Se muestran los artículos pertenecientes a Enero de 2012.
FERNÁN VELLO: UN POEMA FUNDIDO
Recibo de Miguel Anxo Fernán Vello (Cospeito, Lugo, 1958) un poema y algunas imágenes de la pintora Isabel Pintado, su compañera y su musa y su amor. Miguel Anxo es un amigo muy entrañable, es como un hermano y ha sido mi editor de ‘Vida e morte das baleas’ (Espiral Maior, 1997), un libro de relatos en gallego que luego fue ensanchado y rescrito en ‘Golpes de mar’ (Destino, 2006), uno de mis mejores libros, completamente agotado ya. Este poema pertenece al libro ‘Diccionario do estremecemento’.
FUNDICIÓN
Talvez, pensou, ela era un molde perfecto
para disipar a soidade,
prototipo ideal para un experimento,
a unión feliz que perseguen os cánones,
porque o corpo precisa, tal marcado destino,
esa extrema alianza.
É condición da especie domesticar as formas
do desexo,
estreitar os sentidos até unha indiferencia
ou limitar o brillo que está escrito na carne.
A dimensión do acto é común, un costume
que xa vén avalado polo remoto eco
do animal,
xeometría interior dunha tensión
e un pálpito mecánico golpeando no ser.
A fundición dispón das súas regras tenaces,
baleiro e simulacro, fabricación de espasmo,
asombro nodular, enfriamento lento.
E todo se substancia nese empeño,
na condición do ardor, porque a soidade clama
por posuír o astro, a cámara, o crisol,
a bóveda inflamada, a escuma que despunta
na súa desolación.
Talvez, pensou, ela era un molde perfecto,
soleira para afinar a chama e respirar no fondo
contra a dor.
Nada sabía do sopro da cinza
e da devoración profunda dos ácidos
que morden a sede,
as hélices queimadas do tempo,
a zona de fusión que de repente é fenda
pola que foxe a vida e o pracer,
antes de que o metal deseñe definitivamente
o silencio.
FUNDICIÓN
Quizás, pensó, ella era un molde perfecto
para disipar la soledad,
prototipo ideal para un experimento,
la unión feliz que persiguen los cánones,
porque el cuerpo precisa, tal marcado destino,
esa extrema alianza.
Condición de la especie es domesticar las formas
del deseo,
estrechar los sentidos hasta una indiferencia
o limitar el brillo que está escrito en la carne.
La dimensión del acto es común, una costumbre
que ya viene avalada por el remoto eco
del animal,
geometría interior de una tensión
y un pálpito mecánico golpeando en el ser.
La fundición dispone de sus reglas tenaces,
vacío y simulacro, fabricación de espasmo,
asombro nodular, enfriamiento lento.
Y todo se substancia en ese empeño,
en la condición del ardor, porque la soledad clama
por poseer el astro, la cámara, el crisol,
la bóveda inflamada, la espuma que despunta
en su desolación.
Quizás, pensó, ella era un molde perfecto,
umbral para afinar la llama y respirar profundo
contra el dolor.
Nada sabía del soplo de la ceniza
y de la devoración profunda de los ácidos
que muerden la sed,
las hélices quemadas del tiempo,
la zona de fusión que de repente es hendidura
por la que huye la vida y el placer,
antes de que el metal diseñe definitivamente
el silencio.
*La foto de Miguel Anxo es de La Voz de Galicia; abajo un cuadro de Isabel Pintado. Las tres fotos centrales son de Ralph Gibson.
GERED MANKOWITZ: FOTOS DE MÚSICA
El fotógrafo británico Gered Mankowitz, nacido en 1946, ha retratado a muchos de los más importantes músicos de los 60, 70, 80 y 90. Aquí vemos a Jimi Hendrix, Marianne Faithfull, Los Rollings, Mick Jagger, Arrows o Kate Bush. Espléndidos y variados retratos de un auténtico maestro de la fotografía musical.
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL, Y LUDMILA MERCERÓN, EN BORRADORES
BORRADORES EMITE UN MONOGRÁFICO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
‘Borradores’ ofrece esta noche del martes, a las 0.30, un monográfico de Literatura Infantil y Juvenil. Acuden al plató la escritora e ilustradora Leticia Martínez, que acaba de publicar ‘Taro el pescador’ (APILA), un álbum ilustrado que ofrece una historia fantástica de la tradición japonesa en castellano y en japonés con unas ilustraciones espléndidas; acude Helena Santolaya, autora del álbum ‘Nada el pensamiento’ (Edelvives), que ha ilustrado Antonia Santolaya y que acaba ser premiado en Canarias; se trata de un cuento sobre el poder de las palabras. Se ofrecen vídeos con el montaje de las ilustraciones. Y por último, Anne Crosv presenta el primer título de una trilogía sobre el mundo de los seres mágicos y las pasiones humanas: ‘El pacto de las hadas’ (Cydonia).
Además, Borradores visita tres librerías: Cálamo, Antígona y Los Portadores, donde las libreras Marie, Julia y Eva recomiendan algunos de los títulos más sugerentes del año en Literatura Infantil y Juvenil. Además, se ofrece un extenso reportaje sobre el proyecto multidisciplinar Caravanart de diez artistas que visitan ciudades españolas y realizan un proyecto específico: en este caso trabajaron sobre Zaragoza, su idiosincrasia, sus paisajes urbanos y sus gentes.
La actuación musical corre a cargo de Ludmila Mercerón y su grupo: interpretan dos temas y rinden homenaje a la música cubana y a Celia Cruz.
*En las fotos, Helena Santolaya, vista por Vicente Almazán, un hada del mundo de Anne Crosv y la portada de Leticia Martínez. Este programa no se redifunde el sábado a las doce como venía siendo lo habitual; en su lugar, los niños y los más jóvenes podrán disfrutar de dos capítulos de una serie de 'Tarzán'.
VILLAGRASA, HOY, EN ÁMBITO CULTURAL

ENRIQUE VILLAGRASA PRESENTA EN ÁMBITO: ‘MUDANZAS DE LA VOZ’
Esta tarde, a las 19.30, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, Enrique Villagrasa (Burbáguena, Teruel, 1957) presenta su nuevo poemario: ‘Mudanzas de la voz’, un libro sobre la poética del silencio, donde el autor habla de amor, de memoria, del miedo, dialoga con una especie de alter ego en torno a la construcción de la poesía, a la manufactura más íntima del poema. Por ejemplo, se lee: “La nada habita,/ concupiscente, / en el no ser / de tu poema”. O dice: “El último verso / de la estirpe del silencio”. O irrumpe un haiku como este: “Los trinos callan. / Los pájaros conocen / lo que tú sufres”. En el acto, Enrique Villagrasa, crítico de poesía también y vate traducido a diversas lenguas, estará acompañado del editor Raúl Herrero, de la poeta e investigadora Almudena Vidorreta y del escritor Antón Castro. (Las fotos son del fotógrafo Raphael Mazzucco, que también suele pintar sus instantáneas, muy elaboradas).
Copio aquí el poema favorito del libro del propio poeta:
EL MIEDO
Por Enrique Villagrasa
De tanto miedo, miedo no siento,
y es que ritos al miedo
desde el inicio del mundo.
El miedo mueve el mundo.
Es la fuerza negra de mi poesía,
la que no puede travestirse,
la que junta a los débiles.
Un inmenso pánico en cada poema:
¿es eso el miedo?
¿Y tú me lo preguntas?
Miedo eres tú.
Porque entre lo que parece
y lo que está dentro
el umbral es el miedo.
¿Y el dintel?: tu terror.
Además, pensar la vida en prosa
es una manera de definir el miedo.
Es una forma de dejar pasar lo más vivo.
Tú poeta, nunca tendrás paz,
-yo no tengo paz,
-tengo miedo.
Ahí, pues, tienes el pebetero
donde arde tu pavor:
incienso de tu religión.
Volver, regresar. ¿Hay olvido
en el noviciado del miedo
o el olvido del novicio es miedo?
Ya es tarde para filosofar. Medianoche.
Pero decidme por último:
dónde ocultaré mi miedo,
porque mi miedo no es fácil de esconder.
¿Tú, ya has visto, cada noche,
cuándo el sueño y su luz,
a la hora que el miedo te arropa
a esa vieja araña húmeda que está
en el ángulo oscuro del techo de la habitación?
El miedo no está marcado en mi frente.
Todo se repite y el miedo acaba
con el resplandor de la mañana.
Voy a seguir, voy a volver,
viviré sin miedo,
aunque el epitafio final no está escrito.
Un rescoldo de miedo remueve
el saber telúrico del poema.
Tus restos quedarán perdidos
en el osario de Burbáguena.
Así, pues, miedo al miedo,
en las puertas de noviembre,
en la casa del pueblo.
Poema de “Mudanzas de la voz”, en la colección ‘Los libros del señor Nicolás’ (Libros del Innombrable, pp. 30-32, Zaragoza, 2011)
'UNA JIRAFA' DE BUÑUEL, EN TOULUSE

