Se muestran los artículos pertenecientes a Agosto de 2012.
TRECE AL SOL DE... JAVIER SIERRA / 6
TRECE AL SOL de... JAVIER SIERRA
Javier Sierra (Teruel, 1971) es escritor, investigador y periodista. Con su novela ‘La cena secreta’ ha tenido un gran éxito en España, Italia y Estados Unidos. Su último libro es ‘El ángel perdido’.
“No me asusta más calor que el de Zaragoza”
“De niño inventaba periódicos y revistas con fotocopias y recortes”
-1. ¿Qué hace un escritor en verano?
-Le confesaré qué hago yo este verano: escribir. Aunque el estío desaconseja sentarse frente al ordenador a trabajar en un nuevo proyecto, tenía ya sobre la mesa el material de mi próximo libro pidiéndome paso y no he podido resistirme. Me llevo el ordenador, algunos libros y varios cuadernos de notas allá donde voy.
-2. ¿Dónde suele descansar?
- La idea de encadenarse a una residencia fija de vacaciones no va conmigo. Prefiero explorar, dejarme sorprender, hacer planes nuevos y descubrir destinos. En estos años uno de mis destinos recurrentes ha sido Francia (de norte a sur), la Toscana italiana o el Camino de Santiago (de Jaca a Galicia), Egipto. No me asusta más calor que el de Zaragoza.
-3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?
-Ser “de secano” marca. Prefiero la montaña, el interior, a las playas… donde rara vez (salvo Tulum, en México, o Tarragona, o Baelo Claudia en Cádiz) encuentras una ruina que merezca la pena visitar.
-4. ¿Qué hace diferente en las vacaciones al resto del año?
-Paso más tiempo al aire libre, con todo lo que eso implica. Es la época para subir una montaña y visitar ese castillo que aún no has visto, y también la de quedar con amigos para conversar con calma y hacer planes. Momentos inolvidables de los tres últimos veranos fueron los compartidos con Iker Jiménez y Carmen Porter, en los que imaginábamos qué íbamos a hacer el resto del año. ¡Y acertamos!
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
-Sin duda, el verano de 1999. Fue el verano en el que terminé mi libro sobre misterios de las antiguas civilizaciones, ‘En busca de la Edad de Oro’, durante un crucero por el Nilo. En aquel viaje conocí a la que más tarde sería mi mujer, y después fui a Francia a ver con mis propios ojos el eclipse total de Sol que predijo Nostradamus en el siglo XVI y al que llamó “el rey del terror”. Sucedió el 11 de agosto, ¡el día de mi cumpleaños! El impacto de aquella mezcla francoegipcia fue tal, que escribí de un tirón ‘Las puertas templarias’, mi novela sobre catedrales góticas.
-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?
-Muy creativa. En los veranos de mi infancia y adolescencia jugué a menudo a ser lo que hoy soy, casi como si hubiera querido entrenarme para ello. Inventaba periódicos y revistas que armaba con fotocopias y recortes. Grababa casetes con programas de radio que improvisábamos mis amigos y yo. Y hasta aprendí a dibujar cómic, que es una faceta que nunca he desarrollado profesionalmente…
-7. ¿Le marcó de manera especial la radio?
-Sin duda. El verano de 1984 lo pasé yendo y viniendo en bici desde Castralvo a la Avenida de Sagunto, en Teruel, para preparar mi primer programa de radio infantil. Aún no había cumplido trece años. Y esa responsabilidad me fascinó.
-8. ¿Qué lecturas realiza en estos días?
-Este año leeré ensayos sobre arte porque están relacionados con mi nuevo libro, y me relajaré con algunas novelas, como las de Martí Gironell, que escribe sobre Besalú, en Girona, que es un lugar que quiero visitar en estos días.
-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película, qué programa, qué canción o qué álbum están asociados a un verano inolvidable?
-Un libro, ‘Caballo de Troya’ de J. J. Benítez. En 1987, estando en Vinaròs (Castellón) me leí en nueve días los ‘Caballos’ 1, 2 y 3. No me despegué de sus páginas. Un cuadro, ‘La Última Cena’ de Leonardo. Es un mural enorme que empecé a frecuentar en el verano de 2002, preparando ya las notas para mi novela ‘La cena secreta’. Un museo, ¡el Museo Egipcio de El Cairo! Nunca antes había tenido la impresión de estar en el almacén del ‘Arca Perdida’ como ahí. Una película… hay muchas, pero ‘La guerra de las Galaxias’ me marcó mucho. Un álbum, cualquiera de The Alan Parsons Project. Cada vez que publicaban uno, sentía un no-se-qué que ya no ha vuelto con otros grupos…
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?
-Si he de ser justo, creo que mosén Victorino. Era un cura joven, muy activo, que organizaba unos campamentos en Albarracín a los que acudí durante seis veranos de mi infancia. Su energía y optimismo eran sinónimo de verano y de emoción.
-11. ¿Qué es lo más raro que has hecho en verano?
-Embarcarme en el rodaje de una serie de documentales que titulé ‘El arca secreta’. Fue una experiencia aterradora, y no sólo porque filmar en verano es una pesadilla, sino porque debíamos recorrer seis países y hacer como que las hordas de turistas que se movían de un lado a otro no nos afectaban. Verlos a ellos relajados y a nosotros cargando el equipo de rodaje fue muy raro. Créeme.
-12. ¿Cómo resumiría el espíritu del verano en un tuit de 140 caracteres?
-Es el único tiempo del año en el que las sombras esconden el Paraíso. Creo que me sobran caracteres, ¿no?
-13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?
-Aquel verano de 1999 fue el único en el que he llegado tarde a un avión. Inexplicablemente, me desperté justo a la hora en la que despegaba mi vuelo a El Cairo y, aún así, contra toda lógica, decidí ir corriendo al aeropuerto… por si acaso. Acerté. Mi avión llevaba dos horas de retraso. Pude cogerlo. Y en la cola de embarque de aquel vuelo me presentaron a Eva, hoy mi mujer y la madre de mis hijos. ¡Menos mal que fui!
*La foto primera es de su página web y la segunda de Asís G. Ayerbe. Esta entrevista, como las demás, ha aparecido en Heraldo.es.
TRECE AL SOL. AMPARO MARTÍNEZ / 7

Amparo Martínez Herranz es profesora e historiadora del cine y del arte, e investigadora de las salas de cine de Zaragoza. Actualmente trabaja en un proyecto sobre ‘Viridiana’ de Luis Buñuel.
“En verano me quito el reloj, es una especie de ritual”
“Todos los veranos vemos la trilogía ‘El Padrino’ de Coppola”
“La llegada al Pórtico de la Gloria fue una experiencia increíble”
Antón CASTRO
-1.¿Qué hace una historiadora del cine en verano?
-Aprovechar que han terminando las clases para acabar de escribir los textos que no es posible rematar durante el curso. Y también descansar viendo buenas películas y buenas series, por supuesto.
-2. ¿Dónde veranea? ¿Es de hábitos fijos, cambia de lugares?
-Una mezcla. Pasé mucho años veraneando en Broto, que recuerdo como un lugar idílico y que asocio como mis primeras salidas en pandillas y con las verbenas en las fiestas de Oto. Ahora combinamos unos días de escapada para conocer lugares nuevos con otros pocos días de reposo en la casa de mis suegros, en Hospitalet del Infant, en el Mediterráneo.
-3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?
-Me gusta el sosiego de Hospitalet es un lugar tranquilo y familiar, pero soy de montaña. El fresco de la tarde cuando cae el sol, los olores y los paseos por el monte son lo mejor para cargar las pilas. También me quedan algunas reminiscencias de pueblo. Mi abuela era de Mallén y recuerdo que, cuando ella vivía, ir a pasar unos días allí era toda una fiesta. Disfrutaba de lindo en el corral o yendo a recoger patatas a la huerta de mi tío José Antonio. Aparte de esto, considero Uncastillo como mi pueblo adoptivo. Entre los 17 y los 25 años estuve yendo allí de campo de trabajo y aquellos veranos fueron sensacionales. Nos dábamos la paliza de día y continuábamos por la noche charrando y cantando en la fresquera de la casa en la que estábamos alojados hasta las tantas de la madrugada. Creo que no he bebido tanto café en mi vida para aguantar despierta.
-4. ¿Qué hace que no suele hacer el resto del año?
-Procuro aprovechar para hacer todo aquello que normalmente no puedo con el trajín del trabajo. Aunque creo que nos pasara a muchos, sólo consigo poner en práctica la mitad de lo que me propongo. Me gusta investigar platos nuevos en la cocina, coser, dibujar (voy comprándome cuadernos durante el año que luego no termino), montar en bici, jugar al parchís o las cartas con mis hijas. Y lo mejor de todo me quito el reloj, es una especie de ritual que disfruto cuando empiezan las vacaciones.
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
-Recuerdo como algo especial el verano en que mis padres y los cuatro hermanos hicimos una ruta por el Norte de Castilla hasta Santiago de Compostela montados en un Renault 12. Yo, que soy la mayor, tenía 11 años y mi hermano pequeño 2. Vamos, que mis padres fueron unos valientes. Íbamos parando en todas las ciudades y pueblos que podíamos y mi padre nos explicaba con entusiasmo los monumentos más importantes. La llegada al Pórtico de la Gloria fue una experiencia increíble, todavía nos acordamos todos en casa. Creo que mi afición la arte viene de este viaje.
-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?
-En cada época de la vida el verano es diferente. Las vacaciones interminables de la infancia que parecían eternas y en la que se podían hacer montones de cosas; la pandilla adolescente en la piscina y, además de los primeros ligoteos, las primeras lecturas sosegadas al fresco, sobre la toalla. Recuerdo que así leí ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez. Y ahora también tiene sus alicientes. Por un lado el cambio de ritmo con tres mis hijas; aunque yo no tenga vacaciones a la vez que ellas se transforma la actividad en casa y es todo algo más sosegado. Y también es la época en la que puedo disfrutar con más calma de los amigos, haciendo ‘investigaciones gastronómicas’ por Zaragoza, probado bares o restaurantes nuevos, conversando…
-7. ¿Cuál es su mejor recuerdo?
-En general las largas sobremesas que permite el verano. Con la familia, con los amigos… el poder estar hablando de lo divino y lo humano sin medir el tiempo.
-8. ¿Qué tipo de lecturas realiza en estos días?
-Simplemente procuro dedicar más tiempo a leer, el que no tengo durante el año, sobre todo novelas y también libros de historia o biografías que me divierten especialmente. Este año tengo como aliciente en la maleta ‘Libertad’ de Jonathan Franzen.
-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película o qué canción están asociados a un verano inolvidable?
Si tuviera que elegir un libro asociado con el verano sería ‘La Regenta’ de Clarín, la novela gracias a la que empecé a hablar con el que ahora es mi marido cuando empezamos a tontear. El cuadro es ‘El hijo pródigo’ de Rembrandt, que siempre me había interesado y que me impactó cuando pude verlo en el Hermitage hace unos años. El museo, sin duda, el Louvre, que mis hijas siempre están dispuestas a ver, porque lo de las momias de la sección egipcia las cautivó cuando fuimos por primera vez. Tratándose de películas en mi casa el verano está asociado con ‘El Padrino’ de Coppola, porque en esta época del año, siempre que podemos, nos vemos la trilogía completa en tres noches consecutivas. Y en cuanto las canciones resulta más difícil. Cada año elegimos por consenso familiar una que escuchamos durante los viajes más largos cada vez que nos montamos en el coche. El año pasado creo que fue ‘Voy de negro y me preguntas el porqué’ de Loquillo.
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?
-No asocio los veranos con un gran personaje. Quizás si tuviese que nombrar a alguien sería a Luisa Javiera, una monja del colegio, excepcional, de las que se ponían vaqueros y nos hablaba de lo que nadie se atrevía a contarnos. Nos llevó durante muchos años de campamentos y esa experiencia fue para mis amigas y para mi todo un descubrimiento vital.
-11. ¿En qué han cambiado los veranos?
-En que tengo menos tiempo para descansar y en que cada vez me queda peor el bikini.
-12. ¿Cómo resumiría el espíritu del verano en un tuit?
-Siempre que se puede el verano es tiempo para cambiar de ritmo, para pararse, posar las cosas y pensar. Y para disfrutar simplemente de estar. Sola o con más gente. Eso es todo un lujo.
-13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?
-Acabé de redactar la tesis doctoral en la playa, el día de San Roque cuando empezaban las fiestas en Hospitalet del Infant. Me había llevado el ordenador, la impresora… todo. Terminé de escribir el último folio, me di un baño en el mar y disfruté de ese momento como nunca. Todavía me acuerdo todos los 16 de agosto y lo celebro con un buen vermut.
ADIÓS AL ESCRITOR GORE VIDAL

HA MUERTO GORE VIDAL
Ha muerto uno de los grandes escritores e intelectuales norteamericanos, Gore Vidal (1925-2012), autor de dos libros de memorias y de numerosas novelas, entre ellas ‘Creación’, ‘En busca del Rey’ o ‘Juliano el Apóstata’, que se leyó mucho a principios de los años 80. Firmó numerosos libros sobre la historia norteamericana como ‘Burr’ o ‘Lincoln’; fue el guionista de una miniserie sobre el presidente. Gore Vidal ha sido un escritor muy activo, muy crítico con su país, que intentó hacer sus pinitos en política y que fue, entre otras cosas, asesor de John F. Kennedy; se presentó a senador en 1982 y obtuvo más de medio millón de votos. Fue guionista de muchas películas, algunas tan inquietantes como ‘De repente el último verano’, de Joseph L. Mankiewicz, donde abordaba el tabú de homosexualidad, algo que defendió y vivió de un modo muy natural. Era un enamorado de Italia, y vivió allí varios años. Y no solo eso: escribió un libro sobre el país. Un libro personal, bellamente editado, que tengo en su versión italiana. Fue durante años el libro más exquisito de mi biblioteca.
*La foto es de Clifford Coffin.
PALOMA GONZÁLEZ: DIARIOS DE VIAJE

[Paloma González Rubio es una buena amiga y una estupenda escritora. ‘Epitafio’ es el título de su última novela. Trabaja desde hace tiempo en un nuevo libro; suele pasar temporadas en Sabiñánigo, con su marido y sus hijos. Te manda este ‘Diario de viaje’ con esta nota: “Te envío también otro texto sobre las impresiones de viaje que se quedan anotadas en diarios de viaje o en la correspondencia de cada uno. En este caso es una descripción del fresco ‘El suplicio de los mártires’, en realidad un fresco menor en el Monasterio de Meteora, en Grecia”.]
DIARIOS DE VIAJE
Por Paloma GONZÁLEZ
He pasado los últimos dos años investigando diarios de viaje victorianos. Los diarios de viaje son documentos extraordinariamente valiosos, incluso en una época, como el siglo XIX, en el que las guías de viaje ya cumplían su función orientativa y eran mucho más prolijas en detalles que las actuales.
Es casi inevitable caer en la tentación de proponerse llevar diarios de viaje una vez se ha adentrado uno en este género y durante semanas he tratado de averiguar porqué no lo he hecho nunca. Confieso que nunca he sido sistemática al viajar, como otros amigos que conozco que anotan en un diario con cierto rigor y disciplina descripciones minuciosas y el transcurso de los días. Pero ha sido entre mi correspondencia donde he encontrado las descripciones más valiosas.
La correspondencia, como ya sabían los biógrafos avezados del siglo XIX, es la veta de la vida en la que se agazapan los momentos irrepetibles. Como este que escribí para un amigo: el descubrimiento de una serie murales con la descripción de las torturas de santos y mártires en el monasterio de Meteora, en Grecia, en la parte más humilde y sombría de la capilla, la que pasa casi inadvertida a los visitantes.
Allí, en el nártex, están los frescos que representan el "suplicio de los mártires". Carmelo había leído la guía turística antes que yo, de modo que cuando vio que había tres paredes dedicadas a este tema, me la escatimó, porque sabía que era un tema que me iba a apasionar y que iba a alterar el ritmo de la visita, de modo que confió en que no reparara bien en lo que los frescos narraban y solo echara un vistazo rápido sin darme cuenta de qué se trataba.
Sus esfuerzos (huelga decirlo) fueron inútiles: no pudo evitar que me instalara frente a cada una de las paredes para memorizar las escenas que no he encontrado reproducidas en ninguna parte.
Nada más entrar al recinto vi en colores muy llamativos los frescos de la transfiguración que abrían paso a la capilla principal, pero a sus espaldas había unos frescos bizantinos, deliciosos, divididos en calles sobre un fondo que debió de ser blanco y ahora es de color marfil viejo. Posiblemente fue la falta de color lo que atrajo mi atención.
Se repetían en las calles imágenes de crucifixiones, hogueras, una iglesia ardiendo. Como al principio estaba un poco cansada, no relacionaba con claridad las pinturas con su significado hasta que la crueldad de dos de las representaciones me hizo patente la barbarie.
Los frescos representan desmembramientos, ahorcamientos, crucifixiones, torturas bajo una prensa, todas las formas de martirio al fuego: mártires en calderos con agua hirviendo, en parrillas, mártires que se queman en el interior de una iglesia en la que se han refugiado con otros fieles; mártires degollados, linchados, marcados por hierros candentes y maniatados a la espalda, arrastrados por los caminos por caballos, defenestrados, decapitados por la espada, lapidados, crucificados cabeza abajo.... Todos tenían la cara vuelta hacia el observador, los ojos muy abiertos. De las heridas no manaba la sangre, en algunos casos, en el desmembramiento, por ejemplo, dos o tres gotas salpicaban el brazo o la pierna recién cortada.
No hay en los frescos ninguna diferencia entre el torturador y el mártir: todos tienen la misma expresión de resignado asombro: los ojos muy abiertos, los labios fruncidos, parecen perplejos. A diferencia del resto de los frescos que decoraban las distintas capillas, no hay en estos ningún alarde de color pero, en cambio, se deleitan en detalles paisajísticos como un pozo contiguo a la muralla de un poblado, los elementos arquitectónicos de una iglesia en llamas, los surcos de un sembrado y los plantones que van brotando entre ellos, los arneses del caballo que arrastra al mártir, el látigo que restalla sobre el lomo... Es obvio en ellos que lo material está muy por encima de lo espiritual y que torturadores y mártires parecen convenir que aceptan el papel de marionetas, que ni hay culpa ni dolor en unos y otros, que el cometido del hombre es aceptar aquello que le depara el cielo, ya sea administrar la muerte o ser muerto.
A diferencia de la coherencia narrativa de los frescos de las capillas principales, este espacio que parece reservado a los más humildes, ese lugar de paso donde no se celebra el culto, se cierra a la “gloria” limitándose a ofrecer una enumeración detallada, un inventario del dolor que franquea el tránsito a regiones más felices.
*He tomado la foto de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-281a4cbb3bb52fe890ca074ec3239f51.jpg
HOMENATGE A JESÚS MONCADA: EL 5
4 i 5 d’agost “Cap de setmana del Serret”
Dissabte 4 d’agost 2012:
Presentació de la llibreria Serret
com a llibreria acreditada de la Generalitat de Catalunya.
A càrrec de Jordi Miró, Director General de l’Entitat Autònoma del Diari Oficial i de Publicacions de la Generalitat de Catalunya i amb Antoni Daura, President del Gremi de llibreters de Catalunya.
L’escriptor i presentador de ràdio i televisió Jordi Llavina,
firmarà exemplars dels seus llibres a partir de les 12:30!!!
Diumenge 5 d’agost
7aTROBADA D’AUTORS EBRENCS AL MATARRANYA
Homenatge a Jesús Moncada
VALL-DE-ROURES / ARNES
GUIÓ INTERN:
9 h Concentració dels autors al restaurant d’acollida:la Fuente del Miro, Vall-de-roures (cruïlla carretera a Beseit) i esmorzar
9.30 h Gimcana de creació literària. Amb la col·laboració de Turispad
“Els fortins de Cabrera”, Beseit. Itinerari de menys de 2 hores sense dificultat, tot i que amb una pujadeta.
11.30 h Descans
12 h. Visita a l’Antiga Fàbrica Noguera
ARRELS Exposició col·lectiva de dibuix, pintura, collage, escultura i fotografia, del col·lectiu d’artistes Arraïls. Ens rebrà Arsi, membre del col·lectiu i responsable de la galeria.
A partir de les 12 h Signatura de llibres a la llibreria Serret (Vall-de-roures)
14 h Dinar literari (Restaurant Fuente del Miro, Vall-de-roures)
Muntatge aplicació I-pad, gentilesa de Turispad:
-(hacia las 14,45 h) Entre el primero y el segundo plato: Presentación B: sobre senderismo literario.
Las diapos van pasando sin que nadie comente nada, hay dos que tienen que elegir una opción.
15.15 h Salutació dels organitzadors i representants d’institucions:
Octavi Serret, llibreria Serret
Josep Ma Baró, president de l’Associació Cultural del Matarranya
Jordi Cabré, Director General de Promoció Cultural del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya
Representant de l’Ajuntament de Vall-de-roures
Representant de la Comarca del Matarranya
15.30 h Presentació del projecte: Guia de senderisme: Gincames literàries
15.45 h Presentació del Premi de literatura catalana d’Aragó Guillem Nicolau 2011, Licantropia, a càrrec de José Miguel Gracia ì de l’autor, Carles Terés
16.15 h Presentació del premi Guillem Nicolau 2010: Ressò en l’obscuritat, a càrrec d’Hèctor Moret i de l’autora, Merxe Llop
16.45 h Presentació del col·lectiu d’artistes ARRAÏLS, recentment creat al Matarranya. A càrrec de José Manuel Aragonés, escultor i membre del col·lectiu.
17 h Taula rodona: Jesús Moncada. L’univers polièdric
Trobo que no hauria de durar molt més d’una hora i quart (més alguna intervenció dels assistents) i sou 7 per a parlar. Per això us proposo uns 10 minuts per cap i una mica més per la Rosa Mari i que cadascú se centri en unes poques idees que cregui més importants o adients. Us he posat per ordre de discurs més tècnic a més personal, encara que tots sou amics del Jesús, us proposo un tema a cadascú, encara q tb se’l podeu canviar i us podeu reordenar, vatros mateixa:
Conduïda per Pepa Nogués i amb la intervenció de:
Hèctor Moret, filòleg, poeta mequinensà i crític literari especialista en l’obra de Jesús Moncada. Parlar de l’univers polièdric: Mequinensa en l’obra literària i artística del Jesús Moncada.
Antón Castro, escriptor, periodista i gran coneixedor de la persona i l’obra de Jesús Moncada. La trascendència de la figura del Moncada en el món de la literatura i en l’artístic.
Chusé Aragüés, editor del llibre Jesús Moncada. L’univers visual. Llapis, tinta i oli; de Prames. Parlar de les característiques de l’obra artística del Jesús i del llibre. (sense dir com s’ha fet pq la presentació del llibre és després al Recés literari)
Representant del llibre Dibuixos i caricatures de Jesús Moncada, de Pagès editors (Han delegat en la Rosa Ma, en el torn no parlarà ningú, citarà el llibre la conductora i al final la Rosa Ma en farà algun esment)
Lourdes Ibarz, representant de l’Espai Jesús Moncada del Museu de Mequinensa (Ajuntament de Mequinensa). Parlar sobre la relació de l’obra del Jesús amb els lectors a través de les teues experiències com a dinamitzadora de la seua obra: tallers de lectura, etc, que han derivat finalment en l’Espai Moncada.
Jordi Llavina, escriptor i presentador de ràdio i televisió i amic de Jesús Moncada. La personalitat del Jesús Moncada a través dels seus dibuixos i la seua literatura.
Teresa i Neus Pallarès, amfitriones de la Jornada homenatge a Jesús Moncada i amigues personals seues. El màximum de la relació escriptor-lector: Quan l’escriptor preferit es converteix en l’amic. L’escriptor que escriu amb dibuixos.
Rosa Ma Moncada, germana de l’escriptor-artista Per què pintava el Jesús? Per què no va pintar més? Trajectòria artística del Jesús i comentari de la part vivencial d’algunes de les seues obres.
18.30 h Visita guiada a la població d’Arnes. S’adaptarà en funció del temps.
19.30 h Recés literari Jesús Moncada, al Taller d’Artesania en Cera Verge Casa Pallarès (Arnes) Farem tot el possible per ser puntuals
TIBAU LLEGEIX A MONCADA A CASA PALLARÈS
amb l’actuació musical de Montse Castellà
Apertura de l’acte a càrrec de Xavier Pallarès, Delegat del Govern a les Terres de l’Ebre i alcalde d’Arnes
Presentació dels llibres de l’obra artística de Jesús Moncada a càrrec de Rosa Ma Moncada, Teresa i Neus Pallarès i Chusé Aragüés.
Lectura de textos de Jesús Moncada a càrrec de Jesús Maria Tibau i actuació musical de la cantautora ebrenca Montse Castellà.
Tothom que s’animi podrà llegir el seu fragment favorit del Jesús Moncada.
En acabar, s’oferirà un pica-pica a la terrassa del Taller, amb cava fresquet.
INSCRIPCIONS a: info@hotelfuentedelmiro.com Hotel-Restaurant La Fuente del Miro, tel 978 890195.
Organitza:
LLibreria Serret serretllibres@gmail.com info@serretllibres.com
Associació Cultural del Matarranya: 978 851521 administracio@ascuma.org
Coordinació: Pepa Nogués info@guiesdelport.com
Com arribar-hi:
Llibreria Serret: Tothom la coneix
Hotel-Restaurant FuentedelMiro: entrada a Vall-de-roures a la cruïlla de la carretera a Beseit.
Taller d’Artesania en Cera Verge Casa Pallarès: Arnes, c/ Lluís Companys, 7 (al costat de la Pl de Catalunya).
50 AÑOS SIN MARILYN: UN TEXTO

