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ELIFIO FELIZ DE VARGAS: DIÁLOGO

AVENTURAS DE VERANO / 6
“La Vaquilla es una celebración del verano”
Elifio Feliz de Vargas es veterinario y escritor turolense. Nació en Teruel y es un enamorado de sus ritos: el mudéjar, el modernismo, la calma, pero también las fiestas de la Vaquilla.
-1. ¿Qué hace un veterinario y escritor en verano?
Como veterinario intento quedar con compañeros de profesión a los que frecuento poco durante el año, pero no para hablar de temas profesionales, desde luego. También atiendo más a mis perras ‘Punka’ y ‘Goya’ a las que tengo bastante abandonadas durante el año, y además atiendo esas urgencias de amigos y conocidos que suelen comenzar con un “ahora que te veo...” Como escritor aprovecho para traducir en palabras las historias que se han ido pergeñando en mi mente a lo largo del año y han conseguido superar el filtro del paso del tiempo.
-2. ¿Es de playa, mar, montaña...?
Montaña, sin duda. Pero nunca diría que no a una semana en alguna de las islas Baleares y si pudiese ser Menorca mejor que mejor.
-3. ¿Cómo vendería Teruel: la provincia y la ciudad? ¿Cuál es su encanto?
A los amigos del bullicio y el tumulto no podría engañarlos. El encanto de Teruel está en la tranquilidad y también en la diversidad de los turolenses. En esta provincia hay personajes muy interesantes en todos los campos y de todas las edades.
-4. ¿Por qué es tan importante la Vaquilla? ¿Cuál es el menú ideal de la fiesta del Ángel?
Hace años se hablaba de la Vaquilla como unos días para romper con las normas y desinhibirse. Ahora que cualquier fin de semana encontramos una excusa para la desinhibición y la protesta creo que la Vaquilla se ha convertido en una celebración del verano, en una especie de larga noche de San Juan en la que nos sentimos renacer y pueden cumplirse nuestros sueños. No en vano muchos turolenses se felicitan el año con un “feliz Año Nuevo y próspera Vaquilla”, como dos momentos fundamentales del calendario.
-5 ¿Está Teruel olvidado o postergado?
No soy nada victimista en este caso. Evidentemente hay muchas cosas mejorables, pero creo que son problemas comunes a muchas otras provincias del interior como Zamora, Soria, Guadalajara. No creo que haya una mano negra frustrando nuestras expectativas, pero sí una falta de sensibilidad con gran parte del territorio nacional y es una pena, porque los pobres somos gente muy agradecida y con poquito que hagan por nosotros sabemos ser muy agradecidos. Claro, que si tratasen de aplicarnos el desarrollismo salvaje que se ha cargado nuestras costas estaríamos en riesgo de perder esos pequeños paraísos que podemos encontrar en el Parrizal de Beceite, el nacimiento del río Pitarque, el puerto de Orihuela o los estrechos del Ebrón.
-6. Acaba de publicar ‘Jericho souvenir’. ¿Cómo entiende el cuento y la literatura para jóvenes?
Aunque he escrito bastante para jóvenes todavía tengo dudas de que exista una literatura específicamente juvenil. EL libro de cuentos ‘Los jefes’ de Vargas Llosa sigue siendo mi volumen de relatos juveniles preferidos, pero muchos lo considerarían un género adulto. Creo que la literatura juvenil debe entretener, pero no descuidar aspectos literarios. Si los jóvenes son capaces de entender que la hija del Rey Axomal de los turumptucercos joruptumnaos esté enamorada de Ajaxpino príncipe de Tex-Mex en la constelación de la Borraja, por qué les tenemos que dar historias digeridas en forma de personajes maniqueos y relatos lineales, con narradores omniscientes que nos describen con todo lujo de detalles lo que piensa y hace el protagonista. En mi última novela juvenil, ‘Jericho souvenir’, trato de parodiar los bestsellers de acción y misterio, pero no renuncio a exigirle al lector un pequeño esfuerzo para que distinga la realidad de la ficción. Los personajes son complejos al igual que la estructura de la historia y el lector creo que se siente halagado de que el autor no le revele todos y cada uno de los entresijos de la historia, dándole la posibilidad de hacer sus propias conjeturas.
-7. ¿Cuáles son el viaje y la ciudad de su vida?
Ya dije que me atrae la montaña, por eso mis viajes preferidos siguen siendo el que hice a Eslovenia, un país con numerosos parques naturales cruzados por ríos de aguas cristalinas y, cómo olvidar el ascenso al Huayna Picchu en Perú. En cuanto a ciudades no tengo que salir de España, pero lo tendría difícil para escoger entre Salamanca, Córdoba o Cuenca. Esta última es para mí un ejemplo de lo que se puede hacer con una ciudad pequeña cuando se respeta su antigua estructura y el entorno que la rodea. El Júcar está perfectamente integrado en la ciudad, algo que no ha conseguido hacer todavía Teruel con el Turia.
-8. ¿Cuáles serían su canción y su concierto de un verano inolvidable?