UNA JIRAFA
Poema visual de Luis Buñuel visto por 21 artistas aragoneses
El próximo día 12 de enero a las 18.30 horas, en el Instituto Cervantes de Toulouse (31 rue des chalets) tendrá lugar la inauguración de esta exposición que recoge la visión de veintiún artistas plásticos aragoneses del texto que, con el mismo título, publicase Luis Buñuel en 1933 en la revista Le Surréalisme au Service de la Revolution. La exposición se podrá visitar desde el 12 de enero hasta el 29 de febrero de 2012, en horario de apertura del centro.
Organizada por Artix espacio creativo y Producciones Che y Moche, la exposición surge como iniciativa del Centro de Investigación Artefacto en paralelo a la producción del espectáculo teatral “Una Jirafa” de Producciones Che y Moche.
En el texto de Buñuel, concebido como manual de instrucciones para la construcción de un objeto surrealista, Buñuel describía cada una de las manchas de la jirafa como un lugar en el que aparecían los más diversos objetos asociados de los modos más absolutamente surreales. Cada artista se hace cargo, en este proyecto, de una de esas manchas y da su particular visión de los mundos propuestos en ellas por don Luis. La pintura, la fotografía, el collage, la escultura o el ensamblaje componen así el necesario repertorio de técnicas e ideas que permiten reconstruir esta nueva versión de esa jirafa.
En esta exposición, concebida como un “lugar de encuentro”, participan los artistas Jorge Juan Perales, Nicolae Didita, Jessica Aliaga Lavrijsen, Álvaro Ortiz, Antonio Chipriana, Javier Joven, Miguel Ángel Gil, Esther de la Varga, Jesús Ordovás, Paco Serón, Fernando Clemente, Olga Remón, Caterina Burgos, pierre d. la, Mariángeles Cuartero, Sergio Muro, Christian Losada, Lina Vila, Rakel García, Helena Santolaya y Miguel Ángel Ortiz Albero.
Este proyecto ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza y Centro Buñuel Calanda así como con el apoyo de Fundación Zaragoza 2016, Corporación Aragonesa de Radio y Televisión, Gobierno de Aragón, y Bodega Grandes Vinos y Viñedos de Cariñena (Zaragoza), quien para conmemorar esta exposición y el 111 aniversario del nacimiento del genial cineasta aragonés, ha embotellado un vino edición especial CORONA DE ARAGÓN. (Nota remitida por Sergio Muro de Artix. En la foto la obra de Helena Santolaya).
DINO VALLS EXPONE EN ATENAS
DINO VALLS MUESTRA EL LADO OSCURO
DE LA REALIDAD EN ATENAS
El pintor aragonés, afincado en Madrid, expone una retrospectiva de 40 obras, fechadas entre 1994 y 2011, en el Museo Frissiras
Dino Valls (Zaragoza, 1959) ha emprendido la conquista de una convulsa Grecia desde finales de noviembre: expone en el Museo Frissiras una retrospectiva de su obra, fechada entre 1994 y 2011, compuesta por 40 lienzos que se encuentran en colecciones privadas de Madrid, Zaragoza, de varios lugares del mundo y que también pertenecen a los adquisiciones que ha hecho este espacio. Este museo privado fue fundado por Vlassis Frissiras, que es uno de los mayores coleccionistas de arte del mundo de piezas sobre el cuerpo humano.
“Tras conocer mi pintura hace unos años –dice el pintor Dino Valls-, inmediatamente se puso en contacto conmigo para incluirme en su colección y preparar una exposición como la que finalmente se inauguraba a finales de noviembre. Él y sus colaboradores pusieron muchísimo interés y profesionalidad en la organización, y el resultado es magnífico”. La muestra, que se titula sencillamente ‘Dino Valls’, tiene como comisaria a Christina Sotiropoulou, que dice que quien se enfrente por vez primera con la obra del aragonés “vivirá una experiencia única que no se limita a un placer estético, algo previsible de una obra de arte, sino que además logra sobrepasar por completo lo que hasta entonces se percibía como realidad”.
La exposición cuenta con la colaboración de la Embajada de España en Grecia y con el Instituto Cervantes de Atenas. Se ha editado un catálogo en inglés, griego y castellano con 70 imágenes con textos de la comisario y del crítico español Fernando Castro Flórez, que define así la pintura de Valls: “Podríamos entender toda la estética de Valls como una especie de ‘especulación’ sobre la condición del sujeto contemporáneo. Sus cuadros son ‘espejos’ donde queda sedimentada la ansiedad y el proceso doloroso de desdoblamiento de la personalidad”. Y añade que “las figuras de Dino Valls no están inspiradas en lo real sino que son producto del ejercicio intenso de la memoria”.
El propio artista, que reside en Madrid desde hace más de veinte años y pinta media docena de cuadros al año, dice que “mi obra siempre es una elaboración intelectual de los conflictos que padecemos (identidad, dolor, angustia, ira, soledad, etc.), por eso no me considero surrealista”. Ahí podría diferir levemente de sus críticos que lo sitúan en “la nueva figuración” y también le otorgan características surrealistas a una pintura elaboradísima y lenta, llena de detalles y de objetos, de referencias clásicas y médicas, que describe los territorios del escalofrío, de la inquietud y el lado oscuro de nuestra conciencia. Matiza Sotiropoulou que esta pintura “nos arrastra a un juego de misterio, tensión psicológica y búsqueda metafísica. Es una provocación. Parece un laberinto fascinante”. Dice Valls: “Mi pintura sirve para aportar oscuridad, inquietud, tormento. Ahondo en la parte más oscura y desconocida del ser humano”.
El pintor realiza una pintura de gran fuerza expresiva, subyugante para muchos, turbadora siempre, una pintura de patologías y de obsesiones radicales, que mantiene una paradoja: atrae y repele a la vez, es una pintura de la luz y de lo siniestro, matizada por técnicas clásicas y por figuras estilizadas, heridas y vapuleadas, que siempre tienen el mismo rostro. Un rostro vulnerable y bello, doliente y sereno a la vez, un rostro que el pintor intuyó antes de encontrarlo en la vida real en la que es su mujer y musa Alicia Guixá.
“Hay obras de grandes formatos, algunas tan recientes como ‘Ars Magna’, cedidas temporalmente por coleccionistas. Una exposición como esta, con ese carácter antológico, es muy especial para mí: me permite ver de nuevo, en directo y de cerca, cuadros que en muchos casos no veía desde hacía tiempo y que apenas estuvieron en mi estudio una vez acabados”, explica Dino Valls. La exposición se prolongará hasta el 26 de febrero; es decir, los griegos podrán contemplarla a lo largo de tres meses.
*Este artículo se publicó en 'Heraldo de Aragón'. Todas las obras son de Dino Valls.
CIRÍACO YÁÑEZ: EL REGALO DE DIOS
EL PADRE VINATERO Y EL REGALO DE DIOS
Por Ciríaco YÁÑEZ
Cuando era niño, mi padre cerraba muy tarde su bar, ‘El humilde rincón’. Yo le esperaba todas las noches y ésta aún con más ilusión. Llegaba como a las doce o la una de la noche y siempre traía algún regalo ocurrente o directamente maravilloso, una radio, un coche teledirigido, unos walkie talkies... Algo muy diferente a lo que yo había pedido y que mi madre ya tenía a buen recaudo presta a colocarlo en el árbol. Yo le preguntaba de donde los había sacado y él indefectiblemente me decía que se había encontrado a los Reyes repartiendo y que le habían dado esos juguetes para mí, por ser buen chico. Yo lo quería aún más. Cuando crecí y mis hermanos esperaban a mi padre con sus regalos especiales, adquiridos en el último momento en un comercio que estaba abierto hasta la una, me sentía casi, casi como su paje. Noche de ilusiones. Despertar y ver el regalo esperando, aparecido de la nada. Un regalo del destino, de la ilusión. Un regalo de Dios.
[Veo poco a Ciríaco Yáñez, pero nos tenemos mucho afecto. Acabo de recibir este recuerdo, este cuento de Reyes, y aquí lo cuelgo. Conocí a su padre en la calle Madre Sacramento y me gusta mucho esta historia... Esta foto es de Edouard Boubat.]
ADIÓS A LA GRAN EVE ARNOLD
Acaba de fallecer a los 99 años, en una residencia de ancianos, Eve Arnold, la fotógrafa norteamericana que se incorporó en 1951 a Magnum, la primera mujer que lo hizo. Eve Arnold ha retratado a las gentes humildes de Estados Unidos, a los negros y el mundo del jazz, estuvo en Rusia, captó a Joan Crawford en la intimidad, a Marlene Dietrich, y en 1952 conoció a Marilyn, a quien le hizo fotos durante una década, hasta su última película: ‘The Misfits’. Fueron fotos de mujer a mujer: fotos íntimas, hondas, fotos que ahondaron en la rica personalidad de Marilyn, que se buscó a sí misma siempre: en los libros, en el amor, en el cine, en sus diarios y en sus poemas. Eve Arnold fue una mujer sensible, discreta e intensa que colaboró en diversas revistas: sus fotos respiran hondura, humanidad, responden a una respetuosa forma de mirar. A ella le apasionaban los seres humanos: la fotografía intentaba captar la vida, la verdad, el temblor del alma. Al parecer, en sus últimos, días a Thomas Mann. [Aquí se incorporan fotos de Marilyn, de Cuba, de Silvana Mangano, de Liz Taylor o de Jacqueline Kennedy, entre otros.]
ISAAC DÍAZ PARDO: UNHA ENTREVISTA CON XESÚS FRAGA
Ven de morrer en Galiza, o seu país de mar e lama, de cinza e chuvia, Isaac Díaz Pardo e vexo que o escritor e xornalista, e especialista en gastronomía, Xesús Fraga publicara en ‘La Voz de Galicia’ (un dos xornais cos que medréi e no que sempre soñei escribir durante anos) no ano 2002. Díaz Pardo era un mito en vida.
Isaac Díaz Pardo: "Teño pouca fe nas cousas"
de Xesús Fraga, el jueves, 5 de enero de 2012 a la(s) 21:25
Nunha tarde soleada no Castro, en Sada, Isaac Díaz Pardo está sentado fronte unha mesa cunha máquina de escribir, papeis, libros e os xornais do día. Detrás, un encerado ten lemas escritos con xiz. A decoración sobria está na mesma liña que a roupa do propio Díaz Pardo, chaqueta negra de pana e pantalóns grises. Este despacho no Castro é, xunto co Instituto Galego da Información, en Santiago, o lugar onde Isaac Díaz Pardo traballa nas múltiples frontes que foi abrindo ó longo da súa vida: as cerámicas do Castro e Sargadelos, editoriais, galerías e un longo etcétera que fan de Díaz Pardo un dos homes máis ocupados de Galicia. O encerado fala: «O tempo é o máis caro».
Moi vencellado ó rexurdimento da cultura galega que propiciou ó exilio, Díaz Pardo, como artista, intelectual e empresario, segue matinando no que precisa Galicia, e desvía toda pregunta sobre si mesmo a esa tarefa.
–¿Conduce vostede?
–Si, conduzo eu. Non teño chofer.
–O digo porque relendo algúns dos seus artigos atopo que non é da opinión de que o progreso material trouxese sempre a felicidade que prometía.
–Non, creo que non. (Ri). Creo que ademais vai ser peor.
–Parece mentira, había tanta ilusión a principios do século XX, no progreso, e agora...
–Si, pero hai que ver que a vida é como é. E que a terra non dá para máis. A terra é así e calquera día desaparecemos. Vén un aparato deses que anda voando por aí e nos cae enriba e os pasa o mesmo que ós bichos eses grandes que os matou a todos e van quedar os bichos pequenos.
–Os dinosauros.
–Os dinosauros. Pero van quedar sempre os bichos pequenos porque son os que teñen máis resistencia. Quedan os virus. Chegará un momento en que a patria esta será dos virus.
–Nun dos seus artigos tamén di que foi emigrante e fracasou. ¿En que termos mide ese fracaso?
–Fracasei porque eu fun detrás dos exiliados e os exiliados tamén fracasaron todos na emigración. Hai que distinguir ben o que son os emigrantes e o que son os exiliados. Os exiliados desempeñaron unha función extraordinaria. Da intelectualidade española había unha porcentaxe maior fóra que dentro. Estaba Picasso, Juan Ramón Jiménez, Manuel de Falla, estaban todos. E de Galicia estaban todos, desde Castelao, Dieste, Blanco Amor... Entón, eu fun detrás dos exiliados coa idea de montar unha empresa. O pouco que se gañou alí serviu para facer cousas como a editorial Ruedo ibérico.
–Debe ser doloroso ver o que ocorre en Arxentina ou Venezuela, países que acolleron a tantos galegos e agora viven malos momentos.
–Si, pero son situacións artificiais. Porque Arxentina tiña un nivel de vida moi alto a principios dos anos 20, maior que Europa ou América, porque a súa riqueza é fabulosa. É sete veces o territorio de España, ten tódolos climas... Pero, claro, estes países con esta riqueza, Norteamérica non o pode consentir. A Arxentina, co neoliberalismo, lle destrozaron a industria. É un exemplo de que o neoliberalismo sérvelle ós ricos, pero non ós países pobres.
–Cita neoliberalismo. ¿Que lle di a palabra globalización?
–Globalización espontaneamente hai sempre. Eses o que queren é a globalización no comercio. E ten uns condicionantes: «Nós lles axudamos a vostedes, pero privaticen todo». Arxentina é o exemplo máis claro do que producen o neoliberalismo e a globalización. Os que teñen máis se quedan con todo.
–Falando de definicións, vostede vese como un anarco-conservador, inconformista e descrido.
–Non digo anarco, digo libertario. Conservador-libertario. Eu digo conservador porque naturalmente os conservadores agora non son conservadores. O único que queren conservar é os privilexios. Mandar e quedarse con todo. Eu digo que son conservador no senso de que hai que conservar o antecedente da historia, tamén desde o punto de vista arquitectónico. Pero ó mesmo tempo hai que ter liberdade para mover as cousas, para cambiar a economía, o sistema de vida.
–¿E por que di tamén que é un descrido?
–Porque teño pouca fe nas cousas. Non creo que teñan moita solución os problemas que hai. Sempre hai moitos egoísmos. O home é un animal que trata de quedarse con tódalas ousas.
–Non é un sentimento relixioso, senón máis ben de pesimismo.
–Non, non son relixioso, pero tampouco me opoño a nada. A relixión é unha cousa que crea o mesmo individuo, que espontaneamente lle vén de dentro, porque xa se ve que tódolos pobos son relixiosos, dunha maneira ou doutra. É buscarlle un sentido. Temos talento, pero non sabemos en qué aplicalo. Creamos deuses, virxes e tódolos santos ou o que sexa.
–Di que se buscan vías para plasmar o talento. De vostede dise que é debuxante, teórico, ceramista, deseñador... ¿cal cre que o máis axeitado?
–No ano 36 eu estaba estudiando o bacharelato e a idea que había, e a meu pai lle parecía ben, era que fose arquitecto porque el era delineante e traballaba cos arquitectos no municipio de Santiago, e como os que están debaixo sempre falan mal dos que están enriba, pois a meu pai lle fodían bastante os arquitectos, e quería ver se eu fora arquitecto para ver se non era tan cabrón. Pode ser. O certo é que eu estudiaba para ser arquitecto, pero só había dúas escolas en España,as de Madrid e Barcelona, e só saían 15 arquitectos ó ano; na Coruña só había 3 ou 4 arquitectos e agora hai 150 ou non sei cántos, non sei nin de qué viven. Pero como era carísimo, eu tiven que facer unha cousa barata, que era Belas Artes. Traballaba xa no taller do meu pai. Case tódolos carteis da autonomía fíxenos eu. E funme gañando a vida. Despois da guerra as carreiras podían facerse rapidamente e eu en dous anos fixen os catro de Belas Artes. Pero non era esa a miña vocación de andar pintando cadros e andar retratando a xente daquela do réxime. Funme a Inglaterra e conectei cos exiliados alí. Coñecín a Cernuda e toda a xente que traballaba alí. Vin que eran máis importantes que os que quedaran, e me deu a idea de que esta senté ten que estar no estranxeiro, e nós vamos a estar traballando en España, traballando para o réxime sen decatarnos, e ó mesmo tempo vendo que os que valen teñen que estar fóra. Non se podía continuar así. E metémonos nesa cousa de facer cacharros. Había unha idea de que Sargadelos tivera unha importancia grande e había unha nostalxia polo prestixio, pois había que facer algo. Montamos un laboratorio, aquí no Castro, para estudiar as terras de Sargadelos. Pero, claro, aquilo converteuse nunha empresa que foi para adiante. Logo marchei a Arxentina, e formouse o Laboratorio de Formas, para recuperar cousas da memoria histórica, e niso estamos.
–Pois desa cousa de facer cacharros estamos hoxe en que poucos fogares debe de haber sen cerámica de Sargadelos ou do Castro.
–Pensouse ben, eh. Nesas conversas estiveron Dieste, Lorenzo Varela, Luís Seoane, Antonio Baltar, en fin, toda esta xente que estaba alí era o valor que tiña Galicia. Tiñan un sentido de estar na tradición, con conciencia galeguista, pero cun gran sentido da modernidade, como non o había aquí, nin creo que nin na xente nova que hai agora. Unha cousa é ser fiel á historia, pero tradición quere dicir traspaso, non quedarse en alcohol, senón ó contrario. Había que recuperar o Seminario de Estudios Galegos, unha editorial que recuperase as cousas que non se dixeran, e tamén estaba o de Sargadelos, facer institucións de investigación. E niso estamos.
–¿Que outras artes lle interesan? ¿Música, cine?
–Home, si. O que pasa é que eu non teño tempo.
–Xa o di no encerado: «O tempo é o máis caro, hai que saber administralo».
–Si (ri). Si é o que máis custa. Sería unha cousa boa facer un teatro, que é a base do cine. E o teatro está un pouco deslabazado en Galicia. No Consello da Cultura Galega fixeron un proxecto dunha escola dramática que aínda non se fixo, despois de catro anos. Pedíronnos a nós, se no Instituto da Información de Santiago, a ver se podiamos arranxar para facer unha cousa así. Ata o de agora non fixemos nada porque non nos interesa meternos nese asunto, porque de meternos, sería, non para facer unha escola dramática, senón para facer un estudio teórico e práctico do teatro que lle convén a Galicia. O teatro foi sempre para conducir. A xente vía os seus dramas no seu teatro. Pero non é ese o teatro que se está facendo.
–Pero eu lle pregunto polos seus gustos e vostede responde con proxectos, con actitude de traballo. ¿Non lle queda tempo?
–Non me queda tempo para nada. E que claro, vostede pregúntame polo teatro, e eu penso que sería interesante levar adiante unha cousa de teatro, pero non de calquera teatro, hai que ver e estudiar que é o que lle convén a este pobo. De qué temas tería que falar, non que nos traían calquera teatro, aínda que sexa moi bo.
–¿Que cadro lle gustaría ter pintado?
–Pois non sei, tería que pensalo moito. Non lle podo contestar a iso.
–¿E hai algunha obra de arte que admire especialmente?
–Home, si. As obras clásicas admiranse, o Renacimento, por exemplo, ten unha importancia tremenda. Leonardo da Vinci, o Buonarotti, hai unha ciencia e unha cultura detrás extraordinarias. Son os que mobilizaron Occidente, Europa, en tódalas ordes, literatura, pintura... é fabuloso.
–¿Hai unha paisaxe coa que se identifique?
–¿Na realidade ou na arte?
–Na realidade.
–As nosas rías creo que teñen un valor extraordinario, e un as quere, claro. Estiven no enterro de Carmen Muñoz, a viúva de Dieste, en Rianxo, e o malo é esa arquitectura de gresite, esas trapalladas que non teñen máis solución que a piqueta e botar abaixo todo iso. Rianxo tiña un valor arquitectonico precioso, pero é un desastre, como Galicia e como case todo o mundo. Hoxe a arquitectura está en mans da especulación. E as leis están en contra. Dicía César Portela que quitar o feísmo da nosa terra é imposible porque son as leis as que obrigan ó feísmo. Para facer un chaleciño hai que ter 2.000 metros, e a terra xa non serve para traballar, porque está toda chea de interrupcións. E o que convén é que a xente se concentre a vivir nun lado, pero que deixe a terra libre para traballar e vivir dela. Pero así o escarallamos todo. Tiñamos unhas peras urracas de marabilla, e unhas mazás tabardillas, e unhas claudias galegas, que non había mellor froita no mundo: todo eso está escarallado. E hai que traer froita de fóra, de peor calidade.
Publicado orixinalmente no suplemento Fugas de La Voz de Galicia o 20 de abril do 2002
'LA HUELLA DE UNA VIDA' DE JESÚS TENA, MAÑANA SÁBADO, A LAS DOCE, EN URREA
PRESENTACIÓN EN URREA DE GAÉN
DE “LA HUELLA DE UNA VIDA” DE JESÚS TENA
‘La huella de una vida: historias y aconteceres de mi pueblo’, con el prólogo de Antón Castro y la introducción de Ángel Gonzalvo, es un libro que recoge multitud de anécdotas ocurridas en la localidad de Urrea de Gaén (Teruel) durante el siglo XX, mezclando la simpatía de curiosos personajes de la villa, con la recopilación de costumbres y tradiciones de nuestros pueblos, la mayoría de ellas ya extinguidas. El autor, Jesús Tena, urreano, minero y hortelano de profesión, lleva plasmando su vida en papel desde hace 50 años. Hace unos años, su padre Bautista Tena también publicó una selección de sus memorias. De la edición del libro se ha hecho cargo el Centro de Estudios del Bajo Martín. La presentación tendrá lugar en la Casa de Cultura de Urrea de Gaén este sábado, 7 de enero, a las 12 de la mañana.
RETRATO DE JESÚS TENA, CON DIARIO
Esta mañana, a las doce, en el Centro Cultural de Urrea de Gaén se presenta el nuevo libro de JesúsTena; sus memorias. Me pidió un pequeño prólogo y aquí. Jesús es uno de esos seres entrañables de la localidad bajoaragonesa, cuyo padre también escribió sus ‘Memorias’.
Un cuadro de Urrea de Alex Mirasol.
HISTORIAS SENCILLAS PARA SIEMPRE
Los Tena siempre han sido un poco especiales: se han sentido arraigados en la vida popular, en la tierra y en el paisanaje, y siempre han querido dar cuenta de sí. Contarse y contar lo que ocurría a sus hijos a través de palabras sencillas, transparentes como un hilillo de agua, emocionantes como una tormenta en la primavera florida del río Martín. El abuelo paterno Ángel Tena dejó su testimonio a sus hijos y nietos; lo mismo hizo Bautista con su libro de recuerdos y confidencias, ‘Ni novela’, que era como un diario y un cuaderno de notas a lo largo del tiempo donde hablaba de las historias menudas del pueblo, de la familia y de sí mismo. Jesús Tena Pérez, hijo de Bautista y nieto de Ángel, ha hecho lo mismo: ha querido anotar día a día, mes a mes, año a año, esos acontecimientos minúsculos o no tan minúsculos que han conformado su existencia y la de los sus vecinos: los urreanos. Y no solo eso: también se afirma y se desnuda, como se ve en la confesión de su fe espontánea y en su defensa sin estridencias de los homosexuales.
Conozco a Jesús Tena desde mi llegada a Urrea de Gaén en agosto de 1991, prácticamente. Y siempre me ha parecido un hombre especial: dulce, afectuoso, de convicciones, uno de esos ciudadanos que pasaba por la vida con intensidad, disfrutándola en todas sus dimensiones: en la intimidad, en la cofradía, con el grupo de amigos, en la taberna, en el campo y en la mina. Podríamos decir que Jesús Tena era un hombre de su tiempo y a la vez un hombre inscrito en una buena porción de tradiciones: las romerías, la Semana Santa, los secretos del campesinado como la dula o el ador, e incluso la política. En uno de los fragmentos de su memoria recuerda cuando era concejal de Urrea de Gaén y el viaje que hizo con su corporación al Palacio del Pardo para darle una distinción al general Franco: la emoción, la tensión y el silencio se cortaban con el aliento.
Jesús Tena Pérez empieza el libro de una manera casi inesperada: relatando la historia de ‘Los zapateros’, dos personajes muy peculiares que pertenecía a la Brigada 32 del ejército republicano, que orinaban a través de una caña y que participaron en la vida cotidiana de Urrea de Gaén hasta que apareció un cazador de maquis. Y a partir de ahí evoca al maestro Ángel Gargallo, que era como un segundo padre, afectuoso y próximo, y a la señora Pabla, la maestra de párvulos que les llenaba aquella infancia inicial de cuentos de hadas. La jota ocupa un lugar importante, y entre los joteros, y hay muchos en el libro, está Alfonso Zapater, procedente de Alcañiz, creador de la jota de Albalate y campeón de campeones; Jesús, que siempre lo ha guardado todo, recuerda que tiene en sus manos una poesía de su hijo Alfonso Zapater Gil, escritor y periodista, y la rescata. En ese viaje por la infancia, hay prodigios, historias de personajes pintorescos, bromas y veras, juegos, notas sobre la matacía y sobre algo más insólito: las técnicas para “encorrer buitres”. Más que una técnica quizá fuera una travesura de críos.
Jesús le da libertad al carrete de la imaginación y de la memoria, y realiza un inventario de sucesos y azares como la llegada de aquellos húngaros y titiriteros que traían osos y monos y proyectaban el cine ante una fachada bien encalada. Narra su primer viaje a Zaragoza, y el deslumbramiento que le produjeron las calles y el Pilar; y ya puesto, Jesús, que está en ese momento en que la vida se expande con auténtico vértigo, recrea sus primeros viajes a Albalate del Arzobispo.
El libro está lleno de criaturas insólitas, de fiestas, de diversos hechos cruciales (como la llegada de la luz a Urrea de Gaén, pongamos por caso), pero hay notas que son verdaderamente jugosas. Recuerda Jesús que en el pueblo había muchos pastores y labradores, pero quizá ninguno tan especial como Tomás ‘el Chirón’, que no solo se iba por aquí y por allá con los rebaños durante el día sino que aprovechaba los días de plenilunio para arar la tierra. Este detalle tan bonito refuerza una idea del libro: se cuentan historias populares, de seres de carne y hueso, de gente que se esforzaba para vivir y para sacar adelante un jornal complementario para los suyos. La última parte del libro está llena de protagonistas así: transidos de humanidad y de ternura, un poco raros también, pero fascinantes. Entre ellos, por ejemplo, aquel campeón de carreras pedestres llamado El Royo de Urrea.
También es un libro sobre cómo se desenvuelve la existencia: las huidas de casa, la pesca, el impacto de la guerra civil y, sobre todo, de la posguerra, la llegada del primer tractor al pueblo o la existencia de un perro blanco, llamado Pegaso, que murió de puro viejo tras dejar una huella indeleble; fue un gran animal de compañía que contrasta en el libro con la descripción de un perro feroz.
Cuando rondaba los 40 años, Jesús Tena, merced a la sugerencia de un familiar, decide entrar en las minas subterráneas que tiene Endesa en Ariño. Cuenta cómo fue la experiencia y cómo supo compatibilizar siempre la mina con la agricultura, con la huerta, con la música, con la pasión por las historias. Cuenta también cómo llega el primer ordenador a su casa y a la de su esposa, María Luisa, el amor de su vida y la madre de sus cinco hijos. Por cierto, Jesús cuando era niño tuvo una novia: un día él dijo que Dolores era su novia y a partir de entonces era acogido en su casa con seis o siete años como si realmente lo fuera. Le daban conversación, dulces y lo que hiciera falta. Ahí asoma ya otra virtud del libro: el candor, la mirada humanista, la ternura, un punto de humor y de confidencia muy sincera. Algo que también se vislumbra en la devoción hacia el personaje más importante nacido en Urrea: Pedro Laín Entralgo, que fue agasajado en la localidad en 1996; con aquella visita se rompió un malentendido. Cuando contaba 83 años, Jesús Tena le mandó una bonita carta de felicitación, que transcribe.
El libro revela algo casi primoroso: Jesús Tena se preocupa de sí mismo, de los suyos, pero también de los demás. Aquí hay muchos paisanos, conocidos y amigos, porque este libro es también la crónica de un pueblo y de sus gentes. Urrea de Gaén. Esa villa que se refleja en la corriente del río Martín y en la historia.
CASTELLÓN Y COLÓN EN EL PRINCIPAL, DÍA 11
Este miércoles, once de enero de 2012, en el Teatro Principal de Zaragoza, Ismael Grasa presentará una obra de teatro de Alfredo Castellón Molina: dramaturgo, cineasta, realizador de televisión, narrador. Se trata de ‘Aquellos pájaros anunciaban tierra’, centrado en la figura de Cristóbal Colón. El texto había sido leído, tiempo atrás, por Alfonso Desentre en la Biblioteca de Aragón. Hace algunos años ya. La profesora y traductora María Rosa Burillo ha escrito este texto sobre Alfredo Castellón, ese hombre de ojos azules que hizo más de 400 programas de ‘Estudio 1’ y que dirigió proyectos como ‘Mirar un cuadro. Ha hecho, además, dos películas: ‘Platero y yo’, basada en el libro homónimo de Juan Ramón Jiménez, y ‘Las gallinas de Cervantes’, que parte del texto breve de Ramón José Sender.
EL ‘COLÓN’ DE ALFREDO CASTELLÓN
Por María Rosa BURILLO
Pasados los años, llegarán tiempos/ en los que el Océano desatará sus lazos,/y aparecerá una inmensa tierra,/ y Tifis descubrirá nuevos mundos,/ y no será ya Thule el fin del orbe.
El miércoles 11 de enero de este año 2012 recién estrenado, a las 19.30, se presenta en el Teatro Principal de Zaragoza el libro de Alfredo Castellón, Aquellos Pájaros Anunciaban Tierra, una obra de teatro sobre los avatares de Colón en su empeño por llegar más allá de la mar océana. Cuando pregunté a Alfredo porqué había elegido un personaje del que se ha escrito tanto, me dijo sencillamente: “Siempre me han interesado las personas que miran un poco más allá”.
La historia es muy hermosa, se advierte enseguida que se ha documentado a fondo para escribirla pero lo que más me ha interesado es la humanidad del personaje y la propia estructura del texto. Hay episodios cargados de ternura, la que muestra Colón hacia su hijo Diego. Se reivindica la figura del Rey Fernando de Aragón y su papel crucial en la empresa del descubrimiento, un hecho que las historias populares parecen haber dejado de lado dando todo el protagonismo a Isabel de Castilla. Hay unos pensamientos muy hermosos del propio Colón, sus reflexiones, su tesón, y muchos detalles originales que captan la mente del espectador -la lectura es todo un espectáculo poético visual- y le hacen querer ir hacia delante.
Castellón maneja a la perfección los diálogos, detrás de ellos la experiencia de toda una vida haciendo cine, teatro, televisión… Sabe muy bien dónde colocar el contrapunto humorístico que suavice la tensión y lo hace con el episodio del “santo veedor” una mezcla de ternura, socarronería y sutil crítica social que dice mucho del propio autor del texto. Pero lo mejor es que la disfrutéis por vosotros mismos…
SUFRIDA Y MÍNIMA VICTORIA DEL GARRAPINILLOS ANTE EL SILOS 1-0

GARRAPINILLOS 1- SILOS 0
Las fiestas navideñas trajeron la dispersión entre los jugadores del Garrapinillos. Tuvimos cena para despedir el año, tras la victoria ante el Marianistas, donde nos quedamos sin Óscar Cambra para toda la temporada a consecuencia de una lesión de ligamento cruzado. Entrenamos tres días, pero no siempre todos: sabíamos por tanto que el partido de hoy ante el Silos en el campo de San Lorenzo, en un día luminoso, ventoso y casi primaveral, iba a ser difícil. Queríamos, además, dedicarle la victoria a Óscar y también a Néstor: ambos no volverán a jugar, probablemente, esta temporada. Por eso los chicos habían preparado una camiseta blanca de ánimo para ambos: Néstor no pudo venir, pero el exterior Óscar estaba allí. Como siempre. Como si fuera a lucir la camisola del 20, que hoy lució Alberto Sancho. Y que lucirá lo que resta de campaña.
Arrancamos con bajas y lesionados: a las suspensiones para Jesús Ángel y Fran, se sumaba la lesión de Javier Lacabe y la de Jorge Blasco, que se sentó en el banquillo. Jugamos así: Sergio Calvo; David Mateo, Jorge Beltrán, Eduardo García ‘Pirri’, Dani Pequerul; Diego Rodríguez, Kike Alcubierre, Alberto Luna; Jorge Rodríguez, Eloy Mateo y José Antonio ‘Pitu’. En el banco se sentaron el arquero Luis, Alberto Sancho, Quique Romero, Alberto Rubio y Jorge Blasco. El partido empezó sin brillo. El viento jugaba contra los rojillos de San Lorenzo; con todo, la jugada mejor elaborada, e iba a ser casi la única, fue por la derecha, trenzada entre Jorge y Diego Rodríguez que acabó en un centro hacia Eloy y ‘Pitu’, que no encontró rematador. El Garrapinillos no encontró su sitio: ni administraba el balón, ni lograba profundizar ni generaba ocasiones; aún así, Eloy pudo marcar en un par ocasiones, en ambas partes. Por desgracia, no marcó: recibió dos tarjetas amarillas y dejó al equipo con diez y con un alarmante 0-0 hacia el minuto 20 de la segunda parte. Jorge Blasco sustituyó ya en la primera parte a Kike, con una lesión en el empeine; y nuestros jugadores, en lances claros, otros pueriles y algunos más que dudosos, recibirían tarjetas sin conocimiento: prácticamente hubo tarjetas para casi todos. Para David Mateo, Jorge Beltrán, Eduardo Pirri, Dani Pequerul, Jorge Rodríguez, Alberto Luna, Jorge Blasco...
Con diez sobre el campo, Jorge Blasco recibió un centro limpio desde la izquierda y se elevó sobre su marcador, y marcó en un testarazo limpio hacia atrás. El Garrapinillos mejoró un poco en la segunda parte, pero también el Silos se estiró y generó ocasiones claras que salieron fuera o que marró por poco. Hacia el final, Jorge Blasco recibió un terrible cabezazo, pareció fortuito, de una rival en el hueso maxilofacial, y aún no sabemos qué le ocurre. Otra baja importante. Al final, con mucho trabajo y mucha pelea, y la fortuna necesaria que se necesita cuando juegas con diez y has ido perdiendo jugadores claves, el Garrapinillos resistió y venció por uno a cero. Un resultado que premia no la brillantez de juego, ni el dominio, sino el pundonor, la intensidad, la búsqueda de la victoria, y que premia también algo que los jugadores querían hacer antes de empezar el choque: dedicarle la victoria a Óscar y a Néstor. Y también a Rafa, el lateral zurdo lesionado, y a Jaime, que deja el equipo porque se marcha para ingresar en el ejército, donde aspira a hacer carrera.
El equipo se ha quedado diezmado. Ha perdido a Jorge Blasco para algunos partidos, tal vez, a Eloy y a Jorge Rodríguez por acumulación de tarjetas, y quizá recupere al capitán Lacabe el próximo día.
Pese a todo hay que felicitar a los jugadores: no han brillado como otras tardes, pero han logrado el objetivo: jugar, aguantar el cierzo, marcar y vencer al Silos, que no dio mala impresión en ningún momento. Por ahora, seguimos líderes. Costó, costó, costó lo que no está escrito; el Garrapinillos esta vez acusó el relax navideño, las bajas y le faltó pegada. La pegada que había tenido en otros momentos. Con todo, seguimos ahí, en lo más alto, con los tres puntos de ventaja que teníamos sobre A Mesa Puesta-Anento, y con 35 puntos en 15 partidos, dos más que el año pasado en 34.
*En la foto de archivo, Diego Rodríguez. Hoy ha estado por debajo de sus posibilidades.
RAÚL ARIZA: UN CUENTO CORTO
El escritor de Castellón Raúl Ariza, especialista en narrativa breve y autor de ’Elefantiasis’, me ha manda un cuento corto casi a modo de bienvenida en este blog al nuevo año.
LA VIEJA CASA DEL PUEBLO
Por Raúl ARIZA
Todo comenzó hará un mes, cuando descubrí un ligero desconche en una de las paredes del salón. Una pequeña calva en la pintura que tan solo reflejaba la edad de la edificación, el desgaste por el uso y el descuido en estos últimos años, en los que ya no servía ni como vivienda de temporada.
La casa del pueblo era de la robustez y la envergadura que le recuerdo a mi padre. De paredes gruesas y techos altos. Tras mi separación, mis padres me la dejaron en uso porque no podía pagarme una de alquiler. Realmente fue mi madre quien terció por mí, porque con mi padre hacía varios años que no me hablaba y apenas nos veíamos. Siempre nos quisimos pero, o bien dos caracteres encontrados o bien una cabezonería compartida, lo cierto es que el distanciamiento, agravado desde que hace un par de años me casé con quien hoy ya es mi ex, era un hecho.
Lo de la casa comenzó, como he dicho, con una cuestión estética sin mayor trascendencia, sin embargo, en poco menos de un par de semanas el problema se agravó de repente, apareciendo, inesperadamente, enormes e inquietantes fracturas por todas partes. Primero fue en el largo pasillo, que tiene la grisura del carácter que he heredado de mi padre, donde una mañana encontré una grieta que, como una gran falla, cruzaba de este a oeste una extensión de casi seis metros de largo. Después fueron la cocina, en la que cayeron varios azulejos y se descompensaron los armarios, y los dos baños, que acabaron inundados tras la rotura de sus cañerías. Por último, el dormitorio conyugal presentó de un día para otro un estado ruinoso, amenazando desplome en cualquier momento. Su techo amaneció rajado en sentido longitudinal, la pared maestra sucumbió un par de centímetros al menos, y parte de la moldura que circundaba la estancia cedió, llenándolo todo de cascotes. Por miedo a quedar soterrado bajo una pila de escombros, tuve que cambiar de habitación y volver a la que ocupaba de crío cuando veraneábamos aquí. Anoche, mientras trataba de dormir entre tanto crujido amenazante, pensé y luego soñé con el viejo.
Esta mañana no me ha dado tiempo ni a desayunar. Tras un extraño ruido, algo así como el sordo crujido de una rama al partirse, la casa se ha escorado hacia la derecha como el casco viejo de un barco que hace aguas. Ha sido tan brusco el azote, que apenas me ha dado tiempo de coger las cuatro pertenencias que he podido y de salir medio desnudo a la calle. Un par de minutos después, la casa se ha desplomado frente mí.
Al conectar el móvil para llamar a la familia y contar lo sucedido, he comprobado que tenía varias llamadas perdidas de mi hermano mayor. Papá ha fallecido. Me ha dicho. Por lo visto, andaba desde hace más o menos un mes con algún que otro achaque sin demasiada importancia, pero no ha sido hasta estas dos últimas semanas cuando su progresivo deterioro se ha hecho manifiesto y alarmante, hasta que, después de estar un par de días hospitalizado, hoy, con el primer sol de la mañana, su corazón se ha derrumbado.
*Arriba, retrato de Raúl Ariza. Y luegos dos retratos de León Riesener: Una de su mujer, otra de Delacroix.
LICHFIELD RETRATA A KATE BUSH