MARILYN: LA ESPOSA IMPOSIBLE DE MILLER
Marilyn Monroe se casó con Arthur Miller en 1956. Pensó que iba a ser el hombre de su vida: un intelectual que la protegiera, un compañero, un padre, alguien que la ayudase a borrar de su memoria sus terrores, su niebla en el alma, alguien que abrigase su desamparo. No fue así. Ambos se desengañaron pronto. Ella, que escribía a diario, que leía poesía, historia artística del Renacimiento o numerosas novelas, escribió este poema. O esta dolorida confesión:
I guess I have always been
deeply terrified to really be someones
wife
since I know from life
one cannot love another
ever, really.
La traducción de Ramón Buenaventura para el libro ‘Fragmentos’ (Seix Barral) es esta:
Creo que siempre me ha
aterrorizado profundamente ser la esposa
de alguien
pues sé por la vida
que no se puede amar a otra persona,
nunca, realmente.
Esta foto es de Eve Arnold. Sobran las palabras. Una preciosa foto.
ADIÓS AL BOXEADOR DE MAUTHAUSEN
SEGUNDO ESPALLARGAS ‘PAULINO’.
EL ÚLTIMO COMBATE DEL BOXEADOR DE MAUTHAUSEN.
Por JUAN MANUEL CALVO GASCÓN
Montserrat Llor, periodista y amiga, ha sido una de las últimas personas en entrevistarle y en la semblanza que hizo de Segundo Espallargas (Paulino), tan sólo hace unos meses (EL País 27-05-2012), ya señalaba que se encontraba debilitado, aunque aún era capaz de mostrar instantes de aquella fortaleza que le permitió sobrevivir al infierno de Mauthausen. Hoy ha sido la propia Montserrat quien nos ha comunicado la noticia de su fallecimiento, a los 93 años, en Francia, el país que le acogió dos veces en su azaroso trayecto, tras la derrota republicana a principios de 1939.
Segundo Espallargas había nacido en Albalate del Arzobispo, pero su infancia y primera juventud transcurrió en Alcañiz donde se habían trasladado sus padres para ocuparse del negocio familiar. Segundo explicaba, en uno de los documentales a los que dio su testimonio, como entró en contacto con el mundo del boxeo en la capital bajoaragonesa a partir de los 12 años. La Guerra Civil dio un vuelco a su juventud, a su vida y a su práctica amateur del boxeo. Pero fue este deporte el que, años más tarde, le salvó la vida en Mauthausen, aquel antro de terror, hambre, enfermedad y muerte al que fue deportado, junto a otros 7.000 españoles, durante la Segunda Guerra Mundial.
Segundo ingresó el 27 de enero de 1941, cuando acababa de cumplir los 22 años, en el mayor transporte con republicanos deportados a Mauthausen: aquel día fueron registrados en el campo 1.500 republicanos. Su fortaleza física y su condición de boxeador le llevaron a ser elegido, por los SS del campo, como uno de los participantes en los combates organizados algunos domingos para su entretenimiento. Combatió con boxeadores, prisioneros como él, de diferentes nacionalidades y una derrota podía acarrearle la muerte inmediata. Fue conocido popularmente entre los internos como “Paulino”, en recuerdo del boxeador guipuzcoano Paulino Uzcudun, y reconocía cómo el boxeo le había permitido sobrevivir. Su figura fue un acicate para sus compañeros republicanos quienes veían, en los combates de “Paulino”, el reflejo de su lucha y resistencia por la vida y la dignidad entre aquellos odiados muros de granito.
Han sido números supervivientes quienes han recordado los combates de “Paulino” y, entre ellos, destacaremos el testimonio del fragatino José de Dios quien lo describía como un campeón neto que ganaba los combates por K.O y el de Mariano Constante al señalar cómo sus victorias le habían hecho merecer el respeto de sus compatriotas y le habían salvado de los trabajos más pesados. Segundo había estado destinado a trabajar a la estación de Mauthausen descargando trenes que transportaban pesadas mercancías y, tras sus primeros combates, fue destinado a la cocina. Un nuevo destino que le sirvió, también, para colaborar con la organización clandestina de los españoles. Su estancia en el “campo de los españoles” no estuvo exenta de peligros, puesto que nadie tenía asegurada la supervivencia en aquel infierno, donde la muerte estaba presente cada día y en cada instante. A pesar de ello, Segundo, reconocía su condición de privilegiado que le permitió llegar vivo a la liberación y era muy consciente del trato inhumano al que fueron sometidos, hasta las últimas consecuencias, tantos compañeros de infortunio.
Decíamos que Francia le acogió por segunda vez. Y así fue: tras la liberación de Mauthausen, en el lejano mes de mayo de 1945, los republicanos españoles no pudieron regresar a España y Francia se convirtió, para la mayoría de ellos y también para “Paulino”, en su nueva Patria. En tierras francesas boxeó algunos años, trabajó y formó una familia. Regresó de forma asidua a su añorado Bajo Aragón, donde aún conserva familiares. Alcañiz y Albalate eran lugar de encuentro y de añoranzas juveniles que le reconfortaban y a dónde aún pensaba, en los últimos años, en trasladarse a vivir.
Participó en el homenaje a los deportados de la comarca del Bajo Martín que se celebró en la primavera de 2006. Su animada presencia, entre los familiares de las víctimas de la comarca, es uno de las imágenes que conservo de aquellas jornadas. Y sobre todo recuerdo el abrazo que me dio cuando Antonio del Río (alcalde de Albalate y hombre sensible a la memoria de la deportación) me lo presentó. En aquel afectivo abrazo de “Paulino” noté su fortaleza física y su enorme humanidad. Presidió el acto oficial y sus emocionadas palabras, en las que se mezclaba un marcado acento aragonés con expresiones francesas, fueron un momento cargado de emotividad donde Segundo mostró públicamente su agradecimiento por lo que se estaba haciendo aquellos días recordando a las víctimas locales de la deportación.
Su imagen y su voz apareció en dos documentales de factura aragonesa: ‘Aragoneses en el infierno de Mauthausen’ y ‘Adiós a la vida’ de Mireia Ruiz y Ramón J. Campo respectivamente. Problemas de salud le impidieron asistir al homenaje realizado por el Gobierno de Aragón, en Zaragoza, en mayo de 2010.
Segundo Espallargas Castro, “Paulino, el boxeador de Mauthausen, se ha ido definitivamente. Una voz más que se apaga. Un testigo menos para recordar aquella barbarie. Su lucha ha sido larga y tortuosa pero, sin duda alguna, un ejemplo de resistencia que le ha garantizado la victoria en su combate permanente por la dignidad de todas las personas y por el mantenimiento de la memoria de quienes, menos afortunados que él, no pudieron regresar de los campos de la muerte.
MARILYN: UNA CRIATURA VULNERABLE
[MARILYN MONROE: 50 AÑOS DESPUÉS]
Este domingo se cumplen 50 años de la enigmática muerte de Marilyn Monroe (1926-1962), uno de los mitos de Hollywood: un icono sexual, una criatura vulnerable y una actriz especial que siempre quiso aprender. Aquí coloco algunas de las fotografías que le hicieron grandes fotógrafos. Podría ser una primera entrega...
Marilyn por Richard Avedon. Fotos de 1957.
Dos fotos de Eve Arnold.
Dos retratos de Cecil Beaton.
Marilyn por Milton H. Greene, con quien fundó una productora.
Dos retratos de Bert Stern.
Quizá no exista en la historia del cine una actriz tan compleja y fascinante como Marilyn Monroe. Alguien la definió como “la rubia tonta que más leyó en la historia del cine”. Siempre andaba con libros entre las manos. Poemas de Rainer Maria Rilke, novelas y relatos de Tolstoi, Dostoievski, Hemingway o el ‘Ulises’ de James Joyce. También le interesaba Goya y se retrató leyendo una biografía suya. Quizá no sean fotos naturales, podría decirse, pero responden a una curiosidad real, a un deseo constante de formarse. Era una criatura asombrosamente fotogénica. Dijo la fotógrafa Eve Arnold: “Nunca conocí a nadie con un don natural como el suyo ante la cámara”.
El interés por la lectura es anterior a su encuentro con Arthur Miller. Una vez estaba leyendo ‘El principito’ de Antoine de Saint-Exúpery y subrayó una frase que se haría famosa: “Lo invisible es esencial a los ojos”. Su marido de entonces, el gran jugador de béisbol Joe di Maggio, le preguntó: “¿Qué quiere decir eso?”. Marilyn fue un fenómeno de la naturaleza. Empezó como modelo y poco a poco, con esa “ambición rubia” que exhibía, fue haciéndose con un sitio en el cine con películas espléndidas. Quizá la mejor sea ‘Con faldas y a lo loco’ de Wilder; ‘Vidas rebeldes’ de John Huston fue casi una premonición. Los directores la veían como un animalillo rebelde, un poco descontrolado, vulnerable y candoroso, pero a la vez radiante, de una carnalidad apabullante, un volcán de lascivia casi a su pesar.
Iba de amor en amor, y eso le llevó a tener relaciones con Marlon Brando, Tony Curtis (de quien se quedó embarazada probablemente), Elia Kazan, Frank Sinatra o, entre otros, con José Bolaños, su último amante. Escribió diarios y poemas y aforismos como se puede leer en ‘Fragmentos’ (Seix Barral, 2010), dictó su biografía al guionista Ben Hecht, fue perseguida y acosada por Hoover (por sus relaciones con Kennedy y con los comunistas mexicanos).
Murió de una sobredosis de barbitúricos, aunque su muerte sigue siendo un enigma. Dulce, desesperada, enemiga de sí misma y de su cuerpo, necesitada de protección y de cariño, le decía a su amigo Monty Clift: “No hagas nada. Solo abrázame”.
LITERATURA EN TERUEL PUNTO PHOTO
FOTOLITERATURA EN TERUEL PUNTO PHOTO
Recibo carta de la poeta y periodista Isabel González. Dice: “Una vez finalizado mi trabajo como asesora de prensa del consejero Larraz, me incorporé a Térvalis, una empresa de capital cien por cien turolense. Entre sus múltiples actividades, desarrolla un patrocinio para el certamen internacional de fotografía que se organiza con motivo del Festival Teruel Punto Photo, una iniciativa que cuenta ya en su haber con cinco ediciones. Te paso el programa completo y algunas fotos de la muestra ‘Fotoliteratura’.” Abajo una foto de Patxi Díaz.]
TERUEL PUNTO PHOTO
Teruel Punto Photo es una iniciativa que vio la luz en 2008, fruto del trabajo y la ilusión de un grupo de amigos enganchados a este arte.
Cada mes de agosto y con Teruel como telón de fondo, la fotografía se convierte en el centro de todas las miradas. Las exposiciones llenan museos, salas, bares e incluso escaparates.
Pero no sólo está pensado para un espectador pasivo o profesional de la fotografía, sino que sin ser aficionado, cualquiera puede participar de forma activa: desde talleres y cursos para amateurs y profesionales, rallyes fotográficos por la ciudad, concursos y actividades en la calle para hacer partícipe a ciudadanos y turistas, que en numerosas ocasiones se sorprenden al encontrar un festival de carácter internacional en esta pequeña desconocida.
El objetivo, la difusión de la fotografía en sí, acercándola y haciéndola accesible a todo el mundo.
En esta edición, Teruel Punto Photo se centra en la arquitectura, como paisaje urbano. Dicen: “pasamos entre ellos, entramos y salimos, los pisamos, les damos vida, los abandonamos, y la mayoría de las veces no reparamos demasiado en ellos. Los edificios que vemos cada día son los grandes olvidados de nuestra retina y, sobre todo, de nuestro cerebro…. No olvidemos que, al fin y al cabo, es un paisaje, un paisaje urbano, con sus empedrados, sus ladrillos de adobe, su forja modernista, sus detalles contemporáneos, y nosotros formamos parte de ese paisaje. Este es el quinto año del festival y, ahora, más que nunca, la Sociedad Fotográfica de Teruel ha realizado un esfuerzo increíble para que Teruel y sus visitantes puedan disfrutar de 14 exposiciones repartidas por la ciudad, asistir a cursos y actividades”.
Dentro de las actividades programadas para este mes de agosto, Fotoliteratura se presenta como una de las exposiciones estrella de esta edición de Teruel Punto Photo. Esta exposición recoge el fruto de un proyecto llevado a cabo en la pasada edición del festival y propuesto por el bibliotecario Iván Núñez. Se trataba de hacer fotografías inspiradas en la literatura universal situándolas en diferentes escenarios de plazas y calles turolenses.
Desde cuentos como Caperucita Roja, Pinocho o La Cenicienta a La Metamorfosis de Kafka o El Perfume están representados en estas fotografías, con las que también se ha editado un catálogo con textos de los libros seleccionados y el resumen del making-off, que está disponible en la exposición que se podrá visitar hasta el 31 de agosto, en la Escuela de Artes de Teruel.
TRECE AL SOL. PATRICIA ALMARCEGUI 8

Patricia Almarcegui (Zaragoza, 1969) es profesora, escritora y exbailarina. Es experta en Oriente Medio y en viajeros como Alí Bey. Publicó la novela ‘El pintor y la viajera’ (Ediciones B, 2011).
“Soy de mar por la posibilidad de bañarme todos los días”
-1. ¿Qué hace una escritora y viajera en verano?
-Recorrer el mundo leyendo.
-2. ¿Dónde suele veranear?
-De niña, en el Mediterráneo. Después, intentando pasar uno o dos meses en un lugar lejano.
-3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?
-De playa.
-4. ¿Por qué?
-Por el mar. Con la música y la poesía, la posibilidad de bañarme todos los días, es una de las cosas que más me atraen. Por eso me instalo definitivamente en Ciutadella, Menorca.
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
-La casa familiar en el Mediterráneo: La Almadraba. Después, Damasco, Galle, Ise, Song-Kul…
-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. A la revelación, a los amigos, al amor. ¿Cómo ha sido esa época?
-De descubrimientos, sobre todo. El principal, la libertad. La que no se tenía en Zaragoza, en la capital, y sí en el mar. Salir y jugar sola en la calle, elegir qué hacer, disfrutar de las noches. Todo se abría y se ampliaba. Y con la libertad, y el verano, pues los primeros amoríos, para los que yo, al menos, no tuve mucho tiempo en la ciudad, entre tanta danza y colegio.
-7. ¿Cuál es su mejor recuerdo?
-Creo que las excursiones de niña por la tarde. Nos buscábamos por las casas hasta completar la pandilla y luego caminábamos hasta el pueblo vecino. Según el día, elegíamos la carretera, el camino o las rocas. Una aventura.
-8. ¿Qué tipo de lecturas suele hacer en estos días?
-Lecturas de autores del país que visito. Si estoy en el mar, siempre leo algo de poesía. Normalmente, son viejas lecturas y las hago a primera hora de la mañana.
-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película o qué canción están asociados a un verano inolvidable?
-Ninguno. Son recuerdos en imágenes lo que me viene asociado al verano y siempre de experiencias pasadas.
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?
-Posiblemente, mis padres. En el momento en el que me encuentro, ellos, mis padres. Ellos fueron los causantes de que pasara tres meses hasta los catorce años, que fue cuando comencé a bailar profesionalmente y se acabaron los veranos, en el mar. Nada más acabar el colegio, nos llevaban, más bien huíamos, hacia allí. ¡Cuántos veranos, incluso, volvíamos al colegio después de que este hubiera empezado! Y esos viajes de Zaragoza en coche hacia el mar, apretados, cuando nos turnábamos a ver quién se apoyaba en el respaldo del asiento, porque no cabíamos todos, y de vez en cuando aplastábamos el capazo donde dormía mi hermana Lara, la artista. En fin, era todo un viaje. Puede que mi afición viajera venga de allí, de mirar con curiosidad y ardor por la ventanilla del coche, en el fondo, un encuadre perfecto con el que mirar el mundo…
-11. ¿En qué han cambiado los veranos?
-En que ya soy muy poco sedentaria. Aquellos tres meses en el mismo sitio hace tiempo que acabaron. Ahora hago muchos más quilómetros y visito cada día un sitio diferente. Ojalá pueda ir volviendo a algunos de esos sitios. Uno de mis deseos es volver y reconocer los lugares de mis viajes.
-12. Resuma en un tuit de 140 caracteres el espíritu del verano...
-Antes los veranos eran más familiares y dependía más de los demás. Después, fueron mucho más independientes, de viajes en solitario, eligiendo día a día los lugares y las situaciones.
13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?
Quizás mi primer verano en El Cairo. Estudiando árabe intensamente, intentando recorrer mientras el país durante los fines de semana y pasando las tardes trabajando en la Tesis de Doctorado en la American University of Cairo. Por cierto, en la plaza Tahrir, el centro de las revueltas del país…
MARILYN: LA MUJER INSONDABLE

Se cumplen cincuenta años de la misteriosa muerte
de una de las criaturas más enigmáticas de Hollywood
Marilyn Monroe (1926-1962) es, probablemente, la actriz más famosa de todos los tiempos. Y una de las criaturas más enigmáticas y contradictorias que se han movido por Hollywood. Escribe Antonio Tabucchi en el prólogo a su libro ‘Fragmentos’ (Seix Barral, 2010): “Marilyn no es solo un mito o un icono (se dice que la imagen de su rostro es tan conocida en el mundo como ‘La Gioconda’ de Leonardo)”. Muchos han intentado retratar a “esta mujer insondable”, tal como la bautizó su tercer marido, Arthur Miller. La retrataron un sinfín de fotógrafos y han dejado las instantáneas de una criatura fotogénica, de una belleza animal y deslumbrante, primitiva y candorosa a la vez: desde Richard Avedon, Milton H. Greene, con quien formaría una productora cinematográfica, Eve Arnold, Cecil Beaton, que le hizo su fotografía preferida, André de Dienes, que la llevó en 1949 a las playas de Long Island para un amplio reportaje, Elliott Erwitt, Arnold Newman, Inge Morath o Bert Stern, que la retrató con toda su inmensa fragilidad poco antes de su extraña muerte el 5 de agosto de 1962.
La retrataron muchos escritores: Norman Mailer, Truman Capote, Joyce Carol Oates, el guionista Ben Hecht o, entre nosotros, Terenci Moix. Y quisieron acercarse a su misterio compañeros de reparto (Jack Lemon dijo: “Es una actriz con un instinto que ya querría tener yo”) y directores. John Huston señaló: “Había algo en ella que es difícil de describir, una cierta clase de primitivismo y también de inocencia, era como un ángel pero al mismo tiempo como un diablo”. La experiencia del rodaje de ‘Vidas rebeldes’, la última película de Marilyn y de Clark Gable, fue “una experiencia alucinante en todos los sentidos, era increíble ver como de una forma angelical Marilyn se transformaba en una persona endiablada. Marilyn era una persona enferma que odiaba la vida”. Joshua Logan, con quien trabajó en ‘Bus Stop’, dijo: “Es una de las actrices más talentosas de todos los tiempos”. Y la fotógrafa Eve Arnold subrayó otra virtud: “Nunca conocí a nadie con un don natural como en el suyo ante la cámara”.
A Norma Jean Baker no le salió nada demasiado bien desde la infancia. Su madre, cortadora de negativos para RKO Pictures, apenas pudo cuidarla. Se movía en el umbral de la miseria, la locura y del desamparo. La niña vivió con sus abuelos, con una tía que le mostró la fascinación del cine: Norma fue de aquí para allá como un perro sin dueño. En una de esas casas de ‘acogida’ fue violada por un tío suyo y por uno de sus hijos.
Se casó joven, con apenas dieciséis años, con el policía Jim Dougherty, cinco años mayor. Él pronto se dio cuenta de aquella joven era una bomba y que no se resignaba a ser una modélica ama de casa. Estaba marcada por la curiosidad amorosa, por el deseo y la ambición. Henrik Manukyan le hizo unas fotos estupendas e inició su carrera. Poco después sería reclamada por Ben Lyon desde la Twenty Century Fox y, tras los primeros escarceos en la pantalla grande y el cambio de nombre, debutaría con fuerza en dos buenas películas: ‘La jungla de asfalto’ de Huston y ‘Eva al desnudo’ de Joseph L. Mankiewicz.
Su presencia no pasó inadvertida. El despegue ya había empezado: en 1953, por ejemplo, rodó hasta seis películas, entre ellas ‘Niágara’, ‘Cómo casarse con un millonario’ y ‘La tentación vive arriba’. Marilyn Monroe era una mujer excitante, de una carnalidad infrecuente, de una gran sensualidad que también constituía un desafío en aquella sociedad adormecida por la represión. Ese mismo año ocupó la portada de la revista ‘Playboy’ con una serie fotográfica que se denominó ‘Sueños dorados’, donde revelaba sus medidas: 94-58-92. Marilyn siempre tuvo tendencia a engordar, pero era capaz de correr algunos kilómetros y de someterse a dietas. Era exigente consigo misma, y escuchaba los consejos de sus amigos: productores, actores o escritores. Por ejemplo, Truman Capote le aconsejó que tomase clases de interpretación y de dicción, y estudió con Lee Strasberg. Siempre temía fracasar o hacerlo mal. Anidaba dentro de ella una inclinación constante hacia la soledad, el sentimiento de culpa y la autodestrucción. En 1954 se casó con Joe Di Maggio, aunque el matrimonio resistió poco. Le relevaría, en 1956, el que parecía que iba a ser el hombre de su vida: Arhur Miller. En el dramaturgo buscaba al padre perdido, al hombre ilustrado que la quisiera. Ella leía, escribía, quería mejorar. Tampoco acertaron ninguno de los dos: Marilyn dejó constancia del vacío, de la incomprensión y del fracaso en uno de sus cuadernos. Y dejó constancia, sobre todo, en notas y poemas de “su despiadado dolor”; contradictoria como era, neurótica, frágil y hambrienta de cariño, escribió: “Tener tu corazón es / la única cosa completamente feliz que me enorgullece (que alguna vez me ha pertenecido) que alguna vez he poseído, la cosa que alguna vez me ha ocurrido completamente a mí”.
Después de “la caída”, aún haría películas importantes: un de ellas, de las mejores, fue ‘Con faldas y a lo loco’ de Billy Wilder. Ya estaba muy desequilibrada. Y aún haría ‘Vidas rebeldes’ de Huston. Vivió peligrosamente, entre amantes urgentes, las drogas, el alcohol y el psicoanálisis, y falleció en circunstancias no aclaradas a los 36 años. Uno de los momentos más tiernos y patéticos de su vida se produjo en mayo de 1962: le cantó borracha a JFK, con quien se veía a menudo, el ‘Happy Birthday to you, President’. Poco antes de morir, de una ingesta de barbitúricos, Marilyn alargó la mano para llamar a algún amigo de su amplio ‘dramatis personae’: al propio JFK, a su asistenta, a José Bolaños, su último enamorado, o quizá a tantas y tantas Marilyn que andaban por el mundo. En 1959 había dicho: “Creo que yo soy una fantasía”.
*La primera foto es de Milton H. Greene. Este artículo se publicó ayer en ’Heraldo de Aragón’. La segunda foto es de 1953.
JESÚS MONCADA: RETRATO LITERARIO
Jesús Moncada (1941-2005) quiso ser un orfebre del lenguaje, un contador de historias, un coleccionista de voces, un fabricante incesante de criaturas y de sucesos. Por eso se dedicó solo a las letras: a la ficción y a la traducción. Para él el mejor encargo era una traducción: de Alejandro Dumas, de Roger Martin du Gard, de clásicos eróticos y galantes del siglo XIX, que en buena medida era el siglo de escritores en los que reconocía: Balzac, Flaubert, Stendhal. También se reconocería en Lampedusa, Yourcenar, Cunqueiro, Pla, García Márquez o Alejo Carpentier. Moncada traducía porque eso le permitía extender su vocabulario, ensayar frases y metáforas que luego le servían para armar sus narraciones: los cuentos de ‘El café de la Granota’, ‘Historias de la mano izquierda’ o sus novelas: ‘Camino de sirga’, esa obra maestra que es el núcleo desde el que se expande su universo, ‘La galería de las estatuas’ o ‘Estremecida memoria’. Firmaba sus traducciones con una especie de seudónimos que tenían algo de broma: Cornelius Pi, Máximus Mínimus. Moncada escribía en un mequinzano universal: en un catalán depuradísimo y propio que excede los contenidos de cualquier diccionario. Había una voz antigua que le volcaba en el cerebro y en el corazón la música, el olor, el relámpago de todas las evocaciones, la exactitud y el vértigo de vivir.
Jesús Moncada nació en Mequinenza en 1941 y estudió en el Colegio de Santo Tomás, de la familia Labordeta, en Torrelloba / Zaragoza. Con nueve años ya había imitado a Julio Verne y su novela ‘Cinco semanas en globo’. Allí conoció la oratoria y la poesía musical de Rosendo Tello; conoció a Miguel Labordeta, que le dio su primer premio por un cuento; poco después contactó con Edmón Vallès, y más tarde con Pere Calders, en Montaner y Simón. También quería ser pintor, y expuso su obra vanguardista, de matices expresionistas y surrealistas; una obra que, en ocasiones, también se aproximaba hacia los bestiarios y el tenebrismo de Goya. Lo dejó y se centró en la literatura, y en la recreación de una pérdida: las historias del pueblo viejo de Mequinenza. Historias de amor y de tabernas, de mineros, de navegantes y sus laúdes, historias anudadas con humor, ironía, con fabulosas excursiones de la imaginación y con un sentido intemporal. Historias que explican el mundo, la memoria, la necesidad de abordar la historia con un punto de desafuero y de invención. Moncada, que amaba las estilográficas y los perros, fue un creador de mitos y como algunos de sus maestros sigilosos, Llorenc Villalonga o Miguel Torga, escribía con un sentido telúrico y poético incomparable, con esa caligrafía esencial que brota del alma, de la conciencia y de la voluntad de desplegar la palabra como un abanico y como un refugio. Su obra, traducida a una veintena de lenguas, es una crónica, un legado narrativo portentoso y una elegía. Mequinenza ocupa un lugar de honor al lado de Castroforte de Baralla de Torrente, de Miranda de Cunqueiro, del condado de Jefferson de Faulkner, de la Santa María de Onetti, de la Lisboa de Saramago y Tabucchi, y del Macondo de García Márquez. Él también creó una geografía imaginaria en la enciclopedia de la literatura.
[Ayer, en la mesa redonda de Valderrobres, Chusé Aragüés anunció que 2012 es para Prames como “un año Moncada”. El sello que dirige ha publicado ‘Jesús Moncada: el universo visual. Lápiz, tinta y óleo’, con textos de Pedro Pablo Azpeitia, y publicará una edición ilustrada por el propio Moncada de ‘Estremecida memoria’ y recuperará la fotografía de su padre, ‘El vell’, y del propio Jesús. El primero hizo retratos de la gente, del paisanaje, y Jesús detalles, recuerdos, estampas que quedaban de lo que había sido el Poble Vell.]
MARILYN: LA CHICA DE TODOS
LA CHICA DE TODOS*
50 AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE MARILYN MONROE SE MANTIENE EN UN ASOMBROSO LUGAR DE HONOR DEL IMAGINARIO COLECTIVO
Por Luis ALEGRE
En la madrugada del domingo 5 de agosto se cumplieron 50 años de la muerte de Marilyn. Millones de seres humanos escriben o hablan de ella estos días. Yo quiero ser uno de ellos.
Marilyn nació un año más tarde que mi madre y murió cuando yo tenía ocho meses, a los 36 años. Un día, yo era un niño, veíamos en la tele “Niágara” y mi padre dijo: “Mira, esa es Marilyn Monroe”. Es el primer recuerdo que tengo de ella. En esa película Marilyn estaba despampanante, con aquel vestido rojo. Mi padre comentó que era rojo. La tele era en blanco y negro.
A los 18 años, nada más llegar a Zaragoza, compré un póster gigante de Marilyn, lo enmarqué y ese cuadro permaneció en mi cuarto durante 25 años. La foto es un primer plano de Marilyn en el que ríe como solo ella sabía. Esa risa es lo primero que veía nada más despertarme. Mucho tiempo después mi hermana Carmen me regaló otra preciosa foto en blanco y negro. En ella Marilyn está sentada en la butaca de un cine, al lado de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, en el estreno de “Cómo casarse con un millonario”. Lauren sonríe y Marilyn vuelve a reír. Esa foto lleva diez años colgada justo delante de mi cama. La risa de esta mujer es una de las imágenes de mi vida.
Yo sufro con Marilyn una variante glamurosa del síndrome de Diógenes: acumulo de modo absurdo todo lo que encuentro sobre ella. Además de mi hermana, algunos amigos conocen mi fijación y la estimulan. Uno de los últimos regalos de Félix Romeo fue un libro prologado por Antonio Tabucchi que recogía poemas, notas personales y cartas de Marilyn. Se titula “Fragmentos” y es un testimonio impresionante de su extrema sensibilidad.
En las navidades de 1992 viajé a Los Ángeles por primera vez. Fui con Jorge Sanz y Gabino Diego a pasar las fiestas con David Trueba, que vivía allí mientras estudiaba en el American Film Institute. Antes de dejar la ciudad visitamos a Marilyn en el Westwood Memorial Park Cemetery. Es un lugar chiquito lleno de celebridades. En el nicho de Marilyn hay una placa dorada con esta inscripción: “Marilyn Monroe. 1926-1962”. Joe DiMaggio, la figura del béisbol que fue su segundo marido, envió a ese nicho rosas rojas dos y tres veces por semana durante 20 años. Yo había leído que nunca le faltaban flores a Marilyn y el día que fuimos había unas rosas. Mis amigos y yo nos hicimos una foto y, luego, me animaron a que le dedicara a Marilyn la copla “Te lo juro yo” mientras miraba la placa. Lo hice. Los visitantes del cementerio nos miraban un poco raro.
Hasta que llegó Marilyn ese sitio era un cementerio normal. Pero, desde entonces, se convirtió en uno de los más visitados del mundo y, tal vez, en el más caro de todos. Ahora mismo, yacer ahí puede costar 90.000 dólares. Marilyn es un negocio interminable. Su muerte nunca se aclarará porque el negocio también se alimenta de esa ambigüedad. Dicen que Hugh Hefner, el fundador de Playboy, ha comprado un trozo de tierra próximo al nicho de Marilyn para ser enterrado junto a ella. Playboy disparó a Marilyn como bomba sexual al publicar, en su primer número, aquellas fotos de Marilyn desnuda sobre un cubrecamas de terciopelo rojo. Pero si Playboy se convirtió en Playboy fue, en buena medida, por esas fotos.
En ese cementerio también se pueden visitar las tumbas de Billy Wilder y de Truman Capote. Wilder supo exprimir muy bien el poderío cómico de Marilyn y su infinito encanto erótico en “La tentación vive arriba” y “Con faldas y a lo loco”. Pero, en esta última, Marilyn desesperó a Wilder: “Al llegar a mi casa después del rodaje, me entraban ganas de pegar a mi esposa solo por el hecho de ser mujer”. Marilyn se encontraba atrapada, de nuevo, en un torbellino emocional. Su indisciplina y su despiste sacaban de quicio al director. “Soy psicológicamente incapaz de ser puntual”, admitía Marilyn. Wilder ironizó con toda su mala leche: “Mientras todo el equipo esperábamos a Marilyn no perdíamos el tiempo. Yo, sin ir más lejos, pude leer `Guerra y paz´ y `Los miserables´”. Pero Wilder era el primero que valoraba su talento. Dijo otra vez: “Existen más libros sobre Marilyn que sobre la Segunda Guerra Mundial. Hay una cierta semejanza: fue el infierno pero mereció la pena”. Truman Capote publicó sobre Marilyn un reportaje para mí definitivo: “Una adorable criatura”. De vez en cuando lo releo, por si se me pega algo. Arthur Miller, su último marido, dijo cosas muy bonitas: “Marilyn tiene más agallas que una pescadería. A su lado la gente no quiere morir. Es todo mujer; la mujer más mujer del mundo”. Marilyn decía: “A mí no me importa nada el dinero. Yo solo quiero ser maravillosa”. No cabe duda de que lo logró.
No ha existido una mujer que, durante tanto tiempo, haya calado tan hondo en el inconsciente colectivo de todo el planeta. Habrá miles de razones para explicar el fenómeno pero tal vez se nos escapen las más importantes.
Marilyn simboliza un sueño imposible: el de la belleza inmarchitable. Murió en el momento preciso para que solo fuera recordada con todo su increíble fulgor. En “¿Quién mató a Norma Jean?” Bob Dylan deslizaba la idea de que a Marilyn la matamos entre todos. Alguien tenía que alcanzar esa quimera de prolongar la belleza hasta la eternidad y ella fue la elegida. Marilyn nunca se acaba.
Marilyn debe tocar alguna tecla muy íntima y muy universal. Tal vez lo que nos conmueve profundamente de ella es que nos sentimos retratados en su fragilidad esencial y en su pánico atroz a decepcionar. El mundo exigió a Marilyn que fuera de todos, para siempre. Ella solo tuvo que morir para conseguirlo.
*Este artículo de Luis Alegre aparecía ayer en la contraportada del suplemento ‘Hoy Domingo’ de Heraldo de Aragón, que coordina Mercedes ‘Picos’ Laguna. Llevaba una caricatura de Luis Grañena, autor también de este retrato.
ENRIQUE CEBRIÁN: CUATRO POEMAS
Enrique Cebrián, poeta y narrador y profesor universitario en Zaragoza, me envía cuatro poemas con esta nota: “Te mando cuatro poemas antiguos, que tratan, de un modo u otro, del verano y de las vacaciones y que hablan de un hombre que ya no existe, pero al que conocí bien”. Todas las fotos son de Clifford Coffin.
LA FRUTA
Por aquel entonces jugábamos a creer
que no había límites en el fuego confuso
en el que ardíamos.
Éramos extranjeros en el país de lo correcto
y lo debido,
de lo que se esperaba de nosotros.
A veces,
en las tardes más lentas del verano,
huíamos muy lejos, y tú
me acariciabas y guardabas silencio.
Por aquel entonces reíamos
y leíamos el In illo tempore de de Cuenca
y probábamos –jugosa– la fruta agridulce
de la infidelidad.
CABO DE GATA
Irse de vacaciones cuando nadie lo hace
–nadie lo negará–
tiene muchas ventajas: la vida
es más barata, los viejos se excitan
y bailan en hoteles y el tiempo,
con suerte, puede serte
benigno.
Cuando nadie lo hace,
irse de vacaciones
es mirar como un niño.
Una semana, solo,
en el Cabo de Gata,
y el mundo se paraba atando
la cuerda a sus relojes.
Una semana los teléfonos lejos, lejos
Internet,
la radio, las noticias,
sin tele ni periódicos,
en el Cabo de Gata.
Las aguas del mar tan cristalinas.
El cielo, las nudistas.
Una semana.
No eché de menos nada.
Tan sólo los espejos. Una semana estuve
en un lugar sin ellos.
Dejé crecer mi barba, como un ciego
lavaba mi cara en la mañana.
Quién era yo no sé,
quién fui en aquellos días
–Narciso asesinado–
en que aprendí la sed y el egoísmo.
ESTACIÓN DE PASO
Como el otoño apunta
las hojas hacia el suelo,
así te quise yo.
Con convicción
y un algo de marchito.
Con la certeza implacable
dura
de las flores de un día,
un yogur caducado en la bolsa
de la compra
que todavía sabe a fresa
en la garganta.
Pese a todo
(o puede que por eso),
nos dio tiempo
de hacer algunas cosas memorables:
celebramos la juventud
de nuestro cuerpo en los billares,
fundamos un país que se llamó verano,
comimos cacahuetes.
Vivimos semanas como años
por las calles,
el puerto, las farmacias.
Sabíamos –como dicen
en el cine–
que lo nuestro habría terminado
antes de las primeras lluvias.
Los billares echaban la persiana
aquellos días.
No hubo aspavientos.
Lo bueno, si breve
–como dijo el maestro–,
sabe dos veces bueno,
dos veces sabor fresa aquellos días.
Como el otoño apunta
las hojas hacia el suelo,
así nos despedimos,
así te dije adiós
al cabo de los besos.
SÍNDROME POST-VACACIONAL
Deshacer las maletas,
deshacer los recuerdos,
desayunar, de nuevo, en el café de abajo,
conservar tus señas, por si acaso,
por si otra vez,
desenterrar jerseys,
ir al trabajo,
comprobar en la ducha
cómo se va marchando la marca del moreno.
CHAVELA VARGAS: DESGARRADO CANTO