‘El final del verano’ del Dúo dinámico, desde que tengo uso de razón creo que no ha habido año que no la haya cantado alguna tarde cuando refresca y los días acortan. ¿Un concierto? Cualquiera al aire libre, preferentemente desde una terraza y tomando una cerveza mientras uno de esos virtuosos músicos callejeros nos transporta con su violín a algún rincón de Viena.
-9. ¿Cómo recuerda la primera vez?
Los nervios y la emoción nunca me han permitido disfrutar de la primera vez en nada. Luego la memoria todo lo tergiversa y lo transforma en maravilloso.
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?
Mis amigos. No nos hacía falta nadie más. Y Marisa, mi mujer, el año que la conocí.
-12. ¿Cómo podría contar el verano en un microcuento?
Me despertó el canto de un gallo al otro lado de la ventana. Había dormido fatal en aquella cama estrecha. Todavía cuarenta años después me pregunto cómo habría llegado aquel camastro de camarote al granero de una casa de Pajares, en Zamora.
-13. ¿Cuál es su mejor anécdota veraniega vinculada a la escritura o a la profesión?
Escribir es en sí una anécdota. En la profesión recuerdo aquella gata que durante años habían traído a la consulta para que le pusiéramos un tratamiento para que no saliese en celo. Venía envuelta en una toalla para que no se asustase y el dueño me mostraba un trocito de piel donde pincharla. Aquel verano hacía mucho calor y como el animal estaba sofocado le quitó la toalla un momento, lo suficiente para que la gata levantase el rabo y yo descubriese dos pequeños testículos muy cerca de su culito respingón.
COPI CORELLANO: UNA ENTREVISTA

AVENTURAS DE VERANO /16
“Para mí la música es la mejor droga”
“La música me acompaña
desde que tengo memoria”
Antón CASTRO
Copi Corellano es, en realidad, el seudónimo de Francisco Javier Corellano Martínez que nació en Borja en 1965. Se inició con Los Infanticos, algo que jamás olvida, y luego se ha dedicado a la música pop, rock y de jazz. Es compositor, instrumentista (el piano es su pasión) y cantante. Reside en La Plata desde hace varios años. Ha acompañado a muchos grupos, entre ellos a Héroes del Silencio, a Enrique Bunbury y Amaral. En solitario ha publicado el álbum ‘Desconocido’ (2008).
-1. ¿Qué hace un compositor y cantante en verano?
En mi caso, no distingo entre las estaciones, como tampoco me considero cantante, compositor, artista, roquero, etc. Estoy aprendiendo a no utilizar títulos, adjetivos o adverbios que intentan definir mucho en poco. Para mí la música es la mejor droga. Digamos que soy un enfermo, que estoy “enganchado” a la música.
-2. ¿Dónde suele veranear?
Creo que no he veraneado en mi vida. Me gusta la playa cuando no hay gente. La ciudad para trabajar. La montaña para pasear, meditar, respirar pensando en respirar. Y me gusta el pueblo para vivir tranquilo, descansar…
-3. ¿Qué hace diferente al resto del año? ¿Cuáles serían sus pequeñas manías veraniegas?
Bañarme en la piscina. No tengo manías, o no me vienen a la cabeza. Me gustan los ríos arbolados y sombríos.
-4. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida? ¿Y la ciudad?
No hay “el viaje de verano de mi vida”, y por lo tanto, tampoco una ciudad que lo represente.
-5. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Fue también la época del descubrimiento de la música?
De chico recuerdo vivir con mi familia en lo que nosotros llamábamos “el huerto”. Era como la casa de verano. Un lugar al que toda mi familia le teníamos mucho cariño, y del que tengo recuerdos muy oníricos. Mi padre cavó un pozo hasta encontrar agua, y luego construyeron una casita muy linda con una piscina. Teníamos animales y una huerta con un poco de todo. La música me acompaña desde que tengo memoria. Oigo a mi madre cantando en casa constantemente.
-6. ¿Cuál sería el concierto de su vida: al que asistió y el que ofreció?
El de Héroes del Silencio en el Rincón de Goya, es un concierto muy especial en mi vida…, no sé si “el concierto de mi vida”, pero fue realmente emocionante para mí. ¿Y el concierto que di? Déjeme que cite dos. Uno, la primera vez que canté como solista el ‘Stabat Mater’ de Pergolesi en la catedral de La Seo, con los Infantes del Pilar y La Seo. Y el otro, uno con mi querido amigo Enrique Bunbury, el 12 de octubre de no sé en qué año en la Plaza del Pilar, con él como pregonero de las fiestas.
-7. ¿Cómo vive un músico de Borja en Argentina? ¿Qué tiene ese país que le ha atrapado?
Pienso que vivo igual que viviría en otro lugar. La Plata es una ciudad muy linda para vivir. La familia de Natalia Zanetto es encantadora, y tanto ellos, como los argentinos en general, me han acogido con mucho cariño y respeto. Estoy muy agradecido.
-8. ¿Cuál sería el menú de un día ideal?
Música, música, música, música, música y…
-9. ¿Cómo fue la primera vez?
En todas las opciones, fue algo muy inocente, cautivador, novedoso, extraño, agradable, hermoso, triste y duro…, con gran despliegue de energía, pasión, amor y algunas dosis de inconsciencia.
