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MUSEO DEL ROMANTICISMO

Museo del Romanticismo
Fue el finado Enrique Asín, el hombre que creó aquí un Museo Taurino y escribió de los tristes destinos del diestro Florentino Ballesteros, quien me habló por primera vez de las joyas del Museo del Romanticismo. Decía que él, durante una estancia juvenil en Madrid, iba a menudo. Le encantaban el palacio y su universo: la escalera, los salones y cámaras, el oratorio, las alcobas; le gustaban la espléndida pinoteca, la exaltación de una historia cultural y el aroma de nostalgia. Le debía una visita: ahora se expone allí en PhotoEspaña la obra de un fotógrafo pictorialista de Sabadell, Joan Vilatobà (1878-1954), vinculado con Aragón: maestro del paisaje, del retrato y de la composición, en 1908 recibió la Medalla de Oro en la Exposición Hispano-Francesa. Por fetichismo, me conmovió ver en una copia trabajada por el artista de una de sus fotos más conocidas y estremecedoras, ‘En qué lugar del cielo te encontraré’ (1903-1904), que expresa el dolor del anciano artista que pierde a su joven musa o enamorada. La obra de Vilatobà explora las regiones del sueño, de la sensualidad y del erotismo. Cuando entras en el palacio, que concibió el arquitecto restaurador Vega-Inclán y que se inauguró en 1924, es como si se realizase una inmersión en otro tiempo a través del mobiliario, la pintura, las estampas, las miniaturas, la fotografía, las artes decorativas y un sinfín de elementos de escribanía, juguetes, armas, etc. Es muy aleccionador hallarse con el famoso retrato de Mariano José de Larra, realizado por José Gutiérrez de la Vega en 1835; a su lado, como en un acto de justicia poética que burla a la muerte, está el retrato de su amada Dolores Armijo. Hay varios cuadros de Valeriano Domínguez Bécquer, que se sintió un habitante más del Moncayo, un busto de Ponciano Ponzano, piezas del coleccionista, viajero y pintor oscense Valentín Carderera y algo inesperado: el retrato que Federico de Madrazo le hizo en 1873 a Pablo Gonzalvo, pintor aragonés de perspectivas y de paisaje urbano. En la sala XX, la del soberbio autorretrato de Antonio Esquivel, el amigo de José Martí, desde lo alto, parece un perfecto héroe romántico.
*El cuadro de Pablo Gonzalvo de Federico de Madrazo.
PAUL VALÉRY: EL AMOR Y EL MAR

A PLENO SOL. Ha pasado a la historia por libros como ‘El cementerio marino’, poema inspirado en el impresionante camposanto de Sète, por ‘La joven para’ o los pensamientos de Monsieur Teste. Además, este maestro de la poesía pura vivió algunas inolvidables historias de amor.
Paul Valéry: el amor y el mar
Paul Valéry (Sète, 1871-París, 1945) es uno de los grandes hombres de letras del siglo XX. Poeta, ensayista, pensador y crítico literario, Valéry es, ante todo, el autor de ‘El cementerio marino’ (1920), un breve poema de 144 versos y 24 estrofas en el que glosa, en clave simbólica, su propia vida, su percepción del mar y las claves de su lírica. Describe un escenario impresionante: un camposanto de piedra, cipreses y gaviotas que mira el mar en Sète, Francia. Antes ese espacio se llamaba ‘Mare Nostrum’; en cuanto apareció el libro, el recinto pasó a ser denominado ‘El cementerio marino’ y se convirtió en una atracción de la ciudad: entre otros, en él reposan el citado Paul Valery, en una modesta y abandonada tumba, el dramaturgo Jean Vilar, autor de ‘Memento’, y el cineasta Henri Colpi (1921-2006), que se definía amigo de Georges Brassens (que nació en Sète y descansa en el otro cementerio, como se advierte aquí) y admirador incondicional de Valéry; recuerda su lápida que ganó la Palma de Oro del Cannes de 1961 y que siempre hizo películas de amor.
El amor fue decisivo en la vida de Paul Valery: perdió la cabeza por varias mujeres, más o menos en secreto, a la vez que mantenía una relación estable con su esposa Jeannie Gobillard. De niño quiso ser marino y se imaginaba capitán de navíos y aventurero. Y así lo reflejaba en sus primeros versos. Sin embargo, no llegó a ingresar en la Escuela Naval como era su deseo, ni en la de Sète ni en la de Montpellier, adonde iría a vivir a partir de 1884. La pintura y el dibujo y, sobre todo, la literatura se imponían a cualquier otro objetivo. Mostró interés por las altas matemáticas e intentó sacar adelante sus cursos de Derecho. Hacia 1890 conoció a Pierre Louys y más tarde a André Gide, y se convertirían en sus grandes amigos. Louys le envió el libro ‘Herodías’ de Stephane Mallarmé, que sería toda una revelación. Lo iría a visitar en varias ocasiones; la última poco antes de su muerte. A Paul Valéry siempre se le consideró el discípulo del poeta simbolista, lo editó y lo estudió, y el maestro de la poesía pura; con él compartía la pasión por Edgar Allan Poe y quizá otro rasgo: ambos buscaban la obra perfecta pero no tenían prisa ni ansiedad en encontrarla.
Uno de los hechos claves en la vida de Valéry fue la que se denomina ‘Noche de Génova’ en 1892. Vio caminar a una joven hermosa y esbelta, catalana, y quedó hipnotizado. O subyugado. Experimentó algo más intenso y extraño que el amor a primera vista. Quedó conmocionado: nunca había visto una criatura tan espectacular. De golpe, su vida anterior perdía su sentido. El poeta diría que vivió su “noche mística bajo el signo de la nada”; fue, dicho sea de paso, una noche de relámpagos. Quizá no se recuperase del todo de la impresión; algunos años después, desesperado de nuevo, preparó una soga para suicidarse, pero al final logró huir de la muerte. Con muchos amigos en las artes y las letras, gracias a Edgar Degas conoció a su futura esposa: Jeannie Gobillard. Se casarían en 1890 y tendrían dos hijas y un hijo. En ese instante, Valéry, que había sido periodista y oficinista entre otros empeños, alcanzó la estabilidad laboral.
Prácticamente entonces iniciaría la redacción de su sólida obra: en 1906 publicó ‘La velada de Monsieur Teste’ (en Zaragoza la ha editado Manuel Forega), ‘La joven parca’ (1917) o el ya citado ‘El cementerio marino’. Se convirtió en el poeta mejor valorado de Francia. En 1921 conoció a la escritora Catherine Pozzi –amiga de Rainer Maria Rilke o Marcel Schwob- y vivieron un intenso amor que iba a durar hasta 1928. Ella lo consideraba el amante, el maestro, “hasta el mismísimo Dios”. Se intercambiaron muchas cartas –el cursó alrededor de 950, ella más de 300- que serían quemadas ante notario, pero gracias a los ‘Diarios’ de ella y a los ‘Cahiers’ de él se han recuperado unas 300 que integran el libro ‘La Flamme et la Cendre’ (La llama y la ceniza. Gallimard, 2011). Cartas de amor, de dolor, de odio y de acusación de plagio: Catherine Pozzi publicaría la novela breve ‘Agnes’ (acaba de traducirla en España el sello Periférica), pero antes le dijo a Valéry que se la había copiado en uno de sus textos. Él le contestó: “Usted era la salvación, así como ahora es la perdición”.
La fama de Valery no hizo más que crecer. En 1925 entró en la Academia Francesa y firmó nuevos libros como ‘Melange’ (1924 y 1928), ‘Mi Fausto’ (1928) o sus impresionantes ‘Cahiers’ (Cuadernos): redactó más de 200, varios miles de páginas, llenos de dibujos, de fotos, de poemas. A Valéry aún le quedaba por vivir una nueva historia de pasión clandestina con la escritora Jeanne Loviton, cuya correspondencia acaba de aparecer en el sello Gallimard. Jeanne Loviton era escritora y se hacía llamar Jean Voilier. El poeta la llamaba “querido” (para disimular), “pichoncito mío” o “querida amiga”. La aventura duró desde 1938 hasta dos meses antes de la muerte de Valéry en julio de 1945: ella le anunció que iba a casarse con otro escritor, Robert Denöel, y él no pudo soportarlo. Le había dedicado muchos poemas de amor. “Un hombre solo siempre está en mala compañía”, había escrito una vez. Murió en París pero lo enterraron en su ciudad. En el cementerio marino de Sète no siempre está solo: una mano caritativa, de tarde en tarde, le deja una piedra sobre la tumba. Alguien ha oído, en la canción de la brisa, una frase el poeta: “He nacido, y descanso para siempre, en uno de los lugares donde me habría gustado nacer”. Sète: la poesía del oleaje.
EL ANECDOTARIO
Barcos de España. Al lado del cementerio marino de Sète está el Museo Paul Valéry. Estos días hay una gran exposición de Joan Miró y el espacio se llena. Los niños se sientan en el suelo e intentan esclarecer que hay detrás de un cuadro que se llama ‘Personaje y pájaro’. En la primera planta está el espacio dedicado al poeta: se muestran sus manuscritos, sus cartas, sus dibujos y acuarelas y óleos, las esculturas que les hizo a amigos como Edgar Degas o André Gide. En el interior de una vitrina se ve una carta que Valéry dirigió a un amigo español, el periodista José María Junoy, que le hizo una reseña de su libro ‘La joven parca’ en Barcelona en 1918. Le agradecía la lectura y los elogios, y le decía que “leía un poco en español”. Añade: “Mi infancia transcurrió viendo llegar los barcos que procedían de España con su carga”.
ALBERT CAMUS, POR JORDI NADAL

[El editor comparte este nota emotiva con dos buenos amigos suyos: Sergio Vila-anjuán y yo. La traigo aquí porque los tres compartimos esta pasión por Albert Camus, al que ha editado Jordi en Plataforma. Es un texto íntimo y especial.]
RECUERDO DE ALBERT CAMUS
Por Jordi NADAL
Hace unos días estuve en Lourmarin, el pequeño pueblo en el Luberon, en la provenza, en la que Albert Camus se compró una casa tras ganar el Nobel, en 1957.
Su hija y su secretario me mostraron la casa, el balcón de la terraza, el cielo, inmenso, y los árboles en el horizonte.
Y, sobretodo, su secretario, Alex, me mostró el atril de madera en el que Camus escribió EL PRIMER HOMBRE, una de las novelas más impresionantes que he leído en mi vida,
Puse el pañuelo de mecánico de mi padre en el atril, y estuvieron, juntos, el lugar donde estaban las manos de Camus y las de mi padre.
Del mismo modo que toqué su tumba, y puse el pañuelo de mi padre, porque lo llevo siempre en el bolsillo, y lo es todo para mí, en cierto modo.
Al tocar el atril, me puse a llorar.
La hija me invitó a estar más rato, a pasar otro día, pero le dije que no podía, que tenía una sobrecarga emocional
Alex me mostró una carta manuscrita del gran poeta y miembro de la resistencia, y amigo de Camus, René Char, que decía animando a los guerrilleros resistentes a los alemanes durante la ocupación alemana, algo así como "El enemigo os teme, no debéis decepcionarles…" Y dos líneas más que eran pura maravilla y energía
Me fui, arropado de emoción
Y fui, por un momento, un hombre libre, feliz, solo y acompañado en la tierra.
*La foto de Albert Camus es de Loomis Dean.
PERTEGAZ: ARTE Y ARREBATO

El artista arrebatado
«Soy muy activo y todo lo que sea arte me arrebata», dijo en Manuel Pertegaz, ese artista que embellecía a la mujer. Él mismo confesó que en su pueblo turolense, Olba, le conmovía misteriosamente la misa de doce de los domingos porque las mujeres se vestían con sus mejores galas. Quizá ahí, en ese gesto cotidiano y ritual, intuyó su destino: querría diseñar trajes «pensando siempre en la mujer elegante». También declaró: «Soy bohemio. Odio el reloj. Me gusta trabajar, vivir de noche». Solía hacerlo, con música de Bach, impregnado de ideas. Ha sido detallista y refinado, ha buscado la perfección y la naturalidad; quizá por eso celebraba que Balenciaga confesase en una ocasión que no le interesase nadie de la moda salvo «un chico joven que trabaja en Barcelona y se llama Pertegaz». Antes, el gran maestro se había presentado en su casa; Manuel y su hermana probaron un traje y un abrigo ante él. De repente, le contaba Pertegaz a Margarita Rivière, «tanto en el traje como en el abrigo hizo unas marcas con una tiza para trazar un pinzado, un pinzado estupendo, que luego yo he repetido otras veces».
Pertegaz vistió a muchas señoras. Fueron su inspiración y con ellas quiso desarrollar su concepción de la hermosura y del glamur, basados en la intemporalidad, el equilibrio y la sencillez. Una de sus preferidas durante años fue Audrey Hepburn: encarnó para él la mujer cisne. «Era tan preciosa que la miraba y no me la creía. Tan joven, tan bien hecha... Sabía muy bien lo que le iba... Yo me dejé llevar... Tenía tanta calidad... Vestirla fue el delirio». Jackie Kennedy adquiría sus ropas en Chez Ninoz en Nueva York: se conocieron hacia 1954, cuando él hizo un viaje por Estados Unidos con el periodista y escritor Ángel Zúñiga, y luego ella vino a verlo a Madrid. Le hizo «uno de esos pequeños trajes negros que ella llevaba tan bien». Jackie Kennedy se ajustaba a una máxima del modisto: «La elegancia debe ser natural, lo contrario puede ser insolencia». Adoraba a Greta Garbo, «excelsa, enigmática, un icono, siempre sorprendía», pero no logró vestirla. Si lo hizo con Lilian Gish, a la que veía en Barcelona en el cine mudo y luego le encargó varios trajes. Igual que Cyd Charisse, la duquesa de Winsor, Deborah Kerr, Marisa Berenson y, entre otras muchas, Ava Gardner. «Qué guapa. Fue una clienta muy fiel, se vistió hasta que fue mayor. Tenía unos ojos rasgados, una sonrisa..., podía haber sido española. Flirteaba como nadie», decía.
JUAN BUFILL: CUATRO POEMAS

El sello Vaso Roto, que dirige el traductor, poeta y crítico Jordi Doce, acaba de publicar ‘Antinaufragios’, un extenso poemario de Juan Bufill (Barcelona, 1955): periodista cultural, crítico de arte en las páginas de ‘La Vanguardia’, traductor, fotógrafo y poeta, entre otras cosas. El libro, dividido en cinco partes, es como un viaje interior y exterior en el que el autor refleja algunas de sus obsesiones: una concepción nada sentimental de la belleza, el cine más innovador, la música clásica de la India, el jazz de John Coltrane, la naturaleza, la lentitud y la calma, la búsqueda de imágenes y el juego de palabras, entre otros asuntos y características. Este es el segundo poemario de Buffil, antes había publicado en Península, en 1992, ‘Subespecies humanas’, y dice que todos los poemas están escritos en el siglo XXI. Agrega: “... quiero recordar con gratitud los nombres de tres escritores: María Zambrano, Giuseppe Ungaretti y Fernando Pessoa. Reconozco que no puedo imaginar cómo sería mi poesía si no los hubiera leído hace muchos años y releído más tarde”.
Selecciono aquí algunos de sus poemas:
LA BELLEZA
la belleza es una danza que no vemos
-no por entero o eterno-
es una fuga de la fuga
y en el encuentro un regreso
la belleza siempre fluye, gira o tiembla
es como un relámpago que alumbra
en lo exterior lo interior
es en lo no música la música
y allí el manantial del cantar
el sol de esa luz que hace templos
en cada fragmento o rincón
no existe fuera del sueño
del sentir y del deseo de vivir
y nunca nace sin muerte
ni tiene intensidad sin ese fondo
oculto fondo del ser
LA PIEL
en el clima de la noche de verano
el cuerpo se abre al espacio
al aire húmedo y cálido
a la noche parecida a su interior
entonces los imanes de aguafuego
se reconocen espejos
sedientos de beber esa otra sed
de ser bebidos bebiendo
uniones por la piel
que siente vivo su sueño
y sabe tomar decisiones
durante el juego del cuerpo
ESCUCHANDO ‘NOCTURNOS’
[a F. Chopin y A. Rubinstein]
nada es verdadero sin amor
sin ese modo discreto
de alumbrar vida nueva
en cada encuentro con otro
de ser sol tenue entre ruinas
y propia luz en la noche
con el gesto del saber en la sonrisa
con el brillo del ser en la mirada
EL VERANO, JUGAR (O LA VIDA INMEDIATA)
[A Joan]
un padre con su hijo de tres años
en la risa de las olas
en la frescura del mar
*La foto es de Ed Clark. París.
ELÍAS MORO: UN CUENTO DE BICIS

JORDI DOCE: 'ZONA DE DIVAGAR'

JORDI DOCE: DE ’ZONA DE DIVAGAR’ Y LA CREACIÓN
No tengo el gusto, aún, de conocer al poeta, traductor, ensayista y editor Jordi Doce (Gijón, 1967), pero sí soy un lector de su poesía, de sus diarios (me encantó y me encanta, ‘Perros en la playa’, La Oficina, 2011). Ahora, en Vaso Roto, cuya oficina española coordina, publica ‘Zona de divagar’, en la cuidada colección Cardinales, un libro de libros que “nace pura y llanamente del placer de leer”. El autor habla de poetas esencialmente, pero también de narradores (Cortázar, Houellebecq, Alejandro Rossi, autor de un memorable título, ‘Manual del distraído’, de Canetti), de músicos como Luis de Pablo, de series de televisión. Uno de los poetas más nombrados e interpretados es el premio Nobel Czeslaw Milosz (otro sería Tomas Tranströmer y su ’Visión de la memoria’), de quien dice esto:
«Hay, desde luego, muchos otros Milosz: un sensualista que canta los placeres del arte y la buena comida, un erotómano que se autoincrepa, burlonamente, cuando ve pasar un cuerpo hermoso, un viajero atento, un aprendiz de eremita que celebra los instantes en que la naturaleza nos ilumina y nos consuela, el polemista que dialoga a través de las tradiciones poéticas de Allen Ginsberg o Robert Lowell, un barroco tardío que se complace en la alianza de ‘eros y thanatos’, “el baile de los esqueletos” que late bajo los cuerpos “arropados en sedas abundantes"».
Por cierto, al glosar a Cortázar y la importancia del azar en su obra, recuerda uno de sus textos, ’Instrucciones.ejemplos sobre la forma de tener miedo". Dice Cortázar, casi a la manera de Borges: "En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere".
*La foto de Jordi Doce es de Ricardo Solís y apareció en ’La Nueva España’.
EFC: ELOGIO DE PEPE BADA

