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Se muestran los artículos pertenecientes a Julio de 2014.

HOLANDA: MEMORIA DEL JUEGO

REGATE EN EL AIRE*
El tesoro universal de Holanda
 
[Cruyff, Jondbloed, Haan, Rensenbrink, Rijsbergen, Repp, Suubier, Jansen, Van Hanegem, Krool y Nesquens.]
EL FÚTBOL mundial tiene una deuda con la selección holandesa. Dos equipos revolucionarios fueron la Hungría de 1954, liderada por Puskas y Boszik, y el Brasil de 1970, que dirigía un Pelé maduro y en estado de gracia, pero acaso no lo fue menos la Holanda de 1974, que estremeció el planeta con una nueva renovación, que comenzó en la cabeza de Marinus Michels. Se llamó «el fútbol total»: todos atacaban y defendían, el bloque mantenía un excelente relación con el balón y era rápido, poderoso, con un increíble cambio de posiciones.
Michels armó el conjunto con dos equipos básicos: el Ajax, que había sido triple campeón de Europa, de 1971 a 1973, liderado por Johan Cruyff, pura imaginación, osadía, velocidad, sentido de la organización y remate. Y el Feyenoord, que tenía jugadores como Rijsbergen (Michels colocó a su lado a un medio del Ajax como Haan), Jensen o Van Hanegem, una zurda de oro. Contó, además, con Rensenbrink del Anderlecht en lugar de Piet Keizer, el capitán del Ajax, y se inventó un portero rarísimo y veterano que jugaba con el ocho: Jongbloed.
Con esos mimbres y una apuesta por la espectacularidad y la eficacia, Holanda cosechó elogios por doquier. En honor a la verdad, hubo otro equipo inolvidable: la Polonia de Deyna, Lato, Szarmach y Gadocha, que perdió bajo el diluvio universal ante la Alemania de Beckenbauer, que se haría con el título tras una noche de parranda de «los tulipanes». Aquel combinado tendría continuación en Argentina-1978. En la final, ante los locales y el impacto de la dictadura de Videla, sin Cruyff y con Happel en el banquillo, Holanda igualó la renta de Kempes por medio de Nanninga; Rensenbrink remató al palo en el último minuto, y en la prórroga la Naranja mecánica -con Nesquens, con Willy y René de Kerkhof, con el majestuoso Krol de líbero- cedió ante la selección albiceleste.
Diez años después, en la Eurocopa, Holanda volvió a forjar un equipo inolvidable y venció en la final, 2-0, a la Rusia de Dassaev, Belanov y Zavarov. La alineación tipo era: Van Breukelen; Van Aerle, Van Tiggelen, Ronald Koeman, Erwin Koeman; Vanenburg, Rijkaard, Wouters, Mühren; Gullit y Van Basten. Era un equipo deudor del gran Milan de Arrigo Sacchi; su estrella era Marco Van Basten, el ‘Nijinski del área’.
Una década después, los holandeses guiados por Bergkamp, Cocu y los hermanos de De Boer cayeron en semifinales y en los penaltis ante Brasil, que sería vapuleada por Francia, liderada por Zidane. En Sudáfrica-2010, Holanda volvió a llegar a la final ante una España maravillosa. Fue un partido  apoteósico e intenso, y pudo ganar cualquiera de los dos. En la prórroga más hermosa, Iniesta batió a Stekelenburg.
Holanda, con un equipo renovado, pero con tres hombres claves de entonces como Van Persie, Sneijder y Robben, acaba de colarse en cuartos con Louis Van Gaal al mando. El equipo que venció a México, con ayuda arbitral y algún error de Herrera quizá, pareció menos inspirado que el que destrozó a España en la primera fase. Eso sí, es un equipo correoso, con pinceladas de clase, que sabe que cuenta con tres figuras (o quizá con cuatro: Huntelaar posee oficio, experiencia y sed de gloria). Parece enfilado hacia las semifinales. Le espera Costa Rica, que es, con Colombia, el equipo más simpático; ambos, ticos y cafeteros tienen un plan: encarnan la modestia sin complejos, el talento dulce, la unidad de esfuerzo, las certezas del fútbol latinoamericano.
Holanda, más pragmática y sin que le sobre nada, va a por todo. Ante México demostró capacidad de reacción y calma y resistencia en la agonía. Tiene instinto, sabia veteranía, ambición y un resquemor oculto: el fútbol le debe el tesoro universal. 
*Este artículo aparece hoy en mi sección del Mundial en Heraldo de Aragón.

01/07/2014 11:49 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

CAPITANES DEL FÚTBOL

 

José Nasazzi Yarza.

“Ser capitán es un oficio distinto, un trabajo extra” sostiene Luis Villarejo, autor del libro ‘Capitanes’. Si vemos ahora el Mundial echamos en falta a esos capitanes que eran una referencia, que tomaban el mando en el campo y en el vestuario, y se echaban el equipo a la espalda ante cualquier adversidad. Uno de los grandes capitanes de todos los tiempos fue José Nasazzi Yarza, el central uruguayo que se proclamó campeón del mundo en 1930, y campeón olímpico en 1924 y 1928. Lo llamaban ‘el Mariscal’: era un portento físico, comparable al brasileño Domingos da Guia. Había trabajado de marmolista y más tarde en los casinos de Montevideo. Era viril y caballeroso, nunca destacó por su técnica, pero sí por su colocación, por su energía y por su ascendencia sobre sus compañeros. De esa época fue otro gran capitán: el francés Alex Villaplane, que sería fusilado en el fuerte de Montrouge por la resistencia francesa bajo los cargos de “asesinato, alta traición y connivencia con los nazis (en 1943, después de obtener la nacionalidad alemana, había sido nombrado teniente de las SS)”, tal como recuerda el cinéfilo y gran apasionado del fútbol Juan Tejero en su libro ‘Grandes momentos de los Mundiales de Fútbol, 1930-1974’ (T&B).

Sin embargo, el gran modelo de líder fue Obdulio Varela, ‘el negro’ Varela, el caudillo de Uruguay que asestó el ‘maracanazo’ de 1950. Poco antes del choque, un directivo uruguayo bajó al vestuario y les dijo a sus jugadores que tuvieran la dignidad de perder por menos seis goles. “Por cuatro estaría bien”, dijo. Según una leyenda popular, Varela se dirigió a los compañeros y les mostró los periódicos deportivos brasileños que habían escrito en la portada: “Brasil, campeón”. El capitán orinó sobre ellos. Y ya en el túnel, cuando empezaban a atisbarse los casi 200.000 espectadores de Maracaná, dijo: “No piensen en toda esa gente, no miren para arriba. El partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada. Nunca pasó nada. ¡Los de afuera son de palo!”. En el descanso volvió a animar a los suyos: “No nos pueden ganar. Son japoneses”, gritó. Cuando marcó Friaça y se avecinaba la tormenta local, Varela enfrió el partido: reclamó un fuera de juego, solicitó traductor y volvió a arengar a los suyos. Schiaffino y Gigghia –aquel que diría luego: “Solo tres personas han podido enmudecer al Maracaná: Frank Sinatra, el Papa y yo”- le dieron la vuelta al choque, y Uruguay obtuvo su segundo título.

Por la noche, Obdulio Varela se mezcló con los derrotados “La tristeza de la gente fue tal que terminé sentado en un bar bebiendo con ellos. Cuando me reconocieron, pensé que me iban a matar. Por suerte fue todo lo contrario, me felicitaron y nos quedamos bebiendo juntos”, confesó. Y quizá entonces, en un arrebato de sinceridad, les dijo: “Si volviéramos a jugar ese partido cien veces, lo perderíamos siempre”. En su país le regalaron un Ford, que le robaron en menos de una semana.

Los húngaros de 1954 tenían un capitán inolvidable: Ferenz Puskas, el jugador que dos años después, tras la invasión de su país en 1956, se vendría al Real Madrid y dejaba a su amigo de la infancia, el formidable medio centro Josef Boszik, para siempre. En la gran final con Alemania, Puskas jugó semilesionado y su carisma y la clase de sus compañeros sucumbieron ante el empuje, el entusiasmo y la clase de Fritz Walter, que “contagiaba a sus compañeros una sed de victoria que anunciaba el fútbol combativo de la Alemania de hoy”, según escribe Tejero. Walter tenía 34 años y era el imprescindible director de orquesta teutón, empeño que también asumía en los ‘diablos rojos’ del Kaiserlautern.

La selección inglesa de 1966, entrenada por Sir Alf Ramsey, tenía por capitán a Bobby Moore, el líbero del West Ham, probablemente uno de los defensas más elegantes de su tiempo. Beckenbuaer, el gran capitán de Alemania 1974 (reemplazaba a Uwe Seeler, que lo había sido en 1970), se fijó en él para convertirse en el jugador más elegante de la tierra y en el más decisivo desde la retaguardia. Moore poseía una técnica excelente y sosiego y sentido de la anticipación. En 1970 a Moore lo acusaron en Colombia de robar un brazalete de diamantes y esmeraldas cuando entró a una joyería, con Bobby Charlton, para comprarle un regalo a la mujer del centrocampista. Lo retuvieron cuatro días en la ciudad y cuando llegó a la concentración en México, Ramsey lo recibió con esta frase: “¿Cómo estás, hijo mío?”. El día que Inglaterra cayó, en Guadalajara, ante Brasil en un partido memorable, por 1-0, Pelé buscó a Moore para intercambiar su camiseta con él. Reconocía así a un gran rival, a un defensa inmejorable y a un gran capitán. Grandes capitanes también lo fueron Cruyff, Pasarela, Maradona, Deyna o Facchetti.

 

*Este artículo lo escribí con motivo del Mundial de Sudáfrica...

 

*La foto de Obdulio Varela la he tomado de aquí.

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01/07/2014 11:57 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

PILAR HERNANDIS: UN POEMA

Un poema de PILAR HERNANDIS premiado en el concurso literario del Picarral.

 

 

GOTA A GOTA

 

Escucho su fluir gota a gota

y siento el teclear dilatado

 de un  piano que llora.

 

La vasija se llena de vida

y el agua clara se desparrama.

 

A borbotones hierve, se espuma,

riza sus rizos, baila entre riscos…

 

Como espectador omnisciente

 vigilo el cauce, bajo la sombra

 de un sediento roble.

 

Pilar Hernandis

 

*Tomo la foto de Romy Schneider de aquí: 

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02/07/2014 09:50 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

EL AMOR DE DELON Y ROMY

Una historia de amor y fotogenia, de cine y de instantes inolvidables.

 

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DI MARÍA, EL COLOSO IMPERFECTO

REGATE EN EL AIRE

 

Di María, el coloso imperfecto

 

Los favoritos están ganando por pura extenuación del rival. Ni siquiera por currículo, por veteranía o por ganas. Vencen en la prórroga, en la tanda de penaltis, en los denominados minutos de la basura y casi siempre cuentan con alguna ayuda extra: a veces la arbitral (el arbitraje es malo y casi siempre favorece a los grandes), a veces la inmensa suerte de los viejos campeones, como le ha sucedido a Brasil, a Alemania, a Francia y ayer a Argentina, esa selección tan abonada a los milagros de la fe como al mal juego. Y vencen por cansancio.

Lionel Messi era la gran esperanza argentina. Y parecía que todo había sido concebido y construido para él, para su brillo, incluso le han dado la capitanía a alguien que tiene escasa madera de líder. Es difícil hallar a un futbolista menos dotado para esa función –Messi no resistiría la comparación con Rattin ni con Pasarella ni con Maradona, ni con el ‘jefecito’ Mascherano, todo pundonor-. Quizá le dieron una puñalada por la espalda cuando prescindieron del irregular y a veces artista y genial Banega, su antiguo socio, e incluso de Pastore, otra estrella argentina frustrada en su selección. Messi, a trancas y barrancas, con apariciones fugaces de calidad, con alguna que carrera engarzada de regates y algunos disparos, ha ido salvando a la albiceleste.

Messi, herido de ánimo y diezmado físicamente en el año irregular del Barcelona, está y no está, va y viene como un alma errante, escaso de carisma, abatido en algún lugar de su misteriosa cabeza. Corre menos de lo justo, no presiona, y de cuando en cuando agarra un balón y soluciona papeletas. Hay que resignarse a su capricho. Argentina es casi menos que nada: un equipo tedioso y lento, con jugadores fuera de forma, como Gonzalo Higuaín, con otros intrascendentes y con uno que lo incendia todo y lo hace en cualquier instante: Ángel María ‘Fideo’ Di María.

Parece atropellado y lo es. Parece a punto de desplomarse y se desploma, y se levanta y toma aire. Parece desgalichado y vulnerable, como si fuera a romperse. Parece autista o egoísta, y quizá lo sea en algún instante, pero es uno de esos jugadores incansables, que parecen tener tres pulmones y una determinación feroz. Es el jugador incansable, que revienta los minutos y los fatiga, es la encarnación de la voluntad, de la constancia, de la fiereza, es el maratoniano del fútbol. Siempre quiere el balón, siempre se atreve, y se atreve a casi todo: a realizar una penosa ‘rabona’, a centrar sin precisión con la derecha, a correr y correr y buscar la verticalidad o avanzar, como si dibujase escaleras o dientes de sierra, para conectar su disparo.

Ayer, en medio de la galbana argentina, el ‘Fideo’ Di María parecía un gladiador o un dios inagotable. Lo hizo todo, incluso perder balones, soltar alguna patada a destiempo, pero siempre estaba ahí. Su juego, puro ardor, fogosidad bajo un sol de justicia, contrastaba con el de otros compañeros: con la inmovilidad de Messi, con el juego académico de Gago, que siempre teme romper un plato o el vidrio del aire. El partido era tan malo, estaba Argentina tan vacía de ideas y de ritmo (¿dónde vas, Sabella, perplejo de ti?), que Leo cogió un balón, aceleró sus regates y le sirvió un pase favorable al flaquito. El hombre que habría corrido hasta el fin del mundo por la clasificación se percató de que era su gran ocasión y disparó.

Ese gol amortigua el deshonor, la impotencia y la inoperancia de su selección, tan protegida por el azar. Dicen que el Real Madrid se plantea venderlo: él, a fuerza de músculo, de entrega y pasión por el juego, ha respondido como los grandes. Con el partido de un coloso al que no le importa ser imperfecto.

 

03/07/2014 00:47 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

XAVI AYÉN Y LOS AÑOS DEL BOOM

Xavi Ayén (Barcelona, 1969), autor de ‘Rebeldía de Nobel’ con el fotógrafo Kim Manresa y brillante periodista de ‘La Vanguardia’, ha publicado en RBA un libro extraordinario, lleno de historias, de datos, de personajes, de voces, de pasión por la literatura: ‘Aquellos años del boom. García Márquez, Vargas Llosa y el grupo de amigos que lo cambiaron todo’ (RBA), Premio Gaziel, que arranca en 1967, cuando García Márquez, tras el gran éxito de ‘Cien años de soledad’, llega a Barcelona, en un modesto Seat con su familia. Cito tres pasajes que definen algunos aspectos del libro y de los personajes (hay muchos: por ejemplo, Rómulo Gallegos vivió en Barcelona e intrigaba para obtener el Nobel, era tan desaforadamente generoso en sus regalos que hizo desconfiar a la Academia Sueca):

-1. Dice Xavi Ayén en las primeras páginas,  tras contar el puñetazo de Vargas Llosa a Gabriel García Márquez: “El boom, aunque algunos nieguen su existencia, no es cualquier cosa, sino muchas. Una amalgama apasionada y vital en la que todo se mezcla: es un estallido de buena literatura, un círculo cerrado de profundas amistades, un fenómeno internacional de multiplicación de lectores, una comunidad de intereses e ideales, un fecundo debate político y literario, salpicado de dramas personales y de destellos de alegría y felicidad. Como toda historia humana sostenida en el tiempo, estuvo salpicada de rencores, enfermedades físicas y psíquicas, amores y muertes, resacas y llantos. Fue lo más importante que le sucedió a la literatura en español del siglo XX y transformó nuestra sensibilidad en algo más rico y profundo”.

            A mí me gusta verlo, sencillamente, como una bonita historia que sucedió en mi ciudad y que acabó, aquel 12 de febrero de 1976, de un modo tan novelesco: con un filete ensangrentando en el ojo de Gabo”.

-2. Félix de Azúa cuenta: “[...] la primera vez que lo vi [a García Márquez] fue en su casa de República Argentina. Fui a llevarle unas galeradas, creo. Llamé el timbre y me abrió con su mono de trabajo, fue muy amable, vi que tenía puesto el ‘Concierto para orquesta’ de Bartók, se lo comenté, me dijo: ‘Es mi compositor favorito’. ‘También el mío’, respondí, y en aquel momento nos hicimos íntimos amigos musicales”.

-3... Esther Tusquets rememora: “Pasábamos fines de semana enteros en Perpiñán, y no dormíamos, preferíamos hablar y hablar todo el rato. Con Jorge Herralde vimos todo el cine de arte y ensayo de la época. También volvíamos con las maletas llenas de vajillas Duralex y ejemplares de ‘Play boy’ y ‘Ruedo ibérico’. Yo iba con el doctor Javier Lentini: sus padres eran amigos de los míos, del club de bridge. Salíamos a las cinco de la mañana en un 600. Y nos veíamos cuatro o seis películas al día. En París también íbamos locos viendo películas japonesas sin subtítulos”.

 

Aquí puede leerse la información de EFE sobre el libro.

http://www.lavanguardia.com/cultura/20140602/54408604262/ayen-el-boom-se-acabo-porque-sus-dos-protagonistas-dejaron-de-hablarse.html

 

-La foto de Xavi Ayén es de Lisbeth Salas de 'La Vanguardia'. La de Gabo es de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-b378846a68f2355d4d6a75158a166a1f.jpg

 

03/07/2014 09:23 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

NOCHE MÁS ALLÁ DE LA NOCHE

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MÁS ALLÁ DEL DESIERTO / Crónica Cultural

 

Noche más allá de la noche

 

DOMINGO, 29 de junio

La Noche en Blanco, que se ha prolongado durante más de cinco horas, arroja cifras extraordinarias: han participado en ella más de 100.000 personas. Tiene algo de noche transgresora, de noche más allá de la noche, como diría Antonio Colinas: resulta romántico oír música a deshoras, conversar al lado de Kikí de Montparnasse de Pablo Gargallo, ver exposiciones después de las doce, pasear entre las columnas que soñó Ricardo Magdalena en el Paraninfo con los cuadros de María Luisa de la Riva, descubrir los recodos y la elegancia de líneas del CaixaForum: algunos disfrutaron de modo especial de ese microespacio para Pablo Palazuelo y Chillida o con la pieza audiovisual ‘Maltrato’ de Javier Peñafiel, arte reflexivo que viene a decir que los males de la pareja, y quizá del mundo, no brotan en un instante de ira, sino que se arrastran: el deterioro avanza por acumulación.

 

LUNES, 1 de julio

Candaya es una editorial que se afirma en España y en Latinoamérica. Tiene los ojos abiertos a nuestro país y a sus jóvenes autores y mantiene antenas en Latinoamérica: ahí están, entre otros, Sergio Chejfec o Ednodio Quintero, un poco aragonés también: fue amigo de Philip West y adora a Goya y Buñuel. Candaya ha publicado recientemente a Miguel Serrano, de nuevo, y pronto publicará a Ángel Gracia. Presentaba en La Pantera Rossa una novela especial e inquietante, todo un torbellino de literatura de un joven y poderoso escritor: Eduardo Ruiz Sosa (Culiacán, 1981). Se trata de ‘Anatomía de la memoria’ donde reconstruye la historia de un poeta, Juan Pablo Orígenes, que participó en la revuelta universitaria del grupo Los Enfermos, que quería subvertir la vida mexicana e instaurar un mundo nuevo. Así como suena.

Cuarenta años después, a un periodista, Estiarte Salomón, le encargan que escriba la historia de Orígenes y de los hechos. Acude a él y a mucha más gente y acaba haciendo un libro torrencial, toda una exhibición de lenguaje, de puntos de vista, de tensión narrativa, de libertad de creación. Es uno de esos libros que exigen esfuerzo, una ambiciosa novela de un narrador-poeta que se reconoce en Fernando del Paso, en James Joyce, en Clarice Lispector, repleta de personajes. En el fondo, es un libro sobre la  violencia y la memoria disuelta en un arsenal de voces que parecen de otro mundo, del sueño.

 

MARTES, 2 de julio

María José Hernández es una cantante exquisita, de hermoso timbre, delicada, personalísima. Acaba de publicar un nuevo álbum: ‘Las uvas dulces’, con canciones de José Antonio Labordeta. La intérprete y compositora, autora de varios discos de factura poética, se fija en el Labordeta más íntimo (y “poético, humano, emotivo y emocionante”, dice María José), en el que creó las mejores imágenes plásticas, y hace su versión de doce temas, e incorpora su último poema. La producción es de Gonzalo Lasheras, fue grabado en el Laboratorio Audiovisual de Zaragoza por Carlos Estella, y cuenta con la participación musical de Sergio Marqueta, Daniel Escolano, JulioCalvo y Joaquín Pardinilla. Entre los temas, cantados con la suavidad de las gargantas indelebles, destaca ‘Mar de amor’. Labordeta se lo oyó en vida y decía, medio en serio, medio en broma, que “María José ha mejorado mi versión”. El disco se presenta el jueves diez en el Teatro Principal.

 

MIÉRCOLES, 2 de julio

Con portada de Pilar Tena, ‘Rolde’ (148-150) publica un número triple. Hay mucho que leer en 128 páginas: ‘El siglo de oro de Saraqusta’ de Javier Peña; ‘Relojes y relojeros en el Aragón Medieval’ de Cristina Pérez; ‘Jerónimo de Blancas’ de Eduardo Martín, ‘Sebastián Banzo Urrea. Primer alcalde de la II República’ de Héctor Vicente; algunos recuerdos de Desideri Lombarte a cargo de Nacho López Susín y Carlos Serrano; Fico Ruiz recuerda a Antonio Gavín y el payaso Marcelino; publica sus poemas Enrique Cebrián, con fotos de María Lanuza, y un cuento Marina Pérez Heredia, ilustrado por David Guirao. Y, entre otros asuntos, Vicky Calavia entrevista a Luis Alegre, que le dice: “... aquí viven muchos de mis seres queridos; aquí siempre quiero volver cuando no estoy. Zaragoza es la ciudad más alegre y más confortable para vivir que conozco”.

 

JUEVES, 3 de julio

Jesús Rubio, ese profesor infatigable que trabaja sobre mil asuntos, publica dos libros casi simultáneos sobre los Bécquer: ha sido un activo protagonista en el rescate de ‘El talismán. Una zarzuela inédita de Bécquer’, que publica Visor Libros. Con él intervienen Manuel Márquez de la Plata, Víctor Infantes, Juan José Jiménez, Miguel Ángel Lama y Amy Liakopoulos. Se trata de una pieza de 1859, con música de Joaquín Espín, padre de Julia Espín, una de las primeras enamoradas del vate sevillano, y el libreto –de Bécquer y su amigo Luis García Luna- “vendría a confirmar las visitas asiduas del poeta al salón musical de los Espín, la relación con la joven y sus años iniciales en el teatro”.

 

VIERNES, 4 de julio

Día de poesía. Antonio Orihuela visita Zaragoza con ‘Esperar sentado. Poesía completa’ (La Baragaña. 862 páginas) y actúa hoy en La Pantera Rossa y mañana en La Casa de Zitas. Es un poeta social y libertario, que nació en Moguer en 1965, en el pueblo de Juan Ramón Jiménez, a quien considera un poeta comprometido. “El propio Juan Ramón Jiménez decía que entre 1936 y 1950 había escrito más de política que de poesía”. Orihuela cita un libro extraordinario como ‘Guerra en España’ o ‘Platero y yo’.

“Se celebra año el centenario de ese libro. Cuando se publicó la versión completa, en 1917, en Moguer desató la polémica y críticas airadas. Juan Ramón fue insultado. La burguesía se sintió atacada”, dice. Confiesa cuánto le deslumbró Jaime Gil de Biedma y sostiene que la crisis ha llegado para quedarse: “No es un acto pasajero. La sociedad se ha transformado y estamos en un tiempo nuevo y desolador, en un tiempo de mudanza. El estado del bienestar pertenece a otro tiempo”.

En La Almunia de Doña Godina se celebraba su XI Festival de Poesía Erótica, que organiza el Club de Lectura en colaboración con el ayuntamiento. Es una noche de amor a la palabra, a la pasión y a la picardía. Suenan muchas voces, cada vez más hermosas y timbradas, y hay instantes de intensa emoción. La Almunia, tierra de cine, de pedagogía y de literatura, ha consolidado este encuentro. Se oyeron poemas de Rilke, Cernuda, Samaniego, Gloria Fuertes, Fernando Sarría, Gonzalo Rojas, Miguel Ángel Yusta, Carmen Aliaga, Oliverio Girondo. Al final, fruta y repostería.

 

SÁBADO, 5 de julio

Mientras asistía a un homenaje, en el Teatro Principal, a la pintora Aurora Charlo, esencialmente acuarelista y viajera en pos de un paisaje o una ciudad, recibí una terrible noticia, de la que ya me había alertado Encarna Samitier: la muerte de Ignacio García-Valiño (Zaragoza, 1968-Marbella, 2014), a consecuencia de un tumor cerebral. Es un escritor versátil, de libros inesperados, meticuloso, que trabajaba sin prisa y con conciencia de ser un solitario al que le entusiasmaban los misterios del aula. Uno de sus temas capitales era la compleja psicología de los seres humanos, especialmente en la infancia. Le preocupaban las raíces el mal, el origen de la violencia, como se ve en novelas como ‘Querido Caín’ (2006) o ‘El ruido del mundo’ (2014) o en el ensayo ‘Atrapar a la pantera’ (2010). Se movía muy bien en una novela intensa que avanzaba siguiendo las reglas de la intriga psicológica. También escribió dos hermosas novelas históricas: ‘Urías y el rey David’ (1997), de asunto bíblico, y ‘Las dos muertes de Sócrates’ (2003). Era un buen escritor, con mucha personalidad y oficio, un apasionado de la amistad y de la enseñanza. 

 

-1. La foto de Kikí de Montparnasse la tomo de aquí:

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-2. La foto de Nacho García-Valiño es de aquí: 

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-3. La imagen inicial es de Pilar Tena, autora de la portada de 'Rolde' y de unas páginas dedicadas a su arte.

06/07/2014 13:26 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

IGNACIO GARCÍA-VALIÑO: ADIÓS A UN PROSISTA VERSÁTIL Y LIBRE

Ignacio García-Valiño (Zaragoza, 1968-Marbella, 2014) ha muerto muy lejos de casa, a orillas del mar, en Marbella, donde había buscado sosiego para sus dos hijos, para su mujer Nieves y para él. Llevaba casi una década trabajando en lo que más le apasionaba, después de la literatura: la enseñanza, la orientación psico-pedagógica, la complejidad de los niños y adolescentes que tanto le fascinaban y le perturbaban. De algún modo, los caracteres difíciles y sombríos, el mal y sus orígenes, y la vulnerabilidad de las relaciones humanas eran sus temas. Como dice Ignacio Martínez de Pisón era un autor que "escribía novelas de suspense psicológico".

Eso le sucedió casi desde sus primeros textos: con ’La caja de música’ (IFC, 1993. Premio Isabel de Portugal) hurgaba en su dolorida memoria y hallaba algo de lo que no pudo desembarazarse nunca: la autoridad despiadada del colegio religioso del Opus Dei*, donde estudió, y la huella de los jesuitas. García-Valiño, quizá algo retraído, sufrió acoso escolar, fue golpeado por uno de esos matones del aula que, además, finge ser buena persona. Ese universo de dolor y extrañamiento ya estaba en ese libro de relatos y estaría, de formas diferentes, en ’Querido Caín’ (Plaza & Janés. Finalista del Premio de Novela ’Ciudad de Torrevieja’, 2006), quizá su novela más famosa, llevada al cine, o en su última narración, ’El ruido del mundo’ (Plaza & Janés, 2014), donde le concede el protagonismo a una psicóloga que vivió situaciones extremadas: duras en su maternidad y en su profesión.

 

Nacho García-Valiño era un escritor de variados registros. Un escritor con oficio, capaz de documentarse hasta el último detalle, sin prisa. Y eso se ve, sobre todo, en sus dos novelas históricas: ’Urías y el rey David’ (Debate, 1997), toda una sorpresa por la frescura, el punto de vista y el dominio del contexto, y ’Las dos muertes de Sócrates’ (Alfaguara, 2003), donde mezcla a dos célebres mujeres con los sofistas y el gran pensador en una novela que tiene algo de narración policial en la Grecia clásica. Guillermo Fatás, uno de sus primeros editores, recuerda cuántole gustó la novela ’Urías y el rey David’: "De repente, desvelaba su faceta más elaborada y refinada, como hizo en su estupenda novela sobre Urías, el general neohitita de David a quien este envía a la muerte para arrebatarle a Betsabé: de esa progenie impura nacería el Mesías cristiano. En sus manos, este manido asunto bíblico cuajó en un libro rico, trabado, ambicioso, inesperado y bien escrito".

 

Fue finalista del premio Nadal de 1998 con ’La caricia del escorpión’, una de sus novelas de exploración psicológica en el universo de la pareja. De la gira del Nadal, que hizo con Lucía Etxeberría, derivó un diario más bien agrio que nunca quiso publicar. Más tarde, en el sello Destino, publicaría ’Lo demás es silencio’ en 1999. A partir de 2006 pasó a Plaza & Janés con ’Querido Caín’, una novela que indaga en los orígenes de la maldad en un niño que esclaviza a sus padres; eso se mezcla con una romántica historia del pasado. Apasionado por la ciencia, publicaría ’El corazón de la materia’ (Plaza & Janés, 2008), donde analiza la difícil relación de lo científico y la irracional mediante un viaje y una muerte inesperada. Su último libro, tan reciente, es ’El ruido del mundo’ (Plaza & Janés, 2014). Escribió literatura infantil, hizo manuales como ’Educar a la pantera’ (Debate, 2010), confeccionó guiones de cine y le encantaba dar conferencias y debatir sobre la educación. Adoraba a Marguerite Yourcenar o a Manuel Mújica Láinez.

 

Se ha ido demasiado joven a consecuencia de un tumor cerebral, del que se creía curado. Una de sus mejores amigas era la escritora Ángela Vallvey, que decía ayer: "Nacho era de esos hombres que a mí me gustan, de los que me alegran el corazón". Ahora alegrará a muchos otros corazones y lectores de inexploradas regiones de la ficción en el más allá.

 

*Ignacio García-Valiño lo ha contado en entrevistas y en su propio blog. Aquí: 

 

De una entrevista con Ignacio García-Valiño, publicada en la edición digital de El Cultural de El Mundo:
P.- Trata la problemática del llamado bullying, que la protagonista, Isabel, ha sufrido de niña y que es un trauma que la persigue. Tengo entendido que usted sufrió violencia escolar. ¿Cómo se manifiesta en su literatura?
R.- En mi caso, aquello fue algo muy horrible que sufrí al más alto nivel que puedas imaginar. El bullying no estaba especificado entonces: no había manuales para combatirlo ni protocolos en los colegios. Yo iba a una escuela del Opus Dei, en Zaragoza, y eso hizo que la situación se camuflara aún más entre los profesores, que veían lo que ocurría pero lo obviaban. Padecí un gran acoso durante años y, en vista de que fue a más y a más, me tuvieron que cambiar de colegio. Aquello marcó completamente mi forma de ser.

2. Del blog de García Valiño: En el colegio Montearagón de Zaragoza, del Opus, donde yo estudié (maldita la gracia) me explicaron que la teoría de la evolución había que creérsela, porque no se podía interpretar la Biblia de modo literal, pero que esta teoría no estaba reñida con el intervencionismo divino, sólo que la mano de Dios era demasiado sutil para ser percibida por la ciencia.

 

 

*Este artículo fue colgado ayer en Heraldo.es

 

 

LA ALMUNIA ERÓTICA

CUENTOS DE DOMINGO / Antón Castro

 

La Almunia erótica

 

“Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído”, dijo Jorge Luis Borges. Esta frase define a los miembros del Club de Lectura de La Almunia de Doña Godina. Llevan una veintena de años leyendo: eligen autores, los desmenuzan, los asimilan, los acogen... Y así, con indecible naturalidad, han llenado su existencia de ficciones, de personajes, de escritores, de poemas. No se entendería esta huerta infinita sin el Club de Lectura. Decir La Almunia es decir cine, evocar a Florián Rey y Adolfo Aznar y anudarse a las Jornadas de Cine, que han puesto en pie José María Pemán y su equipo. Decir La Almunia es evocar a Rafael Martínez, violinista y director de orquesta, recordar a su hermana Guadalupe y ‘La Magallonera’ y elogiar el piano de Alfonso Latorre. Decir La Almunia es evocar el campo, el trabajo, la emigración, aludir a la pasión por la cultura. Decir La Almunia es pensar en el Club de Lectura, que ha sorprendido a tantos escritores, como le ocurrió a Agustín Sánchez Vidal. Y es pensar también en los vínculos entre poesía y cine y en esa noche especial, mágica, donde las metáforas y el ingenio se mezclan con el deseo, la exaltación de la carne, la belleza de las citas de amantes. El viernes, mientras Brasil y Colombia dirimían su suerte, se organizó el IX recital de poesía erótica: se oyeron las voces –cada vez más inspiradas y hondas- de los componentes del grupo; por ejemplo, Pilar Blanco leyó un texto que le había mandado un poeta chileno: más que un poema erótico fue una defensa volcánica de la mujer en la alta noche. Se oyeron a poetas y narradores, a rapsodas y actores (Luis Felipe Alegre provocó carcajadas con un texto de un fauno en el convento de Samaniego) e incluso hubo fragmentos al modo de ‘El club de la comedia’. El público estaba feliz: disfrutaba del humor, de la picardía, de la fogosidad, de la hermosura del lenguaje, del apetito sensual. Vivir con los sentidos abiertos es más excitante. Vivir es aprender a vivir y a querer, vivir es alimentarse a diario de las palabras necesarias. Allí han encontrado una de las mejores fórmulas: el amor a la poesía.

