Facebook Twitter Google +1     Admin

Se muestran los artículos pertenecientes a Junio de 2016.

PROGRAMA DE BARBASTRO FOTO

20160602103312-anka-zhuravleva.jpg

[El fotógrafo, y miembro de BFoto, Antonio Lachós explica el programa de Barbastro Foto (BFoto, ya) que se ha inaugurado ya y que tiene un intenso y variado menú de exposiciones, charlas, mesas redondas, proyecciones: puro amor a la creación, a la comunicación y al valor de las imágenes. Esta foto es de Anka Zhuravleva.]

 

 

BFoto,  las cosas son extrañas

 

En Barbastro-Foto también hemos sufrido los recortes: a partir de ahora nos llamamos BFoto. Bueno, por eso, y por si acaso a los de Barcelona les da por hacer un festival de fotografía. Existen unos incorregibles que llevan a cabo un festival  de fotografía y dicen que es para cazar leones en Escocia. Pero ya sabe,  si no hay leones en Escocia, tampoco habrá festival. Una apuesta fotográfica en los tiempos en los que a las humanidades les están haciendo el paseíllo tiene mucho de puente sobre el río Kwai.  Y si se hace en una ciudad pequeña y se centra en la fotografía emergente, puede usted dudar tranquilamente de su continuidad. Salvo que  haya   leones en Escocia. Es entonces cuando el festival puede cumplir tres años, seguir defendiendo la fotografía emergente, las actividades callejeras, la participación de los colegios de la ciudad o los talleres de formación. Este año tenemos un lema que articula el festival: las cosas son extrañas. Es por el gran Duane Michals y porque somos así de cosmopolitas: lo universal es solo lo local sin paredes. Y hablar de las cosas son extrañas es hablar del mundo, de todo aquello que existe, de lo que miramos aunque no haya sido aún fotografiado. Es hablar de los demás.

En Barbastro las fotografías tomarán las calles durante el mes de junio. No tema, son inofensivas.  Si además se prioriza lo emergente,  aquello que nace y sale, lo que surge para ser mirado,  puede ser muy divertido. Al eliminar el estigma de la comprensión, uno puede mirar las cosas con la misma frescura con la que usted miró por primera vez volar un pez. Por eso hay Verotipias, las fotografías que los chicos de 4 a 6 años de los colegios de la ciudad han hecho sabiendo que las cosas son extrañas y que serán expuestas en los paredes del río Vero, conformando la única exposición del mundo que está en un río. Allí se resume esa infancia en la que el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y en la que uno llega a casa dispuesto a contar lo raro que es vivir. Verotapias, dijeron, y todo empezó a emerger. Habrá también exposiciones colgadas en paredes, ese supuesto anacronismo en los tiempos del whatsapp. Estarán allí para comunicarnos aquello que permanece oculto bajo el envoltorio de las cosas y permitir que la fotografía pueda ser el espejo que siempre fue, en concreto el espejo  de su propio interior, olvidándonos de la vieja falacia del espejo de la realidad. Lino Bielsa, Beatriz Castellón, Alfredo De Stéfano y Anka Zhuravleva, más todos los participantes de Open y Veintiocho conforman las exposiciones de esta extraña edición.

 

 Tendremos un Moliné en el que los cuatro mejores proyectos presentados a Emergentes verán la luz para hablar del mundo actual a través de fotografías. Clara Gasull, Laura van Severen, Susana Modrego y Alice Cannara Malan conforman la piedra angular de este festival. Cuatro formas diferentes de mirar el mundo, cuatro propuestas seleccionadas de casi doscientas que evidencian la importancia de contar y la necesidad de escuchar.

Tras los Emergentes, Visionados, el lugar  dónde  se puede presentar un proyecto fotográfico  públicamente, concediendo la oportunidad de conocer los criterios de selección de un jurado que determina qué puntos de interés tiene cada proyecto, qué lo hace interesante. Tres maestros como Julio Álvarez, Enrique Carbó y Llorenç Raich nos ayudarán a comprender los resortes ocultos en todo trabajo fotográfico, el misterio latente que emerge solo cuando encuentra una mirada sensible.

Antón Castro, periodista, escritor y mayúsculo polímata, vuelve al festival para hablar de  “Los sueños del fotógrafo, el enigma de la foto “. Historias en los márgenes ,  fotógrafos normales en mundos  raros y  fotógrafos raros en mundos normales. Conectará diferentes formas de vida a través de un viaje por la fotografía con grandes como Julia Margaret Cameron, Ruth Orkin, Richard Avedon o Martin Chambí. Un placer para inmensas minorías.

La formación de esta edición corre a cargo de Matías Costa con Autopsia de una idea. El viaje que nos propone Costa a través de los proyectos fotográficos no se asegura regreso, tampoco placer. Un proyecto sirve para caminar, para descubrir dónde se quiere llegar o para no abandonar cuando el horizonte es solo un recuerdo. Lo importante es comprender que haciendo un proyecto  solo somos náufragos que han probado el agua del mar.  Además, y   para todos los públicos, Costa hablará de la fotografía como mapa personal, de  esa fuerza interior que nos obliga a contar historias, a construir una cartografía conforme caminamos. Pese a la aparente imprecisión de esa mapa, ese mapa sabe más de nosotros  que nosotros mismos.

Y, por último, el Kosofoto, disculpen la k, tan domesticada y aseadita que últimamente huele a colonia. Habíamos buscado un nombre en inglés, por aquello de ser cools, pero la clave nos la dio un lugareño: que haya abundantes fotos, que si no sobra, es que falta. Si usted trae fotos para colgar le aseguramos que no las volverá a ver, pero también que podrá llevarse las que le gusten. Y en esas estaremos, colgando de un cordel otros mundos de papel.

                                                                                                                                             Antonio Lachós

02/06/2016 10:33 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

CRISTINA IGLESIAS: "EL ARTE ES ABRIRSE A LAS EMOCIONES"

20160603015323-cristina-iglesias-por-oliver-duch..jpg

Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) es una de las artistas españolas más internacionales. Expone en la sala Zuloaga de Fuendetodos hasta este domingo y ha realizado un disparate para el Museo del Grabado. Viajamos por su obra y su poética a través de palabras específicas.
¿Qué le dice la voz cerámica?
Es la posibilidad de trabajar el color en el propio material. Y, además, después, es poder corregir y añadir. Es también la tierra. He hecho celosías en barro en las que he pensado más en la tierra como material de construcción.
Esto me lleva a preguntarle por la tierra, con una ramificación hacia el paisaje. ¿Qué le dice?
Es el paisaje y es también una idea más genérica de la naturaleza que aparece en todo mi trabajo de alguna manera, aquí y allá. Y creo que el paisaje en mi obra es obvio –he hecho escultura, sí, pero he aprendido mucho mirando la pintura–; miraba una pintura renacentista y miraba más al paisaje que a las figuras. Siempre me ha interesado, como la arquitectura. Esa es la idea de la cultura y la naturaleza: me interesa trabajar y jugar con ellas. Y lo he hecho a lo largo de toda mi obra.
¿Qué es para usted Euskadi?
Euskadi es mi madre. Euskadi es el lugar donde he crecido y, además, me une a la familia, aunque luego con mis hermanos siempre hemos tenido una relación íntima y cómplice, en otros lugares. Euskadi es el núcleo, el principio de todo, el paisaje… Me encanta caminar, incluso hago obras que implican caminar o que el camino es parte de ellas. Euskadi también es el mar… En Madrid lo que más echo de menos es el mar.
¿Qué le ofrece el mar?
Me ha gustado el mar como una masa viva en la que uno puede perderse con los ojos y mirar y mirar. He paseado muchísimo, volviendo a San Sebastián, al lado del mar. He escuchado el mar y sus músicas. He corrido por la playa, me gusta correr descalza por el mar, y he buceado, porque he hecho una pieza al cabo de los años en el fondo del mar, en México, que es además un símbolo de preservación de los mares, con la complicidad de los biólogos marinos. El mar es un lugar al que te escapas en muchos momentos, cuando necesitas estar solo. Allí, en medio la inmensidad del cielo, lo que haces es mirar el mar. Interiorizarlo y fundirte con él.
 
El mar tiene un relación especial con ‘El peine de los vientos’.
Eduardo Chillida me ha enseñado mucho con esa pieza; además, nos enseña una actitud como artista que nos pareció extraordinaria: nos dice que puedes atreverte a hacer una pieza que peina el viento y que está enclavada en unas rocas inaccesibles. Y, por otro lado, colabora con un arquitecto para hacer una plaza. De todo he aprendido. Chillida y Oteiza son maestros de referencia.
Del mar y del ‘peine de los viento’, vayamos al agua.
He trabajado con el agua y a la vez hago muchas piezas que no tienen nada que ver con el agua. Es uno de los materiales que me atraen porque me parece evocador y vital, moldeable. Pienso en Toledo, en la pieza ‘Tres aguas’ (2014), o pienso en ‘La fuente profunda’ de Amberes, que es más antigua, es la primera vez que hago una pieza en la que lo profundo, el ir hacia abajo, es tratado o considerado como algo espectacular, como algo que te hace pensar. Y después he seguido trabajando con el agua porque te hace pensar en Bernini y en las fuentes del Renacimiento. Puedes pensar también, en momentos más primitivos, cómo el agua se ha utilizado en las diferentes culturas… Y en Toledo he querido reflexionar sobre el agua como transmisora de conocimiento, de diálogo. ‘Tres aguas’ está basada en el entendimiento de las tres culturas que convivieron durante siglos allá y el agua, en cada una de ellas, era importante para rituales, para la higiene, para beber, para estar vivo. El agua es fuente de vida. El hacer pozos significa que puedes verte en ellos, ver un fondo que es un comienzo de la vida, un espejo o sentir un vértigo porque puede llevarte a lugares oscuros. Mi última exposición en Londres,  ‘Zonas freáticas’, aborda aquello que corre por debajo de lo más superficial, el sueño que pisamos.
¿Qué corre por abajo?
Corre la vida y corre la conexión. Hablo en su sentido metafórico  y político: de la necesidad del agua, de que cuidemos lo que tenemos, de toda esa cantidad de vida que está reprimida, pero que está ahí… Y lo que me parece interesante también es hablar de que la escultura puede hacerte ver que algo está conectado por el interior con otros lugares.
Esto nos lleva a la palabra compromiso. ¿Qué significa, lo vive?
Yo estoy comprometida con el arte. Creo que el arte puede manifestarse de algunas maneras que abren los puntos de percepción de la gente que tienen que ver con la educación, con la libertad, con que se te quiten los velos y te atrevas incluso a mirar y a querer saber. Estoy comprometida con el mundo en el que vivo…
¿Cómo se revela su actitud?
Creo que no tengo que hablar explícitamente de lo que está pasando pero sí implícitamente de lo que está debajo de las cosas, de lo subterráneo, de las capas de cultura y conocimiento que están debajo de la superficie de lo que miramos. Y también desde el proyecto ‘Estancias sumergidas’ (2010) en el Mar de Cortés (Baja California y México), donde me comprometo con los biólogos marinos y con un movimiento de preservación de la naturaleza, he hecho una obra que recuerde eso y que a la vez funcione como una especie de jardín-ruina que la naturaleza va haciendo y que está al lado de un manglar… Hay un compromiso ecológico, pero a la vez dices, «¿puede el arte ser más que un monumento, un símbolo de algo que te compromete?» Toledo encarna el entendimiento de las tres culturas. Que desde el arte pueda referirme a ello es una manera de estar comprometida con mi tiempo. Desde mi pequeña voz, la voz que yo voy construyendo, puedo hablar del mundo.
¿Para qué sirve el arte?
Provoca y puede hacerte pensar en aquello que estás mirando. La contemplación te lleva a lugares muy profundos, a reflexiones contigo mismo. El arte puede ser refugio, y es importante que lo sea; el arte te enseña a mirar, cada cual como haya aprendido. Me interesa mucho la mirada perdida de alguien que no sabe «nada» de arte, porque no lo ha estudiado, y sin embargo tiene un acercamiento, inocente o no, muy crítico con aquello que ve, pero me gusta esa mirada perdida que, de pronto, hacen algo que se fije en ello. Es también trabajar en términos casi musicales. Además de eso, el arte es abrir puertas al conocimiento, a la mirada, a la emoción. El arte es abrirte a las emociones. Y es una pena que vivimos una época tan dura, azotada por la crisis y la falta de dinero.
Otra palabra: escultura. ¿Es el arte final de Cristina Iglesias?
Es una pregunta difícil para mí porque al final cuando comencé casi me escapaba de la escultura. La pintura me encanta, me encantaba, y me parece que tiene una capacidad muy peculiar de creación. Como ves mis obras tienen bidimensionalidad que trabajo ese lado del ilusionismo más puro  o más ciego, por decirlo de una manera más divertida. Pero la escultura es una construcción compleja que puede crear lugares. Es una elección, eliges caminos donde tu expresión puede manifestarse mejor. Creas un lenguaje expresivo, lo que te conmueve a ti primero para tratar de que conmueva a los otros. Y en ese sentido he encontrado la escultura más dinámica, más flexible, hoy en día la escultura son muchas cosas. He hecho mucha escultura mirando a la pintura y, sin embargo, lo que quería yo hacer era escultura porque la encontraba más libre.
¿ Y la manufactura, su pasión por los materiales, el afán de mancharse las manos?
Lo vivo absolutamente con un sentido artesanal. A veces los nuevos materiales te llevan a ejecuciones que te alejan de lo artesanal, del estar encima, con tus manos, pero soy una artista que estoy siempre cerca: en la fundición, me gusta trabajar las telas con la gente que me ayuda. Somos un equipo en el estudio en Madrid, somos un equipo en la fundición en Eibar. Somos ocho personas.
¿Cuál es su relación con los arquitectos y con la arquitectura?
La arquitectura te exige y te obliga. Te pone límites, no solo la arquitectura, también la ciudad. El peligro, la seguridad que tiene que tener una obra, te va dibujando límites que, a veces, de lo que se trata es de darles la vuelta y que se conviertan en algo constructivo, que esa limitación no me lleve a condescender y terminar haciendo algo que no quería o que me aleja de mí, que puede pasar. A ciertas escalas es difícil conservar la pureza que puedes tener en algo que está hecho para un museo, para una galería o para una habitación cualquiera. Es otra manera de pensar y el reto es que la obra siga siendo autónoma aunque esté integrada en una espacio. Estoy haciendo una obra que tiene que ser funcional en la ciudad y a la vez formar un lugar de encuentro que la gente se sienta allí y pueda disfrutar de ese lugar. Y yo a mi vez juego con esa mirada, si consigues que pare la vorágine de la ciudad… Las puertas de los Jerónimos del Prado hablan de la textura, de los relieves, se mueven seis veces al día. A veces me dicen: «Vi las puertas del Prado». Les digo: «¿Estaban abiertas o cerradas?». «Estaban entreabiertas». Es una de las posiciones. Cuando trabajé con Rafael Moneo, él fue generoso y me dijo: «quiero que diseñes una puerta» Y yo fui más allá, y le pedí que me permitiera que se pudiese ocupar el lugar donde has pensado que se recojan las puertas. Le dije, «¿puedo trabajar con los umbrales, puedo hacer algo que sea una escultura, que tenga movimiento, que haya una secuencia…?» Él me dejó hacer.
Hablemos de Juan Muñoz…
Nos conocimos en Londres. Hemos sido grandes amigos. Vivíamos los dos juntos y compartíamos los amigos y la mesa de la cocina, donde discutíamos y hablábamos de arte y de literatura y de música; por allí aparecía mi hermano Alberto Iglesias. Tengo una memoria compartida con su existencia y con su obra, vivimos juntos 22 años, yo desde los 22 hasta los 44, va hacer quince años que se murió, en 2001… Ha sido mi compañero en el arte, en la vida y en el amor, pero le insisto que hemos compartido lecturas, visitas a museos, a ciudades. Juan era extrovertido y yo introvertida. Me encantaba lo que me hacía. Estuvimos muy cerca, tuvimos dos hijos, Lucía (26) y Diego (21 años). Ella está en el cine, y vive en Londres, y Diego estudia ingeniería medioambiental en California. A Juan Muñoz le han hecho muchas exposiciones. A veces tengo la sensación de que está más vivo que nunca. Su discurso está muy vivo, es actual, y lo cuido todo lo que he puedo.
Estamos en la casa de Goya y le ha dedicado un disparate.
Me encanta Fuendetodos. He pasado unas horas maravillosas con la gente de la Diputación y el pueblo. Este viaje ha sido una hermosa experiencia. De verdad. Goya me interesa y me ha interesado mucho. Y además me interesan mucho sus grabados. La obra gráfica. Usaba diferentes técnicas y he podido tener estampas suyas en mis manos y he estudiado como trabajaba. Luego me ha interesado mucho su valentía, cómo supo hablar de su tiempo y de qué manera lo hizo siendo valiente porque habló de cosas terribles y con una mirada que casi ha terminado definiendo una manera de ser española: lo goyesco, que es como una personalidad o un rasgo que asumimos y reconocemos en nuestra vida cotidiana.
*Esta entrevista aparecía ayer en el suplemento 'Artes & Letras' de Heraldo de Aragón. La foto está realizada por Oliver Duch.

