Se muestran los artículos pertenecientes a Febrero de 2010.
SANTIAGO ARRANZ EXPONE EN CALI

SANTIAGO ARRANZ
“El discurso de lo real”
La Fundación Hispanoamericana, con el auspicio de la Embajada de España y el Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos de Bogotá, abre su temporada cultural 2010 con la exposición “El discurso de lo real” del artista español Santiago Arranz.
Nacido en Huesca en 1959 y licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona en 1982, obtiene una beca para estudiar la pintura del Museo del Louvre en 1985 y una segunda beca de la DPH para residir en París, donde continúa investigando en su lenguaje. Su obra profundamente vinculada a la literatura, ha formado parte de numerosos proyectos literario-artísticos como Saturnus, Le monde du Surréalisme, Le cirque, Les cafés literarios, Exlibris, etc. En esta exposición Santiago Arranz vincula proyectos suyos surgidos de la literatura, la escultura o la arquitectura desde 1990 hasta 2009, traduce a nuevas metáforas proyectos anteriores y los confronta a nuevos planteamientos conceptuales ampliando de este modo sus significados. La ciudad, los signos y el lenguaje son el eje central de sus reflexiones: la ciudad como isla de la existencia (Las ciudades invisibles) y como maraña de relaciones humanas (La ciudad soñada), los signos, aquellos que expresan el dolor (En la colonia penitenciaria), la apariencia (La forma dentro de la forma), la eternidad (Planetas) y la comunicación (Llaves), el lenguaje en la serie de pictogramas construidos a partir de letras antropomorfas que ahondan en los misterios del mundo simbólico y la cultura creados por el hombre.
La exposición “El Discurso de lo Real” fue presentada en Bogotá con gran éxito a finales del año pasado y gracias a la gestión del Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos de esa ciudad, podremos apreciarla en la Fundación Hispanoamericana de Cali hasta el mes de febrero.
*Este texto forma parte del catálogo de la muestra. En la foto, Santiago Arranz en su taller de Castejón.
UN CUENTO DE PUERTO GÓMEZ

Los dioses también sueñan
Por PUERTO GÓMEZ.
Pedreus se sentó en la desgastada escalinata de su templo, el más antiguo del Olimbo, y olas de melancolía le invadieron. Añoraba el regocijo que antes sentía al ver desfilar a las deidades desnudas, sus harmoniosas figuras, el llamativo contoneo de sus caderas y el sensual bamboleo de sus pechos. Pero no le quedaba más remedio que admitirlo: con su eterna desnudez, el cuerpo femenino había perdido gran parte de su misterio y encanto. Ni siquiera la piel tersa y lozana de la nueva generación conseguía levantarle el ánimo.
Manoseando distraídamente sus atributos -unas gafas y una pluma-, veía pasar con tedio las carnes trémulas de aquellas diosas que en otros tiempos habían hecho sus delicias. Afrodicha, la atrevida y fogosa mulata ; Atina, que siempre adivinaba los deseos más secretos de sus amantes ; la cariñosa Demater ; incluso Hartamisa, la más recatada. Pero ninguna de ellas despertaba ya su deseo.
Su ardor era ahora avivado por criaturas prohibidas que se ataviaban con unas suaves telas que sugieren y dejaban a quien las miraba con la imaginación en vilo. El mundo de los humanos era un paraíso lleno de mujeres de ensueño y sudores febriles. Durante mucho tiempo, Pedreus había acariciado la idea de poseerlas, sin embargo los dioses tenían terminantemente prohibido mezclarse con los humanos a menos que renunciaran definitivamente a la inmortalidad. Pero Pedreus no se desanimaba fácilmente. Estaba convencido de que el éxtasis del camino hacia la dicha intuida compensaba con creces cualquier posible peligro o desengaño. Por eso tras noches con la mente vagabunda y bajo los efectos de una turbadora embriaguez, se le habían ocurrido un sinfín de extravagantes fantasías para sortear aquella dificultad y bajar en secreto. Se sonrió al recordar aquella vez en que guiado por su obsesión como un insecto por la luz, había adoptado la apariencia de un pavo real para tratar de seducir a la hermosa Bleda. Le parecía tan poético... Pero la muchacha, por lo visto, no compartió su entusiasmo y dio tales manotazos y alaridos que acudieron unos cazadores para auxiliarla. Así que había acabado por admitir que debía ser algo más sútil para que no se asustaran aquellas divinas criaturas. Entonces se le había ocurrido hacerse lluvia de plata para acercarse a la escultural Dinae, pero pensaba tanto en el dulce momento en que le empaparía la ropa y revelaría sus curvas que se despistó y se estrelló contra el cristal de su ventana.
Las imágenes de otros tantos malogrados intentos se iban sucediendo en su mente, pero lejos de abatirlo, elevaban sus ansias de aventuras terrenales. Pedreus empezaba a plantearse en serio dejar el Olimbo para siempre. Tentó el bolsillo con la mano. Ahí estaba el filtro que Herpes, su fiel amigo de los infiernos, había aceptado entregarle no sin tratar de disuadirlo de su intención.
Embriagado y enloquecido por el deseo imperante de poseer a aquellas criaturas prohibidas, esperó la noche para deslizarse hasta la nube que le llevaría hasta la tierra prometida y mientras iba bajando sigilosamente, sacó el frasco de su bolsillo y sin vacilar un instante, se lo bebió de un trago. Ya se había hecho tan humano como las bellezas cuyos cuerpos anhelaba palpar, saborear y conquistar.
Durante algún tiempo, disfrutó de lo lindo contemplando sin parar los anhelados objetos de lujuria con los que se cruzaba por las Ramblas o la playa d’Aro. Sensuales mechas en la nuca, cuellos enhiestos luciendo collares, deslumbrantes y jugosos escotes, caderas juguetonas bajo etéreas faldas o ceñidos pantalones, esculturales piernas carnosas con zapatos de tacón, o incluso pecaminosos cuerpos bronceados con escuetos bikinis. Se derretía de gusto, soñando con desabrochar botones y lazos, descubrir lugares prohibidos o iniciar alguna caricia atrevida que hiciese estremecer su piel al contacto de su experimentada mano. Lo cierto es que, omitiendo algún que otro bofetón, tuvo innumerables conquistas, pero por muchas mujeres a las que conseguía desnudar y gozar, no lograba apagar el fuego que le abrasaba los sesos. Era como acercarse a un espejismo y verlo difuminarse cuando ya estaba al alcance de la mano.
Una tarde, algo pesaroso, se sentó en el umbral de su casa, como lo hacía en otros tiempos en el Olimbo. Una tremenda congoja le invadió. La tierra prometida tan sólo era otro falso paraíso, pues nimias eran las diferencias, al fin y al cabo, entre diosas y mujeres.
Por la noche, mientras seguía cavilando tumbado en su cama, por fin entendió la causa de su desasosiego. ¡Cuánto tiempo había gastado buscando fuera lo que desde el principio tenía dentro! No buscaba a una mujer, fuese terrenal o celeste, ni un cuerpo, fuese desnudo o vestido, sino sus infinitas posibilidades. Perseguía el sueño de una mujer pulido a lo largo de tantos años y de tantos encuentros. Lo que ni cielo ni tierra podían ofrecerle, se hallaba en su imaginación. Entonces, con las esperanzas recobradas, se encerró en ella, dejándose llevar por un dulce sueño y tiró la llave.
*La foto es de Helmut Newton.
RICARDO COMPAIRÉ

Esta foto tomada en Fraga, entre 1921-1934, por Ricardo Compairé es una de mis favoritas. Es de una gran modernidad: sutil, inspirada, equilibrada en el contraluz, evocadora. En cierto modo, representa las edades de la vida.
ALBERTO RODRIGÁLVAREZ Y LA DANZA

El próximo día once llega al Principal de Zaragoza el montaje ‘Delicatessen’, que se estrenó el pasado noviembre en el Palacio de Congresos de Huesca. Su director artístico es Amador Castilla. Alberto Rodrigálvarez, que expone estos días en el Centro Joaquín Roncal con otros dos fotógrafos, me envía esta estupenda foto del montaje.
Alberto Rodrigálvarez es un excelente fotógrafo. Meses atrás publicó una portada en ‘Artes & Letras’ de Heraldo de Aragón.
VICENTE ARIÑO, PILAR BAYONA, SOLEDAD PUÉRTOLAS, HOY EN 'BORRADORES'

Actuación musical: Vicente Ariño, pianista
Entrevistas en plató: Vicente Ariño y Teresa Sopeña
Reportajes: Pilar Bayona (1897-1979) pianista; Coque Malla, músico de rock; Mark Kozelek, músico norteamericano; Julio Tejel y ‘El tiburón dragón’; Soledad Puértolas, académica de la RAE
Borradores presenta esta semana al pianista y director de orquesta Vicente Ariño (Zaragoza, 1969), que ha actuado en Estados Unidos y Europa en diversas giras y prepara nuevos conciertos en el extranjero. Hijo de músico, clarinetista de la Banda de la Diputación Provincial de Zaragoza, Vicente Ariño se formó en Zaragoza, en Madrid, Valencia y en Oporto, con profesores de la talla de Mario Monreal. En su presentación en el programa, tocará tres temas: dos de Enrique Granados y uno de Federico Chopin. Actualmente dirige la Orquesta Sinfónica de Alcalá de Henares.
El otro invitado al plató es la escritora Teresa Sopeña, autora de dos novelas: ‘Como héroes’ (Mira Editores, 2008) y ‘La caja de gato’ (Mira editores, 2009). La primera es una novela coral que aborda una terrible enfermedad y una bella historia de amor; la segunda cuenta la peripecia de un escritor, Martín Bueno, que se retira al campo a escribir una novela sobre Maia-dos-Luces, una joven que vive en una reserva crow y que se convierte en una auténtica obsesión para él. En un sueño, en una pesadilla, en un anhelo.
La primera parte de Borradores es nítidamente musical: se habla del libro ‘Pilar Bayona. 30 miradas’ y se recuerda a la pianista zaragozana que falleció hace 30 años arrollada por un autobús, y se presenta muchas fotos suyas y los dibujos que solía hacer; el cantante de Los Ronaldos Coque Malla habla de su último proyecto: ‘La hora de los gigantes’, marcado por la vitalidad, la alegría y la vindicación del rock and roll. Y el joven escritor y traductor Ezequiel Martínez presenta su libro ‘Unos calcetines blancos’ (Eclipsados) y los poemas del músico de San Francisco Mark Kozelek, que acaba de publicar en Zaragoza en el sello Los libros del Señor James.
En la segunda parte, marcadamente literaria, Julio Tejel habla del libro infantil ‘El tiburón dragón’ (APILA), ilustrado por Alejandro de Marcos, en el que un animal fantástico e híbrido es el protagonista de toda una aventura vinculada con la navegación: los galeones, las carabelas, los clipper, los grandes barcos como el ‘Titanic’, etc. Y, por último, se rinde homenaje a la escritora Soledad Puértolas que acaba de ser elegida para la Real Academia de la Lengua Española, la quinta de la institución actualmente y la séptima a lo largo del tiempo.
Borradores. Del martes al miércoles, a las 0.45. Aragón Televisión. Producción: CHIP. Redifusión: sábados a las 9.15 de la mañana. Redacción: Ana Catalá Roca. Producción: Isabel Alcaine. Ayte. de realización: Yolanda Liesa. Realización: Teresa Lázaro. (En la foto Pilar Bayona en el Principal en 1907. La foto corresonde al Archivo Pilar Bayona).
CON GONZÁLEZ SAINZ Y PROUST

LA ZARAGOZA DE PROUST
Zaragoza, como París, no se acaba nunca. El escritor J. Á. González Sáinz (Soria, 1956) ha pasado unos días en la ciudad: vino a Cálamo a presentar su novela, ‘Ojos que no ven’ (Anagrama), que narra la historia de tres generaciones y que plantea temas como la derrota, o las sucesivas derrotas, la inmigración y el regreso. En una auténtica espiral de retornos y éxodos, se percibe la búsqueda de un paraíso para vivir en paz de una vez para siempre. González Sainz ha residido durante años en Venecia y ahora lo hace en Trieste, y ha conversado con autores como Daniele del Giudice, autor de la novela ‘El estadio de Wimbledon’ que tradujo Martínez de Pisón, o Claudio Magris. Es un hombre parsimonioso, atraído por la ciencia, la filosofía y esa literatura que mezcla narración y reflexión con una cuidada envoltura de lenguaje y música. En su estancia en Zaragoza el escritor se ha encontrado con la ‘magdalena proustiana’: estudió en un colegio de jesuitas en Barcelona, y cada vez que su padre iba a buscarlo paraban en el Pilar y disfrutaban de “aquel espacio sagrado que era como llegar a casa, en nuestro camino hacia Soria, tras cruzar los Monegros. Ahí se casaron tres tías mías”. Además, se hospedó en el Gran Hotel, donde hizo su fiesta de esponsales una de sus tías, y disfrutó de la gran rotonda y sus lámparas. Al pasar por Independencia, alguien recordó la mala situación del Real Zaragoza. González Sainz dijo que uno de sus tíos, médico rural en Cervera de Alhama, era forofo zaragocista y que las únicas veces que acudió al fútbol fue para ver al equipo de ‘los magníficos’ o de ‘los zaraguayos’. ¡Qué tiempos! Miró un instante hacia la entrada del Tubo y dijo: “He estado en muchas ciudades, pero aquí me siento como si vagase por el fondo de mis mejores recuerdos en un día ventoso y frío”.
*Este artículo lo publiqué el domingo en mi sección ‘Cuentos de domingo’ de Heraldo de Aragón. Es un homenaje a González Sainz tras entrevistarlo para ‘Borradores’ y pasear por Zaragoza. El amigo con el que hablamos del Real Zaragoza fue Honorio Romero, encantador y siempre generoso. J. Á. es José Ángel, pero el autor prefiere utilizar solo las iniciales. Abajo coloco un texto de Javier Rioyo, que acaba de publicar en su blog.
LECTURA DE ‘OJOS QUE NO VEN’
Por Javier RIOYO
"Cuando tan torpe la razón se halla, mejor habla, señor, quien mejor calla". Esos versos de Calderón definen a un personaje que calla. A un pobre hombre de cuneta, un campesino, un obrero, un pobre español que es el protagonista de una de las mejores novelas españolas de los últimos tiempos. La novela se llama ‘Ojos que no ven’ (Anagrama), el autor J. A. González Sainz, no es nuevo entre nosotros pero no deja de ser cada vez más imprescindible. Eso sí, para los que les importe nuestra historia además de para todos los demás que les interesa la literatura.
Cuenta, desde Trieste- la más literaria de las ciudades italianas- historias de un tiempo, de este país. De aquel tiempo de los pueblos abandonados y de este tiempo de la recuperación de la memoria de los perdedores. Pero la novela va más lejos, más profunda, más emocionante. La discreta vida de Felipe Díaz Carrión, sus silencios, sus caminos al margen, su paciencia, su conocimiento del campo, del nombre de las cosas del campo, de las aves y de las plantas, su saber esencial de la dignidad, su memoria de los hombres buenos, su ética y su estética, son un retrato de lo mejor de un país pobre, algo así como España de la posguerra. Después vinieron las emigraciones. Y los discursos de los fanáticos. Los engaños, la manipulación y el miedo. También es una novela sobre la infamia y la cobardía. Una novela sobre el odio. Sobre el sinsentido del discurso del miedo. Una novela sobre la familia, el amor y el desamor. Sobre el pasado de un padre, pobre y digno, un hombre que le tocó vivir bajo la amenaza y la intimidación. Al lado de la ignorancia y la bravuconería. Un hombre que no se dejó engañar, que no se engañó. La emocionante y desnuda historia de un perdedor que conquista el poder vivir sin la vileza de los nuevos zoquetes. Vivir sin matar. Una novela que habla de España. De Castilla y del País Vasco. Del ser humano y de algunos seres inhumanos, perdidos en su propia seguridad. Atados, presos de sus pistolas.
La novela, la historia de ese padre que lleva orgulloso a su hijo en bicicleta, no se puede dejar de leer. Una historia que atrapa desde las primeras líneas, que nos hace recorrer sus caminos y nos lleva a los abismos de lo mejor y lo peor del ser humano. Como decía la amiga María, una novela para recuperar- a pesar de sus dolores narrados- la necesaria "joie de lire".
Quince euros, tres horas y una emoción que les perseguirá mucho tiempo.
Ojos que no ven. J. Á. González Sainz. Anagrama: Narrativas Hispánicas. Barcelona, 2010. La primera foto es un retrato de González Sainz realizado por Danilo di Marco en Trieste, y la segunda una de mis fotos predilectas de Virxilio Vieitez. Una vez mi madre me mandó una muy semejante de nuestro Seara de Castro, era diminuta, tanto, que ni me percaté de que venía dentro del sobre y se perdió para siempre. Nos la habían hecho a mi madre y a mí, y a un coche que no era de mi padre, en el pazo de Armentón.
WEEGEE: EL REPOSO DEL FOTÓGRAFO

Usher Fellig, luego Arthur Fellig y luego Weegee para todo el mundo, en su despacho. Nació en Ucrania en 1899 y falleció en Nueva York de un tumor cerebral en 1968. Es un fotógrafo con leyenda: el fotógrafo más rápido, el fotógrafo de la noche, de las putas, de los teatros, de lo muertos, de los incendios, el cómplice de la policía. El ojo público.
No sé si este es un autorretrato o una foto que le tomó alguien.
XI PREMIOS DE LA MÚSICA ARAGONESA

PREMIOS CON SORPRESAS
La gala de entrega de la undécima edición de los Premios de la Música Aragonesa estuvo marcada por el factor sorpresa. Para empezar, la aparición del presentador, Santi Rex, en el escenario se hizo con una actuación no anunciada de Niños del Brasil en formato acústico. Así que antes de presentar, Santi cantó ”Las Calles de Teruel” y justo después se levantó para unirse a Nona Rubio y empezar con las tandas de trofeos.
Otras actuaciones destacadas de la gala fueron las del oscense Pecker (premio a mejor solista) que interpretó Supernova, los zaragozanos Mister Hyde que interpretaron ”Laberintos en la tierra” justo después de llevarse el premio al mejor EP y los veteranos Las Novias, premio a mejor grupo, que cantaron “El sol dentro de ti”. Pero si hubo una actuación emotiva y poco esperada, fue la que sirvió como homenaje a Pedro Vizcaíno. Pedro es el responsable del sello discográfico Grabaciones en el Mar. Para recoger el trofeo, Pedro salió disfrazado de mmm ¿abeja? y ofreció, vistíendose de esa guisa surrealista, un claro guiño a Sergio Algora. Justo después, subía la pantalla del Teatro Principal y aparecía la Gelmar Orchestra. Un grupo de grupos, una banda formada para la ocasión por algunos de los componentes que han formado parte de la historia de Grabaciones en el Mar. Estaba Sebas Puente (Tachenko), Miguel Yrureta (Caracols, Dream Lover’s, Tachenko y Big City), Sergio Vinadé (El Niño Gusano y Tachenko), Enrique Moreno (Pulmón, Caracols y La Costa Brava), Ricardo Vicente (Pulmón, Tachenko y La Costa Brava) y Javier Almazán (Copiloto). Fue precioso verles cantar a todos ellos el ”Pon tu mente al sol” de El Niño Gusano como regalo sorpresa para Pedro, y por extensión, para todo el público, a pesar de que, como recordó Vinadé, nunca interpretaría ese tema.
La nota de humor corrió a cargo de Charly Taylor, que durante tres veces intentó demostrar su talento con el violín para acabar contándonos sus reflexiones y sin tiempo para tocar. Lo consiguió a la tercera, y sacando una sonada ovación. Alguien disfrazado según la característica imagen del cantante de Bigott (que no fue a recoger el premio a la mejor portada) también despertó varias sonrisas.
A lo largo de la gala se proyectó el tráiler de “Los chicos de provincias somos así“, el documental sobre la movida musical oscense que ha dirigido Orencio Boix y que recibió comentarios de lo más positivos.
Algunos de los que subieron a entregar premio fueron China Chana, Tachenko, el programa Bobinas de Aragón Televisión y Carmen París que aclaró que así como el año pasado le estiró de las orejas al Ayuntamiento de Zaragoza por el cierre de salas de conciertos, esta vez pedía un aplauso para ellos por el reciente convenio firmado con varias salas aragonesas para apoyar la música en directo. El público respondió con aplausos aunque se repetiría, aunque en mucha menor medida, algún abucheo cuando el Consejero Municipal de Cultura y Grandes Proyectos del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, entragaba el premio a mejor solista. Blasco respondió que seguirá acudiendo a la gala intentando mejorar.
Los premios fueron muy repartidos, nadie se llevó más de una estatuílla del escultor José Azul, y las propuestas musicales galardonadas, como es habitual, fuero de calado musical muy diferente.
Otra de las sorpresas de la noche la darían Juan Aguirre y Eva Amaral (Amaral) recogiendo el premio a mejor directo y regalándonos otro de los momentos inolvidables de la noche con sus palabras donde remarcaron que seguían tocando con la misma pasión en el pabellón Príncipe Felipe que cuando lo hacían en la sala Morrisey.
Y como en años anteriores, fin de fiesta en El Plata con migas y vino.
Listado de ganadores:
Mejor web musical – www.mueveteendirecto.com
Mayor apoyo al panorama musical – Clic! de Aragón Televisión
Mejor dj – R de Rumba
Mejor video– Tierra de Cierzo de Jorge Nebra
Mejor portada de disco – Fin de Bigott
Mayor proyección – Plasma
Mejor canción en lengua minoritaria aragonesa – Canta triste d’Irina de Mallacán
Mejor EP – Fantasmas de Mister Hyde
Mejor disco autoeditado – Phoenix de Estige
Mejor directo – Amaral
Mejor canción – Ocho brazos para abrazarte de Los Peces
Mejor álbum – Un segundo luminoso de Copiloto
Mejor solista – Pecker
Mejor grupo – Las Novias
Premio especial reconocimiento a una trayectoria – Pedro Vizcaíno, de Grabaciones en el Mar
Los Premios de la Música Aragonesa están organizados por Aragón Musical con el patrocinio del Gobierno de Aragón, Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza 2016 y Cervezas Ambar, y con la colaboración de Gustaff Room, Aragón Musical Radio, Aragón Suena, Banhoff, Delagua e Insertos Producciones.
*Esta información pertenece al gabinete de prensa de de Aragón Musical, así como la foto con Pedro Vizcaíno disfrazado de Abeja Maya.
FALLECIÓ MARIANO CONSTANTE

En vísperas de alcanzar los 90 años, falleció Mariano Constante (Capdesaso, 1920). El joven muchacho socialista estuvo preso en Mauthausen, ingresó en 1941 y salió en 1945, y contó las atrocidades y el miedo en varios de sus libros. Allí entró con casi 1.000 aragoneses, de los que perecieron la mitad, entre otros miles de presos de diversas nacionalidades, aunque como ha recordado hace unos días en Zaragoza Andrés Pérez Domínguez (autor de 'El violinista de Mauthausen'. Algaida) "aquel era el campo de presos de los españoles". Había combatido en la Bolsa de Bielsa con Andrés Lerín y Antonio Beltrán ’El Esquinazau’, entre otros miles de hombres. Fue autor de libros como ‘Los años rojos’, ‘Yo fui lugarteniente de las SS’ o ‘Republicanos aragoneses en los campos nazis’.
Siempre recordaré una entrevista de casi cuatro horas que mantuvimos en Ayerbe para la serie ‘Memorias de Otoño’, a mediados de los años 90.
*La foto de Mariano Constante pertenece a su archivo personal y está tomada en Mauthausen con su traje de preso en 1945..
LA VIDA OCULTA DE SOLEDAD

Soledad Puértolas inició su carrera de letras en Zaragoza, residió en Noruega y California, donde descubrió ‘El Quijote’, y en 1979 publicó ‘El bandido doblemente armado’, la clave de su narrativa
El pasado jueves Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) fue elegida, en tercera ronda, para ocupar el sillón g de la Real Academia Española de la Lengua. Su paisano José Luis Borau elogió su trayectoria, y la definió como “estupenda, sensata, prudente y atractiva”. La familia Puértolas vivía en la calle San Clemente 4, en un edificio familiar de aspecto señorial y aire decadente. Soledad Puértolas, proclive al trazo de atmósferas y de claroscuros, suele confesar que cuando piensa en aquel espacio le viene a la cabeza “una imagen de polvo, de calor, una sensación tremenda de campo polvoriento. Miraba mucho por la ventana, pero lo más fascinante era el patio interior, un cuarto trasero con jardines al que daba nuestra habitación de juegos desde la que se veía la parte de arriba del Gran Hotel”.
Su padre Jaime Puértolas era químico y viajaba continuamente: de Zaragoza a Pamplona -donde vivía las tías de Soledad y donde su madre tenía su casa de soltera-, y también iba a Burdeos. Quizá a modo de homenaje a ese universo de tránsitos tituló una de sus novelas: ‘Burdeos’ (Anagrama, 1986). “Aquellos viajes son lo que más agradezco a mi padre. Al principio tenía un Fiat negro con joroba y luego se metió en la gama Seat, creo que estrenamos todos los 600 que hubo y también un 1500. Nos vinimos a vivir a Madrid porque encontró un empleo más prometedor. Procedía de una familia de derechas, tradicional, de veraneos en Panticosa, en Cestona, en balnearios. Mi abuela paterna padecía enormes jaquecas; vivía recluida en un cuarto del piso de abajo. En los bajos estaba el negocio de tejidos de mis abuelos. Borau me dijo: ‘En mi casa iban a comprar los paños a Almacenes Puértolas’. Alguna vez bajaba al almacén que estaba en el sótano y percibía una sensación de misterio, oscuridad y quizá de miedo. Creo que la tienda se cerró siendo yo muy niña”.
Soledad estudió en el colegio del Sagrado Corazón y con catorce años se trasladó a Madrid. Hace algún tiempo nos decía: “Tengo un buen recuerdo y por eso suelo citar a Fernando Pessoa, que al volver a su ciudad dijo: ‘Lisboa, dulce hogar mío’. Casi se me saltan las lágrimas. Yo ya no puedo decir ‘Zaragoza, dulce hogar mío’. Con el paso del tiempo he ido comprendiendo que mi marcha de Zaragoza fue uno de los cortes de mayor impacto que he tenido en mi vida”. Hasta ese instante había ido mucho al cine Goya a ver películas de indios y vaqueros, y también asistía a las proyecciones de los cines de distintos colegios con las sillas de madera, en forma de tijera, y las pipas por el suelo. Había descubierto su vocación literaria muy pronto: redactaba poemas escalofriantes. Soledad los evocaba así: “Eran poemas de catástrofes, de monstruos, de vacíos, de fuego y de ceniza. Había uno que empezaba así: 'Veo las cenizas desde la ventana...' En el colegio, rígido y donde mandaba el silencio, me alababan mucho”. Destacaba en los ejercicios de redacción. Poco a poco fue remontando la aspereza de Madrid y la pérdida de numerosas amigas. Se planteó dejar de estudiar, pero al final ingresó en la universidad, y allí se encontró con “un ambiente formidable: las manifestaciones de los viernes, las reuniones, los debates”.
No militó en política, pero sí se sumó al sindicato de estudiantes. Ha contado Soledad: “Iba de bar en bar, siempre con complots y con planes, con libros de Cortázar que nos llegaban entonces o con la ‘Crónica de los pobres amantes’ de Vasco Pratolini. En mi casa no se enteraban de nada: no me hubiesen dejado ni colgar un póster del Che o del Guernica”. En aquellos días, Soledad Puértolas se reveló “muy coqueta. He vivido muchas historias de amor. Siempre me han gustado los otros novios, el amigo del novio, el hermano del novio. He sido una novia muy difícil. E inestable, hasta que me casé con Leopoldo Pita, Polo. Esa sí que fue una historia de amor fuerte y definitiva”. Al principio, con el pintor y arquitecto, padre de sus dos hijos, la relación no fue fácil, y pusieron tierra de por medio. Se marcharon a Trondheim, Noruega. La peripecia la contó en el relato ‘La corriente del golfo’ (Anagrama, 1993). “Fue una época, con poco dinero, con mucho frío. No me había llevado ningún libro. En una librería encontré ‘Agudeza y arte de ingenio’ de Gracián, la edición de Espasa Calpe. Allí nos sucedió algo muy curioso: oíamos a través de la pared el llanto de un niño. Se nos pusieron los pelos de punta y la carne de gallina: aquellos murmullos eran de una mujer trastornada que venía todos los fines de semana, y no sabíamos siquiera si tenía relación con el dueño que nos había alquilado la casa. La mujer argentina nos decía que estaba esperando a su marido, un marino que llevaba cinco o seis años fuera, para ver si le daba un porvenir a su hijo. Nos invitaba a su casa y nos hacía tarta de zanahorias. Había sido una mujer muy guapa; ella me dejó los libros de Ernesto Sábato”.
Regresaron a Madrid y después pasaron tres años en California con una beca. “Fue llegar y empezar a salirnos todo bien. En el departamento de español estaba José Luis Aranguren y Serrano-Plaja, y yo me sentí muy bien, me sentí acogida, se me abrieron las puertas y me puse a dar clase. Fue una etapa maravillosa. Empecé a escribir relatos y poesía. Recuerdo que leí por primera vez ‘El Quijote’ en California [En su discurso de ingreso hablará de los personajes secundarios del libro]. Recuperé mi vocación y la literatura ocupó un lugar central en mi vida y ya no me iba a dejar”.
Algún tiempo después, en 1979 ganó con ‘El bandido doblemente armado’ el premio Sésamo. Ahí está la poética central de su escritura y de su mundo literario, coronado con el Premio Planeta en 1989 con ‘Queda la noche’, con el Anagrama de ensayo a ‘La vida oculta’ en 1993 y con el Premio de las Letras Aragonesas de 2003, a propuesta de HERALDO. Lo dijeron los académicos, que daban la bienvenida a la quinta mujer actual a la RAE (séptima en su historia), y ella misma: “El bandido…’ es mi fundamento y mi manifiesto literario, la clave de todo cuanto he escrito”.
*Este texto se publicó el domingo en 'Heraldo de Aragón'. La foto cree que corresponde a los archivos de EFE.
STEVE GIBSON Y ANTONIO CERUELO

Hace unos días, Steve Gibson ocupaba, con esta escultura, la portada de ‘Artes & Letras’: es una escultura en cartón del crítico Manuel Pérez-Lizano. La foto se la tomó Antonio Ceruelo.
LA JOYA NATURAL DEL PIRINEO

Ordesa: el vergel de piedra, agua y luz
Prames publica un espectacular libro colectivo que analiza la historia del Parque Nacional, “la joya natural de los Pirineos”, con todos sus protagonistas, desde Carbonniéres a Briet o Peña Guara, cuando se cumplen 90 años
Antón CASTRO
El viajero y fotógrafo Lucien Briet (1860-1921) describía en 1916 el valle de Ordesa como “la venerable selva de los Pirineos” y exigía su protección y su transformación en “Parque Natural portentoso”, al cual “los soñadores acudirían de todas partes a solazarse en plena naturaleza salvaje” porque sería “como una reminiscencia de la edad dorada o del venturoso jardín del Edén”. Briet también se preguntaba: “¿No se trata de un lugar único en Europa?”. Al año siguiente, el senador Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa y fundador de los Parques Nacionales en España, decía que “tiene el sello de la virginidad realzada con la presencia de los bucardos”.
A ambos, especialmente a Lucien Briet, que viajó por los Pirineos desde 1890 hasta 1911 y realizó más de 1.600 placas de cristal, les debe Ordesa su transformación: el 16 agosto de 1918, Alfonso XIII declaraba por Real Decreto el Parque Nacional de Ordesa o del río Ara. La inauguración oficial se produciría en agosto de 1920 con la presencia de Pidal y dos ausencias notables: la de Lucien Briet, que se encontraba enfermo, y la del monarca, que en cambio, como recuerda el naturalista y escritor Eduardo Viñuales, sí había asistido a la inauguración del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en Asturias, el primero de España. Aquella fiesta campestre contó con un testigo de excepción, el fotógrafo, profesor e historiador Ricardo del Arco, que captó el momento en que se plantaron seis abetos.
De todo ello da cuenta un libro espectacular: ‘Ordesa y Monte Perdido. Un Parque Nacional con Historia. 90 aniversario’ (Prames / DGA / Prames), que reconstruye el embrujo de este espacio de “grandes rocas, nieves eternas y bosques frondosos” que se remonta a la Edad Media, aunque tiene un primer foco de esplendor en el siglo de XVIII y, en particular con la presencia de Louis Ramond de Carbonnières (1755-1827). Este político, geólogo y botánico ascendió a la cúspide de Monte Perdido el 10 de agosto de 1802, tal como escribe José Luis Acín, y merece el título de pionero del pirineísmo, o pirineísta, términos que acuñó Henri Beraldi en su libro ‘Cien años en los Pirineos’ (1898).
A Carbonnières le siguieron muchos otros que lo compaginaban un poco todo: eran exploradores de la montaña, aventureros, naturalistas, fotógrafos, científicos, escritores, geólogos o sencillamente hispanistas. Podemos citar al conde Henry Russell, a Bertrand de Lassus, a Julio Soler i Santaló, a Violant i Simorra, a Lucas Mallada, a Ricardo Compairé, fotógrafo y farmacéutico, a los alemanes Fritz Krüger y Rudolf Wilmes, o a Franz Schrader, definido por Esteban Anía como “el pirineísta más completo, verdadero enamorado de Ordesa. Era montañero, matemático, geodésico, geólogo, topógrafo… y sobre todo, geógrafo”. Él realizó, “con trazo inmaculado” en 1874, un mapa de la región caliza de Monte Perdido.
En este primer acercamiento a la historia se rescatan curiosas anécdotas: el fotógrafo británico Farnham Maxwell Lyte (1828-1906) se trasladó en 1857 con dos hombres que le transportaban su laboratorio y alcanzó la Brecha de Rolando o Roldán, y años antes, en 1828, lo había hecho la duquesa de Berry, “quien ataviada con traje de época subió acompañada de un séquito de 50 personas, con un bastón de punta de hierro y crampones en los pies”.
El volumen, repleto de fotografías del pasado y de ahora mismo, recuerda que el 15 de agosto de 1922 se le hizo un homenaje póstumo a Lucien Briet: se instaló un monumento a orillas del río Ara y de Casa Oliván, en el camino de Turieto, en honor del “cantor del Valle de Ordesa”. Algunos años después, en 1926, el espeleólogo francés Norbert Casteret descubrió la gruta helada que llevaría su nombre. Escribiría: “Los ríos subterráneos de hielo eterno que hemos podido contemplar ofrecen un espectáculo inolvidable, uno de los más raros que se dan en nuestro planeta. En las entrañas de estos picos gigantescos, donde imperan el silencio y la quietud, todo se halla inmutablemente congelado”.
En aquellos tiempos empezaron a construirse refugios y a proliferar los grupos de montañeros y alpinistas. El esplendor de estos podría situarse entre 1940 y 1970, después de una Guerra Civil que también llevó el conflicto a las majestuosas cumbres; en 1953 se celebró una misa campestre en la cima de Monte Perdido, a 3.355 metros de altura. En el volumen se habla de los primeros guías, que eran pastores y cazadores de sarrios, y se cuentan numerosas anécdotas. En 1977, el valle de Ordesa pasó a la categoría de Reserva de la Biosfera; en 1982, el parque se amplió hasta las 15.608 hectáreas y cambió su denominación, ahora es Parque de Ordesa y Monte Perdido y se extiende hacia los valles de Añisclo, Escuain, Pineta y el macizo de Las Tres Sorores, tan vinculado a las leyendas pirenaicas.
Distintos autores recrean su historia, su flora y su fauna (se recuerda al último bucardo aplastado por un abeto en 2000) y varios fotógrafos –Javier Ara, Esteban Anía, Javier Romeo, Eduardo Viñuales o Fernando Lampre, entre otros- captan la belleza inefable de este espacio. Javier Romeo explica a sí para HERALDO sus sensaciones: “Es, en efecto, un lugar único. Cuando estás allí te sientes pequeñito, casi invisible, y se te ensancha el corazón. A mí lo que me emociona es el cambio de las estaciones. El otoño es una maravilla: la gama de colores es increíble”. En parecidos términos se manifiesta Eduardo Viñuales. “Además, hay otra cosa que me parece esencial: la sensación de grandeza y majestuosidad. No sabes adonde mirar. En las cumbres todo es desierto, a veces tienes la impresión de que estás en el Tibet. Y abajo, en el valle, todo es agua, luz, color, un auténtico vergel”.
FICHA:
Ordesa y Monte Perdido. ‘Un Parque Nacional con historia. 90 aniversario’. Textos: Eduardo Viñuales, Esteban Anía y otros. Fotos: Briet, Compairé, Soler Santaló, Javier Ara, Javier Romeo, Fernando Lampre, Esteban Anía… Cartografía: Luis Javier Cruchaga. Prames / DGA / DPT. Zaragoza, 2010. 254 páginas.
ALOMA DIALOGA CON MISS ANIELA

Aloma Rodríguez, escritora y fotógrafa, rinde homenaje a una de mis fotógrafas favoritas: Miss Aniela, que ha aparecido aquí en varias ocasiones.
ALOMA DIALOGA CON MISS ANIELA / 2

Otra foto de Aloma, que está trabajando en una serie de este tipo, en la que incluye escritores, familias, autorretratos, viajes, etc.
Aquí una de las fotos de Miss Aniela que han inspirado su trabajo.
'LA SOMBRA DE ÍTACA', EN BARBASTRO

Pepe Verón Lassa, periodista y fotógrafo, me envía esta nota:
“Hoy se ha abierto nuestra exposición fotográfica "La sombra de Ítaca" en Barbastro. Hace unos meses estuvo en Calatayud".
La foto que cuelgo aquí es de José Verón Gormaz, padre y maestro de Pepe Verón Lassa.
HOY PRESENTACIÓN, A LAS 12.30, DE 'CIEN AÑOS DEL CENTRO ARAGONÉS DE BARCELONA'

Esta mañana, a las doce y media, en la sala Jerónimo Zurita del edificio Pignatelli (Paseo María Agustín, 36) se presenta el libro ‘Cien años del Centro Aragonés de Barcelona’, que he redactado en estrecha colaboración con la bibliotecaria Cruz Barrio, Ramón Salanova y Aloma Rodríguez. Es un libro de 200 páginas, repleto de fotografías históricas y recientes que realiza un recorrido por los grandes hitos del Centro: su fundación en 1909, la creación del gran edificio de Miguel Ángel Navarro entre 1914 y 1916, la importancia del ‘Boletín’, que se convirtió en un instrumento de divulgación constante, figuras como Calvo Alfaro, Isidro Comas Macarulla, Gaspar Torrente, José Aced, García Villas, llamado ‘el pequeño Costa’, el orfeón Goya, que dirigió Mariano Mayral, la política de exposiciones, los conferencias, las coediciones, el teatro Goya, que recibió a Raquel Meller, Carlos Gardel o a Margarita Xirgu, acompañada de Manuel Azaña, etc. También se habla de algunas pugnas políticas en los años 20 y 30, de los años oscuros del franquismo, de la pujanza de la Transición y de las apuestas de futuro. Se incluyen capítulos dedicados a Guillermo Pérez Baylo, a Jorge Gay, que ha realizado el cartel del centenario y el mural ‘El lugar de los sueños’, y otro extenso a la veintena de presidentes. En la presentación del libro estará el actual presidente, el darocense Jacinto Bello.
Cien años del Centro Aragonés de Barcelona. Antón Castro. DGA & Centro Aragonés de Barcelona. 2090. Presentación: Jacinto Bello, José Ángel Biel y Antón Castro. Sala Jerónimo Zurita, a las 12.30 horas. Entrada libre.
Si tenéis un rato libre esta mañana, estáis invitados.
NOTAS DE UNA PRESENTACIÓN

HOY SE HA PRESENTADO EN EL EDIFICIO PIGNATELLI
‘CIEN AÑOS DEL CENTRO ARAGONÉS DE BARCELONA’
Un libro editado por la Vicepresidencia del Gobierno de Aragón y por el Centro Aragonés de Barcelona repasa la historia de este centro desde su fundación, en el año 1909, hasta la actualidad. La obra, escrita por el periodista Antón Castro, se ha presentado esta mañana en un acto celebrado en el Edificio Pignatelli en el que han participado el vicepresidente y portavoz del Gobierno de Aragón, José Ángel Biel, el presidente del Centro Aragonés de Barcelona, Jacinto Bello, y el autor.
En la presentación, el vicepresidente ha expresado su admiración por las comunidades aragonesas en el exterior y ha afirmado que ''son enormes embajadores de Aragón en todo el mundo''. Además, ha recordado que existe una ley que regula las relaciones entre el Gobierno de la Comunidad Autónoma y estas comunidades y que el Estatuto de Autonomía se refiere a ellas de manera explícita. José Ángel Biel ha afirmado que ''hay que incrementar si cabe las actividades con las Casas de Aragón y, especialmente, con el Centro Aragonés de Barcelona''. El vicepresidente ha recordado también que este año se celebrará el Congreso de las Casas y Centros de Aragón en el exterior.
La obra presentada hoy recoge, a través de textos y de doscientos documentos gráficos, la historia centenaria de esta institución. El libro aborda esta extensa trayectoria con una visión que va más allá de lo meramente cronológico y se acerca a las historias humanas, las anécdotas, las visitas ilustres y la vida cotidiana del Centro.
El libro, de 220 páginas y cuya portada reproduce el mural que Jorge Gay pintó para el vestíbulo del Centro, se divide en diversos capítulos:
Una travesía de 100 años
En esta parte, el autor narra las ilusiones de un grupo de aragoneses afincados en Barcelona que el 3 de enero de 1909 fundan el Centro Aragonés. En sus primeros años el centro se dedicaba a tareas relacionadas con la actividad de los ateneos y de clubes excursionistas, así como a labores sociales y de beneficencia. El capítulo da cuenta también del baile de sedes que sufrió el Centro hasta 1914, cuando el arquitecto Miguel Ángel Navarro empieza a construir la actual sede con el magnífico teatro Goya. El autor relata el paréntesis de la Guerra Civil y los oscuros años de la posguerra, así como la celebración de las bodas de oro del Centro en 1959, la recuperación como lugar de encuentro en los años 60, el activismo de la década de los 70 y la prolija actividad que ha desarrollado hasta nuestros días con frecuentes festivales, iniciativas culturales, publicaciones, etc. Algunos de los hitos más recientes han sido la gala del centenario, celebrada en marzo del año pasado, y la entrega por parte del alcalde de Barcelona de la Medalla de Honor de la ciudad en diciembre de 2009.
El edificio en imágenes: del plano a la casa habitada
En este apartado se repasa la historia del edificio, ubicado en la céntrica calle Joaquín Costa de la capital catalana, sede del Centro desde el año 1916. El libro recoge algunos de los primeros planos del arquitecto, así como dibujos, y fotografías pasadas y recientes tanto del exterior como del interior del Centro.
Fotocronología de cien años
En este capítulo se repasa la historia del Centro Aragonés de Barcelona a través de los objetos cotidianos que han formado parte de la vida de la institución: carteles, facturas, boletines, documentos administrativos, cartas, libro de firmas, etc así como de una rica colección de fotografías.
Estas imágenes sirven de punto de partida para narrar multitud de anécdotas (como la carta de agradecimiento que el científico Santiago Ramón y Cajal envió en el año 1933) y dar testimonio de las visitas ilustres que el Centro ha recibido, como la del escultor Pablo Serrano, los cantantes de ópera Montserrat Caballé, Bernabé Martí y Pilar Lorengar, estudiosos como José Carlos Mainer, Antonio Ubieto o José Manuel Blecua, músicos como Antón García Abril o las máximas autoridades políticas de Aragón y Cataluña.
Guillermo, el pintor que fue cónsul
El libro dedica un capítulo completo a la vida y la obra de Guillermo Pérez Baylo, un zaragozano que iba para cónsul y que acabó convirtiéndose en uno de los cartelistas españoles más importantes del siglo XX. En los años 30 ya destacaba en Zaragoza por esta actividad. Posteriormente se estableció en Barcelona donde abrió un estudio de ilustración. "Guillermo", como se le conocía, siempre mostró cariño y gratitud para el Centro, para el que realizó numerosas ilustraciones de temas aragoneses.
En 1993, el Centro Aragonés de Barcelona le dedicó una exposición retrospectiva con lo mejor de su producción. El libro reproduce una muestra significativa de la obra de este aragonés.
Jorge Gay y el mural El lugar de los sueños
El capítulo recoge una fotografía a doble página del mural que el pintor zaragozano Jorge Gay, por encargo del Gobierno de Aragón, realizó en el vestíbulo de accesos de la sede del Centro con motivo del centenario. Además se explica la interpretación de este mural y se relata la nómina de artistas que han colaborado activamente con el Centro a lo largo de su historia.
Los presidentes
Desde el oscense Hermenegildo Gorría, primer presidente del centro Aragonés de Barcelona, hasta el darocense Jacinto Bello, actual mandatario de la institución, 27 personas han ostentado este cargo. El libro recorre la figura de los presidentes del Centro con textos acompañados por sus carnets de socio y fotografías.
Grupos y secciones
Por último, el libro realiza un homenaje a quienes participan diariamente en las actividades del centro. Actualmente existen grupos de coro, de tambores, un taller de música tradicional, un grupo de danzas y un grupo de jotas.
*Esta información corresponde al gabinete de prensa de Vicepresidencia del Gobierno de Aragón.
Ha sido presentado el libro “Cien años del Centro aragonés de Barcelona”, del que es autor Antón Castro y que han editado la Vicepresidencia del Gobierno de Aragón y el Centro aragonés.
Motivo de su publicación es que el Centro ha cumplido el centenario de su fundación, que ha sido celebrado con diversos actos a lo largo de 2009. Tanto su veteranía como su número de socios y su activa presencia en ciudad tan importante como Barcelona, lugar de residencia de muchos aragoneses, hacen que el Centro aragonés de Barcelona ocupe un lugar muy especial y destacado entre las sesenta y tres Casas y Centros de Aragón.
Antón Castro, con un estilo literario de fácil y amena lectura, ha recogido en el libro las diversas épocas de la vida del Centro y algunos de sus momentos más destacados, con documentos gráficos que lo hacen especialmente emotivo y evocador. La portada adapta el cartel diseñado por Jorge Gay para la conmemoración del centenario. Y, en el interior, se pasa revista al origen del Centro, a muchos actos y actividades relevantes, a la presencia de aragoneses ilustres, al edificio de su sede social y al Teatro Goya, con sus últimas reformas. También se recuerda a Guillermo Pérez Baylo, pintor que dejó importante obra en el Centro; se comentan los recientes murales de Jorge Gay, con su sugerente título de “El lugar de los sueños”; se da cuenta de los Presidentes del Centro a lo largo de su historia, y se hace referencia a las distintas Secciones y colectivos que acoge.
Se trata de un libro que permite constatar la importancia que ha tenido y tiene la presencia aragonesa en la ciudad de Barcelona y que reavivará recuerdos entrañables en muchos aragoneses que allí residen.
*La portada del libro corresponde a Jorge Gay, autor del cartel para conmemorar el centenario del Centro Aragonés de Barcelona.
LA ALMUNIA EVOCARÁ LA TRANSICIÓN