CHAVELA VARGAS: CANTO DE AMOR, LOCURA Y TEQUILA
No soy un experto en Chavela Vargas. La he oído muchas muchas veces: la oigo ahora. La oigo en ‘Luna Grande’, su homenaje a Federico García Lorca, el poeta de su vida, como fue también su poeta José Alfredo Jiménez. La oigo en sus grandes éxitos: ‘Piensa en mí’, ‘Volver, volver’, ‘La macorina’, ‘La llorona’, ella ha sido probablemente la mejor llorona de la canción mexicana y eso es como ser campeón olímpico de canto desesperado. Nacida en Flores, Costa Rica en 1919, casi toda su vida transcurrió en México: allí cantó sola, con su guitarra y con su poncho; cantó con mariachi, cantó los temas de Jiménez y de Agustín Lara.
Bebió más que nadie: tequila. Cerraba las tabernas, cantaba con hondura febril temas eternos y amaba con locura a las mujeres. Y las mujeres la amaban a ella: Frida Kahlo la vio y despertó su anhelo antiguo; dijo que si se lo hubiera pedido o insinuado la hubiera amado. Poseía una voz lenta y arrastrada, un voz que parecía brotar de la noche y sus cuevas más tenebrosas, con su melodía hiriente y desgarrada, con una mezcla de alarido y quejío. Cantaba letanías. Cantaba al corazón sacudido. Y estremecía la sangre y el deseo a quien la oía.
Y eso le ocurrió a Joaquín Sabina, a Lila Downs, a Pedro Almodóvar, a Werner Herzog, a Luz Casal, y a tantos y tantos otros que la oyeron y ensalzaron su canto. Almodóvar la recuperó para ‘Tacones lejanos’ y recuperamos a un mito, a una mujer peligrosa y libre, de esas que tiene una conexión extraña con el sexo y la muerte y con la intensidad de vivir. Y ella descubrió la cuna de la poesía: la Residencia de Estudiantes, donde solía oír al fantasma de García Lorca en sus resurrecciones, su poeta. Su loco enamorado. Julio Alejandro de Castro, el guionista de Luis Buñuel, el amigo entrañable, me contó una anécdota maravillosa: en sus conciertos en México, en esas peligrosas noches de puñales, de locas pasiones, de pistolones y de tequila, ella cantaba y ante ella estaban todas sus amantes, o muchas de ellas: las que lo habían sido, las que lo eran, las que aspiraban a serlo algún día.
Me encantó esta foto de una de las grandes fotógrafas de prensa española, que publica hoy ’El País’: Marisa Flórez.
RICARDO COMPAIRÉ: UN DOCUMENTAL
Un documental sobre Ricardo Compairé,
que captó “el alma del universo pirenaico”
El realizador Eduardo de la Cruz acaba de terminar ‘Memorias de una mirada’ sobre el gran fotógrafo del Alto Aragón
“Ricardo Compairé es un fotógrafo que transmite con pureza el amor que siente por su tierra, la dedicación en cuerpo y alma a la fotografía. Quería que sus imágenes fueran un fiel reflejo de su tiempo y a la vez que tuviesen una plástica excepcional, un sentido artístico. Compairé debería ser revisitado por los críticos e historiadores españoles de la fotografía. Si hubiera nacido en París sería universal”, dice el realizador independiente Eduardo de la Cruz, que acaba de editar el documental ‘Memorias de una mirada. Ricardo Compairé, 1883-1965’, un trabajo de 61 minutos de su productora Donde van las Nubes en colaboración con la Diputación de Huesca.
El director madrileño tiene casa en Broto y alterna su trabajo en Iberia con el cine. Agrega: “Las imágenes de Compairé siempre me han parecido fascinantes. Creo que es el fotógrafo que mejor ha sabido captar la esencia, el alma del universo pirenaico. Era un hombre que conocía a la perfección lo que fotografiaba, y en sus fotos se percibe siempre la incesante búsqueda de la luz y del contraluz, el equilibrio perfecto entre calidez y calidad. Componía muy bien y era como un director de cine tras una cámara de fotos”.
Además de estas consideraciones, a De la Cruz le vino a la cabeza la idea de hacer un documental tras visitar la muestra de Antonio López en el Museo Thyssen. “Vi sus cuadros, sus bocetos, y en una pequeña sala se proyectaba un audiovisual sobre cómo trabajaba y quién era, en realidad, el pintor manchego a través de los testimonios más cercanos a él”. De la Cruz ensayó ese método en el documental ‘El Ara. El último río salvaje’, y empezó a indagar luego en torno a la vida de Ricardo Compairé.
El fotógrafo nació en Villanúa en 1883, mostró pronto un gran amor por el paisaje; años después, mientras cursaba Farmacia en Barcelona, descubrió la pintura y la fotografía. Al instalarse en Hecho en 1908, empezó a hacer fotos con una idea central: documentar un mundo en extinción, un mundo de tipos, de trajes tan delicados como los de Ansó, de contrabandistas, de pastores, de cazadores, de campesinos, de mujeres, de objetos que en sus manos parecen bodegones... Con la ayuda del propio Carbó y de su hija Marta, Eduardo de la Cruz elaboró un guión y contó con el actor Manuel Galiana, que “ya asumía en la película anterior una voz que parece la propia voz del río”, y contactó con mucha gente.
Explica: “La filmación ha tenido lugar en gran parte de los escenarios que recorrió Compairé. Hemos estado en sus casas, en los lugares desde donde tomaba fotos. Y en el documental participan las personas que, a mi juicio, más han trabajado y profundizado en su obra: Fernando Biarge, Valle Piedrafita, Covadonga Martínez, el ya citado Enrique Carbó; pirineístas como Severino Pallaruelo, Enrique Satué o José Luis Acín; historiadores de la fotografía como Alfredo Romero y Publio López Mondéjar; el antropólogo Ángel Gari. También he recogido alguna impresión personal como la de la presentadora de TVE Pepa Bueno, la de su nieto Enrique, y los testimonios de personas aún vivas de aquellas fotografías”. Una de las novedades es la presencia de su hijo Carlos Compairé, “que no había hablado hasta ahora”; dice que su padre amaba la montaña, que se subía a los picos en busca de una posición privilegiada para sacar fotos que no se hubieran tomado antes, y subraya que Compairé era un aragonés auténtico que “lo hacía todo por Aragón y para Aragón”.
El documental recorre todas sus fases: su trabajo incansable, su traslado al Coso Bajo de Huesca hacia 1921 y su amistad con Ramón Acín y Conchita Monrás, con el escultor José María Aventín, con el joven periodista y narrador Ramón José Sender... En 1936, una bomba cayó muy cerca de su casa: se asustó, dejó la foto y trasladó sus miles de negativos a Borja. De allí pasarían, en los años 80, a la Fototeca de Huesca. Compairé murió en Huesca en 1965.
FICHA TÉCNICA
Memorias de una mirada. Ricardo Compairé, 1883-1965.
Documental. Director: Eduardo de la Cruz. Voz: Manuel Galiana. Guión: Eduardo de la Cruz, Marta Ruiz y Enrique Carbó. Producción: Donde van las Nubes y Fototeca de Huesca. Dos formatos: 23’ y 61’.
300 IMÁGENES DE LA FOTOTECA
Y ‘LA LLUVIA AMARILLA’
La Fototeca de Huesca ha “sido el pilar fundamental de este audiovisual. De las 4.400 placas existentes, seleccioné unas 300 en colaboración con Nana Gómez Laguna, Esteban Anía y Valle Piedrafita, su directora. Ellos son como una gran familia que hace un trabajo encomiable. Los tres conocen todo el patrimonio visual del Alto Aragón. Me han dado muchas sugerencias, y eso me ha permitido elegir obras muy representativas y algunas imágenes que nos ofrecen un punto de vista más personal, más intimo”.
El cineasta ha hecho dos versiones de la obra: una para la Fototeca y para acompañar las exposiciones itinerantes, de unos 23 minutos, solo con la voz en off de Galiana y una declaración de Carlos Compairé, y la obra de formato largo, con testimonios, de 61 minutos. “Un documental básicamente es información –dice-: es un documento audiovisual que se mueve en ese terreno un tanto ambiguo entre el cine y el periodismo”. Eduardo de la Cruz ya trabaja en un nuevo proyecto: un documental sobre ‘La lluvia amarilla’ de Julio Llamazares, que va a cumplir 25 años.
ROBERT HUGHES HA MUERTO
[Mi hijo Daniel me dice que ha muerto el historiador del arte y escritor australiano Robert Hughes, un personaje realmente fascinante. Recupero este artículo que le dediqué con motivo de la edición española de su libro sobre Goya.]
El punto de partida de la biografía de interpretación “Goya”, de Robert Hughes (Sidney, 1938), tiene algo de inquietante narración de corte fantástico. Autor de libros como “Barcelona”, “El impacto de lo nuevo” o “Visiones de América”, Hughes sufrió un terrible accidente de automóvil, “en el que casi perdí la vida”, que lo mantuvo cinco semanas en coma y muchos meses deambulando de hospital en hospital. Llegó a pasar una docena de veces por el quirófano. Goya siempre le había atraído, desde los lejanos tiempos del instituto, y además la primera obra que adquirió fue “una impresión débil y en mal estado del Capricho 43, ‘El sueño de la razón produce monstruos’, esa indescriptible y conmovedora representación del intelectual que, desplomado sobre su escritorio, es acosado por dudas y terrores nocturnos”. Como en un ejercicio de justicia poética, Goya se le aparecía en sueños durante su estado comatoso, lo perseguía y se burlaba de él, como si le estuviese exigiendo un libro. Y ahora el libro acaba de ser publicado en España por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Se trata de una biografía lineal, que empieza en Fuendetodos en 1746 y culmina en su doloroso exilio en Burdeos, en 1828. Hughes confiesa que “había albergado esperanzas de ‘capturar’ a Goya con mi escritura” y ahora, en esa travesía del subconsciente, era el artista quien lo provocaba. En el capítulo inicial, “Goya por accidente”, explica Hughes sus teorías y sus conclusiones. Califica al artista aragonés como “un artista moderno” y lo dice porque “constituye una figura bisagra: es el último representante de lo que ya fue, y el primero de lo que estaba a punto de venir, el último de los grandes maestros y el primer moderno”. Goya era un hombre del viejo mundo, debido a “su evidente fascinación por la brujería y su fijación por las antiguas supersticiones”. De inmediato, al compararlo con otros creadores como Delacroix o Ingres, estima que “Goya era diferente: no podía ver ni experimentar nada sin formarse una opinión sobre ello, y esa opinión se manifiesta en su obra, a menudo de la manera más apasionada. En eso consistía parte de su modernidad y otra de las razones por las que aún resulta cercano pese al tiempo que nos separa”.
Robert Hughes ahonda en algunas características del artista aragonés. Subraya que “Goya fue uno de los pocos grandes pintores del dolor físico, las crueldades y las humillaciones corporales”, y eso se percibe claramente en las “pinturas negras” y en los “Desastres de la guerra”, a los que define así: “Esos grabados estremecedores en los que el pintor da fe de los inenarrables y cruentos sucesos de la sublevación española contra la invasión napoleónica: con su testimonio Goya se convirtió en el primer reportero de guerra moderno”. Pero además, Hughes lo califica como “un epicúreo convencido” y le dedica un precioso párrafo: “Sabemos que le apasionaba todo lo sensorial: el olor de una naranja o de la axila de una niña, el aroma del tabaco y el regusto del vino, el ritmo palpitante de un baile callejero, el juego de luces sobre el tafetán, el muaré, el simple algodón; el arrebol expandiéndose en el cielo de una tarde estival o el pálido brillo de la culata de nogal finamente tallada de una escopeta”. ¿No hay aquí, en cierto modo, una definición de la pintura o de un pintor exultante que entendía los secretos del placer y admiraba la desafiante o amable sexualidad de las mujeres como Pepita Tudó o Cayetana?
“Goya” también es una magnífica crónica de un país corrupto, y ese análisis tiene otro perfecto correlato: Hughes explica al pintor que intenta instalarse en la sociedad madrileña con un cuadro luminoso como “Pradera de San Isidro” de 1788, y cómo evoluciona en una suerte de catarsis o exorcismo personal hasta la “Romería de San Isidro” (182 / 1823), que pertenece ya a las “pinturas negras”. Hughes revela, por ejemplo, que Goya vivió unos meses en Roma, cuando residía en la casa de Tadeo Kuntz, con el grabador Giambattista Piranesi; recuerda la escasa pasión marital con Josefa Bayeu o, visitando la Cartuja de Aula Dei, anota que Paul y Amadée Buffet iniciaron en 1902 la restauración de los frescos de Goya, y afirma: “La mezcla del pincel de Goya con el de sus restauradores produce una extraña impresión”. Esta frase podría resumir el espíritu del libro: “Goya era un hombre muy listo y complejo, no sólo en cuanto a los temas, las técnicas y los significados de su arte, no sólo en su relación con el arte de los otros, sino en su vida cotidiana”. Goya no tenía nada que ver con esa vieja y romántica idea de que era “una especie de campesino tocado por la genialidad”.
La FICHA:
“Goya”. Robert Hughes. Traducción de Caspar Hodgkinson y Victoria Malet. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2005. 478 páginas.
ANECDOTARIO
-La obra. “Goya fue excepcionalmente productivo. Realizó setecientos cuadros, novecientos dibujos y casi trescientos grabados, dos grandes series de pintura mural y varios proyectos murales menores. En su tiempo tenía pocos contrincantes, pero ningún rival verdadero”.
-El paisaje de Fuendetodos. “En cuanto se ha visto el paisaje adusto que rodea Fuendetodos, pelado, inhóspito y castigado por el sol, con sus árboles aislados y oscuros a la luz implacable, también se advierte de dónde provienen el fondo paisajístico de los ‘Desastres de la guerra’ y, todavía más, de las pinturas negras de sus últimos años”.
-John Ruskin y el fuego. “La National Gallery británica no adquirió obras de Goya hasta 1896, y en un famoso ataque de histeria moralista el más importante crítico de arte de su tiempo, John Ruskin, quemó otra serie de los ‘Caprichos’ en su chimenea, como un gesto lo que él consideraba el símbolo de la abyección moral y mental de Goya”.
-El lema. “Parte de su credo, aún más, el mismo centro de su naturaleza como artista consistía en el ‘Nihil humanum a me alienum puto’ (Nada humano me es ajeno) de Terencio. Aquí nos encontramos con la inmensa humanidad de Goya, con un nivel de compasión, casi literalmente una empatía del sufrimiento equiparable a las de Dickens y Tolstoy”.
-La Duquesa de Alba. “Pero no hay manera de saber si Goya y la duquesa cometieron alguna locura durante esos días. Es probable que la verdad sea decepcionante: no hubo roce sexual entre los dos. Cayetana era una mujer coqueta y, comparada con la condesa de Osuna, una cabeza de chorlito. (…) Y no fue la modelo para la ‘Maja desnuda’ y la ‘Maja vestida’, lo que supone una pena desde el punto de vista del folclore cultural, pero quizá también un alivio”.
WILLIAM WALLING JR. Y SUS ESTRELLAS
WILLIAM WALLING JR
William Walling Jr. era hijo de actor. Llegó a Hollywood de una manera más bien casual. Empezó haciendo labores de limpieza, luego logró su sueño, intervenir en algunas películas, sobre todo mudas, y más tarde se afianzó como fotógrafo de las estrellas, desde los años 30 hasta los 70, en Paramount y Universal. Había nacido en 1904 y falleció en 1983.
Las fotos son de Carole Lombard (2), Marlene, Ida Lupino y Marlene, de nuevo.
ENRIQUE VILLAGRASA: DOS POEMAS
ENRIQUE VILLAGRASA: EL CIRCO EN CALAMOCHA
[Enrique Villagrasa, Burbáguena, 1957, publica un nuevo poemario: ‘Palabra y memoria’ en las Ediciones del 4 de agosto de Enrique Cabezón y Carmen Beltrán. Me envía un par de poemas. Las fotos son de Michael Garlington.]
UNA TARDE EN CALAMOCHA
Como agua de manantial fría y dura
los sonidos de la pista se deslizaban.
Qué frío hacía aquella tarde en el circo,
que sin carpa inundaba la plaza de toros
de aquel industrial pueblo del Jiloca.
Llegó el calor al contemplar
al ágil acróbata que en el portor se apoyaba,
y cuántos aplausos cuando el anciano jinete
rompió el círculo de papel en su salto.
Y Arnau, en el asombro de sus ojos,
reía de puro gozo;
pues, el payaso en su cómica salida
con sus zapatones y maleta tropezaba.
Ya el acordeón suena
en la puerta caoba del otoño:
qué melancolía de gestos
con aquel payaso de lentejuelas y cara blanca
y con el del vestido grotesco y maquillaje exagerado.
Qué gestos de belleza con la luz
que iluminaba la pista, la comedia y el musical.
Y con las manos cargadas de pasión y esperanza
los niños aplaudían con sus sonrisas y carcajadas.
Qué frío hacía aquella tarde
en el circo, a orillas del Jiloca.
TU VIDA
I
El corazón desea en silencio,
del convento queda la distancia.
El Jiloca siente nostalgia de su lecho
y la campana de su Burbáguena:
así incrementa el alma su fervor.
Asombrado por Francisco de Asís
y mecido por los querubines
todo fue verso en Benisa y Pego,
latitud alicantina.
Eres tarde otoñal
en el claustro de Teruel.
Su belleza, tu melancolía,
su decadencia, tu vida,
su soledad, tu alma.
Encerradas tras los labios
las palabras esperan
la luz del día y su brisa.
El tiempo estremecido
anhela otras teologías.
Inquieto todo. Oración y letanías
en el sentir de los frailes.
Volver a tenerte, ángel de la Guarda.
Duerme novicio tus sueños:
tus pensamientos son tuyos.
Espejo puro, filósofo-teólogo,
de la memoria abismo.
Realidad universitaria
de lúcidos encuentros.
Poética única: Tronos,
Dominaciones y Potestades,
Ángeles y Arcángeles.
Todos ellos para ser
se miran en el Amor.
Sentimientos, emociones,
levadura de tu vida.
Caridad, palabra inventada.
El rostro del serafín desaparece.
Calla el teólogo
en la brevedad del instante.
II
Hoy, el mar vive el crepúsculo.
Las sombras, de nuevo,
levantan el vuelo.
Se adueña la luz de tus poros
y ves, otra vez, el ángel
caído. Eco de tu voz,
¿y la palabra ida?
Palpita el momento:
melancolía de gestos
en arrasadas lágrimas,
para ocultar
el rechinar de dientes.
Ocaso, más estrellas.
La botella deja caer
su última gota.
Emborracha el poema
de lágrima angelical.
Su aroma te arropa.
Tu corazón anhela.
Acaricias el momento
de vacías celdas
y te refugias en el silencio
de las olas de la tarde,
por descifrar el poema.
Lentas, graves las oraciones,
se repiten insaciables:
el ángel -tal vez- no ha muerto,
queda Valencia olvidada.
El estudiante ya no es
un fraile franciscano.
HA MUERTO FRANCISCO CARRASQUER

