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PREGÓN DE GUILLERMO FATÁS

[Ayer se inauguraba la Feria del Libro de Zaragoza. Guillermo Fátas fue el pregonero, y me envía su texto lleno de erudición y de claves y complicidades. También se inauguró la de Huesca, cuya pregonera fue una estupenda escritora, Clara Usón. Esta mañana y esta tarde firmaré en ’El niño, el viento y el miedo’ en Huesca y si alguien quiere otra cosa será un placer. Estaré a partir de las doce.]

Feria del Libro – Pregón - Zaragoza, 31 de mayo de 2013

Guillermo FATÁS CABEZA

Un profesor, como yo lo soy, es autor, porque escribe libros, y es librero, porque los vende, es prescriptor cuando los recomienda o exige, y proscriptor cuando les dirige reproches o los descalifica. En ese sentido, me siento  no solo cliente de mis libreros, sino librero de toda la vida.

Librero viene del latín librarius. Inicialmente, la voz designaba a cualquiera que tuviese relación profesional con la confección de escritos, jurídicos, contables o de otra especie, incluido sobre todo quien reproducía los manuscritos, mediante copia manual. No era raro que tuviera a su servicio esclavos instruidos, que dictaban en voz alta a varios más que copiaban al mismo tiempo lo dictado. En griego, estos librarii eran llamados βιβλιογρἀφοι (bibliógrafos) y quienes, además de ocuparse de hacer las copias, las vendían también, eran los βιβλιοπῶλαι (bibliópolas).

En nuestro Mediterráneo, los primeros que conocemos aparecen en Atenas, en el siglo V a. de C. Sus comercios estaban en el ágora y en ellos se hacían lecturas públicas de obras que, hasta la invención de la imprenta, eran siempre de circulación restringida. El testigo pasó de Atenas a Alejandría. En ella, los faraones de lengua y cultura griega, herederos de Alejandro Magno, crearon colecciones prodigiosas de obras literarias y científicas que eran cuidadosamente expurgadas de errores por equipos de sabios a cargo del Estado. Estos ejemplares depurados servían como modelo a las copias manuscrita, que circularon por la ecúmene mediterránea.

También viene de antiguo una tercera función del librarius: ejercer como editor, esto es, promover la redacción de libros nuevos y ponerlos en su tienda, la taberna libraría, al alcance del público interesado. Ya entonces se practicaban la piratería, la venta de copias no autorizadas, las falsificaciones, las atribuciones a un autor que no lo era, etc., de modo que esta clase de problemas solo resultan nuevos y parecen propios de ahora para quienes no se han informado bien. Nuestro Marcial, por citar a un autor cercano, se quejaba repetidamente de que le atribuían textos infames; como cuando pide a un allegado influyente que niegue esa imputación y que grite a Roma: “¡Eso no lo ha escrito mi amigo Marcial!”.[1]

Tampoco son novedad los riesgos que ha afrontado en todo tiempo el difusor del libro. Los económicos, por descontado; pero, también, los penales. En la Atenas del 411 a. C. ya hubo quemas públicas de libros y Roma no escatimó este recurso de control de los espíritus. Un caso rigurosísimo fue el que el emperador Domiciano, a fines del siglo I, aplicó al historiador Hermógenes de Tarso: condenado a muerte por supuestas burlas disimuladas al césar, los librarii que habían manuscrito el texto fueron crucificados por ello.[2]

Es decir, que, para vuestra profesión, no todo son amigos, según demuestran estos ejemplos y como puede verse en esta crítica, nacida de un autor italiano, que escribe a finales del siglo XVI, traducido y adaptado por el español Cristóbal Suárez de Figueroa en 1615.[3]

Así, les censura que vendan libros de los que él considera desaconsejables, vituperio este que a ninguno de nosotros que tenga alguna edad le sonará, por desgracia, desconocido. Esto escribe: “Por de buenos colores que se quieran pintar los Libreros, no dejan también de padecer sus defetos y vicios. Cuanto a lo primero, sin los descuidos en las obras, y costumbre de mentir que ya es hábito en ellos, les atribuyen principalmente los daños que se siguen en la República de libros legos y escandalosos. Porque, como quiera que consigan ganancia (blanco en que siempre ponen la mira), no reparan en esparcir por el mundo tan mala semilla. Encárganse con particular ansia de su impresión, comprando a veces a subido precio lo que de balde sería carísimo. Por maravilla [por casualidad] admiten libros eruditos y doctos, por ser en su conocimiento tanquam asinus ad lyram. Sólo eligen lo que les puede ser útil, y lo que, como dicen, se halla guisado para el gusto del vulgo, cuyo talento en cosas de ingenio descubre quilates de plomo pesado y vil. Mas no paso adelante, supuesto son amigos, y no es bien los irrite; siquiera porque no se muestren poco favorables en el despacho [la venta] deste libro”.

Pero también dice esto otro, consolaos: “La profesión de Librería mereció en todos tiempos ser contada entre las nobles y honrosas, según se puede probar con muchas razones y autoridades. Sin otras trae una eficacísima Polidoro Virgilio [humanista italiano del Cinquecento], diciendo, ser la comodidad de los libros la que adelgaza [afina] los ingenios, y la que abre un camino facilísimo para todas ciencias y disciplinas, incitando maravillosamente nuestros ánimos a los estudios de las letras dignísimas de toda reverencia y honor. Sácase también la nobleza de los Libreros de la grande estimación en que en todos tiempos tuvieron las librerías Emperadores, Reyes, señores particulares, y hombres doctos de toda suerte. (…) Puédese pues decir ser la profesión de los libreros por estremo noble, respeto de estar siempre en compañía de personas virtuosas, y doctas, como Teólogos, Médicos, Legistas, Matemáticos, Humanistas, y otros muchos científicos, con cuya conversación y manejo se vuelven muchas veces más agudos, inteligentes, y pláticos [prácticos, expertos], no sólo del arte, sino de las cosas de todo el mundo. Así son raros los lerdos, y en especial en vender su mercadería. También participan de nobleza, por la limpieza y curiosidad que tienen en sí. Adquiere el arte nombre del beneficio universal que produce a todos; porque de los libros se recibe el modo de entender, y saber lo que se quiere, y no sólo nos hacen poseer ciencias y artes, sino cuanto se puede desear de guerra, estado, amor, letras, manejos de papeles, oficios, y otras cosas. (…)”.[4]

Eso, el librero. ¿Y el libro? En el vestíbulo de mi Facultad la pared del fondo es un gran mural en cerámica de color azul, obra de Ángel Grávalos firmada en 1967, en cuya parte superior derecha, reproduciendo una grafía altomedieval, se lee la pregunta latina Quid est liber, ¿qué es el libro? Ponerla fue idea de Ángel San Vicente y desde entonces nos interpela al entrar, cada día, a quienes allí gastamos nuestras vidas. He seguido la pista del interrogante, con ayuda de mi colega Guillermo Redondo. Procede de un códice del siglo XI y dice así: Quid est liber. Liber est lumen cordis; speculum corporis; uitiorum confusio; diadema sapientium; honorifitentia doctorum; vas plenum sapientiae; socius itineris; domesticus fidelis; hortus plenus fructibus; arcana reuelans; obscura clarificans. Rogatus respondet; iussuque festinate; vocatur properat; et faciliter obediens. Es decir:

“¿Qué es el libro? El libro es lumbre del corazón, espejo del cuerpo, confusión de vicios, corona de prudentes, diadema de sabios, honra de doctores, vaso lleno de sabiduría, compañero de viaje, criado fiel, huerto lleno de frutos, revelador de arcanos, aclarador de oscuridades. Preguntado, responde, y requerido, anda deprisa, llamado acude presto y obedece con facilidad”.

Con el tiempo, diversas manos fueron añadiendo virtudes al listado, de forma que, al final, esta letanía en honor del libro lo hizo, según se colige del texto latino, “luz del corazón, espejo del cuerpo, maestro de las virtudes, expulsor de los vicios, corona de los prudentes, diadema de los sabios, gloria de los buenos, honra de los eruditos, compañero en el viaje, amigo en casa, interlocutor y confabulador del que calla, socio y compañero del que gobierna, alivio del yacente, vaso lleno de sabiduría, frasco de los aromas de la elocuencia, huerto lleno de frutos, prado marcado de flores, principio de la inteligencia, repuesto de la memoria, muerte del olvido, vida del acuerdo; llamado, corre; mandado, se apresura; siempre está pronto; jamás desobediente; preguntado, al punto responde; libérrimo consejero, no adula, no habla para complacer; a nadie perdona, porque a nadie teme; en nada miente, porque nada pide; jamás le molestas; revela los arcanos, esclarece lo oscuro, asegura lo incierto, resuelve lo dudoso; defiende contra la adversa fortuna, modera la favorable, aumenta las riquezas, evita la ruina; pozo inagotable, tesoro inmenso, erario inacabable, paraíso de donde no pueden arrojarte si no quisieres; amenidad de que puedes gozar mientras gustes; maestro gratificante, que te hace sabio si te halla ignorante”.

No puedo decir que no. Sirviendo al libro se sirve a la sociedad entera y eso han hecho entre nosotros libreros inolvidables, que han dejado su marca en Zaragoza en un grado no menor que los artistas y arquitectos que construyen la Zaragoza física, tangible, material. El oxígeno que insufláis en las venas de nuestra comunidad es también cuerpo de Zaragoza. Hablo, entre otros, de Inocencio Ruiz, Víctor Bailo o Luis Boya y de los creadores de linajes como Marquina, Alcrudo, Pons y Muñío. Los Muñío cumplen ahora medio siglo, seguidos por Paco Goyanes, y por Julia y Pepe, también curtidos veteranos; aunque no tanto como nuestro presidente, Joaquín Casanova, que acaba de llegar a su primer medio siglo de ejercicio profesional.

Queridos libreros nuestros: sois grandes resistentes, como herederos de una estirpe de gentes famosas por su fortaleza en los asedios, que no siempre son a cañonazos. Hagamos, todos, votos para que vuestro hermoso oficio prospere. Será señal segura de que también prospera nuestro país.

Guillermo Fatás

31 de mayo de 2013



[1] Véanse por ejemplo, algunos epigramas suyos, que citamos según traducción de José Guillén, Epigramas de Marco Valerio Marcial, IFC, Zaragoza, 2003 (2ª ed.). VII 12: “(…) Mis páginas tampoco hieren a los que en justicia odian ni a mí me gusta la fama a costa de la vergüenza de nadie.¿De qué aprovecha, aunque algunos deseen que [esos versos] parezcan míos (…) si bajo mi nombre vomita veneno viperino el que dice no soportar los rayos de Febo ni la luz del día?”. VII 72 “Y si alguien dijera maliciosamente que son míos unos poemas que rezuman negro veneno, que me aportes [habla a Paulo, importante abogado] tu voz como abogada y que, con todas tus fuerzas y sin parar, grites: “Eso no lo ha escrito mi amigo Marcial”. X 3: “Conversaciones propias de esclavos, asquerosas mordacidades, y repugnantes infamias propias de una lengua chismosa (…) las difunde cierto poeta amigo del anonimato y quiere que parezcan cosas mías. ¿Te crees esto, Prisco? ¿Que el loro hable con voz de codorniz? (…). Manténgase la fama negra lejos de mis libros (…)”. X 33: “Tú, por si acaso unos versos emponzoñados de verde cardenillo dijera una malquerencia envidiosa que son míos, apártalos de mí, como ya haces, y sostén que no escribe tales poemas cualquiera que es leído”.

[2] Lo cuenta Suetonio en su Vida de Domiciano, 10.

[3]  En efecto, su Plaza universal de todas ciencias y artes, Madrid, 1615 (el elogio del librero es su “Discurso CX. De los Libreros”) es en buena parte traducción de La piazza universale di tutte le professioni del mondo (Venecia, 1585), de Tomaso Garzoni Bagnacavallo.

[4] El autor presume también de ser perito en la presentación de la mercancía: “De sus librerías salen diferentes encuadernaciones, como llana de pergamino, dorada de pergamino, a la Italiana verdadera, dorada Breviario, llana de becerro, de Breviario, o Misal, bayo, negro, y otras colores. Breviario de cuatro cortes, dorado, embutido las tablas, matizado de colores, bordadas y matizadas las hojas. Encuadernación de cartones, llana o dorada, libro de coro de Iglesia, de caja y otros. Los instrumentos que intervienen en su magisterio son, plegadera, mazo de hierro, y piedra para batir, telar para coserle con sus clavijas, y aguja larga: reglas para enlomarle con su prensa, ingenio para cortalle, con lengüeta, tornillo, y puerquecilla; sisa para doralle, cabezadas de cordel, y baldrés; varios hierros para labrar tablas y cortes, ruedas y viradores para lo llano, cepillo, gubia, punzón, tijeras, martillo, y otros”.

GUILLERMO FATÁS: UN DIÁLOGO

ENTREVISTA. Guillermo Fatás Cabeza (Zaragoza, 1944), catedrático de Historia y ex director de HERALDO, ha sido el pregonero de la Feria del Libro de Zaragoza. Aquí explica su formación, su amor a la ciudad y las claves de su elogio a la cultura y a los libreros.

 

“Declaro mi amor al libro y el librero”

“Estoy enamorado de Zaragoza”

 

¿Qué lugar han ocupado los libros en tu vida?

Como para todos los de mi oficio, son el desahogo, el esparcimiento, el utensilio, la fuente inacabable del placer y del conocimiento. Para un temperamento curioso y preguntón, como es el mío, son una prolongación del propio ser.

 

¿En qué momento te das cuenta de que es un objeto especial?

No me doy cuenta. Mi abuela paterna, Patrocinio Ojuel, era maestra especializada en párvulos. Estudió en Francia y se trajo, entre otras cosas, el método Montessori. No te dabas cuenta de que estabas leyendo y a los tres años lo encontrabas tan natural como hablar, reír o llorar. No sé bien cómo llegué al libro, todo era lectura. Mi cabeza integró las letras de los cuadernos con los rótulos de las tiendas y las páginas de los periódicos y los libros.

 

¿Qué títulos son los primeros que empiezas a leer, cómo eran las ediciones?

Tuve, que recuerde, cuentos de Saturnino Calleja,  devocionarios, a ves ilustrados con unos demonios fascinantes que se llevaban consigo al pecador; muy pronto, Guillermo Brown y Salgari, que me gustaba mucho más que Julio Verne. Con Salgari entré en la historia, lo mismo de Malasia que de Famagusta. Y las fábulas de los estupendos autores españoles. Las autorizadas para niños, claro. Nada de futrosofías. (fornicantrd

 

¿Cómo era vuestra biblioteca familiar?

Una parte era la del abogado y profesor de Derecho que mi padre fue por un tiempo. La otra era abundante y miscelánea: desde ’Manhattan transfer’ o ’Las uvas de la ira’ hasta las series policiacas de Bioy y Borges, pasando por los grandes clásicos de todos los tiempos. Bastante literatura de la guerra civil y de la guerra mundial. Me encantaban la Espasa abreviada y algunos libros de historia del Instituto Gallach. Y muchos libros de fotografía y de arte. La colección Skira me marcó mucho. Mi madre puso la parte francesa. Leía y hablaba bien francés. 

¿Eras lector de biblioteca, eras comprador? ¿Quiénes eran tus libreros de referencia?

Soy comprador, aunque he tenido que retenerme muchas veces. Ahora ya no, pero mi biblioteca profesional fue mucho tiempo mejor que la de la Facultad, qué disparate, y qué ruina. Mi primer librero de referencia fue Pepe Alcrudo, buen amigo de mi padre. Tenía la librería, después de dejar si kiosco, a un tiro de piedra de mi casa. Traía las cosas que no se podían traer. También heredé la afición de mi padre por Víctor Bailo. Y, en fin, pude construirme mi propia relación con los Marquina, Santiago, Luis, Nati, Natibel... Mi padre y Alcrudo fueron mis primeros guías de lectura.

¿Cómo lees? Lo digo porque lo corriges todo, lo subrayas todo, es como si puntuaras el libro de nuevo... ¿Ha sido siempre así o has vivido también la lectura como un placer más inmediato, casi como un abandono?

Leo con lápiz o bolígrafo en la mano y con papeletas blancas. Según sea la obra, la anoto físicamente o lo hago en las papeletas, que a menudo dejo en el interior. Tengo la costumbre (que para mí no es mala, sino buenísima y salvadora) de hacer "orejas" en ciertas páginas. Es verdad, no sé leer sin anotar.

¿Por qué has elegido la carrera de historiador y, en concreto, la Historia Antigua?

Hice bachiller superior de Ciencias y no andaba mal de matemáticas y física (la química me costaba más). Pero en el Instituto Goya descubrí qué eran las Letras, algo que no supe ver en los dos colegios anteriores donde estudié, por razones de vecindad. Los profesores del Goya eran extraordinarios, buenísimos, inolvidables. Tuve que dedicarme un verano a aprender rudimentos de griego para poder cursar el curso preuniversitario de Letras y acceder a la universidad. Eso fue el comienzo. En la Facultad, andaba boquiabiero ante el aluvión de saberes de aquellos catedráticos, estupendos con alguna excepción antipática: Frutos, Lacarra, Ynduráin, Casas Torres, Abbad, Olaechea, María Luisa Ledesma, Antonio Serrano (gran docente olvidado)... Finalmente, me atrajo más que nadie Antonio Beltrán, que me ’capturó’ un verano tórrido, en una excavación arqueológica. 

¿Tres libros decisivos de Historia? O media docena. De Aragón, de España y del mundo. Eso te lo dejo a tu criterio... Algunas sugerencias son muy estimulantes para los lectores...

Fascinante, aunque para lectores avezados, la obra de Gibbon sobre el Imperio Romano, qué talento, qué brillantez, qué capacidad de relación tan asombrosa e inimitable. Sorprendente, por la masa de conocimiento organizado, la ’Historia de Roma’ de Mommsen, que fue un hito trascendental para la gente con mis aficiones. Y, a título más particular, por lo que me descubrió personalmente, la ’Storia della Costizione romana’, de Francesco de Martino. También me llenó de ideas y sugerencias el ’Diccionario filosófico’ de Voltaire, que sigo manejando con provecho.

 

¿Cuál es el libro que más has regalado?

Aparte de alguno de los propios, escritos a veces con Concha, mi mujer, con Gonzalo Borrás, con Eloy Fernández y otros amigos y colegas, he regalado bastantes Quijotes. En los últimos años, las ediciones de Francisco Rico.

 

¿Y el mejor regalo que has recibido? Ese del que te acuerdas a menudo...

Fui muy feliz cuando José-Carlos Mainer me obsequió ’Falange y Literatura’. Por lo que fuera, aún recuerdo aquello con fruición especial. Fue una gran diana lograda por un amigo joven y sabio, la que más rápidamente lo dio a conocer.

 

Eres escritor y editor. ¿Qué te resulta más placentero: escribir o editar?

Si tuviera que elegir, editaría. Lo que yo he escrito puede que no esté mal del todo, pero es prescindible. Mi idea es que lo escrito por mí podría hacerlo otra persona, con tal de aplicarse un poco a la materia. En cambio, editar docenas de trabajos ajenos, normalmente de investigación y estudio, me ha hecho sentir como un cauce, como la herramienta que facilita el flujo del saber.

 

¿Cómo te enfrentas al libro electrónico?

El libro electrónico es un libro. Me interesan todas las maneras del libro, todas sus formas y modalidades. Espero que llegue pronto el libro holográfico, ya tardan en meterlo en nuestras casas, me muero por tener uno.

 

¿Qué ha significado Zaragoza para ti? Es casi una invitación a que nos recuerdes algunos de tus libros, en particular ’De Zaragoza...’, pero son varios, claro...

Yo estoy enamorado de Zaragoza. Me parece mentira que la maltraten así, una ciudad con una historia fantástica, conmovedora, excepcional. No todas nuestras ciudades aparecen en el Quijote, en ’Guerra y paz’, en Lord Byron, en Von Kleist... Por algo será. Mis libros favoritos son varios y casi todos hechos en compañía. ’La Sedetania’, porque puso en el mapa ese territorio ibérico; ’Aragón para ti’ -con Concha- y ’Aragón nuestra tierra’ -con Eloy- porque divulgaron honorablemente las cosas de Aragón; el ’Diccionario de Arte’ -con Gonzalo- porque ha ayudado a muchos miles de estudiantes en el mundo de habla española. Mis trabajos profesionales suenan algo más estrambóticos y los omito.

 

¿Cómo se escribe un pregón, cómo lo has escrito tú?

Declaro mi amor al libro, pero también al librero. Lo he escrito rebuscando en mi memoria remota cosas hermosas y con sustancia que han escrito quienes lo hacían con más acierto y sabiduría que yo. Sé que se puede vivir sin libros, cómo no. Pero no sé si, después de conocerlos, valdría la pena vivir sin ellos.

 

 

02/06/2013 00:29 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

FERIA DE HUESCA: ANÉCDOTAS

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Ayer estuve en Huesca, en la Feria del Libro. Visité, tras aparcar, la librería Estilo; luego vería a Pepa, Loreto y Fernando en la plaza Luis López Allué. Luego fui hacia la Feria donde estaba Javier Hernández, con algunos libros ya dedicados, José Antonio Adell y Luis del Val, que aún se acuerda de cuando nos conocimos y de una larga conversación para ‘El Periódico de Aragón’ en su casa de Majadahonda a mediados los años 90. Adell ha publicado, con Celedonio García, un libro sobre Teruel. Luis del Val es ingenioso y tiene frases para todo. José Giménez Corbatón recibió un premio por la traducción francesa de ‘El fragor del agua’.

Tras la comida, con muchos amigos, entre ellos Olga, profesora de literatura que trabaja sobre Gabriel García Badell, Isabel Peralta (de Nalvay), Chema Aniés (Anónima) y Pablo (de la librería Prólogo), fui a ver el espectáculo de Javier Hernández y Raquel Sobrino en el Museo de Huesca. Cuentos, risas y música de violín, alrededor del personaje popular Cipriano por allí andaban Luis Lles, muy feliz con el éxito de ‘Huesca es un cuento’ y Javier Brun, con sus hijos Mauro y Tristán, que no es un homenaje al Depor (de Mauro Silva y Diego Tristán), sino a Tristan Tzara, eso me dijo. Luego, firmé casi una docena de libros (María Luz me pidió que les firmase uno a sus nietos que estaban en Sanxenxo) y me fui a ver la espléndida exposición de Pedro Avellaned en las salas de la Diputación. Una amplia selección de su obra en collage, con ‘Memoria íntima’, su mejor serie. La exposición es realmente magnífica. Esta semana la comentará Virginia Baig en ‘Artes & Letras’.

Cuando volvía a casa, me ocurrió una cosa curiosa: paré en la gasolinera, compré naranjas de Valencia y cerezas del valle del Jertes, y hablé con Roberto, empleado de la gasolinera. A él y a sus hijos Lorient y Zilia les dediqué un ejemplar de ‘El niño, el viento y el miedo’ (Nalvay).

 

*Cipriano y el violín, una foto de Javi Hernández. Dibujador y contador de historias, acompañado de Raquel Sobrino.

02/06/2013 08:27 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

ENIGMA, DAVID ROMERO, EROS JACA Y ANTÓN CASTRO, HOMENAJE A CERNUDA

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CONCIERTO DE ENIGMA.

