Facebook Twitter Google +1     Admin

Se muestran los artículos pertenecientes a Octubre de 2016.

JONÁS TRUEBA Y 'LA RECONQUISTA'

20161002131106-aura-garrido-la-reconquista.jpg

Jonás Trueba es un cineasta muy personal. Trabaja con un gran sentido de la libertad y del riesgo. Realiza un cine muy poético e inteligente, lleno de claves y símbolos, centrado esencialmente en el amor y sus vaivenes: sus instantes, gestos, detalles, latidos, cambios de ánimo, ese itinerario caprichoso de las emociones y de los recuerdos.  Acaba de estrenarse ‘La reconquista’, su cuarta película, que consta de dos historias: el reencuentro de una pareja, quince años después, y una vuelta atrás, cuando eran adolescentes, y se hicieron novios. El nexo de unión es el paso del tiempo, una carta (un asunto que aparece una y otra vez en las películas de Jonás) y es, también, el deseo de recomponer el pasado, de revivirlo y de hallar en él claves de la vida de hoy, secretos del corazón, mapas de futuro.

-1. Jonás, como recordaba Carlos Reviriego en el semanal ‘Ahora’, adora los espacios, las atmósferas, el poder de la calle. Trabaja como pocos la arquitectura. Sus personajes hablan en cualquier sitio: hablan o ríen o gesticulan nerviosamente –como si las palabras no alcanzasen a decir lo que dicen los ojos, el deseo, la alegría, el escalofrío de volver a ver a quien quizá no hayas olvidado jamás… Es importante ver cómo maneja los edificios, el trazado de un jardín, una calle empinada, cómo trabaja con la cámara y la puesta en escena esos matices.

-2. Jonás dirige a los actores de una manera personalísima. Itsaso Arana y Francesco Carril empiezan a hablar en un restaurante chino y la cámara ofrece uno de esos planos cortos llenos de fuerza, de levísimos detalles, de abrupta dulzura, de desconcierto. La cámara se detiene más en quien escucha que en quien habla y tarda tres o cuatro minutos en ofrecer un plano general. Los actores viven una aventura extraña y mágica que empieza en los ojos, en la textura de la piel, en la claridad que se vierte sobre el rostro, en los murmullos o en la dificultad de decir.

-3. A Jonás le interesan mucho las librerías de viejo, las estanterías, las sorpresas, los poetas y los poemas… Hay a veces una mirada teatral, casi discursiva, llena de precisión y embeleso. Si los autores pueden ser auténticos, o aspiran a la verdad, el realizador lo tiene claro: sus actores brillan en la imperfección, en la incertidumbre, en esa sensación lograda de parecer que no saben qué pasa, qué les ocurre, qué ansían, en una cierta imposibilidad de decir cómo es el temblor que siente en el estómago.

-4. Se vio en ‘Los exiliados románticos’ o incluso en ‘Todas las canciones hablan de mí’, la música es más que un motivo esencial. Puede ser el subrayado, la plantilla de trabajo, la cartografía. Puede ser el ámbito esencial: la partitura del guión no escrito. Y aquí, si antes lo fue Miren Iza en la cinta anterior, lo es Rafael Berrio: personaje y cantante y actor, padre de esa joven Manuela, que regresa de Buenos Aires y que es como una cazadora solitaria: cada noche busca un amante. O eso dice. Jonás graba un miniconcierto con naturalidad y con esa seguridad que muestra en cuanto hace. Trabaja a favor de sus ideas no siguiendo la pauta establecida. Jonás Trueba se arriesga. Y prefiere, antes que el humor, que existe, el juego de espejos, el abismo de la identidad, un aroma gozoso de sensualidad y de lirismo y de magia cotidiana, la exploración de una pasión que descansa en la palabra, en la cabeza, más que en el cuerpo. Rafael Berrio está a la altura con su percepción del simulacro (al que alude en su canción) o del trampantojo.

-5. El baile. Jonás tiene vocación de felicidad, le gusta el ritmo, se inclina por el aparente desconcierto o el azar, y graba un baile espléndido, que levanta la película.

-6. La segunda historia es un viaje hacia atrás, desde la emoción recuperada. Y la historia es bellísima de nuevo. Tiene otro candor, la revelación del primer amor, la suavidad irreductible de que dos sean uno, ajenos al mundo, y de que vivan un lapso excepcional, de trabajada sutileza y de un erotismo gozoso, apenas entrevisto, resuelto con un beso largo. ¿Qué pasa cuando besamos, apasionadamente, con esa entrega, con ese torbellino de incitaciones, imágenes y preguntas que bailan en nuestra cabeza?