 

*Retrato de Romy Schneider tomado de aquí.

 

AURORA CHARLO DE LOS BOSQUES

[El pasado sábado, en el Teatro Principal, se le rindió un homenaje sorpresa a la aucarelista Aurora Charlo, promovido por su marido Salvador. Me pidió un texto sobre ella, su personalidad, su pintura. Aquí está.]

 

AURORA DE LOS BOSQUES

 

 

zón. La primera vez que vi a Aurora Charlo fue en Albarracín. La vi pintando: saboreaba el paisaje con su gorra, con sus ojos ávidos de luz y piedra arcaica, con sus botas de caminante o de andariega de bosques y pedregales. Entonces, si el recuerdo no me traiciona o superpone fecha sobre fecha, exponía en el museo del pueblo. Entré y me impresionaron sus obras de gran formato: pintaba como casi nadie, arañaba el papel y desleía el agua y el color para trazar paisajes. Alguna que otra marina, montañas, senderos en el monte que conducían hacia espacios de misterio. Disfrutaba en ese diálogo con la naturaleza, de la contemplación de la flora y de las estaciones.

Más tarde visité su taller y sus exposiciones. Trabajadas, pictóricas, minuciosas hasta el último acontecimiento de luz. Me habló de su pasión por esa técnica vertiginosa, me habló de la búsqueda de la belleza, del vértigo de atrapar sensaciones, estados de ánimo y atmósferas allá donde iba. La acuarela, tan compleja y tan exigente, era y es su reino: el territorio de sus mejores sueños, el torbellino de su imaginación en libertad, la rapidez de los suspiros. Me habló de sus viajes: de parajes europeos, de sus paseos a la orilla del mar, de su atracción por las ciudades y sus manchas de claridad o de esas sombras desveladas que se proyectan entre las farolas de la noche; me habló de que el Pirineo, tan absorbente, era uno de sus condados predilectos para la creación. En su taller, en todas las paredes hay cuadros suyos: de distintas épocas, de variados formatos, cuadros que rezumaban plasticidad, perspectiva y enigma. Pocas veces he visto a una artista de semejante prodigalidad: se funde con lo que ve, lo interpreta y lo desarbola en un sinfín de matices y detalles, y siempre, siempre, ofrece transparencia, tensión cromática, entereza.

Hay muchas formas de mirar, de sentir, de implicarse: Aurora Charlo desconoce la pereza. Se transforma. Busca. Se zambulle en la espesura con la versatilidad de las ninfas. Y encuentra: cada uno de sus papeles huye de lo previsible. Mezcla y mancha sin complejos, con conciencia de hermosura, con la suavidad del silencio, con esa apetencia de anudarse con los elementos y de ser. Mezcla y mancha con el fulgor del arrebato, piedra y cielo, cumbre y regato, memoria de un instante decisivo donde se perciben el llanto de las hadas, la música de las colinas y los vaivenes del corazón.

 

07/07/2014 13:29 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

DI STÉFANO, GENIO SIN MUNDIAL

DE LA SERIE 'REGATE EN EL AIRE'

El genio que no jugó un Mundial

 

Hay futbolistas que parecían de otro mundo y, quizá, de otros sueños. Futbolistas de cuento, casi invencibles, hechos de tango y de acero, que están en todas partes: arriba y abajo, en defensa y ataque, dirigiendo el juego, encorajinados, dispuestos a todo y con un verbo casi único en la boca y en el ánimo. Ganar. Ante todo: ganar. Era el verbo de Alfredo Di Stefano, quien, por lo demás, ha sido un argentino atípico: más bien lacónico, contundente y directo, dispuesto a solventar cualquier asunto por la vía rápida e incluso por las bravas.

Fue un héroe antes de que apareciese, casi, la televisión: llenaba estadios, provocaba suspiros, levantaba a los muertos. En el Madrid, y en Argentina, en sus primeros clubs, el River Plate y el Huracán, y en Millonarios de Bogotá, adonde llegó en 1949, tras una huelga en su país, para formar un equipo de ensueño, el ‘Ballet Azul’, con jugadores como Pedernera, que era uno de los ídolos celestes. En Colombia jugó al fútbol como nadie, ganó tres ligas y fue dos veces máximo goleador. En 1952, se enfrentó con su club al Real Madrid, y ya demostró quien era: un futbolista incontenible e incansable, un artista y un jabato, puro nervio, clase y carisma. El Madrid esperaría una mejor oportunidad; en 1953, tras un litigio demasiado complicado que amargó a Pepe Samitier, el Barcelona renunció a sus derechos sobre el jugador y este ingresó en el Real Madrid. No tardaría en revelarse como un futbolista ambicioso, de exquisita técnica, director de juego, líder y goleador nato. El fútbol en Europa cambió con su llegada, y con la presencia de otra estrella en el Barcelona: Ladislao Kubala, que integró una delantera mítica que cantó Serrat: Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón; la citamos aquí porque con la camiseta del diez formaba un zaragozano como Tomás Hernández, ‘Moreno’.

El Real Madrid llevaba muchos años sin ganar la liga. Con Di Stéfano todo cambió. Él fue el revulsivo del fútbol europeo: trajo un nuevo concepto de juego que lo tenía casi todo. Incluso la soberbia de los monarcas del césped. Fue ‘la Saeta rubia’, un auténtico torbellino que desarbolaba a los rivales. Volaba. En once temporadas, ganó ocho ligas, cinco pichichis y cinco copas de Europa e hizo del Real Madrid –que contó con Kopa, Rial, Puskas, Gento, Del Sol, etc.- el mejor equipo del mundo. Para muchos es el jugador más completo de todos los tiempos. Para otros forma parte del olimpo de los dioses con Pelé, Cruyff, Beckenbauer y Maradona. Ahora habrá que buscarle sitio a Messi.

Quizá el gran lunar de su trayectoria es que no llegó a jugar ningún Mundial. En 1950 y 1954, por diversas razones, Argentina (con la que participó en seis partidos: ganó en 1947 la Copa de América y marcó seis goles) no acudió. En 1956, Alfredo se nacionalizó español e intervino en 31 choques y marcó 29 goles. En Suecia-1958 no estuvo España y sí fue convocado para Chile-1962, pero se lesionó en un partido de preparación. En 1966 ya se le había pasado su tiempo y estaba a punto de retirarse en el Español. Di Stéfano siempre ha tenido bula futbolística: opinaba con libertad, a su antojo, aunque no se andaba por las ramas. Podía ser provocador, poco diplomático o soltar las campanas de la indiscreción al vuelo. También conoció el triunfo como entrenador: fue uno de los descubridores de la ‘Quinta del Buitre’ y logró la Liga y la Recopa con el Valencia.

Acaba de cumplir 88 años. Los hizo el 4 de julio. Y ahora pugna por escapar de la muerte que le persigue. Venga cuando venga, hay una victoria que nunca podrá anotarse: Di Stéfano es inmortal. Está ahí, como los fantasmas de los estadios, para siempre, corriendo, burlando rivales, cabeceando o gritando a sus compañeros: “Che, boludos, perseguimos la gloria”. 

*Este texto aparece hoy en 'Heraldo de Aragón'.

 

*La foto de Di Stéfano es de aquí:

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*La foto de Kubala y Di Stéfano la he tomado de aquí:

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07/07/2014 13:35 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

CUENTO: EL TÍO DE AMÉRICA

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[Hace algunas horas me ha llamado mi prima Piluca Verdía Castro y me ha anunciado la muerte de Mercedes Castro Barreiro, mi madrina. Hacía algunos años que padecía la enfermedad de Alzheimer, ya no reconocía a nadie, quizá vagamente a su marido Antonio. Este texto, que aparece en mi libro ’El niño, el viento y el miedo’ (Nalvay), está inspirado en su travesía hacia Montevideo y en una historia familiar que era como un mito en mi niñez. En su entierro, en Larín, habrá música.]

 

4. El tío de América

 

Mi madre tuvo un tío, Generoso Barreiro Viñán, que se marchó a la emigración. Dejó la casa solariega, tomó el barco en A Coruña con uno de aquellos baúles inmensos, a los que mi padre llamaba “mundos de marino”, y se fue al Uruguay en la primera posguerra. Así dicho, casi pomposamente: al Uruguay. No se supo demasiado de él al principio, pero al cabo de cinco o seis meses se recibió una extensa carta suya y una pequeña colección de fotografías. Confirmaba que vivía en Montevideo y que se había hecho panadero. Las fotos eran de la ciudad, de sus mejores edificios, de los muelles, y había tres o cuatro de la fachada de su panadería, que era muy famosa allí.

Aquel tío hizo fortuna, consiguió abrir una panadería propia y se dio a conocer en aquella ciudad fascinante, invadida por “la música, las mujeres bonitas con sombrero y el fútbol”. Sus cartas iban llegando cada seis meses, o de año en año. No regresó nunca más, y quizá esa ausencia definitiva lo convirtió en una leyenda familiar. Y en la esperanza de un definitivo golpe de suerte que pudiese favorecernos a todos. “Tiene tanto trabajo allá, depende tanta gente de él que no tiene ni tiempo de despedir a sus padres, que están a punto de morir”, se decía muy a menudo.

Murieron sus padres, murió algún que otro de sus hermanos, empezaron a emparejarse sus sobrinos, pero Generoso no retornaba. Y entonces fue cuando a mi tía Mercedes, que acababa de casarse con un tratante de caballos y de vacas, se le ocurrió marchar al Uruguay. “Por probar. A lo mejor hasta podría hacer una carrera de cantante. Allí adoran a Carlos Gardel”, le dijo a mi madre, su hermana mayor. Mercedes era la más bella de cinco hermanas, la más esbelta, la que tenía madera de actriz de cine con su cintura de avispa, sus ojos claros y una melena rubia. Y además se sentía la más artista: cantaba en los campos durante la siega, cuando cruzaba los bosques, en las largas sobremesas de los días de fiesta; cantaba en el río de lavar y en misa. Había un momento en que su voz se encendía en medio de todas las voces, las demás enmudecían y ella se quedaba sola, como una ráfaga de luz, un temblor de estrellas o el concierto inesperado de una caracola. Tenía muchos enamorados, y eligió al que parecía más taciturno o más sereno, según se mire: mi tío Antonio, que hablaba con los animales como si le entendieran y sabía una docena de recetas para cocer castañas.

Mercedes le mandó una carta a su tío de América, le recordó que de muy pequeña era su favorita, que aún recordaba los cuentos que le contaba, cuentos de tortugas gigantes y de gallinas silvestres que ponían huevos de oro, y le preguntaba que si no le podría buscar un trabajo a ella y a su marido. La respuesta tardó los dos o tres meses de rigor; en ella el tío Generoso daba todo tipo de indicaciones: les buscaría faena y casa a los dos, y les decía que cogieran el barco lo antes posible. Dicho y hecho. Mi madre ya estaba embarazada de mí, y Mercedes le dijo en el embarcadero: “Cuando nazca la criatura, nosotros seremos sus padrinos, aunque sea por poderes. Si es niña se llamará Mercedes; si es niño, Antonio, como mi marido. No lo olvides”.

Mi madre no lo olvidó, y fue así como a mí me bautizaron por poderes en Montevideo. Siempre me inquietó saber cómo había sido la ceremonia: mi madre y mi padre me llevaron a bautizar a mi pueblo con el cura don Avelino, el de la motoreta de muelles y los rosarios interminables, y siempre me decían que allá en Montevideo mis padrinos habían hecho lo mismo. Mis padres no estaban seguros de si el ritual en Montevideo habría sido el mismo día y a la misma hora, pero se hizo. Mi padre extraía un documento, firmado por un sacerdote de Montevideo, Lucrecio Tasende Varela, que lo probaba. Lo guardaba en una dorada caja de pañuelos, Aire de Camelia, que había comprado en su único viaje a Pontevedra.

Andando los años, cuando yo tenía cinco o seis, fui a casa de mi abuelo José y de mi abuela Pilar, hermana de Generoso. Mis abuelos eran campesinos, tenían alguna hacienda, con acequias y regatos, y habían tenido una docena de hijos, de los que les habían sobrevivido ocho. Me gustaba mucho aquella casa. Tenía establos con vacas y terneros, escaleras que subían a un hórreo elegante que contaba con una especie de porche o patín desde el que a mí me gustaba contemplar el paisaje del cielo, los cañaverales, el maíz y la fronda de los pinos. En la casa había un jardín minúsculo con rosas y un huerto que me encantaba: entraba en él y comía peras, manzanas, higos, nueces, cerezas de puro azúcar y ciruelas de todos los sabores y colores. Aquella huerta, romántica y sombría, era un auténtico paraíso para mí. La casa disponía de una espléndida chimenea; al lado estaba el vertedero y la ventana que daba al hórreo.

Hay cosas que no se pueden olvidar jamás. Algo así decía el tío de América en su correspondencia: él recordaba la música de los pinos, la verbena con la orquesta de Mesta Leis y su acordeón, la comida de las fiestas, los días de caza con el perro Amancio... Hay cosas que no se pueden olvidar jamás, repito yo, Antón, niño cagón. Estábamos en la cocina, al calor del fuego; hablábamos de cualquier cosa. Más bien, hablaban los mayores, mis abuelos y mi padre, que estrenaba una bicicleta con transportín atrás para llevarme mejor. De repente mi abuela se levantó, abrió una alacena y sacó un envoltorio: un paquetito más bien plano, no muy grande. Me lo tendió y me dijo:

-Es para ti. Ha llegado esta semana de Montevideo. Te lo mandan tus padrinos Mercedes y Antonio.

No supe qué hacer. Mi abuela susurró:

-¿No quieres abrirlo?

Qué emoción. Rompí el papel exterior y descubrí una caja más bien plateada, con pocas letras: El Universal. Montevideo. La abrí y me encontré con un diminuto objeto alargado y brillante. Todo en él relucía: la madera barnizada, las letras de imprenta, el metal plateado de las bocas. Mi abuela dijo: “Es una filarmónica”. Mi padre corrigió suavemente: “Una armónica, Pilar”. La acerqué a los labios y empecé a soplar. Aquella me pareció la música de un hechizo. Mi madrina había escrito una pequeña dedicatoria: “Para mi único ahijado, que un día será músico”. Salí a las calles por si alguien quería oírme. Las notas se mezclaban con el viento y la lluvia. No sentía ni los pies. 

 

*Esta foto de la armónica la he tomado de aquí:

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07/07/2014 19:38 Antón Castro Enlace permanente. Temas gallegos No hay comentarios. Comentar.

LUZ RODRÍGUEZ EN EL PRINCIPAL

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‘EL PEZ DE LA DESPEDIDA’

[Luz Rodríguez, una poeta asturiana afincada en Huesca, presenta esta tarde, a las 20.00, en el Teatro Principal su poemario ‘El pez de la despedida’, que ha publicado Paco Rallo en su sello El párpado sumergido con ilustraciones de María Maynar. Se trata de un libro de amor y desamor, de atmósferas y desolación, de vitalidad y de búsqueda, uno de esos libros preñados de imágenes, de sueños, de búsqueda y de intemperie. La edición está muy cuidada y María Maynar, artista que reside en Garrapinillos, ha hecho un trabajo muy especial, muy libre. Entraron en contacto la poeta y la artista y de inmediato sintonizaron. A Luz Rodríguez la acompañarán varias rapsodas y su músico preferido: el pianista Antonio Gil, su compañero.]

 

II

Mi cuerpo tomado por las sombras

es blando y sin  maña, con bulto y sin consistencia,

deshuesado como una mentira mal tramada.

Mi cuerpo de amor, aquel que encaramé a los vagones de tu huida,

con sus piernas veraces, sus insólitos huesos,

amarra sus flácidas hechuras al tiempo propio de la casa abandonada

para cosechar un tiempo de péndulos flotantes sin oficio conocido.

 

IV

Te llevarás el fardo moribundo de mis ojos.

Mis ojos profundos como cuervos

manos mis ojos de leñosas raíces

mis ojos como larvas

como cactus.

Como ciempiés mis ojos

amasando

el polvo heredado de tus pasos.

 

*La foto de Luz Rodríguez es de Virginia Espa.

ALEJANDRA DÍAZ-ORTIZ EN CÁLAMO

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Esta tarde, a las 20.00 horas, en la librería Cálamo, la escritora mexicana Alejandra Díaz-Ortiz presentará su libro ‘No hay tres sin dos’ (Trama editorial), que forma parte de una trilogía sobre el amor y la pareja con ‘Cuentos chinos’ (Trama, 2009) y ‘Pizca de sal’ (Trama Editorial, 2012). La acompañarán, además de Francisco Goyanes y su equipo, su editor Manuel Ortuño y el escritor y periodista Antón Castro. Se la puede seguir en su blog:

http://alejandradiazortiz.wordpress.com/2014/05/20/no-hay-tres-sin-dos/

Copio aquí algunos de sus textos:

 

EL ÁRBOL DE LA VIDA

 

Hay un poema que te espera.

Está detrás de aquel árbol. Sí,

Al torcer la calle.

No temas.

Los versos no matan.

(Somos las personas.)

 

ENVIDIA

 

Ella quiso ser beso y él le ofreció su boca.

 

Ella quiso ser carne y él la cubrió de piel.

 

Ella quiso ser suya y él siguió siendo de otra.

 

EL BAR AZUL

 

No fui yo. Fueron los ojos que cerré para mirarte.

 

Y esa maldita canción del oscuro rincón del bar azul. Fue la boca que abrí para callarte. Y esas desconocidas manos ciñendo mi cintura.

Fue la muerte que aún juega a que estás vivo...

 

 

*Alejandra Díaz-Ortiz explica así sus cuentos: 

¿Ha querido componer un volumen de variaciones sobre el amor?

No es que lo haya querido, es que simplemente están ahí. Oigo a mis amigas. Me miro en el espejo. Mis amigos me cuentan sus aventuras. Escucho conversaciones en el metro. Leo lo que la gente cuelga en Facebook o escribe en sus blogs. En conclusión: todos queremos amor. El problema, casi siempre, es que no sabemos qué hacer con él cuando creemos haberlo encontrado. Escribo sobre algo que nos sucede a todos, pero que no es políticamente correcto admitir.

Es un libro mestizo, de cuentos, de microcuentos, de aforismos a veces, casi de pensamientos... ¿Cómo lo ha concebido y lo ha organizado?

Bien, yo los llamo cuentos. Sé que no es correcto desde el punto de vista formal, pero es que en México a todo le llamamos cuento. Incluso, al primer beso. Lo cierto es que lo que yo me he propuesto es provocar al lector. Darle una descarga, un chispazo para que sea él quien desarrolle su propia historia. La organización es mi caos, como la vida misma. Pero normalmente es el trabajo conjunto con mi editor de Trama, Manuel Ortuño, quien me centra y, con muy buen criterio, le va dando forma al libro.

ALEJANDRA DÍAZ-ORTIZ: UN DIÁLOGO

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ALEJANDRA DÍAZ-ORTIZ. Escritora

 

 “En el amor, mentimos desde la primera mirada”

“Todos queremos amor”

 

 

Antón CASTRO. Zaragoza

La escritora mexicana Alejandra Díaz-Ortiz, afincada en España hace más de una década, presentaba ayer en Cálamo ‘No hay tres sin dos’ (Trama editorial, 2014), cuentos y microcuentos de amor, el tercer libro de una trilogía, conformada por ‘Cuentos chinos’ y ‘Pizca de sal’.

¿Cómo nació ‘No hay tres sin dos’?

El escritor Roberto Bolaño aconseja en el primer punto de su ‘Decálogo para escribir un cuento’: «Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.». Y eso es lo que estoy haciendo…

Explíquenos algo más.

‘No hay tres sin dos’ es el tercer libro de una trilogía, no planeada, sobre el amor, el desamor y la pareja. Los tres, según apuntó Aute en el prólogo del primero, ‘Cuentos chinos’, hacen del caos su principal virtud. El primero nació de mi aventura como bloguera, allá por el año 2006.  Justo el año en que comencé a vivir uno de los peores episodios de mi vida. Quizá por eso, aquel primer libro resultaba «cañero» según lo han descrito, con el tema. Lo cierto es que fue mi modo de afrontar el proceso de la pérdida. Parafraseando a Gamoneda, ‘Ardían las pérdidas’, y mi manera de rebelarme ante lo contundente, era reírme de las mismas.

¿Pérdidas? Creo que alude a la muerte de su compañero, el poeta y editor Carlos Álvarez-Ude, que falleció en 2010...

Sí. Dos años después, nace el segundo libro, ‘Pizca de sal’ (Trama Editorial, 2012), en pleno proceso de duelo. Así que, aunque sigo dando vueltas al tema del amor, quizá su tono sea más dolorido pero no por ello menos canalla. Y reflejo en él lo que, aunque parezca absurdo, me dio por hacer durante el luto: meterme en la cocina. ¡No tenía a quien cocinar!, pero yo insistía en probar y probar platos nuevos. De esa repentina obsesión, nació la segunda parte del libro, en la que juego a enredar recetas de cocina en los relatos. Así pues, para rematar, otro par de años más tarde, con el alma y el cuerpo menos rotos, nace el último. Curiosamente, en mi opinión, el más íntimo.

¿Ha querido componer un volumen de variaciones sobre el amor?

No es que lo haya querido, es que simplemente están ahí. Oigo a mis amigas. Me miro en el espejo. Mis amigos me cuentan sus aventuras. Escucho conversaciones en el metro. Leo lo que la gente cuelga en Facebook o escribe en sus blogs. En conclusión: todos queremos amor. El problema, casi siempre, es que no sabemos qué hacer con él cuando creemos haberlo encontrado. Escribo sobre algo que nos sucede a todos, pero que no es políticamente correcto admitir.

Es un libro mestizo, de cuentos, de microcuentos, de aforismos a veces, casi de pensamientos... ¿Cómo lo ha concebido y lo ha organizado?

Bien, yo los llamo cuentos. Sé que no es correcto desde el punto de vista formal, pero es que en México a todo le llamamos cuento. Incluso, al primer beso. Lo cierto es que lo que yo me he propuesto es provocar al lector. Darle una descarga, un chispazo para que sea él quien desarrolle su propia historia. La organización es mi caos, como la vida misma. Pero normalmente es el trabajo conjunto con mi editor de Trama, Manuel Ortuño, quien me centra y, con muy buen criterio, le va dando forma al libro.

¿Cuál es la importancia del humor, de la ironía y la sátira? O más bien, ¿cómo se reparten?

El humor me es de vital importancia. Soy la que más se ríe de mí. Por supuesto, me enamoro de quien me saca más de tres sonrisas. De la ironía, sobre todo la de las palabras, soy adicta. Me apasiona desarmarlas y llevarlas al extremo, como un perverso juego de seducción. Las palabras, más allá de la RAE, tienen múltiples posibilidades y eso es algo que me gusta trabajar. Quizá por eso ando mal de amores… En cuanto a la sátira: ¿cómo evitar decepcionar al lector con finales in/felices?

¿Podríamos decir que es el libro de una pesimista sobre las relaciones humanas?

Sobre las relaciones humanas, no. Me gusta la gente. Creo en la gente. Pero sí que soy pesimista con respecto al amor. No obstante, lo provoco, lo convoco y lo conjuro en cuanto tengo una oportunidad. Creo en el amor como cicuta que me hace verme más guapa cuando estoy enamorada. O ser más productiva. O ser más osada. En lo que no creo es en las personas que me han hecho ser más creativa gracias al corazón que me han destrozado.

¿Mentimos todo el rato en el amor?

Partiendo de la base que cuando vemos a alguien que nos gusta, sacamos lo mejor y escondemos lo peor debajo de la moqueta, pues sí. Mentimos desde la primera mirada. Luego, cuando ya pasó ese primer estado de «locura transitoria», mentimos para no alterar el orden. E, incluso, llegamos a mentir para subvertirlo. Aunque no sería justa al decir que «todo el rato». Siempre hay un momento, una mirada, un gesto que te hacen creer que, en esa ocasión, la cosa irá bien. Y creo que ese momento sí es sincero del todo. En el colofón de ‘Cuentos chinos’ escribí que el amor es como comprar en una tienda del ‘Todo a cien’. Sabes de antemano que la calidad es dudosa, aún así, lo compras, convencida de que tú tendrás la extraordinaria suerte de llevarte a casa algo con mejor hechura…

¿Qué autores de este género le interesan?

No son precisamente de ese género, pero Nicanor Parra, sin duda. Juan Rulfo, que escribió dos libros y se ganó la eternidad. Roberto Bolaño y su cuento del Rata. Cortázar, por supuesto. Idea Vilariño, poeta uruguaya, que está siempre en mi mesilla. Luis Eduardo Aute y sus ‘Animal(h)adas’. Alejandra Pizarnik. Mark Twain. Chéjov. E. Allan Poe. George Sand. Los poemas de Marilyn Monroe. ‘Las mil y una noches’. Clara Obligado. Guadalupe Nettel, paisana mía… En fin, es que me interesan todos… Incluso, Corín Tellado, ¿por qué no?...

 

 

ANTONI ARISSA EN TELÉFONICA

Antoni Arissa: el artista que vuelve a ver*

 

Arissa. La sombra y el fotógrafo, 1922-1936.  Comisarios: Rafael Levenfeld y Valentín Vallhonrat. PhotoEspaña. Fundación Telefónica de Madrid. Hasta el 14 de septiembre.

 

El viejo mercado de Les Encantes ha dado muchos frutos: alimenta las fotobiografías de Antonio Cardiel, ha inspirado un espléndido libro de José Carlos Cataño, ‘De rastros y encantes’, surte (o surtía) de libros de viejo, de cuadros y de objetos de chamarilería a curiosos, soñadores y buscadores de tesoros. Fue allí donde se vendió una parte del archivo de Antoni Arissa Asmarats (Barcelona, 1900-1980), fotos tamizadas por la sensibilidad, la variedad expresiva y la modernidad. Quien las compró debió de darse cuenta de inmediato de que allí había un fotógrafo lleno de talento, insólito para la época, más olvidado que desconocido, y se puso en contacto con el Museo de Arte Nacional de Cataluña. Por otra parte, el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña posee alrededor de dos mil obras de Arissa, que era impresor y tipógrafo en el negocio familiar en la calle Bruc de Barcelona.

La Fundación Telefónica ha ‘descubierto’ a magníficos profesionales: Luis Ramón Marín, Josep Brangulí y Virxilio Vieitez serían tres ejemplos perfectos. O incluso al argentino Horacio Coppola. Y ahora, en la programación de PhotoEspaña, hace lo propio con Arissa, cuya trayectoria han investigado los comisarios Rafael Levenfeld y Valerntín Vallhonrat. Se exponen en torno a 160 obras de un período no demasiado largo, entre 1922 y 1936, pero sí enormemente fecundo y variado. Antoni Arissa, fascinado por el auge de la fotografía, encuentra en las cámaras un artefacto que le permite desarrollar su sentido artístico, su búsqueda de la belleza y su pasión por el riesgo. Al principio, milita en el pictorialismo, que era el género de moda y el que solía concurrir a los salones fotográficos. Arissa fue galardonado en certámenes nacionales (Figueras y Gijón, entre otros) e internacionales. Curiosamente, en PhotoEspaña, en el Museo Romántico, también se exhibe a un gran fotógrafo pictorialista de Sabadell como Joan Vilatobà (1878-1954), premiado en la Exposición Hispano-Francesa de 1908 de Zaragoza.

Arissa, dentro de esa corriente tan en boga, hace un poco de todo: instantáneas rurales, alegorías de una supuesta Arcadia, retrata a sus hijas (Margarita y Angeleta era el nombre de dos de ellas) en interiores que ha trabajado como un decorado con atmósferas de cuentos de hadas, pero también se asoma al puerto e incluso capta la ciudad con una asombrosa plasticidad, como sucede con esa serie de Barcelona, matizada de reflejos, donde parece anticiparse al propio Catalá-Roca o a las visiones límpidas de Josef Sudek.

Poco a poco, el fotógrafo evoluciona hacia la abstracción. Hombre informado, se ve una segunda época influenciada por los ecos de la nueva fotografía europea, en la línea de Alexander Rodchenko (cuyo eco es visible en sus picados y contrapicados, en los ángulos inesperados, en la búsqueda de una nueva posición del fotógrafo), de Moholy-Nagy y los artistas de la Bauhaus, de la nueva objetividad alemana. En su última etapa, Arissa, que había sido objeto de un número monográfico de la revista ‘Art de la Llum’ en 1935, se transformó en un fotógrafo obsesionado por la pureza formal, la depuración estilística y el diálogo con el diseño gráfico, las letras y los signos. Pese a esa apuesta más bien constructivista, a esa inclinación tan sutil y perfeccionista, Antoni Arissa siempre pareció dispuesto a mirar el exterior y atrapar nuevas formas de arte y de vida: en las calles, en su casa, en los jardines o en los muelles. A veces no es fácil saber con exactitud en qué momento realizó una foto, por la amplia horquilla de datación, pero eso tampoco es tan determinante ante alguien que posee mirada, arquitectura de la composición, caligrafía del contraluz y una vocación artística espectacular. Tan humana o humanista como conceptual.

Tras la Guerra Civil abandonó la foto y se centró en su oficio.

*Este artículo, por gentileza de Sergio Vila-Sanjuán apareció el miércoles en el suplemento Culturas de La Vanguardia.

 

-La foto la tomo de aquí:

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La segunda la tomo de aquí:

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ADIÓS AL LATERAL JULIO BERNAD

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HA FALLECIDO JULIO BERNAD

El pasado día nueve, miércoles, fallecía los 85 años el ex jugador del Real Zaragoza Julio Bernad Balmaseda (Zaragoza, 17/10/1928 - 9/7/2014). Zaragozano, ingresó en el Real Zaragoza procedente del Huesca (allí llegó desde el Arenas) en la temporada 1953-1954. Ascendió a Primera División en 1956 y tuvo el honor de ser el capitán del equipo, por ejemplo en la inauguración de La Romareda el 8 de septiembre de 1957, ante Osasuna; vencieron los blanquillos por 4-3. Era lateral izquierdo y participó en una defensa realmente legendaria, que los niños se sabían de memoria: Perico Lasheras; Torres, Alustiza, Bernad. Aquel día el Zaragoza formó así: Lasheras; Garbayo, Alustiza, Bernad; Estiragués, Manolín; Domingo, Wilson, Murillo, Moreno y Vila. Fue Vila quien marcó el primer gol en el nuevo estadio. El entrenador era Jacinto Quincoces, que había sido un gran futbolista del Real Madrid y de la selección española. Por cierto, ya había sido preparador del Real Zaragoza en la campaña 1942-1943, fue su debut, y lo sería dos campañas más: de 1956 a 1958. Este Moreno, que formó de interior, era Tomás Hernández, que formaría luego en el Barcelona con Basora, César, Kubala, él y Manchón.

Julio Bernad jugó 128 partidos con el club, permaneció hasta la campaña 1958-1959 (le reemplazaría Severino Reija, que ingresó en el club en la temporada 1959-1960) y luego estuvo muy vinculado al Zaragoza y a la Agrupación de Veteranos del Real Zaragoza. Lo conocí en El Cachirulo en el 75 aniversario del equipo y era un hombre cálido, con espléndida memoria y llevaba con mucho orgullo haber sido futbolista del Real Zaragoza. En el primer volumen del libro ’El largo camino hasta la Recopa’ (1995) de Ángel Aznar Paniagua hay una entrevista con él.


En esta página de Aupazaragoza pueden verse algunos de sus cromos, con ese error de Bernard por Bernad.
http://www.aupazaragoza.com/foro/viewtopic.php?f=1&t=97523&sid=49d9fba42ca5407ce785787b72665c13

11/07/2014 02:21 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

MUERE JUBY BUSTAMANTE

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[En heraldo.es acaba de aparecer este artículo de reconocimiento y cariño a Juby Bustamante, una gran periodista cultural, madre del buen amigo, editor y traductor Miguel Aguilar. Desde aquí todo el afecto y el consuelo.]