03/06/2016 01:53 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

FLAVIA COMPANY: DIÁLOGO SOBRE 'HARU'

El pasado martes, en Los Portadores de Sueños, en diálogo con Eva Cosculluela, Flavia Company (Buenos Aires,1963, aunque afincada en España desde hace muchos años) presentó su última novela, ‘Haru’, la más ambiciosa de todas las suyas y quizá la cristalización de 35 años dedicados a la literatura. El libro ha aparecido en el sello Catedral y tiene edición en catalán y en castellano; la original es en castellano y la traducción al catalán, que tiene algo de reescritura, también la ha hecho Flavia, cuyo padre vive ahora en Zaragoza con su esposa Carmen, una burgalesa afincada a orillas del Ebro.

 

-¿Desde cuándo tenías en la cabeza a Haru? ¿Y cómo era?

HARU llega tras muchos años dedicados a la literatura, a una literatura que ha intentado siempre quedarse con la esencia, con lo mínimo, con lo necesario pero a la vez suficiente para decir. Digo esto porque, tras la publicación de HARU me he visto obligada a pensar de dónde surgió y por qué. Mi conclusión es que HARU es esa esencia a la que me refiero. Y si me permites la broma, te diré que no puede ir una cuestionándole a la esencia su forma. Llegó y la acepté. La asumí tal como llegó.

 

-¿Qué has querido hacer con esta novela, exactamente: contar una vida entera, hallar una voz, viajar en el tiempo y en un espacio concreto?

No he "querido hacer" nada. Y menos "exactamente". He escrito una novela que abarca una vida, sí, con una voz hallada a través de toda una trayectoria, también, y deudora de una tradición literaria en donde se encuentran no pocos ejemplos de obras clásicas que sitúan sus historias en lugares imaginarios inquietantemente reconocibles o en tiempos lejanos sospechosamente próximos. También supone la creación de un personaje, HARU, con el que lectores y lectoras se sienten identificados, sí, y acompañados. Si Flaubert pudo decir “Madame Bovary c'est moi”, a mí me gusta decir que Haru somos todos. He escrito la historia de todos. Ese ha sido mi trabajo. Me encargado de escribir-nos.

 

-¿Desde cuándo te sientes tan atraída por Oriente y de qué modo se concreta esta pasión?

Nada humano nos es ajen. Si hay algo que me resulta interesante en este mundo es la curiosidad. Que no juzga, no aplica prejuicios, no funciona con saberes preconcebidos. La pregunta, para mí, sería, ¿por qué puede a alguien no atraerle Oriente? Oriente, Occidente, o Marte, o Júpiter, o el fondo del mar, o la cúspide del planeta. Si pudiera, escribiría sobre todo. Procuro escribir sobre todo, en realidad. Intento escoger lo que al hablar de lo particular permite hablar de lo general. Aquello sobre lo que se escribe se elige por muchísimas razones que sería complicado sintetizar en unas cuantas palabras, pues responde a lo que cuadra con el proyecto literario que se lleva a cabo. Todos somos orientales. Todos somos todo. A nadie le sorprendió que en mi novela ‘La isla de la última verdad’ escribiera sobre un médico de Nueva York, Mathew Prendel que navega hacia las costas africanas en un velero. ¿Acaso es posible pensar que me queda más cerca Prendel que una mujer oriental que se aplica a una disciplina como el arte del tiro con arco?

  

-La novela quiere ser una vida completa, pero también es una novela de formación.

Imposible escribir una novela que abarque una vida entera y no hablar de aprendizaje, de formación. En este sentido, HARU es una novela de amor por los maestros, los referentes, la transmisión de conocimiento, el esfuerzo (en mi opinión sinónimo de cultura), la elección y el compromiso. El crecimiento personal es una opción. En esta novela se habla de que nuestra vida es consecuencia de nuestros actos. De que podemos elegir nuestros actos, es decir, de que podemos elegir nuestra vida.

  

-¿Qué tiene de particular el tiro con arco? ¿Por qué has elegido esta disciplina? De entrada parece un poco inmóvil y a la vez te hace pensar en Zenón de Elea.

El tiro con arco se parece asombrosamente a la vida y a la literatura. ¿Por qué? Porque solo cuando se aprende que no hay finalidad se comprende su verdadera esencia. Como en la vida, como en la literatura, insisto. Me parece una clara metáfora, muy ilustrativa. La diana no es lo que importa. Lo que importa es que el tiro se haga desde el corazón. El tiro hecho desde lo genuino, desde lo verdadero, desde lo necesario y suficiente es el que consigue crear una diana a su alrededor. Como en la vida. Como en la literatura. Hace falta tiempo para comprenderlo, como en el tiro con arco.

 

 

-La novela rezuma plasticidad y belleza y una gran capacidad de sugerencia. Por ejemplo, ¿cuál es tu relación con la caligrafía?

Soy amante de la caligrafía. Curiosa respecto a ella. No la he estudiado, pero me gusta tomar un pincel, fabricar la tinta, trazar sobre el papel rugoso los trazos. La plasticidad de la que hablas creo que tiene que ver en gran parte con el intenso e importante contacto que hay en toda HARU con la naturaleza. Esa característica, además, es la que permite dar a la historia la sensación de intemporalidad o de dilatación del tiempo.

  

-¿Cómo definirías esos cinco años de aprendizaje?

¿Los del dojo, los del tiro con arco? Solo como los que permiten al arquero saber si lo es, si lo siente, si puede ser coherente con su vida, si está dispuesto a comprometerse. Los años imprescindibles para saber si quiere conocerse. Los años que descubren si quien estudia quiere estudiar y ser o prefiere el camino de tener y acumular. Lo esencial frente a lo cuantificable.

 

-Tras el paraíso, o la concentración, Haru sale al mundo real. No quiero que nos cuentes el argumento, pero sí, dinos, en un sentido simbólico, qué sucede…

HARU se da cuenta de que para Ser hay que dejar de pensar en Tener. Y hasta aquí puedo contar.

 

¿En qué medida has querido desplegar una filosofía, una pasión distinta por la palabra?

Tienes razón al pensar que en HARU subyace una filosofía. Así es. Una filosofía, una ideología, una propuesta de vida, de mundo, de mirada. HARU propone sumar en vez de restar. Unir en lugar de segregar. Conocer en vez de rechazar. Ser en vez de tener. Interesarse por la diferencia en lugar de condenarla. Creo en la palabra. Creo que es posible cambiar las cosas y que para ello hay que SER CONSCIENTES, DARSE CUENTA de que hemos de abandonar el concepto de propiedad, no solo material sino también emocional. Es necesario abandonar las identificaciones para abrazar las identidades. Ser quien se es. Y comprender que se es lo mismo que y con todo. Ser en vez de pertenecer. Son extremos muy distintos. 

 

 

-La novela aborda temas capitales, pero especialmente una idea compleja del amor. ¿Cómo defines ese amor que busca y halla o pierde Haru?

El amor lo es todo. El amor no es una experiencia, es un estado. El estado de la no violencia y la no pertenencia. El estado que permite comprender que todo lo vivo forma parte de ti y que tú formas parte de todo lo vivo. De nuevo, mi estimado Antón, tus preguntas son profundas y requerirían de un espacio mucho mayor para abarcarlas con una respuesta.

-Has citado a Iris Murdoch. Yo también he pensado en Siddharta de Hermann Hesse. ¿Andan por ahí?

Todos los literatos que permanecen andan por ahí. La esencia que nos unifica es lo que permite a una obra ser universal e intemporal. Todo proyecto literario procura dar con la piedra filosofal de la literatura: nombrar lo que es, lo que somos, el misterio. Aunque sea con el silencio que se deja entre líneas.

 

-¿Qué es el estilo y cómo es aquí el tuyo?

El estilo es una mirada sobre el mundo y no se aplica solo a la obra sino también a la vida. Como en el tiro con arco. Cuando se alcanza el estilo verdadero, deja de notarse. Como dicen los maestros de HARU: los discípulos se distinguen por el modo en que tiran. Los maestros no se distinguen. 

 

-¿Por qué insistes tanto que esta novela es la culminación de un sueño, que concentra, en cierto modo, 35 años de escritura?

Bueno, no es que haya yo insistido en ello. Lo que digo es que mis libros siempre se han parecido mucho, muchísimo a lo que yo quería escribir y que HARU no se parece, sino que ES. Y que esto me ha ocurrido después de treinta y cinco años dedicada a la literatura en cuerpo y alma. 

 

*Esta foto pertenece a Heraldo y Heraldo.es

 

05/06/2016 01:11 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

CUENTOS DE JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ

20160606082551-scianna.-carmen-sanmartin-sicilia.jpg

José Luis Rodríguez García (León, 1949) ha regresado a la literatura con dos libros: el poemario ‘Estado de sitio’ y los microcuentos de ‘Incidencias’ (Los libros del señor James). El libro de poemas lo presentará en Cálamo el día 16 de junio y el 30, en Antígona, los cuentos. ‘Incidencias’ es un libro muy imaginativo, con muchos registros y recursos, al que incorpora algunos de sus dibujos y pinturas.

Copio algunos textos.

 

NO COMPRENDE NADA

La niña pensó que lo hermoso eran el cariño, la selva y los muslos de los chicos que la besaban después de que hubiera finalizado el torpe teatro de un Batman al que le gustaban los aguacates. Aparece una mamá en el guión. Rubia, bellísima, dibujada. Por qué la han matado, dice, susurra.

 

JUEGOS

La niña cerró el frasco observando sonriente a la salamandra asustada.

 

FANTASMA

Me alegró encontrármelo en el salón y hablamos largo y tendido sobre Paul Bokuse y las antiguas leyendas de los piratas somalíes. La perplejidad me agobió porque, al rato de despedirnos, me puse a leer el periódico y descubrí su necrológica.

 

CRIMEN IMPERFECTO

Está en el sillón tapizado de azul cobalto. Tiene un puñal de plata clavado en el corazón y una fresa mordida entre los labios. La policía está muy desorientada porque vivía solo y jamás abría el buzón de la correspondencia.

 

HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA

La mujer se encerró en el baño. Alguien había entrado en su apartamento. El sabor de las toallas de algodón amarillo es amargo. Como la tinta china o un telegrama.

 

-De ‘Incidencias’. José Luis Rodríguez García. Los Libros del señor James. Zaragoza, 2016.

 

06/06/2016 08:25 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

EL CORAZÓN DE ÁFRICA, POR MENESES

20160607001657-eduardo-retrato-bn.jpg

EXPLORADORES Y VIAJEROS POR ÁFRICA. EN CÁLAMO
[Hoy, 7 de junio y martes, a las 19.30 horas, en la librería Cálamo se presenta el libro ’Exploradores y viajeros por África’, con edición de Eduardo Riestra, en su sello Ediciones del Viento. El libro tiene casi 700 páginas. Eduardo Riestra estará acompañado por el escritor y periodista Antón Castro.]