Siempre me han gustado las voces femeninas. Me han gustado especialmente: cuando llegué a Zaragoza, impresionado por María del Mar Bonet, llegué a comprar casi todos sus discos. Y a la vez, gracias a un buen amigo como Alberto Torró, que fue mi maestro de grupos y de voces, descubrí a una mujer que me encantaba con dos álbumes en concreto: ‘Lionheart’ y ‘The kick inside’. Hablo de Kate Bush, de la que han remasterizado varios de sus álbumes en 2011. Ya he oído dos o tres veces su último álbum: ’50 words for snow’ (50 palabras para la nieve), muy delicado y misterioso, evanescente, con algo de aroma de leyenda glacial. Estos días he estado repasando la obra de Patrick Lichfield, un gran fotógrafo británico: él le hizo esta estupenda foto a Kate Bush.
ESTA NOCHE, PENÚLTIMO BORRADORES
[El próximo día 17 de enero desaparece 'Borradores' de Aragón Televisión, tras más de cinco años y medio en pantalla y 280 programas. Por supuesto que a todo el equipo del programa nos habría encantado seguir. La cadena ya estrena el programa de música 'La Comunidad Sonora' y a partir de febrero habrá un nuevo magazine cultural dirigido por Adriano Oliveros y producido por el Grupo Zeta. Mil gracias a todos por la corriente de cariño y de complicidad que nos ha llegado desde todos los sitios de España y de Aragón. Estabamos agradecidos y emocionados. Ha sido el mejor regalo de Reyes.]
[En las fotos: ilustración de Fernando Vicente, Isaac Rosa, Andrés Pascual, una foto de Aránzazu Peyrotau del libro de Margarita Barbáchano y Kim Fasticks (Jorge Berges).]
PENÚLTIMO ‘BORRADORES’ CON D. ALBIAC, ISAAC ROSA, GAMONEDA, F, VICENTE
La profesora e historiadora de literatura española Lola Albiac, especializada en la ilustración, es una de los invitados al penúltimo programa de ‘Borradores’, que se emite esta medianoche por Aragón Televisión. Hablará del cuarto volumen de la ‘Historia de la Literatura Española’ que dirige José-Carlos Mainer, titulado ‘Razón y Sentimiento. El siglo XVIII’ (Crítica), que tiene una importante presencia aragonesa de personalidades tan diferentes como Pignatelli, el Conde Aranda, Manuel Roda, Luzán o Goya, pero también habla de otros autores como Jovellanos o José Cadalso. El otro invitado al plató es el músico Kim Fasticks, el nombre del proyecto musical de Jorge Berges, un actor y compositor que reside desde hace algún tiempo en Berlín, donde prepara una versión en varias lenguas del ‘Finnegans wake’ de James Joyce. Berges explicará las claves de su disco ‘The holy place of love’ e interpreta dos temas.
El programa, por otra parte, ofrece un reportaje con el escritor Isaac Rosa, autor de ‘La mano invisible’ (Seix Barral), una novela de estirpe realista que aborda el mundo del trabajo y de diversas profesiones a veces invisibles. Muestra el trabajo del pintor e ilustrador Fernando Vicente, que colabora asiduamente con ‘ Babelia’, que ha ilustrado ‘El juego de las nubes’ de Goethe y ‘La saga de Erik el rojo’ para la editorial Nórdica. ‘Borradores’ se traslada a la sala Spectrum Sotos y allí conversa con Margarita Barbáchano, autora del libro ‘Mujeres de Edad invisible’ (Mira), ilustrado por una foto de una docena de fotógrafas aragonesas, que explican sus fotos. Se ofrece un reportaje con el premio Cervantes Antonio Gamoneda, con motivo de un recital que ofreció en el Museo Pablo Gargallo, acompañado de poetas aragoneses como Almudena Vidorreta, Manuel Forega, Nacho Escuín, Emilio Pedro Gómez o Brenda Ascoz, entre otros. ‘Borradores’ se cierra con un reportaje con el novelista Andrés Pascual, autor de ‘El haiku de las palabras perdidas’, donde habla de una historia de amor de dos jóvenes que desean resumir y encerrar su pasión en un haiku y a la vez también cuenta una historia vinculada con la bomba atómica y la II Guerra Mundial.
DIÁLOGO CON MANUEL VILAS: PUBLICA 'LOS INMORTALES'
El escritor Manuel Vilas (Barbastro, 1962) acaba de publicar en Alfaguara su nueva novela: ‘Los inmortales’, un libro que incorpora fotografías y que sigue la estética de su novela anterior ‘Aire nuestro’. Es un libro inequívocamente culturalista, pero con esa mirada deformadora, grotesca y libre que usa Manuel. Aquí el protagonista se llama Saavedra. Alfaguara me hace llegar esta entrevista con el autor, que presenta su libro el viernes de la semana que viene en Zaragoza.
“NO PUEDO ACEPTAR LA MUERTE, ME
PARECE UN ERROR DE LA NATURALEZA”
Entrevista de ALFAGUARA.
Pregunta. Es Aristo Willas, en el futuro más lejano posible (22011) quien nos abre la puerta a la historia, tras el hallazgo del manuscrito que vuelve innobles a sus antepasados, los primeros inmortales, ¿por qué decidiste utilizar ese marco narrativo?
Respuesta. Utilicé de una forma paródica el viejo recurso del manuscrito encontrado. Toda la novela de Los inmortales es un manuscrito encontrado en el año 22.011 por un personaje llamado Aristo Willas. En el año 22.011 la inmortalidad es un bien espiritual del que gozan todos los seres humanos. Es un bien noble y elevado, una conquista espiritual y material. En cambio, en ese manuscrito, que pertenece al siglo XXI, es decir, a nuestra época, la inmortalidad es una aspiración cómica. Con ese contraste entre lo trágico y lo cómico arranca la novela.
P. Si en Aire Nuestro se deformaba hasta la carcajada histérica (y maravillosa) una cadena de televisión, aquí se hace lo propio con una novela, que en este caso parece, como dice el propio Aristo Willas, una novela de caballerías invertida, siniestra, innoble para con los futuros inmortales. ¿Dirías que es una novela cervatina deconstruida?
R. Hay muchas cosas de Cervantes en Los Inmortales. Cervantes para mí es un misterio. Pero ese personaje de mi novela, llamado Aristo Willas, habla desde un punto de vista shakesperiano. Aristo Willas condena Los Inmortales, porque es una obra cómica. Tragedia y comedia se enfrentan en las primeras páginas de la novela, la galaxia Shakespeare frente a la galaxia Cervantes. Pero, efectivamente, esta es una novela cervantina. Mi cervantismo reside en que no consigo ver la realidad, eso me hace tolerante, y también compasivo. Los Inmortales nace de mi experiencia de ver morir a gente a la que quería. No puedo aceptar la muerte, me parece un error de la naturaleza. Corrijo ese error con la literatura. Me he inventado una inmortalidad made in Vilas. La muerte ya no existe para mí. He escrito esta novela contra la muerte.
P. El homenaje a Cervantes está servido desde el arranque (Saavedra). Y vuelven a aparecer algunos de tus ya clásicos: Johnny Cash (aunque esta vez sólo se le mencione), Juan Carlos I, Lorca, Picasso, ¿quién dirías que es el protagonista de esta historia?
R. El protagonista es Saavedra, un tipo que da la sensación de que es la reencarnación de Cervantes; sin embargo, él nunca llega a afirmar tal cosa. Aunque no preside todos los capítulos de la novela, Saavedra es el personaje que más aparece y el que más protagonismo concentra.
P. El humor (negro, bizarro) es el motor de cada una de las escenas (encarnado en misiones delirantes que incluyen degustar miles de hamburguesas del McDonald’s y cortar cabezas de directivos de Movistar.), ¿es una suerte de botón que desactiva la realidad o dirías que la hace aún más real?
R. Pensé en las misiones de la caballería andante del siglo XV y he intentado buscar el equivalente de esas misiones en el siglo XXI. A un personaje de la novela, Corman Martínez, se le pide que visite todos los McDonald´s de la tierra. Es una prueba heroica. Hay crítica social posmoderna en la novela. Un personaje recibe el encargo de cortar cabezas de directivos de telefonía móvil. Los personajes de mi novela piden justicia, pero no saben cómo lograrla. No saben dónde está la justicia.
P. Vuelves a aparecer como personaje, esta vez, camino de la Luna. ¿Hay algo de crítica al delirio de las lecturas poéticas en lugares de lo más insospechado?
R. No lo había pensado, pero imagino que sí, que hay una crítica lúdica a ciertos excesos del “estado cultural”. No sé si crítica o celebración. Puede que haya una exaltación enloquecida de la cultura. El último grado al que hemos llegado como civilización es a la creación de estados culturales, creo que eso es de lo que trato en ese capítulo, en el que un poeta llamado Manuel Vilas, en el año 2040, viaja a la luna junto con otros seis poetas, con el encargo de componer un poema sobre la luna a pie de luna. Veremos cosas así en el futuro. La cultura ya no tiene poder transformador, es un espectáculo más, eso he querido decir allí.
P. En un momento determinado, Corman Martínez, el personaje que habla con Stalin, ve de forma simultánea El Día de la Bestia y Los Lunes al Sol porque considera que cada una de ellas resume una de las dos Españas, la del esperpento la primera, la de la reflexión la segunda, ¿dirías que tu narrativa hace algo parecido?
R. Ese es un capítulo muy bestia. Trata de España a través de dos películas recientes. En las dos se dibuja una visión de España. Sí, yo creo que mi narrativa también busca reflejar la sociedad española, representar el país en el que vivimos. No es una tarea fácil. También se invoca a Larra en ese capítulo, en la medida en que fue uno de los pioneros en tratar el tema de España desde la modernidad. Valle-Inclán y Luis Buñuel también están presentes. Ya nadie sabe quién fue Mariano José de Larra, eso me parece divertido. Pronto no sabremos quién fue Galdós. Y pronto no sabremos quién fue Felipe II. No critico esto, me parece gracioso. Además, todo esto acaba confirmando mi teoría de que la Historia está mutando.
P. Ponti (Juan Pablo II) está fascinado por la sección de electrodomésticos de El Corte Inglés y por el tacto de los neumáticos nuevos, ¿hasta qué punto el consumismo nos está consumiendo?
R. Ponti exalta la materia. Ponti es una abreviatura de Pontífice. En la novela hay una exaltación de lo material. Una fascinación por tocar frigoríficos, televisores, microondas, ruedas de automóvil. Ponti entiende que toda esa materia lleva oculto un significado trascendental. Es como si bendijera el avance de la industria. Piensa que los seres humanos están acercándose a Dios. Es una sacralización del consumo, es otra vuelta de tuerca a la crítica del consumismo. Es la divinización del consumismo. Ya casi no hay crítica, sino gozo. Para Ponti la riqueza material de este siglo XXI es un misterio tan grande como el de la Eucaristía.
P. La fascinación que sienten todos los viejos inmortales por los avances de la técnica (los ordenadores portátiles, el aire acondicionado, ese tipo de cosas) deshonra la inmortalidad en sí y la convierte en una inmortalidad de saldo (sólo en algunos casos), ¿es el ser humano hoy menos noble de lo que lo era antes (y sitúa ese antes donde lo creas oportuno)?
R. No, yo creo que el ser humano está mejor ahora –desde cualquier punto de vista, político, económico, social-- que en cualquier otro momento de la Historia. El problema es que mi novela niega la Historia. Se dice todo el rato que sólo existe el Presente. La muerte es solo un lugar del estadio evolutivo del ser humano. El ser humano acabará siendo inmortal. Tal vez ya lo sea. La muerte es inadmisible. Por eso me interesa la Ciencia Ficción, y mucho. Porque en el futuro nadie morirá. Lo veo clarísimo. A los ojos de los que vendrán, nosotros seremos pobres neardentales. Inspiraremos mucha lástima. Eso ya lo dice Aristo Willas al principio de Los Inmortales. Haber nacido en esta época significa que, desde un punto de vista tecnológico, aún tendrás que morir. Es mejor nacer dentro de 20.000 años. Nos confundimos naciendo ahora. Por la maldita prisa en nacer. Morirse es patético, es como seguir viajando en mula en vez de viajar en un avión supersónico. Un retraso. Yo lo veo así. Dentro de un par de siglos, la gente vivirá ya 140 años. Nosotros seguimos con la expectativa de vida de 80 años como mucho, que es ridícula. Amo la vida, por eso digo todo esto. Imagínate, poder vivir ya 140 años, eso sí es fuerza y grandeza. Yo no pienso morirme, y en cualquier caso volveré.
P. Si Manuel Vilas, el único personaje de la novela que le teme a la muerte, fuese inmortal, ¿a cuál de los escenarios que describes (las playas de Cambrils, Santa Cruz de Tenerife, Zaragoza, la Luna, etc.) se desplazaría y qué demonios haría una vez allí?
R. Yo creo que la luna. Intentaría comprender desde allí qué es la vida humana, qué demonios hacemos mientras vivimos. Intentaría ser feliz en la luna, pero buscaría saciar mi curiosidad. En realidad, la novela toca el tema del conocimiento humano. Como no podemos llegar a conocer la verdad, los personajes se refugian en el amor. El amor es la única alternativa siempre. Al final, Los Inmortales se convierte en una novela de amor.
ADIÓS A JOSÉ TEROL
[El pasado sábado, José Terol, padre de mi cuñado José Luis Terol, suegro de mi cuñada Mari Ángeles, vino a comer a casa. Y en él me inspiré para escribir este texto que apareció en Heraldo en mi sección ‘Cuentos de domingo’. _José estaba muy emocionado. Decía que lo suscribía todo por entero: que él se sabía el protagonista de la historia. Ayer, tras una mañana agitada de cariño, tras leer algunos de sus libros favoritos, de Punset y de Marina, José fallecía a los 88 años. Había releído el texto de nuevo; su hijo José Luis ha querido que se vaya a la tumba a descansar para siempre, muy cerca de su mujer que yace en Jumilla, con este texto en un bolsillo. Esta foto se la hice el pasado verano en Ejulve.]
EL ANCIANO PERPLEJO: ADIÓS A JOSÉ TEROL
¿Cuántas navidades creéis que me quedan?, pregunté en el brindis. Los más generosos soltaron una mentira piadosa: diez años. El tiempo necesario para que los tuyos vuelvan al poder, dijeron con ironía. Tengo 86 años. O más. Estoy más delgado que nunca. De vez en cuando me da algún que otro achuchón: me debilito, me mareo, asusto a los míos. Aún leo: libros de política, de historia, con letra grande. Leer es la mejor ventana al mundo: estás contigo y con los demás, te informas y te invitan a reflexionar. Leer ha sido una de las aventuras más bonitas de mi vida: tan grande como el amor, como saberse de una tribu y su tertulia, de una familia, de una ciudad y sus calles. Ahora los periódicos anuncian el fin del mundo, bueno, exagero: anuncian un futuro negro, un vendaval de incertidumbre, constatan un ejército de parados o de desesperados. Jamás lo habría imaginado. En mi casa algunos se han quedado en el paro: mi yerno, un nieto. Los vecinos de aquí y allá. A casi nadie les salen las cuentas. Durante años he pensado que la democracia había traído no solo la libertad, la cultura y la modernidad, sino la esperanza del porvenir. Nadie volvería a vivir como lo habíamos hecho nosotros: un poco a rastras, pugnando con la noche de piedra y contra los emisarios del miedo. Si había escozor y conflictos: toros, fútbol y semana santa de sombra. Ahora hay otras cosas: célebres de la nada, y gritones y reaccionarios en la tele, y fútbol a todas horas, como un castigo o una emboscada. Esto parece lo anecdótico. Y no lo es tanto: la democracia y la política palidecen. Ha perdido lo público: retrocedemos en conquistas sociales básicas minuto a minuto. Y eso sí podría parecerse al fin del mundo.
CINDY SHERMAN: AUTORRETRATO

Hubo una época en que me gustó mucho Cindy Sherman, la fotógrafa norteamericana que casi siempre se autorretrata. Luego dejó de gustarme tanto. Y ahora vuelve a gustarme por una razón afectuosa: a mi hija Aloma le gusta mucho. Sé que no tiene demasiado sentido lo que digo, pero es así. Y me ha gustado mucho esta foto. Sherman es muy teatral, imaginativa, tiene alma de transformista. ¿Cuántas mujeres, cuántas artistas, cuántas actrices puede ser Cindy Sherman?
ELÍAS MORO Y SUS 'MORERÍAS'