JUBY BUSTAMANTE, ADIÓS A UNA

GRAN PERIODISTA DE LA TRANSICIÓN

 

Juby Bustamante, una de las grandes periodistas culturales de la Transición, era, en realidad, Jubilia Fernández Bustamante. Había nacido en Santander en 1938. Fallecía ayer a consecuencia de un cáncer de pulmón. Inició su carrera en la prensa en el diario cántabro ‘Alerta’. Algún tiempo después se trasladó a Madrid y trabajó en una de las revistas más famosas del momento, ‘La estafeta literaria’, donde leíamos a autores como José García Nieto, Luis López Anglada, Carlos Murciano, Vicente Aleixandre, etc. Había un poco de todo: artículos de fondo, entrevistas, críticas de arte, reportajes o textos inéditos. Era una revista que se fundó en 1944 y se cerró en 2001.

De ahí pasó al diario ‘Madrid’, que el régimen clausuró en 1971. Quizá por ello, y por la calidad de sus propuestas, ‘Madrid’ forma parte de la leyenda del periodismo en España. Ahí, Juby dio muestras de su curiosidad, de su vasta cultura (entrevistó a Simone de Beauvoir), de su don de gentes y de un carácter particular: era una gran contadora de historias, poseía un gran sentido del humor y tenía mucho carisma. Así la han retratado muchos de los amigos que han redactado su necrológia en distintos medios: Juan Cruz, Nativel Preciado (que la llama “maestra” y explica una curiosa anécdota del café Gijón, de equívocos, de novios y maledicencias, que las hizo amigas para siempre), Pedro Vallín o Lucía Méndez, entre otros. También Javier Solana, con quien trabajó en el Ministerio de Cultura, se rinde a su encanto: “Periodista de talento, lectora insaciable, conversadora inteligente. Generosa. Se reía con la elegancia de quienes aman la vida”, la define.

Tras el cierre de ‘Madrid’ ingresó en la revista ‘Cambio 16’ y se incorporó a la sección de Cultura. Y desde allí seguiría mostrando su pasión por las artes, la literatura o el análisis de los nuevos tiempos. Juan Cruz recuerda una hermosa anécdota que la define: se casó con el periodista Miguel Ángel Aguilar, que trabajaba en ‘Diario 16’ y tuvieron dos hijos, Miguel, editor en Debate y traductor, y Andrea, periodista; todas las noches les leía poemas. En sus últimos días su hija le devolvía el hermoso obsequio: le leía poemas de Antonio Machado.

Cuando Miguel Ángel Aguilar fue expulsado de la dirección de ‘Diario 16’, ella dejó el grupo. Dos años después, hacia 1982, Javier Solana la invitó a su gabinete de prensa, del que acabaría convirtiéndose en Directora General. Conocía muy bien la cultura española y universal, era sensata y audaz y tenía mucha mano izquierda. Se movía con comodidad en las tertulias y siempre dejaba en el aire la impronta de su lucidez, de su ironía y de su sentido del humor. Jorge Semprún también contó con ella y algún tiempo más tarde fue contratada por el gabinete de comunicación del Museo Thyssen. Allí permaneció hasta su jubilación en 2003; ocho años después, en 2011, recibió la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo por su actividad profesional.

Nativel Preciado, en su bello y emotivo artículo en ‘El País’, dice: “Le apasionaban la literatura, la música y, sobre todo, las charlas con los amigos a los que deja desolados. Somos multitud los que afirmamos que vino al mundo para adecentarlo”. 

 

*La foto aparece hoy en 'El País'.

KEMPES O EL OLVIDO QUE SEREMOS

REGATE EN EL AIRE 

 

Kempes, el olvido que seremos

 

Argentina y el fútbol forman un binomio indisoluble. Allí el fútbol se vive con fervor, como una pulsión primaria, como si la pelota circulase por la sangre con los leucocitos. El periodismo deportivo ha cambiado tanto que hace unos días en ‘Radio Marca’ un locutor decía que un señor le había pedido que contasen más “donde está la pelota”. Ahí mismo oí un homenaje al periodista argentino ‘Topo’ López, que falleció tras un accidente en su taxi, el mismo que en uno de sus artículos en ‘As’ se preguntaba: “¿De qué PlayStation viniste, Messi?”.  El locutor Fantino retransmitía la tanda de penaltis contra Holanda y lo hacía como solo ellos saben hacerlo: como si el mundo estuviera a punto de desplomarse, como si desafiasen en cada impacto la posibilidad inmediata del infarto o la ciudad viviese unos fatales amores de tango. El locutor gritó: “Volaste vos, ‘Topo’ López, volaste con Chiquito Romero, le diste más impulso”. Agregó otras expresiones, repletas de metáforas que habrían firmado Roberto Fontanarrosa u Osvaldo Soriano. Su compañera Valeria Brunatti se enteró del drama porque recibió un tuit de Simeone: «No solo fue un gran periodista, se fue también un amigo. Mucho dolor”. La muerte en directo, de noche y en las redes sociales.

Estos días se habla mucho de dos finales: la de México-1986 y la de Italia-1990. La primera la ganó Argentina gracias al inolvidable torneo de Maradona, muy superior al que está realizando Messi; en la segunda venció Alemania, de penalti, y el Barrilete cósmico, que jugó infiltrado, no logró atemorizar tanto a los teutones como lo había hecho con Brasil e Italia.

Cuando se habla de los ases argentinos, siempre se citan a Di Stéfano, Maradona y Messi, y a veces aparecen por ahí Rattín, Sívori, Stábile, etc., pero rara vez se recuerda a una gran figura: Mario Alberto Kempes, ‘el Matador’, un futbolista genial que debutó en Alemania-1974 y que en Argentina-1978 fue el mejor jugador, con diferencia, y el máximo goleador con seis tantos. En la final marcó dos goles, lo que ahora se le pide a Messi, y tenía la rara facultad de convertirse en un futbolista orquesta y en su vocalista más afinado.

Kempes ha sido un jugador portentoso. En muchos aspectos comparable a Maradona y Messi, aunque con menos literatura. Poseía una zurda exquisita: llevaba el balón cosido al pie y tenía velocidad, un poderoso cambio de ritmo, reaccionaba con rapidez, remataba con sutileza o con fuerza, e iba bien de cabeza. Su regate era soberbio: hábil, de malabarista. Elegante de estampa y veloz, de largas melenas, le encantaba desafiar a cualquier defensa. Aunque era un mediapunta, desplazado hacia la izquierda, se movía por todas las zonas desde el centro del campo hacia arriba. Parecía un caballo negro y canchero con las crines al viento.

He vuelto a ver sus goles, su despliegue, su inmenso talento y su sentido de la belleza. Me alarma que no se le recuerde y que no se invoque su magisterio y su condición de líder ante la final del domingo. Aquella Argentina tenía otros líderes, Ardiles y Pasarella, que eran los Mascherano del momento, pero él era la figura, la estrella, la magia.

Qué diferente es su juego al de Messi, irreconocible, de hoy: qué trabajo, qué intensidad, qué ambición. No se le veía atisbo de melancolía o de fatalidad: ahí estaba, con la zurda dispuesta. En él –dos pichichis con el Valencia, campeón de Copa y Recopa con el club che, mejor jugador del mundo en 1978- también habría que fijarse. Fue el héroe y está postergado. Por ejemplo, Bernard Morlino escribe 37 ‘Retratos legendarios del fútbol’ (Edimat, 2013) y Kempes no aparece. ‘El olvido que seremos’ se titula una perfecta novela de Héctor Abad Facciolince.

*Este texto apareció ayer en Heraldo, en vísperas de la final.

 

-La foto la tomo de aquí: 

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13/07/2014 08:20 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

CANO: ARTE ORIENTAL EN AGUARÓN

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PINTURA. José Luis Cano. Expone, desde el pasado jueves, una colección de sumi-e, pintura con tinta, en la Casa del Gaitero de Aguarón.

 

“Estoy asimilando la mentalidad

oriental, a la hora de crear”

 

 

José Luis Cano (Zaragoza, 1948), como Goya, siempre está aprendiendo. Su última aventura han sido unos cursillos de sumi-e con la artista japonesa Kumiko Fujimura, que reside en Zaragoza. La experiencia ha cristalizado en una exposición que se inauguraba el pasado jueves, a las 20.00, en la Casa del Gaitero de Aguarón. 

¿En qué consiste la exposición, de qué obras está compuesta?
Sumi-e quiere decir pintura con tinta. Se trata de pintar con tinta china sobre papel de arroz. La exposición está compuesta por 20 obras de sumi-e. Les llamo sumi-e aragonés porque en lugar de pintar los motivos tradicionales de la pintura oriental (flores de cerezo, bambú, nenúfares...), he pintado motivos propios de nuestra tierra: chopos, cardos...

¿Qué textos o poesía incorpora a la obra y por qué?

Asimismo, los textos que incorporo, escritos en vertical para remedar la apariencia de la escritura oriental, son muy diversos, desde citas de Antonio Machado a estribillos de canciones o incluso alguna frase mía. En cualquier caso, suelen ser textos irónicos.

 ¿Cómo ha sido esta experiencia con el arte oriental?

De siempre me ha interesado la pintura oriental como se puede rastrear, con un poco de atención, a lo largo de mi obra. Hay dos pintores que me interesan especialmente: Zhu Da (siglo XVII) y Qi Baishi (siglo XX).

Todos tenemos en  la cabeza a algunos maestros y a Hokusai, especialmente. ¿Qué tiene el arte japonés que no estuviera antes en su obra?

El jubilarme me ha permitido apuntarme a dos cursillos de sumi-e con Kumiko Fujimura, una pintora japonesa residente en Zaragoza, con la que he aprendido todo lo referente a la técnica y el concepto del sumi-e. En sus clases he llegado a comprender algunas cosas que había leído con anterioridad y no sabía cómo interpretar.

¿Echa de menos la prensa, el chiste, aunque lo siga haciendo en su  blog?

Estoy asimilando la mentalidad oriental, a la hora de crear, tan diferente de la nuestra, y me siento a gusto. Practicar Tai Chi, también ayuda.

¿Por qué expone en la Casa del Gaitero de Aguarón, por cierto?

Expongo en la casa del gaitero por amistad con Eugenio Arnao, que es una bellísima persona.

¿Tiene otros proyectos a la vista?

Algunos hay, sí. Preparo una retrospectiva en la UNED de Calatayud para septiembre, otra exposición en el Hemisferio en 2015 y alguna cosa más que ahora no recuerdo.

13/07/2014 08:23 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

LOS FINALISTAS: UN RETRATO POSIBLE

REGATE EN EL AIRE

 

VOCABULARIO DE ONCE CONTRA ONCE

 

Neuer-Romero. El alemán, cancerbero del Bayern, es uno de los mejores de Europa: va bien por arriba y por abajo, tiene grandes reflejos y está tan atento que asume la condición de libre por necesidad. ‘Chiquito’ Romero pasó de estar cuestionado a ser un héroe. Es un meta irregular que no es titular en el Mónaco. Ha ido de menos a más.

Lahm-Zabaleta. El capitán de la selección y del Bayern es uno de los jugadores más finos de Alemania y un líder. Impecable arriba y abajo. Zabaleta es un lateral fuerte, pugnaz, voluntarioso, un tanto deslavazado. Pragmático, se va arriba con más empeño que clase.

Garay-Boateng. Dos centrales parejos: intensos, van bien por arriba, difíciles de desbordar, atentos.

Hummels-Demichelis. No tienen nada que ver. El germano ha sido comparado con Beckenbauer: es elegante, saca el balón jugado y tiene personalidad. Algo lento en el uno contra uno; cabecea de maravilla. Demichelis es un veterano que intenta cumplir partido tras partido. Es más duro que elástico, más constante que rápido. Tiene el rasgo común de los argentinos: compite muy bien.

Howedes-Rojo. Cumplen, se despliegan, defienden y atacan con corrección. Rojo parece tener más presencia en el equipo; Howedes pasa más inadvertido, pero ante Brasil demostró que sabe atacar.

Schweinsteiger-Enzo Pérez. El jugador alemán es un medio poderoso, de control, despliegue y llegada. Versátil. Marca y acude al ataque, y siempre está ahí. Esforzado y con buen toque. Enzo Pérez es el volante clásico: trabajador, serio, complementario. Es capaz de hilvanar un buen regate y un buen pase, pero no puede decirse que sea un futbolista de brillo.

Kroos-Mascherano. Dos de los grandes jugadores de Alemania y Argentina. Kroos es el centrocampista que cualquier equipo sueña para su juego. Es imponente y técnico, es disciplinado e inventa. Posee clase y habilidad para realizar un fútbol preciosista, de combinación y tránsito rápido, y sabe acomodarse a un partido trabado, y ahí asoma su fuelle, su seriedad y su excelente disparo con las dos piernas. El Mundial ha revelado su madurez. A Mascherano ya le pesan los años y los partidos; en cuanto a calidad nunca le ha sobrado nada. Pero es el Jefecito y el Jefazo. Mirada de acero, tensión, pasión por el país y su tradición futbolística, y ascendencia sobre el bloque. Y, además, protege a Messi a conciencia.

Khedira-Lucas Biglia. Khedira es un jugador físico, con movilidad, iniciativa y mucha resistencia. Con Alemania, además, se atreve a llegar al área. Löw ha confiado en él y le responde con sacrificio y acierto. Biglia mandó al banquillo a Gago; parecen clónicos: académicos y técnicos. Es más enérgico y batallador que su compañero.

Müller-Messi. El alemán puede ocupar cualquier puesto de la delantera. Está sembrado de genialidad, confianza e inspiración. Parece lunático, como si fuera a su aire. Pero siempre aparece con su instinto goleador y con una jugada circense. Messi es el artista absoluto de este juego con un palmarés asombroso. Aquí es otro: parece un náufrago, quizá esté enfermo, quizá nunca vuelva a ser el que fue. Lleva una década a un increíble nivel. Argentina espera de él su penúltimo milagro.

Özil-Lavezzi. Özil es un futbolista de la sutileza, de la estirpe de Magath, Netzer, Overath o Hansi Müller, pero está jugando un Mundial flojo. Se redimió ante Brasil. Lavezzi, por ahora, es todo coraje, entrega. No resiste la comparación con el ‘Kun’ Agüero o con Di María, pero ahí está, sin volver la cara.

Klose-Higuaín. El alemán es efectividad, convicción, sed de gol e insistencia. Se desmarca muy bien y ahí sigue, a los 36 años, con el olfato abierto. A Higuaín no se le ve bien físicamente ni iluminado de acierto. Recuerda a un caballo asturcón, pesado de cadera. Se alivió con el gol que le marcó a Bélgica.

 

*Este texto aparece hoy en Heraldo.

-Tomo de aquí la foto de Messi y Lavezzi:

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-La segunda foto es de aquí: 

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-4e8b463f019440288ca1dc58ff9ddd24.jpg

13/07/2014 11:50 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

ALEMANIA GANA CON UN GOL DE GÖTZE

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GÖTZE, EN EL MINUTO 112, LE DA EL TRIUNFO A ALEMANIA


Venció Alemania con un espléndido gol de sutileza y hermoso control de Götze tras una jugada de Schürrle. Recibió desde la izquierda, acomodó el balón con finura y lo colocó a la izquierda de Sergio Romero.

La final fue intensa: Argentina realizó su mejor partido, tuvo ocasiones claras, contragolpeó con peligro pero no acertó ante el marco. Messi, mientras estuvo con gas, realizó bellas jugadas y dispuso de una clara ocasión al inicio de la segunda parte; al final recibió el trofeo al mejor jugador del Mundial, lo cual quizá resulte un galardón un poco exagerado si se le compara con la eficacia y la clase de James Rodríguez.

Alemania se atascó (los celestes realizaron un impecable choque táctico: sabían muy bien lo que tenían), pero poco a poco fue remontando, dispuso de ocasiones y en la prórroga fue superior. El doctor Alejandro Sabella, preparador argentino, realizó un buen trabajo táctico y demostró que conoce el oficio y que no era un hombre de paja. Pudo ganar cualquiera y acabó venciendo el equipo que llegó más entero a la prórroga. El partido de Maracaná ha sido digno de un final de un campeonato del mundo; destacaron dos gladiadores, Mascherano y Schweinsteiger, y con ellos los centrales argentino y Boateng y Lahm, que siempre está a un magnífico nivel.

Löw confió en su método, en su apuesta, y al final, tras algunas decepciones, logró su gran sueño. Y, por lo visto y por la juventud de algunos jugadores, tiene selección para rato. Götze, el mediapunta del Bayern Munich, recordó a Iniesta con quien se le ha comparado en ocasiones.

14/07/2014 01:00 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

ALEMANIA VENCIÓ Y CONVENCIÓ

REGATE EN EL AIRE 

 

EL elaborado triunfo del método

 

Lionel Messi se ha quedado sin su Mundial. Lo tuvo en sus botas, como lo tuvo Higuaín. Quizá Argentina nunca jugó en Brasil mejor que anoche: fue durante muchos minutos más peligrosa que Alemania, resultó más centelleante al contragolpe y con tres o cuatro toques se planteaba cerca del área de Neuer. Higuaín gozó de una oportunidad clara, Messi repitió en el inicio de la segunda parte, incluso Palacio, pero más allá de esas anécdotas tan específicas, el equipo creció y creció, fortaleció su defensa y mostró un plan de control y de ataque.

Ayer, el doctor Sabella pareció tenerlo más claro que nunca: dijo que Argentina, para ganar, tenía que hacer un partido perfecto. Casi lo hizo pero le faltó el gol. Había que cerrar las vías de creación de Alemania, había que atorar la circulación de balón, presionar a sus medios, y así lo hicieron y se vieron las carencias germanas: es un equipo un tanto esquizofrénico, juega al pase en corto, al tránsito rápido, al amoroso cuidado del balón pero le falta un poco de imaginación y fantasía. Y eso se percibió en dos de sus mejores jugadores: Tony Kroos, que pasó con más pena que gloria, falló en un despeje de cabeza hacia atrás, y resultó blando en dos claras ocasiones de gol, y en Özil, que es un interior de lujos, exquisito, pero ralentiza el juego; ante equipos como la aguerrida Argentina lo embarulla peligrosamente. Anoche corrió y corrió, más de 14 kilómetros, apenas uno menos que el bregador indesmayable Schweinsteiger, que ha adquirido barniz de héroe por su entrega, su corazón y la sangre derramada.

Argentina es una feroz competidora. Rinde mejor cuando va de víctima o cuando se enfrenta a un bloque poderoso. Alemania había sido el equipo más sólido, pero el elenco celeste desnudó sus carencias. Le puso en apuros atrás, sobre todo a Hummels, que es un buen jugador para sacar el balón e incluso para rematar, pero lento y despistado en defensa, Messi e Higuaín estuvieron a punto de quebrantar el choque. Pérez, Biglia y Mascherano, de nuevo Mascherano en labores de sacrificio y contención, detuvieron la triangulación de la media alemana; es justo recordar que Khedira no salió y que se lesionó pronto su recambio Kramer. Y el cuarteto defensivo –brillaron con luz propia Garay y Demichelis- eclipsó durante muchos minutos a Klose y a Müller, que estuvo irreconocible.

Messi vino y apenas se quedó. Los alemanes le temían. Les demostró que había razones para el miedo o, cuando menos, el respeto. En algunos instantes desafió a correr a Hummels y le venció con claridad. A medida que avanzaba el choque aparecía y desaparecía, era el astro intermitente. Quizá por eso no ganó Argentina: porque su capitán no podía más o le faltó la grandeza –o la constancia o la fuerza física- de las grandes ocasiones.

En la prórroga, Alemania fue superior. Respondió mejor físicamente y encontró un poco de juego. Si hubiese ganado Argentina, en esta ocasión, tampoco habría sido injusto. Al menos durante los 90 minutos reglamentarios: ahí el partido fue vibrante, tenso, con alternativas, fue el partido jugado de poder a poder por dos equipos antagónicos. El gol lo marcó uno de las promesas alemanas, Götze, que en el fondo bien podría considerarse el Iniesta alemán: es sutil, tiene clase y regate, y marcó un gol precioso, que nace de las botas de Schürrle, pero sobre todo nace de su habilidad y de su precisión.

El triunfo de Alemania es, sobre todo, el triunfo de Joachim Löw, un entrenador sensato, que ama la belleza, la plasticidad, las buenas maderas. Ha tenido paciencia, no se ha puesto nervioso, nunca ha perdido la elegancia y ayer el fútbol le premió. En el fondo, con variaciones, su Alemania se parece a la de 1974 y a la 1990. Es el primer combinado que vence en América. 

 

*Este artículo se publica hoy, recortado, en mi sección de Heraldo de Aragón.

La foto la tomo de aquí:

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'LA TÍA JULIA': UN CUENTO DE AMOR Y COCINA DE ALEJANDRA DÍAZ-ORTIZ

[La escritora mexicana Alejandra Díaz-Ortiz ha publicado una trilogía sobre el amor en el sello Trama Editorial de Manuel Ortuño. El pasado jueves presentó su último título en Cálamo: ‘No hay dos sin tres’. Yo leí también otro de sus libros: ‘Pizca de sal’, de amor y gastronomía. Y allí hay un cuento que me gustó mucho. Aquí está: ‘La tía Julia’.]

 

 

LA TÍA JULIA

 

Pues sí, tengo una tía puta, como el que tiene un tío militar.

Pero ¡ojo! Qué la tía Julia es la mejor puta que ha habido en muchos años. Al menos, eso es lo que aseguran sus felices clientes.

La recuerdo desde siempre: cariñosa, con una sonrisa que deja al descubierto una perfecta hilera de blancos dientes y una hermosa mata de pelo negro,  siempre brillante, aunque ahora se lo tenga que teñir. Ya se sabe, la edad no perdona.

La tía Julia no fue de muchos clientes, pero los que tuvo, siempre fueron fieles a su puerta y a su cama. Nunca tuvo que salir a la calle a buscar «ahí no se me ha perdido nada» suele decir. De hecho, salvo por el pequeño detalle de que sus fieles le dejan el dinero sobre la mesita que tiene a la entrada, se podría decir que esos hombres son sus mejores amigos.

Le llevan flores o le hacen regalos por navidad o en su cumpleaños. Una vez, recuerdo, estuvo en cama por culpa de una apendicitis. Ellos acudían a su cita semanal sólo para animarla y desearle una pronta recuperación. Ninguno olvidó dejar su voluntad en la mesita.

De niña, yo no entendía la naturaleza del oficio de la tita Julia que, por suerte, siempre fue bien recibida en mi casa. Mis padres, a pesar de no estar de acuerdo con su particular profesión, nunca la juzgaron ni miraron mal. Más bien al contrario, mi madre se ponía muy contenta cuando venía de visita y se metía a la cocina.

Años después entendí la razón: además de una buena puta era una excelente cocinera. Mi madre, explotaba lo segundo.

Crecí y llegué a la edad de entender el asunto, aumentando la admiración que ya sentía por mi tía. Me llamaba la atención que, a sus sesenta recién cumplidos, siguiera cosechando nuevos clientes.

Una tarde que fui a visitarla, no pude evitar preguntarle, así sin más, la razón de que a su edad siguiera trabajando. La tía Julia se echó a reír a carcajada limpia. «¿Me estás llamando vieja, querida mía?», me preguntó, fingiendo sentirse ofendida. Yo negué avergonzada, moviendo la cabeza de un lado a otro.

― Mira sobrina, te voy a confiar mi único secreto, que espero sepas utilizar a lo largo de tu vida. Como verás, es infalible. Escucha con atención y jamás lo pongas en duda: «Un amor bien comido y bien servido, jamás se va del nido»…

― ¿Servido? – pregunté extrañada.

― Si, servido… ya sabes… bien servido – entonces hizo un gesto explícito,  que no dejaba  lugar a dudas.

― Pero… ¿nido?... ¿comido? - me removí inquieta.

Mira, pequeña. En esta casa mis clientes comen y se sirven. El orden se puede invertir, dependiendo de la hora. Pero igual que encuentran una buena cama, encuentran una buena mesa.

Por ejemplo, a Don José le encanta la tortilla francesa, con su buen par de huevos bien batidos, generosamente rellena de queso y acompañada por un tomatito con aceite y ajo picado.

Don Luis no se va de aquí sin un buen plato de croquetas. Dice que la bechamel, ya sabes, la salsa de harina y leche, con su pizca de nuez moscada y su cebollita picada, me queda como a los mismísimos ángeles. A veces se las hago de jamón o de pollo o de las sobras del cocido. A Josechú, que es muy agradecido,  le gustan mucho las judías pintas que le pongo, con su buen apaño de chorizo, tocino, morro y oreja.

Prudencio, que tiene alto el colesterol, no para de alabar el puré de verduras. Claro, es que yo cuezo las verduras, todas las que tenga a mano. Hago un sofrito con ajo y tomate frito, un chorrito de vino blanco y una hojita de albahaca. Cuando está bien sazonado, le agrego las verduras trituradas. Un hervor más y ya está. ¡Así como no va a estar bueno!

Pero ya te seguiré contando otro día, sobrina, que ahora se me hace tarde. Está a punto de llegar mi fiel Paquito y a él le gusta el pollo al ajillo. Aunque sólo se trate de freír el ajo y el pollo troceado, todo debe llevar su tiempo. Ni en el amor ni en la cocina, se debe ir con prisas…

Tratando de memorizar cada una de las palabras de la Tía Julia, me metí al mercado. Aquella noche, Carlitos, el chico que me gustaba, y al que había invitado a cenar en casa, encontraría una buena mesa…

-La primera foto de mi amado Jealoup Sieff la tomo de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-f74c52cedfa22751d8c166fb3a9316c1.jpg

 -Y la segunda, de Sieff también, es de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-c76265ebe6bdd2ce555cc91b2f49c76f.jpg

15/07/2014 12:24 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

EL REAL ZARAGOZA Y LAS INSTITUCIONES

[José Luis Melero Rivas es zaragocista, es decir del Real Zaragoza, casi desde la cuna. El estado del conjunto blanquillo le preocupa. Ayer publicaba en ‘Heraldo de Aragón’, del que es asiduo colaborador tanto en ‘Artes & Letras’ como en ‘Opinión’, este artículo apasionado. Fue felicitado por doquier: uno de los días que más sms y emails recibió alguien que todos los jueves recibe muchos por su sección 'Fábulas con libro'. Luis Alegre dijo de él que era “un hombre, un amigo que siempre genera buen rollo”.]

 

 

 

El ZARAGOZA Y LAS INSTITUCIONES

 

Por José Luis MELERO RIVAS. Escritor y bibliófilo

En demasiadas ocasiones, para no ayudar al Zaragoza, se esgrime el argumento de que es una sociedad anónima y que las instituciones no deben inmiscuirse ni participar en los avatares de lo que es un negocio privado. Grave error, porque el Zaragoza es mucho más que una sociedad anónima. Aragón Televisión tiene un programa diario (El Avispero) y uno semanal en horario de máxima audiencia (La Jornada) dedicados al Zaragoza; y lo mismo ocurre con la radio pública aragonesa (con un gran programa diario, Tiempo Extra) y la práctica totalidad de las emisoras de radio privadas (pensemos en Radio Ebro). Este mismo periódico dedica entre dos y cuatro páginas todos los días a hablar del Zaragoza. Pues bien, yo nunca he visto que a SAICA, a PIKOLIN o a Frutos Secos El Rincón, la televisión, las emisoras de radio o los periódicos les dediquen una atención y un espacio siquiera parecidos. Y aún tiene que ser la primera vez que vea que Heraldo de Aragón dedica sus editoriales a Automóviles Sánchez o Aragonesa de Piensos, mientras que al Zaragoza le ha dedicado unos cuantos en estos últimos tiempos. Yo tampoco estaría escribiendo este artículo si fuera una sociedad anónima al uso la que pasara por problemas. No, desde luego, por falta de interés o sensibilidad hacia las empresas aragonesas en apuros, sino porque no lo consideraría un asunto de Estado. El Zaragoza, que es más que un club, es sin embargo un asunto de Estado, porque trasciende con mucho lo que sería una simple sociedad anónima. El Zaragoza gestiona, representa y canaliza los sentimientos de miles y miles de zaragozanos y aragoneses (más de treinta mil de ellos llenaban hasta hace bien poco las gradas de La Romareda, cosa que me parece que no ocurre los domingos en las instalaciones, pongamos por caso, de Gas Aragón) que vibran, se alegran y padecen con su equipo. Y no hay sino ver para ello la enorme conmoción que se está viviendo en la sociedad aragonesa ante una eventual desaparición del equipo.

Necesita pues el Zaragoza un trato especial y diferenciado por parte de las instituciones. No vale decir que es una sociedad anónima y mirar para otro lado. Hoy, desgraciadamente para todos, el Zaragoza es un serio problema para la comunidad. Y a nuestros gobernantes los elegimos precisamente para que intenten solucionar nuestros problemas. El hecho de que Agapito Iglesias sea el máximo responsable de la situación actual del equipo no exime de responsabilidad a nuestros representantes a la hora de ayudar a arreglar el desaguisado. Tampoco el PP es responsable de la crisis heredada y sin embargo tiene que trabajar todos los días para tratar de sacarnos de ella. Cuando uno gobierna se enfrenta todos los días a problemas que no desea, que no ha creado y de los que no es responsable. Pero hay que gobernar, y eso significa tomar medidas y afrontar los problemas con coraje y determinación. Uno cree que los problemas de verdad son otros: el paro, la sanidad, la educación… Pero si hay voluntad, siempre quedará un rato en el día para pensar en cómo echarle una mano al Zaragoza.

            Las instituciones deben buscar la fórmula de ayudar al Zaragoza, porque es importante para Aragón, porque miles de ciudadanos así lo demandamos y porque está en juego mucho más que la existencia de una sociedad anónima. Está en juego la vergüenza torera de que Aragón no deje morir al que es su equipo de fútbol más emblemático. Después de 82 años de historia, sería muy triste tener que redactar un epitafio en el que se leyera: “El Real Zaragoza murió abandonado por todos, siendo presidenta de Aragón Luisa Fernanda Rudi y alcalde de la ciudad Juan Alberto Belloch”. Imagino que nuestros políticos no querrán pasar a la historia como los enterradores del equipo. Entre otras razones, porque muchos miles de aragoneses no se lo perdonaríamos jamás. Así que manos a la obra. Perras del erario público, ni una. Pero ayudar, mediar, buscar complicidades, gestionar y pilotar el cambio de propiedad… todo el día, sin parar. Hasta la extenuación. Para que nadie pueda echarles en cara jamás que no lo intentaron.

            Si Aragón dejara morir al Zaragoza, uno sentiría tanta vergüenza que no podría volver a envanecerse, como nos enseñó Braulio Foz en el XIX, de sentirse aragonés. Habría que ocultar nuestra condición, hasta ahora tan sagrada, como un estigma vergonzante. “Delenda est Monarchia”, escribió Ortega premonitoriamente en 1930. Que no tengamos que escribir nada parecido estos días en relación a la pervivencia de nuestro equipo. Por el bien de todos. Por el bien de Aragón.

 

                                                                                              José Luis Melero

 

15/07/2014 23:47 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

CARMEN ESTEBAN, EN BARCELONA

Carmen Esteban Navarro siempre da gracias a la vida porque le ha permitido descubrir la pintura y uno de sus atributos esenciales: el color. Desde muy joven sintió el magisterio de su tío Manuel Navarro López, vinculado a la Escuela de Bellas Artes y al Estudio Goya. “Era un hombre exigente y trabajador. Al principio parecía no darle importancia a las cosas que yo hacía. Pero a poco a poco me llamaba y me decía: ‘hace días que no me enseñas lo que haces. Quiero verlo’. Siempre me animaba. Solía darme un consejo: ‘Sé fiel a ti misma y a tu sentido del color. Eso es fundamental. No copies a nadie’”.

Así, con su magisterio y con la búsqueda constante, con su pasión por Mark Rothko, Van Gogh y Sorolla, con su atracción hacia el arte oriental y los jardines japoneses, Carmen ha ido buscando sus formas, sus tonalidades y su mundo. Ha tenido una vida itinerante que la llevó por diversos lugares, pero en cuanto pudo fijó su residencia en Zaragoza, instaló su taller y empezó a sentirse muy cómoda con el óleo. Recuerda que hasta su madre tenía facilidad, “aunque no pintó nunca, y en la misma casa, durante un tiempo, vivía mi tío”.

Carmen acaba de terminar una exposición en Miami, de una treintena de piezas que siguen la gira por Estados Unidos de la mano de un galerista que ya la llevó dos veces a Nueva York; se ha hecho un libro catálogo de casi un centenar de página. A la vez expone en Barcelona, en Crisolart galleries (Balmes, 44-46), en una amplia colectiva con el escultor Hernández Pellisa y con la pintora Mercedes Castro. Su pintura mezcla la figuración y la abstracción, pero le gusta decir que línea, “y el tratamiento de las flores”, es cada vez más abstracta.

“Me ha costado encontrar mi sitio. Como pintora busco la emoción y la belleza. Transmitir, contagiar sensaciones. Busco un registro propio, una forma personal de acercarme a la pintura”, señala, como si quisiera subrayar la medida de su ambición, y explica que en Miami ha expuesto, además de óleos de sus temas esenciales, obras en un papel especial de Samarkanda, con el que hace una producción más íntima: fulguraciones cromáticas, sensaciones, flores, espesuras de oro y sueño, intuiciones abstractas...