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje, real o de ficción, de sus vacaciones?
Asocio a ellas, insisto, sin haber disfrutado nunca de unas vacaciones veraniegas, los libros de ‘Los Cinco’ de Enid Blyton. No me pregunte por qué…
11. ¿Cómo le golpea la crisis, qué ecos o noticias le llegan de España? ¿Cuál es su estado de ánimo?
Me da mucha rabia que la vida sea tan injusta, o más bien, que haya gente gobernando el mundo, tan jodidamente avara, usurera y sin escrúpulos. Me voy a remitir a la letra de una de las canciones de mi próximo disco. Le doy un fragmento: “Mentirosos hipotecados / siempre escucho la misma historia / y estoy cansado / siempre escucho la misma historia / y estoy agotado / de ver que el mundo no tiene memoria / y estoy abrumado / por tanta falta de misericordia / de pocos ricos llenos de tristeza/ de mucha miseria con alegría / de ver solo basura en el día a día”
-12. Si tuviera que resumir el espíritu del verano en un ‘tuit’, ¿qué diría?
Eva María se fue buscando el sol en la playa, con su maleta de piel y su bikini de rayas. ¿Qué voy hacer? ¿Qué voy hacer si Eva María se fue?
-13. ¿Cuál es la mejor anécdota veraniega vinculada a su profesión?
Volviendo de un tramo de gira en el que acompañaba a Héroes del Silencio como amigo, Enrique Bunbury y yo nos quedamos en el Escorial, para asistir como oyentes en uno de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid. El título del curso era ‘Contracultura, desobediencia civil y farmacia utópica’. Estaba organizado por Antonio Escohotado y Fernando Sánchez Dragó, con invitados de lujo como: Albert Hoffmann, Alexander Shulgin, Fernando Arrabal y otros. Bueno, tuvimos la fortuna de conocer a algunos de ellos, compartir charlas, comidas y otras cosas, así como de vivir algunos momentos realmente especiales, con anécdotas muy graciosas.
LUIS BUÑUEL Y SUS AMORES
RITUALES DE SOL Se cumplen treinta años de la muerte del autor de ‘Viridiana’. Nos acercamos a una faceta más íntima: sus novias y sus amores platónicos. Desde Isabel Matutano y Pilar Bayona a Concha Méndez. (Serie veraniega de Heraldo de Aragón)
Los amores difíciles de Luis Buñuel
El amor y el deseo son dos de los temas capitales de Luis Buñuel (1900-1983). Solía decir en una de esas declaraciones, en la que parecía contradecirse con una inmediatamente anterior, que lo más le preocupaba en su cine eran “las relaciones humanas”. No ha sido Luis Buñuel, al menos a primera vista, un gran seductor, pero sí ha tenido sus veleidades. A Carmen Sampietro, hija del doctor Sampietro, la llama “mi inolvidable amiga de infancia”. Vivían sus familias en el Coso en un edificio que contó con el primer ascensor de Zaragoza. Una de las cocinas de las viviendas daba al Palacio de la Ilusión, el cine de la calle Estébanes, y juntos, a través de una verja veían las películas de cine mudo. Las veían “abrazados”. Una vez, como ha contado Isabel Comps en la revista ‘Pasarela’ y el propio Buñuel, se quedaron encerrados y se pusieron a gritar hasta que los oyeron y los sacaron de allí. Buñuel jamás olvidaría a Carmen: le mandó una fotografía dedicada (que posee el pintor y coleccionista Eduardo Laborda) y le recordaba que con ella había descubierto el cine y “las primeras emociones musicales” con las partituras de ‘Carmen’ o de ‘Fausto’.
Si Carmen fue la cómplice del despertar a los sueños, en Calanda se prendó de Isabel Matutano, que tendría diez años. Conchita le cuenta a Max Aub en ‘Conversaciones con Buñuel’ (Aguilar, 1984) que “nos quitaba los juguetes para regalárselos a una novia que tenía (...) Isabel era muy guapa y muy agradable”. Quizá su primer gran amor platónico fuese la pianista Pilar Bayona (1897-1979): se conocieron de jóvenes en Zaragoza y un día coincidieron en un mirador. El joven Buñuel confesaría: “Nos quedamos solos en un balcón. Yo estoy seguro de que ella sabía que yo la quería. Pero nunca nos dijimos nada”. Esa pasión secreta derivó hacia una gran amistad: muchos años después, cuando Luis Buñuel regresó a España, se tomó algunas fotos con ella y con Pepín Bello, y ambos recordaron una antigua complicidad. Eso sí, según Conchita Buñuel, luego también se enamoraría de ella su hermano Alfonso.