Elías Moro Cuéllar es uno de esos seres enfermos de literatura y de palabras, marcado por un especial sentido de la amistad. Residente en Mérida y madrileño de 1959, Zaragoza se ha convertido en su ciudad de los afectos. Aquí tiene ya un montón de amigos, y no hay semana en que no mande algunos de sus mensajes: correos, cartas, portales, libros, folletos o sus publicaciones nuevas. Siempre piensa en los demás, y en eso se parece un poco a Félix Romeo: encuentra en librerías de viejo o en su poblada biblioteca libros que sabe que te van a gustar: a mí me ha mandado cosas de Ramón Acín, de Camilo José Cela (a propósito de su pasión por el fútbol) o de Manuel Rivas. Y de otros autores a Fernando Sanmartín, Pepe Melero, Cristina Grande... Ayer llegó un librito que hizo para los amigos, con colofón del 22 de diciembre de 2011, fecha del nacimiento de Álvaro Cunqueiro Mora. Se titulas ’99 Morerías’ y es su personal homenaje a Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías. Dice por ejemplo: “Las pisadas del hipopótamo son un terremoto para las hormigas”; “Los micrófonos están siempre como a punto de ser besados”; “Los grillos siempre tienen la misma conversación”; “El viento no es más que un aire que ha salido de parranda; eso sí, con unas copas de más”; “A la lavadora le gusta comerse un calcetín de vez en cuando”; “Los pájaros son la banda sonora del aire” o “El periódico se ríe de nosotros todos los días con las mentiras que nos cuenta”... Y así hasta 99, en esta entrega que consta de 99 ejemplares y que está dedicada a Isabel Román.
Otras ’Morerías’:
La tristeza es una risa que no encuentra la puerta de salida
El ojo de la cerradura multiplica la belleza de lo prohibido
El pijama es el traje de faena de los sueños
La cicatriz es la memoria de la herida
*Dos fotos de Elías Moro Cuéllar, la segunda es de Jorge Armestar, un retrato de Alfonso de Ramón Gómez de la Serna.
LAURA FREIXASY JAUME CABRÉ VISITAN ZARAGOZA ESTA SEMANA
[Recibo este correo de la librería Cálamo acerca de dos presentaciones de esta semana. Laura Freixas, escritora, editora y experta en literatura femenina, y Jaume Cabré, quien, con su ‘Yo confieso’, ha sido el autor del año para ‘El Cultural’ de ‘El Mundo’.]
Martes 17 de enero de 2012 a las 20 horas en Librería Cálamo
Laura Freixas nos presenta su última novela, Los otros son más felices, obra publicada por Ediciones Destino. Acompañarán a la autora Eduardo Bandrés, catedrático de Estructura Económica de la Universidad de Zaragoza, y Miguel Mena, escritor y periodista.
Sinopsis de Los otros son más felices. Áurea es una chica de 14 años, madrileña de origen manchego, que va a pasar el verano a la casa de unos familiares lejanos en un pueblecito de la costa Brava. El contraste entre los esfuerzos inútiles de su madre por sacudirse de encima la catetez, que la hacen caer en el ridículo, y el aire aparentemente desenfadado, abierto y culto de sus«primos ricos» compondrán el germen de un malestar que hará que su vida cambie de rumbo radicalmente. Muchos años después, Áurea desentraña algunas respuestas a las preguntas que se ha hecho durante todo ese tiempo. Preguntas acerca de un verano rico en acontecimientos y en el que Áurea conocerá el arte, la belleza, el estilo, la elegancia y la cultura. Una vida verdadera que sin embargo esconderá también mentira, fingimiento y decepción, y que encerrará la clave de un secreto vital que no acierta a desvelar.
Laura Freixas. Barcelona, 1958. Hizo el bachillerato en el Liceo Francés y estudió Derecho por equivocación. Su primer empleo fue redactar una novela de aventuras por encargo de un fabricante de embutidos (es una de las cosas que cuenta en este libro). Fue estudiante en París y lectora de español en remotas universidades inglesas. Ahora vive en Madrid y ejerce trabajos varios —editoriales, periodísticos, docentes— con los que compra tiempo para escribir. Es autora de dos libros de relatos, El asesino en la muñeca y Cuentos a los cuarenta, del ensayo Literatura y mujeres, la antología Madres e hijas, y tres novelas, Último domingo en Londres, Entre amigas y Amor o lo que sea.
Jueves 19 de enero de 2012 a las 19.30 horas en Librería Cálamo
Jaume Cabré visita Cálamo para hablarnos de su última novela, Yo confieso, publicada por Ediciones Destino. El libro será presentado, diálogo con el autor, por el escritor y periodista Antón Castro.
Sinopsis. Si la tienda de antigüedades de la familia es todo un universo para el niño Adrià, el despacho del padre es el centro de ese universo y su tesoro más preciado un magnífico violín Storioni, en cuyo estuche aún se aprecia la sombra de un crimen cometido muchos años atrás. La infancia y la adolescencia de Adrià, llena de preguntas sin respuesta, de juegos solitarios y de falta de calor, está dedicada al estudio de la historia y de las lenguas, tal como quiere el padre, y a la práctica del violín, siguiendo los deseos de la madre. Pero un accidente acabará con la vida del padre, sumiendo a Adrià en un estado de culpabilidad y llenando su mundo de secretos y turbios misterios que tardará muchos años en despejar. Una novela ambiciosa, monumental y maravillosa que nos habla del poder, el dolor y la penitencia, el mal y la redención, la venganza, el amor, la culpa y la posibilidad del perdón, y que de la mano de una escritura brillante y a través de una imponente historia recorre los momentos estelares de la historia occidental.
El autor. Jaume Cabré (Barcelona, 1947) es un autor fundamental de la literatura catalana contemporánea. Durante muchos años compaginó la escritura con la enseñanza y los guiones para cine y televisión. Su labor literaria está centrada en la novela y el relato, pero también ha publicado teatro y varios libros de reflexión sobre la escritura y la lectura. Su obra, con títulos como La telaraña, Fray Junoy o la agonía de los sonidos, Libro de preludios, Señoría, Las voces del Pamanoy el libro de relatos Viatge d’hivern, se ha traducido en más de quince países, consiguiendo un éxito arrollador en Alemania, Italia, Francia y Holanda, y convirtiéndolo en uno de los autores imprescindibles del panorama literario actual.
*La foto de Laura Freixas pertenece a 'El Cultural' y la de Jaume Cabré a 'El País'.
JUAN CRUZ VISITA PORTADORES
[Recibo esta amplia nota de Eva Cosculluela y Félix González de Los Portadores de Sueños. Regresa Juan Cruz a su librería con ‘Contra el insulto’ (Turpial).]
Juan Cruz, en una foto de archivo de Alfaguara.
Inauguramos las presentaciones en 2012 con un escritor muy querido para nosotros: el próximo jueves 19 de enero a las 20h, JUAN CRUZ visitará la librería y conversará con Luis Alegre para presentar CONTRA EL INSULTO (Ediciones Turpial), un libro donde reflexiona acerca de como “El insulto se ha instalado como rutina perversa en la sociedad española actual. De la mañana a la noche, a través de diversos medios de comunicación, una cascada de palabras gruesas y afirmaciones ofensivas nos inunda día tras día, con cualquier pretexto y casi total impunidad”. Contaremos también con la presencia de Ediciones Turpial y, como de costumbre, al terminar la presentación tomaremos un vino juntos por cortesía de la D.O. Cariñena.
CONTRA EL INSULTO
“Los amigos de Turpial me pidieron que escribiera sobre el insulto a raíz de un reportaje que publiqué en el periódico El País acerca de la extremada bajeza a la que había llegado el periodismo y la vida española en tiempos recientes. Fue para mí como un desahogo, pues la tendencia a insultar está por doquier, todos caemos en ella, y la educación recibida no parece afectar a quienes protagonizan (protagonizamos) el uso frecuente del descrédito del otro.
Aquel reportaje, que es la base sobre la que me pidieron que preparara este pequeño volumen contra el insulto (y así lo he titulado), me llevó a hablar con algunas personalidades preocupadas por el lenguaje y también por la conducta de las personas en relación con los demás; hablamos sobre la raíz del insulto, sobre la impunidad en que éste se produce, por vacíos legales o o por indolencia social, sobre la inmunidad que conlleva el ejercicio avieso de esta mala costumbre social. Es una vieja obsesión mía, como periodista pero sobre todo como ciudadano, como persona: qué permite convertir en insulto la opinión, qué mecanismo psicológico abre en el ser humano la posibilidad de arremeter contra los demás, con palabras, hasta herir su dignidad en lo más íntimo. Qué tiene el hombre que le convierte en una bestia para el otro, qué nivel de odio llega a almacenarse para que lo que se puede decir sin ofender sea exactamente una ofensa.”
El autor se ha rodeado de un nutrido grupo de personalidades como Emilio Lledó, Diego Galán, Manuel Rivas e Iñaki Gabilondo para desentrañar los mecanismos que han permitido que el lenguaje de las injurias se generalice entre nosotros.
Juan Cruz Ruiz nació en el Puerto de la Cruz, Tenerife, el 27 de septiembre de 1948. Periodista, escritor y editor, al hilo de su trabajo se ha convertido en un viajero infatigable. Autor de más de una veintena de libros de distintos géneros, ha recibido, entre otros, el Premio Benito Pérez Armas (Crónica de la Nada hecha pedazos, 1972), el Premio Azorín de novela (El sueño de Oslo, 1988) y el Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias (Egos revueltos. La vida literaria: una memoria personal,2009). Su andadura como periodista comenzó a los trece años y desde 1976 ejerce su profesión en el diario El País, del que es miembro fundador. Colabora también en radio y televisión, imparte conferencias y cursos en numerosos países, y escribe frecuentemente en su blog, denominado Mira que te lo tengo dicho.
.
Os esperamos el jueves 19 de enero a las 20h en Los portadores de sueños (Blancas, 4 • ZGZ).
EL GARRAPINILLOS CEDE EN MONTAÑANA
MONTAÑANA 1-GARRAPINILLOS, 0. LOS AZULES FUERON MEJORES
Montañana es un campo que me gusta. Por allí vive mi amigo el pintor Carmelo Ramos Rebullida, tiene casa Ángela Labordeta, recordé el gran cuadro de Eduardo Laborda de la papelera... A pesar del olor reinante, pegajoso y desagradable, el campo tiene una atmósfera levemente romántica o quizá apocalíptica. Como si estuviera varado en un otoño perpetuo y floral. Con todo me gusta mucho: el año pasado, el Garrapinillos (dirigido por Carlos Molina) jugó allí un buen partido, se colocó 2-2, tuvo varias ocasiones de ensanchar el marcador, y al final el equipo azul, que se adapta muy bien al césped y a sus incómodos botes, resolvió con eficacia y venció por 4-2.
En un día neblinoso, el Garrapinillos volvió a esa cancha con 35 puntos, 17 más que su rival. Volvía con bajas claves: Óscar Cambra, Eloy, sancionado, Jorge Blasco, con fractura maxilofacial, Javier Lacabe, que está muy diezmado, Kike Alcubierre, con un golpe en el empeine, Pirri, lesionado en una muñeca y en el cuello... Etc. El partido se presumía difícil. E iba a serlo: la tarde era suave, de una neblina densa, de un olor envolvente. Formamos con un equipo inédito: Luis; David Mateo, Jorge Beltrán, Enrique Romero, Dani Pequerul; Diego Rodríguez, que lució por vez primera la capitanía, Alberto Luna, Jorge Rodríguez; Alberto Sancho, que debutó en la titularidad, Óscar Ortiz y José Antonio Mochales, ‘Pitu’. En el banquillo quedaron Sergio Calvo (que pararía un penalti, tras la expulsión de Luis), el juvenil Jorge de Miguel, Jesús Ángel, Alberto Rubio, que había tenido una dura semana con anginas y ganglios, y el ya citado Javier Lacabe.
Empezó el partido. Y el Garrapinillos pareció tomar el mando: Alberto Sancho penetró por la banda, Óscar Ortiz disfutaría hasta de dos ocasiones, o tres, con cierta claridad, y el juvenil estuvo vertical y peligroso, Pitu también dispuso de algunas ocasiones, borradas de golpe por la señalización injusta de fuera de juego. Pero cuando parecía que la primera parte acababa 0-0 (los locales no se habían estirado con peligro hasta entonces), se encadenó una sucesión de fallos de los rojillos y el Montañana marcó en lo que pareció un claro fuera de juego. Así terminó la primera parte, y así concluiría el partido.
En la segunda, haríamos varios cambios. Buscamos mayor profundidad y algo más de juego arriba con la incorporación de Javier Lacabe, pero pronto nos quedamos con diez. En una confusa jugada, Luis salió a por un balón, llegó en el área grande antes que el delantero, se produjo un leve choque, y el árbitro señaló penalti y expulsión. Sergio Calvo paró la máxima pena, y el Garrapinillos, con uno menos de nuevo (igual que nos sucedió la pasada semana ante el Silos), intentó irse arriba. Generó algunas jugadas, pero la segunda parte, sobre todo en los últimos veinte minutos el Montañana pudo aumentar hasta tres o cuatro veces el tanteo. Sacamos al menos tres balones claros de gol. Si hubiéramos perdido por 4-0 o 3-0, no habría sido injusto. Los azules aprovecharon la superioridad numérica y le hecho de jugar a favor de marcador. Hicieron un buen partido, y nosotros no estuvimos a la altura de nuestra clasificación.
Nos volvió a faltar juego, triangulación, algo más de personalidad, de iniciativa y calidad, y peligrosidad arriba. Nos faltan nuestros goleadores (Óscar Cambra, que ha dicho adiós a la temporada con nueve goles, y Eloy, sancionado, que lleva ocho), aunque batallamos en todas las zonas sin dejar de buscar la igualada o un golpe de suerte.
Con todo, el Garrapinillos será campeón de la Primera Vuelta. Y habida cuenta de las aciagas circunstancias, quizá no sea para echar cohetes ni cantar victoria alguna, pero podemos estar un poco satisfechos. Tenemos que mejorar, sin duda, y recuperar el pulso que no llevó a estar once partidos invictos. Hay algunas señales importantes: el gran partido de Enrique Romero, su primer choque completo de la temporada, el crecimiento de Alberto Luna, cada vez más asentado, el rendimiento de Óscar Ortiz, que quizá no estuviera todo lo rutilante que él es, pero trabajó mucho y buscó afanosamente el gol y su mejor forma..., la seriedad de Jorge Beltrán en la zaga..., la entrega de todos, el coraje, el deseo de vencer o de vender cara la derrota. También probamos a Jorge Rodríguez de interior izquierda, aunque es mucho más peligroso arriba, cerca del área. O de media punta, a la manera de Silva. Corrió y corrió, pero no encontró el pase decisivo, igual que le ocurrió a Diego, que parece atravesar un ligero bache de juego desde su decisivo gol a Marianistas.
La semana que viene nos visita la Unión. Y, aunque sea un tópico, en esta igualadísima y tensa Liga de I Primera Regional, grupo I, no existe rival pequeño. Y eso lo vemos y lo sufrimos domingo a domingo.
EL TEATRO CIRCO: EVOCACIÓN A LOS 50 AÑOS DE SU DEMOLICIÓN

El popular Teatro Circo fue
derribado hace medio siglo
Alejandro Castejón Gay con sus hijos Alberto y Alejandro ante la escenografía de ’La venta de los gatos’, que tuvo gran éxito. Arriba, una joven Raquel Meller. [Las fotos son de Alberto Castejón, hijo, y de Rafael Castillejo, entre otros]
[Este espacio circular se había fundado en 1887 para espectáculos de fieras, fue reformado por Albiñana en 1923 y tenía 1972 butacas. Se convirtió en una sala muy popular que alternaba las variedades, el cine y el teatro, y que vio pasar por su escenario a Fleta, Raquel Meller, Imperio Argentina, Concha Piquer o Carmen de Lirio]
“El Teatro Circo era una sala muy popular. Daba hasta tres funciones al día, e incluso cuatro; la más importante era la de la noche. Por allí pasaron algunos de los artistas más importantes del teatro, de la copla, del bel canto y del mundo de las variedades”, dice Alberto Castejón (Zaragoza, 1937), que se asomó por primera vez al escenario en pañales en una escena de ‘Gigantes y cabezudos’. Alberto es hijo de Alejandro Castejón Gay (1901-1960), que fue operador cinematográfico y jefe de tramoya hasta su muerte, tras un derrame cerebral que sufrió en el mismo recinto.
Allí, en aquel teatro circular, construido en 1887 para espectáculos circenses y derribado tal día como hoy en 1962, hace ahora50 años, Alberto jugaría a casi todo: a las adivinanzas de canciones con su hermano Alejandro, seis años mayor que él, a la descripción de las calles de Zaragoza, jugaba en el columpio en los trapecios, donde solía entrenar una volatinera alemana llamada Irene Margot. “Mi hermano cantaba muy bien. Cuando venía el barítono Marcos Redondo, una de las mejores voces que recuerdo, nos llamaba a su camerino y nos pedía que le cantásemos. No veíamos a los artistas como dioses o como mitos, sino como amigos”, dice Alberto.
El teatro se levantó en la calle San Miguel 12, en los baños o lavaderos de la familia Marraco, y alternaría espectáculos teatrales y de variedades con las proyecciones de cine de reestreno. En 1923, el arquitecto José Albiñana, que sería ejecutado en 1936, realizó una reforma. Al principio las butacas eran de madera y luego estarían tapizadas en azul; constaba de 1972 asientos, aunque había 380 sin apenas visión en el anfiteatro. Allí en 1925 actuó Miguel Fleta con cuatro óperas: ‘La Boheme’, ‘Aída’, ‘Rigoletto’ y ‘Carmen’, tal como se puede ver en las fotos que han cedido a lo largo de los años tanto el citado Castejón como María José Quintana, familiar de José Luis Quintana, que fue jefe de la claque hasta el cierre en junio de 1961, la familia del tramoyista Cecilio Marco, Estela Clemente y la web ‘El desván de recuerdos’ de Rafael Castillejo. Un año antes, en septiembre de 1924, se había producido el debut de Narcisín, “el más grande actor conocido, encerrado en el cuerpo más pequeño”. Este Narcisín no era otro que Narciso Ibáñez Menta.
“Allí actuaron desde Raquel Meller e Imperio Argentina hasta Juanito Navarro, que hablaba de fútbol con mi padre: había hecho el servicio militar en Zaragoza y tenía la aspiración de ser presidente del Real Madrid. Pero también estuvieron Concha Piquer, una profesional muy exigente consigo misma y con los demás. Colaboramos en una caída de telón muy laboriosa, en un mutis de una canción: salió tan bien que pidió un aplauso para mí”, recuerda Alberto Castejón.
También actuó Carmen de Lirio, “que es una de las mujeres más bonitas que he visto nunca”, en obras como ‘La noche de bodas’, con dirección del maestro Cabrera, que era tan ocurrente que “se permitió el lujo de dirigir con un salchichón de Vic en la mano”.
Las dos funciones de más éxito en la posguerra fueron ‘La blanca doble’ del maestro Jacinto Guerrero con Conchita Leonardo, José Orjas, el citado Navarro o Antonio Riquelme. Aquella función de revista superó las cien representaciones y permaneció casi dos meses en cartel. “Guerrero tenía mucho talento para las escenas de chabacanería: creó algunos números graciosos muy famosos como aquel de ‘Ay que tío’ y ‘Encaje de bolillos’, que se hicieron muy populares, y creó una especie de anticipo del karaoke actual: en uno de los telones bajaban las letras de las canciones y sonaba la música para que la gente cantase”.
Otro de los espectáculos que alcanzó un gran éxito, en 1952, fue ‘Visto y oído’, una revista que se formó con los artistas del Oasis. Actuaban, entre otros, Lolita Rivero, Paddy, Susepet y Pilar o el cantante Antonio Amaya. Otros de los personajes habituales era Gracia Imperio: una morena agitanada, con un cuerpo repleto de curvas, que encendía los ánimos, tanto que a veces, tras una de sus canciones, seguía moviéndose sensualmente y se apagaban las luces para que la censura no prohibiese la función.
El cierre del Teatro Circo se produjo en junio de 1961 y seis meses más tarde la demolición. Aquel día Alberto y su hermano Alejandro recuperaron muchas de las fotos de su padre, que había ido amontonando en una garita contigua al escenario. Allí estaba la memoria visual de casi un siglo de sueño, ocio y picardía.
*Este artículo se publicó ayer en ‘Heraldo de Aragón’ y contó con la generosa colaboración de Rafael Castillejo y Alberto Castejón, entre otros.
'BORRADORES' SE DESPIDE ESTA MEDIANOCHE
ESTA MEDIANOCHE, A LAS 0.35, ÚLTIMO
PROGRAMA DE ‘BORRADORES’: EL 280
[Actuación musical: Míster Hyde. Toca dos temas: ‘Manchester’ y ‘Romper a bailar’
Plató: Javier Romero, escritor; acompañado de un vídeo de Bunbury, en el que canta a Elvis y Eva Amaral hace los coros.
Reportajes: Gervasio Sánchez, fotógrafo; Cristina Fallarás, escritora; Alberto Olmos, escritor; Laura Pamplona, actriz y cantante de Sweet Wasabi; Paco Arango, Aitana-Sánchez Gijón y Goya Toledo, equipo de la película ‘Maktub’
Balance: Resumen de 280 programas, desde mayo de 2006 a enero de 2012.]
‘Borradores’ emite esta medianoche, a las 0.35 en Aragón Televisión, su último programa tras haber permanecido más de cinco años y medio en pantalla y haber ofrecido un total de 280 emisiones con música en directo. Se han grabado más de 500 piezas de pop y rock, folk, música clásica, jazz, música electrónica, rap y otros estilos.
Acuden al plató el escritor, periodista y editor de Aragón Televisión Javier Romero Collazos que habla de su primer libro de cuentos: ‘El día en que Bunbury fue Elvis y Eva Amaral le hizo los coros’ (Tropo editores), con el que ganó el premio Isabel de Portugal de narración de 2011. El volumen presenta un carácter unitario a través de la presencia de Elvis Presley, pero también de un universo cultural vinculado a su época: el cómic, el cine, la televisión, los casinos o la música popular. ‘Borradores’ muestra una auténtica primicia: una grabación en la que Enrique Bunbury cantas temas de Elvis y cuenta con una jovencísima Eva Amaral a los coros.
El menú del programa está compuesto por muchas cosas más: Gervasio Sánchez, Premio Nacional de Fotografía y uno de los fotorreporteros españoles más reconocidos, enseña y comenta su exposición ‘Desaparecidos’, que se exhibe en el Centro de Historias, y que ofrece un recorrido por toda una historia universal de la infamia: el secuestro, la tortura y la aniquilación en los Balcanes, en Colombia, en Chile, en Iraq y, entre otros lugares, en España, tanto en León como en Cetina. En la parte más literaria, la escritora zaragozana Cristina Fallarás habla de su novela ‘Últimos días en el Puesto del Este’ (DVD. Premio de Novela ‘Ciudad de Barbastro’), un libro sobre la comunicación, la indigencia y una sexualidad muy especial, casi hipnótica; Alberto Olmos analiza su novela ‘Ejército enemigo’ (Mondadori), una narración sobre un diseñador que debe investigar la rara muerte de un viejo amigo a través de sus correos electrónicos como punto de partida. La novela trata algunos temas capitales: internet, la pornografía y la solidaridad con una estética de novela negra. Por otra parte, se emite un reportaje con la actriz y cantante e ilustradora Laura Pamplona, de origen turolense, que explica su trayectoria y su proyecto musical Sweet Wasabi, que lleva a cabo con el músico Pedro Barceló. Paco Arango, Aitana Sánchez-Gijón y Goya Toledo explican la película ‘Maktub’, lo que está escrito, una cinta en la que se ríe y se llora en torno a un niño de cáncer que entra en contacto con una familia en crisis, y que fue presentada hace poco en el ciclo ‘La Buena Estrella’.
Además, a modo de balance, ‘Borradores’ ofrece un pequeño resumen de su trabajo: más de 500 temas grabados en directo, 750 entrevistas en plató y más de mil reportajes realizados a escritores, fotógrafos, actores, periodistas, historiadores, realizadores, músicos de pop y rock y música clásica, pintores y escultores, diseñadores, viajeros, etc. Desde Zubin Metha, Lila Downs, Eleftharia Arvanitaki, Jane Birkin, Bebo y Chucho Valdés, los hermanos Taviani o Montserrat Caballé y Teresa Berganza a El Cigala, Christina Rosenvinge, Nacho Vegas, Carmen París, Manuel Vicent, Víctor Erice, Rafael Azcona, Fernando Trueba, David Trueba, Javier Cercas...; desde Agustín Sánchez Vidal, Soledad Puértolas, Javier Tomeo, Gil Novales, Rosendo Tello o Ángel Guinda a Manuel Vilas, Miguel Mena, Ismael Grasa, Carlos Grassa Toro, Isidro Ferrer, Daniel Nesquens, Elisa Arguilé, etc. La lista contempla más de dos mil nombres sin duda: más de un 20 % ni habían actuado nunca ni habían estado en la televisión.
La última actuación musical corre a cargo de la banda Míster Hyde, que prepara un nuevo disco, del que interpreta dos temas: ‘Manchester’ y ‘Romper a bailar’. Alex Elías y Edu Soria repasan la carrera de un grupo que grabó por primera vez en televisión en ‘Borradores’ hace ahora cinco años.
AGRADECIMIENTO
Mil gracias a los técnicos de sonido, de iluminación, de maquillaje y vestuario, de infografía y diseño, a los responsables de edición y montaje, de documentación, a los regidores, a las señoras de la limpieza (a las que tanta guerra dio la tarima negra), a los distintos productores que hemos tenido (Suso, César, Federico, Óscar, Raquel, Mamen, Isabel, Ánchela, Camino, Laura, Julia, Natalia, Arantxa...), a los responsables de Chip (Modesto Rubio, que siempre estuvo muy cerca del programa y quería saber cómo iba todo, Ana Cermeño, afectuosa y apasionada, María Jesús Canga, cercana, animosa y protectora que repartió confianza... Armando Gallego, Óscar Molina...), a los responsables de la cadena (Pepe Quílez y sus jefas de contenido, Jesús López Cabezas, que creyó en el programa en su primera etapa, Ramón Tejedor, siempre atento), a todos los creadores, que han sido multitud, a toda la gente que ha apoyado el programa con emails, cartas, sms, firmas de manifiesto, y, por supuesto, a los espectadores, que han estado en Aragón, en Barcelona, en Madrid, en Austria, en Argentina... Hemos intentado defender, programa a programa, la televisión pública, la cultura, la convivencia, el gran momento de creatividad de Aragón, y la tarea se nos ha quedado a medio hacer, pero ahora les toca a otros y seguro que lo harán muy bien. Y ojalá que con más audiencia...
Mi agradecimiento especial es para Ana Catalá Roca, nuestra redactora, acompañada a veces por Carlota Muñoz, y para nuestras realizadoras Teresa Lázaro y Yolanda Liesa. Ellas han sido los ojos y la sensibilidad del programa y las personas en quien me he apoyado todo el rato. De quienes he aprendido en los reportajes, en el plató, en la vida cotidiana. Jamás hubo ni un grito, ni un desaire, ni un malentendido, ni un arrebato de narcisismo, de orgullo, de enojo. Han sido un equipo perfecto y animoso, y no hay exageración alguna en ello.
Mil gracias a todos. Y viva la vida. Y viva la cultura.
[En las fotos aparecen ’Desaparecidos’ de Gervasio Sánchez, Aitana Sánchez-Gijón, Paco Arango y Goya Toledo (ella dice el último ’Borradores’), Laura Pamplona y Pedro Barceló, Cristina Fallarás y Alberto Olmos.]
ADIÓS A GUSTAV LEONHARDT
Acaba de morir el gran intérprete de órgano y de clavicémbalo Gustav Leonhardt, que ha grabado excepcionalmente a Bach, especialmente las ‘Variaciones Goldberg’, y que lo encarnó en una inolvidable película de Jean-Marie Straub: ‘Crónica de Anna Magdalena Bach’ (1968). Leonhardt estuvo mucho por Aragón y Zaragoza, con González Uriol, entre otros. Hace dos o tres años conversé con Eduardo López Banzo, que había estudiado con él en Amsterdam y me dijo lo siguiente: “Me interesaba la belleza. Recuerdo que un disco que me marcó muchísimo fue uno de las ‘Variaciones Göldberg’ (Deutsche Harmonia Mundi, 1978, clave) de Bach, tocadas por Gustav Leonhardt. Me siguen pareciendo una obra única, muy particular en la historia de la música, de una intensidad y una complejidad asombrosas. Me quedé tan fascinado que quizá por eso decidí tocar el clavecín. Un día fui a la tienda y tuve la suerte de comprarme esa magnífica versión de Gustav Leonhardt, es una de sus grandes grabaciones y pasará a la historia. Lo ponía como si fuera un ‘mantra’, porque de hecho, creo que es una música que te la pones y es como si fuera un ‘mantra’. Va entrando y te va comiendo el seso, te hace conectar muchas cosas entre sí. Es una música que te hace reflexionar.
El azar es bello. Estudió en el Conservatorio de Zaragoza y al final dio clases con Gustav Leonhardt. ¿Cómo fue la experiencia?
Sí. Primero estudié en Zaragoza con José Luis González Uriol. Y luego, también con su ayuda, llegué a las manos de Gustav Leonhardt. Estuve con él en Ámsterdam, donde vive, de 1984 a 1986. Él te daba las clases como si fueran clases particulares en su propia casa, aunque era profesor del conservatorio de Ámsterdam, que apenas pisaba. Es un nuevo aristócrata del siglo XX, en su porte, en su forma de ser. En todo. Su casa es muy grande y está llena de antigüedades. Hay un clavecín en cada planta. Tener una clase con él era como encontrarse con una especie de oráculo. Te sentabas y él se sentaba como a diez metros de distancia en un sillón, te dejaba tocar y luego se levantaba y se acercaba a ti para decirte un par de cosas. Luego se volvía a ir a su butaca. Era como si quisiera aislarte en tu mundo para que hicieras música. Fue un privilegio tenerlo de profesor”.
RETROSPECTIVA DE PILAR MORÉ