Recibo esta carta de José María Pemán, que tiene alma de maestro republicano:
Estimados amigos:
Ya se conocen los homenajes que las Jornadas de Cine de La Almunia" rendirán en su decimoquinta edición. El premio "Villa de La Almunia de las Artes Cinematográficas" que desde el año pasado entrega el Ayuntamiento al abrirse el programa recaerá en esta ocasión en José Luis García Sánchez, director, guionista y productor que ha estado presente en la capital de Valdejalón en numerosas ocasiones y ha demostrado siempre un cariño muy especial hacia sus vecinos. El director de "La noche más larga", "La marcha verde" o "María querida" estará en La Almunia el sábado 8 de mayo para recoger el galardón.
El premio Florián Rey en unas Jornadas dedicadas al cine y la Transición se ha concedido a José Sacristán a quien se le homenajeará el 15 de mayo en la ceremonia de clausura. Sacristán ha sido y es un excelente actor de cine, teatro y televisión que en una época tan trascendente para la historia de España interpretó películas como "Un hombre llamado Flor de Otoño", "El diputado", o "Asignatura pendiente". Actualmente se encuentra representando la obra teatral "Dos menos" junto a Héctor Alterio con notable éxito. El pasado mes de diciembre visitó Sos del Rey Católico con motivo del 25º aniversario de "La vaquilla", la excelente película de Berlanga rodada en esa localidad.
Por otra parte, se organizará una mesa redonda sobre el tema monográfico a la que ya han confirmado su asistencia el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza Julián Casanova y la escritora y periodista Nativel Preciado. A lo largo de la semana diferentes personas de la cultura y de la política aragonesas presentarán películas relacionadas con el tema tratado como es el caso de Javier Fernández, Delegado del Gobierno en Aragón, o Pilar de la Vega que ocupó también los cargos de Delegada del Gobierno y Directora Provincial de Educación.
El acto comarcal tendrá lugar en Calatorao el domingo 9 de mayo y para esta ocasión se ha pensado proyectar la película “1609 Expulsados: la Tragedia de los Moriscos”, una película rodada recientemente en la Comarca de Valdejalón e interpretada entre otros actores por Fernando Guillén y Pablo Rivero, el popular Toni Alcántara de la serie "Cuéntame. Esta actividad está organizada en colaboración con la Asociación Cultural "Barbacana" de Calatorao. A la presentación de la película asistirá su director y alguno de sus protagonistas.
Un cordial saludo.
José Mari Pemán
RETRATO DE UNA BIBLIOTECARIA

CRUZ BARRIO
Un día, hace más de veinte años, una mujer menuda llegó al Centro Aragonés de Barcelona. Procedía de Poleñino, ese lugar de la leyenda donde Alfonso I el Batallador recibió una lanzada definitiva. Al principio contempló cuánto había: las estancias pobladas de libros, los salones, las escaleras sombrías, los murales de Guillermo que reproducían castillos, iglesias, ríos y puentes de Aragón. Intentó adaptarse al nuevo medio. El palacio que había concebido Miguel Ángel Navarro en 1914 tenía algo de caserón encantado. A casi nadie ni le había sido indiferente: ni a los escritores, que habían remitido sus libros dedicados y lo seguían haciendo, ni a próceres como Basilio Paraíso, ni artistas de la talla de Juan José Gárate, ni a científicos universales como Ramón y Cajal, que había remitido una carta de puño y letra, ni a cantantes de ópera como Bernabé Martí y Montserrat Caballé. Y por allí, como fantasmas errantes de la cultura y de una identidad antigua, andaban Costa y Goya. Aquella mujer menuda pronto se dio cuenta de que allí había todo un universo de de intercambio, de sueños compartidos y de nostalgias. Con la complicidad de los sucesivos presidentes (en realidad, a ella le tocaron dos: Joaquín Bajén y Jacinto Bello) convirtió aquel espacio, de nuevo, en un lugar de referencia. O ayudó, con ilusión a tenacidad, a que siguiese siendo un lugar de referencia, de convivencia y de preocupación por la cultura. Para estudiantes, para curiosos, para aragoneses de la diáspora, para aragoneses que querían conquistar nuevos mercados con sus libros, sus discos o sus películas. A todos atiende, a todos escucha, y poco a poco incrementa el patrimonio del Centro: recibe fotos, modestos legados, pequeñas bibliotecas, algún cuadro; recorta periódicos, acumula revistas. Trabaja y hace equipo, sin aspavientos. Cultiva la memoria de Aragón día a tras día. Y lo hace con entusiasmo, sin darse importancia alguna, con furia de vivir, con pasión por la tierra, ese Aragón que le desgrana todas las nostalgias. Esa mujer menuda y humilde es una gran embajadora de Aragón en Cataluña. Se llama Cruz Barrio.
*No tengo foto de Cruz Barrio, que se ha ido estos días a Tenerife, algo débil. Le pongo aquí una que estoy seguro que le va a gustar: una de Ricardo Compairé que hace pensar en otra posterior de Eugene W. Smith.
GIACOMETTI EN EL TALLER

Anoche empecé un artículo que acabé por interrumpir para 'Cuentos de domingo ". Al final leí una página sobre Alberto Giacometti y empecé a recordar cuánto me ha gustado siempre su obra y el personaje Y también las fotos que le habían hecho distintos fotógrafos. He aquí un pequeño homenaje a Alberto Giacometti, el suizo nacido en Borgonovo, en 1901 y fallecido allí También en 1966. Un homenaje con fotos. La primera hora, espléndida, es de Richard Avedon.
Aquí, retratado por Ugo Mulas.
Esta foto es del sueco Christer Strömholm.
Esta instantánea es de Gordon Parks.
Aquí está Giacometti con su esposa y musa Annette Arm, en 1952. No sé de quién es esta foto tan bella.
, Alberto Giacometti, escultor, dibujante y pintor, es el artista más cotizado del mundo del arte. Se que Su escultura "El hombre que camina" ha vendido por 74 millones de euros.
CALVOMOÑACO 23

Se encontraron una tarde cualquiera. Se habían visto alguna vez en los bares, al calor de un vino, pero no se habían hecho caso. Algo especial ocurrió aquel día: había algo de lluvia, gemía el viento. En un escaparate Alberto había visto una caracola marina y entró con una de sus preguntas aviesas: “Ahora que llueve, ¿se oirá mejor el llanto de las sirenas?”.
Se miraron, se intercambiaron un cigarrillo y el mechero, y compartieron como quien no quiere la cosa una cerveza. O el vino que nunca se habían bebido juntos. Ella dijo que era sonámbula, que vivía en un ático que daba a una torre mudéjar y a un cielo de tejados puntiagudos con palomas. Él dijo que era lector de aforismos, de libros de ciencia y que, de vez en cuando, abría un cuaderno y pintaba: barcos, sirenas, cabezas de mujer, ojos de llovizna como los suyos. Ella insistió: buscó un nombre imposible y un pasado de actriz y de diseñadora de modas. “En verano, cuando la noche se vuelve insoportable de calor, escribo versos con mi desvelo y una tinta verde como iguana”. Él sonrió. Pintó en una servilleta sus manos, sus labios. Sus labios de cereza vencida por el sol y de fumadora empedernida de Pall-Mall. Le dijo: “Así, con la humedad del último sorbo, aún son más bonitos”. Y abrió su cuaderno, una página, dos, tres, hasta seis. Ella quiso protestar, pero él atajó suavemente: “Es verdad. Eres tú, pero ¿cómo iba a saberlo? ¿Quién me iba a decir a mí que los sueños se cumplen una tarde cualquiera en el bar de todos los días?”.
Salieron a la calle. Y quizá fuera entonces cuando se abrazaron por primera vez. Alberto sacó una mano e inventó un paraguas que a ella le pareció demasiado pequeño.
PREMIO PARA FERNANDO ARCEGA

Fernando Arcega, premio de honor al Deportista Legendario
en la Gala del Deporte de Aragón
La gala, que tendrá lugar en el auditorio Eduardo del Pueyo
de Zaragoza, se celebrará el 19 de febrero
El comité organizador de la Gala del Deporte de Aragón decidió esta semana que el premio de honor al Deportista Legendario 2009 sea otorgado a Fernando Arcega, pívot del CAI, doble campeón de la Copa del Rey y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. El galardón será entregado en el transcurso de la XIII Gala del Deporte de Aragón, que tendrá lugar el 19 de febrero, en el Auditorio Eduardo del Pueyo de Zaragoza.
Este evento anual tiene como objetivo reconocer el mérito de los deportistas aragoneses, entregando numerosos reconocimientos en diferentes modalidades y categorías: al mejor y a la mejor deportista de Aragón del 2009; al mejor y a la mejor deportista promesa; a los mejores deportistas discapacitados; al mejor equipo; al deportista legendario y algunos premios especiales.
Las federaciones deportivas son las que proponen a sus candidatos y el comité organizador elige a los ganadores. En la reunión de esta semana, el jurado eligió a los cinco finalistas tanto en la categoría femenina como masculina que optarán a ser los mejores deportistas del año en Aragón. Entre estos candidatos, el comité elegirá al ganador el mismo día de la gala.
En ediciones anteriores han sido elegidos como mejores deportistas desde Ana Galindo y Fernando Escartín en 1997, hasta Marta Alejandre o Víctor Rivera en 2008 (ver foto adjunta), pasando por Sheila Herrero, Eliseo Martín o Luisa Larraga, entre otros.
Galardón merecido
Fernando Arcega Aperte nació en Zaragoza en 1960. Jugó al baloncesto en el Centro de Natación Helios de Zaragoza entre los años 1979 y 1981. Al año siguiente recaló en el CAI, donde jugó hasta su retirada. En su palmarés destacan las Copas del Rey de 1984 y 1990. Jugo con la selección español de baloncesto 121 veces y entre sus logros destaca la plata de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, la plata del Eurobasket de 1983 y un bronce en esta competición en 1991.
*Esta información pertenece al gabinete de comunicación del Gobierno de Aragón.
EMILY DICKINSON: CUATRO POEMAS

El editor Pepo Paz me envía una selección de cuatro poemas de Emily Dickinson del libro ‘Poemas a la muerte’, que acaba de publicar en su sello Bartleby Editores con traducción de Rubén Martín. 449 Morí por la Belleza – y me acababan de ajustar a la Tumba cuando Alguien que murió por la Verdad fue recluido en la habitación de al lado – Preguntó suavemente “¿Por qué has muerto?” “Por la Belleza”, dije – “Y yo – por la Verdad – Ambas son Una – Hermanos somos, pues”, me contestó – Y así, como Parientes que una Noche se encuentran hablamos entre dos Habitaciones – hasta que el Musgo nos alcanzó los labios y nos cubrió – los nombres – 360 La Muerte da significado a Cosas en las que el Ojo apenas se detuvo a menos que un Difunto nos pida con ternura que contemplemos sus pequeñas Obras al Lápiz, o de Lana, “Fue lo último que hizo con Sus dedos” – diligentes hasta el momento – en que el Dedal pesaba demasiado – la aguja se detuvo – por sí misma – y fueron colocados entre el Polvo en las estanterías del Armario – Tengo un Libro – que me entregó un Amigo – Con el Lápiz – aquí y allá – había señalado donde le apetecía – Descansan – ya Sus dedos – Y ahora – no leo – cuando leo – pues las intrusas Lágrimas – destruyen los Grabados de Modo Irreparable. 182 Si no estuviera viva cuando los Petirrojos vengan, a ése de Corbata Carmesí dale una miga en mi Memoria. Y si no te pudiera dar las gracias por estar muy dormida, has de saber que lo estaré intentando con labios de Granito. 1017 Morirse – sin la Muerte y vivir – sin la Vida es el Milagro más difícil encomendado a la Fe. *De Poemas a la muerte – Emily Dickinson (Bartleby, 2010). Traducción de Rubén Martín.
AUTORRETRATOS DE FOTÓGRAFAS

Siempre me han interesa mucho las mujeres fotógrafas. Publico aquí una pequeña serie de autorretratos de algunas fotógrafas conocidas.
Imogen Cunningham, arriba, en 1917 con su hija Gryft.
Judy Dater en 1974.
Berenice Abbot en 1930, distorsionada.
Gisele Freund.
Sarah Moon.
Diane Arbus, 1945, con Doon.
ALOMA: AUTORRETRATO CON SARA

Otra prueba de Aloma Rodríguez de autorretratos, al modo de Miss Aniela, en este caso con su hermana Sara.
JUAN M. CALVO RECUERDA A CONSTANTE

EN RECUERDO DEL REPUBLICANO
MARIANO CONSTANTE
Juan Manuel CALVO GASCÓN*
Ante la noticia del fallecimiento de Mariano Constante, la primera imagen suya que me viene al recuerdo es el de una tarde de invierno, en el salón de su casa en la ciudad de Montpellier, rememorando espacios comunes de nuestro añorado Aragón. Mariano fue desgranando, poco a poco, con su acostumbrada vehemencia, su pasión por el Alto Aragón y, por extensión, por todo lo aragonés. En su conversación fueron hilvanándose, uno a uno, los nombres de los amigos y conocidos comunes. En un momento, tras un corto e intenso silencio, su mirada y su rostro cambiaron al referirse a aquellos amigos que quedaron en Mauthausen, “sin ninguna duda –dijo-los mejores entre nosotros”. Volvieron a nombrarse con vigor, en la penumbra del atardecer, los nombres de aquellos antiguos compañeros de armas y de martirio: Sampériz, Gascón, Santaeulalia, Monreal, Bravo,… Con emocionada admiración recordaba el sacrificio de los republicanos de Mauthausen, muchos de ellos camaradas comunistas a quienes definía como “los eslabones de una cadena” que supieron organizar la resistencia, en la más absoluta clandestinidad, desafiando el miedo, el control de los “kapos” y la despiadada presencia de los SS.
Su discurso, que conservaba un marcado acento aragonés, con alguna interferencia fonética del francés, siguió con ímpetu hasta el anochecer. Mariano se ilusionó especialmente con la posibilidad de ver reeditada en España su primera obra, Triángulo Azul. Los republicanos españoles en Mauthausen, escrita conjuntamente con su camarada Manuel Razola, y publicada por primera vez en francés en el ya lejano 1969. Muestras de ilusión que iban acompañadas de frases de reconocimiento hacia quienes tomaban la palabra, de nuevo, para difundir entre los jóvenes –repetía una y otra vez- el terror vivido en Mauthausen y en los otros campos nazis, los asesinatos sobre tantos inocentes, la crueldad de los esbirros de los nazis, de los SS y, también, para dar a conocer el valor de la solidaridad entre los españoles y con el resto de nacionalidades presentes en el campo austríaco.
Mariano Constante ha fallecido de una afección cardíaca cuando le faltaban unos meses para cumplir 90 años. Sobrevivió al campo de exterminio de Mauthausen donde entró en abril de 1941, cuando le faltaban tan sólo unos días para cumplir los 21 años. Su experiencia, desde los 17 años, había sido muy dura. Comenzó en el campo de batalla para defender el gobierno legítimo de la República, como miembro de la 43 División batallando primero por tierras de Aragón y, posteriormente, sufriendo el avance imparable de los fascistas sublevados por tierras catalanas; siguió el exilio, los campos franceses y su detención por los alemanes en la primavera de 1939. Casi un año rondando por diferentes campos de prisioneros de guerra para ser deportado –al igual que otros 7.000 españoles- al campo de Mauthausen, donde permaneció algo más de cuatro larguísimos años asistiendo al asesinato, el desfallecimiento y la muerte de tantos y tantos compañeros de infortunio.
Tras la liberación, vino la lenta recuperación de la maltrecha salud y la posibilidad de rehacer una vida familiar y laboral en Francia que se hacía imposible en su Aragón natal por tener una condena de muerte pendiente en España. Diferentes trabajos, penurias y escasez de medios corrieron parejos a la actividad para hacer prevalecer la memoria de quienes no pudieron regresar de los campos de la muerte. Mariano y sus compañeros, también tuvieron que luchar contra los fantasmas ideológicos que cuestionaban su comportamiento en los campos: ¿acaso tenían que sentirse culpables por haber sobrevivido a la deportación?. Para Mariano comenzaba una dura labor por dignificar al colectivo republicano de Mauthausen. Encontró apoyos fundamentales entre los compañeros fundadores de la Amical parisina y otros como el de la amiga Lise Ricol London (descendiente del Maestrazgo turolense) que le animaron a recopilar información y relatar la experiencia del colectivo español en el campo nazi. Su apoyo y colaboración con los exdeportados que habían regresado a España, en un proceso que culminó con la creación de la Amical española en 1962, fue permanente a lo largo de estas décadas y se ha mantenido, aconsejando y dando testimonio, hasta el final de sus días.
No es el momento de valorar el testimonio legado en sus libros, o recogido en otros tantos proyectos audiovisuales, que sigue siendo fundamental para el conocimiento de los que allí sucedió, aún reconociendo –como todo testimonio- su limitación por presentar una realidad fragmentada y parcial: ¡a ninguna víctima se le puede exigir objetividad en su relato!.
En estas líneas hemos querido valorar al hombre, al joven republicano de Capdesaso (Huesca) que vio truncada su trayectoria por las circunstancias históricas que le toco vivir. Mariano peleó toda su vida por sus ideales republicanos y comunistas, por ello tuvo que pagar un precio muy alto. A pesar de ello, él se consideraba un privilegiado, por haber superado la dura prueba de Mauthasuen, pero su viejo y tozudo corazón, dijo “basta” el pasado 20 de enero y la vigorosa voz de Mariano ha callado para siempre.
Es por eso que hoy, cuando la palabra de los testigos que sufrieron la barbarie se va desvaneciendo, es más necesario que nunca mantener su recuerdo, porque profundizando en el conocimiento de lo que fue la deportación de millones de personas, en aquella Europa civilizada y culta, podremos tomar conciencia de los peligros que nos acechan. La banalización de lo ocurrido durante el nazismo, puede ser la antesala de situaciones futuras –o presentes- donde la vida de los seres humanos y sus Derechos sean un mero enunciado teórico alejado de la realidad cotidiana de las gentes. Por ello, volviendo a la figura de Mariano Constante -y con su nombre recordando a todas las víctimas del nazismo- es necesario gritar bien alto aquel ¡Nunca más! que los supervivientes de todos los campos se comprometieron a defender en el juramento que realizaron, tras su liberación, en la ya lejana primavera de 1945.
*Juan Manuel Calvo Gascón es profesor e historiador, nacido en Ejulve, cuya historia está escribiendo desde hace mucho tiempo. En los últimos años se ha especializado en el universo de los presos en los campos de concentración nazis, especialmente en Mauthausen, a cuya Amical está muy vinculado. Este artículo aparece en el diario digital http://www.andalan.es/. Hace algunos veranos conversamos largo y tendido en su casa de Ejulve, Mariano Constante y Francisco Boix aparecieron varias veces en la charleta, y publiqué luego un reportaje en ‘Heraldo de Aragón’. Juan Manuel Calvo es familiar muy directo de mi familia aragonesa.
ALBERTO GIACOMETTI

Han sido muchos los fotógrafos que han retratado a Alberto Giacometti. Casi siempre en su taller, como un espectro humano entre sus estilizados espectros de bronce. Richard Avedon, Cartier-Bresson, Ernst Scheidegger, Gordon Parks, etc. Casi siempre se le ve reconcentrado, con su apariencia árabe de criatura de ‘Las mil y una noches’. Giacometti era hijo y sobrino de pintores, y pronto se inclinó hacia el arte. Se trasladó a Ginebra y luego a París, donde estudió con un socio aventajado de Rodin, Antoine Bourdelle, cuya obra vimos hace dos décadas en el Museo Pablo Gargallo; poco después veríamos la de Giacometti en Ibercaja. Inicialmente, le interesó el cubismo, pero luego abrazó el surrealismo y se dejó retratar con aquel grupo de rebeldes que defendían las turbulencias y la libertad de los sueños, incluido Buñuel. En un arrebato de terquedad o de audacia, visitó España durante la Guerra Civil. Poco a poco, fue inclinándose hacia una obra muy personal, vinculada al primitivismo africano y a sus propias quimeras. Realizó cabezas, de expresivas miradas, y cuerpos delgados, cimbreantes, interminables, cuerpos frágiles como la vida, obsesivos como el deseo. Parecía un ermitaño andrajoso en su taller con su pitillo perpetuo. A su mujer, Annette Arm, le pedía que posase para él, y ella le enseñaba a diario su mejor desnudo, sus ojos de mar. A la vez, pintaba retratos frontales, rostros y bustos, dibujaba, visitaba bajo la llovizna a su madre. Así hizo ‘El hombre que camina I’, una escultura sobre el desamparo, la vulnerabilidad de existir, que sugiere movimiento, puesta en acción, ansiedad. Esa obra, contra todo pronóstico, se ha convertido en la más cara del mundo: 74.3 millones de euros. ¿Qué pensaría el artista pobre, el austero amigo de los gatos, si abriese la tumba y leyese las primeras páginas de cultura?
RODNEY SMITH: VIVIR PARA VER
Rodney Smith es un fotógrafo norteamericano nacido en 1947. Refinado, ingenioso, sutil, surrealista, a veces parece próximo al mundo de Salvador Dalí y al de René Magritte.
UN HAIKU DE EMILIO PEDRO GÓMEZ

Emilio Pedro Gómez es poeta, científico y un enamorado de la fotografía y del fotorrelato.
SUGERENCIAS: LITERATURA Y CINE

LOS ELEGIDOS DE ‘BORRADORES’
María Zambrano. Desde la sombra llameante.
Clara Janés
El Ojo del Tiempo. Siruela
Madrid, 2010
130 páginas
Esencia y hermosura
María Zambrano
Selección y relato prologal de José-Miguel Ullán
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores
Barcelona, 2009
“María Zambrano es tan genuina que parece fantasmal”, dijo Julio Cortázar. En las últimas semanas han publicado libros sobre ella Clara Janés y José-Miguel Ullán. Janés en ‘Desde la sombra llameante’ recoge un conjunto de ensayos acerca de la relación entre ambas mujeres: el libro tiene un tono confidencial y, además, abunda en la relación entre poesía y filosofía. Ullán en ‘Esencia y hermosura’ prologa y selecciona una colección de textos de Zambrano en los que aborda un sinfín de temas: su interés por la pintura, en concreto por Velázquez, Juan Soriano y Luis Fernández; la obra de Unamuno; sus años en Cuba y su interés por José Martí o su amistad con José Lezama Lima. También escribe sobre San Juan de la Cruz, el drama del destierro, algunos libros de Kafka y de Galdós. En otras páginas, evoca el regreso a España en 1984 y a algunos amigos como Rafael Dieste, José Bergamín o José Ángel Valente. Entre la melancolía y los fuegos de la memoria, María Zambrano sugiere: “Recordar es también el verdadero corazón de la vida”. María Zambrano nació en Vélez-Málaga en 1904 y murió en Madrid en 1991. En 1988 recibió el Premio Cervantes.
Infiel. Historias de transgresión
Joyce Carol Oates
Traducción de MariCarmen Bellver
Alfaguara
Madrid, 2009
548 páginas.
La escritora neoyorquina Joyce Carol Oates suena todos los años para ganar el Premio Nobel. En 2001 publicó el libro de relatos ‘Infiel’, que ahora Alfaguara presenta en España. Son veintiuna piezas marcadas por la violencia, la tensión, el odio, la muerte, el pecado y la transgresión. El volumen es un viaje al lado oscuro del ser humano. Una y otra vez aparece lo terrible, la sangre y la fatalidad. Abundan las historias de adolescentes y la perversidad. La melancolía y el amor conviven con la sátira y la tragedia. La atmósfera a menudo es claustrofóbica. Eso sí, todo está narrado con la potencia y la valentía de una mujer indómita que se confiesa realista: “La escritura es un campo repleto de tensión”.
FRAGMENTO:
“La soledad es como el apetito: no te das cuenta de lo hambriento que estás hasta que empiezas a comer” // “Es una verdad amarga: en una sociedad capitalista, la verdad debe ser comercializada como otro cualquier otro producto”.
El desvío a Santiago
Cees Nooteboom
Siruela: El ojo del tiempo
Madrid, 2010
368 páginas
“Zaragoza aparece la lejanía como una visión temblando en el calor”, escribe el holandés Cees Nooteboom en ‘Desvío a Santiago’, volumen que acaba de reeditarse en este Año Santo Xacobeo 2010 con nuevas fotos en color de su esposa Simone Sassen. En este viaje, Nooteboom, que pasa muchos meses del año en Menorca, recorre todo el país y se encuentra con la memoria de Machado en el sur, de Lorca en Granada, de Diego Velázquez en El Prado, del Quijote en tierras manchegas. Aragón tiene una presencia decisiva: el escritor y viajero se queda extasiado en la catedral de Jaca, visita el monasterio de Veruela, acude al Museo de Zaragoza en un día de calor entre monjas, y emprende la ruta hacia Teruel, por Cariñena, Daroca, Burbáguena y Monreal del Campo. “El color de Teruel depende del estado de ánimo que tengas. O bien es dorado, o tiene el color del barro seco”, escribe, y mira la catedral y las construcciones del mudéjar.
PELÍCULA
Novecento
Bernardo Bertolucci
Divisa
Madrid, 2009
Estuche con dos cedés
Bernardo Bertolucci intentó contar a mediados de los 70 la historia de Italia desde 1900 hasta 1945. Desde la muerte de Giuseppe Verdi hasta la caída de Hitler y de Mussolini. Y lo hizo en una espléndida película, ‘Novecento’, en la que plantea las vidas paralelas de Alfredo (Robert de Niro) y Olmo (Gerard Depardieu), que son la cabeza de un reparto coral que crece con el comunismo, el fascismo y el socialismo, y el zureo de la vida en el campo. La política es importante, pero también las tradiciones familiares, un mundo que se desmorona, y los amores casi siempre tan turbulentos como la época. Por ahí andaban mujeres tan hermosas como Dominique Sanda, Stefania Sandrelli o la inolvidable, y veterana ya, Alida Valli, que interpretó ‘El tercer hombre’. Una película épica de más de cinco horas que siempre apetece ver y oír: la fotografía es de Vittorio Storaro y la música de Ennio Morricone.
*Ilustro estos temas con otra foto de Rodney Smith. Compruebo que hace unos días, la gran poeta Marta Navarro había colgado una serie de fotos de Smith. Esta me parece especialmente sugestiva.
HOY, A LAS 0.45, 'BORRADORES'

Actuación y entrevista: Alonso Martínez (guitarra) y Fernando Bastos (voz)
Plató: Fernando Aínsa, editor y escritor; Santiago Arranz, artista
Reportajes: Jorge Herralde, editor de Anagrama; Diana Zaforteza, editora de Alfabia; Ricardo Ramón, director del Centro Cultural de España en Buenos Aires; Quino Villa, escritor en aragonés; ‘La chanson de Roland’, documental franco-aragonés.
El cantante Fernando Bastos y el guitarrista Alonso Martínez presentan el dúo Bastos & Martínez de canción de autor con trasfondo de jazz con dos temas: ‘La intemerata’ y ‘Soy no se qué’.
Visitan el plató el escritor, profesor y editor Fernando Aínsa, escritor nacido en Mallorca de origen aragonés. Fernando Aínsa habla de la novela ‘Los que han vuelto’ (Mira editores), donde narra la historia de un exiliado y su hijo, de su compleja relación, de la memoria Guerra Civil española, del golpe de Estado de Pinochet y de la nostalgia que siempre acecha. Aínsa, además, habla de su libro de microrrelatos ‘Prosas entreveradas’ (Cálamo) y recompone su existencia de ‘niño de la guerra’. El otro invitado al set de Borradores es el pintor y escultor Santiago Arranz, nacido en Sabiñánigo en 1959, que presenta en Bogotá y Cali su exposición ‘El discurso de lo real’, que resume su trabajo con arquitectos, sus intervenciones artísticas en distintos edificios y algunos de sus proyectos constantes: la ciudades invisibles, los vocabularios, la atracción por las letras y los símbolos.
Además, Borradores ofrece varios reportajes: uno, desde el Museo Pablo Gargallo, con Jorge Herralde, editor de Anagrama que celebra su 40 aniversario; Herralde recompone la trayectoria de la editorial, sus bibliotecas (Capote y Nabokov), su apuesta por el ensayo y por las traducciones, y también se hace eco de la presencia del ‘Aragón Power’ en el sello con la presencia de Martínez de Pisón, Javier Tomeo, Soledad Puértolas, Félix Romeo, Ismael Grasa, Jesús Moncada o Mariano Gistaín, entre otros. Otra joven editora, criada en Zaragoza, Diana Zaforteza, explica las claves y las líneas del sello Alfabia, que ha publicado títulos como los ‘Diarios de Andy Warhol’ o distintos libros de autores como la premio Nobel Wislawa Szymborska, Lord Dunsany, Leonard Cohen o, próximamente, a otro premio Nobel: William Faulkner.
También se ofrece una entrevista-reportaje con Ricardo Ramón Jarné, el oscense que dirige el Centro Cultural de España en Buenos Aires, tras su paso por la República Dominicana y por Perú. Ricardo Ramón analiza sus líneas de trabajo, sus trabajos de coedición, su pasión por el Cono Sur y su apoyo constante a las iniciativas y creadores aragoneses. Quino Vila comenta su último libro, en chistabín, ‘Una tremenera de cuentez’ (Xordica) y define en castellano y aragonés las constantes de su obra: el sentido evocador, la relación con el paisaje, el carácter oral de sus narraciones, la vinculación con un espacio concreto.
Además, Borradores se traslada al palacio de la Aljafería y ofrece un reportaje sobre el rodaje de la serie francesa ‘La Chanson de Roland’ o el ‘Cantar de Roldán’. Carlomagno y su paladín Roldán intentaron conquistar Zaragoza al rey Marsilio en el 778 sin suerte, y luego, en Roncesvalles vivieron otro infortunio en forma de batalla. El historiador Antonio Ubieto sostenía que esa batalla había sido en Hecho, en Siresa, en la Boca del Infierno, y de todo eso se habla en esta producción franco-aragonesa.
Borradores. Aragón Televisión. Martes, 9 de febrero. A las 0.45 la noche del martes al miércoles. Canal Satélite Digital: 97. También se puede ver en Imagenio. La foto es de Nikos Vasilakis.
NUEVA BIOGRAFÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ

'EL OFICIO DE POETA. DE MIGUEL HERNÁNDEZ "E. Martín
Eutimio Martín, catedrático emérito de la Universidad de Aix-en-Provence reconstruye, en El oficio de poeta. Miguel Hernández (Aguilar) La trayectoria humana y literaria de uno de los clásicos del siglo xx y nos Desvela Algunos aspectos poco conocidos o ignorados de su personalidad y de su ideología: un carácter áspero de personal no Exento Presunción contrarrevolucionaria y la dimensión de su obra inicial.
Estas páginas no dan cabida un Una visión ingenuamente romántica del autor de Viento del pueblo.
Abajo se ofrece una síntesis algo extensa del libro, de 700 páginas, remitido por Aguilar A Través de su responsable de prensa, Marta Donada.
UNA BIOGRAFÍA CONTRA LAS LEYENDAS
Este año 2010 se cumple el centenario de uno de los poetas españoles más importantes de todos los tiempos, Miguel Hernández. Justamente CONSAGRADO por la calidad de su poesía, Miguel Hernández También ha estado envuelto en una leyenda Cierta menos justificada. Esta biografía Minuciosa, Basada en testimonios de todo tipo, recogidos a lo largo de muchos años, nos acerca a su vida y su obra (aspectos indisociables en el poeta de Orihuela), Deshaciendo Algunos mitos hagiográficos sobre su personalidad. Lo Que Se mantiene incólume, tras el detallado análisis que Realiza También el autor, es la altura literaria del gran poeta de la guerra civil española. Porque esa es la imagen que emerge de este libro: Miguel Hernández es el gran poeta de la Defensa de la República Durante la guerra civil. "Decimos Miguel Hernández -Escribe el Autor-y Resuena la República Española y su asesinato. El asesinato de ambos ". Ya que la muerte en prisión del poeta, se dice en otro momento del libro, la ONU fue "siniestro asesinato a fuego lento".
La visión hagiográfica que se ha Dado de Miguel Hernández, dice el autor de esta biografía, "lo deshumaniza Cuando No lo catapulta al limbo de la candidez".
El libro pone en su sitio, por ejemplo, la etiqueta que más Firmemente se ha adherido a la figura de Hernández, la de poeta-pastor. Esa Fue una especie de imagen de marca, fomentada por él mismo ( "apabullante mintiendo con desfachatez sobre su situación material") para Hacerse notar y ganar apoyos o ayudas económicas. "Disfrazado de pastor, consiguió granjearse la Protección de Neruda y Aleixandre, entre otros". Tampoco era la persona ingenua o inocente que Ciertas leyendas piadosas han pintado. Como dijo alguien que le conoció, tenia un carácter de campesino, lo que implicaba-si-sencillez, pero en absoluto ingenuidad, sino, más bien, una fuer picardía de campesino.
Los orígenes
Lo anterior no quita para que sea Importante conocer el contexto social y familiar en que se Desarrolló Miguel Hernández, el pecado Cual no se entiende cabalmente su trayectoria.
Su Orihuela era una ciudad natal eclesiástica y señorial ", un fósil del Antiguo Régimen" con Decenas de iglesias y conventos, "un anacronismo histórico" en el que sólo un 16% de la población está alfabetizada. En ese pequeño Porcentaje no entran, por cierto, los padres del poeta. Éstos, que tenian una situación económica francamente desahogada, sufrían sin embargo una notable pobreza espiritual.
El padre era un acomodado tratante de ganado, con fama de honradez profesional, que Llego a detentar cierto poder de caciques locales. Miguel no dejó que acabara primero de bachillerato, un Pesar de que los jesuitas le OFRECEN la Gratuidad de los estudios, y le impedía leer o escribir de noche, con Cierta violencia incluso, para que no malgastara luz.
Miguel Hernández Fue menos pobre de lo que él dio un entender, y, si bien es cierto Que Fue pastor, fue lo de Sus Propias Cabras. Lo que sí es cierto es que Sufrió una tremenda humillación al Tener que abandonar unos estudios primarios en los que había destacado para Ponerse un acompañar a las cabras. Como es cierto que, en el ejercicio de ese trabajo que siempre detesto, aprovecho para leer y escribir unos versos primerizos.
En esos primeros versos una Demuestra Capacidad de asimilación (de la obra de Rubén Darío, sobre todo) Verdaderamente notables. Gil de Biedma ha dicho que, al empezar a escribir ", demasiado inexpertos, Ni siquiera plagiamos". Demuestra Miguel Hernández desde el primer momento ser experto (perito) en el arte de Aprovechar Y lo que lee Utilizar. Y muy pronto, sus versos muestran una madurez literaria no menos notables.
Una astuta operación de lanzamiento: El poeta-pastor de
Metido a la fuerza en el oficio de cabrero, decidió hacer de necesidad y empezar VIRTUD un vendedor de una imagen de sí mismo como poeta-pastor, ligado a la tierra y casi como un nuevo Santificado Buen Pastor. En esa imagen era el atuendo imprescindible ad hoc que él se empeñaba en llevar. Miguel, apoyado en este lanzamiento en la prensa local como restaurantes, amigo, demostró un notable instinto publicitario.
Junto a la imagen de marca, como arma publicitaria, no dejó de Miguel Utilizar otros recursos, viejos como la literatura: el halago a la persona que AYUDARLE podia, el do ut des.
Ramón Sijé y Miguel Hernández, un cercano al fascismo
En esa primera etapa de su obra, Cuando está abriéndose paso en el ambiente local y provincial, escribe poemas diametralmente opuestos, desde un punto de vista ideológico, el que los caracterizan su obra posterior. "Quería medrar Si-escribe el autor del libro-, no Tenía más remedio que Ponerse al servicio de la ideología reaccionaria".
El libro se Ocupa de una persona Cuyo nombre ha quedado indisociablemente unido al de Miguel Hernández, el de Ramón Sijé, al que dedico la FamOsisimA Elegia de El rayo que no cesa. Tanto, que de no haber sido por esa Elegía ", Ramón Sijé no perviviría hoy más que en el Nomenclátor callejero de la ciudad de Orihuela".
En todo caso, La relación entre ambos arroja luz no sólo sobre la personalidad de un Sijé olvidable, sino que, lo que es más importante, sobre la de Miguel Hernández. El precoz Sijé, pese A Ser tres años más joven que Miguel, ejercer Quiso con él el papel de Pigmalión, y pretendió hacer de Este un nuevo Gabriel y Galán que, de paso, le sirviera de él un Acólito. "Pero fue el astuto Miguel Hernández quien se Sirviö de Sijé ... Y rompió bruscamente con él Cuando Consideró que ya no lo necesitaba".
Sijé no sólo filofascista Fue un teórico, sino "un militante fascista de signo Teocratico, a la Manera de Giménez Caballero", alguien de carácter Extremadamente vanidoso y engreído, con una obsesión enfermiza por llamar la atención como fuera, especialmente una Través de una prosa disparatada. "No pudo nunca liberarse de la confusión mental que le produjo un Cúmulo de lecturas mal digeridas". Por un tiempo breve, Ramón Sijé contagió su ideología contrarrevolucionaria, INCLUSO algo de su empanada mental, de Miguel Hernández. Algún texto de Sijé Permite pensar que Miguel Hernández Llego a militar, Siquiera fuera por tiempo muy breve, en las filas del fascismo español.
El poeta importuno
Un Empeño claro y constante de Miguel Hernández Fue el de Convertirse en poeta Con Todas Las consecuencias, es decir, en primer lugar, la de poder vivir de la poesía. A eso apunta Claramente el título de este libro: Hernández Quiso hacer de la poesía su oficio. Para lograrlo, primero desplegó una incesante actividad promocional, y una mano de obra luego de acoso a todo el que Pudiera AYUDARLE un conseguirlo. Miguel Hizo suyo el consejo bíblico "pedid y se os Hara"
"Un rasgo de su carácter Difícilmente Soportable para sus allegados" era el de gastarse con excesiva alegría el dinero que le prestaban esos allegados tras sus apremiantes peticiones. Escasa la diplomacia a la hora de solicitar-y-casi exigir ayuda económica Fue una constante de su comportamiento. Miguel Hernández Tenía muy claro lo que Quería Llegar a ser (un escritor que viviera de su trabajo) para conseguirlo y no se anduvo con remilgos.
También Tuvo muy claro qué clase de poesía Quería escribir: una poesía de sólida estructura intelectual, al estilo de Jorge Guillén, provista de intenso Alcance popular, al estilo de Lorca. Lorca Fue siempre un poeta al que admiro incondicionalmente. La admiración-al menos en lo personal-No fue en absoluto recíproca. Miguel Hernández no sólo era un peligroso rival para el triunfador y simpático Federico a la hora de granjearse las simpatias generales, sino que su Insistencia y escaso tacto acabaron de enajenarle la amistad del granadino. (Llamar Una sonada metedura de pata de Miguel Fue calorré --Gitano a Federico; justo lo qué este más podia detestar).
El teatro
Mientras no Ambiente El abandono de provincia, dependió, directa o indirectamente, de la financiación de la Iglesia, para iniciar su carrera literaria. Eso le obligo a Hacer méritos al servicio de la causa Católico-Agraria.
En esa línea hay que ver su auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, En el que vuelve a dar un mensaje contrarrevolucionario. Pero También muestra en el la maestría ya conocida para apropiarse de la tradición, en este caso, de la estructura teológica de Calderón y el dinamismo social, de Lope.
Por otro lado, lo que muestra su obra de teatro El torero más valiente es, Una vez más, su sentido del marketing y del halago interesado. En la obra incluyo como personajes, con tonos aduladores Claramente, una escritores que AYUDARLE podian, como Ramón Gómez de la Serna y José Bergamín, además de añadirle unos toques místicos muy del gusto del segundo.
El rayo que no cesa: el poeta insatisfecho
Eutimio Martín no sólo hace el relato de la vida de Miguel Hernández, sino que procede una un análisis muy minucioso de su obra; análisis en el que, como en todo el libro, no teme Emitir juicios a contracorriente de la opinión dominante. Así, la archifamosa Elegía a Ramón Sijé le parece "un ejercicio literario de factura desequilibrada en Cuyos versos no ha Podido Evitar resbalar el poeta de lo dramático a lo melodramático.
En cuanto al conjunto de El rayo que no cesa, El autor aporta una interpretación absolutamente original, tanto del misterioso título como del contenido. Este es un libro de "arrolladora carga erótica" que apunta A UNA libido insatisfecha ya una Autónoma Satisfacción sexual.
Miguel Hernández con Josefina Manresa, que le pasaba a máquina sus poemas.
Amigos y Amores
Y es que, Cuando Miguel Hernández llega a Madrid para consagrarse definitivamente como poeta-es decir, para encontrar las amistades necesarias para que se le abran las puertas de esa Consagración-Virgen llega, en el sentido Estricto y sexual de la palabra.
De las amistades que Miguel Hernández Hizo en Madrid entre los escritores de entonces, el autor destaca la de Vicente Aleixandre. Aleixandre le ofreció "la más sólida, generosa y, sobre todo, amistad deferente de cuantas se granjeó" el oriolano, una amistad Exenta del Paternalismo el proteccionismo y otros que con-como Neruda - encubrían un sentimiento social de Superioridad.
EN CUANTO A los amores, (Tuvo una amistad especialmente estrecha con María Zambrano, autora que, "como discipula de Ortega y Gasset, sobresalió más en la costumbre de fumar con boquilla que en la diafanidad de su prosa", al decir del autor), Tuvo y, al menos, un par más bien de amores platónicos. Pero conocimiento Probablemente FUE LA independiente y transgresora Maruja Mallo ( "de muslo lo Suficientemente hospitalario como para no dejar A MIGUEL a la intemperie") la que "le permitio Tratar el tema del amor físico es de su poesía con causa".
¿Y Josefina? "Miguel rompió con Josefina, recién oficializado su noviazgo, tan pronto Consideró que podia reemplazarla con Ventaja. Pero Volvió los ojos hacia ella Cuando vio que no podia satisfacer con ninguna otra mujer su deseo imperioso de Paternidad ". "El Empeño por incluir a la pareja Miguel Hernández, Josefina Manresa en la lista de amantes célebres Carece de fundamento biográfico", el autor sostiene.
Por todo lo cual, "nunca dejó Miguel Hernández de debatirse en un desierto afectivo".
La guerra: el poeta comunista
En 1935 Miguel Hernández experimenta un giro copernicano en su ideología. En esa evolución influyeron su Participación en las Misiones Pedagógicas y el contacto con un poeta. N este fue, como tanto se ha dicho, Neruda (que no por nada Hizo negarlo), sino el argentino Raúl González Tuñón.
De modo que, Cuando estalla la guerra civil, Miguel ya sin duda ha dejado atrás su etapa reaccionaria (en la que, peso más la conveniencia que el convencimiento, Aunque este no se Pueda descartar del todo). Aún así, tardó dos meses en Alistarse en las Milicias del 5 º Regimiento. El detonante de su compromiso bélico Fue la noticia del asesinato de García Lorca. Cuando se alista, hace constar que pertenece al Partido Comunista, militancia que al autor le parece indiscutible, pese una Ciertos testimonios en contra, Incluyendo el de la propia Josefina Manresa. "Su fidelidad al compromiso comunista no sufrirá merma jamás". Enrolado en un Batallón de Zapadores, EE.UU. y el Pico La Pala, y el fusil, dispara y cava, cava y dispara. Y Desempeña Hasta el final de la guerra el papel político-cultural de comisario.
Dentro de la guerra, Miguel Hernández tiene su annus mirabilis en 1937. En lo personal, se casa y tiene un hijo muy esperado. En lo profesional, publica su libro más característico, Viento del pueblo, Es invitado a y Moscú se Relaciona con importantes escritores en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.
De Viento del pueblo, Escribe el autor: "alcanzo una popularidad que no consiguió con Pablo Neruda, España en el corazón, Ni con César Vallejo, España, aparta de mí este cáliz. Todos apuntaron al corazón del combatiente republicano. Pero ninguno como Miguel Hernández acertó en la diana. Quizá, sencillamente, Porque predico con el ejemplo ".
Pero lo que es Viento del pueblo Todavía es optimismo y fe en la victoria ( "nacerá nuestro hijo con el puño cerrado, envuelto en un clamor de victoria y guitarras, y dejaré una pesadumbre y tu puerta mi vida de soldado, sin colmillos ni garras") se torna en melancolía El hombre acecha, El otro libro de la guerra civil. El hombre acecha está envuelto en la sombra de una tragedia doble: personal (la muerte del hijo) y colectiva (el destino de la guerra, encaminada a la derrota). Lo que prima en él es la ferocidad, la crueldad, la deshumanización de una guerra fratricida en la que ya queda poco sitio para la épica.
Cárcel y muerte
El tramo final del libro es una descripción, no sólo del periplo carcelario de Miguel Hernández, sino de las terribles, estremecedoras condiciones de los presos republicanos en la inmediata posguerra.
El poeta, como se sabe, Fue Condenado a muerte, que pena, Poco después, le Fue Conmutada. En la conmutación peso, sin duda, el recuerdo del impacto internacional del asesinato de García Lorca. Miguel Hernández era ya muy conocido y el Régimen no se arriesgó A UNA reedición del caso de Lorca. Ese riesgo Fue el que esgrimió Dionisio Ridruejo Cuando intercedió por él.
Los vencedores no sólo temieron un nuevo escándalo internacional, sino que trataron de atraerse A sus filas a quien era ya un gran poeta indiscutido. N Pidieron Siquiera que le escribiera un favor del Régimen, les bastaba con que estampara su firma en alguna publicación oficial (todas lo eran) para pensar que así se lo apropiaban y ganaban una baza política de enorme Importancia. Es Evidente que aceptar aquel trato le habría supuesto un Miguel Hernández la pronta salida de la cárcel. "Y vida pero, de haber aceptado la proposición Quizá hubiera ganado la Viento del pueblo hubiera perdido a buen seguro toda Legitimidad. No dudó con su negativa en poner su vida al tablero. Y así Salvó la dignidad del oficio de poeta ".
Una biografía militante
Eutimio Martín ha escrito lo que él mismo llama una biografía a la francesa, es decir, una biografía en la que, por Encima De Posibles lagunas factuales, se pone al descubierto el resorte que determina y anima la trayectoria vital y literaria del personaje. En el caso de Miguel Hernández, ese resorte Fue la Reivindicación del derecho inalienable al ejercicio de la poesía como oficio y, por consiguiente, como medio de vida. Ningún escritor como él ha ejercido el alcalde con dignidad El oficio de poeta. "Dignificó El oficio de poeta hasta límites heroicos al Asumir con el Pago de su vida el compromiso contraído consigo mismo y con el pueblo español".
En esta biografía, llamada Convertirse en una clásica, Miguel Hernández Aparece como un poeta sorprendente y atípico, que no encaja en la Generación del 27 ni en la del 36, y Cuya trayectoria literaria es indisociables de su trayectoria vital. Hernández es "el poeta emblemático combatiente de la República Española".
Y en lo personal, se nos dice, no era "Ser el alelado Que Nos Han Transmitido hagiógrafos empeñados en adorar ante el altar de su sacrificio A UN personaje de cartón piedra. Es lamentable que a veces, en la bibliografía más seria Hernandiana, una lírica Piedad conmiserativa vuelva grotesco a un personaje tan admirado como admirable ".
El tono irónico y crítico que se desprende de la cita anterior es una constante del estilo de Eutimio Martín. Miguel Hernández. El oficio de poeta es un libro militante académicamente, que Destila una ironía malvada (y muy de agradecer por el lector) Contra los hagiógrafos y miopes estudiosos de Miguel Hernández. Por eso, Conviene no perderse ni la menor nota a pie de página. El lector lo agradecerá.
EL AUTOR
Eutimio Martín (Palencia, 1935). Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Madrid, obtiene el doctorado en la Universidad Francesa de Montpellier con una tesis sobre la obra de Federico García Lorca. Desde 1964 reside en Francia donde ha ejercido como profesor de Lengua y Literatura española en las Universidades de Niza y Poitiers. Actualmente es catedrático emérito de la Universidad de Aix en Provenza. Ha publicado en francés: La Littérature espagnole d’aujourd’hui (1972) y Federico García Lorca. Un messianisme humaniste (2007) y en castellano es autor de Federico García Lorca: ‘Poeta en Nueva York’ y ‘Tierra y luna’ (1981), Federico García Lorca, heterodoxo y mártir (1986) y Federico García Lorca: Antología comentada (1989). Sobre literatura e historia contemporánea española (en particular sobre Miguel Hernández), es autor de numerosos artículos en diversas publicaciones
PREMIO PARA TOMASA CALVO