[En el sello eCícero de Fernando García Mongay, Eloy Fernández Clemente publica el libro de artículo ’Ante Cataluña’. Su editor, muy gentilmente, me envía este texto sobre el exconsejero José Bada. Es un artículo reciente, de este 2014 que apareció en ’El Periódico de Aragón’, en el que trabajé desde 1990, su fundación, hasta 2001.]
ELOGIO DE PEPE BADA (2014)
Por Eloy FERNÁNDEZ CLEMENTE
Hace unas cuantas semanas me invitó Pepe Bada a acompañarle a su pueblo natal, Favara (ellos prefieren escribirlo en su lengua catalana), e intervenir en un encuentro de fondo religioso aunque profundamente humano, sobre “La crisis como reto global”…
Pensé al regreso… considerar si no se equivocaba una vez más esta sociedad aragonesa nuestra, todos nosotros (a los políticos habría ya que dejarles en su paz, estos y aquéllos, y no pedirles cosas que no les gustan, entienden, interesan), olvidando darle a José Ramón Bada la atención, respeto, cariño que merece, que le damos privada pero no públicamente.
He visto pocas personas tan profundamente religiosas, de un cristianismo que no juzga ni ataca, sino abraza; no impone sino interroga. Pepe, una de las mejores cabezas del muy selecto grupo de profesores del Seminario zaragozano en los sesenta, era doctor en Teología por la Universidad de Munich y licenciado en Filosofía por la de Valencia. Tan buena cabeza que pronto chocaría con la reacción nacional–católica que repudiaba el Vaticano II, con su revista Eucaristía, matraz del progresismo católico, a la que Cantero retiró autorización en 1975; cuando publicaba libros “para una enseñanza crítica de la Religión”, cuando se preguntaba con otros colegas sobre la izquierda aragonesa, concluyendo que muchos éramos, claro, de origen cristiano. Lo fue cuando, con otras muchas y generosas mentes (Miret, Laín, Aranguren, etc.) acudió a algunos encuentros del instituto Fe y secularizad.
Fue fundador del PSA, hacia el que atrajo a Reconstrucción socialista, su grupo político y sindical de origen cristiano. Tuvo actuaciones decisivas. Y cuando, tras largos debates que ayudó a formular, formó parte del PSOE unificador, fue consejero de Cultura y Educación en el Gobierno de Santiago Marraco (1983-1987), el primero autonómico salido de las urnas. Y sin apenas medios materiales ni humanos, supo concebir con altura lo que debería ser la Cultura en una comunidad autónoma como la nuestra.
Lo hizo suscribiendo un Convenio sobre el Patrimonio Histórico, Artístico y Documental de la Iglesia Católica en Aragón; comprendiendo la importancia de recuperar los papeles de Joaquín Costa y estudiarle a fondo; participando en estudios sobre el Conde de Aranda; logrando de los duques de Alba la cesión del archivo de Híjar-Aranda al Gobierno aragonés; auspiciando ediciones tan importantes como el Aragón, reino de Cristo, del P. Faci, o La restitución del cristianismo, de Server que tradujo Ángel Alcalá: ayudando, en crisis profunda, a morir con dignidad a la revista Andalán. Muchos no lo olvidamos. Y, como alguna vez bromeo con él, creo que le criticamos mucho más que a sus sucesores, que lo merecieron muchísimo más. Así era la izquierda: depresiva y autocrítica…
Muy en especial destacó defendiendo con leyes, actos, escritos, palabras, la lengua catalana hablada en Aragón, promoviendo la enseñanza también de las modalidades propias. Cuando al fin se constituyó el Consejo Superior de Lenguas de Aragón en 2010 fue su primer presidente como miembro de mayor edad (y yo añadiría mayor respeto y mérito). Ay, como vemos languidecer todo lo relativo a nuestras lenguas.
El Periódico de Aragón, 26 de marzo de 2014.
JULI CARO, EL BAROJA MÁS SABIO

Julio Caro, el Baroja más sabio
“La figura de Julio Caro Baroja es enorme, lo mismo que la cantidad de ciencia y conocimiento que constituyen su reserva”, dijo a mediados de lo años 80 el poeta y director de la RAE Dámaso Alonso del polígrafo vasco, del que se cumplen en noviembre cien años de su nacimiento. Decir Julio Caro Baroja (Madrid, 1914-Vera de Bidasoa, Navrra, 1995) es invocar, de entrada, a un sabio, a un antropólogo esencial, a un historiador, a un pintor y dibujante, a un etnógrafo y a un bibliófilo que amaba a Homero, a Tólstoi y los libros de viajes. Decir Julio Caro Baroja es enfrentarse a un Baroja y lo que eso significa: la casa de Itzea en Vera de Bidasoa, vivienda de cuatro plantas de 336 metros cuadrados que adquirió Pío Baroja en 1912 y que tiene mas de 30.000 volúmenes, un museo de objetos populares y una valiosa pinacoteca; decir los Baroja es invocar uno de los libros más hermosos de Caro Baroja, ‘Los Baroja’, publicado en 1972 y reeditado en 1986, la crónica minuciosa de una familia apasionante en la que se cuentan marinos, editores e impresores (como su padre Rafael Caro Raggio), artistas (como su tío Ricardo Baroja), cineastas (como su hermano Pío Caro Baroja que llegó a dirigir ‘El mayorazgo de Labraz’ para TVE) y escritores como Carmen Baroja, madre del antropólogo, y Pío Baroja, el gran escritor que perteneció a la Generación del 98.
“Los Baroja hemos vivido de una manera anómala o no común, un poco aislados y con falta de acomodo a la vida social. Hay en todo esto un poco de…, bueno, de miedo social”, le confesaba Julio Caro Baroja a Baltasar Porcel para su ‘Retrato’ de la serie Galería de Grandes Contemporáneos de Círculo de Lectores (1987). El autor de ‘Memorias de un hombre de acción’ siempre se sintió muy cercano a su sobrino: habló con los antropólogos José Miguel Barandiarán y Telesforo Aranzadi para que trabajase con ellos en los veranos que pasaba en Vera de Moncayo, entre 1931 y 1936, y luego convenció a Walter Starkie, director de Instituto Británico en Madrid, para que le diese un empleo; lo hizo y Julio Caro se convirtió en su secretario personal entre 1941 y 1946.
Aunque había nacido en Madrid en 1914, Vera de Bidasoa fue su paraíso. Le permitió acceder a la fabulosa biblioteca de su tío y, además, se convirtió en su mejor compañero. Julio Caro vivió la Guerra Civil en la casa familiar, tras aquel incidente terrible en el que Pío Baroja estuvo a punto de ser paseado por los requetés; el autor de ‘El árbol de la ciencia’ se fue a París y residió allí hasta que los nazis tomaron Francia; malvivió de sus colaboraciones con ‘La Nación’ de Buenos Aires. El joven Julio se doctoró en Historia Antigua en 1942 y empezó a publicar de inmediato: si a los 20 años debutó con ‘Tres estudios etnográficos relativos al País Vasco’, en 1941 aparecería ‘Algunos mitos españoles’, uno de sus temas preferidos, y en los años siguientes ‘Los pueblos ibéricos del Norte de la Península Ibérica (1943) y ‘La vida rural en Vera de Bidasoa’ (1944). Solía realizar dibujos del natural que enriquecían sus aportaciones. Lo dibujaba todo: aperos de labranza, la fachada de una casa, el retrato de un campesino en su labrantío o una escalera interior. Una selección de esa obra gráfica aparecería en 1979 con el título de ‘Cuadernos de campo’. Entre 1943 y 1953, además de trabajar con Walter Starkie, dirigió el Museo del Pueblo Español de Madrid. Recorría España de punta a punta e hizo de cicerone de un personaje como el estudioso George M. Foster que entre 1949 y 1950 recorrió 16.000 kilómetros con el objeto de analizar el eco de España en América.
Julio Caro Baroja vivió por entonces dos historias de amor con final desdichado. Se enamoró de una inglesa “muy graciosa y muy guapa” que trabajaba en el Instituto Británico: Caro Baroja confesó que le dio “unas calabazas rotundas”. Y también tuvo una novia formal madrileña pero su complicada vida familiar le acabó alejando de las pasiones y del deseo. “Yo soy de temperamento de animal de sangre fría, como de reptil”, diría.
En ese período, poco antes de la muerte de su tío, con quien vivía ya en solitario en un piso grande la calle Alarcón, el escritor le mostró un cajón de su armario de luna donde tenía un montón de dinero: “Habrá como 40.000 pesetas”, le dijo el escritor. Había 700.000 pesetas (alrededor de 4.000 euros de hoy), que les permitieron hacer algunas inversiones y vivir “holgadamente durante todo el tiempo de la enfermedad de mi tío”.
Trabajador metódico y audaz, apasionado de la filosofía y de la historia de España, especialmente de los perseguidos, 1961 es un año clave en su producción: publicó ‘Los judíos en la España moderna y contemporánea’ y ‘Las brujas y su mundo’. Baltasar Porcel recuerda que siempre le atrajeron los mundos ocultos y acosados, así como la literatura popular y los oficios un tanto insólitos, de ahí volúmenes como ‘Vidas mágicas e inquisición’ (1967) o ‘El señor inquisidor y otras vidas por oficio’ (1968). Caro Baroja es autor de ‘Romances de ciego’ (1966), ‘Pliegos de cordel’ (1969), ‘Ensayo sobre literatura de cordel’ (1969) o ‘Teatro popular y magia’ (1974). Los temas vascos y navarros le interesaron desde muy joven (les dedicó alrededor de una veintena de títulos), casi tanto como las teorías antropológicas, la religión y el ateísmo, el folclore, las fiestas o el análisis “del carácter nacional” en toda su complejidad.
Tímido, reservado, de una curiosidad intelectual inagotable, publicó casi un centenar de libros sobre todas las épocas y analizó, con agudeza e intensidad, al hombre corriente y sus problemas más fieramente humanos.
El anecdotario
Viajes con su tío. Julio Caro Baroja fue un gran viajero. Discípulo de Hermann Trimborn y Hugo Obermaier, visitó numerosos países europeos (Italia fue su gran debilidad) y en el Sahara. En 1930, con su tío Pío Baroja, realizó un viaje por las tierras aragonesas: salieron de Morella y recorrieron el Bajo Aragón histórico y llegaron hasta Zaragoza; también estuvieron en el Maestrazgo. De esa ruta realizada en marzo de 1930 nacieron al menos dos novelas de su tío: ‘Los confidentes audaces’, que narra un trayecto que pasa por Peñarroya de Tastavíns e Híjar, y ‘La venta de Mirambel’, novela de misterio que le permitía hacer una visita a la historia y los mitos de Cantavieja, La Iglesuela, Mirambel, etc. De Mirambel dijo Baroja que “parece un animal muerto dentro de su concha”.
-Tomo la primera foto de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-394107c4789e7e8a02053b22441eac19.jpg
-Tomo la segunda foto de aquí: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-ab14d2575fd3cd34297f60809d2ce5d5.jpg
UGALDE: LA MAESTRÍA DEL RETRATO

A PLENO SOL. El ilustrador y dibujante turiasonense, nacido en 1903 y muerto en 1978, fue uno de los grandes cronistas gráficos de la escena y de la farándula, desde las páginas de HERALDO y luego de ‘ABC’ y otros medios.
Ugalde o el arte de la caricatura
FOTO. ARCHIVO EDUARDO LABORDA
El caricaturista, segundo por la izquierda, en un homenaje en Tarazona en 1957.
-AUTORRETRATO DE UGALDE
-Una de las viñetas teatrales: ‘Don Juan’, con Julita Martínez, Paco Valladares y Enriqueta Carballeira
Antón CASTRO
“Soy de Tarazona. ¡Cómo la recuerdo! Si algún año no puedo ir para las fiestas parece que me falta algo. Soy un enamorado de mi tierra. Y de mi Zaragoza, que también es mía. Allí pasé lo mejor de mi vida. A los diez años fui a estudiar el Bachillerato al colegio de San Francisco Javier de Tudela, y a los trece a Zaragoza (...) Al año siguiente marché a Guadalajara, a la Academia preparatoria para ingreso en Ingenieros, y allí empecé a coger los lápices, en un curso de dibujo de paisaje, con Parellada de profesor. No me gustaba el paisaje y me entretenía en hacer caricaturas”. Más o menos así, en 1955, le contaba Francisco Ugalde (Tarazona, 1903-Madrid, 1978) al periodista Marcial Buj de HERALDO la historia de su vida y de su nacimiento a las caricaturas y a la ilustración. Ugalde quiso estudiar comercio, ingeniería y compatibilizó su condición de soldado con las ciencias químicas. Le gustaban mucho la noche, las tertulias, vivir entre bambalinas y dibujar a aquellas actrices que venían al Teatro Principal. Antes había empezado a hacer sus primeras tentativas en ‘El Noticiero’ con gentes de Tarazona, Borja o Ágreda.
Un día conoció a Fernando Soteras Gimeno, ‘Mefisto’ (Zaragoza, 1886- El Escorial 1934), poeta y crítico taurino y teatral, y le dijo que él había hecho caricaturas de muchos paisanos; Mefisto le preguntó si quería que se publicasen en en un especial de fiestas con sus famosas ‘Coplas del día’. Y así pasó, a HERALDO, en 1925. Jesús Rubio Jiménez, quizá su mayor estudioso, escribe en ‘Retratos en blanco y negro. La caricatura de teatro en la prensa (1939-1965)’ (Centro de Documentación Teatral, 2008): “Colaboraciones como las fiestas del Pilar o el centenario de Goya también quedaron reflejadas por su lápiz”. Francisco Javier Veras Sanz, autor de ‘Cien años de ilustraciones en Heraldo de Aragón, 1895-1995’, decía que con el aniversario goyesco “se realizó una corrida de toros de la que Ugalde laboró una verdadera galería de asistentes: toreros, aristócratas, artistas y hasta algunos dibujantes como Xaudaró, Batolozzi y Fresno”.
En 1928, Ugalde empezó una serie, ‘Siluetas del Paseo’, que reflejaban su curiosidad, su agudeza de observador desde los porches de Independencia y su afición a la belleza femenina. Las expuso en el hotel Universo y allí debió verlas Juan Ignacio Luca de Tena. Le gustaron mucho y de inmediato le encargó algunos trabajos para su periódico, ‘ABC’. “A pesar de que me tiraba mucho Zaragoza, la ilusión de trabajar en la capital de España pudo más. Eran los años en los que uno sueña. En ‘ABC’ se me dispensó una acogida cariñosísima, como yo no podía imaginar”, confesó el dibujante. Allí trabajaba Fresno, por ejemplo, y con él en las páginas del diario conservador haría casi de todo. Era el período de fulgor de grandes viñetistas como Bagaría, Sirio, K-Hito, Bayo Marín, Manuel del Arco..., como recordaba Manuel García Guatas en ‘Publicidad artística en Zaragoza’ (Ibercaja, 1993).
Tras la Guerra Civil reanudó su colaboración y se especializó en lo que más le gustaba: “estrenos, pruebas privadas de cine y ensayos teatrales de madrugada. Casi nadie se escapaba de su lápiz: además de trabajar en ‘ABC’ también lo hacía en ‘Blanco y negro, en el semanario de espectáculos ‘Dígame’, el periódico deportivo ‘Marca’, en el diario ‘Pueblo’ y en la Agencia Logos. Por lo regular, según confesaba, hacía entre cinco y seis caricaturas al día. Colaboró en 1927 en ‘La novela de viaje aragonesa’ y volvería a hacerlo en otras publicaciones como el famoso ‘Almanaque del Café Castilla’ de 1944, que tanto solía frecuentar, o la Biblioteca Teatral, dirigida por Benjamín Bentura, que conserva el pintor y coleccionista Eduardo Laborda; ahí realizaba la portada a color y diversas escenas de interior. Por su intensa actividad recibiría en 1951 el Premio Rodríguez Santamaría al mejor caricaturista español del año.
Algún tiempo después, en 1957, sería objeto de un homenaje en Tarazona. Marcial Buj hizo su elogio y él reveló entonces que había hecho más de 70.000 caricaturas. María Fernanda Ladrón de Guevara y Celia Gámez fueron dos de las estrellas a las que más retrató; pero también captó a Valle-Inclán, Fernando Fernán-Gómez, Irene López de Heredia, Ismael Merlo, Carmen de Lirio, Guillermo Marín, la pianista Pilar Bayona... Cientos, miles de artistas de la escena y la farándula.
En otra entrevista en HERALDO le decía a Bernardo Bayona en enero de 1956 que “todos tienen su caricatura. A unos se les ve antes que a otros. De un modelo que no tenga ningún defecto físico, se puede conseguir una buenísima caricatura. Lo que sucede es que cuando una caricatura se nos niega, acostumbramos a decir: perdone; pero usted no tiene caricatura, con lo que el interesado se queda tan contento. Y es que muchas veces las caricaturas se empeñan en no parecerse a los originales”. No le gustaba que posasen para él: prefería memorizar el gesto de sus personajes y dibujarlos luego. Se jubiló en 1977, justo un año antes de su muerte. Sus compañeros de ‘ABC’ quisieron regalarle una moderna silla de ruedas, porque andaba con dificultad, a la sombra de su segunda esposa Isabel Martínez (antes estuvo casado con una actriz cómica que murió joven), pero se les adelantó El Fénix Mutuo, tal como se recuerda en un suelto de ese mismo año. La necrológica de ABC lo retrataba como “un hombre bueno, cordial, afectuoso y servicial con todos”. Años más tarde, junto a otros humoristas, fue objeto de un homenaje por parte del periódico y en un texto certero y sin firma se resumía la búsqueda de la esencialidad que caracterizó a Ugalde, toda una poética general del caricaturista: “Debe tener una doble visión que traspase la superficie de un rostro humano y cale hasta su más honda y verdadera expresión”.
EL ANECDOTARIO
La maleta del artista. Jesús Rubio Jiménez, durante su investigación de la trayectoria de Francisco Ugalde, vio una maleta llena de originales del artista. Su hermana Carmen Ugalde -según la sobrina del caricaturista, Soledad Domínguez- le ofreció ese legado “varias veces y durante varios años” al ayuntamiento de Tarazona. El periodista cultural Mariano García, que siguió con atención el asunto en su ‘Tinta de Hemeroteca’ de HERALDO, contó el 27 de junio de 2009: “Como el ofrecimiento de la familia cayó una y otra vez en saco roto, su sobrina quiso resolver la cuestión del legado y ofreció los dibujos al Museo de Arte Contemporáneo de Madrid que, como es lógico y natural, los aceptó de buen grado. Así que la institución con sede en el Cuartel del Conde Duque acaba de recibir -la donación se formalizó el pasado mes de noviembre- 1.206 caricaturas de Ugalde, ocho bocetos de otros artistas y una carpeta con recortes de prensa y fotografías del turiasonense”.
JOSE GIRL: ARTE DEL RETRATO

Estuve ayer en la sala Bantierra –fui con la historiadora del arte, Marisa Grau Tello, autora de un libro de pintura mural que ha publicado Rolde. Se presenta el día 17 en el Museo Pablo Gargallo- a ver la exposición ‘Misfits’ de Jose Girl, fotógrafa de Zaragoza que reside en Los Ángeles; es desde hace algunos años la compañera de Enrique Bunbury.
Son diez fotos, de gran fuerza expresiva, que abordan personajes de la música y de cierta marginalidad. Jose Girl posee una técnica incuestionable, sabe mirar, es intensa, y se ve claramente que le interesan algunos de los grandes maestros de la fotografía norteamericana: Irving Penn (sobre todo en ‘Der Sanmann’) y Richard Avedon, especialmente, vean ‘El Pichiti’, y también Diane Arbus: como a ella, le atraen esos personajes desubicados, entre solitarios y dramáticos, captados de repente incluso con un brutal golpe de flash. El ejemplo más claro es ‘Princesa’.
Jose Girl experimenta diversas vías, siempre con la expresividad por bandera: le apasionan los rostros y sus matices, las texturas, las arrugas. Y quizá, como señala Silvia Grijalba en el prólogo a su catálogo, siente afinidad con cineastas como Jim Jarmusch, David Cronenberg, y con escritores como Raymond Carver. Una obra como ‘Gitana Susana’ me ha hecho recordar a un fotógrafo aragonés fallecido hace algunos años: Javier Inés, al que lo más probable es que Jose no haya conocido. O quizá sí. Eso nunca se sabe.
Esta foto es 'Mátame'. La muestra ‘Misfits’ está inscrita en la programación de ‘Out of Mind’. Se merece una visita. Es una muestra con personalidad, con sensibilidad y una incuestionable maestría.
ÁNGEL ARTAL: 'LA BIBLIOTECA DE JOSÉ ANTONIO LABORDETA'