FRAGMENTO DE ENRIQUE MENESES

V
Mientras estábamos en Juba se hablaba de un cargamento humano que fue hundido ante la orden de un navío inglés de detenerse y dejarse abordar. Días más tarde, en las playas sudanesas, aparecieron los cadáveres encadenados de cientos de esclavos. Los mercaderes, por supuesto, habían tenido tiempo de desaparecer.
Pero Jaime y yo también nos sentimos atrapados. Estábamos con cinco libras esterlinas en el bolsillo, a igual distancia de El Cairo que de El Cabo, un poco más cerca del océano Indico que del Golfo de Guinea. La primera solución que se nos ocurrió fue pedir ayuda económica a Jose María Cavero, duque de Bailén y padre de Jaimito. “He abusado tanto de él que dudo que nos eche una mano”. Quedaba otra: el rey Federico Mutesa II. Este había sido exiliado a Europa por el Gobernador británico Sir Andrew Cohen en 1953, cuando el kabaka se negó a unir Uganda con Kenia y Tanzania para formar la East Africa Federation. El rey baganda, al que todo el mundo llamaba King Freddie, tenía razones poderosas para no aceptar la propuesta. Los ingleses estaban en Uganda a petición de su abuelo, Mutesa I. El régimen colonial sólo era aplicable para Kenia y Tanzania pero no para Uganda que siempre fue un protectorado. Esto significaba que unos territorios dependiesen del Colonial Office de Londres y Uganda del Foreign Office. “Sólo me uno con mis pares”, había respondido Mutesa II al diktat del Gobernador. Y salió de la reunión para Europa en un avión de la RAF.
Durante su exilio, Freddie quiso visitar España y voló desde Londres a Madrid. Allí, el padre de Jaimito, entonces Jefe de Protocolo de Asuntos Exteriores, montó un show en Barajas al enterarse de que llegaba un rey. Guardia de Honor, banda de música, búsqueda apresurada de bandera e himno, etc… La Embajada británica protestó en el acto y el ministro de Asuntos Exteriores desautorizó a su jefe de protocolo que tuvo que alojar a King Freddie en su cigarral de Toledo, la Quinta Maribel. El monarca baganda nunca olvidó aquella acogida, máxime cuando había llegado a España en clase turista y sin esperar ningún trato especial.
Jaime y yo optamos por llamar a Kampala, gastándonos el último dinero en la comunicación. La cuenta del hotel la resolveríamos, cuando fuese, saliendo sin pagar por la ventana del Hotel Juba. Afortunadamente se trataba una planta baja. Mutesa II fue receptivo a nuestra petición de ayuda pero, transferirnos dinero sólo se podía hacer a través de Londres y aquello podía tardar un mes hasta llegar a Juba. La solución que nos propuso fue alcanzar por cualquier medio Kampala donde seríamos sus invitados. Era lo más sensato y lo más rápido.
Aquella misma noche descubrimos un italiano que iba a recoger una mercancía al puerto de Nimulé, a 280 kilómetros de Juba, en la misma frontera sudano-ugandesa. Aceptó llevarnos en su pick-up. La hora de salida nos era muy favorable ya que, a las cuatro de la madrugada, todo el mundo dormía en el Hotel Juba. Nos encontraríamos en la esquina de la calle con nuestras mochilas listas.
El viaje duraba, pese a la corta distancia, unas seis horas por una pista de mala muerte. No tuvimos incidentes en el camino excepto cuando deseé detenerme para fotografiar un pastor que, siguiendo la tradición, se apoyaba en una sola pierna y un bastón mientras la otra reposaba el pie a la altura de la rodilla de la primera. Aquello era tan típico que no quise marcharme sin fotografiarlo. Salí del vehículo y corrí, perpendicularmente a la pista, durante un centenar de metros. El italiano estaba cabreado, tenía prisa. Llegué junto al pastor que no se había inmutado viendo un blanco corriendo como un loco, cámara en mano, hacia él. Me dispuse a hacer la foto. Entonces reparé en que el hombre no seguía la costumbre de los pastores de la región. Sencillamente le faltaba una pierna, probablemente perdida por culpa de alguna fiera. Balbuceé una excusa incomprensible para el hombre y regresé corriendo sin haber hecho la foto.
En Nimulé, nos despedimos de nuestro italiano. Eran las primeras horas del día. En el muelle, flanqueado por dos barcazas, se encontraba el SS Luger II, el vapor que hacía el recorrido hasta Butiaba y vuelta. Nos acercamos a una cabina de madera donde se despachaban los billetes. Jaimito pidió dos billetes de tercera. Nuestras 5 libras sólo daban para eso y nos sobraba 1. El negrito borró su sonrisa inicial del rostro y corrió a llamar al capitán, un inglés escapado de una novela de Sommerset Maugham. Parecía el modelo de las cajas de cigarrillos Navy Cut. Cuidada barba rubia, ojos azules, uniforme blanco almidonado con pantalón corto y medias largas. Por supuesto, pipa y aromático tabaco inglés. Escuchó nuestras explicaciones y dio orden de que se nos cobrasen dos billetes de tercera y se nos instalase en primera. Antes de irse, se volvió hacia nosotros: “You are a disgrace to the white race” (Son ustedes la desgracia de la raza blanca).

*El dibujo de Eduardo Riestra es de Pablo Gallo.

07/06/2016 00:16 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

40 VIAJEROS POR ÁFRICA, EN CÁLAMO

20160607084314-osa-johnson..jpg

EDUARDO RIESTRA HOY EN CÁLAMO: 40 VIAJEROS POR ÁFRICA
Esta tarde, a las 19.30, en la librería Cálamo, Eduardo Riestra presentará su edición de ‘Exploradores y viajeros por África’ (Ediciones del Viento, 2016. La Coruña, 683 páginas), una selección de 40 personajes, desde el madrileño Francisco Páez, un personaje del siglo de Oro, hasta el fotorreportero y escritor Alfonso Armada, autor de ‘Cuadernos africanos’. En medio hay personajes fascinantes que viajaron al continente, vivieron aventuras de todo tipo, se citaron con los indígenas y las tribus (algunos caníbales, como los fang), contemplaron los paisajes, soñaron y contaron lo que vieron y lo que les perturbó.
Hay famosos viajeros, claro, como Richard Burton, traductor de ‘Las mil y una noches’ o del ‘Kama Sutra’ y buscador de las fuentes del Nilo, rival de Speke; están Roger Casement, que inspiró ‘El sueño del celta’ a Vargas Llosa, el político y escritor Winston Churchill, autores como André Gide (que viaja con su amante, un joven fotógrafo), Evelyn Waugh, Karen Blixen (Kenia es uno de los países que más llama al viajero), están Livingstone y Stanley, dos españoles tan poco conocidos como José Mas y Ramón Tatay, interesados por Guinea, o Javier Reverte, el autor de ‘Vagabundo en África’ y ‘El sueño de África’. Eduardo Riestra también ha incorporado a Enrique Meneses, periodista y fotógrafo. Y, cómo no, también aparece Kapuscinski: el autor selecciona un fragmento de ‘Ébano’. Y están Arthur Conan Doyle o el poeta Arthur Rimbaud, que murió a los 37 años. Y está el coronel norteamericano Geo W. Williams que estuvo en el Congo belga y mandó una carta al rey Leopoldo.
Entre las mujeres, además de Karen Blixen, figuran Mary Kingsley, Sheila MacDonald, Elspeth Huxley, que se casó con un primo de Aldous Huxley, y Osa Johnson, norteamericana de Chanute, Kansas, que firmó ‘La aventura de mi vida’, donde se puede leer: “A menudo regresaba a casa con los brazos cargados de espárragos y espinacas. Había un arándano negro muy bueno y dulce; café nativo; setas en abundancia; una fruta que parecía un cruce de albaricoque y manzana; una ciruela amarga silvestre que servía para preparar exquisita mermelada; y una espléndida miel marrón. ¡África!”

Eduardo Riestra dice: “Es cierto que África simboliza como ningún otro continente los sueños de la infancia, la evocación de la aventura, el temor y la atracción del peligro. Los viajeros que aquí se reúnen abarcan cuatro largos siglos que, en realidad, son casi toda la historia de la exploración, pues ellos han ido llenando los espacios vacíos de los mapas que mucho antes ya habían sido perfectamente trazados en el resto del mundo”.

*En la foto Osa Johnson. Cortesía de Ediciones del Viento. 

07/06/2016 08:43 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

MARÍA PILAR PUYUELO: 5 MICRORRELATOS

20160607092008-scianna.-assia-argento.jpg

CINCO MICRORRELATOS DE MARÍA PILAR PUYUELO ALFARO

-De ‘Un mundo de naderías’.

 

 

 

Los ojos de mi primo

 

     Volví a la medianoche, arrojé la cuerda y salté el muro del castillo. Debía averiguar que envolvía a aquella hechizante belleza. Los siete perros que ella amaba se lanzaron contra mí, pero en los ojos de uno de ellos reconocí a mi primo, que llevaba desaparecido muchos años. Me miró con lástima, mientras los demás perros seguían ladrando con rabia; mostrando sus afilados colmillos.

     Ella apareció semidesnuda y gritó suavemente a los perros, estos se paralizaron enroscándose como serpientes. Me cogió de la mano y subimos hacia su alcoba, donde me deshice en una lujuria de placer inmenso. Al amanecer salté por el balcón y me uní a ellos, escondiendo el rabo entre mis patas.

 

 

Accidente en el jardín

 

     Mamá me dice que tenga cuidado cuando me encuentre vasos llenos de líquido. Y entonces me contó:

«No se dio ni cuenta, hija mía, solo su olor dulzón la embriagó hasta caer, y una vez dentro nadó revoloteando fuertemente, plegada ante ese líquido amarillo. Las risas de aquel joven, ante el rítmico aleteo negro en la cerveza de su amigo hizo que este la derramara al suelo, justo encima de un hormiguero».

 

 

Venganza

 

     Entré en mi cuarto para vestirme, ese día era especial. Había quedado con Luis. Quería sorprenderle con mi nueva minifalda y aquella camis ta blanca que dejaba muy poco para la imaginación.

Abrí mi armario. Toqué mis blusas de seda, recuerdo de mi viaje a Tailandia, y todas llevaban m´s agujeros que la capa de ozono.

Eché un vistazo a mis pañuelos y bragas. ¡Se los hab´an comid !

Aunque peor fue lo de la minifalda… Me qued´ aterrada, pues era un auténtico colador, carcomida por aquellos miserables insectos.

    No eran polillas, debían de ser el resultado de la mutación de algún gen, que las convirti´ en aquellas miserables ratas con alas. Por supuesto anulé la cita.

    He colocado en todos los caj nes y armarios de mi casa montones de bol tas de naftalina . Pero creo que han volado a mi relato y se lo están comiendo a él tambi´n.

¡Ay..., pero por aquí sí que no paso!

    En cuanto compre la tinta de imprenta, repetiré el microrrelato, (me han dicho que es aut´ntico veneno). 

¡Sí, señor..., para que se den un buen banquete de consonantes y vocales!

«Las pienso fumigar hasta la ext nci´n».

 

                                  

La sopa boba

       —Disculpe, señor, se le ha caído su ojo en mi sopa.

El hombre se palpa la cuenca de su impulsivo ojo.

—¡Por Dios!, ¿Qué dice? —grita con gesto de horror.

—No se preocupe, póngase mis gafas de sol y cambie su plato de sopa por el mío —le sugiere—; nadie se dará cuenta. Mientras tanto, el huevo de codorniz se hace sitio entre los fideos, eso sí, los vigila muy de cerca.

 

 

 En el bosque

 

      Hunde el fuego de su arma eléctrica en el centro de mi cuerpo indefenso. Jamás provoqué su ira, ni cada tajo, cada cuchillada salvaje en mi carne. Los míos me dijeron que no opusiera resistencia. Él, mientras tanto, penetra en mi blanca savia. Qué puedo hacer yo, ante tal agresión que contradice la ley de la naturaleza, sino es sentir aquí, bajo el cielo atormentado, el momento en que me desplome, sin más. Las ramas de mi cenizo cuerpo lloran golpeando contra el suelo.

  

 

Cinco microrrelatos seleccionados del libro: UN MUNDO DE NADERIAS de Mª Pilar Puyuelo Alfaro.

*La foto es de Ferdinando Scianna. Ella es Asia Argento.

 

 

07/06/2016 09:20 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

NICO ROST, SOBREVIVIR EN DACHAU

20160611013107-nico-rost-dibujo-de-christiaan-de-moor-1929.-collectie-letterkundig-museum.-.gif

NICO ROST, SOBREVIVIR EN DACHAU

 

ContraEscritura publica el diario del escritor y traductor holandés, que combatió en la Guerra Civil y visitó a La Pasionaria

 

 La terrible experiencia del Holocausto ha dado lugar a libros inolvidables y estremecedores de autores tan distintos como Primo Levi, Imre Kertész, Jorge Semprún o Jean Améry, entre los más conocidos. El cuidado sello ContraEscritura publica el diario del escritor y traductor holandés, comunista y combatiente en la Guerra Civil española, Nico Rost, que ingresó en el campo de Dachau el 10 de junio de 1944, y permaneció allí hasta el 30 de abril del año siguiente. Se titula ‘Goethe en Dachau’, y ha sido traducido por Núria Molines Galarza.

Nico Rost (Groninga, 1896- Ámsterdam, 1967) sobrevivió y durante su estancia, a escondidas, logró redactar (y tomar notas) un diario que ofrece una mirada distinta y que concluyó en 1946. En la nota de la editorial, María Martínez Carro se pregunta: “¿Puede un intelectual sobrevivir a un campo de concentración? ¿Le es útil en algún sentido al individuo la cultura adquirida cuando se encuentra sometido a maltrato, hambre y muerte?”. El texto es una perfecta respuesta: “Nico Rost sobrevive no como mero cuerpo, sino como ser humano. La lengua de sus verdugos, su lengua, es justo lo que le permite mantener su humanidad y respuesta”, dice la traductora Núria Molines Galarza. Y añade que, pese a todos los esfuerzos para deshumanizar al prisionero, “es la literatura, la palabra, lo único que logra salvarle, lo único que le permite apartar sus pensamientos de la muerte, el hambre, la nostalgia, el frío y los cadáveres”.

El viaje que propone Nico Rost a Dachau contiene todos los ingredientes ya conocidos: la gente muere a diario, se hacinan las liendres y los piojos, se multiplican el miedo y la crueldad, la fiebre y el hambre, y el cautivo –activo en la defensa de sus ideas, solidario con sus compañeros de viaje y traductor de Alfred Döblin y Joseph Roth, entre otros- va contando cuanto sucede, pero no se regodea en la calamidad, sino que intenta elevarse y pensar, sentir, dialogar con los maestros y con sus compañeros, que también le ceden algunos libros, entre ellos ‘Egmont’ de Goethe, que va a ser un constante compañero de cautiverio. Tras leer su final, “¡Centellean las espadas! ¡Amigos, levantad vuestro ánimo!”, escribe Rost: “En el fondo es cierto: la literatura clásica puede ayudar y dar fuerzas”.

Goethe (también lee su novela ‘Wilhem Meister’) y la literatura alemana en general lo acompañarán. Nico Rost habla de Novalis, recuerda anécdotas poéticas y amorosas del poeta Friedrich Hölderlin, retrata, en diálogo con el sabio E. A. Reinhardt, uno de los grandes personajes del libro, a Bettina Brentano, poeta y todo un personaje que frecuentó a Goethe, a Carolina von Günderrode, poeta suicida, etc. El libro está lleno de reflexiones literarias, de comentarios de lectores y de conversaciones, mientras la muerte –filosa e implacable- se cuela por todas partes. Rost informa de quién perece, de las enfermedades, de los arrestos o de la visita de diez o doce mujeres que acuden al dentista. Rost escribirá: “Fue un acontecimiento de los más sensacional para todos nosotros: ¡mujeres holandesas en Dachau!”. Al día siguiente, el 19 de octubre de 1944, anotará: “Lo que sucedió ayer todavía sigue temblequeando en nosotros. De repente, hay un nuevo elemento en nuestras vidas”.

