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UN SONETO DE ÁNGEL GUINDA

UN SONETO INÉDITO DE ÁNGEL GUINDA
Tras la experiencia casi inefable, casi mística de ‘Espectral’ (Olifante, 2011), Ángel Guinda, transido de nuevo de fantasmas de luz, de sombras y de pasión por la vida, el amor y sus puñales, está trabajando en otro libro increíble. Y si no al tiempo. He aquí un avance. Aquí está una joya para conservar: este soneto. La vida en un hilo: la vida, colgada de la ficción y la quimera. [Esta foto es de ese gran amigo y maravilloso fotógrafo que es José Miguel Marco].
CERCA DE LA LEJANÍA
Estoy lejos del tiempo, estoy en todo
lo que se va tragando el infinito;
pegado a ti: ¡estoy en lo que he escrito!,
libre de horror, afán, prisa, cruz, lodo.
Dentro del aire me desacomodo
y a la desolación me precipito:
mudo, sereno, intenso. (Me limito
a no ser más que un espectro beodo.)
No veo el horizonte, nada pienso.
¿Ruedo? ¡Floto!, invisible: por el mundo
de la ausencia, que nadie ha traducido.
Fuera de mí, a solas con lo inmenso:
en el descanso de lo más profundo,
en el olvido que es haber vivido.
AHMAD YAMANI: ALGUNOS POEMAS
Ahmad Yamani
Ahmad Yamani (El Cairo, 1970) es poeta, y traductor del español al árabe y profesor. Reside en Madrid. Publico aquí algunos poemas suyos, por gentileza del autor y de su gran amigo Ángel Guinda, que han aparecido en la revista 'Alambique'.
La utopía de las tumbas
1
Paredes sin pintar,
suelo lleno de guijarros,
huesos débiles que no se sostienen,
y mis huesos acorralados en el medio.
Pienso en una pequeña manifestación
para protestar ante los ángeles que han prohibido
el calcio que nos es necesario.
Dios, en el hoyo, tiende su sombra sobre nosotros,
y nos deja retrasarnos en el sueño;
cae una mancha de luz entre sus manos,
entra un cuerpo oscuro,
se seca la mancha,
y conocemos a nuestro nuevo compañero:
con un corazón abierto
nos da cigarrillos con una generosidad creciente,
nos gusta su voz cuando susurra al principio:
¿qué diablos está pasando aquí?
2
No hay nalgas aquí,
ni sangre,
¿cómo me imaginaré, entonces, el aspecto de una mujer?
¿cómo podré masturbarme satisfactoriamente?
Hasta las lágrimas de nuestros ojos
se han secado aquí,
sólo queda una calma asesina,
serpientes que nos torturan con su imagen,
sin que pronunciemos ni una sola letra.
La tierra es muy amplia,
pero ello no nos ayuda nada
a respirar bien.
3
Escupí a lo alto
y la saliva se pegó al techo de la tumba.
En los cadáveres de mis vecinos observé miradas cariñosas,
explosiones de tripas como una risotada.
Los restos de comida fabricaron muchos gusanos
que se tragaron nuestra sangre,
aunque nuestros huesos seguían siendo fuertes.
Se marchó mi amada con los dolientes,
pero, ¿qué haré con sus lágrimas?
¿Se aligerará mi odio a las habitaciones cerradas?
¿Valdrán las inyecciones de tranquilizantes
para bajar la fiebre?
Las tinieblas han descendido sobre nosotros como una gallina,
pero no seremos más que muertos
que sólo saben charlar
y orinar por la tarde.
4
Los gritos que dimos al alba
no los escuchó nadie.
Los ladridos del exterior
nos incitan a la ternura.
Reptamos para que se rocen nuestros huesos
y nos amemos más;
cada uno de nosotros habla de su negra infancia...
mientras intercambiamos risas,
pues no tenemos un reloj de pared
para saber cuándo será la hora.
5
Madre mía,
te lo ruego,
cuando sepas que he entrado en mi nueva casa,
no llores,
pues quiero atesorar tus ojos para los días venideros.
Estate tranquila,
mueve la cabeza tres veces,
y envía un beso de aire.
Haré un alboroto con mis amigos aquí,
y ellos me felicitarán por mi nueva casa.
Entornaré la puerta,
a la espera de tu beso.
Y cuando tengas una nueva casa, como yo,
que esté cerca de mí, te lo ruego,
para que pueda oír tu respiración.
Respiraré casi sin dolor,
y mi muerte tendrá esa imagen final
que me he esforzado mucho en hacer.
6
En la habitación vecina,
separada solo por una cortina de tela,
se tienden las mujeres, desnudas de sus sudarios,
y permanecen muy blancas.
Conseguimos, después de desesperados intentos,
abrir un agujero en el panel.
Nuestros huesos se alzan de pronto,
cuando vemos a la primera mujer que se desnuda
y coloca sus ropas en un rincón de la habitación.
En esa noche
intentamos romper la cortina,
pero es cada vez más fuerte,
y nos conformamos con observar los blancos huesos
que siguen estando lejos de nosotros.
7
La puerta de la habitación está abierta,
y la familia está completamente dormida en el exterior.
Hay pasos militares sobre nuestras cabezas,
destruirán nuestras casas para alzar un puente.
Lloraremos con nuestros amigos,
y colocaremos los libros debajo de las almohadas,
sonreiremos a nuestros absurdos recuerdos
y al sentimiento que se seca poco a poco.
8
Cerraron bien el lugar
y arrojaron las llaves al estómago del sepulturero.
¿Por qué nos abandonáis en las afueras de la ciudad?
Debemos estar juntos
cuando caigan las lluvias,
para cantar debajo.
Podremos hablar sobre vehículos
que nos han llevado por largos caminos para volver vacíos.
Pero las lágrimas que se han reunido en ellos
son suficientes para remojar nuestros huesos,
y no hallamos nada para calentarnos.
Cuando uno de nosotros se deslizaba para robar una cerilla
alumbrábamos la tumba,
y la mitad de las tumbas se iluminaban en el mundo durante tres días.
Mas después vomitó el sepulturero,
y pasamos en una ordenada fila,
cantando a coro los mosquitos
que dormían en nuestros oídos,
y nuestra figura, que seducía a las adolescentes,
y nuestras repetidas masturbaciones
en un gran barril que denominan vida.
(Traducción de Milagros Nuin)
JOAQUÍN PARDINILLA: UN DIÁLOGO

[Joaquín Pardinilla es músico y compositor, ha actuado con María José Hernández, Labordeta, Bunbury o Amaral, entre otros muchos. Acaba de publicar, con su nuevo Sexteto, el álbum 'La hora roja', con portada de Jorge Gay]
-¿Qué quiere ser Joaquín Pardinilla Sexteto como formación? ¿Nace para tocar en directo, para experimentar, para realizar grabaciones o giras?
Somos ante todo un grupo de directo, ese es el momento culminante para cualquier músico. Ahí todo es real, la emoción, lo inesperado, la interacción entre músicos y público. Pero antes hay un proceso de reflexión: composición, ensayos, grabaciones...el Sexteto tiene, en cualquier caso, la intención de ofrecer un sonido diferenciado, identificable. Esto se consigue por la personalidad de los músicos que lo integran, y por las composiciones e influencias musicales que nos inspiran.
¿Cuál serían las músicas en las que os movéis: la música popular, la fusión de estilos, una manera de mirar hacia el rock sinfónico o hacia la música sefardita o el sonido klezmer?
En realidad, nuestra música sólo es un reflejo de lo que somos. La fusión está en nosotros. Admiramos y asumimos la música del imperio, es decir, el rock y el jazz, pero ver Ainsa, Alquézar, Toledo o Granada evidencian que aquí hay un poso cultural tremendo sobre el que queremos trabajar. Si el ejemplo de la arquitectura se traslada a la poesía y la música, se entiende perfectamente lo que queremos decir. Esas referencias son la que diferencian nuestra música en este mundo global. Sería un grupo neomudéjar: el rock y el jazz como forma de organizarnos, componer e interactuar, pero también el folklore, Gaspar Sanz o Ibn-Bayya.
¿Cuál sería el vínculo con las melodías aragonesas de diversa tradición?
La tradición aragonesa incorpora muchas fuentes y es muy rica, con manifestaciones impactantes como los dances, de una gran fuerza rítmica y melódica. También la música culta está impregnada del espíritu de la música popular: dances de espadas, villanos, matachines, zambras, folías, etc. Pero además, si uno lee con atención, advierte en los cancioneros lo sefardí, lo morisco...finalmente, la música hecha aquí tiene un paisaje tan complejo como Aragón mismo, pero diferenciado y rotundo.
¿Cabría decir que aquí hay una reivindicación de la música tradicional? Hay al menos tres o cuatro piezas que son tradicionales y revisadas...
La música tradicional ha pasado por muchos alambiques y filtros para que perviva. Guarda elementos de una gran modernidad, melodías bellísimas, ritmos sorprendentes y poderosos. Humildemente tomamos esos temas como punto de partida e inspiración para desarrollar nuestra música, de la misma forma que lo hacemos con un tema de Ornette Coleman.
¿Qué importancia tiene el jazz en el álbum?
Todos los componentes del Sexteto tenemos en común nuestro amor por la improvisación y por la interacción entre los músicos. Esa es la esencia del jazz. Además está la lectura rítmica y armónica de los temas. En ese sentido, músicas con una raíz tan marcada como la brasileña o el flamenco han trabajado y experimentado libremente, y en gran medida son nuestro ejemplo a seguir.
En algunas piezas parece haber un sustrato céltico, también. Por ejemplo en el corte siete...
Es curioso. Cuando compuse ese tema escuchaba mucha música armenia. Incluso Miguel Ángel Fraile toca un instrumento procedente de allí, el duduk.
¿En qué medida ‘La hora roja’ quiere ser la síntesis de muchos años de trabajo en distintos proyectos? Aquí hay temas tocados en directo en funciones con Berna...
El Sexteto trabaja en un formato predominantemente acústico y una de sus bases es la música de raíz. "La hora roja" recoge composiciones que se ciñen a ese concepto, que pertenecen de manera natural al universo del Sexteto. Muchos temas se han quedado fuera -en un principio se evaluó la posibilidad de hacer un disco doble-, pero "La hora roja" es un buen resumen de esto cinco últimos años, y creo que de alguna manera cierra una etapa iniciada en "Mascún", el primer disco en formación de quinteto. El encuentro con Berna era inevitable y se inició con "Amares" en 2007, obra por la que guardo un gran recuerdo, y que debería ser interpretada de nuevo.
¿Hay piezas vinculadas a la poesía: a Kavafis y Omar Khayyam. ¿Cómo se concreta esa influencia o la huella de los dos poetas?
Después de Ibn-Bayya y de la memoria morisca, queda el amor por la música andalusí, por el mundo mediterráneo en general, por una cierta idealización de lo oriental. A pesar de su distancia en el tiempo, ambos poetas aman y reivindican la vida, el amor, la carne, lo inmediato, a la vez que mantienen una actitud ética y un pensamiento más vigentes que nunca. Pienso en el poema "Termópilas", de Kavafis. En esos temas hay una atmósfera sensual y contenida. Por otra parte, "En ese cielo oscuro" es el título del libro de poemas de la gran Sol Acín y nuestro pequeño homenaje a su obra.
Otro asunto capital: ¿Cómo se define Jaoquín Pardinilla como compositor, qué le interesa, qué mensajes, qué tipo de emociones quiere transmitir?
Quisiera transmitir luz, intensidad, placer, sencillez y complejidad. Conseguir que mi música acompañase a la gente a través de los años, que los discos o determinados temas conservasen un hueco en la estantería. Transmitir las emociones que me transmiten a mi mis músicos queridos.
Goya está muy presente, en piezas como ‘Folía’ o en ‘Espiello’. ¿Qué relación tiene Goya con la música?
Goya es muchos pintores en uno, y la aproximación musical es muy compleja. Está el Goya amable, popular y cortesano, y el lúcido, solitario e inclemente, un mago del ritmo y de la tensión, de la intensidad, de la transparencia y de la densidad. Para aproximarse a Goya musicalmente hay que agotar el siglo XX y adentrarse en el XXI, tal es su modernidad y su genio.
Háblanos un poco de los músicos y del trabajo en equipo. ¿Cómo fue? Hay una pieza, ‘Cerrando el bar’, que tiene algo de homenaje a los músicos...
El Sexteto está formado por músicos excepcionales. Honra tocar con cualquiera de ellos, pero juntos impulsan la música más allá de lo imaginado. Partimos de las composiciones y arreglos iniciales para posteriormente trabajar en común y personalizar las distintas partes. Aquí están Alberto Artigas (laúd), Juan Luis Royo (Clarinete), José Luis Seguer "Fletes" (batería), Toto Sobieski (bajo), y Ernesto Cossío (guitarras). Pero "La hora roja" tiene además colaboraciones espectaculares: están Luis Delgado, Ángel Unzu y Antonio Toledo, y M. Ángel Fraile, Toño Bernal, Rafel Sánchez, María Cabezón y Daniel Francés, extraordinarios músicos de casa.
Me da la sensación de que es un disco para oírlo en calma. Un disco, incluso poco comercial, donde importa más la calidad, el rigor, que lo inmediato. ¿Es así? ¿En qué público estáis o habéis pensado?
Siempre pienso que el público es igual que nosotros, que tiene el mismo nivel de exigencia, y una percepción de nuestra obra superior por estar desprovista de prejuicios. La calidad exige rigor, autocrítica y trabajo, pero no está reñida con lo comercial, de hecho yo sólo intento comprar cosas buenas. El grupo no tiene ninguna vocación hermética, sino todo lo contario. Comunicarnos con el máximo número de personas es nuestro objetivo, y así ha sido siempre; el público sale siempre emocionado de nuestros conciertos.
¿Cuál es tu percepción del actual momento de la música en Aragón?
Hay más músicos y mejor preparados que nunca. Gente creativa, trabajadora, con ilusión. Pero Aragón no escapa al cambio de modelo en la industria de la música ni al cambio de modelo en el consumo de música, tanto la grabada como la realizada en directo. La música como profesión desaparece poco a poco.
¿Cómo os afecta la crisis a los músicos y cómo se puede salvar esa dificultad?
Por un lado está la dificultad en la contratación, el IVA, la política cultural, etc, pero también falta un crítica seria sobre el uso de las nuevas tecnologías, sobre qué es la cultura y su materialización en objetos como discos o libros. Ahora es la música, pero después vienen los libros, condenados a ser almacenados por millares en un disco duro, donde su valor parece quedar reducido a cero. Pienso en la extraordinaria portada que Jorge Gay ha hecho para el disco y que le da un valor especial. El pensamiento libre y distinto solo puede existir si los pensadores y creadores sobreviven. Nosotros tenemos la obligación de hacer la mejor música posible, de no reblar. El público debe comprometerse con la calidad y, en la medida de lo posible, con la música en vivo, ya que sólo existe la taquilla para seguir adelante.
GOLDMAN Y AURA ESTRADA, SU AMOR