[En el libro ‘Salón Habana’, ese homenaje que José Manuel Pérez Latorre, Gerardo Alquézar, Ángel Artal y Jorge Gay rinden a José Antonio Labordeta, ángel Artal, bibliófilo y cardiólogo, escribe este texto sobre la biblioteca del político, poeta y cantautor.]
Por Ángel ARTAL BURRIEL
En su biblioteca se congregan tanto una buena parte de los libros de su hermano Miguel como todos los suyos propios. Distribuida materialmente entre Zaragoza y Villanúa (Huesca), la biblioteca alberga algo más de 5.000 obras de literatura, entre las cuales la poesía ocupa un lugar harto preferente. José Antonio Labordeta no pertenecía al exquisito club de los bibliófilos; su relación con los libros venía originada por su amor a la cultura, al conocimiento, a la historia de la lectura y al trabajo derivado de su predisposición creadora y de su quehacer profesional. Cabría calificársele, primordialmente, como un lector; un lector al que no le fascinaba nada de cuanto atañe al mundo de la bibliofilia.
Al igual que Borges, lo único que le preocupaba era no ser un lector ecuánime o, en el peor de los casos, un sensible y agradecido lector. Al final de sus días, me contaba cómo iba recordando aquellos libros cuya lectura significó una verdadera dicha para él.
Y tras los pasos de su admirado Borges, mientras su pensamiento le iba conduciendo por los caminos del recuerdo, fue esbozando su biblioteca ideal —disparatada las más de las veces—, pero muy personal y a todas luces conmovedora. Cuando, cada domingo de estos últimos años, los dos nos dirigíamos a la tertulia que manteníamos en el despacho de José Manuel Pérez Latorre —que Gerardo Alquézar o Jorge Gay, o quizá el propio José Manuel, habían bautizado con el nombre de Salón Habana, en razón a la lámpara que iluminaba la habitación que, naturalmente, procedía de la capital cubana—, Labordeta iba desgranando historias de sus lecturas y de los libros que le fueron acompañando a lo largo de su vida; entre los que la literatura sudamericana ocupaba, sin duda, un lugar preferencial, con Juan Rulfo y su Pedro Páramo a la cabeza de todos ellos, cuya lectura recomendara años atrás a sus alumnos de bachillerato en Teruel; sin olvidar a Borges, García Márquez, Múgica Laínez, Octavio Paz, Ernesto Sábato, Miguel Ángel Asturias, César Vallejo y otros varios de los que me hablaba sin parar. En estas conversaciones dominicales mi relación con José Antonio se fue estrechando más y más, y en recuerdo de las mismas acuden a mi mente los versos de Rosendo Tello: «Recuerdas José Antonio/ aquellas horas locas de exaltaciones íntimas…»
Luego, en el último año, y debido a su precario estado de salud, esas impagables tardes dominicales las trasladamos a su casa y, allí, proseguimos y prolongamos nuestras confidencias, al tiempo que le escuchábamos evocar, con aquella sonrisa tan labordetiana que tantas cosas insinuaba, viejos recuerdos del pasado: «En mi casa había oleadas de libros y yo saqueaba las estanterías de la biblioteca de mi hermano Miguel para encontrar libros y autores que serían importantes en mi formación: Sartre (Las moscas), Thomas Mann (La montaña mágica), John Steinbeck (Las uvas de la ira), Freud, Jung, Pepe Hierro, Celaya, Blas de Otero, Cervantes, Beckett, Aldecoa, Hermann Hesse, Paul Verlaine y tantos otros».
Igual que sabía que su amigo Pepe Melero era un confeso admirador de Andrés Trapiello y no dudó en pedirle que le trajera el último de sus diarios, acabado de salir de prensas por aquellos día, y que no temía seguir las recomendaciones de Félix Romeo con respecto a los libros de Herta Muller; no le importaba tampoco, más bien al contrario, deshacerse de un libro con el que pudiera hacer feliz a un amigo. Buena prueba de ello lo constituyen los manuscritos de sus obras que se encuentran diseminados en las bibliotecas de grandes bibliófilos y fetichistas del libro. Hace poco tiempo descubrí, en una librería de ocasión, la primera edición de Paradiso, la novela mediante la que José Lezama Lima, a través de José Cemí, su protagonista, nos da una visión de la vida cultural y social de Cuba. Ejemplar que llevaba la firma de José Antonio Labordeta. Sin duda lo prestó a un amigo y nunca le fue devuelto. Hoy está a buen recaudo en la biblioteca de su gran amigo Pepe Melero. Es el discurrir de la vida de los libros. Y, sin duda, el de las personas.
*Esta caricatura la realizó Luis Grañena.
G. ALQUÉZAR: 'DEL AMOR DESESPERADO'

[Cuatro amigos, Gerardo Alquézar, Jorge Gay, José Manuel Pérez Latorre y ángel Artal compartieron muchas horas con José Antonio Labordeta durante su enfermedad. Primero en el 'Salón Habana' del estudio del arquitecto, luego en su propia casa. Por ello, como se decía, en el post anterior, le han dedicado un libro a los cuatro años de su muerto. Si antes publicaba el texto de Ángel Artal, ahora publico uno de los poemas tan elaborados de Gerardo Alquézar. Un estupendo y guadianesco poeta. He aquí el texto 'Del amor desesperado'.]
DEL AMOR DESESPERADO
Texto: Gerardo Alquézar
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.
Violeta Parra
(Gracias a la vida)
Me estoy quedando sin ti
igual que en la noche el cielo
cuando el alba lo destruye
viniendo con su lucero
para convertir los sueños
en días que se perdieron.
José Antonio Labordeta
(Me estoy quedando sin ti)
Tengo en el pecho una jaula,
en la jaula dentro un pájaro,
el pájaro lleva dentro del pecho
un niño cantando
en una jaula
lo que yo canto.
Amancio Prada
(La jaula)
A José Antonio Labordeta
«Su espejo es la memoria donde ardía.»
1
Allí donde juguetea la luz de los sentidos cobran vida las pasiones.
2
LAMENTO DEL PRISIONERO
Sabes, amor, comprendo que no todo sea eterno como mis ansias
de amarte, y sin embargo… ¡Ay! Si pudiera encontrarte otra vez
en los lugares de siempre, a la hora de siempre, yo que muero tras
las rejas de esta prisión.
3
EL AZAR DE LAS CARTAS
No otra cosa eres, amor, que el fracaso de mi vida.
4
25 de junio
No pudiste sospechar que, dentro de aquella caja con la que me
regalabas la memoria, se verían presas de su vacío las voces heridas de mi yo absoluto.
5
He caído en tantos errores que apenas me reconozco
en el desengaño.
6
la señal de duelo
El engaño trae consigo soledad. ¡Quebranto y torpe soledad!
Cruel alegoría de esa libertad que se nos escapa
7
cuando la vida imita al arte
(El arte de la traición)
La del desierto dañado es una historia de amor y traición.
Y la condena a la libertad del dolor y la tristeza.
8
Encerrado en la rabia y en el desprecio, comprendí que eso
era la derrota.
9
Lúcida, pero descarnada y cínica, es la respuesta del resentimiento.
10
Ni aun el dolor pervive hoy en mí como presencia tuya.
11
Pronto no tendrás ya nombre ni rostro; serás un pájaro
de mostaza y canela.
12
El amor, o la displicencia de la costumbre. Tempus irreparabile
fugit, o el vértigo de la rutina.
13
DE UN VIEJO CALENDARIO DE PARED
No cabe la felicidad
sino en la embriaguez
de un recuerdo
que se diluye con el atardecer.
14
Solía creer que era yo quien, en mis manos, tenía el devenir
de mi universo mahleriano.
15
SEREMOS NÓMADAS
Al tornar de los años, y me refiero a un apretado puñado de
ellos, he comprendido que la mitad de nuestra vida encarna una
existencia que no mostramos a nadie: una vida secreta, acomodada
a la zozobra y las vacilaciones. Algo tan inabordable y a desmano
de la plusvalía y la costumbre que, si se conociese, dañaría el afecto
y la autoridad que un día se nos dispensó.
16
He ido lentamente colmándome de secretos que he tenido
que renunciar a descubrir.
17
El desaliento de ser nadie para nadie o no ser.
18
PEREGRINO DEL OTRO LADO DEL ESPEJO
¡Adiós, mi melancólico amigo, como tantos otros, esperaste
demasiado y el tiempo se mostró más hábil que todos vosotros!
(Pero tal vez, al traspasar el umbral contiguo, también él volviera a
ser como había sido, no hermoso —porque nunca lo fuera— aunque
sí turbadoramente tierno.)
19
Mientras no fue importante el tiempo, no lo fueron los
recuerdos.
20
UNA CANCIÓN DESCREÍDA
Aquello que no pudimos dejar de ser, eso somos.
COROLARIO PARA UNA CANCIÓN DESESPERADA
Aunque me hubieras preguntado, vida mía, por el jardín
del Edén, no habría sabido responderte.
(El verano que celebra la luz y la vida
se ha hecho silencio
y apenas se oye ya el eco de sus pasos)
y
UN POEMA DE AMOR
Lo que de mí queda es el mundo.
*Labordeta. Caricatura de Cano.
'DAKOTA': TEATRO DE LAS ESQUINAS

’DAKOTA’: RISAS CON INTENCIÓN EN EL TEATRO DE LAS ESQUINAS
Anoche estuve en el Teatro de las Esquinas donde el Teatro del Temple celebra sus primeros veinte años. Es una compañía fundamental de la escena aragonesa y nacional desde entonces con montajes galardonados por aquí y por allá: Goya, Picasso y Dora Maar, Lorca, Buñuel y Dalí, etc. Se representaba la obra ‘Dakota’ (se despide hoy domingo a las 19.00) de Jordi Galcerán, una pieza en clave de comedia onírica, que habla, como quien no quiere la cosa, de algunos de los conflictos contemporáneos y de un médico estomatólogo de compleja y paranoica personalidad, al que encarna con mucho oficio, con cuidados registros, Joaquín Murillo, cada vez más sólido en escena. Cada vez más sabio: un veterano joven.
La obra está escrita con sabiduría escénica, con perfecta carpintería teatral, como se decía antaño: con equilibrio, simetría, un humor desternillante y un cierto sentido de la adivinación o la profecía. Y una idea de circularidad, en la que todo ha sido sopesado, circularidad que incorpora algunas fugas surrealistas, como la del Príncipe de Viana y el trovador Guillermo y su amada, por citar una.
A Murillo, lo acompañan tres estupendos actores: Francisco Fraguas, asiduo del Temple -encarnó a Lorca, por ejemplo-, que resuelve con mucho oficio e ironía su trabajo (ese Guardia Civil tan previsor que es consciente de que en el fondo se acerca a la sátira de costumbres); Yolanda Blanco, que no tiene un papel fácil como esposa del médico que desearía tener un hijo y ya de paso un poco más de sexo, pero del que da cuenta con solvencia y equilibrio. El tercer intérprete en discordia, determinante, es Luis Rabanaque, que encarna a un vendedor de prótesis dentales. El suyo es un papel lleno de matices: Luis, con esa voz tan personal, realiza un muy buen trabajo. Inclinado a la expresividad cuando es necesario, vibrante, humorístico, divertido casi siempre. La obra la dirige Carlos Martín, que sabe lo que se trae entre manos y ha sabido moldear la función, dotarla de un ritmo que no desfallece y afinar la dirección de actores, para que el público se lo pase bien, sonría sin parar y no tenga demasiadas ganas de marcharse a casa, como recuerda Francisco Fraguas.
Si la felicidad del teatro también se mide por las risas y por la entrega del público, este es un montaje plenamente feliz.
*En la foto, que pertenece al archivo del Teatro del Temple, el reparto al completo: Yolanda Blanco, Francisco Fraguas y Luis Rabanaque; en primer término, Joaquín Murillo. La función se despide esta tarde a las 19.00.
ECO, MADRILEÑO, DE FÉLIX ROMEO

UNA CASA CON MÚSICA DE BATTIATO
Durante algunos años, cuando iba a Madrid a ver exposiciones o a realizar entrevistas para ‘ABC’ o para ‘El Periódico de Aragón’, siempre dormía en casa de Félix. En su casa de la plaza de España: en un piso modesto y con vistas donde se sentía especialmente cómodo. Yo dormía en un sofá-cama de colchón delgado, rodeado de libros, y oía respirar a Félix en la habitación de al lado. Leía hasta deshora. Tenía la casa tapizada de libros: libros nuevos que acababan de mandarle, libros viejos tocados por el oro sucio del tiempo, revistas. En el baño había una montaña de tebeos de todas las estéticas y de todos los temas, incluidos los eróticos. A Félix parecía interesarle todo: los arquitectos madrileños, los escritores menores del 27, la vida en la Residencia de Estudiantes de Pepín Bello, Luis Buñuel, Sánchez Ventura, o de la pianista Pilar Bayona, que siempre fue uno de sus mitos. Había encontrado un folleto insólito de Goya, un manuscrito vinculado a los reyes de Aragón, un libro dedicado, una colección de revistas de poesía de época, había encontrado el poemario ‘La voz apasionada’ de Julio Alejandro Castro, ilustrado por Timoteo Pérez Rubio y fechado en 1931, nada menos. En cuanto salías a la calle con él, y era la época en que le gustaba comer en restaurantes italianos, siempre te presentaba a alguien en la cuesta de Moyano o en sus librerías secretas: “Esto te interesará: es de bandoleros”. Apenas parábamos en casa, entonces trabajaba en ‘La Mandrágora’ y sus amigos más constantes eran Pepa Bueno y Chimi, José Antonio Labordeta, los Trueba, el núcleo aragonés de Madrid, entre ellos Luis Alegre que codirigía con Concha García Campoy ‘La gran ilusión’. De vuelta intentabas curiosear todo lo posible en su mundo en desorden. Él siempre iba por delante. Trabajaba en cualquier parte y sin notas, aunque alguna vez le he visto algún cuaderno y dibujos de arte bruto de monigotes que parecían los de Javier Tomeo, a quien mimaba como mimaba a José Antonio Labordeta. Había otra cosa que me gustaba mucho de su casa: su aparato de música y sus discos de Portugal y su órbita: Mariza, Mísia, Cesária Évora, Carlos do Carmo, Amalia Rodrigues. Le hacía rabiosamente feliz Franco Battiato y especialmente una canción ‘Yo quiero verte danzar’. Y también ‘Nómadas’. Ponía un disco y cuando se iba de casa lo dejaba sonando. “Así la casa también se pone algo más contenta y, además, espanta a los ladrones. Piensan que hay alguien dentro”, decía, mientras giraba la llave.
*Esta foto de Félix es de Daniel Mordzinski. Me la envió poco después de la muerte del amigo imprescindible de tanta y tanta gente. AC
MARGA CLARK: TRES POEMAS

’OLVIDADA DE MÍ’: TRES POEMAS DE MARGA CLARK
[Marga Clark es una estupenda fotógrafa y un meticulosa poeta. Acaba de publicar ’Olvidada de mí’ y ha tenido la cortesía de enviarme tres poemas. El libro se presentará en Madrid próximamente en compañía de Ángel Guinda. Marga, que debe su nombre a su tía Marga Gil Röesset, aquella escultora y pintora que se suicidó por amor a Juan Ramón Jiménez, y le dedicó una hermoso libro: ’Amarga luz’. La crónica de una revelación, de una sensibilidad, de un destino trágico.]
*
La noche en que te perdí
vislumbré a la muerte
su mano helada
estranguló tu indefensa
y aún tibia garganta
y se precipitó
por la puerta entreabierta
de tu alma.
Aún pienso en la muerte
la tenía tan cerca
al alcance de mi mano
pero se escapó sigilosa
dejando su hálito derramado
en tus sábanas de anémonas
manchadas.
Aún pienso en la muerte
tan grave
tan solemne
tan perversa
tan bella
en su transparencia.
Me mintió la muerte
me prometió vida
a cambio de dolor
y ahora
cuando ya he borrado
con mi llanto
tu imagen tatuada en mi mente
cuando intento recordar
tu nombre
y tu armonía
sólo pienso en ella
la muerte
la infame
la seductora
la furtiva
la que nos sorprendió
en la noche
la que nos abandonó
en lo más blanco del día.
Hoy la muerte me cogió desprevenida
se deslizó por mi boca entreabierta
buscando mi hálito exhausto.
Me escondí en mi sueño
de cigarras y abedules
en un vano intento por eludir
mi destino
pero ella me ofreció sus brazos
azabaches
y me oprimió en su gélido
regazo.
Atisbé por un instante
su magnética espesura
y sucumbí en mi sueño.
Cómo iba a rechazarte
Oh muerte!
Cómo iba a despertar
sin tu infalible consuelo
sin tu abnegado silencio
sin tu constante desvelo.
Hoy la muerte me acogió
en mi sueño.
Me abandoné hace tiempo
dejé a un lado mi cuerpo
y seguí hacia adelante.
Me perdí.
Siguiendo el canto blanco de la escarcha
me perdí.
Ahora sigo en mi búsqueda
me sobrecoge
la inquietante quietud que me rodea
el silencio que tiembla en la penumbra.
Me olvidé de mí hace tiempo
renuncié a mi cuerpo
me despojé de su piel
de su entraña
lo devolví a la tierra
su raíz
lo abandoné a la intemperie
pero prosigo en mi búsqueda.
Del poemario: Olvidada de mí
www.margaclark.com
*Una de las fotos de Marga Clark. Un trabajo muy personal.
MARTÍN CASARIEGO, PREMIO CAFÉ GIJÓN
Esta mañana se ha hecho público el fallo del Premio de novela Café Gijón 2014, dotado con 20.000 €, resultando ganadora El juego sigue sin mí de Martín Casariego.
El jurado -compuesto por Mercedes Monmany, Antonio Colinas, José María Guelbenzu, Marcos Giralt Torrente y Rosa Regás, en calidad de presidenta, y actuando como secretaria Patricia Menéndez Benavente - ha querido destacar "la fluidez con la que el autor maneja esta historia de aprendizaje que se establece entre dos jóvenes de hoy día. Ambos crean una relación que se resuelve en una tensión dramática perfectamente desarrollada y de final abierto".
El autor, que ha estado presente en la rueda de prensa, ha agradecido a todos los asistentes el premio y ha avanzado la trama de la novela: El narrador, al que podemos llamar Ismael, un joven de catorce años, va mal en los estudios. Sus padres contratan a Rai, cuatro años mayor que él y tan admirado como atormentado, para darle clases particulares. Tras una primera sesión poco productiva, establecen un pacto: el alumno estudiará por su cuenta y el profesor le hablará de libros, de películas, de música, de la vida. Y le va contando, por partes, la historia de Samuel, un joven que se citó por carta con su ex novia, con la amenaza de que si no se presentaba se suicidaría. (Nota de Siruela).
SANTIAGO ARRANZ EN BARBASTRO
[Santiago Arranz, desde el martes de la semana anterior,expone una selección de sus obras en la UNED de Barbastro. Es un viaje por su trayectoria, desde los años 80 hasta. Algunas piezas no se habían visto antes. La muestra está coordinada por esa infatigable trabajadora del arte que es María Jesús Buil, galerista de La Carbonería y responsable de la programación de la UNED en Barbastro y Calatayud, donde está trabajando con entusiasmo y rigor. Trinidad Raso, la compañera de Santiago Arranz, me envía este vídeo de la muestra.]
Te adjunto también un enlace de un video que hemos preparado recientemente:
POEMAS DE MANUEL RUIZ AMEZCUA

El libro ‘Del lado de la vida. Antología poética(1974-2014)’, de Manuel Ruiz Amezcua, con prólogo de Antonio Muñoz Molina, publicado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, contiene mucha poesía social y política, mucha indignación contra quienes nos gobiernan. Ahí va una muestra. Además, el autor, muy gentilmente, me envía dos poemas más.
LA GLORIA SE PUDRE SOLA
La calumnia, que adorna vuestras bocas.
La injuria, que ampara vuestros labios.
La mentira, que os hizo miserables.
Esa vileza crónica
curtida en la rapiña del poder.
Esa mirada, tan vacía
de ideas como ahíta de miseria.
Esas palabras, huecas como el aire.
Esa infamia, cocida a cieno lento.
Ese astuto rosario de maldades
de antiguos perros de siempre,
hoy con distintos collares.
Esa sabiduría en el engaño.
Esa lenta basura programada
de mugre vuestra con cabal conciencia.
Esa cucaña. Esa maldad siniestra…
Todo lo que me empuja a contestaros
que vuestra vida es una ofensa,
que habéis perdido la memoria y la vergüenza.
LA ESPAÑA ETERNA
(Y PROFUNDA)
[A Juan Mengíbar]
Tienen el alma impermeable,
creo que escribió Machado.
Devotos y matuteros,
les dejó como epitafio.
Cambian siempre de chaqueta,
si les ofrecen buen caldo.
Los conozco hace ya tiempo.
Los sufro hace muchos años.
A los que van como pícaros
y a los que ejercen de santos.
A los que van de rebeldes
y viven como vasallos.
A los que ejercen de nobles
y actúan como villanos.
Reconozco a los hundidos
y conozco a los salvados.
Oteo a los redimidos
y veo a los condenados.
Me asustan los poderosos
que aumentan siempre lo malo.
Sé de esas leyes eternas.
Sé de esa casta de sobra.
Sé de esa noche y sus sombras.
De los que roban a solas
y de los que en las tribunas,
con mucha y buena tramoya,
engañan a sus esclavos.
Como a buenos feligreses,
a ellos todo les da igual.
Su único Dios: el dinero.
Su única patria: medrar.
Como buenos parroquianos
siempre fueron muy taimados
y durante cuarenta años
glorificaron a Franco
con sus mismísimas manos.
Y nunca contra el tirano,
ni contra nada del clero,
que nada manifestaron.
Cultivaron el silencio,
y los que nunca callaron
esos fueron muy poquitos
y lo acabaron pagando.
Esos fueron unos cuantos
y lo pagaron muy caro.
De los otros, los de Franco,
ahora gobiernan sus hijos
hace casi cuarenta años,
como lo hicieran sus padres.
Y siguen los mismos pasos.
Y siguen libres las manos
para robarnos los cuartos.
Siempre tuvieron muy cerca
la intención de la venganza
para convertirse en amos.
Se vengaron como siempre
y disfrutaron odiando.
Se vengarán cuando puedan,
llevándose lo que quieran.
Y cuando no puedan vengarse en ti,
lo harán en tu descendencia.
FUEGO EN LO OSCURO
[Para Sara, nuestra perra.]
Acaba de nacerle un hijo.
Lo ha llevado en su vientre
dos meses y unos días.
Va de acá para allá
con la locura del instinto,
con el desasosiego de la sangre,
con el temor de la tristeza.
Gruñe y jadea, mueve
el cuerpecillo inmóvil.
Sus ojos son el reino del espanto.
Hay algo que la enloquece,
que no entiende,
que no puede comprender.
Y mira desde otro mundo…
Se queda quieta, esperando a la vida.
Se queda sola, lamiendo a la muerte.
*La foto es de Virxilio Vieitez.
'LITIASIS' DE MANUEL FOREGA

