chus Tudelilla (critico y comisaria de Arte)
. Julio Sánchez Millan (Presidente de la R.S.F.Z)
.Alberto Sánchez Millán (fotógrafo)
*Organiza en el Centro Joaquín Roncal, a las 11.30, el Colectivo ZPHoto, dentro de un complejo y rico programa de actos que incluye exposiciones, talleres, cursos y la apertura de una nueva sala en la calle Hermanos Argensola. El Colectivo ZPHoto está integrado por Eduardo Moreno, Vicky Méndiz, Christian Losada, Álvaro Calvo y Diego Ibarra. La foto es de Ansel Adams.
ADIÓS A JUAN ANTONIO RAMÍREZ

Juan Antonio Ramírez (Málaga, 1948), catedrático de Historia del Arte y una de las mentes más lúcidas del panorama cultural español falleció el pasado sábado 13 de septiembre en Madrid, de forma repentina. Desde 2003, era director de la colección La Biblioteca Azul Mínima (especializada en libros de Arte) de Ediciones Siruela.
Desde que acabó sus estudios en Filosofía y Letras y Periodismo en 1972 dedicó su vida a la docencia y a la investigación, materializada en más de una treintena de libros. Su visión del arte, la estética y la arquitectura siempre se ha considerado una de las más novedosas y originales y su figura ha sido uno de los referentes más nítidos para las generaciones de artistas e historiadores más jóvenes.
Entre las numerosas distinciones que recibió, figuran el Premio de Ensayo Ciudad de Barcelona, el Premio Especial del Jurado Espais a la Crítica de Arte y el Premio Pablo Ruíz Picasso.
En Ediciones Siruela publicó, además, como autor Corpus solus; Dios, arquitecto; Duchamp. El amor y la muerte, incluso; Edificios-cuerpo y La metáfora de la colmena, y fue el coordinador de la obra Escultecturas Margivagantes (La arquitectura fantástica en España).
*Recibo esta nota de Ana Soteras y de Ediciones Siruela. Soy, desde hace tiempo, un sincero admirador de Juan Antonio Ramírez. Tengo varios libros suyos, publicados por Siruela y por Alianza Editorial.
ESTA NOCHE, LEONARD COHEN

LEONARD COHEN
¿A quién le canta Leonard Cohen, ese intérprete, poeta y novelista nacido en Montreal en 1934, en el seno de una familia judía?
Quizá le cante a las estrellas lejanas, a las sombras del silencio, a los pliegues de los corazones solitarios. Las baladas de Leonard Cohen son un cántico grave, un suspiro sereno, una caricia de terciopelo. Sus canciones parecen salidas de un fondo oscuro, donde conviven el amor y el odio, la hondura y el desgarro, donde se intercambian la ironía y el delirio, donde se mezclan la rabia, la soledad y los rumores de la guerra.
Es un místico que canta, es un juglar que recita sin temor a la monotonía. Es un monje que invoca los placeres del mundo. Sus canciones ya son inolvidables, la banda sonora de lo más íntimo desde hace 40 años: ahí están ‘The partisan’, ‘I’m your man’, ‘Suzanne’, ‘Sisters of Mercy’, ‘So long Marianne’ o ‘Chelsea Hotel’, que recrean fragmentos y recuerdos de su propia existencia: el compromiso, la locura, la huida, hermosas mujeres, locas mujeres como Janis Joplin, a la que amó en el legendario hotel.
Hace más de una década, Leonard Cohen había insinuado que no volvería a realizar una gira. Lo hizo en 2008 para 700.000 espectadores de todo el mundo. Y grabó un disco inolvidable en directo: ‘Live in London’. Arruinado y traicionado, ha vuelto a hacerlo este verano.
Leonard Cohen vino a España por vez primera en 1974. Ama el flamenco, adora a Enrique Morente y a Federico García Lorca, de quien interpretó ‘Take this waltz’. Este martes, lo veremos y lo oiremos en Zaragoza, en el Pabellón Príncipe Felipe.
Leonard Cohen tiene una voz penetrante como un escalofrío. Es uno de los grandes: alguien que canta al oído hasta el fin de la noche, alguien que musita con dulzura seca hasta que se rompe el amor.
Leonard Cohen. Con el aragonés Javier Mas, como director de bandurrias y guitarras. Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. Martes, 15 de Septiembre. Apertura de puertas a las 19,30 h. Concierto a las 21:00 h.
RETRATO DE LUIS FELIPE ALEGRE

No se habla mucho de él, pero siempre anda por ahí, con un libro de versos, con un folio en el bolsillo y con un sinfín de sueños, como si fuera un adolescente eterno anudado a un cigarrillo de liar, oloroso y finísimo, tan efímero como un suspiro. Luis Felipe Alegre forma parte del paisaje cultural de la ciudad. Es sigiloso, tiene algo de galápago observador, de hombre paciente que oye, sonríe levemente, como si lo hiciera hacia dentro, y concibe un montón de proyectos para sí y para los otros. Para los poetas y los músicos. Para los actores y los titiriteros. Para los cuentistas, o romanceros (tal como se diría en Aragón), y para los artistas. Aunque rebasa en poco la cincuentena, lleva más de 35 años anudado al canto, a la palabra: cree en la belleza y en la intensidad, considera pertinente la denuncia, el grito y la rebeldía, se declara republicano. En cada una de sus funciones siempre hay inconformismo y búsqueda, siempre se nota cómo arroja una botella al mar de las emociones compartidas. Luis Felipe Alegre tiene su campo-base, si así puede decirse de alguien que usa alma ambulante y atuendo de insomne, en el bar Aragón: allí lee la prensa, repasa a sus poetas favoritos (Gelman, Benedetti, Miguel Hernández, Miguel Labordeta, García Lorca, Rosendo Tello, que le reveló la palabra iluminada de las metáforas), toma notas, concibe espectáculos, sueña odiseas por Latinoamérica. Una de sus obsesiones ha sido tender puentes entre Aragón y España y la otra orilla: lo hace sin pereza, con ilusión, como quien parte a reencontrarse con una familia emigrada. Hay en esta vida seres que siempre están ahí: enfermos de creatividad, desvelados, como un árbol carnal en medio del paisaje de la tempestad. Luis Felipe Alegre es un árbol que cobija las palabras y las expande con un silbo de afirmación desde Zaragoza.
*Luis Felipe Alegre, retratado por el entusiasta, infatigable y talentoso Vicente Almazán, el nuevo cronista visual de Zaragoza y sus gentes.
ANTONIO ÁLVAREZ: LOS PINTORES DE UN PINTOR

Fue el músico Carlos Satué quien me puso tras la pista del pintor e ilustrador Antonio Álvarez. Cuando vi su obra le dije, de forma idéntica al galerista y fotógrafo Pepe Rebollo: “¡Cuántos pintores hay en ti!”. Es cierto. En Antonio Álvarez hay varios artistas. O mejor: hay, ante todo, un pintor que va y viene por campos abiertos y encrucijadas, un pintor que no se afana en tener un estilo sino en hallar estilos, sesgos, manchas, emociones. Antonio es un pintor que enreda, que inventa, que disfruta con los materiales, con los secretos del oficio. De entrada, es un amanuense: alguien que se embadurna los ojos, el corazón y las manos con el paisaje, con lo que se ofrece, suntuoso o untuoso, ante esa mirada hambrienta de formas, de destellos, de instantáneas y de texturas. Y es también un trabajador que desprecia el cansancio o la tiranía del tiempo: crea, investiga, busca, con la paciencia del orfebre, con la voracidad de quien desea someter, temblor a temblor, ondulación a ondulación, todas las luces de las estaciones.
Donde mejor se ve a Antonio es en su estudio. Tiene dos, en realidad. Uno, en los bajos de su casa, en su bodega, repleta de marinas, de horizontes, de flores, de figuras insinuadas, de juegos con la madera, de mosaicos que copian a la vertiginosa acuarela segmentos de la naturaleza. Ahí, con esa pulsión incontenible que en él es pasión por la vida, connivencia con el misterio, opera con frenesí, a golpe de intuición, con gestos, con huellas de sombra y de luz sobre el papel, el lienzo o la madera. Ahí nos encontramos al pintor intimista y variado, que no se conforma con nada, que no se conforma con hacer siempre variaciones sobre un único tema. En la muestra se percibe claramente esta línea de investigación de Antonio Álvarez: asómense a sus plantas, a sus terrenos, a sus vaguadas, asómense a los campos desmayados y ocres donde el fuego alinea los trigales, alza muros o sigue las líneas de fuga de lontananza. Asómense a sus mares y a sus noches. Ahí se percibe qué es un pintor y el enigma de la pintura en formatos pequeños: aguadas, tintas chinas, carbones, óleo, acrílicos... Antonio Álvarez se sitúa en el centro del mundo con toda la ebullición de las imágenes.
Hay otra parte fundamental de Antonio: su condición de pintor hiperrealista que explora la huella de la decadencia en el paisaje urbano, el olvido que se instala en las casas decrépitas como un lamparón. Estas obras son tan minuciosas que Antonio invierte muchos meses en cada una de ellas. Las realiza en su taller exterior, más luminoso y despejado, a la técnica de la acuarela, de gran formato. La claridad del jardín germina y se instala en las piezas, con lentitud, con la costra de un oro viejo o el aroma de un ponche de siglos. Ahí, con calma y concentración, pincelada a pincelada. Antonio Álvarez alza sus paisajes, sus ruinas, sus bellezas demolidas o heridas por el inexorable paso de las horas y la fecundación del pasado.
En esta muestra está Antonio Álvarez al completo. El soñador, el místico, el artesano incansable del color. Aquí está un hombre de acción que encierra el mundo en el gesto de la mano y descompone, para todos, su hermosura y sus desgarros.
*Antonio Álvarez copia una obra de Francisco Pradilla.
CHUSÉ INAZIO NABARRO, HOY EN ÁMBITO

LA OVEJA NEGRA
Cuando nacía una oveja negra, a la que llamaban marta, no le señalaban la orjea, ni la marcaban con pez, ni le cortaban el rabo… No se le podía hacer derramar sangre. Ni la podían montar los moruecos.
Y permanecía como amuleto contra los rayos y las centellas, de la que se protegía al rebaño entero.
*Malos tiempos. Chusé Inazio Nabarro. Prames. Traducción de Chusé Aragüés. Zaragoza, 2009. 156 páginas.
**Esta tarde, a las 19.30, en la sala Ámbito cultural de El Corte Inglés se presenta libro, aparecido hace una década en Xordica en su edición original en aragonés con el título de ‘Tempo de fabes’. Acompañarán al autor, su editor y traductor Chusé Aragüés y Antón Castro.
*La foto es de Alfred Eisentaedt.
RAÚL GAY Y LEONARD COHEN

LEONARD COHEN: AUTOBOMBO
Por Raúl GAY
La primera vez que escuché a Leonard Cohen fue en una película, El tiempo de la felicidad. Una de las hijas estaba obsesionada con una canción suya, Bird on the wire, y no se soltaba de uno de sus LPs, Songs of Love and Hate.
Esto fue en verano de 1997; en septiembre me compré un recopilatorio suyo. Allí estaban incluidas todas las grandes canciones de su primera etapa: Suzanne, Sisters of Mercy, So long Marianne, Who by fire?... Durante meses recorrí una y otra vez la tienda de discos Linacero para compar aquel álbum de la película. Pero allí no aparecía la canción. Encontré otros recopilatorios, más centrados en sus últimos años. Por fin, un día me compré un disco en directo. Me costó 3.000 pesetas, una barbaridad para mi economía de aquel tiempo. Es de los pocos discos de mi adolescencia que todavía me acompañan.
Con el paso del tiempo, descubrí que sus discos de 1988 y 1993 eran soberbios, a pesar de haber cambiado la guitarra por el sintetizador. Antes de tener una conexión decente a internet ya paseaba con frecuencia por Leonard Cohen files, la web más completa sobre el artista. Allí descubrí con horror que había actuado en Zaragoza años atrás, y que no tenía planes de volver a la carretera. Internet me proporcionó también la posibilidad de descargarme directos suyos en diferentes momentos de su carrera. El fondo es perfecto: sigo sin entender por qué no los han editado de forma apropiada.
En 2001 publicó un nuevo álbum. Las fotografías mostraban a un Leonard Cohen delgado y canoso; también con una mirada llena de paz. Era un hombre de vuelta de todo, en el mejor sentido de la expresión. Ten new songs es un mal disco. Apenas un par de canciones soportan varias escuchan. Eran simplemente, diez canciones nuevas.
Un nefasto 23 de abril, la página web me dio una alegría. Había un disco y una gira en el horizonte. Lo tuve claro: si actuaba en Europa, iría a uno de sus conciertos.
Dear Heather resultó ser un álbum muy sólido. La voz era más grave que nunca y los arreglos no parecían música de feria.
En cuanto a la gira, tuve la oportunidad de verlo en Benicássim. Lo conté aquí hace algo más de un año.
Ayer vino a Zaragoza. Gracias a mi trabajo y a la generosidad de mis compañeros y jefes (cambios de turno, cobertura de temas en los que no trabajo...) pude entrevistar a su guitarrista. Se llama Javier Más, y es de Zaragoza. El tipo tiene unos cincuenta años y lleva toda la vida tocando para otros: Labordeta, La Bullonera, María del Mar Bonet...
En 2006 dirigió un disco tributo a Leonard Cohen. Poco después recibía una llamada suya, invitándole a acompañarle en su gira. Desde hace 18 meses toca la bandurria en su banda.
Aunque parezca increíble, es el principal instrumento. Las introducciones a las canciones son soberbias y arrancan los aplausos del público. En Europa y Estados Unidos se le ve como un exótico que se ha colado en la banda y su nombre aparece en todas las críticas que se escriben. Al principio del concierto, Cohen se arrodilla ate él; los medios de comunicació sólopueden grabar el primer tema, así que su fotografía aparece en numerosas ocasiones.
Después de entrevistarle, llegó el esperado momento. 3 horas y cuarto de bellas canciones, arreglos precisos y creativos y una banda que suena a la perfección, sin una mala nota o una entrada a destiempo.
Pero el problema de ser tan fan (y de tener el Live in London que grabó en esta misma gira) es que conocía a la perfección el orden de canciones. La sorpresa quedaba descartada. Aun así, fue un concierto inolvidable.
Pero quizá lo mejor -y, supongo, el fin de esta historia- ha llegado esta mañana.
A las 11 de la mañana he entrado en el hotel Palafox y he tenido la siguiente conversación con la recepcionista:
-Buenos días, mi nombre es Raúl y querría hacerme una fotografía con Leonard Cohen. ¿Ha abandonado ya el hotel?
-No, saldrá en una media hora. Pero no puede esperar aquí.
-Gracias, esperaré fuera.
Treinta minutos de nervios, frío y sudores después ha aparecido Javier Más. Nos hemos saludado, he elogiado su trabajo en el concierto y me ha preguntado por la pieza que ayer grabó Aragón TV. Salió en el informativo al tiempo que él comenzaba tocar los primeros acordes.
Su cara lo decía todo. He prometido enviársela por correo electrónico. Después, le he dicho que hoy venía como fan y que me gustaría hacerme una fotografía con Leonard Cohen.
-Tengo que comprar unas cosas. Cuando vuelva lo intento.
Al poco ha salido el artista. Hablando en inglés -y controlando mis nervios a flor de piel-, le he expresado mi deseo. Se ha mostrado muy amble y complaciente. De nuevo, he elogiado su trabajo y su "golden voice"; se ha reído y me ha dado las gracias muchas veces. Tiene razón Javier Más: Cohen es una persona cálida y humilde.
El encuentro ha durado lo justo para hacernos la foto y despedirnos. Él ha subido al autobús, y yo he esperado al guitarrista, para que me diese su email. Cohen, al ver que el autobús estaba vacío, ha vuelto a bajar, se me ha acercado y ha iniciado una conversación casual. Hemos hablado de mi inglés, de mi trabajo, de su gira, de Javier Más... Repito: un hombre amable. Tiene una voz calmada y profunda, cuesta imaginarle gritando o nervioso.
Entonces ha aparecido la mánager del hotel y Cohen ha hecho lo propio con ella. Ha firmado un par de discos (el mío incluido, el directo que compré el siglo pasado) y se ha quedado con mi nombre. Cuando ha vuelto Javier Más, le ha pedido que se hiciera una foto conmigo, pero él le ha cortado.
-Ya conozo a Raúl.
La cara del guitarrista era digna de ver.
Nos hemos deseado suerte y nos hemos despedido. Él ha partido hacia otra ciudad, yo he recorrido la mía con una sonrisa que no cabía en la acera.
*Conocí a Raúl Gay en un máster de periodismo de Heraldo de Aragón. Desde entonces, su carrera ha ido creciendo día a día. Ayer, con Teresa Lázaro en la realización y Juan de operador de cámara, grabamos a Javier Mas: él tres preguntas para informativos y yo algunas más para ‘Borradores’. Raúl es un apasionado de la cultura: de la cultura, de la música, de la literatura, y esta mañana ha logrado un sueño: hacerse una foto con Leonard Cohen, que ofreció un concierto maravilloso. En el diálogo, nos acompañaron Merche Julián y Chema Fernández, de Antípodas, y un par de amables empleadas del hotel Palafox. En su espléndido blog
- http://viajeroaitaca.blogspot.com/-
Raúl Gay cuenta esta bella historia.
Enhorabuena Raúl. Eres un crack.
EMILIO ABANTO: ADIÓS A UN PINTOR