Nico Rost combatió en la Guerra Civil española. Los prisioneros le preguntaban. Un amigo quería saber cosas del clero español: “Le he estado hablando del padre Lobo, de la postura de algunos religiosos que no se pusieron del lado de Franco y a los que, por tanto, los republicanos dejaron en paz”. Y añade: “También le he relatado mi visita a La Pasionaria y cómo ella, cuando una multitud de monjas en Madrid pidió un edificio para una nueva capilla –pues la suya había sido destruida por las bombas-, hizo que el Partido investigara el caso y se preocupó de que este deseo se cumpliera rápidamente. Luego también le he mencionado que, por aquel entonces, había comunistas que llevaban a las monjas breviarios, rosarios, recipientes con agua bendita y cosas por el estilo (…) Además, le he recomendado encarecidamente que, cuando volvamos a estar libres, se lea los libros de Bergamín”.

Poco a poco la esperanza se hace certeza. El 29 de abril, por la mañana, escribe: “¡Las SS han izado una bandera blanca! A la entrada del Lager (campo de concentración). ¡La emoción entre nosotros es indescriptible!”. Y al día siguiente tomó la última nota: “La gran fuerza de tropas americanas se espere que llegue hoy, como tarde, mañana”. El libro añade un epílogo de la historiadora Rosa Toran, donde habla de los 755 españoles que sufrieron “esclavitud y muerte” con Nico Rost, y entre ellos cita al calandino Pascual Castejón Aznar, que “emprendió camino hasta Dachau desde Mauthausen en uno de los llamados transportes fantasmas”, o al oscense Joaquín Ibarz Ballester, “nacido en la oscense Albelda, La Litera, que constituye un caso peculiar, porque su nombre no aparece en ninguna de las listas publicadas con las identidades de los españoles que sufrieron deportación a los campos nazis durante el período de 1940 a 1945”. La escritora Anna Seghers dijo que “este es el libro, el libro que necesito, el libro que he estado esperando”, el libro donde la palabra, página a página, línea a línea, “le gana terreno a la muerte”.

 

 

LA FICHA

‘Goethe en Dachau’. Nico Rost. Traducción de Núria Molines Galarza. ContraEscritura. Barcelona, 2016. 336 páginas. [El libro se presenta esta tarde, en los Portadores de Sueños, a las 20.00 horas.]

 

11/06/2016 01:31 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

BUSUTIL: ELOGIO DE ANTONIO SOLER

HÉROES DE LA FRONTERA

 

Del escritor Antonio Soler. 


Guillermo Busutil* 'Cuaderno de mano'. La Opinión de Málaga.

Un escritor no se titula en la Universidad. Licenciarse en escribir es imposible. La escritura nunca deja de examinarse a sí misma. En cada libro y en su voz, en el viaje por la piel y el interior de lo que se quiere contar, en el proceso de otorgar carnalidad a los personajes en los que se busca y a cuyo retrato uno se va pareciendo. Lo mismo que ellos se van pareciendo a él. El único título del escritor es el de fugitivo de la realidad. Su única especialidad es la frontera. De la primera deserta y escapa, y en la segunda acomoda la identidad en su refugio. El verdadero escritor siempre tendrá la asignatura pendiente de la inseguridad. Esa que precisamente le ayuda a retarse con el lenguaje, con el tiempo sucesivo de su mirada sobre lo que despierta su imaginación en la realidad y sus desequilibrios. También con el tiempo de permanencia en las zonas oscuras de su memoria, donde residen las amenazas que cuelgan como estalactitas. Igual que en los jardines botánicos donde la vida tiene sus pájaros de lo cotidiano, los árboles del bosque a los que encontrarles sus vuelos y sus esquinas.

Es difícil enseñar la manera en la que el rigor de la realidad y las posibilidades de la ficción se ahorman entre sí. Lo mismo que las puede ahormar en su trabajo el escritor. En los estudios académicos, además de la excelencia de los clásicos en su lectura, como mucho se puede encontrar la suerte un profesor que enseñe a mirar, a interrogar, a cruzar por dentro del lenguaje con pasión y honestidad, ambición y humildad. A sacudirse lo accesorio y ajustar el toque de plasticidad.

Escribir no es una disciplina cum laude. Al contrario, es un trabajo cognitivo y sensible que obliga permanentemente a perseverar. Aún así, de vez en cuando, un escritor entra en la Universidad porque sus doctores reconocen la trayectoria y singularidad de una mirada, los territorios de una voz y un lenguaje como mundo y como bisturí de la sociedad. Acaba de suceder merecidamente con Antonio Soler, gaudeamus igitur por « la trasmutación de un espacio extraído de Málaga y convertido en un universo literario con identidad propia, que en su globalidad conforma una sola y poliédrica obra», como lo apadrinó el profesor Hipólito Esteban. E igualmente asintieron en el acto los doctores en su lectura, amigos y compañeros de la tribu. Admiradores también de su capacidad para administrar la temperatura de la escritura y de la historia su reloj; su habilidad para la asistencia decisiva del lenguaje.

Hace muchos años que conocí a Soler, aunque el nombre que ahora digo también respondía entonces al de Solé Vera. Fue en una estación de tren a la que habíamos llegado tarde o tal vez demasiado temprano. En la ciudad, había una feria. Le hacían un homenaje. Alguien debía llegar a recogerlo pero no esperaba nadie. Nadie en la hora que pasó de largo. En ese tiempo, no hablamos demasiado. Él es de los que prefiere observar, de cerca o de lejos. Cuando habla sabe medir las palabras, pie chico, pie largo. Saborea los silencios y las sombras que suceden en una frase. Pienso que así fumaba Solé Vera, las caladas al cigarro que daba a solas en la nieve o en la memoria, ese barrio al que uno siempre regresa solo a ajustar cuentas con sus sueños y sus derrotas. Palabras cortas, intensas, sin ningún escarceo, moviéndose a contraluz, como el humo del cigarrillo en primer plano americano. Igual que en la pantalla del cine Cayri al que iba Soler, sesión de tarde, estreno de El sueño del caimán, aquel invierno donde cada uno de la pandilla ponía color al pelo de la mujer que sería su modelo de pasión.

El humo sí, hipnotizado por una música de fondo desenvolviendo en blanco y negro el rostro de Serena Vergara, las voces de Miguelito Dávila, de Murphy, de la Pegaso, de Paco el Textil, de Róvira el fotógrafo, hablando entre ellos de las bailarinas muertas en el cabaret Bilmore. El local al que nunca regresó desde la muerte del mago Rafael. Su amigo y maestro. Otro que al igual que Solé Vera es una de sus criaturas de sombra y hueso en la delgada línea roja que separa la realidad de la ficción, prófugos que entran y salen de su memoria, marcando a navaja en las páginas de los libros las iniciales de los rebeldes. Soler nunca les pregunta por qué llegan a esas horas, de dónde vienen o si esconden sus jirones de niebla y sueños en la pensión Ríos España donde no importa qué noches esperan sus regresos para empezar de nuevo.

Lo supe enseguida. Sé leer entre las palabras de un hombre y los silencios por los que huye. Cada uno de esos seres fronterizos -sus amigos- son las esquirlas de frío y de culpa que lleva dentro, un naipe en la bocamanga de su partida contra el miedo, las dudas, la muerte a la que un día, en Lausana, soñó como una máquina de coser que cargaba sobre los hombros. Uno siempre carga con algo, generalmente con su pasado. Y también con el destino, al que a veces le falta el dedo de una mano. De la pérdida lo que importa es la manera de contarla. Se lo explicó Marsé, en un taller de relojería en el camino de los ingleses. Lo mismo que Faulkner le enseñó a sudar la furia del lenguaje; Conrad a sacudirse las nieblas del corazón y Onetti que todo es ficticio, hasta uno mismo. El viejo Baroja le dijo que ninguna aventura llega lejos sin unas buenas botas que corran sobre el barro, que se hundan en la hierba. De cada uno de ellos me contó despacio Soler o Solé Vera aquella noche en la que él parecía redondear las palabras con sus manos, dándole forma a una esfera que resultó ser su barrio, el mundo del que un día se marchó Gustavo Sintora en busca de Soledad Rubí.

Cada escritor corta la literatura a su medida. Es como ajustar el asiento del coche y el volante, antes de empezar lo que realmente importa: la manera de conducir y el viaje. La travesía y su espíritu, aquello que la nutre y la certifica por encima de qué son el éxito, la fama, el fracaso, el grado de justicia o de injusticia con que se valora a un escritor. Ese tipo que en su tarea con las palabras se interroga a sí mismo y a sus obsesiones, a los ruidos y quemaduras de la realidad, al mundo que lo empuja nunca se sabe a qué destino. En la trama de la vida y en la cicatriz de su memoria, en la cultura, en los libros y en la prensa, en la calle y en las batallas. Esas son las fronteras a las que siempre vuelve, aunque de tarde en tarde el santuario de la Universidad lo reconozca como un profesor en lo de ser a veces conciencia y siempre fugitivo.

Igual que Solé Vera, eterno niño Salgari al abordaje del horizonte por el que apareció, entre los destellos de unos faros, una voz femenina. Serio, sin prisa, agitó una mano hacia el automóvil de la literatura y me tendió la otra, antes de alejarse. De perfil el rostro, erguida la gabardina, un instante de soslayo en el que me pareció un espiritista melancólico.

Así es como recuerdo aquella noche del escritor y sus novelas sobre las que les he contado.

*Guillermo Busutil es escritor y periodista
www.guillermobusutil.com

12/06/2016 09:58 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

BASILIO BALTASAR ESCRIBE DE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

20160612204343-tolo-ramon.jpg
Diario de un cínico / Basilio Baltasar.
’El País de Cataluña’.
URNAS Y VOTOS: MANUAL DE INSTRUCCIONES
El voto, cabe insistir en cada ocasión, refunda el contratro social contra la violencia y es el incumplimiento de las cláusulas el que desfigura el sentido de las instituciones

Entender de qué se trata. La conversación con George Steiner que publica Siruela, Un largo sábado, nos ayuda a recordar sus grandes tratados literarios y cómo ha vivido la pasión intelectual este venerable profesor de Cambridge. Mientras recapitula sus ejemplares ejercicios de reflexión crítica, Steiner se detiene en el más aleccionador consejo recibido de su padre. Cuando la turba grita por las calles de París “¡Muerte a los judíos! ¡Muerte a los judíos!”, el señor Steiner levanta las persianas, hace que el joven George se asome al balcón y le dice: “Eso se llama historia y nunca debes tener miedo”.

El origen de la política. El filósofo James Mill lamentaba a principios del siglo XIX que los agitadores sociales inflamaran las mentes de las clases bajas (sic) haciéndoles creer que el gobierno podría ayudarlas. Intentaba demostrar que pertenece al orden de las cosas eximir al gobierno de su responsabilidad. En contra de esta tendencia, extrañamente rescatada del pasado, el Premio Nobel de economía Amartya Sen, profesor en Harvard, articula su Idea de la justicia (Taurus, 2010). Reconoce en la sociedad una resistencia natural a la injusticia y demuestra que ésta vocación brota tanto de la indignación como del argumento. Como la vida de tantas personas en este mundo sigue siendo “desagradable, brutal y breve” (Thomas Hobbes), hay que evaluar las realizaciones sociales, fijarse en lo que realmente sucede y confiar en el razonamiento público. La frustración y la ira, dice Amartya Sen, pueden motivarnos pero debemos apoyarnos en el razonado escrutinio. Ante la precariedad humana cabe desarrollar una triple habilidad: comprender, simpatizar, razonar.

Los que van por libre. En su ensayo sobre Nadine Gordimer, (Las manos de los maestros, Random House), Coetzee hace un interesante ejercicio de vidas paralelas entre la escritora sudafricana, Iván Turgéniev y su propia e ineludible literatura. Cita a Jean Paul Sartre —“el escritor puede ser leal a un grupo político pero nunca deja de criticarlo”— y a Isaiah Berlin cuando evalúa el drama de los liberales rusos: “sufrían formas complejas de culpa, porque simpatizaban con la izquierda, con una fe más humana que la gélida, burocrática y cruel derecha, aunque sólo fuera porque siempre es mejor estar con los perseguidos que con los perseguidores”. Coetzee comprende la encrucijada de fuerzas que pueden destruir la libertad intelectual: “el artista tiene una vocación especial, un talento que le mataría si lo mantuviese oculto”. Escribir, dice Coetzee, es un oficio solitario, pero escribir contra la comunidad en la que uno ha nacido es aún más solitario.

Cómo discernir lo que nos concierne. Ya se ha dicho todo sobre la necesidad de consultar los programas electorales antes de decidir a quién se va a votar. El voto, cabe insistir en cada ocasión, refunda el contrato social contra la violencia y es el incumplimiento de las cláusulas el que desfigura el sentido de las instituciones (algo que la ley, por cierto, no penaliza). Como no parece que la precaución arraigue en los hábitos de una ciudadanía confiada a sus propias intuiciones, habrá que recomendar un ejercicio inteligente que sustituya a la credulidad. La revista Investigación y Ciencia (460) publicó los estudios de un grupo de neurocientíficos: la práctica de la meditación modifica procesos cognitivos y emocionales, incrementa el procesamiento de la atención, disminuye la influencia del miedo, mitiga la inflamación del estrés biológico y auspicia el conocimiento de la consciencia. La idea de que un ciudadano entrene su mente antes de elegir al depositario de su confianza parece un consejo razonable.

*La foto es de Tolo Ramón

12/06/2016 20:43 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

DUCE, POR F. JAVIER LÁZARO

20160614101858-duceel-20pastor-20de-20fuendetodos-1970.jpg

[Hace algunos días, le pregunté a Francisco Javier Lázaro por su tesis doctoral sobre José Antonio Duce, que acaba de publicar la Institución Fernando el Católico. Podríamos decir que había siete preguntas claras. Aquí están sus respuestas, que han aparecido en una versión reducida abriendo la sección de Cultura de ‘Heraldo de Aragón’. Esta tarde, en la CAI, Independencia 10, hay una charla presentación del libro y de Duce, rodeado de amigos: Julio Sánchez Millán, José Luis Cintora y el propio autor, F. J. Lázaro.]