Luis Buñuel se trasladó a la Residencia de Estudiantes hacia 1917. Y allí se matriculó en Ingeniería Agrónoma y más tarde, con la ayuda del arabista Asín y Palacios, amigo de su padre, se pasó a Ciencias Naturales. En aquellos días frecuentó a Ramón y Cajal. Y también se enamoró de “una chica bien” mayor que él. Buñuel, que fundaría un club de atletismo y que practicaría boxeo (combatió sin demasiada convicción, a pesar de que algunos lo llamaron ‘el bruto aragonés’), fingía tener más años de los que tenía. La relación parecía ir sobre ruedas y el padre de la joven quiso conocerlo, entre otras cosas porque pensaba que era de una familia rica, muy rica. Él le prometió que se casaría con ella. Pero antes, Luis Buñuel hizo un viaje a Calanda y, como no sabía cómo romper con ella, se le ocurrió una fabulosa mentira. Su hermana Conchita se lo contaba así a Max Aub: “Entonces le escribió una carta como si fuera otra persona, diciéndole que su amigo Luis la adoraba, pero que había muerto en un accidente de moto muy grave, y que murió nombrándola. Y luego, tres o cuatro meses después, lo encontró el padre y creo que lo persiguió con el bastón por aquí, por Madrid”.
La familia Buñuel veraneaba en San Sebastián, y allí hacia 1917 o 1918, Luis conoció a una joven moderna y audaz, campeona de natación y gimnasia: Concha Méndez Cuesta (1898-1968). Empezaron a salir y formalizaron el noviazgo en Madrid. Algunos dicen que fueron novios durante cinco años y otros siete. Ella era una de las chicas avanzadas de la ciudad, como su amiga Maruja Mallo, que fue pareja de Rafael Alberti y amante, entre otros, de Miguel Hernández y de Pablo Neruda. En 1919, Concha se había ido a Londres; diez años después viajaría a Buenos Aires y a Montevideo. La ruptura, en un día de aguacero, fue también en San Sebastián. Concha Mantecón, familiar de Buñuel, se lo contó así a Max Aub: “... nos encontramos a Luis Buñuel con Concha Méndez. Llovía muchísimo y se hallaban tan furiosos que estaban pegándose paraguazos el uno al otro. Bueno, enfadadísimos, enojadísimos. Luego supe que rompieron”. Las biografías de Concha Méndez dicen que lo abandonó por culpa del “muy machista carácter de Buñuel”. Gran amiga de Lorca y Cernuda y buena poeta, se casaría con el poeta e impresor Manuel Altolaguirre. Poco después, en 1925, el futuro cineasta Buñuel se fue a París, conoció a Jeanne Rucar, que también era deportista, había sido medalla olímpica de bronce en la Olimpiada en gimnasia, y se enamoró de ella. Tras casi una década de noviazgo, se casaron en 1934. Ella le enseñó a bailar el tango. Sería la mujer de su vida.
LAS ANÉCDOTAS
La gimnasta. Jeanne Rucar publicó, en 1990, tras la muerte de Luis Buñuel ‘Memorias de una mujer sin piano’, en colaboración con Marisol Martín del Campo. Revela a un Buñuel que padecía celos patológicos. Le montaba escenas constantemente. Según dice, no solo le hace desprenderse de su piano, sino que le prohíbe practicar gimnasia: “No es decente, Jeanne. Se te verían las piernas. Me desagrada que mi mujer se exhiba por ahí”, le dice.
Jeanne Moreau. A Buñuel no se lo conocen amantes, pero Jeanne Moreau se enamoró de su inteligencia tras trabajar en ‘Diario de una camarera’ y habría querido tener algo con él. Así lo confesó.
La novia polizón. Pedro Christian García-Buñuel cuenta en ‘Recordando a Buñuel’ (Ayuntamiento de Zaragoza, 1985) que tras la ruptura con Buñuel, Concha Méndez se metió de polizón en un barco carbonero inglés que iba desde Pasajes a Cardiff. La descubren y la llevan ante el camarote del capitán. Hablan y hablan, ella le cuenta que ha tenido un novio aragonés, y de repente el capitán le cuenta que él “conoció a otro en uno de sus viajes a Cuba que solía cascar las nueces con la cabeza”. Concha Méndez le contestó: “Es el padre del que fue mi novio”.
*La foto de juventud de Pilar Bayona pertenece al Archivo Pilar Bayona. La de Luis Buñuel, de 1929, es de Man Ray.
ANTONIO CARDIEL: UN DIÁLOGO

Ayer en la serie de 'Aventuras de Verano', en la entrega número 26, que estoy publicando en Heraldo de Aragón aparecía el escritor y guionista de cine (ha colaborado con Lorenzo Castañer en 'Cenizas', entre otros proyectos) Antonio Cardiel (Zaragoza, 1962), un autor muy especial, enamorado de los rastros, de la fotografía, de la naturaleza y de las buenas ficciones. Aquí está la entrevista al completo.
-1. ¿Qué hace un escritor como tú en verano?
Soy un amante irredento del verano. Para mí, es la mejor estación del año. Ansío la llegada de la noche de San Juan, una fiesta que además, en Cataluña, donde vivo, se celebra a lo grande. Disfruto del calor, de los baños de sol y de mar, de los paseos por la montaña y los chapuzones en un río helado, de las noches de charla a la fresca con amigos, de la cerveza fría y los aperitivos que uno se puede permitir con mayor frecuencia… Así que me dedico a disfrutar de mi estación favorita, eso sí, sufriendo ante la perspectiva de la llegada del otoño. Aunque, claro, el otoño y los bosques dorados llenos de setas no están tan mal…
-2. ¿Dónde suele veranear?