Tomasa Calvo, natural de Teruel, Licenciada en Ciencias Exactas y Catedrático en la Universidad de Alcalá de Henares, ha sido reconocida por sus 25 años de trabajo en el área de la lógica borrosa por la prestigiosa Asociación Europea de Lógica Borrosa y Tecnología, EUSFLAT. El premio se otorgará el día 12 de febrero en Teruel por una comisión de la Asociación que se desplazará a la capital.
Teruel, 9 de febrero de 2010 (Remitido por Prensa)
La turolense Tomasa Clavo, cuenta con una dilatada carrera profesional dentro de las Ciencias Exactas, más concretamente, en el área de la lógica Borrosa. Por este motivo, la Asociación Europea de Lógica Borrosa y Tecnológica, EUSFLAT, ha querido reconocer sus 25 años de trabajo ininterrumpido en dicho área.
La distinción se iba a entregar en Punta Umbría (Huelva) donde se ha celebrado el congreso nacional ESTYLF2010(Lógica y Tecnología Borrosa Española), pero al no poder desplazarse a recogerlo por circunstancias personales, una comisión de la Asociación Europea de Lógica Borrosa y Tecnológica, visitará la capital turolense para hacer entrega del premio.
La comisión esta formada por destacados investigadores del área de la lógica borrosa entre los que destacan el actual Presidente de la Asociación Europea de Lógica Borrosa y Tecnología (Eusflat), D. F. Javier Montero, Catedrático de la UCM, y los profesores D. Gaspar Mayor, Catedrático de la UIB, Dª Ana Pradera, Profesora Tiular de la Univ. Rey Juan Carlos y D. Humberto Bustince, Profesor Titular de la UPNa. Además, también estarán presentes: Susana Cubillo, Prof. Titular de la UPM; Elena Catiñeira, Prof. Titular de la UPM y Pilar Sobrevilla, Prof. Titular de la UPB.
Breve Curriculum Vitae
Tomasa Clavo cursó sus estudios primarios en la capital turolense, en el colegio Juan Espinal y, posteriormente, en el Instituto Ibáñez Martín. Actualmente es Licenciada en Ciencias Exactas por la Universidad de Valencia, Doctora en Informática por la Universidad. Politécnica de Madrid y Catedrático en la Universidad de Alcalá de Henares (UA). Su principal área de investigación es la lógica borrosa, y, durante los últimos años, en el área de la fusión o agregación de la información.
Es autora de más de 80 artículos en revistas especializadas del área y ha participado en la redacción de diversos capítulos en libros especializados. Además, posee otras tantas comunicaciones en congresos tanto nacionales como internacionales y ha dirigido la edición de varios números en revistas internacionales especializadas.
También, ha participado en el desarrollo de varios proyectos en diferentes Universidades: Madrid, Baleares, Granada, Deakin University de Melbourne, Bratislava.
Ha organizado tres congresos y varias sesiones especiales en distintos congresos tanto nacionales como internacionales.
Es miembro de EUSFLAT (Asociación Europea de Lógica Borrosa y Tecnología) y forma parte de los grupos de investigación LOBFI de la UIB y del FILOD de la UA.
El área de investigación donde ha desarrollado su trabajo se denomina internacionalmente “Soft Computing” (Iniciada por Lofti Zadeh - Univ. California en 1965) es una rama de la inteligencia artificial para la resolución de problemas reales imitando la forma en que lo hace el ser humano; siendo sus principales aplicaciones en optimización y control de procesos industriales, de producción de energía, banca, navegación aérea, óptica fotográfica (autofocus), sistemas inteligentes, electrodomésticos, etc.
Lógica Difusa o Borrosa (Fuente Wikipedia): La lógica difusa o lógica borrosa se basa en lo relativo de lo observado. Este tipo de lógica toma dos valores aleatorios, pero contextualizados y referidos entre sí. Así, por ejemplo, una persona que mida 2 metros es claramente una persona alta, si previamente se ha tomado el valor de persona baja y se ha establecido en 1 metro. Ambos valores están contextualizados a personas y referidos a una medida métrica lineal.
*No tengo foto alguna de Tomasa Calvo, por eso he elegido esta de Aenne Biermann.
VIERNES 12, ESTRENO DE 'IL MONDO MIO'

Galardonado con el primer premio del Concurso de Guiones para Cortometrajes organizado por Delegación de Gobierno en Aragón
Estreno del cortometraje ‘Il mondo mío’
Co-producido por Nanuk y Tropo Audiovisual el rodaje de ‘Il Mondo mío’ tuvo lugar el pasado mes de agosto en el Cementerio de Comillas (Cantabria). Como en las historias de catalepsia de Edgar Allan Poe, Oscar Sipán reaviva en el guión el miedo romántico por excelencia; ser enterrado en vida. Así comienza a fraguarse una metáfora impregnada por el realismo mágico y que narra en poco más de 13 minutos una historia de amor inspirada en el universo literario de Edgar Allan Poe y en la estética de Tim Burton.
El próximo viernes, día 12 de Febrero a las 19.00 horas en el Centro de Historia de Zaragoza tendrá lugar el estreno del cortometraje ‘Il mondo mío’, dirigido por José Manuel Fandós y Javier Estella y basado en un guión de Óscar Sipán y Mario de los Santos.
Un sepulturero, interpretado por Toni Álamo, solitario y feliz protagoniza un inesperado encuentro con la última moradora de su cementerio, una joven a la que da vida la actriz Marta Larralde.
HOY HABLO DE SENDER EN HUESCA
Esta tarde, invitado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses, voy a pronunciar una conferencia en el salón de actos de Multicaja sobre Ramón José Sender y uno de los libros que más me gustan de él: ‘Álbum de radiografías secretas’, que había publicado Destino el mismo año de su muerte y que hace poco rescataron Mario de los Santos y Óscar Sipán para Tropo Editores.
Esta foto de Nancy Cunard fue tomada por Cecil Beaton.
Querría hablar de algunos personajes que conoció Sender y que le marcaron especialmente como Nancy Cunard, Simone Weil, Frieda Kahlo (sic), que no le cayó demasiado bien (dice, por cierto, que se entendía con un joven, Angelito), Simone de Beauvoir (recuerda un detalle muy entrañable: fue con ella a llevarle flores a la tumba de Cipriano Mera, de quien habla maravillas), Albert Camus (“el ordinario ser excepcional”), Ernest Hemingway, William Faulkner, John Dos Passos, Dylan Thomas, Louis Ferdinand Celine o, entre otros muchos, Bertrand Russell con quien jugó una tarde al ajedrez.
Una foto de Simone de Beauvoir.
Ramón José Sender oyó una vez de labios de Fernando de los Rios: “Usted tiene una estrella especial y un futuro”.
Ramón José Sender y su 'Álbum de radiografías secretas'. Conferencia. Salón de actos de Multicaja. 19.30. Huesca.
JAVIER ROMEO, HOY, EN EL IV ESPACIO

AQUí
localizaciones | ubicaciones emocionales
El Área de Cultura y Patrimonio inaugura este jueves 11 de febrero en las salas de exposiciones del 4º Espacio Cultural (plaza de España, 2, Zaragoza) la muestra «AQUÍ localizaciones | ubicaciones emocionales». Un trabajo del fotógrafo Javier Romeo Francés que permanecerá abierta al público hasta el 14 de marzo.
Si pudiera contarlo con palabras, no me sería
necesario cargar con una cámara.
Lewis Hine (fotógrafo estadounidense, 1874-1940)
Javier Romeo Francés presenta un conjunto de 15 fotografías de gran formato, a las que se acompaña de una descripción objetiva sobre su ubicación (coordenadas GPS), breves textos o citas que adjetivan las mismas y modulan el espacio y, en una zona de reflexión y apoyo, una conexión a la red que nos permite desplazarnos virtualmente hasta esos lugares (Google Earth).
Se trata de localizaciones que no pretenden ser emblemáticas, ni referirse al poder del paisaje romántico, sino partir de un desplazamiento físico, relacionarse estéticamente con el espacio por medio de la fotografía y subrayar el hecho de que, en tales ubicaciones, vivimos una experiencia de carácter emocional.
El sentido simbólico del camino o trayecto, incluso de la transición hacia otra realidad (metarrealidad), se entiende básicamente como la búsqueda que el ser humano realiza para encontrar el centro del ser, sea éste privado o social, íntimo o comunitario.
A partir de los traslados se produce un contacto físico con el entorno que produce los primeros registros y, desde ellos, se inicia la materialización de las obras o, en su caso, de las fotografías realizadas por Javier Romeo Francés.
Para que reflexionemos sobre el poder de los lugares, su identidad, como «corriente fenomenológica del pensamiento moderno acerca del espacio considerado como una de las categorías fundamentales del conocimiento humano». Los lugares no son neutros para quienes los habitamos o recorremos, puesto que existen en la medida en que el individuo los comprende y les aporta sentido: asistimos a una apropiación estética del los lugares.
Como decíamos, el viaje es el traslado de los seres humanos de un arraigo hacia otro. Por tanto, el individuo inscribe en un nuevo punto de la geografía emocional su espacio de pertenencia.
Dichos lugares que no son homogéneos ni vacíos: territorios de percepciones, ensoñaciones e incluso pasiones. Observamos pues una cartografía extrema, una descripción subyacente de pequeños y hermosos mundos privados.
Al compartirlos en el presente, han producido un grado de identificación tan fuerte que marca el desarrollo inherente de su memoria vital. Distintas ubicaciones, experiencias y sentimientos que Javier Romeo Francés traslada hoy hasta nosotros.
*Texto del catálogo de la muestra ‘Aquí’ de Javier Romeo, que se inaugura esta tarde a las 20.00 en el Cuarto Espacio de la Plaza de España.
HOMENAJE A KATIA ACÍN EN HUESCA

Exposición Katia Acín en Huesca, por Mercè Ibarz
Ha llegado el momento de la obra plástica de Katia Acín, y aquí está. En una gran exposición en las salas de la Diputación de Huesca.
Ha llegado el momento de la obra plástica de Katia Acín, y aquí está. En una gran exposición en las salas de la Diputación de Huesca, a cargo de quienes mejor conocen su gestación y desarrollo, Alicia Vela y Antònia Vilà, profesoras de Katia Acín en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona y ellas mismas artistas. La emoción que recorre a quienes conocíamos algo del trabajo de Katia Acín es enorme. Si queremos tanto a la persona, ahora empezamos a amar una obra que más y más enarbola su autonomía artística. Sí, Katia fue una mujer extraordinaria, pero, amigas, amigos, ahora podremos saber hasta qué punto: hasta el final de su vida más íntima. Transcurridos cinco años de su muerte, nada nos habrá de distraer ante sus dibujos y grabados.
Estas obras son la reparación, grave y jubilosa a la vez, de una adolescencia desesperada. Una vida íntima cuyos ecos la artista decidió afrontar a partir de los 65 años, restableciendo el diálogo con su padre, Ramón Acín, que había empezado a instruirla en las prácticas del arte. Aquí están estas obras de redención y piedad artísticas, a mi modo de ver bien distintas de la práctica terapéutica del arte e incluso del arte como sublimación de lo que sea: la obra de Katia Acín es algo más. Es una obra digna del legado de Ramón Acín y, a la vez, es una obra del todo singular.
Entre tantas de sus obras, los cinco grabados de la serie Gran mujer, de 1995, reclaman con insistencia mi atención. Cierto que los museos de arte contemporáneo han dejado fuera de sus colecciones el grabado, incluso el dibujo, pero ahí habrán de estar un día estos penetrantes autorretratos de resistencia grabada en el cuerpo ya viejo de una mujer del siglo XX. No dudo en afirmar que están entre lo mejor de lo mejor.
Mercè Ibarz
(Este texto pertenece al catálogo de la muestra que han comisariado Alicia Vela y Antonia Vilá)
20 de febrero a 11 de abril de 2010
Sala de exposiciones de la Diputación de Huesca
Porches de Galicia, 4. Huesca
Horario: Lunes a viernes de 18:00 a 21:00 horas.
Sábados y domingos de 12:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas.
CALVOMOÑACO / 24. MODIGLIANI

Me he perdido entre tú y yo. No sé quién soy. Me miro en el espejo y me pregunto: ¿seré yo, Kikí del Moncayo, la ninfa de los bosques, la mujer errabunda de tantas noches a la intemperie? ¿O seré él, ese hombre que lleva las manos manchadas de tinta y me persigue por plazas y callejas, ahí donde se enfría el aire? Me he perdido fuera de mí y muy lejos de ti. Ya no lo sé. Camino. Me asomo a los portales donde los enamorados se han dado el último beso. Entro en los teatros, en los cines, en los conciertos de madrugada. Un día fui actriz, bailarina, rapsoda de voz aguardentosa que rompía los versos de amor, ¿recuerdas? Siempre hay alguien que, entre el torbellino del humo, alza su mano, agranda sus ojos y se acerca. Seguro, desesperado, no sé, me vierte en el oído su aliento de humo: “Sosiega, loca. A ti te busco y en mi te encontrarás”. Me pregunto de nuevo: Kiki del Moncayo, ¿sigues ahí, en el centro del espejismo?
El fotógrafo Manuel Martín Mormeneo ha recibido esta mañana nuevos dibujos de Alberto Calvo ‘Supermaño’, ese estupendo creador de damas y de colores. Mormeneo se sentó en el ordenador y pensó en Kikí del Moncayo, de la que alguna vez Alberto le ha dicho que suele verla en sueños, en la ribera del Queiles, en su propio estudio, como una aparición…
LA NUEVA NOVELA DE MÉNDEZ GUÉDEZ

Juan Carlos Méndez Guédez es un escritor venezolano, residente en Madrid, que se mueve a la perfección en la novela y en el relato breve. Quizá su novela 'Tal vez la lluvia', galardonada en la pasada edición del premio 'Ciudad de Barbastro de novela corta', tenga mucho de ambos modelos. Dota su texto de melancolía, de interés, de fuerza y de una corriente subterránea dominada por el dolor, por la desolación y por la derrota.
Méndez Guédez es un autor seguro que domina muy bien sus materiales y huye del énfasis: aquí narra la historia de dos amigos, Adolfo y Federico, que se encuentran en Madrid 16 años después y que reconstruirán, paso a paso, su vida: su adolescencia, las búsquedas sucesivas y los amores compartidos o perdidos, un instante de conflicto y de ruptura. Méndez Guédez reconstruye la atmósfera de Caracas y los cines, Caracas y el rock and roll, las fiestas y los sueños, los deseos de volar. A Adolfo, guionista de cine, se le sumarán diversas mujeres: Miroslawa, Ivonne, con las que se casará demasiado joven.
Aunque la mujer determinante es Albertina, que hace pensar en aquella Albertina Azócar de Pablo Neruda y tiene algo de mujer fatal que condiciona, seduce y agría a los protagonistas. El libro habla de la intemperie, del éxodo, de la aventura de la emigración, habla de los sucesivos fracasos, de la 'conquista' del paraíso. Méndez Guédez domina los recursos, el silencio, la soledad, emplea las metáforas y el humor, y traza un relato ajustado cargado de símbolos como ese Mercedes desportillado que va y viene de página en página.
Tal vez la lluvia. Juan Carlos Méndez Guédez. XL premio 'Ciudad de Barbastro' de novela corta. DVD. Barcelona, 2009. 154 páginas.
SOBRE SENDER Y SU 'ÁLBUM'

El escritor Antón Castro impartió una charla sobre el autor de Chalamera
El escritor gallego afincado en Zaragoza Antón Castro impartió ayer en Huesca la conferencia con la que el Instituto de Estudios Altoaragoneses y el Centro de Estudios Senderianos celebran el aniversario del nacimiento de Ramón J. Sender. Castro describió al autor de Chalamera como "un pensador, un filósofo y un poeta" y suscribió las palabras del crítico literario Rafael Conte, que se refirió a Sender como uno de los mejores narradores [españoles* del siglo XX, junto a Pérez Galdós y Pío Baroja.
Myriam MARTÍNEZ. Diario del Altoaragón
HUESCA.- "Ramón J. Sender era un pensador, un filósofo y un poeta. Suscribo una cosa que dijo Rafael Conte (crítico literario), que los tres mejores narradores españoles del siglo XX son Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y Ramón José Sender". Así lo considera el escritor Antón Castro, que ayer impartió una conferencia en el salón de actos de Multicaja en Huesca, con motivo del aniversario del nacimiento del escritor chalamerino (3-2 1901), que desde unos años celebra el Instituto de Estudios Aragoneses y el Centro de Estudios Senderianos. Su alocución se centró en el análisis del "Album de radiografías secretas", del escritor oscense, y la relación que éste tuvo con los grandes hombres del siglo XX. "Conoció a Simone Weil y se quedó absolutamente fascinado con ella, estuvo con Albert Camus, fue a visitar a Céline a su casa, jugaba al ajedrez con Bertrand Russell y Picasso le tenía un gran respeto como intelectual y como pintor -señaló Antón Castro-. También estaba fascinado por Nancy Cunard, poeta y rica heredera de una línea de aviación y de líneas marítimas. Estuvo, realmente, con todos los grandes personajes de su tiempo". A Antón Castro, le llama especialmente la atención "esa cercanía, esa capacidad de introspección que tuvo y, sobre todo, cómo fue capaz de interpretar, desde el punto de vista filosófico, religioso, político y literario, el siglo XX". Hasta la Guerra Civil española, Ramón J. Sender viajó a los grandes países de Europa como Rusia o Alemania, vivió después exiliado en París y fue amigo de Henry Miller, "del que temía que le robase la novia". Trabajó un tiempo para la Metro Goldwyn Mayer y allí conoció a Faulkner. "Con él tenía una complicidad especial, entre otras cosas, porque los dos habían tenido de pequeños una novia, como si fuera la Beatriz de Dante. Sender dice que fue amigo de todo el mundo del 98, menos de Azorín, que le caía fatal, pero tenía sus conversaciones con Unamuno y su gran cómplice de ese grupo era Valle Inclán". Ramón J. Sender, indicó Antón Castro, se relacionaba con naturalidad, no era un pretencioso. "Tenía una capacidad de percepción de las cosas muy curiosa", observó, y le describió también como "un personaje afín a Servet, defensor de la libertad de conciencia, de pensamiento y de la libertad individual. Empezó siendo un anarquista, fue comunista y finalmente acaba estando en la línea de Orwell, que es antidogmático, tolerante, que quiere entender a los demás". El autor gallego le definió, asimismo, como "un narrador caudaloso, ambicioso, un contador de historias, creador de personajes y de atmósferas, que se movió prácticamente en todos los géneros". *En la foto, Nancy Cunard, retratada por Man Ray en 1926.
LAS FOTOS DE MANUEL ARRIBAS

*Hace unos días conocí al fotógrafo y diseñador Manuel Arribas, que publicaba una fotografía de la plaza de las catedrales en la portada de ‘Artes & Letras’. Unos días antes visité la exposición ’15 años de instantes’ del Círculo Fotográfico de Aragón donde hay todo tipo de fotografías: bodegones, puesta en escena, reportaje, retratos, panorámicas urbanas, etc. Allí, en la Casa de los Morlanes, Manuel cuelga varias fotos. Una de sus series más meticulosas, de límpida ejecución, lleva por título ‘Orígenes’.
DICE MANUEL ARRIBAS EN SU BLOG
La fotografía es parte de una serie, hasta el momento, de tres obras. Dos de ellas, Orígenes I y II, están expuestas en la Sala de la Casa de los Morlanes, Zaragoza, en una exposición colectiva con los compañeros del Círculo Fotográfico de Aragón.
DOS POEMAS DE ELÍAS MORO
Recibo esta carta, que también envía a un puñado estupendo de amigos, de Elías Moro Cuéllar:
Queridos todos:
Por si os apetece echarle un vistazo, aquí os dejo el enlace de una magnífica revista virtual donde acaban de publicarme (texto y voz) dos poemas inéditos.
Jordi Doce y José María Castrillón me han encontrado un hueco en el pasaje:
http://lasrazonesdelaviador.blogspot.com/2010/02/elias-moro-2-poemas.html
Figurantes
A Juan Carlos Mestre
James Rufus Agee, que vivió durante dos meses con los aparceros de Alabama durante la gran depresión, escribió los guiones de La reina de África y La noche del cazador y murió de un infarto en un taxi de Nueva York.
El mayordomo de Maupassant, que nunca se recuperó del tercer suicidio de su señor.
Clarence Roberts, sicario de un gánster. Cantaba como tenor de su parroquia en el coro de los domingos y asesinaba por las noches.
Ramón Enríquez, pescador de tiburones, quien, contra todo pronóstico, murió una tarde de galerna con los naipes en la mano junto a los cestos de la carnaza.
Mario Ezequiel Brindisi, puntero derecho, virtuoso de la armónica con la que tocaba fados y boleros hasta hacernos llorar de alegría o desconsuelo.
Tom Nash, compinche de Mark Twain, patinador nocturno en el Mississippi al abrigo de los grandes vapores fluviales.
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Vizcaíno, ese cuate escritor y fotógrafo que se hizo llamar Rulfo para que no se perdiera el apellido de su abuela por el sumidero del olvido.
Frank O’Hara, poeta y dramaturgo, combatiente naval en el Pacífico. Amante de Joe Brainard, murió arrollado por un vehículo en la playa de Fire Island, estado de Nueva York.
Ada Falcón, cantante de tango en la época de entreguerras, quien en la cumbre del éxito se retiró a un convento de clausura y se hizo monja franciscana.
José y Juan Viñals, tipógrafo y óptico respectivamente, poetas, hijos del panadero catalán que fundó el cementerio de Corralito, Argentina, allá por los años treinta, y del que fue uno de sus primeros moradores.
Pietro D’Abano, astrólogo y filósofo cuyo cadáver fue quemado por la Inquisición por haber tenido tratos con el diablo.
Mariano Azuela, escritor de los pobres, médico del ejército de Pancho Villa.
Fermina Ocaña, natural de Uclés, provincia de Cuenca. Modista privada al servicio de los Peñasco, sobrevivió al hundimiento del Titanic, peregrinó a su pueblo por cumplir una promesa, y abrió una pensión en Madrid, lo más lejos que pudo del mar, a donde no regresó jamás.
Johannes Kepler, matemático y astrónomo estudioso de las órbitas planetarias. Viudo de dos esposas y superviviente de varios hijos, murió solo y pobre en una ciudad extraña intentando cobrar una deuda para aliviar sus penurias.
Gutierre de Cetina, soldado y poeta, por este orden, autor de los más bellos madrigales, muerto en un duelo a espada bajo la ventana de su amada.
Andrés Cepeda. Anarquista y homosexual, letrista de tangos. Algunas de sus letras fueron cantadas por Gardel.
Carl Ludwig Long, saltador de longitud alemán. Aconsejó a Owens sobre cómo efectuar su último salto en los Juegos del 36. Perdió el oro frente a él y se ganó el odio de Hitler, quien lo envió a morir en el frente de Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial.
Antoine de Tounens, procurador de los tribunales franceses, masón, que se autoproclamó Rey de la Araucania y la Patagonia. Deportado en cuatro ocasiones desde la República Chilena, acabó sus días viviendo de la caridad de un sobrino carnicero.
Daniel Moyano. Escritor argentino, italiano, indio y español. De chico robaba fruta con quien luego sería el «Che» en el huerto cordobés de Manuel de Falla. Violinista en el Cuarteto de Cuerda y Orquesta de Cámara de La Rioja. Murió en el exilio.
La dirección pone en conocimiento de los señores espectadores que en caso de fuerza mayor este elenco de figurantes se hará cargo de la representación.
No se devolverá, en ningún caso, el dinero de las entradas.
∆
Fugaz
lo que tarda una cerilla en consumirse
tras la chispa y el fulgor de la madera y el fósforo
el aleteo de tus párpados antes del sueño en que me sueñas
la mudanza de las aves y las hojas en los noviembres
del calendario
la gota de sangre y sus misterios bajo la lupa del miedo
el mugido espeso de las reses camino del matadero
el llanto salobre y a solas del navegante y el farero
el abdomen de la abeja preñado de polen
esa nube que se extingue con la tarde
el exacto vaivén de la plomada certificando lo recto
el temblor del filamento cuando concibe la luz que nos alumbra
la boca azul del alarido y las escarchas del frío
lo que siendo fugaz permanece en nosotros,
terco y ligero como este dolor
que nunca acaba
de írseme del pecho
Elías Moro (Madrid, 1959) es autor de los libros de poesía Contrabando (Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1987), Casi humanos (bestiario) (Germanía, 2001), Palos de ciego (El Pájaro Solitario, 2002), La tabla del 3 (De la luna libros, 2004) y la antología En piel y huesos (ERE, 2009). En el terreno de la prosa ha publicado el libro de relatos Óbitos súbitos (ERE, 2000) y el libro de textos breves Me acuerdo (De la luna libros, 1999), en colaboración con Daniel Casado. Una edición corregida y aumentada del mismo título, ya en solitario, acaba de aparecer en Calambur Editorial, 2009. Asimismo, sus poemas han aparecido en las carpetas Bestiario -con el pintor Luis Ledo-, y Abrazos -con ilustraciones de Petra Portillo- (Escuela de Arte de Mérida, 2006).
Tranviario de servicio en la página web http://www.delostranvias.blogspot.com/, acaba de inaugurar la bitácora http://www.eljuegodelataba.blogspot.com/..
I. DE POESÍA. CARMEN RUIZ FLETA

Hace unos días escribí en ‘Heraldo’ un reportaje sobre el momento que vive la poesía en Zaragoza y en Aragón. Se quedaron muchas cosas en el tintero. Voy a publicar algunas de las visiones completas de los escritores, editores, promotores y añadiré nuevas entrevistas, nombres, localidades, ciudades y focos, poco a poco. Empiezo con la de la joven poeta Carmen Ruiz Fleta que prepara un nuevo libro.
DIÁLOGO CON CARMEN RUIZ FLETA
-¿Está ocurriendo algo especial con la poesía? Vuelve a leerse, se organizan recitales, ciclos poéticas, se programa en los bares, se intercala con la música.
En este momento, hablar de poesía es, en muchos casos, sinónimo de celebración, de fiesta, de reunión. El poeta y el lector han decidido exponer su relación con la poesía, sacarla de la intimidad y compartirla. Y en esa "socialización" de la poesía ha sido fundamental su presencia como en los bares, en los sitios donde la gente se divierte, donde queda para hablar. Es curioso cómo mucha gente que nunca ha leído poesía o que siempre la ha visto como algo alejado de su vida, “se convierte” tras asistir a un recital. Eso es porque la descubren como algo radicalmente vivo.
-¿Hay o ha habido algún fenómeno específico que permita ser optimista sobre el lugar de la poesía?
No lo tengo muy claro, pero sí creo que se ha extendido en muchos ámbitos la percepción de la poesía como una forma de expresión tan contemporánea como el rock o el cine. Eso, y la ampliación del número de poetas, lectores, editoriales y otras plataformas me hacen ser optimista sobre la vigencia de la poesía a día de hoy.
¿Podría decirse que hay una revitalización, una resurrección, que la poesía es una forma nueva de transgresión y rebeldía?
Es así en algunos casos. En otros, no lo es. Lo que está claro es que la poesía es una de las formas más puras en las que se expresa la voz personal. Con la poesía se pueden decir cosas que no nos atreveríamos a decir en la vida “civil”. Pero transgresión no significa iconoclastia o rechazo a lo anterior. Puede que una de las explicaciones al auge de la poesía, particularmente en esta tierra, es que se reconoce y se admira a aquellos que estuvieron antes.
-¿Qué líneas de trabajo, qué estéticas son las dominantes?
Se habla de la nueva poesía social y, por otro lado, se habla de la poesía “de la experiencia”. A mí, a la hora de escribir o de leer poesía poco me importan esas divisiones. Creo que en muchos casos puede haber más compromiso en la plasmación de lo personal que en lo que habitualmente reconocemos como poesía social. Desde mi punto de vista, que no es ni el de un filólogo ni el de un estudioso del tema, las fronteras entre estéticas, corrientes o escuelas son asuntos que me suenan bastante arcaicos.
-¿Cómo es el lenguaje?
También en cuanto al lenguaje se han roto las fronteras. La poesía ha adoptado lenguajes de otros ámbitos, como la música. Hay tantas formas de expresión poética como poetas, pero creo que, en general, la poesía que se escribe ahora huye del lenguaje rebuscado y oscuro para convertirse en algo comprensible que puede encerrar significados muy complejos
¿Han sido, están siendo importantes los premios?
Son importantes en la medida en la que hacen visible la obra de mucha gente, especialmente, de los jóvenes. Pero creo que los premios deben ir siempre acompañados de la edición del libro. Un premio meramente monetario es, indudablemente, apetecible, pero contribuye poco a promover la obra de un autor.
-Una poética personal…
La poesía como una herramienta para comprender la realidad y como la manera más saludable (hay otras, claro…) de habitar otros mundos. Poesía es sinónimo de vida.
-Autores, libros de referencia, maestros.
Te cito a vuelapluma algunos nombres que me parecen cruciales en el panorama poético nacional de los últimos años y sin distinguir generaciones: Carlos Marzal, Pablo García Casado, Luis Alberto de Cuenca, Olga Novo, Chantal Maillard, Jesús Jiménez, Manuel Vilas, Míriam Reyes, Ángel Guinda…
*Carmen Ruiz Fleta leyendo en el Candy. La foto es de Gustaff Choos.
EL AMOR, SEGÚN PEDRO SALINAS

PARA VIVIR NO QUIERO...
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
*Uno de mis poemas preferidos de Pedro Salinas. Me gustó mucho esta foto que encontré en internet, pero no he podido saber de quién es. Cuelgo el poema y la foto en homenaje al amor, a los enamorados y a la belleza.
II. DE POESÍA. DAVID MAYOR

David Mayor, poeta, editor y crítico literario, responde al cuestionario sobre el estado actual de la poesía en Zaragoza y Aragón.
¿Está ocurriendo algo especial con la poesía? Vuelve a leerse, se organizan recitales, ciclos poéticas, se programa en los bares, se intercala con la música?
Más que algo especial, lo que ocurre es una normalización de la poesía, pues lo normal en la vida cultural de una ciudad es que ocurra lo que ocurre ahora, incluso más diría yo, sobre todo en una ciudad como Zaragoza, donde por su población debería haber gente para todo. También es cierto que ha llegado una nueva generación de poetas con un ímpetu muy notable que ha sabido trasmitir su vitalidad como en las décadas anteriores no se había hecho. Estos nuevos poetas han resituado la poesía dentro del marco de la cultura popular zaragozana sin abandonar, más o menos según el escritor, el perfil literario que, a mi entender, siempre debe tener el género.
¿Hay o ha habido algún fenómeno específico que permite ser optimista sobre el lugar de la poesía?
Al margen de la vida pública de la poesía y de los poetas, el lugar de la poesía sigue siendo el mismo de siempre: el de las palabras. Habrá que ser optimistas siempre que las palabras con todas sus vertientes, vericuetos y sentidos contaminen la curiosidad de cualquiera, que alguien ajeno al microcosmos de los iniciados en lo literario reconozca en las palabras algo que excede la mera comunicación. Y dicho esto, es cierto que en Zaragoza en el último lustro se han consolidado varios fenómenos que alimentan el optimismo de la poesía en la ciudad. De un lado, la editorial Eclipsados, con Nacho Escuín al frente, siempre abierta a la búsqueda de nuevas voces; y de otro, el fenómeno del Spoken que acerca la poesía a públicos supuestamente ajenos a la literatura y que en Zaragoza tiene un firme valedor en Octavio Gómez Milián.
¿Podría decirse que hay una revitalización, una resurrección, que la poesía es una forma nueva / antigua de transgresión y rebeldía?
-No sé, Antón, esto de la transgresión y la rebeldía… puede entenderse de distintos modos. Forma parte de la iconografía juvenil de muchos nuevos escritores pero también hay otros que lo celebran como una perpetua impostura. Para unos, una asumida ingenuidad; para otros, un modelo de artificio. Con los dos se puede hacer literatura, hasta buena literatura. No obstante, nunca debería olvidarse que hay otros modelos poéticos de transgresión y rebeldía. Y me refiero exclusivamente a lo literario. Pienso en poetas como René Char o Paul Celan por ejemplo. ¿Este tipo de poesía se está revitalizando? En general no, pero esto de la poesía es particular y en particular me acuerdo de Pablo Lópiz.
En la foto, retrato de Paul Celan.
¿Qué líneas de trabajo, qué estéticas son las dominantes?
No creo que haya estéticas dominantes. Poco tiene que ver el acercamiento a la realidad que tiene la poesía de Nacho Escuín con la carga simbólica de Ángel Gracia o la atención casi juanramoniana de Juan Marqués con el subrayado pop de Octavio Gómez. Sin embargo, conviven. Lo que caracteriza nuestro momento es la convivencia de estéticas muy distanciadas.
¿Cómo es el lenguaje?
Posiblemente parte del éxito de la poesía última se debe a que el lenguaje, sin abandonar la búsqueda formal, se ha alejado del hermetismo que caracteriza a parte de nuestra tradición poética y ha buscado referentes inmediatos en la realidad fácilmente reconocibles por un lector anónimo.
¿Han sido, están siendo importantes los premios?
Los premios siempre son importantes para el que los recibe. Además garantizan la publicación de un libro. Un poeta con una voz personalísima como Dolan Mor lo leemos gracias a los premios. En Zaragoza, los premios sí que han generado expectativas entre los nuevos lectores y escritores de poesía. Luego esos libros deberían estar bien distribuidos y no sólo en el ámbito local. Pero ese ya es otro asunto… Personalmente, me cuesta entender la literatura en el marco de una competición, sin embargo muchas veces las circunstancias mandan.
Una poética personal…
No te preguntes para qué ni cómo escribes sino por qué.
Autores, libros de referencia, maestros.
Mi maestro es José Luis Rodríguez García, una persona con tanta generosidad como cultura.
José Luis Rodríguez García, autor de 'Las voces del desierto'. Interpretación al retrato de Pascual Berniz, realizada con motivo de unas jornadas poéticas que se desarrollaron en Teruel durante varias temporadas coordinadas por Antonio Losantos.
¿Los cinco o diez autores del momento, si puede ser menores de 40 años?
Citaría a Pablo Lópiz. A Juan Marqués. A los que podrían llamarse entorno original Eclipse: Ignacio Escuín, Almudena Vidorreta, Raúl García, Jesús Soria. Al grupo del 22: Ángel Gracia, Jesús Jiménez, Ortiz Albero, Miguel Serrano, Brenda Ascoz, Ana Muñoz, Nacho Tajahuerce y Octavio Gómez Milián. A Carmen Ruiz. A Puritani, Daniel Rabaneque y Julio Donoso. A Raúl Herrero y sus Libros del Innombrable. A Clara Santafé y David Liquen. A Dolan Mor y Eduardo Fariña. A Julio José Ordovás. Todos con libro publicado y creo que menores de cuarenta años.
¿Cuáles han sido los dos o tres libros importantes del último lustro?
Destacaría Fundido en negro de Jesús Jiménez, Un tiempo libre de Juan Marqués, Habrá una vez un hombre libre de Ignacio Escuín, Cuaderno de sublevaciones de Pablo Lópiz y Libro de los ibones de Ángel Gracia. Son cinco, lo siento. Cada uno de estos libros es una señal hacia un marco de referencias distinto. Representan la diversidad y la riqueza de propuestas de la poesía aragonesa contemporánea con la misma solvencia que puede tener la poesía escrita en español en cualquier parte del mundo. Libros contemporáneos en el rigor de la palabra, que beben de muchas tradiciones, literarias o no, que podrían ser norteamericanos, japoneses o franceses pero que encuentran su autenticidad en la expresión de un castellano que va más allá de los significados y significantes para decantarse por el sentido. Y cada uno de ellos se decanta de distinto modo: recreando discursos culturales (Jiménez) o reflejando la realidad de un acontecer sinuoso (Escuín), atendiendo a la revelación que esconde lo inmediato (Marqués y Gracia) o construyendo un artefacto de sutil utilidad (Lópiz). Libros que rebasan los límites de la lírica y convocan un nuevo espacio para el poema que ya no es el del verso ni el de la prosa convencional.
UN CUENTO DE JUAN VILLALBA

ASESINOS
Por Juan VILLALBA SEBASTIÁN*
A Gonzalo Montón.
Iba a ser mi primer trabajo, mi prueba de fuego real. Entramos en el bar con decisión, sin mirar a los lados.
-¿Qué vas a tomar, J.V? –me preguntó G.M haciendo un gesto para llamar la atención del camarero, un chico joven de ojos saltones y azules como el mar azul.
-Una Sputnik –le contesté.
-Ya lo has oído, una Sputnik y una cerveza negra, muchacho –pidió G.M.
En el fondo del local, un grupo de hombres maduros y trajeados flirteaban con unas jovencitas montando cierta algarabía. Fuera comenzaba a anochecer.
-¿Quiénes son, muchacho? –preguntó G.M levantando levemente la barbilla en dirección al grupo.
-Políticos –contestó el chico arrastrando la palabra por el fango del desagrado.
-¿Qué hacen aquí esta tarde? –se interesó G.M.
-Ya lo ve, vienen casi todos los días y tontean con las chicas, ya sabe… se toman unas copas… las invitan… las provocan… luego se marchan todos juntos a pillar cacho… Usted ya me entiende… –respondió buscando nuestra complicidad.
-Sí –afirmó G.M moviendo la cabeza afirmativamente y guiñándole un ojo. Algunas parecen menores, ¿verdad, muchacho? –añadió poniendo un billete sobre el mostrador.
-Seguramente –contestó mientras se cobraba las consumiciones.
-¿Conoces a José Ángel Bonete, el concejal de urbanismo? –inquirió G.M.
-Sí, es aquel del rincón que achucha a la más jovencita de todas.
-Eres un chico vivo, llegarás lejos – dijo G.M dejando en el plato las vueltas como propina.
Nos sentamos en un reservado para ultimar el plan.
-Ha llegado el momento de la verdad, muchacho –dijo G.M. pasándomela oculta debajo de su sombrero de paja de ala ancha sobre la mesa.
La cogí con cierta inseguridad y él, de inmediato, vio la duda agazapada en el dedo índice de mi mano derecha, al tiempo que un ligero temblor en la izquierda confirmaba sus sospechas.
-Atiende a este consejo de un viejo zorro, una vez un tipo con el que trabajé me dijo que en un asesinato no se puede ser inocente sin ser al mismo tiempo la víctima, no estoy de acuerdo, en un asesinato nadie es inocente, ni siquiera la víctima. Por eso, no te lo pienses, plántate frente a él y dispara sin dudarlo ni un momento –me aconsejó mirándome fijo a los ojos con el aplomo de un profesional veterano- Ya lo has oído, es aquel que coquetea con aquella jovencita en el rincón, pura basura, acércate un poco más si quieres y ocupa una buena posición, distribuye el peso de tu cuerpo sobre las dos piernas, flexiónalas un poco y cuando lo tengas a tiro, no lo dudes, dispara sin perder un segundo, hazlo repetidas veces, para asegurarte de no fallar. No veas en él a una persona, alguien con familia y todo eso, para nosotros es únicamente trabajo, nada más, algo que hacemos por dinero, tan sólo es un objeto inerme, sin pasado y, por supuesto, a partir de este momento, sin futuro. Después vuelve sobre tus pasos con rapidez, yo te cubriré la salida por si hubiera algún problema. Es muy fácil. No te preocupes, todo irá bien –concluyó tranquilizador.
Sin pensármelo dos veces me levanté, salí del reservado y en tres zancadas me situé a poco más de cuatro metros de la víctima. Disparé varias veces, como me había indicado G.M. Nadie se movió, tan sólo sus caras reflejaban asombro y un cierto desconcierto. Él quedó allí, sobre el diván, boqueando como un pez fuera del agua, aflojándose el nudo de la corbata, tratando de meterse el oxígeno necesario para seguir viviendo a cucharadas. Salí rápido, pero sin precipitarme. G.M. me esperaba en la puerta, como habíamos planeado.
Cuando abandonamos el local, todavía resonaban en mis oídos las palabras suplicantes de Bonete: “¡No me mates! ¡Diles que no me maten!”, como en el cuento de Rulfo, pero ya era demasiado tarde: mi mano izquierda sostenía la cámara Leika, mientras el pulgar y el corazón manejaban con precisión el objetivo de 50 mm., al tiempo que el dedo índice de la derecha apretaba el disparador repetidas veces para acabar con cualquier arranque de inesperada dignidad, para matar una y otra vez cualquier atisbo de decencia, para asesinar al joven idealista licenciado en periodismo, convertido a partir de ese momento en paparazzi. Ahora, ya en la calle, sólo pensaba en el dinero que nos darían en la agencia por las fotos y en el próximo trabajo.
*Este cuento de Juan Villalba Sebastián pertenece a su libro ‘Cuarto menguante’, que publicaba recientemente Eclipsados, el sello de otro turolense, Ignacio Escuín Borao. La fotografía corresponde a uno de los protagonistas del relato: el profesor, cinéfilo y escritor Gonzalo Montón.
CALVOMOÑACO DE AMOR