-7. Jonás Trueba hace un cine atemporal y de ahora mismo, lleno de poesía, de audacia, de emociones, sin enfatizar el drama. Un cine de belleza. No es un cine para todos los públicos, pero tampoco es un cine que excluya a nadie. Es cine: eterno, delicado, lleno de extravíos y de humanidad. Todos somos –o podemos ser o hemos sido o seremos- alguno de sus personajes. El amor nos envuelve todo el tiempo, nos envuelve y nos arrebata, y a la vez sigue siendo el enigma más estimulante y necesario para seguir viviendo. Y para seguir viendo películas.

 

-‘La reconquista’ de Jonás Trueba, que se presentó en el Festival de Cine de San Sebastián, se proyecta en muchos cines de España y en la sala 11 de Aragonia. El autor participa el miércoles en ‘La buena estrella’, el ciclo que coordina Luis Alegre en la Universidad de Zaragoza.

*en la foto, Aura Garrido, que interviene en la primera historia.

02/10/2016 13:11 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

SÁNCHEZ VIDAL HABLA DE 'VIÑETAS'

20161008093150-jose-miguel-marco.-agustin-sanchez-vidal.jpg

 

Agustín Sánchez Vidal acaba de publicar su novela más personal, 'Viñetas', en Harper Collins. En esta conversación da algunas claves sobre un libro que indaga en la familia, en el peso del pasado, en los vínculos con la tierra y en los valores del arte como el elemento de conocimiento y de transformación. La foto es de José Miguel Marco, fotógrafo de Heraldo, donde apareció una amplia selección del texto.

-¿Qué novela te habías planteado: una novela sobre la tierra, sobre la memoria o sobre la familia?

--No tenía una idea deliberada en la temática o en el tratamiento que iba a darle. Si acaso, recrear cómo era este país en el momento en que empezó a cambiar en los años 1960. Lo que más pesó es lo agotado que quedé por la documentación que me habían exigido las tres novelas anteriores. Lo que buscaba era no distraer energías en esa parte preparatoria, sino sacarlo todo o casi todo de mi memoria o de aquello que conocía

-¿O quizá sobre la presencia del arte en nuestra vida: el cómic, la fotografía y el cine? 

--Es que una historia como esta --que trata de las gentes de a pie, y de una España donde casi todo escaseaba--  había que contarla en sus propios términos, con materiales pobres. Y lo que normalmente tenías a mano eran los tebeos, la radio y el cine. Las fotografías no eran tan de diario, sólo se hacían en momentos especiales.

  

¿No puede leerse como una novela de formación: la de Miguel, sin duda, la de Toño, su hermana, la de Candela, la de otros como el Ceuta, el Carioco, el infausto Salva…?

--Aunque no me lo propuse, al final creo que ha quedado así. Casi todos esos personajes están entre la infancia y la adolescencia, que es una edad muy inestable. Y supongo que todo deriva del hecho de que la propia España se encontraba en uno de esos procesos de cambio.

  

-¿De qué imágenes o percepciones u obsesiones ha nacido este texto?

--Traté de hacer aflorar todas esas sensaciones que se te quedan grabadas cuando las tienes por primera vez, y que luego se desgastan por la costumbre. Tienen que ver con la vida en el campo, con el descubrimiento de las primeras escaramuzas de todo tipo, cómo empieza a entreverse de un modo nebuloso la amistad, el sexo, el mundo adulto…

 

-Me resulta difícil leer 'Viñetas' al margen de tu propia vida y de tu propia formación. Sé que es una pregunta absurda y tópica, pero ¿qué habría por aquí vinculado a tu propia vida, a tu biografía?

--Más que una novela autobiográfica, trata sobre todos nosotros. He recogido cosas que me han pasado o que he visto a mi alrededor, u otras que me han contado.

 

-Hablemos de los protagonistas: por lo regular, están envueltos en el misterio, en la intriga. ¿Sería la novela en el fondo un viaje hacia la luz?

--Seguramente, pero tras haber ahondado primero en lo más oscuro, todo lo que hay de opaco en la tierra, en la ciénaga de ese barrio y sus personajes.