ADIÓS A FRANCISCO CARRASQUER,
HOMBRE DE LETRAS Y DE ACCIÓN
El pasado martes, a las once de la noche, en Tárrega, falleció el escritor, profesor, periodista y agitador cultural Francisco Carrasquer Launed (1915-2012), de filiación anarquista. Combatió en la Guerra Civil –fue miliciano, jefe de centura, jefe de brigada-, conoció el campo de concentración en Francia, fue acosado por los nazis, regresó a España y estuvo varias veces en la cárcel, y finalmente partió a La Sorbona y más tarde a Holanda, donde haría el grueso de su carrera. Allí trabajó en la radio y dio clases en la Universidad de Groninga y de Leiden. Fue un hombre activo: editó poesía y narrativa propias, dirigió revistas, hizo muchos programas culturales, tradujo a autores holandeses al español, publicó poesía y se especializó, sobre todo, en la obra de su paisano y casi vecino Ramón José Sender, a quien le editó ensayos, le hizo ediciones críticas de ‘Imán’ y de ‘Réquiem por un campesino español’ y preparó una antología poética. Además publicó un libro sobre ‘Ascaso y Zaragoza’ y un libro de semblanzas: ‘Pondera que algo queda’, que publicó su gran amiga Marisancho Menjón. El funeral será el sábado en Tárrega. Francisco Carrasquer recibió el Premio de las Letras Aragonesas en 2006.
Uno de los libros que más le henchían de orgullo era su antología poética ‘Palabra bajo protesta’ (IEA, 1999). Amaba la poesía, la filosofía, la historia, y había tenido una historia tan intensa, tan dolorosa y tan apasionante, a la vez, como el mismo siglo XX.
RESCATE DE UN TEXTO
“Con Ascaso vivo habría cambiado
el curso de la Guerra Civil”
Francisco Carrasquer publica en Alcaraván un libro de las vinculaciones entre el líder anarquista y Zaragoza
Como si de José Saramago se tratase –recuerden que en “Historia del cerco de Lisboa” un personaje cambiaba una palabra y con eso la historia-, el libertario, poeta y ensayista Francisco Carrasquer (Albalate de Cinca, Huesca, 1915) se ha zambullido en una especie de juego, o de reescritura de la historia, en su nuevo libro: “Ascaso y Zaragoza. Dos pérdidas: la pérdida” (Alcaraván / DPZ), donde se pregunta, y responde, qué hubiera pasado si en vez de Durruti, fuese Francisco Ascaso el responsable de la columna anarquista que se dirigió al frente de Aragón en los primeros días de 1936 y se quedó en Bujaraloz, “en vez de dirigirse sin dilaciones a Zaragoza, ciudad que fue decisiva porque desde ella maniobró el general Mola, donde residió. Durruti no tenía ni la inteligencia ni el dinamismo ni la personalidad de Francisco Ascaso. Y él lo sabía. Desde que este se murió, Ascaso fue alcanzado por un disparo en la frente en el cuartel de Atarazanas, se vieron sus incapacidades”.
Francisco Carrasquer conoció al líder anarquista de Almudévar, que ha retratado no hace mucho tiempo Pepe Cerdá en la muestra “Los últimos modernos”. “Fue el protagonista de actos fantásticos. Recuerdo en particular dos: en la plaza de san Jaume se subió a una farola como un simio y arengó a la gente y la hizo detenerse en su avance; y en un mitin de la FAI en Barcelona, en el último congreso de la FAI, hablaron García Oliver, Ricardo Sanz, Durruti y luego Ascaso, que hizo un resumen estremecedor”, señala el autor y dice que el libro también quiere ofrecer una visión crítica del anarquismo español. “La importancia de los anarquistas es absoluta. Total. Sin ellos no se hubiera controlado Barcelona. Estábamos preparados desde hacía una semana. Yo estaba en el Ateneo de Las Corts. Salimos a la calle armados y eso sorprendió al ejército nacional. Nosotros salimos a la calle zumbando, pegando tiros y les hicimos correr, justo lo que no pasó en Zaragoza porque Durruti, cosa que no hubiera hecho Ascaso, insisto, se detuvo en Bujaraloz en vez de partir hacia Zaragoza”.
¿Cuáles fueron, entonces, los errores del anarquismo? Francisco Carrasquer lo tiene claro. “En primer lugar, crearon un ejército regular en vez de un ejército guerrillero. Eso ya lo tenían los nacionales. Desde la órbita anarquista es incomprensible. En segundo lugar, la decepcionante participación de los anarquistas en el gobierno, López, García Oliver y Montseny, que se apartaron del comunismo libertario. Y en tercer lugar, los abusos de autoridad en algunos ayuntamientos, lo cual no quiere decir que las colectividades en Aragón no funcionasen ejemplarmente”, señala.
Se deshace en elogios para el político anarquista de Almudévar, Francisco Ascaso: “Lo conocí. Admiré su valor, su inteligencia y entereza. Durruti siguió a Ascaso simplemente. No había quien lo parase. Estoy convencido de que su presencia hubiese ayudado a cambiar el curso de la Guerra Civil”. A pesar de su admiración, Carrasquer es consciente de que Ascaso, con Durruti y Torres Escartín, entre otros, participó en el atentado contra el cardenal Soldevila en Zaragoza: “Estoy en contra de la revolución cruenta. Así no se gana nada. Ahora ya no soy anarcosindicalista. He expresado mi idea de una sociedad nueva en ‘El grito del sentido común’ (Libertarias), donde defiendo una nueva manera de pensar: la calidad de la vida debe estar fundada no en el poseer mucho, sino en poseer lo menos posible con la máxima eficacia, evitando ser esclavos de las cosas”.
El libro de Carrasquer sobre Ascaso –“no era solamente un rebelde, no; Ascaso era un auténtico revolucionario”- aborda otros asuntos de política ficción, lo que pudo ser y no fue, y habla del grupo “Nosotros” o “Los solidarios”, y resume pequeña parte de la historia de España, de la que él ha sido un importante protagonista.
*Texto de 2003. Coincidí en muchas ocasiones con Francisco Carrasquer, en Huesca, Zaragoza, le publiqué artículos en ‘El Periódico de Aragón’ en el suplemento ‘Rayuela’ y ‘La Cultura’.
'LICANTROPIA' DE CARLES TERÈS
[Así arranca, en catalán, claro, la novela ‘Licantropia’ de Carles Terès, que se presentó el domingo en Valderrobres, de la mano del poeta Jose Miguel Gracia, antes de la mesa redonda sobre Moncada. La novela ha sido galardonada con el premio Guillem Nicolau de 2011. En el Serret Bloc se recogen estas declaraciones de Carles:
“La meua passió sempre ha estat escriure. Però venint d’una família molt humil d’emigrant, sempre m’he hagut de buscar la vida treballant i l’escriptura ha quedat sempre en segon pla. En aquest cas tot va començar quan escrivíem historietes de terror amb la meua filla durant els molts viatges que fèiem a Barcelona quan el meu pare estava malat. Però allí es van quedar. I quan l’Artur em va proposar escriure vaig pensar en una d’aquestes històries que tractava el tema de la licantropia. Si bé, jo sóc de Barcelona, i fa 20 anys que vaig tornar al poble i vaig sofrir el xoc d’una persona que ha viscut 30 anys en una ciutat i de cop torna al poble. Molts dels que han donat aquest pas diuen que veus moltes coses que no entens fins que ho vius i això es reflecteix al llibre. D’aquesta forma, escriure va ser apassionant perquè quan ho feia em transfigurava. La novel·la em portava allí on volia, era com si portés una vida triple. Quan la vaig acabar, va ser com si tot tornés a ser pla perquè ja no m’acompanyen els personatges.
(...)
Evidentment, el paisatge és del Matarranya. Vaig canviar els topònims perquè t’has de prendre llicències com fer una carretera més roïna de lo que és o que un bosc sigue molt més espès. Encara així, la gent reconeixerà que Capsades és un poble de la zona, la Pobla de Llobosa n’és un altre… Los veïns del Matarranya sabran fàcilment, o al menys aproximament, a què em refereixo. A més, també m’agradaria intentar transmetre a la gent de fora l’aire de misteri que es respira per estes serres nostres”.]
LICANTROPIA
Por Carles TERÈS
-1. Un llobater foraster
Mossèn Magí Camprubí i Selma va arribar a la Pobla de Llobosa en plena nit d’hivern de l’any 1759. Davant els murs de les primeres cases li donaren la benvinguda tres llops morts penjats d’unes estaques. El cerç glaçat gronxava els cossos rígids, que mostraven les dents en una darrera ganyota amenaçadora. Eren temps en què els llops campaven a pler per aquelles muntanyes poc poblades. Quan el fred era massa rigorós i escassejaven les preses, escamots afamats s’aventuraven per viles i masos a la recerca de qualsevol cosa viva o morta que els servís d’aliment. La creença popular els atorgava atributs humans com la maldat, la revenja o la por, així com una memòria indeleble que els permetia recordar les persones i els seus noms. Per això, a mode d’advertiment, es penjaven els animals abatuts a l’entrada de les poblacions.
Com sempre feia, mossèn Magí va demanar aixopluc per a ell i la somereta que l’acompanyava a la casa parroquial. La majordoma, una dona magra i pansida, li comunicà que s’havien endut mossèn Bernat, el rector, a Morella perquè havia agafat una sobtada i virulenta malaltia. S’havia despertat de la migdiada amarat de suor i delirant coses incomprensibles. En vistes que el metge del poble no es veia en cor d’aplicar-li cap remei, van decidir de portar-lo al convent de sant Francesc, on estaria millor atès que en aquella rectoria miserable.
El missioner va acomodar-se en un minúscul recambró que hi havia entre la sala del foc i el corral que la seva fidel burreta compartiria amb l’ase del prevere. Estava acostumat a dormir en llocs precaris, i va agrair aquell racó arrecerat. La majordoma havia tingut la consideració de deixar-li l’escalfallits del rector. Entre això i la lentor provinent de la llar i l’estable, s’adormí com un infant.
Ja corrien les hores menudes quan van despertar-lo uns clapits estranys, com si hi hagués una canilla de gossos al carrer. Entre mig s’hi barrejava alguna veu que cridava, reia, o potser plorava. Es llevà i mirà a través del finestró, però no pogué veure gran cosa. Al defora l’única llum que hi havia era la de la lluna velada pels núvols, reverberada sobre la neu que cobria la plaça. Li semblà que unes ombres s’esmunyien pel carrer Major, però no pogué determinar si es tractava de persones o de bèsties.
Després d’unes hores de mal dormir es llevà, com era el seu costum, abans de l’alba.
Oficià missa en la foscor glaçada i solitària de la parròquia. Quan tornà a la rectoria, la majordoma li havia preparat un modestíssim refrigeri a base de sopes de farigola amb poc pa, sal escassa i sense rastre d’oli, però amb un nutritiu ou escaldat que alegrava l’aigualida menja. Mentre escurava l’escudella, preguntà a la majordoma per l’enrenou nocturn, però ella li va contestar amb evasives i vaguetats. Li demanà també informació sobre l’objectiu del seu viatge, una família de bosquerols que habitaven a les muntanyes del terme. La pobra dona s’esverà una mica més, i començà a mussitar que ella no en sabia res, d’aquella gent. No calia ser una llumenera per veure que mentia. Mossèn Camprubí insinuà que entrebancar la sagrada missió que l’havia dut fins allà podia esdevenir una greu ofensa a Nostre Senyor.
—Tan greu com un pecat mortal —va dir-li abaixant la veu.
Davant d’aquesta perspectiva, la serventa li revelà els detalls que necessitava.
—S’estan per la serra del Cepell, i viuen de fer carbó, de vendre pells... i de tot lo
que’ls manen los Torrent de Prats —en pronunciar aquest nom, se senyà amb aprensió.
Li explicà que eren dos homes, segurament germans, amb una dona i cinc criatures
de diverses edats. Els pobletans solien atribuir-los qualsevol incident o contratemps amb
el bestiar, tot i que mai no n’havien aconseguit cap prova.
—Són llobaters, com los seus senyors —afegí. I es tornà a persignar.
Llobaters. Feia temps que no sentia a parlar d’aital ofici. En aquell any convuls, qualificat per alguns com l’«any sense rei», es rumorejava que l’home fort de Ferran VI, Ricard Wall, s’havia entestat a esborrar totes les pràctiques obscurantistes heretades de la dinastia dels Àustries. Fos com fos, pel que explicava la dona, els bosquerols mai no assistien a missa, ni se sabia que la canalla hagués estat batejada ni combregada.
Tampoc quedava clar si la unió entre la dona i un dels germans havia estat beneïda pel sagrament del matrimoni. De fet, ni tan sols sabia si es tractava d’una parella o si la dona era compartida pels dos homes. Qualsevol dels supòsits representava un pecat gravíssim que calia esmenar sense dilació.
—Al temps que estem, los trobarà pel fum de les carboneres —li indicà.
Per a continuar el seu camí, havia de fer provisió de queviures. Normalment l’abastien del poc que necessitava a les parròquies per on passava. A casa el vicari de la Pobla, però, no hi havia res de sobrer, per tant l’assistenta el va adreçar a cal batlle, que tenia un magatzem on s’hi podia comprar o baratar menjar, teles i atuells diversos. Les visites dels botiguers ambulants eren molt espaiades, sobretot a l’hivern, i era convenient —segons l’alcalde, que en treia el seu benefici— que el poble no estigués desproveït.
La vila semblava deserta, però la neu de la plaça de l’església estava plena de petjades. El va atendre l’alcaldessa, una dona malcarada que, a més, no va voler donar-li res si no ho pagava trinco-trinco. Mossèn Magí va haver de desprendre’s, a contracor, d’alguna de les monedes que duia.
Mentre travessava el poble no es trobà ningú; només presències intuïdes rere els porticons. La neu enfangada, en canvi, denotava un gran trànsit de persones i animals.
De fet, l’únic carrer rebregat semblava ser el que ell seguia. Els altres apareixien coberts d’un immaculat llençol blanc. En arribar al portal d’entrada es fixà que de les estaques hi penjaven només tres cordes esfilagarsades. Ni rastre dels llops.
Prengué el camí que baixava cap al barranc, entre corrals i les cases del pobletans més pobres. Travessà el pont de pedra que encetava la calçada de les Balmes del Miracle. El dia era rúfol, i un vent molest aixecava remolins de neu que li punxaven el rostre. Els núvols passaven a gran velocitat, sense temps de descarregar, i el sol feia brevíssimes aparicions. Al cap d’una hora de caminar, arribà al trencall que s’internava a la serra del Cepell.
Des que havia deixat la vila, els camins que havia seguit estaven estranyament fressats. En canvi, els que anaven quedant a banda i banda es mantenien sense petjades.
Fins i tot quan va agafar la desviació que s’endinsava per la serra, la via principal en direcció a les Balmes era encara sense trepitjar. Seguí muntanya amunt a la recerca de les fumeroles que li havien d’indicar la posició dels bosquerols. La sendera progressava entre arbres silenciosos, roures de troncs negres i capçades despullades. La fidel somereta el seguia amb pas calmós i entenimentat. El missioner, en tants anys de trescar per indrets desolats, havia agafat el costum de resar mentre marxava. Res millor per a foragitar la solitud. Algú que l’observés diria que les oracions anaven dirigides a l’animal, que bellugava la testa amunt i avall com assentint a les pregàries.
Va transcórrer una hora, i després una altra, i ni rastre dels carboners. Abatut, s’assegué per fer un mos. Mentre llescava una de les fogasses, va adonar-se que el bosc estava en silenci. El seu instint esmolat el previngué d’una presència amenaçadora.
Deixà el pa a la sàrria i, sense soltar el ganivet, empunyà la llarga vara amb la mà lliure.
La ruqueta seguia tranquil·la, furgant entre la neu per una mica de pastura. Aleshores el veié: era un llop que el sotjava arraulit sobre una roca, a contravent —per això la somera no l’havia percebut. Li agafà por. Si anava sol, no hi havia perill, però era probable que els seus companys estiguessin envoltant-lo. O que els avisés per a què vinguessin. Se sentí un xiulet molt prim, imperceptible en altres circumstàncies, i el llop s’esvaní. La burra aixecà el cap, les orelles dreçades en direcció al davant. Un home cobert amb una pellissa aparegué al revolt del camí. Era baixet i renegrit, i duia un bastó amb una mena de falçó a l’extrem.
—Déu vos guard —saludà el mossèn.
L’estrany va fer un gruny amigable, però inintel·ligible. El capellà es presentà i exposà les seves intencions. L’homenet assentia sense deixar de somriure, com si li fes gràcia tot el que escoltava. Va balbejar unes paraules, entre les que va poder destriar «Genís» i, tot agafant el ramal de la burreta, tirà camí endavant. Com que mossèn Camprubí es quedà clavat, li fa fer un gest per a què el seguís.
Després de tres quarts caminant a bon pas, feren cap a una gran esplanada, al fons de la qual es dreçava un casalici com no n’hi havia d’altre en tota la vila. El mas, a banda de la pallissa i uns grans corrals, tenia adossada una petita capella. La porta principal estava custodiada per una alzina de dimensions considerables. En Genís (si és que aquest era el seu nom) li allargà la corretja de l’animal i assenyalant-li l’edifici articulà alguna cosa semblant a «parleu amb los senyors». Remarcà la frase amb un gest imperatiu de la mà i, sense esperar resposta, se’n tornà per on havien vingut.
La casa, vista de prop, no semblava gaire antiga. Possiblement era l’engrandiment d’un mas anterior, perquè un terç de la façana estava feta de maçoneria, amb pedres irregulars i enfosquides, mentre que la resta era de carreus d’angles poc desgastats.
Va sortir a rebre’l un home ja gran, de cabells grisos i expressió fatigada. El va fer esperar a l’entrada, vora una escalinata també mai vista a un llogaret com la Pobla. Al cap d’una estona que se li féu molt llarga, baixà un cavaller d’aspecte distingit i mirada glacial. Es presentà com a Martí Torrent, propietari «de totes les terres per les què heu passat des que heu abandonat la Pobla de Llobosa». El convidà a seguir-lo fins a un gabinet que estava al fons del vestíbul. La cambra, comparada amb l’espai que havien travessat, semblava minúscula. Potser a causa de la prestatgeria que cobria tres de les parets del terra fins al sostre o de la llar de foc que cremava en el mur sense llibres.
Martí Torrent s’assegué darrera un escriptori de roure tallat que ocupava gran part de l’estança.
tomo la primera imagen de
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-86d3c5c196708f55d3ea8f923c415c18.jpg
y la otra del Serret bloc.
SANCHO GRACIA HA MUERTO: MEMORIA DE UNA VIDA APASIONADA

Hace algunos años, tras el estreno de ‘800 balas’ en Zaragoza, en compañía de Luis Alegre y de Alex de la Iglesia, entrevisté a Sancho Gracia para ‘Heraldo domingo’. Fue una doble página: me pareció un personaje arrollador, con mucho bagaje, mucha pasión por la vida, entereza y sentido del humor. Anoche fallecía en Madrid, a los 75 años, el actor. Recupero la entrevista que tiene algo de memoria sentimental de nuestra infancia y adolescencia. Veíamos a Sancho Gracia en series como 'Los camioneros', 'Los tres mosqueteros' o 'Curro Jiménez'. En los últimos tiempos, entre otras películas, hizo 'El crimen del padre Amaro'.
Entrevista con Sancho Gracia (Madrid, 1936)
-Usted nació en Madrid pero pasó su infancia en Uruguay.
-Sí, allí viví mi infancia y fui a la Escuela Municipal de Arte Dramático que lo dirigía la gran actriz española, republicana, Margarita Xirgu. La conocí, claro, y trabajé con ella. Hice el convidado sexto o séptimo del novio en ‘Bordas de sangre’, y trabajé también en “Sueño de una noche de verano”, donde hacía el alabardero 48, pero bueno, de alguna manera hay que empezar, y sí estudié con ella.
-¿Por qué se dedicó al teatro?
-Tenía vocación: siempre tuve vocación de actor. Permanecí en Montevideo quince años seguidos, luego iba y venía bastante. A mi padre se lo llevaron de aquí para trabajar en la embajada; mejor dicho, mi padre fue emigrante, primero a Brasil, y luego a Uruguay, y allí trabajó y murió enseguida.
-Entonces regresó a España, supongo. Y casi le pasa lo que cuenta en “800 balas” de Alex de la Iglesia.
-No, no. Eso será luego. Le cuento: volví a España en el año 1962; en realidad me iba para Estados Unidos, porque mi madre y mi hermana vivían a Nueva York. Y un día acompañé a un amigo mío uruguayo que estaba ensayando con don José Tamayo una obra de teatro, “Calígula” de Albert Camus. Y entonces, fíjate, le faltaba, el Escipión. José María Rodero hacía Calígula. Me presentaron a Tamayo; tuvo gracia lo que me dijo porque yo hablaba con la ese, con acento criollo puro, no, y me dijo: “¿Usted puede hablar en español?”. “Hombre, ¿en que hablo yo? Creo que sí”. En definitiva, que me contrataron para hacer Escipión y debuté en el Teatro Romano de Mérida haciendo “Calígula”, y no sólo “Calígula” sino que ya a partir de ahí me dio una serie de personajes maravillosos.
-¿Cuáles?
-Yo hacía un personaje de “Divinas palabras” de Valle-Inclán, Don Fernando en “El caballero de Olmedo” de Lope de Vega, y el Leandro de “Los intereses creados” de Jacinto Benavente, que siempre lo hacía una mujer o un actor de características sutiles, delicadas, débil. Y me hice una gira por toda España.
-Según algunos datos suyos, creo que su primera película fue del año 65.
-No, no. Fue del 1962. Había hecho algunas cosillas con Jesús Franco, con el cual hice una película en la que trabajaba yo de “negra”, digo bien de negra porque era una orquesta de negras, pintadas, y vestidas de mujer. Se llamaba “Vampiresas 1930”, con Micaela, una actriz famosa que ya murió. La realidad del asunto es que yo empecé a trabajar con un papel bueno en una película francesa, “La otra mujer”, en la que las actrices y los actores principales eran Annie Girardot, una actriz excepcional, Alida Valli, Francisco Rabal, un actor estupendo como era Antonio Casas, Richard Johnson y yo. Bueno, bueno, también trabajaba Ana Mariscal, Cándida Losada; y yo tenía un papel muy importante. La película se rodó en Almería. Ya ve que el cásting era magnífico: no funcionó.
-Recuérdeme a uno de los seres más hermosos y enigmáticos del cine: Alida Valli. Es imposible olvidar la última escena de “El tercer hombre”, cuando pasa, indiferente y bella, ante Joseph Cotten y no se para...
-Era guapa, guapa. ¡Guapa! Tenía una belleza en los ojos, eran violetas, yo que sé... Y Annie Girardot, una gran actriz.
-Demos un pequeño salto. Algunos años después empezó a hacer spaghetti western...
-Sí, sí. Hicimos “El oro maldito” con Giulio Questi, buen director, “La furia de los siete magníficos”, “Marco Antonio y Cleopatra” con Charlton Heston también. El asunto de especialista, que hago también en la película de Alex de la Iglesia, ¿sabe de dónde viene? Viene de que yo en casi la totalidad de películas de acción, casi todas las cosas de acción las hacía yo. Las sé hacer y me gustan. Realizaba cosas de especialista, no trabajé nunca, pero sabía hacerlas.
-Sé que estos días se ha vuelto a hablar de su romance con Raquel Welch durante la película “Cien rifles”.
-Sale en la película. No le voy a contar nada más. Sale. Ella vino aquí a hacer esa película y luego hizo otra en otra en Canarias. Era una chica encantadora, bellísima, ahora está haciendo teatro. Tengo un recuerdo estupendo de ella.
-Todos le recordamos por “Los tres mosqueteros”. Pertenezco a esa generación de niños que salían de colegio con el entusiasmo de ver aquella serie. ¿Qué le queda de D’Artagnan?
-Eso ya fue hacia 1970. Tengo recuerdos muy bonitos. Lo único que ocurría era que el trabajo era agotador. Al mismo tiempo estaba en Barcelona haciendo una función de teatro que se llamaba “La mamma”, que está sacada de una novela de un francés André Roussin, actuaba con Mary Carrillo. Al mismo tiempo, me levantaba a las cinco o a las seis de la mañana para hacer “Los tres mosqueteros”. Y el recuerdo es bonito: fue, tal vez, la primera serie de acción real que se hizo en Televisión Española. Y todo lo hacía yo. Nunca he tenido suplantador. Tiraba, y tiro, me peleaba, montaba, saltaba, y de ahí viene en cierto modo el rollo del “especialista”.
-Le seguíamos por la prensa del corazón: “Hola”, “Semana”, creo recordar que se casó usted por entonces por una periodista.
-¿Cree usted, sí, que salía mucho en la prensa del corazón? Me casé con una periodista y sigo casada con la misma, uruguaya.
-Ya entonces daba una sensación aplastante de seguridad, de que se comía el mundo, rozando casi la altanería. ¿O no?
-¿Sensación de seguridad, en cuánto a qué, a la vida o a la interpretación?
-A ambas cosas, me temo.
-Yo creo que había una especie de defensa. Pero el ser humano tiene momentos de seguridad y de fragilidad como cualquier vecino. Lo que pasa es que muchas veces la apariencia física, al espectador o al personaje que te ve, le da la impresión de que eres un tipo seguro, y yo tengo mis ratos de dudas. No soy ni una máquina ni un tío hecho en un laboratorio. He tenido, y tengo, mis momentos de inseguridad.
-Luego hizo “Los camioneros”.
-Sí. Era una serie preciosa y estaba dirigida por Mario Camus. Fue la primera serie que se hizo en televisión, que se filmó en 35 mm. Y a partir de ahí yo no hice nunca una serie que no fuese filmada, por eso yo no extrañaba mucho el cine. Y yo además era el productor. Y después de ésa, creo que ya hice “Curro Jiménez”. Empezamos el día de la República, el catorce de abril de 1975, aún no se había muerto Franco.
-Le hemos identificado mucho con ese personaje. Le venía que ni anillo al dedo. Era un personaje con un pasado borrascoso, decidido y con un sentido moral de la justicia tremendo...
-Tenía un sentido moral porque no había más remedio que ponerle una moralidad, pero era un perdedor total. Curro era un hombre al que se le muere el padre, le quitaban la barca, habían violado a su novia y le echan de los pueblos. No le quedaba más camino que matar a los hijos del alcalde y echarse al monte. El tipo se convierte en bandolero, pero sí tenía sentido de justicia. No hubo más remedio que poner a los franceses, porque en aquel momento no nos dejaban poner a los alcaldes. Vivía “el santo” todavía y existía la censura. Este personaje había vivido cien años antes de la Guerra de la Independencia.
-He leído que fue una idea suya hacer una serie sobre este personaje real conocido como “El barquero de Cantillana”.
-Sí. Había una biografía de Fernández y González, y otra de Bernaldo de Quirós. Pero fue una serie que me inventé yo: me leí los personajes, elegí al guionista Taco Larreta, escribimos juntos el primer guión, y yo lo presenté a televisión. Y luego ya, aparte de eso, los primeros trece episodios los produjo TVE y el resto los produje con TVE. Hombre, creo que puedo sentir un poco de orgullo. Creo que la serie estaba bien hecha. Estaban los mejores directores: Mario Camus, Pilar Miró, Antonio Drove, Giménez Rico, Romero Marchén, Emilio Martínez Lázaro...
-Lo que le envidiábamos casi todos es que se llevaba a las chicas más bonitas que había en España: Blanca Estrada, Teresa Rabal, Pilar Velázquez... Usted era casi un fauno o un sátiro.
-Total, total. Ja, ja, ja. Es cierto. Trabajaron en la serie las chicas más guapas y buenas actrices todas del momento. No faltó casi ninguna ni tampoco ilustres veteranas como Irene Gutiérrez Caba, Lola Lemos, Cándida Losada, y actores importantes.
-En cualquier caso, para usted, en caso de todavía lo necesitase, era una formidable escuela de actor.
-Para mí esa serie fue definitiva en todos los sentidos, pero aún lo es hoy porque después de 27 años usted me la recuerda, la gente me la recuerda y me dice al pasar: “Curro”. Y eso quiere decir que ha funcionado en el público y también entre los profesionales. Voy por los pueblos y aún me dicen: “Sancho, éste caballo negro es el caballo de Curro Jiménez”. Todo el mundo tiene el orgullo de tener el caballo que yo montaba, y se puede suponer que Curro no podía tener 40 caballos. Además, después de 27 años, el pobre demonio de caballo, ¿dónde demonios estará?
-Creo recordar que usted apoyó públicamente no sé si a UCD o Adolfo Suárez.
-A Adolfo Suárez. Lo hice sobre todo por amistad. Era amigo mío, es amigo mío, nos habíamos conocido cuando él trabajaba en televisión. Y aparte de eso, cuando no estaba en televisión, fue padrino de un hijo mío, de Rodolfo. Y apoyé a Adolfo Suárez.
-¿Se ha arrepentido alguna vez?
-Para nada. Pero yo siempre estuve a la izquierda, no de ahora. Adolfo lo sabía, yo no tenía ningún empacho en decirlo. Lo único es que son cosas que, a mi entender, en ese momento no se pegaban de tortas. Lo que está claro es que yo no he sido nunca del PCE, nunca, no por nada, sino porque no lo era. Era un hombre de izquierdas, socialista, pero apoyé a Adolfo Suárez porque me parecía que era la mejor opción. Y de hecho se ha demostrado que ha sido un hombre válido.
-Hay otra faceta de su vida por la que es famoso también: la bohemia, la noche, el exceso, las tertulias.
-Siempre me han gustado sí, pero ahora ya no. Ahora salgo muy poco, pero me ha gustado la tertulia por el hecho de la tal tertulia, por cambiar ideas y hablar, y mantengo una tertulia a la que voy poco ahora a la que acude el productor Elías Querejeta, el guionista Manuel Matji, filósofos, periodista, pintores.
-Usted, se lo he leído, se mira en los espejos de Paco Rabal o Fernando Fernán Gómez.
-Siempre. Son grandes amigos míos y una representación fuerte y válida de lo que es la profesión de actor en España. Ha habido otros, que ahora están muertos; he trabajado con José María Rodero, José Bódalo, con Carlos Lemos... Hice una obra de teatro para televisión, “Doce hombres sin piedad”, en la que había actores maravillosos, Jesús Puente, Ismael Merlo, y yo creo que una de las cosas básicas que los actores deben hacer es fijarse, no tanto para copiar como para tener una referencia de las cosas que se pueden hacer o no. ¿Me permite una vuelta atrás?
-Desde luego.
-Yo creo que el reflejo de mi forma de ser, llamémosle política, está muy claro en las cosas que yo he hecho y he producido. Ahí están “Los camioneros”, que es una serie sobre el trabajo, “Curro Jiménez”, que es un tipo contra el bando establecido, un bandolero; luego he hecho la película “Gallego”, basada en la novela de Miguel Barnet, que se basa en la historia de un emigrante; después he sido el productor de “Huidos”, una historia de maquis. Es decir, que mi trayectoria ha sido bastante clara. He trabajado aquí en Zaragoza con los chicos de El Temple, donde hice Goya.
-¿Qué recuerdo tiene de eso?
-Estupendo. Muy bueno. Son unos chicos estupendos. De verdad.
-Acabemos con “800 balas”...
-Para mí esta película ha sido renacer un poco, en mi carrera y de ilusión. Para mí trabajar con Alex de la Iglesia ha sido un renacimiento, no por el cariño y el amor que le profeso, no sólo por eso, sino como director. Es una persona entrañable; no entrañable, sino serio en el trabajo, sabe lo que quiere, y te transmite confianza. Ha sido muy importante para mí este papel, que además por fortuna escribió para mí. Por eso mi agradecimiento es total.
-Sancho, usted ha padecido un cáncer, le han quitado un pulmón. Creo que ha dicho que Alex de la Iglesia le ha devuelto la vida.
-Quizá haya exagerado un poco. Je, je, je. La verdad es que ahora estoy bien, pero tengo un pulmón menos y hay ciertas cosas de acción que ya no las puedo hacer ni me las dejan hacer los directores por si acaso. Pues, bueno, aquí estamos.
RAJOY O SU PEOR ENEMIGO
[El escritor y traductor Daniel Gascón publica hoy en el blog de ‘Letras Libres’ esta reflexión sobre el modo de proceder de Mariano Rajoy con la política, con la crisis, con la prensa y con RTVE. El artículo puede leerse aquí: http://letraslibres.com/blogs/blog-de-la-redaccion/su-peor-enemigo]
SU PEOR ENEMIGO
DANIEL GASCÓN
Es habitual que en verano los gobernantes hablen de los libros que piensan leer. Lo hicieron algunos presidentes españoles, como José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, y seguramente Jonathan Franzen se acuerda de que también lo hizo el presidente de Estados Unidos. España vive una situación de emergencia y este verano el presidente del gobierno no tiene tiempo para frivolidades. En una nueva prueba de que la crisis no solo nos hace más pobres, sino también peores, el presidente del gobierno ha tenido que limitarse a cosas importantes, como cumbres europeas y partidos de la selección de fútbol. En algunas áreas parece más cómodo que otras: cuando explica sus políticas, da la sensación evidente de que preferiría estar en otro sitio, y por otra parte es un político que ha declarado que su periódico es el Marca.
Esa filiación intelectual le habría alejado para siempre de la vida pública en un hipotético país serio, pero tampoco se le puede echar toda la culpa. Quizá tenga razón y ese antiintelectualismo (que se extiende a su forma de explicar los problemas de deuda con el símil de la economía familiar) le beneficie. Zapatero también se reservó la celebración de los triunfos deportivos. Como se cuenta que dijo Alexandre Ledru-Rollin, “Tengo que seguirlos, soy su líder”. Pero, aun así, su renuencia a explicar la situación es profundamente desalentadora y cobarde. Su relación con los periodistas es deprimente y uno tiene la sensación de que el único realizador que podría hacer justicia a sus ruedas de prensa es José Luis Garci. Mariano Rajoy tiene algo profundamente antiguo y, pese a su indiferencia hacia la literatura, comparte la querencia española por la figura del cesante que inmortalizó Benito Pérez Galdós. Ese aire decimonónico se combina con un nuevo estilo político: ha anunciado que romperá sus promesas las veces que sea necesario. Rajoy ha dado cierto carácter metafísico al tópico del gallego en la escalera, y ha hecho que todos entendamos que la frase “No he tomado ninguna decisión” sobre el rescate significa que el rescate es solo cuestión de tiempo. Apenas ha concedido entrevistas a los medios de comunicación. Huyó de los reporteros por una puerta lateral. Mientras hacía paripés patrióticos sobre Gibraltar, su gobierno presentaba nuevas medidas a la prensa extranjera antes que a la española y mostraba que en España soberano solo es una marca de brandy. En su discurso de evaluación de sus primeros meses en el gobierno, se le pasó mencionar un recorte de 100.000 millones de euros. Un despiste lo tiene cualquiera, pero el conjunto parece indicar ciertos problemas de comunicación.
Esos fallos han resultado más graves en el tratamiento de RTVE. El PSOE había iniciado una reforma que postulaba que el director de la corporación sería elegido en el congreso por una mayoría de dos tercios. El gobierno cambió la normativa; ahora basta con mayoría absoluta. Sin duda, la reforma anterior era insuficiente: la radiotelevisión pública debería ser mucho más independiente. Debería regirse por un criterio profesional y producir miedo al partido en el gobierno y a los partidos de la oposición. Esas formaciones deberían sentir que el medio los ataca injustamente. Pero esa reforma insuficiente había proporcionado la mayor independencia editorial de la historia de la radiotelevisión española. No se puede atribuir únicamente a la nueva estructura: gran parte del mérito se debía a profesionales como Fran Llorente, recientemente destituido de su cargo de director de informativos. Estos días de agosto en que hasta los columnistas de televisión están de vacaciones también han sido cesados los periodistas Xabier Fortes y Ana Pastor.
La televisión pública española ha sido menos sectaria que nunca estos últimos años. Ha recibido numerosos reconocimientos, sus debates aspiraban a cierta pluralidad y no tenía el sesgo evidente que existía bajo los gobiernos de Felipe González y José María Aznar (en el segundo caso, con una condena incluida). Tiene grandes profesionales y es posible que siga siendo así. Sin embargo, es asombroso que el gobierno haya vuelto a un modelo anterior, y que como director de informativos de TVE el PP no haya encontrado a nadie mejor que Julio Somoano, que anteriormente trabajó en la corporación pública y hasta hace poco trabajaba en Telemadrid. Somoano escribió una tesina donde explicaba qué debía hacer el PP para ganar unas elecciones. Algunas de sus recomendaciones (dejar de alimentar las teorías de la conspiración sobre el 11-M o de combatir el matrimonio homosexual) parecen bastante sensatas y casi son un alivio, aunque la postura general no da una sensación de ecuanimidad. En otros lugares, Somoano se mostró algo más creativo y encontró cierto carácter transversal en el anterior presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. No quiero empacharme, pero Somoano ha escrito, por ejemplo:
1)Si Stalin despilfarró en mármol hasta convertir las estaciones de metro de Moscú en Palacios del Pueblo, ZP derrocha en pinganillos de oro para rebautizar el Senado como el Palacio del nacionalismo.
2)Goebbels era un aficionadillo al lado del Maquiavelo de León.
RTVE debe ser, como decía el anuncio, la de todos. Para ello es necesario un nuevo diseño institucional. Es una pena que el PP haya dado marcha atrás a los avances del gobierno anterior, y que algunos miembros del partido piensen que, en un medio de comunicación público, un periodista es peor que un perro de presa.
ERSI SAMARÁ: ARTE EN BECEITE