“En Barcelona expongo una selección de piezas de los tres últimos años: hay dos cuadros de orquídeas del Japón, y uno de mis cuadros más queridos, ‘Casa del lago’, cuadros de flores. La naturaleza me encanta. El paisaje forma parte de mi vida y de mi sensibilidad, y lo traslado siempre a mi pintura. Me interesan las posibilidades de la realidad”, recuerda. Pero hay más cosas: casi una docena de cuadros de fondos marinos, que tanto le interesan y le estimulan. “El mar es otra forma de paisaje. A mí me emociona y me gusta situarme ahí, en ese lugar, donde puedo jugar con la abstracción y la figuración. Me ha costado mucho llegar aquí, a esta estética, a este modo de trabajar. No vivo de la pintura, pero me alimento de ella, tengo una ilusión inmensa, y mi gran sueño es que se valore mi pintura. Que llegue al espectador y a la crítica”. Por ello, cada exposición es una oportunidad y una confrontación, “sobre todo conmigo misma y con mi evolución”, anota. El artista se mide a diario con la luz y el color estremecido. Y ella, tan soñadora, también lo hace con la delicadeza y con los olores del edén que escapan de sus lienzos. 

 

*La foto del cuadro la tomo de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-3891d14133a04f0a55147945e6631cd4.jpg

15/07/2014 23:53 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

EL 'DAVID SALAS', MÚSICO, DE JUAN VERÓN Y ROBERTO MALO

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REPORTAJE

¿Quién es David Salas?

Literatura y música se funden: la novela El último concierto de David Salas de Roberto Malo cobra vida en el disco “A escondidas” compuesto por el músico Juan Verón

RAQUEL MARTÍNEZ. Maaszoom

David Salas se define a sí mismo como un golfo, un drogadicto –que no un yonki– y un pésimo cantante; obnubilado por las pastillas, la marihuana y el alcohol, vive en un mundo en el que lo más importante es conseguir una mujer con la que acostarse y, si puede ser,  un bolo con el que continuar su gira intermitente como cantautor.

Pero David Salas no volverá a tocar su guitarra ni a desafinar ante las féminas del público; porque David Salas no existe, al menos, no físicamente. Este oscense de gran desfachatez que admite estar todo el día “colocao” es fruto de la imaginación del escritor zaragozano Roberto Malo, quien dice haber “llevado la broma demasiado lejos” y dado voz a su personaje. El culpable de esto último ha sido el músico y compositor Juan Verón, que decidió aunar letras y acordes y grabar el disco de David Salas “A escondidas” a partir de los versos del poeta.

 

Esta idea se les antojaba una locura a Malo y Verón cuando se conocieron en el encuentro “Copa de letras” que se celebró el año pasado en Calatayud, de donde es originario este último. Pero ese “podrías hacer alguna canción” se convirtió en “he hecho una canción”. Es así como Roberto Malo le envió a Juan Verón la novela de la que tanto le había hablado, El último concierto de David Salas, y este quedó literalmente prendido de ella: “bebí del personaje”, recalca el músico.

En marzo se puso manos a la obra y para julio ya había compuesto otras cinco piezas con las que completar el disco de doce pistas del personaje ficticio. “Esto es muy raro, ya que de normal me cuesta mucho más tiempo componer”, señala Verón, aún sin creérselo. Además, esta vez, probaría nuevos estilos. En “A escondidas” hay de todo: rock, baladas, heavy, blues… de algunas de las canciones dice que son gamberras, “pero no horteras”; Roberto Malo también las describe como “bastante golfas, incorrectas”. Otra de las novedades que presenta su último disco ha sido contar tan solo con una voz cantante, en este caso, la de Juan Manuel Lassa Vergara. Los padres de David Salas querían que su creación tuviera un único timbre.

¿Su obra preferida? La que da nombre al disco. “Sería el single, –explica orgulloso su compositor– es muy divertida y tiene mucho ritmo, a mitad de canción se descubre el pastel, lo mejor es la primera vez que la escuchas, cuando aún no sabes de lo que está hablando”. Habrá que darle al Play para desentrañar el misterio.

Si Juan Verón afirma que “se lo ha pasado bomba” con el proyecto, Roberto Malo no se ha quedado atrás. El cuentacuentos asevera que ha sido una experiencia muy rompedora: “Que salga un disco de un libro ya es un poco insólito, pero crearlo expresamente para una novela es `un regalazo´”. Desde luego, el zaragozano ni se imaginaba que David Salas tendría su propio álbum cuando estaba escribiendo esas trescientas historietas que hilvanó “como un collar de cuentas”. “Se me ocurrió crear un personaje que fuera poeta-cantautor con el que cargar las tintas sobre los tópicos que hay sobre este gremio”, apunta el animador sociocultural.

De ahí viene la adición a las drogas, la perdición por las mujeres y el alter ego –en lo que a su aspecto físico se refiere– de David Salas. Pero aún hay más detrás de este protagonista: “Analizándome a mí mismo me he dado cuenta de que lo he creado por propia frustración. Yo no tengo oído musical, así que me curé en salud: creé lo que en otra vida me hubiera gustado ser”, confiesa Malo. Eso sí, matiza que las drogas, la golfería y el alcohol no van con él: “en ese aspecto no hay nada de mí en David Salas, soy una persona bastante sana, no soy un mujeriego”.  Por su parte, Juan Verón reconoce que “sí que hay bastante de Roberto Malo y de David Salas” en sus composiciones. Y es que no en vano fue la novela la inspiración del músico.

Tras el éxito de este original proyecto, que presentaron recientemente en Zaragoza y Calatayud, cada uno tiene sus propios planes de futuro. El músico Juan Verón, de momento, quiere descansar. No es así en el caso del cuentacuentos, quien lanzará en septiembre su séptimo libro infantil. Además, mientras que Verón dice que “las segundas partes nunca fueron buenas”, Roberto Malo deja la puerta abierta y afirma que no le importaría que se volviera a repetir la experiencia. Quién sabe si volveremos a oír hablar de David Salas.

 

17/07/2014 08:36 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

PABLO FERRER: DOS CUENTOS

 

EL PIROPERO ILUSTRADO
Por Pablo FERRER

 
A José Angel, la vida le había agarrado con guantes de esparto. Niñez tristona sin grandes tristezas, dos zapatos izquierdos para el fútbol, acné, confidente de las novias de sus amigos, halitosis crónica, vecino entusiasta (que no virtuoso) del violín, esposa agente del Cesid que un día le dijo que de Marta nada, que se llamaba Charo y que se iba...
El hombre se refugió en la lectura y la natura. Hizo suya una esquina del parque, a la vera de un amable sauce que, al tanto de todo, lloraba por los dos. Allí se convirtió de la noche a la mañana en el piropero ilustrado.
“Eres más linda que un boceto de Klimt a la luz de una vela votiva, oh Terpsícore del footing”. La chica no le oyó: iba en patines, flipada con una selección de rancheras y jotas en el iPod. José Angel esperó a la siguiente. “¿Me dices la hora? Quiero recordar el momento exacto en el que la Venus de Botticelli cobró vida ante mis ojos”. Al oír aquella línea, el sauce miró a su amigo con ternura. La Venus, entre asustada y divertida, le lanzó un beso.
Enseguida tuvo José Angel fans que adoraban su aproximación barroca al arte del requiebro. Aplaudían rabiosas al oírle decir “eres como un fraseo de guitarra de Reinhardt en una pradera de la Toscana, con la luz de tu rostro tamizada por el sol que atraviesa las ramas de los olivos”. Con los halagos llegó la vanidad y, por supuesto, el bloqueo creativo. Un horrendo piropo que involucraba al salmorejo, Mendelssohn y las endibias hizo estallar la crisis. Un día, en mitad de otro esfuerzo inútil, a José le dijeron bajito desde un arbusto: “eres más majo que un melón con jamón de Teruel”. La musa en cuestión, que no había leído a Sófocles, ni a Balzac, ni siquiera a Chesterton, le invitó a una horchata. Con tapa de altramuces.
José Angel pensó en silencio que Modigliani no había visto jamás un cuello tan bonito como el de aquella moza, le guiñó el ojo al sauce y aceptó. De fondo, una suave melodía de Barry Adamson ponía más lozanas a las rosas del parque.
 
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EL PIROPERO ILUSTRADO II
(José Ángel galanea a su moceta en las Murallas Romanas)
 
"Me dicen el piropero ilustrado, ¿sabes? Te diría mil cosas, lozana, mascarón de proa, rapazuela de ojitos de jade, sirena opalina, princesa ebúrnea, ¡moza recia! Bendito el día en que dejé atrás el Parque Grande para venirme a esta Roma murallera, cerquica de los juzgados. Estás contextualizada con los picapleitos y los guripas, moceta: presidiarios que van y vienen y tú, criminal, infartando a los paseantes. Que te veo y me pierdo. Enseguida me encuentro, porque lo tuyo es clase. No sé si tienes acento de la tierra, ni quiero saberlo: me da igual. No voy a embarullar nada esa imagen tuya, que ya es mía. Joyica, adoquín de caramelo, cariátide, armonía sedente, musa cuerda de orates sin hiel. ¿Que nunca te han dicho esas cosas? Lo sé. Yo me lo curro. Porque no las filtro, las tontadas. Cuando te vuelva a ver, tendré siete u ocho más: mañana, de camino al Mercado Central. Que después de verte siempre elijo bien las endivias, piedrica de río, lámina laminera de mis entretelas, que eres pintura y lienzo y pinceles. Mañana pues, y luego un moscatel de Ainzón a tu salud, por esos pares de cromosomas tan bien cruzaos, diantre. Que te haré una jotica y luego un soneto, y se los cantaré al barrio hasta que me echen un pozal a la cabeza. Qué gracia tienes, y qué baturro soy, y lo que te gusta. Acuérdate de tu doliente antes de dormir, como buen lucero que eres de mis sueños y mis despertares. Hasta mañana, morena".
-La primera foto la tomo de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-89c01c418ed0d4aa7471284de66fa8bf.jpg
la foto es de Charlene Bagcal.
-La segunda de aqui.

 

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-75b407854c71dc76f18762bfd4a9ba78.jpg

 

*La actriz es Sasha Grey que ha dejado el cine porno para hacer películas de cine convencional. Acaba de rodar con Nacho Vigalondo.

 

**Pablo Ferrer, crítico musical de Heraldo de Aragón y de Mondosonoro, entre otros medios, también escribe cuentos desde hace años. Aquí presentamos dos...

17/07/2014 12:04 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

UN POEMA DE VLADIMIR HOLAN

VLADIMIR HOLAN, UN POEMA; GERMAINE KRULL, UNA FOTO
Cerca de la mesilla de noche está uno de esos libros a los que siempre apetece volver. perderse, viajar, soñar, imaginar lo que un poeta como Vladimir Holan ha soñado. Se trata de ’La gruta de las palabras’ (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010), en traducción y edición de Clara Janés, que lo conoció, que lo visitó y que lo amó. De alguna manera su poesía, la lírica de Janés, está tocada por su presencia y su inspiración. Copio aquí, precisamente, un poema ’Hacia la poesía’, y ponto una foto de las más poéticas, soñadoras, quizá melancólicas que conozco, esta de Berthe Krull, de 1927, realizada por su propia hermana Germaine Krull, una gran fotógrafa.

HACIA LA POESÍA

No sabes de dónde viene este camino
que a ningún sitio te conduce.
Pero te importa poco, ya que estuvo hecho de hechizos,
mujeres, milagros y ansias de libertad.
Viste como si hubieran dado muerte a un caballo bajo un ángel
y el ángel continuara a pie; éste es el camino del olvido de sí mismo;
sólo después conociste el sufrimiento humano
y el de Dios que también va en busca de la felicidad,
Dios, ese amante no correspondido... 

*De ’La gruta de las palabras’. Vladimir Holan. Traducción de Clara Janés.

18/07/2014 14:16 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

RAMÓN GARCÍA MATEOS: 5 POEMAS

Ramón García Mateos es profesor, rapsoda y poeta. Y es un apasionado de la lírica popular castellana, de la obra de José Agustín Goytisoso y de un centón de cosas más vinculadas con la literatura y con la poesía. Ha publicado muchos libros, incluso de poesía infantil y juvenil. Hoy tiene la delicadeza y el cariño de enviarme un proyecto muy bonito. Poesía en diálogo con el amor, la memoria, la lírica popular, y con un fondo de paisajes aragoneses, aunque él reside desde hace muchos años en Tarragona.

 

LA RIBERA DEL JALÓN

Canciones del caminante

 

 

RAMÓN GARCÍA MATEOS


 

CRÉPÚSCULOS

 

 

Por los cerros de Ariza

el sol poniente

dibuja el horizonte

de grana y fiebre.

 

Por los altos de Ariza

en el ocaso

reverbera el silencio

cárdeno y manso.

 

Por los tesos de Ariza

vuela el milano

bajo un cielo de lirios

ensangrentados.

 

Por Ariza y sus lomas

con el crepúsculo

el tiempo se detiene

prístino y puro.

 *

QUEBRANDO EL VELO DEL ALBA

 

Apriesa cantan los gallos e quieren quebrar albores

[…]

Entre Fariza y Cetina Mío Cid iba a albergar

Cantar de Mio Cid

 

 

Temprano cantan los gallos

quebrando el velo del alba.

 

Y repican aún los ecos

del galope de Babieca

en redoble de herraduras

sobre el tambor de la tierra:

brillo y sangre en las espuelas

que hieren la madrugada

quebrando el velo del alba.

 

Por entre Ariza y Cetina

–la ribera del Jalón–

cabalga Rodrigo Díaz

llamado el Cid Campeador.

El crepúsculo es canción

que canta el rumor del agua

quebrando el velo del alba.

 

Destierro y muerte civil

del mejor de los vasallos

que no tuvo buen señor

sólo su espada y sus manos.

En el cantar de los gallos

aguza el Cid su Colada

quebrando el velo del alba.

 

Atrás dejaron Ariza,

dejaron Cetina atrás,

cuando el sol de amanecida

empieza a señorear.

Vuela un soberbio alcotán

sobre el Cid y sus mesnadas

quebrando el velo del alba.

 *

PREGÓN

 

 

Por las calles de Ariza

pasa el mielero

a voces pregonando:

miel de romero,

de espliego, de tomillo,

miel de romero,

la traigo de Pastrana

de donde vengo.

Salga a probarla,

verá que no le miento:

miel de la Alcarria.

*

ALBA DE LA ADÚLTERA

Ya cantan los gallos,
amor mío, y vete:
cata que amanece.

Del Cancionero Tradicional

 

En Medinaceli,

amor mío vete,

ya cantan los gallos:

mira que amanece.

 

Con la luz del alba

se selló la noche

guardián del secreto

de los mis amores.

 

Amores que cruzan

la sombra del tiempo:

besos y caricias,

pasión en silencio.

 

Silencio que oculta

furtivos amantes

desnudos, nocturnos:

fulgor de la carne.

 

Ya cantan los gallos,

cantan y amanece,

vuelve mi marido:

amor mío vete.

 


 

CON DON ANTONIO MACHADO Y SOBRE LOS ASUNTOS DEL SIGLO A LA ORILLA DE SORIA MIENTRAS SUENA UN TANGO DE DISCÉPOLO

 

 

Qué difícil es
cuando todo baja
no bajar también.

 

Cuesta abajo en mi rodada,

la vida va cuesta abajo;

el mundo es un cambalache

que junta chichas con nabos.

 

Más allá del siglo XX,

que me lo cuenten a mí,

el que no llora no mama

y el que no trinca es un gil.

 

Hoy, como ayer, da lo mismo
ser derecho que traidor.
Tanto vale ser un burro
como un sabio profesor.

Unos defienden su clase

–sus dones y sus prebendas–

negando que existen clases:

no hay izquierda ni hay derecha.

 

Impostura y ambición:
roba el rey y el potentado,

da lo mismo que sea obispo,
que banquero o diputado.

 

Y los demás, alienados

por el circo aunque sin pan,

se miran en ese espejo

y así las cosas nos van.

 

Qué difícil es
cuando todo baja
no bajar también.

 

Todas las fotos son de Jean Dieuzaide.

-La I. https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-273c1cb9974e489ea6025e4eee81b015.jpg

-La II: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-bca55358e668077fb666312ecd004cba.jpg

-La III. https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-570cb4066da303514fcd712a99517683.jpg

-La IV.https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-eb91f42ca0d9ab2fedc6921723fed309.jpg

 -La V. https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-5bf186bed6125bdadc177743b2bb7401.png

 

 

 

19/07/2014 11:54 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

FERNANDO LUCINI ESCRIBE DE 'LAS UVAS DULCES' DE MARÍA J. HERNÁNDEZ

[Fernando Lucini, uno de los grandes especialistas en canción de autor, escribe del nuevo disco de María José Hernández, ’Las uvas dulces’, basado en canciones y poemas de José Antonio Labordeta y a la vez repasa la trayectoria del cantautor fallecido en septiembre de 2010. He conservado el formato de su página...]

http://fernandolucini.blogspot.com.es/2014/07/las-uvas-dulces-de-maria-jose-hernandez.html

’LAS UVAS DULCES’ DE MARÍA JOSÉ HERNÁNDEZ:

UNA BELLA DECLARACIÓN DE AMOR

Y DE ADMIRACIÓN A JOSE ANTONIO LABORDETA

Maria José Hernández. (Fotografía de Juan Miguel Morales)
MARÍA JOSÉ HERNÁNDEZ, cantautora aragonesa, acaba de publicar su último disco titulado «LAS UVAS DULCES» en el que interpreta trece canciones de JOSÉ ANTONIO LABORDETA«Este disco –nos dice– no es un disco homenaje, ni un recopilatorio, es mi manera personal de manifestar el profundo respeto y admiración que siento por un hombre excepcional que supo como nadie ponerle voz a los sin voz, y estremecernos con cada una de sus palabras».

A este nuevo disco –nuevo e imprescindible– María José le ha puesto como título el nombre de uno de los poemas más hermosos de José Antonio. Quizá no es uno de sus poemas más conocidos; pero, sin lugar a duda, es uno de los que nos desvelan –con evidente claridad– su gran sensibilidad y su calidad literaria. El poema se titula –como el CD de María José– "Las uvas dulces" y curiosamente Labordeta lo musicalizó y cantó en dos de sus discos con distintos arreglos musicales: Primero en 1981, en el disco "Las cuatro estaciones", y, doce años más tarde, en "Canciones de amor" (1993). (También está incorporado en el doble CD "Canto a la libertad"(2010) en el que tuve el placer de participar).
Antes de continuar comentando esta joya musical que María José Hernández nos ha regalado, creo que puede ser interesante –como pórtico– recordar y recuperar el poema-canción "Las uvas dulces" en la voz de Labordeta. Podemos hacerlo a través del enlace de "goear" que aparece debajo de la siguiente fotografía.

van por el aire,
el otoño revienta
de parte a parte.
Y sobre el corazón
que lo contempla
nacen palomas blancas
¡qué alto vuelan!.

Palomas que son hojas
y pensamientos
que, a la vera del cielo,
se van muy lejos.
Lejos como las tardes
de aquel verano
que entre solanas altas
tomé tus manos.

Tus manos son ahora
como nostalgias
que las brumas de otoño
me traen a casa.
A mi casa, cobijo
de la esperanza
de verte en los cristales
de mis ventanas.

Ventanas que se abren
hacia el principio
de tu rostro ensoñado
por los caminos,
veredas y paisajes
donde ambos fuimos
bebiéndonos la vida
hasta el olvido».

"LAS UVAS DULCES", nuevo disco de MARIA JOSÉ HERNÁNDEZ, nos ofrece 13 canciones que también "van por el aire", y que son como "palomas blancas que vuelan sobre el corazón de quien las escucha" –¡qué alto vuelan!–. Un bellísimo disco del que me gustaría destacar, en primer lugar, que ha sido un trabajo de cuidadísima selección por parte de María José sobre la extensa obra cantada del José Antonio. 
 Soy testigo de que María José ha escudriñado, canción a canción, toda la obra del gran cantautor aragonés –maestro de cantautores– dándole vuelo y libertad a sus propias emociones y a su sensibilidad a la hora de ir seleccionando cuáles de esas canciones compondrían su nuevo disco. En ningún momento María José se ha sentido tentada a cantar lo fácil, lo más conocido de Labordeta –y quizá por eso lo más comercial–, ¡no!...; María José ha buscado en la canciones del "maestro" la belleza, la emoción, la grandeza humana, los latidos y los sentimientos de aquel hombre tan vital, tan tierno, tan bueno, tan comprometido, tan divertido y tan radicalmente honesto. Y así fue naciendo "Las uvas dulces".


El resultado de ese minucioso y apasionado trabajo de María José, sobre la obra deLabordeta, ha producido en "Las uvas dulces" un doble y feliz resultado que me gustaría también destacar.
Por una parte, nos encontramos ante un disco que es una auténtica fotografía sentimental y humana de José Antonio...: ¡Es él mismo en trece canciones!... ¡Completo!... Como era y como le amábamos  –y le seguimos amando–: el hombre solidario, el eterno buscador de la libertad, el caminante esperanzado, el inconformista radical contra la injusticia, y el gran amante, el cantor que ha creado unas de las más bellas canciones de amor que se han compuesto en nuestro país.
Permitidme que haga uno recorrido por las canciones que Maria José ha incorporado a su disco siguiendo el itinerario temporal en el que José Antonio las fue incorporando a los suyos. Es elocuentemente hermosa –yo diría que impecable– la selección queMaría José ha realizado. Veamos:
• "Rosa Rosae" y "Caminaremos" de "Cantes de la tierra adentro" (1976).
• "Abrí todas las puertas" de "Que no amanece por nada" (1978).
• "Quién te cerrará los ojos" de "Cantata para un país" (1979).
• "Qué queda de ti, qué queda de mí" de "Qué queda de ti, qué queda de mí" (1984).
• "Mar de amor" de "Aguantando el temporal" (1985).
• "Guárdate" de "Qué vamos a hacer" (1987).
• "Nieve en abril" y "Con tu voz" de "Trilce" (1989)
• "Devuélveme" y "Si fueses como la aurora" de "Canciones de amor" (1993)
• "No me digas ahora" de "Paisajes" (1997)
• "Nadie", último poema de José Antonio musicalizado por María José.

Por otra parte, es claro e incuestionable, que todo ese tiempo, toda esa atención, todo ese respeto y todo ese cariño puestos por Maria José sobre la obra de Labordetaantes de grabar el disco, se han traducido en unas versiones verdaderamente hemosísimas –apasionadas– y maravillosamente interpretadas. 
Nos encontramos ante un disco bellísimo en el que también han intervenido Gonzalo Lasheras en la producción y dirección musical, y un formidable equipo integrado porSergio Marqueta (piano), Daniel Escolano (contrabajo y violonchelo), Julio Calvo(guitarra eléctica y mandolina), Joaquín Pardinilla (guitarra acústica) y Gonzalo Lasheras (guirarra acústica y eléctrica, pandereta y shaker). Destacar también la colaboración en el diseño y la imagen de Marta L. Lázaro, Juan Miguel Morales, Beatriz Pitach y Javier Polo.
Y voy concluyendo este "cuegue". Voy a hacerlo utilizando las mismas palabras con las que pienso iniciar la presentación que hoy mismo voy a escribir de MARÍA JOSÉ HERNÁNDEZ para su "cancionero" –elaborado por José Luis Martínez– del que ya podemos disfrutar en ese maravilloso portal y diario digital de la música de autorllamado http://www.cancioneros.com/ que dirige mi buen amigo Xavier Pintanel:

«A María José hace tiempo que la conozco a través de sus discos y de sus canciones. Recuerdo que la primera persona que me habló de ella fue José Antonio Labordeta, me dijo, más o menos, «no pierdas ni de vista –ni, por supuesto, de oído– a esta chica; ya verás como canta y como compone»... Fue en 1997, cuando me dió su disco"Paisajes" en el que interpretaba, a dúo con María José, la canción "A veces te descubro".

«A veces te descubro
en el pequeño amanecer del viento,
en la frágil virtud de aquel objeto
o contra la temible impunidad del cielo:
A veces te descubro,
pero nunca te encuentro...
Si te encontrase un día
¿qué sería del mundo
y de mi vida?».

Recuerdo que aquella voz y su forma de cantar me impresionaron –¡hermosísimas!–. Poco tiempo después fue él mismo José Antonio quien me regaló el primer disco de Maria José"La línea del cielo", producido por Luis Delgado...».

 

20/07/2014 16:08 Antón Castro Enlace permanente. Músicos No hay comentarios. Comentar.

BUSUTIL O LA PASIÓN LÚCIDA

UNA LECTURA DE ’NOTICIAS DEL FRENTE’

 

Guillermo Busutil es granadino nacido en 1962, vive en Málaga y suele trabajar en Sevilla, es director de la revista ’Mercurio’, aunque colabora en La Opinión de Málaga tanto en reseñas de libros como con artículos de fondo y en otros medios, en radio y televisión. Es un periodista cultural, comprometido hasta el tuétano, y es un creador de ficciones. Su último libro, ’Vidas prometidas’ (Tropo, 2011), era una colección de relatos donde recomponía su agitada infancia y adolescencia: la pasión por el cine (en particular por ’El día de la ira’ con Lee Van Cleef y Giulianno Gemma), la pasión por Lorca, la atracción hacia los paisajes y la inmersión en la memoria. El editor Óscar Sipán dijo en Madrid que había dos autores a los que publicaba ciegamente, incluso sin leerlos, porque confiaba en ellos de manera absoluta: Carlos Castán y Guillermo Busutil.  

Por eso ’Noticias del frente’ aparece en el sello Tropo. Es muy distinto a ’Vidas prometidas’. Es un libro de denuncia y de vindicación, un libro contra la censura, de exaltación de la libertad y de la necesidad de un periodismo cada vez más libre, más auténtico. Se trata de un libro consciente que se escribió, domingo a domingo, con vocación de libro en la citada ’La Opinión de Málaga’. Tanta coherencia se veía en su trabajo que un día el director lo llamó y le dijo: “¿Me puedes decir que estás haciendo?”. “Un libro”, le dijo, y le dio algunos caracteres más, más de 6.000, más de 1.000 palabras. ’Noticias del frente’ tiene algo de catón de las buenas prácticas. Por ello dice que “el periodismo es hoy un combate, una batalla diaria”, que estamos en guerra. Guillermo Busutil, que reivindica a dos maestros como Albert Camus y Kapuscinski, pero también a Manuel Alcántara y a Manu Leguineche, parece tener claro otra definición de este viejo oficio: “El periodismo debe ser incómodo al poder”. Esta vena, desarrollada en múltiples detalles y anécdotas, es una de las columnas que sostienen este conjunto, organizado también cómo se organiza un periódico. Es un libro crítico sobre la España actual: es severo con la clase política que se ha abandonado a la irresponsabilidad y a la corrupción, denuncia a los bancos, denuncia el estado general del país. Por ejemplo se lee: “A plomo sigue oliendo el periodismo. Ya no viven Michael Herr ni Hunter S. Thompson, y ahora Saigón es Siria, Ucrania. También este país está perdiendo los frentes de la economía su clase media, el empleo digno, la dignidad, la política democrática, la ética de la justicia, la cultura contra el temor de los monosílabos. Ninguno de los maestros puede enviarnos sus crónicas de batallas, pero a diario conocemos un despacho de guerra”.


Guillermo Busutil también ilustra con imágenes la debacle. Por ejemplo se percata de que ya apenas suenan los despertadores como antes porque la gente no tiene trabajo. Todo le sirve para extraer una lección, para ofrecer una advertencia, para transmitir una decepción. Con todo, con la crudeza de las situaciones, el lector (y los jóvenes profesionales) siempre encontrarán un atisbo de esperanza. De ahí otra de sus frases felices: “El periodismo es el futuro del periodismo”. 

Guillermo Busutil es un maestro del estilo. Sus textos nacen de una voluntad artística: son elaborados, metódicos, parecen dispersos y que abarquen muchos asuntos y personajes, y poco a poco todo se va cerrando hacia un desenlace con unidad de efecto. Busutil es un periodista que piensa pero que jamás renuncia a la narración, a una concepción del artículo -en este caso mucho más extenso de lo habitual: Camba, Umbral, Alcántara, González-Ruano, Millás, etc., están en su cabeza- y es un prosista que mezcla lo coral con lo individual, el guiño hacia su padre (que siempre le decía que llevase los zapatos limpios) o el recuerdo de un amigo taxista. 

Le gustan los deportes -ha sido atleta y boxeador accidental y se percibe de algún modo-, le interesan maestros como Truman Capote, Cortázar o Borges. Le interesa la poesía y, muy especialmente, le apasiona la fotografía, a la que le dedica páginas, pequeños ensayos y algunos recuerdos. ‘Noticias del frente’ es uno de esos libros que están cargados de detonaciones, de lucidez, de denuncia y de compromiso constante con la belleza, la poesía y el tiempo que vivimos.

 

Noticias del frente. Guillermo Busutil. Tropo editores. Zaragoza, 2014. 240 páginas. [Este libro se presenta en diferentes ciudades españolas; en Zaragoza, se presentó en la librería Los Portadores de Sueños.]

20/07/2014 16:58 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

TRES DÍAS DE CINE CON ÁLEX ANGULO

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[Jorge Rodríguez Gascón trabajó con el fallecido Álex Angulo en el corto ’El hueco de Tristán Boj’ (2008), de Paula Ortiz, en 2005. Tras enterarse de su muerte, ha querido recordar aquellos tres días de rodaje, de afecto y de complicidad del actor nacido en Erandio en 1953.]

 

TRES DÍAS DE CINE CON ÁLEX ANGULO

Por Jorge RODRÍGUEZ GASCÓN

 

Mi afición por el cine no tiene mucho que ver con Álex Angulo. A los 12 años era un obseso de las películas del oeste y me sabía los diálogos de las grandes películas de John Ford. Estudiaba la ficha técnica de las películas y aún recuerdo el año de realización y el reparto de muchas de las obras del western. Solía vestirme de vaquero y tenía un colt 44 que acabé por romper en uno de mis tiroteos ficticios. Veía las películas de un modo enfermizo. Mi madre estuvo cerca de prohibirme ver Centauros del desierto cuando le recité los diálogos en gallego. Creo que fue en ese momento cuando decidí que quería ser actor como John Wayne o Henry Fonda.

Mi hermano mayor se movía en un entorno cinematográfico. Había escrito algunos cortometrajes y observaba con curiosidad mi obsesión por el cine. No sé si llegué a decirle que quería ser actor. En cualquier caso, se lo comentó a su amiga Paula Ortiz, que me dio la oportunidad de trabajar en dos cortos: El rostro de Ido y Fotos de familia. En el primero era un extra que daba toques al balón en una de las escenas y en el segundo era una especie de niño de la calle que cuidaba de su gato.

En mi tercera participación Paula Ortiz me dio un papel importante y la oportunidad de aprender de un actor veterano: Álex Angulo. Trabajamos en el Centro de Tecnologías Avanzadas, en un corto detallista en el que sucedían dos historias paralelas. La primera era una historia de amor entre marionetas, en la segunda el dueño de la tienda (Álex Angulo) le mostraba la realidad de la vida a un niño caprichoso que solo quería la avioneta más nueva.  

Recuerdo la llegada de Álex Angulo al centro. Para mí era lo más parecido a una estrella de cine que había visto. Llegó con una gorra y la barba sin recortar. Arrastraba una maleta por el suelo del plató y nos enseñó con ojos emocionados la foto de una niña oriental a la que acababa de apadrinar. Me saludó con un firme apretón de manos y una amplia sonrisa. Casi sin tiempo para presentarnos, fuimos a ensayar. Nos metimos en un aula amplia y en dos frases Angulo ya parecía llevar toda una vida como dueño de una tienda de marionetas. Cambió el tono de voz y no tardé en echarme a reír. Era divertido y sencillo, te miraba intensamente a través de unas gafas demasiado bajas.

Reconozco que durante unas horas sus palabras me imponían mucho respeto. Pero cuando empezamos a grabar me ayudó en todo lo que pudo. A su lado tuve la sensación de que nunca llegué a ser actor, pero su complicidad fue clave para no destrozar el corto. Le sorprendía mi afición por el western.

Me hablaba muy bien de los cortometrajes y me decía que el teatro es uno de los grandes barómetros para los actores. “Te encuentras solo en un escenario ante un público que en pocos segundos te muestra su opinión acerca de tu trabajo, no hay nada más real que eso”. Me decía que en la televisión estaba la pasta y que en el cine era el lugar en el que más te aproximabas al arte. Me hablaba con gratitud de Álex de la Iglesia y me decía que no debería limitar mis conocimientos cinematográficos al western. Cuando acabó el rodaje me dio la sensación de haber asistido a un curso de interpretación. Álex Angulo se despidió de mí con una sonrisa y un abrazo. Se marchó con la misma gorra con la que llegó, esta vez con la barba bien recortada y arrastrando una maleta aún más pesada.

En el estreno sentí cierta vergüenza de mi interpretación: no me gustaban mi voz ni mi aspecto ni mi entonación. Sentí también mucha admiración por Álex Angulo. En la pantalla me impresionaron sus gestos y su voz firme. Le agradecí a Paula Ortiz la oportunidad que me concedió. Pero quizá al ver a Ángulo ante las cámaras tuve la sensación de que yo no servía para el cine. Me alejé de ese mundo, y le perdí la pista a Álex Angulo.