 

Llama la atención la estructura del libro: las voces y los flash backs, ¿Qué estructura buscabas?

--Supongo que el libro terminó teniendo esa forma porque no me quedó otra. Es una estructura fragmentaria, llena de elipsis y sobreentendidos, porque trabaja en los intersticios. El lector debía sentirse obligado a implicarse para completar la historia, haciendo aflorar sus propios recuerdos. He tratado en todo momento de rehuir las identificaciones de tipo melodramático, que son casi inevitables cuando hablas de la familia. Quería un tono sobrio, seco y preciso. Pero, claro, el que lo lee tiene que tener alicientes para seguir pasando las páginas, debe sentir que aquello le concierne.

 

Una de las frases que explica los equívocos del libro podría ser: “pueblo pequeño, infierno grande”.

--Si, es un detonante que termina disparando, a su vez, otros mecanismos, como las fichas de un dominó.

 

Uno de los grandes personajes del libro es Toño. ¿Como lo definirías, qué representa? Esa pasión por el cómic, por el cine…

--Es un manitas, alguien que hereda del padre su capacidad de expresarse, más que a través de las palabras, a través de las imágenes y las cosas. Le cuesta arrancarse, pero es muy tenaz y de largo recorrido.

 

El gran personaje femenino, más que Julia o la misteriosa madre de Miguel y Toño, ¿sería Candela, esa chica explosiva que acaba regentando un prostíbulo?

--Candela quizá sea el personaje más fascinante, el más turbio e imprevisible y con mayor capacidad de hacer gravitar todo en torno suyo.

 

¿En qué medida has querido hacer arquetipos?

--En los personajes, desde luego, no. Lo que sí hay es un trasfondo ambiental que desde otra óptica podría considerarse “telúrico”. Y digo desde otra óptica porque no es la mía. Lo que yo percibo en la tierra es la riqueza inagotable de la cultura agraria, que para mí es algo muy concreto y tangible, surco a surco.

 

Me encanta ese fotógrafo don Godo. Es quizá la historia más fantástica y poética del libro…

--El personaje procede del mundo de Rafael Azcona, es hijo suyo, y por eso lleva su apellido. Está inspirado en uno real, que nunca terminaba de hacer su gran foto porque la ciudad y el paisaje no acababan de estar bien compuestos. Lo he emparejado con un barquero manco, Paco, que también era un personaje real, y en más de una ocasión Rafael Azcona y yo hablamos de lo que había en ellos de leyenda.

 

¿Por qué has dado, de manera tan decidida, un salto hacia lo contemporáneo, que estaba en una de las historias de ‘La llave maestra’?

--Es que lo que se cuenta en Viñetas sólo tenía sentido en las épocas en las que transcurre, y vistas desde la óptica actual, de ahora mismo.

 

También hay en la novela un componente telúrico, de lirismo seco. ¿Te has sentido cómodo en este nuevo registro?

--Totalmente cómodo. En otras novelas anteriores era mucho más complicado porque tenía que recrear el castellano del siglo XVI o del XVIII, mientras que aquí puedo escribir tal cual.

 

Nunca se dice donde sucede la historia... Parece deliberado y citas Zaragoza... ¿Debe pensar que sucede cerca de Zaragoza, que has pensado en un pueblo de Logroño tal vez?

--Es deliberado. Puede deducirse que la parte que transcurre en el pueblo está cerca de la frontera con Portugal y tiene que ver con Salamanca. La del barrio y la ciudad está situada a orillas del Ebro y he tenido presentes lugares de mi infancia y adolescencia en Logroño. Pero podría ser cualquier otro lugar.

 

¿Cómo va tu libro sobre Orson Welles en España?

--Es una novela y ya está acabada la primera versión. En el fondo habla de lo mismo que Viñetas, del cambio de todo un país que es el nuestro, pero desde un punto de vista totalmente diferente.

 

*Agustín Sánchez Vidal acaba de publicar su novela más personal, 'Viñetas', en Harper Collins.

08/10/2016 09:31 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JOSÉ LUIS MELERO Y ZARAGOZA

20161012115546-melerocultura21996065oliverduch-820e40db.jpg

 

[En Heraldo.es, hoy Día del Pilar, publico esta entrevista con José Luis Melero Rivas (Zaragoza,1956), escritor y bibliófilo, autor de sus memorias, ’Leer para contarlo’ y de varios libros de artículos sobre sus grandes pasiones: Aragón y Zaragoza, la cultura, los escritores olvidados, las historias menudas de la literatura, los diarios, la Guerra Civil, la jota.]