ESTRENO DE UNA PIEZA DE DAVID ROMERO INSPIRADA EN LUIS CERNUDA

INTERVENDRÉ COMO LECTOR DE LOS CINCO POEMAS 

Mañana, martes, cuatro de junio, en la sala Galve del Auditorio, el Grupo Enigma, que dirige Juan José Olives, ofrece un concierto con este programa:

-‘Elegías (homenaje a Luis Cernuda)’, David Romero (Encargo de la OCAZ). Con la participación de Eros Jaca al violonchelo y Antón Castro como recitador de cinco poemas de Luis Cernuda (1902-1963) del libro ‘Las nubes’, entre ellos el famoso poema a Mariano José de Larra.

-’Idilio de Sigfrido’, Richard Wagner (200 aniversario de su nacimiento). Comentarios ilustrados musicalmente antes de la interpretación de la obra a cargo de Juan José Olives).

 

DAVID ROMERO.

Compositor David Romero Martínez, zaragozano, estudió en su ciudad Piano, Dirección de Orquesta y Composición con, entre otros, Consuelo Roy y Juan José Olives. De igual grado que su pasión por la música, es la que siente, en este caso sólo como admirador, de las demás artes en sus diversas expresiones, como la poesía, la cual ha inspirado varias de sus anteriores obras y esta que hoy nos ocupa, Elegías (Homenaje a Luis Cernuda), creada expresamente para el violonchelista Eros Jaca, como solista, y el Grupo Enigma de Juan José Olives. Del texto de las ‘Cinco elegías españolas’, que el poeta sevillano Luis Cernuda compusiera en 1937, han surgido las siguientes cinco breves piezas musicales: ‘Scherzo para un elfo’, ‘Soñando la muerte’, ‘A Larra con unas violetas’, ‘Sentimiento de otoño’, ‘Lamento y esperanza’ La música de David Romero es una escritura reflexiva que utiliza diversas texturas y colores, evocando un clima ensoñador y melancólico a la vez. Esta dualidad es uno de sus puntos más interesantes y representativos en la poesía de Luis Cernuda.

 

EROS JACA. violonchelista

Eros Jaca es un joven violonchelista zaragozano, que cuenta entre sus profesores a Asier Polo, Ralf Gothoni. Claudio Bohorquez, Antonio Meneses o Louise Hopkins.

 

ENIGMA: ORQUESTA DE CÁMARA DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA (OCAZ)

La Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza realizó su concierto de presentación el 21 de noviembre de 1995. Desde aquella fecha, la OCAZ, el "Grupo Enigma" ha ido consolidándose, una temporada tras otra, como uno de los proyectos posiblemente más originales y distintos surgidos en los últimos diez años en el panorama de la música española. Gracias al auspicio del Auditorio de Zaragoza y bajo la dirección de Juan José Olives, la Orquesta ha desarrollado una ininterrumpida labor, centrada principalmente, desde sus inicios, en la interpretación y difusión de la música de la pasada centuria y de aquella otra escrita bajo el estricto signo de la contemporaneidad. En sus programas, gran parte de la música actual española, y singularmente aragonesa, convive con obras de los "clásicos del siglo XX" y de los autores más significativos internacionalmente de las últimas décadas. Así, el repertorio de la Orquesta abarca desde Schönberg y Stravinski hasta Britten y Boulez; desde Hindemith o Weill hasta Takemitsu o Berio; desde Falla y Gerhard hasta Oliver Pina, Marco o García Abril; sin olvidar a generaciones más jóvenes de compositores españoles (Rueda, Del Puerto, Charles...) y, en particular, aragoneses (Rebullida, Satué, Montañés...).

 

*En la foto, el compositor David Romero.

MÚSICA PARA MARIANO CARIÑENA

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MARIANO CARIÑENA:

MÚSICA PARA UN MELÓMANO

 

 

 

Concierto-Homenaje a

MARIANO CARIÑENA

Iglesia de Santa Isabel de Portugal

Día 13 de junio de 2013,jueves, 20 h. Foto de José Miguel Marco.

 

Este jueves 13 de junio, a las 20 horas, el dramaturgo Mariano Cariñena (1933-2013) será objeto de un homenaje musical en la Iglesia de Santa Isabel. La música era una de sus grandes pasiones: Bach, Beethoven, Messiaen, Paul Hindemith. Actuarán Eduardo Servera Cariñena a la flauta, y los organistas Luis Antonio González Marín, Saskia Roures Navarro y José Luis González Uriol. Eduardo González y María José Moreno, dos de sus actores y de sus mejores amigos, conducirán el acto.

 

 

PROGRAMA

 

 

MARIANO CARIÑENA

Mariano Cariñena (Zaragoza, 1932-2013) era un humanista integral que amaba el teatro, la música, el arte, la arquitectura, la literatura. Fue uno de los personajes decisivos del teatro de Aragón en el último medio siglo. Se formó en el Colegio Alemán, luego en Jesuitas; realizó estudios de Arquitectura y de Pintura en Barcelona durante tres años, llegó a exponer en la sala Libros de Víctor Bailo, y realizó un curso completo en París, en la Escuela de Beaux Arts, un período que aprovechó para descubrir al poeta Paul Verlaine, al novelista Roger Martin Du Gard y al cantante Georges Brassens, aunque el músico de su vida era Paul Hindemith. También había que agregar a Bach y las ‘Variaciones Goldberg’, a Beethoven y a Oliver Messiaen.

Hijo de médico y militar y de una mujer refinada que tocaba el piano, solía decir que se había aprendido el ‘Claro de luna’ de Beethoven como quien aprende un poema. A principios de los años 60 se vincularía al mundo del TEU de Juan Antonio Hormigón, a Federico Torralba y a Ángel Anadón. En 1963 fundaría el Teatro de Cámara, y en 1971 el Teatro Estable. La lista de sus montajes es amplia: ‘Los mercenarios’ de Torres Naharro en 1972, uno de los empeños de su vida; ‘Oficina de horizonte’ de Miguel Labordeta en 1977, para la que utilizó la música de Messiaen; la ‘Comedia tesorina’ de Jaime de Huete en 1979; ‘A puerta cerrada’ de Sartre en 1986 o, entre otras, ‘Enrique IV’ de Luigi Pirandello en 1990. También llevó varias obras suyas a la escena como ‘Fábula de la fuente y la raposa’, ‘El cuento al revés’ ‘De brujas, moras y diablos’. Montó espectáculos con la Escuela Municipal de Teatro, a la que dirigió durante casi veinte años, hasta su jubilación en 2002, y con Pingaliraina.

Lo hizo casi todo: fue autor, actor, traductor, adaptador, cartelista, escenógrafo y director. Era un estudioso y un investigador del contexto de cada pieza: solía decir que cada obra nacía de un trabajo que tenía algo de tesis doctoral, y de citas con historiadores universitarios y profesores como los citados Ynduráin y Hübner, Juan José Carreras o José-Carlos Mainer. Declaró: “El teatro ha sido mi vida y en cada nuevo montaje he intentado ir algo más lejos. Aprender, mejorar, arriesgar y emocionar”. La creación ha sido su mejor estímulo y la música una de sus pasiones constantes. Tenía abono anual del Auditorio y seguía con mucho cariño los conciertos del grupo Enigma. Él mismo elegía con sumo cuidado y con notable gusto las bandas sonoras de sus espectáculos.

 

DANIEL GASCÓN ESCRIBE DEL ABORTO

[Hace unos días, el escritor y traductor Daniel Gascón (Zaragoza, 1981), que trabaja en la revista ‘Letras Libres’, publicaba en su blog este artículo sobre el aborto. Es una reflexión serena que invita a mirar este conficto, que ha desempolvado Alberto Ruiz Gallardón, con sensatez, compromiso y datos.]

 

DELITOS Y FALTAS

Por Daniel GASCÓN

 

Siempre va a haber embarazos no deseados. El aborto es una realidad trágica y traumática, y el objetivo es que, como declaró Bill Clinton, sea “seguro, legal y escaso”. Para ello es necesario que existan una educación sexual y anticonceptivos disponibles, garantías sanitarias, apoyo a la maternidad y un marco legislativo, como el que proporciona la ley española de 2010, una normativa homologable a las de los países de nuestro entorno: Europa occidental, donde el aborto es legal, tiene las tasas de aborto más bajas del mundo. El Partido Popular recurrió la ley de plazos ante el Tribunal Constitucional y ha anunciado que la va a cambiar antes de que haya una sentencia.

Probablemente hay razones pragmáticas: el PP tiene que contentar a los sectores más radicales de sus votantes y las guerras culturales generan mucho ruido y distraen de otros asuntos. Se produce una curiosa paradoja: el gobierno compensa su timidez reformista con celo contrarreformista. Ese brío toma la forma de concesiones al sector más ultramontano de la Iglesia Católica. La ley que pretendía modernizar la educación española ha supuesto la reintroducción de la asignatura de Religión como materia evaluable. Según una encuesta reciente el 70% de los españoles –y el 61% de los católicos practicantes– se opone a esa decisión, que es un asalto al pensamiento científico, pero también facilita una práctica obscena: en muchos centros, los alumnos que escogen religión tienen automáticamente buena nota en esa asignatura. Ahora, ese premio a la fidelidad tribal hace media con la nota del resto de asignaturas: es un soborno mucho más jugoso, y deja en desventaja a quienes no quieran seguir una formación religiosa. En la reforma del aborto, el gobierno también se esfuerza en contentar a unos sectores que, esté dónde esté el Padre, siempre se colocarán a su derecha.

Lo que molesta a los sectores conservadores no es el derecho a la vida, sino la libertad sexual. En las democracias occidentales, la prohibición del sexo antes del matrimonio, del onanismo, del divorcio o de los anticonceptivos son ya batallas perdidas; por eso se redoblan los esfuerzos en torno al aborto. Uno de los motivos principales de que exista un debate público sobre el asunto es una cuestión de localización. El aborto se produce en el terreno que las religiones del Libro han intentado controlar con más insistencia: el aparato reproductor femenino. Si no fuera así, el aspecto político del debate habría quedado cancelado hace tiempo: el debate moral seguiría existiendo, pero sería una íntima cuestión de conciencia. Contrariamente a lo que podría parecer, que el aborto esté despenalizado no significa que sea obligatorio. Y, por otra parte, la vida está llena de cosas que son discutibles o inaceptables según algunos sistemas morales y que sin embargo no son delito. En palabras de Fernando Savater:

Las leyes contemporáneas de las democracias avanzadas no pretenden zanjartodas las disputas morales, sino impedir que lo que unos consideran pecado deba convertirse en delito para todos. Como todo reconocimiento institucional de la libertad de conciencia, ello obliga al incómodo ejercicio de convivir con lo que no nos gusta y aceptar que no se castigue penalmente las transgresiones de lo que nosotros íntimamente nos prohibimos.

La pregunta es: ¿debe una mujer ir a la cárcel por abortar? Ni siquiera lo cree el ministro Ruiz Gallardón. (Y las organizaciones ultracatólicas, abogadas de la tiranía de la mente discontinua que equiparan el aborto con el asesinato y dicen que abortar un embrión es matar a un niño presumiblemente encantador, piden que se prohíba la interrupción del embarazo, no que se clasifique como homicidio.)

Uno de los aspectos más tétricos de la postura del Partido Popular es el paternalismo con el que ha tratado el asunto. Mediante una batería de datos falsos y demagogia –que hizo que una de sus diputadas, Celia Villalobos, abandonara la sesión del Congreso, y ha incluido desde revisiones de Foucault a una pasmosa preocupación por la desigualdad económica–, se ha presentado la mujer que toma una decisión difícil como víctima, como un ser incapaz de decidir sus actos. Es un insulto a la realidad, un menoscabo a la dignidad de las mujeres que abortan y a la inteligencia de los ciudadanos. Volver a una ley de supuestos, como ha anunciado el PP, va en la misma dirección condescendiente: esa normativa, que obliga a una mujer a decir que es incapaz psicológicamente de tener un hijo para poder abortar, es una manera de declarar simbólicamente la minoría de edad mental de las españolas. Que la parte más conservadora de la derecha española, en alianza con la Iglesia Católica, afease a la izquierda su papel en la defensa de los derechos de la mujer a lo largo de la historia, como ha hecho el ministro de Justicia, recordaba por momentos al conde Drácula reprochando un chupetón.

Es posible que la especulación sobre la eliminación del aborto eugenésico sea finalmente una demostración de que el PP se ha aficionado a una de las tácticas preferidas del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: el globo sonda. Pero, aun así, es inquietante. No se puede impedir que una mujer tenga un hijo sabiendo que va a ser discapacitado o va a tener una malformación. Pero tampoco se le puede obligar a tenerlo. El jesuita Juan Masiá Clavel escribía:

Es ambiguo hablar de malformaciones en general, equiparando casos, desde un simple estrechamiento del conducto esofágico en un síndrome de Down hasta una anencefalia. Tampoco es coherente penalizar la interrupción del embarazo en supuestos seriamente graves, a la vez que se recorta el apoyo con la ley de dependencia a la crianza, sanidad y educación de esa vida discapacitada. Ni se puede lanzar la acusación de antivida a quienes optaron dolorosamente por un mal menor en situación de conflicto, ni es necesariamente provida la postura que impone por motivaciones ideológicas la opción contraria.

[…] un feto anencefálico carece del mínimo neurológico-estructural como soporte para formar una persona, desde respirar autónomamente hasta capacitarse para actos estrictamente humanos. Si hay razones para no interrumpir su alumbramiento, no será por considerarlo realidad humana personal. Su aborto no es comparable a matar un ser humano. Un feto con una malformación incompatible con la vida extrauterina (por ejemplo, agenesia renal irremediable) tampoco sobrevivirá.

En cambio, es delicado el caso de fetos con patología grave incurable, solo con solución paliativa. El doctor Francesc Abel, con doble perspectiva de obstetra y teólogo moral, concluía: “Ante tal diagnóstico prenatal, muchos progenitores solicitan interrumpir la gestación, acogiéndose al tercer supuesto de la ley... Aunque objetivamente cueste asentir, debemos respetar a quienes se encuentran en esta situación y sus decisiones” (Diagnóstico prenatal, Instituto Borja de Bioética, 2001, 3-26).

La consecuencia de esa cerrazón ideológica sería imponerle a una madre un hijo enfermo, y exponerlos a los dos a dificultades y padecimientos. Por ejemplo, una mujer o una pareja puede tener problemas a la hora de pensar en otros hijos: no solo por temor a que la discapacidad vuelva a aparecer, sino por la posibilidad de cargar al hijo menor con el cuidado del mayor. También supone hacerse responsable a sabiendas de que es una persona dependiente y de que te puede sobrevivir. Tampoco es lo mismo tener un hijo discapacitado si tienes dinero que si eres pobre. Y, con los recortes en las ayudas a la dependencia, todavía menos. Desgraciadamente, muchas personas sufren cada día las consecuencias de ese inhumano empecinamiento ideológico: en los países donde el aborto es ilegal no es menos frecuente, pero se realiza en condiciones menos seguras, que a menudo ponen en peligro la vida de las mujeres. Como han hecho los reaccionarios musulmanes, los fundamentalistas católicos –que combinan alegremente dos falsedades cuando se presentan simultáneamente como una mayoría social y una minoría perseguida– se apropian de un lenguaje aparentemente democrático, pero que solo funciona en una dirección: la libertad religiosa es solo la libertad para imponer su religión, y la libertad de expresión es solo la suya. En ese aspecto, los fanáticos religiosos se parecen a las personas que, como decía Groucho Marx, siempre toman bebidas caras, excepto cuando pagan ellos. Es una lástima que el gobierno de todos los españoles esté tan dispuesto a complacer a un sector atrasado y minoritario que muestra tanto entusiasmo por decretar la necesidad del sufrimiento ajeno y tanto empeño por convertir sus pecados en los delitos de todos.

 *La foto de Alberto Ruiz Gallardón está tomada de aqui:

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08/06/2013 15:23 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JOHAN HAGEMEYER Y SU MUNDO

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JOHAN HAGEMEYER: UN FOTÓGRAFO HOLANDÉS EN AMÉRICA
Johan Hagemeyer es un fotógrafo holandés, nacido en 1884 y fallecido en 1962. Procedía de una familia de agricultores: se trasladó a Estados Unidos y contacto hacia 1921 con el gran Alfred Stieglitz, más tarde conoció a Edward Weston y a Ansel Adams, y por distintas razones no se incoporó al coelctivo G f/64. Hizo todo tipo de fotos, básicamente retrato (Albert Einstein, Tina Modotti, Dalí...). Aquí ofrezco una pequeña selección de un artista que murió más bien aislado y en la miseria.

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08/06/2013 17:01 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

FIRMO EN LOS PORTADORES DE SUEÑOS

[Esta mañana de domingo 9 de junio, estaré de 12.30 a 2, en la librería Los Portadores de Sueños. Firmaré, si algún amable lector lo desea, algunos de mis últimos títulos:

-’El niño, el viento y el miedo’, que publica Nalvay y ha ilustrado Javier Hernández. Un viaje a la infancia y a esos cuentos más o menos míticos o fundacionales sobre el amor, la amistad, el diablo, el viaje, la brujería, los primeros obsequios, los primeros amores... Este texto lo conté hace algunos años en Segovia en el Festival de Narración Oral. Coloco abajo una entrevista de Pedro Zapater sobre el libro.

-’Cariñena’. Ediciones 94. Una novela de aprendizaje sentimental que cuenta diez de octubre en la vendimia de Cariñena en 1978. Es la historia de un joven más o menos errabundo que se enfrenta al amor, al primer empleo... Pongo abajo una lectura del libro de Toni Iturbe.

-’Versión original’. Isla de Siltolá. Una antología de mi obra más lírica, con una veintena de poemas inéditos, entre ellos el que da título al libro, dedicado a Félix Romeo y Lina Vila. El libro recoge una amplia selección de dos libros, ’Vivir del aire’ (Olifante, 2010) y de ’El paseo en bicicleta’ (Olifante, 2011).

-’El testamento de amor de Patricio Julve’. Olifante, 2011. Mi personal homenaje al Maestrazgo, que arranca de 1833 y culmina en 1995, con el rodaje de ’Tierra y libertad’.]

 

SOBRE ‘EL NIÑO, EL VIENTO Y EL MIEDO’

 

Por Pedro ZAPATER. Heraldo.es

En su nuevo libro habla del viento y el miedo...
Hablo de una niñez en una aldea española, gallega en mi caso, entre 1964 y 1968, que es la mía, donde el viento entre los pinos parecía un acordeón melancólico, y el miedo estaba en todas partes: en los caminos oscuros, en los bosques, en tu propia casa. Allí los vecinos se reunían a contar historias que me impresionaban: historias de brujas, de vampiros, de animales, de supersticiones.

¿Y cómo lleva lo de vivir en la ciudad del cierzo?
Vivo en Zaragoza desde el verano de 1978 (también he vivido en Camarena de la Sierra, Urrea de Gaén, Cantavieja y La Iglesuela del Cid) y siento que es mi ciudad. Me gusta, me reconozco en ella, la disfruto y la redescubro cada día con una fascinación que no cesa. Y el cierzo me encanta: me asusta, me estremece, entiendo que puede enloquecer a la gente pero me parece una presencia tan decisiva en Zaragoza que para mí es como si tuviera vida autónoma, y fuera uno de los personajes legendarios de la ciudad.

¿Dónde se encuentra Baladouro, el pueblo que menciona en ’El niño, el viento y el miedo’?
Baladouro es un lugar imaginario que se halla entre Santa Mariña de Lañas, Barrañán y Arteixo, lugares del mapa muy vinculados al origen de Inditex y a la figura de Arsenio Iglesias. Baladouro quiere decir valle de oro y es como mi Macondo particular: de niño, cerca de mi casa, había un monte que se llamaba el Monte das Croas y decían que a sus pies salían de cuando en cuando gallinas que ponían huevos de oro. De vez en cuando la gente los encontraba y se volvía secretamente rica. Y a la vez había unas enigmáticas minas de wolframio. De todo ello, y de la necesidad de moverme a mis anchas por los pantanos de la imaginación, nació Baladouro.

Con esta publicación regresa a la literatura infantil, a su infancia...
Sí. Este es un libro que habla del instante y del lugar en que nacen los cuentos. Mis primeros cuentos, eso sí, con un matiz: yo entonces no sabía que eran o que podían ser cuentos. Los vivía como si fueran la única vida posible. Así fue mi infancia. Así la vivía yo, con ese embrujo, con ese miedo y con esos personajes que lo daban casi todo por una buena historia. La literatura infantil me gusta mucho. Soy consumidor compulsivo de cuentos y de álbumes ilustrados.

¿En qué género literario se encuentra más cómodo?
Lo que más me gusta es tener una historia que contar y hacerlo con todo el despojo posible. La conquista del estilo es también la conquista de la sencillez y de la claridad. Y a la vez con toda la poesía aconsejable. La poesía está en mis textos como una corriente subterránea, un leve temblor o una amable corriente de aire.

¿Qué le aporta el periodismo como escritor?
El periodismo me lo ha dado todo. Y me ha enseñado la precisión, la economía expresiva, la riqueza y los matices de la vida. El periodismo me ha enseñado a respetar a todo el mundo y a comprender que nada es blanco o negro, que la escritura consiste en explicar con transparencia la complejidad de matices. El periodismo es una escuela decisiva de conocimiento y emoción: he aprendido que las mejores historias, las más inverosímiles y hondas son las de la realidad.

¿Y la literatura como periodista?
La literatura es un campo de pruebas maravilloso, es un medio y un fin, que ayuda a mejorar el periodismo. En ese camino, en el fondo y a diario, estamos casi todos. Nuestra obligación es, siendo escrupulosos con los hechos y todo lo imaginativos con los métodos, dar lo mejor de nosotros mismos. El lector siempre lo percibe.

En su obra habla de fútbol, otra de sus grandes pasiones...
El deporte que más me emociona es el atletismo. Pero el fútbol lo he vivido desde niño. Esa pasión nació en mí cuando vi jugar al Peñarol de Lañas, compuesto por los gremios del pueblo. Los miraba desde una finca y creo que aquellos partidos eran como la primera película asombrosa de los domingos de la infancia. Mi jugador favorito era Boedo: lo llamaban ’el bombardero patizambo’. Tiraba las faltas con una fuerza increíble: era nuestro Puskas antes de saber yo bien quién era o había sido Pancho Puskas.

Además de su intensa labor periodística publica una media de dos libros al año ¿Cómo llega a todo?
Tengo la sensación de que no llego a nada. Es tan fascinante y plural la realidad que siempre te sobrepasa.

’El niño, el viento y el miedo’ está dedicado a sus cinco hijos y a Ignacio Sanz...
Es como devolverles a ellos una infancia de la que les he hablado veces y veces. Imagino que algunas de estas historias serán como pesadillas ya para ellos, como las narraciones del abuelo Cebolleta. Y se la dedico a Ignacio Sanz porque en el verano de 2006 me invitó a participar en el Festival de Narración Oral de Segovia: me planté allí, ante 350 personas, y les conté de memoria todo lo que cuento aquí. Pocos, muy pocos, se dieron cuenta de que estaba muerto de miedo y de que me temblaban las piernas. Hablé sin micrófono. Eso sí, Ignacio Sanz me dijo que algunas parejas le habían dicho algunos días después que aquella noche habían hecho el amor en gallego. Mejor recompensa no puede tener un escritor ni un contador de historias.