LA ESCRITORA QUE SE PERDIÓ EN UNA OLA
Francisco Goldman, Quico Goldman para sus amigos, es un escritor de Boston, nacido en 1954, hijo de padre norteamericano y de madre guatemalteca, que ha sido corresponsal de guerra. Ha firmado varios libros, entre ellos ‘La larga noche de los pollos blancos’, novela de la que habló en la Universidad de Zaragoza a principios de los años 90 y que trasladó al cine John Sayles, y de un libro de investigación periodística, ‘El arte del asesinato político. ¿Quién mató al obispo?’, donde cuenta la historia del obispo Juan Gerardi, que fue asesinado a golpes en abril de 1998.
Francisco Goldman, que también imparte clases de periodismo y de literatura, conoció en 2003 a una joven escritora mexicana, Aura Estrada (1977-2007), que tenía entonces alrededor de veinticinco años; poco después, se irían a vivir juntos, y se casarían en 2005, en una ceremonia pintoresca, llena de amigos, donde el vestido de la novia parecía relumbrar. Apenas dos años después, Francisco y Aura se fueron a las playas de Oaxaca, en Mazunte, y allí, cuando practicaban ‘bodysurfing’, se produjo un accidente terrible y al día siguiente Aura fallecía en un hospital de México D. F. En 2011, tras viajar al infierno y ser acusado por la familia de Aura de su muerte, Francisco Goldman publicó una impresionante libro sobre su duelo, la culpa, la memoria de la amada: ‘Say her name’. ‘Di su nombre’, que publica Sexto Piso con estupenda traducción de Roberto Frías.
Ha recordado Goldman que, en los últimos tiempos, la literatura del duelo se ha convertido casi en un subgénero. Aquí están libros espléndidos como ‘El año del pensamiento mágico’ y ‘Un hombre de palabra’ de Imma Monsó, por citar dos ejemplos. Goldman ha dicho que ‘Di su nombre’ es un libro de ficción, porque hay muchos personajes recreados y reinventados. El género, aspecto poco importante en realidad, es impreciso: es un libro híbrido, de memorias, de exaltación y recuento de una pérdida, es una elegía, y también es una novela sobre la pérdida. Una novela más bien desordenada donde los recuerdos y las imágenes fluyen, o llegan, con cierto capricho: a Goldman no le preocupa contar varias veces, de forma diferente, cómo se conocen, cómo inician el coqueteo, cómo pasean por París. Recuerda noches y días concretos, ofrece imágenes de la belleza de la joven, latigazos de convivencia e incertidumbre, viaja en su busca por las carreteras de la pesadilla y evoca a su primer novio, a otros novios que tuvo, describe su espíritu burlón y cruel con algunos compañeros de clase. Y, sobre todo, va buscando detalles, instantes, lecturas, besos, coitos; repasa las casas en las que han vivido en Nueva York, en México, en París. Y repasa, muy especialmente, las cosas que ella le decía, sus afanes, sus quimeras, esos rasgos que le conferían una personalidad muy especial: Aura Estrada (que ahora ha dado nombre a un premio para menores de 35 años) quería, por encima de todo, ser escritora. Tras su muerte aparecería en Argentina Admiraba muy especialmente a Clarice Lispector, leía a Nabokov, a Cortázar (le encantaba su cuento ‘Axolotl’) y cuando murió, con la violencia de una ola inesperada, estaba leyendo ‘La vida breve’ de Juan Carlos Onetti. Goldman constata, al repasar la existencia feliz que tuvo con su mujer y su pasión por la música, desde Los Beatles a Los Smiths, cuántos signos y cuántos presagios iban asediando sus días. Los días de la joven, que escribía relatos muy diferentes, que anotaba personajes de novelas, que redactaba diversos diarios a lo largo de los años que aparecen en el libro. Con carácter póstumo aparecerá su libro misceláneo ‘Mis días en Shanghai’.
La novela es esencialmente conflicto. La novela es un tapiz de personajes que tienen problemas: que se aman, que se oponen, que se pelean. Y aquí hay una clara novela de amor, un amor en plenitud, un amor lleno de fotografías y álbumes de felicidad. Una novela sobre el origen del amor y una novela sobre la primera y la más radical vivencia de la muerte. Recuerda que en su boda, regalaron a los invitados cámaras desechables y que un día las llevó a revelar y vio cómo la gente había tomado instantáneas de una especial intimidad que ahora le conmueven. Y hay también la crónica de un aprendizaje de la joven: la relación de dependencia con su madre, la huida del padre, su formación, los cambios de residencia, su pasión por Nueva York. Y hay, no podía ser de otro modo, un intenso conflicto tras el óbito: la madre y su abogado le hacen la vida imposible al escritor, que también recibe la desdeñosa mirada del tío Leopoldo, aquel que hablaba en aforismos.
Después, Goldman busca afanosamente cómo superar su dolor. En ese proceso febril de huida, pensaba o escribía: “Me aterra perderte en mi interior”. Querría que la gente la recordase dando saltitos por las calles. En un estado casi febril, de insoportable dolor, le pregunta en la novela: “¿Qué pensaste sobre esa larga noche, mi amor, mientras yacías allí moribunda con heridas tan terribles como las de un soldado de guerra y totalmente sola? ¿Me culpaste? ¿Pensaste en mí con amor al menos una vez? ¿Pudiste ver o escuchar o sentir cuantísimo te quería?”. Ella, camino del hospital, le había dicho: “No quiero morir” y “quiéreme mucho, mi amor”. ‘Di su nombre’ se soporta mejor por dos cosas: por la belleza y por la gratitud, nada empalagosa, del escritor hacia su amada. Gracias a ella se ha vuelto otro: su risa resuena en su interior y en su lenguaje.
Di su nombre. Francisco Goldman. Traducción de Roberto Frías. Sexto Piso. México / Barcelona, 2012. 420 páginas. Las fotos son del álbum de Goldman y Estrada.
'AMORES FEOS': UN MONTAJE DE JOSÉ L. ESTEBAN Y JOSÉ JAVIER GRACIA
[Me escribe el actor, escritor y rapsoda José Luis Esteban y dice: "Soy José L. Esteban. Te envío este mail para informarte de que presento el viernes que viene, 11 de Enero, un nuevo espectáculo de poesía y música en el Teatro del Mercado, con mi colega José Javier Gracia, como siempre. Ya sabes que la poesía forma parte esencial de los proyectos que hago de forma personal, al margen de los trabajos en teatro y tele con los que me gano la vida".]
AMORES FEOS
Es un espectáculo poético musical creado por José L. Esteban y José Javier Gracia sobre textos de poetas españoles contemporáneos: Manuel Vilas, Carlos Salem, Pepe Ramos, Luis García Montero, Roger Wolfe, David González, Karmelo Iribarren, César Manzanos Bilbao, Inma Luna, Nuria Mezquita y algunos más.
Hace tiempo que pudimos comprobar que la poesía también es un arte escénico. Que la palabra y la música, hermanadas en un signo escénico integral, logran crear una temperatura óptima de cercanía con el espectador.
Nos gusta entretener al espectador con poesía. Divertirlo, emocionarlo, sorprenderlo.
Nos gusta la poesía urbana, reveladora, a veces caústica y a veces tierna; a veces violenta y a veces íntima; siempre reveladora, irónica y con su puntito desmitificador. Una poesía que cuenta y que nos cuenta, que gusta hasta a los que no les gusta la poesía.
En este nuevo trabajo, la voz de José Luis Esteban y la guitarra eléctrica de José Javier Gracia se funden con el sonido arrebatador de un cuarteto de cuerda, en una mixtura musical ecléctica donde la tradición y la modernidad se dan la mano para llevar de viaje al espectador y devolverlo a su butaca; sano, sin duda, pero no del todo a salvo.
AMORES FEOS. FICHA ARTÍSTICA.
ACTOR: José L. Esteban
MÚSICOS:
GUITARRA ELÉCTRICA: José Javier Gracia
VIOLINES: Jaime Lapeña
Belén Estaje
VIOLONCELO: Zulaima Zboheto
VIOLA: Miguel Zarazaga
DRAMATURGIA.- José L. Esteban
COMPOSICIÓN Y DIRECCIÓN MUSICAL: José Javier Gracia.
SELECCIÓN DE TEXTOS: José L. Esteban y Pilar Mayor.
AUDIOVISUALES: Javier Macipe
ILUMINACIÓN: Bucho Cariñena.
FOTOGRAFÍA: Víctor Jiménez.
EN LOS AUDIOVISUALES APARECEN:
Ahmed, Aminetu, Salka, Mohamed Yumani, Moemina , Paco, Brahim , Jesús, Jandro, Maribel, Angela Rubio, Susana, Pilar, Pedro, Karim, Rut, Angela Roche, M. Vilas.
AGRADECIMENTOS:
Elvira, Bar El Páramo, Teatro del Temple, Escuela Municipal de Música, Javier Vallejo.
*La foto de José Luis Esteban es de un buen amigo como Álvaro Hernández.
BLANCA BK: UN DIÁLOGO
Así retrató el gran Vicente Almazán a Blanca BK.
La ilustradora Blanca BK Gimeno (Zaragoza, 1974) ha vivido en 2012 un año muy peculiar. Publicó medio docena de cuentos y álbumes ilustrados. En esta entrevista recorre su obra, su biografía, su manera de entender la ilustración.
¿Está de moda Blanca Bk o, sencillamente, el trabajo llama a tu puerta con insistencia?
Las dos cosas (risas). Creo que es suerte mezclada con tesón y constancia. Es cuestión de saber dónde buscar, de saber dónde encaja el tipo de trabajo que haces e insistir. Puede parecer que estoy de moda, pero ha sido casualidad que este año se hayan juntado publicaciones de 2011 con las de 2012 en muy poco tiempo.
¿Cómo se pasa del anonimato, de la búsqueda de textos para ilustrar y de proyectos, a la presencia constante, casi a la sobreabundancia?
Con mucho trabajo, constancia, y sobre todo con el apoyo de los que te quieren. Es una profesión muy dura, muy inestable y en la que hay que tener la cabeza muy bien amueblada para seguir adelante. Hay rachas de muchísimo trabajo y de repente hay meses que no hay nada. Es muy habitual recibir negativas por parte de editoriales y clientes, y hay que saber encajarlo. Por eso es muy importante el apoyo moral. No hay que rendirse, hay que seguir buscando, trabajando en proyectos propios, y seguir moviéndose. Conozco casos de ilustradores muy buenos que se han quedado en el camino porque no han soportado los periodos inactivos y han tirado la toalla. Aunque una editorial te diga que no encajas, no quiere decir que tu material no sea bueno. Por encima de todo hay que respetar y creer en el trabajo de uno mismo. No hay que compararse con los demás. No debes obsesionarte por seguir las modas y debes intentar superarte día a día, cada uno en su propio estilo. Es un aprendizaje continuo que nunca termina.
¿Cómo empezaste en este oficio?
De rebote. Nunca llegué a pensar que pudiese vivir de pintar e ilustrar. Fue lo que estudié, pero lo veía poco realista. Comencé a moverme a finales de 2006, cuando decidí que estaba muy quemada en el mundo de la publicidad donde llevaba trabajando 8 años. A los 6 meses me marché y comencé a tentar a la suerte. Viajé a la prestigiosa feria del libro infantil de Bolonia a ver cómo era este mundillo, hice cursos de especialización, conocí a mucha gente a la que admiro y de la que aprendí, comencé a comprar álbums ilustrados y seguí aprendiendo de modo autodidacta. Poco a poco me fui asentando y me sentí cómoda en la piel de ilustradora.
¿Quiénes han sido tus maestros?
Desde 2007 he tenido la suerte de asistir a los talleres de artistas como Rebecca Dautremer, Claudia Ranucci o Gabriel Pacheco. Ver trabajar a los grandes maestros, y que te enseñen sus pequeños trucos o que te den consejos no tiene precio. Ver que son gente tan sencilla como cualquier otro, te ayuda a ver el mundo de otra manera y eso se nota en la mano a la hora de dibujar, comunicar y pintar.
¿Qué te ha aportado el mundo del cómic, los tebeos japoneses, el mundo de Heidi y Marco, sobre todo?
Jajaja, siempre aborrecí los dibujos animados de Heidi y Marco. Mi adolescencia la llené de cómics porque me gustaban mucho más que las novelas. Leí muchísimo manga y mucho cómic surrealista como Sandman. No me gustan los superhéroes. Pero sobre todo veía muchos dibujos animados. Mis grandes influencias: La Pantera Rosa, y Ranma ½,. A día de hoy disfruto viendo películas y dibujos animados con mi hijo. Es un vicio. Me encantan series como Gumball y Hora de Aventuras.
Si tuvieras que definir tu obra, ¿qué dirías? ¿Qué buscas?
Me gusta pensar que las ilustraciones que realizo para libros infantiles transmiten ternura, delicadeza y dulzura. Los primeros lectores me inspiran de esa manera, para mí son algo exquisito y delicado. Estudio el texto con atención y pienso qué me transmite, cómo me apetece plasmarlo. Luego simplemente me dejo llevar. Al margen de la ilustración infantil, también disfruto mucho realizando otro tipo de encargos como retratos, ilustración juvenil o ilustración para carteles en los que plasmo otro tipo de emociones y sentimientos.
¿Qué tipo de relación se establece entre texto e ilustración, cómo te planteas eso?
Tiene que haber química. Ilustración y texto van cogidos de la mano para contar una historia, aunque a veces las ilustraciones cuentan una historia paralela al texto, sin ceñirse al detalle al mismo. Por otro lado, no todas las historias inspiran nada más leerlas pero hay que saber buscar trocitos que nos den un punto de partida y abran la imaginación.
Has colaborado con bastantes autores, pero pareces tener autor de cabecera: Jesús Aznar. ¿Cuántos libros habéis hecho juntos? ¿Cómo trabajáis?
Tenemos una fábrica de ideas en casa. Es muy fácil trabajar con Jesús, (se nota que es mi marido, jajajaja) Ahora en serio. Tiene muchas ideas, es muy creativo, y un excelente narrador. Las ideas surgen en cualquier lado y entre los dos le damos forma. A veces se me acerca y me dice con ojos brillantes: tengo una idea, ayúdame a perfilarla. El uno anima al otro y viceversa. A veces estamos tan enfrascados en un cuento que nos han dado las tantas de la madrugada, y nos hemos ido a dormir un par de hora antes de levantarnos. Sumando, sumando creo que son cuatro los que tenemos hasta ahora aunque próximamente puedo decir que habrá alguno más. Por su cuenta Jesús también sigue publicando para otras editoriales. Pero no es el único, otros escritores aragoneses que me fascinan son Pepe Serrano, Roberto Malo y Daniel Nesquens.
Acabas de ilustrar el tomo VIII de Caitú. ¿En qué consiste tu aportación?
Desde 2005 la CAI organiza un concurso para los niños, los socios del club Caitú. Un jurado profesional seleccionan los 10 mejores textos. Desde 2010 tengo la fortuna de ilustrarlos y maquetarlos, cosa que hago con todo el cariño del mundo. Es muy divertido. Son muy creativos y hay historias que realmente son geniales.
En blanco y negro, en dibujo más sencillo y sin color, has ilustrado ‘Amina quiere ser bruja’ (Nalvay). ¿Qué dificultades y qué limitaciones impone un trabajo así?
Para mi ninguna. Me lo he pasado realmente bien ilustrando a la pequeña traviesa que dio vida Sandra Araguás. Siempre me ha gustado dibujar con tinta., aunque hasta ahora no hubiese publicado nada con esa técnica. Cuando Isabel y David de Nalvay me dieron la oportunidad de hacer algo semejante, no me lo pensé dos veces. Me resulta muy cómodo y divertido dibujar así. Los trazos son mucho más dinámicos y espontáneos. De hecho esta experiencia ha dado pie a que el año que viene, se publique un libro-cómic de humor negro, escrito por Jesús. Les estoy muy agradecida por haber creído en mi.
Y a la vez, con todo lujo cromático, publicas “Minicuentos de vacas y jirafas para ir a dormir”. ¿Cómo es ese trabajo? ¿Qué significan los animales para ti, cómo los planteas? ¿Por qué tus animales parecen casi siempre personas?
Me fascinan los animales. Me viene de pequeña. Siempre quise tener mascota, pero nunca tuve la suerte de compartir mi tiempo con un perro o un gato, (mi obsesión). Creo que los animales dan mucho juego. Generalmente se les da un carácter por su físico. Al tigre se le ve fiero y luchador, al caballo se le ve noble, a la tortuga se le ve dulce y amable. Se les puede humanizar y jugar con personalidades dispares o contrarias. Ahí encuentras todavía más inspiración. Haber ilustrado dos tomos de la colección “Minicuentos” de Beascoa ha sido una grata experiencia. Fueron unos meses de mucho trabajo pero valió la pena. Han quedado muy coloristas y estupendos para los niños. De hecho ya está a la venta la 2ª edición del volumen de leones y ratones. No puedo estar más contenta y satisfecha.
También has publicado en bretón. ¿Qué significa? ¿Has abierto fronteras?
Estoy muy orgullosa y contenta por publicar en Francia. Para mi es algo muy importante. Es muy complicado abrir fronteras sin agente. Fuera valoran el trabajo de los ilustradores y escritores de su país antes que el de los extranjeros. En España en cambio, se compra mucho material de autores de fuera y se prefiere antes que el producto nacional siendo que hay mucho y muy bueno. Se debería tomar ejemplo. A pesar de todo, poco a poco voy consiguiendo pequeñas metas. En 2011 tuve el honor de ser entrevistada por la prestigiosa revista de ilustración taiwanesa “DPI Magazine”, y te adelanto ya que a finales del año que viene publico un nuevo álbum con una conocida editorial de los Emiratos Árabes.
¿Se puede vivir de la ilustración, es una actividad reconocida o está mal pagada?
Como la gran mayoría de ilustradores que conozco, no solo vivo del album ilustrado. La ilustración se puede aplicar a muchos otros medios como cartelería, packaging, y publicidad. Suelo impartir talleres, dar charlas e ilustrar libros de texto para colegios así como también me dedico a diseñar y maquetar.
En España hay un boom editorial muy grande. Hay muchísimas editoriales. Pero no todas las editoriales pagan igual de bien. Las hay muy pequeñas que pagan realmente bien o muy grandes que pagan realmente mal. Todo depende de para quién trabajes. Sin embargo donde se suele ganar dinero es con las ilustraciones para los libros de texto de los colegios.
¿Cuántas horas le dedicas, qué técnicas empleas, qué te inspira?
Disfruto mucho con lo que hago, por mi estaría pintando todo el día, de lunes a domingo, las 24 horas del día, pero por mi familia y amigos suelo echar el freno. Es un poco raro porque mezclo trabajo y hobby todo en uno y a veces, es difícil desconectar. Me relaja y me encanta la acuarela, me encanta su fluidez y ligereza. Suelo terminar las ilustraciones con lapicero de colores y photoshop para crear distintas texturas. Me inspira cualquier cosa. Si salgo a pasear, me fijo en lo que veo por la calle, si charlo con mi hijo, en lo que me cuenta, Me inspira casi todo, la música, el cine, las tiendas de juguetes, las exposiciones de otros artistas. Me encanta perderme en las librerías: colecciono los álbumes ilustrados con obsesión. Todo da ideas, solo hay que estar receptiva.
¿Cómo está el mundo de la ilustración y de la LIJ en Aragón?
Una vez., hablando con un amigo me preguntó por qué en Aragón había tanto talento. ¡Llegamos a la conclusión que es el agua del Ebro! (risas). Creo que hay mucha creatividad en Aragón. Desde Eva Armisén, pasando por Luis Grañena, Arturo Elena, o Jose Luis Cano e Isidro Ferrer, todos ellos y muchos más han dejado su impronta.
¿Hay editoriales, industria, demanda?
Actualmente hay mucho movimiento. Hay mucha editorial nueva, mucho autor, y mucho talento. Hay mucho que contar. Las maneras de comunicar son muchas, mediante charlas, autopublicación, webcomics, revistas, fanzines…. Los ilustradores nos las ingeniamos para seguir compartiendo nuestro mundo e historias a través de las redes sociales, las publicaciones online, aunque no haya posibilidad de publicar en papel. Si no surge la posibilidad (todos tenemos proyectos que se han quedado en el cajón) hay que buscar otras alternativas para transmitir toda la pasión y energía que llevas dentro.
¿A quién querrías parecerte, quiénes serían tus maestros, tus referentes: Dautremer, Lacombe, Ferrer?
Cuando comencé en esto hubiese dado una mano por hacer lo que hace Rebecca Dautremer pero a día de hoy después de casi 6 años en la profesión los gustos han cambiado. Me encanta lo que hace Oliver Jeffers o Margaux Motin. Pero no quiero parecerme a ellos. Cada uno va perfilando su propio estilo conforme a su modo de dibujar, experimentar y trabajar. No hay que imitar, hay que investigar. Se puede intentar copiar lo que hace Isidro Ferrer o Rebecca Dautremer, pero el resultado no tendría mérito alguno. Ellos llegaron a esos estilos por experimentar y por no conformarse con lo primero que les vino a la cabeza. Hay que ser sincero y aprender a superarse día a día dentro de tus límites mientras pintas, ilustras o dibujas, así es como se crece en la dirección correcta.
CANO: LOS GRIMM Y BLANCANIEVES

CANO: LOS HERMANOS GRIMM
SEGÚN BLANCANIEVES
Hacía días que no sabía nada de José Luis Cano, que ha vuelto de profesor a la Escuela de Bellas Artes. Me envía este dibujo: “Como adelanto a mi expo de abril en el palacio de los Morlanes, ahí va, en tan señaladas fechas, un retrato de los hermanos Grimm pintado por Blancanieves”.
CARMEN LLERA, POR LUIS ALEGRE
[Luis Alegre publica hoy, en la contraportada de ’Heraldo Domingo’ este estupendo artículo sobre una de las mujeres más famosas de los años 70 en Zaragoza.]
LA ESCRITORA CARMEN LLERA ES UNA LEYENDA MUY PECULIAR DEL ARAGÓN DE LA TRANSICIÓN. ESTUDIÓ EN ZARAGOZA Y LUEGO SE CASÓ CON ALBERTO MORAVIA.
El mito de Carmen
Por Luis ALEGRE. Profesor, cinéfilo y escritor
Cuando llegué a Zaragoza en 1980 Carmen Llera ya no vivía en la ciudad. Pero no tardé en oír hablar de ella a mucha gente que conocí en esos años. Todos se referían a Carmen con una fascinación que saltaba a la vista. Esa mujer había dejado una huella muy honda. Carmen era la musa de una generación de aragoneses muy especiales. Carmen era una leyenda. Eso es algo que me quedó muy claro desde el primer momento.
En enero de 1986 Carmen Llera saltó a la fama internacional. A los 31 años se iba a casar con el gran escritor italiano Alberto Moravia, 47 años mayor que ella. Se habían conocido en 1978, cuando Carmen, que estudiaba en Catania, recibió el encargo de entrevistar al escritor para Il Giornale di Sicilia. El enlace se celebró en secreto, el 26 de enero, al amanecer, en el Campidoglio de Roma. El matrimonio estaba en boca de toda Italia: Moravia era toda una institución y los italianos también habían cedido al embrujo de su joven esposa, a la que llamaban “La Ibérica”. Un periodista escribió que la pareja había desatado “la fantasía fálica de los italianos”. Carmen no se había cortado un pelo al airear su forma de ver la vida y de entender las relaciones sentimentales. En las entrevistas confesaba cosas como que su vida había estado dominada siempre “por el principio del placer”, que lo que más le había apasionado de Moravia era “el contacto corpóreo y sexual”, que “el pecado es un concepto que no entiendo” o que “una mujer no puede llenar su vida con un solo hombre”. Estas bombas verbales dividieron a la sociedad italiana –y española- pero contribuyeron a disparar el enorme morbo que su figura provocaba. Por si fuera poco, la escritora Elsa Morante, que había sido mujer de Moravia durante 20 años, le dijo, poco antes de morir: “Eres demasiado bella”. La chica arrastraba, cómo no, la aureola de ser una gran seductora. Entre sus romances figuraban Klaus Kinski, Bettino Craxi o el líder druso Walid Jumblatt. Y, encima, se llamaba Carmen. Casi no podía tener otro nombre.
En ciertos círculos de Zaragoza sus andanzas se seguían con auténtico fervor. En esos días de 1986, en las cenas de la revista Andalán en Casa Emilio, no se hablaba de otra cosa. Gente como Emilio Gastón, José Antonio Labordeta, Emilio Lacambra, Juan José Carreras (padre e hijo), Gonzalo Borrás y Carlos Forcadell habían conocido bien, o muy bien, a Carmen Llera.
Carmen había nacido en Tudela en 1954 (o 1953, quién sabe). Estudió en Pamplona en un colegio de monjas y luego en un instituto. Se casó a los 17 años con Luis Álvarez, su profesor de Literatura, con el que tuvo un hijo, Héctor. En 1972 vino a Zaragoza y se matriculó en Filosofía y Letras. Enseguida confraternizó con la gente más brillante del Aragón de la Transición: intelectuales, artistas, profesores universitarios, periodistas o políticos, buena parte de ellos asociados a la tríada Andalán-PSA (Partido Socialista de Aragón)-Casa Emilio. Pero también conoció de forma muy estrecha a Enrique Tierno Galván, Alejandro Rojas Marcos, García Trevijano o Adolfo Marsillach. Su mejor amiga era la periodista Margarita Barbáchano. Con Carmen como pretexto, Margarita podría escribir una fenomenal crónica de esa época. Sería un buen retrato de un clima social, cultural, político y, desde luego, moral. En aquellos años los vientos del Mayo del 68 no habían logrado tumbar a la España profundamente rancia, enlutada, reaccionaria, intolerante, reprimida, machista y puritana. En ese ambiente, Carmen era una revolucionaria de primera categoría.
Alberto Moravia murió en 1990. Carmen trabaja desde entonces en la Fundación Moravia y ha continuado su actividad como escritora. Algunos de sus libros son relatos más o menos camuflados de su vida. En mayo de 2011 Carmen publicó una carta en un diario en la que defendía abiertamente a su amigo Dominique Strauss-Kahn, el ex presidente del FMI, acusado de violencia sexual. Carmen escribía que su amigo no era un hombre cruel, primitivo o sádico y que la violencia no formaba parte de su cultura. Y añadía: “Ama el sexo. ¿Y qué?”. Esa es mi Carmen.
Tomo la foto de aquí:
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La Transición está en el aire desde hace tiempo. No sé si esa es la razón secreta por la que, últimamente, Carmen Llera se me aparece a menudo en conversaciones con amigos que la conocieron. Todo empezó cuando, hace un año, Andrés Cuartero nos habló de ella a Antón Castro y a mí. Antón insinúa que el personaje podría dar para una gran novela. Muchos la recuerdan como una buena chica, simpatiquísima y arrolladora. Emilio Lacambra refiere a menudo la noche en la que Carmen conoció en su restaurante al cantante cubano Silvio Rodríguez. Eloy Fernández Clemente coincidió con ella una sola vez: le tocó a su lado en un autobús pero cedió su asiento a uno de los que pugnaban por viajar pegados a ella. Gonzalo Borrás, que - como Guillermo Fatás o Carlos Forcadell- la tuvo de alumna, no ha olvidado el día que acudió a clase de Historia del Arte con su hijo de dos años, de pelo rubio y rizado. Se sentó en la primera fila y así siguió la clase, con el niño en brazos. Gonzalo la evoca como una joven con alma de líder y da una clave de su personalidad: “Lo que más le atraía a Carmen era la gente insólita, diferente. Rechazaba lo anodino, lo mediocre”. Forcadell brinda otra pista fundamental: “Carmen sufría grandes carencias emocionales desde niña. Eso explica muchas cosas”. Gonzalo recuerda una mañana de los años 90 en la que entraron en su aula para pedirle que interrumpiera un momento la clase: Carmen estaba de visita en la Facultad y quería saludarle.
Me he encontrado con gente –sobre todo mujeres- que, sin haberla conocido, no soportan el modelo de mujer que representa. Como casi cualquier personalidad realmente interesante, Carmen es compleja, controvertida, insondable, misteriosa y ambigua. Cumple todos los requisitos para ser mitificada pero, también, para resultar condenada. Nos vuelve locos juzgar a los demás. Y eso es lo que nos pierde. Carmen, vuelve, anda.
*Esta foto es de Flickr.com; la otra la tomo de este dominio de internet:
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EL NADAL PARA SERGIO VILA-SANJUÁN

SERGIO VILA-SANJUÁN GANA EL NADAL
CON ’ESTABA EN EL AIRE’
El escritor y periodista cultural Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957) ha ganado hace un instante el premio Nadal de 2013 con ‘Estaba en el aire’. La novela de Vila-Sanjuán, muy coral, “trata el despertar de la sociedad española del consumo durante los años sesenta, de la mano del programa radiofónico ‘Rinomicine le busca’, encarnando uno de los primeros patrocinios radiofónicos. Es un programa de telerrealidad similar al televisivo ¿Quién sabe dónde?, presentado por Paco Lobatón en TVE entre 1992 y 1998.
Sergio Vila Sanjuán se dedica desde 1977 al periodismo cultural, habiendo trabajado en El Correo Catalán, El Noticiero Universal y desde 1997 en La Vanguardia, donde actualmente es coordinador del suplemento Cultura/s. Autor de la primera monografía dedicada a Miquel Barceló, fue comisario del Año del Libro y la Lectura de Barcelona 2005 y dirigió, con Sergi Doria, la obra ‘Paseos por la Barcelona literaria’ (Grup 62), además de publicar en 2010 la novela ‘Una heredera de Barcelona’ (Destino), basada en una historia familiar. Es un experto en novela negra y en el mundo del best-seller, al que le ha dedicado un libro reciente. También es un gran conocedor del mundo de Carlos Ruiz Zafón. Y es un espléndido amigo. Me alegro enormemente por él. La última vez que nos vimos fue en Santander este verano, aunque en vísperas de Navidad nos hemos escrito a menudo. Eso sí, nunca me insinuó esta posibilidad. Siempre es un caballero, un hombre cálido y cercano.
LA NOTICIA SEGÚN CARLES GELI PARA 'EL PAÍS'
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/01/06/actualidad/1357510157_381021.html
El periodismo siempre ha sido cantera literaria, por ser fragua de estilo depurado pero a la vez ágil y trabajado con historias que deben atrapar. Y en momentos de crisis eso es piedra filosofal para un libro. Así lo entendieron ayer en Barcelona los responsables de la velada literaria del 69º Premio Nadal y el 45º Premio Pla, convocados por Ediciones Destino, que fueron otorgados respectivamente a dos periodistas catalanes, Sergio Vila-Sanjuán y Genís Sinca. El primero, por Estaba en el aire, donde mezcla amor, dinero y periodismo en la Barcelona de los años 60. El segundo, por Una familia exemplar, de registro más irónico sobre la sociedad catalana a partir de dos familias pudientes que buscan ascender a partir de la boda de sus hijos.
La solvencia literaria de Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957) ya estaba contrastada por la propia Destino, que no hace ni tres años publicó el debut en la narrativa del periodista cultural, Una heredera de Barcelona, retrato de la alta sociedad barcelonina en los tumultuosos años 20 a partir de la vida de una mujer. En la obra premiada con 18.000 euros, construida a partir de tres voces, también aparece una mujer joven de la alta burguesía con una vida rota que intenta rehacer, pero ahora en los años 60, en pleno desarrollo económico que generará una sociedad de consumo. En ese contexcto, aparece un periodista que hace sus pinitos también en el incipiente mundo de la publicidad a través del programa radiofónico Rinomicina le busca (que existió en realidad y que, patrocinado por esa marca farmacéutica, intentaba encontrar a gente desaparecida). A ese espacio acude un inmigrante para hallar a su familia.
Periodista de La Vanguardia, adonde llegó en 1997 tras pasar por El Correo Catalán y El Noticiero Universal, Vila-Sanjuán sabe de las entrañas del mundo del libro como pocos, pues es autor de libros como Pasando página (estudio sobre la edición en España desde 1975) y del más reciente Código best-seller. Además fue comisario del Año del Libro y de la Lectura en Cataluña en 2005.
Genís (Manresa, 1970) debuta en la ficción con la obra premiada (6.000 euros), donde describe el horror de un famoso pediatra de Tortosa al descubrir las intenciones últimas del heredero de los Mirabaix, familia bien de Manresa, que ha de casarse con su hija.
Genís, colaborador en diversos medios, es autor de biografías como las del escritor Paco Candel (La providència es diu Paco), la del doctor Joan Uriach (Memòries del doctor Biodramina) o la del político Heribert Barrera. Algunas fueron editadas por sellos del mismo grupo que Destino. Nadie entiende mejor las cosas que los de casa.
*La segunda foto la tomo de aquí:
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PÉREZ LASHERAS: DE LA TRADUCCIÓN