Se puede leer aquí

http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/fiestas-del-pilar/2016/10/12/nunca-marchado-zaragoza-durante-las-fiestas-1107697-1711024.html

 

José Luis Melero Rivas (Zaragoza, 1956) cumplirá 60 años en diciembre. A modo de cumpleaños anticipado, ha recibido una distinción que le ha conmovido como se vio el sábado en el salón de plenos del Ayuntamiento de Zaragoza. Fue nombrado Hijo Predilecto de su ciudad: la capital del cierzo, la novia del viento. La ciudad que siempre lleva consigo en esa maleta real e ilusoria, llena de libros, de emociones, de curiosidad, de música y de sentido de la amistad.

 


¿Qué significa ser Hijo Predilecto de la ciudad que uno ama tanto?
Es lo más. Ya lo dije en el Ayuntamiento el día de la entrega de las distinciones. Mejor que si me tocaran la Bonoloto y la Primitiva juntas; mejor que si Elle MacPherson, Naomi Watts o Gisele Bundchen me confirmaran, como todo hacía suponer, que yo era el hombre de sus vidas; mejor que si encontrara por cuatro gordas en el Rastro una primera edición del Quijote; mejor que si el Zaragoza ganara la Champions; mejor -y discúlpeseme la herejía- que el gol de Nayim. Ser hijo predilecto de Zaragoza es lo más.

Dicho eso y así, ¿qué es Zaragoza para usted? ¿Qué le da, qué le ha dado?


Zaragoza es la ciudad de mi vida, el escenario de mis sueños, la ciudad que me lo ha dado todo y en la que me reconozco en cada esquina.


¿Qué es lo que le gusta de ella? ¿Si tuviera que explicarla, cómo la definiría?
A mí las ciudades me gustan por razón de la gente que vive en ellas. Si vives en Nueva York y estás solo, sin familia y sin amigos, Nueva York te parecerá un sepulcro. A mí me gusta Zaragoza porque aquí vive la gente que quiero, porque aquí están mis padres, mis hijos, mis amigos, porque aquí nunca me he sentido solo.

 



Es también un erudito de Zaragoza. ¿Quién la ha cantado mejor, quién la ha glosado de un modo que le conmueve?
Muchos grandes escritores y pintores. Ramón J. Sender, Benjamín Jarnés, Ignacio Martínez de Pisón, Francisco Marín Bagüés, Pepe Cerdá, Ignacio Mayayo… tantos y tantos que sería imposible hacer un listado. Y en los últimos años Zaragoza es ya el escenario de muchos de los libros más importantes de los más destacados escritores aragoneses.

De las historias zaragozanas, y hay cientos, ¿cuáles le seducen más?
A mí me gustan las historias menudas y me interesa poco la épica. Si tengo que elegir una historia me quedo con la de los zaragozanos anónimos que trabajan día a día por hacer esta ciudad mejor.

¿Qué nombres se la evocan especialmente?
Yo siempre quiero unir Zaragoza a la excelencia. Goya y Buñuel deberían ser siempre un símbolo de Zaragoza. Y mi amigo José Antonio Labordeta.

¿Tiene un libro zaragozano preferido, una película sobre Zaragoza, un disco, un cuadro?
Las memorias de José María Castro y Calvo, ‘Mi gente y mi tiempo’, y la vista de Zaragoza de Juan Bautista Martínez del Mazo de 1647. Discos muchos: los de Labordeta, los de Amaral, los de Bunbury, los de María José Hernández, los de la Ronda de Boltaña…

Hablemos de la jota. No solo la canta, sino que la vive de manera especial y la glosa, la divulga y es un hombre fuerte, con criterio, en los concursos como jurado. ¿Qué tiene la jota, qué le gusta de ella?
La jota es una de las señas de identidad más importantes de Aragón. A mí me ha gustado siempre mucho la cultura popular y creo que he sabido hacerla compatible con la alta cultura. Quiero decir que me puede gustar igual escuchar a José Oto o a Cecilio Navarro que leer a Thomas Mann o a Cirlot. Esto no es muy frecuente y normalmente los intelectuales se han preocupado poco de la cultura popular, poco de lo que le interesa al pueblo. Es un error. La jota sigue siendo muy popular, es una manifestación cultural cuatro veces centenaria y si se mantiene viva por algo será. Y se mantiene viva y pujante porque muchos aragoneses de toda condición la llevan muy dentro de sus corazones. Ignorar esto es darle la espalda a la realidad.