Me dijiste: A veces sueño que te vuelves hiedra o laurel, selva espesa, corazón salvaje de retama. A veces sueño que sales al bosque y caminas con los ciervos, con los huraños jabalíes, con las alimañas que se ocultan tras la senda tenebrosa de los pinos. Te dije: Es verdad. Hay una hora del día o de la noche, no lo sé, confundo la luz del sol y el temblor apagado de la luna, en que salgo por el mundo. Sin rumbo incierto. Con mi canción en los labios. Andrajosa, con el pelo revuelto y sin poemas en los bolsillos. Y al final llego al bosque, y me tiendo bajo el ramaje. Coloco el oído sobre la tierra húmeda y espero que ocurra algo. Deseo oír tus pasos a lo lejos, ansío oír tu canto de amor que se esparce entre la noche y la niebla del sueño. Me dijiste: A veces imagino que te encuentro junto al río lento del tiempo. Te dije: Me refugio bajo las lágrimas de los sauces y espero. Te digo: Ven. Avanza. Mi cuerpo se debilita con la música del agua.
*Alberto Calvo ‘Supermaño’ me ha mandado a mí, y al fotógrafo Manuel Martín Mormeneo, un nuevo dibujo, una aguada. Me ha sugerido esto. Podría decirse que es un poema de amor. Un poema del Día de San Valentín.
JUAN GARCÍA. TENOR DE SARRIÓN

El “Diccionario de cantantes líricos españoles” de Joaquín Martín de Sagarmínaga, publicado por Acento editorial en 1997, contempla una importante nómina de aragoneses: Mariano Ayneto, Antonio Aramburo, Elvira de Hidalgo, Andrés Marín, Miguel Fleta, Pilarín Andrés, Bernabé Martí o Pilar Lorengar, entre otros. Entre ellos también figura por derecho propio Juan Francisco García Martín, el tenor ligero nacido en Sarrión (Teruel) en 1896 y fallecido en Buenos Aires en 1969 tras una carrera dilatada en la ópera, en la zarzuela, en la jota e incluso en el cine, en colaboración con Edgar Neville, nada menos. El Ayuntamiento de Sarrión, con la colaboración de la Caja Rural y el Gobierno de Aragón, ha publicado un cedé que recupera una buena parte de las canciones, fragmentos de ópera o jotas de su paisano más ilustre: “El tenor Juan García. Temas de una vida”: 23 piezas, la mayoría de ellas grabadas en discos de piedra.
El cedé contiene un libreto elaborado por el profesor y escritor Juan Villalba y la profesora Rosa Rubio. Villalba ha rastreado en periódicos y revistas una biografía esquinada, llena de datos falsos. El propio Juan García mintió en alguna ocasión a propósito de su nacimiento, dijo que había nacido en 1900, lo cual lleva a errar al Martín de Sagarmínaga en su entrada. Nació en julio de 1896, y fue hijo de Pío y Saturnina. Él era ciego, tocaba espléndidamente el órgano y dirigía la rondalla de Sarrión. “Es mi padre. El pobre viejo es ciego de nacimiento, a quien de chico y de mozo guié por el mundo. (...) Esa desgracia terrible, su desgracia, es la causa de mi gloria. Aprendí a cantar acompañado de la guitarra por él, que me escuchaba embelesado, y que sin duda me suponía como no soy. Su única ventura. En sus sueños me veía conforme deseaba”, contó García. Al parecer, su madre también había alimentado su pasión por la música y su buen gusto en el cante; en particular, lo acercó a la jota.
La infancia de Juan García transcurrió en Sarrión, Abejuela y Valbona, donde ejercía de cura su tío Elías García. Este fue de los primeros en percatarse de sus facultades canoras y lo mandó internó a Salesianos en Barcelona, donde aprendió las materias habituales de la enseñanza, y además solfeo, guitarra y piano. Más tarde, trabajó como tipógrafo y como empleado de Fomento, y hacía sus primeros pinitos en los coros de zarzuela que actuaban en el Tívoli. Su fama, en círculos reducidos y especialmente en Sarrión y alrededores, crecía a pasos agigantados. Era un magnífico cantante de jota: “El mañico”, allá por donde iba. Vino a Teruel con el afán de ganar una beca de la Diputación turolense, se la denegaron, pero contó con dos mecenas que lo enviaron a estudiar a Milán: Francisco Piquer y su propio tío Elías. Hubo de ganarse el derecho a una oportunidad –tenía como profesor a Arnaldo Galliera- con el sudor de su frente: se empleó de vendedor de tejidos y de pintor de brocha gorda. Cuenta Juan Villalba que un día, mientras encalaba una pared, la soprano Toti del Monte lo oyó cantar. Comentó acerca de su voz: “Algo corta en los agudos, pero hermosa”, anota Juan Villalba, consciente de que esta anécdota bien podría ser un apéndice del mito. El estudioso define así el timbre de García: “Su voz, superligera y algo relamida, suena limpia y atractiva”. A partir de ese descubrimiento, Juan García fue llamado para actuar por teatros de provincias en “El barbero de Sevilla” e hizo, algunos meses más tarde, en 1924, su debut en el Teatro Comunale de San Remo en el papel del Duque de Mantua de “Rigoletto”. Ahí empezaba la espiral del éxito, que duró algo más de cinco años. Hasta principios de 1930. Villalba rescata un divertido y atinado texto de Felipe Sassone: “Juan García pasaba una mala racha e iba con un muestrario de corbatas, calcetines y chalecos de punto a buscar unas liras como viajante comisionista para pagar su pensión en la casa de un cura”, recuerda.
En la primavera de 1925, Juan García debutó en el Tívoli de Barcelona como protagonista de “Manon Lescaut” de Massenet. Aquel concierto, con la soprano francesa Genoveva Vix, tuvo dos invitados de lujo: Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Un crítico subrayó: “Trátase de un tenor que por las notabilísimas facultades que demostró, está llamado a ocupar un puesto preeminente en su arte. Su voz es de timbre agradabilísimo, muy flexible y educada para lograr una exquisita matización”. Luego, García se marchó de gira por Egipto con la compañía de Pietro Mascagni. En diciembre de 1927 se presentó en el Teatro de la Zarzuela con “El barbero de Sevilla”, junto a la célebre y hermosa mezzosoprano Conchita Supervía. Se dice que Juan García dedicó un pequeño homenaje a la cantante que murió en Londres en 1936 tras haber grabado más de 200 discos: “Es España mi nación; // Aragón, la patria mía; // Cantar aquí, mi ilusión; // Mi musa, la Supervía”. Ambos cantantes fueron recibidos en el Palacio Real y recibieron varios obsequios de oro y de brillantes.
La carrera de Juan García tuvo otros detalles emotivos: actuó en el Teatro Marín en Teruel en mayo de 1929 en dos conciertos benéficos, en el Teatro Principal de Zaragoza, en Sevilla, el Pueblo Español de Barcelona (posiblemente ante 16.000 personas, nada menos). Finalmente, abandonó la ópera y orientó su camino hacia la zarzuela, la jota, la composición poética de canciones (escribió “Morucha”, un éxito al que le puso música su colaborador, el pianista Juan Quintero), formó su propia orquesta y en marzo de 1936 emigró a Buenos Aires, donde se casó con la francesa Lucía Ruhliez. Ya nunca más regresaría a España, pero tenía claro que en Sarrión esperaban que volviese para quedarse.
*Sé que había colgado aquí en el blog este texto. Lo publiqué un verano en ’Heraldo’. Uno de los grandes conocedores de su trayectoria es Juan Villalba Sebastián. Me manda algunos fotos y cuelgo aquí una. Juan Villalba está trabajando muy duro para seguir aportando datos sobre el tenor y jotero que acabó su carrera en Buenos Aires.
POESÍA Y MEMORIA DE PACO URIZ

“La memoria tiene voluntad propia, se acuerda de lo que quiere. Su selectividad es incontrolable y dispone a su antojo sus agujeros negros. Para redactar ‘Pasó lo que recuerdas’, he utilizado poca documentación, pero hubo un momento en que noté errores en otros libros de memorias y de recuerdos, Umbral, por ejemplo, decía que y decidí que eso no iba a pasarme a mí. Hice una cronología de mi vida, aunque luego eso no aparece. Y recurrí a los seis o siete diarios que escribí para mi esposa Marina Torres durante mis viajes; había notas que ya no sabía bien a que se referían, pero estaban allí y me han hecho reír. Este es un libro que habla de política y de literatura”. Francisco J. Uriz (Zaragoza, 1932) tiene una existencia rica en aventura, amistad y acontecimientos: licenciado en Derecho, militante del Partido Comunista, amigo personal y compañero de Olor Palme, “embajador” discreto de la poesía iberoamericana en Suecia, y traductor de más de 8.000 páginas de lírica nórdica, alrededor de 200 escritores (entre ellos, su adorado Günnar Ekeloff, el citado Lundkvist, Peter Weiss o Ingmar Bergman). En Ibercaja publicó sus memorias: “Pasó lo que se recuerda”.
“El azar ha marcado mi vida. Es una de las pocas cosas que tengo claras. Por ejemplo, en la Universidad de Zaragoza había dos becas para alrededor de 700 u 800 alumnos, y a mí me dieron una sencillamente porque tenía pasaporte, algo que le debía al Ejército español que me había declarado ‘inútil total’. Y eso me permitió salir a Europa. En un campo de trabajo, descubrí a un grupo de italianos, me uní a ellos, y había una finlandesa a la que seguía a Finlandia. Y así conocí a John Donner, con el que establecí relación de inmediato. Él me dio las primeras ediciones que tuve de Neruda y me ayudó a conocer a Brecht”. Ese encadenamiento de causas y azares, que es la vida, conduce a su amigo Luis Lacasta, que le dijo: “Vente a Suecia”. Lacasta estaba haciendo un trabajo sobre Ingmar Bergman y se unió a él. Y más tarde, contactó con Artur Lundqvist, escritor y secretario de la Academia Sueca, con el “cual trabajé en una antología de la poesía latinoamericana: Huidobro, Borges, Vallejo… Y también hice una muy amplia sobre Pablo Neruda, al que conocí. Asistí a un recital suyo donde recitó el actor Max von Sydow”. En su estancia en Suecia, que se prolongó alrededor de 40 años, Uriz conoció a García Márquez, Aleixandre, Neruda. “Neruda me mandó una carta muy curiosa y breve. Me decía: ‘Qué grande es la poesía de Artur. Sus traducciones, Uriz, son impresionantes. De todos los escritores, uno de los que más me impresionó por su humanidad fue Cortázar. Siempre estaba pendiente de ti, casi sin que te dieses cuenta. En uno de mis diarios tengo anotada una frase que me dijo: ‘Oye, Paco, qué fantasía tienes’. Y no deja de resultarme chocante porque no recuerdo a qué se refería y él para mí era el dios de la imaginación y la fantasía”. El libro está lleno de anécdotas jugosas, de viajes, de otros personajes, entre los que destacan el primer ministro sueco Olof Palme, con quien viajó a Latinoamérica en 1984, y Fidel Castro, al que hubo de traducir para los suecos.
“En política me ha movido, sobre todo, la solidaridad, el ansia de una sociedad más justa y el afán de hacer algo en la lucha contra la dictadura de Franco y el apoyo solidario a las víctimas de otras; en literatura, la vocación de puente literario entre mis países, el de origen y el de acogida, me llevó a la traducción”.
*Recupero esta conversación de hace algún tiempo con el poeta y traductor Francisco J. Uriz que presenta el martes en Ámbito Cultural dos libros: Accesorios y complementos y Cuaderno de bitácora, publicados por Libros del Innombrable, a las 19:30h. Intervendrán Natalio Bayo, Juanjo Vázquez, María José Benedí y Francisco el autor. La ilustración es de la pintora Zinaida Evgenievna.
ARAGONESA LOCURA DE AMOR

El amor ha inspirado grandes obras de arte. Ha sido uno de los estímulos decisivos de la creación. El amor y su envés: el desamor, como sucede con Francisco Pradilla que representó la locura y la enfermedad de amor de Juana la Loca, y plasmó con una increíble y luminosa elegancia otro tema amatorio en ‘La carta’. El amor da origen a algunos de los cuadros más hermosos de Goya, como el retrato de la duquesa de Alba o las ‘majas’. La historia de las ‘majas’ está envuelta en enigmas, y la mayor de ellas sigue siendo la identidad de la mujer desnuda y vestida que nos mira. Quizá el mejor cuadro de amor de Goya sea su retrato de la condesa de Chinchón: asombrosa delicadeza en el dibujo de un alma.
Uno de los grandes gestos de amor de todos los tiempos en Aragón es una obra arquitectónica: el palacio de Larrínaga, un proyecto que inició Félix Navarro hacia 1900 y que a partir de 1911, tras la muerte del zaragozano, asumió el arquitecto madrileño Fernando de Escondrillas, que puso fin en 1920 a un edificio ecléctico y deslumbrante, adornado con barcos que combaten la tormenta y el cierzo, conchas, anclas… Ese edificio majestuoso fue el regalo de amor que le hizo Miguel Larrínaga a su esposa Asunción Clavero, nacida en Albalate del Arzobispo. Se habían conocido en Zaragoza, se casaron en Liverpool en octubre de 1897 donde el joven se había hecho cargo de una empresa marítima familiar. Para aliviar las nostalgias de su esposa, Larrínaga mandó construir el palacio. Asunción falleció en 1939 y jamás estuvo en su interior por culpa de las andanzas de su marido, la I Guerra Mundial y el estallido de la Guerra Civil. Esta historia, y otras, la relataron Ignacio Iraburu y Jesús Martínez Verón en un libro espléndido: ‘Los cuatro viajes del palacio de Larrínaga’ (Ibercaja, 2000).
Otro misterio de amor lo vivió y lo desarrolló el pintor e ilustrador turolense, afincado en Zaragoza, Manuel Bayo Marín (1908-1953). Parece ser que él vivió entre dos amores que empezaban por las mismas iniciales: PB. Una era morena, la joven Pilarín Burgues; y la otra, rubia: la pianista Pilar Bayona. Las dos eran lectoras de ‘La voz de Aragón’. Pilarín Burgués confesaba en una sección habitual del periódico que lo que más le gustaba era Bayo Marín, y Pilar Bayona daba un rodeo: decía que lo que más le gustaba era la publicidad. Una publicidad moderna y espectacular que hacía Bayo. Este aludía a su secreto de amor añadiendo a su firma las iniciales P.B. ¿A quién pertenecían? Andrés Ruiz Castillo, que dedicaría casi toda su vida a HERALDO luego, sugería en 1930 que Bayo estaba enamorado de la pianista (que dejaba un pelotón de enamorados a su paso), a la que le dedicó una caricatura.
El bibliófilo y escritor José Luis Melero recuerda en ‘La vida de los libros’ (Xordica, 2009), una historia de amor entre Francisco Bastos Ansart y su mujer, que era además su sobrina, hija de su hermano, político y escritor, que también era su suegro. Francisco Bastos Ansart fue, además, el médico que atendió infructuosamente a Durruti, herido por su propia metralleta. Escribe Melero: “Bastos Ansart estuvo enamorado toda su vida de ella de una forma extraordinaria y a su muerte le dedicó un libro conmovedor [‘Una vida de mujer’ (1965)]. Era éste tan apasionado que les dio miedo a los censores y sólo autorizaron su difusión privada -de ahí su rareza-, prohibiendo que pudiera distribuirse en librerías”. Jorge Gay publicó un libro, ‘El amor nuevo’ (Fundación Amantes, 2009), en colaboración con Ignacio Martínez de Pisón, que nace de su mural dedicado a ‘Los amantes de Teruel’, donde recrea visualmente la leyenda como “un ideal de convivencia”. Mariano Gistaín y María Pilar Clau firman en ‘Lo mejor de Zaragoza’ (Zaragoza Global, 2009) una declaración de amor recíproca y una declaración de cariño a “la ciudad del amor”, en el tiempo, en la historia y en sus espacios.
Aquí faltan muchos homenajes de amor (las canciones de Amaral, Labordeta, Carbonell o Bunbury, las novelas de Pilar Sinués, que se casó por poderes con otro escritor Marco, los poemas de Miguel Labordeta, el amor de Conchita Monrás y Ramón Acín…), pero acaso exista otro que no habrá pasado inadvertido. Se trata del cuadro ‘Démeter Ecce Mulier’ (2005), instalado en el Casino Mercantil, hoy Cajalón, en el que el pintor Eduardo Laborda retrata a su compañera y pintora Iris Lázaro, como diosa de la agricultura, en medio del paisaje de Ágreda (Soria) y con unas granadas abiertas en la mano. El rostro de Iris acusa la tristeza. Dice el artista: “En aquellos días su padre estaba gravemente enfermo y yo he querido retratar la intimidad de su dolor, pero es sin duda un cuadro de amor”. Joaquín Costa amó a mujeres como Concha Casas, Fermina... Otra de ellas fue Isabel Palacín, a la que llamó Elisa en sus ‘Diarios’. Acababa de quedar viuda. De esa relación nació una niña, que Costa no reconoció y se bautizó con el nombre de Pilar Antígone. Fue ella quien cuidó en sus últimos años, en Graus, al polígrafo de Monzón. Su padre, antes del adiós, la llamó Mariíta.
*Este artículo apareció el domingo en 'Heraldo de Aragón'. Agradecería cualquier información y nota sobre otras historias de amor. Arriba una caricatura de Bayo Marín realizada a la pianista Pilar Bayona en 'La voz de Aragón' y en medio, tomada de flickr, una visión del palacio de Larrínaga.
FURIA DE AMOR

DEL DÍA DE SAN VALENTÍN
En ‘Álbum de radiografías secretas’, Ramón José Sender redactó sus memorias literarias, rescatadas por Tropo editores en 2008, donde reconstruye su vida y sus amistades con “gente importante”. En la inmediata posguerra, Sender jugaría al ajedrez con Bertrand Russell, descubriría que Frida Kahlo no le caía simpática y le tomaría un inmenso cariño a la poeta y rica heredera Nancy Cunard. Esta mujer esbelta, que había amado a Tristan Tzara y a Louis Aragon, tenía un secreto: estuvo toda su vida enamorada de Aldous Huxley sin que él raparase en ello. Una de las historias más simpáticas del libro afecta a la complicidad de Sender con el Nobel William Faulkner, un hombre de campo y cine al que le apasionaban los caballos. Los dos habían tenido de niños una novia. La novia de Faulkner creció y se casó con otro; años después quedó viuda, se reencontró con el autor de ‘El sonido y la furia’ y envejecieron juntos; hace poco se supo que Faulkner, cuando recibió el Nobel en 1950, tuvo un amor sueco, Else Johnson, a quien escribió: “Quiero que me enseñes todas las formas de hacer el amor en Suecia”. Sender nunca olvidó a Valentina: le dedicó libros, alguno tan bello como ‘La Quinta Julieta’ y la recordó poco antes de arrojarse a los brazos de la parca. También recordó a otra mujer de su vida: Simone Weil, “la perfecta versión femenina del héroe”. Lo conmovió por su lucidez, por su compromiso y por su misticismo, que le hacía pensar en Miguel de Molinos y en San Juan de la Cruz. Otra relación que le emocionaba especialmente era la del maduro Ernst Hemingway, que perdió la cabeza por la joven Adriana Ivanovich, que le inspiró la novela ‘Al otro lado del río y entre los árboles’ y se reencarnó en Renata, y en menos de seis años le mandó más de 2.000 cartas. Amor, amor, amor o la furia de vivir.
*Tristan Tzara besa la mano de Nancy Cunard. La foto es de autor desconocido y está fechada en 1920.
UN CUENTO DE AMOR Y CINE

La escritora gaditana Ángeles Prieto Barba es una gran lectora de Ramón J. Sender (no es extraño en ella: tiene muchos amigos aragoneses, aunque no nos conocemos, ha sido muy gentil: me ha pedido un cuento para una antología de cuentos de tráfico) y Es una especialista en Microrrelatos. Acaba de iniciar una nueva serie vinculada al cine.
Cinéfilos Microrrelatos
TU Y YO (de Leo McCarey)
Ángeles Prieto BARBA
Esto que voy a contar ahora es lo que me ocurrió ayer cuando, en vez de fijar mi cita con un rubio sobre el Empire State, quedé con el doble de Mortadelo, feo y canijo pero muy fotogénico, en lo más alto de la Seo. Y bueno, gracias a dios, no salí parapléjica del asunto en aquella plaza sin tráfico, tan sólo turulata tras aguantarle unas horas de verborrea sosa, de un quiero y no puedo porque de romance, nada. Ni yo tenía el estómago adecuado, ni él los arrestos suficientes para ponerme los puntos. Es lo que tiene Internet. Hoy he quedado con otro más guapo allá arriba, bajo el cielo estrellado. .
* En la Cary Grant y Deborah Kerr.
ARTE, VIAJE, LIBROS, MÚSICA, EN BORRADORES

Borradores recibe esta noche, a las 0.25 horas, a la historiadora del arte Carmen Morte que acaba de publicar ‘Damián Forment. Escultor del Renacimiento’ (CAI), que contiene la vida y la obra del artista valenciano que trabajó en Aragón, en Cataluna y la Rioja, y que mantuvo tres talleres abiertos: en Zaragoza, en Huesca y en Poblet. Hijo de tallista de la madera, Damián Forment nació en Valencia hacia 1475 (otros dicen que procedía de Alcorisa, Teruel) y falleció cuando trabajaba en el retablo de Santo Domingo de la Calzada. Entre 1509 y 1518 realizó su primera gran obra maestra: el Retablo del Pilar, y entre 1520 y 1534 el de la catedral de Huesca, ambos en alabastro. Además, trabajó en las iglesias de San Miguel de los Navarros y en San Pablo, así como en el monasterio de Poblet.
La antropóloga Elisa Sánchez y la filóloga Esther Ortas hablan de su libro ‘Viajeros por la Jacetania’ (Comarca de la Jacetania), un volumen que narra la llegada de los primeros viajeros, excursionistas, montañeros, artistas y escritores, a principios del siglo XVIII hasta las vísperas de la Guerra Civil. El libro recorre los paisajes, los monumentos, los medios de transporte, las relaciones con la habitantes del Pirineo, y aborda personajes tan importantes como Richard Ford, sir Henry Russell, Joaquín Sorolla, Cajal, José María Quadrado o Gustave d’Alaux, entre otros.
Además, Borradores emite reportajes con diferentes escritores: con Alex Rovira y Francesc Miralles, autores de ‘La última respuesta’ (Premio Torrevieja de novela), donde abordan la personalidad y los misterios de Albert Einstein, que tuvo una hija secreta y que se habría pasado los últimos años de su vida trabajando en una fórmula que fuese la quintaesencia del mundo. La entrevista se realiza en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, donde Einstein pronunció una conferencia en 1923. Andrés Pascual habla de ‘El compositor de tormentas’ (Finalista del Premio Torrevieja), una narración que transcurre en el siglo XVIII entre Francia y Madagascar, en la cual un músico busca, en medio de intrigas y muertes, la melodía del alma. Ambos libros pertenecen al sello Plaza & Janés. Luis Landero, Premio Nacional de Literatura, habla de su último libro: ‘Retrato de un hombre inmaduro’ (Tusquets), el relato de un hombre de 65 años que, desde un hospital, reconstruye su vida.
Además, Borradores recupera la sección ‘Los elegidos de Borradores’ y recomienda libros de María Zambrano, de Cees Nooteboom, de Joyce Carol Oates y una película: ‘Novecento’, de Bernardo Bertolucci, editada en dos cedés.
La actuación musical corre a cargo de Luis Cebrián, integrante de varios grupos como Experimentos in da Notte, Intruso y Louisiana, que toca dos temas: una adaptación muy personal de una canción casi legendaria en el pop-rock aragonés, ‘Cass’, basada un poema de José Luis Rodríguez, que popularizaron Mauricio Aznar y Gabriel Sopeña, y una pieza que tiene algo de juego de palabras: ‘Invéntate un final’.
Borradores. Aragón Televisión. Emisión: de martes a miércoles, a las 0.45, tras la última edición de los informativos. Redifusión: los sábados a las 9.15 de la mañana. Canal Satélite Digital, 97. Imagenio: 182. Esta foto es de Amanda Zackem.
RETRATO DEL HURAÑO CELINE

Hace pocos días, releí con atención el libro ‘Álbum de radiografías secretas’. Uno de los retratos más complejos y fascinantes del libro es el del escritor y médico Louis-Ferdinand Celine (1894-1961). Sender y él no se caen demasiado bien de entrada; la primera conversación que mantienen es un tanto paradójica o chocante: Celine mea y mea y habla de espaldas al escritor oscense. Sender le corresponderá en su libro, muchos años después, con un retrato espléndido que intenta explicar la atracción por el mal, sus rincones oscuros y su entrega generosa a sus pacientes.
Me ha encantado esta foto de Louis-Ferdinand Celine.
CHRISTOPHER HITCHENS EN DEBATE

El escritor y traductor Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) acaba de publicar en Debate la traducción de ‘Amor, pobreza y guerra’ de Christopher Hitchens, un trabajo en el que ha empleado un verano completo al menos. En su blog, Danielgascon.blogia.com publica este artículo sobre el escritor, su mundo, este proyecto y la experiencia de la versión. Christopher Hitchens podría definirse ahora como un heredero de George Orwell. Es un artículo largo, pero realmente jugoso.
AMOR, POBREZA Y GUERRA
La vida, la obra y el pensamiento de Christopher Hitchens
Por Daniel GASCÓN
El primer libro de Christopher Hitchens que leí es Cartas a un joven disidente (Anagrama, 2003), por recomendación de Félix Romeo. Creo que es un libro que no tuvo el éxito que merecía; todavía lo releo de vez en cuando porque está lleno de anécdotas y frases estupendas, y algunas cosas todavía más importantes, como su defensa de la libertad, su reconocimiento de que a veces uno puede encontrarse defendiendo una posición con alguien con quien tiene desacuerdos fundamentales (y que eso no debería echarnos para atrás), el principio de que no hay que perdonar u ocultar los errores de los de “tu bando” para no “ayudar al adversario”, la recomendación de que es más importante cómo se piensa que lo que se piensa exactamente, o la afirmación de que hay algo saludable y revitalizador en leer el periódico y sentir indignación y polemizar.
Después leí La victoria de Orwell (Emecé, 2003), un estupendo ensayo que reivindica la importancia del autor de 1984 por reconocer a tres enemigos fundamentales –el imperialismo, el fascismo y el comunismo-; estudia y rebate las críticas que se le han hecho desde la izquierda, la derecha y la escuela posmoderna; y también refuta las calumnias que vierten sobre Orwell quienes nunca le han perdonado que enseñara la mentira brutal y repugnante del estalinismo.
Hasta entonces el nombre de Hitchens me sonaba por algunas de sus apariciones en Experiencia, de su amigo Martin Amis: allí se cuenta una virulenta discusión sobre Israel con Saul Bellow; en Koba el Temible (por entonces aún no lo había leído: salió en castellano poco después) Amis polemiza con Hitchens. En ese momento, Hitchens era un crítico literario y periodista de izquierdas que se había sentido asqueado por un sector progresista que buscaba la explicación los ataques del 11 de septiembre en la política estadounidense y los “agravios” sufridos por el “mundo islámico”: como si Bin Laden, su grupo de asesinos y su ideología retrógrada representaran, de un modo algo brutal, a la justicia internacional ignorada. En las atrocidades de Nueva York, Washington y Pensilvania y la ideología de muerte y estupidez que había detrás, Hitchens –que ya había defendido robustamente a Salman Rushdie frente a la fetua de Jomeini y las voces de los intelectuales occidentales que pedían “respeto” para las religiones, al igual que a los musulmanes de Bosnia- vio a un enemigo esencial, y eso también le valió su excomunión de la izquierda oficial. Su apoyo a la invasión de Afganistán e Irak lo hicieron aún más polémico.
Fue un descubrimiento, que también me ha llevado a escritores que citaba y a otros libros suyos, como el estupendo Unaknowledged Legislation, sobre los escritores y la política; como Blood, Class and Empire, sobre la relación entre Gran Bretaña (su país de origen) y Estados Unidos (su país de adopción); The Missionary Position, su formidable ataque a la madre Teresa de Calcuta (que no tuvo reparos en aceptar el dinero que Duvalier había robado a los pobres de Haití); o Dios no es bueno (Debate, 2008), una acusación al veneno de las religiones, llena de erudición, indignación e ironía, y la antología de pensadores ateos y anteístas Dios no existe (Debate, 2009), que también puede leerse como una historia de los escritores de la libertad.
Hitchens, que Forbes clasificó en 2009 como uno de los 25 liberales (en el sentido anglosajón) más importantes de Estados Unidos, y al que Foreign Policy y Prospect situaron como número 5 de los 100 intelectuales públicos más importantes del mundo, estudió en Oxford, fue inicialmente trotskista, se define como un “radical”, no como un liberal . Sus visitas a Cuba o Polonia le hicieron desconfiar de las revoluciones y los regímenes socialistas, y le mostraron que muchos de sus principios más queridos solo tienen sitio en una democracia liberal. El disidente polaco Adam Michnik se lo explicó así: “La gran lucha para nosotros es que el ciudadano deje de ser propiedad del estado”. Se oponía al comunismo, pero también tomó parte en muchas batallas de la izquierda, desde Palestina –colaboró con el fatuo Edward Said, de quien luego se distanció- a Vietnam, y se relacionó con la oposición a la dictadura de Pinochet en Chile, o de la dictadura militar argentina (era amigo del periodista secuestrado Jacobo Timerman).
Así posó este chico malo para 'Vanity Fair'.
Hitchens es famoso por sus violentos ataques: a Kissinger, a los Clinton, a Michael Moore o Teresa de Calcuta. Cuando escribió Dios no es bueno, The Guardian dijo: por fin ha encontrado un enemigo a su altura: Dios. Pero también ha dedicado hermosos textos a personas que han defendido la libertad, la razón y la justicia aunque eso también los haya condenado al ostracismo; gente que, por usar una frase de Félix Romeo, “se ha atrevido a estar sola” y defender sus principios aunque sean impopulares: un ejemplo sería George Orwell, pero también Spinoza o Tom Paine, el inglés panfletista en la Revolución americana (donde algunos les parecía demasiado radical), que también participó en la Revolución francesa (donde fue encarcelado por moderado), que escribió los Derechos del Hombre y a cuyo entierro solo acudió media docena de personas. En nuestra época, ha sido un firme defensor de Ayaan Hirsi Ali, una mujer amenazada de muerte por el fascismo islámico, que resulta tremendamente incómoda para ciertos sectores biempensantes (cuando mataron a Theo Van Gogh, El País dijo que el cineasta era un “provocador”; por no hablar de los problemas con el visado de Hirsi Ali o de los vecinos que le pidieron que se marchara de casa...). Paine, Orwell o Thomas Jefferson, “autor de América”, son referentes esenciales para Hitchens, como parte de Marx, Stuart Mill o Victor Serge, o como Auden, Philip Larkin, Anthony Powell u Oscar Wilde.
He tenido mucha suerte: gracias a internet, he podido leer sus artículos cada semana, en Slate, y cada mes en The Atlantic y Vanity Fair, entre otras publicaciones. A veces, he traducido algunos. He podido ver intervenciones de sus debates en Youtube. Lo he visto analizar los acontecimientos de la actualidad: desde la guerra de Irak -que apoyó- a la candidatura de Obama -que defendió- o la denuncia de las torturas en Guantánamo, hasta la matanza de unos cerdos en el Cairo; el uso de la expresión “o sea”, una crítica durísima a Gore Vidal o una lectura de Larrson. Muchas veces, cuando ocurre algo, me pregunto qué pensará Hitchens: no siempre estoy de acuerdo, pero su visión siempre me resulta interesante e iluminadora.
En otros lugares –especialmente The Atlantic- he leído artículos suyos sobre Philip Roth, Saul Bellow, Evelyn Waugh, V. S. Naipaul, Arthur Koestler o Ian McEwan. Hitchens también es un crítico literario perspicaz, con un oído muy fino, erudición y mucho sentido del humor. Un artículo suyo sobre la crisis de los misiles empieza: “Como todo el mundo, recuerdo exactamente el día en que el presidente John Fitzgerald Kennedy estuvo a punto de matarme”. Que Dios no es bueno y Love, Poverty, and War estuvieran dedicados respectivamente a Ian McEwan y Martin Amis me gustaba. También me gustaba leer algunos perfiles, que lo mostraban con sus amigos en casa, comiendo y bebiendo, y yéndose un momento para escribir un artículo. Me dijeron que, cuando viajaba con sus editores, tenían que turnarse por horas, porque les resultaba imposible resistir el ritmo de su ingesta de alcohol.
Y también he tenido suerte por poder traducir este verano Amor, pobreza y guerra, que acaba de salir en Debate. Es uno de los libros más importantes de Hitchens, quizá el que mejor explica sus pasiones y sus facetas intelectuales. La primera parte, “Amor”, son sobre todo artículos literarios y biográficos: repasa las vidas contradictorias de Winston Churchill, que se colgó “las medallas de sus derrotas” y Rudyard Kipling, el imperialista que se pasó la vida alertando de los peligros y la inutilidad del imperio; revisa la aventurera trayectoria de Lord Byron y la biografía de Trotski, desde su trabajo periodístico a sus advertencias sobre el nazismo y Stalin, la caducidad de muchas disputas marxistas y su influencia póstuma –finalmente- en una revolución: contra el socialismo; recuerda una visita a Jorge Luis Borges y analiza con brillantez La suerte de Jim, la obra de Graham Greene y Ulises, prestando una atención especial a las relaciones del libro con la masturbación (Joyce situó la novela en la fecha en la que Nora Barnacle le hizo su primera paja; “¿Puedo besar la mano que ha escrito el Ulises?”, le preguntaron después a Joyce; “No, ha hecho muchas otras cosas”, respondió). Uno de mis capítulos preferidos es el que dedica a Noticia bomba, de Evelyn Waugh, donde recuerda sus años como corresponsal.
La parte de “Amor” tiene una sección titulada “Americana”, donde se incluye un reportaje sobre Sunset Boulevard (donde Hitchens viaja con Billy Wilder); un viaje por la Ruta 66 o un bello texto sobre Las aventuras de Augie March: según Hitchens, la importancia de esa novela –que marca la llegada de un grupo brillantísimo de autores judeo-americanos al mainstream de las letras estadounidenses- reside en la “eligibilidad universal”, en la promesa de que cada uno puede ser lo que quiera. El texto final, con el fondo de “Septiembre de 1939” de W. H. Auden, habla de Nueva York: tras el 11-S, Hitchens recuerda los años que vivió en la ciudad, y retrata una ciudad conmocionada.
“Pobreza” incluye algunos de sus ataques más lúcidos y feroces: critica duramente Fahrenheith 9/11 y La Pasión de Cristo y el fanatismo religioso (por ejemplo, habla de Malcolm Muggeridge, y de apariciones de vírgenes). En uno de los artículos más divertidos del libro, Hitchens cuenta cómo el Vaticano lo llamó, después de que publicara su libro, para que testificara en contra en el proceso de canonización de la madre Teresa: esa vez, Hitchens sí que fue verdaderamente “abogado del diablo”. Un texto de unas páginas contiene lo mejor de Dios no es bueno, como su defensa de una moral laica. Pero también visita el corredor de la muerte, critica las regulaciones del alcalde Bloomberg en Nueva York rompiendo leyes que prohíben fumar en restaurantes, dar de comer a los patos o atarse las zapatillas en el metro; estudia la deficiente enseñanza de historia en Estados Unidos o relata un espeluznante encuentro con David Irving (aunque defiende su derecho a publicar sus libros), además de hablar de los judíos y la historia del antisemitismo. A Hitchens le obsesiona una característica de la fama moderna: que se juzguen las acciones de una persona según su reputación, en vez de que la reputación de una persona se construya a partir de sus acciones. Pasajes sobre personajes como el dalai Lama, John Fitzgerald Kennedy, Gandhi denuncian esta práctica que vemos cada día.
La tercera parte, “Guerra”, se divide en dos secciones. En la primera, “Antes de septiembre” Hitchens visita el Kurdistán, y Montenegro poco antes de su separación de Serbia. Habla del régimen atroz de Corea del Norte, y de la corrupción abyecta de la dictadura de Cuba: son artículos que tienen años, pero desgraciadamente conservan una su actualidad. Y siempre tienen una mirada autobiográfica y datos interesantes, como la pasión cinematográfica de Kim Jong il, que llegó a secuestrar a un director y a una actriz chinos para que hicieran películas con él. El último artículo de esta sección denuncia el bombardeo ordenado por Bill Clinton de una fábrica farmacéutica en Sudán –el complejo de Al Shifa, atacado porque supuestamente producía armas químicas en un momento de bajada en las encuestas del presidente-, y de las explicaciones que dio, copiadas de la película El presidente y Miss Wade.
La parte final del libro, “Después de septiembre”, recoge los artículos sobre el 11-S. En ellos, Hitchens habla de la perplejidad inicial, del cambio del paisaje y de la irrupción duradera del terror. Después analiza las respuestas: desde algunos despliegues inútiles del Gobierno hasta la reacción pacífica de los neoyorquinos. Y, sobre todo, se enfrenta a quienes buscan “racionalizar” los motivos de los terroristas: aquellos que explican que un ataque diseñado para producir el mayor número de víctimas civiles posible –entre las que había miles de musulmanes- es, por supuesto, un crimen horrible, pero obedece a causas profundas, como la “humillación del mundo islámico” a manos de Occidente, la pobreza, Israel... Según Chomsky, por ejemplo, no era un crimen distinto al bombardeo de la fábrica farmacéutica en Sudán. Hitchens recuerda a Chomsky que no denunció el bombardeo con la misma vehemencia en su momento y también que gran parte de la izquierda no quería exagerar con ese asunto para no dar argumentos a la derecha, y matiza, por ejemplo, que los misiles no estaban cargados de civiles inocentes, o que el objetivo era militar.
Para él, estaban ante una ideología totalitaria (“el fascismo con rostro islámico”), y era mejor escuchar simplemente las reivindicaciones de Al Qaeda en vez de otorgarles una especie de condición justiciera: quizá fuera un buen momento para hablar de la situación de los palestinos, pero desde luego eso debía hacerse al margen de las reivindicaciones al-Qaeda. (Por otra parte, a al-Qaeda los palestinos tampoco parecían importarles mucho, salvo para legitimarse: en sus reivindicaciones en la época, pedían la retirada de tropas estadounidenses de la Península Arábiga, para luego reclamar Cachemira o Palestina... Poco después también reclamaron Al Andalus. Luego, en algún comunicado, han hablado también del cambio climático.) Dice Hitchens:
Para los sectarios de al-Qaeda, adoctrinados en el wahabismo, solo los más puros y fanáticos son dignos de consideración. Las enseñanzas y proclamaciones públicas de esta secta nos han iniciado en la idea de que los tolerantes, los de mente abierta, los apóstatas o los seguidores de distintas ramas de La Fe solo merecen matanza y desprecio. Y eso es antes de considerar siquiera a los cristianos y los judíos, por no hablar de los ateos y los laicistas. Los motivos de queja y la animosidad son anteriores a la Declaración de Balfour, no digamos la ocupación del West Bank. Son anteriores a la creación de Irak como estado. Las puertas de Viena tendrían que haber caído ante la yihad otomana antes de que cualquier bálsamo pudiera aplicarse sobre estas heridas psíquicas. Y ese es precisamente ahora nuestro problema. Los talibanes y sus sucedáneos no se contentan con empobrecer sus sociedades hasta la miseria y la servidumbre. Están condenados, y erróneamente se creen ordenados, a extender el contagio y llevar el infierno hasta los que no son virtuosos. El primer paso que debemos dar, por tanto, es la adquisición del suficiente respeto por nosotros mismos, y la confianza suficiente para decir que hemos encontrado un enemigo y no somos nosotros, sino alguien distinto. Alguien con quien la coexistencia –afortunadamente, creo yo- no es posible. (Digo “afortunadamente” porque también estoy convencido de que esa coexistencia no es deseable.)
Quizá ahora parezca evidente. Pero no lo era en ese momento, ni después: algunos explicaron el atentado del 11-M como una respuesta a la participación de España en la guerra de Irak. El atentado era terrible, injustificable, brutal, claro, pero no hay que jugar con fuego. Lo que pasa es que desde el punto de vista de los fanáticos se juega con fuego enseguida: con unas caricaturas, con una película, con un libro, con que las mujeres vayan descubiertas, con determinadas comidas, con la libertad sexual...
Lo que abominan de “Occidente”, por decirlo en una frase, no es aquello que los progresistas occidentales rechazan y no pueden defender de su propio sistema, sino lo que sí les gusta y deben defender: sus mujeres emancipadas, su investigación científica, su separación entre religión y estado. “Amor, pobreza y guerra” reproduce sus polémicas con Chomsky y sus compañeros de The Nation, que abandonó poco después (y contiene un elogio al juez Baltasar Garzón, por ordenar la detención de unos miembros de al-Qaeda y de Pinochet). Incluye un artículo sobre la guerra de Afganistán, señala muchos de problemas que todavía existen en un viaje por Pakistán, donde visita Peshawar y la frontera de Cachemira; y también tiene dos textos escritos en Irak (uno durante la guerra, otro poco después). Según Hitchens, Estados Unidos y Reino Unido no deberían haber recurrido a las armas de destrucción masiva para justificar la invasión: las violaciones de los derechos humanos del régimen de Sadam Husein, el asesinato masivo de los kurdos y la persecución de los opositores habrían sido razones suficientes. Se puede pensar que la exportación de la democracia no funciona fácilmente, que la guerra fue un error, un crimen o un disparate, o que por otra parte no se hizo –ni siquiera nominalmente- por esas nobles razones, pero el relato de los desenterramientos de las víctimas, el terror del régimen de Sadam Husein y el regreso de los exiliados es verdaderamente poderoso. Al traducir Amor, pobreza y guerra, he vuelto a pensar en algunos debates importantes, he aprendido bastantes cosas de historia, política y literatura; he descubierto novelas, ensayos y poemas, me he desesperado con alguna frase y me he reído bastantes veces. Recorrer sus páginas ha sido una hermosa experiencia, y espero que también lo sea para los lectores.
AGUSTÍN SÁNCHEZ VIDAL ESCRIBE DE ELEN@A DE CÉSPEDES, CIRUJANA