ANTONIO PÉREZ LASHERAS SOBRE LA TRADUCCIÓN
[Texto de Antonio Pérez Lasheras. Profesor y editor] 214.º. La traducción es un ejercicio de imposible resolución. Para mis amigos traductores: José María Micó, Abel Murcia, Chusé Raúl Usón, Ánchel Conte, Antonio Ansón, Jean-François Carcelen, Anne Cayuela, Michel Moner, Jean Vila, Georges Tyras, Daniel Gascón y, aunque hace ya tantos años que casi ha olvidado esta labor, Ignacio Martínez de Pisón.
«Traduttore, tradidore», reza el viejo adagio repetido una y otra vez. Se trata, quizás, de uno de los ejercicios más complicados en el uso de una lengua. Si, además, lo traducido es literatura el problema se complica, pero si, para colmo, es poesía, estamos ante un asunto de imposible resolución, como la cuadratura del círculo o saber cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler.
Si la poesía es uno de esos mensajes en los que no puede alterarse la cadena fónica porque se modifica su contenido (es decir, en los que forma y fondo son, esencialmente, una misma cosa; recordemos, una vez más, el «No la toquéis, que así es la rosa», de Juan Ramón), la traducción es, en sí misma, un imposible.
He observado los esfuerzos por ser absolutamente fiel de tantos traductores que me asombra su contumaz trabajo (que debería incluirse entre los afamados trabajos de hércules): tratar de acomodar el ritmo de Petrarca, de Sannazaro o de Ausias March a la sonoridad del castellano, intentar que todos los dobles sentidos de Wislawa Szymborska para que aparezcan en la versión castellana que se está realizando es, en sí mismo; una auténtica misiön imposible. La traducción aúna la escritura con la creación y supone un ejercicio de doble conciencia lingüística de complicada comprensión.
*Esta foto es de uno de mis fotógrafos favoritos: Edouard Boubat, con su hijo.
GERVASIO EVOCA A ENRIQUE MENESES
Gervasio Sánchez le dedica un hermoso y apasionado artículo a Enrique Meneses. Lo conoce también que no me atrevo a escribir otro. Yo solo lo admiré desde lejos: desde sus artículos, sus fotos, su leyenda y sus memorias. Hablé con él por teléfono.
Este artículo puede leerse en el blog de Heraldo de Gervasio Sánchez.
http://blogs.heraldo.es/gervasiosanchez/?p=2594
Enrique Meneses ha muerto
Posted on 7 enero 2013 by Gervasio Sánchez
Aunque sabía que la muerte perseguía a Enrique Meneses pensaba que la esquivaría una vez más como ha hecho tantas veces en los últimos años. Pero la fortaleza humana tiene un límite aunque este gran caballero del periodismo ha luchado hasta su último suspiro
Le visité en su casa hace dos semanas. Le abracé y le besé durante un largo minuto. Hablamos durante casi dos horas. De periodismo, de fotografía, de la vida. Me sorprendió su entereza porque sabía que tenía los días contados. Me enseñó la maqueta de su gran libro fotográfico que no ha podido ver publicado. Me despedí acariciándole la mano consciente de que seguramente sería la última vez que lo vería vivo.
En las conversaciones telefónicas recientes transmitía un gran cansancio como si todo dependiera de un hilillo, pero nunca se olvidaba de mandar besos para la familia. Me han contado que no dejó de hablar de periodismo hasta que cerró sus ojos para siempre.
Me gustaría contarles su historia. Ustedes mismos se darán cuenta por qué admiro a este gran hombre, por qué hay que admirarlo y seguir aprendiendo de sus escritos, de sus libros, de sus fotografías, de sus permanentes lecciones. Cuando se escriba la verdadera historia del periodismo español (en la que espero que no estén los escribas del poder), Enrique Meneses ocupará un lugar privilegiado.
Hace 83 años, su nacimiento coincidió con el crack de 1929. Hace más de 65 años, el 28 de agosto de 1947, cubrió la muerte de Manolete con apenas 17 años y cobró 150 pesetas por este primer reportaje aunque gastó tres veces más en la carrera del taxi que le llevó de Madrid hasta la ciudad andaluza.
Hace 60 años atravesó toda África de El Cairo a El Cabo en busca de una belleza nilótica que había visto en una revista. Hace 57 años cubrió magistralmente la guerra del Canal de Suez en la que murieron varios ilustres periodistas y fotógrafos como Jean Roy y David Seymour, uno de los fundadores de de la agencia Magnum. Hace 55 años, en diciembre de 1957, se encontró con Fidel Castro y Che Guevara en Sierra Maestra.
Sus reportajes en Paris Match sobre aquellos revolucionarios barbudos son parte de la historia del periodismo. Parece que hablamos de prehistoria y, sin embargo, qué reportajes más modernos y frescos que derriban la falacia actual de que la inmediatez es más importante que la reflexión.
Si yo fuera un prohombre dela Televisióniniciaría mi primera emisión con la mejor entrevista posible: Meneses y Castro, frente a frente en la actualidad, recordando aquellos años y pasando revista a más de cincuenta años de historia. Saltarían chispas, pero sería inolvidable.
Hace más de 50 años llegó a Nueva York coincidiendo con la crisis de los misiles en Cuba, fue testigo de la marcha dela Libertadque lideró Martin Luther King y fotografió el acto de inscripción de la primera estudiante negra en una universidad estadounidense.
Hace 46 años dirigió la revista Cosmópolis acompañado por las mejores plumas de la época. Hace 40 años formó parte del equipo de Los Reporteros, un clásico de la historia de la televisión.
Hace casi 20 años llegó a Sarajevo en pleno cerco salvaje. Allí lo conocí. Tenía la edad de mi padre y seguía yendo a las guerras porque amaba el periodismo como el primer día. Me impresionó verle subir las escaleras del hotel Holiday Inn (el ascensor nunca funcionaba) a pesar de sus dificultades respiratorias. Me reí mucho cuando me contó que había engañado a su familia diciéndole que se había ido a un safari a Kenia.
Cuando hace 12 años empecé a dirigir anualmente un Seminario de Fotografía y Periodismo en Albarracín (Teruel) el primer ponente fue Enrique Meneses. Un sábado a primera hora se dirigió a 150 personas que no le conocían de nada. Estuvo una hora y media contando historias periodísticas con esa majestuosa capacidad narrativa que sólo los privilegiados derrochan. Para muchos fue un inolvidable descubrimiento y se lo agradecieron con un aplauso eterno. Porque Enrique absorbía a los que lo escuchaban, tenía el don de la palabra y manejaba el lenguaje como pocos.
Sus reportajes en Paris Match ayudaron a salvar a Abu Simbel, los impresionantes templos del sur de Egipto. Entrevistó a Abdel Krim a quien su padre había combatido, a los reyes Faisal II de Arabia Saudita y Huseín de Jordania, al Dalai Lama en seis ocasiones, conoció a Piccaso, Dali y Luis Miguel Dominguín y fue testigo de la boda grecoespañola de los actuales Reyes.
Su libro de memorias “Hasta aquí hemos llegado” (publicado por Ediciones del Viento en 2006) es, sin duda, el mejor que he leído en muchos años y debería forma parte de los planes de estudios en la universidades y masters de Periodismo.
El texto, escrito con gran brillantez y un ritmo endiablado, penetra en un pozo de sabiduría sin fondo que te atrapa hasta su última línea. Es un compendio de gran periodismo.
Pero si hacemos una encuesta entre los jóvenes estudiantes de periodismo será difícil encontrar a alguien que sepa quién es Enrique Meneses. Si nos acercamos a las redacciones, quizá algún veterano comentará: “¡Pero si se murió hace años!”. Pues no: ha estado vivo, coleando y haciendo gran periodismo, utilizando los últimos avances tecnológicos, hasta el final de su vida.
Sorprende que apenas haya recibido invitaciones para explicar su visión del periodismo puro cuando es difícil encontrar a alguien que trasmitiese mejor sus experiencias.
Enrique Meneses tampoco ha tenido suerte en el frecuente reparto de premios. Deberíamos preguntarnos por qué esta bendita profesión tantas veces exalta a los periodistas mediocres y a los trinchados en la rueda del poder mediático y olvida a los verdaderos pura sangre como Enrique Meneses.
Ojalá su muerte sirva para recuperar la figura de uno de los periodistas imprescindibles de nuestra historia. Querido Enrique, me alegro de que por fin descanses en paz.
ANTONIO URIEL EN SPECTRUM SOTOS

Antonio Uriel se estrena en foto digital y en color
El artista inauguró ayer la muestra ‘El origen del invierno’ en la galería Spectrum Sotos
Antonio Uriel (Zaragoza, 1957) es fotógrafo y poeta, profesor y estudioso de la fotografía. Hace dos años, durante un curso sabático, tras regresar de París cayó enfermo “y estuve a un paso de la muerte”. Desde entonces, le han pasado muchas cosas: se ha restablecido felizmente, publicó el libro ‘Infierno XXXV’ en la colección Cuarto Oscuro de Prensas Universitarias, que dirigía Antonio Ansón, donde incorporó una selección de sus poemas, y el miércoles inauguraba una nueva exposición: ‘El origen del invierno’ en la galería Spectrum Sotos, con la que ha colaborado durante muchos años. Uriel, que ha sido un fotógrafo analógico y en blanco y negro, ha dado el paso a la fotografía digital y “la mitad de la muestra es en color”.
Dice Uriel: “Todas las fotografías son nuevas. En algunas retomo motivos que he utilizado antes. Son parte de mi imaginario y de mi repertorio simbólico: el viaje, la escalera, los pies desnudos, los textos ilegibles, las aves, las ventanas, el tren... Algunos de los temas también estaban antes, pero creo que eso es lo que da unidad a una obra. Por lo demás, para mí supone un cierto desafío”. Asegura que uno de los temas es la pertinencia de los modos de representación. “Las formas de simbolizar la experiencia cambian, pero estamos condicionados por las representaciones dominantes –dice-. Esto parece un poco abstracto, pero en las imágenes hay personas, situaciones que pueden articular una historia. El invierno es una metáfora, claro, pero también es un invierno real”, que alude a esa enfermedad inesperada.
Uriel, que se licenció en Filología Hispánica y se doctoró en Bellas Artes con una tesis sobre Semiótica y Estética de la Fotografía, expone asiduamente desde 1987. Considera que la fotografía “siempre es un documento. Mis fotografías son fragmentos de lo real, establecen una selección sobre el mundo, y por medio de unos recursos que a menudo coinciden con los de la fotografía llamada documental construyen otra realidad. Todas las fotografías lo hacen, pero a veces nos cuesta más incorporar esas imágenes a nuestra experiencia”.
Esta muestra arrancó, en buena parte de una imagen que tiene algo de aparición surrealista o de símbolo de esta época de incertidumbre e indigencia. Escribe: “El verano pasado vi a Mefistófeles en la Hauptbanhof de Frankfurt. Lo reconocí de inmediato por su sombrero tirolés, descolorido ya y con la pluma inequívoca, y las piernas delgadas embutidas en una especie de malla. Por lo demás, parecía un mendigo. Rebuscaba envases en las papeleras selectivas para recuperar el depósito”. Su visión de la fotografía no es precisamente optimista. La disciplina pasa por una crisis: “Tengo la sensación de asistir al final de una etapa. Da la impresión de que lo que surge de las ruinas no es precisamente mejor; pero es difícil desligar una experiencia estética de lo social. Estamos viviendo la pérdida de referentes, el desconocimiento o el desinterés por la historia de la fotografía. Y por otra parte lo que en un determinado momento de la historia del medio pudo ser progresista es ahora reaccionario por la capacidad del sistema para asimilarlo todo y usarlo en su propio provecho”.
La muestra permanecerá abierta hasta el 17 de febrero y podrá visitarse de lunes a viernes, entre las 16.30 y las 20.30.
CUATRO VIDAS EXCESIVAS EN CÓMIC
Sexto Piso, 451 e Impedimenta publican la biografía gráfica de B. Traven, Hunter S. Thomson, Zelda Fitzgerald y Virginia Woolf
Algunos personajes nunca podrán vencer a su propio mito. Ni podrán huir de lo que se ha escrito de ellos, de lo que ellos han dicho, casi como un exabrupto, o de lo que han hecho. Virginia Woolf (1882-1941) será siempre una gran escritora que creó la idea de un cuarto propio, pero también una mujer depresiva y bilateral, frígida, que nunca encontró su sitio en el mundo. Zelda Fitzgerald (1900-1948) encarna la ambición y la frívola manera de vivir de los años 20, que le condujo, entre otras cosas, a la autodestrucción. Hunter S. Thompson (1937-2005), ese gran maestro de periodistas que se opuso a las mentiras y al mismísimo Nixon, es el ‘Rey del Gonzo’, “un patán autodestructivo, profundamente deprimido, furioso y trastornado”, mucho antes que un “artista de la prosa innovadora y el periodismo de investigación”, su auténtica condición, tal como dice el editor Alan Rinzler. ¿Qué decir de B. Traven (1882 o 1890- 1969), que asumió hasta 30 identidades, fue ladrón y conoció la cárcel, y usó diversas nacionalidades? Los cuatro son objeto de recientes biografías en viñetas o de novelas gráficas que se leen y se ven con auténtica fascinación.
Michèle Gazier y Bernard Ciccolini retratan e ilustran la vida de Virginia Woolf, para el sello Impedimenta, que crea la colección ‘El chico amarillo’. Abordan su sensibilidad enfermiza, la temprana pérdida de su madre y la severidad de su padre, su formación, la relación con su hermana Nessie, el círculo de Bloomsbury, el encuentro con Leonard Woolf y la creación del sello Hogarth Press, su atracción hacia Katherine Mansfield y Vita Sackville-West, con quien hizo un viaje en coche por la campiña francesa. Y siempre, siempre, fue presa de sus fantasmas, de la incertidumbre, del dolor de existir, que culminó con su muerte en el río Ouse. El libro está lleno de sensibilidad y de detalles, y ofrece una interpretación, en tonos verdes, de su literatura y de sus terrores.
Zelda fue una inconformista y una mujer fatal. Segura de sí misma, seductora desde muy joven, halló en Scott Fitzgerald a su media naranja. Se amaron, se casaron, viajaron a París, a Italia, y juntos, tras el éxito, vivieron una espantosa decadencia. La derrota de los sueños, la esclavitud del alcohol y del desamor. Él falleció pronto y ella, que había querido ser bailarina, murió ocho años después víctima de un incendio. Tiziana lo Porto y Danielle Marotta le devuelven, en tonos claros y azules, la vida en ‘Superzelda’ (451. Traducción de Cuqui Weller) y la dibujan como una mujer fascinante, al borde del abismo y la locura. Dijo: “La muerte es la única verdadera elegancia”.
Golo (seudónimo de Guy Nadeau, Bayona, Francia, 1948) es el autor de la historia y los dibujos de ‘B. Traven. Retrato de un anónimo célebre’ (Sexto Piso. Traducción de Raquel Sevilla). Se trata de un personaje irreductible y moderno, que nació en Alemania en 1882 o en Chigago en 1890, no se sabe bien, y que murió en 1969. En ese instante empieza este tebeo, que es todo un ejercicio de colorido, de complejidad estructural e iconográfica, de técnicas mixtas y, sobre todo, es el compendio de una vida excesiva. Bruno Traven, enamoradizo y viajero, pareció estar en todas partes: en Berlín, en Estados Unidos, en México, con el arte maya o con el fotógrafo Edward Weston. A pesar de su accidentada vida, también trabajó para el cine, y firmó libros como ‘El tesoro de Sierra Madre’, ‘Macario’ y ‘El barco de la muerte’.
Wil Bingley y Anthony Hope-Smith firman ‘Gonzo. La historia gráfica de Hunter S. Thompson’ (451. Traducción de Santiago García), el autor de ‘Miedo y asco en las Vegas’ o ‘Los Ángeles del Infierno’, un tipo duro y maldito que defendió la libertad individual y que fue uno de los protagonistas de la contracultura y algo más que un compañero de viaje de la generación ‘beat’. Provocador, cínico y hedonista, este reportero que vivió peligrosamente también era frágil: entre otras cosas no pudo soportar el desamor.
*Este artículo se publicó el lunes en 'Heraldo de Aragón'.
'AMORES FEOS' EN EL T. DEL MERCADO

‘AMORES FEOS’, CON J. L. ESTEBAN Y J. J. GRACIA,
MAÑANA EN EL TEATRO DEL MERCADO
Mañana viernes, 11 de Enero, José Luis Esteban, rapsoda, actor y escritor, presenta un nuevo espectáculo de poesía y música en el Teatro del Mercado, con José Javier Gracia. Dice José Luis: “La poesía forma parte esencial de los proyectos que hago de forma personal, al margen de los trabajos en teatro y tele con los que me gano la vida. Hacía tiempo que queríamos probar cómo resultaría fundir la guitarra de José Javier con el sonido de un cuarteto de cuerda, y con la palabra de un grupo de poetas españoles que nos gustan mucho, con Manolo Vilas a la cabeza. Y de ahí surgen estos ‘Amores feos’”. Añade José Luis: “Incluimos también unos audiovisuales en los que un grupo de ciudadanos, un grupo de saharauis y el propio Manolo Vilas recitan a cámara pequeños poemas. He presentado un proyecto al Centro Dramático Nacional para ver si tienen valor de abrir una ventana a la poesía en el teatro de producción pública”.
Manuel Vilas, retratado por Vicente Almazán.
ALGUNOS DATOS DEL ESPECTÁCULO
Es un espectáculo poético musical creado por José L. Esteban y José Javier Gracia sobre textos de poetas españoles contemporáneos: Manuel Vilas, Carlos Salem, Pepe Ramos, Luis García Montero, Roger Wolfe, David González, Karmelo Iribarren, César Manzanos Bilbao, Inma Luna, Nuria Mezquita y algunos más.
Dicen los autores: “Hace tiempo que pudimos comprobar que la poesía también es un arte escénico. Que la palabra y la música, hermanadas en un signo escénico integral, logran crear una temperatura óptima de cercanía con el espectador. Nos gusta entretener al espectador con poesía. Divertirlo, emocionarlo, sorprenderlo.
Nos gusta la poesía urbana, reveladora, a veces caústica y a veces tierna; a veces violenta y a veces íntima; siempre reveladora, irónica y con su puntito desmitificador. Una poesía que cuenta y que nos cuenta, que gusta hasta a los que no les gusta la poesía”.
En este nuevo trabajo, la voz de José Luis Esteban y la guitarra eléctrica de José Javier Gracia se funden con el sonido arrebatador de un cuarteto de cuerda, en una mixtura musical ecléctica donde la tradición y la modernidad se dan la mano para llevar de viaje al espectador y devolverlo a su butaca; sano, sin duda, pero no del todo a salvo.
AMORES FEOS. FICHA ARTÍSTICA.
ACTOR: José L. Esteban
MÚSICOS:
GUITARRA ELÉCTRICA: José Javier Gracia
VIOLINES: Jaime Lapeña
Belén Estaje
VIOLONCELO: Zulaima Zboheto
VIOLA: Miguel Zarazaga
DRAMATURGIA.- José L. Esteban
COMPOSICIÓN Y DIRECCIÓN MUSICAL: José Javier Gracia.
SELECCIÓN DE TEXTOS: José L. Esteban y Pilar Mayor.
AUDIOVISUALES: Javier Macipe
ILUMINACIÓN: Bucho Cariñena.
FOTOGRAFÍA: Víctor Jiménez.
EN LOS AUDIOVISUALES APARECEN:
Ahmed, Aminetu, Salka, Mohamed Yumani, Moemina , Paco, Brahim , Jesús, Jandro, Maribel, Angela Rubio, Susana, Pilar, Pedro, Karim, Rut, Angela Roche, Manuel Vilas.
AGRADECIMENTOS:
Elvira, Bar El Páramo, Teatro del Temple, Escuela Municipal de Música, Javier Vallejo.
*En la foto superior, José Luis Esteban por Álvaro Hernández.
UN SIGLO DE JOSÉ MANUEL BLECUA
CENTENARIO DE UN SABIO DE LETRAS
José Manuel Blecua
un siglo de pasión por la palabra
José Manuel Blecua Teijeiro (Alcolea de Cinca, Huesca, 1913-2003) fue un sabio infinito de letras que dejó, a su paso, una huella indeleble: entre sus alumnos (que son muchos y famosos: casi una escuela de filología), entre sus amigos, entre sus lectores y en el corazón de papel de los libros. José-Carlos Mainer escribió: “Intentó enseñarnos que la literatura no era cosa distinta de la vida. O, mejor aún, que la literatura era expresión cabal del vivir. Y que el mejor homenaje del estudioso de las letras al objeto de su trabajo era tomar su oficio como una parte gozosa de su vida: volver a gozar lo que nació como goce”.
Blecua Teijeiro fue siempre un hombre con ideales. Dijo poco antes de morir que “Vivir en una biblioteca es un sueño que he tenido desde niño”, y acabó viviendo, en su casa de Santa Teresa, en Zaragoza, y en la de Folgueroles, en Barcelona entre tomos, entre libros dedicados, Baroja o la Generación del 27 a sus contemporáneos, en medio de ese laberinto de olores, de lomos y de evocación de una de las más perfectas formas de la belleza. Blecua fue editor y crítico de Juan de Mena, Fernando Herrera, Don Juan Manuel, Lope, Quevedo, los hermanos Argensola, de la lírica tradicional española o Jorge Guillén.
Nació tal día como en hoy, en Alcolea de Cinca, Huesca, hace cien años. Era el mediano de tres hermanos y en su localidad siempre fue el “hijo de Manolito”. Fue un niño feliz y obediente que jugaba al fútbol, a las canicas, a pitos y al aro. Le gustaba buscar nidos y nadar en el lavadero; la natación siempre iba a ser una de sus aficiones. Confesó: “También jugué a decir misas, como Federico García Lorca, pero sin predicar. Uno de mis sueños infantiles era crecer de prisa”. Recordó que a veces pasaba un profesor de violín para enseñarles música, pero nunca tuvo afición; en cambio, en vacaciones, su padre le enviaba a recibir clases de caligrafía con una señora que “tenía las manos desfiguradas por la artrosis. Llené muchos cuadernos y me gustó siempre escribir con pluma y letra clara”. Blecua siempre se acompañó de cuadernos, como ha recordado otra de sus discípulas más queridas, Aurora Egido, y poseía una letra redondeada y magistral. Ildefonso-Manuel Gil –que lo definió una vez “como amigo del alma y un auténtico hermano”- conservaba como oro en paño, o en caja de lata, su colección de cartas; José-Carlos Mainer editó su correspondencia con Ramón José Sender.
En 1923, la familia de los Blecua se trasladó a Zaragoza, a la calle Mayor 48, “a un caserón grande en una placita minúscula”, y estudiaría en San Agustín (abandonaría el colegio porque suspendió matemáticas, su cruz), y en el Santo Tomás de la familia Labordeta, “porque allí daban clases durante el verano, y se podía adelantar curso. Lo dirigía sin blandura don Miguel Labordeta, que nos enseñaba latín acompañado de ‘doña Eugenia’, que era una correa que castigaba equivocaciones en la declinación y en la traducción”. Poco a poco iría definiendo su campo de intereses: primero fueron los tebeos, luego las novelas de Julio Verne y Salgari, y casi a la vez las visitas a la librería Pastor.
Más tarde ingresaría en la Universidad de Zaragoza, a la que definió como “pequeña y noble”. Cursó dos carreras, Derecho y Filosofía y Letras, en un tiempo en que por el campus menudeaban José Gaos, Rafael Sánchez Ventura, Andrés Giménez Soler o Juan Moneva. Se inclinaría por completo por las letras, en las que desarrollaría una oceánica labor pedagógica y de investigación. Fue casi todo: un lector sensible e imaginativo, apasionado de los textos, un filólogo y un científico de la lengua, un editor y un profesor de varias generaciones: desde Fernando Lázaro Carreter o Manuel Alvar hasta Antonio Pérez Lasheras, pasando por los citados Mainer o Egido, Juan Manuel Cacho, Antonio Armisén, Francisco Rico, Guillermo Carnero, Andrés Sánchez Robayna, etc.
Dice Pérez Lasheras, a quien contagió su pasión por Luis de Góngora: “Blecua fue más un editor que crítico. Le costaba escribir, por eso sus prólogos suelen ser muy breves. La edición de Quevedo en Castalia es, todavía, hoy canónica. Como pedagogo, en sus conferencias hacía alusión a lo que habría que trabajar, a lo que quedaba por estudiar, y repetía que él aprendía cada día de sus alumnos”. Se casó con Irene Perdices –“una mujer muy elegante”- en la iglesia de San Cayetano, y tendrían dos hijos: José Manuel, director de la RAE, y Alberto, filólogo también.
Cuando finalizaba la Guerra Civil, en alianza con Teodoro de Miguel, fundó Clásicos Ebro, donde publicaría y editaría a un sinfín de autores. Y en concreto, entre otros títulos, en 1942 publicó un libro de referencia: su ‘Historia de la Literatura española’. Guillermo Fatás, catedrático de Historia y ex director de HERALDO, ha recordado: “Qué bueno, qué inteligente, qué sencillo, qué difícil de escribir. Parece mentira, pero allí me prendió Fray Luis de León sin que me diera cuenta, con aquello de: “Del monte en la ladera...” y un puñado de cosas más que ya no me han abandonado nunca. Bendito librico, sin ambiciones. Dejó Zaragoza el mismo año que yo ingresé en el Instituto Goya, así que por poco no fui alumno suyo un curso ordinario. Luego lo oí cuantas veces pude, era un placer redondo, acabado, incluso por el tono de su voz, que con la edad y la sordera se fue haciendo un poco temblona y lenta, pero sin merma de su atractivo. Era elegantísimo, sin afectación alguna”.
Blecua fue profesor en el Instituto Goya, desde 1939 hasta 1959, con alguna salida al extranjero (en Estados Unidos conoció a Pedro Salinas, que escribió: “Llorando de erudición/ nace Blecua en Aragón (...) Apenas andar se le ve/ y pone notas al pie”); en ese año se trasladó a la Universidad de Barcelona, como catedrático de Literatura Española, y allí compatibilizó sus clases con la Universidad de Verano de Jaca y con una obra ingente de estudios. Rosendo Tello, porfesor y poeta, compartió con él veinte años ininterrumpidos y salía a pasear y tomar fotos todos los días hacia Bonagauás. Fernando Lázaro Carreter resumió, el día de su muerte en 2003, un sentir unánime: “Con él se muere un trozo de mi vida. Fue un gran filólogo, un estupendo editor de textos y un entusiasta completo de la literatura”. Años antes, Salvador Espriu había escrito: “Su trato personal es exquisito. Su gusto literario, infalible. Su comprensión, ilimitada. Su tolerancia, ejemplar”.
EL ERUDITO, EL LECTOR, EL LECTOR
Aurora Egido ha sido discípula, amiga y una gran admiradora de su obra. Lo ha retratado así: “Era un hombre presumido y sabio que dejó una huella de luminosidad y de alegría, de fina ironía, que entendía que en literatura fondo y forma son una misma cosa. Blecua fue uno de los primeros lectores en España que se preocupó del rigor de los textos. Poseía un excepcional sentido poético del ritmo, de la musicalidad, de la puntuación, y eso se también en sus aportaciones a la obra de Herrera, Lope de Vega o Fray Luis de León. Descubrió poesía inédita que nadie conocía. Era un lector muy fino. La erudición no pesaba en sus trabajos, atendía a elementos esenciales para la comprensión”.
José-Carlos Mainer le ha dedicado muchas páginas y dos capítulos en su libro ‘La filología en el purgatorio. Los estudios literarios en torno a 1950’ (Critica, 2003), donde dice: “Los que hemos tenido la fortuna de ser alumnos de José Manuel Blecua nos acostumbramos a una retórica escolar muy suya que era reveladora: me refiero a aquellas frases como ‘fíjense ustedes’, ‘ojo’, ‘detrás hay toda una metafísica’, que esmaltaban todas sus explicaciones. Disfrutaba en el camino de la investigación y pretendía que sus alumnos lo hiciéramos también. Siempre repetía aquello que oyó a Pedro Salinas (...): ‘Trabajo en lo que me gusta y encima me pagan por ello’”. Mainer publica el epistolario entre Sender y Blecua, que está lleno de complicidad y de cariño, de respeto, de envíos e intercambios de libros y de búsquedas. Sender le busca aparatos modernos de la sordera y le manda un puñado de direcciones y de fábricas. Confiesa Blecua: “Yo también escribo versos de cuando en cuando pero no son muy buenos. ¡Qué le vamos a hacer! (...) Se acerca la Semana Santa. Por nuestro pueblo resonarán en el empedrado las cadenas que arrastraban los penitentes y que cuando yo era chico me infundían tanto pánico. ¿Y si le enviase un libro con fotos españolas, muy buenas?”.
José-Carlos Mainer le editaría en Guara, en 1986, ‘La poesía del Barroco’, y en el prólogo puede leerse: “El aragonés, sensato y realista, poco imaginativo, rara vez, deformará lo que entra por sus ojos; ama intensamente lo verdadero y ejemplar, de lo que procederá su afición a la Historia”. Antonio Pérez Lasheras lo conoció en los veranos de la Universidad de Jaca. Recuerda sus clases, “hablaba lentamente, pronunciando cada sílaba”, hacía bromas con intención sobre Quevedo o actuaba muy teatralmente: “Se paró y reflexionó en voz alta: “Pero no sé para qué les cuento esto, si no me entienden. Usted, señorita, ¿me entiende?” Y se dirigía a una chica sueca, rubísima, muy guapa (siempre elegía a las chicas más guapas, a las que también se empeñaba en enseñarles a nadar mejor). La chica, aturdida, no supo qué contestar”.
José Manuel Blecua, colaborador asiduo de HERALDO, había recibido el Premio Aragón en 1986, publicó en esta casa ‘La vida como discurso’, en edición de Juan Domínguez Lasierra. En el texto que da título al conjunto, dedicado a Gracián, escribió: “La vida del hombre es un discurso con sus gustos y disgustos, sus paréntesis y su punto final”.
*Estos textos los publiqué ayer, en el día del centenario de su nacimiento, en las páginas de Cultura, que dirige Santiago Paniagua, de HERALDO DE ARAGÓN
CARIÑO Y AMIGOS PARA SERGIO GASPAR
[Sergio Gaspar ha cerrado su editorial DVD. Una auténtica lástima. Uno de sus últimos éxitos había sido ‘El ciclista de Chernóbil’ de Javier Sebastián. Va a ser objeto de un gran homenaje en Madrid el día 18. Uno de sus grandes amigos y compañeros de viaje, el traductor y poeta Eduardo Moga, manda esta carta a sus amigos, a sud cómplices, a sus lectores y amigos. ]
La foto de Sergio la he tomado de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-15c2ca0af895a1deb3b7a4eb76ee0992.jpg
HOMENAJE A SERGIO GASPAR
Por Eduardo MOGA
Queridos amigos:
Como sin duda sabréis, la editorial DVD ha dejado de funcionar el año pasado. Una crisis inclemente -que está afectando a todos, pero con especial saña al mundo editorial y cultural, tan frágil siempre en este país- y algunas razones de índole personal llevaron a su editor, Sergio Gaspar, a decidir su cierre, tras diecisiete años de compromiso con la literatura española. Creo que estaréis de acuerdo conmigo en que DVD ha sido una de las editoriales que con más fuerza ha apostado por la poesía y la narrativa de calidad en España -sobre todo, por la escrita por los más jóvenes-, sin distinción de escuelas, estilos o banderías. Ha sido un proyecto integrador, inspirado, fundamentalmente, por la defensa de la buena literatura.
Tras todos estos años de esfuerzo, y siendo un hecho ya, por desgracia, el cierre de la editorial, algunos colaboradores y amigos de DVD y de Sergio hemos pensado en rendirle una suerte de homenaje. Pero la palabra es excesiva, y excesivamente institucional. En realidad, nos gustaría simplemente reunirnos con él, celebrar con él un encuentro de eso, de amigos, para reconocer -y agradecerle- su trabajo y la destacada aportación de su empresa a las letras españolas recientes.
Así pues, Javier Lostalé y yo hemos organizado un acto en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid (c/ Alcalá, 42), el próximo 18 de enero, a las 20.00 h., al que estáis todos invitados, en vuestra calidad de autores de la editorial, amigos de Sergio Gaspar, simpatizantes del proyecto o, simplemente, amantes de la cultura. En la mesa estaremos el propio Javier, como promotor principal de la idea y coordinador del acto; Juan Manuel Macías, autor y traductor de DVD, y responsable de la página web de la editorial desde, prácticamente, su inicio; Manuel Rico y Jordi Doce, poetas, críticos y amigos; yo mismo, codirector de la colección de poesía de DVD desde 2004; y, naturalmente, Sergio Gaspar.
El protagonismo de un acto así corresponde, como es lógico, al homenajeado. Pero nos gustaría subrayar que también os corresponde a vosotros: sin vuestra colaboración, DVD no habría existido. Se nos ha ocurrido, por lo tanto, que, con independencia de lo vuestras intervenciones en el encuentro, si también queréis leer algún poema, podáis hacerlo; es más, os animamos a hacerlo: así celebraremos la esencia del proyecto de DVD, que es la poesía, y daremos el mejor homenaje posible a su promotor. Solo os rogamos que, si os apetece leer versos, nos los indiquéis previamente a Javier o a mí, para que podamos organizar el orden de lectura.
Confío en que podáis acompañarnos en lo que pretende ser una fiesta de la palabra y una celebración de la amistad. Un fuerte abrazo.
JEFFREY HUNTER, POR R. CASTILLEJO
[El pasado mes de diciembre, Rafael Castillejo, ese hombre que casi todo lo sabe de Zaragoza, de las artes populares, de las variedades y de la amistad, y del cine, claro, escribía esta nota sobre un actor al que yo conocí, antes que nada, por sus películas del Oeste: Jeffrey Hunter. Guapo, rubio, ojiazulado. Era uno de mis ídolos del cine Real de Arteixo, aunque sus mejores películas fueron ‘Centauros del desierto’ y ‘Rey de Reyes’. Su historia es conmovedora. Así la cuenta Rafael Castillejo:]
JEFFREY HUNTER
Por Rafael CASTILLEJO
UNO DE LOS FINALES MÁS TRISTES que conozco es el del actor Jeffrey Hunter. Lo recordarían algunos ayer en la película "El Sargento Negro". Comenzaba la década prodigiosa de los 60 y él ya había rodado antes a las órdenes de John Ford una de las mejores películas de la historia del Cine: "Centauros del Desierto", cuyo título original es "The Searchers" (Los buscadores). En 1961 se puso en la piel del mismísimo Jesucristo en "Rey de Reyes", cinta que no reparó en gastos pero que no alcanzó ni de lejos el éxito de películas históricas como "Quo Vadis", "Los Diez Mandamientos" o "Ben-Hur". El guión tuvo la culpa. Después, llegaron vacas flacas y hasta tuvo que disparar en algún "spaguetti western" que ni de lejos se parecían a los grandes clásicos del oeste que años antes había rodado con el viejo maestro del parche negro en el ojo. Pero lo peor estaba por llegar e iba a hacerlo en forma de desgracias encadenadas que le ocurrieron en el año 1969. Se encontraba haciendo una película en España cuando, en el mismo set de rodaje, se produjo una fortuita explosión que le produjo diversas heridas y quemaduras. A las pocas semanas, jugando en broma con un compañero que le amagó con un golpe de kárate, Jeffrey echó bruscamente la cabeza hacia atrás golpeándose con una puerta. Regresando a los Estados Unidos junto a su esposa, sufrió una semiparalización en un brazo y perdió el habla. Al aterrizar en Los Ángeles, en un hospital se le diagnosticó que había padecido una hemorragia cerebral. En dos semanas se recuperó y le dieron el alta, pero en casa siguió padeciendo de dolores de cabeza y mareos. Volvió a sufrir otra hemorragia cerebral, justo cuando estaba subiendo un pequeño tramo de escaleras fracturándose el cráneo al caer. Cuando le encontraron no sabían cuánto tiempo llevaba inconsciente. Murió en el quirófano. Ese día el calendario marcaba el 27 de mayo de 1969 y Jeffrey Hunter tenía 42 años de edad. Rafael Castillejo, a 7 de diciembre de 2012.
MIGUEL MENA: NUEVA NOVELA SOBRE EL MUNDIAL 1982, LA COLZA Y ETA