¿Cómo ha conseguido que un argentino como Javier Hernández ilustre los textos de un gallego?
Soy inocente. Aunque soy muy feliz. Conocía a Javier, había ilustrado la portada de ‘Artes & Letras’, había leído su libro ‘Haberlas haylas’... Posee un hermoso y evocador trazo que se ajusta muy bien al espíritu del libro. Él ha creado su propio mundo, y creo que uno de los elementos fundamentales de este libro es la fuerza de su trabajo, su calidez, esa mezcla de fuerza y suavidad, la capacidad de sugerir, la impregnación sutil de melancolía. Sinceramente, me siento muy afortunado y muy agradecido, también, a la editorial Nalvay.

 

 

SOBRE ’CARIÑENA’

 

ANTÓN CASTRO SE VA A VENDIMIAR A CARIÑENA

 

Por Toni ITURBE. Revista ‘Qué Leer’

Cuando uno mismo cae en el desaliento sobre la propia profesión periodística e incluso sobre su propia tarea como informador cultural, topar con Antón Castro es como rejuvenecer de golpe. Está su tarea en el suplemento cultural de el Heraldo de Aragón, pero también su enorme cantidad de publicaciones en prosa y poesía, su paso por programas culturales en televisión, haber sido entrenador del Garrapinillos o su actividad arrolladora en su blog. Cuando uno se asoma a su blog se hace una idea de su pantagruélica curiosidad: libros, arte, bicicletas, política, fotografía, mujeres extraordinarias…

Acaba de publicar Cariñena (DOP Cariñena) una narración con mucho de autobiográfico que nos cuenta cómo un gallego objetor de conciencia (ya nadie se acuerda de la mili e incluso ahora suena como un disparate ridículo, pero ahí estuvo tantos años) busca refugio junto al Ebro. El protagonista (nos podemos imaginar muy bien al propio Castro a poco que lo conozcas) es uno de esos pusilánimes heroicos: un muchacho de 19 años inseguro y más bien encogido, pero que no está dispuesto a ceder en su convicción de no hacer el servicio militar. Una especie de Bartleby que se rebela sin aspavientos ni soflamas. Así es Antón Castro, un revolucionario que lo pide todo “por favor”. Al enterarse de que en Zaragoza hay grupos de insumisos, decide dejar su casa en la provincia de Coruña y tratar de buscar allí acomodo. Su camisa blanca de buen chico no parece acomodarse mucho con la comuna de artesanos que venden collares por las ferias. Uno se lo imagina como un rodaballo caído en los Monegros. Pero ahí se queda, tratando de encontrar su lugar en el mundo. Y con esa camisa que le debió comprar su madre y esa timidez decidida, se va hasta Cariñena (buenos vinos recios aragoneses), porque necesita ganar dinero y le han dicho que allí cogen gente para trabajar en la vendimia. Pero la cosa no resulta tan sencilla. En seguida lo calan y ven que ese gachó tiene más pinta de chupatintas que de labriego. Aún así, logra asociarse con otro joven que busca trabajo, más desenvuelto y caradura. Mientras buscan el trabajo, incluso están a punto de ligar con dos hermanas guapísimas, pero al final todo queda en nada. Él (enamoradizo soñador) se decanta por la más lánguida de las dos: la escucha mucho, le habla mucho de libros y de música, y al final le pasa como siempre, que todas lo quieren mucho… como amigo (aunque siempre terminan liándose con otro más sinvergüenza). De todas formas, a su amigo más lanzado, la táctica directa tampoco le da otra cosecha que la de las calabazas. Al final, logra el deseado empleo como vendimiador que con tanto ahínco ha estado buscando durante días… pero dios nos castiga escuchando nuestras más fervientes plegarias: él pone toda su voluntad y su ahínco para no defraudar a su empleador, ni a su amigo, se esfuerza hasta la extenuación, pero lo que no puede ser… no puede ser.

Esto es ficción… pero es su propia peripecia personal punto por punto y uno no puede evitar ver al propio Antón Castro, que cambió el verdor de Galicia por la aspereza del cierzo y la introversión galaica por la expansividad a veces explosiva de los maños. Es fácil reconocerlo en ese chico gallego torpón y soñador que estudió electrónica pero le daba miedo la corriente: en esa voluntad de agradar aun a costa de desriñonarse (como es el caso) de la gente de bondadosa, en la timidez atrevida de los que siempre se disculpan pero no dejan de hacer lo que creen que han de hacer o en la sensibilidad para convertir los malos tragos en poesía y seguir adelante. Es una narración breve, sencilla, de trazos abocetados… pero tiene tan buen toque literario y hay prensada tal cantidad de ternura, fragilidad y a la vez de entereza, que a mí me ha emocionado profundamente.

 

09/06/2013 07:37 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

DAVID VELA FIRMA HOY EN LA FERIA

Ilustración de David Vela

Ilustración de David Vela

Ilustración de David Vela

Ilustración de David Vela

Ilustración de David Vela

Ilustración de David Vela

Portada de 'Ninfas y calaveras' en gallego

Portada de 'Ninfas y calaveras' en gallego

 

 

ENTREVISTA CON EL ILUSTRADOR DAVID VELA

 

-¿Cómo nace su pasión por Gómez de la Serna? 
-De Ramón me gustó desde muy joven 'El incongruente' y la incongruencia como actitud vital. Y después me interesaron mucho sus ensayos 'Lo cursi', 'Gravedad e importancia del Humorismo' o los incluidos en Ismos. El gusto por las greguerías y los caprichos ramonianos fue bastante posterior, a partir del ejercicio de interpretarlos a través del dibujo. Buscando ilustraciones de Salvador Bartolozzi, a quien le he dedicado mi tesis doctoral, en las revistas de época, me topé con una serie de artículos de la segunda mitad de los años veinte con una estética que sorprendía por su modernidad. Estaban firmados por distintos dibujantes como Bon, Climent, Almada Negreiros o Beberide; pero en todos los casos ilustraban textos de Ramón. Desde esos días, hace ya veinte años, me quedó el interés por aquellos artistas así como por otros que pasaron por Pombo, pero también el propósito envidioso de ilustrar yo mismo a Ramón.

-¿Cómo define su obra, qué es lo que le llama la atención?
-Modernidad y humorismo son tal vez las cualidades más llamativas de Gómez de la Serna y las que le convierten en un autor de plena actualidad. Pero como ilustrador me atrae la inmensa capacidad de Ramón, casi infinita, de crear imágenes poéticas. Se tiende a banalizar la greguería y a subrayar los aspectos más irrelevantes del autor; sin embargo, como afirmaba Umbral, el 27 nace primero de Juan Ramón, pero también en gran medida de la metaforización audaz de Gómez de la Serna.

-Le ha dedicado al menos dos exposiciones...
-En realidad son tres exposiciones y en los tres casos son proyectos de iniciativa personal previos al libro. Comencé con una selección de greguerías dedicadas a los animales como un primer ensayo a la hora afrontar gráficamente el género; primer ensayo con aciertos y algunos errores que se pudo ver hace diez años en el Café la Esfera. Después, un editor madrileño, José Rodríguez, de ACVF, se interesó por la colección y lo publicó en 2007 como Bestiario de Greguerías.

-¿Y luego?
-El segundo proyecto se basa en uno de mis libros preferidos de Ramón, el ensayo 'Los muertos y las muertas', que inexplicablemente todavía no tiene edición moderna. La colección completa de originales fue adquirida por el Programa de Humor Gráfico de la Fundación General Universidad de Alcalá y se puede ver como exposición itinerante. Finalmente preparé una exposición sobre lo femenino en Ramón, aunque en esta ocasión con la compañía del excelente pintor y escultor Ángel Laín. Ambos presentamos las ‘Ninfas y sirenas’ ramonianas en la librería La Pantera Rossa de Zaragoza hace un par de años. Y de estas dos últimas exposiciones y algunos dibujos inéditos más surge el presente libro de El Patito Editorial, ‘Ninfas y calaveras’, como homenaje al autor en el cincuentenario de su muerte.

-¿Qué importancia ocupa el humor y la sátira en su propia obra?
-Siento el humor como una actitud muy cómoda de distanciamiento, de relativización, de descreimiento frente a lo establecido -a derecha e izquierda- más que de comicidad. Por eso muchos de mis trabajos de humor gráfico no suelen ser inmediatamente graciosos, sino más bien reflexivos. Eso genera detractores, pero también un estilo de humor muy exportable que me va generando año a año premios en los certámenes internacionales. En abril conseguí el premio del Ministerio de Cultura de Bulgaria, en el certamen de Gabrovo, uno de los de mayor tradición de la Europa del Este.

-Creo que también hay una dimensión onírica, fantástica, próxima al realismo mágico, ¿no?
-Yo soy un lector perezoso y por eso mi género preferido es el cuento fantástico, desde Hoffmann a Nodier, Machen, Lovecraft, Quiroga, Hodgson, etc. Así que el realismo me conmueve poco. Me interesa por eso explorar la obra de algunos dibujantes que se movían en ese ámbito de lo fantástico, como los simbolistas europeos o en España Romero Calvet o su coetáneo el excelente ilustrador gallego Max Ramos.

-¿Cómo quiere que sean sus dibujos: narrativos, sugerentes, transgresores, inquietantes?
-En el caso de ‘Ninfas y calaveras’ sería magnífico que se le pudieran aplicar todos los adjetivos que indicas. Pero también el de “teatrales”. No comparto la idea de que la ilustración no pueda ser redundante con el texto y en ocasiones formularse como un subrayado o una escenificación. En realidad no creo que haya reglas cerradas para la ilustración, más allá del trabajo bien hecho y el respeto al texto y al autor. En ‘Ninfas y calaveras’ muchos de los dibujos están concebidos como una puesta en escena, como una teatralización de las greguerías o de los textos del ensayo ‘Los muertos y las muertas’.

-¿Qué le debe a Salvador Bartolozzi? Dice el profesor Jesús Rubio que es uno de los grandes especialistas sobre él...
-Jesús Rubio, que amablemente prologa ‘Ninfas y calaveras’, fue el director de mi tesis sobre Bartolozzi y siempre ha apoyado aquella investigación que se presentó en 1996. Se publicó después en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y durante algún tiempo tuvo nula difusión. Pero es cierto que últimamente se ha convertido en uno de los trabajos de referencia sobre el artista, al menos para especialistas como Juan Manuel Bonet o Felipe Hernández Cava; y recientemente me envió un correo muy alentador Antonio Martín. Queda mucho por hacer, ya que el campo de acción de Bartolozzi era amplísimo incluyendo ilustración gráfica, muñequería humorística, historieta y literatura infantil, títeres, teatro para niños y escenografía.

-¿Quiénes serían sus referentes?
-Yo soy rata de hemeroteca digital y ahora mismo es fácil descubrir cada día dibujantes fantásticos. En este momento me estoy recorriendo la versión digital de la revista ‘Simplicissimus’ donde hay nombres extraordinarios como Kubin u Olaf Gulbransson. En las hemerotecas españolas puede verse toda la generación excelente de La Esfera, con artistas como el propio Bartolozzi o sus coetáneos, Max Ramos, Ribas, Zamora, Ochoa, etc., o humoristas de la talla de K-Hito, Bagaría, Sirio o Mihura. De los más modernos admiro mucho a nombres como Ceesepe o Ana Juan; y de última hora me quedo con dos monstruos como nuestro Oscar Sanmartín y Jack Mircala.

-¿Qué técnica utiliza?
-Soy muy fiel a la témpera y el pincel. El ordenador solo para el retoque último.

-¿Por qué se ha publicado en gallego y en castellano?
-El Patito Editorial es una editorial gallega, especializada en cómic y libro ilustrado, con sede en Santiago de Compostela. Sus responsables, Gemma Sesar y el dibujante Fausto Isorna, publican parte de su producción en lengua gallega. Así que quisieron publicar una versión del libro en gallego, con distinta cubierta y traducción de Isabel Soto. A mí esta versión titulada ‘Ninfas e caveiras’ me encanta, y recomiendo para el lector de cualquier parte esta inédita manera de leer a Ramón.

09/06/2013 09:59 Antón Castro Enlace permanente. Ilustradores No hay comentarios. Comentar.

'PENSUMO': PROYECTO DE JOSÉ L. ORÓS

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José Luis Orós fue, durante alguños años, la cara amable de El Corte Inglés y de Ámbito. No es que los demás no sean afables, pero él era especial: sonriente, cálido, creía en lo que hacía, era dialogante y sensible. Era y lo es en cuanto emprende. Y esto no es hablar por hablar. El pasado sábado, mientras lloviznaba, se pasó por la Feria del Libro. Hablamos. José Luis es especial en otras muchas: es un estupendo encuadernador, un ’manitas’ de las cosas bellas, hechas con alma y con sutileza. Y ahora, tras otras aventuras, está metido en un proyecto que se llama PENSUMO (Pensión por consumo), que se hace no con bancos sino con compañías aseguradoras. Así me lo ha explicado en un correo. Sé que todo lo que emprende es noble. Así lo cuenta en esta carta:
"Te paso alguna información de este pedazo de proyecto. Creemos que Pensumo es oportuno en estos momentos de inseguridad en todo lo que es es Sistema de Pensiones y el llamado Estado del Bienestar, lo que pasa es que hay otros que creen que es oportunista, simplemente por el hecho de dar una alternativa que no es la ’universal y gratuita’. A todos nos gustaría que nuestro Estado tuviese la solvencia que el de Suecia o Noruega y disponer de las mismas prestaciones, pero las cuentas no salen.
Yo estoy con la marea verde, la blanca, la naranja y en general cualquiera que defienda los derechos que tanto tiempo y esfuerzo ha costado levantar. Pero la cuentas en demografía no fallan y en 2050 la forma de la pirámide poblacional será grotesca para una supervivencia del sistema. Antes de hacer la revolución ¿por qué no probamos con acciones no traumáticas, y que a nadie perjudican?
Te aseguro que no soy profeta del liberalismo económico, pero si debo ser calificado como tal lo asumiré, antes de tomar la aptitud que adoptan algunos políticos de medio pelo a quienes he presentado la idea: "si ahora yo apoyará algo así, parecería que encubiertamente estaba dando por hecho que el sistema de pensiones va a hacer crack, esto es muy fácil de malentenderse". 
Te adjunto el enlace del vídeo.
*En la foto, José Luis, a la izquierda, presenta una novela de Carlos Manzano.
09/06/2013 18:38 Antón Castro Enlace permanente. Temas aragoneses No hay comentarios. Comentar.

LIBROS Y LECTURA ELECTRÓNICA

PONER ORDEN EN EL FAR WEST DIGITAL,

ADAPTAR LAS LEYES A LA REALIDAD Y MUCHA PEDAGOGÍA

 

Siete reconocidos escritores se pronuncian sobre los libros y la lectura electrónica

[Nota de Lola Ferreira] Julio Llamazares, Javier Sierra, Julia Navarro, Lorenzo Silva, Milagros del Corral, Rodrigo Fresán y Elvira Lindo se han reunido esta mañana en el Centro Cultural de Círculo de Lectores de Madrid para reflexionar sobre el modo en que el la irrupción digital está modificando el proceso creativo, sobre los nuevos vínculos que las redes sociales permiten establecer entre escritores y lectores y sobre las dificultades de la protección de los derechos de autor. Este acto se enmarca dentro de la celebración del 50º Aniversario del club y la serie de debates que sobre el universo digital se están desarrollando durante esta 72ª Feria del Libro de Madrid.

 

Milagros del Corral y Rodrigo Fresán, moderados por Fernando R. Lafuente, se han ocupado de la propiedad intelectual. Milagros del Corral subrayó la perentoria necesidad de que el legislador ponga orden en el escenario digital que, poco antes, Fresán había comparado con el far west. Tarea compleja dada “la imposibilidad de distinguir entre el derecho de comunicación y el derecho de reproducción en Internet, pero es preciso buscar equilibrios entre los distintos intereses y adaptar las leyes a la realidad”, añadió Del Corral. En su opinión, se ha perdido un tiempo precioso “en la búsqueda estéril de culpables” y ahora ha llegado el momento de encontrar soluciones. Además, Milagros del Corral abogó por la pedagogía para combatir “la desafección de los jóvenes hacia los derechos del autor”.

 

Por su parte, Rodrigo Fresán afirmó que “estamos en la prehistoria de la prehistoria de una profunda mutación que se está produciendo cuando el autor, que tiene los derechos más torcidos y retorcidos, aún no entiende que sólo tenga derecho al 10% del precio de la tapa; nuestro único derecho es que no tenemos derechos y que más nos vale vender lo más posible”. El escritor se mostró especialmente escéptico ante un cambio de paradigma que invita a los escritores a “intentar vender una marca en 140 caracteres en Twitter” y a los lectores a almacenar miles de libros que no leerán en sus dispositivos. “Pronto nos invitarán  a hacer click para sentir en la boca el sabor de la magdalena de Proust", añadió. El escritor recordó que "no es lo mismo estar que ser" y celebró "el acto de justicia poética que supuso que una de las presentaciones de Steve Jobs fuese interrumpida por la noticia de la muerte de J.D. Salinger: por una vez, los inmortales libros triunfan sobre el efímero aparato".

 

"Lo digital cambiará la literatura porque está cambiando a las personas"

A la pregunta de Blanca Berasátegui sobre cuál es el impacto que está teniendo el nuevo escenario digital en el proceso de creación literario, Julio Llamazares fue rotundo: “Lo digital cambiará la literatura porque ya está cambiando a las personas y su manera de estar en el mundo. Sin embargo, la esencia del hecho literario seguirá siendo el mismo, porque permanecerá invariable desde Homero y hasta el último hombre que escriba sobre la faz de la tierra: alguien que procura plasmar por escrito, con la mayor fidelidad posible, sus sentimientos y pensamientos". Añadió que el proceso de escritura, en su caso, ha sido el mismo en su última novela, Las lágrimas de San Lorenzo, que en la primera: “Utilizo el ordenador como la Olivetti con la que escribí Luna de lobos, como una máquina de escribir que permite tachar y grabar”. Llamazares aseguró considerarse “el único lector del mundo mientras escribe”. Por el contrario, Javier Sierra admitió que en el proceso de escritura utiliza las redes sociales para ponderar las reacciones de sus lectores ante algunos elementos que planea introducir en su narración. “Antes los escritores estaban en su torre de marfil; ahora la membrana que nos separa de los lectores es cada vez más fina”, apuntó.

 

Las nuevas dictaduras de lo digital

Moderados por Juan Cruz, Lorenzo Silva y Julia Navarro ahondaron en el modo en que Internet ha modificado la relación con sus lectores. Lorenzo Silva dijo negarse a la lógica imperativa de las redes sociales: "Me niego a gestionar públicamente mi vida privada a través de las redes sociales. La cuenta de correo electrónico que figura en la web que abrí hace 13 años, esa herramienta casi rupestre, es la vía que utilizo para atender a los lectores". Y precisó: “No obstante, para escribir necesito estar off line, desatender las herramientas diseñadas para apremiarnos”. Silva reivindicó la figura del editor –“sin esta figura, un libro nace en orfandad”- y manifestó sus recelos ante las plataformas digitales que permiten a los autores la autoedición, pero que no le ofrecen ningún valor añadido, ningún servicio: “Es estar en la nada, desnudo bajo la noche”. Julia Navarro, sin embargo, mantuvo una opinión discrepante: esas plataformas representan una oportunidad para los jóvenes escritores que se ven rechazados por las editoriales. Comentando su propia experiencia, confesó que se rebelaba contra “la nueva dictadura de las tecnologías y lo digital” y no tener ningún interés en mantener presencia en las redes sociales: “Sin embargo, participo en muchas presentaciones, acudo a clubes de lectura; son experiencias que me resultan muy gratas”.

 

La intervención de Elvira Lindo, encargada de recapitular y  comentar los asuntos tratados, clausuró la jornada: "La literatura es algo personal y reflexivo. Solo se puede escribir en soledad. Las grandes corporaciones nos convencen de que la masa, que celebra la ignorancia, decide". También criticó la importancia que los medios de comunicación y la sociedad conceden a los comentarios vertidos en las redes sociales: “Son el reino de la banalidad y, desde luego, no tengo datos que corroboren que la presencia en ellas de los autores se traduzca en un incremento de ventas”.

 

INCLUYE FOTO. Autora: Amaya Aznar

 

PRENSA 50ª ANIVERSARIO

Lola Ferreira

10/06/2013 19:33 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

LA NUBE EN LA MANO

 

 

 

 

Nace el programa de animación a la lectura a través de las nuevas tecnologías «la nube en la mano»

 

 

i HYPERLINK "http://nubeenlamano.wordpress.com/2013/05/13/inscripcion-en-el-programa-la-nube-en-la-mano/"nscríbete aquí

 

 .www.nubeenlamano.wordpress.com 

 

 

La editorial digital Musa a las 9 ha creado el programa de animación a la lectura a través de las nuevas tecnologías «La nube en la mano», cuyo funcionamiento se pondrá en marcha el próximo otoño en varios institutos zaragozanos.

 

Presentación

 

La lectura en la red

¿Por qué esta cuestión? Por la sencilla razón de que la oferta de estos contenidos de calidad en soporte digital es muy limitada y de difícil acceso.

 

Adolescentes lectores y conectados

 

La Nube en la mano es, por tanto, un programa de animación a la lectura adaptado al espacio natural en el que se mueven los lectores entre 14 y 24 años: los soportes electrónicos e Internet como herramienta para el desarrollo de la lectura social.

 

¿Cómo tener la nube en la mano?

 

El programa ofrece un servicio de lectura digital basado en un modelo de suscripción a través del cual se puede leer desde el móvil, la tablet o el ordenador, con una oferta atractiva para los lectores.

 

Este servicio se oferta a través de una herramienta de lectura online, cuyo funcionamiento es muy similar a la de otras plataformas de suscripción que han tenido un gran éxito en sectores como el de la música (Spotify) o el cine (Filmin).

 

Las fases del programa

 

Coordinación de la participación de los centros de secundaria en el programa.

Creación de las listas de lectura.

 

 

Creación de los paquetes de suscripción para los alumnos.

Creación de los clubs de lectura: espacios en red para el fomento de la comprensión lectora a través de la lectura social.

Tutorial presencial para alumnos y profesores sobre el funcionamiento del programa (véase el apartado de descripción de los talleres de las I Jornadas de Aproximación a los Nuevos Formatos del Libro).

Puesta en marcha del programa, seguimiento y apoyo. Si eres profesor de un centro de secundaria y estás interesado en participar en el programa,

 

Para saber más, visita el blog del programa:

 

 

 

I Jornadas de Aproximación a los Nuevos Formatos del Libro

martes, 11 de junio, ibercaja zentrum

 

El lector digital

 

La irrupción de las nuevas tecnologías en el sector del libro

ha supuesto un motivo de reflexión importante en los últimos años. Todo indica que es necesario fomentar un modelo de convivencia que dé valor a los contenidos por encima del soporte, apoyando al mismo tiempo tanto el trabajo de los profesionales como el placer por la lectura.

 

Las Jornadas

 

En un momento de transición tan importante para el sector del libro, el programa de animación a la lectura a través de las nuevas tecnologías la «Nube en la mano» quiere contar con la colaboración de los editores, para que puedan familiarizarse con el manejo de las nuevas formas de edición, así como implicar al sector docente y el conjunto de la sociedad en el hábito de las buenas prácticas con respecto a los contenidos que se ofertan en la red.

Las Jornadas son, pues, un espacio de reflexión y convivencia entre los distintos agentes del sector y una introducción fundamental para enmarcar el programa de animación a la lectura en un contexto amable, dinámico y didáctico.

 

Patrocina

 

 

Ibercaja Zentrum es un espacio formativo y cultural dotado con modernas instalaciones y ubicado en la plaza de los Sitios de Zaragoza. El Centro ofrece una amplia programación de cursos y de foros de debate de actualidad en distintos campos.