Desde hace unos años, en el Pirineo de Huesca, cerca de Bielsa, en el valle de Pineta, un territorio extraordinario cubierto de bosques, a la orilla del Cinca y rodeado por alturas de más de tres mil metros. Allí, puedo compaginar mi afición por el senderismo con el descanso, la lectura, las comidas y cenas con amigos, y las noches frescas del valle. Por las mañanas, cuando me acerco a por las magdalenas a la carretera, donde para el panadero de Labuerda, la temperatura es de 9 grados. Luego, los 30 grados del mediodía me permiten darme un chapuzón en una helada poza del Cinca. Y la casa siempre está a unos 19 ó 20 grados. Un lujazo, vamos…
-3. ¿Cuáles son sus canciones preferidas del verano? ¿Y los libros qué más te han marcado?
Ya hace unos años que me chifla Radiohead, aunque no sé si es un grupo veraniego. Yo, al menos, veo la música de este grupo en la noche, a todo volumen, incitando al baile, y estos tres elementos imagino que sí son veraniegos. Hay canciones que nadie debería perderse, como Let down y No surprises, del álbum Ok computer, o Stop whispering y Thinking about you, del álbum Pablo Honey, por citar algunas. En cuanto a los libros, y quizá porque el verano es la época ideal para hacer grandes planes de lectura, recuerdo que en 2001 leí “En busca del tiempo perdido” entero, los siete volúmenes, día tras día, hipnotizado por la prosa de Proust. Algunos pasajes de “A la sombra de las muchachas en flor” son especialmente apropiados para el estío. Y luego el vértigo que me produjeron, en especial, “La prisionera” y “La fugitiva”, dos cumbres de la literatura universal. Esta experiencia la volví a repetir años después, en 2009, en otro verano en el Pirineo aragonés. Y el año pasado, en 2012, se me ocurrió releer, y no recuerdo cuántas veces lo he hecho, “Madame Bovary”. Tardé solo día y medio. Estoy convencido de que este libro es la cumbre de la novela, no creo que haya sido superado como perfecto artefacto narrativo que es.
-4. ¿Qué hace diferente al resto del año?
El calor, desde luego, y las ganas de despojarme de la ropa o, al menos, de reducirla a su mínima expresión. Me encante vestir con camisetas y pantalones cortos, con sandalias, luego llega el otoño y siento que la ropa me aprisiona. Y también las vacaciones, para qué ocultarlo, ese largo y jugoso mes que sirve para olvidarse de la rutina y dedicarse a la pura holganza, el estado natural del hombre.
-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida? ¿Y la ciudad?
Combinando ambas cosas, el viaje que hice en 1991 con mi mujer, Ester, y mis amigos Carmen y Javier, a Venecia. Estuvimos dos semanas y en verdad puedo decir que lo vimos todo. Además, sirvió para escribir mi libro “Insectos en el Véneto”, una especie de diario de viaje. Por primera vez, escribí al aire libre, en directo, plasmando impresiones, estampas ciudadanas, descripciones, estados de ánimo. Desde entonces, la escritura de gabinete me interesa menos. Prefiero salir a la calle en busca de historias.
-6. ¿Eres un gran aficionado a los rastros. ¿Qué encuentras allí, qué buscas??
Historias reales, el pasado de la gente sin importancia, la memoria de los hombres y mujeres que pasan por la vida de puntillas, sin hacer ruido. Los rastros están llenos de cosas así, ropa vieja que alguien se puso una vez, zapatos con los pasos marcados por decenas de kilómetros recorridos, fotografías de rostros cuya memoria se desintegra poco a poco y que ya nadie recuerda, documentos que hablan de los eternos problemas que a todos nos hermanan, cartas de amor como ecos de un tiempo irrecuperable… Me siento reflejado en todo esto, como en un adelanto de mi propia desaparición. Y me gusta escribir sobre esos seres olvidados, los antihéroes, los aburridos humanos sin rostro… Y es que, en verdad, con esos objetos entre las manos, siento que la vida de ellos es mía y que la mía, en presente, les pertenece a ellos.
-7. ¿Cómo fue la primera vez? [En el sentido que tú quieras, claro..]
¿Mi primer tres mil? Caramba, esa sí fue una experiencia al límite… Hace unos años subí, con mi mujer, al pico de La Munia, de 3150 metros, una cima tenida por complicada debido al llamado “paso del gato” y a los precipicios que lo jalonan. Un tropiezo puede costarte la vida si te despeñas por un cortado de más de 500 metros. Después de mucho esfuerzo, de una emoción extraña, después de más de un jadeo, llegamos a la cumbre cubiertos de sudor. Arriba, la sensación fue magnífica, un gran relax después del esfuerzo, daban ganas de compartir un cigarrillo. Y luego dicen, con razón, que hacer el amor equivale a una buena sesión de footing. Yo diría que equivale a subir un tres mil, sí…
-8. En los últimos tiempos te has apasionado con el boxeo. ¿Por qué?