[Mercedes Ventura, de Ideas a Mares, me hace llegar la nota de promoción de la nueva novela de Miguel Mena: ‘Todas las miradas del mundo’ (Suma de Letras), una narración de su inspector Luis Mainar, madrileño, separado y con una hija enferma, al que llaman porque se ha producido una desaparición en la delegación neozelandesa de la selección de fútbol en Málaga. Se celebra en Mundial de España de 1982, el Mundial de Naranjito. A la vez que esta historia hay otras: unos muchachos fascistas dispuestos a quemar vehículos, un disidente soviético, tres terroristas que están dispuestos a hacer saltar por los aires lo que haga falta mientras por las noches leen las frases de Che Guevara. Y al fondo, también está la contaminación del aceite de colza, que afecta a la hija del comisario Navas. Esas historias se van engarzando: Miguel Mena escribe una novela muy sólida, de atmósfera negra, llena de complejidad y de matices, donde adquiere una especial importancia Julia o Julie, una mujer de Salamanca que se casó en Nueva Zelanda y que hace de traductora de la delegación. Como todos los libros de Miguel Mena es fluido, está muy trenzado y posee una trama realista, realista y verosímil, muy meditada y muy deudora de lo que pudo haber sucedido. Posee buenos personajes y huele a verdad. Mainar, como siempre, arrastra ese tormento interior que lleva a decir a los demás que va por ahí dando lecciones de ética. ‘Todas las miradas del mundo’ está dedicada a Félix Romeo, a quien Miguel llama “hermano, amigo y maestro”, algo que suscribimos muchos. Félix, además, antes de partir para un nuevo lugar de palabras inaudibles, había leído esta novela.]
*La foto es una de las de Vicente Almazán, ese fotógrafo tan necesario como generoso y lleno de talento tranquilo.
Aquí está la nota promocional que envía Mercedes Ventura y Suma de Letras.
Nuevo libro de Miguel Mena
La nueva novela de Miguel Mena “Todas las miradas del mundo” (Suma de letras) llega a las librerías el 16 de enero, y se presenta en Zaragoza el 22
A LA VENTA el 16 de enero en librerías
PRESENTACIÓN en Zaragoza
Día: Martes 22 de enero
Hora: 19.30 hs
Lugar: Teatro Principal
Organiza: Librería Los Portadores de Sueños
Presenta: Gaizka Urresti, cineasta
La próxima semana llegará a las librerías "Todas las miradas del mundo", la nueva novela de Miguel Mena. Protagonizada por el inspector Mainar (“Días sin tregua”) nos hace viajar a los años ochenta, en pleno mundial de España 82, con una trama que nos introduce en la búsqueda de un miembro de la delegación neozelandesa de fútbol, desparecido el día de su llegada a España.
«Con pinceladas de novela negra, de crónica de la Transición y de relato emocional, Todas las miradas del mundo es una historia vibrante y conmovedora en la que confluyen el fútbol y la política internacional con terroristas iluminados, aficionados entusiastas, delincuentes de poca monta, jóvenes fascistas o enfermos de colza. Un caleidoscopio de una época y un país que compaginaba la sonrisa de Naranjito con la rutina de los funerales.»
La novela sale a la venta el próximo miércoles, 16 de enero, y se presentará en Zaragoza el martes 22 de enero a las 19.30h en el Teatro Principal.
TODAS LAS MIRADAS DEL MUNDO (Suma de letras)
En el año 1982 todas las miradas del mundo están puestas en España. Un gran evento deportivo como es el Campeonato Mundial de Fútbol, se celebra en un país que, tras cuarenta años de dictadura franquista, está intentando consolidar los primeros pasos de su andadura democrática. Tras la fallida intentona golpista y la descomposición del partido gobernante, el proceso no está siendo nada fácil, y además viene lastrado por los sangrientos atentados terroristas de ETA y por los altercados que esporádicamente provocan grupos radicales de la extrema derecha.
La inesperada desaparición de un miembro de la delegación neozelandesa es la razón que obliga al inspector Luis Mainar a viajar hasta Málaga. Todos esperan que el incidente, más que un secuestro, sea el resultado de una larga noche de fiesta. Pero inesperadamente las cosas se complican, y lo que parecía ser un hecho aislado tiene ramificaciones políticas internacionales bastante complejas. En esta ocasión, Miguel Mena vuelve a valerse del inspector Mainar, que ya protagonizó su anterior novela, Días sin tregua, para presentarnos un retrato fiel y emotivo de la sociedad del momento. La tragedia de los enfermos por el aceite de colza adulterado, los jóvenes fascistas que no quieren asumir la nueva evolución democrática, los delincuentes callejeros que carcomen las grandes ciudades, o los terroristas vascos que van sembrando el país de cadáveres, convergen de manera caleidoscópica en esta apasionante historia.
Todas las miradas del mundo es una vibrante novela de acción, donde lo mejor del género negro comparte espacio con el costumbrismo social, y el thriller político. La trama de espionaje y el retrato emocional de los personajes, terminan configurando un relato híbrido que se convierte en honesta crónica de una época, la de aquella Transición española que pretendía abrirse a Europa y mostrarse al mundo.
Se nota que Miguel Mena es un escritor documentado, que sabe presentar de manera precisa el escenario donde se desenvuelve la historia hasta conseguir hacerla verosímil, cercana. Con un ritmo ágil, y casi cinematográfico, el autor hace que el ovillo de la trama se vaya desenredando al compás de las averiguaciones del protagonista, un inspector de policía que desde el primer momento consigue empatizar con el lector. Y es que Mainar no se presenta como un héroe, no destaca por su frialdad investigadora, sino más bien por su perfil humano. Como él, todos los demás protagonistas arrastran unas vivencias particulares que les hacen ser personas de carne y hueso, y no meros integrantes del artefacto narrativo que es la novela. Todas las miradas del mundo sortea los clásicos parámetros del género policial para profundizar en esos dramas humanos y presentarlos tal como son, descarnados.
Con un estilo sobrio y vigoroso, Mena nos presenta una historia perspicaz en la que trama policial y tensión narrativa van de la mano. Ambiciosa y de estudiada arquitectura, la novela inicia una comunicación directa con el lector, quien consigue trasladarse a un contexto social e histórico que hoy ya parece lejano, pero que en el fondo, aún sigue estando próximo.
Miguel Mena:
Miguel Mena, periodista y escritor, trabaja como locutor en Radio Zaragoza (Cadena SER). Ha publicado novelas, libros de viaje y relatos, de entre los que cabe destacar títulos como Paisaje del ciclista (1993), Bendita calamidad (1994), Por las ramas (1995), El escondite inglés (1997), Onda media (1999), Cambio de marcha (2000), Una nube de periodistas (2001), 1863 pasos (2005), Días sin tregua (Premio Málaga de Novela 2005), Piedad (2008), o Alerta Bécquer (2011).
En 2006 fue nombrado “Hijo Adoptivo” de la ciudad de Zaragoza. Todas las miradas del mundo es su última novela.
90 AÑOS DE LA RSFZ: PROGRAMA
[Recibo esta nota de Julio Sánchez Millán]
La Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, con motivo de la celebración en Zaragoza de su XC aniversario, os propone unas Jornadas de Foto-grafía.
En esta ocasión se centrarán en la exposición antológica de José Luis Gota en la Sala 4º Espacio Cultural que amablemente nos cede la DPZ, y una charla-coloquio que se celebrará en la Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza.
Como continuación terminaremos con el taller que impartirá Bosco Merca-dal sobre bodegones.
Conjuntamente tendremos varios espacios expositivos en nuestra ciudad que acercarán la Sociedad a los Zaragozanos, las exposiciones ya inau-guradas como el
"88 Salón Internacional de Otoño de Fotografía" y dentro de la exposición La Zaragoza desaparecida, "Las chicas del Oasis", que se complementarán con otras nuevas como "El viaje de Kristina y el Rey", la exposición "Fotografía de prensa en la transición, "ANDALÁN 1976-78 y otras publicaciones" y la exposición central "José Luis Gota Pellegero. Exposición Antológica".
Las jornadas así como las exposiciones se realizaran en varios lugares que a continuación os indicamos.
Os invitamos a disfrutar de la fotografía durante este mes de enero, en Zaragoza.
Julio Sánchez Millán
Presidente de la RSFZ
Calendario
Inauguración “El viaje de Kristina y el Rey” de Fran Javier Verdeguer y Olga H. Burzaco Sala Gil Marraco. Luis del Valle, 2-4-6 Zaragoza Del 8 al 18 de enero. | 8 de enero 19,30 horas |
Inauguración “Fotografía de prensa en la transición, ANDALÁN 1976-78 y otras publicaciones” Centro Joaquín Roncal. San Braulio,5 Zaragoza Del 10 al 23 de febrero. | 10 de enero 19,30 horas |
Inauguración “Fotoliteratura Teruel”. Sala Biblioteca de Aragón. Doctor Cerrada,22 Zaragoza Del 11 al 30 de enero. | 11 de enero 19,30 horas |
Inauguración “Jose Luis Gota. Exposición antológica”. Sala 4ª Espacio Cultural de la DPZ. Plaza España, 2 Zaragoza
Del 14 al 25 de enero. | 14 de enero 19,30 horas |
Mesa Redonda “90 años de la RSFZ, pasado y futuro”. Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Paseo Independencia, 11 Zaragoza | 15 de enero 19,00 horas |
Taller “Como compongo los bodegones” por Bosco Mercadal. Sede RSFZ. Luis del Valle, 2-4-6 Zaragoza |
*La foto corresponde a la Universidad de San Jorge, cuando se expuso allí la muestra sobre la Transición de los hermanos Sánchez Millán.
ISABEL BISCARRI: TODO ESTÁ EN LOS LIBROS PLEGADOS EN ARBOLÉ

La artista y diseñadora expone una original instalación escultórica y fotográfica en la sala Arbolé
Isabel Biscarri (Zaragoza, 1960) ha desarrollado, durante tres años, una tarea titánica o una auténtica labor de chinos: plegar y plegar un montón de libros, más de 150, para construir una exposición tan sugerente como ‘Esto es libro’, que se expuso en la Biblioteca de Aragón, hace algún tiempo y ahora, desde el pasado nueve de enero, en la sala Arbolé. Lo ha hecho con tanto ahínco que casi ni salía a la calle para ver el sol. Se trata de una exposición que es y no es lo que parece: es una instalación, una ‘performance’ de páginas y páginas, un conjunto de columnas y de fotografías que revelan la pasión por el libro, por el diseño y por la creación artística. Y por el arte oriental, especialmente por las casas de papel de Japón. Afirma: “Yo creo que podríamos ‘Esto es libro’, frase que evoca a Cervantes, como una instalación escultórica y fotográfica que nace de toda una vida como lectora y constructora de libros raros y de diseñadora editorial. Lo que hago es cambiar de función el libro y lo convierto en escultura”.
“La mayor parte de los libros son míos, aunque también ha habido bibliotecarios que han colaborado con algunas donaciones para este proyecto. Los libros no están rotos ni pegados. Se pueden volver a leer. La mayor parte de los volúmenes corresponden a las cajas de un último traslado”, explica Biscarri.
Con esta muestra, Isabel Biscarri toma como elemento simbólico la columna, muchas columnas hechas de libros, de prismas de papel, de ejemplares ilustrados, columnas elaboradas a tamaño natural mediante montajes fotográficos. Señala: “Mis temas son siempre los mismos: el paso del tiempo y lo que tienes dentro y nadie conoce. Aquí hay muchos libros de mi infancia, y he comprobado qué mal se imprimía entonces. Hay libros que leía mi hermana, libros que me acompañaron en los viajes, hay muchos libros de arte y de diseño, de mi especialidad, hay libros de los 70 y 80 que ya están en internet y que son de deficiente calidad, sobre todo las reproducciones fotográficas –agrega-. Todos tenemos un mundo íntimo que no se conoce: lo que somos está en los libros. Somos los libros que hemos leído. Y empleo la columna como cimiento invisible de la personalidad, como una metáfora”. Le gusta contar que ha empleado el libro ‘Los rostros de Cristo en el arte español’: al plegarlo el texto desaparece y dialogan dos medios rostros, inquietantes y siempre distintos, de Cristo “que me gustan mucho”.
Isabel Biscarri ha recibido algunos reproches de amigos lectores y de bibliófilos. “Alguno ha dejado de hablarme. Me dicen que cómo me atrevo a hacer eso con los libros”, recuerda con una sonrisa. “Ahora ya no quiero comprar libros. No quiero más. Quiero guardar cosas que me conmuevan como ‘Moby Dick’ y sobre todo ese montón de libros estrambóticos de artista, amigos o no, que tanto me gustan, y que sigo coleccionando y buscando”. Profesora durante años en Escuela de Artes y en la Escuela Superior de Diseño de Aragón, le gustaba hacer proyectos específicos con sus alumnos con cuentos o con libros de autores aragoneses, sobre todo.
*Recupero este articulo que le dediqué a Isabel cuando presentó la muestra en la Biblioteca de Aragón. La foto es por cortesía suya.
JAVIER REBOLLO Y SU CINE

A noche fui a ver, con Carmen y Daniel, la película ‘El muerto y ser feliz’ de Javier Rebollo. Una película insólita, que transcurre en un extraño clima de misterio constante y de alucinación. Cuenta la historia del español Santos que reside en Buenos Aires y tiene tres tumores, uno de los primeros detalles de humor negro. Es un asesino a sueldo que nunca ha matado a nadie y al que le encomiendan un crimen. Con un buen cargamento de morfina (para medicarse) huye en su coche Camborio, en compañía de una mujer de 40 años, de Salta. Recorren, desde Buenos Aires, distintos lugares: Tucumán, desiertos inacabables, o lugares que evocan ciudades sumergidas, y llegan a Salta. La película es insólita, de una estremecedora poesía, existencialista y desgarradora, y a la vez tiene una ternura nada sentimental, emoción, tránsito, perros al acecho. Está llena de bromas y de guiños, posee un color muy especial (que hace pensar en Gus Van Sant, en Wim Wenders, tal vez), y es, ante todo, un nuevo ejercicio de riesgo creador de Javier Rebollo, uno de los cineastas españoles más desconcertantes y subyugantes. A veces, me hace pensar en el mundo de Enrique Vila-Matas y, muy especialmente, en el Juan Carlos Onetti.
Todo parece discurrir en una atmósfera de espejismo y de mitología como si los personajes fueron extranjeros en el mundo que recorren. El cartel de esta película, realmente precioso, es de Riki Blanco. Los actores están estupendos: todos (me ha encantado volver a ver a Valeria Alonso, una de las chicas de ‘Todas las canciones hablan de mí’), pero Santos-José Sacristán se sale. Tiene más dignidad en pijama este ser marginal que muchos caballeros vestidos de Armani..., o algo así dice Javier Rebollo, que maneja una curiosa voz en off, como también lo hace su coguionista Lola Mayo; también ha trabajado en el guión Salvador Roselli.
Javier Rebollo es raro, original, insobornable, y posee un talento conmovedor, hecho de vivencias, de búsquedas, de conocimiento y quizá de locura. Nada fácil de definir. Es una película muy distinta que estrangula las leyes de la verosimilitud con toda la intención del mundo y apela, sin duda, a la pasión por el cine del espectador. Hay muchas maneras de hacer películas, y esta, tan telúrica, es una de ellas.
UN 'AMOR' INOLVIDABLE DE M. HANEKE