"Emilio Abanto fue un hombre intensamente bueno, mejor aún: intensamente decente. Ha muerto admirablemente: solía decir que a él le había tocado la lotería del cáncer y no cargaba las tintas sobre ello. Fue un hombre cariñoso y atento, entrañable, que hizo de la pintura su vida". Así define el pintor Pepe Cerdá a su amigo Emilio Abanto (Zaragoza, 1960), que falleció ayer. Pepe Cerdá recordaba que habían coincidido en varios sitios desde los catorce o quince años, y que habían trabajado juntos, incluso pintando aparatos de circo, "con mucho gusto y mucha calma".
No es fácil encontrar muchos datos de Abanto: estudió en los Escolapios, se matriculó en Medicina, pero pronto se sintió tentado por el dibujo, por el cómic y la ilustración. Después, inclinado hacia el sueño de la pintura, compartió estudio con Cerdá y otros (Luis Salas, Vicente Dolader, etc.) en la calle Ramón y Cajal 7, luego en San Pablo 6 y más tarde en la plaza de San Domingo.
A principios de los 80, cuando proliferaban los grupos artísticos en la ciudad, Emilio Abanto participó en el colectivo Zotal junto a Carmelo Ramos Rebullida, Juan Sotomayor, José Vicente Royo, Anabel Gandú y Luis Salas, entre otros. Su pintura era muy personal, con esos muñecos de grandes cabezas y rostros, que hacían pensar en Keith Haring, o con esas series de peces, que se convertían en elementos simbólicos y a la vez en su iconografía más obsesiva. Abanto solía frecuentar el Bonanza, donde expuso, con amigos como Fernando Moles, Iris Lázaro y Eduardo Laborda, biógrafo del café de la bohemia artística.
En el volumen 'Pintores de Aragón' decía que había aprendido mucho en los talleres de Luis Salas, Fernando Moles y Pepe Cerdá, que ahí había tenido "su mejor escuela de pintura". Aseguraba también que su currículo eran sus amigos, "el Bonanza y el mar". Trabajó en cultura en el Gobierno de Aragón. Realizó exposiciones individuales (una de las más importantes fue la de 1997 en la Casa de la Mujer) y colectivas, entre ellas 'Pintura aragonesa a la escuela', coordinada por Manolo Val.
*Redacté esta nota que ayer apareció en Heraldo. Hablé con Emilio Abanto el pasado junio: le llamé para pedirle una ilustración para ‘Artes & Letras’. Me dijo que la haría a la vuelta del verano. Copio también cuatro comentarios de amigos y conocidos de Emilio Abanto, y doy las gracias por el cariño hacia Emilio, la mayoría lo conocíais más que yo, y por las correcciones.
- Patxi (16/09/09 21:50)
solo puedo decir que siento mucho el fallecimiento de Emilio que comparto que fué una persona muy buena y sobre todo siento haberme enterado tarde si hay algun lugar despues de este te deseo que te encuentres en el mejor de los sitios. Mi mas sentido pesame a toda su familia y amigos. No te olvidare gracias por todo.
- LuiS SALAS GIMENEZ (16/09/09 19:49)
Todos los que hemos vivido y compartido periodos importantes de nuestras vidas con Emilio sabemos que Emilio era ante todo persona integra. Emilio tenía muchos amigos, pero Él era el amigo que siempre estaba allí. El viernes pasado estuvimos con Emilio, nos enteramos tarde, hoy ni siquiera te hemos acompañado, esta mañana Juanjo Vázquez nos daba casualmente la noticia de que te habías ido, sin avisarnos, desapercibido, sin darte a entender, con la humildad y la honestidad que siempre has demostrado, como persona y artista. Un gran dibujante y magnífico pintor. Como dice Moncho, los que te queremos y hemos compartido 40 años contigo, siempre estaremos orgullosos de haberte tenido como nuestro mejor Amigo.
- José Ramón Mañeru (16/09/09 14:28)
Tiene razón Pepe Cerdá. Emilio ha sido bueno y decente, extraordinariamente bueno. Durante casi cuarenta años de relación, pasamos por épocas de mucho contacto o de muy poco, pero siempre ¿y nunca se lo confesé¿ le admiré por su valentía para hacer lo que creía que tenía que hacer (aunque no fuera lo más conveniente y políticamente correcto, como dicen ahora), me atrevo a decir que hizo siempre lo que le dió la gana. Dejó la carrera de Medicina porque no le interesaba; dejó un ¿trabajo seguro¿ en una multinacional porque le aburría tremendamente; ultimamente pleiteó con la Administración por lo que creía que era justo. Le gustaba dibujar y pintar y hablar con sus amigos. Y ahora, probablemente, la cultura oficial se acuerde de Emilio Abanto. Donde esté, si está en algún sitio ¿además de en la memoria de sus amigos? Descanse en paz. Nota: El estudio-local-lavandería de la calle San Pablo lo compartíamos con otro Dolader ¿sobrino de Vicente ¿ Juan Carlos Dolader.
- Pablo (16/09/09 07:19)
Yo recuerdo de Emilio, entre otras cosas, el tremendo cabezón del monje que pintó en "El Refectorio", emblemático garito de finales de los 80, al lado de San Pedro Nolasco, sus cuadros de cabezas redondicas (el señor Bill Gates lo plagió vilmente para sus emoticones del Messenger) y sobre todo, esos carteles que aun se ven por las piscinas con recomendaciones a la hora de tirarse un chapuzón...
*No he podido encontrar una foto de Emilio Abanto. Le despido con esta obra de Jean Loup Sieff de 1990: la bella contempla el taller del artista.
ELVIRA NAVARRO: DOS POEMAS

La periodista y poeta Elvira Lozano ha publicado ‘Toay’ en el sello Eclipsados. Viistará ‘Borradores’ (CARTV) en breve. Elvira es hija del poeta José Manuel Lozano. Me envía esta nota sobre el libro:
“Mi primer libro, ‘Toay’ (Eclipsados, 2009), recoge los textos que escribí en un viaje que hice en el verano de 2006 a la Pampa argentina. Un viaje de ida y vuelta al desierto, a Buenos Aires, y a Zaragoza. Toay es el nombre de una pequeña ciudad de la Pampa, donde nació la extraordinaria poeta Olga Orozco, cuyas palabras acompañaron y marcaron mi viaje. Nunca llegué a visitar Toay, que para mí representa los deseos que nunca se cumplen pero que adquieren mayor valor que si se hubieran cumplido. Como ocurre a veces con el amor, que inspiró ese viaje”.
He aquí un par de poemas de Elvira Lozano:
Laura duerme
y con sus manos dormidas fabrica
vientos con que sembrar mañana el mundo.
No son de los que alumbran tempestades
sino de los que sacuden los restos de basura
y convierten las viejas bolsas del supermercado
en globos improvisados que se enganchan en los árboles
y se acaban perdiendo en el cementerio aéreo de los globos.
El mundo es entonces un lugar más delicado.
La basura no se nos queda enganchada en los zapatos,
y se vuelve más feliz, transformada de desecho en deseo.
FELICIDAD GRATIS
Las plantas del centro de salud
de Mauricio Mayer (provincia
de La Pampa) son (eran)
sin duda una metáfora
de lo hermosa que puede
llegar a ser la vida humana.
Era un desvencijado consultorio
de paredes y hombres
agrietados, de colores
hundidos, igual que la esperanza.
Era un lugar rendido al avance
devorador de la nostalgia
de otros tiempos sin duda
mejores.
Ella puso la voluntad de cambiar
los detalles pequeños que construyen
montañas (las que se mueven
en busca de Mahoma).
A cambio de pasar consulta pedía
una maceta cualquiera del jardín
de cada casa, unas monedas para
comprar pintura, un guiño cómplice
al fin de la jornada.
Al frente del pelotón de soñadores
a la fuerza, pasaba las noches
pintando las paredes, por el día
regaba las plantas y sacudía el polvo
de los muebles.
En la salita de espera improvisada
colocó un aparato de música:
no de la que ameniza tiempos
muertos: era la única manera
de ofrecer intimidad a los pacientes
al otro lado del biombo.
Fueron meses de trabajo incansable.
Fueron meses.
Las plantas del centro de salud
de Mauricio Mayer (provincia
de La Pampa) están muertas.
Cuando ella se fue, volvieron
a agrietarse las paredes.
*Una foto de Paul Senn.
ELVIRA LOZANO: DOS POEMAS

La periodista y poeta Elvira Lozano ha publicado ‘Toay’ en el sello Eclipsados. Viistará ‘Borradores’ (CARTV) en breve. Elvira es hija del poeta José Manuel Lozano. Me envía esta nota sobre el libro:
“Mi primer libro, ‘Toay’ (Eclipsados, 2009), recoge los textos que escribí en un viaje que hice en el verano de 2006 a la Pampa argentina. Un viaje de ida y vuelta al desierto, a Buenos Aires, y a Zaragoza. Toay es el nombre de una pequeña ciudad de la Pampa, donde nació la extraordinaria poeta Olga Orozco, cuyas palabras acompañaron y marcaron mi viaje. Nunca llegué a visitar Toay, que para mí representa los deseos que nunca se cumplen pero que adquieren mayor valor que si se hubieran cumplido. Como ocurre a veces con el amor, que inspiró ese viaje”.
He aquí un par de poemas de Elvira Lozano:
Laura duerme
y con sus manos dormidas fabrica
vientos con que sembrar mañana el mundo.
No son de los que alumbran tempestades
sino de los que sacuden los restos de basura
y convierten las viejas bolsas del supermercado
en globos improvisados que se enganchan en los árboles
y se acaban perdiendo en el cementerio aéreo de los globos.
El mundo es entonces un lugar más delicado.
La basura no se nos queda enganchada en los zapatos,
y se vuelve más feliz, transformada de desecho en deseo.
FELICIDAD GRATIS
Las plantas del centro de salud
de Mauricio Mayer (provincia
de La Pampa) son (eran)
sin duda una metáfora
de lo hermosa que puede
llegar a ser la vida humana.
Era un desvencijado consultorio
de paredes y hombres
agrietados, de colores
hundidos, igual que la esperanza.
Era un lugar rendido al avance
devorador de la nostalgia
de otros tiempos sin duda
mejores.
Ella puso la voluntad de cambiar
los detalles pequeños que construyen
montañas (las que se mueven
en busca de Mahoma).
A cambio de pasar consulta pedía
una maceta cualquiera del jardín
de cada casa, unas monedas para
comprar pintura, un guiño cómplice
al fin de la jornada.
Al frente del pelotón de soñadores
a la fuerza, pasaba las noches
pintando las paredes, por el día
regaba las plantas y sacudía el polvo
de los muebles.
En la salita de espera improvisada
colocó un aparato de música:
no de la que ameniza tiempos
muertos: era la única manera
de ofrecer intimidad a los pacientes
al otro lado del biombo.
Fueron meses de trabajo incansable.
Fueron meses.
Las plantas del centro de salud
de Mauricio Mayer (provincia
de La Pampa) están muertas.
Cuando ella se fue, volvieron
a agrietarse las paredes.
*Una foto de Paul Senn. Había puesto mal el encabezamiento del post anterior: Elvira Navarro por Elvira Lozano. Como el sistema no me permite hacer correcciones, lo copio por entero y le agradezco al amable informante su colaboración. No puedo llevar ahora a comentarios su nota. Lo lamento de veras. Califica Manuel Abacá de “dos buenos poemas” estos de Elvira Lozano.
PEIRÓ DESCUBRE A MIGUEL ALCUBIERRE

El historiador Antonio Peiró Arroyo publica ‘Miguel Alcubierre. Testimonio de la emigración y el exilio' (Rolde, Fundación Bernardo Aladrén y Ayuntamiento de Tardienta. Zaragoza, 2009. 154 páginas), el relato de un aragonés que fue testigo y actor principal de las convulsiones del siglo XX.
De entrada, ¿qué le atrajo de Miguel Alcubierre?
Lo más atractivo de la vida de Miguel Alcubierre es que él y su familia estuvieron presentes en todos los acontecimientos importantes de la política entre 1930 y 1939: el levantamiento cenetista de 1932, la Revolución de Octubre de 1934, el Congreso Autonomista de Caspe de 1936, el Secretariado de UGT de Cataluña, la Generalitat, las organizaciones de exiliados… Su hermano José fue uno de los pocos supervivientes de Mauthausen. Su vida fue un compendio de muchas vidas.
Nació en Tardienta en 1905, debió formarse en Zaragoza. ¿Por qué se fue a Barcelona?
Emigró a Barcelona en 1922 o 1923, lo que entonces era muy habitual: en el campo aragonés no había trabajo y en Barcelona se estaban construyendo los edificios para la Exposición Universal de 1923, aunque al final no se celebró hasta 1929.
Llegó a una Barcelona convulsa, llena de huelgas. ¿Cómo se integró en la ciudad y, sobre todo, cuál es su vinculación con el Centro Aragonés y el Centro Obrero Aragonés?
No he podido comprobar si fue miembro del Centro Obrero Aragonés, pero es muy probable. En ese momento, este Centro estaba en pleno crecimiento, era muy activo y compartía locales (y simpatías) con la CNT. Estos centros permitían a los emigrantes tener un primer contacto con una realidad muy distinta de aquella de la que procedían, así como disponer de muchos servicios sociales.
¿Cuál fue su participación en la CNT y por qué fue a parar a la cárcel?
La primera noticia que tengo sobre Miguel procede de su estancia en la cárcel, a causa de su apoyo la sublevación del Alto Llobregat de 1932, momento en que estaba alineado con los sectores más radicales del sindicato, en concreto con el futuro miembro de la FAI y ministro Juan García Oliver, y con el futuro director de Solidaridad Obrera, Felipe Alaiz. Los tres estaban enfrentados con Ángel Pestaña, que era una figura clave del sector moderado.
También fue militante comunista. ¿Cómo se entiende eso?
Miguel trabajó en Lámparas Z, que era una empresa de tecnología punta: uno de sus ingenieros organizó la primera demostración pública de televisión en España. Era la única empresa de Barcelona donde había organización comunista estable.
Explíquenos la importancia de sus cargos y su protagonismo real en política.
Tras su militancia cenetista y comunista, jugó un papel destacado en dos campos. En el del aragonesismo, presidía la Juventud 'Los Almogávares' cuando esta organización lanzó la idea de celebrar un congreso autonomista en Caspe, participó en su organización y fue uno de los redactores del Anteproyecto que salió de allí. En el campo sindical, al iniciarse la guerra era miembro del Secretariado de Cataluña de UGT. Cuando desde el sindicato se formó una columna para marchar a luchar a Aragón, Miguel Alcubierre consiguió que se estableciese en Tardienta y fue su comisario político. En mayo de 1937 volvió a Barcelona, donde fue director general del Transporte, en un momento en el que el sector estaba completamente controlado por la Generalitat. Más tarde fue elegido Secretario General del Metal de UGT.
¿Qué vinculación mantenía con su familia? Su padre falleció en Gusen y su hermano estuvo en Mauthausen.
Cuando acabó la guerra, pasó a Francia con toda su familia. Al cruzar la frontera, la familia se dispersó. Se perdieron dos de sus hijos, a los que luego encontró, pero no pudo hacer lo mismo con sus padres y su hermano José. Los nazis enviaron a su padre y a su hermano al campo de concentración de Mauthausen. José fue una de las personas que contribuyeron a sacar las fotos tomadas en el campo por Josep Boix, que fueron prueba de cargo contra los nazis en el Proceso de Núremberg.
¿Cómo fue su vida en el exilio, primero con Trujillo y luego en México? ¿Quiénes eran sus amigos, sus colegas, las personas con las que se reunía?
Trujillo era un dictador peculiar: estaba dispuesto a acoger en la República Dominicana a los judíos perseguidos por los nazis y a los izquierdistas perseguidos por Franco, a la vez que masacraba a la población negra y encarcelaba o asesinaba a sus opositores. La única condición es que no le criticasen a él, a su familia (a su hijo le nombró general cuando tenía nueve años) o al ejército. Miguel rompió esta regla y fue expulsado del país. No tenía dinero para pagarse el pasaje, así que cuando iba a ser enviado a España -una muerte segura- hubo de intervenir personalmente Indalecio Prieto, que le salvó en el último momento. En México siguió con su actividad sindical, formando parte de las organizaciones de dirección de la UGT de Cataluña en el exilio, pero cada vez más alejado de la actividad política.
¿Por qué se convirtió en un ilustre olvidado?
A pesar de ser aragonés de origen, su actividad dentro de Aragón fue muy pequeña, así que nunca es citado entre los políticos y sindicalistas aragoneses. Y como nació en Aragón, apenas es citado entre los catalanes. Lo que en otras circunstancias habría resultado positivo, le ha llevado a ser desconocido. Como cualquier político o sindicalista medianamente culto, Miguel escribía de vez en cuando en prensa. Sin embargo, el periodismo fue una actividad poco importante.
¿Qué ha sido lo más emocionante de la redacción de este libro?
Tanto la relación con su familia en México, que ha facilitado mucho mi trabajo, como con su hermano José, que a sus 82 años participa en todos los actos antifascistas que se organizan y es una de las personas más animosas que he conocido.
HOY, LA POESÍA DE VICENTE PASCUAL