¿Sería el canto de Aragón como se dice, o esa apreciación es un lugar común y perezoso?
Bueno, eso es un tópico. La jota es un canto muy importante en Aragón y el verdaderamente autóctono. Pero no se puede decir que sea “el canto de Aragón”, como si no pudiera haber otro. La cultura -tanto la popular como la más académica- tiene afortunadamente muchas vertientes, muchas singularidades y muchas ganas de mezclarse con otras culturas y de enriquecerse. Así que lo deseable es que en Aragón, sin olvidar nunca nuestras culturas, estemos siempre abiertos a todas las culturas del mundo, vengan de donde vengan. O sea: la jota sí, pero las demás músicas también.

Zaragoza también es un escenario de tópicos: que si es una ciudad hostil con los suyos, que si es saturnal o cainita, que si es tan dura como su cierzo. ¿Tiene defectos que se puedan corregir o no?
Zaragoza no es nada especial ni distinta a otras ciudades por sí misma. Es lo que es por razón de la gente que vive en ella. Y aquí vive, como en todas partes, gente de todo ¿O es que aquí somos genéticamente peores tipos que en otros sitios? Zaragoza tiene los mismos defectos y las mismas virtudes que el resto de ciudades del mundo. La soberbia o la envidia, la bondad o la generosidad no son patrimonio de ninguna ciudad. Están repartidas por igual en todas partes. A mí en Zaragoza lo que me gusta es relacionarme con los buenos, que son millares y millares. Con los que no son cainitas, con los que no son hostiles con los suyos, con los que no son duros como su cierzo. Y le aseguro que aquí hay muchos de esos, yo diría que una gran mayoría.

¿Cuáles son sus rincones favoritos?
A mí me gustan los bares de mi ciudad. Yo soy mucho de bares, cafés y restaurantes. Han formado parte de mi educación sentimental. Casa Paricio, el Levante, el Circo, el Nevada, el Universal, Casa Emilio… Y las librerías. Me gustan mucho las librerías. Ir a las librerías es también uno de mis quehaceres favoritos.

Practica el ’carpe diem’ a diario, bien se ve. ¿Es Zaragoza una ciudad de diversión, de buena gastronomía, una ciudad luminosa, un escenario de tertulias?
Claro, lo sabe todo el mundo. Zaragoza es una ciudad maravillosa e integradora en la que nadie se siente forastero. A mí me gusta mucho que Zaragoza acoja tan bien a todos los que vienen de fuera. Es muy enriquecedor para todos.

¿Por qué considera Aragón, y Zaragoza, tan poco a sus artistas, a sus creadores, a sus actores? ¿O por qué se dice eso?
Eso es otro tópico. Yo no creo que Zaragoza considere poco o maltrate a Martínez de Pisón, ni a Antón Castro, ni a Sergio del Molino, ni a Miguel Mena, ni a Agustín Sánchez Vidal, ni a Jorge Gay, ni a Pepe Cerdá, ni a Luisa Gavasa, ni a Paula Ortiz, ni a Miguel Ángel Lamata, ni a tantos otros. Es mentira. Pero Zaragoza, claro, no tiene desgraciadamente, porque somos pocos y no somos ricos, las posibilidades de otras grandes ciudades. Y hay que buscar fuera muchas veces lo que Zaragoza no puede darte. Pero eso no quiere decir que no valoremos a nuestros creadores. La gente con la que yo me relaciono, desde luego, los quiere, los respeta y los valora.

¿Y el Pilar y sus fiestas, tienen un significado especial para usted? ¿Cómo los ha vivido a lo largo del tiempo?
Yo siempre he vivido las fiestas con ilusión. Como fuera de casa no se está en ninguna parte, así que yo me he lanzado siempre a la calle a divertirme. Me gustan las fiestas, me gusta vivir, reírme y estar con los amigos. Nunca me he marchado de Zaragoza durante las fiestas. Mi madre se llama Pilar y aquí celebramos siempre mucho esa festividad.