Mañana jueves, 19 de enero, a las 20:00 horas, se inaugura la exposición “Pilar Moré. Retrospectiva 1958-2012”, en la Sala de Exposiciones del Museo Ibercaja Camón Aznar (C/ Espoz y Mina, 23), que permanecerá abierta al público hasta el próximo 29 de abril de 2012. Se trata de una antológica de sus obras que nos acerca a la relación de la artista aragonesa con la expresión plástica, que se caracteriza por la constante experimentación con texturas y soportes diversos fruto de su espíritu inquieto y curioso.
La muestra que se enmarca dentro la línea de divulgación de artistas aragoneses contemporáneos en el Museo Ibercaja Camón Aznar, ha sido presentada esta mañana por Magdalena Lasala, responsable del Programa de Educación y Cultura de Ibercaja; la propia artista, Pilar Moré, y Desirèe Orus, coordinadora de la muestra.
Esta restrospectiva se compone de 41 obras – 35 pinturas y 6 esculturas- que realizan un recorrido por su obra, con especial atención a las creaciones de los últimos diez años.
Pilar Moré nació en Fraga (Huesca) en 1940, se trasladó a Zaragoza lugar donde inició su formación y en el que actualmente sigue viviendo. El interés de la artista por el dibujo se inició a los doce años y desde ese momento, en el que comenzó su aprendizaje en la Academia de la pintora Joaquina Zamora, su trayectoria ha estado ligada a la creación artística. Desde los inicios de su obra se interesó por la abstracción, pero también ha trabajado con la figuración, practica el grabado, la talla en madera y la experimentación plástica con materiales reciclados. Una pintura que realiza a través del estudio del espacio y el color aplicados a formas geométricas, prestando especial interés a la composición y la búsqueda de nuevos soportes.
Es una creadora infatigable, que realiza series que en ocasiones no llegan a exponerse, como es el caso de dos piezas del año 2006 que pertenecen a una colección inédita, y que se muestran en esta exposición. En su dilatada trayectoria artística ha realizado más de cien exposiciones colectivas y más de sesenta individuales. Pilar Moré, como otros artistas, ha recorrido un camino que le ha llevado a simplificar sus estructuras, hasta quedarse con la esencia, acorde en cada momento a lo que creía debía pintar.
*Esta es la nota que remite prensa de Ibercaja a través de Teresa Domingo.
BRIAN McCABE, EN ANTÍGONA HOY

Recibo un email del sello zaragozano Jekill & Jill en el que me dicen que acaban publicar un nuevo libro: ‘El otro McCoy’ de Brian McCabe. Aún no he podido ver físicamente la novela. Dicen los editores: “Hoy jueves, día 19, lo presentaremos en Antígona, a partir de las ocho de la tarde; y el sábado 21 lo haremos en Barcelona, en el bar Musical Maria, a las ocho de la tarde, de la mano de la librería Pequod Llibres. En los dos actos contaremos con la presencia de su autor, Brian McCabe, que viene de propio desde Edimburgo para presentar la edición en castellano de su novela (publicada en 1990 por Mainstream, Reino Unido)”. Esta foto está firmada por Marianne Robertson.
RAMÓN GAYA, EN VALLADOLID

La Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid, presenta desde hoy viernes día 20 de enero y hasta el 18 de marzo, la exposición ’Ramon Gaya. Pintura, Verso y Prosa’.
De formación autodidacta, Ramón Gaya (Murcia, 1910 – Valencia, 2005), es una de las figuras esenciales del arte español, que curiosamente abandonó la escuela para dedicarse a la pintura.
Nacido en una familia donde la cultura era un pilar fundamental, con un padre de profesión litógrafo, parecía evidente que el joven Gaya se decantará por una carrera artística que le marcaría el trazo a seguir durante su vida. Creció rodeado de los amigos artistas de su padre y de los grandes libros que inundaban la biblioteca de los Gaya.
El azar y Juan Guerrero le llevó a conocer y a entablar amistades con las figuras más importantes de la Generación del 27. La llegada de Jorge Guillén a Murcia y la creación de la revista Verso y Prosa, le permitieron colaborar con ilustraciones y escritos junto a Lorca, Alberti, Aleixandre, Altolaguirre o Cernuda, entre otros.
En la década de los veinte, viaja por primera vez a París y expone en una de las galerías más importantes del momento junto a otros artistas españoles. Desencantado por lo que interpreta como una falsa modernidad de las vanguardias toma a los grandes maestros como referentes pictóricos a su vuelta a España.
La fatalidad vendría de la mano de la Guerra Civil que sacudió a nuestro país y que llevó a Gaya a exiliarse en Francia tras haber apoyado fervientemente al bando republicano. La tragedia hizo que, además, sufriera la muerte de su mujer en un bombardeo, cuando se encontraban en Figueras a punto de coger un tren para salir del país.
En el año 1952, se embarca en el Sinaia para viajar a México. Lejos de su patria, su sensibilidad le acerca a otros artistas exiliados y a algunos locales, como el gran escritor y Premio Nobel Octavio Paz. Su admiración por Tiziano, Rembrandt o Murillo late más fuerte que nunca y es capaz de reinventarlos. En su obra destacan especialmente sus d’après sobre la iconografía de Velázquez, consiguiendo en sus interpretaciones una admirable frescura, espontaneidad y síntesis sobre los temas del maestro sevillano.
Siguiendo con los caprichos del destino en 1956 regresa a Europa, concretamente a Italia. En Roma se encuentra con su gran amiga María Zambrano y se relaciona con otros pintores y escultores como el italiano Giacomo Manzù.
Desde allí le resulta más fácil poder viajar a su país natal y desde los sesenta lo hace constantemente. Finalmente, en el año 1974 se instala en Valencia y retoma, intensamente, su vida tanto laboral como personal, contrayendo de nuevo matrimonio.
Ramón Gaya tuvo una fuerte personalidad que le permitió no tener que beber de las fuentes de sus contemporáneos para lograr crear su propio mundo artístico. Las modas no influyeron en él y pudo escapar de los ismos que parecían acaparar el arte del siglo XX. El artista fue capaz de tomar distancia de todos esos dictados y con su desarraigo abrió una brecha única en la Historia del arte de nuestro país.
Sumergido en los juegos de luces y de colores su obra posee la esencia única del intimismo. El alma como leit motiv de su obra, así mismo lo definió él: “Pintura no es hacer: es sacrificio, es quitar, desnudar, y trazo a trazo, el alma irá acudiendo sin trabajo.”
El destino lo agració con el reconocimiento de sus esfuerzos y sacrificios y pudo disfrutar en vida de grandes reconocimientos y galardones como el Premio Nacional de Artes Plásticas, concedido en 1997, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes madrileño o el Premio Velázquez en 2002. Autor de más de 2.500 cuadros, repartidos en colecciones privadas y públicas de Europa y América, Gaya publicó además, entre otros libros, Diario de un pintor, 1952-1953, El sentimiento de la pintura, Huerto y vida, y su fundamental Velázquez, pájaro solitario. Con su muerte en 2005, desapareció el último pintor de la Generación del 27.
En esta ocasión se rinde homenaje a uno de los artistas españoles más importantes del siglo pasado. Una vez más el Ayuntamiento de Valladolid brinda a los vallisoletanos la oportunidad de gozar de una exposición única gracias al Museo Ramón Gaya de Murcia.
*Esta información es la nota de prensa.
LAURA FREIXAS: UNA ENTREVISTA

[Laura Freixas presentaba el pasado martes, en Cálamo, su última novela: ‘Los otros son más felices’ (Destino, 2011), el relato de una joven manchega que va a pasar el verano con una familia burguesa y cultura de Cataluña. Esta foto es de Dani Duch, un estupendo fotógrafo de 'La Vanguardia'.]
“Toda familia tiene una gran
novela en potencia”
¿Cómo nace esta novela? ¿Qué relación tiene con sus orígenes?
EL punto de partida es autobiográfico, como en todo lo que escribo. Soy hija de dos familias, una castellana, pobre, de pueblo, y la otra catalana, burguesa y de ciudad. Pero eso es sólo el punto de partida; luego, los acontecimientos de la novela son inventados. E incluso he cambiado la región de origen: sustituí Castilla La Vieja, de donde son originarios mis abuelos (concretamente de la región de la Sierra de Gredos), por La Mancha, porque La Mancha tiene una doble connotación: evoca deshonra (‘mancha’) y a la vez ha producido la mayor obra de arte de la historia de España, el Quijote. Además, su paisaje es mucho más original que el de Gredos.
¿Ha querido escribir una novela de formación?
En efecto. En cierto sentido todas mis novelas hasta ahora son novelas de formación; retratan el paso de la inocencia a la experiencia, de la primera juventud a la madurez, por caminos a la vez sentimentales, intelectuales y sociales.
Ha dicho que las personas que han condicionado su formación son tu madre, Franco y Simone de Beauvoir. ¿Podrías explicárnoslo?
Sí, es el título de una conferencia que suelo dar en el extranjero. Elegí ese título porque es pintoresco, pero también responde a la verdad. Mi madre, una mujer que estudió de mayor, que culturalmente se hizo a sí misma, y que es una gran lectora -no sólo porque lee más de cien libros al año sino por su criterio, su gusto, que es infalible-, me abrió las puertas de la literatura. Franco también, en el sentido de que la vida bajo el franquismo era tan aburrida, gris, mediocre, hasta ridícula, que había que huir de alguna manera; Terenci Moix, Marsé o Maruja Torres soñaban con las películas de Hollywood, pero en mi casa éramos poco cinéfilos, no teníamos televisión, y en cambio devorábamos novelas francesas.
¿Y Simone de Beauvoir?
En una España donde no había modelos femeninos que valiera la pena imitar (no íbamos a tomar como referente a Carmen Polo, ¿no?, ni a Lola Flores...), Simone de Beauvoir era mi ideal.
¿Por qué se tiende a creer que las otras familias son más perfectas que la nuestra?
En general no vemos a los otros como son, sino que proyectamos en ellos nuestros sueños, como en una pantalla de cine, y tendemos a creer que tienen lo que nosotros no tenemos.
La novela transcurre entre dos ambientes: uno rural, de escasa cultura, y otro más elevado, con una marcada presencia de la pintura y la creación. ¿Qué quería probar?
Me he movido toda la vida entre dos mundos, muy representativos además de lo que ha sido la Europa de mediados del siglo XX, tan marcada por los ascensos sociales y las migraciones interiores: el mundo rural u obrero y el burgués. Compararlos, evaluarlos, ver qué hay de positivo y negativo en cada uno de ellos, me parece un ejercicio muy enriquecedor. Lo sigo haciendo.
Hay un momento en que dice Áurea: “En mi casa no se hablaba de nada”. ¿De qué habla la gente modesta?
De nada, en efecto, o de nada interesante. Esa es su verdadera pobreza: el esquematismo con que perciben el mundo y a sí mismos; y la verdadera riqueza, para mí, de los ricos, la más valiosa, al menos de los ricos antiguos, es su riqueza cultural, la que les permite disfrutar de un cuadro o de un ópera, interpretar un paisaje o analizar los sentimientos.
La joven, cuando llega a la casa de la familia Soley, está leyendo ‘Jane Eyre’ y Marina, la hija de sus anfitriones, a Pla...
Pla es el escritor que mejor encarna y condensa cierto espíritu catalán conservador, con el que se identifican los Soley por mucho que jueguen a la bohemia. En cambio Jane Eyre es un modelo para Áurea -aunque ella haya elegido la novela por casualidad-: una mujer que no es ni rica, ni noble, ni agraciada, pero que gobernará su propio destino.
¿Has querido contar, en cierto modo, el acceso de una joven al universo cultural y social de Cataluña?
Áurea vive una suerte de descubrimiento del país: accede al arte, a sus pintores, a los escritores, al propio lenguaje... Sí, yo quiero y admiro mucho a Cataluña, aunque sólo me siento catalana a medias, o tal vez por eso, digamos que la aprecio a medias desde dentro y a medias desde fuera.
Áurea solo ve a los Soley en tres ocasiones. ¿Qué es lo que ejerce sobre ella esa fascinación?
Áurea se siente imantada no tanto por lo que los Soley son, sino por lo que representan: la libertad, el refinamiento, los viajes, el protagonismo social... Y Marina, concretamente, por ser mujer y de su misma edad, le sirve como un modelo o referente inmediato. Marina representa una cierta España del último cuarto del siglo XX: la progresía, la ‘gauche divine’, el pelotazo... No sé si todas las familias tienen un secreto doloroso, pero estoy segura de que toda familia es una gran novela en potencia; para escribirla sólo necesita un/a novelista.
Muchos y muchas han escrito que “el siglo XX ha sido el siglo de la mujer”. ¿Qué será el siglo XXI?
La frase es bonita, es rotunda, pero sólo es cierta a medias. La lucha por la igualdad tiene muchos siglos y aunque el XX ha presenciado grandes avances, todavía estamos muy lejos de haber conseguido el objetivo.
Desaparece prácticamente el Ministerio de Cultura y la dirección General del Libro. ¿Es una medida correcta?
Me parece un síntoma del poco interés que la derecha de este país ha sentido siempre por la cultura (excepto si acaso como industria) y por la literatura.
J. FUEMBUENA Y A. RAMÍREZ: ÚLTIMA SEMANA EN LA CASA DE LA MUJER

JORGE FUEMBUENA Y ALEJANDRO RAMÍREZ
EXPONEN EN LA CASA DE LA MUJER
A PROPÓSITO DE ‘A SONG FOR MY MOTHER’
[Texto de la presentación de la muestra]
En esta sociedad, con una cultura visual tan potente, las imágenes y los textos que nos inundan no son sólo el reflejo de referentes ajenos y anteriores a ellos, si no que ayudan a construir y representar una realidad saturada de estereotipos violentos. Visibilizar y deconstruir estos estereotipos es una de las funciones sociales del arte, creando códigos artísticos y culturales que dan forma al imaginario colectivo.
‘A song for my mother’ se articula construyendo una narrativa visual y simbólica donde se representan y transmiten pensamientos y reflexiones en los límites entre la realidad y su representación. Se trata de pensar con imágenes y sonidos, de establecer analogías, correspondencias emocionales e identificaciones.
El margen de tiempo que nos impone la cultura visual actual resulta insuficiente para poder apreciar las imágenes aquí presentadas como iconos. El objetivo de esta exposición no es crear un recorrido para deleite puramente estético o reafirmación colectiva, sino reflexionar acerca de un hecho que acontece en nuestra sociedad desde el principio de los principios en torno al binomio universal.
Las nuevas tecnologías crean el espejismo de que la complejidad del mundo se ha simplificado. Esta propuesta plantea lo contrario, ya que a través de lo tecnológico se puede observar la complejidad de un mundo aparentemente simple. Aquí se va más allá del puro documento para mostrar en un acto deliberadamente premeditado lo que es la manipulación a la que el individuo se somete. Las obras presentadas se sitúan en la intersección entre individuos, emociones y conceptos. Los artistas se muestran ambiguos, pero esto no quiere decir que Jorge Fuembuena y Alejandro Ramírez sean ajenos a lo acontecido. Su compromiso con el arte va más allá de lo puramente reconocible, de lo obvio, y de manera decidida, incluso radical, hacen reflexionar al espectador sobre lo irreconocible, lo oculto y lo profundo de las relaciones humanas. En definitiva hablar sobre la naturaleza contradictoria del ser humano.
LA BIBLIOTECA MARÍA MOLINER CUMPLE CIEN AÑOS
Más de medio millón de alumnos utilizan cada año este servicio de la Facultad de Filosofía y Letras
En el año de su apertura, 1912, el servicio contaba con 2.700 volúmenes, en la actualidad suma más de 350.000
Una exposición, que se inaugura el lunes a las 19,30 horas, conmemora un siglo de existencia de este espacio por el que pasaron estudiantes ilustres como María Moliner
PRENSA. UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
La Biblioteca de Filosofía y Letras María Moliner celebra durante este 2012 su primer siglo de existencia. Para conmemorar este señalado aniversario se ha organizado una exposición que recoge los documentos más destacados y anecdóticos de este servicio universitario, que comenzó a funcionar el 23 de enero de 1912. La inauguración de esta muestra conmemorativa tendrá lugar el lunes a las 19,30 horas en la Biblioteca María Moliner, con la participación del decano de la Facultad, Severino Escolano; el director de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, Ramón Abad; la directora de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, Matilde Cantín y el catedrático de Historia Antigua, Guillermo Fatás.
Desde que la biblioteca se trasladó en 2003 a su actual ubicación, en el edificio María Moliner, un total de 3.800.000 personas han utilizado este espacio de estudio y tan sólo en el año 2011 se contabilizaron más de medio millón de visitas. Por otra parte, en el año de su apertura, 1912, la biblioteca disponía de 2.700 volúmenes, mientras que en la actualidad suma más de 350.000 entre libros, revistas, microformas, partituras, películas, etc.
Los organizadores de la exposición han reunido los principales elementos que durante este siglo han conformado la Biblioteca de Filosofía y Letras. La muestra comienza con un repaso de los espacios que han servido de escenario para la actividad bibliotecaria de la Facultad, desde la antigua sede de en la Plaza de la Magdalena hasta el actual edificio de la Biblioteca María Moliner. El público podrá conocer los proyectos arquitectónicos del año 1935 para trasladar la biblioteca al Campus San Francisco en 1941, los planos, las fotos y otros materiales gráficos que ilustraran las diferentes ubicaciones de este servicio de la Facultad de Filosofía y Letras.
Toman especial protagonismo en la muestra las donaciones de Gregorio García Arista, Carlos Riba, Eduardo María Gálvez y Miguel Labordeta. La biblioteca del Espía, colección que perteneció a Faustino Antonio Camazón, o el Libro de actas de la Cofradía de San Jerónimo de libreros de Zaragoza son otros tesoros de esta biblioteca universitaria.
En la exposición, que pretende acercar aún más la Biblioteca de Filosofía y Letras a la sociedad en general, también se podrá contemplar una representación de antiguos aparatos, instrumentos y muebles que evocan el entorno en el que trabajaron los anteriores bibliotecarios.
Entre los fondos que más destacan de esta biblioteca está la colección de los Caprichos de Goya, que forma parte del legado de Gregorio García Arista. Esta joya bibliográfica fue identificada en 1978 mientras se preparaba el catálogo para una exposición conmemorativa del ciento cincuenta aniversario de la muerte de Goya. Se trata de un ejemplar de la primera edición, tirada bajo la supervisión directa del artista y anunciada en el Diario y en la Gaceta de Madrid del 6 y 19 de febrero de 1799. Asimismo, la biblioteca conserva el expediente de la ilustre bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa, María Moliner, que fue alumna de la Facultad de Filosofía y Letras entre los años 1918 y 1922. Por último, también se expondrá el primer diploma de título de licenciado en Artes que se conserva y que data de 1519.
LUCÍA CAMÓN Y ALFONSO KLINT