Vicente Pascual: Lectura Poética
Por Antón Castro, Cira Pascual Marquina y Ángel Guinda
Esta tarde, Viernes 18 de Septiembre, 19:30 h.
Palacio de Sástago (Sala de Música)
En el contexto Opusculum, la retrospectiva del artista Vicente Pascual en el Palacio de Sástago y la próxima publicación del poemario inédito del artista De la nada nada viene (Olifante y Diputación Provincial de Zaragoza), se realizará un homenaje poético al pintor y poeta aragonés el viernes 18 de septiembre a las 19:30 h. en la Sala de Música del Palacio de Sástago.
En este acto el escritor Antón Castro, cuidador de la edición Cira Pascual leerá algunos poemas.de la nada nada viene, tratará la relación de la obra poética de Vicente Pascual con su práctica plástica, y el poeta Ángel Guinda realizará una lectura y comentario de poemas del artista aragonés.
Vicente Pascual 1998 / 2009, Opusculum es una exposición retrospectiva que presenta la trayectoria de Vicente Pascual desde 1989 hasta el año de su temprana muerte. En Opusculum, 108 piezas emblemáticas enuncian el desarrollo de la práctica artística de este pintor que asumió planteamientos platónicos muy olvidados en las corrientes hegemónicas del arte contemporáneo, y cuya obra se caracterizó por la influencia del misticismo oriental y por las referencias cromáticas a los paisajes austeros de su tierra natal.
Vicente Pascual: Lectura Poética
Por Antón Castro y Ángel Guinda
Viernes 18 de Septiembre
19:30 h.
Palacio de Sástago (Sala de Música)
*Vicetne Pascual Rodrigo dejó al morir un libro de poemas inédito: ‘De la nada nada viene’, que arranca con una cita del romance del conde Arnaldos. Es un libro vivencial y merafísico, el recuento de la experiencia de la muerte que se avecina y de cómo el poeta y pintor se aferra a la naturaleza, a la poesía, a la memoria, a las sensaciones.
Copio aquí un par de poemas:
El mundo
El mundo era oscuro,
nocturna la cueva.
Ni aroma, ni ruido.
Nada distingo, todo es sólo uno.
………………………………………………………..
Está el agua
Está el agua tierna, humilde, sin voz,
prestando su cuerpo,
Al venir de una luz.
No es blanca, azul ni azogue.
Negro espejo.
Y el día que no nace, de no ser en la noche.
PERIFERIAS 2009 EN ACCIÓN

PERIFERIAS 2009
COMERCIAL
Huesca, del 23 de octubre al 1 de noviembre de 2009
El festival PERIFERIAS celebra su 10ª edición con la temática “COMERCIAL” como eje conductor
El festival PERIFERIAS llega a su 10ª edición con el ánimo de celebrar su primera década de existencia explorando la creatividad cultural contemporánea. El festival tendrá lugar en Huesca del 23 de octubre al 1 de noviembre de 2009.
Como es bien sabido, Periferias es un festival multidisciplinar y temático, de forma que toda la programación del mismo gira en torno al tema elegido cada año. Si en años anteriores los temas seleccionados han sido Cosmos, Exilios, Versión, Mundo Raro, Agit Prop, Fiesta, Tierra y Futuro, este año el festival girará en torno al concepto “Comercial”. Habitualmente, y sobre todo en el mundo de la cultura, el término “comercial” se suele utilizar de forma despectiva o peyorativa. Desde Periferias queremos reivindicar la dignidad de la palabra “comercial”, porque es un hecho contrastado que una propuesta puede ser perfectamente “comercial” y, al mismo tiempo, tener gran calidad. “Comercial”, muchas veces, es simplemente un término que designa lo popular, lo que le gusta a la gente. Y eso no tendría por qué implicar ninguna connotación negativa. La defensa de lo “comercial” que realiza Periferias este año va unida a su vez a la celebración del 10º aniversario del festival. Muchos eventos, al llegar a una fecha tan señalada, deciden echar la vista atrás y ofrecer una programación parecida a un “grandes éxitos” con los mejores momentos de su trayectoria, lo cual nos vuelve a conectar con la necesidad de dedicar esta edición al concepto “comercial”, que entroncaría directamente con el espíritu de los “grandes éxitos”. Todo ello, por supuesto, visto y analizado desde la perspectiva crítica, heterodoxa y radicalmente personal que siempre ha caracterizado al festival Periferias.
MAPI RIVERA ha sido la encargada de realizar la imagen del festival de este año. Hay que recordar que esta artista oscense fue quien diseñó la imagen de la primera edición del festival, en el año 2000, y es por ello que Periferias decidió que fuera la misma artista quien se encargara de la imagen de este año, coincidiendo con el 10º aniversario. Es una imagen celebratoria y alegre como corresponde a una onomástica tan destacada, que además tiene como elemento referencial el oro, como símbolo del comercio y, por tanto, de la temática de este año.
PROGRAMACIÓN
Como siempre, el festival acogerá todas las diferentes disciplinas del universo cultural: música, cine, artes plásticas, teatro, danza, moda, literatura, performances, etc, que girarán siempre en torno al tema “comercial”. En algunos casos, se trata de artistas que ya han actuado en alguna de las anteriores ediciones de Periferias (y que, por tanto, entrarían en la categoría de “grandes éxitos”), y en otros casos se trata de artistas que actúan por primera vez en el festival y tienen un gancho “comercial”.
MÚSICA: Tras la fiesta inaugural del día 23, que estará protagonizada por STARKYTCH DJs, el día 24 tendrá lugar el Bleep!, la velada dedicada a la escena musical aragonesa, que contará este año con las actuaciones de BIGOTT, KIEV CUANDO NIEVA, PLASMA, SALVA, SNIFFER, WILL SPECTOR Y LOS FATUS, SIRAT (del colectivo drum´n´bass Fokin Massive), ENFERMOS MENTALES, DJ PENDEJO, LOS GANDULES, AFRO K TEK, ESTIGE y AUDIOCLAUDIO. Una excelente panorámica de la música de Aragón.
El día 30 de octubre habrá una velada dedicada a la creatividad musical catalana, en la que actuarán ALBERT PLA, JOAN MIQUEL OLIVER (del grupo Antònia Font) y EVAN PARKER & AGUSTÍ FERNÁNDEZ, dos de los mejores improvisadotes del panorama europeo. Y por la noche, la velada incluirá las actuaciones de VIOLADORES DEL VERSO, TECHNOTRONIC (la formación original, incluyendo a Ya Kid K y MC Eric, celebrando el 20º aniversario de su emblemático “Pump Up The Jam”), JUICE ALEEM (chip hop), el dj francés ALEX GOPHER, los oscenses RITMO SÁNCHEZ y CRAZY COUSINZ (reyes absolutos del nuevo género surgido en las pistas de baile británicas, el UK funky).
El 31 de octubre se articulará por completo como una jornada de homenaje al recientemente fallecido Michael Jackson, realizado no desde el oportunismo, sino desde la más rendida pasión. Es costumbre que cada año Periferias rinda tributo a una gran figura de la cultura contemporánea, y en esta ocasión Michael Jackson era la figura obligada. El homenaje al gran Rey del Pop contará con un diálogo entre JORDI COSTA y PATRICIA GODES, la proyección del filme “Moonwalker” y una noche muy especial, en la que actuarán (versioneando temas de Michael Jackson) artistas tan diversos como los oscenses WILLI GIMÉNEZ & CHANELA (que acaban de reaparecer y que, en su día, fueron llamados los Jackson 5 de la rumba), el cantautor JAVIER ÁLVAREZ (rendido fan de Michael), los dj´s ZETA y DJ DER, el rapero FRANK T, el vj HÉCTOR DE LA PUENTE, FUNKNATION ALL STARS (grupo paralelo con componentes de los Fulanos, Chocadelia Internacional y Fundación Tony Manero), la crew de breakdance RESISTANCE CREW y los dj´s sijs con base en Gran Bretaña TIGERSTYLE. Además, completando esa noche actuarán FANGORIA, uno de los grandes éxitos de la historia de Periferias.
Finalmente, el 1 de noviembre se realizará la velada Homenaje Mix. En anteriores ediciones del festival se han rendido tributos a Kraftwerk, Sun Ra, Fela Kuti, Lee “Scratch” Perry, Frank Zappa, Moondog, Robert Wyatt, Pérez Prado, Incredible String Band, Eugenio Monesma, Julio Llamazares y Roland Topor. Pues bien, este año Periferias ha decidido reunir a los grupos oscenses que participaron en los homenajes de los cinco primeros años (el GRUPO DE TAMBORES CIUDAD DE HUESCA versioneando a Kraftwerk, los GAITEROS DE LA TIERRA PLANA versioneando a Sun Ra, la BANDA DE MÚSICA DE HUESCA retomando a Fela Kuti, el CUARTETO ALCESTE llevando a la música de cámara los temas de Lee “Scratch” Perry y otros artistas jamaicanos, y KINGTETO tocando en clave de flamenco-rock la música de Frank Zappa) en una tarde en el que volverán a realizar sus interpretaciones de dichos artistas y, bajo la batuta y coordinación del músico oscense Justo Bagüeste, se grabará la velada, que aparecerá posteriormente en un disco-libro conmemorativo de los 10 primeros años de Periferias.
ARTES PLÁSTICAS: Se inauguran el día 23 de octubre y son las siguientes: “Globalizados. Perspectivas sobre la sociedad de consumo en la colección del MUSAC” (exposición realizada en colaboración con el MUSAC, con obras de Pierre Huyghe, Fernando Sánchez Castillo, Kaoru Katayama, Ignasi Aballí, Muntean & Rosenblum, Daniele Buetti, Carles Congost, Martín Sastre, Joan Fontcuberta y otros), “Souvenirs” (exposición comisariada por el oscense Jorge Martín Vila, con artistas de Nueva York, como Delphine Delas, Margaret Blanchett, Darren Jones o Jo Wilmott), una exposición del artista oscense XIMO LIZANA, otra de la argentina PERI AZAR y otra del colectivo francés LA MÉNAGERIE.
DANZA Y TEATRO: Este año, la compañía ILIACÁN ofrecerá su espectáculo de danza infantil “Pastanagues” y actuarán las compañías de danza EMMANUEL GRIVET (Francia) y DANI PANNULLO DANCETHEATRE COMPANY (Madrid) con su “Little Street Pieces”, que incluirán también guiños a Michael Jackson.
Además, actuará en Periferias CHIQUITO DE LA CALZADA, icono y referente del humor del último cuarto de siglo en España, acompañado nada menos que de JOAQUÍN REYES (Muchachada Nui). Una noche inolvidable, con toda seguridad.
Además, el festival Periferias ofrecerá actividades relacionadas con la literatura (conferencias de FERNANDO SAVATER y de la oscense SILVIA SESÉ, editora en España de la saga “Millenium”), con la moda (el tradicional Periferias Fashion Show), con el cine (entre otros filmes, se proyectarán “En busca del arca perdida” de Steven Spielberg o el nuevo filme de Michael Haneke, “La cinta blanca”, en lo que será su preestreno en España) y las performances, con la participación del canadiense RICHARD MARTEL, el japonés SEIJI SHIMODA y la gran ESTHER FERRER, reciente Premio Nacional de Artes Plásticas, que actuó en la primera edición de Periferias.
*En la foto, una obra de Mapi Rivera con ella como protagonista.
POESÍA IRLANDESA EN MADRID
Hoy sábado día 19 de septiembre, en el marco del I Encuentro de Irlandeses (y amantes de Irlanda) en España, el escritor, traductor y bloguero Antonio Rivero Taravillo coordinará un recital poético que repasará lo más significativo de la poesía irlandesa, desde textos medievales en gaélico irlandés hasta el Premio Nobel Seamus Heaney, pasando por el primer Nobel irlandés William Butler Yeats. El recital tendrá lugar en el Irish Rover (Avda. Brasil, 7), de Madrid, en torno a las 12.45.
Escritor, traductor, ensayista y poeta, Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) estudió filología en las universidades de Sevilla y Edimburgo. Allí abandonó sus estudios académicos para dedicarse al aprendizaje del gaélico, y hoy es un reconocido celtista, autor de las antologías Antiguos poemas irlandeses y canciones gaélicas. En 2005 coordinó el volumen Cien años y un día: “Ulises” y el Bloomsday. Ha traducido a autores como Pound, Tennyson, Graves, Shakespeare, Marlowe, Keats, Donne, Melville y otros, así como la selección Poe y otros cuervos: primeros poetas norteamericanos. Es autor de varios libros de viaje, de dos poemarios (Farewell to Poesy y El árbol de la vida), de los ensayos Con otro acento. Divagaciones sobre el Cernuda “inglés” y Los siglos de la luz: héroes, mitos y leyendas en la épica y la lírica medieval y de la excepcional biografía Luis Cernuda. Años españoles (1902-1938). Ha sido galardonado en 2005 con el Premio Andaluz a la Traducción Literaria y con el Premio Archivo Hispalense. Su biografía sobre Luis Cernuda obtuvo el XX Premio Comillas, concedido por la editorial Tusquets.
También ha traducido Nadan dos chicos de Jamie O’Neill, así como La boca pobre, única novela de Flann O’Brien escrita en irlandés. Por otra parte, acaba de ver la luz su traducción de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift, mientras está preparando la de la Poesía completa de William B. Yeats.
**Este post lo he tomado del blog de Innisfree y de Entrenómadas. Me mandó Chesús Yuste toda la información y se me pasó. W. Butler Yeats es uno de mis poetas favoritos. Hace años redacté una solapa para la edición de la ‘Antología poética’ que publicó Olifante. Antonio Taravillo, a quien no conozco, me merece el máximo respeto. En la foto, William Butler Yeats, en un retrato realizado por Edward Steichen.
JAVIER MAS, A LA BANDURRIA CON COHEN

Javier Mas vive un permanente sueño de hoteles y conciertos. Lleva desde los nueve años en el mundo de la música, desde que su padre le contagiase esa pasión. A esa edad debutó “como primera bandurria en una rondalla en el Principal”. Antes de los16 años ya cantaba canciones de Bob Dylan y Leonard Cohen que le llegaron a través de las voces de Joán Báez y Joni Mitchell. Desde entonces, la música ha sido el norte de su vida: ha trabajado con la bandurria y el laúd con multitud de artistas y ha desarrollado su inspiración con Joaquín Carbonell, con José Antonio Labordeta (“que me trató como a un hijo cuando era yo un poco rebelde”, dice), con La Bullonera, con Carlos Cano o con María del Mar Bonet. Durante un cuarto de siglo bebió del blues, de los aromas mediterráneos, de eso que años después se llamarían las músicas del mundo. Él, en el fondo, era un roquero de formación que se inclinaba hacia un folclore muy elaborado, como probó en ‘Tamiz’ o en ‘Mudéjar’. Un día, Alberto Manzano, traductor y biógrafo de Leonard Cohen, lo llamó para encargarle un proyecto sobre el cantante con músicos españoles. El resultado satisfizo a Cohen. Cuando volvió a las giras, una de las primeras cosas que hizo fue llamarlo. Ahora lo lleva a su lado, le habla de política, de religión, de los graves problemas del mundo (“a Leonard Cohen lo veo como un escritor y como un intelectual que ha escrito auténticas maravillas, y dice no sentirse músico”). Javier Mas (Zaragoza, 1952) ha cumplido uno de sus sueños de juventud. Tocar, arañar las cuerdas de sus instrumentos mientras el señor del sombrero (“a Cohen lo veo como una especie de Humphrey Bogart, con esa voz de cine que enloquece a las señoras”) se arrodilla ante él y le pide que toque y toque hasta el fin de la noche en cada concierto inolvidable.
*Este artículo apareció el jueves en ‘Artes & Letras’, en la sección ‘Fuegos y mareas’. Este jueves, tras el descanso estival, ha regresado el suplemento con ocho páginas. En la foto, Leonard Cohen se arrodilla ante Javier Mas.
JAVIER RAMÓN JARNE: TRES POEMAS