 

 

 

 Programa de las jornadases, hoy por hoy, un ejercicio autodidacta que ocasiona numerosas preguntas acerca del futuro de la lectura, pero quizá la más importante sea la siguiente: ¿qué leen hoy en día los adolescentes? No es una pregunta que pretenda censurar la elección de unos textos frente a otros, sino la calidad de los contenidos, en cuanto a disponibilidad y edición.  

 

 

Nace el programa de animación a la lectura a través de las nuevas tecnologías «la nube en la mano»

 

La editorial digital Musa a las 9 ha creado el programa de animación a la lectura a través de las nuevas tecnologías «La nube en la mano», cuyo funcionamiento se pondrá en marcha el próximo otoño en varios institutos zaragozanos.

Presentación

La lectura en la red

¿Por qué esta cuestión? Por la sencilla razón de que la oferta de estos contenidos de calidad en soporte digital es muy limitada y de difícil acceso.

Adolescentes lectores y conectados

La Nube en la mano es, por tanto, un programa de animación a la lectura adaptado al espacio natural en el que se mueven los lectores entre 14 y 24 años: los soportes electrónicos e Internet como herramienta para el desarrollo de la lectura social.

¿Cómo tener la nube en la mano?

El programa ofrece un servicio de lectura digital basado en un modelo de suscripción a través del cual se puede leer desde el móvil, la tablet o el ordenador, con una oferta atractiva para los lectores.

Este servicio se oferta a través de una herramienta de lectura online, cuyo funcionamiento es muy similar a la de otras plataformas de suscripción que han tenido un gran éxito en sectores como el de la música (Spotify) o el cine (Filmin).

Las fases del programa

Coordinación de la participación de los centros de secundaria en el programa.

Creación de las listas de lectura.

 

Creación de los paquetes de suscripción para los alumnos.

Creación de los clubs de lectura: espacios en red para el fomento de la comprensión lectora a través de la lectura social.

Tutorial presencial para alumnos y profesores sobre el funcionamiento del programa (véase el apartado de descripción de los talleres de las I Jornadas de Aproximación a los Nuevos Formatos del Libro).

Puesta en marcha del programa, seguimiento y apoyo.

 

Si eres profesor de un centro de secundaria y estás interesado en participar en el programa,

 

es, hoy por hoy, un ejercicio autodidacta que ocasiona numerosas preguntas acerca del futuro de la lectura, pero quizá la más importante sea la siguiente: ¿qué leen hoy en día los adolescentes? No es una pregunta que pretenda censurar la elección de unos textos frente a otros, sino la calidad de los contenidos, en cuanto a disponibilidad y edición.

 

martes, 11 de junio, Ibercaja Zentrum

Mañana

 

10.30 h_

Panorama actual de la edición digital.

Imparten: Alberto Vicente y Silvano Gozzer

(ADR)

11.30 h_

Taller exprés: diseño y realización de e-books.

Imparte: Lucrecia Baquero (Contenidos en Red)

12.30 h_

 

El papel del autor dentro de los nuevos formatos.

Intervienen: Lorenzo Silva y Jesús Ruiz Mantilla

13.30 h_

 

16.30 h_

     

 

Taller introductorio al programa La Nube en la mano para profesores de secundaria.

Imparten: David Sánchez (24symbols) y Beatriz Rodríguez (Musa a las 9)

17.30 h_

 
 
 
 
 

 

Métodos de convivencia y buenas prácticas entre los agentes del sector del libro.

Luisa Miñana (Literatúrame), Paco Goyanes (Librerías Cálamo) y Mónica Fernández Muñoz (Subdirección General de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas)

Modera: José Luis Acín (Centro del Libro de Aragón)

18.30 h_

Lectura y educación: las plataformas del libro digital.

Luis Collado (Google Books) y David Sánchez (24symbols)

Modera: M.ª Ángeles Naval (Universidad de Zaragoza)

19.30 h_

 

 

Visibilidad en el mercado de la edición digital: del diseño al posicionamiento.

Imparte: María Cardona

20.30 h_

 

 

Clausura de las jornadas.

11.30 h. Taller exprés: diseño y realización de e-books

Imparte: Lucrecia Baquero (Contenidos en Red)

 

La digitalización e Internet han abierto la puerta a nuevas vías de edición y distribución de documentos que pueden ser leídos en pantallas de gran variedad: ordenadores, smartphones, e-readers, tablets… Escritores, periodistas o cualquier persona que lo desee puede editar un documento en formato digital (se recomienda el formato EPUB) sin tener grandes conocimientos de programación. Se digitalizan todo tipo de textos: libros, tesis doctorales, estudios, análisis en profundidad, catálogos, etc., un paso previo a la distribución que se puede hacer de forma directa o a través de plataformas de comercialización, librerías digitales o la promoción en comunidades online.

En este taller aprenderemos a crear una publicación electrónica en formato EPUB (el estandar del IDPF): crearemos la tabla de contenidos, asignaremos estilos, insertaremos metadatos, veremos cómo podemos realizar una navegación hipertextual y veremos cómo se puede validar. Conoceremos también cuáles son las diferencias entre las últimas dos versiones del EPUB (2.0.1 y 3).

 

16.30 h. Taller introductorio al programa «La nube en la mano» para profesores de secundaria

Imparten: David Sánchez (24symbols) y Beatriz Rodríguez (Musa a las 9)

 

El programa la Nube en la mano ha creado una serie de listas de lecturas adaptadas a las diferentes edades de los cursos de secundaria. Los profesores tendrán acceso durante el taller a estas listas para que puedan, de este modo, conocer todos los títulos que las integran y comenzar así con la planificación para el próximo curso escolar.

Una vez que cada centro seleccione las lecturas anuales, la Nube en la mano creará con cada título un club de lectura online, en el que los profesores podrán moderar y fomentar la comprensión lectora a través de la lectura social. Durante el taller se familiarizará a los docentes en el manejo de esta herramienta, de modo que su utilización cuando arranque el programa sea fluida.

 

*La foto de Lorenzo Silva la he tomado de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-dfe2aeafd61c338113aa1945d32c7f72.jpg

**La foto de Jesús Ruiz Mantilla la he tomado de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-14a2c01285cc9ce73378929a850f1c9a.jpg

 

 

 

 

 

10/06/2013 19:48 Antón Castro Enlace permanente. Temas aragoneses No hay comentarios. Comentar.

EL ASESINATO DEL CARDENAL SOLDEVILA

JAVIER DÍEZ, desde Mas de las Matas y El Sueño Igualitario, remite este artículo de Jesús Cirac.

JESÚS CIRAC

Terminó la Primera Guerra Mundial y el mundo tuvo que afrontar situaciones nunca antes conocidas. No fue solo que los grandes imperios desaparecieran o que el mundo asistiera a una nueva dimensión de la devastación bélica. No fue solo que Alemania fuera humillada por los vencedores o que los Estados Unidos mostraran por vez primera la patita de su inmenso poder. También, por vez primera, la socialdemocracia desembarcaba, a través de las urnas, en el gobierno de naciones tan civilizadas como Dinamarca, Suecia o Alemania con sus programas de reformas sociales. Por primera vez una revolución obrera conseguía no solo derrocar a una dinastía centenaria sino consolidar un gobierno netamente bolchevique. Aquellos días que conmovieron al mundo abrieron la escena a nuevos actores para los que las viejas estructuras sociales apenas eran otra cosa que obstáculos que superar en una marcha que se antojaba larga pero prometedora.

España no era diferente. La huelga general revolucionaria impulsada por socialistas y anarquistas en 1917 desembocó en un fracaso que, pese a todo, dejaba bien claro que el proletariado español había dejado de conformarse con ser carne de cañón para las desastrosas guerras coloniales o mano de obra esclava sin otra perspectiva que la miseria y el atraso. Reunidos en ateneos y bibliotecas populares, alimentados por los rescoldos de la Escuela Libre de Ferrer y Guardia, organizados férreamente en torno a los sindicatos, los obreros españoles habían conseguido convertirse en una fuerza determinante en la política nacional aunque las viejas élites no quisieran darse por enteradas. La cosa ya no iba a ventilarse entre los mismos caciques y señoritos que, durante los últimos cincuenta años, se habían repartido el poder de forma ordenada arrastrando al país a la ruina y la fractura social. Ahora los carpinteros, los mineros y los torneros también querían decidir. Ahora los jornaleros, las lavanderas y los curtidores exigían su derecho a soñar. Y eso, en un país como el nuestro, solo significaba una cosa: iba a correr la sangre.

La joven Confederación Nacional del Trabajo aglutinaba a cientos de miles de militantes, más de veinticinco mil de Aragón, que, reunidos en Congreso en el Teatro de la Comedia de Madrid en diciembre de 1919, optaron por continuar con la estrategia de oposición total al sistema. Algunos meses antes, en Barcelona, la larga huelga de la Canadiense había conseguido atemorizar al país entero, provocando varias cosas. Por un lado la dimisión del Presidente del Gobierno, el poderoso Conde de Romanones, por otro la implantación de la jornada laboral de ocho horas. Pero sobre todo, había demostrado a la opinión pública que el anarcosindicalismo no solo era la fuerza hegemónica del movimiento obrero español sino que constituía una verdadera alternativa de poder. Lo ocurrido en Rusia podía muy bien ocurrir en España y eso no se podía consentir. Si la fuerza de la CNT radicaba en su numerosa y bien organizada militancia, en la solvencia de sus líderes y en su hegemónica implantación territorial en ciudades como Barcelona o Zaragoza habría que tratar por todos los medios de socavar dicha fuerza para neutralizar sus posibilidades. Y para ello cualquier medio resultaría adecuado.

Los llamados “Sindicatos Libres”, de origen carlista, se encargaron de realizar el trabajo sucio. Para ello contaron con el apoyo tanto de la patronal catalana como del gobernador militar de Cataluña, el nefasto Severiano Martínez Anido. Con la ayuda de otro de los inventos de Martínez Anido, la célebre “Ley de Fugas” puesta en práctica por la policía, Barcelona se convirtió en un sangriento campo de batalla en el que, durante cuatro años, se enfrentaron los pistoleros de los “Libres” y los de los Sindicatos Únicos de la CNT. El balance arrojó decenas de obreros, patronos, policías, pistoleros y chivatos muertos y heridos y el práctico descabezamiento de CNT debido a la marcha de sus líderes a otras regiones del país o a la muerte de los más destacados de ellos. Si el brillante y moderado Ángel Pestaña consiguió sobrevivir al atentado de que fue objeto en agosto de 1922, no sucedió lo mismo con Salvador Seguí, “el noi del sucre”, el líder natural del anarcosindicalismo español, asesinado a tiros por pistoleros de la patronal el diez de marzo de 1923. Antes ya habían caído el que fuera Secretario General de CNT, Evelio Boal, o el abogado Francesc Layret.

Pero la muerte de Seguí había llevado las cosas demasiado lejos. Se hacía necesario responder a aquel golpe de forma contundente. El caspolino Manuel Buenacasa da en su obra “Figuras ejemplares que conocí” una versión de como la CNT planificó su respuesta. “Las palabras que, según mi opinión pronunció Teresa Claramunt en casa de Dalmau originaron el hecho… Hablando acerca de la situación, era yo secretario de la Federación local de Zaragoza, Teresa me dijo: Ayer estuvieron aquí Francisco Ascaso y tres compañeros. Les dije que conceptúo deplorables ciertos hechos que vienen sucediendo de algún tiempo a esta parte, pues no responden a las ideas que tengo de la acción emancipadora. Las muertes recientes de ese desgraciado esquirol y de un guardia de seguridad, ambos cargados de hijos, han provocado indignación en el propio seno del pueblo trabajador. En cambio, distinta sería la reacción de ese pueblo si cayese un alto jefe de policía, un gobernante reaccionario o un obispo fascista… ¿No recuerdas el regocijo en el pueblo catalán al caer Bravo Portillo?…

Yo le pregunté: ¿Y qué dijeron ellos?

-Ni una palabra. Me escucharon y se fueron.

Dos días después de la entrevista que acabo de relatar, el cardenal Soldevila fue muerto a tiros.”

Quizá no sucediera exactamente como lo cuenta Buenacasa pero hay que pensar que es la suya una versión dotada de cierta autoridad. Fue Buenacasa responsable de dos acontecimientos citados aquí: el Congreso de la Comedia y la huelga de la Canadiense cuyo comité de huelga dirigió desde la cárcel. Como ex secretario general de CNT y responsable en el momento de la muerte del cardenal de la federación local de Zaragoza hay que suponerle al menos un buen conocimiento de los hechos. Él mismo se encontraba en Zaragoza para escapar de los pistoleros del Sindicato Libre. Quizá su papel en la conversación no fuera el de mero interlocutor de la veterana Teresa Claramunt.

Lo cierto es que Juan Soldevila y Romero, arzobispo de Zaragoza, cardenal, era un viejo objetivo de los anarquistas. No hacía mucho que el sindicalista Parera había afirmado ante miles de obreros reunidos en la plaza de toros de Zaragoza, a propósito de la muerte de Seguí: “El crimen de Seguí ha sido acordado por un prelado, un ex ministro y un general (en referencia clara tanto a Soldevila como a Martínez Anido)… y si el cardenal sigue reclutando pistoleros del Sindicato Libre para atentar contra nuestros compañeros, prescindiremos de su jerarquía eclesiástica y le responderemos debidamente” Los medios anarquistas habían denunciado la celebración de una reunión en Tarragona en 1922 a la que habrían acudido Severiano Martínez Anido, el Coronel Arlegui (jefe de la Dirección General de Seguridad en Barcelona), el político conservador Alfonso Sala i Argemí y el propio cardenal Soldevila, en la que habrían decidido atentar contra los principales líderes anarcosindicalistas, entre ellos Ángel Pestaña y Salvador Seguí.

Si para la gente de orden el cardenal Soldevila era merecedor de todos los honores, senador vitalicio, gran cruz de Isabel la Católica, hijo adoptivo de Zaragoza, para los medios obreros de la ciudad su figura se identificaba directamente con la violencia de estado y la corrupción. Francisco Ascaso se refería a él como “un degenerado y crapuloso vejete que a ciencia y paciencia de Zaragoza y España enteras, mantenía en una lujosa residencia de las afueras de la capital aragonesa, el más escandalosos harén provisto de guapísimas “hijas de María” que se cuidaban, por procedimientos que desconocemos, de avivar la lujuria del anciano prelado”. Lo cierto es que la voz popular lo trataba con evidente falta de respeto, “hacía frecuentes visitas a un convento de monjas que la malicia popular comentaba irónicamente”, y, además de sus supuestos devaneos sexuales con novicias, hacía especial hincapié en sus turbios y rentables negocios personales, entre los que se le atribuían el juego, los cabarets, las casas de lenocinio o las contratas de obras. Pero, con independencia de sus devaneos sexuales o sus negocios presuntos o reales, lo que destacaba en la personalidad del cardenal era su vieja militancia política y su alineamiento con las tesis más conservadoras hasta el punto de ser acusado reiteradamente de ser uno de los principales valedores del pistolerismo patronal. La muerte de un religioso tan significado como Soldevila, cardenal por más señas, era un órdago en toda regla a la campaña de violencia emprendida por el gobierno, un guante arrojado para dejar claro que, por más que se recurriese a la guerra sucia para intentar aniquilar a la CNT, esta se encontraba en disposición de devolver todos los golpes. Como decía García Oliver, “responder a los atentados con el atentado, pero por arriba”.

El día cuatro de junio de 1923, en las primeras horas de la tarde, el coche en el que viajaba el Cardenal Soldevila en compañía de su mayordomo y su chofer, de color negro y con matricula 135 de Zaragoza, se detuvo frente a la reja de la escuela-asilo que las hermanas de la orden de San Vicente de Paúl regentaban en la antigua calle Terminillo de Zaragoza. El propio cardenal había fundado la institución y era su principal valedor. Todas las tardes repetía la misma rutina. Las malas lenguas decían que lo hacía porque mantenía una vieja relación con una de las monjas a la que llegaría incluso a legar parte de su fortuna, circunstancia que la susodicha aprovechó para abandonar los hábitos. Aquella tarde seguramente haría calor. El cardenal esperaría a que abriesen la reja sesteando en la parte de atrás del coche, quizá ligeramente aturdido. No contaba con que un hecho imprevisto alterase su rutinaria espera. No contaba con que dos hombres se plantaran a ambos lados del coche y vaciaran los cargadores de sus armas sobre sus ocupantes. Más de veinte balas impactaron en el vehículo. El chofer y el mayordomo resultaron heridos, el cardenal murió en el acto. Dos balas le atravesaron el corazón.

Aquellos dos hombres, “uno alto, delgado, vestido con traje claro, boina y guardapolvo, otro más bajo de estatura, con traje negro y gorra oscura”, resultarían ser Francisco Ascaso Abadía y Rafael Liberato Torres Escartín, aragoneses ambos, uno de Almudevar y el otro de Bailo. Ambos formaban parte del grupo de afinidad conocido como “Los Solidarios” junto a otros nombres míticos del activismo libertario tales como Buenaventura Durruti, Juan García Oliver, Ricardo Sanz, Gregorio Suberviola o Miguel García Vivancos. El grupo se había formado en Barcelona en 1922 como una ampliación de un grupo preexistente llamado “Crisol” y, desde el primer momento, fue el encargado de preparar la venganza por el asesinato de Salvador Seguí. “Los Solidarios” fallaron en su intento de eliminar a Severiano Martínez Anido en San Sebastián. Con José Regueral, Conde de Coello y ex gobernador civil de Bilbao, tuvieron más suerte. El Cardenal Soldevila completó la lista.

 

Francisco Ascaso

Las consecuencias del asesinato del cardenal superaron todas las expectativas. Había que remontarse a los días de la Comuna de París para encontrar otro cardenal asesinado. A Severiano Martínez Anido, el inventor de la “ley de fugas”, no le iría del todo mal, después de algunos leves disgustos durante la IIª República, Franco premiaría su gloriosa hoja de servicios nombrándole primer ministro de Orden Público de su régimen. Ascaso y Torres Escartín fueron detenidos. También Manuel Buenacasa, que pasó “ochenta y tres días de rigurosa incomunicación” en la cárcel de Predicadores. Ascaso consiguió fugarse de prisión y convertirse, con el paso del tiempo, en una auténtica leyenda, en compañía de su amigo Durruti, antes de caer frente al cuartel de Atarazanas el veinte de julio de 1936. Torres Escartín entraría y saldría de prisión en varias ocasiones hasta perder la razón e ingresar en un manicomio. A pesar de su enfermedad, en 1939, las autoridades franquistas decidieron que lo mejor era fusilarlo. Y así lo hicieron. A él y a buena parte de su familia. El cardenal Soldevila fue enterrado en el Pilar, enfrente de la capilla de la Virgen cuya coronación había patrocinado en 1905, y allí puede encontrarse todavía hoy su lápida. La escuela-asilo de las hermanas paulas sigue donde el cardenal Soldevila, Torres Escartín y Ascaso la dejaron. Hoy la calle se llama La Milagrosa y queda justo enfrente del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. Me han dicho que en el patio del recreo una placa señala el lugar del atentado. Zaragoza, la ciudad de las dos catedrales, perdió a su cardenal y nunca lo ha vuelto a recuperar. Dicen que el Vaticano castiga así a la ciudad que, en la época de la muerte del cardenal Soldevila, era conocida como la “perla del sindicalismo”. Pero la consecuencia más clara y directa, y también la de mayor trascendencia, fue que, apenas tres meses después de la acción de Ascaso y Torres Escartín, el general Miguel Primo de Rivera, con ayuda de Alfonso XIII, del ejército, la Iglesia y la burguesía catalana, se hizo con el gobierno de la nación en un golpe de estado que ponía fin al largo periodo de la Restauración y anticipaba todo lo malo que estaba por venir… Pero esa ya es otra historia.

 





13/06/2013 08:01 Antón Castro Enlace permanente. Temas aragoneses No hay comentarios. Comentar.

ANA MUÑOZ: DE POESÍA Y MÚSICA

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[Ana Muñoz (nacida en Cuenca en 1987, pero residente en Teruel y ahora en Zaragoza) ha publicado ’Al final. Cancionero’, una selección de los temas que tocó con Louisiana (Luis Cebrián era uno de los líderes de la banda), con tres poemas más. El libro se presentaba ayer en Antígona, con Jesús Jiménez Domínguez, poeta, y Virginia Martínez Sainz, presentadora de televisión.]

 

‘Al final. Cancionero’, título del libro, ¿es una alusión al fin del grupo musical Louisiana, al fin de un proyecto, de un sueño? 

Me gusta ese nombre por su eufonía y porque es casi simétrico. Me lo propuso mi padre, que es fan de la palindromía, de los juegos de palabras. Él no suele opinar sobre estas cosas y desconocía mi intención de abrir el cancionero con una cita que dice: "Cuando no sepas qué hacer, invéntate un final". Es de Luis Cebrián. Por eso me gustó doblemente. Se trata de un sintagma que puede tener un valor espacial, temporal, incluso modal. Además, la primera canción que grabamos, cuando tampoco Louisiana teníamos nombre, se llamó "Al final".

Como dices, hace alusión al final de un proyecto, es un punto de llegada y el futuro de todo lo demás.

¿Cuál sería el balance de esos cuatro años de música? 

Aunque fui yo quien decidió dejar Louisiana, nunca podré afirmar, incurra o no en una contradicción, que el balance sea negativo, pues Louisiana supuso un cambio muy deseado en mi vida y me alegro de que así ocurriera.

Fueron cuatro años muy intensos en los que invertimos casi todo nuestro tiempo y también nuestras energías. Trabajamos mucho para cumplir un sueño que, de cumplirse, solo se cumple a base de mucha constancia, dedicación y entrega. Se avista potencialmente, siempre como algo en el horizonte, y se cumple a ras de suelo, paso a paso y poco a poco.

Ha pasado casi un año desde que dejé Louisiana y ahora solo quiero quedarme con las (innumerables) cosas buenas que hubo.

¿Cuál es tu propio balance personal como vocalista y letrista? ¿Qué has aprendido?

En Louisiana aprendí cuanto sé, que no es nada, pero es más de lo que sabía cuando empecé. Hasta entonces, aunque había anhelado dar salida a las canciones que iba componiendo, no las había compartido con nadie. Y cuando se comparte es también cuando se aprende. Hasta entonces, decía, no me había expuesto a que gustaran o no y, de hecho, Luis creyó en mí y me tomó en serio como compositora en un momento en que quizá mi proyecto pudo parecer el capricho repentino de una poeta con ganas de lucir vestido y tacones.

Como miembro de Louisiana, aprendí asimismo a escuchar y a no escuchar, a estar callada y a hacerme oír, a decir que no y a decir que sí, a tomar decisiones importantes y a decir “Hasta aquí”.

¿Qué diferencia hay entre tus canciones y los poemas para un libro?

¡Mucha!, quizá porque el proceso de creación es, en mi caso, muy distinto. Por eso he querido puntualizar que el libro no es un poemario, aunque contenga tres poemas, sino un cancionero.

Para componer una canción, también me sirvo de la palabra, pero desde el principio, y cada vez más, la música se impone, ella manda: una sucesión de acordes, una estructura armónica, un simple motivo… Nunca he escrito la letra de una canción separada de mi guitarra, si bien es cierto que suelo apoyarme en un verso para comenzar a canturrear, a emitir las primeras notas de la melodía.