LARA ALBUIXECH: LUCÍA Y ALFONSO, RETRATO DE EMPAREJADOS
He hablado aquí otras veces de la actriz, poeta y videocreadora Lucía Camón. Tiene mucho talento: una voz poética que se suspende en lo cotidiano y en los secretos del amor y de la convivencia. Lara Albuixech me envía esta bonita foto de ella, que está a punto de ser mamá, tras su paso por ProyectAragón. Con ella está su compañero Alfonso Klint, que es diseñador y maquetador del libro de Lucía, ‘Siete veces sí’, que presentó en Zaragoza, y además es su guitarrista: junto, Lucía y Alfonso, realizan cuidados recitales poéticos.
UN SIGLO DE ILDEFONSO-MANUEL GIL
EVOCACIÓN DE ILDEFONSO-MANUEL GIL
Tal día como hoy, un 22 de enero de 1912, nacía el autor de ‘Concierto al atardecer’ en Daroca [Recupero este artículo publicado hace algunos años en ‘Heraldo’ / Artes & Letras]
Ildefonso-Manuel Gil decía: “Mi vida ha sido como la del niño de ‘Cinema paradiso’. Me gustaba el cine mudo y el teatro. Mi padre alquiló, con otros socios, el Teatro Cervantes de Daroca. Yo hacía teatro con un amigo, Luis Bobed, representábamos fragmentos de los libros de preceptiva literaria y cobrábamos la función a unos céntimos”. Aquel periodo de su niñez en Daroca era como el cuento feliz del que no quería desembarazarse. Recordaba una y otra vez los tratos con los gitanos, las visitas al castillo, los relatos legendarios de moros y princesas encantadas, la revelación de la literatura, incluso de la pornográfica como “La novela nocturna”, y sobre todo la presencia de Victoria, su hermana mayor, con la cual hacía juegos de palabras, construían diccionarios portátiles y absurdos, y luego la oía tocar el piano. Otra emoción insustituible eran los paseos con su padre, farmacéutico, por la vega, entre los pinos y el paisaje. Daroca, que se estaba convirtiendo en una región literaria, quedaba atrás como una ciudad ocre e íntima, encerrada entre murallas y torreones altivos. Empardecía en los collados y los cazadores cantaban a lo lejos entre perros y un polvo de oro.
El estudiante de Escolapios se examinaba en Zaragoza. Hubo un momento en que, deslumbrado por Gabriel y Galán, Campoamor y Bécquer, decidió ser escritor. Leía la solapa de los libros o las notas de autor y comprobaba que muchos de ellos se habían licenciado en Derecho, así que optó por esa carrera, que simultanearía, ya en Madrid, con la de Filosofía y Letras. Muertos prematuramente su padre y Victoria, la familia (la madre, Ildefonso y su hermana Antonia, otro ángel tutelar y casi inadvertido de su existencia) se las apañó como pudo. El joven poeta publicó “Borradores” (1931), y se zambulló en aquella orgía de letras que era Madrid. Conoció a Jarnés, al que visitaba con frecuencia en su casa, y vivió de cerca su pasión clandestina y no correspondida por la novelista Rosa Arciniega, conoció a Rafael Alberti y María Teresa León, “la mujer más bella de Madrid, en efecto”, a Maruja Mallo, que había sido novia de Alberti, iba a serlo de Miguel Hernández y era la mujer “que mejor maldecía de todo Madrid”. Y conoció a Juan Ramón Jiménez, hipersensible y frágil, protegido como un niño asustado por su enfermera de amor, Zenobia. Y visitó a Pedro Salinas, que poseía en casa una jaula de oro y una colección enorme de discos de piedra.
Esos amigos y esa literatura en expansión abonaron su segundo libro: “La voz cálida” (1934). El escuálido muchacho de Paniza y Daroca ya no era un “paleto deslumbrado” por la Biblioteca Nacional. Vivir, hasta entonces, había sido un don, con algunas sombras, que le regaló experiencias, nuevos amigos (Seral y Casas, Ayala, Maravall, Mingote, Sender) una vocación para siempre e incluso amores locos. “Siempre he sido muy enamoradizo. Mi fervor por la pasión nace de la felicidad que yo sentía en los enamoramientos”.
Se marchó a Teruel como funcionario del Estado. Apenas llegó, estalló la Guerra Civil y fue encerrado en el Seminario bajo la amenaza incesante del fusilamiento, la suerte que corrieron tantos otros compañeros. El horror se instaló en su cerebro y en la piel como un estigma inevitable. Sobrevivió. Aquellos siete meses y diez días de incertidumbre reaparecerían una y otra vez en el insomnio y en la escritura. Regresó a Zaragoza y se reenganchó a la vida: dio clases en Santo Tomás, Sagrada Familia y particulares a deshoras, escribió manuales de literatura casi a medianoche en el café Niké, ayudó a un yugoslavo a traducir a Lorca, conoció a un sastre esperantista que le condujo a Pessoa, y fundó una familia: otro centro germinal de su existencia, que ahondó su visión de la añoranza y de la vitalidad. Pilar Carasol, una muchacha de instituto, 14 años más joven que él, venció la huella de todas las novias para ser la única novia, la musa de la luz. Ildefonso hizo otras muchas cosas: asentó su poesía, se descubrió narrador, ensayista, traductor de éxito de Camoens. Incluso fue administrador de “Heraldo” a la sombra de Pascual Martín Triep, periodista, fotógrafo y experto gastrónomo bajo el seudónimo de Fabio Mínimo.
En 1962, asumió otro riesgo: emprendió la aventura norteamericana en Nueva Jersey. Allí nacería Victoria, la quinta de sus hijos. Con esas maletas de viajero, regresó en 1985 a Zaragoza, Daroca, Paniza. En estos 17 largos años halló lo que había soñado: amigos (escritores jóvenes y veteranos), reconocimiento oficial, editores y lectores, cariño a espuertas, respeto, y multiplicó su producción literaria con “Concierto al atardecer”, con multitud de poemarios, uno de los más bellos fue “Por no decir adiós”, con sus memorias que aparecieron en Xordica: “Un caballito de cartón” y “Vivos, muertos y otras apariciones”. El cuento de su vida se cerró con un final feliz, hasta que, ya nonagenario, la muerte acudió a cerrarle los ojos. Por eso, entró sereno en el nuevo cielo y en la nueva tierra... Apenas, unos meses más tarde, Pilar Carasol, la musa de sus versos, la luz esencial de su lírica, acudió a su lado.
GARRAPINILLOS: NUEVA VICTORIA
GARRAPINILLOS, 1- LA UNIÓN, LA JOTA-VADORREY, 0
Ganar cuesta cada vez más. Eso lo sabe muy bien Marcelo Bielsa: sus teorías, su percepción del fútbol, sus frases y su biografía fueron hoy la materia central de nuestra charla táctica. El Garrapinillos jugaba ante La Unión, La Jota-Vadorrey, que va por abajo, pero sabíamos perfectamente que nadie regala ni los goles, ni el juego, ni siquiera el balón. El Garrapinillos, con la lesión de Óscar Cambra y Jorge Blasco, la ausencia de Eloy (que se había ido a la nieve con su novia bien de mañana, y para ella eso, decía Eloy en broma, no era negociable) y la sanción de Fran, volvía a estar diezmado. Muy diezmado: hoy solo pudimos contar con cuatro suplentes en el banquillo. La tarde era preciosa: una tarde de anticipada primavera, llena de sol y de un viento incómodo: hoy empujaba furiosamente hacia el cementerio.
Como siempre, casi obsesivamente, camino de San Lorenzo sonaron varios temas de ‘Pearl’ de Janis Joplin. Ese disco es casi nuestra banda sonora; o cuando menos la mía. Hace días que no las tenemos todas con nosotros: parece que alguien nos mire mal, que alguien haya aojado al Garrapinillos: vaya, que exista un leve maleficio, podría decirse en broma. Ante las bajas, sabíamos que necesitamos el gol más: definición en ataque, disparos, creación de peligro, búsqueda de remate, incursión por las bandas.
Hicimos algunos cambios: por vez primera este año, hemos pasado de un clásico 4-3-3 a 4-2-3-1, con Eduardo García Pirri en punta y dispuesto a bregar, a rematar, a ejercer de pívot y de talismán para las llegadas de Diego y Jorge Rodríguez, de Quique Romero, que se descolgaría hacia la izquierda y de Alberto Luna, que arrancaría desde la medular.
Formamos así: Sergio Blasco; Mateo, Lacabe, Beltrán, Dani; Kike Alcubierre, Alberto Luna; Diego Rodríguez, Jorge Rodríguez, Quique Romero; y Pirri. Como suplentes, Pitu, Alberto Sancho, Jesús Ángel y Alberto Rubio. Nosotros vestíamos de rojo; La Unión, de blanco. El partido empezó bien: dominamos pronto, penetramos por ambas bandas, y en una internada en el área, Pirri fue derribado. Lacabe marcó de penalti. El equipo intentó seguir jugando con brillantez, tocando, triangulando, intentó jugar en la media, arrancar desde ahí, pero pronto sufrimos una importante baja: Jorge Rodríguez recibió una importante tarascada y tuvo que retirarse; ahora está en la clínica de Monte Canal y están intentando descartar una contusión renal u otras complicaciones. Está con gotero. Hizo lo que pudo en una nueva posición, de media punta con mucha movilidad, pero apenas tuvo tiempo de entrar en juego: recibió muchos golpes, y ante un equipo agresivo se resiente su menudencia, su fragilidad y, sobre todo, su juego vistoso. Mucho ánimo desde aquí: era un día importante para él.
En la segunda parte, el partido siguió trabado, con lances violentos, con intensidad. La Unión, que se quedó con diez jugadores, había venido a vender cara su derrota; a favor del viento, planteó algunos problemas en los balones aéreos, pero ahí tanto Lacabe como Beltrán estuvieron sobrios. Lacabe volvió a demostrar que es un gran central, un gran libre, y Beltrán es uno de los secretos de la zaga del Garrapinillos. Los laterales también estuvieron bien; Pequerul trabajó a destajo. Hubo un poco de todo hacia el final: ocasiones claras nuestras, sin duda, de Alberto Rubio, de Diego, de Pitu, y La Unión se encontró con un regalo inesperado en el minuto 90: una cesión de Mateo al arquero Sergio Calvo, que en realidad no había sido, nos llenó a todos de nervios. En esa tensión de colocación de la barrera, la defensa del Garrapinillos logró abortar el terrible disparo, y poco después moría el partido. Garrapinillos 1, La Unión 0. Debimos haber ganado con más claridad, pero también pudimos haber empatado. Para la semana siguiente, entre otras bajas, más que posible la de Jorge Rodríguez también, perdemos a David Mateo, nuestro lateral derecho, por acumulación de tarjetas. Cumple ciclo de cinco. El trabajo de todo el conjunto merece el elogio: Diego pareció más entonado; Kike Alcubierre intentó jugar con firmeza, Alberto Luna sigue creciendo, Pirri peleó hasta la extenuación, Rubio corrió y corrió, Jesús orientó el juego en el centro del campo tras su salida; Romero fue de menos a más...
El partido ha tenido, de nuevo, esa vibración con algunas brusquedades y esa emoción de los últimos partidos en casa. Nos cuesta mucho ganar. Muchísimo. Eso sí también encajamos pocos goles, y eso nos está permitiendo seguir ahí arriba. El Salvador y el A Mesa Puesta han ganado con claridad, y se mantienen al acecho. El Garrapinillos, mientras tanto, sigue trabajando martes, jueves y viernes para mejorar su juego, para resultar más competitivo, para llevar la iniciativa en el desarrollo de los partidos.
El domingo nos visita el Utebo. Se avecina otro temblor: es un duelo entre vecinos. Eso sí, perdemos a Jorge Rodríguez, pero vuelven Eloy y Fran, dos zurdos exquisitos.
PD. Jorge ya ha regresado a casa. Dicen que solo es un fuerte golpe. Tendrá que guardar reposo durante diez días; entonces, volveré a Monte Canal. Aquí lo vemos en una foto de archivo sacando un córner desde la derecha.
EL CENTENARIO DE UN POETA: ILDEFONSO-MANUEL GIL (1912-2003)
ILDEFONSO-MANUEL GIL
El poeta de la autenticidad cumple un siglo
[Hace cien años, nacía en Paniza el humanista y escritor de la Generación de 1936, que fue condenado a muerte y dirigió la Institución Fernando el Católico]
ANTÓN CASTRO / Zaragoza
Tal día como hoy, hace exactamente un siglo, en Paniza, Zaragoza, nacía el humanista, escritor y profesor Ildefonso-Manuel Gil. Poco después, se trasladaría a Daroca. Diría años después Ildefonso: “Mi vida ha sido como la del niño de ‘Cinema paradiso’. Me gustaba el cine mudo y el teatro. Mi padre alquiló, con otros socios, el Teatro Cervantes de Daroca. Yo hacía teatro con un amigo, Luis Bobed, representábamos fragmentos de los libros de preceptiva literaria y cobrábamos la función a unos céntimos”. Recreó su infancia en ‘Un caballito de cartón’ (Xordica, 1996), donde habla de la revelación de la literatura, de sus paseos por las colinas al ocaso con su padre y del clima de amistad y creatividad incesante que vivía con su hermana Victoria, que tocaba el piano y murió joven: hacían juegos de palabras, construían diccionarios de casi todo y leían los poemas de Bécquer.
Pronto se inclinaría hacia las letras. Estudió el bachillerato y decidió matricularse en Derecho, entre otras cosas porque veía que “muchos escritores habían hecho esa carrera”. Se trasladó a Madrid con su madre, que le financiaría su primer libro: ‘Borradores’ (1931), que nacía del deslumbramiento por el poeta sevillano, por Gabriel y Galán, y Campoamor. Madrid fue determinante para él: conoció a Benjamín Jarnés, al que traería de excursión a Daroca, a José Antonio Maravall, a Francisco Ayala, a Ricardo Gullón, que serían sus grandes amigos. Y en 1934, tras haber pasado muchas horas en la Biblioteca Nacional y haber asimilado la lírica de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y la Generación del 27, publicó un poemario mucho más maduro: ‘La voz cálida’. El escritor y bibliófilo José Luis Melero, uno de sus grandes amigos de sus últimos años, dice: “Me gustaba mucho hablar con él, porque no quedaba ya nadie en Zaragoza que pudiera hablarnos, no de oídas, sino de primera mano, por haberlos conocido o mantenido amistad, de escritores como Jarnés, Sender, Juan Ramón, los Machado, García Lorca (a quien conoció con la Argentinita en el Teatro Español de Madrid), Pedro Luis de Gálvez (de quien no se libró del consabido sablazo), Seral y Casas, el vanguardista aragonés Antonio Cano...”
Poco más tarde, obtuvo una plaza de funcionario en Teruel y allí le cogería la Guerra Civil. Fue denunciado, detenido y condenado a muerte, y pasó siete meses y diez días en el Seminario, esperando que le viniesen a buscar para ser ejecutado. Esa sensación de terror diario y de pesadilla la narró en su novela testimonial, ‘Concierto al atardecer’ (DGA, Crónica del Alba, 1992). Al terminar la contienda se trasladó a Zaragoza y trabajó en el colegio Santo Tomás de la familia Labordeta, en Sagrada Familia, en HERALDO de administrador, en los tiempos de su gran amigo Pascual Martín Triep, y en la Universidad de Zaragoza, como ayudante de Francisco Ynduráin. Recuerda Eloy Fernández Clemente, primer premio de las Letras Aragonesas: “Había sido profesor mío en Letras, a comienzos de los sesenta; luego nos escribimos cuando estaba en los Estados Unidos, y el reencuentro fue para siempre, y de tú a tú, pues daba y pedía mucho cariño: muchos miércoles, a media mañana, tomábamos café al que solía acudir Pilar, su esposa. Y volaban mil asuntos, proyectos, ideas... Me gustaron mucho su primeriza novela ‘La moneda en el suelo’ y el tardío ‘Concierto al atardecer’, sobre la espera de la muerte, en el Teruel en guerra. Cuidaba muchísimo los textos, los poemas. Era un artista de la palabra”.
Entonces, redactaba poemas y escribía ensayos en el café Ambos Mundos o en el Niké, colaboraba con un yugoslavo en la traducción de Lorca, tenía un sastre en la calle San Miguel que le habló de Pessoa, y celebraba distintas tertulias con amigos tan entrañables para él como José Manuel Blecua, José Orús, José Alcrudo o Manuel Alvar. En 1945 publicó el que algunos consideran su mejor libro de versos: ‘Poemas del dolor antiguo’. Señala Antonio Pérez, estudioso de la poesía aragonesa contemporánea: “Se trata de uno de los mayores esfuerzos por la recuperación en la poesía española de una voz personal y sincera. El poeta alcanza un tono comedido pero profundo desde el que poder apenas insinuar las causas de tanto sufrimiento; el poema nace, así, desde el temblor íntimo. Supone, al mismo tiempo, una apuesta por la vida, por la felicidad que radica en las cosas pequeñas y cercanas (la naturaleza, la familia)”. Al año siguiente apareció ‘Homenaje a Goya’.
En aquellos años de posguerra alternó la lírica con la novela: firmó textos en prosa como ‘La moneda en el suelo’ y ‘Juan Pedro el dallador’. En 1962, casado ya con Pilar Carasol, que había sido alumna suya, y padre de cuatro hijos, aceptó una invitación de Francisco Ayala para dar clases en Nueva Jersey. Permaneció más de veinte años como profesor y ensanchando su obra literaria. Y allí nacería su quinta hija, Victoria.
En 1985, regresó definitivamente a Zaragoza; se instaló en la calle Costa, fue nombrado director de la Institución Fernando el Católico. “A mí me emocionaba mucho entrar en su despacho y ver enmarcado y colgado en la pared el sobre de una carta de Juan Ramón a Ildefonso, escrito con su letra picuda e inconfundible, y en el que se leía el nombre y la dirección del poeta en Daroca. Eso no podías verlo en ninguna otra casa de Zaragoza. Eso era un signo de distinción incomparable”, recuerda Pepe Melero.
Ildefonso fallecía en 2003 a los 91 años de edad. Narrador, ensayista, traductor de Camaoens, se había sentido esencialmente poeta. Poeta de la vida y del amor, del paisaje y de la muerte, de la familia. Insiste Pérez Lasheras: “El rasgo más destacado de su poesía es la autenticidad: Ildefonso fue un poeta auténtico en toda su larga trayectoria, lo que supone escribir solo cuando se tiene algo que expresar y hacerlo desde la coherencia vital y estética, personal e intelectual”. Él y Melero coinciden en su importancia: “Escribió mucho y bien. Fue con Miguel Labordeta el más importante poeta aragonés del siglo XX, el de mayor obra y el que más eco ha tenido”. La Fundación Comarca de Daroca le recordó este fin de semana; al siguiente será objeto de otro homenaje en Paniza.
*Este texto apareció ayer en Heraldo de Aragón.
EL PÚGIL TOM MOLINEAUX