ÚLTIMA DECISIÓN
Voy a apagar la luz definitivamente,
sin dolor en las pupilas,
como un pájaro ciego desde arriba
mi primer vuelo de altura,
hasta dentro,
porque nadie se cierne ya conmigo
por encima de sí mismo,
en lo oscuro.
Hay siempre hacia afuera
como un presentimiento de locura
retorciéndome los ojos,
parece que moviera sus aletas
un pez inmenso,
siempre hacia delante,
por encima del mar, sobre la tierra,
sin avanzar un paso.
CANTO DELIRANTE
Jaula de mis gritos
desentierra los cántaros,
alumbra de incienso las guitarras,
que en mi boca relinche de amargura
tu lengua perfumada;
porque el río va moliendo mis espejos,
con quijadas de bronce
cortará tus labios,
y arrojará la espuma de mis dientes
al invierno.
Sacudiendo riberas de amapolas
llena de cobre mi garganta, río
y crecerá la música,
yo haré de las espigas. viento,
hoces, de barro;
en sangre mineral empaparé sus filos,
degollaré al segador
y sembraré de cólera el estío.
LAS CIUDADES
Hay sitios en la geografía
que se ahuecan,
son manchas de piel rala,
sarna vieja que pudre los campos,
tierra colmatada y casuchas
de adobe y aluminio,
una herida en las grandes ciudades
en la que se ve hasta el hueso,
el aire es allí tan puro
que te quema.
*Ignacio Escuín, el editor incesante, ha publicado ‘Elegía del Cíclope’ de Javier Ramón Jarne, psiquiatra, nómada permanente y hermano de Ricardo y Teresa Ramón, el gestor cultural con parada y fonda en Buenos Aires y la pintora y muralista que se mueve entre el arte primitivo, los bestiarios y un fogonazo de color. Coloco aquí tres poemas de Javier, seleccionados por el propio editor Nacho Escuín. Esta foto es del siciliano Enzo Sellerio.
LEE MILLER, VISTA POR MANUEL VICENT

EL CUERPO DE LEE MILLER, OBJETO ENCONTRADO
Por Manuel VICENT / Babelia
Man Ray capturó a esta salvaje y le enseñó los secretos de la fotografía. Su mito se establece cuando logra trascender toda la sofisticada frivolidad de su tiempo en París y se convierte en la testigo más arriesgada de la barbarie de su tiempo
Este es el caso de una mujer muy bella, que fue modelo, musa, fotógrafa y reportera de guerra, cuyo espléndido cuerpo no cesó de ser devorado por algunos hombres privilegiados de su tiempo mientras a su vez ella los destruía con su inocencia diabólica. Desde que a los ocho años fuera violada por un amigo de su familia, Lee Miller no logró distinguir el sexo del amor, pese a que sus padres la llevaran a un psiquiatra para que se lo explicara. De aquella violación salió con una gonorrea severa y los gritos de la niña, cuando la madre la curaba con irrigaciones dolorosas, llegaban a la calle por la ventana del cuarto de baño. Después fue una de esas adolescentes que tampoco consiguen explicarse por qué la belleza de la carne femenina se convierte a veces en un infierno en el que abrasaban los vecinos de escalera, los tenderos del barrio y los profesores en el aula, y también su propio padre, fotógrafo aficionado, que la sorbió desnuda con su cámara en todas las posiciones imaginables sin detenerse en los límites del incesto. En efecto, Lee Miller fue una gran reportera de guerra, entre todas las de su oficio la que más de cerca desafió a los hierros en el desembarco de Normandía y si lo hizo con un desparpajo suicida fue, tal vez, porque su cuerpo había sido desde niña su primer campo de batalla.
Había nacido en Poughkeepsie, Nueva York, en 1907, y con todo el esplendor juvenil de sus 18 años, después de ser expulsada del colegio y con un cuaderno de poemas en el bolsillo, esta rubia norteamericana realizó un primer viaje a París dispuesta a no perderse ninguna sensación. Desde el primer momento supo que en el futuro aquel lugar sería su verdadera patria. De vuelta a casa, primero fue modelo de la revista Vogue en Nueva York, donde la había descubierto en la calle el fotógrafo Edward Steichen, quien después de poseerla, le enseñó las primeras artes con la cámara. Pero fue en 1929 cuando Lee Miller, de regreso a París, cayó como un artefacto explosivo en medio de la dorada bohemia de Montparnasse y en esta primera descubierta fue pasando de unos brazos a otros bajo múltiples sábanas hasta que el fotógrafo norteamericano Man Ray capturó a esta salvaje y la hizo suya a cambio de enseñarle todos los últimos secretos de la fotografía. El cuerpo de Lee Miller se convirtió en un objeto de creación para la cámara de Man Ray. El artista lo desmembró en diversas partes y cada una de ellas se convirtió en un icono. Los labios de Lee Miller, un ojo, sus piernas, su espalda, sus glúteos, su cuello, su torso, su rostro, captados por separado, al sacarlos de contexto, según la teoría estética de Duchamp, se convirtieron en objetos encontrados, en ready-mades, un concepto que cambió la forma del arte de todo el siglo XX hasta nuestros días. Pero al tiempo que el cuerpo de Lee Miller se desestructuraba, su alma adquiría una esencia perversa para el galante que tratara de explorarla más adentro de la carne. Jean Cocteau, que la admiraba y no la deseaba, la convirtió en estatua. Del lecho de Man Ray pasó al de Picasso y no hubo artista que la mereciera que no la probara a cambio de ser muy pronto abandonado.
En París de entreguerras, aparte de aristócratas rusos que servían de acicalados porteros en los cabarets, siempre se paseaba por la Coupole un príncipe árabe cazador de corzas. En este caso se llamaba Aziz Eloui Bey y era egipcio, cuyas orejas eran dos fuentes inagotables de monedas de oro. Lee Miller fue una de sus capturas y ella le siguió hasta El Cairo excitada por el exotismo en boga, pero en Egipto no había más que momias. Se aburría. Atada por el matrimonio con el árabe, Lee Miller sólo tenía el desierto como escapatoria para dar pábulo a su imaginación, pero desde la infinita arena recordaba las fiestas de París, los viajes a la isla de Santa Margarita o a Antibes, donde era la reina de la tropa dorada que formaban Picabia, el coleccionista y crítico de arte Roland Penrose, el propio Picasso que la había inmortalizado en sus cuadros. Linos y franelas blancas bajo los pinos, sillones donde se extasiaban juntos los cuerpos desnudos de bailarinas, escritores, pintores, entre el alcohol y las drogas mórficas cuando la cota más alta de la fascinación consistía en saber estar ebrio en los límites de la vanguardia y no despeñarse. En uno de sus encuentros en la Costa Azul, el esteta inglés Roland Penrose y Lee Miller se hicieron amantes y se establecieron en Inglaterra, donde vivieron una larga pasión secreta. El millonario egipcio quedó en la retaguardia de esta nueva batalla.
Ahora Lee Miller mandaba sus primeros trabajos como fotógrafa a la revista Vogue, y en medio de una vida enloquecida llegó la guerra.
Lee Miller comenzó a fotografiar los bombardeos de Londres y aunque seguía siendo amante de Penrose, muy pronto compartió el lecho con el periodista David Scherman, de la revista Life, con el que se embarcó en una aventura detrás de los carros de combate de los Aliados que la llevarían de nuevo a París.
El mito de Lee Miller se establece cuando logra trascender toda la sofisticada frivolidad de su tiempo en París, no exenta de perversiones, y se convierte en la testigo más arriesgada de la barbarie de su tiempo. Mientras sus amigos escurrieron el bulto en medio del terror nazi, Lee Miller, con unos pantalones recios, una chupa de cuero duro y una cámara al hombro, en compañía del reportero David Scherman, olvidando los días de rosas en que su cuerpo era adorado, se empotra su rubia cabellera bajo un casco de acero para ser la primera en pisar los cadáveres de la playa de Omaha, en llegar al París liberado donde la recibió Picasso sin reconocerla al primer momento cubierta de barro, en fotografiar el campo de concentración de Dachau, el Berlín en llamas, las guaridas de la Gestapo, los hospitales de sangre, los cadáveres amontonados. Luego la pareja llega hasta los confines de la Europa soviética, hasta que Penrose, muerto de celos, la reclama. Lee vuelve a Londres. Se divorcia del millonario egipcio y se casa con el coleccionista y crítico inglés. La cabalgada salvaje entre la belleza y el arrojo había terminado y su vida se difumina en medio de las fiestas compartidas con las nuevas amantes de Penrose hasta que por una ironía del destino queda embarazada a los 39 años. Le nace un hijo. Se dedica a la vida familiar. Mete en un cajón miles de negativos, se olvida de su pasado, de los días de París y de los campos de exterminio. Comienza su etapa de maestra de cocina en su granja de Susex. Inventa platos. Lava las espinacas en la lavadora, delante del fogón cocina un pescado azul en honor a Miró con una tapa de retrete en la cabeza para protegerse de la grasa. Son vestigios del surrealismo que su marido Roland había importado a Inglaterra. En 1977, a los 70 años, Lee Miller murió de cáncer. Entre sus enseres olvidados, su hijo Anthony encontró una caja olvidada con miles de negativos.
El mito de Lee Miller consiste en que su cuerpo bellísimo y troceado, sus labios, su ojo, sus piernas, dispuestos por la cámara de Man Ray como la propuesta de una forma nueva de mirar el arte, junto con la rueda de bicicleta sobre un taburete, el molinillo de chocolate, el urinario-fuente, el portabotellas de Marcel Duchamp contemplados fuera de su lugar con una mirada nueva, no retiniana sino mental, pusieron la estética patas arriba y a ellos se debe, más que a Matisse y a Picasso, la revolución del siglo XX.
*Quien haya seguido con cierta asiduidad este blog encontrará fotos y textos sobre este extraordinaria mujer. Uno de mis periodistas más queridos –siempre lo digo: soy periodista gracias a su ‘Inventario de otoño’- es Manuel Vicent y hoy le dedica este extraordinario artículo a la más hermosa mujer del surrealismo. Este es un autorretrato de Lee Miller, realizado en 1932.
BORRADORES, A LAS 23.30: CABALLÉ, SAMPEDRO...

Actuación musical: María de Félix y Miguel Ángel Tapia, voz y piano
Entrevista en plató: El historiador Alberto Bayod, y Tapia y María de Félix
Entrevistas: Montserrat Caballé y José Luis Sampedro
Reportajes: Rafael Campos, director del Principal, y la exposición USA Today
La soprano Montserrat Caballé, que celebra ahora 50 años en la ópera, es una de las invitadas al programa ‘Borradores’ de esta semana. En una entrevista realizada en la sala Galve, habla de sus inicios, de sus visitas al Liceo, de su debú en Viena, de su relación con Bernabé Martí, de la importancia de Zaragoza en su vida y de su apoyo a la candidatura de Zaragoza como capital cultural de 2016.
También se ofrece una entrevista con José Luis Sampedro, que participó en un curso de verano en Jaca sobre su obra. Vivió un tiempo en Zaragoza, escribe en Alhama de Aragón, donde se casó con Olga Lucas; repasa aquí sus libros –desde ‘El río que nos lleva’ a ‘La vieja sirena’ o ‘Escribir es vivir’- y habla de su serena mirada ante la muerte.
La actuación musical corre a cargo del pianista Miguel Ángel Tapia, a su vez director-gerente del Auditorio de Zaragoza, y la soprano María de Félix, que ganó la Beca Montserrat Caballé-Bernabé Martí en 2003 y fue alumna de Mirella Freni. Ahora se traslada a Estados Unidos a estudiar con Ruth Falcón, maestra de canto de Ainhoa Arteta. Tocan tres piezas: ‘O mio babbino caro’ de Puccini, ‘Romanza de la del ramo de rosas’ y una versión, con toques de jazz, de la jota ‘La Magallonera’.
‘Borradores’ recibe en el plató a Alberto Bayod, que ha escrito un impresionante libro ‘La fotografía y su reflejo social, 1860-1940’. Proyectamos un vídeo de sus fotos con ‘Yesterday’ de sonido de fondo.
El programa se traslada al teatro Principal. Rafael Campos, su director y a la vez dramaturgo, hace balance y anuncia las líneas maestras de la programación de la nueva temporada. ‘Borradores’ se completa con una visita en el Centro de Historia a la exposición USA Today, de arte alternativo norteamericano, con raíces en el hip-hop, el skate, el diseño y la ilustración.
Borradores cambia esta semana su horario de emisión: se adelanta a las 23.30 del domingo. Esta foto de María de Félix pertenece al archivo del Heraldo.
XOÁN ABELEIRA: UN POEMA

MONTE ALTO (O PETROGLIFO INVISIBLE)
XOÁN ABELEIRA
A Manuel Rivas que
(a)prendeu no seu ventre.
As mulleres danzaban
Encadeadas
En rolda
Un século
Dous séculos
Século tras século
Un home a cabalo
Rinchaba
Perante elas
Denantes de elixir
A mellor pra prender
A palla do seu leito
E así un século
Dous séculos
Século tras século
Mulleres
A quecer a amecer
Cun home nun cabalo
Ata que unha daquelas
Égoas incendiarias
Abriu os ollos ás outras
A rolda das irmás
Pechouse sobre si mesma
Anoouse no seu eixo
As trece danzantes
Decapitaron o home
Montaron o cabalo e
Así naceu esta cidade
Así se ergueu iste faro
Así medrou iste monte
NOTA: Segundo aseverou Don Eladio Rodríguez no seu Diccionario Enciclopédico Gallego-Castellano, Tomo III, páx. 125, “a pena dos bicos” ou “o altar dos bicos” (chamada así porque nela pinaban as parellas que crían no poder de fecundidade dos penedos), é unha “roca a flor de tierra que se halla en el punto llamado Punta Herminia, a la derecha de la carretera que conduce a la Torre de Hércules, y que tiene un gran interés por las insculturas que en ella se ven, representando danzas ceremoniosas, en las que intervienen trece mujeres y un solo hombre, a juzgar por las figuras estilizadas de sus grabados”. Nin a tal pena nin o tal petróglifo puideron ser invencións de Don Eladio pois seica no seu día, a principios do século XX, o achado foi grande noticia entre os estudosos e os xornalistas que se fixeron eco dil. Mais o caso é que eu aínda non dei con il nin con persoa ningunha que saiba do seu paradoiro…
Por outra banda, aproveito a publicación diste poema inédito pra invitar a lectores e lectoras ó recital que, dentro do ciclo organizado pola Asociación Cultural Alexandre Bóveda sobre poetas d’A Cruña, daremos o meu amigo Suso Pensado e máis eu, presentados por outros dous amigos e poetas, Miguel Mato e Xulio López Valcárcel. A cita é ás 20.00, na sede da ACAB: Rúa Olmos, 18.
*Este poema, dedicado a Manolo Rivas por Xoán Abeleira, poeta e traductor, aparece hoxe na súa sección ‘Asieu’ nas páxinas de ‘La Voz de Galicia’. La foto es de Minor White.
HYPATIA: DEL OLVIDO AL MITO