 

Ayer estaba viendo Celebrity, de Woody Allen, uno de los directores que Angulo me recomendó, cuando mi padre me dio la mala noticia. Álex Angulo falleció en un accidente de tráfico en las cercanías de la localidad de Fuenmayor. Venía en dirección a Zaragoza, el lugar en el que coincidimos hace 7 años. No había vuelto a verlo. Pero siempre que le veía en pantalla intentaba imitar esa sonrisa con la que se había despedido de mí.  

 

*Esta foto es cortesía de Ignacio Estaregui. Álex Angulo estaba trabajando en ’Bendita calamidad’ con Gaiza Urresti, acababa de hacerlo con Ignacio Estaregui en ’Just&cia’, también lo ha hecho con Alejandro Cortés y había trabajado con Paula Ortiz en ’De tu ventana a la mía’. Le daba la réplica a Luisa Gavasa. Y la amaba en silencio.

VALERIA BERGALLI Y MINÚSCULA

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[La editorial Minúscula de Valeria Bergalli cumple quince años. Cuando cumplió cinco conversé con la editora en el Hemisferio, al lado de Cálamo. Recupero un pequeño texto que nació de aquel diálogo.]

Valeria Bergalli nació en Buenos Aires, residió en Italia y en Colonia, y se afincó en Barcelona, donde creó hace ahora una década la editorial Minúscula con el afán de publicar "libros que hagan compañía, de pequeño y cuidado formato, que puedan llevarse en el bolso o un bolsillo y que sean elegantes en el papel, en la tipografía o en las solapas; libros singulares, de autores que tienen una mirada especial sobre las cosas y el mundo".

El libro forma parte del universo de esta mujer políglota que descubrió, a los cinco años, la figura compleja de su abuelo materno, el pintor, dibujante e ilustrador Athos Cozzi, que le mostraba, en Buenos Aires, sus dibujos de cuentos de hadas o de Dumas, sus bocetos y acuarelas, y le decía: "Esto que aquí ves volverás a verlo, dentro de unos días, de otra manera". Esa manera era el libro, encuadernado, cosido, con sus letras y "con otra presencia: la del autor del texto. Me impresionó la edición ilustrada que hizo de 'La isla del tesoro' de Robert Louis Stevenson, que es un autor decisivo en mi vida. Es uno de mis autores favoritos, junto a figuras como Kafka, Anton Chejov o James Joyce, pero con el paso del tiempo lo que más me fascina de su obra son sus ensayos".

Aquella edición -"la conversión de un proyecto en materia, en un objeto fascinante"- la marcó mucho, como la marcarían los libros que alimentaron su formación como lectora. "Esa transformación de unos folios, de un disquete o de un pdf en libro me sigue pareciendo un deslumbramiento". El deseo de ser editora se iba cociendo a fuego lento porque "la lectura ha representado la mayor compañía de mi vida y las lenguas han representado para mí un desafío, un instrumento y un juguete".

Alemanes, singurales y raros

Durante su larga residencia en Colonia, Valeria descubrió a un puñado de autores cuya vida y cuya escritura fue interrumpida por la experiencia del nazismo o de complejas convulsiones sociales: Joseph Roth, Anemarie Schwarzenbach, por citar algunos nombres.

"A mí me ha preocupado ir creando un catálogo coherente con autores singulares que, además de su indudable calidad literaria y de la búsqueda de la excelencia, tengan una cierta marginalidad. Me gustan los raros de la literatura". Minúscula posee tres colecciones: Alexanderplatz rinde homenaje a la novela de Alfred Döblin, 'Berlín Alexanderplatz', pero también a la novela urbana y es una manera de "ir directo al corazón de una urbe que es el otro corazón de Europa. Uno es París y el otro es Berlín, una ciudad que se truncó con el nazismo. Era el ámbito de la filosofía, de la creación, abría ventanas a una Europa distinta. Ahora Berlín es una ciudad infinita, inagotable e indomable, es la ciudad de la creación y de los ámbitos de la libertad que atrae a los jóvenes".

La segunda colección es Paisajes narrados, de viajes, impresiones y relatos con un punto de vista original centrado en países, regiones o espacios imaginarios, como 'París Francia' de Gertrude Stein, 'Guía de Mongolia' de Basara, 'La tierra retirada' de la aragonesa Mercè Ibarz. Y Vuelta de hoja es la colección más reciente de libros que indagan en zonas polémicas o poco conocidas a través del ensayo o la autobiografía.

"Como editora me resulta difícil definirme, pero creo que hay algunos mojones o hitos en nuestras publicaciones como 'Verde agua' de Marisa Madieri, que plantea el exilio y la experiencia de frontera, un tema recurrente en nuestras colecciones", señala.

Valeria Bergalli cita otros títulos, en ralidad los citaría todos: 'La lengua del Tercer Reich' de Victor Klemperer, sobre la manipulación del lenguaje; 'El sexo y el espanto' de Pascal Quignard, “la mejor obra de no ficción de un gran narrador”; 'El mar no baña Nápoles' de Ana María Ortese, redactado con una "escritura histérica" que habla de la ciudad y que le obligó a la autora a salir corriendo de ella. "Y, para acabar -señala la editora- me gustaría subrayar 'El amor del adversario' de Hans Keylson, una novela espléndida que aborda la atracción irresistible de un personaje terrible como Hitler".

 

Minúscula. Editorial que cumple 10 años y lleva publicados unos 70 títulos. Se presentó hace unos días, con una gran fiesta, en la librería Cálamo de Francisco Goyanes. (Esta foto es José Miguel Marco).

23/07/2014 00:02 Antón Castro Enlace permanente. Editoriales No hay comentarios. Comentar.

EL COLECCIONISTA DE ADIOSES

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CUENTOS DE DOMINGO / Antón Castro

 

El coleccionista de adioses

 

Antonio Tabucchi es uno de mis escritores favoritos. Sobre todo por dos libros, ‘Dama de Porto Pim’, que sucede en las Azores con un fondo de amores tumultuosos y de ballenas, y ‘Sostiene Pereira’, donde cuenta la historia de un hombre viudo que habla a su mujer cada noche y malvive redactando necrológicas en un periódico. Pereira, al que encarnó Marcello Mastroianni, tenía algo perturbador: padecía la enfermedad portuguesa de la saudade y a la vez tenía algo de nihilista y absurdo; hace pensar en Bartleby, el personaje que imaginó Melville que anticipa a Kafka. Conozco a alguna gente que lo primero que hace es leer las esquelas, fijarse en la eufonía de los nombres y en la edad. Y no solo eso, pueden hacer chistes o juegos de palabras con los apellidos del finado. En Pedrola, o quizá sea en Torres de Berrellén o Sobradiel, no me quedó claro, vive un coleccionista de necrológicas, que no un escribidor. Compra dos o tres diarios, especialmente cuando se produce una defunción. El domingo finaba Lorin Maazel, uno de los grandes directores de orquesta de la historia; él anotó en su cuaderno de defunciones que también había dicho, como Zubin Metha, Baremboim o Teresa Berganza, que el Auditorio de Zaragoza posee la mejor sonoridad del mundo. Al día siguiente moría la escritora Nadine Gordimer, Premio Nobelde 1991: publicada y querida en España; sus libros, valientes e intensos, defienden la libertad, la tolerancia y la convivencia en Sudáfrica. Mandela pedía que se los llevaran a la cárcel. También falleció Johnny Winter, el ‘bluesman’ albino que recogió el legado de Jimi Hendrix, en cierto modo, y grabó discos espléndidos: de versiones y originales, con energía y un sonido desgarrador y apasionado. Se fue Alice Coachman Davis, la primera mujer negra que logró una medalla de oro olímpica. Saltó 1.68 de altura, en Londres-1948. Le hicieron un gran homenaje en Albany, aunque los blancos y los negros estaban separados. Han matado a medio centenar de niños inocentes en Gaza. El coleccionista de necrológicas también había puesto en su agenda granate: “Adiós al Real Zaragoza”. Ha tachado y, con tinta roja, ha escrito: “Hay esperanza”.

 

23/07/2014 00:04 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

MINGOTE O EL HUMOR LIBRE

[Con este texto inaguraba el pasado domingo la serie 'A pleno sol' en 'Heraldo de Aragón, a propósito del libro 'Mingote reservado' que publica Edad, con edición de Isabel Vigiola, viuda del artista, y del periodista Antonio Astorga.]

 

A PLENO SOL. Aparece un libro del ilustrador y dibujante aragonés que recoge diarios, apuntes, bocetos, cartas y dibujos inéditos, censurados y prohibidos. El artista, además, recuerda sus años en Aragón.

 

Mingote

El arte de hacer el humor libre

 

Antonio Mingote fue, según dijo Paco Umbral, «el Picasso de los periódicos». Desde su ingreso en ‘ABC’ en 1953, hasta su muerte en 2012, publicó 25.000 dibujos. Realizó muchos más, para la revista ‘Blanco y negro’, para ‘La Codorniz’, en la que ingresó en 1941 cuando la dirigía Tono y permaneció con la llegada de Álvaro de la Iglesia, y en muchas otras publicaciones, sin contar sus libros o proyectos que hizo para ilustrar a Cervantes o la trilogía que firmó con José Manuel Sánchez Ron.

Mingote fue, ante todo, un trabajador incansable que pertenecía al gremio de los «trabaja idiota, no pares», tal como solía decir. En el fondo, pintar, dibujar e ilustrar eran su pasión. Solo una vez estuvo con Franco y el dictador le dijo que no acertaba a entender cómo tenía tantas ocurrencias todos los días. Muchas de sus sugerencias tenían efecto inmediato en los consejos de ministros. Franco, siguiendo la tira, conminaba a que se acelerase la construcción de los Nuevos Ministerios.

        No todo lo que dibujó, pintó y abocetó Antonio Mingote (Sitges, 1919-Madrid, 2012) se publicó, como se ve en el libro ‘Mingote reservado. El taller desconocido de un genio’ (Edaf, 2014), que han preparado su viuda Isabel Vigiola y el periodista Antonio Astorga, que conversó con él y le grabó en su estudio y captó su afán de «explicar el mundo». El volumen es un recorrido por los «apuntes, bocetos, inéditos, censurados y prohibidos». Hay muchos materiales secretos: los cuadernos que llevó durante los tres años de Guerra Civil, algunos diarios con dibujos de la posguerra, cuentos inéditos ilustrados, muchos bocetos, una carta conmovedora de su madre. Y, por supuesto, hay una importante sección de dibujos y viñetas censurados: los editores reproducen el original, a veces con la cruz roja que le ha puesto el censor o la dirección (a veces se agrega: «En consulta») e incorporan la carta de censura. Dedica una viñeta a los procuradores, donde se lee: «Y tenemos que remediar importantes omisiones. Por ejemplo, hasta ahora no hemos hablado ni una sola vez de la batalla de las Navas de Tolosa». La carta de negativa dice: «Madrid, 3 de diciembre de 1968. “Imposible. Veto máximo. Vivamente lo siento. (...) La Dirección entiende que no es oportuno publicarlo. Un cordial abrazo. Pedro de Lorenzo, director adjunto de ABC”». La censura afectaba a todo: a la religión, a la sociedad, al cine. Dos mujeres conversan y dicen: «A mí me gusta ver las películas extranjeras para darme cuenta de lo decentes que somos en España». Entres sus bocetos hay muchas mujeres desnudas: una vieja debilidad gráfica, que se repite en el apartado ‘Dibujos y apuntes’, en el que hay cuidados retratos, un autorretrato con modelo en cueros que se transforma en árbol sinuoso en el lienzo, y diversas sirenas.

         A lo largo del libro, se recuperan textos inéditos, entrevistas, pregones, álbumes fotográficos con voluntad cronológica. Así, el lector viaja por la biografía de Mingote y conoce mejor sus vínculos aragoneses. Mingote solía decir que «la amistad es la mayor riqueza del hombre». Quiso mucho a los escritores Ildefonso-Manuel Gil y Carlos Clarimón y al galerista Tomás Seral, tenía inmejorables recuerdos del guionista riojano Rafael Azcona. Su infancia en Daroca, su estancia en Calatayud y sus años de adolescencia y de primera juventud en Teruel y luego Zaragoza. A través de  la figura de su padre, «un romántico, un darocense», Ángel Mingote («Mi padre fue un músico bondadoso pero malhumorado», dice), recuerda el paraíso perdido de Daroca, donde se hizo su primera cicatriz: «El colegio estaba enclavado en dicha parte de la muralla. Forma parte de ella. Por eso lo recuerdo tan vivamente y no se borra de mi imaginación. Para mí, el castillo era de fantasía, de leyenda». Hacía teatros de cartón, dibujaba «decoraciones» y, con su hermana Mercedes, «también dibujaba películas en rollos de papel, que luego pasaba por una ventana que había construido con una caja de zapatos».

Dice que apenas tenía recuerdos bilbilitanos, pero sí muchos de Teruel. Empezó un pregón fiestas de Teruel de 1985 así: «Érase un Teruel antiguo y prodigioso. Era tan prodigioso que el cine, que era mudo, se puso a hablar como es lógico de pronto y, lo que es más sorprendente, a cantar. Una ciudad maravillosa». No fue buen estudiante, se enamoró del baile y de algunas muchachas, con las que se hacían manitas, y con el pintor turolense Ángel Novella alimentó un sueño: «Yo quería ser pintor de los buenos». Con 17 se va al frente, se hizo militar y alcanzó el grado de capitán. Un día decidió dejarlo todo por el dibujo y el humor. Resume: « Soy un hombre de suerte. Voy a la guerra y sobrevivo, vengo a Madrid y triunfo».

 

CORTE

EL ANECDOTARIO

 

Caricatura y realidad. “Es claro que no se puede hacer caricatura de lo que no existe. Sin embargo, los dibujantes españoles somos proclives al surrealismo que fue durante mucho tiempo -toda la primera época de 'La Codorniz'- la única posibilidad para el humor. Ahora, todavía el sobreentendido, la insinuación, la elipsis, la reticencia son condicionamientos obligados en la aproximación a la realidad”.

 

El humor. “Lo mío creo que no es vocación, ni carrera, ni oficio; simplemente tengo humor. El chiste da para comer. Lo que pasa es que yo tengo un oficio que, en este país, es como ser torero en Suecia. Es decir, que caes simpático, pero no te dejan torear (…) El humor sale de pronto. Uno no lo tiene, ni puede decidirlo por sí mismo. Es ajeno a la voluntad, pero surge haga lo que haga. Según Camón Aznar, hay un humor aragonés que es vivo, permanentemente vivo y actual. Congénito a la tierra y empieza, y se apoya en un espíritu crítico exacerbado, agudo y directo”.

El amigo borde. “Yo ya sabía que tú no eras gracioso -me dijo mi amigo sinceramente apenado-. Pero no comprendo ese interés tuyo en que se entere el resto de los españoles”.

 

*La foto, reproducida en el libro, la tomo de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-b38c846a4f42a1d2c3fc6a19aea3ccde.jpg

 

 

23/07/2014 00:09 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

PASEO DE CUENTO A MEDIANOCHE

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A PLENO SOL / 3. Nacho Arantegui es un artista que se preocupa por los bosques de ribera. Solo o con el equipo Trarutan organiza veladas con esculturas e instalaciones y una atmósfera de fábula como la que se cuenta aquí.

 

 

El paseo de medianoche

por una chopera de cuento

 

Torres de Berrellén está en fiestas. Es viernes, 18 de julio. Un viento caliente sacude las terrazas y enciende una música obstinada en el corazón de la chopera que se alza a orillas del Ebro, a escasos kilómetros de la población. El artista zaragozano Nacho Arantegui, un creador y divulgador de arte medioambiental, confiesa que cuando era niño venía, con otros compañeros de Casetas, a este lugar mágico de la ribera. Entonces exploraban el espacio, lo recorrían, jugaban y, casi sin querer, empezaban a familiarizarse con el canto de los pájaros, con las pavorosas sombras y esos tallos que crecen y crecen y “se alargan hacia el cielo como catedrales, como auténticas catedrales góticas”, dice.

Esta noche de misterio y de sonidos, Arantegui ha invitado a catorce personas a conocer su proyecto ‘La fantasía de los árboles’: un paseo sosegado por este soto ideal donde ha ido colocando esculturas, refugios, raíces o piezas de ‘land art’. Son casi las once y arriba, en un cielo que se entrevé ceniciento y claro, lucen pequeñas estrellas. Un instante antes de presentar su trabajo, dice Nacho: “El bosque ha sido generoso con nosotros. Nos ha revelado sus secretos y nosotros hemos creado un itinerario y le devolvemos sus enigmas”.

        La atmósfera es de cuento. De los hermanos Grimm o de las fantasías de E. T. A. Hoffmann. Quizá haya fantasmas al acecho (“en un lugar así siempre los hay y, a menudo, se suman a los que nosotros llevamos dentro”); en las ramas se esconden los autillos y quizá los ruiseñores, y entre los matorrales, sin ánimo de salir, se ocultan los zorros y una hembra de jabalí que está criando. La primera parada se llama ‘El nido’. El soto está bellamente iluminado. Hay un camino circular que recorre su imprecisa circunferencia y un sendero central, dibujado por diversas luminarias. Podría ser la noche de los fuegos fatuos o de la Santa Compaña. El artista colabora con el colectivo Trarutan, de Arte, Naturaleza y Aventura. Y a todo el grupo, sentado en pequeños troncos, le recuerda que el bosque tiene un tiempo distinto, un ritmo de contemplación y de silencio. Ante el nido, de dos metros de diámetro, cuenta que ha sido construido con ramas y con el algodón que van soltando los chopos hembra. Arantegui es un fotógrafo de las estaciones, un escultor y un amanuense que cree en el poder de las instalaciones en el paisaje.

De ahí se va a la segunda parada por un lugar intrincado, lleno de ramas. Casi un laberinto o una emboscada. Los visitantes, con linternas, se abren paso hasta un abrigo romántico, protegido por lianas y guirnaldas y por la amabilidad creciente de la noche. Se sientan. Desde el fondo de la oscuridad irrumpe una voz que ensaya diversos sonidos, un monólogo gutural, canciones ininteligibles. Al final, el actor-rapsoda se acerca y ensaya un cuento ante el chopo centenario, grueso y arrugado: recuerda que cerca de allí está el río Ebro y que todas las noches un anacoreta sale a pescar en su barca; una noche pesca a un gran pez y cuando le va a quitar el anzuelo, el pez, como si fuese el rodaballo de los cuentos (al que Günter Grass glosó en su novela ‘El rodaballo’), le habla. García Lorca, en su ‘Romance sonámbulo’, dice: “Grandes estrellas de escarcha / viene con el pez de sombra / que abre el camino del alba”.  La noche se ha llenado más que nunca de hechizos.

        La tercera aventura permite descubrir la senda central. A la izquierda del camino se ven unas figuras estilizadas, como esculturas de Alexander Calder, Pablo Serrano o Alberto Carneiro: tienen su propia armonía en el espacio. La chopera ha sido regada por la mañana y el suelo está encharcado. Nacho Arantegui señala que pronto se verá el color levemente anaranjado que adquiere y recuerda que la plantación de las choperas se ha hecho en forma reticular. ‘Los guardianes del bosque’ resultan inquietantes: quizá formen parte de una danza macabra con su ojo de vidrio. Se regresa al camino, Arantegui y su equipo –que graban todo cuanto sucede- piden a los visitantes que miren. De repente, sale un hombre o un espectro envuelto en un chisporroteo de centellas y se pone a bailar. Es como la danza del fuego. Había fantasmas y ya han salido.

Hay más estaciones de paso o refugios. Por ejemplo, el artista muestra el ‘Árbol-Templo’, que se ha construido con un tronco herido o enfermo en cuyo interior habían morado los pájaros. Solicita a los visitantes que abracen los árboles y apliquen el oído a la corteza. Es una sensación gozosa. Parece que cada chopo tiene distintos sonidos en su interior y que la tierra tiembla. Más adelante hay una suerte de esqueleto arcaico de ballena varada que han hecho con un árbol que arrastraba el río y con muchos hilos. La última estación de esta velada es una suerte de caverna que las ramas han construido en medio de la espesura. “Es un recinto espontáneo, pero con muchas posibilidades: acogedor, mágico, idóneo para oír la música de la calma”, dice Nacho Arantegui. Algunos pegaron la oreja a la tierra, otros soñaron, otros creyeron estar en un mundo fuera del mundo, mecidos por una suave percusión. Hacia la una y media, concluyó la velada. El Ebro decía palabras intraducibles a una pradera sombría y a la luna desmigajada.  

 

EL ANECDOTARIO

 

El bosque desconocido. El alcalde de Sobradiel participa en esta expedición. Cuenta entre parada y parada: “Recuerdo que un día, hace ya varios años, apareció Nacho con su aspecto de hippie por el ayuntamiento. Venía a contarme un proyecto de arte y ecología. Me pareció raro, extravagante. No sabría cómo decirlo. De repente, me enseñó unas fotos de la chopera de Sobradiel, de un trabajo universitario que había hecho, y me quedé sorprendido. Eran mis bosques, los conocía como la palma de la mano, pero yo nunca los había visto así, tan bellos y evocadores. Parecían otros. Así me ganó Nacho. Me contó su apuesta. Creo que su trabajo no está reconocido. Es increíble y aquí se está viendo”.

 

Doce años. Cada doce años se cortan los chopos y se vuelven a plantar. “Los chopos tienen unos doce años de vida, explica el artista, y para los pequeños ayuntamientos son centros de vida, de futuro, pero también suponen muchos gastos. No es fácil que alguien que se dedica a la política le vea rentabilidad a algo que se alarga tanto en el tiempo. Tres períodos políticos”, dice Nacho Arantegui. El artista y el equipo de Trarutan, Arte, Naturaleza y Aventura, han empezado en Torres de Berrellén y en Sobradiel, y ya preparan proyectos específicos con los niños. Les ofrecen bosques de fábula y una invitación a desarrollar la imaginación en medio del paisaje.

 

*La fotografía es de Nacho Arantegui.

23/07/2014 00:12 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

EDMOND JABÈS EN TROTTA

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TROTTA PUBLICA EL VOLUMEN PÓSTUMO DE EDMOND JABÈS,

'EL LIBRO DE LA HOSPITALIDAD'

 

"De ti, me despido, pero viviré de tu lectura. / Inconmensurable es la hospitalidad del libro". El sello Trotta publica ‘El libro de la hospitalidad’ de Edmond Jabès (El Cairo, 1912-París, 1991), autor de uno de los grandes libres de aforismos y poesía, como ‘El libro de las preguntas’. ‘El libro de la hospitalidad’ es un libro póstumo: apareció poco después de su muerte en 1991. Los textos que aquí se recogen pueden verse en el blog de Trotta.

La poesía de Edmond Jabès es escritura de escrituras, memoria insoslayable de la cultura y la letra, es decir, revisión obligada de la historia, relectura eterna de la memoria y cuestionamiento perenne de la identidad, de la equivalencia o la univocidad. Por eso la poética de Jabès enarbola uno de los más extraordinarios cantos de la diferencia en la poesía occidental contemporánea. Atravesada por el judaísmo y la existencia de los campos de exterminio, esta obra jabesiana recoge un texto póstumo repleto de emoción, de compromiso y de belleza: El libro de la hospitalidad, recientemente publicado por Editorial Trotta y del que ofrecemos a continuación algunos fragmentos. 

 

 

La espera en el umbral

Escribir, ahora, únicamente para dejar constancia de que un día dejé de existir; de que todo, encima y alrededor de mí, se volvió azul, inmensa extensión vacía para el vuelo del águila cuyas poderosas alas, con su batir, repiten hasta el infinito los gestos del adiós del mundo.

Sí, únicamente para confirmar que dejé de existir el día en que el ave rapaz ocupó solo el espacio de mi vida y del libro, para erigirse en dueño y señor, y devorar aquello que, una vez más, intentaba, en mí, nacer, y que yo trataba de expresar.

 

El desierto como lugar y la hospitalidad como criterio

«El desierto es mi lugar ―decía―. Y ese lugar es un puñado de arena».

Y añadía: «Dobles, como las Tablas de la Ley, son mis palmas y diez, como mis dedos, los caminos de mi raza».

El interior de la piedra está escrito.

Desde siempre y para siempre legible.

Variable espacio de la hospitalidad.

Duelo y, de repente, renacimiento.

«Te bendigo, oh mi huésped, mi invitado ―dijo el santo rabino―, porque tu nombre es: Aquel que camina.

»El camino está en tu nombre.

»La hospitalidad es cruce de caminos».

 

La hospitalidad de la lengua

¿Cambian las palabras cuando cambian de boca?

―¿A qué vienes a mi país?

―De entre todos los países, el tuyo es el que más me gusta.

―Que te guste mi patria no justifica tu presencia permanente entre nosotros.

―¿Qué me reprochas?

―Extranjero, tú, para mí, siempre serás un extranjero. Tu sitio está en tu país, no aquí.

―Tu país es el de mi lengua.

―Detrás de la lengua, hay un pueblo, una nación. ¿Cuál es tu nacionalidad?

―Hoy, la tuya.

―Un país es, antes que nada, una tierra.

―Esa tierra también está en mis palabras. Pero lo confieso, no es la mía.

―Por fin lo reconoces.

―En realidad, no tengo tierra. He hecho, del libro, mi lugar. Y tú lo sabes.

 

Una llamada desesperada

Esto es lo que soñé. Buscaba un folio. Me obsesionaba una frase y quería apuntarla. Escribía, aunque no tenía papel. Sufría por no escribir y escribía ese sufrimiento.

¿Acerca de qué escribía? No sabría decirlo. Escribía que no sabía acerca de qué escribía. Escribía incluso que no sabía si escribía.

«Crees que escribes ―me dijo un visitante que me observaba, desde hacía algún tiempo, sin que yo me diese cuenta―. Tú ya has escrito todo, y todo lo has olvidado».

Sin duda, se trata de eso, pensaba yo. Escribo sobre el olvido o, más bien, escribo sobre el olvido y, a medida que lo escribo, olvido lo que escribo.

¿Quién leerá lo que no se puede leer? Leo para cada lector ingratamente frustrado. Leo para todos.

Y mi lectura es una llamada desesperada.

 

La hospitalidad del libro

Recapitulemos.

No tanto para vosotros como para mí mismo.

He apoyado, desde siempre, la pregunta y me he dejado llevar por el libro.

Me he enfrentado a la semejanza y he asumido la subversión.

Me he dedicado a delimitar lo real y lo irreal; la ausencia y la presencia; la vida y la muerte, la palabra y el silencio.

He extendido el diálogo y he definido qué es compartir. He hecho balance.

De ti, me despido, pero viviré de tu lectura.

Inconmensurable es la hospitalidad del libro.

 

 

 

23/07/2014 10:36 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

PEDRO BOSQUED: UN CUENTO

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PEDRO BOSQUED: UN RELATO CON 'LA GIOCONDA' AL FONDO

 
[Me escribe Pedro Bosqued, escritor, farmacéutico y zaragocista, le pido un texto y me manda este con una buena noticia: "Te mando un pequeño texto que formará parte de un libro de cuadros y microrrelatos que el grupo Calamita sacará el próximo otoño, con prólogo de Javier Sebastián". 

 

Por Pedro BOSQUED
Güelfos y Gubelinos. Épica. Giocondas y anacondas. Drama. Hogares y humedades. Lírica. Jacobinos y partisanos. Novela. Austrohúngaros y moldavos. Ensayo. Imperiales y troskistas. Poesía. Soviets y nazis. Cuentos. Monárquicos y republicanos. Microrrelatos.
Todos me habéis mirado, todos os habéis sentido insustituibles. Miradme bien porque cuando ya no estéis, yo seguiré mirando. Belleza.

23/07/2014 12:14 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

EL CORAZÓN DE ORO DE BARTALI

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A PLENO SOL. 4 El ciclista italiano, de cuyo nacimiento se cumplen cien años, ganó dos Tours y dos Giros y fue el enconado rival de Coppi. Era huraño, conservador, muy creyente, pero escondía algunos secretos: jugándose el tipo, participó en una red de la resistencia al fascismo y al nazismo y salvó a 800 judíos.

 

El corazón de oro de Bartali

 

 

Julio es el mes del Tour. Parece que no va a ser 2014 el mejor año del ciclismo español en la ruta francesa, pero sí es un año muy especial, como se encargó de recordar Vincenzo Nibali hace unos días. El 18 de julio se cumplían cien años del nacimiento de uno de sus grandes héroes: Gino Bartali (1914-2000), que ganó la prueba en 1938 y 1948, y pugnó por el maillot amarillo en varias ocasiones más, en lucha feroz con Louison Bobet, que conquistó tres veces la ronda, con Hugo Koblet, que la ganó una, o con su gran rival y compatriota Fausto Coppi, que triunfó en 1949 y 1952, dos años magníficos para él porque también conquistó el Giro.

Si Coppi era conocido, por su elegancia y su talento, como La garza real, Bartali, de correr más agónico, puro tesón y ataques constantes, fue apodado El monje e incluso El monje volador, debido a un terrible accidente que sufrió en el Col de Laffrey en el Tour de 1937; chocó con un compañero, Rossi, en un puente de madera y voló peligrosamente por los aires. Hasta entonces había hecho una espléndida prueba: llevaba el maillot amarillo.

Gino Bartali fue un corredor de misteriosa personalidad. Arisco, descontento casi siempre, enojadizo; era conservador y muy creyente, lo cual también le acarreó otro mote, El piadoso, y algunos equívocos que nunca quiso desmentir. Se dedicó al ciclismo casi por casualidad: había nacido en el seno de una familia de campesinos de la Toscana, oficio que no debía satisfacerlo. Su padre le consiguió un empleo en un taller de bicicletas. Era tan voluntarioso que el dueño le regaló una bicicleta.

Ahí empezó todo. En 1936 y en 1937 conquistó el Giro de Italia. Por sus convicciones, decían que era el ciclista de Mussolini, que se sentía próximo al fascismo. El propio Duce se sintió más afín a él cuando logró ganar el Tour en 1938 con 24 años. En el Giro de 1939, tal como se cuenta en el libro ‘Ciclistas’ (Edumat, 2007), escrito por varios autores, ya dio muestras de un actitud muy caballerosa y solidaria. Peleaba por la carrera con Giovanni Valetti, ‘el Rojo’, campeón del año anterior y simpatizante de los comunistas; este se escapó y fue atrapado por “unos milicianos fascistas, vestidos de negro y con casco”, que “quisieron lincharle”, y fue Bartali quien se opuso. Quería una carrera limpia: Valetti venció de nuevo. Y dos años más tarde, Bartali removió medio mundo para que lo liberasen de la cárcel “adonde sus ideas políticas lo habían llevado”. Lo más curioso es que no lo reveló jamás. Lo hizo el propio Valetti, años después, cuando era un famoso sindicalista de la izquierda.

Gino Bartali siempre maldijo la II Guerra Mundial: diría que había acabado con los mejores años de su vida deportiva. Pero fue en ese periodo, en concreto entre 1943 y 1944, cuando se comportó como un héroe de la resistencia al fascismo y al nazismo. Participó en una red de apoyo al pueblo judío que coordinaba el antifascista Giorgio Nissim, que contó con la colaboración de numerosos sacerdotes y obispos. Bartali trasladaba con su bicicleta fotografías, documentos y pasaportes falsos que habían elaborado las imprentas clandestinas para salvar a los judíos italianos de los campos de exterminio. Llevaba los papeles en los tubulares y en el manillar. Solía ir equipado con un chándal con su nombre en letras bien grandes. Algunas veces lo detuvieron los soldados italianos y los alemanes, e incluso la policía secreta de Florencia. Bartali siempre les respondía que algún día acabaría la guerra y él debería seguir compitiendo. Era un deportista. Por lo regular, la gente lo vitoreaba. Corría tanto por montañas y por el llano que parecía que estaba intentando superar el récord de la hora. De esto nunca se supo nada en vida de Bartali, que falleció en el año 2000. Tres años después, los descendientes de Giorgio Nissim (1908-1976) encontraron entre sus papeles un diario donde se explicaba la red y se contabilizan 800 judíos salvados por el ciclista. Según algunas fuentes, más de 6.500 judíos italianos murieron en el Holocausto

Cuando finalizó la II Guerra Mundial, poco a poco regresaron las competiciones. Y entonces a Bartali le salió un gran rival, con el que ya había tenido sus más y sus menos en 1940: Fausto Coppi. Italia se dividió entre los seguidores de uno y del otro, y hubo muchos momentos épicos. Encarnaban la vieja y la nueva Italia, la derecha y la izquierda. Bartali, cinco años mayor, siguió demostrando su casta de campeón: el momento más decisivo fue el Tour de 1948. Aquel año no participó Coppi y Bartali había empezado con muy mal pie. A las primeras de cambio ya estaba muy alejado de la cabeza. En apariencia, no tenía ninguna posibilidad. Italia vivía una situación convulsa que se agravó con el atentado, por paramilitares fascistas, al líder comunista Palmiro Togliatti (1893-1964). Un día, en plena competición, Gino Bartali recibió la llamada del presidente Alcide de Gasperi; le dijo que había un clima de guerra civil y que sus compatriotas necesitaban algo muy grande: una victoria suya en el Tour.