[El escritor zaragozano Antonio Cardiel, que reside en Barcelona desde hace años y que viaja constantemente al Pirineo, es un gran aficionado al boxeo. Próximamente publicará un libro, que tiene mucho de crónica y de búsqueda de un púgil, titulado ‘El boxeador’. Estos días, tras un viaje a Londres, me ha enviado esta nota y este dibujo Tom Molineaux. Aquí está la historia completa.]
HISTORIA DE TOM MOLINEAUX, BOXEADOR
Por Antonio CARDIEL
Siempre que hacemos un viaje al extranjero me gusta traerme algún objeto de recuerdo. Cuando fuimos a Londres a comienzos de 2012, pensé que estaría bien conseguir algún grabado o fotografía de boxeadores, no en vano Inglaterra es la cuna del boxeo moderno, donde se celebran combates con regularidad desde comienzos del siglo XVIII, y Londres, por su parte, la plaza más importante de Europa en anticuarios.
Pues bien, a pesar de todas las expectativas, apenas pude encontrar objetos relacionados con este deporte en los diferentes anticuarios que visité (alguna fotografía ya del siglo XX, cromos sueltos y enmarcados, guantes…). Pude, no obstante, conseguir dos estampas, lo que los ingleses llaman print, ambas de mitad del siglo XIX.
La primera es una lámina de 1840, comprada en el mercado de Portobello el sábado 7 de enero de 2012, que representa al peso pesado negro Tom Molineaux. Es copia de un dibujo en color realizado por el pintor Robert Dighton en 1812 y que se conserva en la National Portrait Gallery de Londres.
Tom Molineaux fue un peso pesado nacido en 1784, en Virginia, Estados Unidos. Era esclavo y fue entrenado por su padre. Tenía un hermano gemelo también boxeador. Peleó contra otros esclavos para entretener a los dueños de las plantaciones de Virginia. Debido a las ganancias que obtuvo con estos combates, pudo comprar su libertad, momento en el que emigró a Gran Bretaña en busca de fortuna.
Pasó gran parte de su carrera pugilística entre Gran Bretaña e Irlanda, países donde protagonizó notables sucesos. Hizo su primer combate en Inglaterra el 24 de julio de 1810, venciendo a Jack Burrows en 65 minutos. El 3 de diciembre de 1810 peleó por el título inglés de los pesos pesados contra Tom Cribb, otro boxeador legendario, que era el favorito del público y en las apuestas y quien finalmente ganó. Ambos boxeadores se enfrentaron de nuevo el 28 de septiembre de 1811 ante 15.000 personas, en otro de esos combates legendarios de la historia del boxeo. En el decimoprimer asalto, Cribb le rompió la mandíbula.
Su carrera como boxeador terminó en 1815. Fue encarcelado por deudas y terminó sus días arruinado y alcoholizado en Dublín, ciudad donde murió a los 34 años.
SIBIRANA EDITA A GINÉS LIÉBANA
Mañana martes, 24 de enero, de 2012 en Librería Cálamo
Con motivo de la edición del libro Resucita Loto, obra de Ginés Liébana (Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 2005), Sibirana Ediciones se presenta al público con su primer título y anuncia sus planes de futuro.
El sociólogo Chaime Marcuello es uno de las cabezas visibles de esta editorial que ha rescatado esta pieza de teatro sobre una el amor y la resurrección, en un formato menudo, de bolsillo, que lleva dos hermosas ilustraciones del pintor, poeta y dramaturgo. Explican los editores:
SIBIRANA EDICIONES
¿QUIÉNES SOMOS?
Somos un grupo de amigos que nos encanta leer y disfrutar de la lectura.
Nos gusta leer e imaginar mundos imposibles. Nos gusta sentir y oler el perfume de la vida, efímera siempre, inevitablemente corta o, quizá, demasiado larga si esto sólo es una espera antes de la eternidad. Nos gusta sentir y beber con gozo las esencias de la Tierra que el Sol deja en nuestras copas filtrado en el corazón de las uvas.
Nos gustan los libros y el gozo de tener entre las manos la sensación del paso de cada hoja, las tapas que se rozan, la tinta que pinta el blanco con los colores de la imprenta. Nos gustan las cosas bien hechas y nos gusta ponerlas a disposición de quien se quiera dar un lujo. Un lujo singular, carente de despilfarro y alejado de lo común. Nos gustan las obras que no se publican para adocenar a las masas.
¿DÓNDE VAMOS?
Queremos ser una apuesta por la singularidad, por la excepción. Un asunto exclusivo, sólo para quienes sepan distinguir y busquen entre las maltrechas idas y venidas del día a día, la dicha como destino y como sentido.
Queremos ser hacedores de libros, de objetos bellos y llenos de emociones.
Queremos hacer una cartografía de ínsulas extrañas, donde cada obra forme parte de un archipiélago rodeado de nubes e "imagina-constructores" por todas partes, menos por una, la de sus raíces.
Queremos descubrir por qué la Luna se esconde y vuelve a salir, porqué no se puede vencer a los vencidos o porqué el buen gusto sabe que todo tiene un abajo y un arriba, una cara que se ve y otra que se esconde.
Queremos percibir el mundo y dejarnos llevar por sus aromas.
Queremos paladear el eco de las viñas al reposar su tiempo en el vidrio de la botella y decantarse en la copa de cristal.
Queremos subir la piedra de Sísifo para deslizarnos con ella al volver a descender, porque sólo quienes han caído se pueden levantar...
Sibirana Ediciones es la suma de unas voluntades que quieren disfrutar haciendo libros y más cosas. Nuestro lema fundacional es "leer, oler, beber", todo con moderación. Sin sobresaltos.
*Las fotos y los cuadros de Ginés Liébana están tomados de su blog personal.
HA MUERTO ENRIQUE ASÍN CORMAN, BIÓGRAFO DE FLORENTINO BALLESTEROS

[Esta noche, a los 64 años de edad, moría el escritor, dibujante y apasionado de los toros Enrique Asín. Hace un par de años, publiqué en ‘Heraldo de Aragón’, este retrato de Enrique Asín Cormán, biógrafo de Florentino Ballesteros y dueño de un espléndido Museo Taurino.]
ENRIQUE ASÍN CORMÁN HA FALLECIDO
Enrique Asín Cormán era como un caballero de antaño: elegante, señorial, un enamorado de la belleza, del romanticismo y del arte. Halló en la tauromaquia un universo ideal de incitaciones. De niño, su abuelo Jesús Cormán, ‘el Cojo’, lo llevaba al Coso de la Misericordia y le hablaba de la ‘Edad de Oro’ del toreo aragonés, cuando Herrerín y Ballesteros provocaban suspiros de emoción y alguna reyerta a bastonazos en los aledaños de la plaza. Poco después, de estudiante en Madrid, se hizo asiduo del Museo Romántico y era un merodeador insomne de las Ventas, que olía a almizcle y a vaharada espesa de humo. Volvió a casa con el gusanillo de los toros en la cabeza y en la sangre, y a ese mundo le dedicó muchos esfuerzos. Fue adquiriendo una colección de fotos, trajes, carteles, cuadros, dibujos, estampas, maquetas, espadas, periódicos y revistas, y creó el Museo Taurino en Blas Ubide 12+1. Su local era un foco de encuentro y de tertulias donde los aficionados y amigos de Enrique parloteaban, comían y bebían a sus anchas. Su mujer María Jesús era familiar del litógrafo Portabella y así consiguió carteles y pruebas de impresión. Un día, a Enrique la vida empezó a darle latigazos terribles: se murieron su mujer y su propia hermana, se arruinó, y peleó contra la fatalidad. Intentó que su amada colección se quedase aquí, en vano, y para resistir tuvo que vender algunas piezas espléndidas. En 2009, una parte de ese patrimonio se expuso en el Palacio de Sástago. Gusten o no los toros, ahí pudo verse un impresionante legado cultural de casi tres siglos. Enrique, que tiene algo de diletante trágico, ni pudo asistir a la inauguración: sufrió un accidente en una cadera y desde el hospital soñó que contaba a los asistentes el cuento de los toros. Una loca pasión por la fiesta: esa orgía del amago, del vértigo y la muerte.
EL ARCHIVO DE MUÑOZ MOLINA, DONADO A LA BIBLIOTECA NACIONAL
Antonio Muñoz Molina dona su archivo personal
a la Biblioteca Nacional de España
*Nota de la Biblioteca Nacional
El patrimonio bibliográfico español se ha visto significativamente incrementado gracias a la donación del archivo personal de Antonio Muñoz Molina. El escritor y académico ha considerado a la Biblioteca Nacional de España como el lugar más idóneo para albergar algunos de los frutos de su trabajo como escritor. Entre los documentos donados se hallan cuadernos con notas extraídas de sus lecturas, borradores de algunas de sus novelas, papeles preparatorios, poemas inéditos de juventud y una obra de teatro igualmente inédita escrita hacia el año 1974.
El generoso gesto de Muñoz Molina tendrá grandes ventajas tanto para la conservación y seguridad del archivo como para su difusión, favoreciendo la investigación de la obra no sólo en el momento presente sino también en el futuro.
Desde hace ya varios años la Biblioteca Nacional de España está realizando una campaña de promoción del donativo de archivos entre las personalidades de la cultura hispánica, habiéndose conseguido, entre otros, el de Jorge Guillén, Federico Senén, Gabriel Alomar o Joan Margarit, de más reciente adquisición. La Institución dispone de una aplicación informática creada expresamente para procesar los archivos personales, en la que especialistas bibliotecarios realizan una minuciosa descripción de todos y cada uno de los documentos que los componen. De esta forma, las cartas, fotografías, agendas, notas manuscritas, etc. de un autor no se disgregan sino que siguen integrando un conjunto unido, tal y como estaban en posesión del autor, lo que facilitará la tarea del investigador.
La Biblioteca Nacional de España, como conservadora y difusora del patrimonio bibliográfico español, a la vez que promotora de la investigación hispánica, agradece y felicita a Antonio Muñoz Molina por su acto altruista, así como anima a la comunidad científica y literaria a imitar el ejemplo.
*En la foto, Antonio Muñoz Molina con su compañera Elvira Lindo en una foto de internet que pertenece al 'El País'.
VILAS HABLA DE 'LOS INMORTALES'
Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) es muchos otros y él mismo. Su literatura, de atmósfera pop y de exaltación constante de una imaginación libre, está poblada por personajes que adquieren caracteres ambivalentes y por un Manuel Vilas que es un autorretrato y, a la vez, puro delirio y una forma de ironía. Y un ejercicio de autoficción. Vuelve a suceder en su nueva novela, 'Los inmortales' (Alfaguara), de estructura cervantina que presentó la pasada semana en FNAC y ahora lo hace en Madrid y Barcelona.
Ha dicho que este libro arranca de algunas de sus últimas experiencias con la muerte. ¿Por qué, a qué muertes alude?
A la de algunos amigos, que se han quedado por el camino demasiado jóvenes y a la de mi padre, que falleció en 2005. Él quería vivir, y su adiós también me llevó a preguntarme qué es y para qué sirve la vida. No aceptas la muerte: yo, como le sucedía a mi padre, tengo una ilusión por vivir. La vida me entusiasma y me exalta.Es como si, de repente, me diera cuenta de podemos desaparecer. Me he puesto en guardia. Yo también moriré y eso me ha puesto un poco nervioso. A mí me gustaría que la vida durase siempre, pasear al sol. Esa conciencia de la fugacidad me desarmó, y la literatura me ha ayudado a exorcizar esa revelación terrible.
¿No le habrá afectado la crisis también?
No creo. Yo soy optimista. El ser humano, y puede verse a alo largo de la histoira, ha evolucionado para mejor. A pesar de lo que está ocurriendo estamos viviendo el mejor momento histórico. Y dentrod e 300 años se vivirá mejor. Yo soy optimista, vitalista.
Claro. Por eso se entiende que parte de su novela se desarrolle en el año 22001.
Somos seres históricos. La historia del hombre es la de una aritmética constante. Y la imaginación literaria te lleva a explicar lo que sucede, a instalarte en la ciencia ficción, en la distopía, algo que también hacía J. G. Ballard.
Empecemos específicamente con el libro...
'Los inmortales' arranca con un hallazgo: en 22001 se descubre un manuscrito donde se cuentan las andanzas de un conjunto de criaturas escogidas para ser inmortales: el propio poeta o narrador que soy, Saavedra, el protagonista de esta historia...
¿Qué le debe este libro a 'El Quijote'?
A mí me fascina la vida de Cervantes, que encarna a la perfección su espíritu. En segundo lugar, 'El Quijote' es un libro decisivo que habla de los grandes valores de Occidente: en 'El Quijote' se ve el fundamento de la democracia y es una novela sobre la tolerancia. Y por último, a través de la inteligencia de Cervantes, queremos vivir la vida. Cervantes es indulgente y generoso, y la generosidad y la indulgencia son grandes virtudes de la especie humana. Y esa indulgencia la he trasvasado a 'Los inmortales', que es una novela sobre la indulgencia.
¡Nadie lo diría!
No se crea: en mi novela aparece un personaje como el de don Quijote, ese Saavedra vitalista y poliédrico, y otro que emula a Sancho. En el fondo esta es una novela de parejas: Picasso y Vincent Van Gogh, la madre Teresa y el Papa, Virgil y Fede... La novela avanza porque existe un interlocutor que le hace compañía a cada personaje. Eso conlleva otro aspecto: la derrota de la soledad. Querría no estar solo nunca. Con los diálogos intento dar una lección de vida. Soy un vitalista.
Por cierto, una de las grandes parejas del libro es la de Hilter y Stalin. ¿Cómo lo explica?
Eso que hago yo con ellos, distorsionarlos, inventarles otra vida, no es nuevo: los convierto en personajes de la cultura pop, pero eso ya lo hizo antes Andy Warhol. No es frívolo exactamente, eso es la literatura: una vuelta de tuerca más a la realidad. En mis libros se diluye la realidad, se transforma, y eso también es cervantinismo, es la verdad de las mentiras.
Usted establece su propio código que le permite hacer y decir lo que le dé la gana, ¿no?
Hay como un desafío a la lógica y mis libros no hay que leerlos de manera lineal, buscando la estricta verosimilitud: siempre hay un desafío, un riesgo.
Por cierto, sus libros son muy culturalistas, exigentes con el lector. ¿Para quién escribe?
'Los inmortales' es un libro de historias y de personajes de amplio espectro, político y cultural.
Ha dicho que 'Los inmortales' es una novela de caballerías...
Desde luego. Es una novela de caballerías invertida, es decir una parodia, y ahí establece otro vínculo con Cervantes. El personaje que encuentra el manuscrito, Aristo Willas, manda a Corman Martínez, el último comunista, que visite todos los McDonald's del mundo. Y algo así solo puede darse en una novela de caballerías del siglo XXI, donde se produce una reunión de poetas en la luna.
¿Qué valor le da al humor?
Todos mis libros son libros de amor. El humor es otra de las formas del amor, un amor muy libre que rebaja la solemnidad. El humor es una búsqueda del otro y está muy presente aquí. El humor nos hace a todos más humanos.
JAVIER SEBASTIÁN: UN DIÁLOGO SOBRE 'EL CICLISTA DE CHERNÓBIL'