Por azar, desde luego. Me encanta el azar. Él quiso que encontrara un álbum de fotografías de un viejo boxeador en el rastro de Barcelona. Allí estaba mi boxeador, Lenda se llamaba, posando junto a las grandes estrellas del boxeo español de los años 30 a 60, Paulino Uzcudun, Hilario Martínez, Ricardo Alís, Luis Romero, Mimoun Ben Ali, el aragonés Ignacio Ara… Quise buscar a Lenda por la ciudad a la vez que investigaba la historia del boxeo en nuestro país, tan rica como desgraciada. Y de todo eso me salió un libro, “El boxeador”, que espero vea pronto la luz.
-9-¿Cuál es para ti el menú ideal de un día de verano?
Hablaría de dos menús bien distintos pero complementarios. El Menú Tradición, que consiste en levantarme más bien tarde y satisfecho, en desayunar en el jardín esas magníficas y proustianas magdalenas de Labuerda que ya he mencionado, leer un buen rato, bajar al río a darme un baño con mi mujer y mis hijas, comer una verdura, una longaniza de Graus a la plancha, un melocotón y una onza de chocolate, la siesta, más lectura, un paseo por el bosque y, para terminar el día, una buena cena con amigos, vino y la consiguiente tertulia. Luego está el Menú Ligero, que consiste en levantarme a las 5 de la madrugada para iniciar, a las 6, una buena excursión, también con buenos amigos, que durará entre 10 y 12 horas, si hace falta incluso se sube un tres mil. Un bocadillo de chorizo a 2500 metros, en un collado, es una experiencia gastronómica mucho más intensa que las que proponen los hermanos Roca en su famoso celler. Luego, la ducha tonificante y vuelta a empezar, esas charlas bien regadas con los amigos por la noche…
-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje, real o imaginario, de sus veranos?
Últimamente, el oso. Sí, es verdad, desde que un ganadero vecino mío me dijo que el oso había sido visto rebuscando entre los cubos de la basura del mismísimo Parador de Turismo de Bielsa, o en los collados de la Puntas Verdes, frente a mi casa, incluso vagando cerca de Salinas, un pueblo río abajo, a unos 10 kilómetros de Bielsa. ¿El oso deambulando por allí? Desde ese día, mis paseos por el monte se tiñeron de una extraña inquietud. No dejé de salir, de perderme por los bosques, de subir a los collados, muchas veces solo. No es exactamente miedo, ya que las probabilidades de encontrármelo de bruces son escasas y sus visitas al valle muy ocasionales, pero todo se tiñe de una inquietud especial. A veces canto, para avisarle de mi presencia, a veces me asusto, si otros animales hacen algún ruido. El otro día, recogiendo setas de verano, el rico rebozuelo, pasaron a unos diez metros de donde estaba dos sarrios, corriendo como poseídos. El susto duró, ya digo, unas décimas de segundo…
-11. Has escrito varios diarios. Uno de ellos relativo a la naturaleza. ¿Por qué?
Por pura impregnación. Contagiado por la Naturaleza del valle de Pineta, comencé a escribir “En el bosque” durante el verano de 2001. Luego, entre 2005 y 2006, seguí describiendo las demás estaciones, otoño, invierno y primavera en el valle, hasta darle su forma definitiva. Rechacé hablar del folklore del valle, de la ocupación humana, de la antropología relacionada con Pineta, para afrontar la obra desde los postulados de la llamada ecología profunda, aquella que da el mismo valor a todas las formas de vida. Creo que es mi obra más contradictoria, más impersonal y personal, traté de borrarme del texto a la vez que todo lo tamizaba mi forma de ser. Un ejercicio delirante, pero que dio sus frutos en el libro, hasta ahora, que más me interesa entre los que he escrito…
-12. Llevas Muchos años fuera de casa, ¿sientes nostalgia de Aragón? ¿Cómo se ve Aragón desde fuera, desde Cataluña?
Nostalgia quizá no sea la palabra, porque mi vinculación con mi tierra es plena. Viajo constantemente a Zaragoza, donde está mi familia y donde todavía conservo buenas amistades. Y luego las escapadas a Pineta, donde mis amistades, en su mayoría, también son aragonesas. Aragón es una realidad que vivo día tras día. Visto desde Cataluña, Aragón es una realidad viva. Y puede que al vivir en Barcelona las cosas de Aragón se valoren más. Yo siempre digo, y no es ninguna broma, que el casco antiguo de Zaragoza es uno de los más importantes de España, y si no fíjate en el Mudéjar, en la Aljafería, en las ruinas romanas, en los palacios renacentistas y las casonas del XVII al XIX. Tiene una extensión considerable, que coincide con la vieja ciudad romana. Y luego todo el tema del nacionalismo catalán, que me hace valorar mejor el saber ser y saber estar de las gentes aragonesas…
-13. ¿Cuál es la mejor anécdota veraniega vinculada a su profesión?
Para seguir con el tema del Pirineo, que tanto refresca también cuando se lee su mismo nombre, te contaré una anécdota a la inversa, que tiene que ver con la frustrada presentación de mi libro “En el bosque”, en Bielsa. Yo esperaba que a la gente le interesaría saber de un libro que habla, exclusivamente, de las montañas y bosques de Pineta, el valle más emblemático de los que forman el término municipal de Bielsa. Pues bien, yo creo que del pueblo no asistió nadie, lo juro. Apenas se acercaron media docena de amigos. Pero luego, en compañía de Joaquín, mi editor, y de dos buenos amigos, Antonio y Enrique, montamos una partida de guiñote que resultó memorable.