CINE
Un ‘Amor’ inolvidable
[Michael Haneke explora, con precisión, desgarro y belleza, la relación de una pareja de octogenarios que une a dos leyendas del cine, Emmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant]
Michael Haneke es alemán, de Munich, donde nació en 1942, pero se considera un cineasta austriaco. Sus padres –Fritz, actor y director; Beatrix, actriz austriaca- se separaron pronto y se él se formó en Viena. Antes de ser cineasta, fue crítico de cine. En los años de su infancia y adolescencia tuvo una tía que puso fin a su vida y que inspiraría, muchos años después, su película ‘Amor’: una de esas piezas donde habla el silencio, el dolor, la enfermedad y el amor. Ese amor que da título a una película especial: dolorosa, casi insoportable en su minuciosidad, conmovedora en su ternura. Haneke tiene fama de director duro, incluso violento, capaz de abordar cualquier conflicto emocional de modo descarnado y a la vez con una lentitud estudiada. Intenta ser fiel a sí mismo, ser coherente, y su violencia tiene algo de violencia íntima que emerge de la conciencia. Entre otras películas firmó ‘Funny games’, ‘La pianista’ (con Isabelle Huppert, que trabaja en ‘Amor’) o ‘La cinta blanca’, con guión de Jean-Claude Carriére
‘Amor’ es un formidable poema visual. Todo está medido: el encuadre, que a veces parece registrar el friso de época de un apacible matrimonio parisino más o menos burgués, dedicado a la música; los objetos, los libros, los lienzos de paisajes que presentan el barrido del cielo, una amenaza de tormenta; la cocina, los sillones, las composiciones de Schubert (tocadas aquí por Alexandre Tharaut, que da vida a sí mismo), el juego de puertas, que tienen algo de escenografía vinculada a la día del tránsito: ‘Amor’ es, en el fondo y en la superficie, la preparación del camino del adiós. Es el abismo que llega de súbito, la irrupción del sufrimiento. Y hay también una ventana abierta: a ella se asoma el esposo, por ella entra una enigmática y suavísima paloma que, según los títulos de crédito, ha contado con un adiestrador.
‘Amor’ es una película sobre la relación de dos octogenarios, vinculados a la música. Ambos asisten a un concierto de un alumno de ella, Anne, que es Alexandre Tharaut. Y poco después, al volver a casa, sufre un infarto, que le dejará inmovilizada la parte derecha de su cuerpo, aunque, de entrada, no su buen humor. La situación se agrava paulatinamente, y Haneke, con sosiego pero con intensidad, con esa mirada escrutadora y precisa, va contando qué ocurre. Cuenta una compleja historia sobre la pérdida de autonomía, sobre la memoria que se vuelve borrosa; narra cómo ella, una espléndida Emmanuelle Riva, va perdiendo los asideros con la vida y no se adapta a la silla de ruedas ni a las lagunas del olvido y de la inmovilidad. Y, a la vez, ‘Amor’ desarrolla como él, Georges, Jean Louis Trintignant, se vuelve cómplice, se entrega hasta el límite, hasta la desesperación y quiere ser fiel a una promesa que marca la evolución de la película. Le cuenta historias, es bonito pensar que dos personas no acaban de conocerse y nunca lo saben todo del otro; le da de comer, la limpia, la mira con los acuosos ojos del enamorado que se da cuenta de que aún no se lo ha dicho todo a su amada. El dolor, la piedad y el amor se alían de una manera casi inefable, hermosa y brutal a la vez.
Haneke se ha enfrentado al adiós a la vida y a la abrupta vecindad de la muerte con lucidez, con un enorme talento, con su manejo habitual del tiempo, que a veces parece el tiempo de un sueño, y con un respeto increíble que va más allá de la verosimilitud. Suele definirse como un realista que indaga en el lado oscuro del ser humano. ‘Amor’ es una película inolvidable que explica otro de los problemas acuciantes de nuestro tiempo: la dependencia. La película es candidata, con absoluto merecimiento, a cinco Oscars. Si pueden verla en versión original, en los Aragonia, mejor. Suena el francés suave y preciso de un guión muy trabajado.
GONZALO CANEDO HA MUERTO

ADIÓS A GONZALO CANEDO, EDITOR DE LIBROS DEL SILENCIO
[Tanto mi hija Aloma como la librera Eva Cosculluela, de Los Portadores de Sueños, me escriben y me dicen que ha fallecido el editor coruñés, instalado en Barcelona, Gonzalo Canedo. Editor de libro importantes: Lois Pereiro, Carlos Casares, muchos, muchos otros autores de aquí y de allí... Ha sido una muerte fulminante. Copio aquí una entrevista que le hizo Isabel Bugallal de 'La opinión de La Coruna'.]
Gonzalo Canedo (Cerceda, A Coruña, 1955): ´Mi vocación es publicar literatura, no 'catedrales del mar´ ni ´códigos da vinci´
"El escándalo L´ Oreal y de Lilian Bettencourt convirtió a Banier en un fenómeno mediático pero yo compré su libro hace quince meses, cuando era un desconocido en España"
Isabel BUGALLAL / LA OPINIÓN DE LA CORUÑA
http://www.laopinioncoruna.es/contraportada/2010/10/06/gonzalo-canedo-vocacion-publicar-literatura-catedrales-mar-codigos-da-vinci/426351.html
En sólo un año de existencia, Libros del silencio ha publicado ya 17 títulos, el último, ´Pasado compuesto´, el primero que se publica en España del polémico François-Marie Banier, el personaje relacionado con Lilian Bettencourt, la riquísima dueña de L´ Oreal, cuyo escándalo ha hecho tambalear al Gobierno francés de Nicolas Sarkozy. El editor es Gonzalo Canedo (Cerceda, A Coruña, 1955), que, en plena crisis de los 50, se aventuró a fundar en Barcelona, donde vive desde hace años, su propia editorial. Libros del silencio publicará, en bilingüe, la obra del poeta Lois Pereiro
ISABEL BUGALLAL | A CORUÑA –Libros del silencio o para romper el silencio, porque el último que ha publicado es uno del polémico François-Marie Banier.
–Compré Pasado compuesto hace quince meses, al principio de la editorial. Un amigo lo había leído a finales de los años setenta y se había quedado muy impresionado y lo compré sin conocer al personaje.
–¡Vaya ojo!
–Lo tenía para la programación de este año y, a los tres meses de comprarlo, empezó a salir en la prensa todo lo relacionado con el escándalo L´ Oreal y Liliane Bettencourt. Fue muy agradable: compras un libro de un autor desconocido en España y, de pronto, se convierte en un fenómeno mediático.
–Lo escribió con 23 años, cuando Banier se creía Rimbaud.
–Se creía Rimbaud y en una entrevista que le acaba de hacer El País dice que a esa edad era igual que Rimbaud. Es un libro muy poético sobre una relación incestuosa entre dos hermanos, en la que Olivier, el protagonista masculino, a la semana de iniciar la relación, no puede soportar el sentimiento de culpa y se suicida.
–¿Autobiográfico?
–Algunos ven en este libro el inicio de su relación con Liliane Bettencourt. Él lo niega pero reconoce que Olivier es él.
–Promete ser un filón, ¿va a publicar más obras suyas?
–Sí. Tenemos dos en lectura, una de ellas, Balthazar, fils de famille, también es bastante autobiográfica porque cuenta su relación con la mecenas Marie-Laure de Noailles, que financió las primeras películas de Buñuel. Y Les Femmes du métro Pompe, una historia sobre las españolas inmigrantes en París, con las que parece que Banier se relacionaba mucho y aprendió a chapurrear el español.
–Pasado compuesto está prologado por el poeta Louis Aragon, ya fallecido, y tiene otros ilustres prologuistas: Francisco Rico, Alberto Manguel, Manuel Rivas...
–Sí, y tendremos a Rodrigo Fresán, que prologa otra de las novedades, una novela fantástica, Dog soldiers, de Robert Stone. Queremos que personas de mucho prestigio avalen la calidad del libro, y lo vamos consiguiendo.
–¿Su mayor éxito editorial?
–Elisa y Marcela [las lesbianas casadas en A Coruña en 1901], de Narciso de Miguel, y la Poesía inédita de Quevedo.
–¿Isabel Coixet llevará al cine la historia de Elisa y Marcela?
–Debió de ser de las primeras en comprar el libro porque a los cuatro días de aparecer en castellano hizo un artículo y habló en un programa de radio. Estuvo hace poco en A Costa da Morte buscando localizaciones para la película y empezará a rodar en verano.
–La editorial salió en noviembre de 2009, ¿cuántos títulos ya?
–Salimos, a modo de tarjeta de presentación, con Hidropesia y otras adiciones, un canto al mundo de los libros, y con Oficio de tinieblas, de una gran escritora mexicana incomprensiblemente desconocida en España, y en un año habremos publicado 17 títulos.
–¿Qué es lo que le interesa?
–Pretendemos publicar literatura de calidad de todos los tiempos, sin fijarnos en otras etiquetas. Nuestra política es recuperar a autores olvidados que nunca se han publicado en España y descubrir nuevos valores.
–¿Huye de los best sellers?
–No los persigo, pero si me viene por añadidura, bienvenido sea porque la única manera de sobrevivir es que entre dinero en caja, pero no nacemos con vocación de editar best sellers. Nacemos con vocación de literatura que llegue a todos los sectores posibles, pero no queremos ni catedrales del mar ni códigos da vinci.
–Banier puede ser best seller.
–Puede llegar a serlo, como Dog soldiers, pero no hablo de best seller de cientos de miles de ejemplares. Dog soldiers es un clásico, en EEUU se sigue vendiendo muchísimo, está traducido a todas las lenguas y, por fortuna para nosotros, se le había pasado a todos los editores españoles.
–¿Qué ha publicado que, inexplicablemente, estuviera inédito?
–Por ejemplo, Dog soldiers, que saldrá el 18 de octubre, y está considerada por la revista Time una de las cien novelas norteamericanas más importantes del siglo XX. Tuvo el National Book Award en 1975, figura en el canon de Bloom y ha sido elogiada por escritores tan prestigiosos como Don DeLillo, Tobias Wolff o James Ellroy.
–¿Teme al ebook que viene?
–No, el ebook puede ser una oportunidad, porque ahorra la impresión, que es el mayor gasto de una editorial. Tiene la ventaja de la inmediatez y es mucho más barato pero para que arranque en España faltan aún veinte años. Se irá vendiendo pero el libro en papel nunca será sustituido hasta dentro de al menos una generación, la de los niños que empiezan a leer ahora.
–¿Cómo llegó hasta aquí?
–Empecé en el mundo editorial, a los 18 años, en el Círculo de lectores y dirigía redes comerciales desde hace más de 25. A los 50 , ya saturado, el cuerpo me pedía algo diferente y decidí embarcarme en esta aventura editorial.
–¿Editor por una crisis?
–Sí, a los 50 años necesité hacer algo más satisfactorio. Siempre fui un apasionado de los libros, me aficioné a la lectura a los siete, gracias a una gripe con Las aventuras de Guillermo el travieso y, a partir de ahí, fui un lector compulsivo, y dicidí que había llegado el momento de convertir esta pasión amateur en algo profesional.
–Nació en una aldea gallega, en un ambiente, en principio, poco propicio a los libros.
–Sí, en una aldea de 300 personas y 600 vacas, en el campo de la feria de Cerceda. Era el menor de doce hermanos y cuando tenía cinco años mi padre se jubiló, nos fuimos a vivir a A Coruña y ahí empezó mi pasión lectora, al ver a mi padre, enfermo y en la cama, leer.
–¿Por qué Libros del silencio?
–Por unas reflexiones de San Agustín, que, en el siglo IV, vio cómo San Ambrosio, el más sabio de la época, leía un libro en silencio; hasta entonces se leían en alta voz.
–¿Con qué lecturas se queda?
–Los gallegos en lengua castellana: Valle-Inclán, Torrente Ballester, Pardo Bazán o Cela. Y, en poesía, Rosalía de Castro, la cual considero mi madre espiritual literaria. Me apasionan los autores del boom latinoamericanos y la literatura francesa e inglesa del XIX.
–Las pequeñas editoriales brotan como setas pese a la crisis.
–Lo dijo también Carmen Balcells. Brotamos como setas porque estamos ocupando un hueco que las grandes editoriales que sólo buscan los grandes beneficios económicos han dejado vacío. El lector que no se deja influir por las grandes campañas de los grandes grupos editoriales necesita un tipo de literatura que las grandes han abandonado, y ahí estamos las pequeñas.
–¿Hay mucha competencia?
–Entre los pequeños editores hay, sobre todo, camaradería. Si nos juntásemos todos, posiblemente no llegásemos a facturar ni el 30 o el 40% de lo que factura Planeta o Randon House. Hay una amistad razonable entre todos nosotros, sabemos que hay sitio para todos y que tenemos que estar unidos ante la voracidad de los grandes grupos.
–Tuvo de madrina a Maruja Torres, que le dedicó un artículo.
–Me dedicó una columna preciosa. Y otros, como Félix de Azúa, que hizo crítica de dos de los libros. Nos sirven de gran ayuda.
–¿Su próxima apuesta?
–Una edición bilingüe castellano-gallego de la obra completa de Lois Pereiro [al que la Academia Galega dedicará el Día das Letras Galegas de 2011]. No hay nada de él publicado y estoy hablando con su hermano Xosé Manuel para editar no sólo su poesía sino también una novela inacabada que tiene y un ensayo.
*La foto es de Inga Pellisa de 'La Opinión' de La Coruña.
JUAN VERÓN GORMAZ: UN DIÁLOGO

Juan Verón Gormaz (Calatayud, 1960) es compositor e intérprete. Acaba de publicar su quinto álbum, ‘Signos en el tiempo’, que cierra una trilogía, con poemas de José Verón, Mariano Castro y Ángel Guinda.
“‘Signos en el tiempo’ es más fácil de oír”
“Hago una música muy personal
comprometida con la poesía”
Antón CASTRO. Zaragoza
¿Cuáles son las claves ‘Signos en el tiempo’, cómo ha hecho la elección de poemas y canciones?
En 2009, cuando publiqué ‘Itinerario’, ya tenía muy definido el contenido de ‘Signos en el tiempo’, digamos que por exceso: a falta de eliminar canciones sobrantes pues había nada menos que veintidós canciones, unos 75 minutos, con poemas de José Verón y Mariano Castro, además de algunos textos míos e instrumentales. Conforme fuimos perfilando la idea de ‘Signos en el tiempo’ fueron cayendo canciones, unas por no encajar y otras por contar con menos calidad que el resto. Al final dejamos el álbum en 54 minutos.
También ha incorporado a Ángel Guinda, premio de las Letras Aragonesas de 2010.
Sí. Entre tanto seguía componiendo canciones para futuros trabajos; una de ellas, con poema de Ángel Guinda, se la dediqué a Jorge Sánchez Estarelles, un amigo que falleció en 2011, momento en el que decidí insertarla en este disco. El poema es ‘Escribir’, que renombré ‘Escribiré’ para la canción, y que abre precisamente este trabajo, con dieciséis poemas, catorce canciones cantadas y dos instrumentales (una de ellas con recitado de un breve poema).
Si tuviera que explicar la línea, el espíritu o el mensaje de los textos, las letras, ¿qué diría?
En principio no busco una línea específica en la elección de poemas. Busco la calidad y que me inspiren de alguna manera. En el fondo, ha sido como en anteriores trabajos, con la salvedad de que por primera vez he incluido obra no escrita por mi hermano Pepe Verón Gormaz. En 2007 hice una prueba con poemas de Mariano Castro. Recuerdo que el poeta quedó encantado y eso hizo que me plantease la posibilidad de ampliar la procedencia de mis letras, en principio con la poesía del citado Mariano Castro y de Ángel Guinda.
¿Cuál es espíritu de la música: rock, pop, sonidos experimentales?
En general me parece una música muy personal, concretamente en mis últimos trabajos ha sido música comprometida con la poesía a la que se realza. No resulta comercial, ni lo pretendo. Creo que podríamos definirla como ‘Música Veroniana’ o ‘Veronidades’, a veces te lleva al pop, al rock sinfónico, al rock más convencional e incluso recuerda en bastantes ocasiones a la música instrumental de mis primeros trabajos, cercana a la ‘new age’. ‘Signos en el tiempo’ resulta más fácil de oír, más cercano que los discos anteriores.
Voy a insistir un poco más: ¿cómo suena el disco?
Desde mi punto de vista (tal vez subjetivo, aunque espero no serlo), suena intenso, lleno, completo, transmite energía; creo que hasta en las partes más suaves, más lentas, en sus baladas, tiene fuerza, empuje y resulta más coherente, más nítido y más fresco que mis anteriores trabajos, en parte por las composiciones en sí, pero sin olvidar las colaboraciones externas -voces, guitarras y saxos- que creo que están impecables. Yo intento disfrutar con lo que hago, con la composición, con los arreglos, con la adaptación de los poemas. Hay que divertirse, pasarlo bien y también buscar que guste al público, que puedan sentir lo mismo que tú, transmitir mis sentimientos y, sin duda, los que nos cuentan las letras de las canciones.
Por cierto, su familia de creadores ha estado muy presente en todos los discos...
Es cierto. En los dos primeros había fotografías de mi hermano José y en los dos últimos con diseño de su hija Aurora Verón; ella, a su vez, ha contado con mi hija, Clara Verón Mérida, para las ilustraciones de ‘Signos en el tiempo’. Aquí hemos cambiado la fotografía por la ilustración, pero siempre dando importancia a la imagen y prestando mucha atención a la presencia de la carpeta, tanto como a la música y a la poesía.
¿Qué novedades serían las más objetivas del proyecto?
Tanto las colaboraciones, arreglos, trabajo de estudio, como la música en sí, han ido mejorando en cada trabajo, han sido más sutiles, más cuidados, y se nota como la experiencia hace que cada nuevo disco sea más “redondo”, más certero. También destacaría la colaboración de Rodrigo García Melero que hasta ahora no había cantado en los trabajos anteriores y me ha parecido estupendo.
Es un disco repleto de colaboraciones. ¿Cómo ha sido el proceso de gestación y esa labor de equipo?
Las colaboraciones han sido fantásticas. Una labor de mucho trabajo, mucho tiempo, de idas y venidas, de cambios, de decisiones, pero creo que acertadas finalmente. Destacaría las fabulosas guitarras de Javier Morte que interviene en la mayoría de las canciones, además de los saxos de Alejandro Doñágueda y las guitarras de Jesús Larriba. Las voces, en orden alfabético, han sido de Ángel Petisme, Conchi Mérida, José Manuel Bueno, Juan Manuel Lassa, Paco García Domingo, Pedro Elías Domínguez Coll y Rodrigo García Melero. Mano a mano, con Víctor Martín Martínez hemos hecho la producción artística, sonido y mezclas de todas las canciones, además de algunos arreglos. Paco Muñoz (de Estudios 2000) realizó la masterización y también colaboró en la presentación en directo en Calatayud.
También ha pedido ayuda a los amigos mediante el ‘crowdfounding’, ¿no?
Ha sido muy importante la colaboración de un buen puñado de amigos y simpatizantes que lo hicieron a través de ‘crowdfounding’, así como una pequeña subvención del Gobierno de Aragón y de la Diputación de Zaragoza.
ESCOLAR, EL MUNDO Y EL PP
Ignacio Escolar, ex director de Público y activo periodista que dirige ahora eldiario.es, escribe hoy de los sobresueldos que han recibido los altos cargos del PP del famoso Bárcenas. Analiza la información de 'El Mundo' y da algunas claves.
Puede leerse el artículo y ver el enlace con el diario aquí:
http://www.eldiario.es/escolar/voladura-controlada-caso-Barcenas_6_91750828.html
UNA VOLADURA CONTROLADA DEL CASO BÁRCENAS
Por Ignacio ESCOLAR. Director de eldiario.es
El titular que hoy publica El Mundo en su portada es veraz: Bárcenas pagó sobresueldos en negro durante años a parte de la cúpula del PP. El extesorero de los 22 millones en Suiza no solo llevaba la contabilidad “A” del partido, también la “B”: el dinero en billetes de comisiones que manejaba el PP. La información circulaba desde hace años, varios periodistas estábamos detrás de ella y si nadie lo ha publicado antes negro sobre blanco en un titular es porque ningún otro lo hemos podido demostrar. Enhorabuena a El Mundo por la información.
Sin embargo, hay algunos matices llamativos en la versión que publica el periódico de Pedro J. Ramírez que me hacen sospechar. Para empezar, las fechas: si el escándalo es tal y como lo cuentan, gran parte del delito está prescrito. La financiación irregular de los partidos caduca a los cuatro años y, según El Mundo, los sobres con efectivo dejaron de circular justo en 2009. Es decir, hace cuatro años. Ya es casualidad.
La segunda casualidad es que de todos los dirigentes del PP –un partido donde no hay nadie en su cúpula que no tenga al menos quince años de militancia– solo fuesen honestos los que ahora están activos. Nadie tendría que dimitir porque esos “dirigentes” supuestamente sobrecogedores ya no están: Zaplana, Acebes, Arenas, Cascos, Aznar... El Mundo exonera al presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, y también a su actual número dos en el partido: María Dolores de Cospedal. La hoy secretaria general es incluso –según la versión de El Mundo– una honesta heroína que convence a Rajoy de que hay que dejar de hacer el mal y acaba con los sobres. Es eso, según Pedro J., lo que la distancia de Bárcenas: su intachable rectitud moral. Sin embargo, la gran bronca entre Bárcenas y De Cospedal tiene su origen en un conflicto muy distinto: el que la actual secretaria general mantiene con uno de sus predecesores en el cargo, Javier Arenas. Y no está ni mucho menos claro que De Cospedal jamás se beneficiase de esa contabilidad en B. Además, incluso dando por buena esa versión, ¿cómo explicar que el presidente del Gobierno, que lidera el PP desde 2004, permitiese pagos en dinero negro en el partido durante cinco años? ¿Le hace menos culpable la disculpa de que él fuese el único que en teoría no cobró?
En conclusión, la información que hoy da El Mundo es sin duda un pelotazo, pero dudo que esta historia acabe aquí. Con lo que ya sabemos, estamos ante el mayor y más grave caso de corrupción de la historia de la democracia: un escándalo que convierte al partido que hoy gobierna la mayor parte de las instituciones democráticas en una organización corrupta, que de forma sistemática cobró comisiones para repartir los dividendos entre sus dirigentes mes a mes. ¿Cuánto dinero se robó a los españoles para que el que repartía los sobres se pudiese quedar entre los dedos con 22 millones de euros sin que nadie lo notase? Es gravísimo, pero dudo que se acabe aquí. Lo publicado hoy más bien parece una voladura controlada: un intento por anular la capacidad de chantaje de Luis Bárcenas y que sea solo él quien tenga que responder ante la justicia. Tal vez funcione en los tribunales, pero ¿lo aceptará la sociedad?
BERNARDO SÁNCHEZ CUENTA A BORAU

Borau, el travieso
José Luis Borau (Zaragoza, 1929-Madrid, 2012) es uno de los personajes más poliédricos y sabios de la cultura español del último medio siglo. Un personaje que lo hizo casi todo sin voluntad ni vocación de exhaustividad. Le han dedicado biografías Agustín Sánchez Vidal, Carlos Heredero y Luis Martínez de Mingo, entre otros, y él mismo ha escrito a lo largo y a lo ancho de cine, de pintura, de la impregnación del séptimo arte en las palabras de la vida, y ha hecho una literatura valiosa y personal, oblicuamente autobiográfica, que le hizo merecedor del premio Tigre Juan y del Premio de las Letras Aragonesas.
Bernardo Sánchez Salas (Logroño, 1961), otro caballero del cine, estudioso de la figura de su paisano Rafael Azcona, le ha dedicado un libro muy personal: ‘La vida no da para más’ (Ediciones Pigmalión), que se presentó el pasado miércoles en el Aula Magna del Paraninfo, dentro del ciclo ‘La buena estrella’. Es un libro-crónica: un libro que se empieza a redactar en 2007 y que se alimenta de citas, de llamadas telefónicas, de cuestionarios y, también, de una mirada a esas más de 560 cajas –quizá más de 3.000 en realidad- que constituyen ese fondo de armario vital y creativo de un hombre que era “solícito y refunfuñón”, tal como lo define Soledad Puértolas, un personaje barojiano que sostenía que “jugar es una de las cosas más importantes de la vida”. Borau y Sánchez se citaron en Logroño, en Huesca, en Madrid, y el escritor riojano recoge como ha podido “los muchos y diversos Borau que andan por ahí”.
La fascinación por el personaje se remonta, o podría remontarse, a un 6 de noviembre de 1964 cuando Bernardo vio en el gallinero del Teatro Bretón de los Herreros la película ‘Brandy’, el western de Borau, que seguía a su primer proyecto, ‘En el río’, que contiene tantas claves. ‘La vida no da para más’ es una frase literal del actor, director (fue premio Goya por ‘Leo’), productor, guionista, historiador y crítico (empezó en HERALDO) de cine, escritor y unos cuantos empeños más que falleció inmediatamente después de la presentación de este volumen en la SGAE. Bernardo Sánchez recoge varias definiciones y autorretratos del autor de ‘Furtivos’ o ‘El amigo de invierno’. Recuerda que Borau solía decir que la vida es un buñuelo con nada en su interior, o que “la mejor película es aquella en la que no ves nada”. Borau “hubiera preferido ser un tercer hombre, un extraño de sí mismo” y que es “un mudéjar del cine español”, “un proscrito de sí mismo y académico del resto”, y recuerda que empezó así un cuento: “No soy mi tipo”. Otra confesión: “Soy displicente en el terreno de las ideas y afectivo en todo lo demás”.
En páginas sucesivas, Bernardo Sánchez Salas, que estudió en Zaragoza, explica cómo Borau descubrió y cómo vivió el cine en las salas y la mecedora (“la mecedora es el potro de mis sueños”) de su casa, donde se dedicaba a montar y remontar las películas y a recordar a sus amadas Madeleine Carroll, Sylvia Sidney o Deanna (Diana) Durbin, a la que escribió a Hollywood. Recuerda su pasión por Guillermo, los libros que compraba, e incluso dice que barajó titular su libro ‘Borau el travieso’. O ‘Borau, el hombre de la ribera’. Revela que fue un gran jugador de póker, que admiraba mucho al pintor Francis Bacon, y nos guía, con erudición y conocimiento, por las claves de sus películas y de sus libros de narrativa. Por ejemplo, en este volumen lleno de espléndidas fotografías y de detalles entrañables, hay uno muy bonito: recuerda que al joven Borau el portero del cine Doré o Dorado le regaló el programa de mano de ‘Nobleza baturra’. O que Borau le confesaba que “me conozco los muebles del cine español”. Su película favorita era ‘Pasión de los fuertes’ de John Ford, lo cual no deja de ser lógico en un “épico medroso” como él.
Hay una anécdota que revela la personalidad de José Luis Borau, lo mirado o imprevisible que podía llegar a ser. Acude al Museo Reina Sofía y sufre una caída. Y cuenta así su reacción: «¿Y qué me pongo a gritar yo ahora? ¿¡Socorro!? Pensé que no, que estaba muy visto gritar ¡Socorro!, que eso lo grita todo el mundo. Fijaos cómo me salió una especie de deformación profesional. Además, como era el día en que cerraba el museo tampoco me habría escuchado ningún visitante». Así era Borau, “un furtivo de su satisfacción, de sus emociones, de su obra, de su persona”.
GUILLÉN: ARTE, VIDA Y POLÍTICA