El tesón, la terquedad, la fuerza y el heroísmo de Bartali lograron lo improbable: ganó en la decimotercera etapa y se hizo con el liderato de Louison Bobet en la siguiente. Y se coronó campeón, justo una década después de su primer triunfo. Bartali le pidió a Gasperi estar exento algún tiempo de pagar impuestos. Así lo hizo. El joven Giulio Andreotti le dijo que eso era imposible. El gladiador Gino Bartali –ambición, rabia y puro corazón-se retiró en 1954 a los 40 años.

 

EL ANECDOTARIO

 

Buzzati y Homero. Dino Buzzati (1906-1972) es un formidable cuentista. Su novela ‘El desierto de los tártaros’ figura entre las favoritas de Borges. En 1949, ‘Correre della Sera’ le encargó que hiciera la crónica del Giro de ese año que ganó Fausto Coppi y que fue el principio del fin de Gino Bartali (solo ganaría la Mila-San Remo de 1950), que peleó y peleó como siempre, sucio de barro, incansable, y sucumbió ante el nuevo campeón. Las crónicas proponen un retrato homérico de los dos héroes que luchan en “una prueba ciclista tan tremenda” y han sido recogidas en un libro: ‘El Giro de Italia’ (Gallo Nero. Traducción de David Paradela, 2014): “Bartali –aun siendo arisco y esquivo, aun sin ser consciente de ello- lleva en sí, como Héctor, el drama del hombre vencido por los dioses”, dice Buzzati.

1952. En el Tour de Francia, que ganaría Coppi, se produjo una de las anécdotas más curiosas de la rivalidad de los dos campeones. Coppi va delante y Bartali, detrás, en la ascensión al Galibier. Uno de ellos le pasó el bidón del agua al otro. ¿Quién se la pasó a quién? Bartali, que era huraño pero no presumido, dijo que se la había cedido él porque “Coppi iba reventado y no hubiera llegado a la meta”.

 

 

24/07/2014 20:02 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

ÁNGEL PETISME HOY EN VERUELA

[Esta tarde, a las 20.00, en el monasterio de Veruela, dentro del Festival Internacional de Poesía Moncayo, Ángel Petisme ofrecerá un concierto con su último álbum, ’El ministerio de la felicidad’. Recupero aquí una entrevista global sobre su carrera que se publicó, íntegra en ’Rolde’ y fragmentada en ’Heraldo’. Sirve para conocer mejor también al poeta. Y aquí dice que hay canciones que le gustan mucho como ’Una vela en la oscuridad’, dedicada a Félix Romeo.]

“Me gusta probarlo todo, conocer para amar, perder para cantar”

“Sólo hay felicidad en la sencillez y la alegría”

“El humor nos salva de la oscuridad”

 

SUMARIO:

“La música me ha permitido viajar y pisar Asia, África, América, conocer gente increíble, llenarme de la vida de otros en situaciones límite”

 

Antón CASTRO

Ángel Petisme (Calatayud, Zaragoza, 1961) es un artista especial: intérprete, compositor, poeta. Y un aragonés del mundo y un cosmopolita de Aragón, con parada y fonda en la región imaginaria de Bílbilis. Ha publicado más de una docena de álbumes, algunos tan destacados como ‘Turistas en el paraíso’, ‘Cierzo’ o ‘Buñuel del desierto’; y casi una veintena de libro, sustancialmente de poesía. La poesía y la música forman parte de un todo: de una forma de ver el mundo y de una forma de vivir, impregnado de cultura, de amor, de erotismo, de viaje, de compromiso y de solidaridad. Petisme acaba de publicar Canciones. Del corazón a los labios (Ediciones Hiperión, 2012), un volumen donde recoge los textos que se han convertido, a lo largo de un cuarto de siglo, en melodía, en grito, en afirmación obstinada de su rebeldía y de su vitalidad.  

-¿Cómo nace un cantante como tú? ¿Qué anécdotas te marcaron, qué músicas, qué intérpretes?

Poca música sonaba en mi casa cuando era niño. Debíamos tener un pequeño transistor Vanguard pegado a la oreja de mi padre para escuchar el fútbol los domingos por la tarde. Y recuerdo las cosas de la radio: La yenka, Borracho de Los Brincos, el Dúo Dinámico, Me lo dijo Pérez de Los Tres Sudamericanos y muuuuchas jotas. En fin, lo previsible. Con la televisión, las sintonías de Bonanza, El Fugitivo, El Santo, Los Chiripitifláuticos. Después pasé al canto gregoriano, al Kumbayá y Como brotes de olivo, cuando me mandaron a un internado de los escolapios, primero a Peralta de la Sal en  Huesca, y luego en el colegio Cristo Rey en Zaragoza. Recuerdo los largos dormitorios sin paredes del internado con trece o catorce años; por la noche nos ponían antes de acostarnos a Víctor Jara, Simon y Garfunkel, Labordeta y música clásica. También me recuerdo aprendiendo a tocar la guitarra con dos compañeros, Miguel Fustero y José Luis Briz (a éste último lo he recuperado por Facebook) y haciendo mis primeras canciones con 15 años: a los Monegros, la anarquía, incluso cantaba en un aragonés libresco y ortopédico. Mis padres me compraron una guitarra española en Musical Serrano que costó 15.000 pesetas con una beca que me dieron por aprobar el curso con buenas notas. Aún la conservo, bueno, se la regalé a los hijos de mi hermana y está en Mallorca.

Casi todo empieza por una guitarra...

También me veo subiendo por unos andamios y regresando de noche al internado. Yo me había echado una novia en el 77 mientras estaba en el seminario. La había conocido montando la función de teatro de fin de curso: Cargamento de sueños de Alfonso Sastre. Alguna hermana de un compañero de clase la trajo a un ensayo. Así que me escapaba al terminar las clases, íbamos a discotecas, mi canción asociada a ese primer amor era I Can Boogie de las Baccara. Esa novia luego fue vedette del Oasis. Y luego al abandonar el seminario los Sex Pistols, los Clash, Ramones y toda la avalancha de grupos británicos: Joy Division, The Cure, Aztec Camera, Echo and the Bunnymen, Spandau Ballet. Del gregoriano pasé al punk. Y de Labordeta a la nueva ola. Toda esa empanada y coctelera surrealista forman parte de mí, jajaja.     

 

-¿Cómo fueron los inicios propiamente, con la vocación ya decantada? Al principio parecía que ibas a ser un rockero con alma de showman...

Conocimos en 1983 a un manager catalán que andaba por Zaragoza; entonces mi amigo Paco Díez y yo (que tenía el bar Barrioverde en la Magdalena y con el que compartía buhardilla en la calle Espoz y Mina) andábamos ya con la idea de hacer un grupo experimental un poco en la onda de The Residents, Durruti Column y aquellas bandas que salían en La Edad de oro de Paloma Chamorro… Debutamos en mayo de 1983 en la plaza de toros de la Misericordia en un festival con grupos de la movida madrileña (Alaska y Dinarama, Aviador DRO, Polanski y el ardor, Parálisis Permanente, Derribos Arias) y dos grupos más de Zaragoza (Doctor Simon y los enfermos mentales del que saldrían Especialistas y Misión Hispana, Parkinson DC y nosotros, que nos llamábamos Qué es el optimismo?) y el bautismo de salivazos y botellas que nos tiraron fue espectacular. Luego se sumó Juan Casanovas con el bajo eléctrico, tocamos en algunos bares como La Vía Láctea, y creo que el BV 80, y nos fuimos a Madrid los tres. En 1984 y 1985 tocamos en el Rockola un par de veces; al grupo se sumó mucha gente, los optimistas éramos una tribu afterpunk y muy freak. Incluso montamos un grupo paralelo llamado Ciao, Michele con Elena, nieta de Ramiro de Maeztu (su hermana Miriam, actriz, era mi novia entonces). Tocamos en muchas salas y bares de Madrid con diferentes formaciones hasta que en el 86 Aute y Luis Mendo me convencen para que me haga solista, ya que todas las letras y músicas las escribía yo.

-¿Qué lugar ha ocupado la poesía en tu vida? ¿Qué ha sido, qué es la poesía para ti?

Fundamental, desde muy niño, empecé a escribir a los once años, devoraba toda la poesía que caía en mis manos, Machado, Tagore, Juan Ramón… La poesía completa de Miguel Labordeta, en la colección Fuendetodos, creo que la robé de la biblioteca que había en la Plaza de los Sitios, la quería sólo para mí. Luego alguien me la robó, claro. La poesía es mi cordón umbilical con el mundo, las raíces que me mantienen firme y alimentan, mi toma de tierra eléctrica con la realidad, también mi religión, mi forma de estar, de comprender el mundo y trascenderlo.

-En 1990, apareció ‘La habitación salvaje’. ¿Cómo se gestó aquel disco, qué tipo de álbum querías hacer?

Yo andaba allá por el 87 tocando por bares de Madrid temas míos con Petisme y Los Sin Techo, con Javier Vargas a la guitarra, y el sonido era muy guitarrero y cañero y yo parecía una mezcla entre Iggy Pop y Bowie, con el pelo teñido de zanahoria o rubio. Después Aute, uno de mis padrinos musicales, me pagó una maqueta de 3 temas muy comerciales para mostrarla en multinacionales. Estuve a punto de ser fichado por una de ellas pero afortunadamente a última hora se echaron atrás. Y digo afortunadamente porque aquello hubiese sido mi ruina ya que el perfil de artista que buscaban era un poco Miguel Bosé (¡ojo, respeto a todos los compañeros de profesión!). Entonces me dio por ir al zoo de Madrid, escribía pequeños poemas delante de las jaulas y poco a poco fueron creciendo y les fui poniendo música a Ardiendo en la oscuridad, Eros y Thanatos, El sueño del cazador, etc. Me compré un grabador de cuatro pistas, un ordenador Atari y un teclado y estuve casi un par de años aprendiendo a manejarme con ellos y experimentando con sonidos. Yo debía escuchar mucho a Tom Waits y Franco Battiato por esa época. También conocí a músicos de folk porque el sello que quería grabarme trabajaba con ellos. Quería hacer algo radicalmente diferente mezclando electrónica y caja de ritmos con instrumentos acústicos y antiguos como rabel, zanfona, violín, contrabajo, armónica…

-En ese álbum estaban muchos de tus temas: el amor y el deseo, el neorromanticismo y el regreso a la naturaleza, la canción himno, el diálogo sin tapujos con la cultura...

Sí, era mi primer disco en solitario y solté todo el arsenal hedonista de filias y pasiones. No guardé nada para después, jajaja. La cita que abría el disco era lapidaria, del poeta beatnik Jack Spiecer: “No veo razón para vivir si no puedo construir un paraíso en mi propia habitación.”

-Había una canción, ‘Insectos prisioneros en ámbar’, que era como una autobiografía de lecturas, de mitos y a la vez un bestiario que da una idea de gran libertad creativa y de ausencia de complejos. ¿Has intentado ser libre por encima de todo?

He hecho lo que he podido. No sé, soy capricornio, me he esforzado por ser chico bueno y someterme al rebaño pero enseguida me salía el instinto de cabra salvaje: saltar la valla del corral y echarme al monte, jajaja. He sido muy enfant terrible y rebelde toda mi vida. Respecto a la libertad, la he necesitado siempre como un valor primordial, sin ella otros valores no existen. Nunca he permitido que interfiriesen o presionasen en mi trabajo. Y eso puede que me haya creado enemigos. Sólo por respirar y salir a la calle ya te los granjeas pero a la gente le molesta mucho que vayas a tu aire. Seguro que he metido la pata muchas veces y habré ofendido involuntariamente. Pido disculpas si me leen ahora. No soy cerril ni rencoroso.         

-‘Turistas en el paraíso’ fue una apuesta por el pop más lírico y refinado.

Yo diría más rockero que pop, eran letras muy trabajadas, con imágenes casi como fotogramas o juegos surrealistas, donde dominaba la pasión pero ya aparece la mirada al dolor del mundo en temas como Belchite, Sueña conmigo o  la infancia, la inocencia perdida y el paisaje aragonés en Los trenes de septiembre o Trae contigo la lluvia. Conseguimos con la producción un halo de frescura y mucha fuerza. Ahí fue importante la amistad con Pedro Navarrete, de Teruel, (luego Santiago Auserón le llamó para Radio Futura porque yo les había presentado en el 83). Ahí volví a la formación de cuarteto de rock, estuvimos ensayando y arreglando en el local las canciones  antes de grabarlas.

-‘El Singapur’ era, en la línea de Battiato, un viaje físico y un viaje simbólico.

Puede que sí, algunas canciones las escribí en Chile en 1993. Recuerdo un concierto improvisado que dimos Mauricio Aznar y yo para turistas japoneses, tumbados con una botella de cachaça en el suelo del aeropuerto de Sao Paulo, porque se había estropeado el avión que nos traía de vuelta de Santiago a Roma. Está escrito durante la crisis de 1993-1994 y me impresionó mucho el hambre de belleza, canciones e imaginación que tenían en Chile (donde aún tutelaba Pinochet y el ejército), en general en toda Latinoamérica, respecto al cansancio de la vieja Europa. En ese disco comencé a componer  con acordes de séptima mayor muy propios de la música brasileira y salió Te amo, esclavo. Hay canciones dulces y evocadoras  como Los ríos de Venus o Amor y cartografía que escribimos Gabriel Sopeña y yo, pero también temas apocalípticos, duros y reivindicativos como Bailando en campos minados, Ciudades y mujeres, Llegan los bárbaros o Quién de mí. Había muy buenas canciones pero la producción fue accidentada y no me dejaron elegir al productor.  

 -Con el paso del tiempo, tengo la sensación de que tu mejor disco, un hito, es ‘Cierzo’. ¿Cómo lo defines: es tu mirada hacia Aragón, una narración que aspira a la totalidad en forma de canciones, la afirmación de una identidad, acaso un destello de la nostalgia?

Yo abandoné Fonomusic y el mundo de las discográficas tras El Singapur, cuando me propusieron presentarme al festival de Benidorm y se había medio pactado que lo ganaría. Fue cuando les dije que el día que quisiese suicidarme lo haría en privado y me di cuenta que no pintaba nada en la pura industria musical, que mi rollo no era ése. Estuve casi decidido a tirar la toalla y entonces salió Cierzo que es mi entrada en la madurez, en la órbita de Saturno. Lo compongo con 35 años, ahí está la pérdida de la juventud y por tanto de la inmortalidad, la presencia real de la muerte en Golpes de mar, Julieta, No somos nada, el amor ya no desbocado en Necesito de tu magia. Y supongo que también de esa crisis personal, de sentirme perdido, yo me inventé mi Macondo, ese viejo solar en Saturno que era pero no era Aragón. Recuerdo que me saltaban las lágrimas mientras componía y cantaba las estrofas de “Somos los hijos del cierzo, pinturas negras del cierzo…”     

-¿Cómo has mantenido el tono narrativo y el tono lírico y evocador? Pienso en canciones como ‘El Oasis’ o ‘Donde muere la carretera’.

No estoy dotado para la ficción, me cuesta mucho. Tengo una voz más lírica, pero creo que soy buen memorialista, por eso en las canciones con cierto tono  autobiográfico no me cuesta narrar.

-¿Que pretendías hacer con ‘El Tranvía Verde’: un himno, un canto coral, una vindicación de la historia de Aragón?

Lo medio compuse en Portugal, en el verano del 95, sentado en la terracita de mi hostal que daba a los tejados y las calles de Oporto, viendo los tranvías que bajaban o subían hacia el Duero. Eso me transportó a la línea 29, el tranvía que cogía en las Balsas del Ebro Viejo para subir a los escolapios del Cascajo. Jamás pretendo nada cuando hago una canción y menos escribir himnos. Salió así. Hay como una invitación a la autoestima, a subirnos todos a ese carro volador, a querernos y cuidarnos mucho, a descubrir lo grandes que hemos sido y podemos ser.

¿Cuál ha sido la importancia del humor en tus canciones?

El humor nos salva de la oscuridad, de la extrema lucidez. Los sabios tienen que aprender a reírse de sí mismos y no tomarse demasiado en serio, si no, sufres y te devoras demasiado. Sólo hay felicidad en la sencillez y la alegría. El humor y la risa nos hacen inteligentes, son un espejo para que la muerte se mire en él y salga huyendo. Cuando veo que me pongo estupendo y plasta en una canción siempre me gusta meter algún detalle, alguna chispa irónica o somarda, algún juego de palabras que te ayude a relativizar y sonreír.

Hay también una exaltación de la vitalidad, de la alegría, del sexo salvaje... ¿De qué se alimenta un artista como tú?

No tengo kriptonita. La fuerza y la rasmia para levantarme cuando caigo y la pasión para gozar de cada instante me la regalaron mis padres en sus genes. Me gusta probarlo todo, conocer para amar, perder para cantar. Soy un politoxicómano de todo, de libros, películas, mujeres, tragos, de la vida. Mi viagra natural es el jengibre, un buen antibiótico para las cuerdas vocales y lo chupo despacito antes de salir a cantar; es un afrodisíaco además. Y nada mejor para tocar la vida, el cielo y beber zumo de flores
salvajes que tener un hermano pequeño juguetón, un Don Braulio, y una mujer hermosa con la sonrisa de Jean Seberg y un culo tatuado con un edelweiss que sepa llenarte de alegría.

Rindes homenaje a Luis Buñuel y al río Ebro. ¿Por qué?

Buñuel es la imaginación, la libertad creativa absoluta, la independencia, el valor de los sueños, el juego, el Rh  aragonés por excelencia: individualista, universal, terco, ilustrado. Me apasiona su cine y fui muy feliz preparando y haciendo ese disco. Río ebrio lo grabé en 2008 en el laboratorio de sonido del Centro Cívico Delicias, fue el último disco que se grabó allí, yo regresaba al atardecer a casa de mis padres dando un largo paseo y cruzaba por el puente de la Almozara. De niño jugábamos en las huertas de Ranillas, robábamos fruta y nos bañábamos en el río donde empezaba la Química. También me encantó buscar mi primera escuela en la calle San Pablo, la casa de la calle San Blas donde dormíamos mis padres, mi hermana y yo en la misma cama y mi madre sonámbula escribía quinielas en las paredes de cal. Por eso escribí canciones como El pozo de San Lázaro o Tierra roja.

En los últimos tiempos, en los últimos álbumes, tu música y tus canciones han evolucionado hacia el compromiso, a la defensa de los desheredados...

Creo que es una imagen distorsionada de mí. Si te fijas,  Metaphora  tiene 15 temas y sólo había una canción contra el trasvase Rasmia y una versión cañera que grabé con Labordeta del Canto a la libertad. En Amor entre las cuerdas sólo hay eso, amor. Río ebrio tiene 13 temas y sólo Rachel Corrie habla del conflicto palestino israelí. Y el último de 2010, Under woood songs, son 15 canciones inéditas que había compuesto entre 1987-1989, no hay ni una sola que se pueda calificar de comprometida, en el sentido del que hablamos. Probablemente mi activismo pacifista desde 2002 con los viajes a Iraq, Palestina, los campamentos saharauis, han podido crear ese espejismo y yo como artista no me he preocupado por separarlos o no he sabido aclarar mi postura.

De todas formas, y para zanjar este tema, hay personas que se creen muy modernas y les produce urticaria la palabra compromiso. Tener un hijo, educarlo, elegir una carrera, enamorarte, salir a la calle a buscar trabajo: todo es compromiso menos la muerte. Ser real es estar prometido a algo. De la piedad, de la compasión, del interés por el dolor de alguien que no es pariente nuestro, nacen el compromiso y la solidaridad. Y se puede ser radicalmente  moderno y a la vez lleno de humanidad. 

Sí que he escrito libros en los últimos años muy testimoniales, con una mirada casi de periodismo poético como El cielo de Bagdad, Insomnio de Ramalah, La noche 351…Pero ¿qué vas a hacer si vienes de los límites de la vida, donde nadie sabe si al día siguiente tendrá techo, comida o seguirá vivo? ¿Callártelo o contarlo? Labordeta me decía en los días del No a la guerra, del Prestige y la amenaza del trasvase que no había que tener miedo al panfleto y a hablar bien claro con la que estaba cayendo. Vivimos el día de la marmota, todo eso se está volviendo a repetir.  

 ¿Hay alguna diferencia entre un poema que se hace canción y un poema que solo aparece en los libros? ¿Cómo se relacionan el poeta y el músico?

La poesía y la canción son dos oficios artesanales y de riesgo, dos géneros y disciplinas tan distantes como la pintura y el cine. Ambas trabajan con imágenes pero tienen diferentes movimientos, técnicas y lenguajes. Una canción suele durar alrededor de 3 minutos por imposición de la difusión en radios, suele tener un lenguaje más sencillo y popular, van dirigidas a audiencias más masivas y una estructura repetitiva de estrofa, estribillo y puente. El poema contemporáneo suele ser en verso libre y con un ritmo más interno que formal, tiene más libertad de extensión y temas.

Hay poemas que no tienen una vocación oral, que fueron escritos para ser leídos en la intimidad y complicidad de un tú lector y un yo poeta. Hay otros sin embargo que se escriben con afán de trascender, de gritar, de buscar más eco y público. Puede haber vasos comunicantes entre ambos y hemos conocido a poetas como Machado, León Felipe, Quevedo, Neruda, Allan Poe, Dylan Thomas gracias a muchos autores cantantes. El poeta trabaja sólo con las palabras y más en soledad; a veces peligrosa porque te  desconecta de la calle. Esto exige una disciplina y una concisión que la canción no te pide. El oficio de cantar es muy colectivo, intervienen músicos, técnicos, mánagers, discográfica, distribuidores hasta que llega a la gente. En música trabajas con el texto en un 50%, el otro es melodía, ritmo, armonía.

 

Por cierto, ¿para qué sirve una canción?

Me lo pones fácil. En La última canción el estribillo dice: “De qué sirve una canción si no te hace temblar, de qué sirve una caricia si no hay electricidad”. Las canciones son pequeñas lecciones de vida, bálsamos, pócimas mágicas para ver -cuando los antivirus no funcionan y te viene el bajón- los vasos medio llenos y seguir levantándote cada mañana con ilusión.

Miras el libro, más de 200 páginas, más de un centenar de canciones, diez álbumes... ¿Cómo ves tu carrera?

Si tuviese que juzgarla desde fuera, y sólo como cantante, diría que ha sido irregular. Aunque he trabajado mucho y hay más de 200 canciones inéditas que no he grabado y no aparecen en el libro. Pero yo soy más indulgente conmigo mismo porque quería mantener mi vocación de escritor y seguir publicando libros a la vez que discos, que no estaba dispuesto a sacrificar una de ellas y si tenía un gran éxito o me dejaba llevar, al final me sentiría frustrado. En todo caso, en los últimos años he invertido más tiempo y apostado por el poeta. Piensa que desde 2008 he publicado seis libros, he ganado algunos premios de  prestigio, he vuelto a Hiperión y sólo dos discos.

En este momento del camino, has cumplido 50 años, ¿podrías decir quiénes son y quiénes han sido tus maestros...?

Maestros del cine, la literatura, la fotografía, la pintura: infinitos. En música sigo escuchando a diario a Elvis Costello, REM, Neil Young, Radio Futura, los Doors, Billy Bragg, Dylan, Caetano Veloso, Paolo Conte, Jacques Brel, Lucio Dalla, David Silvyan, Vinicio Capossela, Richard Hawley, Tom Waits, Dead can dance, Nick Cave… Y también descubro artistas nuevos como Matt Elliot, The Swell Season…  

¿Cuál es tu propia canción favorita? ¿El tema dónde estás más tú, el que evoca un instante irrepetible, el que musicalmente te parece el más feliz?

Los nadadores, Golpes de mar, Los sueños se revelan, Necesito de tu magia. Me gustan mucho canciones nuevas que he compuesto hace poco como Un millón de tiritas o Una vela en la oscuridad que está dedicada a Félix Romeo. Esta última me puse a escribirla como un tema de amor pero a los cinco versos sentí que alguien me estaba dictando al oído, y era Félix con su vozarrón, que me llamaba Petismón cuando nos juntábamos en Madrid. Y fue muy hermoso, irrepetible, el momento en que la escribí. Félix me dictó esa canción para que nunca le olvidase y abandonase, una canción bálsamo para que yo pasase a otra fase del duelo, más serena y luminosa.      

¿Qué canción o canciones te habría gustado componer, qué álbum?

¡Serían tantas! Ahora te digo unas y mañana serían otras. Who by fire de Leonard Cohen, My generation de los Who, By this river de Brian Eno, A Hard Rain’s a-Gonna Fall o Knocking on heaven doors de Dylan, La javanaise de Gainsbourg... Álbumes completos: Rain Dogs o Closing Time de Tom Waits, Coles Corner de Richard Hawley, todo el Ne Me Quitte Pas de Brel, cualquier disco de Daniel Lanois….

Rescátanos algunas anécdotas muy especiales: ¿qué es lo más bonito que te ha ocurrido en la música?

La música me ha permitido viajar y pisar Asia, África, América, conocer gente increíble, llenarme de la vida de otros en situaciones límite. Gente que te escribe y te dice que cuando murió su abuelo pusieron en el acto de incineración Golpes de mar, conoces a un niño que se llama Noé porque a sus padres les encantaba mi canción Hola Noé! Un fan me pidió si podía ir a su boda y cantar en misa Yo cuidaré de ti como regalo para su esposa. Hace unos días me escribieron desde la capital de Tajikistán unos fans de Vitoria que iban de cicloviajeros haciendo la antigua Ruta de la Seda, sin ningún trasto para escuchar música, canturreando canciones mías por el valle del Surjandarya  en Uzbekistán. Creo que esos instantes de felicidad justifican tu paso por este mundo y hacen que todo haya valido la pena.

26/07/2014 01:03 Antón Castro Enlace permanente. Músicos No hay comentarios. Comentar.

LARS FORRSELL: DOS POEMAS

Raúl Herrero, siempre tan afable, acaba de publicar el libro 'Poemas de octubre' de Lars Forssell, que ha traducido Francisco Uriz para el sello Libros del Innombrable. Aquí ofrecemos una pequeña selección. 

HAY UNA CANCIÓN JAMÁS CONCLUIDA

 

Hay una canción jamás concluida

que se siente más verdadera que la perfección

Lo que he pensado está roto y demediado

Mi amor ha perdido el tono

Es como si yo hubiese tocado con demasiada fuerza y tensión

en un instrumento demasiado laqueado

cuando es por la palabrería por lo que he tenido esa sensación

y una oportunidad entre un millón

 

Y sin embargo: mi pavor se refugia detrás del árbol

cuando veo el fusil del guerrillero detrás del árbol

y cómo corre la sangre de otros

Veo mi soberbia y el valor de otros

pero yo, como tú, quiero quedarme en el nido

con otros polluelos en el nido

que nunca da sino toma

pero a la sombra del árbol verdeciente

permanece la pregunta como una amenaza:

¿Estás a favor o en contra?

A favor.

Estoy a favor si la causa es justa.

¿Es eso una respuesta?

 

Amaré los trozos y los restos

lo demediado e incompleto

Quiero estar en paz

y sin embargo gritar

he dicho sin embargo gritar

contra un mundo con el que no me atrevo

y un poder que yo creo que es un superpoder

y sin embargo quedarme aquí en mi cuarto

atemorizado y encogido

tratando de ahogar los gritos de los que sangran

en música de cámara

 

Confusión y miedo mi raíz

Verde de légamo duerme nuestra bahía

 

                        *    *

                           *

Es en el nido acolchado de plumas

donde tú y yo estamos presos

Vivimos en el tono amortiguado

Estamos en la fila desquiciada

Oímos susurrar a los volcanes

sobre la erupción venidera

pero vivimos en el pasado

y, condenados, nos negamos a verlo

 

Estamos entre los muertos sanos

que cantamos nuestra canción para nadie

Nos consolamos en caso de necesidad

y cerramos el enfermizo corro

Repetimos machaconamente nuestra canción sobre lo terrenal

pero adivinamos en el viento del mar

y olfateamos en el viento de las montañas

y oímos en la canción que otros

han cantado durante generaciones

¡la necesaria y absurda

y última revolución!

 

                        *    *

                           *

 

Aún vivimos en un verano deslumbrante

verde como sangre de insecto

Nuestra desesperación es verde como la hierba

y el viento en torno a nuestra isla es verde

y verde en verde son las sombras

que proyectamos sobre la ribera

y verde nuestra indecisión

 

Ahora acaricio con la mano

tu totalidad demediada

porque estás muerta y viva

porque eres vida y verdor

porque tú eres media y buena.

 

16.5.1971

*

PUNTO DE CONGELACIÓN

 

1

 

Antes yo estaba siempre mudo

Ahora desde que la justicia

me ha cortado la lengua

renquea y parlotea el muñón

en el fondo de la garganta

 

No hay nada precisamente que yo quiera decir

pero ondear sí que ondea

pájaro con alas cortadas

o zarzarrosa

sin espinas

 

No hay nada precisamente que yo quiera decir

pero desearía que el muñón de la lengua dijese

No sé nada No sé nada

¡Al menos eso!

 

 

2

 

Eso es injusto

¿Qué «eso»?

El suelo donde están desparramadas las piñas

El suelo es injusto

La salida del sol

en espantosos colores fielmente naturales

La puesta de sol es injusta

y el tordo y la piedra

y la ardilla que está ahí mordisqueando

Injusto

Injusta la oscuridad que envuelve parejas de amantes

Injusta la luz que abraza sus cuerpos entrelazados

 

Sí, la propia injusticia

¡Por muy igualitariamente que esté repartida

es injusta!

 

 

3

 

Ahora voy a lo mío

¿Qué «mío»?

O más bien ¿cuál?

Cordero o perro rabioso

Cadáver de griego o de judío

No vengas a mí que estoy vivo

 

Tú no tienes nada que aportar

Tú no tienes nada que aportar

 

 

4

 

¿Te derrumbas

como una casa

o a grandes rasgos «contra»?

 

Me derrumbo como una pared

contra lo que oculta al mundo

5

 

Tú no sirves para nada

Me gano mi sustento

 

No te burles de mí

Tú sirves

a la mudez y a la injusticia

Servicio a cambio de beneficio

¡Muro, oh espíritu servidor

con esa asquerosa lengua cortada

que se escapa bajo el puente!

 

 

6

 

No hay nada precisamente que yo pueda decir

pero el muñón que parlotea en el fondo de mi garganta

destila sangre

que al menos ¡eso es mío!

 

Ánimo cadáver

No tienes nada tuyo

No tienes nada mío

¡Tú estás en el mundo hundido hasta el cuello

y allí te lo cortan de un tajo!

Desbócate, desbócate,

liviano caballo,

ingrávida cabra,

la próxima vez de lo que se tratará será del cuello

¡Así al menos sabes esto!

7

 

Esto se escribió después

No hay antes

No hay después

Yo te doy un inmediatamente antes

 

Pero nunca un instante de tranquilidad

Lo que te doy

es un entonces un ya pasó

duradero

 

 

8

 

Quién es el que contesta

a lo que piensa la raíz de la lengua

 

Es sólo el eco que todo

lo tergiversa en verdad

 

Y ruido.

 

-La primera foto la tomo de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-5f54c1e27f99e2f1266df42c24076b9e.jpg

-La segunda de aquí: 

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-3a5db42aafa57609f553c0b7a60f7e06.jpg

 

El retrato de Paco Uriz es de Esther Casas y está tomado en su casa de la Avenida Valencia.

 

27/07/2014 20:56 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

BÉCQUER REGRESA A VERUELA

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A PLENO SOL. El autor de ‘Rimas y leyendas’ o ‘Cartas desde mi celda’, siempre vuelve al monasterio de Veruela, donde se instaló en 1863 con su hermano Valeriano y sus familias. El Festival de Poesía Moncayo lo recuerda a partir de hoy junto a otros poetas como Pinillos, Parra o Paz. Se ha acaba de publicar la zarzuela perdida, ‘El talismán’ (Visor).

 

 

Bécquer siempre regresa a Veruela

 

 

Antón CASTRO

Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1834-Madrid, 1870) siempre viaja a Veruela. Lo hizo de vivo en diciembre de 1863 y lo hace, una y otra vez, con su fantasma errante y con su lírica. En realidad, quizá nunca se haya ido del todo. Comienza hoy el XIII Festival Internacional de Poesía Moncayo dedicado a Bécquer, Antonio Machado, Nicanor Parra, Octavio Paz y Manuel Pinillos, entre otros,  y el sevillano va a ser recordado de nuevo: quizá porque se cumplen 180 años de su nacimiento y porque Luigi Máraez publica tres cuentos: ‘Toda la culpa fue de Bécquer. Monasterio de Veruela, Soria, Sevilla’ (Olifante. La Casa del Poeta, 2014). O quizá porque siguen rescatándose manuscritos suyos y se amplía su amplia bibliografía; por ejemplo, el escritor y editor Manuel Martínez Forega coordina una nueva edición de ‘Los Borbones en pelotas’, que habrían dibujado y escrito los hermanos Bécquer, Valeriano y Gustavo Adolfo, que se reeditará con textos de autores aragoneses contemporáneos.