[Dentro de unos días, en el sello Pregunta que dirigen David Francisco y Reyes Guillén, se publica un intenso poemario en prosa de Manuel Forega:’Litiasis’, compuesto por catorce fragmentos. El autor me envía el fragmento cuarto a modo de avance editorial para el blog.]
'LITIASIS'. Fragmento IV
Por Manuel MARTÍNEZ FOREGA
De aire, de alas de materia invisible sustentadora, transmisora de trinos de oxígeno, nitrógeno y argón, porque es el canto espiritual materia desdicha por el lenguaje, por la lengua alquímica de los tropos. Por ese aire que desdibuja hasta borrarlo el nombre de los nombres, aunque guarda de las cuerdas vocales las emisiones, consonantes informes fugadas de las celosías que apresaron el canto de los pájaros; libres, sin embargo, en la voz de las alondras, libres en los palomares: mensajes sólo de voz que apenas puede ser escrita, inscrita si no es en otras formas: en las ruinas, en las yedras, en el reflejo especular del tiempo por el que se pasa de una a (u) otra forma. Por ese aire transita el ángel en su manera etérea, deseado, dicho, onírico, llamado o expulsado, figura a capricho reclamado, inmanente contingencia.
*La foto es Jean-Philippe Charbonnier.
FOTOCUENCA: LENA SERVAIN

[He tenido fallos con el sistema de Facebook. Ahora no puedo acceder: me ha hecho extraño de mí mismo, dice que soy otro. Por eso, en la medida en que pueda, los fotocuentos de Paco Cuenca aparecerán aquí.]
PACO CUENCA. FOTOCUENTO. LENA SERVAIN
Desde que regenta su propio puesto en el mercado de Binic, Lena Servain, valiéndose de mil tretas, se ha dado el gusto de no vender ni una prenda a la arisca Gaid, la frutera que no le fió cuando sus días eran tan largos y su despensa tan corta.
CERRADO POR MELANCOLÍA
El escritor y editor Óscar Sipán, de Tropo Editores, me envía esta nota llena de emoción y de añoranza.
"Muchos años llevaba peleando José Luis Santalla en la librería Quijote de Ferrol: «Abrí con 23 años y me marcho con 70», explica. Anunció el cierre colocando en el escaparate un cartel, 'Cerrado por melancolía', y un libro del mismo título, editado por Tropo Editores".
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ocioycultura/2014/09/08/aperturas-cierres-renovaciones-dinamizan-librerias-gallegas/0003_201409G8P27991.htm
URSULA ANDRESS EN EL AGUA

Un retrato de Ursula Andress, en bikini y en el agua.
CLAUDE MONET: EL VERDE DE LA LUZ

Claude Monet: la sutileza, el encanto y la búsqueda de la luz en una de sus espléndidas piezas: 'En los bosques de Giverny', 1887.
'BUSCANDO A DEBRA WINGER'

Una de mis actrices favoritas de los últimos años es Debra Winger. Participó en muchas películas: 'La fuerza del cariño', 'Oficial y caballero', 'El cielo protector', 'Tierras de penumbras', etc. Le he dedicado esta composición:
BUSCANDO A DEBRA WINGER
Perdí la cabeza por ti,
antes, mucho antes de ‘Tierras de penumbra’.
Mucho antes de que fueras poeta
y una criatura mortal frente a la noche.
No sabría decir por qué. La luz de tu sonrisa,
tu picardía, tu fuerza, la manera en que bebías
la claridad del mundo en cada abrazo.
Me gustabas siempre: en cada diálogo,
en cada beso, en esa alegría incontenible
de estar a punto de irte para siempre a otra playa.
Pero cuando te vi en ‘El cielo protector’,
me sentí enfermo, poseído de amor.
Entendía, y no entendía, tu pasión por el desierto,
el helado rescoldo del plenilunio en la arena,
la muerte inesperada de un amor disipado.
Y luego, llegaste a aquel villorio,
a otra forma de prisión. Y a la violencia
del anhelo. Aún te veo: extraña y extranjera,
arrebatada y muda, mientras te acariciaban
y sorbían el sudor de tus muslos. Aún te veo:
lejana y sola contra la tiniebla y la escarcha.
Aún te veo: a horcajadas, a punto de estallar
como el torbellino de todos los deseos.
¿Recuerdas? Tú eras la piel del escalofrío.
Luego te esfumaste. A otro mundo,
a otras formas del olvido y del silencio.
Incluso salieron a buscarte. Querían, como yo,
saber de ti: buscaban a Debra Winger
y a las mujeres como tú que desaparecían de la pantalla.
Esa película perseguía a un fantasma,
una ninfa de antaño, vulnerable y sensual.
Ese rescate imposible enerva todos mis sentidos.
Cierro los ojos e imagino que estás ahí,
en el interior de la pantalla a punto de decirme:
“Ven. A veces solo en el cine se cumplen
los mejores sueños, peligrosamente juntos”.
*Este poema integra mi poemario 'Seducción', que publicaba esta reciente primavera Olifante, el sello de Trinidad Ruiz-Marcellán y Marcelo Reyes. Esta foto de Debra Winger es de 1983 y está fecha en Los Angeles.
JUANJO FLORES: UN CUENTO

[El escritor Juan José Flores, narrador en corto y en largo, me envía algunos relatos breves. Hoy publicamos este, ’El traje del diablo’, inquietante y lleno de sorpresas. La foto es Txema Yeste, un gran fotógrafo de moda y del mundo femenino.]
--EL TRAJE DEL DIABLO--
Por Juan José FLORES
Otra vez tengo que hacer algo terrible, Lola, y necesito ese traje, ya sabes cuál. Te lo reservo en este instante, dame preferencia, por los viejos tiempos. Pagaré un anticipo generoso por el alquiler y también por los inevitables arreglos que tendrás que hacerle. No creo que aún me valga como antes, han pasado muchos años desde la última vez, ya no soy tan joven, y además he engordado, te haces cargo. Así que ponte a la tarea, Lola: descoser y volver a coser. Sácalo de donde lo tengas, del fondo oscuro del guardarropía, donde sin duda lo ocultas y tratas siempre de perderlo entre tantos otros trajes vulgares, para así fingir que nada sabes de él, que en realidad no lo posees, que no es cierto que el diablo en persona te lo dejó una noche, en prenda de lo que no quieres acordarte. Ya ves, yo no creí volver a precisarlo. Todos decimos lo mismo: <>, pero luego... De nuevo me urge ese traje, Lola, ¡ay Lola! Por lo que más quieras, consigue que me sirva de nuevo y yo aparezca impecable ante mi destino. Lo importante es que no me tire de la sisa cuando haga lo que tengo que hacer. No te prometo devolverlo impoluto, bien sabes que eso no es posible. Deberás eliminar luego las huellas de lo que con él se hizo, cuando menos disimularlas: la arruga, el posible desgarro, la mancha inclemente, rastros inevitables y míseros, sombras del infortunio. Sabes que te pagaré lo que me pidas. ¡Ay, Lola! Esta vez será la última, lo prometo.
--El traje del diablo 2--
Ha sido un acierto echarme un rato la gabardina por los hombros, para ocultar el traje. Es mejor que no me muestre mucho así vestido, antes de que llegue a mi destino. Sé bien que no valdrían disimulos si me cruzara con algún conocido, que sin duda amagaría el saludo al verme de esta guisa, desviaría la mirada en el instante justo, con buenos reflejos, si se lo permitiera el asombro o el temor; hasta puede que ese testigo involuntario fingiese un súbito cambio de rumbo con el que alejarse de mí a toda prisa. Qué liviano es el traje, parece una segunda piel, tela de gran calidad, estupenda hechura que facilita los movimientos, cualquier movimiento; nada parece imposible con él. Cómo cubre y disfraza la vergüenza original de saberse desnudo; de pronto, desnudo y exiliado. Se diría que hasta se pudiera engañar al ángel de la flamígera espada, y así cruzar sin daño el umbral que custodia, tan admirable y terrible es este traje. Pero no conviene tentar la suerte hasta ese extremo.
---El traje del diablo 3--
Una eternidad me parece el tiempo transcurrido desde que, a precio de oro, alquilé este traje maldito, que tan liviano parece siempre al vestirlo y luego acaba pesando como un ropón inclemente. Siento ahora que las costuras se deshilachan, que los arreglos que a medida me hicieron se desbaratan a cada paso que doy, a cada gesto. El traje extraña de pronto mi cuerpo y yo desespero por afianzarme en este laberinto de descosidos, incluso de desgarrones, por los que se escapa mi ausencia. Con un afán desmedido he rebuscado en los bolsillos, por ver si algo de lo que ahí olvidaron otros antes que yo pudiera ser una señal, pero todo cuanto he hallado en ellos era mío y sólo mío. En los servicios de un bar he tratado de refrescarme la frente y no he logrado reconocerme en el espejo. Un desconocido vestía el traje atroz que el diablo tejió. En el último instante, me ha asaltado la tentación de despojarme de él antes de tiempo, de lanzarlo al río de aguas oscuras desde este puente solitario, y entregarme desnudo e indefenso a mi destino, vestido de paraíso, pero ya era tarde para eso, demasiado tarde, el tiempo casi se ha cumplido.
--El traje del diablo 4—
Aquí tienes el traje odiado, Lola, te lo devuelvo y abomino de lo que con él hice, lo admito. ¿Por qué no lo destruyes? ¿Qué contrato nefasto te liga con quien lo tejió para que lo custodies con tanta lealtad y esmero? Verás en qué triste estado lo traigo esta vez, peor de lo que pudieras imaginar. Cada vez es peor. Casi como los harapos de un pordiosero te lo entrego, la saya raída de un peregrino, y ya siento la piel fría como un rencor antiguo. Ahora te tocará recomponerlo, Lola. No te envidio: zurcir las huellas del dolor, de la desesperación y la culpa que rasgaron el fino paño, y eliminar después la mugre violenta que dejó un cuerpo al que se le trastocó el claro entendimiento al enfrentarse con su destino. El bulto mezquino y arrebujado de un sudario parecería que te devuelvo. Olvida mi nombre, Lola, una vez más. Cuando pase frente a tu tienda, también yo fingiré que no te conozco ¿Hasta cuándo, Lola, hasta cuándo? Lo que más me perturba es no recordar para qué quería yo el maldito traje del diablo.
*Juan José Flores (Barcelona en 1955) es licenciado en Biología por la Universidad Central de Barcelona. Ha publicado las novelas Como un ángel herido (1997), En el umbral (2002) y Todas las primaveras (Alfaguara, 2005) o ’El corazón del héroe’, así como un libro de cuentos, Vida de perro (2007); este libro, aparecido en el sello Menoscuarto, fue finalista del Premio Setenil de cuentos.
GONZÁLEZ SAINZ EN PORTADORES

J. Á. GONZÁLEZ SAINZ HOY EN LOS PORTADORES DE SUEÑOS
Esta tarde, a las 20.00 horas, en Los Portadores de Sueños, José Ángel González Sainz presentará su nuevo libro: 'El viento en las hojas' (Anagrama), compuesto por siete cuentos que exploran algunos de los temas esenciales de la vida: el deseo, la libertad del amor, el mal, la vejez, la belleza, el miedo. José Ángel, soriano que pasó algunos instantes en Zaragoza en su adolescencia, ha residido en Barcelona, en Venecia y ahora lo hace en Trieste; es un escritor meticuloso, preciso y poético, que busca la trascendencia, la filosofía y la perfección en una litratura muy elaborada, llena de talento, de hondura y de intensidad. El escritor, autor de novelas como 'El mundo exasperado' y 'Ojos que no ven', conversará con el escritor y crítico literario Julio José Ordovás.
ANAGRAMA EXPLICA ASÍ EL LIBRO:
El sonido del viento que acaricia las hojas es el ritornelo que recorre estos relatos de González Sainz. Y susurra acerca de la vida y la muerte, del inexorable paso del tiempo o el ajuste de las cuentas de una vida, pero también de la sensualidad de los cuerpos y el enigma del deseo. El motivo sonoro puede acompañar el lento caminar de dos ancianos que se enfrentan a la crueldad de un joven de insultante belleza, o asemejarse al siseo de la puerta giratoria de un viejo café, donde unos niños entran y salen, un hombre observa y descifra la secreta belleza de una mujer, y otro anuncia su próxima muerte a sus amigos de toda la vida. O asociarse al goce de una niña que sopla pompas de jabón en el pretil de un puente e ignora a su madre que la mira con los ojos del miedo... Otras veces, lo que trae el viento que agita el follaje es la seductora sonrisa de una vendedora de helados, los vericuetos de la vida conyugal, el sabor a limón del amor. O la inasible imagen de una mujer detrás de un escaparate ante el que uno de los narradores pasa obsesivamente cada día para verla, para contemplar ese cuerpo no sabe si escultórico o quitahípos o quitaaliento. Y para mirar a los que la miran. «Nos precipitamos», reflexiona uno de los narradores del libro, «al abismo de las imágenes y los relatos.» Y es allí donde mirar, imaginar, desear y, cómo no, contar, establecen una fecunda relación, donde el enigmático susurro de hojas y palabras se convierte en ese murmullo –¿indescifrable?– en el que reverbera el misterio de nuestra condición. Literatura para leer lentamente, para saborear y meditar, para prestar atención desde lo que se dice a lo que se vive y viceversa, literatura para acompañar nuestras vidas con la vida de nuestras palabras hasta allí donde unas y otras declinan, callan.
*La foto del escritor y traductor de Claudio Magris es de la agencia EFE.
'AMADA CORTESANA': MICROCUENTO DE JUAN JOSÉ FLORES

ADORADA CORTESANA
Por Juan JOSÉ FLORES*
La joven amante aguarda al rey con impaciencia. Un mes dura ya la separación, desde que él partiera de improviso, para alejarse de la corte y vivir como un eremita, maldiciendo su destino. La distancia no ha hecho sino encumbrar el recuerdo, acrecentar el amor. <>, le habían advertido otras cortesanas, antes de que ella le conociera y se enamorara. ¡Cómo ha echado de menos las caricias de la primera noche! Sin embargo, corren extraños rumores sobre el rey. Dicen que ha enloquecido por culpa de un dios, que no quiere ver a nadie, que se ha vuelto huraño y rehúye por igual a los sirvientes y a los consejeros más leales. Nadie consigue acercarse a él. No obstante, parece que le han convencido para que vuelva, para que de nuevo ocupe el trono que había aborrecido. Hoy ha regresado por fin a palacio y la cortesana se ha ocultado en la alcoba real para esperarle. Se lanzará a sus brazos sin que él pueda impedirlo, le entregará su cuerpo dorado para rescatarle de su nefasta locura. Ya se oyen sus pasos, ya se entreabre la puerta, que de pronto resplandece ante los ojos de la muchacha, como tocada por la magia. << ¡Oh Midas! --exclama la joven-- ¡Mi amado rey Midas! No anhelo tu trono ni tu oro, sino tu amor. Abrázame y hazme sentir eterna. >>
*Jean Léon Gérôme: ’La subasta de esclavos’ (1884).
*Juan José Flores (Barcelona en 1955) es licenciado en Biología por la Universidad Central de Barcelona. Ha publicado las novelas Como un ángel herido (1997), En el umbral (2002) y Todas las primaveras (Alfaguara, 2005) o ’El corazón del héroe’, así como un libro de cuentos, Vida de perro (2007); este libro, aparecido en el sello Menoscuarto, fue finalista del Premio Setenil de cuentos.
UN POEMA INÉDITO DE J. A. LABORDETA

Antonio Pérez Lasheras es uno de los grandes estudiosos de José Antonio Labordeta. Preparó la edición de su lírica completa y trabaja ahora en la edición de su cancionero. Anoche, en Casa Emilio, un grupo de amigos, como todos los años, recordamos al cantautor, político, periodista, profesor, y tantas y tantas cosas más. Todos los años hay una sorpresa: este año se oyeron sus canciones, incluso algunas que no se han grabado en álbum, y Félix González y Eva Cosculluela de Los Portadores de Sueños han publicado, en La Volandera, el poema ‘Volveremos a vernos en otoño’; Félix, además, le ha hecho un retrato. Pérez Lasheras trajo la versión recitada de Labordeta. He aquí el texto:
VOLVEREMOS A VERNOS EN OTOÑO
Volveremos a vernos en otoño,
cuando los árboles inviten al sosiego
y en los ojos de tantos desolados muchachos y muchachas
crezca la longitud del horizonte.
Nos veremos de nuevo frente al mar
o ante la soledad interminable de este horizonte al que llamamos Monegros
y sobre el que rebusca la infancia tuya y mía abandonadas.
Nos veremos en el cruce orbital de dos caminos
o en el tremendo varadero de las naves aquellas que llevaron a
Colón más allá del oeste.
Nos veremos de nuevo cuando la eternidad sea tan solo un
paisaje cubierto de claveles
surgiendo de la tierra herida
por la mano suavísima de un adolescente.
*La caricatura es de Luis Grañena.
NICANOR PARRA Y SUN AXELSSON

El pasado 5 de septiembre el poeta chileno Nicano Parra, el antipoeta por excelencia, cumplió cien años, vivo y coleando, con esa memoria prodigiosa, tan pródiga en andanzas, palabras y amores. La vida sentimental de Parra es más intensa, si cabe, que su lírica. Amó a muchas mujeres y lo hizo de manera tumultuosa, con heridas de sangre, pasión y odio. Amó, y a menudo en relaciones disparejas, a Nuri Toca, Ana Troncoso, Inga Palmer, Stella Díaz Varín, Rosa Muñoz, Ana María Molinare (ella, tan estilosa, acabó suicidándose) o Andrea Lodeiro. He dejado al margen una de sus grandes amores: la sueca Sun Axelsson (1935-2011), presentada en los cuadernos poéticos de Tarazona por Francisco Uriz y luego, en Zaragoza, en Libros del Innombrable, por Marina Torres, que tradujo su poemario ‘Arena’. Sun hizo muchas cosas: escribió poesía, teatro, novela, memorias, fue crítica de cine. En 1959, cuando era estudiante, conoció a Nicanor Parra, 21 años mayor que ella. Se encendió el volcán: ella, en aquellos días, lo mantuvo, lo acogió en su cuarto de estudiante y vivieron unos meses inolvidables. Diría después que Nicanor Parra era “un profesor estricto” y “un amante dulce”; también le reconocería cierta condición de genio y en su libro ‘La estación de la noche’ lo calificaría de “increíble, celoso y brusco”. Nicanor Parra se marchó a Chile, donde lo esperaba su esposa, la sueca Inga Palmer, y le mandó a Sun muchas cartas de amor y de ardor. Al final, rendida a la explosividad del deseo, la joven partió hacia el país y apareció por Las Cruces donde vivía el poeta. Inga se había enterado del ‘affaire’ y le hizo la vida un poco más amarga; él acogió de malos modos a su joven amante y la encerró en una casa, en un claro caso de “absorción posesiva”. Cuando estaba muy enferma, sería Violeta Parra –que se suicidaría por desamor y por cierta sensación de fracaso- quien la trasladaría a un hospital. Allí se sanó Sun. Tradujo a poetas chilenos, entre ellos a Neruda, y regresó a Suecia. A veces, recordaba cuando a ella y a Nicanor les animaba el placer de vivir y recordaba que, pese a todo, ella no se oponía ni se había opuesto al Nobel para Parra.
*La ilustración es de Carreño.
SENDER Y BILLY EL NIÑO