Por otra parte, en la poesía intento evitar la rima, mientras que, si se trata de canciones, he llegado ¡incluso! a buscar la consonante J. En la música me permito una serie de recursos estilísticos de los que intento no abusar cuando lo que tengo entre manos es un poema, como las paronomasias, las similicadencias... y otros juegos de palabras. Puede que, en ese sentido, resulten más ligeras o lúdicas que un poema. En la poesía trato de hacer sucesivas abstracciones de la realidad, algo que no me resulta tan necesario con las canciones.

Paradójicamente o no, me preocupa más la musicalidad en una letra de canción que en un poema.

En cualquier caso, si algo tienen en común ambos procesos, es que necesito silencio, soledad y tiempo.

¿Cómo definirías tus letras?

Mmmm…, como en la respuesta anterior me he extendido un poco más de la cuenta, en esta seré breve y solo diré que la definición se completa fuera del libro, tocando.

Podríamos decir que el tema más constante es el amor y sus alrededores: la pasión, la ausencia, la distancia, los equívocos, los sueños compartidos...

Siempre que me expongo como escritora o como música, quiero decir, siempre que muestro algo de lo que hago, pienso que puede no interesar a nadie.

No obstante, lo que me conmueve y me mueve es lo mismo que a casi todas las personas: la angustia por el paso del tiempo, la ausencia, el desamor, la distancia, el miedo a la enfermedad y a la pérdida, la soledad… Por eso nos emocionamos e identificamos con desconocidos que hacen cosas y las muestran.

A mí, te lo prometo, el exhibicionismo me da pánico. Pero… mira.

Dices, por ejemplo, “comimos cerezas / hasta emparejar / todos los huesos, / porque el miedo es impar”... Coméntame estos versos, este poema ‘H Muda’.

Esta letra es bastante explícita, aunque pueda parecer “críptica” o “hermética” en una primera escucha (lectura). Se trata de una de las canciones a las que más cariño tengo por la vivencia que la motivó, por el recuerdo que me une a ella y por lo que ahora me vincula a su prota. Apenas llegué a interpretarla con Louisiana y es una de las poquitas que he recuperado.

La letra habla sobre una noche de verano en la que comí cerezas en compañía y fui valiente J.

¿De qué canción querría ser protagonista Ana Muñoz?

Ufff…, ¡qué complicado! No me importaría ser protagonista de una canción que nunca hubiera escuchado, que sonara fresca y a nuevo, y que me sorprendiera.

Cuando compongo una canción con amor y cariño, pienso que es una suerte que alguien haga eso por ti, aunque el resultado sea un “truño” de canción, con perdón. Debe de ser bonito ser prota de ello.

Hay un poema, quizá el más complejo del conjunto, que se llama ‘Pintora nocturna. Caminos del espejo’, que lleva una nota de Sylvia Plath, a quien le dedicas otro texto. ¿Cómo surge y qué significa esta escritora para ti?

Cuando publiqué Solo para la noche, un pequeño librito de poemas, fue una autora con quien se me comparó. Digamos que se establecieron algunas correspondencias. Yo tenía una imagen suya bastante distorsionada por el mito que trágicamente ha venido trascendiendo hasta nuestros días y no me hacía gracia convertirme en una poeta maldita.

La curiosidad me llevó a querer redescubrirla como poeta, más allá del estereotipo, que encorseta, limita y considero injusto. Sylvia Plath fue una escritora inmensa y de una gran riqueza creadora, no solo aquella mujer bipolar, esposa de Ted Hughes, que se suicidó introduciendo su cabeza en un horno después de preparar el desayuno a sus hijos.

Ese redescubrimiento me trajo cosas buenas, como el hecho de colaborar en una canción de Copiloto, que lleva sus siglas, “SP”, y que es luminosa y positiva. Una segunda oportunidad para lo que se haya interpretado como tara.

Hay un continuo juego de palabras en los títulos. ¿Por qué?

 Uy… J. En las canciones, me sucede que debo concentrar mucho el contenido, el mensaje. Tengo que meter la tijera y quitar versos para que no duren ocho o diez minutos  (¡aunque no me importaría hacer pop progresivo!).

Por eso, los títulos me ayudan a completar el sentido. Creo que los títulos son importantes, tanto como el resto de la canción. Sin pasarse, pero pienso que deben sugerir algo, dar pistas.

¿Por qué este libro está ilustrado por Jorge Fuembuena, Lucía Bailo y Víctor Montalbán? ¿Qué querías lograr?

Sebas Puente (Tachenko), que también escribe poesía, me dio una primera idea que seguidamente fue completada por Jesús Jiménez Domínguez, un poeta que me fascina. Nos pareció que era una manera atractiva e interesante de vestir las letras, ya que iban a publicarse desnudas de melodía.

La elección de estos tres artistas no fue casual porque, de un modo u otro, estuvieron cerca de Louisiana en las distintas etapas en que se divide el cancionero. Jorge Fuembuena nos cedió una imagen preciosa para la portada del disco, Víctor Montalbán diseñó varios carteles minimalistas y originalísimos y Lucía Bailón apareció al final, y se convirtió en mi amiga.

En cualquier caso, Louisiana contamos asimismo con gente como Gustaff Choos o Beatriz Pitarch, a los que cabe recordar.

¿Cómo te planteas tu futuro en la música? ¿Preparas nuevas canciones?

 Sí. Después de un año larrrgo y, aunque hasta septiembre u octubre no presente nada nuevo “oficialmente”, este verano comenzaré a ofrecer mis primeros conciertos en solitario. He echado mucho de menos los escenarios durante estos meses de hastío. Llega un punto en que incluso los sientes lejanos, como pertenecientes a una vida que ya ha pasado y que no volverá, y se te pasa por la cabeza resignarte a llevar la vida de antes. Pero, aunque he comprobado que se puede malvivir de esa forma, necesito volver a sentir el “chute” que proporciona un directo.

Componer y tocar en mi habitación está bien: algo me inquieta, busco en la guitarra, encuentro una canción que me reconforta…, me desahogo. Parece que el círculo se cierra en ese punto. Pero cada concierto es una experiencia que se sitúa fuera de cualquier esfera. Es animal, es bestia, es visceral. Es cuando más comunicación o conexión siento conmigo misma y con los demás. Y me siento libre.

Además, en los conciertos se comparte y eso está bien.

¿Con quién vas a trabajar?

Aunque pretendo que sea un proyecto en solitario, he comenzado a trabajar con músicos porque no quiero prescindir de una banda, cuando se pueda tocar con ella. Me remito a lo mismo de antes: para alguien como yo, que tiendo al aislamiento y que paso mucho tiempo sola, compartir es importante. Los músicos que formarán parte de mi banda son personas a las que admiro y aprecio, de las que creo que aprenderé mucho.

Independientemente de esto, seguiré colaborando con Jorge, de El Verbo Odiado, un proyecto delicioso. Y también con algunos artistas y grupos que se han acordado de mí y han querido contar conmigo en este tiempo. El resultado se verá más adelante.

¿Cómo se plantea una mujer joven como tú todos los problemas derivados de la crisis? ¿Cómo lo estás viviendo?

Es un drama. Creo que los jóvenes somos más afortunados ahora que aquellos que debieron marcharse hace años. Nuestra generación sabe varios idiomas, se maneja bien con las nuevas tecnologías, ha viajado más…, en teoría. Pero sigue siendo un drama. Entre amigos y conocidos, observo que, generalmente, la emigración puede vivirse como una aventura, como algo coyuntural, como si fuera “un segundo Erasmus”. Aunque la realidad es otra. Me gustaría que, al menos, tuviéramos la oportunidad de elegir quedarnos o no  en España. Que los jóvenes, sean “talentos” o no, se vean obligados a marcharse, para mí es un drama de dimensiones inconmensurables.

Eso en cuanto al éxodo.

La evidencia de que quienes gobiernan recorten en Cultura, Educación, Investigaciones Científicas o Sanidad, que es lo básico y lo más importante para el ser humano, demuestra que la historia es cíclica y no lineal, que los poderosos no aprenden de los errores del pasado y que los repetimos hasta la náusea. No sé cómo duermen tranquilos.

No interesa “crear” individuos con capacidad de reflexión,  que sepan adoptar una actitud crítica y de continua interrogación sobre la realidad que los asedia. Prima la programación de seres que no se cuestionen nada, que no piensen, que no den problemas. Que produzcan desde la alienación. ¡Que vuelva Giner de los Ríos!

Me dan miedo el capitalismo y el hecho de que todo apunte a la desaparición de la clase media. Me da miedo que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Me da miedo esta crisis de valores. Me dan pavor la frivolidad suministrada como sedante y el letargo.

¡Y que nos lo creamos!

En fin, es un discurso que otros enuncian mucho mejor que yo. A mí me preocupa mucho y, como creadora (si se me permite considerarme una), lo vivo en primera persona. Esta situación está siendo especialmente agresiva con el arte.

¿Quiénes son tus referentes en la literatura y en la música?

Yo admiro la sabiduría y la templanza por encima de todas las cosas. Me gustan mucho los creadores que no se precipitan en su carrera por obtener más proyección mediática o por llegar antes a alguna parte que solo ellos saben. Admiro a gente cercana y generosa, a quien hace sencillo lo sencillo: eso, en el arte como en la vida, es muy complicado.

 

*La primera foto es de Lucía Bailón.

15/06/2013 14:29 Antón Castro Enlace permanente. Músicos No hay comentarios. Comentar.

¿POR QUÉ ESCRIBO? ¿QUÉ, CÓMO...?



Miguel Sanfeliu, en su  blog ’Cierta Distancia’, de Vida y literatura, ha tenido la gentileza de publicar esta entrevista, que él denomina ’Cuestionario Básico’. La foto es de Vicente Almazán.
Aquí se puede ver el blog:

http://ciertadistancia.blogspot.com.es/2013/06/anton-castro-cuestionario-basico.html
1.- ¿Por qué escribes?
Escribo por necesidad, porque me gusta, porque me permite soñar, crear personajes, porque necesito inventar y recordar. Escribo porque no amo como quisiera, escribo por adicción, porque me gustan las palabras, porque entiendo la vida, sobre todo, a través de las palabras. Escribo porque me siento vivo, escribo porque creo en el fututo. Hasta que no escribo lo que vivo, o lo que sueño, o lo que me cuentan, tengo la sensación de que todo es irreal. O provisional.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?
Soy muy desordenado. No tengo ningún hábito. Escribo a cualquier hora, en casi cualquier sitio, y vivo la escritura como una aventura. A veces no sé nada de lo que voy a contar o decir: solo tengo intuiciones, bosquejos, el nombre de un personaje, barruntos... Cada vez escribo más de día. Ahora me duermo antes.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Esencialmente los sentimientos, el amor, la emoción de las pequeñas cosas, la pasión por contar y oír historias, los fogonazos de la memoria que siempre regresan... Escribo contra la muerte, escribo contra el dolor, como un conjuro.
4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?
Hay que intentar siempre dar lo mejor de uno mismo. Y una vez que crees que el texto ya está, hay que pasarlo a dos o tres personas con criterio y confianza, y oírlos. Y antes de mandar un texto, leerlo en voz alta. Siempre se mejora. Dejarlo enfriar unos días, y volver a él como si fuera ajeno. La literatura es un territorio de libertad y es, a la vez, un camino incesante de perfección, energía, comunicación y belleza.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?
Lo he dicho antes. Sé de la historia un poco más que el lector, pero muy poco. Tengo ideas pero luego improviso sobre el texto: el texto y los personajes me condicionan, me estimulan y se adueñan un poco de mí, de mis palabras e incluso de mi voluntad. Yo soy así; no es un método general, no es retórica, soy así de inconsciente. Yo soy esencialmente miedoso e inseguro, pero en la literatura me gusta navegar, extraviarme, adentrarme en la espesura del misterio y la incertidumbre. A veces tengo la sensación de que he llegado a alguna parte.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Eso es bastante difícil de decir porque soy hijo de un sinfín de escritores muy distintos. De los clásicos el que más me ha emocionado ha sido Shakespeare. No me quiero poner estupendo, pero es verdad. Luego, en mis inicios, la lista sería esta: García Márquez, Bécquer, Camus, Cortázar y Jorge Luis Borges; más tarde la literatura gallega, Cunqueiro, Dieste, Ánxel Fole, Otero Pedrayo y Méndez Ferrín; y por supuesto Rosalía de Castro, que me enseñó a soñar y a sentir el dolor de los otros. Y a partir de ahí muchísimos más: citaré tres a los que vuelvo una y otra vez como son Marguerite Yourcenar, Miguel Torga y Mercè Rodoreda. Leo con devoción a Patrick Modiano y a Antonio Tabucchi. Y, como adenda, un sinfín de poetas...
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Acabo de publicar dos libros con muy poco espacio de tiempo: una novela de formación ‘Cariñena’, que transcurre en diez días de octubre de 1978 y tiene que ver con mi propia vida, con el aprendizaje de la libertad, de la viña y del trabajo, tan lejos de casa. Lo ha publicado Ediciones 94 y la Denominación de Origen de Cariñena. Y ‘El niño, el viento y el miedo’ (Nalvay), un volumen de cuentos juveniles en los que narro mi infancia en Galicia, llena de apariciones, de miedo, de mendigos, de historias de fantasmas, demonios, lobos y espacios más o menos encantados. Las ilustraciones son de Javier Hernández.




Antón Castro (Santa Mariña de Lañas, Arteixo, A Coruña, 1959) es escritor y periodista. Coordina el suplemento ’Artes & Letras’ de Heraldo de Aragón. Ha publicado más de dos docenas de libros; entre ellos, ’El paseo en bicicleta’ (Olifante, 2011), ’Golpes de mar’ (Destino, 2006) y ’El testamento de amor de Patricio Julve’ (Destino, 1995, 2000; Xordica, 2011) y, entre otros, ’El niño, el viento y el miedo’ (Nalvay, 2013). Reside en Zaragoza desde 1978.
*La foto es de Vicente Almazán


16/06/2013 21:48 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JONÁS TRUEBA EN ZARAGOZA

JONÁS TRUEBA PROTAGONIZA UNA DOBLE SESIÓN DEL CICLO DE COLOQUIOS “LA BUENA ESTRELLA” QUE INCLUYE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO “LAS ILUSIONES” –EL DÍA 20 DE JUNIO- Y, EN COLABORACIÓN CON LA FILMOTECA DE ZARAGOZA, UN COLOQUIO EL DÍA 21 ALREDEDOR DE “LOS ILUSOS”, QUE SE ESTRENA EN ZARAGOZA.

 

El jueves 20 y el viernes 21 de junio se celebrará una doble sesión de “La buena estrella” que tendrá como protagonista al guionista y director de cine Jonás Trueba, que está presentando con gran éxito por diversos lugares de España y del mundo “Los ilusos” –su segundo largometraje- y “Las ilusiones”, un libro que ha escrito alrededor de esa película.

 

El jueves 20, a las 20 h., en el Paraninfo de la Universidad, (Plaza Basilio Paraíso, 4), se presentará el libro “Las ilusiones”. En esa presentación estará acompañado por el escritor zaragozano Daniel Gascón, coautor del guión de “Todas las canciones hablan de mí”, el primer largometraje de Jonás Trueba.

 

El viernes 21, a las 21 h, en la Filmoteca de Zaragoza (Palacio de los Morlanes, Plaza de San Carlos 4) se celebrará un coloquio después de la proyección a las 19.30 de “Los ilusos”. Esa proyección significará el estreno en Zaragoza de esa película, que está recibiendo todo tipo de elogios en los cines y festivales internacionales que se ha presentado. Este acto ha sido posible gracias a la colaboración de la Universidad con el Departamento de Exhibición y Difusión de la Filmoteca de Zaragoza que dirige Leandro Martínez.

 

Esta doble sesión significará la número 124 de “La buena estrella”, el ciclo de coloquios organizado por el Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza. La presentación del libro y el coloquio después de la película serán moderados por el coordinador del ciclo, Luis Alegre, escritor, periodista y profesor de la Universidad de Zaragoza.

 

La Filmoteca realizará un segundo pase de “Los ilusos” el sábado 29 de junio a las 18 horas.

 

Los ilusos es una película sobre el deseo de hacer cine, o sobre lo que hacen algunos cineastas cuando no hacen cine; sobre perder el tiempo y el tiempo perdido; sobre conversaciones, borracheras, comidas y rutinas; sobre los paseos al salir del cine; sobre estar enamorado; sobre estar solo y estar con amigos, construyendo futuros recuerdos para una película futura.

 

Jonás Trueba se ha revelado como uno de los más estimulantes cineastas españoles. Colaboró en el guión de dos películas dirigidas por Víctor García León (“Más pena que gloria”, 2001; “Vete de mí”, 2006) y en 2010 debutó como director con “Todas las canciones hablan de mí”.

 

Trueba ha escrito algunas cosas sobre su segunda película:

 

Los ilusos es mi segundo largometraje como director después de Todas las canciones hablan de mí, y a la vez es como si fuera mi película número cero.

Los ilusos es una forma de recomenzar, de aprender de nuevo.

Los ilusos es la película más lujosa que podía haber soñado hacer. Ha sido realizada exactamente como quería, con quien quería y cuando quería, sin depender de nada ni nadie, tan solo de unos cuantos amigos cineastas que me han prestado su tiempo, su generosidad y su talento.

Los ilusos es una película de entretiempo porque ha sido hecha en nuestros ratos libres, entre otros trabajos y ocupa­ciones, a lo largo de unos cuantos meses en jornadas más bien reducidas.

Los ilusos es una película sobre nosotros mismos, posibles personajes de ficción, en un tiempo de espera, de in­certidumbre, lleno de posibilidades.

Los ilusos es una película filmada en tiempo presente, mirando hacia el pasado para proyectarnos en un futuro próxi­mo.

 

“Los ilusos” - que ha conocido una distribución al margen de los circuitos convencionales-, ha sido presentada en diferentes festivales nacionales e internacionales y ha recibido grandes elogios de la prensa especializada:

 

 “No hay una película más transparente, ni más directa. Los ilusos se alza, generosa, como una película clave de este entretiempo que nos ha tocado vivir”.

Carlos Losilla, Caimán – Cuadernos de Cine

 

“Una obra surcada de literatura, que es un diario y un ensayo, que se atreve a romper las expectativas en torno a la que supuesta­mente debería ser (o representar) una película”.

Carlos Reviriego, El Cultural

 

“Las películas importantes, ésas que nos cambian el paso y nos gusta recordar con los ojos cerrados, están repletas de vida, y Los ilusos, la nueva película de Jonás Trueba, autofinanciada y deliciosa, se ha convertido, casi sin querer, en una de ellas”.

Andrea G. Bermejo, Cinemanía

 

18/06/2013 15:03 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

PEPE RIBAS: 'ENCUENTRO EN BERLÍN'

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«Fueron muchos los alemanes que estaban contra Hitler»

Pepe Ribas (Barcelona, 1951). Escritor y periodista. Publica la novela ’Encuentro en Berlín’, que es un viaje a la ciudad moderna del siglo XXI y a las paradojas de la historia: el nazismo, la matanza de cosacos y la industria del gas

Pepe Ribas (Barcelona, 1951) fue, antes que nada, novelista. Novelista a los 19 años. Luego se hizo conocido como director de la revista ’Ajoblanco’, que fundó en 1974, y con un libro como ’Los 70 a destajo’ (2007), donde exhibía su memoria con un apasionado y crítico periodismo cultural. Después de ese libro, se marchó a Latinoamérica: estuvo en Chile y en Buenos Aires. «El libro me dejó una sensación de vacío. Me quedé un poco mal y, como no soy nostálgico, decidí moverme. El año 1978 fue clave en nuestra vida: un momento en que se pudo cambiar todo, o casi todo, pero la izquierda no se atrevió», dice. El martes presentaba en Cálamo (20.00), en Zaragoza, en diálogo con Concha Montserrat, su nueva novela, ’Encuentro en Berlín’ (Destino)

¿Cómo dio el paso: de ’Los 70 a destajo’ a ’Encuentro en Berlín’?

En el verano siguiente me fui, con las gentes del festival musical Sónar, a Berlín y allí me encontré con Gorka De Duo, uno de los grandes fotógrafos de la ’Movida’, el fotógrafo que eligió Andy Warhol para que le hiciese un retrato. Un día nos metimos por un pasadizo que da al patio interior del Rosenthaler y allí descubrimos el pequeño museo de Otto Weidt, que había dirigido una pequeña fábrica de escobas de ciegos y sordomudos. Me enteré de que han sido muchos los alemanes que estaban contra Hitler... Fueron miles y miles y valientes.

¿A dónde le llevó ese descubrimiento?

Durante mi estancia en Latinoamérica, iba y venía a Barcelona y Berlín, también descubrí a las abuelas, sobre todo judías, que se habían quedado en Europa, como la del protagonista Ernesto Usabiaga, Inge. Por otra parte, cayó en mis manos el libro ’Solo en Berlín,’ de Hans Fallada, y empezó a interesarme mucho ese mundo tan silenciado de los resistentes al nazismo. Me di cuenta de que en España sabemos muy poco de las culturas eslava y centroeuropea, y empecé a descubrir claves que me parecían apasionantes.

Y se fue a Polonia.

Polonia, primero, y luego Ucrania. No llegué a cruzar la frontera, porque me perdí en los Cárpatos... En esos viajes, en camioneta muchas veces, con dos traductores casi siempre (sabían polaco o ruso y alemán), me fueron contando historia de deportados, de guerras civiles, de hambrunas terribles. La historia fue cruel con los pobres polacos: fueron vapuleados por los ingleses, franceses y alemanes. Los ingleses, que tienen mejor fama, practicaron en muchos lugares el juego sucio, y también aquí. En otro orden de cosas, Ucrania perdió 22 millones de personas por todo ello: por el conflicto de 1918 a 1921, por la masacre de Stalin, por la hambruna de 1932 y por la II Guerra Mundial. A la vez seguía leyendo mucho: a W. G. Sebald.

¿Qué otros libros le marcaron?

’El último territorio’ de Yuri Andrujovich, que habla de los años de la revolución en Kiev. Y finalmente, en esa búsqueda, di con otra historia fundamental; la de los cosacos, que fueron maltratados y vapuleados. Con ellos también se produjo una auténtica matanza. A mí siempre me han fascinado los cosacos: cuando venían los circos rusos a Barcelona iba a verlos y me encantaban sus bailes. Con todo ello y con esa inmersión en una cultura riquísima descubrí la riqueza del Imperio Austrohúngaro, del cual había hablado mucho con Eugenio Trías.

¿Que tenía de especial?

Que era un imperio cultural como el romano, no era un salvaje imperio colonial como a los que estábamos acostumbrados. Francisco I favoreció una educación bilingüe y apoyó distintos modelos de convivencia. A ese contexto pertenecen figuras como los escritores Stefan Zweig o Sándor Marai... Ahora hay una reivindicación de sus ideas.

Nos hemos ido acercando un poco al contexto en que sucede la novela. ¿Qué quería hacer?

De entrada, escribir una novela contemporánea. Con las contradicciones actuales y con los personajes de hoy. Y ahí están Ernesto, el joven activista chileno, y su amigo Maksin, un cosaco de Ucrania que está vinculado con las oligarquías y con los servicios secretos. Y todas esas historias del pasado y de lugares estratéticos como Lviv o Galitzia, que es una de las patrias europeas de la literatura. ¿Sabe una cosa?

Díganos...