Ahora hay otras dos novedades muy particulares: ‘El talismán’ (Visor, 2014), una zarzuela inédita y recuperada de Bécquer y de su colaborador Luis García Luna (Madrid, 1834-1867), ambos formaban un tándem teatral y solían firmar con el seudónimo de Adolfo García, y a la vez se publica el libro ‘Joaquín Domínguez Bécquer. El guardián del Real Alcázar de Sevilla’ (Ayuntamiento de Sevilla, 2014), que firman el coleccionista e historiador Manuel Piñanes y el catedrático de Literatura de la Universidad de Zaragoza Jesús Rubio Jiménez. El volumen aborda la biografía y cataloga la obra de este pariente, en cuyo taller se formaron Gustavo Adolfo y Valeriano.

¿Qué es ‘El talismán’? De entrada, son papeles que el bibliófilo Manuel Marqués de la Plata adquirió en una librería de viejo y que durmieron el sueño de los justos en su biblioteca hasta que dos profesores confirmaron la autoría del autor del ‘Libro de los Gorriones’ y comprobaron que había una parte autógrafa que coincidía con la caligrafía del poemario citado, extremo que se verificó con un trabajo de peritaje a cargo de Juan José Jiménez Praderas. En un principio se pensó que sería el libreto de ‘Esmeralda’, la adaptación para la ópera que habían hecho a partir de las novela ‘Nuestra Señora de París’ de Víctor Hugo. Y en cierto modo podría ser la adaptación a la zarzuela de aquel proyecto, datada entre 1859 y 1860. No en vano, sobre el título ‘Esmeralda’ se ha escrito ‘El talismán’.

Jesús Rubio Jiménez, estudioso becqueriano, explica que ‘El talismán’, dividido en tres actos y lleno de enmiendas y tachaduras, consta de la partitura o transcripción musical de Joaquín Espín y Guillén, de textos que contienen indicaciones de reparto y acción, del texto de la transcripción y reconstrucción de la parte autógrafa de Bécquer y de varios estudios de aproximación de Víctor Infantes (coordinador de la edición), de Miguel Rama, dos de Rubio y otros dos de la norteamericana Amy Liakopoulos, centrados en las relaciones entre la música y el texto teatral. Recuerda Jesús Rubio que la inacabada zarzuela, «que no hemos podido rehacer del todo», narraría una historia de amores cruzados y galantes que transcurren entre París y los jardines de Versailles, donde se perciben con nitidez los ecos líricos de Bécquer. Escribe: «Agita blando el céfiro / sus alas perfumadas, / las fuentes melancólicas / suspiran desatadas». O, más adelante: «Misteriosa, lejanía armonía, / que repite fugaz en su giro / de la noche que nace el suspiro / y del día que muere el rumor». Resume Rubio: « Ahí estamos en el límite del lenguaje becqueriano».

Siempre se ha dicho que uno de los amores de juventud de Gustavo Adolfo Bécquer fue Julia Espín, hija del compositor de la música de ‘El talismán’, Joaquín Espín y Guillén (1812-1882), todo un personaje. Dice Jesús Rubio: «Joaquín Espín se había casado con Josefina Pérez de Colbrand, sobrina de la gran cantante madrileña Isabel Colbrand, primera esposa de Rossini. Había estado en Italia donde conoció a Verdi y era director de los coros del Teatro Real, organista de la Real capilla, director de la Universidad Central, profesor de solfeo y crítico musical». En las leyendas becquerianas se dice que el escritor se habría enamorado de ella cuando la vio asomada al balón con su hermana Josefina. La convertiría en «la amada ideal», bella entre las bellas, bella entre las flores. Ana Rioja dedicó una novela a esta relación: ‘Julia, rayo de luna’ (Huerga & Fierro, 1996).

«Lo que sí está claro es que Bécquer, en aquellos años en que intentaba abrirse camino en el teatro y en la música, frecuentó el salón de los Espín, donde se celebraban tertulias y conciertos. Existió una relación al menos profesional. Y quizá algo más: en los álbumes que le dedicó hay transcritas dos rimas apasionadas, pero yo creo que no se puede decir que sea la inspiradora de las ‘Rimas’».

¿Qué pasó con Julia, luego? El suyo y el de Bécquer fue un amor imposible –el escritor aragonés Eusebio Blasco toma partido por el poeta y escribe de la joven: «Muy hermosa criatura pero sin seso»-; ella fue soprano, hizo carrera en Rusia, Francia y Milán, perdió la voz hacia 1868, dos años antes de la muerte de Bécquer. En 1873 se casó con el político Benigno Quiroga López Ballesteros, diputado, secretario del Congreso y ministro.

Julia Espín falleció en 1906 y para entonces ya tenía un sitio en la mejor poesía de amor del romanticismo español.

 

 

el anecdotario

 

Maestro y protector. Jesús Rubio dice, a propósito del libro de Joaquín Domínguez Bécquer (1816-1879), que se formó en el taller de José Bécquer, padre del poeta Gustavo Adolfo y el pintor Valeriano, y que fue determinante en su educación: los acogió cuando se quedaron huérfanos, en 1841, y crecieron viéndolo pintar. «De José Domínguez hay que decir que fue uno de los pintores costumbristas de Sevilla y pintor de cámara del Duque de Montpensier, que era su protector. Vivió en los Reales Alcázares, ahora tan de moda porque se rueda allí ‘Juega de tronos’, que fue un espacio casi mágico para los hermanos Bécquer. Este libro también es una propuesta de catálogo: entre cuadros y dibujos hemos recuperado 167 obras».

 

Historia. «Joaquín Domínguez Bécquer pintó numerosos retratos históricos, entre ellos los de Isabel la Católica y Fernando de Aragón. A ambos los pintó en 1859 y los cuadros se conservan en el ayuntamiento de Sevilla. Es un pintor muy representativo del siglo XIX».

 

*Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer, realizado por su hermano Valeriano en 1862.

27/07/2014 21:08 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

MARTÍ, EL ENAMORADO DE BLANCA

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 A PLENO SOL / 5. José Martí (1863-1892) vivió casi dos años en Zaragoza. Aquí se inició en el teatro, completó el Bachillerato, se matriculó en Derecho y disfrutó de la Torre Nueva, La Seo y el Pilar. Y se enamoró de la joven Blanca Montalvo. García Guatas lo cuenta en ‘La España de José Martí’.

 

Martí, el enamorado rebelde de Blanca

 

José Juan Martí Pérez, nacido en La Habana en 1853, hijo del valenciano Mariano Martí y de la tinerfeña Leonor Pérez, pasaría a la historia como periodista, político, poeta y pensador. Será el “apóstol de la independencia de Cuba” y morirá por ella en mayo de 1895 en Dos Ríos (Cuba). Desde muy joven fue contestatario: con apenas quince años escribió, como su compañero Delfín Valdés, una carta a un amigo que había ingresado voluntario en el ejército español donde lo tildaba de “apóstata” y le decía que había cometido traición. Por eso texto lo condenaron a seis años de prisión. Los buenos oficios de sus padres, conmovidos por su suerte, consiguieron que fuese deportado a España.

Salió de La Habana y el primero de febrero de 1871, tal como cuenta Manuel García Guatas en su estupendo libro ‘La España de José Martí’ (PUZ, 2014), un volumen que ha conocido tres ediciones distintas, llegó a Cádiz, la ciudad que más se parecía a la que acaba de dejar atrás. En apenas quince días dio muestras de su carácter y de sus convicciones: visitó el diario ‘La Soberanía Nacional’ y en él publicaría su primer artículo, que saldría ya en marzo. Llevaba más de un mes viviendo en Madrid, que contaba con 360.000 habitantes y era “la sexta capital de Europa”. Descubrió una ciudad moderna, con “un buen alumbrado público de gas en la mayoría de las calles” y tranvía. Permaneció por un espacio de dos años, y en los primeros tiempos se dedicó “a una ardorosa actividad de denuncia de la represión en la isla”, y buena prueba de ello fue la publicación del folleto ‘El presidio político en Cuba’. El 31 de mayo se matriculó en la Universidad Central en Derecho como alumno libre y comprobó que, como el país, estaba muy politizada. En febrero de 1873 asistió a la proclamación de la República. En Madrid vivió con intensidad: acudió a los espectáculos teatrales de dos aragoneses como Eusebio Soler y Marcos Zapata y debió entrar en contacto con el coleccionista y erudito oscense Valentín Carderera, que le enseñó unos dibujos de Goya; tal como recuerda García Guatas, podrían estar inspirados en el Coreto del Pilar. El joven Martí vio mucha pintura, visitaba el Museo del Prado con frecuencia y entabló amistad con un joven pintor zaragozano, Pablo Gonzalvo (Zaragoza, 1828-Madrid, 1896), al que vio pintar a menudo. García Guatas, que elabora una pequeña biografía de él en las páginas finales, supone que “debía ser persona de carácter afable, comunicativo y de convicciones progresistas”. Luego, una vez que Martí se convierta en escritor y que decida repasar los días del pasado, le dedicará hermosas páginas. En Madrid se encontró con sus viejos amigos cubanos, Eusebio y Fermín Valdés. Estaba a punto de emprender la aventura que más nos interesa: escaso de recursos, en abril (parece probable que fuese más en abril que en mayo) de 1873 llega a Zaragoza y aquí a permanecer hasta noviembre de 1884. Alrededor de veinte meses.

Ese tiempo fue muy decisivo para él. De entrada, se alojó en una casa de huéspedes de la calle Manifestación 13, donde vivían dos hermanas y un criado, cubano, Simón. Aquí consolidó algunas de las pasiones que había contraído en Madrid: la pintura, sin duda, el teatro, asistía al Teatro Principal, muy a menudo, y tuvo en el actor sevillano Leopoldo Turón a uno de sus ídolos: le rindieron un homenaje, leyeron un texto sobre él y se adhirió, con una composición, un joven llamado J. M. Cuenta Manuel García Guatas que no acudió solo al Principal, sino que frecuentaba el Lope de Vega, donde solía programar zarzuela, el Novedades... En la temporada teatral zaragozana había funciones de Bretón de los Herreros, Marcos Zapata, uno de sus ídolos, Calderón de la Barca o el ‘Don Juan Tenorio’ de Zorrilla… También debió frecuentar algunos de los cafés del momento: el Café Iberia, Matossi, que tenía jardín, como el Café Suizo, donde se interpretó un fragmento de ‘La flauta mágica’ de Mozart, o el Gran Café España.

José Martí se matriculó en el Instituto Goya, que estaba en la plaza de la Magdalena, para terminar su bachillerato, donde está su expediente, y se matriculó en Derecho y en Filosofía, aunque aquí al parecer no se halla la matrícula. Aprovechó el tiempo en esos meses: fue testigo de una revuelta republicana contra el ejército que ocasionó 200 detenidos, vio la tensión informativa que había entre los dos periódicos más importantes de la época, el conservador ‘Diario de Zaragoza’ que dirigió Mariano Peiró y su hijo, el escritor costumbrista Agustín, y el ‘Diario de avisos de Zaragoza, republicano, de Calixto Ariño. Aún tuvo tiempo a mudarse a la calle Del Olmo, cercana a Manifestación y en Zaragoza inició su labor de dramaturgo: poco antes de marcharse redactó el drama simbólico ‘La adúltera’.

Aquí vivió una de los episodios más románticos de su vida. Nada más llegar conoció a la joven Blanca Montalvo, la cuarta de una familia modesta de seis hermanos, de la que se enamorará. La pasión, a pesar de la oposición paterna, fue adelante y se veían a escondidas, en los paseos, etc. Fue sin duda un amor auroral e inolvidable. En el poema de ‘Versos sencillos’ que dedicó a Aragón, de gratitud y afecto, dice en la última estrofa: “Amo la tierra florida, / musulmana o española, / donde rompió su corola / la poca flor de mi vida”. Han sido muchos los que dedujeron que con Blanca Montalvo se inició en el amor y en el sexo. Luego amó a otras mujeres como Rosario de la Peña y Carmen Zayas-Bazán, con quien se casó. En 1875, publicó el cuento ‘Hora de la lluvia’ con el deseo de “que lo leas, mi Blanca”.

 

EL ANECDOTARIO

 

Cartas de Blanca. De Blanca Montalvo Palomar se sabe poco. García Guatas dice que no es cierto que se casase con un catedrático de Terapéutica, que esa es otra, Blanca Montalvo Ponte. Tras la muerte de su padre, se trasladó con su familia a la calle Don Jaime. Tras la partida de Zaragoza, la joven le mandó cuatro cartas a José Martí. He aquí una de las más apasionadas: “El día 25 recibí tus dos cariñosas y tristes cartas, pero a pesar de los tristes que son y lo que lloro cuando las recibo, me parece que me dan vida, que respiro cuando veo carta tuya... Mira tú si me vigilan que nos las puedo leer hasta las cinco de la tarde, desde las diez hasta las cinco”.

 

Recuerdos. José Martí nunca se pudo olvidar de Zaragoza. Ni de Blanca Montalvo, ni sus estudios de caligrafía, ni de su amigo Pablo Gonzalvo que pintó la Torre Nueva, que estaba muy cerca de su casa y oía el reloj, ni del vino. Y siempre recordaba con inmenso cariño el palacio de la Aljafería. “Quiero la tierra amarilla / que baña el Ebro lodoso: /quiero el Pilar azuloso / de Lanuza y de Padilla”. Une en el último verso al Justicia de Aragón y al comunero de Castilla.

27/07/2014 21:09 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

PINILLOS, POR LUIS FELIPE ALEGRE

[Luis Felipe Alegre Seró es uno de los grandes divulgadores de poesía española, aquí y en Latinoamérica, como recordó con sincero cariño Manuel Forega ayer en Veruela. Es actor y rapsoda. Hace unos días, con motivo de la publicación el pasado sábado de un artículo sobre Manuel Pinillos, le pedí que me hablase de su relación con el autor de ‘Sentado sobre el suelo’ y de algunos recuerdos del poeta nacido en 1912 y fallecido en 1989. Ángel Guinda acaba publicar una pequeña antología de su obra, que ha titulado con su poema favorito: ‘Realquilados’ (Olifante. La Casa del Poeta, 2014).]

 

LUIS FELIPE ALEGRE HABLA DE MANUEL PINILLOS

 

Traté a Manuel Pinillos y Margarita Sanjuán entre el 75 y 80.

Un día pasamos varias horas buscando hexámetros en los poemas de José Luis Alegre Cudós, que era el poeta de moda entre los jóvenes (había ganado el Adonais y el Boscán), solo por la presunción de que, como José Luis había sido seminarista,  escribiría con pies latinos.

Le gustaba la recitación. Recuerdo sus recitados de Hölderlin, seguramente el poeta que con más frecuencia citaba. Si alguien interrumpía la cita, le salía ese genio brusco que a veces asustaba.

La vehemencia de la conversación hacía que las noches pasaran en un periquete y las despedidas fueran ya a pleno sol con un revuelto en la mano...

A su casa llegaban muchos poetas jóvenes. Pinillos estaba al tanto de todo.

Se contaban de él muchas leyendas, que a veces eran verdaderas, como la boda secreta con Margarita.

A veces hablaba de la guerra. Cuando le oí relatar su encuentro con un soldado enemigo en el frente y la conversación que aquella noche mantuvieron, sentí que aquel diálogo había sido como ’La velada en Benicarló’ de Manuel Azaña pero a pie de obra.

El asunto de la poesía social era tema frecuente. Ante una polémica, Margarita nos mostraba cartas de Aleixandre, o de Celaya, para certificar los puntos de vista de Manolo.

Conocí pronto la poesía de Pinillos porque en la Escuela de Teatro Luis LLagostera nos había propuesto poesías suyas para memorizar. 

He llevado en repertorio varios poemas de Manuel Pinillos como ’Realquilados’, ’Humilde historia de mi cuarto’ o ’Un imprudente ha muerto’.

 

*Tomo la foto de Luis Felipe Alegre de aquí:

 https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-16a194c5d16a1a6bc58bdbe7c779bbe6.jpg

 

DOS POEMAS DE MANUEL PINILLOS 

 

HUMILDE HISTORIA DE MI CUARTO

 

 

Cuando te miro, humilde cuarto mío,

seguro y limpio, lleno de mi vida,

asomado a tus cales, a tu friso,

sentándome en tus sillas de madera,

me veo quietamente desvestido

del que soy en mis pasos, en mi rauda

consecución ajena a tu hondo espejo,

que en ti me configura. Tus arrugas,

tus grietas en los muros, se te han hecho

a través de mis años. ¡Ya las siento

pegadas a mi carne! Son el rostro

frontero que me dice lo que arrastro

de vejez, de tus horas ayudándome

con tu paz, con tus techos protectores;

con la luz que se filtra en tu ventana.

 

Cuando abro tus cristales y entra el día,

y viene el sol, benigno, hasta mis dedos,

como una paloma, con su pico

acariciando mi epidermis; cuando

me levanto del lecho y cojo un libro

y me hundo en sus márgenes calientes,

vuelvo la vista a tus paredes lisas

y sé que estoy mecido por tus brazos,

que me contienen y me arropan. Salgo

-algo me llama, algo me empuja-,

me uno a la ría de los otros, pero

vuelvo, y  me miras con tus ojos claros

y en seguida comprendes lo que tengo

dejando en las aceras, si estoy triste,

si me alegro, si canto por debajo,

indiferente a los raspazos de la lucha.

Pasan los meses, cava el tiempo encima,

furiosamente duele;

pero tú permaneces a mi lado,

envolviéndome, atándome a las cosas

que me guardas solícito (ah, tu armario

repleto de papeles, de recuerdos,

de pequeños detalles expresivos),

y pasa el tiempo en vida, pero duras

como mi cuerpo que me lleva y muestra

lo andado, lo sabido, lo que tengo si sufro.

 

Salgo afuera, me dejo atrás tu puerta

favorable, porque uno se hace al choque

de lo que enfrente a su frontera bulle;

pero tú aquí me aguardas, aquí pones

tu meta de partida y de llegada,

y como un perro noble me saludas

al retorno, lamiendo vas mi mano

cansada, me despojas de la ropa

aparatosa que me viste el hábito

social, y tiernamente me desahogas:

haces comodidad cada minuto,

te echas a mis pies en las alfombras,

me acoges en tu límite callado…

 

Un día pasaré tu dintel último 

y ya no habrá vuelta de las noches,

el pitillo final de la madrugada.

Pero en tu atroz silencio habrá algo íntimo,

como ese en que la esposa nos espera

cuando salimos y tardamos. Todo,

tus cuadros, tus visillos, la baldosa

donde me detenía escuchando tu calma,

tendrá conciencia de su soledad,

me aguardará sin abandono. Y luego,

cuando otro, no sé quién, me sustituya,

sé que tu siempre me oirás mi paso    entrando

en tu porche apretado, en tu paciente

refugio sin declive.

 

Cuarto casi mi voz, casi mi temple,

aquí me quedaré por siempre retratado,

pintado de costumbres que me dieron

mi forma inconfundible, Cuando pasen los años

y si retocan tu tabique o quitan

estos modestos muebles que te sirven,

tendrás mi olor, mi libertad; tu carne

de paredes tranquilas, quietamente,

aguardará el regreso que ya nunca

podré mostrarte,

seguirás esperándome en minutos,

a que encienda la luz sobre la madrugada,

y yo, en la muerte,

te miraré como a la voz tranquila

de alentar donde me he hecho

un hombre, aquí, a tu lado,

pisándote y sabiendo que jamás

te he perdido del todo,

pues eres tiempo mío y suelo de mis ansias.

 

                                             (de Viento y marea)

 

 

REALQUILADOS

 

 

Esposa, mira, toca este suelo, este triste

cuarto que nos cobija tan desnudo;

se parece al momento que nos lleva,  deshecho,

y enseña sus enormes rotos dando

en la calle con nubes una señal muy larga.

 

Sí, es algo parecido al grito del que vive

unido a la intemperie, al mendicante

despojado de todo y cercano a morirse.

      Porque nos han quitado la antigua luz, la

       casa,

mi cuarto –aquel que puse vestido de mi  amarte-

y somos casi unos mendigos que se abrazan

en el lecho que empieza a hundirse y baja a un miedo.

Y algunas noches, lentas cual burbujas

de un mar asolador, no tenemos apenas

fuerzas para sentirnos

unidos a los brazos que se buscan, se oprimen;

al cuerpo que remueve

la voz del corazón. Esposa, escucha

este gran remolino del día, este diluvio

de noticias feroces y dime que aún esperas

algo que nos afiance en el apego:

consigue de los años que crueles se hocican

sobre nuestro destino –terrible suceder-

que se nos hagan bellos como cuando anochece

y quedan astros fuera de la bóveda oscura.

Nos ha puesto la vida su mortífero y hondo peldaño de sufrir.

Estamos sin dinero, sin lámpara en el techo,

y hay que seguir la marcha

porque si nos dejamos arrastrar por la inercia

caeremos en las fauces del dios devorador:

esa muerte que suele irrumpir si te quedas

quieto bajo la sombra

que acecha ávidamente a los pobres que huelen

el convite de lejos y nada obtienen. Dame

la mano y repongamos la confianza.  Escuha

el silbido del campo que desde la ventana

vemos fulgir al sol. Y olvida

que esta casa no es nuestra, que fuimos despojados

de la propia un día

cualquiera, y que ese banco de mármoles y cheques

que compró por tres céntimos su derecho a arrojarnos

estará ahora rompiendo los muros, los

      tabiques

que supieron los besos íntimos, las palabras

que dejamos en ellos colgando cual  pedazos

de nuestro ondear la antorcha que allí nos

alumbraba

en el cada momento del ir a desfallecer.

¡A cambio de eso él les pondrá un oro sucio,

mientras un algo, nuestro, se quedará allí ahogado:

en medio de aquel templo de lujo y zafiedad!

 

Realquilados somos en el mundo habitado

todos los hombres. Álzate,

sigue dando tus hombros

a mi hoy sin apoyo, y bésame muy prieto,

muy dentro de la entraña;

pues que también los despedidos

del banquete podemos ser felices un rato

si sabemos estar en el amor. Oh, déjame

apoyar la cabeza en tu pecho extremado

y miremos los huertos humildes, las ovejas

que comen su hierbilla y a las que desde

       aquí oímos

mover lentas esquilas como un campanito

      hondo.

Pues vivimos al borde del campo, eso que

      abriga.

 

Y olvidemos lo otro, estemos más   cercanos;

estemos olvidando que el porvenir es  mísero.

Porque, al fin, aún seguimos en la tierra

y tu mano me deja un calor, un timbrazo

que me pone despierto el respirar. Y el alma

aquella que te diera requiere todavía

que eternizadamente sigamos el camino,

pisemos la vertiente, muramos sin temblor,

juntos, igual que el río entrelaza sus aguas. 

 

                  (de Viento y marea)

ÁNGEL GUINDA: UN POEMA INÉDITO

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[Desde hace más de un año, Ángel Guinda trabaja en un nuevo proyecto poético. Sospecha, pero no lo dice, que puede ser uno de los poemarios de su vida. Por ahora nada se sabe de este libro secreto, trabajo con pasión y calma. Es probable que esta composición pertenezca a ese volumen. Por ahora no está decidido: como Juan Ramón, Ángel ahí anda, concentrado, con la obra en marcha. La foto es de Alexander Bossano.]

 

NOCHE INSOMNE

 

Por Ángel GUINDA

 

La gran bóveda escupe, a la vez, agua y fuego

a través de una anémica sábana de neblina

que el viento agita y la humedad arruga.

¿De qué serán señal esas espinas de agua

entrebordadas con lluvia de estrellas?

El perro pastor ata su mirada perdida

cuando suena en las sombras la esquila de una lágrima.

¿Qué pensarán las cumbres de las negras montañas

tan canosas de nieves y hielos requedados?

¡Están frías las piedras; y mis ojos exploran,

más allá de las nubes, lo lejano visible!

¿Quién atiza los arcos de la magia y del miedo?

¿Quién lanza tempestades de aire sobre el mar?

¿Quién zarandea el bosque mientras danzan los árboles

y los nidos se inclinan con devoción de luto?

(Yo te miro dormida de pie junto a este verso.)

El torrente desliza murmullos de colores

borrados por las manos enrumbadas del sueño.

¿Quién expira escondido entre los matorrales?

Los pájaros descansan y, encogidas, las rocas

esperan a que el sol abra al mundo sus alas,

nos acerque el calor y rebulla la vida,

ocupen los gusanos las tierras requemadas

y aparten los insectos el velo de las flores.

Todo flota en silencio, aletargado, ¿o reza?

DIONISIO CARRERAS, EL MARATONIANO

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A PLENO SOL. Fue el segundo olímpico aragonés de la historia por unos días; el primero fue el luchador turolense de grecorromana Domingo Sánchez. Participó en la carrera de maratón de 1924 y entró en la novena posición. Fumaba y bebía y era un auténtico portento. Se había forjado en las carreras de pollos; en 1928 se proclamó campeón nacional de su prueba.

 

Dionisio Carreras,

el atleta que pudo reinar

 

Antón CASTRO

Los Juegos Olímpicos están llenos de historias conmovedoras. La prueba más famosa del atletismo, el maratón, podría tener por lema ‘Ganar o morir’. Al menos así lo creía el joven carpintero portugués Francisco Lázaro (1891-1912) que corrió en Estocolmo-1912 y falleció con apenas 21 años; se desmayó en la mitad de la prueba y se convirtió en el primer muerto de unos Juegos. José Luis Peixoto, a su modo, contó su vida en ‘Cementerio de pianos’ (El Aleph, 2007). Ha habido historias más positivas e igualmente épicas: por ejemplo, ‘La locomotora humana’ Emil Zatopek ganó en Helsinki-1952 los 5.000 y 10.000 y el maratón. Zatopek es el protagonista de la novela ‘Correr’ (Anagrama, 2010) de Jean Echenoz. Y el gran Abebe Bikila realizó una increíble proeza: fue doble campeón olímpico de maratón en Roma-1960, donde corrió descalzo, y en Tokio-1966; aquí repitió victoria, debilitado, recién operado de apendicitis y ahora con zapatillas.

Dionisio Carreras Salvador (Codo, Zaragoza, 1890-1949) también ha tenido quien le escriba. Lo han hecho, entre otros, Celedonio García, José Antonio Adell, Ricardo Martí y Javier Lafuente, por citar algunos nombres. También es un corredor milagroso y a la vez caótico: un superdotado al que le faltó método y algo de rigor. Consumía una cajetilla de cigarrillos al día y dos caliqueños, bebía, “llevaba malos arreglos con la comida” (así se lo dijo su hijo Bernardo al periodista y atleta Ricardo Martí) y tenía fama de ser un seductor. Era un portento físico: podía correr y correr hasta el fin de la noche o quizá de los tiempos. En sus inicios en el entorno de la comarca de Belchite, según Celedonio García, lo hacía descalzo.

Nació en el seno de una humilde familia de campesinos en Codo, el pueblo del escritor Benjamín Jarnés (1888-1949), que expiraría en Madrid el mismo año que Carreras. Su propio padre al parecer también había hecho sus pinitos como andarín y como corredor de las carreras de pollos. Quizá por ello le llenaba de orgullo que su hijo también participase y ganase aquí y allá; lo cual no le eximía de trabajar con el esparto o realizar otras faenas como regar los campos. Sus victorias en pruebas más bien menores le concedieron cierta fama. En un mismo día ganó dos pruebas: por la mañana compitió, y venció, en La Puebla de Albortón; estando allí, tomando un café en un bar, se enteró de que también había prueba por la tarde en Azuara. Se puso en camino, había unos quince kilómetros de distancia, y llegó unos instantes previos a que empezase la prueba; tomó la salida, ganó los tres pollos y regresó a Codo e invitó a cenar a sus amigos. Otra prueba de su fortaleza y de su romanticismo es que solía acudir corriendo a Zaragoza, que está a 50 kilómetros de distancia, para besar a su novia.

 El Zaragoza Foot-Ball Club, fundado en 1903, que rivalizaba con el Patria y el Iberia (que inauguró el campo de Torrero en octubre de 1923), se interesó por él y decidió ficharlo para su equipo de atletismo. Le ofreció en Zaragoza un empleo y espacio para sus entrenamientos: Dionisio Carreras, apodado ‘El Campana’, trabajó en el cubrimiento del río Huerva y posteriormente fue el responsable del mantenimiento del campo Bruil. El club, a la vista de sus posibilidades, le ofreció, en la calle Asalto, casa, luz y leña. Sus rivales aragoneses de entonces eran Dionisio Magén, conocido como ‘El Chato de Garrapinillos’, e Ignacio Latorre.

Su gran momento, el que le daría un lugar en la leyenda, se produjo en la Olimpiada de París-1924. El año anterior se había fundado la Federación Aragonesa de Atletismo. Dionisio Carreras fue el seguno olímpico aragonés; el primer había sido, unos días antes, el turolense Domingo Sánchez, que combatió en lucha grecorromana. Carreras tomó la salida con 56 atletas más y se confundió varias veces en el curso de la carrera; con todo, el aragonés de 33 años recorrió los más de 42 kilómetros en 2 horas y 50 segundos y acabó, en el estadio de Colombes, en la novena posición. Ganó el finlandés Albin Stenroos. Han pasado 90 años.

Hasta los Juegos Olímpicos de Ámsterdam-1928, Carreras dio muestras de su gran clase: ganó la media maratón de Behovia-San Sebastián de 1926, obtuvo dos campeonatos de Aragón y conquistó al menos en cuatro ocasiones la Vuelta Pedestre a Zaragoza. Logró el título nacional en 1928, y ese mismo año el Fútbol Club Barcelona le concedió la Medalla de Oro del club durante un choque con el Iberia. Cuando todo le sonreía para ir a Holanda y con el pasaje en las manos, una incómoda enfermedad acabó con sus ilusiones. Nunca renunció a sus hábitos: “muchas noches tenía que ir a buscarlo a casa de El Chato, un bar que había en el Coso Bajo de Zaragoza”, le dijo uno de sus hijos a Ricardo Martí en 1996. En 1930, con 40 años, decidió retirarse.

Regresó a Codo. Se le descubrió un cáncer de duodeno, fue operado e intentó mitigar su impresión de derrota. Felizmente, sus paisanos pronto se darían cuenta de su grandeza y acuñarían una expresión que le rendía homenaje: “No corras tanto que se te reventará la hiel como al Campana”.

 

DESPIECE

 

el anecdotario

 

El gran combate. Uno de los grandes andarines y corredores aragoneses  fue Mariano Bielsa, ‘Chistavín de Berbegal’ (estudiado también por Adell & García), que venció, en plaza de toros de Zaragoza en 1882, al italiano Achiles Bargossi, ‘El hombre locomotora’, al que se definió como “el hombre que fundó el arte de correr en Italia”. Años más tarde, en 1928, en el coso de la Misericordia se enfrentaron Ignacio Latorre y Dionisio Carreras. La prueba se corrió a las tres de la tarde y fue el menú previo a varios combates de boxeo. El cartel anunció la carrera como un ‘Extraordinario match-reto a 40 vueltas’. Los atletas solían correr descalzos y casi todos los pueblos tenían a su ídolo. El de Codo era Dionisio Carreras. En 1973, la Federación Aragonesa le concedió la Medalla de Oro a título póstumo y en 2006 se organizó, en Codo, la I Carrera pedestre en su honor. 

 

29/07/2014 20:19 Antón Castro Enlace permanente. Deportistas No hay comentarios. Comentar.

ROMY & ALAIN: CERCA DEL CORAZÓN

A PLENO SOL / 8. En 1956, Walt Disney le entregó el galardón “La mujer más bella del mundo”. Fue Sissí.  En 1958 inició una historia de amor con Alain Delon que apenas duró cinco años. Nunca pudo recuperarse de la ruptura y del dolor, que abrirían el maleficio de su vida: la presencia de tanta muerte en directo.

 

 

ROMY SCHNEIDER, CERCA DEL CORAZÓN

 

Una de las parejas más bellas de la historia del cine, y acaso de la vida real, fue la compuesta por la actriz austriaca Romy Schneider (Viena, 1938- París, 1982) y Alain Delon (Sceaux, Altos del Sena, 1935). Eran de procedencia muy distinta: ella era hija de actores, Wolf Albach-Retty y Magda Schneider, que se separaron pronto. La joven quedó con la madre, controladora y exigente, que fue amiga de Hitler y de Eva Braun, de ahí que a menudo se recuerde que la niña Romy paseó de la mano del líder nazi. A los quince años debutó en el cine y demostró que tenía un encanto especial: candor, encanto y suavidad. Sus primeros éxitos le llegaron con tres películas sobre la emperatriz Sissí, que la convirtieron en una mujer famosa que no tardaría en cosechar elogios de cineastas como Luchino Visconti y Orson Welles.

En 1958, la reclamó Pierre Gaspard-Huit para hacer su película ‘Amoríos’. Allí iba a citarse con uno de los galanes de moda del momento: Alain Delon, un joven que procedía de una familia modesta, que se había hecho a sí mismo desde el arroyo y que mezclaba el encanto varonil y los aires del canalla y seductor. El propio Delon fue a buscar a Romy al aeropuerto de Orly con un ramo de flores. Se dice que en un principio, no le resultaba muy simpático, pero sucedió algo inesperado y ella se enamoró locamente. Fue correspondida. No hay más que ver las fotos, las numerosas fotos que se hicieron: encarnan la pareja ideal, dos guapos enamorados y felices, con los ojos incendiados de felicidad, picardía y plenitud. Encarnan el embeleso recíproco.