-1. La razón de realizar una Tesis Doctoral sobre la figura y la obra de José Antonio Duce tiene mucho que ver con la propuesta que me hizo la que fue mi directora de Tesis, la Dra. Amparo Martínez Herranz, profesora del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, quien me habló de José Antonio, del inicio de su particular trayectoria en una época en que en Zaragoza había un cierto renacer de las actividades culturales (décadas de los 50-60). Desde este punto de partida, quería conocer un poco más sobre estos aspectos y tratar de reconstruir las condiciones del medio fotográfico y cinematográfico en nuestra ciudad, y el papel desempeñado por Duce en todo ello.

-2. Lo que más me interesó de entrada fue su temprano interés en superar los límites impuestos en aquella época (primeros años cincuenta) (tanto en cuestiones temáticas como formales) por la Sociedad Fotográfica de Zaragoza; sus deseos de experimentación, de abrirse a nuevas experiencias creativas, y el estrecho lazo que unía a toda una generación de jóvenes zaragozanos (nacidos a finales de los años y principios  de los treinta), que, a través de distintos medios (fotografía, cine, literatura y pintura) iniciaron sus trayectorias artísticas.

 

-3. Valoración de su trayectoria y épocas. En materia fotográfica, hablaría de una primera época, la que va desde su ingreso en la Sociedad Fotográfica de Zaragoza (1953) hasta su entrada en el Club Cine Mundo (1957-1958), en que Duce aprende los rudimentos técnicos básicos del medio y los aplica en composiciones y temáticas propias de la tradición tardopictorialista que sigue en pleno vigor en esta época (paisajes urbanos, arquitectura, paisaje, etc.).

             Una segunda época, muy influenciada por el mundo del cine, por sus colaboraciones (como director de fotografía y realizador) con otros miembros del Club Cine Mundo (José Grañena, Rafael Montes, José Allueva, Víctor Monreal, etc.) en sendas películas amateurs, que se aprecia en la aplicación de iluminaciones, poses (cuando hablemos de retratos), etc., derivados de este contexto. Asimismo, encontramos nuevas influencias aprehendidas de la consideración de publicaciones y anuarios internacionales (Photography Year Book, etc.) que reproducen las últimas novedades en materia fotográfica. En esta época asistimos a la instalación y consolidación de Duce en el circuito habitual del fotógrafo amateur en España, participando en numerosos concursos -algunos de los cuales gana-, y que alterna con algunos encargos profesionales procedentes del mundo de la publicidad y del encargo editorial, pero de manera bastante esporádica. Quizás llevaría esta segunda época en fotografía hasta 1969, en que abre su estudio fotográfico (en la c/ Francisco de Vitoria), especializado en la fotografía comercial y publicitaria. Un hito importante de este período, adscrito plenamente a la fotografía como afición y bajo planteamientos exclusivamente artísticos, serían sus años como presidente de la SFZ (1968-1973), donde introdujo algunas novedades en el funcionamiento de la entidad. En este sentido, desde el punto de vista creativo, diversifica sus intereses en función de muy variadas temáticas y estéticas: desde la fotografía de arquitectura, más o menos vinculada a la tradición (serie de El Serrablo), hasta el reportaje (urbano y de espacios concretos), donde podemos destacar los ambientados en distintas ciudades europeas (Hamburgo), y, especialmente, sobre El Oasis, que continuaría de modo intermitente hasta los años noventa.

            A partir de 1969, se incrementan sus encargos profesionales (ilustración de libros, carteles publicitarios (muchos de estos -libros y carteles- encargados por diferentes instituciones locales) publicidad en general (firmas privadas), sin olvidar los reportajes del clásico trío Bodas-Bautizos-Comuniones), que continuarán hasta su jubilación, a finales de 1994.

    Desde 1969 hasta 1994, discurren en paralelo sus trabajos que no tienen otro destino que satisfacer su creatividad (de especial interés sus reportajes de la Semana Santa bajoaragonesa, por los que obtiene importantes galardones a nivel internacional entre 1972-1973; o las Brujas, también de esa época, o los No Identificados, a principios de los ochenta, que finalmente verán la luz como publicación).

      Desde 1994 hasta la actualidad, definiría una nueva época, que tiene que ver con la asunción de las técnicas digitales, que aplica a series tan imaginativas como Twin Girls o sus particulares retratos manipulados digitalmente, algunos de los cuales provienen de los No  Identificados, pero también en trabajos más clásicos, como son los libros sobre diferentes monumentos de la ciudad (El Pilar, La Seo, iglesia de San Miguel, Palacio de la Aljafería, etc.), editados por la C.A.I. y el Arzobispado, realizados ya en el nuevo milenio.

-4. En cuanto al medio cinematográfico, las diferentes fases quedan perfectamente definidas: una primera época, desde que ingresa en el Club Cine Mundo (1957-1958) caracterizada por la orientación amateur de sus trabajos (como realizador y director de fotografía), hasta 1961, en que inicia de manera decidida varios encargos profesionales. No obstante, sí que es cierto que entre 1957-1958, coincidiendo con sus primeros momentos en el cineclub zaragozano antes citado, participó en la realización de tres mediometrajes profesionales producidos por una modesta firma estadounidense con destino a la televisión cubana y también en la filmación de Los Sitiados (1958), producida por Radio Zaragoza. A partir de 1961, se centra exclusivamente en la faceta profesional, siendo inaugurada esta etapa con su cortometraje documental Zaragoza, ciudad inmortal, producido por la firma madrileña Leda Films. En 1962, continuaría con este formato y género gracias a sendos trabajos financiados por la productora Intercine, coincidiendo con la fundación de la productora Moncayo Films, junto con nombres como Víctor Monreal, Emilio Alfaro, Julián Muro, José Luis Pomarón o Manuel Rotellar. Hasta 1968, podríamos situar su plena profesionalización en el campo cinematográfico, de la mano de nuevos cortometrajes documentales (primera fase, filmados entre 1962-63) y, poco después, los cuatro largometrajes, con especial consideración de Culpable para un delito, realizado en 1966. En los años posteriores a 1968, la labor en materia cinematográfica queda un tanto diluida puesto que la productora deja de participar en proyectos, aunque sí que es cierto que se redactan nuevos guiones (por parte de Emilio Alfaro) que nunca se llevaron a la práctica.

-5. La época de reportaje corresponde, principalmente, a los años sesenta, a partir de trabajos como Hamburgo (1963) o el localizado en Nueva York (1967), pero se inicia ya en los años cincuenta, con obras ambientadas en su ciudad. Estas primeras mantienen resabios tardopictorialistas (con gran influencia de Joaquín Gil Marraco, secretario de la SFZ),  y se trata de ejercicios compositivos (calles en perspectiva y buscando efectistas contraluces), donde no existe ninguna clase de problemática social, algo que sí planteaban algunos otros fotógrafos españoles coetáneos (grupo Afal, grupo de Barcelona o la Escuela de Madrid). En ese sentido, interesa más representar un espacio (urbano) concreto que el elemento humano. A partir de los primeros reportajes mencionados, ambientados en ciudades extranjeras, Duce se suma a las tendencias más novedosas dentro de este género, donde una de las premisas más habituales va a ser el “instante decisivo” en la línea de Cartier-Bresson. Otro trabajo singularmente interesante dentro del reportaje va a ser la serie iniciada sobre El Oasis, donde los efectos de movimiento, desenfoque, falta de nitidez y el grano son los definitorios, al igual que estaban planteando otros fotógrafos coetáneos, nacionales y extranjeros, que se movían dentro de la heterodoxia, rompiendo, por tanto, con los cánones academicistas que defendían las agrupaciones fotográficas. Y, por último, debemos destacar sus series dedicadas a la Semana Santa, ya desde mediados de los años sesenta y hasta principios de los setenta, en las que Duce manifiesta un mayor interés por los componentes humanos y culturales del hecho fotografiado, más que la pompa, boato y solemnidad de otras épocas, cuyo mejor exponente fue el fotógrafo sevillano Luis Arenas Ladislao.

            Respecto al retrato, oscila igualmente entre la tradición (un retrato que se asocia bien con el de gabinete) y la modernidad, fijándose en las propuestas, sobre todo, de Irving Penn, uno de sus maestros, en la pose natural y directa y en la iluminación suave, descartando los contrastes, como planteara otro de los grandes, como Richard Avedon.

 

-6. El valor de Duce como innovador en el uso de técnicas y procedimientos informáticos es coherente con todo lo que representa su trayectoria. Ha estado presente desde el principio. Desde el empleo del objetivo “ojo de pez”, en los años sesenta, a los filtros que dieron lugar a sus No Identificados, a principios de los ochenta, creando una imaginería surrealizante de resuelto interés plástico, en sintonía también con la vuelta a una fotografía más plástica que se empezó a dar en los años setenta, después de los años de dominio de la toma directa adscrita al reportaje. Y, finalmente, por supuesto, todo lo relacionado con la técnica digital, desde mediados de los años noventa, en que fue uno de los pioneros en nuestra Comunidad Autónoma, de tal manera que hizo las veces de maestro para otros artistas que siguieron después, como Javier Povar, etc.

           Otro de los aspectos que querría destacar dentro del uso y aplicación de las nuevas tecnologías a la fotografía, sobre todo, la digital, es que ha sido un autor que desde el primer momento ha actuado sin prejuicios; que no le ha importado trabajar con estas nuevas herramientas a su disposición para seguir construyendo un mundo personal y original. Aunque ello le ha servido para granjearse no pocas oposiciones y críticas.

 Personalmente, creo que uno de los valores principales de sus libros sobre Zaragoza es que nos ha permitido conocer, como espectadores, lugares, rincones y detalles que antes nos habían pasado desapercibidos. Por otra parte, es verdad que se ha ocupado de los lugares y elementos característicos, tanto en los templos religiosos como en los edificios civiles (en este último caso, me estoy refiriendo a la Aljafería), pero, a pesar de eso, ha sabido presentar visiones inéditas, no digamos ya cuando ha aplicado efectos digitales (efectos caleidoscópicos, duplicaciones, etc.). Ha desechado la posibilidad de mostrar la imagen característica para intentar ser siempre original.

            Por otra parte, la resolución virtuosa junto con el diseño de maquetación óptimo han permitido desarrollar unas publicaciones donde los monumentos se manifiestan en su mayor esplendor, algo propio de este tipo de publicaciones de carácter institucional.

-6. El cineasta. Se muestra con muchos elementos en común a su faceta como fotógrafo: es un buen ejemplo de transición entre el campo amateur y el profesional. Es un hombre que no se “conforma” con desarrollar trabajos amateurs con una difusión muy limitada (mundo de los cineclubes y asociaciones culturales, etc.) y con pocos medios y, ambiciosamente, quiere dar el salto al profesionalismo. Para ello, se forma en las aulas del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (experiencia formativa con clara vocación práctica que complementa la formación previa asimilada en las sesiones de los cineclubes, donde se conocía la obra de los clásicos, de la vanguardia, etc.), junto con otros jóvenes de su generación que persiguen lo mismo y que lo van a conseguir: José Grañena, Víctor Monreal, José Antonio Páramo, etc. Como ellos, entra en el mundo industrial de la mano de modestos trabajos, cortometrajes documentales, que son fomentados por la Administración cinematográfica del momento y que suponen la salida natural a los titulados, para, posteriormente, afrontar la producción de largometrajes. Asimismo, Duce en su labor de promotor de la productora Moncayo Films, junto con el resto de sus compañeros, se relaciona bien con buena parte de los cineastas españoles de los años sesenta que pretendían hacer un cine de ficción “digno”, resueltamente cosmopolita e internacionalista, asumiendo una la denominada “política de géneros” que se estaba practicando en aquella época (cine policiaco, comedias de intriga, suspense, cine de espías, producido en régimen de coproducción).

 -7. Su película “Culpable para un delito” significa la filmación íntegramente en Zaragoza de un policiaco de gran interés que participa de algunos clichés del cine hollywoodiense (mundo del boxeo, “falso culpable” hitchcockiano) y la estética noir del cine francés. Es un ejemplo perfecto de ese intento -del que hablaba más arriba- de trascender las referencias localistas, de hacer un cine comercial digno para lograr asentarse en la dura y competitiva industria cinematográfica.

14/06/2016 10:18 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

4 TEXTOS DE ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA

 

ENTRE ZARZAS Y ASFALTO

 

Por Alejandro LÓPEZ ANDRADA

 


Editorial Berenice

 

 

 

 

(Selección de textos)

 

ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA

 

 DESDIBUJANDO EL TIEMPO:

 

Voy caminando dentro de una sombra. La luz sutura el cielo oscurecido dejando sobre el parque cicatrices de hojas mojadas. Sale y muere el sol: entre las nubes juega al escondite como si fuera un niño abandonado en medio de un gran bosque. En las pupilas de un perro que se cruza hallo el amor de un árbol deshojado. Lo dibujo dentro de mí y veo temblar un cable lejano de telégrafos. Vencidos se van durmiendo todos los semáforos. Antaño en su lugar crecían las zarzas; hoy ya no están, pero las veo, no obstante, si cierro la mirada, fantasmales, desdibujando el tiempo, junto al río. 

 

 

 TEXTURAS:

 

Se mezclan los olores del silencio, porque el silencio siempre tiene aroma: a veces huele a fruta corrompida en las cenizas del oscurecer. Otras, en cambio, huele al resplandor feliz de la vainilla en las despensas secretas de la infancia. Esta mañana la límpida textura del silencio es una mezcla dulce de hojas muertas, movidas por la brisa de los parques, de cáscaras de pipas y cacahuetes que, en este instante, picotean dos mirlos erguidos, majestuosos, frente a mí bordando una emoción casi sagrada en un rincón sin luz de la ciudad.

 

 

SEMILLA:

 

Doy vueltas a una semilla de retama. Es como un pensamiento diminuto que, en este instante, llevo entre los dedos. Al pie de la alambrada hay un mastín que me vigila. Su sigilo es dulce. El rojo de las nubes se condensa en la humedad de los escaramujos que, hacia el oeste, trazan garabatos. Llovió ayer noche. Hoy todo es redondo. Yo llevo una semilla de retama aquí, en mi mano. El campo solo y húmedo se va desdibujando a mis espaldas. Delante, hacia el oriente, el cielo me habla. Todo se va tornando circular, eternamente blando en torno a mí, como si en mi silencio entrara Dios. 

 

 

MIENTRAS PASEO:

 

A medida que avanzo por el parque, la vida se va haciendo más minúscula. Con cinco o seis palabras elevo el mundo, y luego voy dejándolo caer. Entre las celosías de un recuerdo escondo la humildad de los lagartos, la ceremonia exacta de lo azul. Mientras paseo, se unen las ideas y los conceptos más heterogéneos. Mi corazón es una sinestesia. El tiempo es la pestaña de un relámpago, la liebre acorralada por la luz.