Cuando le anunciaron la distinción, sinceramente, ¿en qué pensó, de quién o quiénes se acordó?
Pensé: ya tengo un hueco pequeñito en la historia de mi ciudad. Y me hizo mucha ilusión. Y quise celebrarlo con todos mis amigos, así que nos reunimos en una cena multitudinaria en Casa Emilio. La felicidad, estas pequeñas cosas. 

 

*La foto es de Oliver Duch, de Heraldo de Aragón.

12/10/2016 11:55 Antón Castro Enlace permanente. Temas aragoneses No hay comentarios. Comentar.

EL MARRAKECH DE WIESENTHAL

20161012143258-belleza-arabe.jpg

Ayer me llegó un libro bonito y sugerente de un escritor tan personal e inclasificable como Mauricio Wiesenthal (Barcelona, 1943): ‘Marrakech. Fantasía en el palmeral’, que apareció antes, integrado en el relato, en ‘El esnobismo de las golondrinas’ (Edhasa, 2007). Es un libro de viajes que contiene muchos elementos autobiográficos y oníricos, y se mueve entre la fascinación, el conocimiento, el intento de explicar la belleza. Y el deseo. El joven que viaja y cuenta está hechizado por la hermosa Zohra. Y le dedica fragmentos como este:

 

ZOHRA

Zohra adoraba también el baño y los maquillajes. Sabía que me gustaba espiarla entre las celosías cuando, después del baño caliente, se acariciaba el cuerpo con una especie de arcilla que allí llaman ‘algasul’ y que dejaba su piel satinada y limpia. Luego se lavaba sus cabellos, siempre suaves y brillantes, gracias a unas misteriosas hierbas. Y, al final, se sentaba en un taburete, cruzaba las piernas y, sosteniendo con una mano el espejo, se maquillaba con albayalde blanco y ‘dakkar’: polvos de colorete que se vendían en unos papeles pintados de rojo. Ella los iba disolviendo con un poco de agua, antes de aplicárselos a la cara.

[…]

Le sentaba sentir que la miraba cuando estaba delante de su espejo y, a veces –fingiendo un descuido-, descubría bajo el albornoz los botones de sus pechos, porque yo le había dicho que estaba celoso de dos esclavos negros que había visto esconderse en el jardín de mis azucenas.

Salía cada tarde del baño convertida en una princesa y sus labios –enrojecidos por la pintura de corteza de nogal- olían a bosque y a hojas de otoño, como un embriagante coñac.

 

-De ‘Marrakech. Fantasía en el Palmeral’. Mauricio Wiesenthal. Páginas 52 y 53. Ilustraciones de Ánxela Pérez Meilán. Editorial Trifolium. Litterae. 74 páginas.

12/10/2016 14:32 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

ANDRÉ DE DIENES: DESNUDO DE 1950

20161012144225-andre-de-dienes.-1950.-la-mujer-y-la-roca.jpg

André de Dienes es uno de los maestros clásicos del desnudo de los años 50 y 60, sobre todo. Retrató a Marilyn Monroe, por poner un ejemplo, y esos archivos han dado lugar a un estupendo libro. Me encuentro con muchas fotos suyas, contrastatadas, intensas, con un cielo barrido de nubes, y desnudos muy poderosos, carnales, exuberantes y de una honda plasticidad. Este es uno de los últimos que he encontrado. En las páginas de Hoodoo.

12/10/2016 14:42 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

PETER BASCH: ARTE DEL DESNUDO

20161012174640-peter-basch.-desnudos.jpg

http://peterbasch.tumblr.com/

 

Peter Basch fue un especialista en retratos y desnudos. En esta link puede verse una pequeña selección de esta última disciplina.

12/10/2016 17:46 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

MÓNICA OJEDA, UN DIÁLOGO

20161015105443-monica-ojeda.-facebook.jpg

 

[La escritora Mónica Ojeda presenta su novela ’Nefando’ (publicada por Candaya) en la librería Antígona, en esos sábados de cultura, amistad, tertulia y gastronomía de diversos continentes. Ejerce de presentadora la poeta y narradora Luisa Miñana.]
Puede leerse esta entrevista en Heraldo.es

http://www.heraldo.es/noticias/ocio-cultura/2016/10/14/literatura-cigarrillo-que-quema-mano-1112740-1361024.html


 

ENTREVISTA CON MÓNICA OJEDA. Escritora



La literatura es un cigarrillo

que quema la mano”



La literatura es un arte que nos obliga a abrir los ojos”



La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda, nacida en Guayaquil en 1988, presenta hoy en Antígona su novela ’Nefando’, inspirada en un videojuego y en los foros de ’deep web’



Antón CASTRO / Zaragoza

-Empecemos por la palabra ‘Nefando’ (Candaya). Estaba asociado a aquello del ’vicio nefando’… ¿Cómo se le ocurrió la palabra y la novela?