RECUERDO DE FERNANDO GUILLÉN DESDE URREA DE GAÉN
[Acaba de fallecer un actor de carácter, áspero y suave a la vez, Fernando Guillén (Barcelona, 1932-Madrid 2013) que pasó algunas temporadas en Urrea de Gaén, Teruel. Su adiós coincide con uno de los periodos más lamentables de la política española.]
Un actor necesario ante la realidad inverosímil
Como en las canciones de Serrat hace de casi todo veinte años, no en vano volvemos a mirar hacia atrás porque a veces resulta insoportable mirar hacia los lados, vivir el presente, y resulta casi inconcebible imaginarse el futuro. Hace veinte años, o quizá algo más, la vida y la aventura nos llevaron a Urrea de Gaén, una localidad del Bajo Aragón, cuna de Pedro Laín, del carlista Cabañero y, en cierto modo, de Alfonso Zapater. La localidad tiene calzadas empinadas que parecen adentrarse, con sus encaladas casas, en una difusa sombra, y tiene una de las iglesias más particulares de Aragón: de planta octogonal, fue concebida por Agustín Sanz y albergó durante un largo siglo un cuadro de Goya, quemado durante la Guerra Civil. La desaparición del cuadro daba para muchas historias, así como los relatos del padre de Laín Entralgo y las prácticas de hipnosis en una casa de la huerta, o el relato de dos maquis que se llamaban ‘Los zapateros’.
Pronto nos contaron casi todas las novedades, pero había una muy reciente que se vivía con cautela, con fascinación y a la vez con respeto. El actor Fernando Guillén pasaba pequeñas temporadas en el pueblo, quizá en la calle del Cochuelo. Guillén, que había llevado a la escena a grandes autores como Albert Camus y que había besado en ‘La saga de los Rius’ a Agatha Lyss, nuestra Marilyn teñida, era un actor de prestigio, popular, y tenía entonces una compañera sentimental en Urrea. Quise saber qué hacía. Me dijeron: “Se sienta al sol y ahí lee y lee. Es sumamente discreto”. Fernando Guillén acaba de morir y deja tras de sí el rastro de una carrera sólida, de una personalidad apasionada, que defendió la libertad, la cultura, la valentía en la escena, y que sabía decir un texto como nadie. Había trabajado con Forqué o con Saura, entre otros. Siempre, sin tapujos, se confesaba “rojo, no simplemente de izquierdas”. Recuperaba una nomenclatura vieja, casi dolorosa. En estos días, de impunidad absoluta, de corrupción mental, de democracia traicionada, su compromiso era toda una declaración de principios. Quizá se haya ido porque no podía aguantar la inverosímil realidad que nos desmadeja a todas horas.
FLOJICO, FLOJICO, POR LUIS ALEGRE
[Luis Alegre, que estuvo en Laluenga conversando con los paisanos y contando historias de cine, de amistad, de pueblos y de fútbol -quería ser santo y delantero centro del Real Zaragoza- publica hoy este artículo sobre aquello 'flojico, flojico, lo tuyo don Luis', y desmiente el lugar común... Arriba Buñuel retratado por Man Ray, abajo una foto de Forqué de su web.]
UNA ANÉCDOTA FALSAMENTE ATRIBUIDA A LUIS BUÑUEL VUELVE A INSINUAR QUE LA ESTRICTA VERDAD, A VECES, ESTÁ MUY SOBREVALORADA.
Otra leyenda aragonesa
Por Luis ALEGRE
La anécdota me la contó, hace muchos años, José Antonio Labordeta. La estrella de la historia era Luis Buñuel. Acababa de estrenar una de sus obras maestras y el mundo se había rendido a su inmenso talento. Un día vino a Zaragoza a ver a su madre. Vivía en el Paseo de la Independencia 29, en el mismo edificio de HERALDO. Entonces, al lado de esa casa, Buñuel se encontró con un antiguo compañero de los jesuitas, al que hacía siglos que no veía. Su amigo le saludó, eufórico: “¡¡Hombre Luis, qué alegría verte¡¡ ¿Pero qué haces por aquí?. Oye, que me he enterado de lo de tu película. Ya la he visto: mu flojica ¿eh?”
José Antonio acabó el relato y se partió de risa conmigo. El chascarrillo era un retrato muy divertido de algunos rasgos que se suelen asociar a la personalidad aragonesa: la simpatía, la “autenticidad”, la franqueza a bocajarro pero cariñosa y esa tendencia irreprimible a quitarle importancia, abaratar o, directamente, despreciar, a las cosas y personas más valiosas que nos rodean. Además, esa historieta nos permitía reírnos de nosotros mismos, algo muy saludable que había que hacer a las primeras de cambio. Al contarla resultaba imprescindible emplear, con la entonación precisa, la expresión “mu flojica”, tan castiza: si en lugar de “mu flojica” se decía “muy floja”, la historia perdía buena parte de su encanto.
La anécdota se jaleó mucho en algunos restringidos ambientes. Pero José Luis Borau me reveló que la figura de ese episodio no era Luis Buñuel sino José María Forqué, el director zaragozano responsable, entre otras muchas películas, de un clásico, “Atraco a las tres”. En una cena, Forqué le dijo a José Luis: “Vuelvo poco a Zaragoza y no sé para qué. El otro día que fui me paró un amigo por la calle para decirme que mi última película era muy mala”.
Una tarde, en una charla, coincidí con Borau y Labordeta. Borau le aclaró al Abuelo que el rey de la anécdota era Forqué. Labordeta se echó a reír: “Ya lo sé, José Luis. Pero es que con Buñuel tiene mucha más gracia”. La travesura de Labordeta me pareció inofensiva y genial. Forqué era un buen cineasta pero no tenía, ni de lejos, el glamour de Buñuel. Si la historia se hubiera contado con Forqué no habría tenido gracia ni alcance, no hubiera quedado. Esa historia funcionaba de maravilla como espejo de algunos de nuestros más cacareados clichés porque su protagonista era alguien tan potente, indiscutible e icónico como Luis Buñuel.
A Borau, niño grande y deslumbrante, le encantaba sobreactuar sus cabreos y fingía que se subía por las paredes si alguien en su presencia contaba la anécdota con Buñuel. Un día le sugerí que si esa historia había triunfado era también porque nos parece muy verosímil que le sucediera a Buñuel, al margen de que realmente le hubiera sucedido o no: la inmensa mayoría de los ilustres aragoneses había sufrido su momento “muflojicaeh?”. Entonces, Borau me dijo: “Ah, ahora que caigo, a mí también me pasó algo parecido. En la cafetería Las Vegas de Zaragoza un señor me preguntó si yo era el productor de `Camada negra´. Cuando le dije que sí, el señor me soltó: `Pues vaya película tan fea´. Y se fue”. Me reí bien a gusto: Borau acababa de reivindicar la grandeza de la anécdota. Es verdad que, en los últimos tiempos, a Borau se le ha celebrado mucho desde las instituciones aragonesas. Pero cómo olvidar algunos pequeños detalles: la crítica tal vez más dura que padeció “Furtivos” –la obra por la que quizá será recordado- se publicó en Zaragoza; José Luis se enteró por casualidad de que le habían dedicado una calle en su ciudad; y “Leo”, con la que ganó el Goya, estuvo a punto de no estrenarse en Zaragoza –él, incluso, se mostró dispuesto a alquilar la sala- y, cuando lo hizo en un cine próximo a la calle de la infancia de Borau, no fue a verla casi nadie.
Yo, por descontado, sigo recreando la historia con Buñuel, aunque, como tributo a Forqué y a Borau, la completo con sus propias anécdotas. A veces desvirtúo la narración por mi cuenta y en lugar de con “Muy flojica, ¿eh?” la acabo con un “Muy flojico lo suyo, don Luis”. Incluso, entre mis amigos, llamamos “muyflojicodonluisismo” al síndrome vinculado a ese chascarrillo, primo hermano, por cierto, del “paquetantismo”: “¡¡ Pa qué tanto¡¡” es lo que exclamó el tío Romualdo de Alloza cuando Joaquín Carbonell le presentó en el pueblo a Miguel Pardeza y se dedicó a enumerar los múltiples méritos del futbolista.
En Aragón no somos los únicos entusiastas de esa especie de chovinismo inverso que, sin estar reñido con la exaltación desaforada de muchas de nuestras cosas, resulta muy llamativo. El vicio está muy pegado, en general, a la idiosincrasia española y de otros muchos lugares. Lo que ocurre es que esa displicencia hacia la excelencia, ese afán por bajar los humos y poner los pies en la tierra y esa cercanía desmitificadora parecen enquistados en un lugar donde somos tan pocos, en el que buena parte tenemos raíces en un pueblo y donde resulta tan fácil reconocernos las costuras. Agustín Sánchez Vidal lo clavó cuando una vez me dijo: “En Zaragoza se piensa que no puede ser realmente importante alguien a quien te puedas encontrar en cualquier momento por el Paseo de la Independencia”.
La historia maquillada originalmente por José Antonio Labordeta insinúa una vez más que las mentiras o las medias verdades no solo pueden ser más emocionantes y divertidas que la estricta verdad sino, también, más esenciales, más hondas, más poderosas, más sugerentes, más de verdad. Y, sobre todo, pueden provocar en mucha mayor medida la identificación de la gente. Esa es la raíz de los mitos, de las leyendas, de la ficción. John Ford lo deslizaba en “El hombre que mató a Liberty Valance”: “Cuando la leyenda supera a la realidad, publica la leyenda”. Qué nos van a contar en Aragón, la tierra de La Dolores de Calatayud, Los amantes de Teruel y la mismísima Virgen del Pilar.
IGUARBE, L. SALESAS Y EL SALTERIO

[José Ignacio Iguarbe es fotógrafo. Un día, durante un viaje al Altoaragón, conoció a Luis Salesa, que acababa de reconstruir un salterio. Le hizo un amplio reportaje: las fotos, con este texto, han merecido el segundo premio de fotografía etnográfica convocado por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, dotado con 2.000 euros. Aquí está una foto y el texto de José Ignacio.]
EL SALTERIO. MÁGICO SONIDO DEL ALTO ARAGÓN
Por José Ignacio Iguarbe
Cada vez es mas habitual en el Pirineo Aragonés, escuchar el mágico sonido del Salterio acompañando al Chiflo, antiquísimo instrumento que solo podíamos contemplar en el Museo Diocesano de Jaca. Este instrumento procede de la Cofradía de Santa Orosia. El otro de los salterios existentes se encuentra en la localidad de Yebra de Basa, su propietario es un particular, el instrumento no se usa debido a su antigüedad.
Luis Salesa es una persona muy implicada tanto en la recuperación de instrumentos como en las más puras tradiciones musicales de esta Zona del Alto Aragón. A Luis debemos la recuperación de este antiquísimo instrumento del que ya hay referencia en uno de los capiteles de la Catedral de Jaca, este capitel románico, estuvo ubicado en la puerta sur de la catedral y se le conoce como ‘Los instrumentos del Rey David’, en la actualidad se expone el Museo Diocesano de Jaca.
Sin ejemplares de salterio, ni artesanos que lo fabricasen, dejo de oírse ese sonido mágico, que durante siglos acompaño los grandes y solemnes momentos de esta zona de La Jacetania. Luis Salesa solicitó al Museo Diocesano de Jaca, le permitiesen estudiar e incluso radiografiar el único salterio que existía, para poder reproducirlo, para ello se hicieron planos se comprobaron los diferentes tipos de madera que lo componen, recurrió a la memoria de los mas mayores para obtener todo tipo de información que le permitiera que el Salterio en forma y sonido fuera igual al de antaño. El mayor merito de este luthier, sin lugar a dudas es su gran pasión por lo auténticamente tradicional.
El Sonido de los nuevos Salterios acompañando al Chiflo siguen emocionando a los Jacetanos, como lo hicieran hace siglos, en la procesión de Santa Orosia, cada 25 de junio por la calles de Jaca, dando ritmo a palos y castañuelas, consiguiendo que el corazón de este pueblo altoaragonés lata al unísono.
El salterio, confeccionado con diferentes maderas, tiene forma trapezoidal y simétrica con entrantes curvilíneos en los laterales. La parte trasera y la delantera son planas. En la delantera observamos dos orificios circulares más o menos decorados que permiten la resonancia. Seis cuerdas de tripa de algún animal, que se tensan y afinan con otras tantas clavijas situadas en la parte superior del instrumento, dos piezas semicilíndricas macizas sirven de protección a los clavijeros, encima de cada cuerda se coloca una grapa clavada al puente superior. Para estas decoraciones Luís, hace uso de dibujos con formas geométricas inspirados en la más pura tradición, o relieves tomados de la naturaleza con formas vegetales.
La forma en que se hace sonar el salterio en el Alto Aragón es sujetándolo al cuerpo entre el antebrazo y el costado mediante una o dos correas de cuero sujetas a la parte trasera del instrumento, quedando la mano derecha libre para tocar el chiflo, y con la izquierda se golpean la cuerdas del salterio con un batiente fino de unos 40 centímetros de largo.
Los diferentes estudiosos musicales no se ponen de acuerdo a la hora de clasificar este instrumento. Unos lo catalogan como instrumento de percusión mientras que otros creen que por sus orígenes podría considerarse dentro de la familia de los instrumentos de cuerda, ya que posee afinación y la posibilidad de cambio de tonalidad. Existen otros instrumentos de la misma familia que se hacen sonar de forma melódica, tocados con un arco o con pequeñas baquetas golpeando las cuerdas como un xilófono.
Luis Salesa consiguió recuperar el Salterio y al artesano, ambos ya extinguidos.
DAVID MAYOR: DOS POEMAS
DAVID MAYOR: DOS POEMAS DE '31 POEMAS' (PRE-TEXTOS)
[David Mayor es poeta y profesor de filosofía. Dentro de unas semanas publicará en Pre-Textos un nuevo poemario: ’31 poemas’, textos que tienen esa concentración tan particular suya, esa intensidad despaciosa, la fluidez de la contención, la mirada que hermosea en el tiempo, la herida del amor... He aquí dos poemas.]
FERIA DEL LIBRO
Te preguntas qué ocurrirá
cuando acaben los libros.
El día, la fecha, el lugar.
E imaginas un galgo detenido
en un descampado,
a un mortal en la guerra de Troya,
a un quijote
en busca de trabajo.
INSOMNIO
A mi cuerpo le falta el tuyo,
el tiempo que me falta es el tiempo que tardas
en llamarme.
La culpa es esta noche ártica sin cristal
que la contenga ni bebida rabiosa.
Ni un beso te di.
*La primera foto de Willy Ronis la he tomado de aquí.
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-6f40d5a7563ea15335d1ddcabbb991db.jpg
Y la seguna de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-0d93b51df1216fc24389fdba8e7dfa7e.png
UN CUENTO DE RAIMUNDO LOZANO
[Este próximo jueves 24, a las 19.30, en la Biblioteca de Aragón, Raimundo Lozano presenta su nuevo libro: ‘Historias de siempre’ (Corona del Sur, Málaga), en compañía de Fernando Gracia y Berta Lombán, que leerán algunos de estos cuentos, recuerdos, impresiones y retratos de amigos. Raimundo Lozano Vellosillo, soriano afincado en Zaragoza desde hace muchos años y enamorado de Galicia y de sus autores, ha publicado más de 50 libros de poesía, relato corto, recuerdos y cuentos infantiles, y ha estado muy vinculado a amigos como Fermín Otín Traid, Guillermo Gúdel, Rosa María Aranda, etc. Colabora asiduamente en ‘Heraldo de Soria’.]
He aquí uno de sus textos: ‘Baltasara’, el retrato de una comadrona.
BALTASARA
De ’Historias de siempre’. Raimundo LOZANO. Corona del Sur
No pocos de los que vinieron a este mundo donde yo nací, antes o después ya duermen debajo de la tierra.
Excepto media docena que, como yo, dejó Torrubia de ser nuestra residencia.
Inolvidable Baltasara, la tiá Baltasara, como solíamos llamarla. A las que eran de la familia se les llamaba tía, y tiá a las que no lo eran. Con la denominación de Don solo lo era el cura y el maestro, y señor al secretario.
Baltasara era muy trabajadora, y honrada, o parecía serlo. Mujer imprescindible entonces, dado que no había en el pueblo médico ni farmacéutico, ni siquiera practicante. Ella era quien suplía estas carencias.
No importaba que lloviese torrencialmente, o que cayesen aquellas nevadas que dificultaban el paso para ir de una casa a otra casa, a la iglesia a la fuente por agua. Vieja ya, como era, sin embargo nunca rebabla.
No poseía título de enfermera, menos aún de comadrona, mas ella sabía perfectamente cómo ayudar a salir del vientre de su madre aquello que podía serniño o niña.
Mi madre me tenía contado muchas veces como vine yo al mundo, a este mundo. De madrugada, un día de enero, con más de un metro de nieve helada, con veredas que había hecho algunos hombres para ir de una casa a la otra, a la iglesia, al abrevadero y a la fuente.
Nunca faltaba a los actos religiosos, algo beata que era. No hablaba mal de nadie, el odio y el rencor no iban con ella.
Solía rezar mucho, con frecuencia por lo bajo y por lo alto según exigiese la ceremonia. Y nunca pedía nada. Si acaso, un desayuno o una cena si era necesaria su presencia. Pues,como no había ni médico ni farmacia a ella se recurría para aplicar algún remedio. Por eso sabía más que nadie todos los entresijos que había en cada casa, en cada familia. Mas ella nunca decía nada. Excepto si podía mediar en el asunto, pues sabido es los enfrentamientos que había en no pocas familias. Los más frecuentes, por aquellos de las herencias, pues siempre había hijos egoístas que pretendían ser los herederos, llevarse de herencia más que los otros hermanos.
Falleció un día de febrero, mas yo no pude estar en su entierro. La distancia no me lo permitía. Y bien que lo sentí.
Me quedé con las ganas de acompañarla en aquel su último viaje.Incluso de llevar algún momento su cuerpo ya sin vida metido en una caja de madera. Como un muerto cualquiera.
Creo que el cura se explayó hablando y rezando en aquellos difíciles momentos. Y bien contestado, dado que era muy querida por todos, familiares y no familiares. Yo también, aunque lejos recé un padrenuestro y una salve en su recuerdo.
Creo que ya hacía varios meses que dejara de ser imprescindible, debido a la llegada de una practicante y una enfermera, ambos titulados.
Ganas tengo de rezarle hoy, mas ya sé que de nada le serviría a ella. Deseos no me faltan. Cuando menos, ahí van mis recuerdos, Baltasara.
PECKER Y 'COMERCIAL': UN DIÁLOGO
ENTREVISTA. Raúl Usieto (Huesca, 1973) es Pecker. Reside en Nueno, Huesca, y publica un nuevo álbum: ‘Comercial’ (Warner Music), que tiene lo que le gusta: variedad musical, ritmo, frescura, embrujo y amor a la vida.
“El amor es infinito y mueve el mundo”
¿Qué pasa por su cabeza cuando prepara un disco, qué busca?
En realidad no suelo escribir discos sino canciones. Entiendo que hay gente que piensa en un concepto y comienza a desarrollar un montón de canciones alrededor de él para concluirlas en un álbum. Tal vez por eso se me considere un autor muy ecléctico, porque cada tema para mí es un mundo independiente. A veces surge de una sensación o estado anímico, otras me lo sugiere el libro o película que me acompaña, en alguna ocasión las noticias me dan una idea y muchas otras simplemente aparece en mi cabeza una frase que me gusta y ella me lleva a más.
¿Quiere ser ‘Comercial’ su disco más comercial, o el más indie, el más festivo?
Si un producto es o no “comercial” lo decide el público con su acción de elegir. Lo que ocurre es que además, el término está unido directamente a una idea de género en contraposición con esa cosa llamada ‘indie’ (que también se puede leer como un estilo musical o como una manera de trabajar). Desde luego que mi modo es el más ‘indie’, pero mi sonido es pop entendido de un modo muy amplio. Y llamar a mi nuevo trabajo ‘Comercial’ es sobre todo una provocación.
Hay un tema dominante: eso que llamaríamos la introspección. ¿Qué conflicto tiene de identidad, dicho sea con algo de humor?
Conmigo mismo tengo muchos conflictos, pero mejor me los callo no vaya a ser que exteriorizándolos los solucione y me quede vacío para poder seguir escribiendo. Hace casi 20 años hice mi primera exposición de fotografía en Valencia y se tituló ‘Mirada introspectiva’. Eran autorretratos tratados con mucho humor e ironía. Desde entonces arrastro esa necesidad de entenderme.
Dice que se multiplica por mil y a la vez proclama sus errores... ¿En qué se ha equivocado?
Multiplicarse por mil da fuerza y seguridad en uno mismo en esos momentos difíciles o delicados. La vida es un reto continuo y a veces cuesta enfrentarse a según qué cosas, porque uno es lo que intenta ser, pero también aquello que no ha podido escoger. Y por supuesto me equivoco, como todo el mundo, en muchas cosas, pero ya se sabe que de los errores se aprende.
¿Es ‘Todas esas cosas’ su mejor autorretrato?
Todas las canciones de algún modo son autorretratos, aunque quizá en ésta me haya sincerado más de lo habitual. Normalmente prefiero que las canciones queden libres de las connotaciones del autor y sean interpretadas por quien las escucha, pero ahí voy. Soy piscis y, no sé si tiene que ver o no, tengo al menos dos caras; tampoco diría que una es buena y otra es mala, simplemente las tengo. Reparto besos y en ocasiones tiro bombas y simplemente lo advierto para que no haya sorpresas.
¿En qué cree que debe ser más radical? Cito otra canción.
Creo que tengo un carácter poco combativo y suelo echar en falta la radicalidad en general en cualquier cosa. Me gustaría poder ser más borde, a veces, más claro y directo. Peco de cordial aunque no se merezca.
Se manifiesta contra la banalidad. ¿También lo hace contra la corrupción y la manipulación?
El primer single de mi nuevo disco se llama ‘No (Todo lo que no)’ y es precisamente un canto contra las manipulaciones políticas y sociales de los poderosos de la tele, solo que está dibujado metafóricamente como casi una relación de pareja.
¿De cuántas formas puede cantar Pecker al amor?
El amor es infinito. El amor mueve el mundo. El amor a tu pareja, a tu hijo, a tu familia, a tus amigos, a las buenas historias, a la naturaleza, al dinero, a los placeres de la vida, a la vida, a la música, a uno mismo, a un concepto x, a un dios, a un ídolo. Eso sí, entendido el amor como sí mismo y su contrario, el odio. Allí se esconden en realidad todos los temas.
¿Cuál es para usted el sueño: el amor o la vida?
La felicidad de encontrar el amor en la vida. Ese es el sueño perfecto que debería tener cualquiera. No querría despertar de un buen sueño. De las pequeñas imperfecciones que hacen que lo perfecto sea genial. De ser feliz con lo que hago en compañía de María y Lucas, mi mujer y mi hijo...
El disco, como todos los tuyos, tiene melodías frescas y pegadizas, bonitos estribillos, invita a bailar, tiene textos sorprendentes y ágiles... ¿Cómo se plantea todo esto?
Muchas gracias. Me lo planteo desde el egoísmo. Lo primero de todo es que lo que hago me tiene que gustar a mí; lo normal. Y después viene ese lado del “qué les parecerá a los demás”. Me gusta hacer disfrutar a la gente, quizá es “mi sintomática afición por agradar” e intento que las canciones estén llenas de optimismo aunque la historia que cuente sea grave.
¿Qué debe tener para usted una canción?
Debe tener gancho. Lo difícil es saber cómo conseguir ese gancho, puede llegar en forma de melodía adhesiva, de frase cautivadora, de un instrumento hipnótico que seduce o de un ritmo canalla que te invita a bailar. No se sabe. Y menos mal, porque sería aburrido que todas las canciones del mundo fueran increíbles, ¿no? Ya no tendría gracia, porque debe haber algo malo para apreciar como es debido algo bueno.
Hablemos de estilos...
El estilo me preocupa en su justa medida. Desde muy pequeño me ha gustado un abanico muy amplio de estilos musicales: el pop, el hip hop, el punk, el rock, la electrónica. Me pasa en muchas ocasiones que escucho algo y pienso “ostras, yo quiero hacer algo así”, quiero ser Beck, George Harrison, Adam Yautch (el recientemente fallecido MC de los Beastie Boys), el bajista de Standstill o la chica de The XX, quiero ser Tom Waits y Jim Jarmush, o Stuart Price de Les Rythmes Digitales. Por eso, cuando escribo canciones, a veces me voy más en una dirección y otras en su opuesta, y para eso estoy yo, para intentar unirlo todo en un mismo sonido, mi sonido.
¿Qué le debe a Los Beatles?
Les debo sobretodo la pasión por la melodía de la voz. Les debo esa importancia primordial de la canción por encima de la producción.
¿Qué relación tiene con su voz?
Con mi voz digamos que me apaño. No me considero cantante, sólo intento escribir buenas canciones y, de paso, voy yo y las canto.
¿Cómo se vive la música y la pertenencia a la industria desde Nueno?
De maravilla. Con internet ahora todo es muy fácil. Me siento directamente conectado con el mundo, con la industria, y sobre todo con la gente que disfruta escuchando mi música a través de las redes sociales. Es genial. Tengo el estudio aquí, grabo aquí y paseo por aquí. Y si me requieren en algún lugar, pues allá que voy. Ahora regreso de Casablanca...
¿Cuáles han sido los tres discos de 2012 que más le han gustado?
‘In our heads’ de Hot Chip. ‘O amor é uma religiao’ de Paulo Carvalho. Y ‘Coexist’ de The XX.
*Esta entrevista con el cantante oscense se publicó ayer en Heraldo.es
MIGUEL MENA: ESPAÑA 1982