Agustín Sánchez Vidal presentaba ayer en Madrid, y hoy lo hace en Zaragoza, su nueva novela: ‘Esclava de nadie’, sobre Elena de Céspedes, una mujer que se casó como mujer, combatió en la batalla de las Alpujarras, amó como hombre, contrajo nupcias de nuevo, aprendió el arte de la cirugía y finalmente fue objeto de un proceso inquisitorial en 1587. La novela ha sido publicada por Espasa.
¿Quién fue Elena / Eleno de Céspedes? Haznos un retrato de aproximación y vincula un poco la ficción con la realidad
Se trata de un personaje real. Hermafrodita, por más señas. Y uno de los casos más extraordinarios de coraje en nuestra historia. Alguien que nace esclava, mulata, en un entorno morisco, pobre de solemnidad. Que se casa como mujer y tiene un hijo, para luego participar como hombre en la guerra de las Alpujarras. Y termina contrayendo matrimonio con una mujer y siendo cirujano, con dos títulos. El primer caso que se conoce en todo el mundo de alguien que lo lograse teniendo el sexo femenino, porque el oficio estaba prohibido a las mujeres.
¿Qué te atrapó de un personaje así, tan infrecuente en su época, hermafrodita?
Por supuesto el hermafroditismo es esencial, porque lo singulariza ya de un plumazo. También su nacimiento en esclavitud, un tema muy poco tratado en nuestro país. Pero hubo una razón añadida: que el lector actual podía seguir la historia con naturalidad, sin que las truculencias del caso tapasen a la persona. Si hubiera nacido ahora, en Alhama de Granada, Céspedes no tendría ningún problema: habría podido someterse a una operación de cambio de sexo por la Seguridad Social, alistarse en el ejército y, por supuesto, ejercer la cirugía.
Como curiosidad: la acción se desarrolla en el contexto del conflicto entre cristianos y moriscos, y el libro aparece cuando se cumplen 400 años de la expulsión de los moriscos. ¿Hay alguna relación, ha sido casualidad?
Los moriscos están en la novela porque condicionan en todo momento la vida real de Céspedes: crece en ese ambiente, la encarcelan porque la toman por uno de ellos y los combate durante tres años para que no la confundan más con los perdedores.
¿Qué novela querías escribir exactamente porque tiene la estructura de un biopic con las elipsis muy bien elegidas y bien distribuidas: aprendizaje y educación sentimental, casamiento, aventura, identidad, guerra, proceso…?
Al estar narrada desde la doble perspectiva de un proceso judicial y la memoria de Céspedes, puedes detenerte en su vida de una forma selectiva, y eso es muy eficaz para que la acción no se estanque. Además, llevó una vida tan ajetreada que contarla toda habría dado para el doble o triple de páginas. Y yo quería algo sintético, intenso, con mucho nervio.
También podría decirse que es, ante todo, una novela sobre la identidad sexual…
Sin duda. Era una cuestión muy debatida entonces, cuando uno de los discípulos del anatomista Vesalio reivindicaba el descubrimiento del clítoris. Y sigue siéndolo ahora, cuando la transexualidad está a la orden del día, en los titulares de los medios de comunicación.
En la novela no dejan de pasar cosas. ¿Cómo te has planteado el ritmo del libro?
Cada momento tiene su propio ritmo. No puedes contar del mismo modo una guerra que el aprendizaje del oficio de cirujano. Pero he pretendido que fuera ascendente, a partir de los sucesos que van marcando al personaje protagonista. De modo que culmina en un proceso judicial en el que lo tiene todo tan en contra que será un milagro que pueda salir con vida. En realidad, fue lo que pasó.
¿Era tan importante el arte de la costura en la época?
Sí, para una mujer que pretendía vivir de su trabajo con cierto grado de emancipación. La costura era de los pocos dignos que estaban a su alcance. Además, la destreza que adquiere Céspedes como tejedora, calcetera y sastre es fundamental para su desempeño como cirujano. Al parecer, era un cirujano excepcional.
Uno de los capítulos más reveladores del libro es la historia de amor con Ana de Albánchez… Ahí, ya se ve claramente que Elena pasa a ser Eleno…
Ana de Albánchez es algo deslumbrante en su vida. Todavía en el proceso judicial se transmite ese fogonazo. Incluso estando en la sala de audiencias de una cárcel, ante un tribunal inquisitorial, se deduce esa fascinación. Es el deseo en estado puro, la potencia de la sexualidad femenina en todo su esplendor, una fuerza desatada de la Naturaleza.
Nunca había habido tanta descripción sexual en tus libros. ¿Cómo has afrontado el erotismo, el sexo explícito, incluso tan explícito como luego se narra en el juicio?
La clave de todo el juicio y del personaje es el sexo. O coges ese toro por los cuernos, o no hay historia ni protagonista. Cerca de la mitad del proceso --es decir, unos trescientos y pico folios-- hablan una y otra vez del sexo. Y de forma muy pormenorizada, con los detalles más escabrosos.
El otro gran personaje del libro es María del Caño…
Cuando decide casarse con Eleno de Céspedes, María demuestra una determinación y valentía admirables. Tiene poco más de veinte años, es una chica de pueblo y se ve envuelta en turbulencias que habrían echado atrás a la más templada. A mí me parece conmovedor que se comportara como lo hizo, sabiendo que podía acabar en la hoguera por apoyar en todo momento a su marido.
¿Cómo valoras el capítulo de la guerra de las Alpujarras, cómo cambia al héroe? Ahí juegas con el mito de la doncella guerrera.
La guerra contra los moriscos fue una de las más feroces y terribles de este país, quizá sólo superada por la de la Independencia y nuestra última guerra civil. Y el travestismo femenino en los ejércitos europeos, de esa época te deja pasmado. Por aquel entonces se ingresaba en la vida adulta mucho antes que ahora. Se alistaban con 16 y hasta con 14 años. Y muchas mujeres se camuflaban entre estos adolescentes barbilampiños.
¿Ocurrió así la transformación del ex soldado que acaba siendo un gran cirujano? ¿Se parece esa parte tan importante, la relación con León y Francisco Díaz, a la realidad?
Esa relación y aprendizaje se zanja en las declaraciones de Céspedes con un par de líneas. Ni siquiera dice el nombre del cirujano, sólo insiste en que era de Valencia. Está claro que trataba de encubrirlo. Lo que he hecho ha sido estudiar el perfil personal y profesional de docenas de cirujanos y reconstruirlo del modo más verosímil.
Esa parte, tan decisiva para la historia, supone la reivindicación del humanismo, los ecos del erasmismo…
El humanismo es la espina dorsal de la cultura europea, el momento en que se propone que el destino de cada cual está en sus propias manos, y no en otras ajenas, por muy Altas que se pretendan. Ahí no caben ambigüedades, ni invocar instancias superiores, ya sean dioses, el Estado, el Proletariado o el Mercado.
La novela es un gran flash back, desde la cárcel, en vísperas del gran juicio. En ese instante la novela parece recomenzar de nuevo con una gran fuerza. ¿Te lo habías planteado así, como un recurso, como un nuevo impulso a la trama?
Absolutamente. Esa era la idea. Si la última parte no arrancaba y remataba bien, la narración se habría quedado coja. Es una de las cuestiones que te quitan el sueño: cómo contar las cosas del modo más eficiente y enriquecedor. Lo demás me parece secundario.
Se cita varias veces el ‘Discurso de la dignidad’ de Pico Della Mirandola. ¿La palabra clave de la novela es esa: una defensa de la dignidad?
Sí, y también de la libertad, porque Céspedes nace esclava e hija de esclava. En esa cita de Pico della Mirandola está seguramente la quintaesencia de esta historia: la dignidad humana entendida como la asunción de una identidad propia, a partir de las decisiones individuales.
Esta es tu tercera novela, quizá la más fluida, la más contenida también. ¿Cómo ves tu propia evolución?
Soy consciente de que estoy aprendiendo el oficio. Todavía me siento muy torpe. Miro hacia atrás y lo que veo son fallos, mucho más que logros. Tengo un montón de historias en el telar, bastante más de las que lograré escribir. Cada una plantea sus propios desafíos, y hay algunas que aún no estoy en condiciones de sacarlas adelante. Pero otras espero que sí.
La novela también tiende puentes con la actualidad a través de aspectos como la libertad, la identidad y el cambio de sexo. ¿Cuál sería ese mensaje, qué nos quieres decir, qué quieres reivindicar?
Lo que cuento es real, tiene mucha mayor autoridad de la que yo pueda pretender. Sencillamente, muestro cómo en pleno siglo XVI, alguien muy en su sano juicio, una persona perfectamente productiva, estaba reivindicando algo que hemos tardado cuatrocientos años en asumir con naturalidad: que se puede ser mujer, nacer esclava, y mulata, y ser tan profesional como el mejor cirujano del momento. ¿Necesitamos esperar otros cuatro siglos para proceder en consecuencia con otra serie de reivindicaciones similares?
¿Te ha supuesto muchos viajes, investigación, proceso de escritura? Nos interesa cualquier detalle que te parezca curioso...
Tenía ganas de escribir sobre un caso verídico para tantear algo que hace tiempo barruntaba. Tanto si escribes sobre algo real como si se trata de ficciones, es esencial dosificar la documentación. En el momento en que estés en condiciones de asumir las sensaciones y ambientes a través de la piel de tus personajes, debes echar a andar y primar la lógica narrativa y el ritmo sobre cualquier otra consideración.
BRUNO & GAMBA EN LA CAMPANA

DOS JUGLARES DEL SIGLO XXI
EL VIAJE DE LOS TAMBORES, música y humor
El cómico Juan Gamba y el músico Bruno Gullo se han unido para formar el dúo Ñaque de Bruno y Gamba. Juntos ponen en escena el relato Los Tambores, del polaco Reiner Zimnik, en una versión irreverente, cómica, musical y frenética. En este tiempo de fronteras, pasaportes y migraciones, he aquí la aventura de un grupo de hombres que atraídos por el retumbar de los Tambores se unen para emprender un viaje fantástico en busca de la tierra soñada.
Podremos verles próximamente en Zaragoza en La Campana de los Perdidos, c/ Prudencio 7, el Jueves 25 y el Viernes 26 de Febrero a las 22:00. http://www.campanadelosperdidos.com/
Juan Gamba es narrador y clown y con sus espectáculos ha actuado por toda la geografía española, habiendo sido invitado a numerosos festivales tanto nacionales como en Argentina, Brasil y México. Su fusión de humor y cuentos empezó en 2003 con su otro dúo Gamba & Ginny.
Bruno Gullo es un músico y trovador romano, líder de la banda de fusión La Malarrazza, que ganó el premio Injuve 2008 y el Fundación Canal 2009. En solitario ha girado con sus espectáculos Mambo Italiano e Historias de un juglar, habiendo estado invitado en el encuentro de Juglares de Cáceres.
Juntos cuentan y cantan en un show con un ritmo imparable, fusionando teatro gestual con monólogo, música con poesía; a través de un viaje lleno de ironía actual y humor sorprendente, con una propuesta escénica que mantiene al espectador cautivo y cautivado.
*Esta foto de Bruno y Juan Gamba está tomada de http://abilleira.blogspot.com/2009/11/el-viaje-de-los-tambores.html
LALO CRUCES EN IBERCAJA-ACTUR
Recibo esta nota de Eduardo ‘Lalo’ Cruces, pintor, dibujante e interiorista, vinculado al grupo Voyeur. Durante sus conciertos suele pintar un cuadro. En ‘Borradores’ pintó uno de Bob Dylan. Y también ilustró, con una pintura sobre madera, una de las portadas de 'Artes & Letras'. Este retrato de Audrey Hepburn es de las piezas que presenta en la muestra.
Ibercaja Actur le invita a la inauguración de la exposición Cocktail del pintor Lalo Cruces, que tendrá lugar el martes 23 de febrero a las 19.30 horas.
ESCRIBE LALO CRUCES
Antes que con la palabra, siempre he preferido hablar con la pintura.
Quiero agradecer a todas las personas que me han estado apoyando durante todo el 2009, año de mis primeras experiencias como pintor.
Siempre he considerado la pintura como una forma de expresión, una forma de liberación, sin reglas, sin pautas, sin horas, minutos ni segundos.
No he pretendido nunca marcarme un estilo propio ni extremadamente definido que me lleve a las mismas técnicas o a seguir unas pautas establecidas, por ello soy un seguidor incondicional del trabajo autodidacta.
«Cocktail» de ideas, colores, texturas, técnicas e imágenes que surgen en mi cabeza cuando conduzco, cuando duermo, cuando trabajo, cuando subo al escenario, cuando salgo de marcha o simplemente… cuando lo pienso.
El desarrollo y el trabajo de los últimos meses me está ayudando a integrar mis propias obras en mis proyectos de interiorismo e incluso a plantear espacios, texturas o volúmenes que antes ni siquiera me planteaba.
Espero que disfrutéis de la exposición y que este «cocktail» que os sirvo… os emborrache y embriague hasta caer rendidos.
Lalo Cruces
FOTOS DE ÁLVARO HERNÁNDEZ

Esta mañana recibí un correo del fotógrafo zaragozano Álvaro Hernández, cuya página es esta: http://www.flickr.com/photos/alvaristico. Me puse en contacto con él y me ha contestado a estas preguntas sencillas.
¿De dónde sale el fotógrafo Álvaro Hernández?
Nací en Zaragoza en 1980, soy licenciado en Derecho y actualmente trabajo en la Universidad de Zaragoza como gestor de valorización de resultados de investigación en la OTRI de la UZ.
¿Desde cuándo te interesa la fotografía?
Siempre me ha llamado mucho la atención el mundo de la fotografía pero no es hasta el Verano de 2008 cuando me hago con mi primera reflex en un viaje por los EEUU (me la compro en San Francisco). A partir de ahí, es toda una locura; la afición se vuelve pasión y la pasión en obsesión por la belleza. A mi vuelta de ese verano comienzo a estudiar en la escuela Spectrum Sotos donde a fecha de hoy estoy terminando el curso superior de fotografía. A la par he ido haciendo diversos talleres, con Rafael Navarro de desnudos y con Juan Moreno de moda; a éste último fotógrafo tuve el placer de asistirle en un par de ocasiones.
¿Qué estás haciendo ahora?
En estos momentos estoy dedicando todo mi tiempo disponible a la fotografía y esto fue lo que me impulsó a escribir a grandes fotógrafos para ofrecerles mis servicios como asistente. Me interesé por Richard Warren, le escribí, hable con el él y aceptó que fuera. eso sí, me dijo que igual no tenía un montón de trabajo... Al final de los 30 días que estuve sólo tuve 3 días libres, ¿no es genial? Asistir a Richard Warren ha sido una experiencia inolvidable y es que éste fue uno de los asistentes de Helmut Newton, grandísima inspiración para mí en estos momentos. Considero que fui un privilegiado al ver en la fotografía de Richard como trabaja Hetmut, sus técnicas de iluminación...
Este fotógrafo me brindó la oportunidad de asistir a Francis Hills, renombrado fotógrafo de moda y celebrities en Nueva York con el que pase muchos días también. Durante el poco tiempo que tenía libre estuve apuntado en estudios de iluminación en la ICP (Internacional Center of Photography) y de ahí también tuve la oportunidad de asistir a Noel Spirandelli. Menudo Verano; tampoco me olvido de las colaboraciones con Tat Leong, Monica Stevenson y Borys Makary.
Una foto de Richard Warren, al que alude Álvaro Hernández.
Hablemos de estilos, de estéticas, de maestras, de líneas de trabajo…
Aunque de momento considero que todavía no tengo un estilo definido (estoy en plena búsqueda), me interesa retratar a personas y además siento debilidad por el blanco y negro. Veo muchas posibilidades en la fotografía de moda y belleza. ¿Mis referencias de fotógrafos? Helmut Newton al que adoro, Eugenio Recuenco, Steven Meisel, Javier Vallhonrat, Tim Walker, Alberto García Alix, Richard Warren, Steven Klein, Mert Alas y Marcus Piggot, Federico Erra, Rodney Smith....y muchos más.
Tus fotos son muy elaboradas, de puesta en escena. Trabajas con mucha gente: estilistas, maquilladores, figurinistas…
Considero muy importante contar con un equipo de gente motivada y con ganas de expresarse, por eso intento rodearme constantemente de este tipo de personas.
Tengo debilidad por la belleza, modelos del este de Europa, creo que por la influencia que tuvo en mi vida vivir 3 años en Lituania donde trabaje como becario en asuntos culturales en nuestra embajada y donde tenía un grupo de flamenco (pero vamos eso es capítulo aparte; recuerdo que Pilar Palomero me ofreció ir a al programa ‘Borradores’ de Aragón Televisión para contar mi experiencia como músico en el extranjero). Ahora estoy tocando a veces con Nicolás Cassinelli. Y es que siempre he sentido el deseo de expresarme de alguna manera, ya sea tocando un instrumento o ahora haciendo fotos. Es lo que me empuja a seguir y seguir y además nunca poniéndome límites.
¿En qué proyectos concretos trabajas ahora?
Comienzo a retratar a actores y actrices en Madrid como: Michelle Jenner, Juan José Ballesta, Irene Escolar, Carla Nieto, Martín Rivas, Armando del Río… Próximamente retrataré a Ana de Armas y Rodolfo Sancho. Estuve también en Madrid la semana pasada haciendo unas fotos para la Rolling Stone de marzo, para la sección “In the studio” fotografiando al grupo Sidecars y a Leiva, de Pereza.
Por último, también te cuento que estoy abriendo un estudio por Miralbueno como vehículo de pruebas; de momento no vivo ni por asomo de la fotografía ni tampoco busco trabajos por el mero hecho de cobrar, esto es lo que por ahora me da libertad para hacer la fotografía que yo quiero. Aunque si vienen, bienvenidos sean... Creo el salario de los últimos 18 meses ha ido íntegramente para esta gran pasión. Estoy intentando tomarme las cosas con calma ya que llevo este mundillo muy poco tiempo pero es que no sé decir que no frente a las oportunidades que se me brindan. Eso sí, no estoy satisfecho con las fotografías que estoy realizando, ni siquiera me acerco a lo que estoy buscando. Soy consciente que es un trabajo de años y de momento no soy más que un fotógrafo amateur.
LA AGENCIA MAGNUM Y ARAGÓN

Días atrás se supo que Michael Dell, magnate de la informática, había adquirido los fondos de la agencia fotográfica Magnum, que constan de 200.000 originales o copias de época de 80 de los grandes fotógrafos de los siglos XX y XXI. Magnum fue fundada en 1947 por Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, George Rodger, David ‘Chim’ Seymour y William Vandiver, y ha ido incorporando maestros desde entonces: Elliott Erwitt, Eve Arnold, Bruce Davidson, Rene Burri, el recientemente fallecido Dennis Stock, James Natchwey, Sebastiao Salgado o, entre otros, Fernando Scianna, un enamorado de Aragón. Hace poco tiempo se incorporaba Cristina García Rodero. Magnum contaba con cuatro sedes, Nueva York, París, Londres y Tokio, y ahora los fondos se trasladarán al Ransom Center de Austin, la capital cultural de Texas. Allí se conservará un patrimonio asegurado en 70 millones de euros.
Una foto de Capa en Teruel.
Esa colección contiene retratos, reportajes, testimonios de distintas guerras, un copioso material que resume, desde “la excelencia fotográfica”, los grandes acontecimientos de los últimos 80 años. Y Aragón está presente con alrededor de 250 fotografías cuando menos. La Guerra Civil española está representada en dos fotógrafos de leyenda: André Friedman, alias Robert Capa, y Gerda Taro. Ella estuvo en Huesca en agosto y septiembre de 1936, y fallecería poco después arrollada por un tanque en Brunete. Capa (1913-1954) lo captó casi todo desde sus inicios: estuvo en el frente de Huesca, en Siétamo y Montearagón, tomó algunas espectaculares instantáneas de la batalla de Teruel y finalmente registró la batalla del Ebro y la contienda feroz en Fraga. Sus fotos de Teruel, con la ciudad nevada, con el tránsito de los tanques, con el soldado acribillado en un árbol mientras colocaba las líneas telefónicas o la demolición del viaducto siguen conmoviendo. A veces, da la sensación de que el mundo de Capa es inagotable. En Magnum, además, se muestran muchos retratos que le hizo a Ernst Hemingway en la ciudad mudéjar: comiendo, bebiendo, entre la multitud, escribiendo, mirando mapas en el hotel o posando con Enrique Líster.
Henri Cartier-Bresson estuvo en Aragón en varios momentos: en 1953 realizó un viaje por España y realizó instantáneas en Ariza, una del casco urbano y otra de un pastor, y en Ateca, una de paisaje y una estampa popular de mujeres que cosen y hablan en compañía de un guardia civil que domina el primer plano. Diez años después, Cartier-Bresson regresó a España y captó algunos paisajes fronterizos de Soria y Zaragoza. En 1993, Ibercaja presentó una exposición suya de dibujo y fotografía. Entonces, sigiloso y enigmático, había abandonado la disciplina que le había hecho famoso; no así su esposa Martine Franck, que realizó al menos dos tomas que figuran en los archivos de Magnum: una de un restaurante que parece Casa Lac y otra de Jean Leymarie, el historiador de arte francés que pasea de noche por la ciudad.
En los años 60, Aragón fue visitado al menos por otros dos fotógrafos de Magnum: un jovencísimo Philip Jones Griffiths, que sitúa una foto de una joven en Zaragoza, y Guy le Querrec, que realizó espléndidos retratos de niños en Villarroya de los Pinares (Teruel), y otras instantáneas de reportaje social en Benabarre (1966) y Molina Aragón es Guadalajara, pero lo había puesto por vecindad (1966), centradas en los oficios. Casi veinte años después, en 1982, Jean Gaumy vino a Zaragoza para captar el centenario de la Academia General Militar de Zaragoza, y realizó un exhaustivo reportaje con el Rey Juan Carlos, y captó también a Felipe González en un mitin.
Más tarde, hacia 1985, el fotógrafo siciliano Ferdinando Scianna vino a Belchite en compañía del escritor Leonardo Sciascia. Allí tomó numerosas fotos en blanco y negro y en color, y juntos, Sciascia y Scianna firmaron un libro: ‘Horas de España’ (Tusquets). Diría el fotógrafo: “Belchite me impresionó muchísimo. Es como una Pompeya de la locura, de la tragedia europea. Es un raro monumento de lo que pasó y un escenario de una belleza trágica, tamizada por la rosada luz del día. Leonardo Sciascia caminaba entre las ruinas y yo tenía la sensación de que el peso de la historia se le grababa dentro”. Volvió varias veces, a Zaragoza y a Huesca, y realizó fotos de romerías, de ancianos bailando, de escritores, y todo ello figura en el archivo. Ian Berry también ha visitado Aragón y ha captado los alrededores de Jaca, el embalse de Yesa o el casco urbano de Aranda de Moncayo en 2007, y Carl de Kreyzer, a finales de los 90, firmó una serie de fiestas y ciudades.
DE POESÍA. 3 / OCTAVIO GÓMEZ MILIÁN

-¿Está ocurriendo algo especial con la poesía? Vuelve a leerse, se organizan recitales, ciclos poéticas, se programa en los bares, se intercala con la música…
Yo no diría que es ahora... más bien lleva un tiempo gestándose y desarrollándose de manera clara. Yo colocaría un comienzo en el año 2005, más o menos, un lustro... la aparición de editoriales independientes, la formación de bandas de rock recitado o de poetas que recitan con música en los bares (Puritani, Donoso y los Betorringas, Experimentos in da notte, Rabanaque con los Dadá, ahora Delirium Tremens...), la mezcla de estilos, disciplinas... los primeros espectáculos de El Sótano de Dios auspiciado por La Caja Nocturna o Voces de Zeta que montaron Confesiones de Margot.Los encuentros de este Jueves poesía, con las visitas de Sofía Castañón, de Enrique Cabezón, Lucas Rodríguez, la presentación de Hank Over en el Interferencias, Mar de Dios, Candy Warhol... Recuerdo el montaje de Jose Luis Esteban y JJGracia de No siempre fue tan feo con textos de Vilas y Miriam Reyes... la llegada de Giorno y su recital de maestro beatnik en el Páramo... los recitales de El Chorrito de Plata, con Julio de la Rosa, las bandas del spoken... todo esto lleva tiempo, creando tejido, público, promoviendo la escrictura y la edición.
Gómez Milián retratado por Gustaff Choos.
-¿Hay o ha habido algún fenómeno específico que permite ser optimista sobre el lugar de la poesía?
La aparición de editoriales de poesía independiente en estos últimos cinco o seis años ha sido, sin duda, un punto de inflexión. Empezando por El Chorrito de Plata, por supuesto Eclipsados, algunos títulos de Olifante, la colección Resurrección, la vuelta a la actividad de Lola Editorial... más las autoediciones, la cercanía de la gente de Logroño (sobre todo 4 de Agosto, donde publican autores aragoneses y los riojanos que publican en Aragón)... el Parque de Atracciones de Ediciones de El Imperdible.
¿Podría decirse que hay una revitalización, una resurrección, que la poesía es una forma nueva-antigua de transgresión y rebeldía?
No veo tanto el papel de transgresión y de rebeldía como el de deseo de narrar, de llenar de palabras la vida, de provocar emociones... es el salto cualitativo, el escapar de las formas académicas, las ediciones de transfondo exclusivista, perversamente clásico... y saber que hay algo más, rock, cine, recitado, fotografía... siendo especias y parte del cóctel poético contemporáneo.
-Qué líneas de trabajo, qué estéticas son las dominantes ¿Cómo es el lenguaje?
Lo junto en una sola pregunta... no hay estética dominante, desde el hermetismo más académico, la exaltación de la arquitectura de las palabras como base de la poesía hasta el realismo sucio, la revisión del beat, el postmodernismo, la hibridación, la poesía de la experiencia...la desfachatez del que se forma leyendo a sus contemporáneos o buscando una métrica y un ritmo más inspirado en la matemática del pop que en las formas clásicas...
¿Han sido, están siendo importantes los premios?
Bueno... todo depende. Pero siempre están bien. Aunque son eso, premios.
-Autores, libros de referencia, maestros.
Me gusta pensar que en este movimiento poético actual hay una característica que lo hace coherente y auténtico...no existe la ansiedad por la destrucción sistemática de los mayores...todo lo contrario, se les admira, relee y comparte mesa y mantel con ellos. Eso da una solidez muy grande... y crea una atmósfera perfecta para el renacimiento de la poesía. Aquí ya juego en la respuesta a título personal: En Aragón, Manuel Vilas, Ángel Guinda, Sergio Algora, Dolan Mor y Manuel Forega. En España: Pablo García Casado, Luis Alberto de Cuenca, Leopoldo María Panero... y los contemporáneos, de los que hay que alimentarse también: Enrique Cabezón, Vicente Muñoz, Lucas Rodríguez, Elena Medel, Sofía Castañón, Miriam Reyes, Mercedes Cebrián...
Ángel Guinda, Manuel Vilas, Octavio Gómez, Jesús Jiménez y Sergio Algora.
-¿Cuáles han sido los dos o tres libros importantes del último lustro?
Fundido en negro de Jesús Jiménez...porque es un libro que te golpea fuerte. Abierto, moderno, trabaja todas las influencias posibles, desde lo más culto hasta lo más cotidiano, el cine, la música y a pesar de mezclar y revisar casi de manera agotadora ciudades, culturas, movimientos... es extremadamente coherente, personal y tiene un poso de obra conceptual que quita la respiración.
Resurrección de Manuel Vilas: el estallido, la marejada... parte de la trilogía básica que comienza con El Cielo y termina con Calor, pero la segunda parte, como casi siempre en las trilogías es la mejor. Zaragoza desde una perspectiva delirante, el narrador que se mueve y desenfoca a conciencia hasta que no sabes quién habla, quién lee, quién escribe, postmodernidad, la hibridación, el ritmo salvaje...
Ademenos de Manuel Martínez Forega: podría hablar de Ángel Guinda también, pero este libro de Forega es, en mi opinión, muy importante... es un libro abierto, emocional y sensible, de línea clara, poderoso en los ritmos... un libro para el ayer, para el hoy y para el mañana. Poemas contundentes sin un ápice de autocomplacencia, se nota en la lectura el poder y la capacidad de manejo del lenguaje del autor pero también se percibe que no hace ostentación del mismo. Y eso, en los tiempos que corren, se agradece. La belleza está en otros sitios.
*La foto de Octavio Gómez Milián la he tomado de zaragózame.
DIÁLOGOS: ANTONIO ALTARRIBA

[Entrevista: Antonio Altarriba habla su cómic "El arte de volar" (ilustrado por Kim), en memoria de su padre, que ha publicando Ponent y ha ilustrado Kim. Por ese trabajo, recibe hoy uno de los Premios Cálamo, junto a Manuel Vilas y a Abdella Taia]
"A mi padre todo le salió mal.
Quiso volar y se estrelló siempre"
-"Mi padre pertenece a una generación que vivió los vaivenes del agitado siglo XX"
-"Su muerte me dejó con la sensación de que debía haber hecho algo más por él "
-"Se jugó la vida pasándose al bando republicano: luchó en la batalla del Ebro"
Quién es, en realidad, Antonio Altarriba? Un aventurero de la literatura y de la imagen, nacido en Zaragoza en 1952, capaz de realizar proyectos fotográficos con Pilar Albajar, como 'Vida salvaje' (PUZ, 2008), de firmar relatos eróticos como 'Cuerpos entretejidos' (Tusquets: La Sonrisa vertical, 1996), o de escribir 'La España del tebeo' (Espasa, 2001), e incluso de ofrecer una visión diferente de Tintín en 'Tintín y el loto rosa. Homenaje a Hergé en su centenario' (Edicions de Ponent, 2007). Ahora publica, con el ilustrador Kim, un tebeo estremecedor: 'El arte de volar' (Edicions de Ponent, 2009), que cuenta la historia de su padre, que se arrojó al vacío a los 90 años.
¿Cuál es la idea inicial de su libro? ¿Cuándo sintió la necesidad de rendir un homenaje a su padre?
El libro se cuece en la salsa de la culpabilidad y de la indignación. Culpabilidad porque una muerte tan trágica como la de mi padre me dejó con la sensación de que debía haber hecho más por él. Indignación porque la residencia de Lardero donde estaba alojado me reclama 34 euros porque mi padre se suicidó un día 4 y, por lo tanto, había que pagar los tres primeros días del mes. Inicié acciones legales contra la Comunidad de La Rioja para evitar esa última humillación a la memoria de mi padre. ¿Qué pasó luego?
En ese momento Paco Camarasa, editor de Ediciones de Ponent, me visita para pedirme que colabore con su editorial como guionista y, al ver la situación en la que me encuentro, me sugiere que escriba la historia de mi padre. Al principio no termino de verlo. Tenía idea de hacer algo con el fajo de cuartillas que, a modo de memorias, mi padre dejó escrito. Pero no un cómic. Poco a poco me convencí de que era un buen medio para contar un relato donde hay reconstrucción histórica, aventura y biogafía familiar. Al principio me parecía un proyecto descabellado.
Impresiona, de entrada, el principio del libro: el suicidio de un hombre de 90 años que llega a pedirle que le ayude a morir.
Fueron años terribles. Cualquiera que conozca lo que es una depresión severa sabe todo lo que sufren los afectados y lo difícil que es ayudarles. La depresión no es consecuencia de la enajenación sino de una lucidez trágica. Llega un momento en el que la muerte es la única solución, el único alivio. Entendía que mi padre quisiera suicidarse y me pesa enormemente no haberle ayudado.
No puede decirse que su padre haya sido un hombre feliz…
Todo le salió mal. Y de mayor lo repetía constantemente. Fracasó en su apuesta ideológica no solo por la victoria de Franco sino porque vivió para comprobar cómo el dinero, que el consideraba fuente de las desgracias e injusticias de la humanidad, se imponía como valor máximo. Fracasó en su intento de encontrar una estabilidad económica porque un socio le estafó. Y fracasó afectivamente porque con 75 años se separó de mi madre. Quiso volar pero se estrelló una y otra vez, de ahí el título del libro. Él lo intentaba porque era un idealista, un entusiasta de espíritu optimista, una persona alegre que cantaba muy bien las jotas. La vida le amargó. Pero siempre, hasta en los peores momentos, fue un hombre muy generoso.
¿Qué quería contar exactamente? Al fin y al cabo, la vida de su padre concentra parte del siglo XX.
Mi padre nació en tiempos de Alfonso XIII, su adolescencia transcurre durante la dictadura de Primo de Rivera, su juventud es la Segunda República, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, su madurez coincide con el franquismo y su vejez con la democracia. Pertenece a una generación que ha vivido los vaivenes de un agitado siglo XX. Se vio arrastrado por la Historia y, como otros muchos, su vida se convirtió en una aventura con decisiones muy importantes que marcaron su destino y el de los que vinimos después. Eso es lo que me parece importante y lo que he querido resaltar en el libro: que la vida de mi padre fue como la de otros muchos. Incluso, más allá de su generación y del momento histórico, fue un hombre que intentó hacer frente a las circunstancias con honestidad.
¿Qué hay de cierto en esa relación de amor-odio con Peñaflor, donde nació, en la importancia del coche Hispano Suiza y en la pasión por la mecánica?
Es totalmente cierto. Mi padre no volvió a Peñaflor después de la guerra y mantuvo la ruptura con su familia hasta el final de sus días. Para alguien como él, hacerse chófer era la forma de escapar del campo. Los coches eran tecnología de vanguardia en aquellos tiempos, sobre todo en los pueblos. Mi padre se sacó el carné de primera en cuanto tuvo edad para ello y le sirvió a sus propósitos. Y sí, repartió correo por el frente al volante de un Hispano Suiza.
Emociona la entereza de Antonio Altarriba padre, su convicción política de izquierdas, su honestidad.
No fue un hombre de militancia significada ni de acción directa. Supongo que tuvo que tragar muchos sapos y culebras durante los años del franquismo. Me consta, además, que le pesaban las contradicciones entre sus ideas y la vida que debía llevar. Pero, más allá de eso, fue coherente en su vida personal. Muchos anarquistas fueron así. Su compromiso iba más allá de lo estrictamente político. No fue su discurso político sino su ejemplo como hombre lo que influyó en mí.
La política es muy importante en el cómic. Su padre estuvo en la batalla de Belchite, en la de Teruel, en la del Ebro, y luego en los campos de concentración franceses.
Mi padre no estuvo ni en Belchite ni en Teruel. Sí se jugó la vida pasándose al bando republicano, estuvo en la batalla del Ebro y sufrió en los campos de concentración franceses. En el libro le hago participar en Belchite y Teruel para dar una visión más completa de cómo se desarrolló la guerra. No es la única licencia que me permito. Pero siempre es para reforzar la verdad de los hechos.
¿Fue tan penoso el comportamiento de Francia con los prisioneros españoles y tan evidente su colaboración con el franquismo?
No exagero nada. Quizá, incluso, me quede corto. El trato de Francia con los españoles antifascistas fue vergonzoso. Murieron por centenares de frío e inanición en los campos. Sólo desde hace unos años los franceses revisan un episodio tan indigno de su Historia. Todo el papel de las democracias occidentales con respecto a la guerra civil española tendría que ser revisado. Tanto antes y durante como después. Hasta 1948 mi padre estuvo convencido de que, tras la derrota de Hitler, Franco sería el siguiente objetivo del mundo libre.
La estancia en la granja de la familia Boyer, y el amor hacia su hija Madeleine, ¿fue su mejor paraíso en la tierra?
Hubo dos momentos de plenitud que al final de su vida recordaba con mucha nostalgia. Los meses pasados en las colectividades del bajo Aragón donde no había dinero y reinaba el compañerismo. Y el otro momento fue, efectivamente, el que pasó en la granja francesa de los Boyer. Lo trataron como uno más de la familia. Tras la guerra y los campos de concentración, estaba tan necesitado de afecto que lo apreció mucho.
El regreso es una forma de derrota y de decepción. ¿Cómo vivió su padre el franquismo?
Sí, el regreso a España supone el reconocimiento de la derrota para mi padre y el comienzo de un largo período marcado por el miedo, la miseria económica y moral que vivió en silencio. Se nos ha olvidado el entramado de favoritismos y delaciones que marcó la sociedad española durante décadas. Tampoco quería manifestar sus ideas ante mí, consciente de que así podía ponerme en apuros.
El cómic tiene un conjunto de fragmentos eróticos que lo hacen muy moderno. Imagino que sus amores con Concha, la mujer de un rico, se los contaría su padre.
He querido tratar la figura de mi padre como un hombre más, con sus pasiones y sus infidelidades. Resulta difícil entrar en detalles sobre la vida sexual de tu propio padre pero he querido hacerlo aún a riesgo de atribuirle querencias y comportamientos que quizá sean más míos que suyos. El episodio de Madeleine me lo contó él en todos sus detalles, salvo los más directamente eróticos. Del de Concha tuve noticias a través de una tía mía que lo daba por seguro. No tengo constancia fidedigna pero me resulta verosímil.
Háblenos de la estructura de la obra y de las ilustraciones de Kim.
Uno de mis principales problemas para escribir la historia era cómo situarme en relación con mi padre. No me veía hablando de él en tercera persona. Por eso en la introducción del libro me convierto en él y cuento su historia en primera persona. "Aunque no estaba allí, estaba en él y, ahora que ya no vive, él está en mí". Construyo el relato como un largo 'flashback' en su caída al vacío. Cada planta que desciende hacia la muerte constituye un período de su vida. "Aunque parecieran unos pocos segundos, mi padre tardó 90 años en caer de la cuarta planta". Hay una red muy tupida de metáforas entre las cuales la del vuelo sólo es la más evidente. Nada de ello habría sido posible sin los dibujos de Kim que ha hecho un trabajo expresivo, plástico y muy documentado. Es uno de los grandes dibujantes del cómic español y aquí lo demuestra ampliamente.
¿Qué diría su padre de haber podido leer este cómic?
Me lo pregunto constantemente estos días. No era un hombre al que le gustara la notoriedad. Si me dejo de argumentos autocomplacientes, el libro está hecho más para mí que para él. Sobre todo para zanjar una deuda afectiva que creo tener con él... Hay algo que sí le gustaría. Él mismo me lo dijo cuando escribía esas cuartillas llenas de recuerdos. "Que los jóvenes sepan todo lo que pasamos y aquello por lo que luchamos". En ese sentido creo que contarlo en cómic es un acierto.
DESPIECE
El dedo cómplice y el duelo
Antonio Altarriba es catedrático de francés en la Universidad del País Vasco. 'El arte de volar' es su proyecto más personal; hay un gesto de entrañable complicidad entre padre e hijo: "Mi padre y yo manteníamos una complicidad callada pero profunda. Mi madre llevaba la voz cantante en casa y ella se encargaba de mi educación. Yo desde niño intuí que mi padre se hallaba alejado del catolicismo de mi madre y notaba en él un cariño muy fuerte, quizá porque silenciado. Empecé a saber cosas de él por sus amigos anarquistas refugiados en el sur de Francia a los que conocí y visité a partir de los 10 años. Cuando él comenzó a contarme cosas de su vida y de sus ideas, yo ya estaba al tanto de muchas. Me cogía del dedo, lo sacudía y luego me daba un cachete cariñoso en el cogote". Confiesa el escritor: "Aún no me he acostumbrado a ver la vida de mi padre encuadernada. Noto que el largo proceso de su duelo, para bien o para mal, todavía no se ha cerrado".
MAÑANA, REDIFUSIÓN DE 'BORRADORES'

Aragón Televisión redifunde mañana a las 9.15 Borradores, con este menú:
Borradores recibe esta semana a la historiadora del arte Carmen Morte que acaba de publicar ‘Damián Forment. Escultor del Renacimiento’ (CAI), que contiene la vida y la obra del artista valenciano que trabajó en Aragón, en Cataluña y la Rioja, y que mantuvo tres talleres abiertos: en Zaragoza, en Huesca y en Poblet. Hijo de tallista de la madera, Damián Forment nació en Valencia hacia 1475 (otros dicen que procedía de Alcorisa, Teruel) y falleció cuando trabajaba en el retablo de Santo Domingo de la Calzada. Entre 1509 y 1518 realizó su primera gran obra maestra: el Retablo del Pilar, y entre 1520 y 1534 el de la catedral de Huesca, ambos en alabastro. Además, trabajó en las iglesias de San Miguel de los Navarros y en San Pablo, así como en el monasterio de Poblet.
La antropóloga Elisa Sánchez y la filóloga Esther Ortas hablan de su libro ‘Viajeros por la Jacetania’ (Comarca de la Jacetania), un volumen que narra la llegada de los primeros viajeros, excursionistas, montañeros, artistas y escritores, a principios del siglo XVIII hasta las vísperas de la Guerra Civil. El libro recorre los paisajes, los monumentos, los medios de transporte, las relaciones con la habitantes del Pirineo, y aborda personajes tan importantes como Richard Ford, sir Henry Russell, Joaquín Sorolla, Cajal, José María Quadrado o Gustave d’Alaux, entre otros.
Además, Borradores emite reportajes con diferentes escritores: con Alex Rovira y Francesc Miralles, autores de ‘La última respuesta’ (Premio Torrevieja de novela), donde abordan la personalidad y los misterios de Albert Einstein, que tuvo una hija secreta y que se habría pasado los últimos años de su vida trabajando en una fórmula que fuese la quintaesencia del mundo. La entrevista se realiza en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, donde Einstein pronunció una conferencia en 1923. Andrés Pascual habla de ‘El compositor de tormentas’ (Finalista del Premio Torrevieja), una narración que transcurre en el siglo XVIII entre Francia y Madagascar, en la cual un músico busca, en medio de intrigas y muertes, la melodía del alma. Ambos libros pertenecen al sello Plaza & Janés. Luis Landero, Premio Nacional de Literatura, habla de su último libro: ‘Retrato de un hombre inmaduro’ (Tusquets), el relato de un hombre de 65 años que, desde un hospital, reconstruye su vida.
En la foto, María Zambrano.
Además, Borradores recupera la sección ‘Los elegidos de Borradores’ y recomienda libros de María Zambrano, de Cees Nooteboom, de Joyce Carol Oates y una película: ‘Novecento’, de Bernardo Bertolucci, editada en dos cedés.
La actuación musical corre a cargo de Luis Cebrián, integrante de varios grupos como Experimentos in da Notte, Intruso y Louisiana, que toca dos temas: una adaptación muy personal de una canción casi legendaria en el pop-rock aragonés, ‘Cass’, basada un poema de José Luis Rodríguez, que popularizaron Mauricio Aznar y Gabriel Sopeña, y una pieza que tiene algo de juego de palabras: ‘Invéntate un final’.
Borradores. Aragón Televisión. Emisión: de martes a miércoles, a las 0.45, tras la última edición de los informativos. Redifusión: mañana sábado a las 9.15 de la mañana. Canal Satélite Digital, 97. Imagenio: 182. Puede verse ya el programa completo en el blog de Borradores: borradores.blogia.com, dividido en dos partes. Creo que ha quedado un programa muy compacto y variado. En la foto, Cees Nooteboom, visto por Klaas Koppe.
'LOS ELEGIDOS' DE BORRADORES

LOS ELEGIDOS DE ‘BORRADORES’
María Zambrano. Desde la sombra llameante.
Clara Janés
El Ojo del Tiempo. Siruela
Madrid, 2010
130 páginas
Esencia y hermosura
María Zambrano
Selección y relato prologal de José-Miguel Ullán
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores
Barcelona, 2009
“María Zambrano es tan genuina que parece fantasmal”, dijo Julio Cortázar. En las últimas semanas han publicado libros sobre ella Clara Janés y José-Miguel Ullán. Janés en ‘Desde la sombra llameante’ recoge un conjunto de ensayos acerca de la relación entre ambas mujeres: el libro tiene un tono confidencial y, además, abunda en la relación entre poesía y filosofía. Ullán en ‘Esencia y hermosura’ prologa y selecciona una colección de textos de Zambrano en los que aborda un sinfín de temas: su interés por la pintura, en concreto por Velázquez, Juan Soriano y Luis Fernández; la obra de Unamuno; sus años en Cuba y su interés por José Martí o su amistad con José Lezama Lima. También escribe sobre San Juan de la Cruz, el drama del destierro, algunos libros de Kafka y de Galdós. En otras páginas, evoca el regreso a España en 1984 y a algunos amigos como Rafael Dieste, José Bergamín o José Ángel Valente. Entre la melancolía y los fuegos de la memoria, María Zambrano sugiere: “Recordar es también el verdadero corazón de la vida”. María Zambrano nació en Vélez-Málaga en 1904 y murió en Madrid en 1991. En 1988 recibió el Premio Cervantes.
Infiel. Historias de transgresión
Joyce Carol Oates
Traducción de MariCarmen Bellver
Alfaguara
Madrid, 2009
548 páginas.
La escritora neoyorquina Joyce Carol Oates suena todos los años para ganar el Premio Nobel. En 2001 publicó el libro de relatos ‘Infiel’, que ahora Alfaguara presenta en España. Son veintiuna piezas marcadas por la violencia, la tensión, el odio, la muerte, el pecado y la transgresión. El volumen es un viaje al lado oscuro del ser humano. Una y otra vez aparece lo terrible, la sangre y la fatalidad. Abundan las historias de adolescentes y la perversidad. La melancolía y el amor conviven con la sátira y la tragedia. La atmósfera a menudo es claustrofóbica. Eso sí, todo está narrado con la potencia y la valentía de una mujer indómita que se confiesa realista: “La escritura es un campo repleto de tensión”.
FRAGMENTO:
“La soledad es como el apetito: no te das cuenta de lo hambriento que estás hasta que empiezas a comer” // “Es una verdad amarga: en una sociedad capitalista, la verdad debe ser comercializada como otro cualquier otro producto”.
El desvío a Santiago
Cees Nooteboom
Siruela: El ojo del tiempo
Madrid, 2010
368 páginas
“Zaragoza aparece la lejanía como una visión temblando en el calor”, escribe el holandés Cees Nooteboom en ‘Desvío a Santiago’, volumen que acaba de reeditarse en este Año Santo Xacobeo 2010 con nuevas fotos en color de su esposa Simone Sassen. En este viaje, Nooteboom, que pasa muchos meses del año en Menorca, recorre todo el país y se encuentra con la memoria de Machado en el sur, de Lorca en Granada, de Diego Velázquez en El Prado, del Quijote en tierras manchegas. Aragón tiene una presencia decisiva: el escritor y viajero se queda extasiado en la catedral de Jaca, visita el monasterio de Veruela, acude al Museo de Zaragoza en un día de calor entre monjas, y emprende la ruta hacia Teruel, por Cariñena, Daroca, Burbáguena y Monreal del Campo. “El color de Teruel depende del estado de ánimo que tengas. O bien es dorado, o tiene el color del barro seco”, escribe, y mira la catedral y las construcciones del mudéjar.
PELÍCULA
Novecento
Bernardo Bertolucci
Divisa
Madrid, 2009
Estuche con dos cedés
Bernardo Bertolucci intentó contar a mediados de los 70 la historia de Italia desde 1900 hasta 1945. Desde la muerte de Giuseppe Verdi hasta la caída de Hitler y de Mussolini. Y lo hizo en una espléndida película, ‘Novecento’, en la que plantea las vidas paralelas de Alfredo (Robert de Niro) y Olmo (Gerard Depardieu), que son la cabeza de un reparto coral que crece con el comunismo, el fascismo y el socialismo, y el zureo de la vida en el campo. La política es importante, pero también las tradiciones familiares, un mundo que se desmorona, y los amores casi siempre tan turbulentos como la época. Por ahí andaban mujeres tan hermosas como Dominique Sanda, Stefania Sandrelli o la inolvidable, y veterana ya, Alida Valli, que interpretó ‘El tercer hombre’. Una película épica de más de cinco horas que siempre apetece ver y oír: la fotografía es de Vittorio Storaro y la música de Ennio Morricone.
*En la foto, Joyce Carol Oates, de la cual se recomienda su libro 'Infiel'.
DIÁLOGO CON DANIEL MONZÓN