La actriz austriaca quiso instalarse en París con él, pero su madre se opuso, salvo que se comprometiesen. Lo hicieron en Lugano en marzo de 1959 y ese mismo año Romy acompañó a su amado al rodaje de ‘A pleno sol’ de René Clement. Incluso sale un instante. Casi a la vez, Alain Delon fue llamado por Luchino Visconti para que participase en ‘Rocco y sus hermanos’. A partir de entonces, la relación empezó a llenarse de sombras, de fantasmas, de equívocos. Algunos han escrito que el director de ‘El Gatopardo’ y Delon tenían una compleja y secreta relación amorosa, algo que jamás se ha confirmado. En cambio, sí está claro que Alain Delon era muy promiscuo y se sentía atraído por distintas mujeres, y vivió peligrosamente, entre la mafia y las drogas, en diversos momentos de su vida: por ejemplo nunca se aclaró cómo murió en 1968 su secretario personal Stefan Markovic, asesinado en su propia casa.

Orson Welles reclamó a Romy Schneider para su película ‘El proceso’, inspirada en la novela de Franz Kafka, y ella se marchó a Estados Unidos a rodar. Ocurrieron algunas cosas que arrojaron por la borda una historia de pasión y glamur que tenía en vilo a toda Europa: en primer lugar, en 1962, Delon vivió un romance con la cantante Nico, de la que nacería un niño, Christian Aaron; poco después, al regresar, Romy se enteró por carta de que su enamorado se había casado con la actriz Nathalie Canovas. Destrozada, Romy se cortó las venas, pero la llevaron a tiempo al hospital.

En 1966 se casó con el director de cine alemán, Harry Meyen; de la unión nacería su hijo David Christopher. La relación se fue enturbiando poco a poco y se divorciarían en 1975. Antes, en 1969, Romy Schneider y Alain Delon coincidieron en la película ‘La piscina’. Aunque la obra es un tanto tediosa y respira un extraño clima incestuoso, Delon y Romy están muy bien y parece que su vínculo y su complicidad van más allá de lo profesional. Había química, poderosa atracción, una sensualidad inefable y obvia. Coincidieron de nuevo en el cine en ‘El asesinato de Trotsky (1971) de Joseph Losey.  

Con todo, Romy no volvió a levantar cabeza. Tuvo algunos amantes como Claude Sautet, que la dirigió, como los actores Jean Louis-Trintignant o Bruno Ganz, entre otros, pero una gran pena le horadaba el corazón. Fumaba hasta tres cajetillas de Marlboro al día, bebía mucho, redactaba notas para todo y consumía pastillas y estupefacientes. Eso sí, seguía haciendo películas impresionantes: en 1972 encarnó a Sissi en ‘Ludwig’ de Visconti; en 1974 actuó en ‘Lo importante es amar’ de Andrej Zulawsk, que le valió el Premio César. También participó en ‘Una mujer en la ventana’ (1976) de Pierre Granier-Defere, en ‘Una vida de mujer’ de Claude Sautet; actuó en ‘La muerte en directo (1979. Premio César) de Bertrand Tavernier y en ‘Testimonio de mujer’ (1982) de Rouffio.

Su trabajo era de una intensidad descarnada: Romy encarnaba una belleza madura, vulnerable e irresistible, el talento y la inspiración, sin perder ninguno de los encantos de sus orígenes: mezclaba la emoción y la fotogenia con el erotismo y la melancolía, el candor y el desamparo de una existencia maldita labrada con auténtico dolor y otros matices. “No soy nada en la vida, pero lo soy todo en la pantalla”, dijo. Romy hizo 58 películas.

Se casó con su secretario Daniel Biasini en 1975, con quien tendrá a su hija Sarah, y en 1979 recibió una noticia inesperada: su ex marido Harry Meyen se había suicidado. La fatalidad no se alejaba: en 1981, poco después de separarse, su hijo David sufrió un aparatoso accidente en la reja del domicilio de sus abuelos y falleció en la mesa de operaciones del hospital, poco antes de que ella llegase. Un año más tarde, cuando vivía con Laurent Petit, Romy Schneider aparecería muerta, a consecuencia de un paro cardíaco, tras haber consumido barbitúricos con alcohol. Alain Delon fue el primero en hacerle tres polaroids a su cadáver que jamás ha enseñado a nadie. A veces le gusta decir que Romy fue el gran amor de su vida y que lleva esas fotos en la cartera, muy cerca de su corazón.

 

el anecdotario

 

El cuaderno íntimo. A Romy Schneidier la enterraron en el cementerio de Boissy Sans Avoir, a 50 kilómetros de París. Su tumba fue profanada y el diario íntimo que llevaba habría desaparecido. A veces se ha dejado caer que tenía datos comprometedores sobre Delon y Visconti, sobre la muerte de su secretario personal y sobre el tráfico de drogas. Cuando se comprometió en Lugano con Delon, en 1959, Romy declaró: “Siempre me lo juego todo, llevo las cosas hasta las últimas consecuencias. Me entrego y amo con todo mi corazón”. Alain Delon publicó sus memorias, que se titulan ‘Las mujeres de mi vida’ (Editorial Carpen). Algunas fueron Nico, Dalila, Nathalie Canovas, Mireille Darc o Marisa Mell. De Romy dice que conserva “recuerdos llenos de dulzura y su sonrisa, pues cuando sonreía, el mundo se llenaba de alegría. Pero ella era muy inocente y yo un lobo endurecido por mis años en la guerra de Indochina y no supe serle fiel”.

 

-La foto 1, la cojo de aquí: 

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-0c86a6571d13e272fc14701cc6ce06f1.jpg

-La foto 2, la cojo de aquí:

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-8c0c79e7772adcd073a2b8a99677e653.jpg

29/07/2014 20:26 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

UNA ARTISTA EN EL VIÑEDO

CUENTOS DE DOMINGO / Antón Castro

 

Una artista en el viñedo

 

Pudo ser en Cariñena o en Paniza. Allí vivió hace algún tiempo una artista especial: llegó a esos territorios de viñedos atraída por el paisaje que había visto en la película ‘Tierra’ de Julio Medem. Cogió su furgoneta, sus caballetes, sus pinceles, óleos, cartones y sus libros, y se dirigió hacia allí. Llegó al mediodía y recorrió la zona: los caminos asfaltados, las carreteras secundarias, las montañas con vistas hacia el valle y la sierra de Algairén. Cuando empezaba a caer la tarde, buscó un lugar tranquilo para pasar la noche en su vehículo. Antes de dormir, fue a uno de los bares de plaza, sacó su cuaderno, tomó notas y realizó algunos dibujos. Luego preguntó por la historia del pueblo, por las bodegas, por las familias que las sustentaban, por la línea del tren. Tuvo la sensación de que la gente era un poco hostil. Se fue a dormir. Antes de hacerlo, escribió una última frase: “Ellos no saben que he venido para quedarme”. Su presencia empezó a hacerse familiar en bares y tiendas, en la biblioteca municipal, en el paseo de las afueras, donde solía levantar su caballete. Le apasionaban las viñas y la simetría de las matas en la tierra roja. En la panadería preguntó si habría una casa de campo en alquiler. Querría montar su estudio. A nadie le pareció extraño: llevaba dos o tres semanas pululando por allí, con sus libretas y con su cámara de fotos. Y no solo eso: alguien la había visto grabar el cántico de las fuentes y el silencio poblado de pájaros de la noche en el soto. Al fin consiguió una casa campestre, con jardines. Se sabe que hizo un contrato de cinco años y que adelantó el importe completo del primer año. Fue su manera de eliminar cualquier suspicacia. No se sabe muy bien a qué se dedicaba, salvo a pintar: paisajes al óleo, retratos al carbón, la exuberancia del jardín a la acuarela. Contrató a dos hermanos, Leandro e Inés: él era su hortelano y su jardinero; ella, se ocupaba de las tareas domésticas. Un día, los dos anunciaron que se había ido para siempre. Nadie quiso saber nada más. Sus cuadros siguen ahí, en una quinta que se parece a la que aparecía en ‘Tierra’. ¿Sería, será la misma? 

 *La foto para este cuento de mi sección dominical la tomo de aquí...

https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-5590b32d5ee4087fb2f61a3902ccfb63.jpg

POEMAS DE EVA ANTÓN

[Conocí el otro día a Eva Antón Bravo en el Festival Internacional de Poesía. Fue una amiga, Katia, quien me dijo que escribía poemas. Le pedí algunos: aquí están. todos pertenecen a su primer poemario, ’Cama de faquires’, aún inédito. Retiro las fotos porque, como se ve, Eva sospecha que se comen sus palabras y este quería ser un homenaje gozoso a su poesía.]

 

CRISIS EN EL OLIMPO

 

 

Con las alas de Ícaro y el ovillo de Ariadna,

he volado al País de Ahora sí.

 

Big Brother me observaba, atentamente,

mientras el Minotauro se removía,

desorientado, en un armario ropero.

 

En la maleza, encontré al lobo,

recogiendo bayas silvestres.

 

Desatada huía Eurídice,

al metamorfosear en marihuana.

 

La bella durmiente sueña con su dosis

de somníferos.

 

 

Clasificados:

 

«Al Jubilarse Júpiter, anticipadamente,

queda una vacante en el Olimpo.

 

Los aspirantes a superhéroes pueden entregar su

currículum en: 

 

El Paraíso  -club nocturno del barrio chino-.»

 

 


REVELACIÓN

 

 

Triple salto vital hacia adentro.

 

Pon los pies en la Luna y

alcanzarás la Tierra.

 

 

EL VIAJE 

      Para Chemi

 

Cables de luz atraviesan un valle remoto,

son dos líneas paralelas de final imprevisto.

 

En la calzada, trotan caballos salvajes.

 

Una vez en la cima,

la niebla invade el sonido: el motor del microbús,

los cascos contra el asfalto y la discusión

                                                                  banal

de una pareja.

 

La lluvia nos recibe en la estación más cercana.

Los viajeros inician el regreso:

                                                  bolsos, maletas,

mochilas, abrazos.

 

Al llegar al origen, la ciudad es la misma

pero uno es diferente.

 

Algunos despiden a las personas que fueron.

  

APERITIVO

 

 

Rocío su cuerpo con nata líquida.

Enciendo el horno.

 

SPLEEN

 

 

Ella gritaba, cada noche,

al ver ese bicho oscuro en su almohada.

 

Abdomen pronunciado, piel morena,

bolsas en los ojos…

 

Arrepentida de una elección errónea,

-treinta años atrás-,

los ronquidos acompasados

ritmaban su rutina.

 

Hastío, soledad

y tedio.

 

La causa:

un marido en esquijama.

 

MUTANDI

 

He dejado a J.

He cortado las uñas al gato.

He afeitado al cactus.

 

Al fin caricias sin dolor.

 

 

EL LEGADO DE RUIZANGLADA, PINTOR

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[Recibo esta nota de Javier Ruiz Anglada, sobre el legado de su padre, Premio Aragón-Goya.]
Paso a informarles sobre acontecimientos que están sucediendo los últimos meses con el legado pictórico del pintor aragonés Ruizanglada.

Los últimos meses se ha estado recuperando su historia y su obra, existe una extensa y referenciada biografía en Wikipedia, su obra y documentación se está mostrando en la página www.Ruizanglada.es, la cual se amplia con frecuencia, y sobre ésta se está haciendo un llamamiento por Facebook y Twitter para localizar cuadros que el pintor no llegase a regitrar en su día. En poco tiempo  han aparecido unos 6 cuadros hasta el momento, pero se cuenta con que se corra la voz y puedan aparecer algún que otro centenar. Se solicita a quien pudiera tener alguna obra, o conocer al propietario de un Ruizanglada, que se ponga en contacto por el email de la página o bien por Facebook.

 A la vez se está iniciando una proyección de su obra en el exterior de Aragón, tanto nacional como puntualmente internacional. El proximo día 6 de agosto y hasta el 11, en el Palacio de Congresos Kursaal de San Sebastián, y en la 1ª Feria de Arte Contemporáneo de esta ciudad, habrá un stand de 16,25m cuadrados y 18,60 lineales dedicados en exclusiva a Ruizanglada, junto a la exposición retrospectiva de Chillida y entre obras de Dalí, Miró y Tapies que llevarán algunas galerías a la feria. La exhibición será principalmente de temática religiosa, e irá acompañada de algunos cuadros taurinos y bodegones. Se lleva una selección de la obra del pintor de la máxima calidad.

 También se está concretando una importante exhibición de obra de Ruizanglada en una de las principales poblaciones cercanas a Madrid que esperamos poder concretar pronto, sería al inicio del otoño. 

 También se está accediendo a prestar para exhibición obra concreta al exterior de España, recientemente no llegamos a tiempo de que pudiera incluirse en una muestra de arte religioso una obra sobre San Bruno en MUSÉE DE LA GRANDE CHARTREUSE La Correrie, 38380 Saint Pierre de Chartreuse,  pero sí llegamos a contar con el mensaje expreso del comisario de la exposición de que le hubiese encantado contar con la pieza de haber llegado a tiempo. Se realizan otras gestiones para llevar la obra del pintor fuera del territorio aragonés para que sea apreciada en su medida.

 
 Si quisieran hacerse eco de esta situación que se ampliará y prolongará en el tiempo, podría centrarse si así lo estimasen en los dos aspectos actuales, la densa muestra en San Sebastián del pintor tan reconocido en su tierra, y si lo viesen oportuno, ayudando a informar a los aragoneses que pudieran tener obra del pintor, con alguna mención, para que puedan ponerse en contacto e ir registrando dicha obra.

 Les adjunto algunos cuadros que se mostrarán en la Feria Internacional y en proximas muestras, y algunos de los textos con gráficos que se están usando y que también formarán parte de una explicación sobre el pintor y sus logros, en las exhibiciones, por medio de carteles y proyección de videos.

 www.Ruizanglada.es
 https://www.facebook.com/ruizanglada.pintura
 https://es.wikipedia.org/wiki/Ruizanglada

 Muchas gracias.

 Javier Ruiz Cortés (hijo del pintor con residencia habitual en Madrid)
 https://www.facebook.com/JavierRuiz.Ruizanglada


 

MARÍA FÉLIX, LA DIOSA DE MÉXICO

A PLENO SOL. María de los Ángeles Félix Güereña (1914-2002) es una de las grandes actrices que ha dado México al cine. Se casó cuatro veces, trabajó con Buñuel y Renoir, intervino en 47 películas y dejó el rastro de una actriz de carácter, de gran belleza. Se cumplen cien años de su nacimiento.]

 

 

María Félix, la diosa de México

 

FOTO

Un espectacular retrato de 1956 de María Félix de Philipe Halsman: belleza, elegancia, fotogenia y personalidad.

 

Antón CASTRO

«María Félix fue una actriz que perteneció a esa categoría de actores que se transforman en personajes de sí mismos», dijo Octavio Paz, que escribió a menudo de María de los Ángeles Félix Güereña. Le adjudicó otra frase para la inmortalidad: «María nació dos veces: sus padres la engendraron y ella se reinventó a sí misma». Nació en Álamos, Sonora, México, en abril de 1914 y renació en 1943, cuando el escritor Rómulo Gallegos la vio y dijo: «Esa es mi Doña Bárbara». Fue la elegida para la versión cinematográfica de Fernando Fuentes. Entre Doña Bárbara y María Félix había un claro paralelismo: eran mujeres de armas tomar, poderosas, solitarias en el fondo, bellas y exuberantes, dispuestas a desafiar la virilidad de cualquier varón.

Como nadie nace de la nada, María vivió momentos muy especiales: tuvo once hermanos, se llevó bastante mal con sus hermanas, aunque jugó mucho en el rancho de sus abuelos, donde aprendió a montar a caballo. Sintió una predilección «casi pecaminosa» por su hermano Pablo. Su complicidad era tan intensa, y se acrecentaba tanto cada día, que a sus padres los alarmó: creyeron que eran dos enamorados incestuosos. Y decidieron enviar al joven a un colegio militar. Al poco tiempo, puso fin a su vida de un disparo en la sien. María quedó destrozada.

 Allí empezaba otra existencia. María se trasladó a Guadalajara y en la Universidad se convertiría en la reina de la belleza, en la joven adorable y adorada: todos querían dibujarla, hacerle fotos, percibir su hálito, sentir que aquella diosa juvenil estaba cerca. A todos enamoraba. Sin embargo, quien la sedujo fue un representante de Max Factor, Enrique Álvarez. Esa relación, según sus biógrafos, nació del intento de huir de su agobiante padre, que era un indio yaqui (María creería como él en el poder simbólico de la serpiente), más que de un amor sincero. Poco después se separaron, y la bella divorciada se trasladó a México D. F. para huir de las malas lenguas. No tardaría en debutar en el cine, con ‘El peñón de las ánimas’ (1943), donde coincidió con un Jorge Negrete, rico y famoso y amado, con el que no se entendió. Poco después, realiza la ya citada ‘Doña Bárbara’, que la catapultó y perfiló su carácter y quizá algunas de sus constantes en la pantalla: cierto histrionismo, cierta contundencia de genio y de seguridad apabullante en sí misma, que lindaba a veces con la antipatía y con la mujer fatal. Algunos títulos de películas abonarían esa imagen: ‘La mujer sin alma’, ‘La devoradora’, ‘Doña diabla’, etc.

A la vez que triunfaba en el cine mexicano, también tenía una tumultuosa historia personal. En 1945 se casó con el músico y cantante Agustín Lara (hacía años había dicho: «un día me voy a casar con ese señor que canta tan bonito»), que le escribió canciones inolvidables, entre ellas, ‘María Bonita’. El Premio Nobel Octavio Paz enmendaría con sutileza al músico: «María Félix no era bonita: era bella». Bella, altanera, lenguaraz, mandona, como ella misma diría. Se amaron tempestuosamente, tanto que él llegó a dispararle; felizmente erró. Eso sí, Agustín Lara fue clave para que ella consiguiera la custodia del hijo que había tenido con su primer marido. Se separaron en 1947.

Años después, volvió a cruzarse con Jorge Negrete y él la persiguió tanto, le regaló flores y joyas, le hizo muchas llamadas de teléfono; al final, aquel vendaval de pasión cuajó en 1952, se casaron el 18 de octubre en una fiesta impresionante. La unión apenas duró trece meses porque Negrete, ‘El Charro cantor’, falleció en diciembre de 1953. Si ya para entonces había trabajado en España (en ‘Mare Nostrum’, en ‘Una mujer cualquiera’ y ‘La noche del sábado’), en Francia (nada más y nada menos que con Jean Renoir en ‘French Can Can’) y en Italia, también colaboró con Luis Buñuel en ‘Los ambiciosos’ (1959), con un malherido Gerard Philipe de partenaire. A ella no le gustó demasiado el proyecto, pero allí se oyen frases como «El amor es demasiado hermoso para lo que es nuestra relación» o «su galantería se parece a la indiscreción». «Yo era amiga de Buñuel antes de trabajar con él. Se encaprichó con esta película. Hubiéramos podido hacer lo que hubiera querido. ¿Cómo era Buñuel? A todo dar. Extraordinario y fabuloso. Con él todos los epítetos parecen pocos. Era un buen tipo surrealista que tenía un exceso de fijación contra la iglesia», diría años después.

El cuarto marido de María Félix fue el banquero Alexander Berger. Y acabó sus días con el pintor ruso-francés Antoine Zpafoff. Tuvo muchos pretendientes y amores, entre ellos Luis Miguel Dominguín. «Yo no fui una devoradora de hombres, ellos me devoraron a mí», diría. A pocos les pasaba inadvertida su mirada hipnótica, su belleza racial y morena, su energía, su personalidad, su clase y su osadía. Y otro de los que sucumbió a su hechizo fue el muralista Diego Rivera. Dicen que la amó durante diez años: la amó, platónicamente al parecer, la esperó, la pintó, se desesperó tanto que hasta su esposa Frida Kahlo le envió una carta intercediendo por su amor. María Félix, vencedora de cuatro premios Ariel (en 1986 recibió el de oro), se convirtió en un mito mexicano y universal que participó en 47 películas. Fue buscada por los grandes de la moda como Dior o Chanel, acumuló grandes colecciones de joyas, porcelanas, muebles, pintura y plata, grabó un disco y fue objeto de retratos pictóricos de Leonor Fini, Remedios Varo, Leonora Carrington, Orozco, el citado Diego Rivera... Murió durante el sueño a los 88 años.

 

el anecdotario

 

Duelo de divas. A María Félix le han dedicado varios libros. El mismo Carlos Fuentes, Premio Cervantes, le dedicó dos: ‘Zona sagrada’ (1967), una novela que cuenta la historia de una famosa actriz mexicana que abandona a su hijo Guillermito por diversas razones; la historia, es obvio, hace pensar en María Félix y su hijo Enrique. Y la pieza teatral ‘Orquídeas a la luz de la luna’ (1982), donde se cuenta la relación de Dolores del Río y María Félix, las grandes estrellas del cine mexicano, en relación con Orson Welles. El director de ‘El proceso’ estaba fascinado con la lencería negra de Dolores y de pronto conoce a María. La obra, dirigida por María Ruiz, se estrenó en Zaragoza con Marisa Paredes, Julieta Serrano y Eusebio Poncela. A María le indignó esa parodia y retiró la palabra a Fuentes: lo llamó “mujeruco”. En su autobiografía ‘María Félix. Todas mis guerras’ (Clío, 1993) escribió: «Con Dolores del Río no tuve ninguna rivalidad. Al contrario, éramos amigas y siempre nos tratamos con mucho respeto, cada una con su personalidad. Éramos completamente distintas. Ella era refinada, interesante, suave en el trato, y yo en cambio enérgica, arrogante y mandona».

 

*Este artículo aparece hoy en mi sección diaria ’A pleno sol’ en Heraldo de Aragón y también en heraldo.es. He corregido dos o tres imprecisiones.

30/07/2014 11:35 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

SE REANUDARÁ 'BENDITA CALAMIDAD'

El rodaje de Bendita Calamidad se reanudará la próxima semana

 

El actor Luis Varela se incorpora al proyecto para interpretar al obispo de Tarazona

 

(Nota de Ideasamares: Mercedes Ventura y María Jesús Serrano). Tras el duro golpe que ha supuesto para todos la trágica pérdida de Alex Angulo, que interpretaba un papel protagonista en la película “Bendita Calamidad”, cuyo rodaje acababa de empezar, Gaizka Urresti con el respaldo de todo el equipo y de las numerosas personas que apoyan el proyecto, ha confirmado la decisión de seguir adelante con el largometraje. Una decisión que ha sido posible gracias a la incorporación de un excelente actor de teatro, cine y televisión como es Luis Varela, al que Gaizka Urresti agradece especialmente su compromiso en unos momentos tan difíciles.

 

La continuidad del proyecto ha supuesto un gran esfuerzo para todo el equipo técnico y artístico para poder remontar el ánimo y superar las dificultades técnicas y de agenda que ha supuesto dar viabilidad a un nuevo plan de rodaje que se prolongará hasta el 5 de septiembre.  El trabajo se reanudará el próximo lunes 4 con cinco semanas por delante para rodar en parajes del Moncayo, Zaragoza y Tarazona. “Bendita Calamidad”, que está previsto llegue a los cines en 2015, sigue adelante como sincero tributo que Gaizka Urresti y todo el equipo técnico y artístico de la película quieren rendir a Alex Angulo, a su calidad humana y a su gran valía profesional.

 

“Bendita Calamidad” está basada en la divertida novela homónima de Miguel Mena y gira en torno a dos hermanos en graves apuros económicos que, espoleados por un abogado sin escrúpulos, intentan el secuestro exprés de un rico constructor durante la fiesta del Cipotegato, pero por un error acaban llevándose al obispo de Tarazona, con el que huirán por el Moncayo. Luis Varela, que interpretará al Obispo de Tarazona, se incorpora al reparto principal de este largometraje que cuenta con Carlos Sobera, el zaragozano Jorge Asín, la oscense Carmen Barrantes y el turolense Nacho Rubio, y se completa con el actor Enrique Villén, el humorista Juan Muñoz y todo el elenco de actores de Oregón TV.

 

En nombre de todo el equipo, adjuntamos una carta abierta escrita por el director Gaizka Urresti:

 

MOTIVOS PARA CONTINUAR UNA PELÍCULA

 

CARTA DE GAIZKA URRESTI

 

Tras la tragedia del pasado domingo 20 de julio del accidente de nuestro protagonista Alex Angulo no teníamos fuerzas para continuar con el rodaje de Bendita Calamidad. Las muestras de apoyo y cariño tanto en persona como en llamadas como por redes sociales, nos han ayudado a comprender que debíamos recomponernos y continuar con nuestro objetivo; terminar esta película que Alex quería hacer. Por él, por nosotros y por el cine. Queremos agradeceros a todos este impulso que nos habéis dado.

 

El reto no era fácil, además de recuperar la ilusión perdida, tenemos que volver a rodar las escenas que ya hiciera Alex y, sobre todo, encontrar un actor que quisiera y pudiera interpretar al Obispo de Tarazona en poco tiempo.

 

Tenía que ser alguien de la talla de Álex y dotado para la comedia. Pues bien, antes de lo que nos imaginamos, nos dijo que adelante un excelente actor de teatro, cine y televisión conocido tanto por la generación madura como por los más jóvenes. Ese es Luis Varela, al que queremos agradecerle el compromiso en una situación tan difícil como la que nos encontrábamos.

 

Luis Varela es un gran profesional que comenzó a finales de los cincuenta. Ha trabajado en cine con directores como Berlanga, Nieves Conde, Saenz de Heredía, Pedro Lazaga y más recientemente Alex de la Iglesia o Jose Luis Garcí entre otros. Pionero en la TVE con Escala en Hifi y los Estudios 1 ha sido redescubierto por el público más joven en su vuelta a televisión especialmente por la serie “Cámara Café”. En teatro lo ha hecho todo.

 

El rodaje comenzará el 4 de Agosto en Zaragoza y se prolongará hasta el 5 de Septiembre en Tarazona. Os mantendremos informados del mismo a través del gabinete de comunicación  IDEASAMARES y os agradecemos la comprensión y la paciencia que habéis tenido durante estas dos semanas.

 

Luis no viene a sustituir a Alex Angulo, sino a hacer su propio Obispo de Tarazona, aunque no cabe duda que Bendita Calamidad es y será un tributo al amigo y compañero que nos dejó antes de hacer la película.

Gaizka Urresti

 

 

30/07/2014 19:31 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

DIEGO ZAPATERO Y NARVE RIO: TRAS LAS HUELLAS DE CARL LUMHOLTZ

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A PLENO SOL. Diego Zapatero es fotorreportero y reside en Java. Le apasionan los volcanes, los ritos primitivos y las expediciones. Con el escritor y fotógrafo noruego Narve Rio ha seguido los pasos, un siglo después, del etnógrafo Carl Lumholtz en busca de los cazadores de cabezas.

 

 

Diego Zapatero retrata a las tribus de Borneo

 

 

Antón Castro

José Luis Acín Fanlo, fotógrafo y antropólogo, decidió un día seguir los pasos del fotógrafo Lucien Briet y realizó instantáneas de los lugares donde él había estado para repetir un siglo después sus libros ‘Bellezas del Alto Aragón’ y ‘Soberbios Pirineos’. Algo semejante le sucedió a Juan Manuel Castro Prieto, fascinado por completo por la personalidad y la obra de Martín Chambi, el gran artista de Cuzco (Perú). Diego Zapatero (Zaragoza, 1982), ese fotorreportero que conoce como nadie los secretos de los volcanes de Java y de las religiones y los ritos primitivos, acaba de hacer algo semejante: ha seguido las huellas de Carl Sofus Lumholtz en Borneo.

Diego, que expuso hace algunos meses en Ibercaja-Zentrum y reside desde 2010 en Yogyakarta (Indonesia), explica: «Carl Sofus Lumholtz, nacido en 1851 y fallecido en 1922, fue un explorador noruego, naturalista y etnógrafo, conocido por sus aventuras en Borneo, aunque sus obras más famosas se las dedicó a Australia y México. Investigó sobre la naturaleza y la cultura, y obtuvo referencias de incalculable valor y fotos únicas para su tiempo», dice Zapatero y recuerda que el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, ciudad en la que murió, dispone de más de 2.500 fotografías de sus expediciones. El Museo de Historia Cultural de Oslo posee más de 1.000 fotografías digitalizadas, que cubren todo el trabajo que hizo en Borneo.

«Hace 100 años, a principios de enero de 1914, Carl Lumholtz comenzó su viaje desde el extremo sur de Borneo, explorando “la tierra de los cazadores de cabezas”. Su primer viaje a Borneo iba a ser el inicio de la expedición, que culminaron con el cruce del río Barito (al sur de Borneo) hasta el río Mahakam (al este de Borneo), nueve meses increíblemente difíciles documentando a los moradores. Esa fue también nuestra ruta», cuenta Zapatero. Narra algunas anécdotas: el nombre de Lumholtz, aunque parezca mentira, está vivo, muy vivo, al menos entre una pareja de misioneros rusos que difunden el Evangelio en esos lugares animistas. La esposa preparó pollo y arroz, y les presentaron de inmediato a un indonesio, Yunus, que les enseñó la ruta. Al cabo de un instante, «Yunus volvió con un montón de fotocopias de un libro, ‘A través de Borneo central’ de Carl Lumholtz, y dijo que Dios le había dicho que un noruego volvería a devolverles el libro». Ese noruego apareció y se llama Narve Rio.

Carl Lumholtz fue el primer explorador que logró «sacar a la luz a los cazadores de cabezas de Borneo», en ese libro que es un diario de viaje por esos lugares entre los años 1913 y 1917. El volumen asombró de inmediato a los lectores por sus cuidadas ilustraciones y por los «cuentos vivos de la tierra y las gentes de Borneo».  

El nuevo viaje fue dirigido por el noruego Narve Rio, fotógrafo y escritor, y por Diego Zapatero, que se define como «fotógrafo documental». Al parecer la idea de repetir la ruta es antigua: surgió en uno de los viajes de Narve, en 1997; entonces, mientras surcaba uno de los ríos de Borneo, un hombre le preguntó de dónde era. Cuando Narve le respondió que de Noruega, el otro le nombró a Carl Lumholtz. Dos años después Narve encontró un libro sobre este autor en una vieja tienda en Oslo. «Ese fue el inicio de todo –dice Zapatero-. Narve y yo, que somos grandes amigos, queríamos seguir las huellas de Lumholtz hasta el mismo centro de Borneo, llegar a esas aldeas remotas. Sabíamos que no iba a ser fácil. Nuestro objetivo era contrastar los cambios y devolver las fotos e historia a sus descendientes».

 

La expedición duró tres semanas. Narve y Diego remontaron uno de los tres grandes ríos de Borneo, el Barito, cruzaron las montañas y descendieron por el río Mahakan. Felizmente pudieron encontrar siete aldeas citadas por Lumholtz. Explica Diego Zapatero: «En tres de ellas todavía se puede respirar una atmósfera auténtica, atmósfera Dayak, nombre que se le da a las tribus en Borneo. Son conscientes de que tienen que conservar su cultura, y lo hacen, todavía se pueden encontrar tatuajes, aunque muy a mi pesar he de decir que la globalización ha hecho ya su labor destructiva: encontramos ropa, televisiones y móviles como en Occidente. Actualmente, es casi imposible encontrar una mujer u hombre por debajo de 70 años de edad que luzca extensiones en los lóbulos de sus orejas en Borneo». Su lucha, según Zapatero, se concentra en combatir las plantaciones de palmera de aceite, que ya han destrozado la mayor parte de la selva, y combatir a las empresas y al gobierno que los expulsan de sus tierras «para peinar los bosques literalmente».

«Mis fotos son el resultado de meses de lectura e investigación de archivos fotográficos de la época colonial holandesa, de la universidad de Leiden (Holanda), en concreto. En el aspecto técnico he intentado conservar el estilo de la vieja escuela, por supuesto, influenciado por los grandes clásicos. He utilizado telas para los fondos y luz natural», afirma. Además, Diego ha intentado captar  iconos que en poco tiempo sólo quedarán en los libros. Eso sí, el fotógrafo ha podido dialogar con sus modelos para  «inmortalizarlos con orgullo y respeto».

 

el anecdotario

 

 

Aretes y máscaras. Diego Zapatero constató que «solo las ancianas que permanecen en las aldeas de las zonas remotas de Borneo siguen luciendo sus aretes pesados ​​con satisfacción y respeto a sus antepasados​​. En menos de 15 años será imposible ver extensiones en los lóbulos de las oreja; lo único que tendremos serán las fotos». Agrega otro matiz religioso y simbólico: «También nos quedará la danza llamada Hudoq, donde espíritus ancestrales vagan para alejar el mal entre los vivos, para orar por la prosperidad y para evocar las lágrimas de la risa que son ideales para rociar los campos de arroz. La máscara, el Hudoq, es una representación de muchos aspectos de las costumbres y la tradición Dayak, y esto es importante, una forma de ancestro-espíritu, caracterizado por las extensiones en los lóbulos de las orejas».

 

 

 

 

31/07/2014 23:31 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

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