La violenta España de Naranjito
Miguel Mena publica la novela ‘Todas las miradas del mundo’, que transcurre en 1982, entre el terrorismo, el fútbol y la colza [La foto es de Vicente Almazán]
Miguel Mena (Madrid, 1959) había creado al inspector Luis Mainar en su novela ‘Días sin tregua’ (Destino, 2008). Allí, aquel hombre borrascoso y contradictorio, con cicatrices como marido y como padre de una niña discapacitada, tenía la misión de resolver el secuestro de Enrique Castro González, ‘Quini’. Ahora, tras la publicación de la novela juvenil, ‘Alerta Bécquer’ (Alba, 2010), Miguel Mena publica ‘Todas las miradas del mundo’ (Suma de Letras), otra narración con su inspector madrileño Luis Mainar, al que reclaman en Málaga porque se ha producido una desaparición en la delegación neozelandesa de la selección de fútbol que juega en Málaga.
Se celebra en Mundial de España de 1982, el Mundial de Naranjito y ocurren otras muchas cosas: la violencia casi indiscriminada de la ETA y de los restos del fascismo emparentado con el franquismo, la tensión de la Guerra Fría y la terrible tragedia de la colza. Todo ello lo desmenuza el escritor a través de un puñado de historias que se entreveran y que avanzan con nitidez: unos jóvenes fascistas dispuestos a quemar vehículos, un disidente soviético que participa de una conspiración bien orquestada, unos quinquis de poca monta, tres terroristas que están dispuestos a disparar un tiro en la nuca o hacer saltar por los aires lo que haga falta mientras por las noches leen las frases de Che Guevara, que abogan por la necesidad del odio. Al fondo, también está la contaminación por aceite de colza, que afecta a la hija del comisario Navas, profesora en Soria.
Esas historias se van engarzando con transparencia y un ritmo tan cadencioso como inapelable: Miguel Mena, partidario de una literatura popular, compone una narración muy sólida, de atmósfera negra, de denuncia y con algunos atisbos románticos, en la que cobra una especial importancia Julia o Julie, una mujer de Salamanca que se casó en Nueva Zelanda y que hace de traductora de la delegación. Quizá sea el personaje más prometedor y luminoso, el más cómplice del investigador, que asiste a varios choques por exigencias de su trabajo.
El escritor y locutor –que está a punto de celebrar sus treinta años trabajando en Radio Zaragoza-Cadena Ser, en programa musicales, luego en ‘Estudio de Guardia’ y ahora a ‘A vivir Aragón’- se documenta con exhaustividad, capta numerosos detalles inadvertidos, y aquí se rastrea un historia coral y una modesta memoria de un mundo con muchos conflictos. Dentro de este friso de agitación está el Campeonato del Mundo, sus aficionados revoltosos y otras muchas expectativas: en Málaga jugaba el gran Brasil de Zico y Sócrates, que sería eliminado por la Italia de Rossi y Bruno Conti, Rusia, Escocia y Nueva Zelanda.
‘Todas las miradas del mundo’ está dedicado a Félix Romeo, “maestro, amigo y hermano”, que leyó el manuscrito y le hizo, cómo no, apostillas y sugerencias. De argumento realista, que transcurre en distintos lugares, la novela huele a verdad y a escalofrío con ese latido amargo del terrorismo. Más que amargo, terrible, insoportable. Miguel Mena siempre cuenta cuánto le impactó el libro ‘Vidas rotas’ del aragonés Rogelio Alonso, una crónica minuciosa de todos los crímenes de ETA. A veces, muchas veces, ni en la vida, ni en el amor ni en la amistad “gana el que juega más bonito”. Entonces y ahora había demasiada gente dispuesta a sembrar las diversas suertes de la desdicha.
Todas las miradas del mundo. Miguel Mena. Suma de Letras. Madrid, 2013. 314 páginas.
'POLVO EN EL NEÓN': CASTÁN Y LEYVA
[Adolfo López Chocarro, librero y apasionado de las nuevas tecnologías, un gran lector, comenta la novela de carretera, más bien relato largo, de Carlos Castán, ilustrado con fotos de Dominique Leyva. He aquí aquí su reseña, que me acaba de mandar el editor y narrador Óscar Sipán.]
Polvo en el neón
['Polvo en el neón'. Carlos Castán. Fotografías de Dominique Leyva. Tropo. Huesca, 2012.]
ADOLFO LÓPEZ CHOCARRO. Librería Zubieta, de San Sebastián.
El movimiento no es sinónimo de acción, la vida puede ser una cinta estática, ratas de laboratorio en experimentos olvidados. Pero el engañarse, la sensación de huida, y aquí tenemos un clásico: el viaje y su mística. "Conducir por cualquier carretera sin excesivas ganas de llegar a puerto puede ser en sí todo un destino". Ya tenemos la puerta abierta, primera frase y Quinn y Jessica, marido adúltero y amante, un coche disparado adelantando camiones, un motel. No hace falta ni apuntar los futuros escenarios de esa América profunda, y tanto. Y desde aquí el despliegue, como atrapar una vida y meterla en la batidora abierta, y ver saltar la sangre y la inmundicia por toda la habitación, solo hay que saber esperar para ver lo repleto que está el vacío.
Apoyado en una no siempre potente, pero si alejada de mitificaciones, obra fotográfica de Dominique Leyva, Castán, sin ternuras de arranque, sin perfecciones estilísticas ni grandes diálogos, pero con una bella melancolía lírica en las descripciones de esta prosa limpia, se va a dedicar pacientemente a buscar un equilibrio entre la dureza de estos personajes perdidos o anhelantes, y la sensibilidad que irá cuajando poco a poco el texto en torno a la soledad, los trenes que se pierden, el vacío eterno, nuestras incoherencias, egoísmos y brutalidades, pero sobre todo el amor y sus aledaños, de su tenencia y ausencia, del significado de la fidelidad y la traición. Sí, esta carretera está hecha de soledad y amor, del yo y el otro y el camino, de la irremediable sensación de la imposibilidad de ser, estar o padecer. Pero no, no será una frialdad carveriana, de golpe seco. Como dice Antón Castro, Castán "nos deja doloridos", porque nos va moliendo poco a poco, y de pronto uno se encuentra repleto de sentimientos sangrantes ajenos como propios, enternecido, tirado en "una casilla vacía, el rincón más hueco del mundo" pensando que todo "habría sido perfecto sino fuese por el puto amor que todo lo acaba ensuciando con su ternura" y encadenándonos a "toda esa confusión de proyectos, facturas y violines" en que acaba todo.
Y sin embargo allá, al final del camino, en la derrota nuestra de cada día, seguimos esperando esa llamada, esa imposible llamada telefónica que nos salve, a pesar de haberla traicionado tantas y tantas veces respondiéndola, porque seguimos sin tener absolutamente ni idea de qué hacer con nuestra vida en derrumbe.
Maldito Carlos Castán, este artefacto duele.
http://www.graniteandrainbow.com/wp-content/uploads/2013/01/GR22.pdf
GIL NOVALES Y HUESCA

[Ramón Gil Novales acaba de ser nombrado Hijo Predilecto de Huesca. Leyó esta declaración de amor a la ciudad de su memoria, que me envía muy afectuosamente Amparo Martí.]
Yo nací en Huesca en una calle a medio hacer. Cabestany era un apéndice lateral del rey de los paseos de entonces: el Paseo de la Estación que descendía espacioso, poco frecuentado, salvo por parejas de enamorados que se encaminaban hacia la soledad del Banco Azul, apenas turbado por el pitido de alguna locomotora en maniobras o por la corneta del cuartel al atardecer, esplendoroso en su mediodía, con sus bancos de piedra y su cortina vegetal. Yo lo retengo como la cima de libertad en mi infancia.
De ahí partía la calle Cabestany, modesta desde su inicio: un almacén de maderas frontero a un viejo caserón de dudosa armonía. Después corría un tramo con trazo propio hasta que el racimo de casas lo detenía una inmensa huerta que lo dejaba con olor a fruta en la desierta plaza de Santa Clara. Desierta a excepción de finales de noviembre cuando envuelta en gasas de neblina se aposentaba la feria de ganado y todo era chalaneo, apretón de manos y trasiego de billetera a fajos. Terminaba la jornada en el decaído Teatro Odeón, a rebosar de ganaderos que seguían con asombrada atención alguna inevitable obra de don Jacinto Benavente.
Terca, tozudamente, toda mi obra está poblada de ecos oscenses y ya desde muy temprano, en ficción madrugadora, aparece un personaje que en un atardecer de mayo se adentró para siempre en la antigua y diminuta ciudad, agazapada en un llano, al pie de la sierra, con sus calles polvorientas y su población de hortelanos, comerciantes y empleados, con su universidad de fundación y nombre romanos, con su ensimismamiento, lejanía y solera.
De esos ecos hay uno que me dejó largo pesar: la Guerra Civil. De repente, la muerte en su faceta más desgarrada, la población azuzada por el pánico, su voluntad en andrajos. Y a la salida de la infancia, el Bachillerato en el Instituto “Ramón y Cajal”. He recorrido los anchos pasillos de la Normal, ahora acallado el alboroto de los desafíos con pelota de trapo, pero con la misma claridad de esa luz de puñado tan oscense. Y por supuesto, rostros, voces y gestos renacidos en recoleta procesión. Guardo como mayúscula novedad de aquella etapa el magisterio de unos pocos profesores que nos reveló, en prudente entendimiento, un mundo en libertad, cívico y fraterno, que aventuró un porvenir risueño en esos inciertos días.
Mientras tanto, frente a la monotonía provinciana, el ritual del paseo con los amigos, los tanteos sentimentales, el cine como válvula de escape, las primeras lecturas, las clases particulares en verano, en concreto la de latín, que sitúo como pretexto de este párrafo:
“Por ese lado la ciudad se deja caer en un desgobierno de callecitas, costanillas y plazuelas, amparadas en la noche por algunas bombillas que semejan ahorcados. En planos sucesivos trepan a pequeños brincos hasta la gran plaza, donde una catedral gótica, de campanario desmochado, abre el ojo de su gran reloj”.
Dejé Huesca sin saber que la historia de un hombre es un largo rodeo alrededor de su casa, como está escrito. He vuelto, siempre he vuelto en busca de manantial inspirador, de asidero contra la ventisca de los años. Huesca se me hizo mayor a zancadas, por decenios, hasta que de pronto se mostró entera; había roto el asedio hortelano –aún perdura el olor a albahaca- y con el aporte demográfico de la comarca se había consolidado como ciudad abierta, suficiente en todo lo nuevo. Quedan retazos de campo en el parque municipal y siseo de pinos en la ermita de San Jorge para alborozo y sosiego.
Ahora la veo risueña, cordial, parlanchina en sus aceras, con ese humor que roza el absurdo y un punto entre curiosa y coqueta. El viento de la sierra con sus sabores, la luz azulada del cosido de los montes, el esplendoroso incendio de sus atardeceres, la hoya de fronteras sin líneas, cópula de cielo y tierra ocre, son incitaciones para la sensibilidad de quien ha crecido al costado de tanta excelencia.
Por último quiero agradecer hondamente a esta corporación, a quienes me eligieron y a quienes me votaron, la nominación de Hijo Predilecto de Huesca, honor que me emparenta todavía más con mis viejas raíces. Agradezco así mismo este acto que depara un íntimo tú a tú con la memoria de mi ciudad.
Ramón Gil Novales, 22 de Enero de 2013
Esta foto tan sugerente es del maestro de fotos y retratos Pedro Etura.
PEPE MELERO, HOY EN MADRID
‘ESCRITORES Y ESCRITURAS’ DE PEPE MELERO,
HOY EN MADRID, EN LA LIBRERÍA ALBERTI
Esta tarde, en la librería Alberti de Madrid (Tutor 57), José Luis Melero presentará su libro ‘Escritores y escrituras’ (Xordica) en compañía del escritor Jesús Marchamalo. Pepe Melero estará muy bien acompañado de muchos de sus amigos y admiradores madrileños y de algunos que vienen desde más lejos como el entusiasta Elías Moro Cuéllar, que hará el viaje desde Mérida. Dice Pepe acerca del libro: “En esto de la literatura apenas he hecho otra cosas que tratar de dar voz a los que no la tienen, devolver el rostro a los desfigurados y resucitar cadáveres. De tanto lidiar con fantasmas me temo que voy a acabar convirtiéndome en uno de ellos”. ‘Escritores y escrituras’, que ha sido elogiado por muchos autores y críticos- recoge 119 artículos que aparecen todos los jueves en ‘Artes & Letras’ de Heraldo de Aragón. Podría considerarse la segunda parte de ‘La vida de los libros’, o más bien una continuación de ese proyecto.
ARTISTAS DE MONSTRUOS EN EL ECAD
David Vela, Ángel Laín y CSViñuales, en una foto de Vicente Almazán.
ARTE
El lenguaje de las bestias
Cuatro artistas - David Vela, Óscar Sanmartín Vargas, CSViñuales y Ángel Laín- interpretan el bestiario fantástico en ‘Portentos, Ostentos, Monstruos y Prodigios’ en Espacio Adolfo Domínguez
Sin hacer mucho ruido y en un lugar muy especial, con alusión a las murallas y a las piedras antiguas de la ciudad, en Puerta Cinegia existe un Espacio Cultural Adolfo Domínguez muy activo y constante en su programación artística. Desde hace unos días se expone una muestra colectiva que combina diversos formatos y técnicas de artistas muy distintos - David Vela, Óscar Sanmartín Vargas, CSViñuales y Ángel Laín- que han trabajado sobre ‘Portentos, Ostentos, Monstruos y Prodigios’, obras inspiradas en las ‘Etimologías’ de Isidoro de Sevilla, quien escribió: “El portento no se realiza en contra de la naturaleza conocida. Y se conocen con el nombre de portentos, ostentos, monstruos y prodigios, porque anuncian (portendere), manifiestan (ostendere), muestran (mostrare) y predicen (praedicare) algo futuro”.
David Vela es un ilustrador, pintor y humorista gráfico, galardonado en distintos certámenes y vinculado a la obra de Ramón Gómez de la Serna, al que ha ilustrado en varias ocasiones, tanto sus greguerías, como sus bestiarios o sus sirenas. Aquí presenta varias series de témperas: una interpretación de ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis’, en una de las piezas sustituye el tradicional caballo por la bicicleta; un conjunto de figuras (la sirena, el cíclope, la esfinge...) o el apartado ‘El fin del mundo’, más épico. El trabajo de David Vela está caracterizado por la presencia de figuras, un gran sentido del color y de la composición, la huella narrativa y el uso de la ironía y el humor, a menudo auténticamente humor negro. Destaca su aproximación al universo de la guerra, donde se percibe el silencio, la desolación y las huellas de la barbarie. Cierra su apartado con un espectacular ‘Juego de la Oca’.
Óscar Sanmartín Vargas, ilustrador y diseñador, es el alma gráfica del sello Tropo editores, pero además hace composiciones escultóricas muy originales, como se ve aquí en dos de sus dioramas: uno de ellos evoca el mundo del circo y otro el universo latino, como ocurre en esa inscripción SPQR que era el emblema de las legiones romanas, cuya traducción sería «Senado y Pueblo Romano». Además, Sanmartín expone algunos de sus dibujos, que tiene algo de secuencias narrativas, de esos monstruos con extrañas cabezas que evocan un mundo intemporal, de inquietud y sombra, y los bestiarios fabulosos y decrépitos del grabador José Hernández.
CSViñuales es diseñadora gráfica y una pintora muy expresiva que trabaja, muy especialmente, los paisajes tempestuosos y enérgicos. Aquí son casi todos marinas, pero no marinas amables o suaves, sino más bien violentas. Bajo el oleaje o la oscilación de las mareas, en ocasiones, parecen asomar criaturas terribles o no tan terribles, peces informes, peces sugeridos, saurios. Monstruos. Y entre sus animales, en uno de los cuadros más vigorosos, parece intuirse un toro que se desmelena.
Ángel Laín, pintor y escultor y experto en maquillaje, combina el dibujo con las esculturas y con la instalación. Por ejemplo, es muy atractivo ese montaje de un tarot sobre arpillera distribuido sobre una columna y resuelto con dibujos muy originales, emparentados con esas deslumbrantes esculturas móviles de figuras y símbolos que cuelgan del techo como pájaros gigantescos. Impacta la instalación ‘Troceadora’, o guillotina, y la videoinstalación ‘Holocausto vegetal’, de aroma apocalíptico.
La exposición es muy sugerente y variada. Fluctúa entre la imaginación, la fantasía, el horror y la deformación. Y por supuesto no es ajena a la inquietud ni a la belleza. Es la primera muestra del año. El Espacio Cultural Adolfo Domínguez (ECAD) es un lugar acogedor y evocador, y cuenta con la coordinación del poeta y pintor Eugenio Mateo, quien, día a día, ensancha sus propuestas y da cabida a todo: a pintura, escultura, fotografía, grabado, o ahora a esta colectiva tan llena de matices.
Óscar Sanmartín Vargas por Vicente Almazán.
‘Portentos, Ostentos, Monstruos y Prodigios’. David Vela, CSViñules, Óscar Sanmartín y Ángel Laín. Espacio Cultural Adolfo Domínguez (ECAD). Hasta el tres de febrero. [Las fotos de David Vela, 'El Juego de la Oca', y el Tarot de Ángel Laín, las he tomado del blog del librepensador.com.]
CÉSAR IBÁÑEZ PARÍS: UN POEMA

[César Ibáñez París es narrador y poeta. Nació en Zaragoza en 1963 y vive Soria desde 1990. El otro día en Calayatud leyó varios poemas de su libro ‘Desvelos’, publicado en castellano y portugués. Uno de sus textos era este, ‘España’. Tras oírlo, la gente rompió a aplaudir. La foto es de Cristina García Rodero.]
ESPAÑA
De niño me dijeron
que tu tierra reseca, agosto puro,
escondía en su entraña
manaderos de sangre,
sangre para el fulgor y la osadía.
Me dijeron que el tiempo no mellaba
las armas de tu historia,
los filos de tus huellas,
las quillas de tus barcos
(que son de mar y nunca de madera,
cuando lamen las olas hacia el final del mundo
y cuando vuelven a su sitio exacto,
hechas alma de sal o hechas ceniza).
Me dijeron también que la locura
de tus febriles héroes
era hermosa, pictórica, sagrada
(siempre Dios de su parte y de su pólvora)
y que al final el viento sopla siempre
para que ondeen las banderas rotas.
Me contaron también que estabas hecha
de espíritus y espinas,
de garrotazos y éxtasis,
de grandeza y orgullo desmedido,
y que no era difícil entenderte
mirando el Escorial y luego los colores
que, aun velados, iluminan el Prado.
Me mintieron, lo sé desde hace tiempo
(y también me mintió, con qué arrebato,
quien, ya de adolescente, me explicaba
que eres proa de Europa preñadamente en punta).
Nos mintieron, lo sé y es cuento viejo.
Pero ahora que tantos usureros
te dan la espalda como a trasto inútil,
ahora que o te venden o te escupen,
yo quiero entresacar de las mentiras
una humilde verdad:
que aquí cabemos todos.
Y cuando digo aquí
quiero decir en esta poca tierra
que mis manos sostienen,
en la lluvia que a ratos nos fecunda,
en el aire que llega hasta la sangre
y en las páginas vivas del Quijote.
Y cuando digo todos
quiero decir erguidamente todos.
GOLDMAN EVOCA HOY A AURA ESTRADA
FRANCISCO GOLDMAN, HOY, A LAS 20 HORAS EN CÁLAMO
[Esta tarde, a las 20.00 horas, acompañaré con Paco Goyanes, Eduardo Rabasa, editor de Sexto Piso) y un montón de amigos a Francisco Goldman con motivo de la presentación de 'Di su nombre', la novela donde cuenta su historia de amor con la joven escritora mexicana Aura Estrada. Coloco aquí un pequeño fragmento de una nota sobre la novela para 'Heraldo']
Francisco Goldman, que también imparte clases de periodismo y de literatura, conoció en 2003 a una joven escritora mexicana, Aura Estrada (1977-2007), que tenía entonces alrededor de veinticinco años; poco después, se irían a vivir juntos, y se casarían en 2005, en una ceremonia pintoresca, llena de amigos, donde el vestido de la novia parecía relumbrar. Apenas dos años después, Francisco y Aura se fueron a las playas de Oaxaca, en Mazunte, y allí, cuando practicaban ‘bodysurfing’, se produjo un accidente terrible y al día siguiente Aura fallecía en un hospital de México D. F. En 2011, tras viajar al infierno y ser acusado por la familia de Aura de su muerte, Francisco Goldman publicó una impresionante libro sobre su duelo, la culpa, la memoria de la amada: ‘Say her name’. ‘Di su nombre’, que publica Sexto Piso con estupenda traducción de Roberto Frías.
Una biografía breve de Aura Estrada, tomada de aquí:
http://auraestradaprize.com/aboutaura_span.html
Aura Estrada nació el 24 de abril de 1977 en León, Guanajuato. Tenía cuatro años cuando se mudó con su madre a la ciudad de México. Ahí, Aura asistió a la escuela primaria en el Colegio Buckingham y a la secundaria en el Colegio Madrid. En la UNAM, estudió la licenciatura en letras inglesas, graduándose en el 2000, y recibió la maestría en literatura comparada en el 2003. Su tesis de maestría, Borges, inglés–sobre la influencia de William Hazlitt, Charles Lamb, and Robert Louis Stevenson sobre Jorge Luis Borges—fue publicada por la editorial Scripta, así como su siguiente ensayo Borges, prologuista. También estudió en la Universidad de Texas en Austin del 1998-99, y con una beca de intercambio, en Brown University en el 2002. En el otoño del 2003 se matriculó en el programa de doctorado el Departamento de Español y Portugués con una beca de la fundación Fulbright.
Aunque la carrera académica de Aura era prometedora, ella soñaba con ser escritora. Durante toda la secundaria y la carrera escribió poesía y cuentos que publicaba en periódicos universitarios y en revistas independientes. En el otoño del 2006, a pesar de la pesada carga académica del programa de doctorado, se matriculó en la maestría en creación literaria de Hunter College y comenzó a escribir en inglés.
Mientras estudiaba en Columbia también publicaba ensayos, reseñas, y cuentos cortos en revistas mexicanas y latinoamericanas tales como Letras Libres, DF, Gatopardo, la revista electrónica literaria Letralia, así como la antología El gringo a través del espejo; también publicó un cuento y un ensayo en la revista Wordswithoutborders.org. En inglés, publicó reseñas en Bookforum y The Boston Review. En el 2009 la editorial mexicana independiente Almadía publicará una colección de escritos de Aura.
En Hunter College estudió con Peter Carey y Colum McCann, y comenzó a escribir una novela en inglés que quería corregir y completar en español. Ahí, contó con una beca Hertog para ser asistente de investigación de la premio Nobel de literatura Toni Morrison.
El 20 de agosto del 2005 Aura y Francisco Goldman se casaron en Atotonilco, México, en Guanajuato. Sus amigos vinieron de todo el mundo a la boda. El 24 de julio del 2007, mientras estaba de vacaciones con Francisco y su prima y amiga cercana Fabiola Rébora en Mazunte, una playa en la costa de Pacífico, Aura sufrió un funesto accidente en las olas. Murió al día siguiente en un hospital de la ciudad de México.
*Las fotos están tomadas de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-ed14388b78f1ebc9a965d6297c97c98f.jpg
BEGOÑA ORO Y FERNANDO SANCHO