película ‘Ágora’ de Alejandro Amenábar dispara las novedades literarias en torno a esta matemática y pensadora neoplatónica que encarna la libertad de pensamiento
Hypatia de Alejandría (Alejandría, 355 ó 370-415, d. de C.) no era una desconocida. Había sido considerada una mujer de una sabiduría tan dilatada que superaba “de largo a todos los pensadores” de su tiempo. Vestía con el manto de los filósofos, se abría paso en medio de la multitud y explicaba público el pensamiento de Platón y de Aristóteles. Lideraba la Escuela neoplatónica de Alejandría y era también seguidora de Plotino; frente al misticismo, optaba por la ciencia. Aborrecía la superstición y defendía la tolerancia y la libertad de pensamiento. Era un ejemplo de inteligencia y, según el rétor pagano Damasciano, poseía “el grado más alto de la virtud práctica en el arte de enseñar”.
La calificaban como justa y sabia, y se mantuvo virgen toda la vida, aunque en distintos lugares se recuerda que se casó con Isidoro, el Filósofo. Este es uno de los enigmas de su vida. Uno más, como lo fue su relación con su discípulo Orestes, que fue prefecto imperial de Egipto y discípulo suyo, como lo fue su espantosa muerte, que Carl Sagan narró en ‘Cosmos’; recuerda que una banda de cristianos fanáticos “la sacaron del carruaje, rompieron sus vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron arrancándole la carne de los huesos. Sus restos fueron quemados, sus obras destruidas, su nombre olvidado”.
Otros autores hablaron de Hypatia: Edward Gibbon, Voltaire, Leconte de Le Isle, Charles Kingsley, que la convierte en una heroína erótica con el cuerpo de Afrodita, Hugo Pratt, el poeta Mario Luzi, Umberto Eco, etc. Incluso la fotógrafa Julia Margaret Cameron caracterizó a una modelo con sus supuestos rasgos de belleza. En la pintura el británico Charles William Mitchell la representó en 1885 como una voluptuosa mujer que recuerda a Dalila. En 1900, Mary Anderson la encarnó en el cine. El mejor libro sobre Hypatia lo publicó en 1996 Marie Dzielska, catedrática de la Universidad de Cracovia, del que existe edición en Siruela.
Desde que Alejandro Amenábar anunciase que iba a rodar ‘Ágora’, una superproducción inspirada en su vida que se presentó en Cannes y que se estrenará el 9 de octubre, es raro el mes que no aparece un libro sobre Hipatia: abundan las novelas históricas que mezclan el relato biográfico o el ‘biopic’ puro y duro, la perspectiva psicológica y, sobre todo, una carga de intriga, de conjuras, de pasión y de muertes. Estos días han aparecido casi tres narraciones a la vez: ‘Hipatia de Alejandría’ de Luis de la Luna (Suma de Letras), ‘El sueño de Hipatia’ (Plaza & Janés) de un clásico del género como José Calvo Poyato y ‘Tormenta sobre Alejandría’ (Alfaguara) de Luis Manuel Ruiz, tres novelas que ensalzan la leyenda de la “mujer de cabello incandescente” que gobernó la Biblioteca de la Alejandría; heredó ese cargo de su padre Teón, hasta que fue incendiada, y se formó con sus libros. Los cristianos habían pasado de perseguidores a perseguidos e Hypatia sería la más clara de sus víctimas. De ahí que Alejandro Amenábar diga que su película habla de una mujer que defiende la libertad de pensamiento y la cultura clásica frente cualquier fundamentalismo o fanatismo. Rachel Weisz (Hypatia en la película), recuerda que el cristianismo intolerante yerra; le dice a uno de sus acosadores: “Tu Dios no ha demostrado ser más piadoso que sus predecesores”.
Novelas también son la cuidadosa ‘El jardín de Hipatia’ (Espasa) de Olalla García, ‘La última noche de Hipatia’ (Alamut) de Eduardo Vaquerizo, que incorpora una historia de amor y una fantástica propuesta de salvación, e ‘Hypatia y la eternidad’ (Es Ediciones) de Ramón Galí, que transforma a la heroína en un ser eterno que viaja por la historia y por las mentes de los grandes personajes de la civilización. En la categoría de ensayo figuran, junto al ya citado y elogiado texto de María Dzielska, ‘Hipatia de Alejandría’ (Aladena) de Guillermo Díaz e ‘Hipatia’ (Los libros de la Esfera) de Clara Martínez Maza. Son libros que se acercan a la pensadora, matemática, feminista e inventora del hidrómetro a partir de hechos reales, legados arqueológicos y fuentes clásicas.
Hemos dejado para el final ‘La conjuración de Piscis’ (Styria), la novela de la zaragozana Magdalena Lasala, que ha sido una de las primeras en aparecer y conjuga tres aspectos: la biografía histórica, una parte romántica (Lasala exalta la belleza, la pasión y el conocimiento de su heroína) y una tercera donde se mezclan la aventura, la conspiración, el exilio y la existencia de un secreto vinculado con la Biblioteca del Serapeo, sucesora de la de Alejandría. En todos los libros, Hipatia de Alejandría se halla entre dos polos antagonistas: los cristianos, liderados por Teófilo al principio, y luego por su sobrino Cirilo, que fue el acérrimo enemigo de la sabia pagana y quizá el principal responsable de su muerte, y Orestes, el hombre que pugnó por su amor con mayor intensidad y que intentó salvarla de la horda furiosa que acabó su vida y la paseó desnuda por la ciudad.
*Así caracterizó Julia Margaret Cameron a Hypatia de Alejandría para un retrato.
CON MONTSERRAT CABALLÉ

Montserrat Caballé se sienta cerca del piano y empieza a desgranar su vida. Detrás se ven distintos paneles del cuerpo humano, rostros, músculos y el aparato respiratorio. Sobre el suelo del escenario de la sala Luis Galve hay colchones y encima de cada uno una pesa. Montserrat disfruta enseñando, enseña a respirar, a modular, oye a los alumnos, está como iluminada ante ellos. La heroína de las heroínas se remansa en el laboratorio de sonidos ajenos. Cada sesión es como un contagio de ciencia de la voz y de la emoción. La misma que le transmitieron a ella Eugenia Kemény y Conchita Badía, que también le alumbró otro camino: el de la curiosidad, el de la búsqueda de partituras olvidadas, el del rescate de piezas enterradas en las bibliotecas o en los archivos. La soprano es una entusiasta de las obras completas de los compositores. Quiere saberlo todo: el anecdotario de cada pieza, los fuegos de inspiración, la armonía íntima de la música. Le apasionan por igual Wagner o los italianos, Verdi, Puccini, Bellini; debutó en Viena hace ahora 50 años. Poco después sucumbió al hechizo de un importante tenor: Bernabé Martí, natural de Villarroya de la Sierra. En ‘Madame Butterfly’, en A Coruña, se intercambiaron un beso nada teatral y allí empezó todo. “Él me llamó pesada. Al principio yo estaba más enamorada que él”, dice. También evoca a Maria Callas, a la que intentaba entender en las distancias cortas y en sus tragedias: la incapacidad de ser madre, el desamor, la soledad. Incluso compartían un dentista inglés, y Callas la designó su sucesora. Y luego asoma Zaragoza: sostiene que en el Auditorio “la música no rebota, fluye, se redondea”. Montserrat Caballé dice que apoya incondicionalmente a la ciudad –“está preciosa. Parece otra”- como capital cultural europea de 2016. Se ofrece: que cuenten con su canto.
EL FASCINANTE EDOUARD LEVE

Estoy un libro diferente, inolvidable, de Edouard Levé: ‘Autorretrato’ (451 editores) cada frase te invita a pensar en otras frases, a recorrer sensaciones de tu propia vida.
Dice, por ejemplo:
“En el extranjero, hago cosas que no me atrevo a hacer en mi país porque todo parece ficticio. Desde que escribo a ordenador guardo todo lo que escribo a mano. No sueño con volar. En pleno verano, un día de lluvia me alegra tanto como un día de sol en pleno invierno.
(…)
En mis épocas de depresión me hago la imagen mental del entierro que sigue a mi suicidio, hay muchos amigos, hay tristeza y belleza, el acontecimiento es tan conmovedor que me entran ganas de vivirlo y, por ende, de vivir. No sé irme de un sitio con naturalidad”
Èdouard Levé se suicidó a los 42. Era pintor, escritor y fotógrafo. Ésta es una de sus fotos.
MAPI RIVERA: CARTEL DE PERIFERIAS

Hace unos días, avancé aquí la programación de Periferias, el certamen que dirigen en Huesca Luis Lles y Juanjo Javierre. Ayer, Mapi Rivera, responsable del cartel, me enviaba el tema central del mismo. Una de sus creaciones poéticas, de gran sutileza expresiva, en torno a su propio cuerpo. Mapi Rivera se siente muy vinculada a artistas como Ana Mendieta.
MAPI RIVERA: PERIFERIAS / 2

Otra de las imágenes de Mapi Rivera que se han manejado para presentar el Festival Periferias es ésta, que forma parte de una nueva serie de la artista oscense instalada en Barcelona.
IMÁGENES INÉDITAS DEL 27

EL INSTITUTO CERVANTES Y LA SECC PRESENTAN UN VÍDEO CON FILMACIONES INÉDITAS DE LA GENERACIÓN DEL 27
• "El deseo y la realidad" contiene las únicas imágenes en movimiento que existen de los poetas en esos años
• Cernuda, Lorca, Alberti, Salinas y Guillén, entre otros, desfilan por la película
El Instituto Cervantes y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) han presentado hoy a los medios informativos un documental que contiene las únicas imágenes en movimiento que existen de los escritores de la Generación del 27, rodadas en 1928 por Juan Guerrero Ruiz. El vídeo, de 61 minutos de duración y dirigido por Rafael Zarza y Fernando González de Canales, lleva por título "El deseo y la realidad. Imágenes y palabras de los poetas del 27". Se estrenará mañana jueves en un acto público en la sede central del Cervantes en Madrid a las 19:30 horas.
Por primera vez salen a la luz, en un documento sin precedentes, filmaciones inéditas y fotografías -algunas, también inéditas- de la mítica Generación del 27. Luis Cernuda, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Manuel Altolaguirre y Fernando Villalón, entre otros, aparecen en unas imágenes en movimiento hasta ahora nunca vistas.
El documental ha sido coordinado por el Instituto Cervantes y coproducido por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (bajo la coordinación del Ministerio de Cultura) y por Ojomóvil & Asociados S. L. Cuenta con el patrocinio de la Fundación CajaMurcia.
La directora del Cervantes, Carmen Caffarel, ha destacado en rueda de prensa la relevancia de este "documento único", que "va a ser visionado en los 72 centros que tenemos en todo el mundo, acompañado de mesas redondas y coloquios que pondrán en valor a una de las principales generaciones de nuestra literatura." El Instituto hará todo lo posible "para que sea un documento visto y vivido".
El vídeo contiene además las voces originales de Luis Cernuda, de Miguel Hernández o de María Teresa León, quien lee un extracto de Marinero en tierra, de su esposo Rafael Alberti. Escritores como Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Ignacio Gómez de Liaño y Luis Muñoz dan voz a poemas que escribieron Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Pedro Salinas y Rafael Alberti, respectivamente.
Las imágenes fueron rodadas hace ochenta años por Juan Guerrero Ruiz con una cámara Pathé Baby de 9,5 milímetros. Los 24 rollos de película filmada (con una duración total de unos 15 minutos) son probablemente parte de un documental que Juan Guerrero Ruiz (Murcia, 1893 - Madrid, 1955) intentó realizar sobre la Generación del 27, de la que fue uno de sus grandes pilares. Guerrero Ruiz, secretario de Juan Ramón Jiménez, fue amigo y colaborador de poetas y pintores, y fundador de revistas literarias como "Índice" y "Verso y Prosa".
Rafael Zarza, diseñador y cineasta, rescató por casualidad -su padre era amigo del hijo de Juan Guerrero- esas secuencias inéditas en las que podemos ver a buena parte de los entonces muy jóvenes poetas del 27. Ese material inédito fue sometido a un largo y complicado proceso de restauración por parte de la Filmoteca Española desde 1979.
Zarza, autor de la idea original y del guión, es también director y guionista de la cinta junto con Fernando González de Canales. Según ha desvelado, ha rechazado numerosas ofertas de compra del material de Guerrero porque lo que le interesaba era dirigir él mismo este trabajo, como finalmente ha conseguido. Ha descartado que el vídeo vaya a verse en los cines porque "un estreno comercial lo banaliza" y ha manifestado su satisfacción por que el Instituto Cervantes lo lleve por todos sus centros a lo largo de 2010.
Las imágenes en movimiento -destacan las de Lorca en Buenos Aires y las entrevistas realizadas a Neruda, Alberti y Guillén- se complementan con fotografías (algunas, también inéditas) en las que podemos ver diferentes momentos de la vida de García Lorca, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y José Bergamín.
El vídeo incluye además poemas de Juan Ramón (recitados por Luis Alberto de Cuenca), de Cernuda (leídos por Villena), de Salinas (por Gómez de Liaño), de Jorge Guillén (por Ignacio Merino), de Alberti (por Luis Muñoz), de Lorca, Gerardo Diego, Altolaguirre, Dámaso, Bergamín, Aleixandre, Neruda, Miguel Hernández y Fernando Villalón. La música original es de Iván Guerrero.
FESTIFAL DE CORTOS DE TEMÁTICA RURAL

FESTIFAL
FESTIVAL DE CORTOMETRAJESE DE
TEMÁTICA RURAL
20, 21 y 22 noviembre 2009, en URREA DE GAÉN (TERUEL)
BASES DEL CONCURSO
1.- Las producciones deberán tener temática rural o estar ambientadas en el mundo rural.
2.- Las obras se presentarán solamente en formato DVD, independientemente del soporte utilizado para su realización, pudiendo ser solicitado el original por la organización si así creyese conveniente. La duración del cortometraje no sobrepasará los 30 minutos.
3.- Cada autor podrá enviar el número de trabajos que desee, presentando cada uno de ellos en un dvd independiente.
4.- Las obras deberán haber sido creadas con posterioridad al 1 de enero de 2005. Las copias enviadas por entender que no son ejemplares únicos
pasarán a formar parte del archivo del Centro de Estudios del Bajo Martín, entidad organizadora del festival, que podrá exhibirlas solamente con
fines culturales y sin ánimo de lucro.
5.- La organización del Festival seleccionará un total de 15 obras, de entre las que el jurado seleccionará los finalistas así como las nominaciones oportunas en las diferentes categorías del Certamen Oficial.
6.- El plazo de inscripción finalizará el 11 de
octubre de 2009.
7.- Las producciones audiovisuales se enviarán a
la siguiente dirección:
CENTRO DE ESTUDIOS DEL BAJO MARTÍN
Cuesta de la Abadía s/n
44530 HÍJAR- Teruel
8.- Las copias enviadas se acompañarán obligatoriamente de la hoja de inscripción o fotocopia de la misma que se puede descargar en festifal.wordpress.com o solicitándola al correo cebajomartin@yahoo.es, fotocopia del DNI y una fotografía de algún fragmento de la obra, y otra
del realizador, bien en papel o digital, para su publicación en el catálogo.
La falta de alguno de estos requisitos descalificará la obra.
9.- La organización designará un jurado formado por personas y profesionales relacionados con el medio audiovisual, artístico y cultural. En el caso que el jurado considere que es imprescindible entregar algún premio ex aequo, la cuantía del mismo se repartirá entre los premiados. El fallo
del jurado será inapelable, pudiendo declararse desierta alguna de estas modalidades.
10.- Un cortometraje de ficción o documental podrá estar nominado en más de una categoría.
11.- PREMIOS
El jurado concederá los siguientes premios:
Premio Mejor cortometraje de ficción – 1.000 €
Premio Mejor cortometraje documental – 1.000 €
Premio Mejor Cortometraje Comarcal – 500 €
12.- Se solicita la asistencia de los nominados excepto en casos de fuerza mayor que serán considerados por la organización.
13.- Los gastos de envío de las obras en DVD en la fase de preselección correrá a cargo de los participantes, así mismo la organización no se
hace responsable de los accidentes y el deterioro que pudieran tener los materiales, aunque se tendrá el mayor cuidado en su trato.
14.- La organización se reserva el derecho de modificar alguna de estas bases siendo publicadas dichas modificaciones en la página:
*En la foto, Dominique Sanda y un caballo, en 'Novecento'. Cine rural y social.
CORTOS
DOS POEMAS DE FERRER LERÍN

Francisco Ferrer Lerín publica próximamente, en Tusquets, en la serie Nuevos Textos Sagrados, acaso una de las más bellas entre todas las colecciones de poesía, un nuevo poemario: ‘Fámulo’. Así se anuncia su sinopsis y la biografía del escritor afincado en Jaca, experto en zoología y palabras, casado con la simpatiquísima y arrolladora Concha Jiménez. Ferrer Lerín es un escritor complejo, que se mueve entre los bestiarios, la zoología, el gusto por el lenguaje, el apócrifo y una imaginación particular que hacen de él un raro y una personalidad muy sugerente. Le he pedido dos poemas de su próximo libro y aquí están.
LA TORRE
El ascenso a la torre de piedra produce placer y existen instrucciones para un viaje correcto por el interior de la misma. Hablo de la única superviviente del castillo de Jervis a la que ciertos compiladores, raza de seres absortos, definen como un pastel de calabaza habitado por aves que nunca se posaron en mástiles y quizá tampoco en lugares propicios para el carenado. No sólo la viuda Sicórax sino también los hermanos Mugendo emprendieron esa madrugada, negra como cueva de herrería, la prospección minuciosa de la estepa inmediata. Franciscanas marinas, formas que aún no han sido descritas, embarcaban en el puerto de la vecina isla Floreana rumbo a la costa para visitar, junto a monjas enanas en formación de combate, la combusta ruina. También dos caballeros donosos de la orden de El Vil Reproche, coronados por el Pájaro Penitente, se unieron a la comitiva, que ya llega al basamento de sillería de catorce lados, y parece penetrar presurosa por la puerta Masatierra.
Macilenta soledad. El tictac del escarabajo leñoso devora la andrajosa viga y el desafortunado Stuart (uno de los caballeros donosos) muere aplastado por el entibo desprendido. Su hermano Carlos, que también estuvo a punto de dejarse los huesos, toma el mando y encamina la tropa escaleras arriba. Nadie coronó antes esta fortaleza. Ni enemigos sañudos. Ni quien quiso medrar en indignas singladuras. Ni los que clavaban la daga entre costillas españolas. Ni un camarada experto en lugares estrambóticos. Nadie. Así brindan con licor y una a una enanas y franciscanas son lanzadas al vacío por los Mugendo y Sicórax mientras Carlos, sobre un tártaro de escoria, sueña con los afectos de una damisela morena. Luego, el grupo ya reducido, desciende por la rampa helicoidal que rodea exteriormente el edificio a la vez que entona la balada del barbero charlatán e inicia el recuento, en la lejanía, de las abolladuras de los cascos de los buques. Gente portadora de la virtud genuina -facción de la Guardia de Corps-, sabían que eran esperados. Claude Jolyot de Crébillon, llamado Crébillon hijo, alcanzando la fama por la escritura de cuentos licenciosos, redacta ahora, al pie de la atalaya, la relación exacta de aquel desastre marítimo; el abordaje y destrucción, a cargo de Manada Canina, del navío de regreso. Coda: tercer aporte proteínico en importancia, por defenestración y batalla pirática, en este año de 1777.
WODWO
Hay un tipo de cuerpo
más pequeño que la garza
y de forma más sincera
que huele como a almizcle.
No pone por vicio
tampoco se acopla
y en las regiones etéreas,
donde le arden las plumas,
es un rumor muy común
-complexión intransigente-
su clara tendencia al pasto.
Las llamarían plomadas.
Otra bestia sólida,
que cunde en los sueños,
rozada a intervalos
y algo aumentada
provoca los fuegos.
Nunca habita en ruinas
no posee salsa
y sólo Aristóteles
sabe del oficio
de sus orificios.
Son las vacas negras
o ley comejenes.
¿Quién digiere el hierro,
la silla,
el mucílago?
Sólo se recuerda
el lugar del nido
y la forma enfriada
que olvida en sus viajes.
Amarrado el hombre
al riñón violento
dicen que apacigua
el dolor de aire
y el búfalo intenso.
¡Qué especie exterior!
¡Qué humedad rabiosa!
Equilibrio lábil,
el cerdo infrecuente,
evoca el abismo.
*He tomado este texto del blog de Francisco Ferrer Lerín.
ISABEL PINTADO, POR XOÁN ABELERIA