CHEMA RODRÍGUEZ MORAIS DIALOGA CON JULIO IGLESIAS
UN DIÁLOGO CON JULIO IGLESIAS
[Chema Rodríguez Morais, Chaco Morais, es un estupendo periodista. Hace a diario, salvo en verano, la entrevista de contraportada. Elige un personaje, lo estudia, se documenta, piensa la entrevista y conversa con él; luego la compone con ingenio, gracia, hondura, con amenidad. Como una auténtica pieza periodística. Ayer sábado publicaba en el suplemento que actualidad y moda y sociedad que coordina Ana Usieto esta entrevista con Julio Iglesias. Una muy buena entrevista. Julio fue bastante sincero con él y no eludió un personal sentido del humor.]
Es de aquellos que sueñan con la libertad. Quijote de un tiempo que no tiene edad. Igual que sus canciones, que no tienen horario ni fecha en el calendario. De ellas habla en una entrevista que el cantante español más internacional envía por correo electrónico, pocas horas después de haber sido enviada. Una charla sobre música, sí, pero también sobre familia, política o deporte. El artista contesta por escrito, pero es fácil adivinarlo respondiendo de viva voz, porque la conversación está jalonada de expresiones 100% Julio. En ella intercala sus opiniones con expresiones dedicadas al entrevistador, al que llama a menudo «flaco», le interpela por su nombre o le hace comentarios sobre las preguntas. O, directamente, escribe un «jaja» más sonoro que si el encuentro se hubiera producido frente a frente. Es Julio Iglesias. Y actúa mañana domingo en el Festival d’Estiu de Tarragona. Para los que vayan, hey, no vayan presumiendo por ahí...
Julio en agosto ¿es más Julio que nunca?
Normalmente me gusta regresar a mi país en verano. Aquí tengo casa y amigos y, cómo no, gira. Quizás por ello se me asocia más al verano.
Carlos Gardel decía que 20 años no es nada. ¿Cuántos son 45 sobre el escenario?
Nada. Y toda una vida. He vivido mucho en estos 45 años. He aprendido mucho también.
¿La vida sigue igual que en 1968, Julio?
En algunas cosas no… y en otras sí. En pasión y entusiasmo por las cosas sigo inalterable. En cuanto el cuerpo, ya no soy el flaco de 25 años que cantaba con las manos en los bolsillos.
Sigue en la carretera. ¿Porque le va el ‘Bamboleo’ o porque sigue siendo un ‘Quijote’?
Porque me va la gente de aquí y de allá. Soy un viajero del mundo. Un quijote al que le gustan las gentes de verdad.
¿Qué piensa cuando va a salir a escena? ¿Que no se rompa la noche, por favor, que no se rompa?
Cuando salgo al escenario, tengo muchos pensamientos que me invaden. Para mí, el escenario es un bálsamo que me alegra el alma. Me incrementa el flujo sanguíneo, me pone alerta… Los artistas somos pura emoción, y ese momento es mágico.
Con tanta gira y tanto disco, ¿se olvidó de vivir?
Supongo que a todos nos ha pasado un poco, al que más o al que menos. Durante muchos años, estuve totalmente entregado a la música.
Los años ¿le han hecho más truhán o más señor?
Sin duda alguna, mas señor… jaja.
Hoy, los temas de más éxito son la música para discoteca, el pop y el R&B.
¿Cuál es la competencia de Julio Iglesias en la actualidad?
La verdad, flaco, es que ya se me ha pasado el tiempo de esas competencias. Ya me he ganado un puesto en los clásicos, aunque suene un poco inmodesto, jaja. Chema, al llegar a los 50 años como yo, ya pasas de algunas cosas. La competencia eres tú mismo. El hecho de superarte cada día es una disciplina, un reto, un desafío estimulante.
Por contra, siguen apareciendo ‘crooners’ como Michael Bublé. ¿Hay sitio para la canción melódica?
Yo creo que los clásicos son siempre clásicos, y me gusta saber que gentes jóvenes se acercan a la música de siempre, y encima con talento, como lo hace Bublé.
¿Cuál es su perfecta banda sonora? ¿Qué escucha Julio?
Me gusta el repertorio iberoamericano, que es inmenso. Podría uno escuchar música latina durante toda una vida sin repetir canciones. Me gusta la copla y la canción española, el flamenco, me gusta el pop… pero me gusta escuchar a los clásicos: Sinatra, Nat King Cole, Elvis...
Usted tiene más éxitos que el Real Madrid, pero ¿por qué no graba ya nuevos temas? ¿Es porque cada día se venden menos discos?
Cada vez me cuesta más enamorarme de proyectos o canciones. Ya he grabado muchísimos discos en mi vida. No quiero grabar por grabar si no es un proyecto que me llame. Últimamente, he redescubierto México, que es un país al que quiero mucho. Pero también tengo propuestas para cantar artistas norteamericanos… Ya veremos.
Por cierto, que usted se preparó como portero en el Real Madrid. ¿Un consejo para Casillas?