En España hablamos mucho de los mares. Pero en estas zonas se habla mucho de los ríos: ríos navegables que son auténticos circuitos de comercio y de cultura. Pienso en el Don, en el Danubio, en el Dniéper, tan importantes en la novela. Los ríos me llevaron a los conductos o tuberías del gas, que es algo fundamental en la novela. Son como los nuevos caminos de Europa. Detrás están grupos peligrosos, auténticas mafias. Todo se mezcla en una novela donde los personajes están en peligro, se juegan la vida y a la vez indagan en la memoria de sus familias y en el horror. El caso del cosaco Maksin es muy claro.

Alguien dice que ni la política ni el periodismo pueden cambiar nada. ¿Piensa usted lo mismo?

Este país se está desmoronando; no está peor que en 1978, pero está muy mal. La izquierda sigue pagando su traición, que se vendiese entonces, y tampoco tiene alternativa. No hay regeneración democrática, que es imprescindible, ni existe un tejido productivo. El propio nacionalismo catalán es una reacción a la impotencia y al fracaso del sistema. En este momento, España no ofrece ninguna viabilidad ni ilusión.

 

*La foto de Pepe Ribas es de Joan Alsina. Está tomada de la página de Cálamo.

 

CARLOS ALCORTA: DOS POEMAS

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[Carlos Alcorta es un poeta de Torrelavega, Cantabria, que posee una sólida trayectoria a sus espaldas. Es un poeta apasionado y lúcido. Un poeta de la memoria y de la invención. Un poeta de lo inmediato, de la sugerencia y del tiempo sedimentado, fértil en vivencias. Acaba de publicar un nuevo poemario, ’Vistas y panoramas’, en el sello Eclipsados que dirige Ignacio Escuín Borao. Con su gentileza habitual me envía dos poemas.

 

VISTAS Y PANORAMAS. Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2013

 

Carlos Alcorta (Daniel Pedriza) define así su libro para este blog:


"Es un libro de poemas en prosa, un género híbrido que nace de la mezcla de los métodos narrativos insertados en la meditación del poema. Es, según decía mi admirado Ocatvio Paz, el género moderno por excelencia, y se distingue de la prosa poética tanto por la tensión del lenguaje como por la duración argumental. El libro está dividido en dos partes. En la primera, la titulada ’Vistas’, los poemas tienen un carácter más lírico, con un lenguaje más concentrado, más tenso, en los que importa más que lo expresado, la reverberación del significado en la mente del lector. Las ’Vistas’ son fogonazos, intuiciones inaprensibles, por eso en su escritura el lenguaje actúa sólo como mera aproximación a la realidad poematizada, como sí en el fondo, yo tuviera la sensación de que las palabras, en lugar de ampliar la experiencia en la página, la mutilaran.
’Panoramas’, la segunda parte, se aviene mucho mejor a lo que Steiner llama "El sistema nervioso métrico que hay en la prosa". Conviven en esta sección microrrelatos, entradas de un diario en permanente construcción, fragmentos memoralísticos, transformaciones poéticas de hechos cotidianos que pretenden no quedarse sólo en una simple enumeración, sino que indagan en lo más profundo de esa cotidianidad, buscando ese propio decir que convierta lo dicho, no en un lugar común, sino en una epifanía.
Creo que los géneros disfrutan de unas fronteras muy permeables, lo que permite al escritor vulnerarlas sin demasiada resistencia. Lo que realmente debe preocupar al poeta es escribir manteniendo la fidelidad a uno mismo, sin atender al repertorio de género en el que será incluido lo que escribe. Cada asunto, es algo ya manido pero no por ello menos cierto, busca su propia retórica, por lo tanto, creo que sobran las explicaciones de carácter teórico para justificar el por qué de estos poemas en prosa.
El primer poema pertenece a la sección ’Vistas’ y el segundo a ’Panoramas’."

 

 

 

 

 

[Imán]

 

El centro de la expectativa es un cuerpo en llamas, abrasándose entre mis manos. Lumbre temblorosa, en suspenso, que viene a mí desde su elevación, reflejada en la piel oscura como si fuera un cielo de tormenta, levantando arbitrarias fumarolas evanescentes sobre un horizonte mancillado por el pensamiento. Alzo la vista hacia el mar que me contempla, ondulado y perezoso, solidificando el instante en mis ojos desacostumbrados a tanta plenitud.

A esta hora el sol es un centro que se absorbe ensimismado hasta el origen, se succiona. Desde su altura infinita, desde su puro calor hiriente licúa la inicial consistencia de la carne, y la falta de luz que reina entre sus replegadas formas confunde espacio y volumen con las sombras que provoca su incendio. Cruje la blanca sal espolvoreada en torso y muslos cuando cambia de postura de descanso sobre la toalla, como cuando pasas las páginas de un periódico atrasado; revolotea igual que un insecto entre su curvilínea figura el aire satinado, como el que flota en un espejo antiguo.

La vida parece una burbuja ingrávida, un tiempo sin historia en el que un único deseo trata de encauzarla: sentir más allá de la razón, sentir sin comprender, sin buscar la verdad, sólo gracias al instinto.

Brotan, entre nubes, dentados perfiles luminosos que anuncian un cambio de estación, el ingreso en la realidad, en otro comienzo, pero de qué.

 

 

[Precisión de la adelfa]

Cómo situarse

para contemplar lo sublime.

WALLACE STEVENS

 

 

Se han abierto los pétalos primeros de la adelfa. Inesperadamente, esta mañana. Son de un rojo tímido, desvaído aún por la pereza del sol de resurrección que les alimenta. Será, en unas horas, su color afirmado imán de miel para mariposas y libélulas. Con cuidado me acerco a comprobar esa verdad desnuda que lleva en su seno todo nacimiento. Nace para ser vista. Con asombro y satisfacción compruebo que sus hojas disipan cualquier antigua duda. Yo la había mirado hasta ahora con ansia y recelo, como quien coge de la acera un puñado de nieve y espera que arda en sus manos. Ha florecido la adelfa en una coyuntura adversa ―días de lluvia insistente, días fríos y con una luz impedida, morigerada― y se ha convertido en símbolo de la constancia, del asombro de lo cotidiano. Parecen los cipreses que verdean a su alrededor columnas de un altar que enaltece esa perfección. No son otra cosa que abnegados súbditos esas malas hierbas que menudean en su cercanía. Relumbra ahora el jardín en la cárdena piedad de un mundo en llamas y yo entono un canto de agradecimiento, porque se impone al cielo ennegrecido y al agua encharcada de la maceta, a la inmóvil representación de un florero, el poder de la vida, de la belleza, aunque circule por su savia el veneno de lo perecedero, la morbidez de la extinción, como en mi propia sangre concluyente y yo sea incapaz, mediante estas palabras, de trasladar a mi mujer y a mi hijo, a los lectores, no mi propia gratitud, sino la que ellos deberían sentir, si el poema conserva su poder de seducción, frente al cotidiano florecer de la adelfa.

 

19/06/2013 20:57 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JONÁS TRUEBA EN ZARAGOZA: DIÁLOGO

¿Por qué dices que 'Los ilusos' es como si fuera tu película cero?

Mientras rodaba "Los ilusos" me he sentido como cuando rodaba cortos caseros en mi adolescencia, con mis amigos del barrio. Nos llamábamos para quedar al día siguiente y nos tirábamos una tarde o fin de semana grabando, improvisando las historias sobre la marcha, riéndonos mucho y tomándonoslo todo muy en serio. Así ha sido de nuevo con "Los ilusos. Los actores y técnicos son mis nuevos amigos del barrio, y rodábamos en nuestras calles, bares y pisos... Después de "Todas las canciones..." no queríamos volver a pasar por el rodillo burocrático, administrativo de una producción convencional. Queríamos sentir que solo dependíamos de nosotros mismos. Y para eso hemos tenido que hacer muchas renuncias, aprendiendo a trabajar con muy poco, sin dinero y sin apenas medios, pero a cambio hemos reconquistado un sentimiento de libertad muy grande, siendo conscientes de lo poco que teníamos pero tratando de hacer virtud de todas estas carencias. Hemos vuelto a rodar como si fuéramos adolescentes, recuperando el amateurismo, la ingenuidad máxima y la felicidad plena, por eso me gusta hablar de película número cero. Ha sido como empezar de nuevo.

Qué pasó por tu cabeza tras haber hecho 'todas las canciones hablan de mí'. ¿Sentiste responsabilidad, miedo, querías experimentar, reflexionar, darle la vuelta a todo lo convencional y lo esperable?

Intento ser un poco inconsciente en todo lo que hago y no reflexionar demasiado sobre el trabajo anterior... Pero siempre se queda un poso después de una película, sales tocado, con sentimientos encontrados. En mi caso, después de "Todas las canciones..." estaba feliz por haberla hecho, pero con ganas de cambiar algunas cosas. El proceso de pre-producción fue muy largo y cansado. Y no quería volver a pasar por eso tan pronto. Necesitaba sentir que podía hacer otra película sin depender de nadie.

-¿Qué le debe esta película, de entrada, a tu inconformismo y a tus dudas?

Partía de mi necesidad de hacer cine sin cortapisas, pero también de un sentimiento nuevo, que fue naciendo, acerca de las expectativas que generan las películas y de mis ganas de contradecir algunos clichés o convencionalismos que todos los espectadores hemos ido heredando en nuestra relación con el cine: de lo que se supone que es una buena película en función de cómo está escrita, interpretada, fotografiada... Quería cuestionar algunos de esos convencionalismos. Y también me doy cuenta de que los cineastas nos eximimos demasiadas veces de nuestra responsabilidad una vez terminamos de montar la película. La ponemos en manos de otros, los distribuidores y exhibidores, y nos desentendemos de ella. Pero creo que tenemos la obligación de acompañarla más y mejor, para que la película llegue al espectador de una manera más directa y menos engañosa. Eso es lo que estoy tratando de hacer con "Los ilusos".

¿Por qué una película sin guión?

En realidad todas las películas tienen un guión. Pero de nuevo tenemos una idea demasiado preconcebida sobre lo que tiene que ser un guión... En este caso el guión se fue haciendo un poco sobre la marcha. Pero finalmente podríamos hablar de un guión. solo que este guión no fue terminado hasta el último día montaje.

¿Qué ha significado en tu vida Rafael Azcona, qué significa?

Bueno, Azcona es alguien al que vi pocas veces, pero tengo la sensación de haberlo conocido bien a través de mi padre, de la admiración y el amor que sentía por él y de todas las historias que le contaba. Desde que murió, mi padre no para de decir que Azcona ha sido quizá la persona más importante, o que más le ha influido, de todas las que ha conocido en su vida. Un día leí "Los ilusos", su primera novela y me pregunté quiénes serían mis ilusos hoy. De esa pregunta sale esta película, de la que tomé prestado el título azconiano, pero nada más. 

 

¿Quiénes serían los ilusos: el director, los actores, el cineasta, el público mismo, la industria?

El problema es de percepción nuevamente, siempre pensamos en un iluso desde el sentido peyorativo. La película no tiene nada que ver con eso. Los ilusos de la película son aquellos que generan ideas y posibilidades de vidas y películas. A todas esas especulaciones las llamo ilusiones. Así que los ilusos serían los generadores de estas ilusiones.

¿Qué hace un realizador como tú en su tiempo libre? [Aludo a una frase, claro, de tu libro]

En realidad creo que no tengo tiempo libre. O todo mi tiempo es tiempo libre, depende de cómo se mire. Cuando trabajo, cuando ruedo, cuando escribo, cuando doy clases... es lo mismo que cuando estoy viendo una película o tomando algo con los amigos. Todo suma y es parte de lo mismo. Trato de vivir sin hacer esas diferencias entre trabajo y tiempo libre.

Aludes a una producción de lujo y a tres términos de semejanza semántica: compañía, camaradería, amistad, ¿por qué?

Lo más importante a la hora de hacer cine es construir un grupo humano. Yo tengo el privilegio de contar con un grupo de amigos, actores y técnicos, ilusos maravillosos, dispuestos a embarcarse en una película incierta como ha sido esta, sin ninguna garantía de nada, solo por el placer de rodar y juntarnos unos con otros, cuando nos venía bien, casi siempre pocas horas. Tomábamos unos vinos y unos pinchos de tortilla y rodábamos unos planos. La única premisa que nos impusimos era rodar tranquilamente y siempre a gusto, sin que aquello se convirtiera en algo de lo que uno se arrepiente, de tal forma que al volver a casa después de cada jornada, tuviésemos ganas de volver otro día, cosa que muchas veces no sucede en ciertos rodajes. El lujo era eso y no contar con mucho dinero.

Sigo, con la película y con el libro, ¿qué hace la gente en la vida y en las películas? ¿En qué se parece la vida a las películas y las películas a la vida?

No me gusta parecer uno de esos cinéfilos que se pasan el día viendo películas y se olvidan de vivir. De hecho, creo que cada vez veo menos películas, o paso largas temporadas viendo más bien pocas. Pero es que para mí el día a día es ya una película. Así trato de contarlo en "Los ilusos". El cine forma parte de la vida y las películas no hacen otra cosa que sumarse a esa vida, condensándola y devolviéndonosla varias veces multiplicada.

Citas varias veces a Julio Ramón Ribeyro, el autor peruano. Dice: “Nuestros estados de ánimo son frágiles”. ¿Nace 'Los ilusos' de tu propia fragilidad?

Nace de una cierta crisis personal y profesional. Creo que en la película se intuye esa crisis, durante los primeros minutos, en los que nos exponemos a un cierto pesimismo y las secuencias apenas se desarrollan, se quedan en bocetos y tachones... Necesitaba poner todo sobre la mesa para al final llegar a contar la historia más simple, la misma historia de siempre. Pero lo cierto es que no me salía contar esa historia desde el primer momento. Necesité cuestionarlo todo. Y luego he decidido no borrar esa cuestionamiento de la primera parte de la película sino dejarlo ahí, como un testimonio valioso de esa crisis, que de alguna forma ilumina o hace más reveladora la segunda parte. Algo de eso tiene que ver con la frase de Ribeyro. A mí sucede casi a diario, que mis estados de ánimos cambian súbitamente. A la película le sucede un poco lo mismo. Cambia de coloración según avanza aunque sea toda en blanco y negro.

En un determinado alude a “una historia que encaje en la película que siento por dentro”. ¿Cómo es esa película en término de emociones, de sentimientos, de estética incluso? ¿Cómo es tu película ideal?

La película ideal es siempre la que te encuentras. Por eso trato de no imaginar demasiado de antemano, incluso prescindo de ese guión demasiado cerrado, para luego no frustrarme. El cine es ir al encuentro de las cosas.

¿Es cierto que el cine lo envenena todo?

Lo envenenan todo y al mismo tiempo lo purifica. Es una sensación que me acompaña siempre. Porque forma parte de la vida. A veces siento que es una condena que arrastro todos los días: el no dejar de sentir el cine en cada conversación, cada paseo, cada cosa que miro... y a veces pienso que es el único verdadero refugio que tengo, a lo que siempre me puedo agarrar y nunca me va a fallar.

¿Qué lugar ocupan las mujeres en tu cine? ¿Y, por extensión, el amor, el sexo, el deseo?

Si el cine es ir al encuentro de las cosas, entonces es evidente que las mujeres tienen que formar parte de él. También el amor, el deseo y el sexo. Y añadiría la amistad, y algunos lugares en los que queremos estar, descansar, emborracharnos y otro largo etcétera.

 Aludes a muchos realizadores, a muchos escritores, a músicos: Truffaut, Godard, Juarroz, Camus, Léve... ¿Por qué siempre hay tanta cultura en tus cosas?

No los pienso ni los pongo ahí como "cultura", sino como parte de la vida cotidiana. Forman parte de mi día a día. Son como los amigos, los mejores consejeros.

 

Citas a Camus, que dice: “Me burlo de mi personalidad”. ¿Se burla Jonás Trueba de sí mismo y del cine?

Claro, siempre hay que burlarse de uno mismo, no tomarse demasiado en serio. En "Los ilusos" tratamos de vernos a nosotros mismos como posibles personajes de ficción, actores y técnicos. Y ahí es inevitable y necesaria la burla, en el sentido más sano y lúdico. Me gusta bordear el ridículo y si hace falta, hacerlo. 

¿En qué medida podríamos leer 'La ilusiones' (Periférica) como el guión no escritor de 'Los ilusos', y a la vez como una novela, como un diario de rodaje, como un dietario íntimo de sueños, aforismos, etc.?

Tiene un poco de todas esas cosas y a la vez no acaba de ser ninguna de ellas. Es un libro extraño, escrito de forma muy inconsciente. No pensaba en publicarlo, lo escribía para mí y cuando lo transcribí todo era un manuscrito mucho más gordo. Julián Rodríguez, escritor al que sigo y admiro, cinéfilo de verdad, lo leyó y quiso publicarlo en su preciosa editorial. Pero además ejerció una verdadera labor de editor, sugiriéndome cortes y animándome a no hacer un libro fácil ni cómodo. Me decía cosas como "no pienses en las películas de Doinel, piensa en "La mujer de al lado". Renuncié quizá a las partes más agradecidas y dejé solo el hueso, evitando posibles interferencias, pensando en un lector ajeno. No reescribí nada, solo hice una labor de montaje y ahí encontré un libro con el que me siento muy cómodo. Ha sido el último regalo inesperado de todo este proceso.

¿Qué significa Zaragoza en tu vida?

  Zaragoza es mi segunda ciudad. Aquí vive mi mejor amigo, el escritor Daniel Gascón, co-guionista de "Todas las canciones..." y consejero artístico-sentimental de todo lo que hago en esta vida. Pero hay muchos otros amigos queridos en esta ciudad. Nombrarlos a todos sobrepasaría las páginas que dedica este periódico a la sección de deportes... Además, en "Los ilusos" hay una deuda muy fuerte con Félix Romeo, que murió dos meses antes de empezar a rodar, y con su amigo de juventud, Chusé Izuel, que se suicidó hace veintiún años, al que nunca conocí. Félix me habló de su historia con Chusé, de los relatos que dejó escritos y que él mismo publicó tras su muerte. Aquel libro póstumo de Chusé, "Todo sigue tranquilo", es quizá la fuente de inspiración más importante para "Los ilusos", porque allí se cuentan historias de personajes en la veintena, personajes que deambulan en un limbo inconcreto, cuando algo parece haberse roto dentro de ellos pero no se sabe muy bien a qué se debe. Aquellos genios o enamorados de los que hablaba Chusé Izuel tienen mucho de nuestros ilusos.

¿Cómo encaras esta doble jornada donde presentarás el libro y la película?

Es un nuevo reto, como en cada ciudad a la que viajo con la película desde hace unos meses. Pero Zaragoza es especial para mí. Me produce una especial ilusión y me pone un poco más de presión. El jueves estaré en el paraninfo de la universidad, presentando "Las ilusiones" junto a Daniel Gascón y Luis Alegre, dentro de su ya mítico ciclo La buena estrella al que se suma el apoyo de la librería Portadores de sueños. Y el viernes proyectaremos la película en la Filmoteca, con presentación y coloquio posterior, aunque habrá un segundo pase otro día. Me gustaría que las filmotecas, los centros culturales, las universidades y las salas alternativas fueran capaces de formar una nueva red de exhibición que diera apoyo a todas estas nuevas películas que estamos haciendo ahora, al margen de los circuitos de exhibición convencionales, que están demasiado sujetos a la rentabilidad inmediata. Quizá no podamos aspirar a un público mayoritario, pero sí creo que podemos aspirar a un público curioso, exigente, que quiere seguir yendo al cine siempre que cada nueva película proponga algo sugerente, que se pueda sentir cercano. Creo que hay una nueva generación de cineastas comprometidos con esto, pero necesitamos de la colaboración de estos espectadores, y si no nos dan salas, tendremos que inventarlas.

21/06/2013 16:25 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

DANIEL GASCÓN ESCRIBE DE JAVIER TOMEO

Ayer sábado, a primera hora de la tarde, fallecía el escritor Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932- Barcelona). Acababa de publicar ’Constructores de monstruos’, en el sello Alpha Decay de su gran amigo Enric Cucurella, al que él siempre llamaba "el cucu". El pasado septiembre, Páginas de Espuma, la editorial de Juan Casamayor, publicaba casi mil páginas de sus ’Cuentos completos’, algunos levemente reescritos o con pequeñas correcciones. Daniel Gascón fue el responsable de la edición y el prólogo, que cuelgo aquí porque creo que define muy bien la obra de Tomeo.

EL MUNDO DE TOMEO

 

Daniel Gascón

Hay muchos escritores buenos. Pero no son tan frecuentes los que inventan una manera de ver el mundo y consiguen contagiarla a los lectores. Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932) es uno de ellos. Es también un escritor raro, que produce una literatura “situada en la periferia”, en palabras de Félix Romeo. Ocupa desde hace más de cuatro decenios una posición singular en nuestras letras: es un escritor que prefiere la alegoría al realismo, el zarpazo de la intuición a la reflexión intelectual. Ha creado un universo rabiosamente personal, difícil de incluir en clasificaciones generacionales o sociológicas. Según Rafael Conte, “viene del mundo de las pesadillas, de lo fantástico y lo onírico, recuerda en suave –y subrepticio- a Kafka, a Buñuel, al surrealismo, a Charlot, a Buster Keaton o al gran Ramón Gómez de la Serna”. Esa rareza es también extraliteraria, y se aplica a la recepción de su obra: Tomeo es un narrador que ha tenido grandes éxitos con las adaptaciones teatrales que se han hecho de sus novelas, primero en el extranjero y después en España.

Tomeo ha escrito grandes novelas breves, como El castillo de la carta cifrada (Anagrama, 1979), El cazador de leones (Anagrama, 1989) o El crimen del cine Oriente (Plaza y Janés, 1995). Cuando Christopher Hitchens escribió en Unacknowledged Legislation: Writers in the Public Sphere que La víctima, de Saul Bellow, incluye “la madre de las entrevistas laborales horribles”, probablemente no conocía una entrevista todavía peor: la de Amado monstruo (1985), uno de los libros más poderosos de Tomeo. Pero el aragonés también domina con maestría el relato: la distancia corta es muy adecuada para un escritor que opera a menudo con la sugerencia de una amenaza imprecisa e inminente. Esta recopilación, que reúne textos breves publicados en libros –Bestiario (1988), Historias mínimas (Mondadori, 1988), Problemas oculares (Anagrama, 1990), Zoopatías y zoofilias (Mondadori, 1992), Los reyes del huerto (Planeta, 1994), El nuevo bestiario (Planeta, 1994), Cuentos perversos (Anagrama, 2012), Los nuevos inquisidores (Alpha Decay, 2004)- y dos colecciones nuevas, donde Tomeo ha incluido reescrituras de antiguos relatos y numerosas piezas inéditas, Cuentos de la luna verde y Cuentos de la luna roja, recoge algunos de sus mejores textos.

En muchas de estas piezas, Tomeo se encuentra a medio camino entre Kafka y La Codorniz: José-Carlos Mainer lo ha definido como “un Kafka entreverado de comicidad algo gruesa y esperpéntica y un Camus horro de trascendentalismos”. Para Antón Castro, se trata de “un visionario, un visionario modesto concedamos, que construye alegorías de trasfondo metafísico sobre la modernidad, a través de lo anómalo, la identidad y el absurdo”.

Sus personajes son seres incompletos, incapaces de encajar en el mundo. Escribe sobre animales y, en una afición que lo emparenta con algunos surrealistas, los insectos ocupan un lugar privilegiado en Bestiario (1988) y El nuevo bestiario (1994). Tomeo combina una descripción zoológica precisa con el repaso a la interpretación simbólica y mitológica que se ha dado a la especie. Sin embargo, esos animales parlantes echan a menudo algo en falta. Ser lo que son tiene un componente de condena metafísica, y eso los hace humanos. La mantis flor cuenta:

Más de una vez, contemplándome en el espejo del estanque, me pregunto: ¿Y si yo no fuese ese insecto cruel que pienso ser? ¿Y si yo fuese, en realidad, una flor?