[A PLENO SOL. La editorial Contraseña recupera una novela del Oeste y de aventuras del autor de Chalamera: ‘El bandido adolescente’, la historia del legendario forajido que fue asesinado, a los 21 años, por el sheriff Pat Garrett. Aquí, el novelista le encuentra parentescos hispánicos.]
Billy el Niño, según Sender
SENDER. ARCHIVO FAMILIAR SENDER
El escritor Ramón J. Sender, uno de los grandes narradores de posguerra.
Uno de los retratos más conocidos de Billy el Niño.
-Ramón Sender, según Luis Grañena.
Antón CASTRO
Ramón José Sender (1901-1982) es, con Galdós y Baroja, uno de los más grandes novelistas españoles del siglo XX. Poseía el don del contador de historias y también la diversidad de asuntos del fabulador que narra hasta el fin de la noche. Fernando Savater dice que “es el gran narrador español de la posguerra, el más puro y sólido, el más sobrio, el más intenso, el más dramático también, entendiendo el drama ante todo como conflicto ético en determinadas circunstancias históricas”. Por eso escribió de casi todo: de su vida y su infancia, de la guerra civil española, de los conquistadores como Lope de Aguirre, de Cervantes, del cantonalismo, de un error judicial absurdo y cruel como ‘El lugar de un hombre’, que inspiró a Pilar Miró su película ‘El crimen de Cuenca’; escribió de los paisajes y recuerdos de su Aragón de la niñez y juventud. También lo sedujo William H. Bonney (1859-1881), que ha pasado a la historia como Billy the Kid o Billy el Niño. Le dedicó una hermosa novela de aventuras en el Oeste que incluye una novedad: Billy y su mundo son muchos más hispánicos de lo habitual y el antihéroe incluso habla un castellano, contaminado de términos y expresiones mexicanas: ‘El bandido adolescente’.
Sender, con un estilo fluido y eficaz, detallista y veloz, con justas descripciones, acaba construyendo una bonita novela, llena de reflexiones, de frases, de filosofía, de escenarios, de acción y de personajes. Aquí la filosofía no está solo en la sabiduría del ranchero inglés John Tunstall, ni en la condición de poeta de Pat Garrett, que será quien mate al joven, sino en la mente y en el lenguaje de Billy. Se le oye decir: “El que pone limpiamente su vida en la aventura, ese no es ladrón, sino guerrillero o conquistador”. O “al cobarde su pánico lo castiga”. Ramón José Sender vivió varios años en México y experimentó una curiosa sensación: en siete lugares diferentes (otros dicen que en seis) le enseñaron la calavera del bandido. La auténtica, matizaban. En la novela lo cuenta en el texto y en unas infrecuentes pero jugosas notas de pie de página.
‘El bandido adolescente’ se publicó en 1965 en Destino, se reeditó corregida en 1969, y hace pocos meses la rescataba el sello zaragozano Contraseña con prólogo de Fernando Savater e ilustración de portada de Alberto Gamón. Ya hemos dicho que este Billy el Niño es algo diferente: Sender mezcla la realidad y el mito. Hijo de padres irlandeses (la madre “era una rubia céltica y dulce”), a Billy de pequeño le gustaba jugar a los indios y Sender dice que “se advertían en los once años del muchacho algunas cualidades de franqueza, lealtad y virilidad que en la mayoría de los hombres suelen aparecer más tarde (...) Su rostro tenía líneas delicadas y sugería más bien un carácter apocado”. Todo lo contrario. Un hombre insultó a su madre cuando él apenas tenía doce años y estuvo a punto de no contarlo. Era ambiguo en las pasiones, a pesar de que amó a Melba, mitad mestiza y mitad alemana. Le apasionaban los caballos: “Galopaba el Kid por aquellas llanuras grises como un indio bravo. Se sentía ya a salvo porque el caballo era bueno y respondía gustoso a la espuela”, escribe Sender. Otro matiz más: “Infausta circunstancia: Billy The Kid tenía el mismo tipo de belleza equívoca que tuvo Oscar Wilder y aproximadamente la misma edad. Era tres años más joven”.
A los 14 años empezó a delinquir, fue salteador de caminos, y mató a 21 hombres, aunque hay quien dice que fueron alguno más. Se hizo amigo del ranchero John Tunstall, frecuentaba sus fiestas y un día le comentó “que no había matado nunca sino en defensa propia”. Sabía qué significaba el término ‘gentleman’, “un hombre que nunca juega sucio”, como el propio Tunstall. La idea tiene una cierta prolongación en su sentido de solidaridad. Decía: “matarse entre amigos requiere cierta limpieza”. Por esa misma idea de fraternidad entre delincuentes será vengado por Jesse Evans: “lo encontró [a Garrett] en despoblado y le voló la cabeza”.
Billy aún iba más allá. Así se confesaba con Pat Garrett, el hombre que iba a asesinarlo: “Matar a un hombre no es ofenderlo. La muerte la lleva todo el mundo en la sangre desde que nace. Lo único que hacemos es adelantarle la fecha a nuestro enemigo para impedir que él haga lo mismo con uno. Eso es. Yo soy hombre de amistades, Pat”. Ramón José Sender se inspiró en las memorias del propio Garrett, ‘The Autentic Life of Billy the Kid’, para lograr esta modélica novela del Oeste, como señala Fernando Savater.
EL ANECDOTARIO
Letras de cine. Estados Unidos ha tenido grandes forajidos como Jesse y Frank James, Dillinger, Bonnie & Clyde, etc. Pero pocos suscitaron tanta atención como la historia de este joven, al que Borges incluye en su ‘Historia universal de la infamia’. El cine, por citar algunos títulos incuestionables, le ha dedicado diversas películas: ‘Billy the Kid’ de King Vidor, ‘Pat Garrett y Billy the Kid’ de Sam Peckinpah, a la que le pondría música Bob Dylan, o ‘El zurdo’ de Arthur Penn, donde Paul Newman hace un papel estremecedor y nihilista de aquel joven precipitado.
La última bala. Así cuenta Sender el impacto definitivo: “Un poco avergonzado Garrett de haber matado al Kid a mansalva, insistía en que Billy había disparado también y anduvieron por la habitación buscando el impacto sin hallarlo. La cápsula quemada en el revólver del Kid estaba fría y por el olor se veía también que no había sido disparada recientemente”.
ANTONI ARISSA, GRAN ARTISTA

Antoni Arissa: el artista que vuelve a ver*
Arissa. La sombra y el fotógrafo, 1922-1936. Comisarios: Rafael Levenfeld y Valentín Vallhonrat. PhotoEspaña. Fundación Telefónica de Madrid. Hasta finales de septiembre.
El viejo mercado de Les Encantes ha dado muchos frutos: alimenta las fotobiografías de Antonio Cardiel, ha inspirado un espléndido libro de José Carlos Cataño, ‘De rastros y encantes’, surte (o surtía) de libros de viejo, de cuadros y de objetos de chamarilería a curiosos, soñadores y buscadores de tesoros. Fue allí donde se vendió una parte del archivo de Antoni Arissa Asmarats (Barcelona, 1900-1980), fotos tamizadas por la sensibilidad, la variedad expresiva y la modernidad. Quien las compró debió de darse cuenta de inmediato de que allí había un fotógrafo lleno de talento, insólito para la época, más olvidado que desconocido, y se puso en contacto con el Museo de Arte Nacional de Cataluña. Por otra parte, el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña posee alrededor de dos mil obras de Arissa, que era impresor y tipógrafo en el negocio familiar en la calle Bruc de Barcelona.
La Fundación Telefónica ha ‘descubierto’ a magníficos profesionales: Luis Ramón Marín, Josep Brangulí y Virxilio Vieitez serían tres ejemplos perfectos. O incluso al argentino Horacio Coppola. Y ahora, en la programación de PhotoEspaña, hace lo propio con Arissa, cuya trayectoria han investigado los comisarios Rafael Levenfeld y Valerntín Vallhonrat. Se exponen en torno a 160 obras de un período no demasiado largo, entre 1922 y 1936, pero sí enormemente fecundo y variado. Antoni Arissa, fascinado por el auge de la fotografía, encuentra en las cámaras un artefacto que le permite desarrollar su sentido artístico, su búsqueda de la belleza y su pasión por el riesgo. Al principio, milita en el pictorialismo, que era el género de moda y el que solía concurrir a los salones fotográficos. Arissa fue galardonado en certámenes nacionales (Figueras y Gijón, entre otros) e internacionales. Curiosamente, en PhotoEspaña, en el Museo Romántico, también se exhibe a un gran fotógrafo pictorialista de Sabadell como Joan Vilatobà (1878-1954), premiado en la Exposición Hispano-Francesa de 1908 de Zaragoza.
Arissa, dentro de esa corriente tan en boga, hace un poco de todo: instantáneas rurales, alegorías de una supuesta Arcadia, retrata a sus hijas (Margarita y Angeleta era el nombre de dos de ellas) en interiores que ha trabajado como un decorado con atmósferas de cuentos de hadas, pero también se asoma al puerto e incluso capta la ciudad con una asombrosa plasticidad, como sucede con esa serie de Barcelona, matizada de reflejos, donde parece anticiparse al propio Catalá-Roca o a las visiones límpidas de Josef Sudek.
Poco a poco, el fotógrafo evoluciona hacia la abstracción. Hombre informado, se ve una segunda época influenciada por los ecos de la nueva fotografía europea, en la línea de Alexander Rodchenko (cuyo eco es visible en sus picados y contrapicados, en los ángulos inesperados, en la búsqueda de una nueva posición del fotógrafo), de Moholy-Nagy y los artistas de la Bauhaus, de la nueva objetividad alemana. En su última etapa, Arissa, que había sido objeto de un número monográfico de la revista ‘Art de la Llum’ en 1935, se transformó en un fotógrafo obsesionado por la pureza formal, la depuración estilística y el diálogo con el diseño gráfico, las letras y los signos. Pese a esa apuesta más bien constructivista, a esa inclinación tan sutil y perfeccionista, Antoni Arissa siempre pareció dispuesto a mirar el exterior y atrapar nuevas formas de arte y de vida: en las calles, en su casa, en los jardines o en los muelles. A veces no es fácil saber con exactitud en qué momento realizó una foto, por la amplia horquilla de datación, pero eso tampoco es tan determinante ante alguien que posee mirada, arquitectura de la composición, caligrafía del contraluz y una vocación artística espectacular. Tan humana o humanista como conceptual.
Tras la Guerra Civil abandonó la foto y se centró en su oficio.
*Este texto apareció a doble página en el suplemento 'Culturas' de 'La Vanguardia'.
'LA PRUEBA' DE RAÚL ARIZA

[El pasado viernes, en Los Portadores de Sueños, Raúl Ariza presentó su tercer libro: 'Glóbulos versos' (Talentura) en compañía de Luisa Miñana y Alfredo Moreno. He aquí un cuento y en poema del conjunto.]
LA PRUEBA DEL LABERINTO
De Raúl ARIZA. De 'Glóbulos versos'
No eran círculos concéntricos. Eso es lo que pensé al inicio, antes de percatarme de que cuanto más andaba más me iba alejando del punto al que debía dirigirme. Sobre un fondo verde encontrarás una frase escrita en letras doradas. Pronúnciala en voz alta. Ese era el objetivo, según la nota que encontré en mi mano al despertar, algo mareado, en medio de aquel océano siniestro. Fue un amargo amanecer, pues todo me daba vueltas, olía a algo sintético y, para colmo, estaba aquel incesante e insoportable ruido que me volvía loco. Lo primero que hice fue subirme sobre el peralte del camino -afilado como cuchilla de afeitar- y alzar la vista para ver si me orientaba. No fue sencillo mantener el equilibrio porque además aquel asfalto oscilaba inestable. A pesar de ello, a no demasiada distancia atiné a ver una planicie del color que indicaba la nota -verde, verde esperanza- y hacia allí traté de dirigirme cuando me puse a caminar en busca de un resquicio, un pasillo que comunicara los anillos hasta ayudarme a alcanzar el centro. Caminé sin descanso, como digo, hasta que descubrí que a más distancia recorrida más me separaba de mi propósito. Así que me detuve y me senté un instante en aquel bordillo cortante que parapetaba por ambos lados la estrecha senda por la que caminaba. Me tapé los oídos tratando de aislar mis ideas y me puse a pensar. Si no son círculos concéntricos -me dije-, lo que ocurre es que ando dentro de una espiral. Eso es, resolví emocionado. Estoy metido en una espiral y lo que he de hacer para salir de esta tortura no es más que, o bien caminar en sentido inverso, o bien atajar campo a través saltando murete tras murete en la dirección interesada. Y esto segundo es lo que hice, tras volver a encaramarme ubicándome de nuevo en el espacio. Teniendo en cuenta tanto la altura de aquellas aristas como su infinito número, a pesar de mi ánimo renovado es fácil entender el esfuerzo que me supuso la empresa. Fueron horas, muchas, las que anduve sometido a la fatiga y al ensordecedor sonido que todo lo envolvía, con lo que acabé con el alma y el cuerpo magullados. Me dolían las articulaciones, me estallaba la cabeza, me torcí un tobillo y me hice multitud de cortes en las manos, los muslos y las espinillas. Pero aun con todas las penalidades lo conseguí. Alcancé mi Arcadia al borde de la extenuación, sí, pero al final lo conseguí. Fue justo al llegar, tras desplomarme sobre el manto verde y romper a llorar como un niño, cuando caí en la cuenta del repentino silencio. Aquel atronador sonido que durante tantas horas de camino me había atormentado, cesó de golpe dando paso a un ligero rumor -quizá mecánico y pautado- que de algún modo me recordó las olas del mar. Arrullado y ya más calmado me incorporé como pude, recobré el resuello y me decidí a buscar el mensaje cifrado para salir cuanto antes de aquel infierno. En caracteres dorados de un tamaño tan grande que tuve que ir descifrándolos de uno en uno, primero una T, después una h, la tercera una e y así hasta el final, compuse el misterioso mensaje y resolví con ello el acertijo que me exigían para devolverme la libertad. The End, The Doors, dije en voz alta.
La prueba del laberinto
Es una canción inacabada,
inacabable
un bucle espeso
y pringoso,
una espiral en embudo,
con piso de débil
cristal alquitranado
Es una palabra
ilegible
indescifrable
el escalón más
alto,
una salida súbita
sin señales y, quizá,
algunas veces,
indeseada
*Un retrato de Adolphe de Meyer.
JUAN BONILLA: UN POEMA
[Juan Bonilla (Xerez, 1966) recoge en ‘Hecho en falta’ su poesía reunida, que publica Visor y que recoge cuatro libros y algún texto inédito. Se trata de una poesía cargada de ironía, de sarcasmo, de sentido paródico y también de indagación, con una cierta atmósfera narrativa y épica, como sucede en un poema como ‘El combate del siglo’ o muy especialmente en ‘Anfield Stadium’. A Bonilla le gusta jugar con las apariencias: parece proponer una cosa y en realidad propone otra, una mirada más cercana. Copio aquí un poema más íntimo. ]
QUIEN TE CONOCE
Juan BONILLA. De ‘Hecho en falta (poesía reunida)’.
Sólo quien te hace temblar de placer te conoce.
Quien consigue que te libres de las letras de tu nombre.
Quien te transforma en música, en un dios-nadie.
Sólo ese te conoce.
Quien se sube hasta el borde del pensamiento,
le roba las esquinas a la cárcel tiempo,
te deja en las cornisas del alma, en el abismo
donde ser significa no ser más uno mismo.
Sólo ese te conoce.
*La foto la tomo de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-83a37500d4fa507a1d99b62105ae2815.jpg
NACE LA FUNDACIÓN LABORDETA