Nefando es una palabra que designa aquello que es tan abominable, tan repulsivo, que nos deja sin palabras para describirlo. Es decir, que nos deja en silencio. Me pareció que era la palabra apropiada para esta novela, pues ’Nefando’ trata de las experiencias abyectas del cuerpo, experiencias conflictivas en torno a la sexualidad como un espacio no sólo de placer, sino de violencia. Se me ocurrió usar esa palabra para el título mientras leía una nota sobre una exposición pornoerótica. La nota recogía que una persona calificó lo que allí se mostraba como "nefando". Me hizo gracia y supe que así se tenía que llamar lo que estaba escribiendo.


-¿Qué ideas, qué imágenes se le pasaron por la cabeza?

Cuando escribí ’Nefando’ sabía que me interesaba explorar los límites del lenguaje frente a determinadas experiencias de dolor y de placer. Las experiencias extremas del cuerpo, que son materiales, a veces resultan obscenas para nosotros. No es verdad que ya no nos escandalizamos con nada: todavía hablar de la sexualidad de los niños es un tabú, por ejemplo, o de la pornografía infantil, o del incesto. Hay deseos secretos y actos del cuerpo que nos repugnan, pero que son parte de lo que somos. Por eso ’Nefando’ no habla de monstruos, sino de humanidad descarnada.


-¿Quiso escribir la historia de una novela o de un juego?

-’Nefando’ se articula alrededor de un videojuego online que ha sido creado por algunos personajes de la novela y subido a la deep web. Este videojuego nos pone delante un planteamiento ético sobre su contenido, que es terrible, real y doloroso. De hecho, en la trama ha sido eliminado ya de la red por la policía. Sin embargo, es una novela sobre las huellas de las primeras veces que supimos que éramos frágiles y mortales. Esas primeras veces ocurren en la infancia: por eso los personajes retornan a su niñez de una u otra forma para recordar aquello que los marcó y poder intentar enfrentarlo lo mejor posible.

-¿Q
uiso hacer una novela coral bastante demoledora?

-La forma coral de la novela me ayudó a formar un mosaico. Varias escenas intensas de distintos personajes que, cuando se unen, forman un todo: una imagen potente sobre el lenguaje y el horror.

-¿Qué sucede en esos foros de internet de videojuegos, de friqis, de deep web
?

-La ’deep web’ es un espacio virtual en donde proliferan todo tipo de expresiones, pero lo que me interesaba era cómo es también un agujero negro en donde el daño que se le hace a algunas personas se extiende. Allí hay hackers, foros de pedófilos en donde circula pornografía infantil, torturas a animales, venta de armas y de droga... hasta se puede contratar a sicarios. Es un lugar en donde algunas personas se esconden y, a la vez, se desnudan ante otros. 

-¿Cuáles serían los temas de la nov
ela, qué le preocupaba: el amor, el sexo, la muerte, la soledad?

-Todo. El cuerpo y lo que queremos narrar de él está atravesado por todas esos temas que mencionas. Aunque pienso que ’Nefando’ se enfoca más en una lucha de unos personajes por encontrar un lenguaje que les permita compartir lo que cargan en su espalda. Y eso que cargan es la huella de una violencia: a veces perpetrada a través del sexo, a veces a través de la familia como concepto o, a veces, a través de nosotros mismos.


-Háblenos de los personajes: gentes de distintos países, un tanto extremadas y frágiles, en Barcelona.

-Sí, son seis personajes en sus veintitantos: tres hermanos ecuatorianos, dos mexicanos y un español. Comparten piso en Barcelona y cada uno se ellos tiene intereses muy particulares: una escribe una novela pornoerótica, otro es un hacker, otro desea mutilarse y, por ello, se lastima físicamente, etc. Sin embargo, todos tienen en común el haber sido marcados profundamente por sucesos que les ocurrieron cuando eran niños.


-¿En qué medida la novela es un ejercicio de estilo, de sublenguajes, de voces incomodadas?