El pasado domingo estuve en Beceite viendo la exposición colectiva de un nuevo grupo de artistas del Matarraña. Entre ellos estaba la artista griega Ersi Samará con esta obra que cuelgo aquí. Así la explica Ersi, que cuida y dirige la Antigua Fábrica Noguera, donde se ven los cuadros y el mundo de creación de Gema Noguera: “Interpreté el tema de ‘Raíces’ pensando en mis raíces culturales, ya que soy griega pero he echado raíces en España desde hace muchos años. De ahí el texto que está impreso manualmente sobre los rollos de papel del panel principal: ‘a veces echamos raíces fuera’. Los rollos de papel, a su vez, son una alusión a las raíces de la escritura, a los rollos de pergamino que se usaban antiguamente. Hago libros de artista (todavía estoy aprendiendo) y la idea vino de allí.
Coherentes con la idea de ‘fuera’, las raíces que salen de la obra cuelgan fuera del panel y llegan al suelo, donde descansan sobre una tabla de madera. Estas raíces son bolitas de tela (algodón y seda japonesa) bordadas a mano con diferentes puntos, que pueden ser interpretados como hierbajos, bulbos, gusanos, etc. El papel que utilicé como fondo en el panel principal es de fibras de lino, hecho a mano en el sur de la India.
Esta obra es muy diferente a lo que hago últimamente pero el tema me sugería algo orgánico a la vez que conceptual. Madera, ramitas, papel y materiales naturales más que pintura. Me salió medio instalación”.
CARRASQUER ELOGIA A RAMÓN ACÍN
[Francisco Carrasquer Launed fue un entusiasta de la obra y de la vida de Ramón Acín. Le dedicó varios artículos. Esta mañana, Emilio Casanova, que administra la interesantísima página web de la Fundación Katia y Ramón Acín, me ha enviado dos artículos de Carrasquer sobre Acín. Uno aparecido en el catálogo de la muestra de 1988; del otro aparecido en la revista ‘Trébede’, selecciono este fragmento.]
Ramón Acín por José Luis Cano, 1992.
Ramón Acín cree sobre todo en la educación, en la formación de la personalidad más que en el profesionalismo de «hacer carrera» y más que en la Información que puede ser mediatizada. Cree y se aplica a los métodos de la Escuela Nueva, cuya promoción impulsará con otros compañeros del joven magisterio oscense: Evaristo Viñuales, Francisco Ponzán..., con quienes se asoció para la difusión de la imprenta en la escuela, técnica del pedagogo francés Celestin Freinet, con la que los niños son capaces de investigar, estudiar y escribir e ilustrar juntos su propia revista, que intercambian con revistas de otras escuelas también confeccionadas por los alumnos. Con la imprenta en la escuela, no sólo aprenden los escolares a escribir, entre otras cosas, sino también a responsabilizarse de lo que hacen y, por trabajar en equipo, a contar con los demás, que es lo más importante que tienen que aprender y practicar los españoles.
Como artista, Ramón Acín no estuvo falto de talento e ingenio, aunque no me atrevería a calificar su arte de genial. Fue seguramente mejor maestro de dibujo que dibujante magistral, sin que por eso pueda llamársele un negado para la creación artística; al contrario, era un creador de arriba abajo, empezando desde su propia vida hasta sus ideas, pasando por sus aficiones manuales, sus hobbies y su labor en las artes plásticas. Quizá en lo que más destacó, como artista plástico, fue en la escultura. Sus estilizaciones de chapa metálica recortadas y sus famosas Pajaritas del parque, municipal de Huesca, atestiguan de sus aciertos en el arte escultórico, un arte más que simple y sencillo humilde, como lo califica Antonio Saura. No me resisto al impulso de transcribir aquí unas líneas de este gran pintor, también oscense, a propósito de esas Pajaritas:
«En realidad, he conocido a Ramón Acín por amor a una escultura. Esta escultura se convirtió en fetiche infantil, símbolo del perdido jardín de las delicias; icono fijado para siempre en la fervorosa nostalgia, resumidor, incluso, del sensual vuelco de la mirada. Desde mi infancia, este monumento ha permanecido en la memoria como un símbolo de mi ciudad natal, como un espacio feliz y central cuyo recuerdo se impregnó más tarde, en el conocimiento de la historia, de un contenido trágico.»[i]

[i] Antonio Saura, “Las Pajaritas de Ramón Acín”, pág. 63, en Ramón Acín 1888-1936, Manuel García Guatas (dir.), Huesca-Zaragoza, Diputaciones Provinciales, 1988.
MARILYN POR LASZLO WILLINGER
Laszlo Willinger (Budapest, 1909-1989) fue ante todo un gran fotógrafo de las actrices de Hollywood. Algunos lo definen como el mejor fotógrafo de Vivien Leigh o uno de los mejores de Marilyn. Voy a colgar aquí una selección de sus retratos de la actriz de ‘Niágara’ o ‘Con faldas y a lo loco’.
FRANCISCO CARRASQUER: POEMAS
[El escritor y editor Manuel Rico, responsable de las ediciones de poesía de Bartleby, ha tenido un elegante detalle: me envía, nos envía a todos, tres poemas del libro ‘Baladas del alba bala’ de Francisco Carrsquer, que publicó Bartleby, la editorial de Pepo Paz, en 2001 y que antes habían aparecido en La isla de los ratones. El grabado corresponde a Marcos, hijo de Francisco Carrasquer (1915-2012). Las foto, salvo el retrato de Carrasquer, son de Izis y las he tomado de la web viejas-fotos.blogspot.com]
TRES PRIMEROS POEMAS
DE “BALADAS DEL ALBA BALA”
DE FRANCISCO CARRASQUER
(Bartleby, 2001)
I
Frío puro del alba.
Entre el impuro frío de la noche
y el diurno calor del corazón
hay un filo de hora
que corta en dos la lente de razón:
medio disco de Dios, medio del hombre.
Medios discos no ruedan.
O son cálices, o lámparas, o barcas;
o son cuernos, o son hachas, o son balas.
Todo es posible en el alba:
esa hora del blanco frío,
en que el sonrojo aún no asalta
y se ha retirado el luto.
El fofo algodón del alba
embebe el cruento escándalo,
languidece el ojo horrible
y ensordece los disparos.
Parece hora de sonámbulos
y es la hora en que más despiertos
se crispan los sentenciados.
Luego, les llega el dormir
con los trigales por manta
y una amapola en los labios.
Los aullidos de Caín
los despiertan de alba en alba.
II
Millares de pies desbotados
se acercaban por los corredores
y se calzaban para dar el puntapié
a las pesadas puertas descorrido el cerrojo
millares de manos impacientes
por agarrar el manojo de alambres
tensados por el miedo
y galvanizados por la rabia
millares de alambres esperando el corte
de la tenaza que va a apretar el alba
no más voz ni temblores
la mano del alba y su tenaza
un insípido vaho en la bocaza
un olor nauseabundo en los calzones
una siniestra gota irónica de semen
un crujido de tablas
un chasquido de botas
un clic de algún resorte
un saco que se aplasta sordamente
y un choque seco de una calabaza
y con los alambres
sueltos van a hacer nido las garzas
y todos los pajarillos
se ponen a alborotar
contra las máscaras que andan
hacia el día hacia la luz
que les va a volver la cara.
III
Saldrá el sol
y será demasiado tarde
porque habrá pasado ya
el cuarto de hora secante
que enjugará la tinta
y copiará la palabra del revés
y para leerla
habrá que echarse boca arriba
a menos que no se tenga un cuerpo
duro frío y bruñido
contra un alma de azogue
saldrá el sol
y será demasiado tarde
porque la luna ya se habrá fundido
como un helado de nata en esa mano
del asesino que habrá ya blanqueado
el escenario la cruz y los sepulcros
saldrá el sol
y será demasiado tarde
porque su heraldo pálido
lo habrá pasado ya a cuchillo
y en todo el horizonte chorreando
se habrán perdido ya sus huellas dactilares
y el inspector y el juez dormidos.
RETRATO DE KASE-O

BLASCO & MORENO: UN PROYECTO NARRATIVO
Miguel Ángel Blasco y Javier Moreno trabajan en Aragón Televisión y realizan un curioso proyecto fotográfico que pertenece a lo que podría llamarse narración fotográfica o reportaje narrativo. Eligen a músicos, sobre todo, y los sacan de contexto: los ponen en relación con jugadores de petanca, en el caso de Kase-O, o con peluqueros como Jesús, en caso de Rapsusklei. He aquí dos fotos de esta aventura... La obra se titula ‘6x4 Portrait’.
ARRABAL CUMPLÍA AYER 80 AÑOS

FERNANDO ARRABAL CUMPLIÓ AYER 80
Raúl Herrero, que ha publicado una docena de textos del dramaturgo, le dedica un monográfico de 500 páginas con la participación de escritores como Kundera, Ionesco o Beckett, y numerosos artistas.
Tal día como hoy [ayer], el 11 de agosto de 1932, nacía en Melilla, hace 80 años, el escritor Fernando Arrabal. El editor Raúl Herrero, responsable del sello aragonés Libros del Innombrable, se cruzó con él en Zaragoza en 1994 con motivo de un especial que le dedicaba una modesta revista, ‘El pelo de la rana’, de la que uno de los grandes animadores era otro escritor y artista como Antonio Fernández Molina. Desde entonces Arrabal, AFM y Herrero coincidieron en Zaragoza en varias ocasiones y también en otras ciudades.
Pasados algunos años, Libros del Innombrable adoptaría a Arrabal como su autor fetiche: empezó publicándole en 2003 la novela ‘La matarife en el invernadero’, con prólogo de Milan Kundera, y a lo largo de una década ha dado a la imprenta una docena de textos del dramaturgo: alguno tan significativo como ‘Diccionario pánico’, relativo al movimiento dramático que formó con Alejandro Jodorowsky y Topor; su novela sobre la desaparición de su padre, ‘Baal Babilonia’, que dio lugar a la película ‘Viva la muerte’, con Nuria Espert, o ‘El cementario de los automóviles’, que recibió el Premio Nacional de Teatro.
Y ahora, coincidiendo con esta celebración, Raúl Herrero publica ‘Arrabal 80’. Dice: “En ese libro he reunido una serie de artículos y estudios en torno a la figura de Arrabal junto a poemas, piezas teatrales y diversos artefactos que pretenden rendir tributo al escritor melillense. Por un lado, incluye una pequeña antología de textos ya publicados en diversos medios, al tiempo que agrupa un abundante número de trabajos y creaciones inéditas. El volumen incluye cuarenta y cuatro páginas en color con obras de arte dedicadas a Arrabal, pero también hay una entrevista inédita con Arrabal y otra con su mujer Luce Moreau; además, se incorporan cuatro piezas teatrales completas o el artículo por el que Arrabal recibió el premio ‘Mariano de Cavia’ en 1998”.
Fernando Arrabal colabora con muchos artistas, les encarga obras, retratos, estampas vinculadas a su mundo. Durante años uno de sus pintores fue otro aragonés, de filiación surrealista: Fernando SM Félez (Zaragoza, 1930). El artista ha confesado: “He hecho quince o dieciséis cuadros de Arrabal. Son siempre cuadros de encargo que él me pide y protagoniza. Le gustaba mucho desafiarme. Lo he pintado en ‘la santa cena’ con personajes célebres del siglo XX, vinculado a ‘El gran teatro del mundo’ de Calderón, lo he pintado como director de cine, con los simbolistas…”
La personalidad de Arrabal ha seducido a grandes escritores como Samuel Beckett, Milan Kundera, Eugene Ionesco, Juan Goytisolo, Camilo José Cela, Michel Houellebecq o Vicente Aleixandre. O al director Milos Forman, “fascinado con su película ‘Viva la muerte’”. Eso se recoge, en buena parte, en el volumen. Kundera dijo: “Arrabal no se parece a nadie y el grado de su singularidad alcanza el límite de lo concebible. Él es el último superviviente de lo que yo llamaría surrealismo hispanocéntrico, surgido de una muy vieja locura barroca, surrealismo cervantino, sombrío y cruel, surrealismo ritual empapado de liturgia que se presenta en él bajo una decena de rostros (liturgias pornográficas, metafísica, retórica, zoológica, etc)”.
Raúl Herrero explica las claves de la obra y la vida de Arrabal: “De entrada, su obra supone toda una aventura donde las matemáticas, las vanguardias, la física, la historia, los sueños, el teatro y los grandes temas clásicos, desde al amor a la muerte, se dan cita. Ha conseguido transformar su vida en una obra de arte”, dice el compilador, y pone un ejemplo: “La desaparición y condena de su padre por no sumarse a la rebelión militar de 1936 en España la utiliza para referirse a todos los vencidos de guerras, para escribir sobre Cervantes o Tito Livio, y concluir que su padre fue un santo pagano, título al que él durante mucho tiempo dijo aspirar”. En Arrabal se da a menudo un coqueteo con el misticismo como se veía en su novela ‘La torre herida por el rayo’, que ganó el Premio Nadal en 1982.
Hay otros elementos que le atraen mucho al escritor y editor zaragozano que acaba de trasladarse a vivir a Valladolid: Arrabal ha sido beligerante con “todos los autoritarismos. No le importa si lo que dice y escribe se encuentra entre lo políticamente correcto sino que se mantiene fiel a su criterio”. La mujer del escritor, Luce Moreau, suele repetir que Arrabal nunca pretende “hacer leña del árbol caído y que suele atacar a los gigantes cuando todavía están en plenas facultades”. Apostilla Herrero: “Conviene no olvidar que fue el único escritor español que escribió una ‘Carta a Franco’ en vida del dictador”.
No todos reconocen la obra de Fernando Arrabal. Tiene algo de escritor-espectáculo, de showman, capaz de presentarse ebrio en un programa de Sánchez-Dragó, presente también en el volumen. “Su obra, constantemente reeditada y representada en todo el mundo, se encuentra en primera línea. Algunos le niegan esta importancia por cuestiones no literarias sino de otro tipo –agrega Herrero-. Creo que Arrabal es un poeta que se mueve en distintos géneros. Como dijo Camilo José Cela: ‘Fernando Arrabal posee el incalculable tesoro de tener voz propia’”. En Aragón fue uno de los autores más representados durante años por el Teatro Estable de Mariano Carineña.
FICHA
Arrabal 80. Coordinación y selección de Raúl Herrero. Autores: Fernando Arrabal, Milan Kundera, Samuel Beckett, Michel Houellebecq, Juan Goytisolo, etc. Contiene una entrevista inédita con Arrabal. Con ilustraciones a color. Libros del Innombrable. Zaragoza, 2012. 536 páginas.
PRESENCIA ARAGONESA
Además de los nombres ya citados, el editor ha dado cabida a autores aragoneses que ofrecen su visión de Arrabal. Además de Fernández Molina, figuran poetas como Mariano Esquillor, Enrique Villagrasa, José Antonio Conde, Jesús Soria; escritores y profesores como Javier Barreiro y Pablo Lorente; el escritor y director de teatro Ángel Alonso; el crítico de arte Manuel Pérez-Lizano; y pensadores como Andrés Ortiz-Osés. Entre los artistas plásticos figuran Paco Rallo, Juan Luis Borra y Ángela Ibáñez.
*la foto es de Javier Blasco de Heraldo de Aragón.
ELEANOR HOLM: LA SIRENA EBRIA QUE ENAMORÓ A HITLER
Londres 2012 es especialmente suspicaz con los comentarios de los atletas. Por algunos de sus ‘tuits’ se han ido a casa el futbolista suizo Michel Morganella o la triplista griega Paraskevi Papahristou; otros, como la vallista Lolo Jones, han levantado alguna que otra polvareda. No han podido participar el maratoniano portugués Ornelas Helder o el húngaro Zoltan Kovago, entre otros, por doping. En distinto lugar está Ángel Mullera: España no quiere que corra en 3.000 vallas y las autoridades internacionales exigen que lo haga. No es la primera vez, mucho antes de la era twitter, que un atleta resulta expulsado de los Juegos Olímpicos. Una de los casos más famosos sucedió hace más de 75 años con la nadadora y campeona olímpica Eleanor Holm (1913-2004), de una belleza irresistible. Ricardo Márquez C. la define así en su libro ‘Olímpicos’ (Debate, 2012): “Sonríe la nadadora de labios carnosos y dorada cabellera. Sus ojos son hermosos y de mirada altiva. La tela suave y adherente de su largo vestido acentúa su figura estilizada y sensual”.
Su padre era el jefe de los bomberos de Nueva York, y cerca de su casa había una piscina. Allí empezó a practicar y pronto demostró su talento; en 1928 ya fue seleccionada para Amberes en la prueba de 100 metros espalda. Quedó en quinta posición. Cuatro años después fue a Los Ángeles 1932 y ganó la medalla de oro ante la británica Joyce Cooper y la austriaca Bonny Mealing; la que iba a ser su gran adversaria, María Braun, recibió una picadura de insecto durante las pruebas masculinas y quedó fuera de combate. ¡No es broma!
Una mujer así no pasaba inadvertida: era hermosa, poseía desparpajo, fotogenia y ganas de vivir. Y un punto de rebeldía y de insolencia. Los estudios de cine, a través de Warner Brothers, la tentaron y ella se dejó arrastrar: tomó lecciones de interpretación con mucha gente famosa, como Jacqueline Dillon, Carole Lombard, Edward G. Robinson o con el director Mervin Le Roy. Carecía de expresividad escénica y le ofrecieron encarnar papeles de nadadora, pero ella rehusó. No quería convertirse en profesional de la natación porque que tenía un anhelo: repetir medalla en Berlín 1936. En 1933 se casó con el músico Art Jarret, que tenía una banda propia que tocaba en los night club. Eleanor y Art cantaban a dúo, ella llevaba un bañador blanco y, con su aspecto y sus movimientos rítmicos y sensuales, provocaba suspiros en todas las mesas.
En 1936, como era de esperar, la seleccionan para defender su medalla olímpica. Llevaba siete años imbatida y ostentaba dos récords del mundo. Su belleza llamaba la atención. Subió con sus compañeros de expedición al buque Manhattan, y allí se encontró con un ambiente mundano: participó en las fiestas de la tripulación y de los periodistas. Dos noches al menos, acabó ebria, tan borracha que rozó el coma etílico. Su entrenadora advirtió a los médicos y estos, alarmados, a Avery Brungade, presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos. La expulsaron en medio del estupor general. Ella les recordó que “soy joven, blanca y tengo 22 años” y les advirtió que se lamentarían si perdían la medalla de oro. Los compañeros hicieron piña, firmaron un manifiesto, etc., pero no hubo nada que hacer. Años después, Eleanor diría que Avery Brundage, próximo al movimiento nazi norteamericano (el mismo que excluyó a un atleta judío de correr, en vez de Jesse Owens, el relevo 4x100), le había cerrado las puertas. La odiaba porque no había aceptado sus propuestas sexuales.
Estados Unidos no ganó. Pero Eleanor Holm tuvo algunas oportunidades para vengarse: un periódico la contrató para escribir una columna cada día y se sentaba muy cerca de las autoridades nazis. Fue requerida, según sus palabras, por Hermann Goering, por Joseph Goebbels y por Adolfo Hitler, que la invitó a pasar un fin de semana en su casa de campo. Avery Brundage la miraba con los ojos inyectados de odio.
En 1939 se separó de su marido y se comprometió con el empresario Billy Rose. Y no solo eso: volvería a cantar, volverían a llamarla del cine, grabaría cuatro películas o series sobre Tarzán, aunque al fin solo se estrenaría sin éxito ‘La venganza de Tarzán’ con el campeón olímpico de decathlon, Glenn Morris. Algunos años después, se separó de Billy Rose, y fue tan ajetreado el proceso que divorcio que fue bautizado como “la guerra de los Rose”. Murió en 2004, con noventa años.
*De la serie 'Cantera de campeones' que ha ido apareciendo durante las Olimpiadas en 'Heraldo de Aragón'.
PHELPS O EL TIBURÓN 22
¿De qué están hechos algunos deportistas? ¿De carne y de músculos, de algo invisible y abstracto que va más allá del cerebro, de la piel y de los tendones? ¿Estarán construidos de quimeras, de sacrificios, de una aleación especial que les hace ser más resistentes, de una energía casi oceánica? ¿Existirá una fuerza enigmática, un ciclón de sueños que se inyecta en el cuerpo y en él ánimo en algún instante de la infancia? ¿Cómo se explican la obstinación y la furia de Paavo Nurmi, capaz de correr montañas, desiertos y valles con varios kilos a la espalda durante horas? ¿Cuál era el secreto de la rabia y la agonía de Emil Zatópek, aquel extraterrestre de Kopřivnice que ganó los 5.000, los 10.000 y la maratón como si nada o como si estuviese a punto de morir? ¿Quién le concedió a Carl Lewis el don de volar, el atributo de acelerar más rápido que el viento en medio de la multitud? ¿Dónde se estudia la elasticidad que dibujaban en cada uno de sus movimientos Nadia Comaneci o Vitaly Scherbo o aquella Larisa Latynina que ha resucitado en la niebla del tiempo con la belleza de la garza y la acrobacia sonámbula de la culebra?
¿Cómo podríamos definir a Michael Phelps? Le han llamado “el tiburón de Baltimore”, pero también podría ser el tornado o el tritón de la piscina, o un animal del bestiario fantástico que es tiburón, sí, y pez espada y albatros y delfín a la vez. Y que es, ante todo, un prodigioso nadador. Fuerte, tenaz, un amasijo de talento, de clase y de determinación, la apología de la belleza hecha brazada, proeza continua y deslizamiento de músicas y espumas.
Hijo de policía y de una maestra que se separaron en 1994, desde muy pronto se aficionó a la natación, apoyado por sus dos hermanas mayores. Era hiperactivo y presentaba falta de concentración; para no crear desbarajustes en la casa, lo ideal era que se agotase. Sus hermanas le aconsejaron que probase con el agua: lo hizo con siete años, y desde entonces no paró. Se convirtió en una auténtica máquina y pronto aprendió a marcarse metas. A desafiarse a sí mismo. Ya en Sidney 2000, recién cumplidos los quince años, iba a reclamar atención sobre él: obtuvo un quinto puesto. En Atenas 2004 se presentó dispuesto a superar el récord de Mark Spitz: las siete medallas de oro que logró en Múnich 1972. Estuvo a punto de lograrlo. En Phelps algo había sobrehumano. Cosechó seis oros y dos bronces.
Ese año tuvo uno de sus primeros disgustos: a finales de año, Michael fue arrestado por conducir ebrio. Se declaró culpable y lo condenaron a realizar una especie de servicio social durante año y medio, pagó una pequeña multa y hubo de efectuar una gira por colegios con la misión de disuadir a los jóvenes sobre los usos del alcohol, del tabaco y otras drogas. Volvería a pasarle algo semejante en 2009: se fotografiaría con una pipa de marihuana. Nueva polémica, pero entonces ya era rico y famoso, y un mito.
El gigante de la piscina resucitó el viejo afán: intentó superar a Mark Spitz. Ahora sí. Había madurado: tenía 23 años. Era su momento. Y en Pekín 2008 logró lo que parecía imposible: ocho medallas de oro. Algunas ‘in extremis’, desde luego, como su batalla ante Milorad Cavic (por cierto, le ha vuelto a ganar en Londres), y tras tomar una decisión insólita: se entintó las gafas de oscuro, algo que ha hecho en los últimos años y, por supuesto, en Londres, donde ha logrado lo que parecía imposible: empezó mal ante su odiado amigo Ryan Lochte, pero poco a poco ha ido recuperando su fuelle, su clase, su confianza.
Se ha despedido a la grande: con cuatro medallas de oro (4 x 100 y 4 x 200 libres; 100 mariposa y 200 estilos), dos de plata (4 x 100 libres y 200 mariposa) y una amplia sonrisa de felicidad mientras apoyaba la mano sobre el corazón. Ha superado el récord de Larisa Latinina (ella tenía dieciocho medallas, nueve de oro) y se ha convertido en el mejor atleta de las Olimpiadas de todos los tiempos. No es fácil definir a un nadador así: se enfrentó siempre a los mejores y sus victorias han tenido algo más que la tiranía de los campeones incontestables; han tenido una conexión mágica con el triunfo y con los dioses secretos del deporte, básicamente porque ha ganado lo posible y lo imposible. Siempre aspiró a la prueba perfecta. Quizá porque ya no se siente con fuerzas suficientes ha decidido irse: en su adiós le brillaban los ojos húmedos de emoción.
*De la serie 'Cantera de campeones' que ha aparecido en Heraldo durante las Olimpiadas.
CARRASQUER Y LA BICICLETA
LA BICICLETA DE COSTA, ACÍN Y CARRASQUER
A lomos de la bicicleta, bajo la ola de calor, me he acordado de algunos oscenses ilustres en estos días de San Lorenzo. Primero de Joaquín Costa, que descubrió el velocípedo en la Exposición de París de 1867, lo dibujó en un papel de fumar y lo mandó a sus amigos de Huesca; los hermanos Mariano, José y Nicomedes Catalán hicieron el primer prototipo del que se tiene noticia en Aragón y se probó, a los pocos días, en un viaje de ida y vuelta entre Huesca y Zaragoza. Otro enamorado de los pedales fue Ramón Acín, el escultor, el profesor de dibujo, el pintor, el anarquista y la conciencia social del Alto Aragón. Acín se pintó a sí mismo en bici en 1906 una mañana en dirección al aula: avanza por un sendero del campo con un gesto de felicidad, como quien habla, de tú a tú, con el sol imponente que le sale al paso. Acín, al que algunos han llamado el ‘Lorca aragonés’ aunque no escribiese versos, mereció varios artículos de Francisco Carrasquer Launed (1915-2012), el ensayista, el poeta, el traductor, el novelista accidental que mereció en 2006 el Premio de las Letras Aragonesas. Carrasquer pasó más de treinta años en Holanda, pegado a la radio y pegado a la memoria de España: habló y escribió de Gracián, de Servet, de Acín, de Aláiz y de Sender. Y de poesía. Carrasquer se despedía del mundo el martes a los 97 años. Era un aragonés entusiasta y un ciudadano del mundo que había conocido todos los horrores del siglo XX: la Guerra Civil, los campos de concentración, el nazismo, la II Guerra Mundial, el éxodo, el exilio. Volvió a casa en 1985 para pegar la hebra con el fantasma inmortal de Sender. Hoy, al repasar su trayectoria, me he preguntado: “¿Sería Carrasquer partidario de la bicicleta?”.
*Este texto apareció ayer en mi sección ‘Cuentos de domingo’ de ‘Heraldo de Aragón’.
LA SIRENA DE ALEJANDRO ALAGÓN