O CREADOR NO SEU OBRADOIRO
ISABEL PINTADO, A CAROA DA LUZ
A pintora expón unha nova serie na Galería Sargadelos de Ferrol
Agochado tralo meu abecedario electrónico, abesouro unha obra da que moito gusta a súa artífice: Isabel Pintado. Unha muller nada en Madrid (“onde estudei Belas Artes, especializándome en gravado”) pero afincada dende hai lustros n’A Coruña (“onde realmente me desenvolvín coma artista”). No papel, ama(n)sado polas súas mans, buliga unha cidade. O trazado minucioso das casas, das galerías, dos soportais insinúa que se trata dunha vila galega, mentres que as ondas violetas, grises, vermellas, a parte do mar abstraído na banda inferior evoca Venecia. Mais se falo desta peza concreta non é porque agora aboie na miña estancia, coma un lebiste nun acuario, senón porque quintaesencia case que tódalas virtudes que os estudosos, os amantes da alquimia de Pintado adoitan loar. Para entendérmonos: esta creadora é coma a fusión de Gentileschi e Goncharova. De Belloto e Zóbel. Da figuración máis clásica e a abstracción máis lírica. E iso envolto nun halo estrañísimo, abofé, coma o dos enigmas de De Chirico ou de Magritte. Acougo e desacougo asemade.
De cativa, Isabel Pintado era célebre no colexio “polo ben que retrataba as miñas compañeiras; de feito, lémbrome debuxando dende sempre”. Agora, o primeiro que chama a atención, que esperta admiración ó visitar calquera das súas mostras é o dominio que posúe non xa da técnica canónica senón das múltiples técnicas que ela está a filtrar para inventar a súa propia “mestura de técnica gráfica e pictórica”. Óleo, acrílico, collage, pan de ouro, estarcido, retallos de tea ou de papel son algúns dos moitos “vehículos” cos que Pintado está a percorrer a súa peculiar vía. “Secasí, o meu labor non é tan matérico coma, por exemplo, o de Tàpies. A min interésame máis a veladura, a textura que deixa albiscar o que hai debaixo”. Un elemento especialmente curioso é a incorporación ós seus lenzos de frases soltas, escritas a lapis, auténticos versos. Mensaxes cifradas (“tócate a luz e devén ouro”) coma enviadas polo propio cadro á súa médium, que “normalmente xorden de maneira automática, intuitiva, e que veñen sendo un resumo da sensación que quero transmitir. Amais, cada vez aparece menos a figura humana nas miñas obras, e eses flashes que me tocan son un xeito de humanizalos.”
Sensación é talvez o termo que máis repite esta creadora. E iso, a súa arela de “transmitir sensacións, emocións, máis que ideas ou conceptos”, semella ser o que está a levala da figuración á abstracción total. Agora asegura atoparse “nunha etapa intermedia, con certo medo ó baleiro”, na que, como vemos, poden convivir unha mazá daliniana, perfectamente pintada, madurecendo no peitoril dunha fiestra case que hiperrealista, cunha paisaxe pola que ben podería pairar o espírito de De Stäel.
Ó tentar describir ese algo que perciben dentro dos cadros de Pintado (o célebre “no sé qué que queda balbuciendo”), algunhas persoas falan de silencio; outras de quietude; outras do paso do tempo; outras de metafísica, outras, en fin, do puro e duro misterio. Ela prefire definilo coma “a maxia que entrañan tódalas cousas”. Algo que sen dúbida é froito do xeito en que Pintado amece cadora o mundo interior (a parte figurativa, curiosamente) e o exterior (a parte abstracta, normalmente), “tentando expandilos”, engade ela, “cara a dentro e cara a fóra, para integrar a persoa que fita o cadro ata o punto de que poda pasear por el”. Ás veces mesmo eliminando a suposta linde que os divide, co cal consegue pasar dese realismo máxico tan sumamente evocador a ese superrealismo do que ela recoñece ter bebido. Coma n’A duna, unha obra moi lautréamontiana na que, no canto “do encontro casual entre un paraugas e unha máquina de coser nunha mesa de operacións” ollamos un escritorio con varios obxectos meditando encol del en metade dun areal. “De feito, moitas veces inclúo nos meus lenzos imaxes que enxergo nos meus soños”.
Para soñar é precisamente o título da exposición que se inaugura o día 2 de outubro na Galería Sargadelos de Ferrol. Unha suite sobre a relación entre a pintura e a literatura. “O libro, como tal, xa apareceu en varias obras miñas anteriores, mais agora quixen facer unha serie íntegra sobre as diversas vivencias que nos provoca a lectura; o libro visto coma un obxecto que nos leva a soñar, a viaxar, a imaxinar, a sentir”. A entrar alén. Xalundes. Coma as propias xeiras de Pintado.
Un dos descubrimentos desta fermosa aventura é a espiritualidade da cor negra, “que aquí simboliza case sempre a noite, o momento de recollerse”, no senso anímico do termo, “pois a serie está estruturada en cadros de día, digamos, e cadros de noite”. O outro achado é o dos dípticos, xa que, neste feixe en concreto, semellan de seu libros abertos. “No fondo do que estou a falar é da procura á que nos impulsa calquera obra de arte en xeral, e a vida mesma en si”, di ela. Sabendo que en realidade non existe ningunha meta que non estea xa en nós.
ANOCHE FALLECÍA ROLANDO MIX TORO

*Esta mañana, me ha llamado José Ramón Marcuello Calvín, escritor y periodista, para comunicarme que ha fallecido Rolando Mix Toro, el poeta chileno, el amigo entrañable, en compañero dulce de Juanita. Rolando Mix solía llamarme muchas mañanas para contarme cosas o preguntarme algo o interceder por algún amigo. Me llamó a principios de semana, creo que el pasado lunes, me dijo que seguía escribiendo poesía, que soñaba con redactar sus memorias de poeta y me preguntó cómo estaba. Ha sido objeto de diversos homenajes: era un hombre entusiasta y alegre que rezumaba cariño. Quería y era querido. Recupero aquí uno de los retratos-entrevistas que le hice en una contraportada de 'Heraldo de Aragón'. Y le mando un abrazo infinito a su gente, a Juanita. Zaragoza sin él es un poco menos Zaragoza: Rolando quería a la ciudad muy entrañablemente.
Rolando Mix Toro será incinerado. Mañana, a las 12.15 se celebrará una despedida de amigos en el cementerio de Torrero, en la capilla número 2. Juanita trasladará luego sus cenizas a Chile. Iban a ir juntos a su país en breve.
EN PROPIA VOZ
“Nada soy ni nada tengo salvo sensibilidad y curiosidad intelectual. Allende confió en mí para un cargo de agricultura en Atacama. Asistí a los bombardeos. Huí a Argentina y a Alemania Democrática Alemana. He publicado ‘El espejo y tú’ y ‘La mar de amor’. Toda la gente tiene algo de poeta: hablamos con metáforas. Nací en 1931”.
EL HOMBRE, EL POETA, LA AVENTURA DE VIVIR
El lugar donde uno ha nacido configura un carácter. Si además es el desierto más desierto del mundo, y no existe vida ni para las bacterias, ese páramo lunar forzosamente ha de esculpir una sensibilidad a flor de piel. Rolando Mix abrió los ojos en Pozo Almonte, en Iquique, en uno de esos lugares donde la naturaleza expulsa al hombre, salvo que existan minas de nitrato de sodio. En ese caso, el ser humano accede a vivir y a ver llegar el agua en camiones Brokway. “Una tierra tan dura crea un hombre especial: un tipo que debe vivir, luchar y trabajar en condiciones inmisericordes se convierte en duro y sentimental”. En ese ámbito las disputas y reivindicaciones sociales estaban a la orden del día. En el norte inhóspito el hombre tenía que ver cosas donde nada hay, fabricarse un universo propio, una imagen. El espectáculo del paisaje era conmovedor: planicies y más planicies se alisaban hasta donde llegaba la vista. Por el este, lejanos, se erguían los Andes; por el oeste, la cordillera de la costa. Y en medio estaban las minas del salitre, las poblaciones con casas adyacentes, lo que se llama la Oficina Salitrera.
Su padre, Norberto Mix Martínez, era un escritor social reconocido, director de escuela y pintor de paisajes desérticos que vendía a los ingleses. Su madre, Ana Ángela Toro, era ama de casa y tocaba el piano y la guitarra. Cada uno de sus hermanos también dominaba un instrumento. Llegó a tener hasta doce. Su padre era funcionario del Gobierno, y los dueños del salitre (ingleses, franceses, americanos o españoles) le tenían respeto por su dimensión intelectual y lo repudiaban por sus ideas. Al parecer existía una norma no escrita e insólita: “Lo dejaban estar en la escuela mientras mi madre estuviese encinta, y así su vida se consumió entre partos y abortos. Si había embarazos mi padre tenía trabajo”. Los había.
El joven solía marcharse a la orilla del mar y se ponía a decir cosas al compás de las olas. “Era poeta sin saberlo. Y en la escuela tenía gran facilidad para la literatura. Cuando estudiábamos a los clásicos, el profesor me decía: ‘Rolando. Sal e invéntate algo’. Y me inventaba poemas a la manera clásica”. Ya tenía clara una cosa: no quería ser escritor ni intelectual como su padre ni un acérrimo defensor de los trabajadores. Sabía que su progenitor se carteaba con Joaquín Dicenta, que había conversado dos veces con Blasco Ibáñez o que se había escrito con una ancianísima Concepción Arenal, pero siempre lo veía metido en líos. En cuanto pudo, tras realizar un curso de forja, se marchó a Santiago de Chile en 1948. Dejaba atrás su pasión por la natación, “hacía muchos kilómetros mar adentro”. Trabajó de dependiente en la librería Matus y después ingresó en la cooperativa Codilibro, que tenía su base en Buenos Aires, y distribuía libros de 40 editoriales. “El libro jugó un papel esencial en Latinoamérica. Yo era vendedor y lector”.
Al cabo de unos años lo llamó el Partido Socialista para que se hiciera cargo, como jefe de librería, de PLA (Prensa Latinoamericana). Por el establecimiento pasaban los políticos, los analistas, los autores, e incluso pasó en un viaje a Chile el narrador Juan Rulfo. “Nos hicimos muy buenos amigos. Hablamos de la fascinación del desierto y le hablé de los fuegos fatuos que se veían tras los cementerios”. Pero también asistía a tertulias con Pablo Neruda, dirigía la revista poética “Orfeo” y platicaba con Nicanor Parra, Nicolás Guillén o el poeta Enrique Lihn. “Nos llamaban los hermanitos del diablo. Tenía que soportar los incendios de mi local provocados por los nazis de Chile”. Poco después de que fuera elegido presidente de la República, Salvador Allende le ofreció un puesto en el Instituto de Desarrollo Agropecuario de Atacama.
El golpe de Estado de Pinochet de 1973 le cogió en la capital. Había ido a una convención y le acababan de llamar para decirle que su tercera mujer sería operada el once de septiembre en Santiago, dos días después: se había quedado sin voz. Se hospedó en un hotel y al levantarse detectó una gran algarabía. El país estaba conmocionado. De repente, oyó: “Rolando. Tenemos la orden de matarlos a ustedes”. Era un viejo amigo policía y detective con el cual había trabajado en sus tiempos de reportero de sucesos. Insistió el otro: “En honor de los viejos tiempos, no diré nada, pero si te cogen, dejaré que te maten”. Gracias a un cura jesuita, Rolando logró llegar a la Embajada Argentina y pudo huir del país. Se trasladó a Leipzig, a la Universidad Karl Marx, donde estudió Traducción e Interpretación. Residió en la República Democrática Alemana durante una década, hasta que Ramón Sáinz de Varanda y el jefe de policía Primitivo Cardenal fueron a estudiar los sistemas de seguridad de incendios del país. El alcalde le pidió que se viniese a Zaragoza y le prometió un empleo. Mientras vivió Sáinz de Varanda, Rolando Mix Toro se sintió querido y respetado.
Luego, todo se complicó. Pero esa es otra melodía en la que no quiere ahondar. “Zaragoza es una maravilla. Me encanta. Nuestras ciudades tienen 200 años, pero ustedes pueden tocar los restos musulmanes, las huellas de Roma o tienen calles como Predicadores”. Ahora, jubilado de tercera, desea aprovechar el tiempo para literatura, para la poesía. “Para nosotros literatura y política son indivisibles. Es la misma unidad. La poesía es el antípoda de la evasión: es la síntesis de las vivencias que se han acumulado y se quieren expresar”.
*Carlos González Sanz /Carlos Bozalongo le ha dedicado dos textos en su blog y esta foto. De ahí la tomo.
Se levanta y sale a caminar por las calles. Es la discreción que pasa.
ROLANDO MIX TORO: UN RECUERDO