El tisanuro explica:

Lo que nos distingue, sin embargo, es nuestra invencible repugnancia a la luz. En este sentido, algunos podrían tildarnos de ser unos insectos oscurantistas. Sorprendidos por alguna lámpara que se enciende inesperadamente, quedamos como petrificados horrorizados por la idea de que alguien pueda ser testigo de nuestra fealdad. Un instante después, sin embargo, corremos ya en busca de nuestro tenebroso refugio. Porque sólo en la oscuridad que anula los colores podemos pensar en las mariposas sin que nos sintamos morir de envidia.

Atormentada por su “conciencia escrupulosa”, la cantárida teme acabar convertida en un “insecto hipocondríaco”; la salamandra añora el tiempo en que podía enfrentarse al fuego; la luciérnaga se lamenta de que “la injusticia es universal”; el termes explica que “la eficacia y grandeza de nuestra monarquía se basa en la esterilización del proletariado”, y los caracoles de viña se muestran en el amor “lentos como grandes duques abrumados por la gota”.

De manera simétrica, los protagonistas humanos tienen a menudo un elemento animal. En Historias mínimas (1988), un libro de breves escenas teatrales, una acotación describe al Duque diciendo que tiene “algo de cefalópodo” en la mirada. En otra pieza de ese libro, una mujer le dice a un hombre: “La verdad es que, desde el primer instante que le vi, me sentí incomodada por su mirada de fauno”. La mirada de un camarero vuela “como una paloma”; otros tienen “ojos de buitre”; en “El fondo del mar”, a la madre de Carlitos le brillan las piernas “como dos anguilas recién sacadas del agua”. La animalización de los protagonistas alcanza un grado superior en Zoopatías y zoofilias (1992); sin embargo, muchas de las metamorfosis de ese libro son incompletas, frustradas o, simplemente, no creídas por quienes rodean a su protagonista. Ramón, en “El hombre dinosaurio”, explica que esos reptiles tenían cuerpos “de marquesa viuda y sin corsé” y se siente vigilado por un hombre que quizá sospecha que es el último dinosaurio.

En cierto modo, todos los personajes de Tomeo son monstruosos, y en eso el autor aragonés entronca con una larga tradición española, que va desde las Pinturas negras de Goya (con quien Tomeo comparte la fascinación por el mundo de las brujas: “un modesto aquelarre, en un hotel de provincias”) hasta el esperpento. Pero más que en una lente deformante, uno piensa en uno de sus personajes, que cuenta: “con el periódico que había comprado en el quiosco del parque me hice un anteojo de papel para jugar a ver de cerca lo que en realidad estaba lejos”. Esa monstruosidad, advierte Tomeo, puede ser “una vía de purificación” y a menudo está vinculada a la deformidad física. En estos relatos hay protagonistas con seis dedos, miopes, enanos, ciegos, sordos, gente que no soporta los espejos, niñas con dos cabezas, un hombre a quien le crecen la nariz y las manos después de publicar una novela. Historias mínimas contiene textos perturbadores sobre la fragmentación:

            HOMBRE. (Mirando al frente, sin volverse hacia la mujer.) Oye.

MUJER. Qué.

HOMBRE. Dame tu ojo izquierdo.

Pausa. La MUJER se desenrosca su ojo de cristal y se lo alarga al compañero.

HOMBRE. (Recogiendo el ojo, que se guarda en el bolsillo cerillero de la chaqueta.) Ya sabes que te prefiero tuerta, Manuela. 

Esa sensación de falta de completitud está muchas veces vinculada a la soledad, que es uno de los grandes temas de Tomeo. Es un escritor de la incomunicación: en su narrativa abundan los monólogos y los diálogos, pero a menudo da la sensación de que la verdadera interlocución es imposible. (El propio Tomeo ha declarado: “No creo que existan los interlocutores invisibles. No son posibles. Los interlocutores están siempre allí, perfectamente visibles… Para quien los sueña”.) En “Los contertulios”, uno de los testigos de una discusión acalorada cuenta:

Advertí que don Emigdio miraba hacia don Antolín cuando en realidad quería mirar a don Servando, que don Florencio miraba a don Ambrosio cuando pensaba que hablaba con don Roque, que don Roque miraba a don Emigdio cuando pensaba que estaba mirando a don Servando y que don Antonio, a pesar de ser el menos miope de todos, miraba a don Servando, cuando quería mirar a don Emigdio. Descubrí, en suma, que ninguno de mis contertulios dirigía correctamente su mirada, que ya no podían distinguirse los unos de los otros y que ni siquiera eran capaces de reconocerse por la voz.

Uno de los terrenos donde la falta de comunicación se manifiesta de forma más clara es en el amor y el sexo. Aunque él no acaba de creérselo, me parece que Tomeo habla mucho de amor en sus libros. O, más bien, habla de cierto anhelo y de la imposibilidad del amor. Un personaje de Historias mínimas dice:

Todas las mujeres, mi querido amigo, acaban desapareciendo. Y no tienen necesidad de marcharse lejos. Se sientan en mitad de sus pequeños corazones y nadie es capaz de encontrarlas.

La mayoría de las veces, parece que una relación feliz es una fiesta a la que los personajes de Tomeo no han sido invitados. Son frecuentes los acoplamientos difíciles (entre humanos y animales, entre hombres y muñecas, entre gigantes y hombres), y aparece reiteradamente un animal fantástico querido de Tomeo, el gallitigre, “una criatura fabulosa, fruto de la inesperada unión de un tigre y una gallina, y que vendría a simbolizar la unión y la armonía entre los mundos opuestos y contradictorios”. En estos relatos predomina una perspectiva masculina casi paródica, y a menudo los narradores poco fiables de Tomeo atribuyen a las mujeres una sexualidad voraz y amenazadora (“Mientras tanto la vecina de los prismáticos no deja de enfocarme la entrepierna”). En “Ensueños seniles” un anciano conoce a una enfermera que se siente atraída por los hombres mayores y, aunque antes de acostarse con la joven tendrá que quitarse la dentadura postiza y la pierna ortopédica, se cita con ella en un lugar indeterminado del parque de la Reina Elisenda, “el mayor del país”. Incluso en “El reencuentro”, donde el conflicto es menos grave que en otros relatos, la pareja se ve perseguida por un saxofonista y “todo lo que sucedió luego pasó sin pena ni gloria”. Otras veces se apunta a un elemento edípico, que tenía también una presencia importante en Amado monstruo. Historias mínimas contiene un retrato económico y brillante de una madre:

            HIJO. (Descompuesto.) ¡Madre! ¡Madre!

MADRE. ¿Qué ocurre, hijo?

HIJO. ¡El guardia, madre! ¡Me persigue!

MADRE. ¿Te persigue? ¿Por qué?

HIJO. ¡Vio cómo le tiraba piedras a la luna, madre!

MADRE. ¿Y eso qué importa?

HIJO. ¡La hice trozos, madre!

MADRE. (Sonriendo tristemente.) ¿Y eso te preocupa?

HIJO. ¡La partí en cuatro pedazos!

MADRE. (Acariciando la frente del hijo.) Mira, si la luna está rota, rota está, pero tú no me sudes.

HIJO. ¿Y el guardia?

MADRE. No te preocupes, no te encontrará nunca. Sólo puedo encontrarte yo, que soy tu madre. Sólo yo puedo entrar en tu pecho y sentarme en ese extraño corazón tuyo.

Esos personajes de Javier Tomeo, a quienes les sobra o les falta algo, tienen una extraña percepción del mundo. No es extraño que a Tomeo le fascinen los miopes y los ciegos. A veces preguntan a otros que les describan lo que ven, pero puede ser una empresa condenada al fracaso: “Usted no puede ver las cosas que a mí me gustaría ver”, dice uno de los personajes de “El viajero”. En “Homicidio con atenuantes” el narrador elabora una taxonomía: en la primera categoría de miopes, “se incluyen todas aquellas personas para quienes la miopía supone la imposibilidad de encontrar una dirección válida que pueda conducirles hasta la realización de sus sueños más queridos”; en la segunda, “están los que exageran sus miopías para justificar sus tropezones, o para no ser testigos de la maldad del prójimo”, en la tercera, “se encuentran todos esos miopes dulces, tiernos, tal vez algo obesos, pero llenos de buenas intenciones, que andan siempre tropezando contra todas las puertas que encuentran cerradas o, lo que es peor, despeñándose por los abismos que algunos desalmados abren a sus pies”. En cualquiera de los tres casos, el defecto físico se convierte en algo que define su personalidad. A veces, como en “El astrónomo”, los problemas de visión producen escenas que parecen sacadas del cine mudo o de la screwball comedy estadounidense. El narrador va a visitar a un experto miope. Lo conduce un mayordomo también miope. La criada, que tampoco ve bien, le echa una taza de té en los pantalones y cae cuando intenta encontrar la salida.

Supuse que la doncella se había torcido un tobillo. Continuaba sollozando sobre la alfombra y sus lamentos pusieron por fin en movimiento al mayordomo, inmóvil hasta aquel momento. Resultó entonces de lo más patético ver cómo aquel hombrón, mientras su señor hablaba de estrellas, trataba de localizar a su compañera con los brazos extendidos y guiándose, sobre todo, por el oído.

El relato da un giro al final: la escena cómica se vuelve melancólica y levemente siniestra cuando el profesor dice: “Esos pícaros son amantes y por las noches se consuelan recíprocamente. La miopía para ellos es solo una fruslería. Yo no soy menos miope que mis sirvientes, pero le aseguro que en esta casa soy el único que enloquece progresivamente en su soledad”. En otros relatos, una mujer abandona a su amante cuando descubre que tiene mala vista y la cree bella por error, y un miope no sabe si el desconocido jadeante que se ha sentado a su lado en un banco es un ladrón o un policía, o “un hombre aficionado, como tantos otros, a los disfraces, que goza desconcertando a los infelices miopes que, como yo, tratan de ver más allá de sus posibilidades”. Esos personajes con hiperbólicos problemas oculares viven en una situación de desamparo, y comparten con otros personajes de Tomeo una duda radical que Félix Romeo llamó “casi cartesiana”. Al igual que otros protagonistas de estos cuentos, sólo pueden fiarse de su propia percepción y tienden a creer que son los otros, o la realidad, quienes hacen trampas: “No sé si serán figuraciones mías, pero tengo la impresión de que cada día que pasa se vuelve más chata”, dice de su pareja uno de los personajes; el narrador de “El apartamento” está convencido de que las chimeneas que ve desde su piso “se han propuesto volverme loco”. Actúan siguiendo una lógica paranoica que muchas veces tiene consecuencias letales o hilarantes, o las dos a la vez. En 1999 Félix Romeo estableció una distinción que también resulta válida para estos cuentos:

Durante mucho tiempo sus “antihéroes” [de Tomeo] eran personajes desplazados que no lograban, pese a intentarlo, encontrar su propio espacio en la realidad: el noble aislado en su morada de El castillo de la carta cifrada que busca la reconciliación con su viejo enemigo, el hombre de seis dedos secuestrado por el amor de su madre de Amado monstruo que quiere incorporarse al mundo laboral, o el hombre al teléfono de El cazador de leones que desea interesar a su anónima interlocutora. Sin embargo, en sus últimos trabajos, sus protagonistas son personajes que ya no pueden encontrar su lugar en el mundo, se trata de auténticos trastornados.

Este volumen ofrece una visión amplia de la obra de Tomeo. En estos relatos están las preocupaciones más constantes de su literatura: la aceptación de las reglas del azar y el absurdo, la capacidad de sugerencia y la fascinación por lo monstruoso, la animalización de los humanos y la humanización de los vegetales y los animales, la fascinación por los detalles del mundo natural y la desconfianza hacia la tecnología, la vivencia traumática del amor y el sexo, la violencia repentina y esa mirada que a Tomeo le gusta llamar “psicopática”. Como en sus novelas, también es frecuente el uso de escenarios abstractos y simbólicos, desde ciudades señaladas por una inicial a los decorados metafísicos de Historias mínimas, pasando por comunidades inquietantes, en hoteles, residencias de vacaciones o patios de vecinos. Tomeo revisa textos griegos y latinos, tradiciones orientales y egipcias; reescribe cuentos de hadas europeos y episodios bíblicos; introduce leyendas apócrifas y se pregunta en qué tipo de insecto se convirtió el protagonista de La metamorfosis. Con mucha frecuencia, recurre a elementos arquetípicos e imprecisos que forman parte de la cultura popular: en un relato el asesino de una película escapa de la pantalla, y en los cuentos abundan los aristócratas decadentes, los sabios excéntricos, los marineros o los personajes de circo. La narrativa de Tomeo es una narrativa obsesiva, que en buena parte transcurre en el interior de la cabeza de sus protagonistas, y eso lo acerca a una escritora que aparentemente tiene poco que ver con él, como Patricia Highsmith, o al Luis Buñuel de la película Él. Pero la prolongada visita al taller de Tomeo que es este libro demuestra que el narrador de Quicena también es un creador obsesivo, incluso en elementos estilísticos como el uso de determinados refranes. Conjura imágenes de pesadilla, como ciudades en llamas, y situaciones básicas que le inspiran distintas variaciones: la vida cotidiana de un hombre solo que empieza a intuir una conspiración a su alrededor; el encuentro de dos solitarios en un tren, un autobús o un banco en un parque; barberos ansioso por cortarle la yugular a un cliente; varios desastres posibles en una noche de estreno que recuerdan una confesión de Tomeo: “Me obsesiona la idea de perderme en los grandes teatros”. Hay embriones, reescritura y secuelas de otros libros. En algunos de sus cuentos más recientes (que muchas veces protagoniza “un poeta”) su prosa se decanta más claramente por la comicidad. Se ha vuelto más discursiva, frente a la concisión rigurosa de Historias mínimas, más procaz y más gamberra. Sin perder su personalidad, introduce más elementos metaficcionales, algún rasgo autobiográfico y apuntes de crítica social y cultural. Esa nueva vena ha producido relatos tan divertidos como “El apartamento”.

Otra de las características que muestra este libro es que, si Tomeo es un escritor deliberadamente limitado desde el punto de vista temático, también tiene una gran capacidad para incorporar elementos novedosos en sus relatos. Desde Plinio a las invasiones de los extraterrestres, todo tiene cabida en unos cuentos que plantean conflictos universales a partir de tramas anacrónicas y absurdas, y que presentan una admirable libertad formal.

No se puede hablar de Tomeo sin mencionar su sentido del humor, que va desde la greguería y la ironía suave (“El cielo, mi admirable Teodoro, es un inmenso queso Gruyère pintado de azul”, dice un payaso en Historias mínimas) a la brutalidad (como las niñas que le piden a su abuelo un cuento de princesas subnormales). Produce alguna carcajada, pero con más frecuencia provoca una sonrisa triste y cierto estremecimiento. “Después de leer a Javier Tomeo, viejos, jóvenes, mujeres, mayordomos, empleados de banco, conductores de autobús, tal vez no sean lo que parecen”, escribió Lillian Neuman. Con sus parábolas sobre el miedo irracional, la soledad y la incomunicación, Javier Tomeo hace que la realidad se vuelva un poco más amenazadora, pero también mucho más rica y fascinante. Es el mejor servicio que un escritor puede hacer a sus lectores.

 

23/06/2013 01:32 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

MARIFÉ SANTIAGO, UN DIÁLOGO

ENTREVISTA

 

“El mal existe como existe la bondad”

“La memoria es el pilar que nos sustenta”

 

Marifé Santiago Bolaños transforma en poesía su viaje a Auschwitz-Birkenau: ‘Nos mira la piedra desde las alambradas’ (Olifante)

 -¿Cómo nace ‘Nos mira la piedad desde las alambradas’ (Olifante) que tiene algo de viaje a la memoria del espanto?

-Me invitaron, junto a otros poetas y creadores, a ir a Auschwitz. Mi compromiso era estar allí, contar la estancia. Así ha nacido, definitivamente, el libro. Recorrer con el cuerpo además de con la ética y el pensamiento esa “memoria del espanto” es dejar que se grabe sobre la piel de lo humano algo de otros que, de inmediato, se hace tuyo: ser con los otros, com-pasión, y, sin duda, ejercicio de piedad cuando no es mera contemplación estéril, sino “contemplación activa”.

 
-¿Había alguna efemérides específica en ese  agosto de 2011 en que data el libro?

-Hacía años del genocidio sobre el pueblo gitano en Auschwitz-Birkenau. Esa fue la razón de la invitación que me hizo Casa Sefarad. Fui con mi admirado Juan Carlos Mestre, Premio de la Crítica por ‘La bicicleta del panadero’, con mi querida Berta Ojea, con el Lebrijano, con Henar Corbí. Pero me llevaba también la memoria de muchos y muy queridos amigos y amigas por quienes yo iba allí, en cierto modo, peregrinando. Y la memoria de los sin nombre en mi memoria personal que, sin embargo, guían los pasos en este lugar de la infamia.

 
-¿Qué se encontró, qué sensaciones iniciales experimentó?
Las que ya llevan se mezclan con las que intuyes, y las que intuyes acaban desapareciendo ante la constatación de que lo imposible fue, y por lo tanto sigue siendo, perfectamente posible. Saber de la vulnerabilidad de la ley, de la ética, de la decencia moral. Saber que bajar la guardia un segundo es una irresponsabilidad imperdonable. Y sentir que no es una tarea individual solamente, sino un compromiso cívico, a pesar de que, como escribía Giner de los Ríos, las revoluciones se hacen en la conciencia.
 
-¿Es posible encontrar poesía en un campo de concentración?

La poesía, como corresponde a su valor, no actúa aquí como bálsamo, como sueño, sino como una esperanza doliente y entregada, como el desvelamiento desgarrado de la palabra que gime y grita, que se agarra a ti y no te dejará marcharte sin que hayas dejado, a partir de ella, el óbolo que hay que pagar por saberte, también, habitante del otro lado. La poesía aquí es el sendero que te lleva hasta las entrañas de lo que allí se abrió y te exige verlo sin que entrecierres los ojos del alma.
 
-Dice: “Quiero que broten rabia o tristeza desde mi corazón para no sentirme tan sola”. ¿Qué pesa más la tristeza o la rabia?

La perplejidad insistente a pesar de todo lo leído, escuchado, hablado y sentido. Y, desde luego, la rabia y la tristeza aliadas, confundidas la una con la otra. Rabia y tristeza de saber que no hay que buscar razones al espanto, que el mal existe, como existe la bondad: sin causas que la razón explique o justifique. Muy duro esto.

 
-¿Qué fantasmas le rondaron allí? ¿Qué voces?

Las de mis queridos amigos y amigas que llevan en sus biografías células gestadas allí, imposibles de destruir. Los fantasmas de tantos hombres y mujeres valerosos, justos, que dejaron enterradas sus palabras en ese lugar simbólico que ha sustituido a los símbolos y los ha convertido en corporeidades, en “cosas” que son, a su vez, símbolos de otras que habrían de llegar, que han llegado. Las voces podridas en silencios cómplices y duraderos, eficaces como lo son las armas del miedo y la humillación. Y los fantasmas vivos de tantos seres humanos grandes, ejemplares que, desde las alambradas, le hacían sitio a la piedad para que nos mire de frente.

 
-Cita a Primo Levi, a Paul Celan. ¿Cómo alumbraron su su escritura en Auschwitz?

Gelman, Jabès, Primo Levi, Celan, Valente, Gamoneda, Semprún (‘la escritura o la vida’), Daniel Mordszinki, Margalit Matitiahu, Tsvietáieva, María Zambrano, y muchos otros. Estaban todos allí, de un modo u otro, con procedencias distintas, con experiencias vitales distintas, pero haciendo el mismo viaje que yo hacía: mezclada su obra, su vida, su fama ejemplar o su ejemplar anonimato, como luciérnagas “porque en Auschwitz está prohibido encender fuego”. Levi y Celan propusieron, en alguna página del libro, ser nombrados; los otros aceptaron esa decisión, ese coro que es ‘Nos mira la piedad desde las alambradas’

-¿Cuál es aquí la importancia de la memoria?
La memoria no es solo el pilar que nos sustenta como seres humanos, sino la ofrenda que como tales hacemos al tiempo. Desde la memoria establecemos una continuidad respetuosa con los que nos precedieron y reconocemos su valía a la hora de dar testimonio de quienes somos. La memoria es, por lo tanto, un ejercicio de humildad y de encuentro presente. La memoria no es paralización, melancolía o esterilidad, sino todo lo contrario.


-¿Qué quiere decir el título del libro?

¿Qué quiere decir un poema?, ¿qué es escribir poesía?, ¿qué significa poesía?... Alambrada y Piedad, una violenta contradicción, un enfrentamiento que ha de derramar dolor, sin duda alguna. Pero la piedad nos mira, nos mira... A nosotros.

 
-¿Cómo conviven en su obra la poesía y la filosofía?
Como dos buenas y queridas amigas: cada una tiene su espacio, su libertad y su estilo,  y cuando se necesitan están juntas sin pereza, aportando cada una lo mejor de sí para el crecimiento de la otra.


-Últimamente se utiliza mucho el término nazi para definir cualquier conflicto social. Después de estar en Auschwitz, ¿le parece exacto?

Antes de estar en Auschwitz me parecía tan deleznable como me lo parece después de haber estado allí. Y dado que en Auschwitz “como en el meridiano de Greenwich, se pusieron en hora todos los relojes”, es tan reprobable como cuando ciertas palabras nobles por lo que atesoran (cultura, diversidad, justicia, paz, alianza, dignidad...) se usan en contextos que destruyen su poder, que lo aniquilan. Lo más grave es que no se trata de un descuido, sino de un plan urdido para destruir y para ocultar, para reducir a escombros inútiles actitudes que son luz, cerco y barrera para la maldad. Lamentable, muy lamentable.

 
¿Cómo valora la experiencia de editar la correspondencia de María Zambrano con el aragonés Gregorio del Campo?

Como un regalo que me ha hecho, que nos ha hecho a todos los que aprendemos de su obra, María Zambrano, a través de la familia maravillosa de Gregorio del Campo, de esas “hadas nobles”, como las llamo en la dedicatoria del libro, que han custodiado un tesoro que trasciende a sus dueños.

[‘Nos mira la piedad desde las alambradas’. Marifé Santiago Bolaños. Olifante. Zaragoza, 2013. 92 páginas. El libro se presentó en la librería Antígona. La foto es de 'El Correo Gallego'.]

26/06/2013 10:27 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JAVIER TOMEO SERÁ ENTERRADO MAÑANA JUEVES EN QUICENA

  

 

Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932-Barcelona, 2013) reposará para siempre en el cementerio de Quicena, su pueblo irreemplazable, a la sombra de su amado castillo de Montearagón, “una silueta que le obsesionaba y que, alegóricamente, está en su literatura”, tal como ha escrito Ismael Grasa. Instituciones aragonesas, amigos, albaceas y familiares han llegado a un acuerdo para que los restos de uno de los escritores aragoneses más internacionales de todos los tiempos, después de Gracián y Sender, descanse en su tierra, Aragón. El entierro, tras el funeral de este miércoles en Barcelona, será este jueves a la cinco y media de la tarde. 