‘LA SIRENA DE DOS COLAS’: ALEJANDRO ALAGÓN
[Esta sirena la hizo el poeta, pintor y grabador y músico Juan Carlos Mestre]
El poeta oscense Alejandro Alagón publicará en breve su poemario épico ‘El viejo lamento de la Campana de Huesca’, donde incluye esta composición, inspirada en la sirena que apareció en el artesonado del Palacio de Villahermosa. Alejandro ha ganado recientemente dos premios literarios: el Mario Ángel Marrodán de Portugalete con ‘Conversaciones con Ibrahim’ y el premio Acordes, de Espiel, Córdoba, con ‘Horas serias’.
SIRENA DE DOS COLAS
(ARTESONADO MUDÉJAR DEL PALACIO
DE VILLAHERMOSA. HUESCA)
Una sirena vive en el artesonado
mudéjar, en la altura más honda. Allí esperó
escondida el deshielo de un techo de escayola,
que guardó su secreto durante varios siglos,
durante seis centurias, surcando los periodos
de caos, de saqueos, de un tiempo a la deriva.
Cuando los albañiles removían el viejo
costillar del palacio y la luz bautizó
de nuevo los colores, decenas de figuras
despertaron. Se oyeron galopes de caballos,
zureos y graznidos, cornetas, sacabuches,
liras, céfiros, musas, duendes, hadas, salterios.
La sirena de dos colas deslumbró a los presentes
con su cuerpo de escamas. Parecía entonar
un canto legendario, un himno que atrapaba
la atención de otros seres, por la belleza y gran
sencillez de su música. Pocos se percataban
del riesgo, del peligro. Muchos cayeron víctimas
de su hechizo mortal, al igual que los nobles
sufrieron la atracción fatal por la campana
y dejaron sus almas perdidas en un pozo.
NACE EL ESPACIO HUECHA EN ALBERITE: LO ABRE MIGUEL ÁNGEL DOMÍNGUEZ
[El artista Miguel Ángel Domínguez inaugura mañana, en Alberite de San Juan, una nueva sala de exposiciones que quiere ser, ante todo, un espacio alternativo y plural: Huecha. Se abre con una muestra suya, de la que escribe aquí Marta Domínguez, profesora y escritora con residencia en Sevilla.]
RITUAL Y MAGIA. 15 de agosto de 2012.
Marta Domínguez Alonso
Al entrar en el espacio Huecha, la visión de la muestra que ofrece su fundador, el artista Miguel Ángel Domínguez (1955) nos conmociona. La obra allí presente continúa la línea de trabajo del artista.
Domínguez como una suerte de hechicero establece un diálogo con objetos que son reliquias, desposeídos de su función primigenia, y con nosotros como espectadores en una suerte de ritual que ahonda en el sentido último de las cosas en su relación con lo absoluto que el artista pretende asir como una labor siempre perpetua e inaprehensible.
Ritual que otorga nuevos significados a objetos manidos por el tiempo, inusuales o en desuso. Naturalezas muertas, esqueletos, utensilios de labranza que sirvieron un día en un entorno agreste y que hoy son renombrados en un proceso creacional, que dejan de tener por tanto un valor de realidad cotidiana para sugerir oscuras relaciones de signficados. Así una bombilla vislumbrada en la distancia, una vela que conforma un claroscuro, una parrilla que encarcela el esqueleto de una rata, elementos naturales vedados que apuntan directamente a nuestra conciencia y nos invitan a una reflexión intimista con nosotros mismos mientras traslucen la fuerza del genio creador.
La música que envuelve la sala solo puede ser minimalista porque de este modo establece un pulso acompasado con los materiales precarios, naturales que emplea Domínguez.
El artista aragonés pretende con esta exposición arrojar un halo de luz hacia las concepciones artísticas de los años 70, la corriente Arte Povera, arte “precario” cuyo marbete acuñó el crítico Germano Celant, en tanto en cuanto sus materiales son humildes y cercanos: haces de leña, hojarascas, tierra, entre otros. Jannis Kounellis, Mario Merzo o Bruce Nauman representantes de esta corriente son fuentes necesarias de Miguel Ángel Domínguez, sin olvidar las huellas de Joseph Beuys, sus evocaciones maníacas, su identidad chamánica. Este autor es referente indiscutible en el sombolismo moderno e incluso “mágico” que hunde sus raíces en el “arte informal” variante del expresionismo abstracto, tal y como nos recuerda Sandro Bocola. Trayendo a colación a Beuys no podemos obviar el sentido simbólico de los animales muertos, y de los materiales acumulados que poseen “un sentido profundo” e inquietan “terapéuticamente al espectador”, mediante un proceso de sanación a través del arte.
Las cruces, separadas de su codificación religiosa e integradas en el canon artístico, recuerdan que “todo arte abarca símbolos propiamente dichos, colectivamente vinculantes y establecidos por la tradición” pero su configuración “va más allá y no se agotan conceptualmente”. La cruz, como decimos, trasciende su sentido sacro y establece un eje de coordenadas, una escisión simbólica también empleada reiteradamente por Antoni Tàpies, artista no figurativo de posguerra, del mismo modo que reiterada es en Miguel Ángel Domínguez, quien se ha empapado de todos estos artistas.
Objetos, ritual, música, sacrificio en última instancia en consonancia con un último elemento más, el enclave que recibe el embrujo del Moncayo y sus pueblos, donde siempre permanecerán probablemente estas obras impregnadas de las almas de los muertos.
ALFREDO LONGARES: ADIÓS AL CANTO
Alfredo Longares: el jotero
que pudo ser el nuevo Oto
Ha sido esta una semana de demasiados muertos que muchos sentíamos cercanos: el historiador Robert Hughes, estudioso del arte y de la obra de Goya; la cantante Chavela Vargas; el escritor Francisco Carrasquer Launed y el cantante Alfredo Longares (1952-2012), que se fue demasiado joven y de manera inesperada. Alfredo Longares era esencialmente jotero, jotero de rasmia, de excelente voz, y era cantante lírico; cuando menos intentó serlo con pasión, estudió para ello y ese fue, durante años, uno de sus grandes sueños.
Aunque donde tiene un lugar, sin duda, es el universo de la jota. Como han recordado distintos expertos, Fernando Solsona, entre ellos, Longares empezó a dedicarse a la jota a los veintisiete años. Sus primeros profesores fueron Antonio Royo ‘el Platero’ y María Pilar Lasheras, una de las grandes maestras de la jota desde la Escuela Oficial de Folclore. Alfredo reclamó la atención de sus profesores y del universo de la música popular por la potencia de su voz, la confianza que tenía en sus registros y por su audacia: aprendió numerosos estilos, era capaz de resolver con absoluta maestría ‘La fiera’, como ha recordado el experto José Luis Melero, y se labró fama en la jota de ronda.
El éxito le llegó de inmediato: Jesús Gracia Tenas, el maestro de Lécera que buscaba siempre la perfección y la raíz, elogió sus virtudes y lo llamó para su grupo Ronda Aragonesa. Y no solo eso: lo mimó como se mima a un alumno especial. Y tan especial cabría decir porque en el Certamen Oficial de Jota consiguió, en 1981, el primer premio y en 1986 el premio extraordinario. Repetiría triunfos semejantes en el Concurso Demetrio Galán Bergua: fue primero en 1981 y primero de profesionales en 1983.
Sin dejar la jota nunca, le vino otra idea por la cabeza: alguien le aconsejó que con esa tesitura de voz quizá pudiera hacer una carrera de canto lírico, y lo intentó en Madrid merced a una beca de la Diputación Provincial de Zaragoza. En cierto modo, esa decisión amortiguó su dedicación a la jota, aunque jamás la dejó. En muchos lugares, en numerosos conciertos, alternó el canto lírico y la jota. Luis Felipe Alegre, director de El Silbo Vulnerado, recuerda que fue concejal de su pueblo, Calatorao, y define así sus inquietudes: “Desde el ayuntamiento, que presidía su compañero Eduardo Aguirre, trabajó por la creación de la escuela de música, la escuela de jota, la banda de música... Compartíamos puntos de vista políticos y gustos musicales, pues Alfredo tenía un gran abanico de intereses, desde la música clásica a Carlos Cano. No regateaba las actuaciones en escenarios frágiles y en circunstancias difíciles, con sus colegas de pulso y púa o con el pianista Miguel Sesma”.
El gran estudioso de la jota José Luis Melero Rivas ha escrito de él que era “mi preferido” de los años 80 por “su voz portentosa”. Añade: “Fue quien más me ha recordado (...) la voz limpia, clara y poderosa del gran José Oto. Longares, que desgraciadamente abandonó pronto la jota para tratar de dar el salto a la lírica, habría podido ser sin lugar a dudas la figura indiscutible de nuestro canto durante muchos años y su liderazgo incuestionable hubiera sido respetado por todos, pues todos reconocen, desde luego en privado y muchos también en público, que no hubo cantador como él en aquellos años”. Es difícil encontrar mejor elogio, que ratifica para HERALDO desde sus vacaciones.
La vida, por distintas razones, no fue generosa del todo con Alfredo Longares, pero por ahí sigue, grabada en discos y en los sonidos de la memoria, su voz poderosa. Y queda, en el corazón de tantos y tantos que siguieron, la huella de su campechanía.
*Retrato de Raquel Arellano, fotógrafa durante años de El Silbo Vulnerado, que falleció de un ataque al corazón, igual que Alfredo. Este texto apareció en 'Heraldo de Aragón'.
EVA HINOJOSA: UN CUENTO
[Recibo este envío / carta de la periodista y escritora Eva Hinojosa. Es un envío para Luis Alegre, Miguel Mena y yo, entre otros. Dice así: “os envío un cuento que seguro le gustaría a Félix Romeo, sobre todo por las rosquillas. Fue el ganador del concurso Fernando Lalana del Casco Histórico, el año pasado. Como el Ayuntamiento no va a editarlo, por lo visto, os lo mando con el sueño de que alguna vez pueda estar en las estanterías de la Biblioteca Félix Romeo de Lechago. Un beso a los tres, y si no os veo el día 21 (mañana) en Lechago, un par de besos por adelantado que os lleváis y este pequeño cuento. Eva”. Mañana, a las 19 horas, se inaugura la Biblioteca Félix Romeo en Lechago. Entre otros, hablarán Luis Alegre y Agustín Martín, así como el alcalde pedáneo de Lechago, la villa turolense próxima a Calamocha.] He aquí el cuento premiado de Eva Hinojosa, para todos.
La foto es de sobrezaragoza.com
EL MISTERIO DE LAS ROSQUILLAS
Por Eva HINOJOSA
¿Han visto alguna vez amanecer en el Barrio del Gancho? Pocos lugares de Zaragoza se desperezan con tanta belleza, se lo aseguro. De arriba abajo, como se viste una novia, el sol parpadea en cada azulejo de la Torre de San Pablo. Un juego de luces en Morse se desliza hacia el empedrado de la calle Predicadores y se posa en los collares de los primeros perros que sacan de paseo a sus dueños. Desde que me mudé al barrio, asisto cada mañana en primera fila a este espectáculo, casi mágico, que ilumina cada rincón de estas calles como si fuera su primer día en el mundo.
La mágica quietud se rompe también con la misma puntualidad, cada día, a la misma hora. La culpable no es otra que Doña Leonor, que levanta, no sin dificultades y unos cuantos juramentos, la persiana de su quiosco. Sin embargo, esta mañana el sol ya está en el centro del cielo y la quiosquera aún no ha aparecido. Los periódicos yacen apilados en un lateral, sin nadie que los lea. Cuando bajo a la calle poco después, descubro extrañada que el quiosco sigue cerrado; y no soy la única, otros vecinos se han acercado y comentan que nunca, en no sé cuantos años, habían madrugado más que Doña Leonor.
Uno dice saber dónde vive. Le acompaño, llegamos al portal y llamamos al timbre. Mientras esperamos, se presenta: soy el del taller de coches de la Plaza Santo Domingo, me dice. Yo, la trabajadora social, llevo solo unas semanas en el barrio, respondo. Una voz de ultratumba también responde al telefonillo. Sin duda es la señora del quiosco:
-Sí, ya voy, me he dormido, no sé que ha pasado, ya bajo, ya bajo... dice; eso y unos cuantos improperios que mejor no vamos a repetir…
Ni siquiera se ha lavado la cara, pero una vez detrás del mostrador, dueña y señora de su mundo de papel, nos confiesa su preocupación. Comenta que siempre la despierta el ladrido de un perro, el del vendedor del cupón, y esta mañana, asegura, “no ha dicho ni guau”:
-Y eso, ¡no es normal!, nos cuenta. ¡En estos periódicos leo muchas desgracias que empiezan así y luego…!
Una de las mujeres que escucha intrigada la historia le pregunta si se refiere a Juan, el del puesto del principio de la calle.
-Sí, sí, ese es, dice Leonor, y relata que cada mañana, la silla de ruedas de Juan traquetea con la tapa de un desagüe bajo su ventana, su perro ladra para evitar que la silla vuelque y ella se pone en pie como un resorte.
-Tengo el sueño muy ligero, saben,..
Sin dejarla terminar su frase, un señor junto a la puerta anuncia que el puesto de los cupones está desierto: “ni rastro del perro ni del dueño” y sugiere ir a buscarles porque sabe dónde viven.
-¡Con la de premios que ha dejado en el barrio ese Juan!, apostilla, mientras abre la expedición.
Doña Leonor se excusa por no poder acompañarnos, pero queda encargada de avisarnos si sabe algo de Juan y su perro.
Así, en vecindad, una decena de personas nos dirigimos hasta la calle Boggiero, para buscar al vendedor del cupón, deseando que se le hayan pegado las sábanas y nada más. Y tal cual resulta ser. Juan, asombrado de tanta parroquia a las puertas de su casa, nos cuenta que siempre se despierta cuando oye el trajín del panadero, que es bastante ruidoso, pero que hoy, nada de nada.
-¡Algo le ha tenido que ocurrir, nos alerta!
Esperamos a que can y dueño se unan al grupo y todos a una decidimos ir a la panadería. Sí, yo también me uno pero antes telefoneo a mi jefa, para explicarle la situación y decirle que me encuentro ante un misterio por resolver en el barrio. No hay suerte, ¡salta su contestador!
Chino, chano, chino, chano mis vecinos y yo, de los que por cierto a estas alturas ya sé nombre, calle, edad y profesión, llegamos a la panadería y ¿saben qué? Está cerrada a cal y canto, sin justificación alguna ni un cartel de esos que dicen “Este establecimiento permanecerá cerrado unos días, por fiesta familiar”.
-¡Tenemos que averiguar qué ha pasado!, exclama el mecánico.
- ¡Yo sin pan no me quedo!, le apoya una vecina enfundada en bata de guatiné y con rulos por toda la cabeza.
-¡Sin duda, el panadero es el quid de la cuestión!, informa una joven abogada de oficio.
Unos y otros llamamos con estruendo en la puerta y los escaparates de la panadería. Hasta Tomás se suma con sus ladridos. Se oye un ruido pero es en el segundo piso. Un vecino malcarado saca medio cuerpo, pero al saber la razón de nuestros golpes baja enseguida y nos acompaña a la vivienda del panadero y su familia. Por lo visto, allí solo está el obrador. Y allá que vamos casi una veintena ya de personas del barrio. Alguno bromea con qué ya podemos montar un equipo de fútbol del Gancho y entre risas y muy garbosos avanzamos por la calle de Las Armas, para saber si algo ha ocurrido con Fuencislo, que así se llama el dueño de la tahona. La señora de bata y rulos aprovecha para presentarse y me recomienda vivamente el pan de Fuencislo.
-¡El mejor de la ciudad, chica, el mejor!
Al tercer timbrazo, una voz asustada responde por la ventana del bajo derecha. Es Fuencislo en persona que al vernos y darse cuenta de lo alto que está el sol en el cielo está a punto derrumbarse en llanto:
- No me dormía así desde que era aprendiz, nos dice quejándose amargamente de su desgracia.
Poco después, más tranquilo entre harina y masa, nos ofrece las primeras magdalenas del día y, junto al calor del horno, nos explica que desde joven, su único despertador es el sonido de las campanas de San Pablo que hoy, asegura, no han sonado. Y eso, dice, “es muy raro”:
-¿No está todo hoy demasiado tranquilo?, pregunta mientras sigue amasando a velocidad del rayo…
Y ya saben cómo son los niños. A la pregunta, Dani, el benjamín del grupo, contesta inocente con otra pregunta.
-¿Mami, por qué están las tiendas cerradas? ¿Es domingo otra vez?
Tras varios segundos de silencio total, los mayores del grupo hemos respondido con un asombrado,
-¿QUÉ? (alargando mucho la “e” y levantando la voz)
¿Cómo no nos hemos dado cuenta? A esa hora del día, aún no ha abierto el estanco, ni la oficina de Correos, ni la farmacia, ni los ultramarinos… Y no, no es domingo.
De repente, nos movilizamos y empezamos a llamar a los timbres. Persianas y voces de susto se oyen por doquier. El barrio entero parecía haber quedado hipnotizado. Todos se han dormido más de la cuenta. En unos minutos, la algarabía toma las calles. Nietos y abuelos a medio vestir camino del colegio, madres persiguiendo a hijos con el almuerzo en la mano, conductores que no recuerdan dónde aparcaron su coche ayer, padres con americana de rayas, camisa a cuadros y un calcetín desparejados a la carrera por las aceras…
El revuelo general queda pronto acallado por el repiqueteo de las campanas de la Torre de San Pablo. Con brío, con prisa, se suceden todos los toques que aún no habíamos echado.
- Pero, ¿qué hora es?, pregunta la madre de Dani.
- ¡Con tanto campanazo no sé en qué hora vivo! responde el zapatero jubilado que va a la Casa de Amparo.
- Las 10 y 13 en punto, contesta una amable joven que muestra orgullosa su reloj rosa fosforito.
- Yo he contado treinta y siete tañidos, añade Juan, mientras su perro aúlla al ritmo.
Y al tañer de las campanas, los casi cien vecinos que ya somos nos dirigimos hacia aquel sonido que parece provenir del mismísimo Hamelín. Al llegar a la puerta de la Iglesia de San Pablo encontramos a más vecinos que tampoco entienden por qué doblan tanto esas campanas. Muchos aún en pijama y zapatillas, otros a medio vestir. No es el caso del señor párroco que en ese momento y de impecable sotana llega al templo pidiendo paciencia para averiguar qué pasa en la Torre.
Poco después, las campanas callan y en el umbral reaparece el cura seguido de un joven monaguillo. Este, con cara de arrepentimiento, confiesa que esta mañana se ha dormido, que lo siente, que echa de menos a Doña Emilia, su vecina, que siempre le despierta con rosquillas recién hechas pero que hoy,…
Y diciendo esto el chaval empieza a llorar a moco tendido, para continuar entrecortadamente pidiendo perdón por haber hecho sonar todas las campanadas de una vez… Sin resuello y hecho un mar de lágrimas, se excusa nuevamente ante el respetable y se brinda voluntario para seguir tocando las campanas y recuperar así el tiempo perdido. Ante tal ofrecimiento, el cura sale al quite para hablar:
-Hijo, creo que hablo en nombre de todos los presentes y que con los setenta y tres toques de campana ya es suficiente por hoy.
Sabemos que el desconsolado monaguillo responde al nombre de Marcos, porque así, a voz en grito, han empezado a llamarle desde un balcón cercano. El muchacho, como si oyera música celestial, ha salido a todo correr hacia esa llamada, que he de confesaros, parecía descender de un lugar muy por encima de las nubes.
En el edificio más alto de la cercana calle de San Blas, hemos visto como una dulce abuelita deslizaba desde el séptimo o el octavo piso un paquetito de tela, con unas cuerdas de tender anudadas varias veces. Ansioso, Marcos lo ha recogido a pie de acera. Una vez en sus manos, lo ha besado repetidamente y dirigiéndose a la venerable señora del balcón le ha dado las gracias a todo pulmón mientras saltaba como un poseso, jaleando:
-¡Es Doña Emilia! ¡Ya ha venido del hospital! ¡Doña Emilia está en casa! ¡Viva Doña Emilia!
Después, ha desaparecido en el portal del citado edificio para, suponemos, reunirse con la entrañable anciana sin más esperas y fundirse en un abrazo tamaño familiar.
A la mañana siguiente, las campanas sonaron a tiempo mientras Marcos se relamía con sus rosquillas. El panadero volvió a despertar al vendedor del cupón, cuyo perro, Tomás, ladró nuevamente bajo la ventana de Doña Leonor que, como todos los días levantó, no sin esfuerzo y algún que otro juramento, la persiana del quiosco y me vendió el periódico, en el que no aparecía noticia alguna sobre Doña Emilia y el misterio de las rosquillas.
Epílogo
No sé si les he hablado alguna vez de los atardeceres en el Barrio del Gancho. El sol se enreda en púrpuras y ocres para esconderse detrás de la Torre de San Pablo. Los pájaros vuelan bajo, adormilados, en busca de un nido cómodo, mientras los gatos lo observan todo tras lo cristales. Si alguna vez quieren verlo, les recomiendo una visita al balcón de Doña Emilia. Sin duda, las mejores vistas de la ciudad. Rosquillas aparte.
CON FÉLIX ROMEO, EN LECHAGO
Félix Romeo, visto por Ouka Leele.
HOY SE INAUGURA LA BIBLIOTECA
FÉLIX ROMEO EN LECHAGO
Luis Alegre recuerda que hoy es el gran día: se inaugura la Biblioteca Félix Romeo en Lechago, Teruel. Hoy, martes, 21 de agosto a las 19 h. se inaugura en Lechago la Biblioteca Félix Romeo. Lechago es mi pueblo y el pueblo del padre de Félix. Se me ha ocurrido dedicar un espacio de la biblioteca a cosas de Félix y de gente cercana a Félix. En ese espacio –se puede llamar ‘El rincón de Félix’- se van a colocar los libros escritos por Félix, ejemplares de revistas y suplementos con artículos suyos etc. La idea es que en ese espacio se coloquen también las obras de sus amigos: libros, revistas, suplementos, discos, cuadros, dibujos, fotos, películas. etc. dedicados por sus autores (o editores o productores o prologuistas o colaboradores) a la ‘Biblioteca Félix Romeo de Lechago’.”
A Félix le encantaba el agua, las piscinas, el mar. En mi casa le tomé hace un par de veranos esta foto.
TRECE AL SOL DE BLANCA RESANO 9