Nace la Fundación José Antonio Labordeta
Se presentará a la sociedad el lunes 29 de septiembre en el Teatro Principal de Zaragoza con un concierto-homenaje en el que participarán grandes músicos aragoneses y nacionales
[Nota de Ana Rioja.] Nace en Zaragoza la Fundación José Antonio Labordeta, una organización sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo principal recordar, estudiar, preservar y difundir la obra, el pensamiento y la memoria del escritor, músico y político aragonés, así como acoger la obra de todas aquellas personas vinculadas generacional o afectivamente con él.
De acuerdo con los valores de libertad, igualdad y respeto a la libre convivencia y al pluralismo ideológico, defendidos por José Antonio Labordeta en su trayectoria vital, la Fundación pretende que esos valores presidan todas sus actividades y contribuir con ellas a la consolidación y desarrollo de la libertad y de la cultura.
Cuando se cumplen cuatro años de la muerte de José Antonio Labordeta (Zaragoza, 1935-2010), se pone en marcha la Fundación que lleva su nombre. Su recuerdo y su legado siguen hoy más vivos que nunca, aquéllos que hicieron posible que varias generaciones soñaran que era posible un Aragón más libre, más justo y solidario.
La Fundación se presentará en sociedad el próximo lunes, día 29 de septiembre (20.30 horas), en el Teatro Principal de Zaragoza con un concierto-homenaje en el que participarán grandes músicos aragoneses y nacionales. La entrada será gratuita y para acceder al mismo será necesario recoger las invitaciones en las taquillas del Teatro Principal.
La sede de la Fundación del escritor, músico y político aragonés está ubicada en la calle Mariano Barbasán, 5, en un local de 200 metros cuadrados cedido por el Gobierno de Aragón. Promovida por la familia y amigos de José Antonio Labordeta, la Fundación echa a andar gracias a la colaboración del Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, la Diputación de Zaragoza e Ibercaja. En breve se firmarán convenios de colaboración con otras entidades públicas y privadas de forma permanente o para actividades concretas.
Son fundadoras y patronas de la Fundación: Juana de Grandes, viuda de José Antonio Labordeta, y presidenta de la misma; y sus hijas Ana, Ángela y Paula Labordeta de Grandes. Completan el Patronato: Manuel Pizarro Moreno, Emilio Gastón Sanz, Eloy Fernández Clemente, Gonzalo Borrás Gualis, Ramón Salanova Alcalde, José Ignacio López Susín, José Luis Melero Rivas y Manuel Teruel Izquierdo. Esta organización también contará con Amigos de la Fundación.
En los próximos meses se inaugurarán los espacios expositivos permanentes de la Fundación que mostrarán la vida y la obra de José Antonio Labordeta en sus diferentes facetas como cantante, escritor, actor-presentador y político, con paneles explicativos, pero sobre todo con objetos personales que le acompañaron a lo largo de su vida: su escritorio, sus plumas, sus discos, sus fotos…
También se abrirá una gran biblioteca, en la que se mostrarán los libros de su biblioteca personal, con sus obras, las de su generación y la de los escritores a los que admiraba. Un lugar importante ocupan sus manuscritos, cartas, artículos de prensa, etc., materiales que formarán parte del centro de documentación con un fondo documental y bibliográfico sobre su obra y su figura, tanto en soporte físico como digital, a disposición de escritores e investigadores. Este espacio también albergará la biblioteca que ha cedido a la Fundación la Asociación Rolde de Estudios Aragoneses.
Respecto a las actividades realizadas, la Fundación ha colaborado con el último disco de la cantautora María José Hernández, en el que canta a José Antonio Labordeta, titulado “Las uvas dulces”. Tomando prestado el título de uno de sus poemas como metáfora, nos ofrece en este disco su visión personal de algunas de esas canciones, quizás menos conocidas, que nos muestran al Labordeta más poético, humano, emotivo y emocionante. Producido por Gonzalo Lasheras ha sido grabado en el Laboratorio Audiovisual de Zaragoza por Carlos Estella, y ha contado con la participación musical de Sergio Marqueta, Daniel, Escolano, Julio Calvo y la colaboración especial de Joaquín Pardinilla. Una producción fundamentalmente acústica al servicio de lo más importante: los impresionantes textos de José Antonio Labordeta
Entre las próximas actividades de la Fundación figura la reedición del libro “José Antonio Labordeta: creación, compromiso, memoria” (2008), editado por la Fundación Autor en colaboración con el Rolde y el Gobierno de Aragón, con la coordinación de Javier Aguirre Santos. Este libro es una aproximación a su vida y obra. Explora las diferentes facetas de Labordeta (la poesía, la canción, el cine y la televisión, la agitación docente-cultural, Andalán y sus colaboraciones periodísticas, la política...) a través de las colaboraciones de artistas plásticos, dibujantes, poetas, escritores, investigadores… El libro contiene también una amplia cronología, un repaso a toda su producción bibliográfica y discográfica oficial, y un amplio muestrario gráfico (fotografías, dibujos, caricaturas, portadas de discos y libros...), en el que destacan colaboraciones gráficas realizadas en exclusiva para este libro.
La Fundación también va a recuperar la exposición “Canto a la libertad” para hacerla itinerante. Esta muestra se celebró en el Paraninfo de Zaragoza en 2011 y reúne las creaciones de 94 artistas plásticos aragoneses, que unieron sus lápices y pinceles para conformar una obra de arte coral, formada por las 94 letras que componen el estribillo del “Canto a la libertad', además del apellido Labordeta. Los artistas han donado sus obras a la Fundación para que esta original y emotiva muestra viaje por Aragón. Todo ello además de un puñado más de proyectos que se concretarán en próximas fechas, entre los que se incluyen becas y un premio que llevará su nombre.
ARAGÓN SIGUE, LABORDETA VIVE – EL CONCIERTO
El concierto-homenaje a José Antonio Labordeta, primera actividad organizada por la Fundación y que servirá como presentación de la misma, reunirá en el escenario del Teatro Principal de Zaragoza, el próximo lunes 29 de septiembre a las 20.30 horas, a grandes músicos e intérpretes de la escena musical aragonesa y nacional, artistas muy vinculados a su vida y su obra, que compartieron escenario e inquietudes con él, ya sea a través de la canción de autor, del pop-rock, de la música tradicional, del jazz o de la jota. El concierto cuenta con la producción de AREA (Aragonesa de Representaciones Artísticas) bajo la dirección de José Luis Cortés.
Participarán en este concierto, por orden de actuación, Santiago del Campo, La Joven Pachanga y Biella Nuei, Carmen París, Pablo Guerrero y Luis Mendo, Beatriz Bernad y Alberto Gambino, Nacho del Río, Rodrigo García “Mabuse” y Eva lago, Kepa Junkera y Eliseo Parra, María José Hernández y Sergio Marqueta, La Orquesta Popular de la Magdalena (Rubén Jiménez y Arturo Giménez), Joaquín Carbonell y Eduardo Paz, Silvia Pérez Cruz y Raúl Fernández “Refree”, Paco Ibáñez y Joan Manuel Serrat. En el vestíbulo del teatro actuarán DJ Mr. Pendejo (a la entrada) y La Ronda de Boltaña (a la salida).
La entrada al concierto es gratuita pero hay que recoger las localidades en las taquillas del Teatro Principal de Zaragoza (a partir del jueves, en horario de 17 a 21 horas - Teléfono: 976 296090). Solo se facilitarán dos entradas por persona.
Alrededor de cuarenta músicos para un concierto-homenaje que será presentado por el periodista y escritor Miguel Mena. Juntos, para gritar alto y claro que Aragón sigue, Labordeta vive; que la Fundación José Antonio Labordeta, el hombre que le puso rostro y voz a Aragón, ha nacido para preservar y difundir su legado, para desarrollar actividades que contribuyan a la consolidación y desarrollo de la libertad y de la cultura; y para promover y apoyar la creación de personas o movimientos culturales o sociales contemporáneos relacionados con él.
FINES DE LA FUNDACIÓN
Con objetivos genéricos de carácter cívico, social, educativo, cultural, científico y de defensa de los derechos humanos,
1. La Fundación tiene por objetivo principal el de recordar, estudiar, preservar y difundir la obra, el pensamiento y la memoria de José Antonio Labordeta, así como acoger la obra de todas aquellas personas vinculadas generacional o afectivamente con él.
De acuerdo con los valores de libertad, igualdad y respeto a la libre convivencia y al pluralismo ideológico, defendidos por José Antonio Labordeta en su trayectoria vital, la Fundación pretende que esos valores presidan todas sus actividades y contribuir con ellas a la consolidación y desarrollo de la libertad y de la cultura.
2. La realización de este cometido se llevará a cabo mediante cuantas actividades relacionadas se consideren necesarias y, en especial, las siguientes, que se citan a meros efectos ejemplificativos pero no limitativos:
a) Organización de todo tipo de actividades que fomenten el conocimiento, el estudio, la preservación y la difusión de la obra, el pensamiento y la memoria de José Antonio Labordeta.
b) Promover la edición, editar directamente o coeditar con terceras personas o instituciones, aquellas obras o material gráfico, musical o literario referente a la memoria, el pensamiento y obra de José Antonio Labordeta, así como de otras personas o movimientos culturales o sociales contemporáneos relacionados con él.
c) Promover mediante la creación de becas, premios, concursos, subvenciones o cualquier otro estímulo, el estudio de la vida y obra de José Antonio Labordeta en cualquiera de sus facetas, así como de otras personas o movimientos culturales o sociales contemporáneos.
d) Promover y participar en exposiciones, conferencias, actos académicos y sociales de todas clases destinados a la divulgación y el mejor conocimiento de la vida y obra de José Antonio Labordeta.
e) Firmar conciertos y convenios con entidades públicas o privadas, de cualquier ámbito territorial, y de modo preferente con empresas y entidades aragonesas a fin de recabar ayudas de todo tipo para la realización de actividades tendentes a la preservación, estudio, difusión y divulgación de la obra y memoria de José Antonio Labordeta.
f) Promover la presencia de la memoria y obra de José Antonio Labordeta en Internet mediante la creación y mantenimiento de las correspondientes páginas web conectadas a las bases de datos
g) Crear un fondo documental y bibliográfico sobre la obra y la figura de José Antonio Labordeta tanto en soporte físico como digital.
h) Favorecer el desarrollo de los jóvenes creadores aragoneses mediante la creación de becas y/o la exhibición de sus obras y trabajos en el espacio propio de la Fundación.
i) Contribuir a la localización y recuperación de toda la producción de José Antonio Labordeta, tanto la de carácter profesional o público, como la de carácter privado o personal.
j) Contribuir y participar del desarrollo humano, cultural, social y científico de Aragón y del mundo.
k) La Fundación tiene la vocación de convertirse en el punto de referencia para todo aquél que, individual o colectivamente, quiera acercarse a la vida, obra y pensamiento de José Antonio Labordeta de modo que, además, pueda servir para aconsejar y dirigir los esfuerzos hacia aquellos aspectos que resulten de mayor interés en cada momento.
El Patronato tendrá plena libertad para determinar las actividades de la Fundación, tendentes a la consecución de aquellos objetivos concretos que, a juicio de aquel y dentro del cumplimiento de sus fines, sean los más adecuados o convenientes en cada caso.
DE GOYA A LINA VILA Y MAPI RIVERA

Del juvenil Goya a Gervasio Sánchez
La nueva temporada de exposiciones mezcla al pintor y al fotorreportero con maestros como Dalí, Sorolla, los Bayeu, Salgado y los aragoneses Lina Vila, Mapi Rivera o Enrique Larroy, entre otros
¿De qué hablamos cuando hablamos de arte para la nueva temporada? Sobre todo, de nombres, de proyectos, de iniciativas como ‘100 x 100’ de Galería A del Arte –« una exposición de convocatoria abierta en la que se expondrán durante cinco días 100 papeles de pequeño formato que se venderán a 100 euros», dice Mariano Santander-, de visitas guiadas y de propuestas que siguen un trabajo de fondo como sucede en la Diputación de Huesca con el álbum de familia.
En CaixaForum, se expondrá ‘El secreto de la vida eterna’, entre octubre de 2014 y enero de 2015, dedicada a las momias y al arte ritual egipcios. En enero vendrá ‘Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado’. Y luego ‘Sorolla. El color del mar’ (de marzo a junio), una ambiciosa e íntima mirada acerca de la relación del artista con el mar en 80 obras. Y, de junio a septiembre, se colgará ‘Génesis’ de Sebastiao Salgado’: un gran viaje alrededor del planeta y la ecología con su vigoroso blanco y negro en 250 fotos. En el IAAC Pablo Serrano se ha programado ‘Gervasio Sánchez: Antología’ (del 13 de noviembre al 1 de marzo de 2015), compuesta por 148 fotografías y seis audiovisuales, toda una síntesis de la carrera del fotoperiodista de HERALDO. En las salas laterales, habrá muestras de un mes de Pilar Martínez Carnicer, Raúl Ursúa y Paco Lafarga.
Ibercaja mantiene ‘Pasión por Aragón’ hasta final de año, pero va a convertir al Patio de la Infanta en un nuevo espacio de exposiciones. A partir de enero recibirá más de un centenar de dibujos de Francisco y Ramón Bayeu; más tarde contará con una amplia selección del legado de dibujos de Ramón Pignatelli. El Museo Camón Aznar, desde febrero, dedicará una amplia muestra a ‘Goya en Zaragoza. Sus orígenes’, comisariada por Manuela Mena, a la que seguirá una selección de grabados de Rafael Antonio Mengs inspirados en Rafael de Urbino. En el Centro de Congresos y Exposiciones se opta por una colectiva de arte bruto y una individual de Liechenstein.
En la Lonja, el artista del Pilar será en esta ocasión Enrique Larroy (Zaragoza, 1954): ‘Chapa y pintura’ reúne, sobre todo, piezas claves de los dos últimos años. Del 4 de diciembre al 22 de febrero se presentará la pintora y escultora Marta Palau (Albesa, Lleida, 1934), exiliada en México, con ‘Tránsitos de Nahualli’. En el Torreón Fortea, Aurelio Vallespín mostrará ‘Tensiones’, un original trabajo pictórico en nitroglicerina, y se organizará una muestra variada de imágenes, ‘35 años de la ciudad’. En el palacio de Montemuzo, Víctor Solanas-Díaz mostrará sus «discursos conceptuales de la seriación» y se colgarán grabados de los italianos Sando Pozzi y Sando Totti. En la Casa de los Morlanes, veremos ‘De tanto callar’ del pintor Jesús Fraile, y los tradicionales salones de fotografía. En el Museo Pablo Gargallo, desde el 26 de noviembre, expone sus esculturas el canario Félix J. Reyes. La programación municipal se completa con el Centro de Historias. Ahí se verá ‘Vaya Vallas. Gráfica revolucionaria cubana’, desde finales de noviembre, y ‘Planeta en positivo’, que se inaugura el 30 de octubre, del colectivo fotográfico Deep Focus. En el espacio Tránsito, intervendrá Sabina Blasco Zumeta.
En el Palacio de Sástago, del 2 de octubre al 11 de enero de 2015, el protagonista es ‘Salvador Dalí. Imágenes de historias’, que se ha organizado con fondos de la Fundación Museo de Artes del Grabado y la Estampa Digital. Entre otras actividades, como ‘Postales desde el limbo’, en la sala del Cuarto Espacio, la Diputación de Zaragoza mantiene el ciclo itinerante ‘La provincia en clave de arte’, que ofertará el ‘Cántico al sol’ de Joan Miró, Natalio Bayo u ‘Homenaje a Picasso. La guitarra y el cubismo’ de Pablo Serrano. En el Paraninfo, de octubre 2014 a enero 2015, se presentará ‘Noh Kabuki. El teatro en el arte japonés’, 150 obras de la colección ‘Pájaro Profeta’ del médico y orientalista José Antonio Giménez Mas y de otras. De abril a julio 2015 la apuesta será ‘Aragón y Flandes. Historia de un encuentro’. Juan Carlos Lozano explica que «se está trabajando intensamente en la instalación en los sótanos del edificio Paraninfo de las colecciones permanentes del Museo de Ciencias Naturales» de la Universidad de Zaragoza. La apertura está prevista a finales de 2014. En las Cortes, Manuel Micheto ofrecerá las fotografías de ‘La piel de Aragón’.
En las salas de la Diputación de Huesca, en el ciclo Periferias, se colgará ‘Fake’ del fotógrafo conceptual Joan Fontcuberta, y en la primavera de 2015 expondrán a otro fotógrafo: Enrique Carbó. Por su parte, el CDAN ofrecerá, a partir del 19 de septiembre, la colectiva de diez artistas ‘Naturalezas de mujer’; inaugurará la donación ‘Los tapices en la Colección Beulas-Sarrate’, con obras de Carles Delclaux y José Royo, y, a partir del 28 de noviembre, podrá verse ‘Una línea de aire hecha con la mirada’ del fotógrafo vasco Imanol Madorrán. El Museo de Teruel expondrá del 9 de octubre al 23 de noviembre a los ‘Becarios Endesa 12’: Yamandú Canosa, Vari Caramés, Curro González, Cristina Lucas y Fernando Sánchez. En Albarracín podrán verse ‘Inner Condition’ de Nadaw Kander y ‘Palestina /Afganistán’ de Emilio Morenatti. En 2015 el invitado será Rafael Navarro. Las UNED de Barbastro y Calatayud han empezado la temporada con Santiago Arranz y José Luis Cano.
Entre las galerías privadas, entre otras, Carolina Rojo ha creado el Taller Infancia y Arte, dirigido a niños de 4 a 10 años, que imparte Elisa Arguilé, y el próximo 30 contará con el artista francés afincado en Zaragoza Yann Leto. A del Arte exhibirá ‘Escapar de la biografía’, puntas secas, grafitos y acuarelas Lina Vila; le seguirán Ángel Pascual Rodrigo, Juan Zurita, Ignacio Fortún, la colectiva ‘Miradas de mujer’, José Moñú, Aurora Charlo y Julia Dorado. Cristina Marín expondrá a Miguel Galanda, Ángel Maturén, Sergio Abraín, Javier Riaño, el graffitero Gejo y al joven hiperrealista Josan. Spectrum Sotos inicia su temporada con ‘Sinapsis’ de Mapi Rivera, y luego exhibirá fotografía de Manuel Muñoz, Alejandra Franch, Carmen Hierro, Pierre Radisic y Anka Zhuravleva.
*Foto de Gervasio Sánchez.
FERROCLE: ARTE Y FORJA EN HUESCA
[El pasado mes de mayo, los hermanos Javier y Miguel Ángel Clemente presentaban una exposición de su trabajo en su taller de Monzón. Ahora trasladan las piezas a la sala de Bantierra en Huesca. Permancerá abierta desde hoy hasa el 11 de octubre, de 7 a 9 de la tarde. Este es el texto que les escribí cuando se abrió la muestra en su localidad.]
TRABAJO Y SUEÑO DE FERROCLE
Conocía a los hermanos Miguel Ángel y Javier Clemente por el fútbol. Poseen la mejor colección que existe sobre el Real Zaragoza. Lo tienen casi todo. Aman tanto al equipo que, en vísperas del 75 aniversario, hicieron una obra titánica: la reproducción de La Romareda a escala. La hacían con mimo, con paciencia, con pasión. Y en aquella obra concentraban, de algún modo, algo más que su pasión por el club: resumían una forma de trabajar, las posibilidades de la forja, el sentido artístico y artesanal de su oficio, los usos del hierro y del acero. Resultaba conmovedor ver cómo crecía el estadio portátil, cómo se ajustaban las piezas. Aquel trabajo me permitió conocer mucho mejor qué hacían, qué sentían; entonces aún vivía su padre, que había empezado el negocio hacía más de medio siglo. Había sido un entusiasta, un emprendedor, un soñador y algo más que un buen artesano. Ellos han heredado su mano y sus ganas. Y, sin duda, su capacidad de trabajo.
Un repaso a la obra de los hermanos Miguel Ángel y Javier Clemente, la factoría Ferrocle, por decirlo así, revela cuánto han hecho, los bríos, la determinación, el atrevimiento, la ambición y su apertura de miras. Son capaces de hacer unos bancos espectaculares para un jardín íntimo o una terraza que mira hacia las estrellas, faroles y farolas llenas de sutileza y filigrana, construyen piezas escultóricas, un juego de toros o un rosto del Quijote por decir algo que han hecho. Lo que más me impresionaba de ellos, más allá de su producción (una buena parte se ve en la tienda), era su taller: los bancos, las herramientas, los instrumentos de soldadura, las limas. Me gusta esa atmósfera, ese lugar donde se percibe la huella del tiempo, la memoria del trabajo, el placer de la charleta durante la faena: del padre, de Javier, de Miguel Ángel.
Ferrocle celebra 60 años. De manufactura, de empresa y de afirmación en un territorio. De pugna por la supervivencia y por el futuro. Y de esperanza también en estos tiempos difíciles. Por aquí ha pasado mucha gente. Se han sucedidos encargos, trabajos industriales y labores artísticas. Es el momento de mirar, de recapitular, de tomar impulso para seguir creciendo. No hay nada más emocionante que las cosas bien hechas: la profesionalidad amasada con vocación y sensibilidad. Los Clemente lo han tenido y lo tienen lo claro. Es su auténtico compromiso y quizá su mejor legado.
SERGIO DEL MOLINO: UN DIÁLOGO