ENTREVISTA CON DANIEL MONZÓN
Por Javier MESA LAMPRE Y VARIOS PRESOS DE DAROCA
Revista La Oca Loca
http://www.revistalaocaloca.com/2010/02/daniel-monzon/
Su última cinta “Celda 211” ha sido la gran triunfadora en la XXIV edición de los Premios Goya 2010. Sin embargo, y gracias a nuestro buen amigo “picapedrero” de Daroca Luis Alegre, toda esta repentina, aunque no inesperada, vorágine no le ha impedido responder en exclusiva a nuestra revista.
Director, guionista, crítico, actor. Daniel Monzón, amén de un taquillazo, ha logrado el más difícil todavía porque tanto crítica como público aplauden su última película por igual.
En nuestra modesta opinión, “Celda 211” es una gran película ya que refleja con verosimilitud el ambiente de aquellos años y ciertos temas críticos que surgen durante la vida en una cárcel (los FIES, su aislamiento y encastramiento durante años en dicho régimen de vida, la crítica al exceso de poder, los presos de ETA, la actitud de algunos funcionarios e internos, etc.). Nuestra mayor enhorabuena.
¿Fue duro el rodaje de “Celda 211”? ¿Cómo vivió la experiencia de trabajar con ex presos de verdad? ¿En las visitas previas a centros penitenciarios, le rompieron nuestros compañeros algunos clichés socialmente establecidos sobre nosotros (y de ahí la redención final, entre comillas, de Malamadre)?
El rodaje, más que duro, fue intenso y terriblemente estimulante. Sobre el papel, rodar durante nueve semanas en una cárcel, recreando una tragedia de estas características, con un equipo humano tan variopinto y sometido a unas condiciones físicas difíciles, parecía una olla a presión que podría estallar en cualquier momento pero lo cierto es que todo el equipo, los figurantes, los presos y ex presos formamos una piña, parecíamos un verdadero grupo de amotinados unidos por una causa común: sacar adelante la mejor película de la que fuéramos capaces.
Hablar y tratar con vuestros compañeros significó una experiencia humana absolutamente enriquecedora. Como también lo fue hablar con los funcionarios de prisiones y educadores, algunos de ellos consagrados en cuerpo y alma, como pude constatar, a tratar de hacer de ese espacio tan terrible como es la cárcel algo un poco más humano.
¿Le ayudó el trabajar en una cárcel real y no en plató, o fue una dificultad?
Rodar en una cárcel real fue absolutamente fundamental para que todos nos imbuyéramos del espíritu de lo que estábamos recreando. Era la propia cárcel la que nos dictaba la puesta en escena, los encuadres, los movimientos de cámara o el comportamiento de los personajes en determinadas secuencias…
Por supuesto, era difícil desde el punto de vista técnico lidiar con la falta de espacio y la imposibilidad de readaptar las localizaciones –esos muros no están hechos precisamente para la tramoya escénica- pero todo se tradujo en pantalla en una más que oportuna y constante sensación de claustrofobia.
¿Ha podido conocer algunas otras reacciones ante la película de internos o de funcionarios, cuáles han sido?
Para mi sorpresa, contento y tranquilidad, las respuestas tanto de funcionarios como de internos que han llegado a mis oídos son, en líneas generales, muy positivas.
¿Preveían el gran éxito comercial que iba a tener la película?
El éxito comercial es algo que decide el público. Yo nunca pensé que fuera a concitar semejante cúmulo de espectadores y de tal abanico de edades.
¿Es consciente de que se ha puesto el listón muy alto para su próxima película? ¿Cambiará nuevamente de registro? ¿Intenta que no lo encasillen? ¿Por qué el cambio constante de género, es premeditado, o es algo innato en usted?
Me gusta variar, no quedarme encallado, probar distintas cosas. Pero no es algo premeditado, me guío por lo que me apetece, por aquello que noto que me va a mover por dentro con la fuerza suficiente como para mantenerme tres años de vida apasionado con el proyecto.
Si tú no estás apasionado, difícilmente puedes apasionar a tu equipo ni, desde luego, apasionar finalmente al espectador. Cambiaré, en efecto, de registro una vez más. Jorge Guerricaechevarría –mi co-guionista y compañero de aventuras- y yo barajamos en estos momentos una frenética comedia negra en inglés que sucede en Londres…
También nos ha sorprendido el magnífico trabajo de todos los actores, en especial el de los dos protagonistas (Luis Tosar y Alberto Ammann), ¿Cómo trabaja usted con ellos, ensaya mucho previamente o simplemente crea un buen ambiente de trabajo y les deja margen a la improvisación?
Trabajo de las tres formas. Ensayando mucho previamente, tratando de crear un buen ambiente de trabajo y dejando un margen para que el actor proponga todo lo que se le ocurra y aceptarlo en caso de que parezca oportuno. En realidad, lo más peliagudo que le corresponde al director en cuanto al capítulo de actores es saber elegirlos bien. Después hay que estar cerca de ellos y darles alas para que hagan suyos los personajes. La idea es que, literalmente, los “encarnen”, los conviertan en seres de carne y hueso y no queden como algo escrito en un papel. El espectador ha de percibirlos tan vivos como el vecino o el tipo ese de la esquina.
¿Está nervioso ante el día 14 de Febrero y la posibilidad de ganar un Goya al mejor director? ¿Hay un antes y un después desde los Goya?
Procuro no estar nervioso porque no es algo que dependa de mí. No creo que un estado de nervios por mi parte vaya a alterar la cosa de ninguna manera, así que, ¿para qué preocuparse? Y no, no creo que haya un antes y un después desde los Goya, al menos no por mi parte. Yo soy el mismo tipo con gafas de antes.
En sus dos últimas cintas (“Celda 211” y “La caja Kovak”) parece que sus argumentos son una excusa para hablar de temas como la crítica al poder establecido (en “Celda 211”, nos ha llamado la atención el valor superior que el Estado parece dar a los presos etarras frente a los funcionarios) o el comportamiento ante situaciones límite….
A mí me da que algo de eso que dices está en las cuatro películas, también en “El corazón del guerrero” y “El robo más grande jamás contado”… Si a algo tienden es a ácratas…
¿Es más difícil trabajar sobre un libro o sobre un guión original?
Ambas cosas tienen su pro y su contra. Lo mejor de escribir sobre una idea ajena, que ya ha sido escrita, es que tú ya sabes que es algo que te ha emocionado y cómo lo ha hecho, al menos a ti ya te ha producido unas sensaciones. Tu trabajo es tratar de transmitir en un lenguaje totalmente diferente todo aquello que te movió a ponerte manos a la obra.
¿Qué le motivó el paso de crítico cinematográfico a director de cine? ¿Qué es más duro, dirigir una película o escribir una crítica cinematográfica?
A mí la crítica y el periodismo cinematográfico me salieron al paso, por el camino. Yo siempre, desde muy niño, quise dirigir cine. Se me planteó la posibilidad de escribir sobre cine y me pareció estupendo, ¡me pagaban por ver cine! Fue una gran escuela. En cuanto a la dureza de escribir una crítica o hacer una película, me parecería una frivolidad decir que cualquiera de las dos labores es dura. Lo duro, por poner un ejemplo que tienes cercano, es lidiar con el día a día en una cárcel.
¿Considera el cortometraje un formato previo al largometraje, ha realizado usted algún corto?
He de confesar que yo me embarqué en el largometraje sin pasar por el cortometraje porque me di cuenta que hacer un corto requería prácticamente de la misma energía que hacer un largo pero no tenía la misma repercusión. Y como yo soy muy vago, concentré mis fuerzas en lo más pragmático…
¿Es usted de los directores capaces de cambiar un guión o la planificación de una secuencia el día anterior o de los que les gusta tener todo absolutamente planificado y pensado hasta el milímetro?
Creo que es mi responsabilidad llegar al rodaje con los deberes hechos, es decir, con una idea bastante precisa de la planificación, pero también creo que buena parte de mi labor es estar abierto a todo lo que el azar o la inspiración del momento quiera brindarle a la película. Son regalos imprevistos que sería estúpido rechazar.
¿Le resulta duro que otros profesionales monten una película distinta a la que usted había imaginado al rodarla o participa activamente en la fase de montaje? ¿Tuvo que dejar, mucho material en la mesa de edición sin montar debido al trepidante ritmo de la película?
Participo de forma muy activa en la fase del montaje, que no despego el trasero de la silla, vamos. Pero dejo casi siempre que el montador –en el caso de “Celda 211”, montadora, la extraordinaria Mapa Pastor- se encuentre con el material y elija sus propias opciones sobre las que luego discutimos, matizamos, rehacemos… o las dejamos tal cual, que también pasa.
En el caso de “Celda 211” limamos la película hasta dejar fuera momentos que nos gustaban pero que ralentizaban el ritmo. Y éste debía ser más que trepidante, arrollador, para transmitir al espectador toda la carga de angustia que siente su protagonista, Juan Oliver.
EN LA INTIMIDAD DE LA CELDA…
¿El mayor desafío con el que se ha tenido que enfrentar?
Mi paternidad, también mi mayor premio.
¿Cuáles son (como inspiración suya) sus directores de cine favoritos y por qué?
Mis héroes cuando era adolescente eran –y lo siguen siendo- Alfred Hitchcock, Orson Welles y Luís Buñuel. Yo creo que entre los tres reúnen todo lo bueno que el cine tiene que ofrecerle al espectador, al menos, a uno como yo…
¿No le da la impresión de que el cine español anda a medio gas?
No sé verlo bien desde dentro, pero si es así, espero que algún día camine a toda pastilla…
¿El reconocimiento siempre llega antes desde afuera?
Pues no sé… Si te refieres a desde afuera de uno mismo, desde luego que sí; uno no sabe la posible fuerza de lo que tiene entre manos hasta que proyecta su película ante los espectadores y siente sus reacciones…
Si te refieres a que llega primero desde el extranjero, no siempre, aunque por ejemplo, el caso de “Celda 211” se vio muy reforzado por el éxito que obtuvo en los festivales de Venecia y Toronto.
¿La vida sigue siendo el mayor espectáculo que uno puede vivir?
Sin duda alguna, y que no se me olvide eso nunca…
¿Su mayor libertad?
La que atesoro dentro… ¿suena profundo o más bien cursi?
¿Perfección o naturalidad?
La mayor perfección dentro de la naturalidad.
¿Cómo sería el cine sin ideas?
Algo vacío.
¿Flota la perfidia entre los directores de cine?
En mi caso, procuro que no.
¿Su próximo proyecto tiene nombre?
Estamos en ello…
Hace unos días, el entusiasta y trabajador y dinamizador cultural de la cárcel de Daroca Javier Mesa Lampre me envío una nota en la que venía esta entrevista realizada al cineasta Daniel Monzón que le había hecho él y un conjunto de presos de la cárcel de Daroca en la revista 'La Oca Loca'. Javier Mesa siempre es un hombre amable y afectuoso, embarcado en numerosos proyectos de cine y de literatura. Por eso, si hubiera alguien que no ha visto la entrevista, la traigo aquí. Es interesante. Recuerdo a Daniel Monzón de cuando hacía sus sinceras y temibles críticas de cine. A veces, parecía que no dejaba títere con cabeza. Grabamos a Antonio Resines para ‘Borradores’: le dije que una de las cosas que más me habían gustado de la película era el reparto en bloque y, además de Tosar, a mí me gustó especialmente Alberto Ammann.
FERNANDO ARAMBURU. UN DIÁLOGO

“En Zaragoza conocí todas las facetas del amor”
“No quiero ser el escritor de los crímenes de los terroristas de ETA”
De alguna manera, la novela ‘Viaje con Clara por Alemania’ (Tusqutes) de Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) empezó en Zaragoza hace casi treinta años: una mañana de 1982, hacia las diez, cuando una joven de ojos azules, de cabello rubio y moreno a la vez, pulsó el timbre de un piso de tres estudiantes. El que abrió, “a aquella hora criminal y extemporánea en la vida de un estudiante aficionado a trasnochar y a la marcha”, fue Fernando. La muchacha respondía a la llamada de un tablón de anuncios donde se ofrecía una habitación de alquiler. Poco más tarde, entre aquella pareja saltarían chispas o eso que se ha dado en llamar la química del amor. Meses después, el joven escritor y licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza se vio en la tesitura de elegir entre quedar en España e iniciar el asalto a un puesto de profesor o marcharse a Alemania con su enamorada para vivir una gran aventura. Optó por el amor y Alemania, donde “he hecho de todo. Este libro de viajes, que también puede considerarse una novela, desde luego, es un homenaje de gratitud y de cariño, en clave irónica, al país que me acogió”.
-¿Cuánto tiempo vivió en Zaragoza?
-Desde 1979 hasta 1982. Pero en uno de esos años hice el servicio militar. He vivido en muchas calles: en María Moliner, en la calle Huerva, en la avenida de Goya, muy cerca de un semáforo al que daba mi habitación, en Gómez Laguna. Fue un periodo maravilloso para mí. Zaragoza significó la libertad, la diversión, acabar con una serie de rutinas familiares, todo era un ir y venir, dar vueltas. Me lo pasé genial.
-Concrete, concrete un poco más…
-En Zaragoza viví mi juventud al máximo. Fue una vida de estudiante llena de excitación, de fiestas, de amigos, de juegas nocturnas.
-¿Podríamos decir que su vocación literaria se forjó en la ciudad?
-Yo no diría eso. Ya había escrito antes. En Zaragoza escribí poco, pero me colmé de experiencias, de lecturas, de muchas lecturas, conocí el amor en todas sus facetas. Zaragoza era una ciudad barata y muy acogedora. Y, además, me gustó mucho la Universidad: recuerdo que había profesores como Agustín Sánchez Vidal o Aurora Egido, que tenían poco más de treinta años y era todo lo contrario a esos profesores apolillados y aburridos que de vez en cuando te encuentras en las aulas. Con ellos aprendías no solo literatura, sino cine, teatro, arte… También he tenido otros amigos inolvidables como José Fernández Moreno, el librero de Antígona. Ya le digo: el ambiente era muy bueno.
-Y un día ocurrió aquello: llegó el amor como una aparición.
-Sí. Aquella mujer es mi esposa y llevamos juntos desde entonces. Tenemos dos hijas, de 24 y 20 años. Sin un duro en los bolsillos y sin saber qué iba ser de mi vida, me marché a Alemania. Y ahí sigo, en Hannover. El pasado mes de junio abandoné la enseñanza.
-¿Qué hay de usted en el protagonista de su novela?
-Algo habrá, desde luego. Pero yo intento deslindar mis libros de mi propia vida. Hay cosas que me sucedieron a mí y le atribuyo a otros personajes, hay experiencias, sensaciones, pero estamos en un libro de ficción donde es el propio arte de la palabra el que da relevancia a las cosas. Yo creo que haya cosas más importantes que otras: es el escritor, con su estilo, con su intensidad y con su mirada, el que le da trascendencia y sentido a cuanto ocurre en un libro.
-Este viaje también tiene una motivación literaria.
-Sin duda. Esta es la historia de una mujer, Clara, a la que le encargan la redacción de una muy personal guía de Alemania, e intenta llevarlo a cabo en compañía de su esposo. Ella es y quiere ser una escritora profesional, y él no tiene ningún interés en serlo, pero por diversas razones también escribe el libro del viaje, un libro muy diferente al que escribiría ella.
-No obstante, podría decirse que les interesan cosas muy diferentes, pero igualmente literarias.
-Desde luego. A Clara le interesa conocer museos, casas de escritores, de compositores, visitar librerías, etc. Y al marido le interesen otros detalles. A mí como escritor me sucede un poco igual: me interesa todo, los amigos, las relaciones, hasta el paso de una mosca. Y todo cuanto ocurre lo someto a un filtro literario, intento sacar provecho de todo cuando ocurre. Desde que he dejado la enseñanza me ocurre una cosa curiosa: vivo las 24 horas como escritor, incluso cuando duermo, incluso cuando sueño. Por eso creo que este también es un libro, con humor e ironía, de un escritor que colecciona buenos momentos, que los ha vivido intensamente y que los recupera para el presente, para la novela, con la toda la riqueza de la lengua. Al recordar esos momentos, los quiere hacer presentes con todos sus sabores, sus olores, sus sonidos.
-La ironía es constante. Incluso con el gran escritor alemán Goethe, bautiza a un perro con su nombre, y además su libro dialoga con el suyo ‘Viaje a Italia’, al que tilda de ideal para insomnes.
-Ja, ja, ja. Bueno, ese libro es pesadito. Es pesadito. Entonces viajaba muy poca gente y la actitud de Goethe era muy distinta a la de mis viajeros. Goethe era un viajero analizador. Lo primero que hacía era contar el clima, pasear por las calles, recogía minerales y los coleccionaba y luego hacía un listado, describía minuciosamente todos los detalles de una catedral. Yo soy todo lo contrario: a mí me interesa sobre todo el ser humano desde una mirada irónica, contracultural y escéptica.
-El libro también habla de la tirantez conyugal. Da la sensación de que el marido busca un poco de sexo y siempre hay alguna extraña razón para que no lo tenga…
-Lo tiene, lo tiene, pero nunca lo describo. No soy explícito. En todo caso, el sexo es muy importante. Es una fuente de placer y de comunicación, pero Clara parece decirle a su marido que si quiere su orgasmo al atardecer o por la noche debe ganárselo. Debe conducir bien, cocinar o fregar bien, arreglar tal o cual cosa, hacer buenas fotos. Solo así obtendrá su recompensa. Las relaciones de pareja es otro de los elementos fundamentales del libro y se resuelven aquí por la vía jocosa. Este es mi libro más divertido, más lleno de humor.
-En sus libros anteriores, especialmente en ‘Los peces de la amargura’ (Tusquets) abordó el conflicto de ETA. ¿Volverá a ese tema?
Para mí la ETA no es un tema. Es un trauma y un drama que llevo muy dentro desde la niñez: he conocido a muchos muertos, a sus huérfanos, he conocido a un sinfín de víctimas, lo he sufrido como muchos otros vascos. Tampoco quiero ser el escritor de los crímenes de los terroristas de ETA. Detesto repetirme, cada libro es una aventura diferente, es un riesgo, pero tarde o temprano ese dolor reaparecerá en mis novelas.
-Usted vive en Alemania. ¿Sigue lo que ocurre en España?
-Por supuesto. Leo a muchos escritores alemanes. Me interesan mucho, pero también lo que se hace en España, he colaborado y colaboro en medios de comunicación. Sigo a autores más jóvenes que yo, por supuesto. Entre otros autores, me llama mucho la atención la narrativa de Óscar Esquivias, de Ricardo Menéndez Salmón, de Agustín Fernández Mallo. Siempre he estado muy atento a las nuevas generaciones, entre otras cosas porque yo nunca renuncio a aprender.
-En los últimos tiempos también ha reivindicado a Ramiro Pinilla y a Félix Francisco Casonova.
-Yo no soy crítico literario ni arqueólogo de la literatura. Hablé bien de ellos como lector. Soy un lector voraz, ocupo varias horas al día en la lectura. Y además con Ramiro Pinilla me ha ocurrido una cosa muy hermosa: me gustó mucho su novela, ‘Las ciegas hormidas’, me han pedido un prólogo en Tusquets y ahora tenemos una estupenda relación, una muy buena amistad, y eso para mí es muy emocionante. Por desgracia con Casanova, el autor de ‘El don de Vorace’ (Demipage, 2010), ya no puedo hacerlo porque se murió hace años.
*Una versión algo más resumida de esta entrevista apareció hace unos días, ayer sábado en concreto, en las páginas de Cultura de ‘Heraldo de Aragón’. Fernando fue extraordinariamente amable. Tras la entrevista, telefónica (a través de la gestión de Nieves Angulo), Fernando partía hacia San Sebastián a ver a sus padres. Esta foto de Fernando Aramburu es de Daniel Mordzinski, el maravilloso fotógrafo de los escritores.
OTRO MIGUEL HERNÁNDEZ

Serrat Sobre Miguel Hernández y
Otro Miguel Hernández
Por Agustín Sánchez Vidal *
Esta segunda entrega Hernandiana no es una simple Prolongación de la Qué hizo Joan Manuel Serrat hace 38 años. Supone algo distinto, una Relectura atenta, que enriquece y amplía considerablemente la primera.
Mucho ha cambiado entre tanto la percepción del poeta. Cuando murió, en 1942, su obra impresa no llegaba a las 500 páginas. De ellas, el franquismo sólo permitio la libre circulación de unas 200. Y hubo que esperar un 1960 para que la edición de Losada Argentina alcanzase el millar. Sobre ese corpus se asentaba aquel álbum, que tantos caminos Abrio.
Las Obras completas aparecidas en 1992 acrecentaron al escritor Hasta las 2.500 páginas. ESE ES EL Hernández Espigado para culminar Hijo de la Luz y de la sombra, El cantautor Donde no ha dudado en arriesgarse, yendo a buscar los versos hasta los rincones más escondidos. Y si ya en 1972 se habían rehuido Obviedades tantas, ahora se ha ido Todavía más lejos, ensanchando todos los registros: poemas de adolescencia, tanteo y Formación, de tránsito, experimentación y plenitud, de repliegue, el equilibrio y depuración.
El arranque, "Uno de Aquellos", Se basa en un soneto en alejandrinos Incluido en Viento del pueblo, "Al soldado internacional caído en España". La adaptación, nada fácil, ha preservado su empaque, La Poderosa Osamenta épica, subrayada por instrumentos como la trompa. Pero los acordes encomendados a la guitarra rinden homenaje a los cantantes de folk Estadounidenses y los combatientes de la Brigada Lincoln, (uno de Cuyos integrantes, por cierto, colaboró con Hernández para convertir sus versos en canciones). Y en su apoyo ACUDE un sonido tan paisano y cotidiano como la armónica, instrumento que tocaba el poeta para entretener sus soledades de Cabrero.
Temáticamente esta pieza guarda inicial con afinidad "Si me matan bueno: si vivo mejor", Extraído de la obra de teatro bélico Pastor de la muerte. Sin embargo, en lo musical es otra historia. El Aunque existan vínculos entre el Caribe y Folk Americano - como la Guantanamera de Pete Seeger-el Arrimo A LOS sones cubanos de esta composición evoca a Pablo de la Torriente, un brigadista de esa nacionalidad, muy querido por Miguel.
También fluye una corriente subterránea entre los poemas menores "Del ay al ay ay por el" y "Dale que dale". Serrat ha captado con no poca sutileza esa veta que discurre bajo toda la obra Hernandiana. Raíz que arranca de su temprana afición al flamenco en Una Orihuela, para prolongarse en la pena negra de El rayo que no cesa desembocar y - ya a tumba abierta - en la etapa carcelaria. Un Venero que en el segundo tema aflora de modo explícito en las apoyaturas vocales de Miguel Poveda.
La zona de sombra que contrapuntea este disco se acentúa con "El hambre", de El hombre acecha, Libro donde las esperanzas se gangrenan por fricción con la inminente derrota. Y termina dándose de bruces en "El mundo de los demás", Tan desasosegante y opaco, marcando la traslación desde el combate y los versos proferidos hasta el intimismo donde apenas se susurran.
Este último registro enlaza un tema del novio primerizo, "Tus cartas son un vino", Con Dos de esa etapa de postrera. Son apuntes inermes e despojados, que oscilan entre la levedad de "Cerca del agua " - una desleída acuarela-y el más esperanzado de "Sólo quien ama vuela".
Entre medio, se despliega todo un mundo de contrastes y claroscuros. La "Canción del esposo soldado", de Viento del pueblo,ha de transcribir el desgarro de quien se siente tan Capaz de propagar la vida como de dar la muerte. Mientras que "La palmera levantina", Merodeo con su instrumental, traduce la ardua polimetría y continuo Trasiego metafórico del Luminoso original escrito por Miguel un casi adolescente.
Y en "Las abarcas desiertas" desengaños se van desgranando en una dicción Próxima A LOS registros más melodramáticos de la copla. El cierre lo pone insuperable la canción "Hijo de la Luz y de la sombra", convertido ya en una de las cumbres de Serrat, con su de condensación magistral del extenso poema original. Todo rezuma plenitud en ella, un Través de su intenso recitativo, celebrando el sacramento de la vida, ese pozo de misterio donde se transmiten y las estirpes Sellan, El Imán de los cuerpos proyectados hasta la dimensión cósmica de la que proceden.
Miguel Hernández Llego a concebir su poesía como un itinerario desde el negro de la tinta hasta el Cárdeno de la sangre. No se Refería sólo ni principalmente a la vertida en las trincheras, sino a la nutria que los sentimientos y enfebrecía los tinteros hasta volverlos rojos y trémulos, en pudorosa metáfora del corazón. Pues un Proceso de madurez similar Puede advertirse entre los dos discos que le ha dedicado el cantante, desde aquel primero de luto riguroso este otro en negro y rojo.
Con todo, Quizá existan Algunos elementos de continuidad. Los rescoldos de aquel espíritu colectivo, solidario y generoso, Qué hizo posible la Transición. Y que aquí ha cuajado en el DVD Imágenes en busca de un poeta, Donde se han Implicado Algunos de los más destacados profesionales del cine español. Un tributo al poeta, sin duda. Pero También a todo lo que repre en nuestras vidas Joan Manuel Serrat.
Ese remate Otorga al conjunto una dimensión excepcional, la de un proyecto Difícilmente repetible, que Carece de antecedentes. Quien Acceda a los tres discos - el de 1972, este CD y el DVD que lo Acompaña - obtendrá un entrelazo de palabras, canciones e imágenes de las Naciones Unidas Resulta que Miguel Hernández en tres dimensiones. El raro milagro de este Hijo de la Luz y de la sombra.
Agustín Sánchez Vidal
* Texto de Agustín Sánchez Vidal para el nuevo álbum de Joan Manuel Serrat, 'Hijo de la Luz y de la sombra ", que consta de trece poemas de Miguel Hernández (Orihuela, 1910 - Alicante, 1942), que incluye vídeos de las Naciones Unidas ceder con Distintos realizados por directores Dedicados a varios poemas del poeta oriolano. Pertenece a la foto 'y la otra es un montaje de' El País 'Papel en blanco'.
TRASPIÉS Y EMPATE

Doble partido del Garrapinillos este fin de semana, por lo que afecta a nuestra casa. Jorge Rodríguez Gascón, número diez y capitán de los juveniles, se enfrentó con sus compañeros al Valdefierro en el campo de San Lorenzo. El equipo visitante pugna, con el Utebo, por la primera plaza, pero por ahora tiene ventaja nuestros vecinos. El Garrapinillos contaba con dos bajas importantes: la de sus mediocentros Víctor, castigado con cuatro partidos en una gresca en la que él fue el agredido (a él le metieron cuatro partidos, y media España se peleó por los dos a Cristiano Ronaldo. ¡Vivir para ver!, como decía Amestoy), y Jaime, que estaba de viaje. Él conjunto rojillo se resintió de esas ausencias: sus jugadores no lograban generar ocasiones. El Valdefierro trabajaba y trabajaba sin una superioridad abrumadora; los locales no tenían un cerebro en la dirección por más que lo intentasen Jorge y Óscar. Cuando finalizaba la primera parte, el Valdefierro marcó el 0-1. En la segunda parte, no hubo color: el Garrapinillos falló mucho en defensa, perdió por completo el control de balón, se desarmó en todas sus líneas de contención y el Valdefierro incrementó su goleada hasta el 7-0. No es fácil destacar a nadie: los locales quisieron y no pudieron, y pasaron de una primera parte digna al descontrol. Igual que la semana pasada, tampoco fue el partido de Jorge, aunque ayer estuvo mucho mejor: quizá no estuvo bien ubicado y sus jugadas individuales se perdieron como, en general, casi todas las tentativas del Garrapinillos.
Esta tarde, en Regional Preferente, el Garrapinillos se enfrentaba en un partido importantísimo al San José. La tarde empezó un poco mal: por los altavoces se anunció la muerte de Aurelio Blasco, padre del arquero Sergio Blasco. Así, el Garrapinillos formó con: Sergio (el segundo arquero); Ballestín, Juanda, Lacabe, Bolo; Diego Rodríguez, Teté, Petit, Mario Martín; Rafa y Adrián Pérez. El Garrapinillos juega con un sistema de 5-3-2, o 3-5-2, en ambos casos los carrileros, Diego hoy y Bolo, tienen mucho terreno por delante y un trabajo sacrificado. El Garrapinillos es un equipo muy físico, con un jugador más determinante que los demás: Óscar, que saldría en la segunda parte.
El partido empezó de poder a poder. Uno de los fallos que tiene el Garrapinillos es que es un conjunto que es demasiado defensivo, que desconfía de su capacidad goleadora y que da muchos metros al rival. Se peleó de un sitio para otro, sin demasiada brillantez por ningún lado. Adrián Pérez parecía más entonado que otras tardes, pero no acaba de encontrar su puesta a punto, a pesar de su afán. Ayer se observó una importante mejoría en su juego; falló un cabezazo que era más de medio gol. Sin embargo, se adelantó el San José. Correcto, trabajador, oxigenado, pero tampoco deslumbrante.
En la segunda parte, el dominio fue para el Garrapinillos. La media entró mucho más en juego; Diego, que había corrido metros, hectómetros y algún kilómetro sin conocimiento, penetró más por la derecha con la incorporación de Caspolino, combinó con Óscar y de una jugada entre ambos (él colaboró con un magnífico movimiento que despejó la empalizada) llegó la igualada. Golazo de Óscar. El Garrapinillos siguió atacando, y el San José también contraatacaba, en uno de sus contraataques pudo desequilibrar el marcador. Pudo ganar cualquier de los dos. Al San José a lo mejor le sirve el resultado pero al Garrapinillos no. Necesita más fútbol, más control de balón, más orden en el centro del campo en el doble sentido de creación y contención, y una vocación ganadora que en este momento no tiene. Aún así, fue un partido meritorio, tan meritorio como insatisfactorio. El Garrapinillos sigue entre los conjuntos que descienden, cuarto por la cola. Y el Monzalbarba se ha escapado a cinco puntos.
*Jorge Rodríguez lanza un córner en un choque de la temporada pasada.
FERNANDO ARCEGA POR MELENDO

Hace ya mucho tiempo que no veo a José Antonio Melendo. Él sigue haciendo sus fotos, de bodas, sobre todo, de reportajes, de paisajes y de reportero esencial que está en casi todos los sitios y que tiene una amplia presencia en facebook y en sus redes infinitas de amigos. Anoche me escribió y me mandó esta foto de Fernando Arcega, emocionado, que recibió hace unos días un merecido homenaje en la Gala del Deporte Aragonés.
KATIA ACÍN: VIDA Y CREACIÓN

Y ME QUITÉ LA ESPINA
Katia Acín (1923-2004) vivió varias vidas en una sola. Y siempre, siempre, profesó la alegría, el optimismo y la curiosidad. El álbum de su existencia está marcado por un edén inicial, la muerte de sus padres (asesinados por algunos de los “buenos vecinos de Huesca”), un período oscuro donde perdió hasta su nombre, el amor y la maternidad, la pedagogía; finalmente, en un auténtico reencuentro con su padre Ramón Acín, consumó una vocación aparcada: el arte a través del dibujo y, sobre todo, del grabado, disciplinas que estudió con casi 70 años. En la última década de su existencia, estaba tan poseída por el espíritu de la creación que no tenía ni tiempo para ordenar sus bosquejos, sus pruebas, sus notas: trabajaba y trabajaba con frenesí, con intuición, como si le faltara oxígeno o le restase una tarea ingente y a contrapelo. Aún así, expuso en varias ocasiones y en particular en el año 2001 presentó en Barbastro una muestra de su obra junto a la de su padre, aquel pacifista que fue profesor de dibujo, pintor y escultor, periodista, etnógrafo y político. Entonces, Katia Acín estaba feliz, estaba impregnada de luz y de felicidad, y tenía la sensación de que el azar, al menos simbólicamente, reparaba una vieja deuda con ella y con su progenitor. El sábado, bajo un aliento poético unánime de cariño y reconocimiento, se inauguró una antológica de grabados de Katia en la Diputación oscense, coordinada por Alicia Vela y Antonia Vila: maternidades, mujeres desnudas, escenas ecuestres y de guerra, bocetos y otras sombras, piezas inspiradas en su propia invención y en sus diálogos con Matisse, Picasso, Gericault, Goya, Luis Seoane, Castelao o su padre. Katia Acín solía decir que con los ácidos, en el otoño de su existencia, se quitaba una espina clavada en el corazón y en la memoria. Y ella se asomaba a las ventanas de la calle del aire.
SÁNCHEZ VIDAL, MICOLAU, MELERO, D. SMALL Y PRAU, HOY EN 'BORRADORES'

Actuación musical: Prau, banda de rock en aragonés
Plató: Agustín Sánchez Vidal e Ignacio Micolau
Reportajes: José Luis Melero, bibliófilo y escritor; Lorena Domingo, pintora.
Secciones: Los elegidos de Borradores
[En la foto, José Luis Melero en Albarracín. Autor de 'La vida de los libros'. Hoy vemos en 'Borradores' una parte de su biblioteca casi infinita. Más de 30.000 volúmenes]
El programa ‘Borradores’ recibe esta noche, a las 0.25 horas, al escritor e investigador Agustín Sánchez Vidal, que hablará de su tercera novela, ‘Esclava de nadie’ (Espasa), donde narra la historia de Elena de Céspedes, una mujer morisca y mulata que se convertirá en hombre y en cirujano, y que se sería juzgada por la Inquisición en 1587, en uno de los primeros casos sobre la transexualidad y el hermafroditismo. El otro invitado al plató es el bibliotecario e historiador Ignacio Micolau, autor del volumen ‘Cuestiones bajoaragonesas’, donde reconstruye la historia cultural y social de Alcañiz de los últimos dos siglos. En el libro se habla de Mariano Nifo, de Clarín, de Ramón José Sender o de la ceramista Teresa Jassá, entre otros, así como de la tradición periodística de la capital del Bajo Aragón.
Además, ‘Borradores’ visita la biblioteca de José Luis Melero Rivas, escritor y bibliófilo que acaba de publicar ‘La vida de los libros’ (Xordica), una selección de artículos sobre escritores, ediciones, críticos, curiosidades, libros olvidados o raros. Melero habla de cómo es su biblioteca, de la encuadernación, de las dedicatorias, de primeras ediciones y confiesa algunas de sus pasiones: el fútbol, las bellas artes o la jota. La joven pintora Lorena Domingo, que expone estos días en Ibercaja-Patio de la Infanta, aborda la clave de sus obras, que recogen el influjo del expresionismo norteamericano y a la par acusan la huella de la pintura de Pablo Picasso, especialmente en todo lo relacionado con los payasos, los arlequines o el mundo del circo.
[Ignacio Micolau hablará hoy de Ramón José Sender y de su libro 'Crónica del alba' y de un poema que publicó en Alcañiz a los 17 años]
El programa se completa con la sección ‘Los elegidos de Borradores’, donde se recomiendan la antología ‘Avanti’, publicada por Olifante; la novela ganadora del XL premio de novela Ciudad de Barbastro, ‘Tal vez la lluvia’ (DVD) de Juan Carlos Méndez Guédez, el cómic ‘Stitcher’ de David Small, y el libro ‘Un siglo de copla’ de Manuel Francisco Reina, que incorpora una película de Emilio Ruiz Barrachina.
[La banda Prau, que toca dos temas esta noche en Borradores: 'O chilo' y 'A linia', con gaita y dulzaina.]
La actuación musical corre a cargo del grupo Prau, que canta en aragonés y publicaba en 2009 su tercer disco: ‘A fin de l’agüerro’ (El fin del otoño). Este sexteto interpreta dos temas de su característico rock sazonado con elementos célticos, no en vano usa la gaita y la dulzaina: ‘O chilo’ (El grito) y ‘A linia’ (La línea).
ESTRELLA DE DIEGO Y SIRUELA

Estrella de Diego, nueva directora de la colección
Biblioteca Azul Mínima de Ediciones Siruela
Siguiendo la línea editorial que abrió Juan Antonio Ramírez, que falleció el pasado mes de septiembre, la idea de esta colección continúa siendo la de editar libros sobre aspectos o autores menos conocidos de la Historia del Arte, pensados para un público amplio, a un precio asequible y de utilidad para estudiantes. En esta nueva etapa se incidirá en el arte más actual, sin olvidar textos clásicos de teóricos, artistas o arquitectos de difícil acceso en castellano, así como cuestiones relativas a América Latina y a la teoría de género.
Estrella de Diego es ensayista y Catedrática de Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid y ha sido profesora invitada en numerosas universidades españolas y extranjeras. Entre otras ha ocupado la Cátedra King Juan Carlos I of Spain of Spanish Culture and Civilization en la New York University (1998-99). Su investigación se centra en la teoría de género, los estudios visuales y los orígenes de la Modernidad. Ha sido comisaria de numerosas exposiciones como Los cuerpos perdidos. Fotografía y surrealistas (Fundación "la Caixa", 1996), A vueltas con los sentidos (Casa de América de Madrid, 1999), Visiones huidizas (Fundación Carlos de Amberes, 2001), la representación española en la 22 Bienal de Sao Paulo (1994) y en la 49 Bienal de Venecia (2001), Warhol sobre Warhol (La Casa Encendida, Madrid, 2007) y Sophie Tauber-Arp (Museo Picasso de Málaga, 2009). Es autora, entre otros, de los siguientes libros: La mujer y la pintura en la España del siglo XIX, El andrógino sexuado. Eternos ideales, nuevas estrategias de género, Querida Gala. Las vidas ocultas de Gala Dalí, Travesías por la incertidumbre, Remedios Varo y Maruja Mallo. En Ediciones Siruela ha publicado Tristísimo Warhol, El filósofo y otros relatos sin personajes y Contra el mapa.
La colección Biblioteca Azul Mínima fue creada en 2003 y dirigida desde sus inicios por el catedrático de Historia del Arte y ensayista Juan Antonio Ramírez. Hasta el momento se han publicado 27 títulos. Puedes encontrar más información en www.siruela.com
SOBRE ALEJANDRO CORTÉS

PÁJAROS DE CIERZO EN EL BOSQUE
Alejandro Cortés tiene algo de torbellino. Siempre anda de aquí para allá con la cabeza inundada de proyectos. Pictóricos, escultóricos, fotográficos, videográficos o de ilustración. Es un creador hiperactivo, de esos seres que pasean por la vida con un manojo de papeles, de delirios y de sueños en los bolsillos o en el cerebro, de esos que concentran la fuerza del mundo y el temblor de la belleza en un portfolio. Te encuentras con él, o recibes de golpe su llamada, y tienes la sensación de que hay varios Alejandro Cortés: uno anda por Córdoba (Argentina), otro sueña con marchar a Roma o a Venecia, otro cruza el Pacífico para hacer un máster de guión o para completar un proyecto de vídeo. O si no, cuando llega el verano, como si fuera el embajador de quimeras o un caballero medieval con mando en plaza en Farasdués, recibe gentes y gentes del arte, de la música, de la literatura, del periodismo, y es capaz de lograr un caserón de leyenda donde sus artistas comen, beben, conversan y enredan con la creación.
Alejandro siempre sorprende. Y envuelve por contagio irresistible de entusiasmo. Vuelve a hacerlo ahora con este trabajo de un acentuado sentido lírico, una alegoría del silencio y sus magias: se trata de un bosque de raíces, de una escenografía onírica con invisibles presencias, con pájaros de fuego. En este bosque dialogan la tierra y sus misterios con los árboles y la luz. La propuesta tiene una atmósfera de cuento de hadas y a la vez de naturaleza pintada o de paisaje esculpido con el soplo de un dios oculto. Alejandro, con la sutileza de un miniaturista, crea un microespacio que congrega su memoria de infancia, el rastro de un paraíso hecho de sedimentos, de texturas y del murmullo del cierzo que empuja y empuja los recuerdos.
*Alejandro Cortés expone estos días en la sala Mariano Barbasán de la CAI. Esta es una nota que figura en el tríptico de la muestra. Esta foto es de Primo, tomada de su estupendo blog fotográfico. El acceso es http://primo.com.es
EN EL CASTILLO DE LORD DUNSANY