Blanca Resano (Zaragoza, 1971) es actriz, directora teatral y profesora de la Escuela de Teatro de Zaragoza. Es cofundadora del Laboratorio de Investigación Artística (LIA). Está llena de proyectos que anota en sus cuadernos.
“Una noche un hermoso caballo blanco cruzó la carretera, mirándonos”
“El verano te saca pecho. Es libertad, sin horas de vuelta”
-1. ¿Qué hace una actriz en verano?
-Pensar. Es un tiempo bueno para formular ideas, proyectar sobre papel ingenierías artísticas. Hace unos años, era el tiempo en el que más se trabajaba, haciendo bolos; hoy la cosa es diferente. Mis últimos veranos han sido un tiempo de investigación, de estudio. Del verano surgieron proyectos teatrales, que se ensayaron incluso y se dieron a luz en otoño. Proyectos de formación, que se llevaron a cabo en verano incluso, como nuestros LIA (Laboratorio de Investigación Artística).
-2. ¿Dónde veranea?
-Afortunadamente he “veraneado” donde he tenido trabajo. Las vacaciones nos las brinda forzosamente nuestro oficio y casi nunca las planeas tú. Intento escaparme al mar, a algún sitio con playa, aunque solo sean dos o tres días.
-3.¿Qué le da la playa?
Soy mujer de sol, y me da mucha energía. Noto que me pone las pilas. La playa me vuelve loca. Me gusta muchísimo. Cojo mi pareo, mi cremita, mi libro y a la tumbona, jajaja. Soy muy feliz si tengo unos días junto al mar…
-4. ¿Qué hace que no haga el resto del año?
Tomar el sol, pasear, trasnochar... Suelo ir en moto, y sí, en verano cojo la bici, es verdad. Y beber tinto de verano. Me encanta.
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
-Recuerdo muchos veranos trabajando, haciendo bolos de sitio en sitio. Si lo pienso han sido los veranos de mi vida los que me pusieron en el sitio profesionalmente en el que estoy. Trabajando mucho, muchos años, así que no te puedo hablar de un viaje maravilloso en verano. Mis viajes “bonitos” nunca han sido en verano. Algunos ejemplos: Venecia me robó el corazón, Londres me fascinó, Paris me dejó sin aliento, Grecia me presentó a mis ancestros en Epidauro y Estados Unidos tiene media vida mía, tengo a una hermana allí hace años y a mis sobrinos
-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?
Inolvidable, la infancia lo mejor, en la calle todo el día, jugando, jugando todo el tiempo. Somos cuatro hermanos y mi madre suele decir que soy de sus hijos la que más ha jugado. El verano era una libertad absoluta. Una de las cosas más importantes de mi vida son mis amigos siempre lo han sido. Los conservo desde la infancia. Y en la adolescencia, el verano sí que fue una estación de amores, como dice la canción, “amores que se van marchando como las olas del mar”, amores que se fueron marchando, ja, ja. Menos mal: ¡no tendría hueco para todos ahora!
-7. ¿Cuál es el mejor recuerdo?
Recuerdo momentos felices con gente que quiero o he querido y que con el ciclorama veraniego resultaron perfectos, irrepetibles. Momentos que no volverán, porque vendrán otros supongo. El verano siempre tiene magia: las pulsiones son más poderosas.
-8. ¿Qué tipo de lecturas realiza estos días?
Leo mucho sobre teatro. Revistas especializadas, estudios, libros específicos de dirección escénica. Estudios concretos sobre la situación del sector teatral. Biografías de actrices y directoras de escena. Siempre ando buceando en la realidad de la mujer en las artes escénicas. Me gusta ver como lo hacen otras mujeres, cómo lo han hecho en otro tiempo. Y al estudiar una cosa me lleva a otra y me lío, y cuando me doy cuenta se me han pasado las horas sin enterarme. Y leo a los clásicos constantemente, especialmente a Shakespeare. Alguna novela también. Ahora leo ‘Los amores oscuros’ de Manuel Francisco Reina, sobre García Lorca y uno de sus enamorados, Juan Ramírez de Lucas...
-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película, qué canción o qué álbum están asociados a un verano inolvidable?
Cuadernos unos cuantos, todos los veranos tienen su cuaderno, donde he anotado ideas, he escrito. Libros también hay unos cuantos; es el verano el tiempo que me ha permitido leerlos. Suelen ser espectáculos teatrales, los que asocio a veranos inolvidables, como por ejemplo ‘Medea’, en el Festival de Mérida, hace unos años con Blanca Portillo. Este año ‘La vida es sueño’ en Almagro, y ‘Hamlet’ en Madrid.
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?
Muchos, siempre ando de aquí para allá viendo teatro por todas partes. Muchos personajes, del teatro todos.
-11. ¿En qué han cambiado las vacaciones?
En que me hago mayor. En que no te vas con la maleta de bolos y regresas a finales de agosto o septiembre porque ya no se firman giras de compañías de teatro independiente de tanto tiempo como antes... En que estando ahora como están las cosas da miedo pensar en qué puede pasar en el otoño. La vida va cambiando y el verano es siempre distinto. ¿Qué pasará el próximo verano?
-12. ¿Cómo resumiría el espíritu del verano en un tuit de 140 caracteres?
Que siempre lo deseo. Que siempre espero que vuelva. Que es el mejor tiempo del año. El sol, la luz, el calor, todo me gusta. Me da energía, fuerza, positividad. Una noche de verano, como escribió Shakespeare, puede ser mágica, siempre puede ocurrir algo nuevo. Somos más divertidos todos en verano, más guapos y guapas. Es un tiempo maravilloso. Lloro cuando empieza a hacer frío y tengo que taparme los pies con los zapatos cerrados. El verano te hace hablar en la calle, llena los parques por la noche, huele a agua fresca que te moja y te da un gusto infinito. El verano te saca pecho, no te encoje de hombros y te encierra en casa. Es libertad, sin horas de vuelta. El verano es para vivirlo y disfrutar aunque sea trabajando.
-13. ¡Bueno, estos son cuatro o cinco tuits! ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a tu profesión?
Una vez en una gira con el Nuevo Teatro de Aragón por Andalucía, era muy tarde, habíamos terminado una función y debíamos marchar a otro sitio viajando de noche. Conducía la furgoneta Joaquín Murillo de Teatro Che y Moche y yo iba junto a él de copiloto. Los demás dormían. De repente, por una carretera secundaria perdida del sur, Joaquín frenó de repente, menos mal que íbamos despacio. Un hermoso caballo blanco cruzó la carretera, mirándonos. Joaquín y yo nos quedamos como tontos, contemplando la elegancia de aquel caballo blanquísimo, en mitad de una noche oscura y tranquila de verano. Solo lo vimos él y yo; los compañeros estaban tan cansados y dormidos que no se enteraron. Fue inmenso el instante. ¿Quién puso aquel caballo tan bonito a nuestro paso? Pareció un sueño. Tras una pausa, quietos en mitad de aquella carretera de segunda, sin nadie, continuamos la marcha hacia otro sitio a llevar las comedias. Eso sólo te pasa si eres “cómico”, ¿no crees?
*La segunda foto de Blanca Resano es de Gabriel Latorre.
LUIS ALEGRE: LOS AMANTES DEL JILOCA
[Este domingo, en la contra de ‘Heraldo Domingo’ Luis Alegre publicaba este artículo donde contaba la historia de la diputada María Dolores Serrano, que se fugó con el cura de Calamocha Jerónimo Carela, y abandonó a su esposo Dámaso Paricio. Ambos regentaban el restaurante Zeus. La historia, por múltiples razones, le tocó muy de cerca al cinéfilo, escritor y profesor de Lechago.]
LOS AMANTES DEL JILOCA
Por Luis ALEGRE
HACE 25 AÑOS LA FUGA DE DOS AMANTES MUY PARTICULARES
EN LA COMARCA DEL JILOCA SACUDIÓ A LA SOCIEDAD ARAGONESA
Esta madrugada han acabado las fiestas de Calamocha, el otro pueblo de mi vida. Los días siguientes a las fiestas siempre eran los más anodinos del año. Nunca pasaba nada. Pero un día pasó lo que no había pasado nunca.
Fue el domingo 23 de agosto de 1987. Lo que sucedió fue esto: María Dolores Serrano, vecina de Calamocha y diputada por el PSOE en las Cortes de Aragón, se fugó de su casa con Jerónimo Carela, párroco de Báguena, otro pueblo de la Comarca del Jiloca. Dolores, de algo más de 40 años, estaba casada con Dámaso Paricio, de algo más de 50, y ambos regentaban el Zeus, un restaurante de Calamocha. No tenían hijos. Dolores y Jerónimo, el cura, eran primos lejanos. Justo ese domingo 23, a las 12, se celebraba en Báguena la misa central de sus fiestas. Los feligreses llenaron la Iglesia pero el párroco no apareció. Uno de esos días se celebró una reunión del PSOE en Daroca y extrañó mucho que Dolores no hubiera avisado de su ausencia. Se tardó un tiempo en relacionar las dos desapariciones. El suceso fue una bomba. La exclusiva apareció en “El Día”, el diario que dirigía Plácido Díez, el gran periodista de Fuentes Claras, otro pueblo del Jiloca. Plácido conocía muy bien a Dolores.
La gente no daba crédito. La cosa tenía su aquel: un cura rural y una roja, amantes furtivos, se habían dado a la fuga. Y, encima, eran primos. Y, encima, la roja era una mujer casada. El que menos crédito daba de todos era Dámaso, el marido. Lola Campos le hizo en Calamocha una entrevista inolvidable. Dámaso pensaba que ella volvería: “20 años de matrimonio no se pueden tirar así por la borda”. Dámaso era de Villarquemado y Dolores de Huesa del Común. Habían llegado a Calamocha en los años 70. Allí montaron una pequeña tienda y luego abrieron el Pub Calamocha. Ese verano del 87 habían reconvertido el bar El Chato en el restaurante Zeus. Dámaso conocía a Jerónimo porque allí, en el Zeus, los dos primos se habían reencontrado. Pero en ningún momento Dámaso barruntó que en esa relación había gato encerrado. Luego se supo que la atracción entre Dolores y Jerónimo se remontaba a la adolescencia. Eran dos primos que se gustaban desde siempre. Eso sí que no es tan raro.
La noche del sábado 22 de agosto Dámaso, Dolores y Jerónimo coincidieron en un festejo en Calamocha. Jerónimo cantaba jotas mientras le pasaba el brazo por el hombro a Dolores. Antes de huir Dolores escribió dos cartas, una a Dámaso y la otra a una amiga. Cuando Dámaso reparó en la fuga de su mujer fue a Báguena y, dentro del coche, aguardó un buen rato delante de la casa del cura. Pero hacía horas que Dolores y Jerónimo se habían marchado en un taxi. Dolores se había ido de casa con la caja del restaurante y dejando a su marido sobrado de deudas. Poco después de saltar la liebre, los proveedores del Zeus, al ver que no podrían cobrar, entraron en el local para llevarse lo que era suyo.
Otros que andaban perplejos eran los compañeros socialistas de Dolores. Hipólito Gómez de las Roces acababa de relevar a Santiago Marraco en la presidencia de la DGA. Dolores era la única mujer en el Parlamento aragonés. El PSOE necesitaba su escaño pero el reglamento impedía disponer de él si la diputaba no renunciaba expresamente. Localizaron a Dolores por teléfono en Madrid, el primer lugar al que se dirigieron los amantes. Pero Dolores no renunció a su escaño. Luego, a Dolores y Jerónimo se les perdió la pista. El PSOE nacional indagó su paradero pero no hubo manera de dar con ellos. Formaban una pareja llamativa: Dolores, corpulenta; Jerónimo, casi todo lo contrario.
En 1989 Margarita Barbáchano dio una lección de periodismo de investigación y los encontró en Barcelona. Jerónimo trabajaba de conserje en un colegio de los Jesuitas. Dolores aceptó la entrevista de Margarita con un par de condiciones: no admitía preguntas personales y no se podía revelar su domicilio. La entrevista salió en el primer número de Diario 16 de Aragón y en ella Dolores se comprometía a devolver al PSOE el acta de diputada cuando saliera publicada. Así lo hizo. Margarita recuerda que aquel encuentro fue muy tenso: “Eran desconfiados, temerosos, reservados, estaban muy dolidos con el mundo”. En 1998 Margarita publicó “La dama rosa”, una novela que, en clave de ficción, recreaba la peripecia. A Juan Luis Galiardo le gustó tanto que proyectó una película escrita por Azcona y dirigida por García Sánchez. Fue una lástima que no saliera porque el argumento lo encerraba todo: aventura romántica, intriga, crónica de sucesos, culebrón, sainete, tragicomedia esperpéntica, thriller político, incesto, cuernos, morbazo, perdedores, las dos Españas, el clima moral de la España rural, un cura en pecado mortal y todo tipo de aristas de la condición humana.
Si hubo una familia impactada y desconcertada por este episodio esa fue la mía. Dámaso y Dolores eran muy amigos nuestros. Mi padre Alberto y mi hermano Salvador se emplearon en el pub Calamocha y mi prima Maribel y mi primo Raúl lo hicieron en el Zeus. La Nochebuena, la Navidad y la Nochevieja las celebrábamos con ellos. Una de las primeras cosas que hizo Dámaso al advertir la desaparición de Dolores fue ir a ver a Maribel y su marido Aurelio por si sabían algo. Dolores era culta, resuelta, emprendedora, arrolladora. Dámaso era un bendito. En nuestras reuniones, Dámaso tocaba el acordeón y nosotros cantábamos. Dámaso había sido el acordeonista de una orquesta que recorría las fiestas de los pueblos.
Dámaso se fue de Calamocha y, entre otros lugares, vivió en Luceni y Villanueva de Gállego. Solía trabajar de camarero. Venía a vernos de vez en cuando a Zaragoza y, cuando quería, las nochebuenas las pasaba con nosotros. Dámaso no conocía el rencor. Aún mantenía la esperanza de que Dolores volviera a su lado. Dámaso me parece, cómo no, el gran personaje de este relato.
El otro día supe que Dámaso murió hace unos años y que Dolores y Jerónimo han comprado una casa en un pueblo aragonés.
Nunca había escrito de esta historia que de forma tan intensa forma parte de mi vida. Y hoy, 25 años después, me ha apetecido brindar por Dolores y Dámaso. Como brindábamos en aquellas Navidades de Calamocha. Que fueron menos frías gracias a ellos.
LÁZARO VELA EN ALCALÁ DEL MONCAYO

Lázaro Vela Cardiel se pone su gorro pajizo o de tela y entra en el jardín. Contempla los olivos centenarios, los manzanos, los arbustos, las flores, y empieza a andar. Mira una rama y otra, contempla un nido y, de vez en cuando, como si estuviera solo en el universo con su perro parlotea con las flores o con los árboles. Todo le atrae, todo le divierte: es un jardinero, un soñador, un botánico y un hombre de acción. Le estimulan las zonas ajardinadas, los vergeles, los lagos, la espesura. Le atraen árboles muy particulares: el árbol del amor, que es uno de sus preferidos, el membrillo, la higuera, con sus olores tan densos, los melocotoneros, los cerezos. Es un artesano de lo necesario capaz de andar, con su amigo Ramón, entre doce o catorce kilómetros en el entorno del Ebro. De vez en cuando se dicen uno al otro: "Qué buena cosecha tiene este año esa higuera".
El sábado 25 de agosto, en Alcalá de Moncayo, en la IX Feria de Plantas Aromáticas y Medicinales, en la sala de exposiciones de la Ludoteca Municipal, a las 10.30 de la mañana, Lázaro presentará su exposición de hierbas y plantas, ‘Huellas del paisaje’, que hemos visto en Ibercaja Zentrum y en otros espacios: una colección de cuadros que ha ido elaborando con restos de aquí y de allá, auténticos cuadros pintados de la naturaleza. Habrá muchas más cosas: paseos en burro, otra exposición del herbario de plantas del Moncayo, visitas turísticas, charlas, cenas y queimadas populares. Lázaro Vela colgará la obra, con la ayuda del pintor Antonio Asensio, el mismo sábado.
Lázaro prepara un nuevo proyecto sobre las estaciones y las plantas.
LECHAGO CON FÉLIX ROMEO

[Ayer, en Heraldo.es, se publicó esta nota. Puede verse en
LECHAGO INAUGURÓ, CON EMOCIÓN,
LA BIBLIOTECA ‘FÉLIX ROMEO’
Antón CASTRO
Félix Romeo Pescador (Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) amaba los libros casi tanto como amaba la vida. Amaba las librerías, nuevas y de lance, amaba las bibliotecas, y convertía sus casas, ya fuera en las Fuentes, en Conde de Aranda, en Zaragoza, o en Madrid, en auténticas bibliotecas colmadas de libros, de papeles, de discos. El libro era para él un instrumento perfecto de compañía y de incitación, una de las maneras más perfectas de la felicidad. Hallaba un placer indecible en los libros de los autores que le gustaban: Wislawa Szymborska, Joan Didion, Albert Camus, Ramón José Sender, Simone Weil, Amos Oz, Orhan Pamuk, Paul Auster, Eloy Sánchez Rosillo, Miguel Labordeta, etc. Los libros fueron una de las razones de su existencia, como lo fueron el amor, la amistad, los viajes, la gastronomía, las ciudades, y muy especialmente Zaragoza.
El pasado martes 22 de agosto, uno de sus lugares predilectos, Lechago, inauguró la Biblioteca Félix Romeo y habilitó, además, un lugar especial, El Rincón de Félix, con libros, cuadros, manuscritos que le han dedicado muchos de sus amigos de Aragón y de todo el país. Miguel Mena le había firmado varios de sus libros y la pintura Jose Herrera mandó un retrato, enmarcado y a color, del escritor. El catedrático de Historia Económica Eloy Fernández Clemente regaló las estanterías de su biblioteca de Épila para el nuevo espacio. Félix había concebido, entre sus proyectos imaginarios, la Biblioteca Sumergida de Lechago, que se iría conformando con los libros arrojados al pantano.
La apertura del nuevo centro fue una auténtica fiesta. Y un homenaje cálido a Félix. Estaban sus padres Félix y Carmen, sus familiares, su compañera Lina Vila y su madre María García, muchos de sus mejores amigos: desde Luis Alegre y Pepe Melero -que dibujaron su compleja e inagotable personalidad y dijeron “que resultaba muy difícil vivir sin Félix. Ha sido recordado en Aragón, en Barcelona, en Madrid, en París, en Dublín”-, al profesor Antonio Pérez Lasheras, la activista sindical Marina Heredia, Chusé Rául y Esperanza, los editores de Xordica, donde saldrá de inmediato su libro ‘Todos los besos del mundo’, en una edición al cuidado de Eva Puyó; estuvieron la cineasta Paula Ortiz y los escritores Ismael Grasa y Rodolfo Notivol, el periodista de investigación de Antena 3 Teo Lozano, la pintora Mary Burges, los escultores Florencio de Pedro y José Azul, que han realizado piezas en su recuerdo, su entrañable amigo Bizán Ibarra, el productor televisivo José Luis Campos, el productor Raúl García Medrano, el periodista y cineasta José Antonio Vizárraga, los libreros Eva Cosculluela y Félix González, de Los Portadores de Sueños.
Estuvieron Agustín Martín, coordinador de los actos, la “decisiva” bibliotecaria de la localidad María Jesús Soriano Guallarte, que ha puesto en marcha el espacio, los alcaldes de Calamocha y de Lechago, y estuvo la población al completo en un día en que “Lechago era la capital de la cultura de Aragón y quizá del mundo”. Se presentó un nuevo título de la revista ‘El Pairón’ y Sheila Herrero recibió el premio ‘Pairón’. Fue una jornada especial, emotiva, llena de intensidad y de música. Un día para recordar.
Félix Romeo, que falleció de un ataque al corazón el siete de octubre de 2011, compareció en la memoria de todos y en la voz de su hermano Pedro, que recordó mediante un diccionario –una forma que solía utilizar el escritor a menudo en textos, presentaciones y conferencias- las cosas que le gustaron y recordó que, esencialmente, su hermano, el autor de ‘Noche de los enamorados’ o ‘Dibujos animados’, había sido un hombre de palabras. Un ciudadano de afectos que buscó en cuanto hizo la libertad y la alegría.
*En la foto, en la Biblioteca 'Félix Romeo', Luis Alegre se dirige a los vecinos y amigos. Reproduzco aquí un artículo de Félix Romeo que era una respuesta a la escritora Laura Freixas en 'Letras Libres' y que Enrique Vila-Matas ha colgado en su página web. La foto de Félix pertenece a ABC
TODOS LOS ESCRITORES DEL MUNDO SON ARAGONESES
FÉLIX ROMEO
Cosas recientes: Patxi Irurzun me dedicó una entrada de su blog, “Odio a Félix Romeo”. En el blog de Abdennur Prado, un comentarista me tachaba de islamófobo porque hablo bien en mis artículos de ABC (y no sólo allí, pero esa era la referencia) de escritores exiliados de países islámicos como Ayaan Hirsi Ali, Chahdortt Djavann o Abdela Taia que defienden la democracia y las libertades individuales... y hablo mal de algunos cínicos como Edward Said y Mohamed Darwish, ídolos del proislam en Occidente.
Quiero decir, estoy acostumbrado a la crítica y también a lo que pasa de ser crítica a ser insulto: eso va en la libertad de expresión que defiendo. Me gusta leer las críticas y los insultos. No finjo no conocerlos, como la zorra que ve verdes las uvas maduras porque no las alcanza. Prefiero la crítica y el insulto publicado al chisme de café y a la intriga secreta. Mis diferencias con otros escritores también prefiero publicarlas.
Por eso, la crítica de Laura Freixas a mi selección de libros [ver “España en 100 libros”, Letras Libres 100, y “Las que faltan”, Letras Libres 101] me gusta. O, mejor, me parece estupendo que la haga, y en la misma revista que me pidió la lista.
Aunque, claro, no la comparto y me parece delirante que basándose en ella me incluya en el club de los machistas, de los odiadores de las mujeres, de quienes marginan a las mujeres creadoras. No voy a entrar ahí. Ya he chupado mucha monserga que me hacía culpable de crímenes inimaginables: los católicos dicen que nacemos ya con el pecado original dentro.
Pero sí me gustaría rebatirle uno de sus argumentos: no sólo tres autores de mi lista eran aragoneses, sino que lo eran todos.
Buñuel, Sender, Tomeo y Martínez de Pisón nacieron en Aragón.
La madre de Berlanga era aragonesa, como la abuela de Ray Loriga y como la familia de Dolores Franco, la madre de Javier Marías, así que ahí ya tenemos tres aragoneses más: en el derecho aragonés el lugar de nacimiento no es determinante para conseguir la nacionalidad.
Homenaje a Cataluña, de Orwell, sucede casi en su integridad en Aragón, el único frente que pisó el británico. Hemingway afirmaba que vino a la guerra civil a defender “Zaragoza y la noche sobre el puente, mirando el Ebro”... y a su barca la bautizó con el nombre de Pilar, como una de sus amantes zaragozanas. Ya llevamos nueve aragoneses.
El padre de Andrés Trapiello hizo la guerra en el frente de Teruel, que le marcó para siempre, y varios de los poemas de su hijo, algunos de los mejores, hablan de ese asunto. Uno de los pintores preferidos de Thomas Bernhard, y del que escribió muy a menudo, es Goya, que también tuvo la ocurrencia de nacer en Fuendetodos, aunque murió en el exilio, en Burdeos, y su cabeza se ha perdido. Juan Ramón Jiménez estuvo varias veces en Aragón, en sus balnearios y sanatorios, y se conocen muy bien las aventuras que tuvo con las monjas que le asistían... lo cuenta largamente Ignacio Prat en su ensayo El muchacho despatriado. Gómez de la Serna escribió una biografía sobre Goya, dio una conferencia en Huesca (invitado por el escultor Ramón Acín, que produjo Las Hurdes, el documental de Buñuel, y a quien fusilaron en la guerra los sublevados junto a su mujer, la pianista Concha Monrás), y prologó un libro de Tomás Seral y Casas. El principal propagandista de Menéndez Pelayo fue Miguel Artigas, turolense: director de su biblioteca en Santander, creador de la Sociedad Menéndez Pelayo y de los cursos de verano para extranjeros, exégeta y biógrafo.
Tenemos ya en el saco a catorce aragoneses, que harían un soneto.
Roberto Bolaño ambientó algunos relatos en Zaragoza... incluso en la cárcel de Zaragoza, donde yo pasé un año y medio.
(Y sin quererlo, y paradójicamente, he llegado a una cuestión de género. Por ser varón tenía la obligación, que no tenían las mujeres, de cumplir el servicio militar. Por negarme a cumplirlo y defender mi libertad, estuve encarcelado.)
Chaves Nogales tenía una hija que se llamaba Pilar, nombre por excelencia de las mujeres aragonesas de antaño, y ganó el premio Mariano de Cavia, que había nacido en Zaragoza, muy cerca del Pilar, por cierto.
Carmen Martín Gaite, Fernando Savater, Enrique Vila-Matas y Javier Cercas son indudablemente aragoneses, porque con ella y ellos he estado varias veces en Zaragoza, capital de Aragón desde hace un año y pico (y esto es cierto: el Estatuto de Autonomía ha reconocido la capitalidad de Zaragoza sólo en su última reforma). Como lo era Ignacio Aldecoa, amigo de Miguel Labordeta y al que visitó en más de una ocasión... Por cierto, Miguel Labordeta vivía muy cerca de donde había vivido el escritor cubano José Martí, que perdió su virginidad en Zaragoza, como escribe en un poema de Versos sencillos.
Si no me equivoco contando ya voy por los veintiún aragoneses.
José Ortega y Gasset escribió un ensayo entero sobre Goya, que escribió en una carta que Zaragoza era su patria. Valle Inclán escribió largo sobre el carlista Cabrera, el Tigre del Maestrazgo, y en Luces de Bohemia tuvo la ocurrencia de poner un camarero de Huesca... También hizo un prólogo a un libro de Sender, pero se trata de un apócrifo. Josep Pla tenía a Goya, como declaró a Joaquín Soler Serrano en su entrevista televisiva, entre sus cuatro pintores preferidos.
Y Vargas Llosa tuvo una casa en Calaceite, Teruel. ~
GREGORIO VILLARIG: ARTE DE PINTAR

GREGORIO VILLARIG: COLOR, FULGOR Y BODEGÓN
Gregorio Villarig es un inspirado pintor, apasionado por el color y sus fulgores. Sus brillos. Sus matices. Su capacidad de atracción. Ha pintado abstracción, se ha acercado al bestiario fabulosos, a los reflejos del agua, al mundo del Canal. Y por supuesto dos de sus predilecciones son el bodegón, en el arte, y la montaña, vinculada al alpinismo y a la escalada. He aquí un cuadro donde mezcla el bodegón, los colores, la sutileza absoluta y la fuerza majestuosa de la montaña.
TRES ESCULTORES EN CRIVILLÉN

TRES ESCULTORES EN CRIVILLÉN
Fernando Navarro, Arturo Gómez y Esperanza Velásquez
En el Museo Pablo Serrano de Crivillén se celebra ‘Encuentro de escultores’, en el que participan tres artistas: Fernando Navarro, Arturo Gómez y Esperanza Velásquez; estos dos suelen presentar su trabajo a dúo desde hace una década.
Fernando Navarro, nacido en Andorra, es ante todo escultor, de volúmenes puros, de formas esenciales, de sólido bagaje, de incuestionable profesionalidad. Pero tal y como muestra en esta exposición, y en otras que ha realizado a lo largo de la Comunidad de Aragón, también ha trabajado en otros registros: la fotografía, los fotocollages y los collages surrealistas, que conviven con su pasión por la escultura.
El tándem Velásquez–Gómez lleva una década de recorrido artístico, y forman una pareja creativa que posee coherencia y un gran sentido plástico. La abstracción y los volúmenes de pequeño y gran formato son dos de sus características. Arturo Gómez posee una dilatada y exitosa carrera como escultor cuyas obras forman parte de colecciones de distintos lugares; una de sus exposiciones más importantes fue en la CAI Luzán. Esperanza es técnico superior de Artes Aplicadas y Diseño de la Escultura y presenta una carrera intensa y muy activa.
La muestra, que permanecerá en el Museo hasta el próximo domingo día dos de septiembre, permite contemplar el trabajo de los tres artistas, que residen en Zaragoza, en el Museo Pablo Serrano de Crivillén, un espacio abierto a la creatividad y al diálogo entre artistas y público. Sin lugar a dudas, todo un homenaje a Pablo Serrano.
Encuentro en Crivillén. Tres escultores: Fernando Navarro, Arturo Gómez y Esperanza Velásquez. Museo Centro de Arte Contemporáneo Pablo Serrano de Crivillén. Hasta el dos de septiembre. [La foto es el activo blog 'descongelarte']
RETRATO DE FÉLIX ZAPATERO

FÉLIX ZAPATERO
Hay vidas que no son fáciles de resumir y que conviene hacerlo de vez en cuando. Pienso en Félix Zapatero, que mira el mundo por encima de su perlado bigote con lentitud, como si estuviera de paso o transido de displicencia. Las apariencias engañan: Félix es un aventurero. Un soñador. Un emprendedor. Lo fue desde su tienda de antigüedades, desde sus años en El Grifo, aquella pandilla de transgresores que mezclaban la rebeldía con un humor gamberro. Lo fue más tarde, abrazado a una dulzaina. Olisqueó la fuerza que iba a tener el vídeo y empezó a hacer cosas. Una de ellas, tan historiada ya, fue su condición de ayudante de dirección de Terry Gillian en ‘Las aventuras del Barón de Münchaussen’: un día tuvo que acompañar a una joven y deslumbrante actriz, Uma Thurman, a comprar unas botas de cuero español. E incluso entrevió que Aragón era un magnífico plató de cine y lo probó en un manual al que no hemos sabido sacarle partido. Más tarde, Félix Zapatero apostó por la televisión e hizo muchas cosas: una suerte de teleñecos, y programas como ‘Que viene el lobo’, ‘Vaya Comunidad’, dos magazines con música en directo, y, entre otros, ‘Oregón Televisión’, el mayor éxito popular de la cadena autonómica. En los últimos tiempos, ‘Oregón’ -que era una factoría de casi todo: operadores de cámara y sonido, profesionales de vestuario y maquillaje, guionistas y actores, músicos...- ha estado, y está, en la cuerda floja por esos raros caprichos de la gestión y del reparto obsceno del pastel. Félix sigue ahí: lucha, sueña y pugna contra la sinrazón de una enfermedad inesperada, que remonta poco a poco, y contra el temor de la clase política que no entiende que una comunidad que no sabe reírse de sí misma es una baratija.
*Este artículo aparecía ayer en mi sección de 'Cuentos de domingo' de HERALDO. Félix Zapatero es un personaje clave, renovador, de la televisión en España y en Aragón. En esta foto lo vemos con varios de sus actores... Laura Gómez-Lacueva, Marisol Aznar, Yolanda Blanco, Jorge Asín y Luis Rabanaque...
PATXI ABADÍA EDITA A SÓFOCLES