[El pasado miércoles, en la librería Tipos Infames de Madrid, Sergio del Molino presentaba en conversación con Víctor Manuel, su nueva novela: ’Lo que a nadie le importa’ (Random House). Y hoy, a las 20.00 horas, lo hará en el 7 de Copas, Calle Blancas, en un acto organizado por la librería Los Portadores de Sueños. El autor dialogará con el periodista y escritor Mariano García. Aquí publico una pequeña entrevista que tuvo lugar el pasado martes en La Factoría. La novela narra la vida de su abuelo José Molina, 1911-1997, y los años de formación del escritor. José Molina combatió en el bando nacional en la batalla de Teruel y en el frente del Ebro; luego se reintegró en la vida cotidiana y trabajó en El Cortes Inglés. No solía hablar de la contienda; en su lecho de muerte, se dirigió a su mujer con una frase dura: "Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos".]
-¿Cuál es la importancia de su madre en la novela?
-Total. Ella fue un poco el médium de toda esta historia. Es el catalizador a través del cual a mí me llega. Y por eso le dedico el libro. Evidentemente estoy contando la historia de mi abuelo, saltándome toda una generación, pero toda la imagen de él, de lo que es el personaje, me lo ha construido ella. Me lo ha dado ella. En esta sesión de espiritismo que es la novela, yo la uso a ella de médium.
-“Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos”. Esa frase final de su abuelo es decisiva. ¿Se acuerda o es una frase inventada.
-Me acuerdo totalmente. De hecho solo me acuerdo yo. Llegué a dudar si realmente la había pronunciado, porque hasta mi propia madre la ponía en cuestión. En la familia no se le daban importancia a estas cosas, yo insistía mucho, mi madre lo ha negado y a la vez decía: “son cosas de tu abuelo”. Y a mí era lo que me helaba la sangre. ¿Cómo podía estar tranquilo después de haber escuchado esto?
*La foto es del twiter de Sergio del Molino.
¿Y esa frase le ha perseguido prácticamente veinte años?
-Sí, me ha perseguido. La había anotado muchas veces en los cuadernos, había intentado hacer muchas cosas con ella, y no había sido capaz. Ha tenido que pasar mucho tiempo para ser capaz de no solo poder percibir la potencia de la frase sino de tener cierta perspectiva vital, haber vivido yo un poco, para poder entender la parte de la amargura y de la rabia que tenía ese hombre acumuladas. Cuando la dijo, yo tenía 17 años, esa frase me desbordaba por completo. Estaba muy por encima de lo que yo pueda llegar a imaginar. De ahí que haya una superposición de las dos vidas...
-‘Lo que a nadie le importa’ tiene algo de novelas de vidas paralelas: la de su abuelo y sus dramáticas circunstancias y la suya, con su evolución, con sus primeros amores, con la revelación de la literatura.
Sí, es por eso. Yo solo puedo comprender a mi abuelo cuando me comprendo un poco a mí. Quizá la idea es más especular, de juego de espejos que se miran, pero he interpretado mi vida en la clave de la de mi abuelo e intento entender la suya a través de mis vivencias. Trato de interpretar las dos para establecer un diálogo que nunca se ha dado, que nunca he podido tener.
-El libro tiene algo de indagación, de búsqueda y de recuento de la vida de ambos.
-El libro es la conciencia de una identificación. Uno cree que construye su propia vida muy al margen de todo. Esa es una ilusión que tú tienes cuando vas creciendo: de que tú no tienes nada que ver con toda esa gente. Eres un garbanzo aparte de la olla y de que vas a crecer libre. A medida de que vas creciendo y conociendo ese legado, te das cuenta de que, por desgracia, hay una idea de destino, tus vivencias tampoco son tan distintas, ni tu forma de sentir ni tu forma de enfrentarte al mundo. No eres tan original como tú pensabas, ni tan libre, y que te sientes atado, de repente, a un linaje, a tus antepasados, me siento identificado con algo con lo que nunca pensé que iba a sentirme identificado. Te das cuenta de que sí te ha curtido algo, te ha calado más hondo y y te explicas mejor como eres volviendo a ello, volviendo al mundo de tu abuelo.
-El libro arranca casi con un homenaje al barrio del Gancho, donde nació su abuelo, con sus toques de displicencia y de crítica.
-Ese es mi vicio de cronista. Lo que hago es emplear las herramientas del cronista como si estuviera paseando por El Grancho del año 1915. Me siento de repente transportado. Más que recrearlo, es como si me pusiera delante y le cuento al lector lo que yo estoy viendo en ese trance espiritista... Estoy resucitando a un muerto en realidad. El Gancho es un barrio que siempre me ha fascinado. Cuando veníamos a ver a la familia del Gancho era una maravilla. Era una cosa muy exótica, chocante, eran los años 80 y yo estaba absolutamente hecho mierda. Me impactó mucho. Entre mis recuerdos infantiles de niño asustado ante aquello y la recreación histórica que hago surge un retrato que probablemente no se ajuste mucho a la realidad, ni lo pretendo...
-Su Gancho es un poco mítico.
-Lo es, pero a la vez quiero que esté alejado de esa idea de calzón largo, costumbrista, y de la descripción folclórica. Quiero convertir el Gancho en un sitio mucho más cosmopolita, en el sentido que yo creo que era un sitio no peculiar de Zaragoza sino que podía encontrarse en una ciudad europea con mugre y hampones. Eso sí que emparenta a Zaragoza con su contemporaneidad. No la hace especial sino que la hace igual a otras y eso es para mí lo que la hace interesante.
-¿Ha querido o no escribir una novela de la guerra civil?
-No es una novela de la guerra civil: es una novela de un personajes atrapado por un trauma que es la guerra civil. Lo que me parece alucinante es que yo siempre he vivido en un país en paz, que me ha permitido ser bastante apolítico y tener una relación distante con el Estado, no como mi abuelo que tuvo que vivir una vida en la cual un acontecimiento histórico le marcó. No pudo elegir inhibirse. Eso a mí, que vivo inhibido, me fascina. Me choca. La guerra civil es un acontecimiento vital que le marca de por vida y está muy presente. Pero a mí no me preocupa tanto establecer un diálogo histórico con la guerra civil, que es el hecho traumático que a él le marca y no puedo soslayarlo. No me interesa tanto la guerra civil, como asunto novelesco, como el trauma que tenía mi abuelo con ello y como le marcó y le dejó en su personalidad señas muy particulares.
-Estuvo en lugares claves como la batalla de Teruel o la batalla del Ebro.
-Sí. Lo que me emociona mucho, al no saber nada de él, es cuando consigo el expediente de mi abuelo y lo leo. Interpreto que fue carne de cañón y que estuvo en primera línea de fuego de las peores batallas y que salió vivo de chiripa. Allí morían todos como moscas. Y eso me impactó mucho: vi a un chaval perdido, absolutamente, metido en aquello vorágine con el único deseo de llegar vivo al día siguiente, y lo reflejo en la novela porque, además, claro, si me interesa algo en un nivel narrativo de la guerra civil, son los hechos bélicos. Quería acercarme a una novela bélica.
¿Novela bélica?
Sí, sí, sí. Eso se ha tocado menos. El canon novelístico de la guerra civil en España es una novela de retaguardia; casi todo el mundo habla de la retaguardia, de la ciudad sitiada, etc., pero hay poca novela militar, ni siquiera de escritores que estuvieron ahí de soldados. Las grandes novelas de la guerra civil no tratan del frente. Veo que a través de la memoria de mi abuelo puedo explorarlo y presentarlo de una forma un poco más cruda.
-Hay una cosa que me ha llamado la atención: la estructura tan aleatoria, impresionistas, proustiana, con muchas líneas de evocación...
-Es un libro muy pensado, con una estructura compleja pero muy estudiada. Quería que los saltos se hicieran a través de imágenes... Y sí voy dando saltos y excursos porque creo que así es como funciona la evocación. Quiero que el caos suene un poco natural.
-Es una novela que sí ofrece una imagen muy global de España...
Una cosa que echo de menos de la narrativa española actual es la apelación al país, la apelación a España. Ningún gran novelista francés obvia Francia como tema, ni tampoco lo haría un escritor norteamericano a propósito de Estados Unidos. Tiene que haber un compromiso narrativo con España; quizá una de las cosas que explican la literatura española y sus rarezas tenga que ver con que los escritores españoles pasan de España. No les preocupa como tema; a mí sí, y no lo hago desde un sentido nacionalista, este es mi país, conozco esta cultura y quiero y me gusta explorarla. Mis principales lectores son los españoles y quiero hablar de ellos.
-Su abuelo fue, esencialmente, un hombre que guardó silencio.
El silencio tiene que ver con el miedo, con un país acogotado durante mucho tiempo. Mi abuelo tenía el miedo y la sumisión como forma de conducta y como forma de enfrentarse al mundo, pero lo hacía también porque esa actitud formaba parte de una conciencia muy antigua de la dignidad. Pertenecía a una generación a la que le enseñaron que manifestar los sentimientos era un rasgo de debilidad que no podía permitirse un hombre... No tenía que andar lloriqueando ni quejándose... España es un país de mansos y creo que todavía se explica así buena parte de cómo somos hoy. A veces nos comparo con mi familia francesa: ellos siempre protestan a la mínima...
Parece usted displicente con el periodismo y, sin embargo, la novela tiene la pegada clarísima del periodista: su poder verbal, su torrencialidad, el manejo de muchas fuentes, la necesidad de estar en el sitio...
Tengo una vocación de periodista muy pronunciada y a la vez quiero marcar distancias... Es una relación de amor odio, de amor intenso. Con el periodismo aprendí a escribir y a enfrentarme a la realidad. Yo me siento un poco incómodo en la profesión, me siento un tipo raro... El procedimiento es muy periodístico, sin duda. Yo necesito ver las cosas: no puedo fabular, necesito tocar y ver las cosas, tengo una percepción de cronista... Yo no creo a partir de la imaginación o la fantasía, sino de lo que veo y de lo que toco. Lo que palpo.
-¿Por qué habla tan poco de la abuela Carmen de Lara, la Currita?
-Porque hubiera ahogado a mi abuelo. Tenía una enorme capacidad de atraer la atención de la gente. Mi abuela era una enorme gamberra; no quería lo eclipsara.
-¿El libro anterior, ‘La hora violeta’, le ha permitido escribir este?
-Me da seguridad y me indica por donde quiero ir. No sé si he encontrado el tema o la palanca que me lleva a escribir... Este libro no se habría escrito así sin ‘La hora violeta’ (Mondadori), desde luego. He encontrado un tono, una seguridad y una forma de acercarme a mí mismo y a la literatura que antes no tenía. ‘La hora violeta’ me determina por completo. Voy a necesitar mucho tiempo para que asimile bien hasta qué punto me ha transformado, me ha cambiado y me condiciona todo lo que escribo. Hay unas señas de continuidad clarísimas. Al menos yo lo siento así...
JOSÉ VERÓN: CINCO POEMAS
CINCO POEMAS DE JOSÉ VERÓN GORMAZ: ’SALE DE LOS ESPEJOS’
Este próximo miércoles, primer día de octubre, el fotógrafo y escritor José Verón Gormaz presentará su último libro ’Sala de los espejos. Epigramas, enigmas y otras contemplaciones’ (Editorial Olifante). Le acompañará el poeta, ensayista y editor Manuel Martínez Forega. Será en la librería Los Portadores de Sueños, a las 20.00. José Verón Gormaz ha sido el Premio de las Letras Aragonesas de 2013 y le acaban de dedicar una calle en su localidad de Calatayud. He aquí una pequeña selección de sus poemas. la foto es de José Verón Gormaz.
La historia se repite
[“¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?”
Konstantino Kavafis]
Un domingo radiante,
dispersos por el foro,
rogábamos inquietos que llegaran los bárbaros.
“¡Son una buena solución a nuestros males!”,
dijo el poeta griego entre sus versos.
El lujo, la elocuencia y la esperanza
se unían en los próceres altivos
y en los probos y humildes ciudadanos.
“¡Los bárbaros, los bárbaros!
¡Se acercan tiempos nuevos y mejores!”,
exclamaban , solemnes, los augures.
Al fin,
cuando la noche entraba en la ciudad,
los bárbaros llegaron en tropel.
¿Y nosotros?¿Qué ha sido de nosotros?
Largamente lloramos su estancia y su dominio,
porque ellos eran ciertamente bárbaros.
Dos clases de codicia
El anciano Calístenes,
labriego acaudalado y miserable,
con la complicidad de su fortuna
vio llegado el momento de buscar el amor.
Compró su ruina.
Usura y compadreo
Al verte serpear entre la gente,
llego hasta la conclusión alucinada
de que hasta el sí y el no, Junio Serpilio,
valen casi lo mismo para ti.
Depende del dinero que recauden.
Dos listos y un ignorante
Lepidio va saltando alegremente,
contento por las rentas del negocio,
que hacen brillar la luz de su fortuna.
A su lado sonríe Belisario
porque ha vendido el vino a muy buen precio.
Dos triunfadores, dos.
Tras ellos, despreciado y humilde,
camina Leonardo, el sirviente ignorante,
tranquilo y con mirada soñadora,
algo cansado por el grato esfuerzo
de haber puesto los cuernos a los amos
El infierno
A punto de firmar una hipoteca,
decía y repetía un exorcista
que hay cosas más temibles que el demonio.
La cara oculta de la fama
Junio Cartón, heraldo de las cópulas,
que debe su esplendor al devaneo
por todos los burdeles de la urbe,
ha aumentado su fama
con otra vergonzosa turbidez:
a sus dudosos méritos
de putañero atroz y jactancioso añade, desde ahora, el de cornudo.
*Tomo la foto de la magnífica página de Luis Martínez Aniesa:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-46cad3cf3b1b5a262f2417202ae8bbe8.jpg
4 POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL LONGÁS

[A final de curso, en el sello Lastura, Miguel ángel Longás, de Ejea, publicaba un nuevo poemario, de título tan prometedor como 'El árbol del corazón'. He aquí cuatro poemas. la foto es de Beverly Tyler.]
EL ÁRBOL DEL CORAZÓN
MIGUEL ÁNGEL LONGÁS
Amigo mío cuando enciende la noche su eléctrico dolor
Ves el árbol del corazón que se extiende
Tus manos abiertas bajo una Idea toda blanca
Que insistes en rogar
Que insiste en no bajar
Años y años
Aquélla allí en lo alto tú aquí al lado
ODISSEAS ELITIS
Hojas del árbol caídas
juguete del viento son:
¡Las ilusiones perdidas
¡ay! son hojas desprendidas
del árbol del corazón!
JOSÉ DE ESPRONCEDA
UNA CONVERSACIÓN CON LOS DIFUNTOS
Vivo en conversación con los difuntos
FRANCISCO DE QUEVEDO
La familia interrumpida
LUIS CERNUDA
Conversación con los difuntos es
este poema convertido en árbol
sin hojarasca de otoñal presencia
anticipando el tiempo malo entrante.
Conversación a tumba abierta en cielo
con entramado de tormentas es
este poema que a probar aspira
su resistencia de diamante en bruto.
Conversación con los rescoldos vivos
de una familia interrumpida acaba
siendo un poema que la vida lleva
a su solar naufragio en tierra firme.
*
NÓMADA AZOTADO POR MALOS VIENTOS REINANTES
He alcanzado el otoño total del pensamiento
CHARLES BAUDELAIRE
He alcanzado el otoño total del pensamiento
con la melancolía de haber visto caer
del árbol familiar algunas de sus hojas
sometidas al frío vendaval de la vida.
He alcanzado el otoño total del pensamiento
tras haber comprendido que el amor nunca surge
avivando la llama de amores fracasados
una vez reducidos a ceniza sin más.
He alcanzado el otoño total del pensamiento
tras haber encontrado mi lugar en un mundo
donde soy residente que opone resistencia
de nómada azotado por los vientos reinantes.
*
ABRAZO AL DÉBIL TRONCO DE LA VIDA
Débil tronco querido
MANUEL PINILLOS
Un débil tronco querido es la vida
que como encina se ha elevado al cielo
para alcanzarlo con sus ramas antes
de ser podado por un tiempo atroz.
Un débil tronco querido es la vida
de árbol que leña no ha acabado siendo
pero sí savia para alzar un bosque
de arborescente forma en fértil yermo.
Un débil tronco querido es la vida
que abate un día devorante rayo
para acercarlo a conjunción astral
antes que a olvido de ultratumba abierta.
*
LOS DÍAS QUE EN PENUMBRA ALCANZO A VISLUMBRAR
Está en penumbra el cuarto, lo ha invadido
la inclinación del sol, las luces rojas
que en el cristal cambian el huerto, y alguien
que es un bulto de sombra está sentado.
FRANCISCO BRINES
Mis días en penumbra alcanzo a vislumbrar
cuando presiento lunas de destierro amoroso
en costas alejadas del deseo extinguido
que me ha de perseguir hasta el último ocaso.
Mis días en penumbra alcanzo a vislumbrar
en el ejemplo azul de un cielo perseguido
por mi imaginación en días de tormenta
cuya costumbre es ser devueltos a la calma.
Mis días en penumbra alcanzo a vislumbrar
en las playas desiertas de mi mente azotada
por un amor volcánico reducido a ceniza
del que solo rescoldos aviva el pensamiento.
EDUARDO BERTI: MICROFICCIÓN

Considera el editor Juan Casamayor que ‘La vida imposible’ de Eduardo Berti (Buenos Aires, 1964) “lleva camino de convertirse –por derecho propio- en un clásico de la microficción del siglo XXI. Publicado en Argentina, ha decidido publicarlo en España, en su editorial Páginas de Espuma. He aquí algunos textos del conjunto, que incluye un apéndice de ‘Ramonerías’. La foto es de Ferdinando Scianna. Ella es Marpessa.
EDUARDO BERTI
Por más ocupado que esté, cada vez que llego a una ciudad que no es la mía busco en la guía telefónica para ver si existe alguien llamado igual que yo e intento, de ser así, fijar un encuentro. Solo tres veces pude cumplir este plan hasta el final. Recuerdo de modo especial a un homónimo italiano. Nos prometimos que, de tener cada cual un hijo, le pondríamos el mismo nombre; y enseguida imaginamos a estos hijos, reunidos en un futuro en aquel café de Bolonia, juramentándose la misma cosa.
ALGUIEN IGUAL
De nacer alguien igual a mí, le ocultaría mi existencia y mi experiencia. Sacaría provecho de la circunstancia de saber solo yo su identidad, para que mi vida reiniciada en él por fin echase luz sobre mis actos.
PATERNIDAD
Todo hombre quiere volver a parir a sus padres. Del intento fallido nacen hijos.
EL CAMELLO
El camello había pasado ya la mitad de su cuerpo por el ojo de la aguja cuando dijo una mentira, le crecieron algo las dos jorobas y quedó allí atrapado para siempre.
LABORDETA: OTRA NOCHE INOLVIDABLE