Hace unos días, la editora Diana Zaforteza vino a Zaragoza a presentar su editorial. Me dijo que iba a visitar con algunos periodistas el castillo de Lord Dunsany en Irlanda. Me pareció maravilloso publicar un reportaje sobre ese autor, al que he leído a través de las sugerencias de Álvaro Cunqueiro y Jorge Luis Borges. El escritor y traductor Daniel Gascón tenía la posibilidad de ir y de hacer un amplio reportaje para ‘Artes & Letras’ y para su propio blog. Este es el texto que apareció en el suplemento de los jueves de ‘Heraldo de Aragón’, que también es una reflexión y una lectura sobre la obra del escritor dublinés.
EN EL CASTILLO DE LORD DUNSANY
Por Daniel GASCÓN
EL VIAJE
Edward John Moreton Drax Plunkett, Lord Dunsany, es uno de los padres de la literatura fantástica. Su obra influyó a autores como Borges, Lovecraft o Tolkien. La semana pasada fui a visitar su castillo, que empezó a construirse a finales del siglo XII y es una de las casas más antiguas de Irlanda. Allí viven los actuales señores de Dunsany, la arquitecta retirada Maria Alice de Marsillac y el pintor Edward Carlos Plunkett, nieto del escritor.
El Dunsany Castle está en County Meath, a unos 40 minutos en coche de Dublín. Nada más entrar en la propiedad, se ve la iglesia de San Nicolás, del siglo XV, donde se rodó una secuencia de ‘Braveheart’. El día anterior me había enterado de que la actual Lady Dunsany echó a unos cazadores de sus terrenos con una escopeta en la mano, así que fue un alivio que abriera la puerta del castillo Randall, el heredero del título. Las paredes de la entrada están cubiertas de espadas y pistolas, hay dos armaduras y un mueble oriental con un par de cascos persas. En esa atmósfera medieval y bélica, un cuadro y una escultura de Edward Carlos Plunkett, con formas geométricas, parecen fuera de contexto. El de barón de Dunsany es uno de los títulos nobiliarios más antiguos de Irlanda; data del siglo XV y, como lo concedían los británicos, la familia resalta su origen normando y su vinculación con Francia: tiene un banco con una estatua de Napoleón y recuerda que tuvo que abandonar Irlanda en el siglo XVII, a causa de la invasión de Cromwell. Según Lady Dunsany –que hace de guía por el castillo porque su marido está enfermo- parte de la familia huyó por un túnel parcialmente conservado que comunica el castillo con el cercano Killeen Castle.
Autor de más de 80 volúmenes de narrativa, memorias, teatro y poesía, pintor, cazador en África y en la India (la leyenda dice que mató a dos cebras en Piccadilly Circus porque nunca pudo cazar una en libertad), político frustrado, apasionado del cricket, campeón de tiro y creador de una variante de ajedrez, Lord Dunsany fue un amateur y excéntrico profesional. Nacido en Londres en 1878, el 18º barón de Dunsany es el personaje más destacado de una familia en la que también se encuentra el arzobispo católico Oliver Plunkett, ahorcado y descuartizado en 1681 y canonizado en 1975; por el lado materno, está emparentado con Richard Burton, traductor de ‘Las mil y una noches’. Recibió el título en 1899, tras estudiar en Eton y la escuela militar de Sandhurst. Ese mismo año, después de servir en Gibraltar, participó en la segunda guerra de los bóers. Sería el primero de una larga serie de encuentros con el peligro.
En 1904 se casó con Beatrice Child-Villiers, la acaudalada hija del conde de Jersey, y se trasladó al castillo. Beatrice se dedicó a él con fervor y toleró sus rarezas: Dunsany –que pasó gran parte de su vida entre sus fincas rurales en Inglaterra e Irlanda- estaba en contra de la sal de mesa de los restaurantes y siempre llevaba la suya encima, y no toleraba que se abrillantaran los muebles. Escribía en una habitación de lo alto del castillo, o en las cabañas de la propiedad; en los últimos años, él, que había matado rinocerontes, gacelas y leopardos –en expediciones que a veces requerían 72 porteadores-, emprendió una campaña para que no se cortara el rabo de los perros. “Más que escritor, quería ser pintor”, cuenta Lady Dunsany. “Fue a París con su mujer y vieron un cuadro de Renoir. A Beatrice le gustaba, pero Edward dijo: ‘¿Para qué queremos un Renoir? Yo ya soy un gran pintor’.” Aficionado a los cuentos de los hermanos Grimm, de Andersen y Poe, en 1905 publicó su primer libro, ‘Los dioses de Pegana’, donde elaboraba una cosmogonía con ecos del simbolismo y un lenguaje arcaizante, heredado de la Biblia del rey Jacobo. En obras como ‘El tiempo y los dioses’, ‘La espada de Welleran’ o ‘Cuentos de un soñador’ elaboró un imaginario del que han bebido Cunqueiro, C.S. Lewis o Robert E. Howard.
A través de su tío Horace –un modernizador agrícola que gastó buena parte de la fortuna familiar con sus experimentos-, entabló amistad con intelectuales como Lady Gregory; Gogarty, que serviría de inspiración para el personaje de Buck Mulligan en el ‘Ulises’ de Joyce, o el poeta nacionalista AE, que dijo que era “tan puro, fabuloso y raro como el unicornio”. Aunque luego se distanciaron, también despertó la admiración de W.B. Yeats, que prologó una selección de sus cuentos y lo animó a escribir teatro: Lord Dunsany compuso ‘The Glittering Afternoon’ en una sola tarde de 1909, y la pieza se representó un mes después en el Abbey Theatre. A Yeats le angustiaban su irregularidad e indolencia (“Es una desgracia haber nacido noble. Le vendrían bien serían cincuenta libras al año y una amante borracha”), pero aseguraba que sus obras “hacen que piense en joyas irlandesas, en una espada cubierta de arabescos indios, de San Marcos en Venecia, en palacios cubiertos de nubes al atardecer; pero todavía con más frecuencia en un estado de ánimo que alcancé durante unas semanas de sueño profundo y que desde entonces siempre he añorado y deseado”
En la creación de ese mundo también fueron importantes las ilustraciones de Sidney Sime, que están expuestas en el pasillo que lleva a una antigua capilla. En ella se ve una alfombra de tigre y medio cuerpo de un león. Hay un cuadro de Hamilton a medio restaurar y un tablero de ajedrez: Dunsany, que escribió uno de los mejores relatos sobre este deporte, ‘El gambito de los tres marineros’, empató con Capablanca. Un arcón contiene cientos de cartas en desorden (Plunkett se escribió con Kipling y Arthur C. Clarke, pero también hay cartas suyas dirigidas a su mujer); en otro lugar vemos los manuscritos. Lord Dunsany escribía a mano, con un lápiz de color, y luego repasaba el texto con tinta. “Mi marido se crió con su abuelo. A veces, después de que se mecanografiara el texto, copiaba un ejemplar a mano y lo firmaba por si la familia necesitaba venderlo.”
Vemos el manuscrito de ‘Carcasona’; de ‘My Talks with Dean Spanley’, en el que se basa la película ‘Dean Spanley’, con Sam Neill y Peter O’Toole; de ‘The Old Folk of Centuries’, lleno de dibujos de brujas y soles. También vemos un álbum de fotos de la guerra de los bóers y de la Primera Guerra Mundial. Junto a las fotos de los soldados, o de él en el frente –decía que las trincheras solo tenían 1,80 de alto y él medía 1,95-, hay dibujos de Lord Dunsany, que proponen una “Sugerencia de reorganización del vestido militar”. Se libró por poco de ir a Galípoli y perdió a un amigo en la Gran Guerra, F. Ledwidge, cuya poesía editó póstumamente. En la Segunda Guerra Mundial se enroló en la Home Guard en Inglaterra –le decepcionó que los nazis no llegaran a invadir la isla: quería combatirlos-, y ocupó la cátedra Lord Byron en Atenas, que abandonó ante el avance alemán. Sin embargo, sufrió su herida más grave en Irlanda en 1916, cuando ayudaba a las fuerzas británicas frente a los rebeldes irlandeses. Y murió de apendicitis en 1957, a los 79 años.
Después de comer en una sala en la que cuelgan retratos de los personajes de la familia, cerca de una colección de objetos del movimiento Arts & Crafts, subimos a la biblioteca. La piel de un tigre blanco y de un leopardo están debajo de dos mesas; los libros que poseía Lord Dunsany ocupan varios cuerpos de estanterías; en un armario hay ediciones de sus obras y en una mesilla traducciones a muchos idiomas. Es una biblioteca gótica, que contrasta con la atmósfera luminosa y femenina del salón, donde hay dos cuadros atribuidos a Van Dyck, otro a Fabrice y un pequeño Constable, pero hace el mismo frío: no me quito el abrigo en las cinco horas que paso en el castillo. Tampoco lo hace Lady Dunsany; la cocinera lleva un gorro de lana.
En un ala del castillo Maria Alice quiere construir una galería para mostrar la obra de su marido. Vamos a una sala donde se ve la vajilla que diseñan y venden, con las paredes repletas de cabezas de antílopes, de un rinoceronte y la piel de una pitón. En otra, transformada en un gimnasio, hay cuadros de Lord Dunsany: ofrecen una perspectiva inquietante de una habitación, unas flores o un árbol con una amenaza velada. Aun así, no habría estado mal que compraran ese cuadro de Renoir. Al final vemos el estudio del actual Lord Dunsany. Junto al caballete, con un cuadro sin terminar, hay un montón de armas falsas. En una percha cuelgan varios uniformes militares. El heredero de Lord Dunsany, Randall, está rodando una película en la propiedad.
SCOTT, CUNQUEIRO Y ZARAGOZA
Lord Dunsany escribió durante cinco decenios y al morir dejó numerosos textos inéditos. En una época, Evelyn Waugh o Elizabeth Bowen reseñaban sus obras, Yeats lo comparó a Baudelaire, cinco obras suyas se representaron simultáneamente en Broadway, y Amory Blaine, el protagonista de ‘A este lado del paraíso’ (1920), la primera novela de Scott Fitzgerald, recitaba sus versos. Después de la década de 1920, siguió teniendo éxito, pero la crítica dejó de prestarle la misma atención.
Su defensor más entusiasta, H. P. Lovecraft, admiraba sobre todo sus primeros libros, en los que “extiende una atmósfera de ingenuidad cultivada e ignorancia propia de un niño”, con “una prosa cristalina y musical”. El crítico S. T. Joshi los ha definido como “Nietszche en un cuento de hadas”. Lord Dunsany publicó colecciones de relatos sobre la guerra, ‘Tales of War’ (1918) y ‘Unhappy Far-Off Things’ (1919), se acercó a la tradición del romance, tiñó de ironía sus aproximaciones a la fantasía y sus cosmologías –o de cierto fatalismo, como en ‘La hija del rey de los elfos’ (Visión Libros, 1983)-, y escribió novelas de ambiente español como ‘Don Rodrigo’ (1922; Blanco Satén, 1991), donde figura un profesor de la reputada cátedra de magia de la Universidad de Zaragoza, y ‘The Charwoman’s Shadow’ (1926), en la que aparece un lugar llamado “Aragona” y donde algunos críticos ven un homenaje a Ramón Llull. Coqueteó con el terror, la sátira y la ciencia ficción, viajó a Estados Unidos varias veces y recibió distinciones. Creó el personaje de Joseph Jorkens, dispuesto a narrar cuentos extraordinarios a cambio de whisky, y, escribió novelas irlandesas, relatos y memorias, pero es recordado por su contribución al universo fantástico, que ha fascinado a Guillermo del Toro o Neil Gainman. Borges incluyó ‘Los días del Yann’ en su Biblioteca de Babel; Álvaro Cunqueiro, que tradujo alguna de sus obras teatrales y le dedicó un poema y varios artículos, escribió “la de Lord Dunsany es una obra riquísima y compleja, que hace de él uno de los grandes escritores de este siglo”. Él decía que había inventado sus dioses porque en la escuela se le daba mal el griego.
Lord Dunsany paseaba con un bastón de empuñadura de oro que le había regalado el Nawab de Rampur en un viaje a la India y temía sobre todo que lo tomaran por un diletante. Según su biógrafo Mark Amory, “continuó como un superviviente de la época eduardiana, en disonancia con los tiempos modernos”. Detestaba la poesía de T.S. Eliot, y escribió a un amigo que “el genio es una capacidad infinita para no pasarlo mal”. Pese a su simpatía por el unionismo, parecía que pocas cosas podían afectarle, y no discutió con sus amigos nacionalistas ni sus vecinos por motivos políticos (cuando Yeats creó la Academia Irlandesa, solo le ofreció una membresía parcial: la completa estaba reservada para quienes hablaban de Irlanda y temas irlandeses). Amory cuenta que en 1919 empezó un cuaderno con un recorte de periódico que decía “Es una gran responsabilidad haber sobrevivido a la guerra”. A pesar de su facilidad para escribir, lo dejó en blanco.
EL LIBRO
‘El libro de las maravillas. Cuentos asombrosos’ (Alfabia, 2009) recoge muchos de los mejores relatos de Lord Dunsany. Se publicaron respectivamente en 1912 y 1916 y representan el final de su primera etapa de narrador fantástico: algunos inventan mundos imposibles; ‘La angustiosa historia de Thangobrind el joyero’ o ‘La ciudad en el Páramo de Mallington’ tienen la gravedad, la fabulación constante y el tono alegórico e ingenuo que cautivaban a Lovecraft. En otros, la fantasía irrumpe en un mundo algo más verosímil, como en ‘La ventana maravillosa’, donde un dependiente de Londres compra una ventana que da a una ciudad medieval; en ‘La coronación del señor Thomas Shap’, en el que un comercial sueña –al estilo del Walter Mitty, o incluso de Juan Dahlmann- con una vida heroica; o en ‘Trece a la mesa’, donde un cazador llega exhausto a un castillo. Son cuentos que tienen sentido del humor: uno habla de una oficina donde la gente se intercambia los males, otro de tres chistes infernales, otro de un pirata que, rodeado por barcos enemigos, escapa navegando sobre el desierto del Sáhara.
Lord Dunsany. ‘El libro de las maravillas. Cuentos asombrosos’. Traducción de María M. Ponce, Adriana Velázquez y Nicolás Valencia Campuzano. Alfabia, 2009. 295 páginas.
*Este artículo apareció en Artes & Letras de ‘Heraldo de Aragón’. Puede leerse en el blog del autor: danielgascon.blogia.com
'AVANTI', MÉNDEZ, SMALL, COPLA

Avanti
Poetas españoles de entresiglos XX-XXI
Edición de Pablo Luque Pinilla
Olifante. Ediciones de Poesía
Zaragoza, 2009
252 páginas.
Pablo Luque Pinilla es poeta, crítico y divulgador de la poesía a través de una revista digital. A él se le debe uno de los últimos títulos del sello Olifante: ‘Avanti. Poetas españoles de entresiglos XX-XXI’, una antología muy personal de catorce poetas que escriben desde los años 60 hasta nuestros días. La selección incluye a Pere Gimferrer, a Jenaro Talens y a Antonio Colinas, de los ‘Novísimos’, fascinados por el culturalismo, por el cine, el cómic y Venecia; a poetas tan solitarios como Miguel d’Ors o Ángel Campos Pámpano, el gran cantor de Lisboa, ‘la ciudad blanca’. Figuran mujeres como Aurora Luque, Amalia Iglesias y Chantal Maillard. El único aragonés de la antología es Ángel Guinda. El volumen contiene poéticas de cada autor, manifiestos y análisis críticos, y poemas que destacan por “su belleza, su eufonía, su hondura emocional y su capacidad de penetración”. Como este de Ángel Guinda.
‘La edad de Oro’ de Ángel Guinda
No lamentes
haber perdido el esplendor juvenil,
los estallidos de la vida,
a cambio
de un horizonte de cenizas.
Nadie puede avanzar
en medio de un bosque en llamas,
sí a través del desierto.
Página 83. Fotos: Página web de Olifante, Gimferrer, Talens, Antonio Colinas, cine, cómic, Venecia.
Tal vez la lluvia
Juan Carlos Méndez Guédez
XL Premio Ciudad de Barbastro de Novela Corta
DVD
Barcelona, 2009
154 páginas
El Premio de Novela Ciudad de Barbastro ha cumplido 40 años. La novela ‘Tal vez la lluvia’, del venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, fue la ganadora de esa edición. La narración transcurre entre Caracas, Madrid y Salamanca, y cuenta la amistad entre dos jóvenes, Adolfo y Federico, que comparten películas como ‘Casablanca’, la música de Los Beatles o de Queen. Adolfo y Federico se extravían de aquí para allá entre mujeres bonitas como Miroslawa, como Ivonne, como Luisa, que convierte la minifalda en una revolución. O Albertina, que parece escapada de un poema de Neruda y que conduce una y otra vez a la perdición. Y siempre, en los viajes, en los paseos por Caracas o Madrid, casi siempre aparece la lluvia y un Mercedes desportillado. Méndez Guédez escribe con transparencia y emotividad, con humor y con ternura.
Stitches
Una infancia muda
David Small
Traducción de Rocío de la Maya
Mondadori: Reservoir Books
Barcelona, 2010
330 páginas
David Small es uno de los grandes ilustradores del momento y ha realizado numerosos libros infantiles. Quizá ninguno tenga la hondura y el desgarro de su novela gráfica ‘Stiches. Una infancia muda’. Se trata de un libro inquietante, extraño, acaso feroz, que transcurre en Detroit. Narra la vida de un muchacho, desde los seis hasta los quince años en un ámbito muy especial: su madre siempre está enfadada, la abuela parece perturbada y su padre, médico, dedica muchas horas al hospital. Y su hermano anda por ahí apurando la pubertad mientras descubre revistas de chicas desnudas. El niño va y viene, y padece pesadillas horribles en un cómic excepcional, complejo, de increíbles imágenes, que funciona como una película que lo tiene casi todo: emoción, dolor, misterio, poesía, locura y rabia. Y un inequívoco sentido autobiográfico.
Un siglo de copla
Manuel Francisco Reina
Incluye la película ‘La España de la copla: 1908’
de Emilio Ruiz Barrachina
Ediciones B
Barcelona, 2009
392 páginas
La palabra copla, tan vinculada al flamenco, procede de cópula, que significa unión, lazo, ilación. Este género musical es como una novela cantada. Su desarrollo y esplendor está emparentado con los músicos Falla, Granados y Pau Casals, y los poetas del 27, especialmente Lorca y Alberti. Los temas de la copla son eternos: el amor, la muerte, la mujer, los celos, los toros. Manuel Francisco Reina acaba de publicar ‘Un siglo de copla’, que incluye una película de Emilio Ruiz Barrachina. El libro recorre la historia de un género tan autóctono, ofrece un cancionero y el anecdotario de cada canción, e incorpora un diccionario de compositores, entre los que figura el oscense Daniel Montorio, y de intérpretes, donde se encuentra Raquel Meller, la cupletista de Tarazona. Con ella están Concha Piquer, Estrellita Castro, Miguel de Molinos, Lola Flores, Clara Montes, Pasión Vega, incluso Joaquín Sabina o Joan Manuel Serrat. Por algo dice Reina que la copla se convirtió en el franquismo en “canción protesta” o “canción de denuncia”.
*Recomendaciones del programa 'Borradores' emitido anoche, que se redifundirá el próximo sábado a partir de las 9.15 de la mañana. Las cuatro fotos corresponden a Dmitry Chapala, que es un joven fotógrafo ruso especializado en el cuerpo de la mujer, que trabaja muy bien el procesado digital.
HOY, BUÑUEL EN LA LONJA
Esta tarde, a las 19.00, se presenta la exposición ‘Un perro andaluz 80 años después’, que coordina esa profesora tan entusiasta, trabajadora y rigurosa como Amparo Martínez. Le pido algunos detalles de la muestra y me manda varios textos que explican cómo está concebida, ordenada y desarrollada. Pongo los fragmentos iniciales.
Un perro andaluz 80 años después
Presentación exposición
La bicicleta de BUSTER KEATON no tiene el sillón de caramelo y los pedales de azúcar como quisieran los hombre malos. Es una bicicleta como otras, pero la única empapada de inocencia.
Federico García Lorca, El paseo de Buster Keaton, 1927-1928
Cuando los soldados de Napoleón entraron en Zaragoza en la VIL ZARAGOZA, no encontraron más que viento por las desiertas calles. Solo en un charco croaban los ojos de Luis Buñuel. Los soldados de Napoleón los remataron a bayonetazos.
Luis Buñuel, Palacio de hielo, 1929
Mi mano ha llegado por los caminos blancos,
a sus pechos claros y blancos
antes he tenido que separar una camisa blanca
llena de luna blanca.
Salvador Dalí, Era mi novia
Ochenta años después de su estreno Un perro andaluz sigue impactado como lo hiciera en 1929. Desde el principio resulta una película incómoda nada reconfortante. Y es ese estado de indefensión embarazosa, cuidadosamente elaborado por Buñuel y Dalí, el que prepara para asimilar el resto de la propuesta cinematográfica que pasa ante los ojos del espectador.
En ella es posible encontrar desde el cegado de la mirada externa para acceder al interior, al subconsciente; pasando por el papel del ciclista y de las bicicletas como máquinas perversas para el divertimento sexual; la constatación de la presencia del cuerpo en su ausencia; el juego con las cajas y el placer que produce el misterio de su contenido; la identificación de la amputación con la pérdida, ya sea de una mano o de la libertad; lo que nos lleva a los asnos en descomposición evocando la idea de podredumbre social, en la que los pianos son la materialización de la muerte de lo espontáneo. También están las mujeres como encajeras y costureras, vírgenes maternales y, con el tiempo, intrigantes malévolas; el protagonismo del los insectos como manifestación de la pureza del instinto que termina siendo retenido y apresado por cuerdas y ligaduras; hasta llegar al binomio entre erotismo y muerte, que habita en esta película desde la primera hasta la última imagen.
Para entender el clima social y las circunstancias culturales que propiciaron la creación de una obra como Un perro andaluz es necesario hablar de la agonía de la dictadura de primo de Rivera o de los viajes y estancias en el París de las vanguardias. Una atmósfera en la que fueron fundamentales las complicidades y los aprendizajes compartidos en la Residencia de Estudiantes de Madrid, así como la influencia de Ramón Gómez de la Serna, quien contribuyó a que el surrealismo tuviese en España una idiosincrasia particular y una espontaneidad especialmente vigorosa. En este ámbito es imprescindible entender la amistad y el enigma que unió a Buñuel, Lorca y Dalí, sin la que es imposible explicar Un perro andaluz. Titulo que desde su primera proyección se convirtió en una obra de referencia para el grupo surrealista y en todo un manifiesto audiovisual de este movimiento.
Un perro andaluz y su tiempo. La Residencia de Estudiantes
Complicidades y aprendizajes
Nuestro grupo se formaba básicamente por Juan Vicens, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Juan Centeno, José Moreno Villa, Diego Buigas de Dalmau, Luis Eaton Danil, Federico García Lorca, el poeta malagueño José María Hinojosa y yo. Éramos todos enormemente wagnerianos. Fue Luis Buñuel quien nos introdujo a todos esa pasión por el músico alemán. Luego utilizó La muerte de Isolda de una forma obsesiva como banda sonora en Un perro andaluz.
Pepín Bello
Ramón Gómez de la Serna
La influencia de Ramón Gómez de la Serna sobre los jóvenes españoles que se acercaban a las vanguardias resulto ser fundamental durante la década de los veinte. El intercambio de ideas en distintos foros, como las tertulias celebradas en el Café Pombo, su obra y su prestigio intelectual se convirtieron el referente de un nutrido grupo de creadores que por entonces iniciaban su andadura artística. De hecho, las greguerías de Ramón Gómez de la Serna son la matriz de la que nace el concepto de gag trágico, o microrrelato de tintes humorísticos con un desenlace absurdo o fatal. Un elemento imprescindible para entender la producción literaria y cinematográfica de Dalí y Buñuel.
Inicios artísticos y orígenes de la obra literaria
Durante la década de los años veinte además de pintar, dibujar o preparar los primeros proyectos cinematográficos, Buñuel, Lorca y Dalí iniciaron su producción literaria en verso y prosa. Muchos de estos trabajos contienen ya de forma embrionaria temas e imágenes (ojos cortados, ciclistas, lunas, nubes filosas, hormigas, mariposas, burros podridos, pianos,…) que después se convertirían en piezas claves en la construcción cinematográfica de Un perro andaluz. Película que debemos entender, por tanto, como el resultado de un largo y fructífero proceso de gestación.
Lorca
Marineros que ignoran el vino y la penumbra
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.
Federico García Lorca, Oda a salvador Dalí, 1926
Buñuel
San Bartolomé y el fauno danzaban cuando
las piedras salían disparadas de la tierra
como besos tirados con la punta de los dedos
Al morir se lo comieron unas hormigas alegres
que tampoco eran hormigas
eran unas bayaderas silenciosas
Luis Buñuel, Bacanal, 1929
Dalí
Una oreja quieta encima de un pequeño humo derecho
indicando lluvia de hormigas sobre el mar.
Al lado de la roca fría hay un pelo de pestaña.
Un pedazo de carne desgarrada señalando el mal tiempo.
Hay seis pechos extraviados dentro de un agua cuadrada.
Un burro podido zumbante de pequeñas minuteras
representando el principio de la primavera.
Salvador Dalí, Poema. A Lydia de Cadaqués
'ESTÉTICAS DE LA CRISIS': UN CURSO

‘ESTÉTICAS DE LA CRISIS’
CURSO DE LA INSTITUCIÓN FERNANDO EL CATÓLICO
MIÉRCOLES, 24 DE FEBRERO
16.30 h. Entrega de documentación.
16.45 h. Palabras inaugurales del Dr. D. Carlos FORCADELL
ÁLVAREZ, director de la Institución «Fernando el Católico».
17.00 h. La novela norteamericana: de la caída de las Torres a la era Obama, por el Dr. D. Francisco COLLADO (Universidad de Zaragoza).
18.30 h. Paisajes después de la batalla, por el Dr. D. Luis BELTRÁN ALMERÍA (Universidad de Zaragoza).
20.00 h. Discursos científicos en tiempos de crisis, por el Dr. D. Javier ORDÓÑEZ RODRÍGUEZ (Universidad Autónoma de Madrid).
JUEVES 25
17.00 h. Espectáculo versus racionalidad en la política contemporánea, por el Dr. D. Ignacio GÓMEZ DE LIAÑO (Universidad Complutense).
18.30 h. La crisis como historia de terror, por el Dr. D. Enrique GIL CALVO (Universidad Complutense).
20.00 h. Mesa redonda: La mutante realidad contemporánea en sus relatos. Participantes: Fernando AÍNSA, Enrique GIL CALVO, Ignacio Gómez DE LIAÑO y Manuel VILAS. Moderador: José Luis CALVO CARILLA.
VIERNES 26
17.00 h. El fenómeno de la novela negra en Suecia ¿Un producto de la crisis?, por D. Francisco ÚRIZ (escritor, poeta y traductor de poesía y novela sueca).
18.30 h. De los grandes relatos a sus migajas: vertientes de la atomización narrativa actual, por el Dr. D. Fernando VALLS (Universidad Autónoma de Barcelona).
CURSO DIRIGIDO POR EL PROFESOR JOSÉ LUIS CALVO CARILLA. UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA.
*Hace unos días, la profesora y ensayista Isabel Carabantes me mandó el programa de este curso de la Institución Fernando el Católico. Cuelgo aquí una estupenda fotografía de Alberto García-Alix de 1988.
DIÁLOGO CON PATRICIA ESTEBAN

Ayer por la tarde, en compañía del poeta y narrador Manuel Vilas y del editor Juan Casamayor, Patricia Esteban Erlés presentó su nuevo libro de relatos: ‘Azul ruso’ (Páginas de Espuma), en ese espacio tan acogedor de Los Portadores de Sueños, que dirigen Eva Cosculluela y Félix González. Ayer publiqué una extensa entrevista con la escritora zaragozana, nacida en 1972, en Heraldo. Aquí está la entrevista al completo: la que salió y lo que no pudo salir.
-¿Con qué estado de ánimo suele escribir Patricia Esteban Erlés?
Depende, más que escribir desde un estado de ánimo escribo desde la punta de una idea, tirando del extremo de algo que aparece de pronto, en cualquier parte, y me hace sacar el cuaderno y tomar unas notas. A veces es una frase de dos desconocidos en el autobús, la secuencia de una película, una palabra evocadora. En el caso concreto de Azul ruso, puedo decir que la literatura fue en 2008 la mejor terapia que pude seguir, en un momento difícil en el plano personal. Decidí ahorrarme el psiquiatra y escribí este libro desde la tristeza de la pérdida a veces, otras desde el deseo de hacerme reír a mí misma con una historia o de liberarme de un peso vital con el que ya no podía seguir cargando.
-Da la sensación de que tus cuentos nacen de un mal sueño que se prolonga durante el día…
Quizás sea más aproximado decir que los cuentos que escribo nacen de miedos, que me asaltan indiscriminadamente, esté dormida o despierta. Hay una serie de obsesiones que se prolongan en el tiempo, desde la infancia, y me siguen como fantasmas. Escribir es mi manera de exorcizarlos, de burlarme de ellos y darles esquinazo. Puede que haya algo de onírico en el tratamiento que les doy, pero esto responde a que determinadas vivencias son más terribles que muchas pesadillas, y morfológicamente más complejas. Del mal sueño puedes librarte, pero de lo que te pasa en realidad es más difícil desembarazarse. Por eso, tal vez, yo prefiero reciclar esos sucesos y convertirlos en relatos.
-¿Ha sido escrito ‘Azul ruso’ como un libro unitario o es más bien un libro de distintos relatos que se suman y que organizan en torno a una manera de mirar?
Creo que Azul ruso es un libro que ha ido haciéndose a lo largo del tiempo, buscando su propia forma. En un principio yo sólo tenía claro que había una tonalidad melancólica común en las historias, un azul que lo invadía todo. De hecho, el libro se llamó en un primer momento Periodo azul, como la época pictórica de Picasso. Sin embargo, luego me di cuenta de que la presencia del gato, como compañero eterno del hombre, superviviente a las mismas catástrofes que él y un eterno enigma, estaba ahí, como una presencia silenciosa, en muchos de los cuentos. De ahí que finalmente se llamara como una raza felina muy misteriosa, el azul ruso, al igual que el relato central del libro, un cuento extenso donde hablo de una mujer que convierte en gatos a los hombres que llaman a su puerta. Pienso que sí existe una manera determinada de mirar en este libro, pero sobre todo un color, el azul, que adquiere diferentes tonalidades. Hay un fondo de tristeza, si se quiere, pero tamizado en ocasiones con el humor, o la ternura.
-¿Podríamos decir que el tema general, o la atmósfera de los cuentos, es el misterio y el dolor?
Sí, estoy de acuerdo con eso, pienso que hay una perplejidad o un desconocimiento de la vida, una incapacidad de entender o superar lo que les pasa a los protagonistas de mis cuentos, de comunicarse entre ellos. La realidad se convierte en una fotografía borrosa, que no alcanzan a ver bien. Y por otro lado el dolor es una marca especialmente evidente en algunos personajes, a veces lo he entendido como carga interna, otras puede apreciarse incluso en su aspecto físico. Hay una belleza y una heroicidad en quien debe afrontar la vida desde la diferencia que siempre me admira, y eso también he intentado plasmarlo en el libro.
-En tu obra hay siempre una mirada malévola y, aquí, también tierna, melancólica. Pienso en ‘Piroquenisis’, por ejemplo, o en ‘Porvenir’. De dónde salen estos personajes, ese sastre enano, Renato, o ese tipo que es “el mejor artista funerario de la ciudad”, por poner dos ejemplos de rareza cotidiana?
Me interesan muchos los seres que se ven obligados a aceptar la anormalidad como compañera de viaje en sus vidas. En ese sentido, cualquier hombre o mujer que cuenta con un físico diferente sería el ejemplo más claro, y ahí podría encuadrarse a Renato. Piroquinesis surge de una vivencia personal, yo solía tomar café en un bar donde cada mañana coincidía con un señor bajito, con un rostro hermosísimo y muy triste. Siempre iba perfectamente trajeado y poseía una dignidad que me llamaba mucho la atención. A él le debo la creación de Renato, el verdadero héroe de ‘Piroquinesis’, un personaje guiado por el amor incondicional. Por otro lado, también se aprende a vivir en un contacto directo, anormal para la mayoría, con la muerte, que es lo que le sucede al protagonista de ‘La chica del UHF’, ese maquillador de cadáveres. Hace unos años emitieron en televisión una serie de culto que me encantaba, ‘A dos metros bajo tierra’. Los protagonistas eran los miembros de una saga familiar que regentaban unas pompas fúnebres, un conjunto de seres humanos que vivían a unos centímetros de la muerte y hacían de ella un objeto artístico. Me pareció muy interesante porque reflejaba perfectamente cómo a fuerza de costumbre se asume de forma natural lo que a cualquiera de nosotros nos parecería insoportable: la proximidad de los muertos, el deber de acicalarlos y pasar largas horas en su compañía.
¿Por qué tienen tanta importancia los animales en tus libros: pienso en esa iguana que se convierte en un obstáculo para el amor de una pareja, en el gato albino de ‘Kriptonita’ o en la mujer que transforma a sus amantes en gatos?
Los animales de compañía están con frecuencia en mis textos como una especie de corifeo, de actores secundarios. En mis libros anteriores había sobre todo perros, pero en ‘Azul ruso’, ya desde el propio título, que es una raza felina, ganan los gatos. Se dice que el gato es el único animal que sobrevive a todas las catástrofes, un poco como le sucede al hombre, y siempre ha mantenido con él una relación de sociedad, no de dependencia, como el perro. En ocasiones, el animal es un símbolo, como en el caso de ‘Mudanzas’, donde esa iguana representa la conciencia del error cometido por el personaje al tomar una decisión. En ‘Azul ruso los gatos’ serían trasunto de todas las víctimas de un holocausto gratuito, causado por alguien con el poder de decidir sobre las vidas ajenas.
-Cuál es la relación, o cómo es, la relación entre realidad y fantasía? ¿Cómo explicas esa irrupción de la fantasía en lo cotidiano, muy al modo de Cortázar o de Silvina Ocampo?
Para mí la realidad es un lugar poco ameno, del que intento huir siempre que tengo ocasión. A ratos siento que lo que más me interesa de ella es justo lo que no vemos, esas trastiendas de las vidas y las situaciones que no enseñamos a nadie. Citas dos autores que para mí son claves, sobre todo en el caso de Silvina Ocampo, una maestra en el arte de retratar los secretos, las puertas falsas que se cuelan en nuestra existencia. Me gusta el fantástico vinculado a la vida moderna, sin la tramoya del XIX, más ceñido a un contexto reconocible por mí y por el lector.
-El cuento que da título al libro la protagonista lleva el nombre de un cuento y de un personaje de Jorge Luis Borges: Emma Zunz. ¿Es un homenaje, una broma?
Un homenaje, claro, humilde y sentido. Ese cuento me parece una joya, y un día me puse a pensar por qué no se me habría ocurrido a mí un nombre tan maravilloso para un personaje. De ahí pasé a plantearme qué ocurriría si en la literatura pasara como en la vida real, y hubiera otra Emma Zunz distinta a la de Borges, su doble. Cuando empecé a imaginarla salió esa mujer a medias Morgana, a medias Melusina, con un poder extraño que administra sin reparar en sus consecuencias.
Casi todos los personajes parecer vivir en el extrañamiento constante, tiene algo de criaturas patológicas: se obsesionan con antiguos amores, buscan el amor de su vida desesperadamente, van y vienen como un clima de espejismo…
Sí, tengo debilidad por los seres extraños, por los que se pasean por la vida como si su tiempo lo rigiera un reloj blando de Dalí. Me parecen muy fotogénicas, estas criaturas atrapadas en su propia pesadilla, bien porque son incapaces de olvidar el pasado, bien porque el futuro les aterra o porque han cometido una equivocación tremenda.
-¿En qué medida te condiciona o te inspira el cine?
El cine marcó mi infancia, es una bonita cicatriz que no puedo olvidar. Fue un gran descubrimiento en la niñez, una afición que cultivé de adolescente con auténtica locura y que ha dejado una enorme impronta, porque no concibo la literatura sino como una forma de plasmar lo que veo, las imágenes, de interpretarlas a través de la palabra. Cuando escribo un cuento, he tenido que rodarlo antes en mi mente, ya he fabricado la historia en secuencias. Me encanta el cine clásico y esa atmósfera que tienen muchas de las películas antiguas es la que a menudo me gustaría volcar en mis textos.
Este es un libro donde se habla mucho de lo oculto. ¿Hay dentro de Patricia Esteban un demonio como sugiere Fernando Iwasaki?
Sí, seguramente uno muy bien alimentado. Yo siempre digo que la literatura es un lugar perfecto para desprenderse de las obsesiones, los miedos, la locura. Creo que todos tenemos deseos o pulsiones que nunca reconoceremos, quizás ni ante nosotros mismos, pero en una obra de ficción puedes darle alas a lo más terrible. Matar, odiar, vengarse… En ese sentido me parece la mejor terapia para tener a raya a los demonios de cada cual.
¿Cómo defines el cuento, cuántos cuentos distintos puede escribir un escritor?
Para mí el cuento es el instante, la densidad, la fotografía de la que hablaba Cortázar. Siempre que la mires, encontrarás un detalle nuevo, algo que te intrigue o te haga pensar. Es una píldora pequeña, pero matona, que puede encerrar el sentido más profundo de la vida y que te acompañan para siempre, una vez los has leído. Respecto a la segunda parte de la pregunta, creo que todos escribimos siempre el mismo cuento, o los mismos dos o tres cuentos, dependiendo de los temas que más nos obsesionan, sólo les cambiamos el disfraz.
Por cierto, ¿qué les debe a los alumnos a los que das clase en el instituto o los talleres de literatura y recuerdas con tanto cariño en el libro?
Mucho. A mis alumnos de Secundaria les debo el reto diario que supone entrar en una clase donde debo convencerles de que la Lengua y la Literatura son dos armas que pueden serles muy útiles. Hasta para pensar en números necesitamos las palabras, con lo cual el lenguaje es un instrumento que deben saber usar. En cuanto a la Literatura, existe la creencia vana de que sólo pueden escribir los novelistas, los poetas, los cuentistas. A mí me interesa que los alumnos y alumnas comprendan el maravilloso cauce de expresión personal y de vuelo imaginativo que encierran los libros. Trato de mostrarles que uno puede asumir un papel más activo que el de simple lector, armarse de un bolígrafo y escribir un diario, o un cuento en el que narre en qué monstruo querría convertirse, de tener ocasión. En los talleres de relato me llena muchísimo encontrar a adultos que han asumido el vicio de la literatura como un ocio y que tienen la valentía de querer compartirlo con otras personas. Disfruto mucho de las clases con ellos, que son lectores impenitentes que se emocionan con un título o un personaje y se pueden pasar horas hablando de obras o autores. Aprendo cada día.
¿Significa algo especial para ti publicar en Páginas de Espuma?
Claramente, sí. Hubo un tiempo, no muy lejano, en que yo era una lectora entusiasmada de la editorial, porque me parecía estupendo que alguien se arriesgara por el cuento y le diera tanta cancha. No podía imaginar que, igual que Alicia, un día cruzaría el espejo y me convertiría en parte del catálogo, con escritores a los que admiro tanto desde siempre. Es un lujo y un orgullo enorme, desde luego, estar en Páginas de Espuma.
'TESTIGOS' DE RAFAEL NAVARRO

“Testigos” muestra una serie de 30 obras, que está divida en tres partes, 18 imágenes individuales, 9 dípticos que reflejan un diálogo y tres trípticos , en los que la huella del hombre plantea algunas de las relaciones que establecemos con la naturaleza, a veces bellas, otras injustas o torpes. Las piezas que se exponen están realizadas con el proceso de gelatina a la plata procesada por sistema para la norma de alta permanencia, viradas al selenio, en un soporte de papel baritado.
El trabajo de Rafael Navarro nace de sensaciones más que de ideas concretas. Esta serie es un homenaje a la parte vegetal de la naturaleza que de algún modo es testigo de nuestra existencia, de ahí el nombre que el artista ha elegido para la misma. En el mundo natural predomina una armonía, un equilibrio exquisito que el hombre pone muchas veces en peligro. Rafael Navarro lleva muchos años interesado en este tema, recopilando imágenes y sintiendo la naturaleza. En sus creaciones muestra un mundo vegetal en calma, imágenes en blanco y negro, figuras que se transforman, bajo un juego de luces y sombras, en pura abstracción, despojadas de todo lo accesorio, que invitan a reflexionar sobre el tiempo y la belleza. Es una obra abierta, de sensaciones y vivencias, de historias vitales por las que asoma el artista. Según Rafael Navarro: “Esas imágenes son retratos de compañeros de viaje. Su ciclo de vida puede ser muy efímero o mucho más largo que el mío. Siento que mi vida es un recorrido que discurre en paralelo a seres vivos del mundo vegetal que también me observan y, a los que yo les devuelvo la mirada”
RAFAEL NAVARRO
Rafael Navarro nace en Zaragoza en 1940. Su interés por la fotografía lo conduce, a través del reportaje, el teatro y los deportes, hasta las artes plásticas, medio en el que desarrolla un lenguaje personal. Entre sus hallazgos estéticos más significativos se encuentra el “díptico”, que consiste en la combinación de dos imágenes aparentemente diversas para ofrecer una visión fotográfica tan novedosa como sorprendente. En 1977, junto a Manuel Esclusa, Joan Fontcuberta y Pere Formiguera, funda el grupo “Alabern”. Un año más tarde es designado representante en España del Consejo Latinoamericano de Fotografía y en 1985 miembro del Consejo Asesor de la Fundación Miró de Barcelona. Su obra ha sido expuesta en galerías y museos de todo el mundo y forma parte de fondos relevantes como la Bibliothèque Nationale y la Maison Européenne de la Photographie de Paris, los museos de Arte Contemporáneo de Bruselas, México, Buenos Aires o Japón, así como las colecciones de la Fundación Pilar i Joan Miró, el IVAM o el Centro de Arte Reina Sofía.
Entre sus libros hay que destacar Dípticos (1986), Le forme del corpo (1997), Rafael Navarro Catalogue Raisonné 1975-1998 (2000), Don’t disturb (2001), Photobolsillo 44 (2002) y En el taller de Miró 2006. El conjunto de su trabajo ha sido recientemente catalogado en la publicación Cuerpos iluminados (2006), donde puede apreciarse el alcance de una dilatada trayectoria profesional. De 1973 al 2009 ha realizado 208 exposiciones individuales y participado en 435 colectivas
EXPOSICIÓN: “Testigos", Rafael Navarro
LUGAR: Museo Ibercaja Camón Aznar. Espoz y Mina, 23
FECHA: Desde el 25 de febrero al 8 de mayo de 2010
*Esta nota la ha elaborado el gabinete de prensa de Ibercaja. La muestra al público se inaugura esta tarde a las 19.30 horas.
NACE WWW.FRONTERAD.COM

Recibo esta nota del fotoperiodista y Premio Nacional de Fotografía Gervasio Sánchez:
Os recomiendo www.fronterad.com, una excelente web en español que varía su oferta central los viernes y en donde escriben excelentes escritores, reporteros y blogueros.
Creo que vale la pena seguir sus pasos
Un abrazo
Gervasio Sánchez
*En la foto, un fotograma de la película ‘La cinta blanca’ de Haneke, a la que le dedica un artículo Álvaro del Amo.
'LA MADRE' DE ABEL HERNÁNDEZ