 

16/06/2016 20:06 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

BASILIO BALTASAR HABLA DEL II CONGRESO DE PERIODISMO CULTURAL

ENTREVISTA. Basilio Baltasar. Director del II Congreso de Periodismo Cultural de Santander y de la Fundación Santillana.




El periodista cultural es la mejor

compañía del artista”



Los periodistas culturales debemos

ser críticos y mensajeros fiables”







Antón CASTRO

Basilio Baltasar (Mallorca, 1955), director de la Fundación Santillana y de las Conversaciones de Formentor, es el responsable del II Congreso de Periodismo Cultural que se celebra en Santander los días 16 y 17 de junio, y que ha arrancado hoy.

A perspectiva de pájaro, ¿qué significó el I Congreso de Periodismo Cultural del pasado año 2015?

Definir las obligaciones y ambiciones del periodismo cultural, una mirada crítica compartida con colegas que nos encontramos por primera vez. Inventario de males y penas. Propósitos de enmienda.

Si tuviese que hacer un balance, ¿cuáles diría que fueron las conclusiones o algunas cuestiones palpitantes?

Nuestro deber es ofrecer al lector una visión dinámica, crítica y ecuánime de la creatividad cultural. No ser voceros de la propaganda y buscar, indagar: ser buenos mensajeros. Si la cultura es el mejor fermento de la cohesión social, los medios hacen una contribución ineludible.

¿Cómo se vive una cita así, cómo la vive usted?

La alegría de ver de nuevo a los viejos amigos, descubrir nuevos colegas y compartir su inteligencia.

¿Cuál ha sido el criterio para organizar el II Congreso de Periodismo Cultural, qué buscaba?

No repetir un ejercicio endogámico y redundante para lamentos ya conocidos. Hacer del congreso un foro abierto e invitar a los innovadores que nos contarán sus sorprendentes proyectos. Vamos a dibujar el mapa de la innovación cultural.

¿Qué quiere decir 'Nueva Ingeniería Cultural', título general del congreso?

Ya conocemos a las instituciones culturales y sus programas (conciertos, exposiciones, libros), pero no sabemos nada de lo que hace la creatividad en la periferia de lo ya establecido. Los innovadores inventan artefactos que no existían. Nuevos usos y funciones, nuevas maneras de pensar y crear.

También ha habido un cambio de metodología. ¿Podría concretarla un poco más?

Los periodistas somos esencialmente curiosos y activos mensajeros: en el congreso somos los anfitriones y los innovadores, los invitados y los que vamos a preguntar una y otra vez. La gestión cultural no puede afrontar la complejidad de nuestro siglo. Necesitamos una nueva ingeniería para encauzar la creatividad que renovará nuestra cultura.

¿Cómo se ha organizado la convivencia de los formatos más clásicos con las nuevas tecnologías y su desarrollo tan plural?

Las nuevas tecnologías conviven con el teatro, la ópera, las bibliotecas… Incrementan su difusión y los hacen más accesibles por encima de cualquier impedimento (económico, geográfico, etc). Pero además, la tecnología en manos de la creatividad abre nuevos canales: cauces para un flujo impetuoso de invención e innovación.

Todo es importante, pero ¿querría llamar la atención sobre algo en concreto, fijar el foco?

La 'Nueva Ingeniería Cultural' nos invita a abandonar nuestro rol de espectadores pasivos y a convertirnos en co-creadores. Ya no seremos consumidores, sino la mejor compañía del artista.

-Hay dos aragoneses participantes y, además, bien diferentes: Ferrer Lerín, poeta, narrador, ornitólogo, gramático y todo un espectáculo en sí mismo, y la joven booktuber zaragozana Marta Álvarez. ¿Por qué están ahí, qué le ha atraído de ellos?

Ferrer Lerín acuñó el concepto de “Arte casual”: una nueva manera de mirar y descubrir dónde se encuentran las obras de arte desapercibidas. Marta Álvarez es una creadora de voces, entusiasmo y habilidad lectora.

¿Cuál será en esta edición la función de los periodistas? ¿Observadores, analistas, críticos, litigadores, informadores?

Usted lo dice: todo eso y más. Un ejercicio de sagacidad crítica para ser lo que debemos ser: mensajeros fiables. Somos un servicio de mensajería exprés, pero calmada, sosegada y, sobre todo, absolutamente fiable.

¿Cómo es el periodismo cultural español y cuál sería, según usted, la función del periodista cultural?

Algo raro: un conocedor de todo, interlocutor de los expertos en cualquier cosa, con habilidades para traducir la complejidad de las artes y las ciencias.

¿Cuánta gente va a participar, cuántos inscritos hay?

Hay un primer bloque en el que se dará cuenta de los que han hecho algunas instituciones innovadores: la fundación de las Naciones Unidas para el Arte, la Fundación Botín, el CCCB de Barcelona… Hay 70 participantes, 20 ponentes y unos doscientos inscritos.

Un último asunto. ¿Por qué Santander, qué tiene la ciudad, qué ofrece?

El alcalde Santander es ingeniero, lidera la conversión de la ciudad en un nudo informatizado para optimizar los recursos ecológicos, los servicios vecinales, el ahorro energético… Nos acoge como anfitrión y entusiasta de la ‘Nueva Ingeniería Cultural’.

*En la foto, de las Conversaciones de Formentor, que también coordina, el editor y escritor y periodista Basilio Baltasar.

 

17/06/2016 00:47 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

ÁNGEL BURBANO: UN DIÁLOGO

20160619021615-burbano-por-raquel-labodia.jpg

EL ARTE NUNCA PIDE PERMISO”

 

[El fotógrafo Ángel Burbano expone en Barcelona su serie ’Golem 21’, un trabajo en torno al desnudo y a los maniquíes. La foto, de Heraldo, pertenece a Raquel Labodía.]

-No sabemos demasiado de usted: le apasionan la música, el periodismo, hizo radio… 

-Antes de que existiese Periodismo en la Universidad de Zaragoza hice un grado de periodismo. Siempre me ha interesado la información cultural, y en particular la música. He trabajo cinco años en Radio Topo, cinco en Radio Las Fuentes y otros cinco en Radio Ebro, donde hablaba de cultura en general: de música, de libros. Soy bibliófilo también, buscador de rarezas y lector.

-¿Cuáles son sus debilidades o aficiones’

-Me interesa mucho el ensayo, la filosofía y soy un apasionado del mundo del Rey Arturo y sus caballeros. Y a la vez, ya me interesaba la fotografía e iba a los fosos.

-¿Los fosos?

-Sí a los fosos de los conciertos. He colaborado con un fotógrafo estupendo como Pedro Hernández, del colectivo Anguila, y en los últimos años he trabajado para ‘Aragón musical’. Me parece que la revista, dicho sea de paso, con la aportación de Gustaff Choos, ahora Jaime Oriz, antes yo y otros, posee un espectacular archivo fotográfico de la música aragonesa de más de 3.000 fotos.

-¿Cómo se fotografía un concierto?

-Como se puede, con atención, hay trabajos de los que te sientes especialmente contento: un concierto de Sailen, que tenía una iluminación muy cuidada, otro de Amaral, que contó con un diseño de luces, uno de Las Novias, con motivo de su disco ‘Ego’. Es una búsqueda constante del contraluz, de los mejores gestos del cantante, etc. La fotografía musical tiene su miga porque la luz no la controlas tú, nos adaptamos a la que hay. Y la fotografía es el arte de la luz. La fotografía es luz, no photoshop, porque siempre se ha retocado. Yo intento atrapar un instante especial de la luz.

-Creo que también ha sido fotógrafo de gimnasia.

-Sí. Es algo que me encanta. Me fascina las posibilidades del cuerpo: la belleza, las líneas, la elasticidad y el movimiento, el ritmo. He retratado a las hermanas Dasaeva, y a muchas otras gimnastas, claro, y he descubierto que son unas modelos excepcionales. Me interesa también la danza contemporánea y recuerdo con mucho cariño sesiones en el Principal, en el estudio de Emilia Bailo o una serie sobre Elena Artiach.

¿Por qué le interesa tanto el cuerpo femenino?

Porque me parece el más sugerente, repleto de curvas y accidentes, es un cuerpo que cambia mucho, antes y después del embarazo, por ejemplo. La sugerencia es lo que enrique la imaginación. El cuerpo del hombre es más musculoso, más fálico. El cuerpo de la mujer te da muchas posibilidades: la delgadez, la gordura, me gusta realzar las curvas. Pero lo cierto es que todo es fotografiable: el arte es subjetivo y la mirada debe serlo también. A mí me interesa mucho también la fotografía de moda: me interesa mucho la obra de Erwin Blumenfeld.

-¿Cuándo se planteó exponer?

-Hace algunos años. Confeccioné mis portfolios y los he ido llevando a las distintas ferias de Madrid: los presenté en Arco, en Estampa, pero todo fue en vano, hasta que con mi colección de desnudos me salió primera exposición, en Madrid, en 2013. Allí, dentro del desnudo, estudiaba el claroscuro. Y pude hacer un cuidado catálogo: el fotolibro es la ventana al mundo de un fotógrafo.

-¿Qué tiene de particular el desnudo?

-De entrada es comunicación. Había hecho antes una aproximación, que se llamaba ‘La serie roja’. Tiene que ver con la belleza, con el misterio, con la excitación de la libido, con la exaltación del cuerpo. El desnudo es maleable, posee tensión sexual, erotismo, sensualidad; para mí es un vehículo de expresión.

-Y ahora sigue ahí y ha logrado exponer su nueva serie ‘Golem 21’, observando el cuerpo femenino, pero ha incorporado maniquíes. ¿Por qué?

-En primer lugar porque tengo una familia de maniquíes, de varios colores, y una pareja de niños. Mezclarlos con el cuerpo crea una inquietud: en ese diálogo hay algo turbador y desafiante. De ahí también la alusión al Golem, ese personaje sombrío, siniestro, vinculado con Praga y con  Gustav Meyrink, con ETA Hoffmann y con el propio Borges. Hay una reflexión sobre lo natural y lo artificial, sobre el rostro y sus máscaras, sobre esa capacidad o condición que tiene los maniquíes de mirarte de manera imperturbable. El maniquí tiene una gran presencia en la historia del arte y de la moda. En Barcelona, pegué la foto de un desnudo sobre un maniquí y eso hizo que la gente se agolpase ante la galería.

¿Cabría decir que se está volviendo conceptual?

Cada vez lo soy un poco más, sí. El maniquí te permite crear un ser como tú mismo. Entonces en esta exposición de desnudos y de maniquíes, también se habla de la identidad.

-¿Por qué sigue trabajando con el blanco y negro?

Porque está más cerca de esta realidad que quiero expresar. Aquí el ser humano no se distingue del todo del maniquí. En la foto del sexo femenino, no se ve con claridad si la mano que avanza es de alguien o del maniquí. Es del maniquí.

-¿Cómo se controla el pudor o la provocación? Se lo digo precisamente por ese sexo femenino que hace pensar en ‘El origen del mundo’ de Gustave Courbet.

-El arte nunca pide permiso, el artista sí. Intento no plantearme límites; además, casi siempre están en nuestra cabeza, no asimilamos con naturalidad lo que nos pertenece y forma parte de nuestra vida cotidiana. A mí me gusta trabajar en equipo y en las sesiones a menudo aparecen cosas imprevistas. Las modelos te dan fotos siempre. Los fotógrafos aún somos mirones. Soy fetichista.

-¿Cómo se llega a exponer en Barcelona?

-Le contestaré sin romanticismo: pagando. Me cuesta 1.200 euros la sala y el porcentaje habitual si hubiera ventas. He hecho 100 catálogos y me cuestan 1.800 euros, y la tirada de una copia de la muestra, de 41 piezas, alrededor de 1000 euros. Luego expondré en Reus y allí me piden 1500 euros. Te lo planteas como una inversión.

19/06/2016 02:16 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

'CANO, DE PROFESIÓN INCIERTA', EL MARTES EN ARAGÓN TV

20160619101412-cano-de-profesion-incierta.jpg

Aragón TV estrena este martes (23:20 horas) el documental ‘Cano, de profesión incierta’, dirigido por Emilio Casanova y coproducido por esta cadena dentro de su línea de apoyo al audiovisual aragonés. 

 

Este audiovisual aborda el mundo creativo del pintor y dibujante José Luis Cano. Repasa su trayectoria desde sus inicios como miembros del Colectivo de Artistas Plásticos y su evolución como ilustrador, viñetista y pintor.

 

El proyecto pretende mostrar el mundo artístico y conceptual de Cano, cómo se comprenden sus personajes y sus guiños. ‘Cano, de profesión incierta’ toma el nombre del blog que mantiene José Luis Cano e incluye conversaciones con personajes que ayudan a desnudar su universo creativo.

 

Cano es muy conocido por el gran público por su aparición diaria en diversos medios de prensa con sus viñetas de un humor que, como el director Emilio Casanova señala “podría definirse como “la risa en los huesos”, término que hurtamos a don José Bergamín”. También es conocido por su extensa labor como ilustrador de textos ajenos y propios. Pero Casanova ha querido profundizar en la faceta en la que Cano es “menos conocido o comprendido” pese a constituir “su verdadera pasión, la pintura pura y dura, que no ha dejado de hacer durante toda su vida”.

 

Cano, de profesión incierta, este martes a las 23:20 horas, en Aragón TV. [Cano: nota de la CARTV]

 

UNA NOTA SOBRE LA PELÍCULA

El humorista, ilustrador y pintor Cano,

objeto de un documental de Emilio Casanova

 

 

El director presentó en ProyectAragón su trabajo de 68 minutos del artista que «escribe con imágenes y pinta con palabras”

 

 

A Emilio Casanova (Zaragoza, 1955) le gustan los retos. Ha hecho vídeos sobre Goya, Ramón Gómez de la Serna o Antonio Saura, ha realizado una espléndida colección de ‘Estampas aragonesas’ de tres minutos para Aragón Televisión o el documental ‘El Pirineo revelado’ y, desde hace un tiempo, prepara un ambicioso proyecto sobre Pablo Gargallo. Este próximo jueves, dentro de la programación de ProyectAragón, a las 19.30 en la sala Luzán, estrena una película sobre el humorista, ilustrador y pintor José Luis Cano (Zaragoza, 1948): ‘Cano, de profesión incierta’.