[Aquí puede leerse una crónica del concierto de anoche dedicado a José Antonio Labordeta (1935-2010) que suponía la puesta en marcha de la Fundación que lleva su nombre y que preside Juana de Grandes, su esposa, la madre de sus tres hijas: Ana, Ángela y Paula.]
http://www.heraldo.es/noticias/ocio_cultura/cultura/2014/09/30/labordeta_canto_con_todos_como_nunca_313088_308.html
Labordeta cantó con todos como nunca
Antón CASTRO
“Aragón sigue, Labordeta vive”. Con este lema echaba a andar anoche, en la Sala Multiusos, ante 4.000 personas, la Fundación José Antonio Labordeta, que tiene su sede en la calle Mariano Barbasán y que abrirá sus puertas muy pronto con la biblioteca del cantautor, con sus libros, con sus objetos personales y con una meditada programación. El DJ Mr. Pendejo mezcló el folk y la música pop y rock a modo de preámbulo. Juana de Grandes, profesora de latín y griego, fue presentada por Miguel Mena, espléndido conductor del acto, y ella recordó que era un día muy especial: se cumplían exactamente 50 años de “mi boda con Labordeta, 50 años de nuestra boda”. Y, como recordaba el pedagogo y escritor Víctor Juan Borroy estos días, hace medio siglo exactamente también que José Antonio tomaba posesión de su plaza de profesor de historia, tarea que inició en Teruel.
Al recital no le faltó casi nada (hubo tensión y protesta por la instalación de sillas y una valla que separaba al público), ni siquiera el vínculo familiar particular, Santiago del Campo, ex cantante de Los Especialistas y yerno de José Antonio, acompañó a la voz del Abuelo en uno de sus magníficos temas: ‘El poeta’, donde rendía homenaje a su hermano Miguel (1921-1969). A partir de ahí, la emoción no cesó ni un instante: La Joven Pachanga y Biella Nuei trajeron un ritmo evocador y festivo a la vez con un tema pirenaico, de amor y melancolía de la amada, en aragonés: ‘Aqueras montañas’. Carmen París, con su impresionante voz de jotera que salta los montes de esparto y alcanza todos los abismos, entonó a capella ‘La Albada’ y se acompañó de un cajón. Fue un instante especial: estuvo inmensa, poderosa, inspirada e inspiradora. Dejó temblando a la multitud.
Pablo Guerrero, en compañía de la guitarra de Luis Mendo, abordó la fuerza y la necesidad de los sueños, y lo hizo como un hombre que regresa de una devastación íntima, con estremecimiento y fragilidad. Beatriz Bernad trajo un canto de jota y de recolección de oliva, y se regodeó con fuerza, entrega y belleza, mientras Alberto Gambino disfrutaba de un instrumento, la guitarra, que cantaba y plañía a la vez. Nacho del Río, con Gambino y Sergio Aso, entonó el ‘Por qué no nos ven hablar...' (Canción deamor) con esa voz suya tan personal y honda. Actuaron, con oficio y sensibilidad, Rodrigo García ‘Mabuse’, que estuvo a punto de ser alumno de Labordeta, la voz de Eva Lago y las percusiones de Constancio Blanco. Kepa Junquera, con su acordeón, y Eliseo Parra rindieron homenaje a Labordeta con unas coplas alusivas: un retrato, un recuerdo del ‘A la mierda’ del Congreso o de sus días de televisión. El público disfrutó mucho: disfrutó y sonrió con la ironía, la sátira y el cariño.
María José Hernández, que acaba de grabar ‘Las uvas dulces’, un trabajo sensible y cuidadísimo, apareció con Sergio Marqueta al piano y cantó dos temas: ‘Guárdate’, el Labordeta más íntimo y sutil, de imágenes más hermosas, y ‘La vieja’; a muchos, su versión les conmovió particularmente. Les pareció extraordinaria: hermosa, sutil, una mirada distinta; en ella están los temas esenciales del compositor y poeta, su vocabulario tan característico y sus nostalgias. María José recordó que su hermano trajo un casete de Labordeta a casa cuando era niña y oía a todas horas esas historias que tenía mucho que ver las soledades de las mujeres en el mundo rural. Rubén Jiménez y Arturo Giménez (de la Orquesta Popular de la Magdalena), abordaron bajo la inspiración flamenca, en forma de taranta, los ‘Cantes de la tierra adentro’. Joaquín Carbonell y Eduardo Paz entonaron otro de las composiciones de Labordeta, ‘Quien me cerrará los ojos’, e invitaron a cantar al público. Uno de los momentos más especiales fue la aparición de Silvia Pérez Cruz y Raúl Fernández ‘Refree’: ella cantó ‘Gallo negro, gallo rojo’ de Chicho Sánchez Ferlosio con un virtuosismo vocal extenso y deslumbrante; con plasticidad, variedad de registros, colorido, emoción palpitante y una increíble compenetración con ‘Refree’.
Paco Ibáñez fue invitado a recordar su amistad y sus encuentros con Labordeta, y cantó ‘La mala reputación’ “del mejor cantautor que en el mundo ha parido madre”: Georges Brassens, maestro de Labordeta, como recordó la voz en off del autor de ‘Cantar y Callar’ y ‘Con la voz a cuestas’. La gente entonó con él: su hilillo de voz, penetrante y legendario, no desafina. Paco Ibáñez es carne de leyenda. Como lo es Joan Manuel Serrat. Miguel Mena le recordó al público que ambos, el Abuelo y Serrat, procedían de las tierras de Belchite. Serrat explicó que Labordeta le suscitaba respeto y admiración y que era “un ciudadano consistente”, de esos que se alejan de las laminerías del poder. Que era un hombre con criterio. Y con una voz suave, con su estilo particular, entonó la canción ‘Aragón’. Fue todo un detalle: no era la primera vez que lo hacía; el gesto prueba de nuevo su complicidad y su afecto sinceros hacia José Antonio Labordeta. Serrat abandonó el escenario con un escalofrío que abría el camino hacia las lágrimas.
Con Carbonell y Paz a la dirección vocal y a la guitarra, los casi 40 músicos despidieron la velada, entregado el público por entero, con dos temas: ‘Somos’ y ‘Canto a la libertad’. La gente gritó “este sí es el himno de Aragón. Este sí es el himno de Aragón”. En realidad, la obra de José Antonio –el cantante y actor y presentador de televisión, el compositor, profesor de historia, periodista, escritor, el hombre llano que comunicaba como nadie, el puente entre generaciones, el político que dudaba y se buscaba en la incertidumbre, el viajero...- es un retrato de una forma de ser y de estar desde Aragón hacia el mundo. Quizá por ello, Miguel Mena, sobrio, exacto y elegante, tuvo una hermosa intuición final: pidió que el tranvía que para en la plaza Emperador Carlos V anuncie que, se detiene, en realidad en el Parque José Antonio Labordeta, que está a la misma distancia y Labordeta es un poco más nuestro que Carlos V. Andaba por allí, el concejal Jerónimo Blasco y quizá piense que sería una hermosa y oportuna mudanza.
En el díptico que se entregó a la entrada, el periodista y crítico musical Javier Losilla escribía: “... desde el día que entonó el último suspiro he echado en falta la celebración del Labordeta global, del que reunió en un puñado de letras y músicas su mirada más profunda y popular; de quien escribió y cantó, en definitiva, las denuncias más poderosas, las rebeliones más sólidas y los himnos más emocionantes. Creo que ese momento ha llegado, y lo celebro”. La frase final tiene algo de vaticinio y de consumación a la luz del concierto de anoche. Labordeta resurgió y vivió como nunca: en las fotos que se proyectaron en la pantalla, en su voz, en sus temas, en el corazón del público. Por cierto, había una instantánea inolvidable: Labordeta, en un rodaje de Antonio Artero, avanza por los Monegros con un cigarrillo en los dedos como quien reconoce su territorio y su memoria... e intuye, tal vez, versos como “somos / como esos viejos árboles / batidos por el viento / que azota desde el mar”.
*La foto es de Heraldo.es.
TEATRO DE MEDIANOCHE: UN DIÁLOGO

[Antes del verano, con motivo del treinta aniversario de la compañía, preparé estas preguntas para Teatro de la Medianoche. Aquí, Domingo Castillo, Araceli Gil y Ángela Castillo Gil recorren su trayectoria, sus espectáculos, su estética, sus sueños. Este pasado fin de semana participarón en la V edición de Al! Festival de Títeres y Marionetas de La Almozara. El cartel que reproducimos, por gentileza del grupo, es de Pilar Ballabriga de 1984.]
-¿De dónde veníais, cuál era vuestra formación?
Araceli Gil (1962) estudió piano durante 9 años, y no terminó la carrera, comenzó bellas artes y lo dejó para entrar en el nuevo proyecto de Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza (1980) en la que hizo dos cursos y fue invitada a abandonarla.
Domingo Castillo (1958) empezó su relación con el teatro en el TIZ -Teatro Incontrolado de Zaragoza - (1975 - 1979). Realizó estudios en la Escuela Privada de Formación del Actor (1978 – 1979 – 1980). Colaboró en un programa de radio (1979-1980). Desarrollo otra de sus pasiones la fotografía de espectáculos (Festivales de Teatro de Sitges, Festivales Internacionales de Teatro de Zaragoza, compañías aragonesas…) Trabajó para la Delegación de Extensión Cultural del Ayuntamiento de Zaragoza como monitor de juego dramático en colegios nacionales de Zaragoza (1980-1981-1982-1983).
Asistió a cursos:
1981 – “Juego dramático” Alfredo Mantovani - Zaragoza
1982 – “El Teatro como instrumento de la educación” Getafe. Allí donde conoce a Javier Villafañe.
1982 – “Dramática creativa” Federico Martín Nebrás,“Juegos dramáticos y musicales” Daniel Lovechio, “Expresión corporal” Antonio Malonda, “Expresión oral” Yolanda Monreal,“Teatro de gesto” Carlos Herans, “Teatro y expresión plástica” Jon Amuriza
Estos cursos que se celebraron en el Balneario de Panticosa fueron el lugar de encuentro de Araceli y Domingo, que en poco tiempo comienzan una relación. El fruto de su primer “proyecto” en común fue en 1983 su hija Ángela (1). Soñar nuevos proyectos juntos y compartir experiencias con el teatro, el dibujo o la fotografía fue el comienzo.
-¿Por qué quisisteis crear una compañía de marionetas en 1984?
En 1980 comenzó a celebrarse en Zaragoza el “Festival Internacional de Títeres y Marionetas” allí descubrimos las diferentes técnicas de manipulación y la riqueza expresiva de los títeres. En 1981 a través de Luis Felipe Alegre, Domingo conoce a Iñaki Juárez de “Títeres La Oca” y observa con curiosidad el trabajo en un taller de títeres.
Nuestra formación era de teatro de actor, estábamos muy interesados en el teatro visual, el teatro de gesto y las máscaras. El teatro de títeres nos ofrecía una gran variedad de herramientas que nos fascinaban pero que teníamos que aprender a utilizar. Asistimos a espectáculos, analizamos videos, conversamos con otros titiriteros, intentamos desentrañar fotografías, recopilamos fotocopias de esquemas de construcción de títeres y consultamos la escasísima bibliografía sobre puesta en escena de títeres.
-Y en 1984 decidisteis crear el grupo.
En 1984 nos decidimos a crear Teatro de Medianoche. En aquella época entre la gente de la cultura existía un clima de entusiasmo y curiosidad, bastante osadía y un gran afán por aprender y compartir lo aprendido.
En esos años ser titiritero en España, para la inmensa mayoría de la gente tenía unas connotaciones nada positivas. Incluso dentro del TEATRO, los títeres eran el hermano menor al que los mayores no prestan atención por creer que no tiene nada interesante que decir. Somos autodidactas, nos hemos guiado por la intuición.
-¿Por qué os inclinasteis por el teatro de sombras? ¿Cuáles son sus influjos, de dónde procede?
La elección de una técnica de manipulación determinada ha venido siempre marcada por las características de la historia que queríamos contar. Se han utilizado una gran variedad de técnicas, a veces combinando varias en el mismo espectáculo (Títeres de mesa, Adaptación Bunraku, Marionetas de Hilo, Títeres de Varilla Superior, Marote, Manipulación directa, Máscaras, Guante). Desde los comienzos hemos sentido predilección por aquellas técnicas que tenían a la oscuridad como cómplice: el teatro negro y el teatro de sombras.
¿Por qué?
Las sombras se mueven en un terreno misterioso donde el encuentro entre la luz y oscuridad da vida a las imágenes. Es un lenguaje de síntesis -desde el diseño de las siluetas, los elementos escenográficos o el uso del texto con un carácter más poético que narrativo- donde la sugerencia estimula la imaginación. El espectáculo de sombras es la esencia del teatro, asistimos a un acto efímero e irrepetible donde los espectadores y los sombristas se comunican a través de las formas cambiantes e impalpables que aparecen en la pantalla, que actúa como el tejido de los sueños. Aunque la sombra ha acompañado al hombre desde sus inicios el teatro de sombras como tal parece ser que tiene su origen en el siglo II A.C. en China y la India.
-¿Cómo os fue con el primer montaje?
Nuestro primer espectáculo Tangram (1984) ya incorporaba una historia que utilizaba el teatro negro, lo que aconsejaba que se representase con oscuridad total y en sala. Entonces la inmensa mayoría de espectáculos de títeres se representaban al aire libre, generalmente coincidiendo con las fiestas de los pueblos. Nuestros medios eran bastante precarios. Realizamos unas diez funciones que nos sirvieron para conocer las reacciones del público ante el espectáculo, además de mejorar el material técnico de trabajo.
-¿Qué dificultades entraña la artesanía del títere, de la marioneta: me refiero a la construcción, a la manipulación, a la puesta en escena, a los cuidados?
Creemos que es muy importante transitar todo el proceso desde la elección de la estética, el diseño, la construcción, el trabajo de familiarizarse con el títere o la silueta experimentando sus posibilidades expresivas, la búsqueda del movimiento expresivo en función del carácter del personaje, su relación con otros personajes dentro de la dramaturgia del espectáculo. Teatro de Medianoche ha construido todos los títeres de sus espectáculos.
-Algunos os descubrimos con ‘El pirata que quiso capturar la luna’. ¿Cómo lo definimos: teatro imaginativo, fantástico, poético, teatro que buscaba la plasticidad, la belleza, detallista, meticuloso en su puesta en escena, teatro para soñar?
“El pirata que quiso capturar la luna” es un espectáculo poético, que invita a la ensoñación, con sombras negras y sombras negras con algún detalle en color de gran fuerza expresiva, movimientos precisos que unidos a la música crean imágenes inseparables. El texto, mínimo, se reparte entre la voz femenina de la narradora en claro contraste con la voz del pirata. El proceso fue largo pero el resultado final fue un espectáculo que obtuvo muy buenas críticas y se convirtió en uno de los más conocidos de la compañía.
-Otra pieza clave fue ‘Los habitantes de los espejos’ (1990): algo así como una afirmación de vuestra mirada, de un gusto estético, de una inclinación a la fantasía. ¿Qué buscabais?
Tomamos como punto de partida una leyenda china citada por Borges en “El libro de los Seres imaginarios” que hablaba de una época legendaria en la que el mundo de los humanos y el mundo de los espejos estaban comunicados. Los espejos eran puertas servían para pasar de un mundo a otro. Hicimos una recreación de la estética china con sombras negras, utilizando sombras coloreadas para los habitantes de los espejos. Para los diseños de estos últimos nos inspiramos en peces abisales y dejamos volar la imaginación, surgieron seres que parecían salidos de un bestiario. Los fondos fijos se realizaron con diapositivas a partir de dibujos y recortes sobre una mesa de luz. Utilizamos fondos móviles para crear mayor dinamismo proyectando un rollo continuo de acetato en el que habíamos dibujado con rotuladores de retroproyección.
Queríamos mostrar dos mundos muy diferentes el de los humanos y el de los espejos que finalmente entran en confrontación. Los habitantes de los espejos pierden la batalla, pero también su fuerza y su figura y son encerrados en los espejos como meros reflejos serviles de los humanos. La leyenda asegura que un día romperán las barreras de cristal y nos dominarán.
El tema de los mundos paralelos, algo que en estos momentos que estamos “viviendo” está de plena actualidad.
Tengo la sensación de que siempre habéis huido de la risa fácil, del efectismo... ¿Cuál ha sido vuestra pretensión, vuestra poética, qué habéis querido hacer en un sentido general, cuáles han sido vuestras claves?
Araceli y yo tenemos un carácter tímido, nos gusta observar, el humor sutil, la sonrisa frente a la risa estridente, los objetos pequeños, apreciamos la delicadeza, los pequeños detalles, la meticulosidad…y esta forma de ser se trasmite a nuestro trabajo. Nuestra pretensión ha sido crear espectáculos que despierten las emociones más que la sorpresa, que sugieran sin mostrar plenamente, que dejen libertad a la imaginación, que sean precisos técnicamente pero que tengan alma, que puedan ser visto por públicos de todas las edades y que no causen indiferencia o aburrimiento. Teatro de Medianoche reivindicó el teatro de sala para los títeres, en un momento en el que parecía que los títeres sólo podían estar en la calle.
Parece que en los 80 y 90 los títeres eran muy importantes en la escena. Había en Zaragoza un Festival Internacional de Títeres y Marionetas. ¿Qué significaba para la profesión y que supuso su pérdida?
Para la profesión fue muy importante ya que nos permitió conocer el trabajo de prestigiosas compañías nacionales e internacionales, compartir experiencias y cuestiones técnicas y abrir vías de comunicación con otros titiriteros. Con el beneficio añadido de crear un público interesado que con el paso de las sucesivas ediciones del festival estaba más formado. Teatro de Medianoche representó dentro de la programación oficial del Festival en el Teatro Principal Zaragoza cuatro de sus espectáculos: Tangram (1984), “El pirata que quiso capturar la luna” (1987), “La Profecía” (1989) y “Los habitantes de los espejos” (1991). La desaparición del Festival, tras quince ediciones, dejo un vacío que se ha intentado cubrir con nuevas propuestas en el mismo periodo en que se realizaba, en Diciembre, juntándose con la programación navideña lo que favorece la contraprogramación y la consiguiente dispersión del público. No conocemos ningún caso de un Festival desaparecido que haya conseguido reaparecer.
¿Cuándo, y por qué razón, decidisteis hablar con el público al final de la función?
Al finalizar las representaciones de “El Bosque del Arco Iris” (1985) en muchas ocasiones alguien del público se acercaba al escenario para ver los muñecos y nos preguntaba sobre la construcción o la manipulación. En alguna ocasión querían saber donde los habíamos comprado. Decidimos que al acabar el espectáculo mostraríamos algunos muñecos y subiríamos a algún niño al escenario para que los pudiera mover. Iniciando después un pequeño coloquio con el público. Cuando estrenamos “El pirata que quiso capturar la Luna” (1987) quedó claro que era conveniente compartir con el público algunas de las particularidades del teatro de sombras. Desde entonces el coloquio con el público para responder preguntas y mostrar los títeres se convirtió en una parte más del espectáculo. A nosotros nos sirve para conocer como percibe el público el espectáculo, que personajes les resultan más atractivos, que interpretaciones hacen de lo que han visto.
No vamos a repasar todos los espectáculos, pero se diría que 2004 fue un gran año para vosotros: celebrasteis los veinte años, expusisteis en Veruela y montasteis ‘El fotógrafo’ y ‘Sueño de medianoche’... ¿Cómo valoráis esa experiencia?
Fue un año muy intenso. Adolfo Ayuso y Domingo Castillo fueron los comisarios de la exposición “La sombra desvelada” que se realizó en el Salón de Reyes del Monasterio de Veruela. Una parte de la exposición mostraba siluetas y diseños de los espectáculos de sombras de nuestra compañía, también aportamos libros y varias siluetas de China, Tailandia, Java y Bali de nuestra colección. Con motivo de la exposición la Diputación Provincial de Zaragoza editó el libro “La sombra desvelada” Un viaje por el teatro de sombras – donde Domingo escribió un capítulo titulado “Hágase la sombra” colaborando también en las fotografías, Araceli lo hizo en las ilustraciones. En el espectáculo “El fotógrafo” dos actores representan a un fotógrafo ambulante y su ayudante mientras realizan fotos con la colaboración del público. La historia pasa después a una barraca donde por medio de títeres de varilla superior conocemos algunas andanzas del fotógrafo. “Sueño de medianoche” es un espectáculo de teatro negro formado por dos historias un sueño y una pesadilla. Se estrenó en el Teatro Averíense de Aveiro (Portugal) dentro del “Festival Mascara VIII o fascinio da luz negra” Curiosamente volvimos a coincidir por tercera vez en una programación con el Teatro Negro de Praga. Este espectáculo nos ha permitido recorrer gran parte de España y se ha convertido en uno de los más apreciados.
El 2010 montasteis ‘A media luz’, con teatro de sombras y teatro negro...
En “A media luz” combinamos las sombras y el teatro negro. Delante de la pantalla con luz negra evoluciona el personaje de un niño en un desván, representado por una actriz con máscara. Tras el en la pantalla vemos la historia que el niño esta leyendo con teatro de sombras. La existencia de estos dos planos pretende un mayor dinamismo narrativo. Este espectáculo era una incursión en el territorio del miedo y el misterio.
Vuestro último montaje es ‘Seres Uhmonos’. Creo que es para adultos y se diría que es crítico, que es de denuncia. ¿De qué os quejáis, sobre qué queréis alertar?
Esta dirigido a público adolescente y adulto. “Nacidos tras cuatro largas noches de insomnio y madurados durante un corto año por fin salen de las sombras del sueño a las tinieblas del mundo” dice Araceli sobre los personajes de su cómic. Ella misma ha dirigido la puesta en escena de un espectáculo visual sin palabras que tiene su origen en esos dibujos. El objetivo del espectáculo es “hacer pasar un buen ratico”, formado por cuatro historias independientes que transitan de la creación a la muerte, con personajes cotidianos tan simples y desnudos como se ven o tan complejos como seáis capaces de imaginar. Un dios en zapatillas, encantadores chupasangres, una manzana objeto de deseo o el poder del miedo son los temas propuestos, donde cada gesto tiene significado, el evidente que todos ven y los que a cada uno le sugieran.
¿En qué ha empeorado vuestro oficio?
Al contrario nuestro oficio se ha ido consolidando con el tiempo, existe más formación, más interés sobre el desarrollo de nuevas posibilidades expresivas, una interesante relación con otras disciplinas artísticas. Lo que ha empeorado es el “escenario” en el que tenemos que movernos, la situación de acoso y derribo que la cultura y la educación están soportando. La precariedad de los presupuestos de cultura que han favorecido una considerable pérdida de programaciones, la desaparición de festivales o su reducción a nivel testimonial. La subida del iva cultural al 21%, lo que nos convierte en el país europeo con la tasa más alta, que ante la situación económica de una gran parte de la sociedad esta decisión debe considerarse como “terrorismo contra la cultura”. Resulta desalentador que el objetivo por crear una sociedad más libre e igualitaria cuyos pilares deberían ser la educación, la cultura y la ética se este transformando en una sociedad fragmentada en la que una parte importante de los ciudadanos tienen que dedicar toda su energía a sobrevivir. Teatro de Medianoche es una pequeña compañía de títeres que sigue creyendo en su trabajo, mantiene la ilusión por seguir adelante comparte la idea de la mayoría del sector teatral de que la cultura – concepto muy diferente a ocio - es un servicio que el Estado está obligado a dar a los ciudadanos.
¿Se puede sobrevivir, por qué es una actividad casi siempre familiar?
Recuerdo que José Monleón definió nuestra profesión como “alegre malvivir”. Se sobrevive pero adaptándose a los altibajos propios de esta profesión, teniendo que recurrir en ocasiones puntuales a la familia o los amigos. Nuestra compañía tiene un núcleo familiar que se amplía cuando el espectáculo lo requiere con algún colaborador, por ejemplo en el caso de Alberto Salvador (2007). Es cierto que en el teatro de títeres esta estructura sigue teniendo vigencia.
*La foto del penúltimo montaje la tomo de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-fff73fb238e8b57666582ab33d772c30.jpg