[Recibo esta carta de José Francisco Abadía, de Ejea, a propósito de una edición de Sófocles en el sello aragonés Aladrada, en su Colección Clarión]
Queridos todos:
Me produce una enorme satisfacción comunicaros que en la primeros días del mes de septiembre va a estar ya disponible en las librerías mi último trabajo. En esta ocasión, se trata de una edición escolar de dos clásicos de la literatura universal: Edipo rey y Antígona de Sófocles. Lo publica la editorial aragonesa Aladrada.
La verdad es que estoy muy contento de cómo ha quedado. Pienso, modestia aparte, que en esta edición ―aunque se presente con el marchamo de escolar, pero en realidad dirigida a todo el mundo― va a resultar más fácil y sencillo leer a Sófocles. Sobre todo, para los más jóvenes. O esa ha sido al menos mi humilde pretensión. El tiempo, como en todo, juzgará. Cuatro son las principales novedades que, entiendo, aportan un valor añadido con respecto a otras ya existentes en el mercado. Por no aburriros, los que estéis interesados las podéis leer desarrolladas en el archivo adjunto y cuyo contenido corresponde con el apartado de presentación que abre el libro o, de forma más resumida, en la imagen de la contracubierta que acompaña a este email.
En resumidas cuentas, estas novedades han surgido de una necesidad principalmente educativa. El fin ha sido acercar a los chicos y chicas desde 3º de ESO en adelante, incluidos los de bachillerato y primeros cursos de universidad, los textos clásicos, en este caso, las dos citadas tragedias de Sófocles: una traducción más asequible y actual, una introducción apoyada en infografías que permiten adquirir los conocimientos previos para una correcta lectura e interpretación de los textos, un extenso aparato de notas y, por último, más de 40 páginas dedicadas a propuestas didácticas por niveles.
Por todo ello, os animo a que pueda ser un recomendable libro de lectura ―obligatoria o voluntaria― en los institutos y universidades. La editorial me ha comentado que el libro va a tener una buena difusión y distribución por Aragón y por toda España. Dos distribuidoras se van a encargar de ello. Además, también va a poderse adquirir a través de la web de la editorial o contactando con la misma.
No solo de escolares vive el hombre. Puede ser también un buen regalo en navidad, el día del libro, el cumpleaños, etc. para el niño y la niña, para el papá y la mamá, para el tío y la tía, para el suegro y la suegra…
Una última cosa: deciros que en Sófocles está todo, la vida misma. Pero solo por un mensaje como este ya merece la pena su lectura:
CORIFEO.- La sensatez es, sin duda, la base principal de la felicidad. Tampoco conviene ser impío con los dioses. Las palabras arrogantes se vuelven contra los soberbios como castigo y les enseñan en la vejez la sensatez.
PRESENTACIÓN
«El lector que no admira un libro bueno es que lo ha leído mal». Esta frase del filósofo, periodista y profesor francés Émile-Auguste Chartier Alain podría resumir perfectamente el interés que nos ha movido a realizar y presentar a los lectores, sobre todo más jóvenes, esta edición de Edipo rey y Antígona, dos obras de todo un clásico de la Literatura Universal como Sófocles.
Se trata, en realidad, de una edición escolar. Escolar en el sentido de que está pensada y dirigida para los chicos y chicas que en el presente llenan y en el futuro llenarán las aulas de los institutos de secundaria y de los primeros cursos de universidad. Chicos y chicas que precisarán satisfacer unas necesidades vitales y que, bien por indicación de sus profesores o bien por iniciativa propia, se acercarán a catar los sabrosos frutos que desde hace más de 2500 años llevan produciendo en tantos y tantos millones de espectadores y lectores la tragedia griega en general y Edipo rey y Antígona en particular.
Sin embargo, el hecho de que esta edición de Edipo rey y Antígona se presente con el membrete de «escolar» en absoluto puede hacernos llevar al equívoco de que se trata de una adaptación de las dos obras sofocleas. Más bien todo lo contrario: Edipo rey y Antígona se ofrecen al lector en versión íntegra y sin merma o relajamiento en lo que al rigor académico se refiere. La diferencia, por tanto, con respecto a otras ediciones ya presentes en el mercado editorial estaría exclusivamente en la forma de presentar los contenidos, motivada, como ya se ha señalado, por el tipo de destinatario a quien va dirigida.
En este aspecto, cuatro son las novedades que presenta esta edición.
En primer lugar, se ha efectuado una traducción en prosa que intenta ser fiel casi al 100% al original griego, sin que se pierda información por el camino, pero lo más cercana a los tiempos actuales, con un vocabulario más asequible y una sintaxis menos compleja. Toda ella, además, acompañada por un extenso y minucioso aparato de notas concebido no tanto para el especialista de la literatura y culturas clásicas como para toda aquella persona que desea transformar en un instrumento de cultura y saber lo que sus ojos leen.
En segundo lugar, toda la información recogida en la parte introductoria que precede a la traducción de Edipo rey y Antígona se presenta a los lectores de un modo eminentemente didáctico. Para ello hemos utilizado un género tan de moda en el periodismo como es la infografía. Pensamos que la infografía puede convertirse en el gancho perfecto para entrar en el texto, motivando su lectura, y para generar incluso nuevas necesidades informativas en los lectores, lo que sin duda les ayudará a adquirir todos conocimientos previos necesarios para entender el verdadero alcance significativo de estas dos tragedias sofocleas. En total, casi una docena de sugerentes infografías podrá auxiliarles en tan honorable propósito.
En tercer lugar, esta edición de Edipo rey y Antígona viene acompañada, a modo de guía de lectura, de una serie de propuestas didácticas distribuidas en varios niveles: básico, intermedio y avanzado. El nivel básico va dirigido a lectores con una edad comprendida entre 13 y 15 años. Se trata de un mero ejercicio de lectura comprensiva sobre el contenido del texto. El nivel intermedio va dirigido a lectores de entre 16 y 18 años, es decir, alumnos que podrían estar cursando lo que hoy en día corresponde a 4º ESO y Bachillerato. En este caso, las propuestas didácticas tienen un marcado carácter reflexivo con el fin de interpretar y valorar críticamente el texto. El nivel avanzado va dirigido a lectores mayores de 18 años, matriculados seguramente en su inmensa mayoría en los primeros cursos de universidad. Aquí las propuestas didácticas se transforman en sugerentes ejercicios de intertextualidad donde deberá analizarse el conjunto de relaciones, principalmente temáticas y estructurales, que conectan Edipo rey y Antígona con otros textos de Sófocles o más comúnmente de otros autores de la misma o diferente época y procedencia.
En cuarto lugar, esta edición incorpora además, a modo de anexo, un índice de nombres propios con referencia a la página donde aparecen, cuya finalidad principal es facilitar el análisis y estudio de Edipo rey y Antígona a todo aquel que se acerque, por un motivo u otro, a estas tragedias griegas.
En definitiva, cuatro novedades que creemos marcan la diferencia y aportan un valor añadido con respecto a otras ediciones que ya tuvieron la fortuna de ver la luz en este mundo de hombres y dioses.
José Francisco Abadía Álvarez
CÁLAMO PUBLICA 'CAMPOS DE CASTILLA'
EL CORAZÓN ABIERTO DE ANTONIO MACHADO
FICHA DEL LIBRO
Campos de Castilla. Antonio Machado. Pinturas de Juan Manuel Díaz-Caneja. Cálamo: Ilustrados. Prólogo de Fermín Herrero. Cálamo: Ilustrados. Palencia, 2012. 276 páginas.
Cálamo publica una edición ilustrada de ‘Campos de Castilla’, ilustrado por Juan Manuel Díaz-Caneja, que apareció en 1912, el año de la muerte de Leonor, la esposa del poeta
---------------------
Antonio Machado (1875-1939) diría que identificaba la felicidad con sus años en Soria y con el amor a una mujer, Leonor Izquierdo (1894-1912), aquella joven de quince años con la que casó en 1909 y que murió en agosto de 1912. Un año capital para el poeta: la fecha de un dolor insoportable –“Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. // Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar”-, y la publicación de un poemario capital de la lírica española del siglo XX: ‘Campos de Castilla’, en el que iba mucho más allá de su anterior libro: ‘Soledades, galerías y otros poemas’ (1907).
Se alejaba del intimismo y de la inspiración modernista para abrazar un lenguaje contenido en imágenes, austero en la expresión, hermoso, hondo y sencillo, que ampliaba su mirada: el cantor seguía hablando de sí mismo, de sus instantes de dicha inefable y de su posterior llanto; expresaba la idealización del paisaje castellano, que tenía al Moncayo mágico como centinela de nieve, y a la vez hablaba de la realidad y del destino de España, a través de una serie de asuntos, personajes y elementos, a los que les otorgaba la categoría de símbolo. Desde el olmo viejo al casino provinciano, desde la tarde al camino, desde el Duero, al dios ibero o a los locos. “La poesía es la palabra esencial en el tiempo”, dijo Machado.
O incluso glosaba algunos autores que habían sido fundamentales para él y a la vez compañeros de viaje: Rubén Darío (que le había mandado dinero durante la enfermedad de su esposa), Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán o Miguel de Unamuno. La relación entre Machado y Unamuno fue decisiva en la configuración de ‘Campos de Castilla’, uno de esos hitos decisivos de la Generación del 98: se cruzaron numerosas y jugosas cartas. Fermín Herrero, en una precisa y breve nota de prólogo, dice que hay más cosas en este poemario, como “la reinvención del Romancero con ‘La tierra de Alvargonzález’, las parábolas, los poemas del campo andaluz, los sentenciosos proverbios, los elocuentes elogios, las irónicas estampas provincianas... Y, por encima de todo, Leonor”.
Machado, enamorado de su joven esposa, decía en una atmósfera de espejismo y ternura: “¿No ves, Leonor, los álamos del río / con sus ramajes yertos? / Mira el Moncayo azul y blanco; dame / tu mano y paseemos”. Ya, ante lo irreparable, escribió: “Una noche de verano /-estaba abierto el balcón, / la puerta de mi casa- / la muerte en mi casa entró. (...) Mi niña quedó tranquila, / dolido mi corazón. / ¡Ay, lo que la muerte ha roto / era un hilo entre los dos”. Hace algunos días, distintos poetas, entre ellos varios aragoneses, rindieron homenaje en Soria a Leonor Izquierdo en el primer centenario de su muerte.
El sello Cálamo de Palencia, que dirige José Ángel Zapatero, publica una cuidada edición ilustrada de ‘Campos de Castilla’, con una aportación muy valiosa: las ilustraciones de Juan Manuel Díaz Caneja (1905-1988), un pintor que encarna el alma castellana, “los páramos de asceta” de los que tanto escribió Antonio Machado. Caneja residió en Zaragoza en 1930. Llegó con su padre que era gobernador civil y mantuvo una gran amistad con pintores aragoneses de vanguardia como Manuel Corrales y José Luis González Bernal, con los que compartiría taller, y con otros intelectuales como Gil Bel. No es tanto un trabajo específico para los poemas, que fueron aumentados en 1917 por Machado para una nueva edición tras trasladarse a Baeza, sino una selección de sus cuadros de distintas épocas, desde los años 40 (incluyendo el período de 1948 a 1951, cuando estuvo en las cárceles de Carabanchel y Ocaña por su militancia republicana) hasta su muerte.
El prologuista dice: “No hay un pintor, creo, que transmita con tanta propiedad la emoción espacial, sobria y austera, adusta incluso, que caracteriza el sentido último de ‘Campos de Castilla’ (...) Esa pintura parca, casi esquelética de Caneja, que va también adelgazándose con la edad, como la poética de Machado, hacia la búsqueda de la voz interior a través del paisaje de la Meseta”.
Antonio Machado jamás pudo olvidar a Leonor Izquierdo. Algunos años después, cuando ejercía de profesor en Segovia, entabló amistad con una mujer casada, Pilar de Valderrama (1889-1979), a la que bautizaría Guiomar. Ella, lectora suya, lo había ido a conocer; su marido le había revelado que tenía una relación con otra joven y que se acababa de suicidar. Guiomar y Machado se vieron en varias ocasiones en esa ciudad, pero también en Madrid, sobre todo en el café de las Salesas. Guiomar, que publicaría su autobiografía con carácter póstumo en 1981, escribió que “no podía ofrecerle más que una amistad sincera, un afecto limpio y espiritual, y que de no ser aceptado así por él, no nos volveríamos a ver”. Machado respondió: “Con tal de verte, lo que sea”.
Pilar de Valderrama también estaba vinculada a Zaragoza: su padre era abogado y fue diputado por el Partido Laboral, y gobernador civil de Oviedo, Zaragoza y Alicante. La niña Pilar, que había nacido en Madrid en 1889, fue pasada por el manto de la Virgen del Pilar a los cuarenta días de su nacimiento. Ella era católica y conservadora y se sentía afín al bando rebelde en la Guerra Civil, igual que le pasó a su hermano Manuel, con quien había firmado obras de teatro a cuatro manos.
Ese también fue otro motivo de desgarro para el poeta que se trasladó a Francia con su inseparable madre y falleció en Collioure en 1939. En el bolsillo del pantalón llevaba unos versos: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Allí sigue, rodeado de flores y exvotos. Nadie se ha atrevido a devolver sus restos a “los agrios campos” donde “caía un sol de fuego” de los ‘Campos de Castilla’.
JESSICA LANGE EN VALLADOLID
[Nota de Prensa] La Sala Municipal de Exposiciones de san Benito de Valladolid presenta a partir del día 30 de Agosto, la exposición “Suites, series y secuencias” en la que puede verse más de un centenar de fotografías realizadas por la actriz JESSICA LANGE.
La exposición reúne este centenar de fotografías (de las cuales 12 son hojas de contactos, y 22 son imágenes presentadas en primicia en Valladolid) tomadas durante estos últimos veinte años, y se articula en dos series: “Things I See” y “Mexico, On scene”
Jessica Lange nació en Minnesotta, en 1949. Ganadora de dos premios Oscar, estudió Bellas Artes en la Universidad de Minnesota antes de marcharse a París. Se casó con el fotógrafo Francisco Grande, hijo del científico español Francisco Grande Covián y durante un tiempo vivió en España. Regresó a Nueva York en 1973 y recibió clases de interpretación mientras trabajaba como camarera y modelo. En 1976, el productor Dino De Laurentiis la contrató para protagonizar el remake de King Kong, película con la cual comenzó y casi terminó su carrera, debido a las duras críticas que recibió. Sin embargo, tras su actuación en el remake de Bob Rafelson de The Postman Always Rings Twice (El cartero siempre llama dos veces) en 1981, las críticas cambiaron totalmente. Su actuación en su siguiente película, Frances (1982), en la cual retrató a la actriz Frances Farmer, fue muy alabada y le valió para ganar una nominación al Óscar a la mejor actriz. Aquel año recibió otra nominación, como mejor actriz de reparto, por la comedia Tootsie (1982), protagonizada por Dustin Hoffman, y finalmente ganó la estatuilla.
En 1985 en la película Sweet Dreams, la actriz da vida a la cantante Patsy Cline que falleció en un accidente aéreo a los 31 años de edad.
Durante los años 1980 y 1990 siguió realizando buenas interpretaciones, en películas como La caja de música (1989) de Costa-Gavras, El cabo del miedo (1991) de Martin Scorsese, La noche y la ciudad (1992), Rob Roy (1995), Heredarás la tierra (1997) y Titus (1999), llegando a ganar el Óscar a la mejor actriz en 1994, por su actuación en Blue Sky. En 1992, debutó en Broadway al lado de Alec Baldwin, en la adaptación de Tennessee Williams de Un tranvía llamado deseo y en 2009 en Nueva York con una adaptación de La plaza del diamante, la novela de Mercé Rodoreda.
Desde el comienzo del siglo XXI su carrera cinematográfica ha estado más centrada en papeles secundarios o en películas más minoritarias como Nación Prozac (2001), Big Fish (2003) de Tim Burton, Llamando a las puertas del cielo (2005), o El viaje de nuestra vida (2006). También destaca su participación en series y películas para la televisión: fue nominada al Globo de Oro y al Emmy a la mejor actriz por su actuación en Normal (2003). Sybil (2007) es otra película para la televisión por la que fue nominada a la mejor actriz esta vez en los premios Prism. En 2013 aparecerá en la película Teresa Raquin, donde interpretará a la tía de Elizabeth Olsen.
Ganó su primer Emmy en 2009 por Grey Gardens a la mejor actriz principal de una miniserie y es de nuevo nominada a ese mismo premio en los Globos de Oro. Desde 2011 trabaja para la serie de televisión American Horror Story donde su actuación ha sido reconocida con un Globo de Oro a la mejor actriz secundaria.
FOTÓGRAFA
En 2008, Lange publicó su propia colección de fotografías en blanco y negro, titulada 50 Photographs (powerHouse Books) con la presentanción especial realizada por Patti Smith.[1] Una exposición de su trabajo, junto con una serie de sus películas, se llevó acabo en el museo internacional de cine y fotografía más antiguo el George Eastman House. Después de esta Jessica Lange recibió el primer George Eastman House Honors Award en 2009.[] En 2010, publicó su segunda colección de fotografitas, titulada In Mexico.
Pero fue inicio dentro del mundo de la fotografía fue en 1967, cuando Jessica Lange obtiene una beca de la Universidad de Minnesota para estudiar fotografía. Más adelante, a comienzos de los años noventa, Sam Shepard le regala una Leica M6), que Jessica Lange retomando entonces su actividad fotográfica.
Toma sus imágenes en el transcurso de sus viajes y deambulaciones: Estados Unidos, Francia, Finlandia e Italia son algunos de los países que recorre, aunque demuestra una especial predilección por México, “por sus luces y sus grandes noches”, como ella misma señala.
La exposición presentada en Valladolid se articula en dos series: “Things I See” y “Mexico, On scene”
Things I see -
-“What are these pictures, I ask?
-Oh, things I see.”
“Things I see”, responde ella, como una letanía, un leitmotiv, casi un canturreo que se lanza tras una interjección y va rodando solo, sin necesidad de más impulso.
Las fotografías de Jessica Lange no necesitan cargarse de frases inútiles.
“Punto y línea sobre plano” son los elementos fundamentales de su escritura visual. Su léxico y su sintaxis se reducen a concordancias temporales, como ecuaciones elementales que expresan lo imperceptible.
Y si Kandinsky enunciaba el punto como la forma más concisa del tiempo y la línea como su continuidad, estas imágenes en devenir, que se sitúan a la vuelta de apenas una centésima de segundo, no dependen sino del “instante decisivo”; de su “instante decisivo”, sin concesiones, sin arrepentimientos. La poesía no se caza, hay que esperarla, ya que, en caso contrario, se toma sus rodeos, juega al escondite o nos burla cambiando de rumbo. Es por lo tanto gracias a esta fracción, a esta ciega inflexión en el tiempo de espera, que sobreviene la imagen.
Rusia, Finlandia, Minnesota, Italia y Nueva York no son más que pre-textos que se enuncian y anuncian antes de la imagen. Ahí están, ante sus ojos, poco importa su longitud y latitud, el mes o el año, sólo dicen lo que es, en su permanencia.
Las fotografías de Jessica Lange son escollos sin más pretensiones que hacer visible el movimiento de la vida. Esta frase de Stieglizt, ineluctable: “El arte es lo que da cuenta de la vida y la vida, o lo que la significa, se halla en todas partes”. Jessica, en sus recorridos, se ha encontrado con ella, aquí y allá, en lo sencillo, en lo común, en la ceguera.
Esa joven y su rostro de otro tiempo, que alza los ojos hacia el cielo, como trazando una línea invisible hacia otro lugar, nos devuelve a una suerte de trilogía, de trinidad.
El interior de una capilla, bañada por esa luz lechosa típica de los países nórdicos, invadida por un denso silencio, que se estremece en ese mismo instante por la discreta presencia de un individuo, sentado al fondo, solo. Es el eco de Muchacha leyendo una carta de Johannes Vermeer (1657).
O también como los dos niños suspendidos en una barrera, balanceándose como notas musicales que tararean sobre una partitura. Los blancos y negros están en equilibrio. Todo está ahí.
México, On scene
Y, de repente, el negro inunda la imagen, el grano estalla, las líneas se difuminan, le tela de la pantalla se tensa.
México. ¡Que comience el espectáculo!
Furtiva, delicada, discreta, Jessica Lange entra en escena, está presente en la historia que nos cuenta, lanzándose cuerpo a cuerpo con la realidad; puesto que se trata de eso y no de otra cosa: del cuerpo. Ya no está en la espera, ni en la distancia; se instala en una continuidad, la de una narración, de una película.
Para empezar, dibuja y delimita los espacios que atraviesa; se sitúa dentro de los mismos pero manteniéndose a la vez separada. Separada del otro, en primer lugar, por ese deseo de soledad en el que se envuelve; separada también de las miradas que no se cruzan, que se rompen en los espejos, que se esconden detrás de una cortina de lluvia, o bien de las miradas de los enamorados, perdidos y ebrios, que se cuentan, mirándose a los ojos.
Jessica Lange no se sitúa en la sombra, ni en lo invisible, sino que se queda en lo no visto. Está ahí.
Y, si el espacio se encierra en sí mismo, el tiempo y la luz también.
México revive en la hora del crepúsculo, en la penumbra, entre chien et loup, en ese lapso en el que la realidad aplanada bajo una luz demasiado blanca, retoma aliento e exulta.
Los enamorados se reencuentran ante la iglesia de Santo Domingo, el baile en la plaza del Zócalo inicia rondas sin fin, al son de las trompetas y de los tamboriles. El circo anuncia sus desfiles.
Es de noche, los cuerpos se confunden, se enlazan, se lanzan, o se abandonan, como coreografías dirigidas por una mano invisible. Ella es quien las orquesta. Por sus propios movimientos, invoca su coincidencia, y surge la imagen. Jessica Lange desvela lo que se escapa y hace subir a la superficie de la noche, la luz de la sombra, como un pintor las formas de su modelo.
La profundidad de los negros, los blancos que restallan en el aire como latigazos, las materias voluptuosas, sensuales, flotantes, el olor de la noche que cae, el alboroto de las músicas populares. Más que una serie de fotografías, México es un paseo por el diario de impresiones de Jessica Lange.
La exposición que formará parte del programa de la SEMINCI, permanecerá abierta hasta el 4 de noviembre
JUAN ECHANOVE Y CARIÑENA

JUAN ECHANOVE:
“LAS CARACTERÍSTICAS DEL TERRENO HACEN QUE EL VINO
DE CARIÑENA SEA UNA DE LAS MEJORES REFERENCIAS DEL MUNDO”
El protagonista de “Un país para comérselo”, que será el invitado de honor este sábado en la Fiesta de la Vendimia de la D.O.P. Cariñena, destaca que “encender la Fuente del Vino es participar en las vidas de esta gente maravillosa que hacen del vino una razón de existir”
“A mí de Aragón me tira todo, hay algo de austeridad en el paisaje, de sencillez y de corazón que es lo que se aplica a los productos y hacen que la gastronomía aragonesa sea muy interesante”
(Equipo de Maaszoom. Jueves, 30 de agosto de 2012).- Juan Echanove, con más de una veintena de premios a sus espaldas, se ha convertido por méritos propios en uno de los mejores actores de la escena española. Desde hace unos años compagina la interpretación con su afición por la gastronomía, que ha demostrado en el programa de TVE “Un país para comérselo” en el que comparte mesa y mantel con su gran amigo Imanol Arias. Además, Echanove ha conseguido “su sueño”, llevar a cabo un proyecto de agricultura ecológica: Granja Rosendo. Por esta relación tan estrecha con la gastronomía española la D.O.P. Cariñena lo ha nombrado invitado de honor de la XLVI Fiesta de la Vendimia y será el encargado de hacer el encendido de la Fuente de la Mora el próximo sábado 1 de septiembre.
Pregunta.- Este año es usted el invitado de honor de la Fiesta de la Vendimia de la Denominación de Origen Protegida Cariñena, un papel que han ejercido en años anteriores los Reyes de España, el seleccionador nacional Vicente del Bosque o la ex ministra Carme Chacón, ¿qué se siente al ser el protagonista de esta celebración?
Respuesta.- Es un gran honor que la Denominación te invite a presenciar una fiesta tan importante para la vendimia y para la comarca. Encender la fuente del vino es participar en las vidas de esta gente maravillosa que hacen del vino una razón de existir.
P.- Como buen conocedor de la gastronomía española, ¿qué opinión le merecen los caldos de la Denominación de Cariñena?
R.- Me parece que es uno de los rasgos emergentes de la gastronomía más importantes de los últimos años. Qué decir del Vino de las Piedras... esa identificación que tiene el vino de la Denominación Cariñena con un sabor mineral y con las características propias del terreno lo hacen ser una de las mejores referencias del mundo. Yo creo que las variedades del vino sobre todo, y muy especialmente, la garnacha, es tan peculiar y tan especial que hace del Cariñena un vino de presente y de futuro.
P.- Ha divulgado el buen comer y beber a través del programa de televisión “Un país para comérselo”, con el que recorrió España acompañado por Imanol Arias, y de otras iniciativas como su libro “Curso de cocina para novatos”. ¿Cuándo comenzó este interés por la gastronomía?
R.- Mi interés por la gastronomía empezó el mismo día que comencé mi gira de teatro, con 17 o 18 años. Me di cuenta que gracias al teatro tenía la oportunidad de conocer la diversidad de paisajes y de gentes de mi país y, cómo no, de su comida, ahí fue cuando empezó a engancharme.
P.- Imanol Arias es dueño de la Bodega Cepa 21, ¿a usted no le ha picado el gusanillo de invertir en un negocio bodeguero?
R.- Yo participo junto con un grupo muy amplio de gente en una bodega de la Ribera del Duero que se llama Cinema, pero mi participación es muy limitada, casi casi presencial, pero es un proyecto de un vino económico, asequible a todo el mundo y por eso me metí en él. Es un vino muy rico, tempranillo cien por cien y ahí estamos haciéndolo poco a poco.
P.- En los programas de Un país para comérselo que le dedicaron a Aragón usted comentó que esta tierra le “tira”, ¿cuál es el motivo?
R.- A mí de Aragón me tira todo, me encanta Zaragoza, el correcalles del Tubo... pero me gusta también la referencia de sus productos del Maestrazgo, Fuentes, toda la ribera del Ebro, Calanda, Calatayud… En fin, hay toda una serie de zonas que se asocian con productos que me parece que tienen una gran riqueza. En Aragón también hay algo de austeridad en el paisaje, de sencillez y de corazón que es lo que se aplica a los propios productos y que hacen que realmente la gastronomía aragonesa sea muy interesante. No creo que en este momento se pueda decir que la gastronomía aragonesa sea de Estrellas Michelín, yo creo que es una gastronomía real, con los pies en el suelo y que tiene mucho futuro que recorrer.
P.- ¿Qué destacaría de la gastronomía aragonesa?
R.- Hay muchísimas cosas... Pero si tuviera que elegir tres productos aparte del vino de Cariñena que por supuesto lo pondría muy alto me quedaría con el ternasco que es inigualable, los melocotones de Calanda, los tomates morados de Aragón y las cebollas de Fuentes de Ebro que son algo espectacular y por supuesto, la trufa de Sarrión que es la joya de la corona. Aunque no me querría olvidar de los platos de legumbres y en especial los garbanzos con congrio, creo que es un plato de la gastronomía aragonesa ancestral.
P.- Además, tiene en marcha el proyecto La Granja Rosendo basado en la agricultura ecológica. Háblenos de él.
R.- Yo cultivo junto a un amigo en la temporada estival hortalizas de calidad a límite de crecimiento, es decir, a más de 1.000 metros de altitud. Un trabajo ímprobo pero se consiguen unos productos que difícilmente se encuentran en otros sitios. Elegí la horticultura porque de todas las familias de productos me quedo sin duda con la huerta, no quiero decir con ello que sea vegetariano ni que desprecie el resto de productos, ni mucho menos, pero creo que los productos de la huerta cuando son bueno se encuentran sabores realmente sugerentes.
P.- ¿Y qué hacen exactamente con los productos de la huerta?
R.- Pues suministro de productos al restaurante de mi amigo que está en el mismo pueblo de Madriguera (Segovia) que es donde tenemos la granja. Además, también damos un servicio de venta online pero sobre todo para lo que me sirve es para dar rienda suelta a mi afición por la horticultura.
P.- Entonces, ¿se podría decir que sus dos pasiones son su profesión de actor y la gastronomía?
R.- Sin duda (dice riéndose)
P.- ¿Cuál es su plato favorito?
R.- Depende de la estación... Para el tiempo en el que estamos el cuerpo ya me pide unas pochas, creo que ya cuando bajen un poquito las temperaturas a todo el mundo empieza a apetecerle un buen plato de pochas o simplemente un buen hervido de judías y patatas acompañado con un poquito de cebolleta fresca de Fuentes, eso sí sería un plato ideal.
P.- El sector agroalimentario es uno de los que más están resistiendo la crisis. ¿Debería tener más apoyo por parte de las administraciones?
R.- Pues sí, yo creo que el sector agroalimentario es el que nutre al sector turístico. Una de las relaciones más importantes de las que goza nuestro país es la de vincular al turismo a través de la gastronomía, y si perdemos ese vínculo perdemos una entrada de capital muy importante. Hay que ayudar a los productores, no puede ser que un kilo de tomates cueste lo que cuesta en una tienda y que en el campo se pague al precio que se paga… ¡Es una injusticia! y es algo que se debería arreglar. Lo que pasa es que, a lo mejor, el tiempo en el que vivimos es el peor para arreglarlo todo pero no se puede dejar morir ese sector que alimenta a muchísima gente en nuestro país.
“ES MUY DIFÍCIL QUE TVE RENUNCIE A UNA SERIE
TAN ARRAIGADA COMO CUÉNTAME”
P.- A sus 51 años ha intervenido en casi un centenar de películas, obras de teatro, series de televisión; ha recibido una veintena de premios, entre ellos dos Goyas, y el reconocimiento del público y de la crítica. ¿Qué valora más de su intensa carrera? ¿tiene algún reto o asignatura pendiente?
R.- Cuando uno tiene un currículum tan grande lo único que demuestra es que tiene muchos años (dice riéndose). Pero yo soy una persona que vive el día a día, creo siempre que lo mejor está por llegar y entonces lo que espero es hacer mi trabajo bien y el de mañana hacerlo mejor. Lo importante es que el mañana me siga ilusionando la vida con la misma intensidad con la que me ilusiona hoy.
P.- ¿Cuáles son sus próximos proyectos profesionales?
R.- Seguir grabando la próxima temporada de “Cuéntame” y pensar qué obra de teatro ponemos en pie después de la última que ha sido “Desaparecer” cuya gira hemos terminado hace muy poco. Aunque sí que me gustaría estar un año sin hacer teatro y empezar ya en la temporada 2013-2014.
P: Uno de sus papeles más conocidos es el de Miguel Alcántara en la serie “Cuéntame como pasó”, ¿qué nos puede adelantar de la nueva temporada? ¿habrá algún cambio importante en la vida de Miguel?
R: Va a haber muchos cambios, no puedo desvelar las tramas pero es una temporada en la que a Miguel le ocurrirán cosas muy importantes en su vida.
P: Entonces, ¿la serie no peligra de la parrilla de TVE?
R: No, la serie no peligra, estamos grabando su décimo cuarta temporada y su salud es muy buena, estamos en unos tiempos muy complicados pero creo que es muy difícil que TVE renuncie a un producto como “Cuéntame” que tiene tanto arraigo, porque es una serie que recompone el pasado para las personas que lo han vivido. Qué mejor manera de explicarle a un nieto lo que eran los años setenta y ochenta en España que viendo “Cuéntame”.
BIOGRAFÍA DE JUAN ECHANOVE
Juan Echanove nació el 1 de abril de 1961 en Madrid. Estudió con los Menesianos donde comenzó a representar obras de teatro como "Una tal Dulcinea", de Alfonso Paso o "El príncipe y la corista", de Sir Terence Rattigan. Finalizados sus estudios decidió cursar la carrera de Derecho debido a la insistencia de su familia y porque todos sus amigos la estudiaban. Sin embargo, el actor ya andaba metido en proyectos teatrales como la creación de la Compañía Vocacional del Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial por lo que finalmente acabó dedicándose a la interpretación. Echanove ha participado en 35 películas como “Tiempo de Silencio” de Vicente Aranda, “Bajarse al Moro” de Fernando Colomo, “Madregilda” de Francisco Regueiro o “La Flor de mi secreto” de Pedro Almodóvar.
Pero no solo ha trabajado en el cine, también tiene un amplio currículum en el mundo del teatro como actor y director de la obra “Personas”. Otras obras muy conocidas en las que ha actuado son “El verdugo”, “Don Quijote”, o “Concierto para clave y poesía” de Pedro María Sánchez.
En los últimos años también lo hemos podido ver en varias series de televisión como “Turno de Oficio”, “Las chicas de hoy en día”, “Hermanos de leche” o “Cuéntame como pasó” en la que participa actualmente.
Más de treinta premios le abalan, entre ellos un Max al mejor actor protagonista por “El verdugo” (2001), dos premios Goya por su interpretación en las películas “Madregilda” (1994) y “Divinas Palabras” (1988), así como la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián en 1993.