El artista, que fue colaborador diario durante dos décadas en las páginas de HERALDO, suele decir que su carrera es toda una disfunción: se ha pasado más de media vida «escribiendo con imágenes y pintando con palabras». Así arranca su autobiografía: «Nací dibujando. A los diez años escribí mi primer cuento de Guillermo Brown. A partir de los doce, redacté e ilustré las reseñas de mis excursiones con los boy‐scouts. A los quince, ilustré una biografía apócrifa y clandestina del director del colegio. Dibujaba en el libro de literatura y escribía bocadillos en las reproducciones de la historia del arte. Desde entonces, he seguido en esa confusión, dibujando en mis libros y escribiendo en mis cuadros». El director, guionista y productor Emilio Casanova recuerda que Cano se ríe inteligentemente de todo, en particular de sí mismo, pero que jamás se ríe de lo que hace. Y que si «la pintura es cosa mental», como decía Leonardo Da Vinci, Cano aplica sexo y seso a la materia.

Explica Casanova: «Conozco la obra de José Luis Cano desde hace años. Cuando expuso ‘Blancanieves’ en la Casa de los Morlanes me quedé fascinado e intrigado. Me gustó mucho su propuesta y pensé ya entonces, en 2013, en hacer una película sobre él –dice-. Siempre recuerdo lo que un día me dijo un político: “Lo primero que hago al leer el periódico es ver el chiste de Cano para saber si lo entiendo o si se mete conmigo”. Cano es un intelectual, un humorista, un pensador y un teórico de la pintura que lleva, como decía José Bergamín, el humor en los huesos».

Emilio Casanova ha hecho un documental de casi 68 minutos, poblado de viñetas, dibujos, libros y cuadros (que ha tratado Fernando Lasheras), dividido en cuatro bloques. En el primero, presenta al artista vocacional desde la niñez. El segundo aborda al Cano viñetista, humorista y cartelista, que trabajó en ‘El día de Aragón’, en ‘El Periódico de Aragón’, luego en HERALDO y ahora en su blog. «Quizá sea su faceta más conocida. Se analiza su humor negro, la somardería, el surrealismo», dice Casanova, y acepta sus semejanzas con El Roto. La tercera parte se centra en su inmensa labor como ilustrador, ya sea en la serie xordiqueta y en sus biografías ilustradas de Servet, Goya, Buñuel, Odón de Buen, María Moliner, o en otros trabajos de colaboración con otros como Irene Vallejo, Grassa Toro, etc. Y el cuarto bloque, «el más largo de todos”, aborda «la parte menos conocida y menos entendida de su trayectoria, la que constituye su verdadera pasión: la pintura pura y dura. A mí me interesa muchísimo esta faceta. Por su pincelada, por su libertad, por lo que piensa, por sus teorías acerca de la muerte de la pintura, por su capacidad de transgresión», señala el cineasta.

Cano tiene voz, pero también algunos actores como María José Moreno y Pedro Rebollo asumen su discurso en off. En ‘Cano, de profesión incierta’ hay tres conversaciones: con el artista Isidro Ferrer, centrada en su faceta de ilustrador, con el pintor Enrique Larroy, «más extensa y verdaderamente enjundiosa, divertida y delirante», y otra con la librera y editora Julia Millán, especializada en literatura infantil y juvenil y prologuista del proyecto ‘Blancanieves’. La nieta del artista, Constanza Cano Hem, da vida al personaje de Blancanieves.

Entre las curiosidades, hay un escena festiva con amigos del pintor realizada en los montes de Cuarte donde José Luis Cano, durante muchos años, realizó diversas intervenciones artísticas. La banda sonora corre a cargo de Joaquín Pardinilla e incorpora a Richard Strauss y a Jordi Sabatés. La obra cuenta con el patrocinio del Gobierno de Aragón y del Ayuntamiento de Zaragoza.

 

*Escribí este texto con motivo de su presencia en ProyectAragón.

19/06/2016 10:14 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

JESÚS JIMÉNEZ: CUATRO POEMAS

20160621082853-jesus-jimenez-dominguez-por-joaquin-puga.jpg

CUATRO POEMAS DE “CONTRA LAS COSAS REDONDAS”

(ED. LA BELLA VARSOVIA, 2016)

 

JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ

 

 

 

 

LA LUZ

 

Ranas, quietos budas pequeños

sobre los troncos, sobre las rocas,

bajo las cenefas rojas y naranjas del atardecer,

¿cuál es el objeto de vuestras meditaciones?

¿Qué guarda vuestra pupila que a la deriva flota

en el ojo como una gota de aceite sobre la leche,

como una nube vacilante sobre la fe?

 

Acaso veis brincar en el aire demorado del instante

la raspa de un pez, sus galas de carne y lentejuelas

bajo el biombo del agua donde vivimos y morimos juntos,

donde las piedras del fondo —pequeñas y redondas—

son cuentas huidas de un rosario o blancas tacitas de té.

 

Cantáis y cantáis sin descanso, hasta que el sol

con el perfil gastado del emperador deja de rodar.

Y la Poesía, la alumna aventajada de la luz,

¿adónde se retira cuando cae la noche?

La buscamos a tientas en la oscuridad

frotando una palabra contra otra, torpemente,

como esas cerillas húmedas o descabezadas

que, en mitad de un largo velatorio,

tratamos en vano de encender.

 

PARQUE DE ATRACCIONES

 

Un día nos perdemos en el Laberinto de los Espejos

y, al recobrar la salida, se ha hecho tarde y estás solo.

¿Dónde quedaron aquellos que te acompañaban?

 

El fuego azul de la lluvia desmanteló la noria.

El sol se largó con los colores rojos del tiovivo.

La indolencia y los días, mano a mano, puño a puño,

hicieron otro tanto y se encargaron del resto.

 

Aquí el viento empuja el ojo caído de una muñeca

y lo invita a recorrer la cara oscura de la vida,

esa que nunca se ríe porque —de hacerlo—

te asustaría su feo agujero con solo dos dientes o tres.

 

Un vencido chicle de junio del noventa y siete,

antes emblema de una juventud dulce y perdurable,

ahora sujeta en la puerta del urinario este cartel:

Hallados manojo de llaves y zapato ortopédico

en la Casa Magnética. Preguntar en Mantenimiento.

 

En el viejo puesto de algodón de azúcar solo queda,

abierto como una flor carnívora, un paraguas negro.

Debajo está la mancha cenicienta del hombre

al que un gran anhelo —o la falta de él— consumió.

 

Los volcados contenedores de la basura

son vagones descarrilados del trenecito chu-chú.

En lo alto de un pino, en la cabeza decapitada

de Mickey Mouse, anidan los cuervos de Poe.

 

Cuarenta y tantos años, cincuenta: pasaron veloces.

Un día nos perdemos en el Laberinto de los Espejos

y, al recobrar la salida, estás ya en la Casa del Terror.

 

CUERPO

 

En esta bolsa de viaje, madre, guardaste

lo necesario: una mente, un estómago y un sexo.

Nervios y bronquios. Riñones: dos por si acaso.

Con unas pinzas de cocina, del más grande

al más pequeño, fuiste introduciendo los huesos.

Para que no se soltaran y golpearan en las vueltas

del camino los anudaste con tendones y venas,

los envolviste primorosamente de tejidos y músculos.

Terminada la tarea, dejaste un corazón

al cuidado de todo: esta es mi herencia, hijo,

no la derroches; aunque escasa, habrá de bastarte.

 

Madre, nunca pensé que fuera tan caro este viaje.

Todo en este mundo cuesta un ojo de la cara

y el otro no me alcanza para ver los precios.

Tratando de ganarle la mano al tiempo, pierdo la cabeza.

En cada caricia que extendí me voy dejando la piel.

Pago con los cinco sentidos por la cuarta hoja del trébol.

En busca de las peras del olmo caigo despechado,

me desgañito, me descorazono, me deslomo.

 

Madre, para desvivirme por esta vida y estos deseos

en cada aduana tengo que echar mano del cuerpo.

Cuando llegue —¿a dónde? ¿cuándo?— ignoro

qué quedará de cuanto me diste, en qué estado.

¿Sabrá el destino, apostado en un oscuro callejón

sin salida, que soy yo cuanto largo tiempo esperó?

¿Montará en cólera al comprobar, albarán en mano,

que nada llega completo, intacto ni nuevo?

¿Tendré que desembolsarle algo más, madre,

por cada desperfecto, por cada mengua, por cada desfalco?

 

El viento hace danzar el envoltorio viejo de un caramelo.

El halcón lleva consigo la urgencia del vuelo y nada más.

La pera que cae de la rama deja su sitio a la pera futura

sin mediar notario alguno, herencia ni aflicción.

Al menos he de guardar dentro de mí algo de todos ellos,

hallar un sentido que haga frente a cuanto voy dejando.

En esta lucha sin cuartel todo me sirve y poco me alcanza.

En este cuerpo a cuerpo nada tiene el alma que perder.

 

CONTRA LAS COSAS REDONDAS

 

Amamos las cosas redondas pensando

que han de ser eternas y amables y perfectas:

el pomelo bajo el rotundo sol de agosto,

la pulsera que orbita alrededor del pulso,

la moneda con dos caras y ninguna cruz,

el balón de playa en cuyo interior aún se respira

un paciente aire de mil novecientos ochenta y dos.

 

Hay días redondos en los que todo cuadra

y la vida parece marchar sobre ruedas:

alguien, lija en mano, se encargó

de sustraerle al mundo todas las esquinas,

todas las aristas, todos los bordes.

 

Pero basta que atravieses por un declive

o que todo se vuelva cuesta arriba de repente,

para comprobar que son las cosas redondas

las primeras en abandonar y en echar a correr:

el pomelo, la pulsera, la moneda y el balón.

 

Me niego en redondo a aceptar tales desplantes.

Ante las formas esféricas opongo las cosas informes.

Elijo las imperfectas, las imprecisas, las irregulares.

Aquellas llenas de taras, de abolladuras o de dobleces.

Hermosas y singulares, sin plegarse a ningún centro,

solo ellas permanecen y nos acompañan siempre.

 

*La fotografía es de Joaquín Puga. 'Contra las cosas redondas' ya tiene en la calle su segunda edición.

21/06/2016 08:28 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

ÁNGEL GUINDA, EN EL CENTRO CÍVICO RÍO EBRO DEL ACTUR

20160624111629-angel-guinda-01.-por-enrique-cidoncha.jpg

ANTOLOGÍA ESENCIAL DE ÁNGEL GUINDA


[Una pequeña antología de los mejores, o de los más conocidos, poemas de Ángel Guinda, Premio de las Letras Aragonesas 2010. Esta tarde, a las 19.00, en el Centro Cívico Rio Ebro de Actur, dentro del ciclo ’Poetas con calle’, conversaré con él y leeremos algunos textos. la foto es de Enrique Cidoncha, colaborador habitual de 'Heraldo'.]

 

 

SER JOVEN

Ser joven
era abrazar la noche en llamas
hasta el amanecer,
tomar las curvas rectas
como quien tiene prisa por llegar a sí mismo.
Ser joven
era atropellar la vida,
un ejercicio de funambulismo.
Estrellarse contra el azul del cielo,
contra el aire, contra la realidad.
A veces, ser joven
era un deseo temerario de envejecer,
como quien echa un pulso al tiempo
y sólo arriesga el instante de una detonación.
Ser joven fue,
y no volverá a serlo nunca más.

(de Conocimiento del medio)

LO MEJOR DE LA VIDA

No fue olvidar que estábamos viviéndola
lo mejor de la vida.
Lo mejor de la vida vino después,
cuando supimos
que no habría otra oportunidad para vivirla;
y cada trago que de ella bebimos
lo apuramos al máximo, buscando
más allá de los posos nuestro fondo.

EN RESPUESTA A UNA JOVEN

Con el paso de los años la paleta de Goya se vuelve más oscura.

Con el paso de los años uno comienza a arrojar lastre: pierde altura,
oído, pelo, memoria, ímpetu y hasta las ganas de salir de viaje.

Con el paso de los años te haces menos suspicaz a todos y a casi todo,
nada te escandaliza, no esperas ningún milagro y sospechas que tú también morirás.

Con el paso de los años tienes cada vez menos sueño, más manías,
más decepciones y miedos.

Con el paso de los años todo se deteriora: el mundo se viene abajo.

Mas no te preocupes, esto sólo sucede con el paso de los años.


(de La llegada del mal tiempo)

AUTOBIOGRAFÍA

Si mi vida no es esto
¿Qué será la vida?
Martín Adán

Me preguntas por mi vida a bocajarro.
¿Qué puedo responder? ¿Con qué y de qué modo?
Lo que sé de mi vida lo borra cuanto no sé de ella:
las palabras no alcanzan, los recuerdos confunden.
Mi vida es lo que he hecho,
he deshecho, he dejado de hacer.
Para saber de mi vida piensa en la muerte;
piensa en ti que estás viva y has de sobrevivirme.
No sé si tendré tiempo
para vivir lo no vivido, para matar lo que viví,
para vivir la muerte antes de que me muera.
Mi vida recibe instrucciones de otras vidas
anteriores a mí, a las que sirvo
como fiel sucesor, y en mí reviven
–no tengo ojos sino para lo que no veo.
Mi vida es una noche que a la luz no se adapta,
un astro fugitivo extraviado en la tierra;
es también la palabra que aún no me encontró,
el mensaje misterioso que no descifraré.
Aunque mi verdadera vida tal vez se inventará.


(de La llegada del mal tiempo)

*

De niño yo veía en Zaragoza rinocerontes con cabeza de hombre, hombres con cabeza de pistola, hombres con cabeza de falo, hombres con cabeza de copón, hombres con cabeza de mardano, con cabeza de buey, de jíbaro; hombres cabezones, cabezudos, hombres con la cabeza en los pies. Ovejas con cabeza de mujer, mujeres con cabeza de cuna, mujeres con cabeza de cierva, mujeres con cabeza de fogón, mujeres con cabeza de basílica, con cabeza de virgen, de holocausto; mujeres con cabeza de piedad, mujeres con la cabeza entre las manos. Manadas de mujeres y de hombres con cabeza sin ojos, boca, orejas, nariz. Hombres y mujeres sin cabeza. Y cabezas rodando por las calles.

(de Espectral)

***

ESCRIBIR

Si me quitan la palabra escribiré con el silencio.
Si me quitan la luz escribiré en tinieblas.
Si pierdo la memoria me inventaré otro olvido.
Si detienen el sol, las nubes, los planetas,
me pondré a girar.
Si acallan la música cantaré sin voz.
Si queman el papel, si se secan las tintas,
si estallan las pantallas de los ordenadores,
si derriban las tapias, escribiré en mi aliento.
Si apagan el fuego que me ilumina
escribiré en el humo.
Y cuando el humo no exista
escribiré en las miradas que nazcan sin mis ojos.
Si me quitan la vida escribiré con la muerte.