RETRATO DE ROLANDO MIX TORO
Ocurre a menudo: existe gente con la que nunca has hablado, ni lo vas a hacer quizá, que han sido decisivas en tu vida. Gente que pasa. Gente que toma el café de las doce en el bar de la esquina. Gente que lee el periódico, que acaricia las páginas de un poema, hombrones que se te antojan gigantes, de rostro atezado y una sonrisa amplia, de oreja a oreja, como paisanos milenarios, y que no sabes por qué habitan tus sueños y tus pesadillas. O la naturaleza urbana que recorres para ir a comprar el pan.
Supe de Rolando Mix Toro mucho antes de lo que él se imagina: Luis Felipe Alegre, en el bar Aragón y en El Ángel Azul, me hablaba del poeta chileno y de su rabiosa humanidad. En un primer retrato, Luis Felipe lo situaba en Santiago, próximo a Salvador Allende, y buen conocedor de los grandes poetas, desde Gabriela Mistral a Enrique Lihn, desde Pablo Neruda a Nicanor Parra. Me revelaba algunas historias entrañables, su generosidad “de desheredado latinoché” de infinito corazón, su solidaridad profunda con la que había sido compañera de sus días durante un tiempo, y me decía también que en aquel hombre “gigantesco y envalentonado” había algo de “héroe inadvertido de la poesía”. Luis Felipe Alegre sentenciaba: “Me gustan los poetas así. Hermanos de sangre de Blas de Otero, de Gabriel Celaya, de Neruda. Admiro y quiero a Rolando Mix Toro”.
No puedo recordar cuándo hablamos por primera vez. Lo veía pasar por la calle Lorente y Bretón, sobre todo, lo veía asistir a conferencias y debates de poesía. Allí andaba siempre Rolando Mix Toro, con versos bajo el brazo, dispuesto a henchir una tertulia de palabras cálidas, de risas estruendosas, de la memoria arterial y andina de América. Tenía algo de vate sentimental que se atrevía a ser contundente: proclamaba su fe en Salvador Allende, su complicidad con Víctor Jara, anunciaba sin violencia el tamaño de su esperanza. Mientras, publicaba poemas, libros, traducía, sobrevivía sin aspavientos en medio de la ira del cierzo, en medio del vendaval del desierto.
Hablamos. Y de hablar por primera vez, pasamos a vernos a menudo. Pasamos a platicar en confianza. Pronto me di cuenta de que Rolando Mix Toro había tenido una infancia especial: era uno de los doce hijos de AntonioMix Martínez, escritor social, maestro de escuela y pintor de desiertos y altiplanos, y de Ana Ángela Toro, una mujer que gastaba la vida entre los dolores de un nuevo parto y su pasión por la guitarra y el piano. Rolando Mix Toro residía en pleno desierto, en Pozo Almonte, Iquique, donde había nacido en 1931. Se levantaba por la mañana y sus ojos contemplaban la cordillera de la costa y los Andes altivos: un paisaje y el otro se estiraban más allá de las minas de salitre, los abombados desiertos y sus dunas. Al muchachito lo cautivó desde muy pronto la sonoridad de las palabras. Y en ellas se zambulló como se zambullía en el mar: adquirió un virtuosismo especial con el lenguaje, una capacidad para recitar e inventar poemas, una imaginación invencible. Poco después, también estudiaría forja. Y luego, ya en Santiago de Chile realizaría mil actividades: fue librero, periodista, activista político, los nazis quemaron alguna vez su librería, y selló su amistad con Neruda, Parra, Lihn y tantos otros, selló para siempre su comunión con la literatura.
En uno de los viajes que Juan Rulfo realizó a Chile se hicieron amigos. Dibujaron en el silencio la conjura de los camaradas; eso sí, Rulfo estaba rodeado siempre de silencio y de timidez. Y quizá de mala conciencia: sentía pánico de no estar a la altura de sus dos primeros libros y por eso no se atrevía a escribir. Algún tiempo después, el Partido Socialista de Allende lo reclamó para que se hiciera cargo, como jefe de librería, de PLA (Prensa Latinoamericana). Y luego, con todo tipo de persecuciones e insidias, llegó el golpe militar de Augusto Pinochet, pocos después de la muerte de Neruda. Hubo de exiliarse, hubo de recomenzar otra biografía personal en la República Democrática Alemana (RDA); en la Universidad Karl Marx de Leipzig estudió Traducción e Interpretación. Allí lo conocieron el alcalde de Zaragoza Ramón Sainz de Varanda y el jefe de policía Primitivo Cardenal. Lo tentaron, y Rolando Mix Toro se trasladó a Zaragoza. Y aquí vive, rodeado de amigos, en el bálsamo de amor y poesía que ha fundado junto a Juanita, su compañera.
Rolando Mix Toro ha escrito mucho. Y ha publicado diversos poemarios. Tras la palabra es un libro sobre la escritura y la vida: sobre el oficio de hacer versos, la memoria y la vida, para ser algo más precisos. Tras la palabra es uno de sus proyectos que Rolando Mix Toro gesta con dedicación y con adivinación. Es un libro-río. Para él la poesía es aliento y alimento de creación, una forma de fecundar el mundo y una forma de ser fecundado por la belleza, el pensamiento y la intensidad. Rolando Mix Toro es, ante todo, un engendrador de verbos e imágenes, capaz de decir que “las palabras son terribles”, de subrayar “el texto desvaharado del tiempo”, de precisar que “no es exactamente igual // lo sentido que lo expresado”. En una composición, que se titula ‘Leyéndome’, dice: “Alguna vez me harás tu confidente // mientras lees mi poema”. En otros lugares, mediante sutiles metáforas, habla de sus afanes, de su vocación, del proceso casi alquímico de la escritura poética. Habla del “surco de los sueños”, dice que “la letra imprime el aire”, busca “la memoria y sus rastros”, siente “la llamada de la oscuridad”, y se percata con absoluta nitidez de que “soy un espectador con teatro propio”.
Tras la palabra es una búsqueda a ciegas de la claridad, es el intento de encerrar en un diccionario de imágenes, de recuerdos y de ideas el fulgor de una existencia apasionada y convulsa, la melodía de una voz, los interrogantes de existir, las caricias, el acto mismo de decir y sus énfasis. Tras la palabra es como una espiral inacabable de un verso que echa a rodar y se inflama y se expande con sus códigos secretos, y sale a tumba abierta –“con la elocuencia del frenesí”, tal como dice Rolando Mix Toro- en pos de un lector, o de un amor, o del viento que recoge todas sus voces y las arrastra en su silbo. Hay un instante en que Rolando Mix Toro dice que “no cuenta para ninguna cuenta”. Nada más lejos de la verdad: el poeta cuenta y canta, el poeta se desvive por los otros, por su amada y por sí mismo. ¿Y acaso no es esa la mejor canción? En Tras la palabra, dentro y fuera, arriba y abajo, en el corazón incendiado de las sílabas y las imágenes, está él. Y tiembla, y gime, y canta furiosamente a la felicidad, a la memoria de cuanto fue, a la imperiosa necesidad de la poesía, que es “la síntesis de las vivencias que se han acumulado y que se quieren expresar”.
*Este es el prólogo al libro ‘Tras la palabra’ (DPZ, 2009), el último poemario de Rolando Mix Toro, que le publicó Mariano Berges. Colocó aquí esta foto de Juan Rulfo, a quien tanto admiraba Rolando Mix Toro.
'ÉRASE UNA VEZ': NUEVA LIBRERÍA

Hoy sábado se inaugura en Zaragoza la librería infantil y juvenil “Érase una vez”
· El escritor aragonés Fernando Lalana dará la bienvenida a esta librería, la única de la capital aragonesa dedicada exclusivamente al libro infantil y juvenil
· En octubre pondrá en marcha cursos, talleres y cuentacuentos para los más pequeños, que se celebrarán los sábados por la mañana
Hoy sábado, día 26 de septiembre, a las 12 horas, se inaugurará en Zaragoza la librería infantil y juvenil “Érase una vez”, situada en la céntrica calle Torre Nueva (perpendicular a la calle Alfonso). El escritor aragonés, Fernando Lalana, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1990, dará la bienvenida a este nuevo establecimiento, el único que hay en la capital aragonesa dedicado exclusivamente al libro infantil y juvenil.
Pero “Érase una vez”, bajo la gerencia de María José Hernández Casaupé, maestra, librera y madre, es algo más que una librería al uso. Es un espacio dedicado a la literatura, pero pensado para que los niños y los jóvenes se tomen su tiempo a la hora de elegir su libro. Con amplios espacios, mesas y sillas para la lectura, se intenta propiciar que lo toquen y lo hojeen para que surja ese acto mágico de comunicación con sus páginas y sus personajes.
Para los padres y abuelos que desean comprar un libro para sus hijos y nietos, y andan un poco despistados, María José Hernández les ofrece asesoramiento y su experiencia, porque siempre hay un libro que puede iniciar a los niños en la lectura, que les llega, les divierte y les emociona. Todo ello en un extraordinario y amplio local, con paredes ilustradas por hermosos dibujos de María Felices y por los personajes de cuento más queridos, con estanterías de colores, con espacio para dejar los carritos de niños y hasta cambiador de pañales.
Esta librería, hermosa también en su fachada, con cinco amplios ventanales que la llenan de luz y que dejan ver su fascinante interior, también dispone de libros de orientación para padres, de papelería escolar y una parte dedicada al juego educativo. Todo ello sin saturar los espacios con miles y miles de libros, porque “Todos los libros editados no caben en esta librería, pídenos el que no encuentres y te lo conseguiremos”, se puede leer en un cartel colocado en el mostrador.
TALLERES Y CUENTACUENTOS
Las amplias instalaciones de la librería “Érase una vez” permiten que la parte de abajo se dedique a la creación y se hayan habilitado varias salas para realizar actividades con niños de edades comprendidas entre los 3 y 12 años: cursos, talleres, cuentacuentos… La iniciativa se pone en marcha el próximo sábado, día 3 de octubre, a las 11 horas, con talleres dedicados a las Fiestas del Pilar. En noviembre llegarán otros talleres de creación, dedicados a la pintura, la danza… y los cuentacuentos. También se organizarán actividades temáticas según los meses: en diciembre, la Navidad; en abril, El Libro, etc. El calendario de actividades se podrá consultar en la web: www.eraseunavezlibreria.com
*Esta información ha sido elaborada por Ana Rioja. La foto es de Bogdan Zwir.
SOS: AYUDA PARA ALGUNOS ENIGMAS

**SOS. Mil disculpas por algunos errores míos y del sistema, que me funciona mal:
1.-No me permite modificar, corregir textos o cambiar una foto.
2.-No me permite eliminar. Si lo intento se queda colgado.
3.-Me cambia los tipos de letra a su antojo. Antes siempre había utilizado Garamond 16, porque es como mejor queda; ahora con los nuevos cambios del sistema, tras un error del servidor, uso Garamond 12. Una vez sale más grande y otra más pequeña, unas veces lo hace de forma homogénea y otras no. Es un poco impredecible.
4. El sistema va mucho más lento para editar. Cuesta un par de minutos más o menos meter cualquier cosa. Nunca me había pasado
5. Intento no molestar a Blogia, sé que tiene mucho trabajo y ya no pueden atender estas menudencias. Roberto Abizanda y su equipo están colapsados de trabajo, ya me lo dijo hace un mes y medio así, pero me resisto a dejar blogia. Llevo aquí más de cinco años –Mariano Gistaín me abrió el blog en mayo de 2004 en Albarracín-, y dentro de un par de semanas como máximo superaré los dos millones de visitas. Si alguien sabe cómo corregir estos problemas le agradecería infinitamente la ayuda.
*Esta foto de la serie 'Cuentos de hadas' pertenece al fotógrafo colombiano, afincado en Nueva York, Ruven Afanador. Hoy la revista 'Yo dona' le dedica un reportaje. Publicará en breve en Rizzoli su libro 'Mil besos'. Se anuncia su aparición para el 29 de octubre.
ALICIA DE LARROCHA: ADIÓS A UNA VIRTUOSA

La pianista Alicia de Larrocha ha muerto en Barcelona a los 86 años, según informó un portavoz del Hospital Quirón. De Larrocha estaba ingresada en este centro desde hacía unos días y murió a raíz de un «proceso cardiorrespiratorio» agravado por su edad.
Era la pianista de mayor proyección internacional del panorama musical español al atesorar, entre otros premios, dos Grammy, además de haber sido distinguida con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1994. Virtuosa de la música desde la más tierna infancia, de Larrocha, nacida en Barcelona en mayo de 1923, dio su primer concierto público a los seis años y a los once ya participó en su primer concierto oficial, con la Orquesta Sinfónica de Madrid.
Esta niña prodigio para la música fue descubierta por Frank Marshall, discípulo de Enrique Granados, que la llevó a iniciar su carrera como concertista en 1940, con escasos 17 años. En 1947, comenzó sus giras por Europa, donde actuó en las más importantes salas de las grandes ciudades de la época, y en 1955 dio el salto a Estados Unidos para celebrar nueve conciertos en California con la orquesta de Los Ángeles.
En los años 60, su carrera se acelera y llega a programar alrededor de 120 conciertos anuales en todo el mundo, sola o acompañada de orquesta, además de realizar cada año tres giras por diferentes ciudades de Estados Unidos. Esta vertiginosa carrera está a punto de verse truncada en 1968 cuando se lesiona un dedo con la puerta de un taxi, aunque consigue recuperarse.
Entre otros premios, de Larrocha estaba en posesión del título de «Mejor Artista del Mundo» (1977), de la medalla de oro del Spanish Institute de Nueva York (1980), del Premio Nacional de Música (1985) y del Premio de la Fundación Guerrero (1999), además de obtener dos Grammy: uno en 1989 a la mejor solista instrumental de música clásica por los Cuadernos de Iberia de Albéniz, y el segundo en 1994 por su interpretación en el disco «Goyescas».
En 1988 fue también nombrada académica electa de la sección de música y académica honoraria de la Real de Bellas Artes de San Fernando y en 1990 consiguió la primera medalla de honor de la recién constituida Fundación Albéniz. Tras recibir en 1993 el Premio Ondas a la mejor solista de música clásica, un año más tarde le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y en junio del 95 obtuvo el Laurel del Consejo Internacional de la Música (CIM) de la Unesco.
En 1995 interpretó en Madrid el famoso «Concierto número dos», con motivo de la inauguración del «Ciclo Beethoven» de la Orquesta Sinfónica de Madrid, luego viajó a Tokio y después ofreció cuatro conciertos con la Filarmónica de Nueva York.
Alicia de Larrocha fue la única concertista española incluida en unas grabaciones con recopilaciones de los 74 mejores pianistas del siglo XX promovidas por diversas compañías discográficas.
Casada con el también pianista Juan Torra y madre de un hijo y una hija, se mantuvo activa hasta hace relativamente poco ya que emprendió un gira en 2000 por países de Sudamérica, ofreció un recital en Miami en 2001 y participó en varias actuaciones en 2002 en lugares tan emblemáticos como el Palau de la Música de Barcelona y la sala Carnegie Hall de Nueva York.
*He tomado esta información de varias agencias y periódicos. La foto pertenece a los archivos de la agencia EFE.
LOS ALEMANES DEL PERÚ, EN 'BORRADORES'

El programa ‘Borradores’ recibe hoy domingo, a las 23.30, al escritor y periodista Sergio del Molino, autor del libro ‘Soldados en el jardín de la paz’ (Prames), un reportaje sobre aquellos alemanes del Camerún que llegaron a Zaragoza en 1916 y permanecieron hasta 1956. Fundaron el ‘Campo de los Alemanes’, el Tinte de los Alemanes o Salchichas Kurtz, entre otros temas. Algunos paseaban en traje de colono, acompañados de sirvientes de color, como fue el caso de Paul Bieger.
Acuden al plató dos poetas que publican su primer libro en el sello Eclipsados: la periodista Elvira Lozano y el psiquiatra Javier Ramón Jarne. Ella presenta ‘Toay’, un libro que aborda un viaje a la Patagonia, la Pampa y Buenos Aires, y el posterior regreso a Zaragoza. Y él, en ‘Elegía del cíclope’ realiza un viaje metafórico por el mar Egeo, las costas mediterráneas y Ceuta.
Borradores visita al escritor, investigador y experto en música popular Javier Barreiro. Barreiro habla del tango, de la jota, de literatura española del primer tercio de siglo y de un ambicioso proyecto que está dirigiendo: el ‘Diccionario de autores aragoneses’.
El programa se traslada al monasterio de Veruela para visitar la muestra fotográfica de Dorothea Lange, ‘Los años decisivos’. Se trata de una selección de 80 fotos de una de las más grandes fotógrafas documentalistas de EE. UU. También se ofrece un reportaje sobre el certamen de arte Encuentra 2009, creación emergente y joven que exhibe todos los años en Uncastillo. Ana Catalá conversa con Ana M. Revilla. ‘Borradores’ se completa con un reportaje con Fernando Iwasaki, el escritor peruano, de origen japonés, que acaba de publicar ‘España, aparta de mí estos premios’ (Páginas de Espuma), una crónica satírica y crítica de la España de los premios literarios y del reality show, con un recuerdo especial para Roberto Bolaño.
La actuación musical corre a cargo de Jodio Loco Sucio, Rock heavy de origen dominicano y norteamericano, afincado en Zaragoza. Esta banda de ‘mañicanos’ está integrada por Leo Susana (voz y guitarra), Marce Marco (bajo) y Gigi Cano (percusiones). Estos dos últimos explican la trayectoria del trío.
Borradores. Aragón Televisión. Noche del domingo, a las 23.30 horas. En la foto de Dorothea Lange, se ven unos niños del Mississippi.
'LOS ALEMANES DEL CAMERÚN', ESTA NOCHE

He querido escribir antes ‘Los alemanes del Camerún’. Por un lapsus o descuido me ha salido ‘Los alemanes del Perú’. Esa es una historia fascinante que investiga Sergio del Molino en ‘Soldados en el jardín de la paz’ (Prames). Esta mañana, el escritor y periodista será uno de los invitados en ‘A vivir Aragón’ y por la noche aparecerá en ‘Borradores’.
No puedo corregir. La foto es de Dorothea Lange.
MONTSERRAT CABALLÉ: UNA ENTREVISTA