BEGOÑA ORO Y FERNANDO SANCHO: ‘VENTA EL MAESTRO’
Recibo esta hermosa nota de Begoña Oro, escritora, editora y activadora cultural, así como columnista en ‘Heraldo Domingo’, que coordina Picos Laguna.
“He pensado que igual te gustaría conocer el nuevo proyecto en el que ando metida. En cualquier caso, a mí sí me encantaría que lo visitaras. Es un proyecto muy personal, aunque no es solo mío; lo es al 50% o menos. El resto es de mi vecino, el fotógrafo Fernando Sancho. Hacía tiempo que queríamos hacer algo juntos y ha salido esto. Te diría que es un revolcón entre fotografía y literatura, pero puede que solo sea, sencillamente, un escenario de la vida, y de la muerte, pero eso fue por casualidad, y sin querer. Bueno, puesta a robarte tiempo, prefiero no entretenerte con explicaciones e invitarte a que lo descubras tú mismo. No sé cómo se sentirá un gallego como tú en... la Venta El Maestro.”
http://ventadelmaestro.blogspot.com.es/
*La foto de Begoña Oro es de SM.
LA NUEVA NOVELA DE S. VILA-SANJUÁN
Estaba en el aire de Sergio Vila-Sanjuán
PREMIO NADAL DE NOVELA 2013
[Sale a la calle el doce de febrero de 2013]
La novela de un país que despierta
Una gran historia de amor, dinero e intriga, con el telón de fondo del éxito nacional de un programa de radio, y protagonizada por un personaje femenino inolvidable.
Una mujer de la alta sociedad, muy bella y muy desgraciada. Un publicitario embarcado en un programa radiofónico que busca a personas desaparecidas. Un magnate con buenos contactos políticos dispuesto a consolidar su imperio. Un joven del Norte que rastrea sus orígenes. En la Barcelona de 1960, las trayectorias de todos ellos se cruzan iluminando ambientes contrapuestos.
Estaba en el aire es una historia de sentimientos y búsqueda personal, de periodismo e intrigas empresariales, que transcurre en un momento histórico poco abordado por la narrativa actual. Un momento en el que España empezaba a salir de la negrura de postguerra para convertirse en una sociedad de consumo, animada por promociones televisivas y elegantes fiestas veraniegas a la luz de la luna, como las que frecuentan los protagonistas de esta novela.
Sergio Vila-Sanjuán confirma con esta obra, distinguida con el Premio Nadal de Novela 2013, el talento narrativo que descubrimos en su debut literario, Una heredera de Barcelona.
El autor
Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957) estudió Historia en la Universidad Autónoma de Barcelona (1974-1979) y participó en el Taller Literario que dirigía en Sitges José Donoso. Posteriormente fue becario Fulbright en la Universidad de Boston, donde estudió con el sociólogo Peter L. Berger.
Desde 1977 se dedica al periodismo cultural. Fue jefe de cultura de El Correo Catalán, redactor-jefe de El Noticiero Universal y desde 1987 trabaja en La Vanguardia, donde actualmente es coordinador del suplemento Cultura/s. Especialista en temas literarios y en el mundo del libro, ha estudiado la historia de la edición española en Pasando página. Autores y editores en la España democrática (Destino, 2003) y distintos aspectos del mundo del libro internacional en El síndrome de Frankfurt (RBA, 2007) y Código best seller (Temas de Hoy, 2011).
Reunió el grueso de sus trabajos publicados en prensa en Crónicas culturales (DeBolsillo, 2004). Y dirigió junto a Sergi Doria Paseos por la Barcelona literaria (Grup62/Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2005).
Fue comisario del Año del Libro y la Lectura de Barcelona 2005, supervisando un programa de más de mil actividades desde el que creó la Semana de Novela Negra de la ciudad y el festival literario infantil Món Llibre. En el 2012 ha dirigido el ciclo de conferencias del Tricentenario de la Biblioteca Nacional de España, El libro como universo.
También ha trabajado de forma regular sobre pintura figurativa contemporánea. Autor de la primera monografía dedicada a Miquel Barceló (Barceló, Àmbit, 1984) , fue comisario de las exposiciones Realismo de vanguardia (1997) y Realismo en Cataluña (1999).
En el año 2010 publicó su primera novela, Una heredera de Barcelona (Editorial Destino), en la que recrea las vivencias de su abuelo, periodista y abogado, en los conflictivos años 20. Traducida al catalán, al inglés y al polaco, sus derechos han sido adquiridos para una miniserie televisiva. En enero de 2013 gana el Premio Nadal con su segunda novela, Estaba en el aire.
Han dicho de Una heredera de Barcelona
«Una poderosa crónica novelística de la Barcelona de los años 20 que nos permite vivir sus entresijos y desvelar sus claves. Con el ojo clínico del periodista y la visión narrativa del novelista, Sergio Vila-Sanjuán ha conseguido crear una lectura irresistible que explora una ciudad fascinante.» Carlos Ruiz Zafón
«Una heredera de Barcelona se encuadra, con pleno derecho, en el marco de la novela, los libros de historia y las memorias escritas sobre la convulsa Europa del primer tercio del siglo XX. Sergio Vila-Sanjuán traza un retrato impecable, fotografiado en tonos sepia, de la Barcelona elegante, pistolera y turbulenta de los años veinte. Esta novela nos conduce de la mano en un recorrido minucioso por esa ciudad, sacudida por el final de un mundo que agoniza y el rumor de la tormenta que iba a desgarrar a España y a Europa una década más tarde.» Arturo Pérez-Reverte
***
«Una verdadera caja de sorpresas, con una trama tan absorbente como compleja.» J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia
«Por el buen desarrollo de la intriga con cierto glamour, gustará a quienes se detengan en una trama urdida con sólido andamiaje constructivo, y agradará igualmente a quienes vayan más e intente responder a la pregunta: ¿por qué no se hizo caso a tiempo a quienes avisaron a la vez contra la injusticia social y la violencia? Es motivo de celebración que se vaya abriendo paso un estilo inteligente y culto de novela de intriga histórica.» José María Pozuelo Yvancos, ABCD
«Una novela con gancho. Personajes seductores, trama de intriga superpuesta al momento histórico y Barcelona como escenario con descripciones didácticas sobre algunos de sus lugares más emblemáticos son los ingredientes mezclados con precisión de viejo barman en esta novela apta para lectores de toda edad y condición.» Antonio G. Iturbe, Qué Leer
«Una novela de época francamente lograda y llena de nervio narrativo. Crea unos caracteres humanos impecablemente creíbles. Se lee de un tirón y con esa sensación de que las buenas ficciones pueden hacer más atractiva la verdad histórica.» J. Ernesto Ayala-Dip, Babelia, El País
«Una excelente novela de línea clara, sin manierismo autoral. Fresca, contemporánea, no maniquea y para el gran público. Barcelona ya tiene otra novela de que presumir.» Carlos Zanón, Avui
«Vila-Sanjuán equilibra la dimensión plural de la realidad de esa época, la crítica social que realiza con elegante ironía y la historia narrativa que arranca al estilo de las viejas novelas de detectives. Una historia policíaca y moral que recorre el retrato impresionista de la sociedad mientras de fondo suena la música del Titanic representada por el naufragio de la aristocracia y la alta burguesía.» Guillermo Busutil, Mercurio
«Con el endiablado ritmo de una novela detectivesca y a medio camino entre la sátira social que cultivaron Edith Wharton y Evelyn Waugh (con sus detalladas descripciones de vestuarios y banquetes) y la crónica histórica, Una heredera de Barcelona reconstruye el espíritu monárquico de buena parte de la sociedad catalana de la época.» Laura Fernández, El Mundo
«Un paseo suculento por una Barcelona que ya no existe (o casi) pero que dio origen a esta ciudad que es a la vez hoy realidad y leyenda. Recomiendo mucho el libro a aquellos que amen esta ciudad y quieran ver su historia de la mano de alguien que la conoce y la quiere.» Juan Cruz, Bitácora en ELPAIS.com
«Trata de las familias monárquicas barcelonesas, gentes que hasta ahora han sido poco noveladas pese a que son las que ofrecen más argumentos literarios. Pero aquí, quizás por el franquismo, siempre ha podido más la boina que el sombrero. O sea que se agradece y valora una novela, basada en hechos y personajes reales, que además de hablarnos de anarquistas, comunistas, pistoleros, industriales, espirititistas, vegetarianos, militares y del tranvía de San Andrés, más conocido como la guillotina, nos habla de las fiestas de alta sociedad en el Ritz o en el Laberinto de Horta y de sus principales protagonistas.» Arturo San Agustín, El Periódico
«Vila-Sanjuán levanta de la tumba a los personajes que poblaron la Barcelona de los años veinte, colocando a su abuelo como espectador de cuantos acontecimientos convirtieron aquella ciudad un tanto gatopardesca y esquizoide (anarquistas-monárquicos; burgueses-canallas; herederas-peones) en el laboratorio de las grandes tensiones que habrían de provocar la Guerra Civil española.» Álvaro Colomer, Tendències, El Mundo
La obra
«En este inicio de los años sesenta, los sábados por la noche Barcelona arde.»
En palabras de Sergio Vila-Sanjuán
«Estaba en el aire tiene su origen en las historias de empresa y de vida social barcelonesa que escuchaba en casa durante mi infancia y adolescencia. Al reconstruir algunas de ellas, el punto de partida ha quedado a menudo tan lejano que hizo necesaria una amplia intervención de la fantasía sobre su ya muy difuminada realidad. Pero otras tienen una base muy concreta.
El programa Rinomicina le busca. Barcelona llama a España se emitió entre otoño de 1960 y primavera de 1962 a través de la red de emisoras que se cita en esta novela. Enrique Rubio lo dirigía y presentaba, y mi padre, José Luis Vila-San-Juan, era el supervisor por parte de la empresa patrocinadora. Aunque muy inicialmente inspira-dos por ellos, los personajes de Luis Rupérez y Juan Ignacio Varela son, en su plasmación de este libro, figuras completamente imaginarias, como también los restantes protagonistas. En cuanto a los casos del programa, muchos son verídicos, pero otros han sufrido las transformaciones a que obliga el ejercicio de la ficción.»
Sergio Vila-Sanjuán, Premio Nadal de Novela 2013 por Estaba en el aire, rubrica una atrayente novela sobre un país que despertaba al mundo en la década de lo sesenta. Una ciudad que abría sus calles y avenidas a los 600 y sus hogares a los tocadiscos Königer, a las neveras Kelvinator y a los aspiradores Ruton. Una urbe en plena transformación, como sus habitantes, vibrantes y exaltados, que avanzaban hacia la libertad.
Un joven en busca de sus orígenes
Sin embargo, el crecimiento y el progreso siempre tienen un reverso tenebroso. La Barcelona de los años sesenta contaba con más de millón y medio de habitantes. Entre los años 1963 y 1964 llegaron a la ciudad casi 300.000 inmigrantes. Muchos de ellos, antes de lograr prosperar y asentarse en una ciudad en expansión, vivieron en medio de grandes bolsas de pobreza.
Un ejemplo de ello es el barraquismo del Somorrostro, un poblado alzado de la noche a la mañana en la playa de la Barceloneta. Este barrio desapareció en 1966, aunque durante mucho tiempo dio cobijo a muchos gitanos y a muchas familias desheredadas. Y también a uno de los protagonistas de Estaba en el aire: Antonio Luna, un joven cántabro recién llegado a la ciudad en busca de fortuna y de un todavía más noble propósito, recuperar a su familia perdida durante la Guerra Civil Español.
Antonio Luna fue evacuado a Suiza durante la contienda. Escapando junto a su familia durante un bombardeo, su madre logró resguardarlo en un camión, pero ni ella ni su otro hijo consiguieron subir al transporte. Esa fue la última vez que se vieron. Tras la guerra, Antonio pasó gran parte de su infancia en un hospicio de Santander. Mayor de edad, decidió probar suerte en la efervescente Ciudad Condal. Su llegada en tren, traumática –le robaron todo lo que tenía después de engañarlo vilmente- terminó con una extraña acogida en el poblado del Somorrostro, dónde recibió el cariño de los gitanos.
Mientras guardaba la esperanza de volver a encontrarse con los suyos -apenas unos vagos recuerdos de su infancia en la ciudad le otorgaban seguridad de sus orígenes y de su destino-, empezó a trabajar en Los Encantes, pero rápidamente encontró un próspero trabajo en la SEAT, uno de los principales símbolos del “desarrollismo” español. ¡Había llegado el 600! Antonio Luna se estrenó en la cadena de montaje, donde -aunque él jamás participó- empezaron a gestarse los gérmenes del sindicalismo más combativo de oposición al régimen, que seguía implacable, a pesar de la cierta apertura económica y social, en sus atributos políticos.
El destino de Antonio Luna iba a cambiar por completo, gracias al paso por ese gran entramado industrial capaz de fabricar 300 coches al día para dar salida a la gran demanda, la gran explosión de consumo de nuestro país; y también gracias a un programa de radio: Rinomicina le busca. España le llama.
Un programa de radio revolucionario
«Rinomicina, el mejor específico antigripal. Recuerden, queridos oyentes, ¡Rinomicina aspirado y al otro lado, resfriado!»
Antonio Luna decide pedir ayuda a uno de los programas de radio más populares de aquellos tiempos, que se encargaba de reconectar a familiares perdidos, amigos que se habían perdido la pista o a viejos compañeros de armas. Su historia, la de un niño separado de su madre, conmueve a los organizadores del programa, a los patrocinadores del mismo, y a toda España.
«Durante la guerra, un bombardeo me separó de mi madre y de mi hermano. Fui subido a un camión que arrancó dejando a mi familia atrás. No he vuelto a verles desde entonces. Fui trasladado a Francia con otros niños refugiados, de allí pasé a Suiza, y, al llegar la paz, me devolvieron a España. Nadie me reclamó. Me ingresaron en el Hospicio de Santander, donde me crié y de donde salí con dieciséis años. Mi nombre es Antonio Luna, y el de mi madre, Ana. Deseo, con toda mi alma, hallar a mis padres».
Para el personaje y la historia de Antonio Luna, Sergio Vila-Sanjuán se ha inspirado en casos reales del programa de Radio Nacional, emitido entre 1960 y 1962, Rinomicina le busca,. que ha reelaborado y novelado. En la novela, el presentador del programa es Luis Rupérez, un periodista de raza, el reportero de sucesos más conocido de Barcelona, pluriempleado en la revista Por qué...?, apasionado de su trabajo y enamorado de su profesión, que arranca en éxtasis cada vez que se sienta frente a un micrófono con un Celtas consumiéndose entre los dedos. Se trata de un «homo radiofonicus», como describe el autor.
En este caso, «más allá del micrófono, le escuchan 30 millones de oyentes. Rinomicina le busca. Barcelona llama a España está en el aire a las diez y media de la noche de todos los martes. Desde la redacción de la revista hermana Por qué...?, se atiende a todas las solicitudes de ayuda para la búsqueda de una persona, sin regatear esfuerzos ni medios para realizar los deseos de todos aquellos que sueñan con estrechar en sus brazos al ser querido que ya daban por perdido para siempre».
En un principio, tanto publicitarios como periodistas, se preguntaban «¿Qué porras tiene que ver un producto farmacéutico con un programa que busca personas desaparecidas?». Sin embargo, forman un binomio perfecto. Incluso, demoledor. Hasta que las autoridades del Régimen empiezan a sentirse incómodas con un programa que revolvía tanto el pasado, ya que centenares, por no decir, miles de personas, alzaron la voz para hablar de sus desaparecidos. Un caso que, en estas páginas, tiene en vilo al comisario Martínez, consumidor de westerns folletinescos y encargado de investigar la presencia del enemigo comunista entre las ondas radiofónicas.
El Madison Avenue barcelonés
La década de los sesenta en nuestro país: un despertar primaveral, en lo económico y social, después del largo invierno de la posguerra. No sólo a nivel industrial, sino también cultural e intelectual. Las universidades bullían politizadas, las calles se llenaban de minifaldas y las playas de turistas rubias y descocadas. Y la calle Tuset de Barcelona, se convertía en la Madison Avenue barcelonesa.
Aunque lejos de su anhelada avenida neoyorquina, el departamento de publicidad en el que trabaja Juan Ignacio tiene un ritmo febril, una atmósfera repleta de nicotina y testosterona y un éxito entre manos, la campaña del antigripal Rinomicina. Con un Lucky Strike en la mano, Juan Ignacio lidia con ambiciosos compañeros de trabajo, unos obsesionados con Dale Carnegie, otros avinagrados ante su reciente éxito: el patrocinio del antigripal en uno de los programas de más éxito de España.
Juan Ignacio es un hombre tranquilo, un buen trabajador, marido y padre. Estudió Derecho por consejo materno, pero no logró terminar la carrera. Como hijo de viuda se las arregló para saltarse el engorroso servicio militar y entro a trabajar en la Diputación de Barcelona. Aburrido y atorado por la burocracia franquista, rápidamente huyó a un emergente grupo industrial, encabezado por Casimiro Pladevall.
«Todo es posible, España se transforma, se trata únicamente de trabajar, trabajar, trabajar... Y, qué demonios, divertirse un poco. «El destino, a quien quiere le empuja, a quien no, le arrastra», decían los clásicos. Es momento de dejarse empujar.»
Por su parte, Casimiro Pladevall, dueño de la empresa que patrocina el programa, es un hombre hecho a sí mismo, un dueño y señor de su destino, y del de sus trabajadores. Tentado por inversiones especulativas en resorts de Florida que terminarán de forma inesperada, y por periodistas que buscan en él a un futuro editor con posibles, capacidad de acción y ganas de modernizar el panorama comunicativo español, Pladevall se convertirá en el engranaje de esta historia al establecer una relación con Tona Viladomiu.
«¿Que si conoce a Tona Viladomiu? La pregunta de Pladevall le ha hecho gracia. La mejor amiga de su mujer, a la que en los últimos tiempos habían tenido que sacar de varios líos. La bellísima y desgraciada Tona. ¿Qué tiene que ver con su jefe?»
Una mujer con el amargo don de la belleza
«La moral, y especialmente la moral conyugal es para la clase media. Los pobres no se la pueden permitir, y los ricos la necesitamos.»
Tona Viladomiu es una mujer bella, inteligente... en un mal momento de su vida. Tras un matrimonio aparentemente perfecto, pero convertido en truculento y enfermizo, Tona se perdió. Porque su marido se había llevado lo que ella más amaba.
En el ambiente de los poderosos, de las familias de arriba de la Diagonal, Tona Viladomiu era una bala perdida al cuidado de Juan Ignacio y paciente mujer, Elena, amigos desde la juventud, veraneantes de Barets.
En estos ambientes, rugía una ciudad muy distinta de la de Somorrostro, de la de Antonio Luna. En esta urbe corre el champagne francés, las copas se llenan con ginebra, las mujeres se visten con modelos de Pertegaz y las noches se hacen eternas en El Cortijo, Rigat y otros cabarets de la zona alta. Las ambiciones son límpidas y los favores un intercambio de intereses.
«Ocurrió durante el verano. Primero fue en una fiesta, en el castillo de Santa Florentina, junto a Canet de Mar. Cerca de trescientos invitados cenando al aire libre. Coincidieron en la misma mesa. Aunque él físicamente no es gran cosa se le veía muy elegante, tan moreno en agudo contraste con su smoking blanco, y además estuvo simpatiquísimo y dominó la conversación del grupo. Iba solo, su mujer no le había acompañado»
*Esta es la nota promocional de Destino.
SUSANA SANCHO: PINTURA Y VIDA

“Me gustan las ciudades y las pinto”
Susana Sancho expone sus ‘Paisajes urbanos’ en la sala Barbasán-CAI, pintura figurativa, narrativa y llena de color
Susana Sancho realiza una pintura figurativa, de carácter eminentemente urbano. Expone en la sala Barbasán-CAI una colección de sus cuadros llenos de vida y de energía, muy narrativos, de seres humanos e instantáneas que fijan el tiempo y los distintos modos de vida de la ciudad. De una ciudad que se parece a Zaragoza. La muestra se titula ‘Paisajes urbanos’, y recoge tres series: ‘Fútbol callejero’, ‘Terrazas’ y ‘Paisaje urbano’. La pintora, licenciada en Económicas y Empresariales, explica aquí, casi a modo de estética, su trabajo, su forma de entender la creación, su relación con el espacio y con la luz. La muestra permanecerá abierta hasta el 16 de febrero.
¿Cómo pinta?
Plasmo lo que me llama la atención, no es algo premeditado. Por ejemplo, llevo varios años que cuando llega el invierno (solamente en el invierno) me llaman mucho la atención los paisajes urbanos al atardecer, en el ocaso del día, cuando empiezan a surgir las luces y se adueñan de todo.
¿Por qué hace siempre ciudades?
En principio, pinto lo que me rodea, no busco la inspiración en temas lejanos, idílicos ni exóticos. Yo soy muy urbanita. Vivo en una ciudad. Me gustan las ciudades. No es que no me guste el campo o los pueblos, pero yo no pertenezco a ellos.
¿Qué relación existe entre el paisaje urbano y los seres humanos en su obra?
Trabajo paisajes urbanos. Me gusta que intervengan personas, hasta el punto en que llegan a convertirse en protagonistas de la obra. De ahí que yo los trate como ‘paisajes humanos’. Paisajes humanos sobre personas en un día cualquiera de su vida: esperando el autobús, en un bar, sentados en una terraza, paseando el perro...
Igual que a muchas personas les encanta observar la naturaleza, para mí las personas en su entorno de la ciudad me parece algo fascinante. Son hombres, mujeres y niños en los que cada uno de nosotros nos reflejamos: en aquel gesto, en la manera de caminar, en el café que nos tomamos en una terraza, ese partido de fútbol que juegan nuestros hijos o que, quizás, jugamos nosotros cuando éramos niños... Todos estos anónimos personajes transformarán luego, de alguna manera, al espectador en el protagonista de la obra.
¿Cuál es su método de trabajo?
Suelo llevar una cámara fotográfica en el bolso y cuando algo me llama la atención (por su luz, por la situación, por su composición, por lo que sea....) le hago alguna fotografía. Luego, si la fotografía me gusta y me parece que ha recogido bien el momento, parto de ella para empezar el cuadro. A partir de ahí, ya manda el cuadro y hasta donde él diga. A veces me dicen que me examino demasiado en cada cuadro.
¿Por qué se lo dicen?
Tengo mi propia liturgia a la hora de terminarlo. Tiene que gustarme cada parte y además, cada parte tiene que contribuir al conjunto, tiene que funcionar. Si no, no está acabado. Antes de darlo por terminado me gusta ponerlo en un sitio transitado de mi casa. La vista se posa un segundo cuando paso por ahí. En unos días ya sabes si te gusta y está acabado o no.
¿Qué le pide a una obra?
Para mí un cuadro tiene que darte unos microsegundos de felicidad y bienestar cuando posas un segundo la vista en él. Tiene que ser sugerente. Esa es mi concepción del arte o de ‘mi arte’.
*La primera foto de Susana con su hijo me la mandó ella; la segunda es de Vicente Almazán.
RUSIDAH BADAWI: FOTOS DEL ALMA

RUSIDAH BADAWI, LA FOTÓGRAFA SIN BRAZOS:
UN REPORTAJE DE DIEGO ZAPATERO EN HERALDO.ES
[Puede seguirse aquí al completo: una historia emocionante y maravillosa:
http://blogs.heraldo.es/anillo-de-fuego/2013/01/31/rusidah-la-satisfaccion-de-lograr-un-sueno/]
Texto y fotos de Diego Zapatero.
“Siguiendo las convicciones más honestas y manteniéndose firme, haciendo del optimismo una realidad, superándose día a día como proyecto de vida; cambiando, mejorando; porque el simple deseo no basta. No es suficiente imaginar, porque toda persona es capaz de conquistar lo que quiere, sabiendo que hay algo que nunca desaparecerá: la satisfacción de lograr un sueño”.
Rusidah Badawi, indonesia, de 45 años de edad, madre, perdió sus dos brazos en un trágico accidente cuando era sólo una niña, viéndose obligada a aceptar el hecho de que debería prescindir de sus manos el resto de sus días. Este incidente cambió su vida y en ella nació su pasión por la fotografía.
Rusidah siguió luchando cuando todo parecía perdido, decidiéndose a crear su propio destino. Tras concluir su escuela secundaria, ingresó en un centro de rehabilitación profesional para personas discapacitadas en la ciudad de Solo, donde tomó clases de costura y fotografía. Gracias a los cursos, ella persiguió su sueño, el de convertirse en fotógrafa. En la actualidad, trabaja fotodocumentando eventos y es dueña de un pequeño estudio.
La fotógrafa reconoce que si no hubiera perdido sus antebrazos, su vida podría haber sido muy diferente. Su marido espera que su esposa pueda inspirar a otras personas con discapacidad para no renunciar a vivir la vida al máximo. “Espero que las actividades de mi mujer sean un ejemplo, y motiven a los demás, a los que están en la misma condición que ella, a no ser pesimistas “, dijo Suradi.
“Me cuesta cinco veces más esfuerzo hacer lo que la gente normal hace, pero no voy a renunciar a alcanzar mis metas y seguiré trabajando duro. Quiero mostrar a la gente que los discapacitados pueden hacer algo”, dijo la fotógrafa.
“Rusidah Badawi desafía a la vida en sí misma, escalando una cima a la que no se llega superando a los demás, sino superándose a ella misma”.