“Javier Tomeo era un amante del paisaje aragonés de su infancia y siempre quiso que se le reconociese como escritor aragonés, y que así constase en todos sus libros”, recordaban algunos de sus amigos en la propuesta de traslado, que ha sido muy bien acogida por las primas del escritor, por su agente y por las autoridades que han llevado a cabo las gestiones: Humberto Vadillo y Dolores Serrat por el Gobierno de Aragón; Antonio Cosculluela, Elisa Sanjuán y Juanjo Javierre por la Diputación de Huesca; la diputada socialista Mariví Broto; Juan José Vázquez por el Ayuntamiento de Zaragoza, y el concejal de cultura de Quicena, Rafael Blasco, respaldado en todo momento por el alcalde de la localidad, entre otros que han empujado con absoluta generosidad. Al fin y al cabo, como se ve en tantos y tantos cementerios, en tantos y tantos libros, las tumbas de los escritores se convierten a menudo en un patrimonio valioso. Y Tomeo cierra así un ciclo: regresa de la diáspora en su camino hacia la inmortalidad de sus ficciones y su figura.

En 1989, decía Javier Tomeo a HERALDO. “Tierz, Quicena, Siétamo, Nueno... Algunos dicen que son los nombres de las legiones romanas que estaban acampadas allá. En Quicena estaba la quinta; en Tierza, la tercera; en Siétamo, la séptima... Pero otros dicen que eran las unidades de distancia que existen entre el pueblo en cuestión y Huesca, la capital. Nuevo, nueve. Quicena, cinco. Quicena está a la sombra del monasterio de Montearagón, uno de los grandes monumentos históricos de Aragón”.

Javier Tomeo vivió la Guerra Civil en Quicena, y luego partió con sus padres a Barcelona. Intentó ser uno de los arqueros del Huesca en los tiempos en que jugaba el ya legendario Tomás Hernández, Moreno, y pronto firmaría dos crónicas: una sobre un partido San Andrés-Huesca y una nota sobre la Semana Santa. A uno de sus grandes amigos, Ismael Grasa, le contaba: “Hace mucho tiempo que no voy por ese territorio mítico. Yo iba desde mi pueblo, Quicena, a La Corbetera. Recuerdo que una vez, después de estar unos años sin venir, entré en trance cuando regresé. Fui volando, sin pisar el suelo, desde mi pueblo hasta La Corbetera”.

 

JAVIER TOMEO: PENÚLTIMO DIÁLOGO

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 [Javier Tomeo será enterrado mañana en Quicena, su pueblo, a las 17.30. Esta entrevista fue la última que yo le hice, un sábado 20 de octubre de 2012, creo recordar. Dos días después presentaba su libro 'Cuentos completos', en el sello Páginas de Espuma, con edición y prólogo de Daniel Gascón. Esta foto, de 1989, es de uno de los grandes fotógrafos de Aragón: Rogelio Allepuz. Se la tomó para la primera entrevista que yo le hice para 'El día de Aragón' en 1989, coincidiendo con el estreno de 'Amado Monstruo' en el Teatro Principal, con dirección de Jacques Nichet. Rogelio Allepuz hemos trabajado muchos años juntos: alrededor de trece. Algunos cientos de entrevistas y reportajes juntos.]

 

 

¿Qué supone para usted la edición de los ’Cuentos completos’, que se presenta mañana, a las 19.30, en el Teatro Principal?
Estoy muy contento. Creo que es una edición muy oportuna, se han recuperado textos que estaban en el baúl de los recuerdos y se ponen de nuevo al alcance de los lectores. Además, tengo otra satisfacción: el editor de Páginas de Espuma, Juan Casamayor, es aragonés, es entusiasta, dinámico y ambicioso, tiene ganas de triunfar, y le auguro un porvenir muy brillante.
¿Ha repasado todos los cuentos?
He tenido que hacerlo. Si no el editor y prologuista, Daniel Gascón, me habría matado. Apenas he cambiado nada, salvo algún que otro adjetivo poco afortunado por otro más preciso y contundente.
¿Se arrepiente de algo, percibe que ha evolucionado?
Muy poco. Me sigo reconociendo en todos los textos. Creo que no he cambiado apenas en los últimos veinticinco o treinta años. No he pretendido moralizar ni he pretendido perfeccionar a la gente. Ni he querido ser Pepito Grillo ni un francotirador. Invito a la gente a reflexionar sobre problemas pendientes como la soledad, el exceso de egoísmo, la incomunicación. La auténtica literatura plantea preguntas , pero no tiene respuestas. Las respuestas son del político, del teólogo, del científico.
¿Desde cuándo escribe cuentos?
Casi desde el principio. Empecé haciendo novela social, pero a las diez o quince páginas me cansaba. Me aburría. Me pasé a los relatos, de media distancia, aunque también he escrito microcuentos, y me pasé a la novela corta, que es el género donde me siento muy cómodo. Eso sí, siempre he escrito cuentos de anomalías, psicopáticos.
Usted estudió Criminología. ¿Viene de ahí el interés por las personalidades anómalas o psicopáticas?
Más bien al revés. Estudié Criminología para perfeccionar mi escritura, para zambullirme en la etiología de la condición humana. Lo digo siempre: a mí me interesó mucho Sigmund Freud, que distinguía tres partes en la conducta del hombre: el yo, el superyo y el ello. A mí me apasiona mucho investigar en el ello, que es la parte más atávica, rebelde, primaria, surrealista, esas reacciones instintivas que fluyen. No soy un gran lector de ficciones, pero en cambio me interesan mucho los libros-herramienta sobre animales, insectos o mitología.
Vayamos con el mito. Por ejemplo: siempre se le ha vinculado a usted con Kafka. ¿Qué le debe de veras?
Sinceramente poco. He leído ’La metamorfosis’ y poco más, y lo hice después de que me dijeran que me parecía a él. Es verdad: había una cierta afinidad, semejanzas, nos interesa a ambos el absurdo, lo irracional. Me fascinó, pero también me prohibí leerlo, sobre todo porque no quería que me contagiase ni quería volver a escribir lo que él ya había escrito. Kafka es uno de los grandes autores del siglo XX por su valor metafórico, por su conocimiento del alma humana... Pero somos distintos: yo creo que tengo mayor sentido del humor. Por cierto, en el libro le rindo un homenaje específico en el cuento ’Gregorio, el insecto’, que es mi favorito con ’El apartamento’.
¿Por qué le interesan tanto los animales?
Porque te permiten conocer mejor el instinto de los hombres. Los animales son metáforas vivientes, minúsculas; te ayudan a acceder al ser humano. En el fondo hay un gran paralelismo entre el hombre y el animal. Piense en el mimetismo de los insectos; piense en el camaleón. El hombre también es un maestro del camuflaje o de colocarse al sol que más calienta. Es rojo donde más hay que serlo, pongamos por caso.
¿Cómo pasó del animal a otra presencia recurrente de su obra: el monstruo, que tiene una dimensión simbólica y a la vez tiene mucho que ver con la identidad, con lo que somos?
Es mucho más fácil escribir sobre gente imperfecta, inquietante, con amputaciones psicológicas o físicas, con diversas anomalías. Dejemos a los hombres bellos en paz, tranquilos, felices con su suerte, no vayamos a descubrir que no eran tan perfectos. Otra cosa: escribiendo sobre monstruos uno se consuela y a veces puede decir: «Ese es peor que yo».
Del monstruo interior, casi inabordable, a un monstruo exterior e ilustrado: Goya. Dicen que usted es heredero de él...
Me llena de orgullo esa idea, pero no es fácil para mí entender en qué somos parecidos. Él es un genio universal. Quizá sea por nuestro origen aragonés, por un paisaje de fondo, por el carácter. Si de Goya me gusta todo, otro tanto me ocurre con Luis Buñuel. Siempre recordaré una frase de mi editor Jorge Herralde, de Anagrama. Dijo: «Javier Tomeo es una inesperada colisión entre Kafka y Buñuel». Ja, ja, ja. La idea es bonita. Luis Buñuel también es amigo de los monstruos y escarba como pocos en los abismos de la conciencia humana.
¿Ha conocido muchos monstruos reales?
Como todo el mundo, pero en realidad los monstruos no se exhiben. Mi amigo, y personaje de mis textos, Ramón o Ramoncito me decía siempre que había gente que sacaba a pasear a sus monstruos a las cuatro o cinco de la mañana. Decía que estaban ocultos durante el día y que salían de madrugada y por poco tiempo. Es probable.
Hablemos del humor y del absurdo...
No sabría cómo definir mi humor. Es muy aragonés. Y es muy espontáneo. Me sale así, sin buscarlo, como si fuera la constatación del contraste entre lo que puede suceder y lo que sucede. El mío es más bien un humor negro que intenta hacer reflexionar. No provoca la carcajada, no es una invitación a reírse; mi humor desata una risa leve, una mueca, y poco a poco se transforma en meditación. Tampoco me gusta que la gente se desternille con mis cuentos. Y de esa reacción en cortocircuito irrumpen el absurdo, el descontrol, la sorpresa. Aún así, soy muy meticuloso escribiendo, corrijo mucho. Me tomo mi oficio muy en serio.
Fue propuesto para el Nobel desde aquí hace más de una década. ¿Le gustaría recibir el Cervantes o el Príncipe de Asturias?
Me gustaría por el dinero que conllevan, que no sobra nada, pero yo no estoy en esa órbita ni en ese círculo. Soy un solitario. Voy a mi aire: hago lo que me da la gana.
¿Qué le queda por escribir?
No lo sé. Ahora estoy haciendo una cosa de vampiros, muy divertidos, que no se parecen para nada a los de ’Crepúsculo’.
Reside en Barcelona desde hace años. ¿Como vive el conflicto sobre la independencia de Cataluña?
No lo vivo. Lo sigo por televisión, pero me incomoda un poco Artur Mas. Lo veo como muy satisfecho de sí mismo, arrogante, como si fuese un «mesías», el ayatolá Mas. Pienso que todo volverá a su sitio. He vivido y vivo en Barcelona sin conflictos.

26/06/2013 22:19 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

IN MEMORIAM JAVIER TOMEO

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[Ayer, antes del entierro de Javier Tomeo en su tierra mítica de Quicena, escribí este texto en su recuerdo. Javier fallecía el pasado sábado en Barcelona, donde vivió desde la posguerra, aunque jamás se olvidó de Aragón, ni de Huesca ni de los pájaros, los grajos o ‘grallas’, que sobrevolaban La Cobertera, como le contó a Ismael Grasa. La foto de Javier es de Aloma Rodríguez.]

 

 

IN MEMORIAM JAVIER TOMEO

 

En mi principio está mi fin, dijo el poeta.

En mi final está mi origen: la luz de Quicena,

el castillo altivo y melancólico de Montearagón,

el majestuoso vuelo de los buitres insomnes,

 la tierra y sus fósiles de mi memoria,

podría haber dicho nuestro poeta en prosa.

Javier Tomeo era un misterio de la química,

la intuición que disparaba con bala,

la lucidez que desarma las contradicciones del mundo.

Javier Tomeo era obsesivo: le gustaba el silencio,

tener una vida oculta, convivir con los monstruos,

oír las voces cotidianas y su fogonazo de asombro.

Miraba como si nadie lo hubiera hecho antes,

miraba como si nadie lo volviese a hacer después.

Observaba. Caminaba con calma y a trompicones,

con una ansiedad furiosa, desde la lentitud

del que tiene una prisa definitiva.

Hablaba de la extravagancia, de la soledad,

del vacío, de las heridas del cuerpo y del alma,

de lo raros que somos sin darnos cuenta,

de lo lunáticos que seremos algún día.

Javier era un visionario desde la terraza de un bar.

Un ciclón varado en la penumbra de su mesilla de noche.

Javier amaba los paisajes, la raíz del canto,

el silbo de las fuentes, el eco de los niños con un mauser,

los paisajes peinados por el sol que veía desde La Cobertera.

Javier tenía miedo de perderse en un teatro.

Y a la vez no tenía miedo a nada. Ni a los aviones.

De golpe pasaba una mujer y recobraba una alegría

auroral: el desorden de los sentidos, el arrebato,

la promesa de felicidad. Toda la belleza del sueño

se concentra en los gestos de un cuerpo femenino.

Su inspiración esencial. “La mujer es para mí expresión

terrestre de la inmortalidad”, dijo una vez.

Javier Tomeo era así. Un loco de atar, un cuerdo

invencible, el amigo de los insensatos y los soñadores.

El escritor que regresa a casa para soñar la mejor siesta.

¡Cuidado! Buitres, grajos, insectos, paisanos del atardecer:

los aleteos, la caricia en el suelo, todo lo que digáis,

lo seguirá escribiendo y contando hasta el fin de los tiempos,

en silencio, sombra y limo, en Quicena. Su Quicena.

Su paraíso irreemplazable. El último refugio.

 

Zaragoza, 27.06.2013

28/06/2013 08:45 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JAVIER RUBIO HABLA DE BUÑUEL

Javier Rubio (Zaragoza, 1952) es el autor de ‘La otra vida de Luis Buñuel’, que ha publicado en edición digital. Está disponible en Amazon. Ese proyecto, como anuncié hace unos días en mi facebook, está acompañado de un interesantísimo blog. ‘Retratos de la otra vida de Luis Buñuel’. Acaba de aparecer esta estupenda entrevista sobre el proyecto. Este es el enlace...

http://www.vozpopuli.com/actualidad/27435-el-periodista-javier-rubio-cuenta-la-otra-vida-de-luis-bunuel

El artículo lo firma Karina Sainz Borgo. Para Vox Populi.

 

“Esta es una visión agnóstica de Luis Buñuel”, dice el periodista y escritor Javier Rubio para referirse al libro que acaba de publicar: La otra vida de Luis Buñuel, un ensayo biográfico asentado en el estudio del archivo personal del cineasta y que arroja visiones más agrias, aunque quizás más reales, del director de Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930). El libro, disponible en Amazon, está acompañado además de un blog: Retratos de la otra vida de Luis Buñuel.

Un Buñuel miedoso; hijo de una familia burguesa y terrateniente de cuyas propiedades debía él hacerse cargo; un hombre no especialmente brillante; alguien que tuvo el buen tino de unirse a Dalí y que buscó un medio con poca historia, el cine, para hacerse notar… Esos son sólo algunos de los rasgos que aporta periodista Javier Rubio en La otra vida de Luis Buñuel. “Las biografías de los artistas a veces parecen vidas de santos medievales. Yo sólo quiero estudiar a Buñuel como un hombre normal”, dice.

A Javier Rubio, que nació en Zaragoza en enero de 1952, le une con Buñuel algo más que la tierra. Se trata de un interés que vuelca con minuciosidad en una biografía que corrige tópicos asociados al director de Viridiana. Por ejemplo: nunca llegó a ser ingeniero agrónomo; su paso por Estados Unidos no está revestido de la gloria que aparenta; sus inquietudes espirituales e intelectuales son tardías…

Periodista cultural de larga trayectoria, Rubio comenzó en los años setenta, en Barcelona, con colaboraciones para el diario El País. Ya en Madrid, fue director de la sección cultural de Diario 16; trabajó durante cuatro años en TVE2; fue redactor jefe del suplemento Blanco y Negro, en el ABC. En el año 2000 participó en la fundación de Libertad Digital, medio del que fue director hasta 2010, año en que él mismo decidió abandonar su puesto por diferencias editoriales.

["La vida de Buñuel que desconocemos es la que se olvidó de contar a sus biógrafos o la que tergiversó en beneficio propio".]

-¿Cuál es esa otra vida de Buñuel que desconocemos?

-La que se olvidó de contar a sus biógrafos o la que tergiversó en beneficio propio. Por ejemplo, la del malísimo estudiante que suspendió durante cuatro años seguidos el examen de ingreso en la escuela de ingenieros y que no dejó ninguna huella de vida espiritual hasta los 22 años, cuando hacía la mili en Madrid, recomendado para no ir a la guerra de África, y publicó en una revista su primer poema en prosa, muy poca cosa, como el resto de sus primeras obras. Aunque le parezca mentira, él conservó su historial académico en su archivo, pero, al parecer nadie había tenido suficiente interés todavía en publicarlo.

-¿Cuál archivo, exactamente?

-El que conserva en la Filmoteca. En ese mismo archivo hay muchos otros papeles poco estudiados, como las cartas que le escribió su mujer desde que se quedó embarazada hasta que su hijo tuvo tres meses, cuando lo vio por primera vez. Entre abril de 1934 y marzo de 1935 se vieron un día en París en junio, el de su boda, ni siquiera pasaron la noche juntos, y dos semanas en julio, cuando ella estuvo de visita en Madrid. También conservó varias cartas de su madre que contienen informaciones valiosas, como la disminución de la fortuna familiar en 1935. Lo extraño es que nadie hubiera sentido la curiosidad hasta ahora. Para ser sincero, lo que más me intrigaba era qué había hecho durante la guerra civil. Y creo que doy una respuesta mejor que las que había hasta ahora. 

-Ian Gibson tiene cinco años preparando su biografía de Buñuel, podemos decir que usted se le adelantó…

- Si lo que me han contado es cierto, el señor Gibson publicará su biografía el próximo otoño, más limitada de lo previsto. Posiblemente se detenga en 1936. Mi libro es algo más modesto y parcial, un ensayo biográfico, sin función académica ni ánimo de totalidad. Mi interés se centra en el relato autobiográfico, la vida que él contaba, que no fue toda su vida, pero ha sido la base de todas sus biografías. No me interesan todos los datos, sino los que ocultó o embrolló.

["Mi interés se centra en el relato autobiográfico, la vida que él contaba, que no fue toda su vida"]

-¿De dónde proviene su interés por Buñuel?

-Me interesé hace más o menos diez años, cuando en mis ratos de ocio buscaba datos para otra biografía, la de Gustavo Durán, un personaje coetáneo de vida novelesca y que coincidió con Buñuel en varias ocasiones. Sale muy mal parado en las Conversaciones con Buñuel de Max Aub, pero también en ese libro aparecen otras cosas que Carrière, el autor de Mi último suspiro, calló. Como, por otra parte, era lógico, ya que es un libro ligerito, para amantes del cine poco exigentes. Cuando en 2010, al quedarme sin trabajo, me puse a escribir, se acababa de publicar una biografía muy correcta de Gustavo Durán y dos libros eruditos sobre Buñuel de difícil lectura, así que, me propuse poner en claro el estado de la cuestión. He leído todo lo que he encontrado, he estado en el archivo Aub de Segorbe y en el de la Filmoteca, donde se custodia su legado. Hace un año, terminé una primera versión, la ofrecí a varias editoriales, no interesó y, al acercarse el 30º aniversario de su muerte, el 29 de julio próximo, me decidí a publicarlo en Amazon y montar un blog con lo que era un apéndice del libro.

-Ingeniero agrónomo, filósofo, cineasta, director de teatro, agitador cultural… ¿Qué clase de personaje fue realmente Buñuel?

-Vea cómo, sin darnos cuenta, inflamos el currículo de quien nos cae bien. Buñuel no pisó la Escuela de Agrónomos más que para matricularse y realizar el examen de ingreso en tres ocasiones. La cuarta lo intentó en Industriales. Luego, en tres años, y posiblemente con alguna ayuda, aprobó las 13 asignaturas de Filosofía y Letras en la rama de Historia, una parcela sobre la que no volvió a insistir. Hizo poquísimo teatro, algún Tenorio en la Residencia y colaboró en la representación en Amsterdam del Retablo de maese Pedro de Falla. Más allá de sus películas, tuvo escasa actividad como agitador cultural. En el movimiento surrealista fue un gregario perezoso que se dosificó mucho.

-En sus palabras, Buñuel parece un individuo gris, pero muy insistente.

-Como la mayoría de los grandes artistas, Buñuel fue un tipo muy ambicioso, con una autoestima blindada y una notable perseverancia. Acertó a concentrarse en una sola cosa y sacarle un partido extraordinario a un talento con muchas limitaciones y que por vagancia había dejado de cultivar durante la adolescencia. Se olvida siempre que su primera obra de madurez de la que se sintió responsable al ciento por ciento, Los Olvidados, la hizo a los 50 años y que hasta ese momento con mucha frecuencia, precisó de la ayuda económica de su madre para sobrevivir.

["Más allá de sus películas, tuvo escasa actividad como agitador cultural. En el movimiento surrealista fue un gregario perezoso"]

-¿Cuál es la etapa más opaca, biográficamente?

- Los años menos conocidos de Buñuel son los 20 que transcurren desde La Edad de Oro hasta Los Olvidados. Las dos primeras películas, las surrealistas célebres, las hizo en régimen mutualista con Dalí. Hasta que su amigo no se lo contó en Figueras en enero de 1929, Buñuel no sabía de qué iba eso del surrealismo y difícilmente lo hubiera descubierto por su cuenta. Dalí le impartió un cursillo acelerado a su medida. Necesitaba hacer una película con el dinero que le había prestado su madre ante notario y encontró la solución. Tuvo la suerte de conocer en el estreno de su película al marqués de Noailles, que les encargó una nueva cinta, con mayor presupuesto

-Sobre el comunismo de Buñuel, ¿es cierto que nunca sacó pecho de su afiliación al PC? ¿qué encontró?

-Esa es una de las mayores incógnitas que sobrevivían hasta hace poco, si había sido del Partido Comunista Francés o del Español. A día de hoy estará más cerca de la verdad quien crea que no se afilió ni a uno ni a otro. Los españoles pensaban que se había afiliado al francés y los franceses, al español. Román Gubern y Paul Hammnond escribieron un libro de 400 páginas sobre “los años rojos”, donde es el asunto omnipresente. Sólo hay un documento en el que admite su vinculación con el partido español, la carta de despedida del surrealismo que le envió a Breton en mayo de 1932, pero no es probatoria de que hubiera dado el paso, rellenado una ficha de inscripción, pagado las cuotas, asistido a reuniones de célula, etcétera, de que hubiera hecho vida de afiliado.

["A Buñuel le dolió mucho que Dalí no le prestara dinero en 1939, cuando malvivía en Hollywood con su familia"]

-Lo que sí es cierto es que Buñuel tenía muchas contradicciones entre su supuesta izquierda y su forma de vida

-Mientras vivió en Madrid, entre 1934 y 1936, fue simpatizante, amigo de sus amigos. Ayudó al partido yendo al notario para hacer un trámite relacionado con Mundo Obrero, que estaba suspendido. Hasta 1936, poca cosa más. La guerra le pilló en Madrid y recurrió a sus amigos de la Alianza de Intelectuales para protegerse. Pasó mucho miedo en el mes y medio que estuvo en Madrid, antes de lograr marcharse a París, donde pasó los dos años siguientes protegido por sus amigos franceses, algunos del partido y otros no. En los Estados Unidos, negó haber sido del Partido. En México, estuvo muy próximo de un amigo de la juventud, José Ignacio Mantecón, un archivero erudito que fue el gobernador de Aragón que acabó con los anarquistas y que en 1948 se hizo del Partido en una especie de arrebato de nobleza baturra ideológica. En los años setenta seguía siendo muy estalinista, sobre todo en política internacional, pero, hay que repetirlo, nunca fue muy fino en asuntos de ideas, era un intuitivo sentimental.

 -¿Por qué no prosperó la segunda parte de Un perro andaluz que le propuso Dalí a Buñuel?

-Entre otras cosas, porque Dalí estaba muy contaminado por el franquismo. Cuando ocurrió, Buñuel ya era un director famoso, no le necesitaba ni le convenía. Además, le dolió mucho que no le prestara dinero en 1939, cuando malvivía en Hollywood con su familia.

 

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