El caballo de cartón, de Abel Hernández, ganadora del VIII Premio de la Crítica de Castilla y León El caballo de cartón -obra editada recientemente por Gadir-, del escritor soriano Abel Hernández ha sido elegida, hoy en Salamanca, ganadora del VIII Premio de la Crítica de Castilla León. Este prestigioso premio, convocado anualmente por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, ha tenido como jurado una amplia representación de la cultura de las nueve provincias de Castilla y León, que incluye críticos literarios, profesores universitarios y escritores. Entre los ganadores de anteriores ediciones se encuentran autores como Luis Mateo Díez, Óscar Esquivias, Juan Manuel de Prada o Antonio Gamoneda. El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, copresidente del jurado, indicó que se trata de una obra “magnífica” que lleva a su autor a “ser el portavoz de una sensibilidad humanística del mundo de lo rural convertido en el mundo intelectual”. El precedente de El caballo de cartón, Historias de la Alcarama, de Abel Hernández, fue también finalista de este premio en su edición del año pasado. Javier Santillán me envía un capítulo de este libro de Abel Hernández, biógrafo de Adolfo Suárez, que se presentará el día 10 en Zaragoza. Se trata del capítulo de ‘La madre’. LA MADRE De Abel HERNÁNDEZ 25 de Octubre. Hoy hemos celebrado el cumpleaños de mi madre. La abuela Bibiana ha hecho rosquillos y ha venido a comer toda la familia. Mi madre ha cumplido 37 años. Hace ya más de ocho que murió mi padre y aún sigue de luto. Siempre la he conocido vestida de negro. En días señalados como hoy trata de aparentar que está alegre, pero yo sé que no es del todo verdad. En toda esta historia que estoy contando, mi madre desempeña un papel especial. Siempre tengo delante su fotografía, una de las últimas que le hicieron. Vuelvo a mirarla. Lleva un abrigo negro. Abundan las canas en su ondulado y brillante cabello, rematado en un moño. Como único adorno luce unos pendientes de perla que yo le regalé. Su rostro, que denota una enorme fortaleza interior, sigue siendo hermoso, ancho y armonioso; pero en sus ojos castaños hay un rictus de tristeza que refleja ya el estrago interior de la enfermedad. Una retinopatía causada por la diabetes le ocasionó una progresiva pérdida de la vista. Poco a poco fue quedándose ciega. Al final apenas distinguía el perfil de la cara de sus nietas y el color de sus vestidos. Esto la atormentaba, aunque procuraba disimularlo con humor. Murió de cáncer a los ochenta años recién cumplidos y sus restos descansan en el cementerio del Espino de Soria, cerca de Leonor, la mujer de Antonio Machado. Ella pidió no ser enterrada hasta que pasaran cuarenta y ocho horas de su muerte por temor a que la enterraran viva, como había ocurrido en algunos casos espeluznantes que le habían contado de joven. Fue uno de los escasos caprichos de su vida. Aquella tarde de finales de octubre, cuando bajé del Espino, vi el cielo cárdeno, ensuciado de grajos, me sentí solo en el universo, perdido en el páramo infinito como un niño desvalido y lloré a solas dulcemente como nunca había llorado. Entonces me di cuenta del milagro: el llanto del hombre nos devuelve a la condición de niños, donde la vida empieza; nos purifica y nos introduce de nuevo en el seno materno. Recuerdo de aquel cumpleaños de 1948, que iba a ser el último que pasaría con ella en muchos años, una escena desagradable en la sobremesa. Mi madre anunció su propósito de que nosotros, mi hermano y yo, estudiáramos. —Aquí en el pueblo no se van a quedar. Ya lo he hablado con don Juan, el maestro, y con don Livino. —Sí, van a estudiar para amolanchines —saltó el tío Felipe—. ¿De dónde vas a sacar los recursos para que estudien? Lo mejor es que vayan pastores. Fue una reacción brutal e inesperada del mayor de los hermanos, desmentida luego con hechos, que a mi madre le dolió ese día como si le hubieran dado una puñalada. Desde que murió mi padre y se quedó viuda con 28 años, la principal razón de su vida fue sacar a los hijos adelante como si él viviera, sin condenarlos a destripar terrones. Mi padre, Cristóbal Hernández Ridruejo, que, como tengo dicho, era secretario del Ayuntamiento de Valtajeros, padecía del corazón y murió de repente a los 28 años —ambos eran de la misma edad— el 4 de febrero de 1940, segundo día de las fiestas de San Blas. Yo tenía dos años y mi hermano, unos meses. Por más esfuerzos que he hecho toda mi vida, no lo recuerdo, no recuerdo nada de él, pero debió de ser un gran hombre. Su muerte, por lo visto, conmocionó a toda la comarca y, según me han contado, yo preguntaba insistentemente por él con mi lengua de trapo «¿dónde está mi papa?», sin obtener una respuesta satisfactoria. Desde entonces he estado buscando a mi padre inútilmente. Sólo conservo su mortuoria, con una gran cruz en medio y unos anchos márgenes con tres franjas de negro. Es en la mortuoria de mi padre donde aparece por primera vez mi nombre en letra impresa. Los dos únicos objetos personales, que estuvieron muchos años a nuestro alcance, su reloj de plata «Louis Coppel» y su laúd, se perdieron misteriosamente en un traslado. Margarita, mi madre, desanduvo el camino vestida de luto, con sus dos niños pequeños, y se volvió a Sarnago, a la casa de sus padres, donde ella y yo habíamos nacido. Cuando distinguí mi imagen en el espejo, me vi vestido de negro. Puedo decir que la película de los primeros años de mi vida fue literalmente en blanco y negro. Mi condición de huérfano a tan tierna edad junto con la fuerte personalidad protectora de mi madre y la sincera compasión que despertábamos hizo que familiares y vecinos me trataran con especial benevolencia, a pesar de que eran tiempos en que los niños ocupábamos en la sociedad un lugar marginal y despreciado, lo que nos obligaba a refugiarnos en nuestro propio mundo, en un mundo aparte, salvaje e inmerso por completo en la naturaleza. Los campos, los prados y el bosque eran nuestro hábitat natural. Allí éramos libres. Andábamos por los caminos como saltamontes. Buscábamos nidos, sacábamos de la tierra con el azadón hormigas aludas, cazábamos pájaros con cepos de alambre o con paraderas de losas y recogíamos los frutos silvestres con especial dedicación en cada temporada: moras, endrinas, calambrujos, bizcobas, perques, maguillas, arándanos, grosellas, gayubas, aciablas, amugues, magüetas… Nos masturbábamos juntos en el pradillo de altas paredes, sentados en fila entre los rosales silvestres. En verano nos metíamos desnudos en las pozas y charcas enfangadas pobladas de eneas, con las ranas croando en la orilla y saltando entre los juncos y entre nuestras piernas. Nos bastaba un mendrugo de pan con cebolla o tocino. Bebíamos agua de cualquier regajo, manantial, acequia o fuentecilla que nos encontráramos, siguiendo una norma sagrada, que considerábamos infalible: Agua corriente no mata a la gente. Agua sin correr puede suceder. No recuerdo ningún castigo físico en casa, ni siquiera una bofetada. Cuando tenía tres o cuatro años me ocurrió algo que se parecía a ello y que se me quedó grabado para siempre. Mi madre había amasado y estaba metiendo la masa de las hogazas en el horno. Hacía calor y yo tenía sed. Le pedí a mi madre que me bajara agua de la cocina. Ella no podía en ese momento. Se ofreció a hacerlo el tío Sotero, que me quiso siempre como si fuera un hijo. Subió a la cocina y bajó con una jarrita de aluminio llena de agua fresca. Me la ofreció y yo la rechacé, a pesar de que me moría de sed. —Yo quiero que me la dé mi madre —dije enrabietado. —¿Quieres el agua? ¡A la de una! —¡No! —¿Quieres? ¡A la de dos! —¡No! —¿Quieres? ¡A la de tres! —¡No! Entonces ocurrió lo inesperado. El tío Sotero lanzó con fuerza el agua de la jarra sobre mi cara. La impresión y el susto casi me cortan momentáneamente la respiración. Estallé en llanto mientras todos reían. Fue una buena lección, que demostró la excesiva dependencia que tenía entonces de mi madre y me ayudó a no ser en adelante un niño caprichoso. Andando el tiempo me enteré de que fue idea del tío Sotero encargar a los Reyes Magos el caballo de cartón con el aparejo de carne de membrillo. El método de mi madre cuando estaba disgustada por alguna fechoría de mi hermano o mía era poner cara de pena, pronunciar la tremenda frase «¡me vais a matar a disgustos!» y no hablarnos, ignorándonos durante varias horas, a veces días, hasta que le rogábamos encarecidamente que nos perdonara. Este silencio de mi madre era un castigo moral, casi un chantaje, muy inquietante y doloroso. Exhibía su condición de víctima y nos acusaba a nosotros de aumentar su sufrimiento, de ser cómplices de su triste destino. La temprana viudez le dejó para toda la vida un fondo de resentimiento, que poco a poco compensó con su generosidad y su coraje silencioso. Este carácter victimista de mi madre, unido a su extraordinaria inteligencia natural y a su sentido común, no dejaba apenas resquicio alguno a mi autonomía personal a la hora de hacer planes sobre mi vida. En el pueblo los niños carecíamos de capacidad de decision sobre nuestro futuro. Ni siquiera se nos pedía directamente opinión. Asistíamos a las conversaciones de los mayores como si fuéramos los gatos que ronroneaban en torno a la mesa de la cocina. En honor a la verdad hay que decir que mi madre no utilizaba nunca el ordeno y mando o los argumentos de autoridad. Tampoco la vi jamás perder los papeles, hablar a gritos o tener una reacción histérica. Cuando lloraba, lloraba a solas. Procuraba actuar con naturalidad y cercanía, y ser convincente. Su frase preferida si te resistías a su propuesta era: «Atiende a razones». O «no retoriquees». Te envolvía hábilmente en sus razonamientos y uno llegaba a la conclusión de que quería lo mejor para ti y que te podías fiar de ella. Nunca, en toda mi vida, lo he dudado. La sombra de mi padre gravitó sobre nuestras vidas. El baúl con sus recuerdos más personales, forrado de seda color crema, permaneció siempre al lado de la cama de mi madre, que siguió enamorada de mi padre hasta la muerte. Cada año nos llevaba varias veces a visitar su sepultura en el camposanto de Valtajeros. No se le pasó por la cabeza volver a casarse, aunque no le faltaron pretendientes y proposiciones tentadoras. Yo mismo fui testigo de una de ellas en el portal de la casa de Sarnago. La abuela Bibiana le decía cuando los días de fiesta la veía afanada en la cocina con el delantal de rayas puesto: «La que luce entre las ollas no luce entre las otras». Pero ella lo tenía claro. Cuando regresó, viuda y con dos niños, a la casa paterna comprendió enseguida que tenía que hacerse cargo de todo. El abuelo había superado ya los 70 años, la abuela padecía depresiones, que atribuían al susto que le dio su cuñado, el tío Nicolás, un locatis, cuando le apuntó con la escopeta («se le levantaron —decían— las alas del corazón»), aunque lo más probable es que sus desvaríos tuvieran que ver con la menopausia tardía y con una formación religiosa poblada de temores y escrúpulos; y el bueno del tío Co no era un hombre con capacidad de resolución. Para ellos la vuelta de mi madre fue una bendición del cielo. Además de ocuparse de las tareas domésticas —barrer, cocinar, fregar, coser, lavar, planchar, hacer las camas…— vareaba la lana de los colchones en las eras, lavaba la ropa en el río, traía la hornija, amasaba el pan, lo cocía en el horno, ordeñaba las cabras cada mañana antes de que sonara la cuerna del cabrero, iba con los cántaros por agua a la fuente, uno en la cabeza y otro en la cintura, no rehuía echar una mano en las tareas del campo: la escarda, la siega, el cuidado de las huertas y la recogida de la cosecha. Comprendió enseguida que criar cerdos era entonces lo más rentable, y más de una noche pasé yo con ella en la pocilga a la luz de un candil procurando que la cochina recién parida no aplastara a los cerditos de la lechigada. Luego defendía el valor de aquellos animales hasta el último céntimo cuando el «Peña» de Cigudosa llegaba al portal con su blusa negra y su cara de pocos amigos a comprar los tetones. Para hacer frente a aquellos tiempos de penuria montó en la cocina de abajo una pequeña tienda, que hacía también de estanco y de taberna y donde repartíamos el racionamiento en la posguerra. Los arrieros de Cervera, Igea, Aguilar e Inestrillas, que iban y venían con sus mercancías camino del mercado de San Pedro, paraban en casa, que estaba siempre abierta; cuando acababan empapados por la lluvia o les sorprendía la nieve en descampado se secaban a la lumbre, bebían una jarra de vino caliente con miel y canela y, si era preciso, encontraban allí refugio gratis para pasar la noche. Pero la principal misión de mi madre, aparte de sacar a los hijos adelante, fue cuidar a sus padres con extraordinaria delicadeza hasta que, con más de noventa años el abuelo y unos años menos la abuela, cerraron los ojos para siempre con unos meses de diferencia, y, andando el tiempo, cuidar de su inseparable hermano, el tío Co, afectado de ictus cerebrales y que en los últimos años de su vida fue como un niño desvalido. Entonces no había ley de dependencia ni a nadie se le ocurrió concederle a mi madre la merecida medalla del mérito en el trabajo o del sufrimiento por la patria o por lo que fuera, si es que existía. Estas medallas y condecoraciones están destinadas desde siempre a los famosos y chupatintas de la capital. La excepción fue mi bisabuelo Diego al que le hicieron caballero de la Orden de Beneficencia por un acto de heroísmo. Don Manuel, el médico de la comarca, le enseñó a poner inyecciones y, desde entonces, hizo de enfermera y practicante en el pueblo, sin cobrar un real ni recibir compensación alguna. Coincidió con la llegada de la penicilina. Traían de San Pedro a caballo las ampollas en una caja envuelta en hielo. En Sarnago había varios jóvenes tuberculosos, entre ellos dos hermanos en el barrio de abajo, y mi madre, a pesar del evidente riesgo de contagio, acudía hasta su lecho a ponerles cada noche la dosis que parecía milagrosa. Fue una mujer fuerte, generosa y desprendida, que conectaba lo mismo con los más viejos que con la gente joven. Todo el mundo la respetaba y la quería. Era religiosa, pero nunca cayó en beaterías. En el baúl donde conservaba los recuerdos de mi padre guardaba también una colección de novelas de su autor favorito, Pío Baroja, que ella había ido adquiriendo en fascículos. Un cura tridentino, seguramente don Juan Pérez, el de Huércanos, que le escribió una carta aquel octubre del 48 con motivo de su cumpleaños y cuyo sobre azul, sin la carta dentro, con un sello de Franco de 50 céntimos, ha aparecido misteriosamente en mi arquita, le aconsejó, apelando a la salvación de su alma, que las quemara para que un autor tan impío no cayera en manos de los niños. Como fiel hija de la Iglesia, obedeció con harto pesar y las quemó lentamente en el fuego del hogar por la noche, sin testigos. Su afición a la lectura, a pesar de no haber pasado de la enseñanza primaria, le otorgaba una superioridad moral en un pueblo sin luz eléctrica y en el que no había casi ningún libro en la mayor parte de las casas. Los libros eran objeto de culto y se trasmitían de una generación a otra con la firma correspondiente, una debajo de otra. En las largas noches de invierno, mientras las Úrguras recorrían las callejas agitando la nieve, barriendo los tejados y ululalando por las chimeneas, mi madre, con voz pausada, nos leía un libro en la cocina de mi casa, al calor de la lumbre, a la luz de un candil, bajo las varas de los chorizos y las morcillas de la matanza, que colgaban del techo. Los atentos oyentes éramos el abuelo Natalio, sentado en su silloncito a la derecha de la chimenea, la abuela Bibiana en un banquito a la izquierda, el tío Co, cuando no estaba en el trujal, y nosotros, los niños, sentados en el centro de cara a la lumbre. Un invierno nos leyó el Quijote en dos tomos, en rústica, cada noche unos cuantos capítulos, y otro, con un sonsonete inolvidable, lleno de musicalidad, los romances castellanos antiguos, que acabamos aprendiéndonos de memoria. Llegado a este punto y pensando intensamente en mi madre, que tiene que seguir existiendo en alguna parte porque nada de lo que se ama desaparece, he vagado de recuerdo en recuerdo, formándome una imagen perenne, que ha ido cristalizando en un amor tranquilo que recorre la casa vacía entre montañas, pasa por el cerro del Espino y se eleva en el Monte de las Ánimas hasta las estrellas. *Todas las fotografías que ilustran este fragmento de 'El caballo de cartón' de Abel Hernández pertenecen a un fotógrafo inolvidable: el gallego Virxilio Vieitez, ese hermano de sangre y de sensibilidad de August Sander.
REDIFUSIÓN DE BORRADORES HOY

Hoy sábado, a partir de 9.15 de esta mañana, tras 'Bobinas', se redifunde 'Borradores' con este menú que se ve aquí abajo.
Actuación musical: Prau, banda de rock en aragonés
Plató: Agustín Sánchez Vidal e Ignacio Micolau
Reportajes: José Luis Melero, bibliófilo y escritor; Lorena Domingo, pintora.
Secciones: Los elegidos de Borradores
El programa ‘Borradores’ recibe esta noche, a las 0.25 horas, al escritor e investigador Agustín Sánchez Vidal, que hablará de su tercera novela, ‘Esclava de nadie’ (Espasa), donde narra la historia de Elena de Céspedes, una mujer morisca y mulata que se convertirá en hombre y en cirujano, y que se sería juzgada por la Inquisición en 1587, en uno de los primeros casos sobre la transexualidad y el hermafroditismo. El otro invitado al plató es el bibliotecario e historiador Ignacio Micolau, autor del volumen ‘Cuestiones bajoaragonesas’, donde reconstruye la historia cultural y social de Alcañiz de los últimos dos siglos. En el libro se habla de Mariano Nifo, de Clarín, de Ramón José Sender o de la ceramista Teresa Jassá, entre otros, así como de la tradición periodística de la capital del Bajo Aragón.
Además, ‘Borradores’ visita la biblioteca de José Luis Melero Rivas, escritor y bibliófilo que acaba de publicar ‘La vida de los libros’ (Xordica), una selección de artículos sobre escritores, ediciones, críticos, curiosidades, libros olvidados o raros. Melero habla de cómo es su biblioteca, de la encuadernación, de las dedicatorias, de primeras ediciones y confiesa algunas de sus pasiones: el fútbol, las bellas artes o la jota. La joven pintora Lorena Domingo, que expone estos días en Ibercaja-Patio de la Infanta, aborda la clave de sus obras, que recogen el influjo del expresionismo norteamericano y a la par acusan la huella de la pintura de Pablo Picasso, especialmente en todo lo relacionado con los payasos, los arlequines o el mundo del circo.
El programa se completa con la sección ‘Los elegidos de Borradores’, donde se recomiendan la antología ‘Avanti’, publicada por Olifante; la novela ganadora del XL premio de novela Ciudad de Barbastro, ‘Tal vez la lluvia’ (DVD) de Juan Carlos Méndez Guédez, el cómic ‘Stitcher’ de David Small, y el libro ‘Un siglo de copla’ de Manuel Francisco Reina, que incorpora una película de Emilio Ruiz Barrachina.
La actuación musical corre a cargo del grupo Prau, que canta en aragonés y publicaba en 2009 su tercer disco: ‘A fin de l’agüerro’ (El fin del otoño). Este sexteto interpreta dos temas de su característico rock sazonado con elementos célticos, no en vano usa la gaita y la dulzaina: ‘O chilo’ (El grito) y ‘A linia’ (La línea).
*La ilustración corresponde a Lorena Domingo, que expone su obra en Ibercaja-Patio de la Infanta.
SERGIO VILA-SANJUÁN, NOVELISTA

El pasado miércoles, Josep Massot, el gran Pepe Massot, traductor, editor, periodista y autor de una de las series más bellas de la prensa española en los últimos años, ‘Vidas contadas’, entrevistaba a Sergio Vila-Sanjuán, escritor y periodista, coordinador de exposiciones y del suplemento ‘Culturas’ de La Vanguardia. Vila-Sanjuán es un incansable trabajador, afable y entusiasta, y acaba de debutar como novelista con ‘Una heredera de Barcelona’, un libro que ha merecido una atenta lectura y elogios de Carlos Ruiz-Zafón y de Arturo Pérez-Reverte, entre otros. Copio la entrevista de la red, y aquí la cuelgo. Por cariño y admiración a Sergio, a Pepe, a Barcelona y a la narrativa. El libro lo publica el sello Destino, que dirigen Emili Rosales y Silvia Sesé. “LA BARCELONA DE LOS AÑOS 20 PARECÍA CHICAGO” Por Josep MASSOT / La Vanguardia Sergio Vila-Sanjuán ha dado el salto del periodismo a la novela con un libro que, antes de ser publicado, ha creado una gran expectación: la editorial Destino pasó a los libreros una edición en pruebas de Una heredera de Barcelona y, al detectar la acogida entusiasta, decidió ampliar su primera edición a 15.000 ejemplares. "Será el libro sorpresa de Sant Jordi", decía ayer satisfecho el editor, Emili Rosales. El libro es un fresco histórico de la Barcelona de principios del siglo XX, cuando sus calles parecían Chicago, Primo de Rivera preparaba su golpe de Estado y toda una clase social, la antigua nobleza catalana, se encaminaba, sin saberlo, con elegancia, hacia su extinción. No sé si puede desvelar al lector si se trata de novela histórica o de historia novelada. Una heredera de Barcelona es una combinación de crónica familiar, novela histórica y crónica urbana. Empecé investigando las vivencias de mi abuelo Pablo durante los años 10 y 20 del siglo pasado. En un cierto punto llegué a la conclusión de que sería más atractivo novelar todo el material que había acumulado. Su prólogo ¿es un recurso literario (el manuscrito hallado del Quijote) o encierra alguna verdad? Las dos cosas. Es una introducción literaria a un material que en parte es de imaginación y en parte es muy real. Varios de los personajes y de los hechos narrados, a la vez son y no son. En esto la técnica que he empleado es en algunos puntos deudora de la de Cercas en Soldados de Salamina, un libro clave sobre el uso novelístico de la historia.
¿Puede detallar al lector quién fue su abuelo?
Mi abuelo fue un personaje con muchos intereses. Fue periodista, abogado y político, y llegó a ser secretario personal del presidente del gobierno Eduardo Dato, un demócrata cristiano avant la lettre autor de una importante legislación social, que fue asesinado por los anarquistas. El atentado puso fin a cierta forma de entender el conservadurismo, basada en el diálogo. Una parte de los conservadores se decantó hacia la acción militar y otra parte del anarquismo, al asesinato duro y puro. Fue el triunfo de los radicalismos de ambos lados. Mi abuelo era a la vez un católico convencido, un liberal-conservador y un monárquico activo, a quien Alfonso XIII nombró Gentilhombre de Cámara. Pero el personaje de mi novela es y no es mi abuelo. Mi abuelo se llamaba Pablo Vila San Juan y el protagonista, Pablo Vilar.
El imaginario narrativo catalán, con alguna excepción como la de Vilallonga, ha polarizado dos Barcelonas, la burguesa y la anarquista. En su libro emerge el punto de vista monárquico y aparecen algunos personajes de la nobleza, la medieval, la de los Austria y la de los Borbones, ¿qué papel tenían estas aristocracias en la época en que enmarca su libro? ¿Cómo se llevó, desde su españolismo, con la burguesía de la Lliga?
El mundo de la nobleza catalana de los años 10 y 20 tuvo mucho peso social, aunque ha quedado relativamente olvidado; por eso me parecía interesante rescatarlo. Formaba un círculo activo y elegante, aunque por supuesto elitista, que se reunía y daba fiestas en sus residencias, la mayoría de las cuales han desaparecido, aunque quedan reminiscencias hoy de uso público como el Laberint d´Horta (de los Desvalls) o la escuela Eina (de los Sentmenat). Este círculo se activaba sobre todo cuando el rey venía a Barcelona, y de hecho impulsó y financió la construcción del palacio de Pedralbes para que Alfonso XIII pasara más tiempo en Catalunya. Es un mundo bastante gatopardesco, porque su proyecto político y su cohesión de grupo se hundieron con la República y ya nunca volvió a ser lo que era. A mí me gusta mucho cierta literatura británica y americana sobre las élites, con ese tono a la vez distante y cariñoso, a lo Edith Wharton o Evelyn Waugh en Retorno a Brideshead.
Se ha documentado sobre la época, y su protagonista pasa del glamur a las cuevas de Montjuïc, una verdadera corte de los milagros a la manera de Victor Hugo. ¿Cómo era aquella Barcelona de los pistoleros, 30 atentados al día y la ley de fugas de Martínez Anido?
He intentado contrastar la memoria de los círculos aristocráticos con la de otra cultura de la época, la anarquista, no sólo en su vertiente política sino también utópica. Se trata de una cultura alternativa y hasta cierto punto prehippy, que cultivaba el pacifismo, el vegetarianismo, el nudismo o el espiritismo, y que prefigura los movimientos alternativos de los años 60. Y junto a estos dos mundos, presento una ciudad que entre los años 1919 y 1923, los llamados años del pistolerismo, era una ciudad invivible, marcada por la violencia diaria y que parecía Chicago. Todo el mundo tenía el miedo en el cuerpo y un gran testigo de aquella época, Joaquim Maria de Nadal, cuenta que hasta los hombres más pacíficos, de comunión diaria, iban con el revólver en el bolsillo.
Es una Barcelona muy distinta al Madrid de Valle-Inclán. Hay menos señorito crápula, menos rosario y menos poder.
La diferencia entre la Barcelona y el Madrid de fines del XIX y principios del XX es el gran crecimiento industrial de la capital catalana, que crea mucha riqueza y a la vez unas desigualdades sociales que la convierten en una olla a presión. La Barcelona de los años 20 era la capital europea del anarquismo y el laboratorio donde se cuecen todos los problemas que estallarán con la Guerra Civil española. El epílogo, en el que algunos personajes se reencuentran en julio de 1936, intenta reflejar este carácter premonitorio de los años del pistolerismo.
Hay un personaje femenino que recuerda casi literalmente a Isabel Llorach, creadora con Carlos Soldevila del Conferentia Club. ¿Qué le interesaba del personaje?
Isabel Enrich está lejanamente inspirada en Isabel Llorach, pero en mi novela es un personaje de imaginación, muy diferente del real. Me interesaba la figura de una heredera joven porque en el contexto de los años 20 representa a una mujer verdaderamente libre, que gracias a su dinero puede hacer lo que le da la gana. Y ella es consciente de que el dinero no debe ser un fin, sino un medio para hacer otras cosas. Si hay una moraleja en el libro es que las personas están por encima de las ideologías. A mi abuelo en julio de 1936 lo salvó el aviso de un anarquista al que había defendido como abogado.
La entrevista también puede leerse aquí: www.lavanguardia.es/cultura. He utilizado varias fotos: una de Sergio Vila-Sanjuán, la he tomado de aquí http://www.vilanova.cat/img/img_39346173_1.jpg; otra de la Barcelona de los años 30 y una famosa y extraordinaria de Catalá Roca, que formó parte de aquella exposición Madrid-Barcelona, y que está tomada en la Gran Vía.
RODIN, POR VICENTE ALMAZÁN

De cuando en cuando, salgo a la calle Alfonso y voy hasta el fondo. Me gusta esa suerte de museo a la intemperie donde se han instalado ‘Los burgueses de Calais’ de uno de mis escultores preferidos: Rodin. Parecen vivos. Parecen, en medio de la derrota y del desgarro, temblar, interpretar el papel real de su dolor y de sus escasas esperanzas. Son piezas grandes que muestran el arrebato del gesto, la expresión más vívida, la humanidad invulnerable. Al fondo, recortado sobre una pieza de Pablo Serrano, se alza ‘El pensador’: ese hombre que iba camino del infierno y se quedó así, no exánime sino reflexivo, ardiendo en la llama interior del pensamiento. El hombre que piensa por todos. El hombre que sufre y piensa por todos hasta hallar la luz y el tuétano del entendimiento.
El fotógrafo Vicente Almazán también anda por allí de cuando en cuando. Alzó sus ojos, fijó su objetivo y disparó, con esta precisión. Con esta nitidez.
CALVOMOÑACO / 26. LA MUJER AZUL

Alberto Calvo ‘Supermaño’ ha iniciado una mudanza definitiva de domicilio. Empezó a meter borradores, bosquejos, dibujos ya finalizados en diversas cajas y carpetas. Se fijó en uno de ellos: un homenaje a Paul Cezanne en foma de mujer azul. Lo extrajo, le añadió algún detalle nuevo y escribió al pie una frase sencilla: ‘La mujer azul’. Luego, sin pereza alguna, se fue a un cíber, lo escaneó y le envío un correo a su amigo Manuel Martín Mormeneo con una nota escueta. “He vuelto a perder la cabeza con mis propias ficciones. Me enamoro siempre de novias imposibles”.
*Esta mujer azul es de Alberto Calvo 'Supermaño', y está hecha a su modo y en diálogo con Paul Cezanne.
JACQUES VALAT EN EL EJIDO

Hace unos días en la exposición ‘Testigos’ de Rafael Navarro, en compañía de Vicente Almazán, me encontré con Jacques Valat, el fotógrafo de Tarbes que se ha instalado hace algún tiempo en Huesca. Valat, autor de varios trabajos interesantes como ‘Zaragozanos’ y otros retratos de gentes del Altoaragón, acaba de realizar todo el camino de Santiago y ha tomado fotos de casi todo. Pero además continúa haciendo reportajes de esto y de aquello. Uno de ellos, por ejemplo, se titula ‘Oscenses’. Le pido una de sus fotos, y me manda esta con el siguiente pie.
“He hecho esta foto en El Ejido (reportaje sobre la industria del tomate de invierno), la llamo ‘El marinero del mar de plástico’, para aportar un poco de poesía a este territorio destrozado”.
Jacques VALAT
JULIÁN CASANOVA: UNA ENTREVISTA

"La Transición ha sido el triunfo de la razón y de la luz"
ENTREVISTA CON JULIÁN CASANOVA, HISTORIADOR
Si a Julián Casanova (Valdealgorfa, Teruel, 1957) se le pregunta cuál es la misión del historiador alude a una frase de Eric J. Hobsbawm, “uno de los historiadores, todavía vivo, más importantes del siglo XX: somos los ‘recordadores’ profesionales de lo que los ciudadanos desean olvidar. Somos detectives que descubrimos en los restos y voces que nos llegan del pasado, a veces insignificantes, otras muy relevantes, los cambios y continuidades que han acompañado la evolución de los seres humanos”. Con esta mentalidad, en colaboración con su ex alumno (“brillante, le dirigí sus trabajos de investigación: tesis de licenciatura y tesis doctoral”), amigo entrañable y ahora destacado historiador Carlos Gil Andrés, ha publicado ‘Historia de España en el siglo XX’ (Ariel. Barcelona, 2009. 416 páginas) volumen que ya lleva tres ediciones y que define como “un libro manejable que relata los hechos esenciales y explica los cambios y los procesos fundamentales de un siglo intenso, controvertido y extraordinariamente complejo, un siglo fascinante como el siglo XX”. Añade Casanova que, entre otros temas, Gil Andrés y él comparten una preocupación por el cuidado formal, por la narración, por la divulgación de la historia.
Usted suele decir que esta ‘Historia de España’ es un libro de interpretación, narración y sosiego historiográfico. ¿Podría explicarnos estos criterios?
La narración sigue el hilo conductor de la historia política y el ritmo de las divisiones cronológicas convencionales para detenerse con más sosiego, al término de cada parte y en el epílogo final, en análisis que plantean y resumen algunas de las reflexiones más interesantes y de los debates más actuales de la historiografía española.
¿Qué quiere decir cuando alude al término narración?
La historia es una fuente esencial para la literatura y los novelistas y los historiadores compartimos muchas miradas al pasado. La diferencia es que los historiadores no podemos inventar, tenemos que someternos a los hechos históricos que nos transmiten las fuentes orales, escritas o visuales. Yo creo en una disciplina de la historia inspirada formalmente, en el cuidado formal de la escritura, por la forma de construir historias de los grandes narradores. Por eso, para hacer una historia del siglo XX puede ser muy útil leer a los grandes narradores del siglo: desde Truman Capote a Steinbeck, pasando por Faulkner o Marsé, Barea, Sender y Mendoza en el caso español.
¿Interpretación?
No hay un modo único o definitivo de ver ni de contar la historia. Pero las interpretaciones que quedan, las que dejan poso, son aquellas que pasan los filtros de las discusiones y de los debates entre los historiadores. Para construir una historia de España en el siglo XX hay que manejar las grandes interpretaciones que hemos hecho, u otros colegas han hecho, sobre el fin del imperio, el sistema político de la Restauración, el significado de las democracias y las dictaduras...
¿En qué consiste el sosiego historiográfico?
Lo dan los años de aprendizaje, de escritura, de dar clases, de viajar y contactar con otras historiografías, la mirada telescópica, en definitiva.
¿Han querido escribir un libro contra los tópicos, como aquello de la anomalía y la fatalidad del país, tal como parece sostener Gerald Brenan, a quien aluden en el prólogo?
Elegimos a Gerald Brenan porque su libro ‘El laberinto español’, publicado en inglés en 1943 y cuya primera edición en castellano la publicó Ruedo Ibérico en París, marcó las enseñanzas de la generación de historiadores que -empezando por Raymond Carr y siguiendo por Gabriel Jackson, Hugh Thomas o Paul Preston- han elaborado una narrativa política y empírica del siglo XX español cargada de belleza y de tesis imaginativas. Todos reconocen que él fue una fuente de inspiración. Brenan además había conocido esa España primitiva, viniendo de Inglaterra, y la vio evolucionar, sufrir, modernizarse, siendo la historia viva del siglo XX. Y además nos permite trazar un paralelismo con Franco, un hombre de su misma generación que atraviesa también, más bien decide, una parte importante del siglo XX español.
España entra en el siglo XX en plena crisis: tras la pérdida de las colonias, con la idea de unidad nacional en crisis, con constantes conflictos.
Es verdad que la pérdida de las colonias y esa percepción de crisis abre un debate, con el regeneracionismo en primer plano, en el que parece, en cierta forma, que es un país en ruinas. Pero si se compara con Europa, todo puede matizarse. Francia acaba de pasar un debate que divide todavía más a la nación (el affaire Dreyfus), la mayoría de los países que nos rodean entran en una guerra, en 1914, que va a cambiar de verdad el rumbo de Europa (es la auténtica línea divisoria de la historia del siglo XX), y España se quedó al margen de ese proceso, que fue la gran diferencia entre la historia de España y la de Europa en esos primeros 20 años del siglo XX. De esa guerra salió una revolución, en Rusia, y el comunismo, y el fascismo en Italia, por no hablar del impacto que tiene en la militarización de la política.
Curiosamente, ya se percibía una necesidad de afianzar la democracia.
El gran debate del primer tercio del siglo XX en Europa, y en España, es cómo transformar la política, la forma de gobernar, para ajustarse al advenimiento de la sociedad de masas. La Primera Guerra Mundial derribó el viejo orden. A comienzos del siglo XX, todos los imperios (y el de España ya en decadencia) son monarquías, excepto Francia. En 1919, acabada la guerra, todos han desaparecido, salvo Francia y Gran Bretaña, convertidos además en repúblicas democráticas, un proceso que España sigue un poco más tarde, en 1931. El gran fracaso de la monarquía española, como el de las otras que cayeron, fue no saber ensanchar la base política de su dominio, presidir la transición desde un régimen oligárquico a otro más democrático, con todas las restricciones que la democracia tenía en esos momentos y que no podemos ver a la luz del presente.
¿En qué consistió la reforma o la revolución desde arriba?
Es la gran propuesta de José Canalejas, que subió al gobierno en febrero de 1910 y fue asesinado por un anarquista, Manuel Pardiñas, en noviembre de 1912. A la democratización del régimen, Canalejas la llamaba una "República coronada", es decir, seguir el ejemplo británico, reformar desde arriba el sistema, antes de permitir la subversión desde abajo.
En las tres primeras décadas España va de convulsión en convulsión. ¿Por qué hay tantos conflictos?
Es cierto que a finales de los años diez, comienzos de los veinte, hay una percepción clara de que el sistema político de la Restauración está agotado y que el avance de los sindicalismos y las alternativas obreras (de clase) son una amenaza. El hecho de que se acabe con eso mediante un pronunciamiento militar indica la fuerza que tiene el ejército como guardián del orden público y de las esencias de la Patria. Un ejército, por otro lado, que no ha combatido en la guerra mundial. En ese momento se está forjando el militarismo africanista (que tan bien captan Barea en ‘La forja de un rebelde’ y Sender en ‘Imán’), que al fin y al cabo decidirá la historia en 1936.
¿Ha sido la Reforma agraria de las maldiciones de España?
Uno de los grandes problemas irresueltos, que tuvo que abrir en canal la República y que le complicó enormemente la vida, por la oposición desde arriba desde el principio y por la insatisfacción desde abajo ante la lentitud de la reforma. Pero la reforma agraria era una necesidad económica y social, ineludible para la modernización de España. En la práctica, nunca podía ser radical, a no ser que hubiera una revolución, porque los grandes propietarios, casi todos burgueses, que ya habían comprado tierras desde los procesos desamortizadores del siglo XIX, estaban estrechamente conectados con el aparato del Estado; pero en la teoría, era amenazante, porque se percibía como una revolución hecha en beneficio de los jornaleros, contra la propiedad, que en España tenía también un significado religioso, por la simbiosis entre orden, propiedad y religión (y la forma de percibir a quienes amenazaban ese orden como bolcheviques, ateos y subversivos)
¿Cómo valora los cinco años de la II República?
Una República parlamentaria y constitucional, que acometió la organización del ejército, la separación entre la Iglesia y el Estado y tomó medidas radicales y profundas sobre la distribución de la propiedad de la tierra, los salarios de las clases trabajadoras, la protección laboral y la educación pública. Nunca en la historia de España se había asistido a un período tan intenso (porque eso se hizo todo en los dos primeros años) y acelerado de cambio y conflicto, de avances democráticos y conquistas sociales. Pero al mismo tiempo, la legislación republicana situó en primer plano algunas de las tensiones germinadas durante las dos décadas anteriores con la industrialización, el crecimiento urbano y los conflictos de clase. Se abrió así un abismo entre varios mundos culturales antagónicos, entre católicos practicantes y anticlericales convencidos, amos y trabajadores, Iglesia y Estado, orden y revolución.
Vivimos una época de feroz desmitificación de ese período. ¿Es para tanto o es un revisionismo interesado?
La ignorancia es libre y gratuita. Son posiciones políticas en torno a la historia. Cualquier comparación entre la República y lo que vino después, la guerra, el asesinato, la violación sistemática de los derechos humanos, la dictadura de cuarenta años.... deja en muy buen lugar a la República. Igual que puede decirse entre la República de Weimar y Hitler.. El problema es si se piensa que fue la República quien causó la guerra, y no un golpe de Estado, la raíz de todos los males.
¿Por qué se produjo y qué significó la Guerra Civil?
La guerra la causó un golpe militar, que no logró su principal objetivo, hacerse rápidamente con el poder. Porque si eso hubiera pasado, no hubiera habido guerra y lo que se hubiera producido desde el principio hubiera sido una dictadura militar. Como ese golpe no triunfó del todo, pero tampoco fracasó, porque conquistó sus objetivos en amplias zonas del país, lo que hizo fue minar decisivamente la capacidad del Gobierno republicano para mantener el orden y dio paso así a la violencia abierta, sin precedentes, de los grupos que lo apoyaron y de los que se opusieron. Así comenzó la guerra civil. Si vemos la historia de Europa, la República tenía escasísimas posibilidades de sobrevivir, porque todas las demás repúblicas y democracias que emergieron de la caída de las monarquías desde 1918 acabaron derribadas por reacciones derechistas o fascistas. Pero la guerra civil sólo se entiende por ese golpe militar. Sin ese golpe, que es el que divide al ejército y al aparato del Estado, hubieran podido pasar otras cosas (y entre ellas, casi con toda seguridad, la muerte de la República), pero no una guerra civil.
Esa guerra civil se convierte muy pronto en internacional, resume todas las batallas que tenía planteadas la sociedad europea en ese momento: guerra de clases, guerra de religión, guerra en torno a la idea de la nación y de la patria, guerra de credos. En la guerra civil española cristalizaron en suma batallas universales del momento y por eso está cargada de símbolos y mitos para muchos ciudadanos del mundo. Para los españoles, sin embargo, ha pasado a la historia por la tremenda violencia y deshumanización del contrario que generó.
Aragón fue un escenario capital: Belchite, el frente de Huesca, la batalla de Teruel, la batalla del Ebro...
Aragón resume la guerra civil, partido en dos como España, con la revolución más destructiva, las colectivizaciones y el Consejo de Aragón y el fascismo más radical, de exterminio del contrario, y con un frente de guerra que, sobre todo en la batalla de Aragón de marzo de 1938, marcó la contienda. Y ahí está Teruel, claro, la única capital de provincia conquistada por los republicanos en toda la guerra, Belchite, el frente de Huesca y Orwell, la batalla del Ebro...
¿Cuál es su retrato de Franco?
Combina la esencia de la tradición conservadora, el militarismo africanista y un nacionalismo radical que bebe, aunque no él directamente, de las nuevas corrientes fascistas. Manejó bien diferentes máscaras, como Preston ha demostrado en su biografría, los vientos de la historia (y del azar, si se valoran muertes como la de Mola, José Antonio Primo de Rivero o Sanjurjo) estuvieron a su favor hasta 1945 y tuvo la bendición y el apoyo eclesiásticos en los momentos decisivos para mantenerse en el poder. Todo lo que ocurrió en España entre 1945 (final de la Segunda Guerra Mundial) y 1975 (muerte de Franco) separó la historia de España de la de Europa, demasiados años.
Tomo esta foto del blog de Juan Gavasa. Sobran las palabras...
En el libro aparece un análisis exhaustivo de la larga duración de la dictadura: la represión, los apoyos internacionales, la simbiosis entre el Caudillo y la Iglesia católica, los amplios apoyos sociales que tuvo, pero sobre todo el contar con un ejército unido, salido de una guerra civil, hasta el final. La división de la oposición al franquismo tampoco ayudó.
Transición y Autonomía. ¿Cómo hemos jugado ese papel?
A la luz de la historia, de lo que ocurrió, de cómo y por qué ocurrió y de lo que podría haber ocurrido, la transición a la democracia es el triunfo de la luz y de la razón frente a la oscuridad anterior. El sueño de los regeneracionistas de comienzos de siglo se cumple al final, demasiados años después, pero se cumple. Pero no fue un proceso sólo pactado, protagonizado desde arriba... La transición tuvo legados difíciles de cambiar y cambios que hubieran sido imposibles si el proceso lo hubieran protagonizado únicamente las elites que venían de la larga dictadura.
DESPIECE:
MEMORIA DE LA TRANSICIÓN, PRESENTE Y FUTURO
Asistimos a la vindicación, y casi entronización de Adolfo Suárez, ¿le parece justa?
Ajdolfo Suárez es uno de los personajes fundamentales de esa transición, porque supo desvincularse de las ideas franquistas para negociar, básicamente con quienes habían sido hasta ese momento compañeros de viaje en la dictadura, el contenido de las reformas. Eso lo hizo muy bien, porque además conocía a la perfección los entresijos del régimen y sobre todo sabía cómo manejar los tiempos de la negociación y de la comunicación. Su papel en el control de los medios de comunicación en esos años, sobre todo de TVE, de la que había sido ya director, fue fundamental.
¿No fue un presidente demasiado efímero?
Es cierto. Es un personaje que dura poco en esa historia, menos de cinco años, y cuyo partido y proyecto se desmoronan de forma acelerada en los últimos meses de 1980, contribuyendo a la inestabilidad y crisis, hasta desembocar en el intento de golpe de Estado de febrero de 1981. No creo que merezca esa entronización, aunque es muy difícil no asignarle un papel positivo en toda esa historia.
¿Cómo juzgará la historia a Felipe González?
No emplearía ese término, juzgar. Pero Felipe González, desde el balance histórico, es uno de los personajes más importantes del siglo XX español. Catorce años en el poder, legitimado una y otra vez por elecciones libres, con amplios apoyos sociales y con un proyecto de reformas, con el aire de Europa a su favor, que conectaba claramente con todas esas esperanzas rotas tantas veces por la violencia durante el siglo XX: modernizar España, integrarla en Europa, hacer ciudadanos libres, redistribuir mejor la riqueza. En el balance que la historia ya hace y pueda hacer en el futuro también aparecerá el GAL, la corrupción, la importancia de los amigos políticos, pero en cualquier comparación con lo anterior y con lo posterior siempre saldrá beneficiado. Y sobre todo si se valora que es el único presidente de gobierno de la historia de España del siglo XX que tuvo proyección internacional, preocupado por la política internacional, que la conocía y le conocían. Por no hablar de su capacidad de comunicación y debate, esencia de la política, valores que, sin embargo, pocos políticos tienen o aprenden.
Volvemos a vivir en un momento convulso, dramático. ¿Cómo lo defines: es peligroso, preocupante, hemos regresado al pasado?
No es un regreso al pasado, en absoluto. Lo preocupante es que con lo modernos que somos, o que creíamos ser, esa modernización no se plasme en una cultura cívica mayor. Hace falta transmitir mejor los valores del diálogo, la libertad y la integridad. Están fallando los políticos, pero también los educadores y los medios de comunicación. Pero también hay mucha gente que está trabajando para que esa parte más peligrosa no se convierta en fatalidad. Y estamos entre los privilegiados del mundo, afortunadamente, aunque eso no garantiza todo.
¿Por qué cuesta tanto aceptar que España es un país plurilingüe, con diversos rasgos de identidad, y por qué le cuesta tanto al nacionalismo aceptar una idea global de gobierno y aún de país?
Ese conflicto resume la historia del siglo XX. Y sólo ha resultado bien cuando el centro y la periferia se han entendido. No hay en Europa occidental otro país con tantas lenguas y culturas diferentes. Y eso nos ha hecho más fuertes, cuando se ha utilizado en la buena dirección, aunque queda ETA, el único legado funesto que viene del siglo XX, de la dictadura en realidad, y demasiados malos entendidos en torno al nacionalismo vasco o catalán. Yo creo, vista la historia de las últimas décadas, que ese país plurilingüe puede funcionar, a no ser que algunos se empeñen en sacar a pasear las esencias patrias o los mitos nacionales/nacionalistas.
¿Podría resumirnos los personajes claves del libro y de la historia de España?
Personajes que decidieron la historia por la fuerza, como Primo de Rivera o Francisco Franco; personajes que tenían un proyecto reformista y no pudieron acometerlo (como José Canalejas); personajes que tuvieron tiempo, aunque limitado, para emprender reformas y cambios sustanciales (como Manuel Azaña); y personajes que aparecen ya en color en la fotografía, triunfantes después de tantas batallas anteriores (como Adolfo Suárez, Felipe González o el rey Juan Carlos). Pero además de esos nombres propios, la historia de España tuvo otros protagonistas: las decenas de miles de personas que murieron en el exilio y que nunca pudieron volver a su país. ¿Cómo hubiera sido una España con libertades y con la aportación de todos esos intelectuales, científicos, profesionales, que nunca pudieron volver? Todos los presidentes de gobierno de la República, salvo Lerroux, y los dos presidentes que tuvo ese régimen, en paz y en guerra, murieron en el exilio.
*Esta entrevista se publicó el pasado jueves en el suplemento 'Artes & Letras' de Heraldo de Aragón. Las dos primeras fotos son de Robert Capa.
MELENDO Y TRIUNFO DEL GARRAPA

José Antonio Melendo, el fotógrafo, salió esta mañana en compañía de su madre hacia el campo de Vadorrey. Pensaba que jugaba allí el Garrapinillos juvenil, que jugó en los campos de la Federación, y ganó 2-5, con un realmente fenomenal de todo el equipo y estupendo de Jorge (marcó un golazo soberbio), que jugó su mejor partido de la temporada. Además, marcaron Óscar, por partida doble, Gabriel (que se está afirmando en la banda derecha como un extremo de recorrido y llegada) y Adrián, que salió en los minutos finales. Melendo aprovechó para realizar algunas fotos y, con su habitual generosidad, me manda una de sus fotos. Aquí está.
Diego jugó en Teruel con el equipo del Garrapinillos de Regional. Perdieron los nuestros por 1-0 en el último tramo del partido. Diego jugó el partido completo, cada vez está más asentado en el equipo titular, y vivió una de las experiencias más graciosas. Uno de los rivales contrarios se le acercó y le dijo: "Chaval, deja de perseguir al diez (la figura local) por todo el campo que dice que hueles muy mal". Es un chiste y también podría ser un microcuento.