Yo no puedo dar un consejo a Iker porque es un hombre centrado, humilde, perseverante… Casillas es un campeón, un porterazo.
Raphael grabó varios discos de dúos con estrellas actuales. ¿A quién elegiría usted? ¿Haría ‘duet’ con Enrique?
No lo sé… La verdad es que he cantado con tantísima gente a lo largo de mi carrera… Si hago memoria, por ejemplo de los franceses, ¡he cantado con todos! Desde Aznavour a Johnny Hallyday. De los americanos, desde Willie Nelson a Frank Sinatra, Dolly Parton o Diana Ross. He cantado con Stevie Wonder, Art Garfunkel, Beach Boys… En Asia, desde Wei Wei hasta Anggun… Madre mía, ¡he cantado con todo el mundo!
¿Por qué está hoy el panorama en España, como decía su padre, «raro, raro, raro»?
España es un país moderno, con unas infraestructuras impresionantes. Nos tiene que ir mejor. Tenemos que ser capaces de sacar lo mejor de nosotros mismos y, mira, ahí tenemos a Nadal, a Gasol, a Fernando Alonso… Campeones. Españoles de raza al más alto nivel. Yo confío en el potencial de mi país y siempre hablo en positivo de España.
Hoy las encuestas revelan que la gente no confía en los políticos. Usted, que apoyó a un candidato, ¿se fía?
La mayoría de los españoles hemos apoyado a unos y otros. Desde luego, la gente está muy desencantada. Y tenemos razón para estarlo. El 15-M tiene unos mensajes bien justos y contundentes. Aunque los países los hacen también los ciudadanos, no solo el gobierno de turno.
Según el Instituto Cervantes, los tres artistas españoles más buscados en internet son Dalí, Picasso y Julio Iglesias. ¿Qué pinta usted en esta terna?
Para mí, es un honor estar con semejantes monstruos. Y debería haber más. Hay muchísimos españoles de renombre, campeones en su área.
Usted ¿tiene mitos? ¿Cuáles son los mitos de un mito?
¡Muchos!_Tengo actores, cantantes, deportistas… Me encanta escuchar a Sinatra, ver jugar a Pelé… o a Rafa Nadal. Para mí, Rafa ya (escribe ‘ya’ con mayúsculas) es un mito.
¿Qué es lo que más le va, le va, le va, le va, le va?
Yo soy de la gente. Me gusta hablar con la gente. Tomarme un vino bueno con amigos es superior.
Hoy en internet se comparten miles de fotos suyas con mensajes jocosos. ¿Se ríe con las imitaciones o a veces son para soltar un ‘¡Hey!’?
Jaja, ¡vaya cachondeo con el WhatsApp este verano! ¡Que no se piense la gente, que no es para tanto! Jajaja.
¿Qué le hace exclamar uno de sus famosos «¡weah!»
Un gol de mi Real Madrid, un punto de partido de Rafa Nadal, una victoria de la selección, un buen vino, ver a un viejo amigo, estar con mi familia, ver cómo triunfan las gentes que lo merecen, una historia de sacrificio con buen final. En esta vida hay que celebrar las cosas, carajo.
Sus grandes éxitos ¿son musicales? ¿Qué es ‘Lo mejor de tu vida’?
Buena pregunta, flaco. Mi mayor éxito es poder volver, volver a actuar en mi país. Ver a mis paisanos, hablar contigo en esta entrevista después de 45 años. El mayor éxito y privilegio de un artista es siempre volver (y recalca el ‘volver’ también en mayúsculas).
¿Cómo se hace para que la prensa del corazón le trate a uno con corazón?
Yo, personalmente, he ido un poco a mi aire, y hago las cosas a mi manera. No me detengo mucho en esa área.
¿Es de los que llora en las bodas?
La verdad es que no, porque cuando uno se casa es la confirmación de algo ya sólido, algo que ya se sabe. Aunque sí que uno se enorgullece cuando un hijo se casa, por supuesto que sí. Es un motivo de alegría.
Y en la de Julio José, ¿se emocionó?
Siempre me emociono con mis hijos, como cualquier padre.
¿Por qué había tanto interés en ver juntos a Julio e Isabel Preysler?
Pues no sé por qué. Tenemos una buena relación a lo largo de los años.
Aún le quedan seis hijos por casar. Y tiene hijos, hermanos y nietos menores de 10 años....
Es verdad… ¡Tengo una familia extensa!
¿Qué hace Julio por el amor de una mujer?
«Por el amor de una mujer, jugué con fuego sin saber… que era yo quien me quemaba. Bebí en las fuentes del placer, hasta llegar a comprender… que no era a mí a quien amaba. Por el amor de una mujer, he dado todo cuanto fui… lo más hermoso de mi vida. Mas ese tiempo que perdí, ha de servirme alguna vez… cuando se cure bien mi herida». Flaco, esta canción es universal. Te puede golpear el corazón con 16… o con 61.
Y Miranda, ¿se lo pone fácil?
Miranda es la mujer que más amo en este mundo. Es mi apoyo, mi amor incondicional. Tengo una mujer maravillosa.
¿Qué quiere ser de mayor?
Me gustaría ser cantante.