[Javier Sebastián, con ‘El ciclista de Chernóbil’ (DVD) y Mauro Corona, con ‘Fantasmas de piedra’ (Altair), Premios Cálamo 2011. El jurado ha decidido otorgar un Premio Cálamo Extraordinario a la obra ‘Cien mil millones de poemas. Homenaje a Raymond Queneau’. Recupero para el blog una extensa entrevista que le hice a Javier con motivo de la aparición del libro de DVD. Por puro azar de la vida, este año yo he publicado uno de mis libros favoritos, en verso y prosa (con 'Golpes de mar', agotado y descatalogado por Destino, y 'El testamento de amor de Patricio Julve', rescatado hace poco por Xordica). Javier Sebastián es un muy buen escritor, minucioso y ambicioso, y una persona estupenda. La foto de Javier es de Javier Vidal.]
¿Por qué le ha interesado este tema de Chernóbil, cómo llegó a él?
Me atraen los lugares abandonados, disparan mi imaginación. Lugares como los hoteles vacíos que había antes en Panticosa. Un poco como el hotel Overlook, de ‘El resplandor’. Casas vacías. Imagino vidas, canciones, niños haciendo los deberes en la cocina. Y de pronto todo eso ha desaparecido. El mundo está lleno de sitios de donde se fue la gente y ya nadie sabe dónde está. Un día supe que a tres kilómetros de Chernóbil hay una ciudad vacía, que es Pripyat. Allí vivían casi 50.000 personas, lo dejaron todo creyendo que iban a volver muy pronto. Allí quedaron sus ropas, sus fotografías, las mesas preparadas para la cena. Pero no pudieron volver. Mi novela ‘El ciclista de Chernóbil’ parte de la imagen de esa Pripyat evacuada, y de la de un anciano al que vi cómo abandonaban en un restaurante de París. Tenía que unir las dos cosas: una ciudad vacía y un hombre al que dejan solo. Así empieza todo.
Háblenos un poco de Vasia Nesterenko. Es un personaje real con un pequeño e importante cometido...
Nesterenko fue uno de los físicos nucleares más importantes de la Unión Soviética. Dirigió el ‘Proyecto Pamir’, un asunto militar que consistía en diseñar pequeñas centrales atómicas transportables para dar energía al lanzamiento de misiles intercontinentales. Un mes y medio después de entregar el primer reactor móvil explotó Chernóbil. De inmediato llamaron a Nesterenko. Junto con otros físicos, descubrió que entre 10 y 12 días después del accidente podían darse las condiciones para una explosión de naturaleza nuclear. Pero lo evitaron. Lo contó Nesterenko en el Georges Pompidou de París unos años más tarde. Dejó el ejército y fundó un instituto de asistencia a la gente que todavía hoy vive en zonas contaminadas. Lo amenazaban, intentaron matarlo dos veces. Ese fue Vasia Nesterenko, un hombre que, con sus debilidades, con sus contradicciones, transitó por donde los demás no nos atrevemos.
Resulta muy oportuna la publicación en este momento cuando Japón vive una crisis nuclear, derivada del terremoto, y el mundo reflexiona sobre esa energía.
Empecé a escribir ‘El ciclista de Chernóbil’ después de ver la primera exposición que se hizo en el mundo sobre Chernóbil. Las caras de miedo de los liquidadores cuando volvían de retirar los escombros radiactivos con la mano, la resignación, la voluntad de resistir, la risa a pesar de todo. Todo eso se me quedó dentro. Ya tenía la ciudad vacía que estaba buscando, ya tenía al hombre abandonado. Y me puse a escribir. Hablé con gente que estuvo la zona de exclusión, me entrevisté con las hermanas Zorina, dos colaboradoras de Nesterenko. Algo así, pensábamos todos, no volverá a pasar. Pero el viernes 11 de marzo, de madrugada, empecé a recibir sms en el móvil. Hablaban de la emergencia nuclear que había decretado el gobierno de Japón. Nesterenko, después de sobrevolar en helicóptero la central, dijo que había visto el infierno y que tenía un bonito color azul, tirando a morado.
¿Tiene una postura clara sobre la energía nuclear?
Kofi Annan, ex-secretario general de la ONU, habló de nueve millones de víctimas de Chernóbil, entre muertos, desplazados, enfermos, abortos, suicidios… La Academia Rusa de las Ciencias prevé 270.000 casos de cáncer, aparte de unos 200.000 casos ya diagnosticados atribuibles a la contaminación radiactiva de Chernóbil. El Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Estados Unidos, dice que desde 1944 hasta Chernóbil se produjeron en el mundo 284 accidentes de radiación catalogados como graves. El European Committee on Radiation Risk asegura que la radiación ha producido alrededor de 63 millones de cánceres en el mundo. Puedo seguir. Me remito a lo que dice la comunidad científica independiente. Y lo que dice es devastador.
¿Qué ha significado Chernóbil en la historia reciente del mundo?
En primer lugar, el colapso de la Unión Soviética. El presidente de la Unión de Liquidadores de Chernóbil, Youri Andreïev, que ahora vive en Viena, dice que el accidente fue en realidad un acto de sabotaje de los servicios de inteligencia occidentales, en respuesta al Proyecto Pamir. Aparte de eso, Chernóbil nos demuestra lo pequeño que es el mundo y lo corta que es nuestra vida en relación con este tipo de catástrofes, cuyos efectos son para todos y para siempre. Como dice Josep Ramoneda, director del CCCB, es también una metáfora de la sociedad del riesgo, que debe preguntarse qué está dispuesta a asumir y a cambio de qué beneficios. También es un desafío a los mecanismos de difusión de la verdad, porque la radiactividad y la mentira son hermanas gemelas.
¿Cómo ha sido la escritura, la documentación?
Una vez me entrevisté con un ruso que se inventó todo lo que me contó. Me pareció conmovedor, era la historia de un hombre que quería tener otra vida y yo le escuché. Era un verdadero novelista, de hecho sufría enormemente cuando me hablaba de ciudades subterráneas habitadas por esclavos, minas de uranio en las que enloquecían los hombres. Quizás un día escriba sobre él. Pero aquella charla no me sirvió para esta novela.
¿Entonces?
Sí, en cambio, me sirvieron los informes de la ONU, las entrevistas, he visto cientos de fotografías y vídeos. Valeri Legasov, que fue quien dio la versión oficial del accidente en Viena, se suicidó justo cuando empezaba a publicar en un pequeño diario de provincias sus notas sobre aquellos días de abril de 1986. El físico Chaadayev, que aseguraba que tenía pruebas de que la culpa había sido de un terremoto, desapareció. Hay 110 teorías sobre lo que pasó en Chernóbil. Al final, acumulas tanta información que acaba pesando demasiado sobre un texto que quiere ser una novela. No puedes ponerlo todo, aplastaría la ficción. Y entonces llega el momento de desescribir. Desescribir es tan importante como escribir. Por eso, me gustaría que esta novela se leyera como el principio de una averiguación, que el lector tomara el relevo.
La novela mezcla la ficción y la realidad. Aquí es difícil saber qué es ficción y qué es realidad, me refiero en Chernóbil, y en su novela casi también.
Chernóbil no admite un relato lineal, ni siquiera coherente. La devastación genera una literatura del silencio. Como en los ‘Relatos de Kolimá’, de Varlam Shalámov. Los personajes miran a su alrededor y callan. Individuos ínfimos que parece que se los va a llevar una corriente de aire. Me propuse un acercamiento, porque la radiactividad impone su distancia. Yo creo que cuando concurren en un texto como este los datos, la imaginación, las hipótesis, las voces de la gente que vive en los territorios contaminados y, sobre todo, la literatura, uno acaba haciendo un viaje sin mapas, y los viajes nos cambian. ‘Koba el temible’, de Martin Amis, fue para mí un modelo para este viaje sin mapas.
¿Y esos personajes secundarios, tan novelescos, con vidas que tienen algo de circenses, como de actores de película...?
Leí en un sitio que por la región de Polessia iba una maga diciendo que sabía cómo acabar con el estroncio 90 de los campos. La llamaban la maga Parasca y los alcaldes la tenían en mucha consideración. Y eso es verdad. Pura verdad. En la novela aparece un soldado que, después de ver el famoso gol de Maradona en la televisión, mejoró mucho su puntería matando perros asilvestrados por los alrededores de la central, una mujer que planta cebollas en forma de corazón sobre las tumbas de los muertos. También aparece el flaco Laurenti Bajtiárov, que canta canciones de Demis Roussos con gran sentimiento; Jvórost, el presumido, que viste un ceñido traje color vainilla; el matrimonio Jrienko, que se alimenta de gusanos y está pensando en comercializarlos. Todos ellos viven en la ciudad vacía de Pripyat y allí organizan una comunidad de supervivencia.
Habla de una celebración de la vida, de la alegría. ¿Puede celebrarse eso en este contexto?
Si hoy nos anunciaran el fin del mundo, haríamos un baile. Nos besaríamos. Y haríamos muy bien. Mis personajes tienen altibajos, pero, en general, están contentos. Se enamoran. Cantan. Incluso se arreglan un poco para salir a la calle, siendo que Pripyat es una ciudad desierta. El exsaqueador Jvórost, que en su vida anterior fue empleado en una pastelería de Minsk, suele ir con una flor en el ojal, dice que uno no debe perder nunca las formas.
¿Cómo podríamos definir la novela? Habla de novela de averiguación, de novela que otorga la voz a los muertos, a las víctimas, de novela-informe...
La novela es un relato sobre los resistentes. Sobre la ocultación. Sobre el silencio que dejan los escenarios devastados. Sobre la fragilidad de la vida. Y también en algunos momentos es una novela sobre la alegría, a pesar de todo. Los personajes de mi novela son muy generosos y ofrecen lo que tienen, que es compañía, conversación, poco más. Se tocan y se abrazan, aunque en ocasiones es para comprobar que no están hablando con muertos. Y Vasia Nesterenko va a todos lados en bicicleta porque quiere estar en forma, quiere vivir. ‘El ciclista de Chernóbil’ es una novela sobre la alegría de estar vivo.
¿Qué libros, qué autores le han abierto algunos caminos?
Antes he mencionado a Martin Amis, su manera de aproximarse a los hechos en ‘Koba el temible’ es admirable y literaria. Toda esa escritura de la desolación: el japonés Ibuse, Shalámov. Siempre Juan Rulfo. Un poco Ballard. Pero en mi novela creo que también hay huellas de autores enormemente vitalistas, como Zadie Smith o Julian Barnes. Leí los libros de los periodistas Wladimir Tchertkoff, Galia Ackerman, Alla Yaroshinskaia, Svetlana Alexeievich, Zhores Medvedev y otros, que me ayudaron a saber cosas, incluso a contarlas un poco como ellos. Practicando un distanciamiento que hace que los personajes se levanten solos. Como escritor me veo en los márgenes. En los márgenes se está bastante cómodo. En los márgenes hay menos radiactividad.
MARISÉ SAMITIER: DIÁLOGO DE CINE
"EL CINE ENTRENA LOS MÚSCULOS DE LA EMOCIÓN"
La realizadora montisonense Marisé Samitier, galardonada en España y en Estados Unidos con su corto ‘Amores ciegos’, habla de su aprendizaje y de su formación audiovisual en Los Angeles, donde reside
Existe un momento mágico y decisivo, a veces tan fugaz como una corriente de aire o la aparición del arco iris, que decide una existencia. O cuando menos señala un sendero, abre un paréntesis que acaba siendo definitivo. Cuando tenía entre diez y doce años, y residía ya en Barbastro, a Marisé Samitier, nacida en Monzón, le regalaron uno de aquellos cuadernos con hebilla dorada y llave, bellamente encuadernado, con el título de ‘Mi diario’. Aquel se convirtió en el mejor regalo de su vida: Marisé empezó a anotarlo todo. “Noche tras noche, escribía lo que vivía –dice-, lo que soñaba, lo que me imaginaba, lo que quería hacer y no podía. Al poco tiempo, casi sin darme cuenta, empecé a hacer diálogos, a crear personajes que vivían historias y dialogaban, y además redactaba mis confidencias, el relato de mis amores imposibles o cualquier aventura con amigas en el colegio. Sigo escribiendo igual: tengo muchos cuadernos donde anoto frases, diálogos, impresiones; jamás hacía dibujos. Me acuerdo de que por la noche lo dejaba bajo llave en mi escritorio. Aquel era mi secreto”.
A ver: usted nació en Monzón, luego vivió en Barbastro...
Sí, además viví en Zaragoza, donde hice la primera comunión. Mi padre trabajaba en la construcción y tuve una infancia y una adolescencia movidas. Quería estudiar Psicología.
¿Lo hizo?
No. Mis padres se metieron un poco en medio, no veían claro el futuro, no se podía hacer entonces en Zaragoza y me incliné por Filología Inglesa. Y me vine de nuevo a Zaragoza: tenía unos tíos que vivían cerca del Mercado Central y allí pasé mi primer año.
¿Ya había aparecido el cine en su vida?
La verdad es que no demasiado. Tuve por entonces un novio cinéfilo, pero a mí aquella pasión suya me sonaba como una música de fondo. Al año siguiente, me fui a vivir con unas amigas a un piso y cogimos el bar del Teatro del Mercado. Ahí empecé a asomarme a otro mundo, el mundo de la noche y de la escena, pero lo más determinante fue un profesor: José María Bardavío...
¿Por qué?
De entrada porque no era un profesor al uso. Era multidisciplinar: igual te hablaba de literatura que de teatro, de música o de cine. Sobre todo de cine. En sus clases siempre había referencias al cine: recuerdo cuánto me impactó oírle hablar de ‘La ley del silencio’ de Elia Kazan. La vimos y me impresionó muchísimo Marlon Brando y empezó a intrigarme lo visual.
¿Qué quiere decir?
Más que las historias en sí, piense que veíamos la película en versión original y a veces no la entendíamos del todo, me fascinaban las imágenes, aquel caudal de encuadres, de gestos, de expresividad. Pero, además, Bardavío también nos hablaba de Harold Pinter y de su teatro: recuerdo que trabajamos un texto del futuro Premio Nobel, que hicimos ensayos, etc. Bardavío nos llevó a la Escuela Municipal de Teatro y allí nos enseñaron pequeñas escenas y nos invitaban a encarnar personajes y animales. Uno de los profesores nos decía: “imaginaos que sois un animal, un tigre, un gato... A ver cómo le dais vida”. De repente, di un salto a un mundo imaginativo y diferente, más creativo...
¿Representaron la obra?
No la hicimos. Pero yo ya estaba tocada por la curiosidad.
He leído en su currículo que estudió fotografía en Spectrum, la galería de Julio Álvarez Sotos...
Es cierto. Desde entonces no la he abandonado nunca. Un amigo mío tenía una cámara rusa, una Zenit, una réflex de 35 mm., se la pedí y empecé a experimentar. Años después me la robaron en Málaga, pero mi amigo nunca lo ha creído. Hacía fotos a todo. A todo. Pero ya entonces quería hacer fotos que contasen historias, fotos documentales, fotorreportaje. Y eso seguí haciéndolo durante mucho tiempo en Estados Unidos. En ese intento de contar una historia revelaba los rollos juntos sin que se cortasen los negativos. Era como una película, por decirlo un poco así. En aquella época, además, conocí al fotógrafo Ángel Carrera, que era el novio de una amiga mía y me hizo bastantes fotos. He expuesto en varias ocasiones.
Andamos ya avanzados los 90, rebasaba usted la veintena, y el cine no parecía haberle dejado mucho impacto.
Es cierto. Hay otro paso muy importante: fui a un cineclub y vi ‘Los cuatrocientos golpes’ de François Truffaut. Salí impresionada, con un deseo: quería saber cómo se hacían películas así.
Al parecer un accidente truncó sus sueños.
Más que truncarlos, los aceleró. Con un grupo de amigos fuimos a las fiestas de San Lorenzo, y en un tramo de Huesca a Barbastro, en una recta, sufrimos un accidente y me rompí la columna vertebral. Recuerdo que pusieron una coraza de yeso, que estuve bastantes días en el Clínico y luego estuve convaleciente en mi casa. Un amigo, Juan Carlos Cuello, vino a verme y me dijo que ofrecían unas becas de Educación para Los Ángeles. Nos presentamos los dos y a mí me llamaron; a él no y siempre me ha quedado como un rescoldo de pena y de culpa, aunque yo no era responsable de eso, claro. Hice exámenes, entrevistas, y al final me aceptaron. Y me fui.
¿Adónde exactamente?
Al sur de Los Ángeles, a un lugar llamado Lynwood, que era la parte más dura, agresiva y pobre. Tuve la sensación de que no soltaron en medio de la nada.
¿Nos soltaron?
Sí, íbamos cinco chicas. Una de San Sebastián, otra de Madrid y dos de Barcelona. Cuando vimos aquello nos quedamos desoladas. No tenía nada que ver con el mundo del brillo de Hollywood. Estábamos dejadas de la mano de Dios: el glamur del cine no aparecía por ningún lado. Tuvimos que adaptarnos a todo: incluso a las proporciones. Allí todo era grande, hasta los vasos, las ensaladas, o las personas, que nos parecieron muy obesas. Había mucha población afroamericana, y hasta la escuela era surrealista. Los niños eran verdaderamente difíciles.
¿Cómo remontó el vuelo?
No sabría responderle del todo. Pero lo hicimos. Me compré una cámara Minolta y la llevaba a todas partes. Disparaba a todo lo que se movía. Hacía fotos del barrio, de los vecinos, de los maestros, de los niños, de los bares, de la oscuridad. De todo lo que me rodeada. Y luego entré en la Otis Parsons, una escuela de arte y diseño, y también hice fotos. Encontré un modelo especial: el novio norteamericano de una amiga de Barcelona era muy guapo, y a él y a ella, juntos y por separado, les hice cientos y cientos de fotos. Por entonces, descubrí una película de Ingmar Bergman: ‘Persona’, con Ingrid Bergman y Liv Ullman que me deslumbró.
¿Le deslumbró ‘Persona’? ¿No es una de las películas más difíciles, teatrales y obsesivas de Bergman?
A mí me gustaba el juego de primeros planos de los rostros. Eran unos planos que definían toda una vida y sus sombras. Luego vi también ‘El séptimo sello’, y al poco tiempo hice una prueba con un amigo: intenté copiar, literalmente, un fragmento de la película. Y poco a poco fue aumentando mi pasión por el cine.
¿Qué pasó?
Empecé a matricularme en diversos college, en la Universidad, en el American Film Instituto, y asistía a todas las clases de cine que podía. Y empecé a probar con una cámara de súper ocho, luego compré una cámara de 16 mm e hice varios proyectos; con la cámara de 35 mm hice ‘Bazar’. Más tarde accedí al Film Institute en un proyecto en el que elegían a ocho mujeres, nos entrenaban –por decirlo así- durante dos meses y luego había que hacer una historia tuya para la que te subvencionaban con seis o siete mil dólares. Y así nació mi película ‘La virgen’. Más tarde, en la Universidad de Los Ángeles (UCLA) hice producción, guión y dirección, aunque mi especialidad es la de guión.
¿Cuál es el secreto de un guión, qué debe tener?
El guión ha sido mi entrenamiento más específico, es cierto. Para mí el guión debe tener emoción: puede ser realista, familiar, de terror, fantástico, pero la emoción es imprescindible. El cine entrena, debe entrenar los músculos de la emoción, es un gimnasio de los sentimientos y de la complejidad. Y el guión en sí es un territorio de la experimentación: es la base, la semilla, el germen. El producto final, es decir la película, siempre es diferente al guión e incluso a veces se rescribe al guión para adaptarlo a la película.
¿Cómo es eso?
Es así. Una historia se escribe al menos tres veces: con el primer libreto de guión, el material de partida para el rodaje; se reescribe durante el rodaje, con los cambios y las aportaciones de los actores y se reescribe en el montaje. Y todo eso me ha ocurrido con ‘Amores ciegos’, mi último corto.
Sí, que ha sido galardonado en Estados Unidos y entre nosotros, y figuró entre los precandidatos al Oscar de cortometraje.
Sí. Lo escribí en 2005. Escribí otros en los años siguientes, y finalmente lo retomé. Al principio era más complejo, pero no lo supe hacer así. Al final reduje la historia a cuatro personajes y a sus complejas relaciones de amor y desamor. Rodé mucho más que lo que aparece ahora, he dejado a varios personajes fuera y eso siempre da mucha pena. Cuesta mucho hacer cine.
¿Le ha dolido no ser nominada?
Me deprimí mucho. Sentí una pena infinita. Estaba ante la puerta y no se me ha abierto. He ido a ver todas las películas con las que competía la mía, y han elegido una convencional, de narrativa lineal con un conflicto. Eso sí, optar a la candidatura suponía dar un paso profesional hacia adelante: se me hubieran abierto las puertas para hacer un largometraje.
En todo caso, ¿qué le debe a ‘Amores ciegos’?
Muchas cosas. Por ejemplo, mi estancia en Cannes: fue una experiencia fabulosa que me encantaría repetir. Cannes es la meca del cine. Hay secciones de casi todo, secciones, foros, y se establecen unas conexiones maravillosas. Con ‘Amores ciegos’ allí experimenté el vértigo de la distribución y firmé un contrato exclusivo de siete años. Volvería a repetir. Y ‘Amores ciegos’ supuso mi regreso a España y a Zaragoza y la posibilidad de contar con un espléndido productor, Francisco Javier Millán, y un equipo de lujo. He aprendido mucho y me han tratado de maravilla.
PANIZA, CON ILDEFONSO-MANUEL GIL
PANIZA RECUERDA A ILDEFONSO-MANUL GIL EN SU CENTENARIO
Esta tarde, a partir de las 17.00, Paniza rinde homenaje a uno de sus paisanos más ilustres: Ildefonso-Manuel Gil López, poeta, narrador, ensayista, traductor, memorialista. Habrá diversas intervenciones de Juan González Soto, Manuel Hernández, María Antonia Martín Zorraquino, Jesús Lordas y Victoria Gil, bajo la coordinación de Antón Castro. Además se descubrirán dos placas de homenaje, se leerán sus poemas por Pilar Burillo y el poema premiado con el galardón Ildefonso-Manuel Gil. La tarde se cerrará con un recital de piano de David Vega y Nuria Oteo.
GARRAPINILLOS 0- UTEBO 2

GARRAPINILLOS, 0-UTEBO, 2
El Garrapinillos iniciaba hoy la segunda vuelta. Y lo hacía ante el Utebo en el campo de San Lorenzo. Conozco a muchos jugadores del Utebo: mi hijo Jorge jugó allí dos temporadas y una de ellas se proclamaron campeones de cadetes. Es un equipo con muchos jugadores, con un campo muy bonito y por lo regular sus jugadores se las saben todas. Sabíamos que iba a ser un partido difícil, de rivalidad inmediata: en el primer partido de la Liga nos ganaron por 3-1; la primera fue enteramente nuestra, pero no marcamos. Y en la segunda, ellos estuvieron más afinados de cara al gol y vencieron con claridad.
Hoy volvían tras haber mejorado mucho. Han pasado por diversas lagunas y resultados inciertos, pero en los últimos partidos habían mejorado. Nosotros hemos ido de menos a más, por eso nos hemos colocado líderes durante seis o siete jornadas, y en los últimos choques de más o menos. Hoy, por decirlo con suavidad, nos hemos embarrancado y perdimos por 0-2. Un análisis serio del partido podría hacernos pensar que el resultado es más bien injusto: de ellos fue la primera parte, más por eficacia que por juego, y nosotros aguantamos bien en la segunda, disparamos al travesaño (en una estupenda jugada de Eloy, que volvía de la nieve), fallamos dos ocasiones claras a saques de córner de Diego, pero no logramos nuestro objetivo: ni el empate, para poder soñar, ni siquiera un gol. La lesión de Óscar, por lesión para toda la temporada, y la de Jorge Blasco nos han diezmado notablemente de cara al gol.
No podemos buscar disculpas. Tuvimos dos fallos concretos a saque de falta, y ahí se puso todo cuesta arriba: en el primer gol, Dani Pequerul fue objeto de falta, clamorosa, pero el árbitro no lo vio. Y en el segundo, un jugador azulenco del Utebo sacó una falta cerrada, no encontró rematador, aunque amagó un delantero y se coló en la red. Así concluyó la primera parte y el partido.
Fue un choque bronco, sobre todo en la primera parte. Teatral incluso. Se jugó de poder a poder, con más empuje y vehemencia que calidad. A nosotros nos faltó dominio en la media y algo más de profundidad. En la segunda parte, no engarzamos jugadas pero ocasionamos peligro a balón parado. Jugamos de entrada así: Sergio Calvo; Dani Pequerul, Javier Lacabe, Jorge Beltrán, Eduardo Pirri; Diego Rodríguez, Alberto Luna, Kike Alcubierre, Fran Moreno; Óscar Ortiz y Eloy Mateo. También jugaron, Luisito, Quique Romero, Alberto Rubio y José Antonio ‘Pitu’. Pese a la derrota, el Garrapinillos se vació: trabajó, corrió, se desfondó y tuvo otro adversario: el viento. Dio la sensación de que el Utebo se manejó mejor contra el viento y un poco peor con el viento a favor.
No fue una tarde maravillosa, pero ahí seguimos intentando trabajar y mejorar. Nuestra ventaja ha descendido a un solo punto. Anento sigue segundo a 37 puntos y a dos puntos viene ya El Salvador.
MARIANO SALVADOR EN EL GARGALLO
Recibo esta carta de José Carlos Arnal: “La Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento (http://www.fundacionzcc.org/), de la que soy director desde el pasado mes de julio, ha organizado para el próximo miércoles, 1 de febrero, a las 19.30 en el Museo Pablo Gargallo, una conferencia con el título ‘McLuhan 101. Resonancias artísticas en el mundo eléctrico /digital/’, que dará el periodista zaragozano Mariano Salvador.
Mariano tiene un perfil interesante y ha estado implicado en la organización de una importante exposición sobre McLuhan en Nueva York. McLuhan, por otra parte, es hoy más actual que nunca, aunque en España su centenario haya pasado sin pena ni gloria”.
LA CONFERENCIA Y MARSHALL McLUHAN
Marshall McLuhan fue uno de los primeros estudiosos y teóricos de los medios de comunicación y seguramente el más célebre tras acuñar frases como “El medio es el mensaje” y “la aldea global”. En 2011 se cumplió el centenario de su nacimiento y su análisis de los medios sigue siendo tan estimulante como profético para quien quiera acercarse a la realidad de éstos y su influencia en el mundo contemporáneo.
McLuhan consideraba los avances tecnológicos como extensiones de los sentidos del hombre que modifi can su relación con su entorno. De esta manera, distinguió la naturaleza visual de los medios alfabético-impresos de la audio-táctil de los eléctricos, y previó un futuro en que el hombre estaría interconectado electrónicamente, transfi riendo en última instancia su conciencia al mundo de la computación (hecho que le convierte en un visionario de la era digital e Internet).
El número 101 en el mundo académico estadounidense está ligado a los principios básicos de una materia de estudio. Así, McLuhan 101 sería, además de un guiño al ya siglo y un año de su nacimiento, un repaso por su biografía y sus principales ideas que le convirtieron a mediados de los años sesenta en un referente, tan controvertido como popular, para entender la emergente cultura mediática de la época.
Pero también esta cifra en el argot anglosajón es un término llamativo de marketing ligado a los catálogos que apelan ofrecer un tipo de información extra sobre un determinado producto o asunto. En este caso, esta información adicional sería la conexión de su pensamiento con el arte. McLuhan opinaba que los artistas son generadores de nuevas formas al utilizar un medio para liberar la energía de otro. Además de captar el mensaje del desafío cultural y tecnológico de un nuevo medio, décadas antes de que se produzca su impacto transformador.
Para abordar cómo diferentes artistas contemporáneos se han inspirado, de manera consciente e inconsciente, en sus ideas se tomará como referencia la exposición Resonance: Looking for Mr. McLuhan, celebrada en la Pratt Manhattan Gallery de Nueva York, entre los pasados 21 de octubre y 21 de diciembre. Fue una exposición multidisciplinar, que mostró vídeos, fotografías, esculturas, video-instalaciones y un largometraje, de diferentes artistas que trataban cuestiones como el paso de la cultura impresa a la electrónica, la hibridación de medios, la interactividad y la proliferación de imágenes en el actual mundo digital. En defi nitiva, un conjunto de obras agrupadas a modo de ecos y resonancias de fondo de una galaxia McLuhan que parece expandirse inexorablemente en este siglo XXI.
MARIANO SALVADOR
Mariano Salvador es periodista, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Durante su carrera profesional se ha especializado en temas audiovisuales y cinematográficos y ha colaborado para medios escritos como Zona de Obras, Heraldo de Aragón y Cahiers du Cinema, en la actualidad: Caimán. Cuadernos de Cine, donde sigue colaborando. Entre 2008 y 2010 trabajó en el Departamento de Audiovisuales del Museo Reina Sofía de Madrid como asistente de comisariado y coordinador de programación y editorial. En 2011 fue invitado como asistente de comisariado en la exposición ‘Resonance: Looking for Mr. McLuhan’ en la Pratt Manhattan Gallery de Nueva York.
NOMINACIONES A LOS PREMIOS DE LA MÚSICA EN EL ESPACIO ÁMBAR
Hoy martes, 31 de enero, a las 18:00 horas, se presentarán en rueda de prensa los XIII Premios de la Música Aragonesa, organizados por Aragón Musical, con el patrocinio del Gobierno de Aragón, Ayuntamiento de Zaragoza, Plaza Imperial y Ámbar.
La presentación tendrá lugar en el Espacio Ámbar (C/ Ramón Berenger IV, 1. Zaragoza). En la rueda de prensa intervendrán el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Humberto Vadillo; el Consejero de Cultura, Medio Ambiente, Participación Ciudadana y Grandes Proyectos del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco; la gerente de Plaza Imperial, Ana León; el responsable de marca de Cervezas Ambar, Javier Pomar y uno de los responsables de Aragón Musical y organizadores de los Premios, Sergio Falces.
Durante la rueda de prensa, se darán a conocer públicamente los candidatos a los XIII Premios de la Música Aragonesa, en sus distintas categorías, y se entregarán los diplomas de "nominados" a los distintos involucrados. Además se conocerán más detalles de la gala de entrega del martes 28 de febrero. Estos, son el resultado de los votos recibidos desde Internet, durante el mes de diciembre de 2011.
Al término de la presentación tendrá lugar la actuación en directo del grupo “Esparatrapo”, una de las sensaciones de los últimos meses en el circuito de salas zaragozano. Habrá degustación de Cerveza Ámbar y contaremos con la presencia de otros artistas del Panorama Musical Aragonés.