***

NUEVO ORDEN

Urge cambiar el desorden del mundo.
Se declara el estado de crisis permanente.
Desde ahora los niños nacerán con vivienda.
Toda la población es emigrante.
La sociedad prioriza al individuo.
Se legalizan las drogas naturales.
Se subvenciona la solidaridad.
Se concede a los jóvenes pensión devolutiva.
Los ancianos serán privilegiados.
La vida se proclama asignatura.
La muerte recupera valor espiritual.
Se restringe el presupuesto de defensa.
Fronteras franqueables hasta su desaparición.
Si la fidelidad daña la salud mental,
se desbloquea la fórmula pareja.
El ejercicio del Poder se renueva anualmente.
Se habilitan las islas eclesiásticas.
Se suprime el consumo más superfluo.
Se debe trabajar para vivir.
Nadie viva para trabajar.
Se permite soñar con otra realidad.
Etcétera, etcétera, etcétera.


(de Poemas para los demás)

***


UN HOMBRE FELIZ

Fue feliz compartiendo
los cantos y las risas,
la pobreza, el dolor.
Retozando en la escarcha,
comiendo y bien bebiendo.
Alegre a pleno sol,
solo en el descampado
o entre la muchedumbre.
Fue feliz de estar vivo
y afrontar las desgracias
ajenas como propias,
sereno o agitado;
liviano haciendo el muerto
sobre la piel del mar.
Fue feliz desterrado
de la realidad.
Feliz bajo la noche
coronada de lámparas,
en batallas de amor
que hacen temblar las sábanas.
Fue feliz derribando
murallones de lágrimas,
hablando con los astros,
escuchando a la muerte.
No descarta
ser feliz bajo tierra
mientras sigue la vida.

(de Catedral de la Noche)

24/06/2016 11:06 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

ELOY FERNÁNDEZ ESCRIBE DE 'LA ZARAGOZA INADVERTIDA'

 

http://www.andalan.es/?p=12388

 

Eloy Fernández Clemente, en sus colaboraciones en andalan.es, habla de 'Los Sitios de la Zaragoza inadvertida', un proyecto que concibió el fotógrafo Andrés Ferrer y que lleva textos míos. 121 fotos y 81 textos. Escribe Eloy:

 

ZARAGOZA INADVERTIDA

 

Por Eloy Fernández Clemente

zaragoza_inadvertida

El periodista Antón Castro y el fotógrafo Andrés Ferrer han publicado un bellísimo, importante libro,  “Los Sitios de la Zaragoza inadvertida”, que diseña y edita el segundo de ellos. Versan, el doble juego de fotografías de gran perfección y sugestivos encuadres y los comentarios sutiles, a veces emocionados, sobre una ciudad que “tiene muchos rostros e historias secretas”.

Porque, se nos dice, Zaragoza es una ciudad con vistas, aunque el fotógrafo es aficionado a los escombros, los detalles escondidos, rincones y edificios preferidos, puentes y callejones, rastros, plazas por las que iba Rosendo Tello, las de Santa Cruz o San Cayetano, viejos y nuevos hoteles, alturas y escondrijos, pasajes y urbanizaciones desalmadas, barrios rurales, estatuas de césares y reyes, parques como el de José Antonio Labordeta con su paseo “neblinoso, incierto”.

Viejos bares que eran “santuario de confidencias y de provisiones”; una Casa Grande que diseñó Fernando García Mercadal; un cementerio de Torrero que “no es La Recoleta, pero tiene sus muertos”. La vieja Escuela de Artes y la luminosa Expo. Calles emblemáticas, como Espoz y Mina, por sus bares, comercios, museos como el Camón o el Gargallo; nuevos rascacielos como el de Aragonia y descampados o edificios inacabados –“emblema del abandono, la fantasmagoría viva de un fracaso”, de los que es capaz de remontarse hasta un cuadro de Edward Hopper o una novela de Salinger; y pasajes abandonados que le hacen evocar a Cortázar y a Conget.

Iglesias y torres como san Fernando o La Magdalena (del Pilar apenas una vista de los picos de sus torres o de un rincón de su plaza), o la singular atmósfera de la plaza de san Bruno; teatros como el romano o el Principal; lugares mágicos o históricos, rincones inesperados, o la casa del Heraldo donde viviera Buñuel. O fábricas legendarias, como la de La Zaragozana, el mito de los Escoriaza, la droga Alfonso y la Adriática, La Equitativa, Caixaforum, El Pequeño Catalán o un anuncio de Coca-Cola; viejos cines y teatros como el Elíseos y el Fleta, ambos denunciando olvidos culpables, y El Plata, mito y leyenda. También hermosas historias de amor, poemas, monólogos de estudiantes imaginarios.

Son evocados muchos amigos, en el entorno de Víctor Bailo, de casa Emilio o del mismo Antón, que tanto los quiere: pintores y escritores, bibliófilos. Hay personajes imaginarios que hablan de sus vidas como maletillas, leones que hablan…

Como escribe Agustín Sánchez Vidal en el prólogo, “esta alfombra mágica es de doble trenzado. Las imágenes de Andrés Ferrer conducen hasta parajes a veces familiares, otras desatendidos e insólitos. Y los textos de Antón Castro, tras referencias perfectamente reconocibles, tampoco tardan en internarse en los territorios más neblinosos de la memoria y la leyenda”.

En el Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón donde se presentó, puede verse hasta el próximo 12 de junio una exposición de 25 de esas fotografías acompañadas de textos literarios.

25/06/2016 08:45 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

LA GRAN NOCHE DE DAVID ANGULO

20160626113543-david-angulo-por-beatriz-pitarch.-d4-20fotoser-20bea1.jpg

David Angulo es un músico muy completo: como instrumentista, como compositor, como vocalista de temas propios y ajenos, como adaptador y creador de temas paródicos y jugosos, como hace todos los viernes en 'Hoy por hoy' o en 'Oregón Televisión'. Y la pasada noche en el teatro Principal, acompañado del guitarrista Torsten Weber y del percusionista Borja Barrueta, magníficos de principio a final, y de muchos amigos, ofreció un concierto muy especial. Temas propios, de su álbum ‘Habitación 404’, de su nuevo disco, en gestación, y muchas versiones (de Prince, de Steve Wonder, de Javier Ruibal, de Rubén Blades, de Leonard Cohen / Jeff Buckley) fueron la materia central de una exhibición de voces, de ritmos, de emoción.

David se había planteado vivir y contagiar una noche especial, pautada por lo que él denominaba “momentazos”, y tuvo dúos con Mariano Bartolomé a la armónica, con las voces de Sara Comín, María José Hernández, con la guitarra de Alejandro Montserrat, con la gaita de Pepín Banzo, con el banjo de Robbie K. Jones al banjo, Robbie K. Jones de los Track Do,  Robbie K. Jones de los Track Dogs, con su compañera Marisol Aznar (a la que llamó su musa, “la mujer de mi vida”) e incluso con su hija Inés, a la que le dedicó un tema nuevo, ‘Menos es más’, se lo dedicó a ella y a la pequeña Laura. Inés cantó ‘Como el viento’, de De Pedro. También tuvo el gesto de invitar a sus compañeras del grupo teatral Hécate, que subieron para cantar y recitar un poema de Rafael Alberti. Y recordó sus años con el grupo Al son del Sur.

El concierto tuvo de todo: buena música instrumental de tres profesionales compenetrados, ritmo, humor y sobre todo hubo ternura, sentimiento, cercanía, cariño. David, esencialmente un hombre afectuoso, quiso que fuese también un concierto inolvidable y familiar. Los dúos con Sara Comín y María José Hernández fueron espléndidos, tuvieron ‘química’ (así se llama uno de los temas del álbum 'Habitación 404'. Sara Comín dijo que se sentía muy feliz porque subía a cantar con un músico al que admiraba mucho, entonaron ‘Bajo el mismo sol’, y María José Hernández compartió con Angulo el tema ‘Trece rosas’ y dijo que era su favorita y una de las canciones más bellas que se le pueden dedicar a una mujer.

David tras varios bises cerró la noche, alrededor de dos horas, con el ‘Hallellujah’ de Cohen y siguió con fidelidad la versión de Jeff Buckley. Le dedicó el tema a su madre y recordó que le gusta mucho. Fue un epílogo impresionante de un virtuoso de la voz, muy versátil, capaz de llegar a todo y de recordar a quienes le ayudan a diario, ya sea en Oregón Televisión, en sus vídeos (le agradeció a Alfonso Palomares los vídeos de su canción ‘Silencio’), ya se Luis Rabanaque, que le ha hecho las fotos, Bucho Cariñena, responsable de las luces, o a las gentes del Principal, que le han dado toda clase de facilidades. El concierto dio la medida de lo que pueda dar de sí David Angulo y quedará grabado en la cabeza y en el corazón de las más de 300 personas que acudieron a su cita.

 

*Foto de Beatriz Pitarch.

26/06/2016 01:53 Antón Castro Enlace permanente. Músicos No hay comentarios. Comentar.

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ: 'INCIDENCIAS'

20160630092215-rodriguez.-pascual-berniz.jpg

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ PRESENTA 'INCIDENCIAS' EN ANTÍGONA
José Luis Rodríguez presenta hoy, a las 20.00 horas en Antígona, su nuevo libro de cuentos, inspirado en los músicos del Titanic: 'Incidencias' (Los libros del Señor James, el sello editorial de David Mayor y Pablo Lópiz, que lo acompañarán; Nacho Escuín y León Vela).
Copio algunos textos. Y abajo dejo la entrevista que se publicó el pasado lunes en 'Heraldo de Aragón'. [José Luis Rodríguez visto por Pascual Berniz.]

 

LA ENTREVISTA
José Luis Rodríguez García explora
la vida de los músicos del Titanic

 


El escritor publica ‘Incidencias’, una colección de microcuentos, acompañada de acuarelas suyas

 

Antón CASTRO
José Luis Rodríguez García (León, 1949) había estado un tiempo en silencio creativo. En realidad, más editorial que creativo. Este año ha publicado dos libros: el poemario ‘Estado de sitio’ (PUZ), que tiene algo de estremecedora elegía, y ahora aparece un libro diferente e imaginativo, inspirado en los músicos del Titanic, compuesto por microcuentos: ‘Incidencias’ (Los libros del señor James. Zaragoza, 2016. 160 páginas).
El escritor, biógrafo de Jean-Paul Sartre y catedrático de filosofía, explica: “El Titanic era la expresión del nuevo orden mundial. Era la pirámide indestructible de nuestra modernidad. Lo me atrajo de la historia de los músicos, que se han convertido en leyenda del siglo XX, es su serenidad, su aceptación de la vivencia del desastre. Creo que todos habían leído a Epicuro o Boecio. Lo digo en serio. Eran tipos fabulosos que ensayaban antes de distribuirse por el barco para agradar a ricos y pobres...” Dice que le habría gustado conocer a algunos de ellos, “pero creo que me va a resultar imposible”.
De manera especial, se sintió atraído por el director de la orquesta, que era pianista y cellista también, Percy Cornelius Taylor, “el personaje que más me inquieta del Titanic. He rebuscado por aquí y por allá, buscando anécdotas de su vida, el número de identificación que deben tener los muertos y el destino de algún cuaderno en el que escribiera sus afectos y angustias”. Y él es como el nexo de unión o la espiral de partida. “He querido hacer un libro de microrrelatos que están fusionados por la sensación de lo que queda después del diluvio, después del Titanic, después de la devastación moral que hemos vivido aceleradamente a lo largo del XX”, señala.
El volumen está dividido en seis partes, cada una de ellas encabezada por un personaje. Son Infancias, Más allá, Aventuras, Ucronías, Apocalipsis y Fragmentos de diarios, y a todo ello se le añade una selección de acuarelas del propio escritor. “Inicialmente, no planifiqué partes –matiza José Luis Rodríguez-. Ni mucho menos. Escribí con mal medida ansia muchos textos. Muchos de ellos han desaparecido. Se mantienen los que resultan menos malos. ¿Las partes? Pues no lo sé con certeza. Me parece que era necesario dedicar alguna referencia a la infancia, que es la hora en que el mundo de valores comienza a desmoronarse. La infancia inocente lo padece. A mí me avergüenza... Pero si hay niños vencidos o menospreciados hay que concluir que los adultos y los sabios somos una puñetera mierda”.
En este libro, vinculado según sus editores a Gilles Deleuze, llama la atención por su libertad creativa, por la variedad de registros en piezas a veces de dos, tres o diez líneas tan solo. “En literatura todo puedo conjugarse. Pero me quedaría con que se trata de fantasía a partir de lo real asumido libremente con humor negro y, en fin, rabia. No cantaré la última melodía de los músicos del Titanic que suponían ascender, como Josué, hacia el encuentro con Yahvé”.
Este espíritu de ‘Incidencias’ bien podría reflejarlo esta pieza, ‘Catástrofes’: “Las lágrimas del perro blanco, y entonces llegó la ola”. O quizá esta, ‘Juegos’: “La niña cerró el frasco observando sonriente a la salamandra asustada”.

 

NO COMPRENDE NADA
La niña pensó que lo hermoso eran el cariño, la selva y los muslos de los chicos que la besaban después de que hubiera finalizado el torpe teatro de un Batman al que le gustaban los aguacates. Aparece una mamá en el guión. Rubia, bellísima, dibujada. Por qué la han matado, dice, susurra.

JUEGOS
La niña cerró el frasco observando sonriente a la salamandra asustada.

FANTASMA
Me alegró encontrármelo en el salón y hablamos largo y tendido sobre Paul Bokuse y las antiguas leyendas de los piratas somalíes. La perplejidad me agobió porque, al rato de despedirnos, me puse a leer el periódico y descubrí su necrológica.

CRIMEN IMPERFECTO
Está en el sillón tapizado de azul cobalto. Tiene un puñal de plata clavado en el corazón y una fresa mordida entre los labios. La policía está muy desorientada porque vivía solo y jamás abría el buzón de la correspondencia.

HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA
La mujer se encerró en el baño. Alguien había entrado en su apartamento. El sabor de las toallas de algodón amarillo es amargo. Como la tinta china o un telegrama.

-De ‘Incidencias’. José Luis Rodríguez García. Los Libros del señor James. Zaragoza, 2016.

 

30/06/2016 09:22 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

Blog creado con Blogia. Esta web utiliza cookies para adaptarse a tus preferencias y analítica web.
Blogia apoya a la Fundación Josep Carreras.

Contrato Coloriuris