La historia musical de Montserrat Caballé empieza con su abuela, abandonada en un hospicio. Allí, las monjas le enseñaron francés, música y a tocar el piano. Ella enseñaría a su hija a tocar ese instrumento. Y ésta, a su vez, a partir de los ocho años, le enseñaría piano y solfeo a su hija Montserrat. “Me hizo entrar en el Conservatorio del Liceo de Barcelona –evoca-. Con doce años, el profesor de solfeo le dijo a mi madre: ‘Esta chica tiene que estudiar voz”. Montserrat Caballé se inclinaba por el piano y el violín. De cuando en cuando escuchaba cantar a las voces más jóvenes y se emocionaba. A los quince o dieciséis años ya le gustaba la ópera y albergaba un sueño inicial: pensó que podía hacer del canto una profesión para “ayudar a la familia porque éramos muy pobres”.
¿Recuerda el día que fue a ver y a oír a al Liceo a Kirsten Flagstad?
¡Cómo no! Los jóvenes que estudiábamos en el Conservatorio del Liceo teníamos la posibilidad de unos “pases de favor” para acceder al quinto piso y poder escuchar los cantantes que había en el teatro. Yo recuerdo que Kirsten Flagstad cantó en el Liceo. A mí me impresionó porque es la voz más grande que he escuchado a lo largo de toda mi carrera. Era una columna de voz de abajo arriba: era impresionante, una voz muy bonita, muy wagneriana.
-¿Quién más le iluminó el camino del canto?
-En el conservatorio tuve una profesora, Eugenia Kemeny, que era húngara y se había casado con un español. Me enseñó la técnica de la respiración y del canto. Aparte de ser atleta y de haber ganado medallas de carreras de fondo en su país por la gran respiración que poseía, era una cantante wagneriana; había cantado “La Valquiria”, “Tristán e Isolde”, etc.
-¿Le debe a ella la atracción que siempre ha tenido por Wagner?
Me enseñó a amar a Wagner, es cierto, tal vez porque ella lo amaba mucho. Aunque yo no lo he cantado excesivamente, sí lo he cantado en todas partes del mundo. Al principio de mi carrera fui una mozartiana y una cantante de lieder, porque también tuve de profesora a una cantante de Cataluña, Conchita Badía, alumna de Granados y Falla, que era espléndida para el líeder español y conocía los secretos de estos maestros que habían sido los suyos. Lógicamente, me enseñó mucho el lieder. Ella amaba también a Richard Strauss y Mozart. Bajo el influjo de las dos, Kemeny y Badía, me dirigí más hacia un repertorio germano. Empecé Fue años más tarde cuando empecé a cantar Puccini, Verdi, Bellini.
-O sea que tardó en optar por el bel canto…
Empecé como principiante en la Ópera de Basilea con ‘Salomé’, hace cincuenta y tres años, y después ya empecé a cantar otros compositores, pero el bel canto, por lo que dicen que soy famosa, no lo empecé hasta el año 64 o 65. Pensaba que no sabría hacerlo. Las cantantes de bel canto a mí me parecían inalcanzables en aquella época. Estaban, justo cuando empezaba, las grandes lumbreras: María Callas, Renata Tebaldi, Renata Scotto, Marilyn Horne... Entonces también empezaba Mirella Freni, y me decía: “Tienes que cantar bel canto. Posees la voz adecuada”. Yo le decía: “Mirella, esto no lo sé hacer”. Ella añadía: “Si es lo mismo: es cantar bien”. Primero me especialicé en todo el repertorio alemán y más tarde entré en el verismo y en el romántico, que cuentan con compositores (Puccini, Verdi, Bellini, Donizetti…) que enamoran a la gente cuando los cantantes funcionan.
Se cumplen ahora 50 años de su debú en la Ópera de Viena.
Es cierto Hace cincuenta años que debuté en la ópera de Viena con el ‘Don Giovanni’ de Mozart, la temporada 59-60. Después canté ‘Salomé’, canté ‘La Traviatta’, cnté ‘Pagliacci’ en la Ópera de Viena…
Luego cantó una ópera como ‘Madame Butterfly’, vinculada al amor y a la leyenda de un beso. ¿Qué pasó?
Esa sí que es una obra romántica. Además, en ella conocí a Bernabé Martí, mi esposo. Coincidimos primero en La Coruña y después en Barcelona, el ocho de diciembre de 1963. Me enamoré perdidamente de él; él dice que también de mí y yo creo que menos, pero, bueno, como dicen vulgarmente lo cacé. Me parecía un hombre tímido y lo comenté en el teatro, con el peluquero y con otros, y se ve que se lo dijeron. En la siguiente función me dio un beso al final del primer acto, un beso de verdad, y me dijo tonta. Esto fue el ocho de diciembre, nos separamos –en enero y febrero nos vimos muy poco- y el 24 de febrero vino a verme a Marsella, donde yo cantaba, desde París, donde cantaba él, y me pidió en matrimonio.
¿No fue todo deprisa deprisa?
El 28 de febrero nos prometimos, con el anillo que me pudo ofrecer en aquel momento, que lo he llevado siempre desde entonces, y nos casamos el 14 de agosto. Fue bastante rápido. Yo creo que nuestro matrimonio, que ya lleva 45 años, está muy consolidado por dos cosas: primero porque nos queremos mucho y después porque me ha dado toda la felicidad que un hombre puede dar a una mujer, creo, como esposa, como madre, como compañera... Ha sido mi columna y yo he procurado ser la suya. Tuvimos la inmensa suerte de tener dos hijos. Primero un chico y después una chica. A mí me habían diagnosticado imposibilidad de tener hijos porque decían que tenía matriz infantil y, como dice mi marido, “mira, tu matriz es infantil pero funciona muy bien, mira los niños qué guapos han salido”. Después ya no pude tener más. Hay que reconocer que el primero lo perdí en Buenos Aires. Quedé embarazada y fui a Buenos Aires. Estábamos juntos, hacíamos la Manon Lescaut y en plena función en el Colón de Buenos Aires, sufrí unos dolores y el médico me hizo interrumpir la obra. Luego hice una doble sesión y me fui primero al hospital y después al hotel. Perdí el bebé que esperaba, estaba de dos meses y pico. Los médicos dijeron que ya nunca más…
Veo que no les hizo caso.
Me dijeron que esto había sido un aviso. La naturaleza tiene una fuerza increíble para algunos momentos y esto es lo que nos pasó. Verdaderamente, se lo aseguro, yo no cambiaría ni un minuto de mi vida con Bernabé Martí.
Si tuviera que hacer un balance de estos 50 años. ¿Cómo ve su carrera? Ha sido algo así como la heroína de las heroínas de la de la ópera con más de ochenta personajes.
Sorprendente. Sorprendente la carrera de los dos. Hemos cogido todos los trenes que teníamos que coger cuando pasaban y tampoco entrábamos en batallas. Cuando hice por primera vez la ‘Aída’, me decía todo el mundo que no la hiciera porque era muy dramática. Y no digamos cuando canté ‘Norma’. ¡Cómo si aquello fuera un escándalo! Me preguntaban que cómo me atrevía a hacer ‘Norma’ Quien me dijo que tenía que hacer esa pieza fue Joan Sutherland. Me regaló su partitura con sus notas y me dijo: “Tienes que cantar Norma. Tienes que cantar lo que Bellini ha escrito, que es como un hilo de voz y tienes la voz ideal”. Eso era el año 68. En el 69 yo hice un concierto en París y María Callas, a la que ya conocía, me dijo lo mismo. Incluso me hizo cantar, recuerdo, en su casa de París unos pasajes. Estaba Bernabé conmigo y le dijo: “Cuida a tu mujer y que cante ‘Norma’, porque después de mí ella será Norma”. Lo decía con sinceridad, convencida.
María Callas la nombró su sucesora, ¿no?
Pues, sí, lo hizo en entrevistas, en televisión, en sus grabaciones y en su libro. Sufrió mucho. Primero con su familia, después con su carrera y después con su vida personal. Su gran pena y tristeza fue perder el hijo que esperaba porque eso para ella era la gran ilusión: ser madre. Teníamos las dos un grave problema dental e íbamos al mismo dentista en Londres, Alexander. En una de las llamadas me dijo: “Me voy a Grecia a descansar; necesito descansar todo el mes”. Yo le dije que me habían ofrecido el Nabucco con la Deustche Gramophon y que no me sentía con fuerzas para cantarla. “No lo cantes. Ni se te ocurra. Esto no es para tu voz. Eso es para voces rotas. Tú no tienes la voz rota y no te la quieres romper ¿verdad?”. ¡Los consejos eran de una amabilidad, de un cariño, de un afecto…! Además hay una cosa muy importante: tengo muchas fotos hechas con ella en momentos privados. La admiraba y la quería mucho porque me dio muy buenos consejos.
¿Qué relación tiene usted con Zaragoza y con este Auditorio?
La relación que tengo con Zaragoza es de muchos años. Mi marido es aragonés, de Villarroya de la Sierra y se formó aquí en un principio. Hemos venido mucho y estoy muy agradecida a Zaragoza. Considero al Auditorio de Zaragoza como uno de los mejores. Conozco los auditorios del mundo entero y puedo juzgar plenamente. Este es un Auditorio donde el sonido no rebota: el sonido fluye, fluye y redondea, y eso es algo que no se fabrica, nace o no nace. Esto es lo mejor que hay para piano, para orquesta, para instrumentos, para voces, para todo. Aquí las grabaciones tienen que salir perfectas porque no hay una estridencia en ningún ángulo. El hecho de poder hacer aquí los ‘Master Class’ y el Concurso Internacional de Canto Montserrat Caballé me da una gran satisfacción. Me encanta enseñar y aprender a la vez. Ojalá podamos hacerlo muchos años porque es un auténtico honor. Cantar aquí es muy bello. Tengo que agradecer profundamente la ayuda que nos da desde el ayuntamiento y el director Miguel Ángel Tapia. Es como un sueño convertido en realidad, ¿me permite que diga esto?
-Por supuesto. La verdad no ofende.
Yo recuerdo que el director del teatro Colón de Buenos Aires me escribió una carta preciosa diciendo que nunca había estado en un lugar como este. Lo mismo me dijo la responsable del Metropolitan de Nueva York. Yo espero que Zaragoza comprenda la importancia del Concurso Internacional de Canto que trae a esta ciudad a cientos y miles de personas de 57 países, como este año, y tiene un gran eco internacional.
Zaragoza es candidata a capital cultural europea 2016. ¿Colaboraría en el apoyo a la candidatura?
Sin duda. Estaría dispuesta para todo como hice con la Expo. La ciudad está bellísima. De repente entras y todo parece un paseo, todo parece bello, todo parece limpio; creo que sería estupendo que Zaragoza fuera capital cultural europea. Sería una gran noticia.
EL CAJÓN DE OLVIDOS Y OTRAS INTIMIDADES
En 1965, tras cantar ‘Lucrecia Borgia’ de Donizetti en Nueva York, los críticos resumieron la actuación con esta frase: "Callas + Tenaldi = Montserrat Caballé”. Su voz destaca por su pureza, por su energía y por el control. Montserrat Caballé (Barcelona, 1933) posee una técnica magistral y un espléndido y luminoso sentido del matiz. Es una mujer que siempre está en el camino: lo mismo puede encarnar a Norma, Salomé, Violeta, la Mariscala, Semiramide o Isolda, cantar con Freddy Mercury o pasarse horas y horas estudiando partituras polvorientas o perdidas, las rescata y las difunde, como sucede ahora con Bellini. “Es cierto que me gusta desempolvar obras del cajón del olvido. Eso ya me lo enseñó mi maestra Conchita Badía. Me siento recompensada de haber hecho algo por el compositor porque no hay que olvidar una cosa: por muy bien que se cante, por muy bien que se represente, por muy bien que se sepa, el protagonista de la noche es el compositor. Tú estás al servicio del compositor. Él es el creador de la obra. Tienes que transmitir su mensaje, su sentimiento, la forma en la que él hizo nacer aquello para ofrecerlo al público y el público tiene que conocer a este señor a través de ti, tal vez, pero a través de la música. Lo que no puedes es hacer exhibiciones personales”.
Siente una especial veneración por la enseñanza. Le gusta compartir lo que sabe, enseñar las técnicas de respiración y el contagio de las emociones. Es una mujer de una especial suavidad, aunque a veces tiene fama de seca o distante. “Hay mucha gente que lo dice, pero creo que es inexacto. Una cosa es hablar, dar clases, dar confianza a la gente para que no tenga reparo, para que se sienta libre, y otra cosa es que penetren en tu interior. Una cosa es poder explicar lo que siento y entrar en mis sentimientos, como acabo de hacerlo; otra cosa es cuando quieren hurgar morbosamente en cosas que a veces pueden hacer daño; por ejemplo, hurgar en enfermedades. Yo he padecido varias, algunas graves y estoy aquí de milagro. Mi madre falleció de cáncer, mi padre también. Parte de mi familia también. Contesto lo más educadamente posible pero no me regodeo en ello. Quizá sea eso”. Está en contra del exhibicionismo personal en la ópera y en la vida.
*Esta entrevista se publicó el domingo en 'Heraldo de Aragón'. La foto la he tomado de internet de la página de 20 minutos.
DANIEL GASCÓN: DOS MICROCUENTOS

Daniel Gascón ha publicado dos deliciosos cuentos en su blog. Los copio aquí, con la nota introductoria.
Anteayer, la telecabina de Zaragoza se quedó parada durante una hora. David Marqueta me ha pedido un microcuento sobre el incidente para Hoy por hoy Zaragoza en Radio Zaragoza-Cadena Ser. He escrito dos; los he leído en el programa:
1.
Sara era la mujer de mi vida y yo lo había planeado todo hacía meses. Un domingo de septiembre le propuse ver Zaragoza desde la telecabina al atardecer. De paso, quería pedirle que se casara conmigo. Había hecho el viaje un par de veces para ensayar, había pensado las frases, y había comprado un anillo muy caro y una botella de champán. La telecabina había avanzado ya bastantes metros. Creo que me mareé por los nervios, no supe decir las frases que había preparado, y saqué el anillo. Sara me miró con una expresión de sorpresa, y yo le pregunté si quería casarse conmigo. Ella se echó a reír y dijo que no. Le pregunté por qué, y ella me dijo que no lo tomara como algo personal. En ese momento, la telecabina se quedó parada, bastantes metros por encima del río. Sara y yo nos reímos a la vez y saqué el champán. El sol se reflejaba en el anillo y pensé que tenía un rato para intentar convencerla.
2.
Lo reconocí por el sombrero. Hacía menos de doce horas lo había visto en el concierto del Príncipe Felipe. Y ahora lo tenía a mi lado, en la telecabina, y recordé lo que había pensado en el concierto: las canciones de Leonard Cohen tienen respuestas para todas las preguntas de la vida. Cuando la telecabina arrancó, Leonard Cohen se quitó el sombrero, y dijo hola. Yo quería felicitarle por el concierto, decirle que lo admiraba y preguntarle por el amor y el deseo y el sentido de la vida. También quería preguntarle cómo había conseguido que lo amaran tantas mujeres. Pero no sabía por dónde empezar, y de vez en cuando lo miraba, como un idiota. En ese momento, la telecabina hizo un ruido extraño y se paró, unos cuantos metros por encima del río. Yo estaba asustado, y me imaginé que acababa en un pozo del Ebro, ahogado junto a mi cantante favorito. Le pregunté: “Señor Cohen, ¿cuál es el sentido de la vida?”. Él se puso el sombrero, sonrió brevemente, y me dijo: “Te lo contaré cuando lleguemos a la Torre de la Canción. O al suelo”.
*La foto es de Miss Aniela.
AMARAL: UNA FOTO SIMPÁTICA

Aloma Rodríguez y Eva Puyó –una morena y una rubia- han colgado esta foto de Amaral en su blog. Me habría encantado ir a uno de sus conciertos en el Teatro Principal, pero no compré a tiempo las entradas. Es un grupo que me encanta desde su primer álbum: Eva me pasó una de sus primeras maquetas cuando yo vivía en La Iglesuela del Cid y me acompañaban muchas noches en dirección a la villa del Maestrazgo. Recuerdo cuánto me impactaron temas como ‘Rosita’ o ‘Dile a la rabia’. He escuchado completo su disco ‘La barrera del sonido’, y algunas canciones suenan realmente maravillosas. La versión acústica de ‘Cómo hablar’ es una de las joyas. Y para mí también, en otra dirección, lo es la versión de ‘Concorde’. La he redescubierto aquí.
TERESA SALCEDO: PAISAJES SOÑADOS

Conozco a gente que piensa que los pájaros son animales repulsivos. No hallan en ellos nada elogiable y no entienden a esos poetas que les han escrito magníficos poemas, desde Leopoldo Lugones a Pablo Neruda, desde Saint-John Perse a Andrés Trapiello. La pintora Teresa Salcedo ama los pájaros y su leyenda, y ama los paisajes tamizados de luz y de sutileza, que tienen un pie en ‘La pradera de San Isidro’ de Goya, en la obra de Caspar David Friedrich y en el arte oriental, escurrido de atmósferas. Desde hace más de un lustro trabaja en el proyecto ‘Silencio peregrino’ (se expone ahora en Aragonesa del Arte), que es una colección de paisajes, con o sin pájaro, con o sin árbol, cuyos cielos están tocados de misterio, de montañas nevadas o de una diluida veladura de oro. Teresa Salcedo construye paraísos, tránsitos para el caminante y para el soñador, y lo hace con una exquisita elegancia, con una rotunda tensión plástica. Son tiempos para hablar de crisis, y ella lo hace casi como en un gran criptograma. Aquí está el llanto, aquí el dolor, aquí la violencia, y en todo, en todo está la pintura que alcanza una hermosura inefable. Una hermosura inefable que también denuncia el paro, la desesperación, la injusticia, y que se plantea a su modo la alianza entre la realidad y la ficción. Teresa Salcedo conoce su oficio, posee técnica e inspiración, se rebela, grita, y al final se remansa en suavidad y en un árbol con alas que intenta zafarse del abismo. Estos días han muerto seres entrañables como José Notivol, Zeika Viñuales (hija del pedagogo Evaristo Viñuales, presa de la Gestapo), Rolando Mix Toro y Mariano Forns. Ojalá que ellos encuentren el solaz definitivo en lugares como los que pinta y sueña Teresa Salcedo. Paisajes de la imaginación que acaban por volverse reales. Paisajes intemporales para el alma.
*Teresa Salcedo expone estos días en la sala Aragonesa del Arte y muy pronto inaugurará una instalación impresionante en la Casa de la Mujer.
JOAQUÍN BERGES ABRE WEB

El escritor Joaquín Berges, autor de ‘El club de los estrellados’, ha creado una página web con todo su mundo literario. Hace unos días, en ‘Babelia’, recibía una excelente crítica de J. E. Ayala Dip, un gran especialista en narrativa española y latinoamericana.
El enlace, que ya aparece aquí, es www.joaquinberges.com. La foto es de Laia Navarro Mellado.