-Era necesario trabajar con distintas voces y con un estilo que respondiera a las necesidades de cada apartado de la novela. Por ejemplo, los mexicanos tenían que hablar como mexicanos, el español como español y los ecuatorianos como ecuatorianos. Hay capítulos en formato de entrevista en los que el lenguaje es más coloquial, pero también hay capítulos en primera, segunda y tercera persona que juegan con un tono más poético, o más ágil, o irónico. ’Nefando’, además, contiene una ’nouvelle’ que uno de los personajes escribe, por lo tanto esa parte requería de otro estilo y tono. Trabajar con el lenguaje según las necesidades del texto me parece fundamental.


-¿Cómo entiende usted la literatura: como una exploración verbal, como un arte de la complejidad?

-Hay un documental de Harun Farocki en el que, para hablar de las quemaduras del napalm (y con ello del horror de la guerra), él se apaga un cigarrillo en la mano. Asegura que eso es lo más cerca que estaremos jamás de conocer en dolor de una persona que haya sobrevivido a una quemadura con napalm. Esto nos recuerda lo lejos que estamos de las experiencias de los otros y, por lo tanto, de lo reducida que es nuestra capacidad de empatía. Pues bien: para mí, la literatura es ese cigarrillo quemando la mano de Farocki. Es un intento de imaginar lo que hay más allá de nuestro reducido campo de experiencias. No es sólo una exploración verbal, aunque la palabra sea el instrumento y, a veces, el tema. Es un arte que nos obliga a abrir los ojos y a pensar fuera de nosotros para, así, encontrarnos con la humanidad. Pero esto no es privativo de la literatura: todo arte hace eso de una u otra manera.



-¿Qué autores le interesan o le han marcado de algún modo?

-Me interesan y me han marcado muchos autores. Los que ahora se me vienen a la mente son Raúl Zurita, Enrique Verástegui, Juarroz, Jabès, David Foster Wallace, J. M. Coetzee, Roberto Bolaño, Marosa di Giorgio, Borges, Pizarnik... y podría seguir hasta el infinito. Todas las buenas lecturas que he hecho me han marcado hondo de alguna manera.

-Da la impresión de que se ha formado en talleres de escritura. ¿Se puede aprender a escribir?

Uno no puede aprender a hacer literatura. Eso no se puede enseñar. Lo que sí se puede hacer es crear espacios en donde personas que están buscando escribir literatura compartan sus experiencias, pero escribir es un camino personal e intransferible. Y no hay fórmulas. Cada escritor debe hallar su propio lenguaje y construir sus propias preguntas. Sólo así podemos hacer verdadera literatura.

-¿Qué relación tiene con la literatura española?

La literatura española tiene una tradición brutal que admiro y que sigo descubriendo. Antonio Gamoneda y Loepoldo María Panero, por ejemplo, son dos poetas que me estremecen. Javier Cercas me parece un autor al que le gusta hacerse preguntas incómodas y por eso lo leo, porque es valiente al respecto. Sobre Vila-Matas hice mi tesina de grado, así que es un autor al que sigo. Otras poetas que me interesan son Elena Medel y Chantal Maillard. Me encanta, también, Rafael Sánchez Ferlosio y los ensayos de Rafael Argullol; ’Librerías’ de Jorge Carrión es un ensayo literario imperdible. Y me faltan muchos autores actuales por descubrir. Me llevo a Ecuador, por ejemplo, libros de Miguel Ángel Hernández, Leonardo Cano, Marta Sanz, Luci Romero, Rubén Martín Giráldez, publicado por el sello zaragozanoJekyll & Jill, Elvira Navarro o el zaragozano Miguel Serrano Larraz, entre otros.



LA FICHA

’Nefando’. Mónica Ojeda. Candaya. Barcelona. 2016. Presentación, sábado 15 de octubre, a las 13.00, en la librería Antígona. Con Luisa Miñana y Julia Millán.

15/10/2016 10:54 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

IRIS LÁZARO: UNA ENTREVISTA

20161016120712-iris-muestra.jpg

 

Ayer en heraldo.es publicaba esta entrevista con la pintora Iris Lázaro, "maestra de la pintura figurativa española", tal como se le definió en la inauguración de su ’Retrospectiva 1977-2016’ en la Lonja de Zaragoza. La foto es de José Miguel Marco, que suele decir que "Iris Lázaro pinta el realismo de los sueños".

http://www.heraldo.es/noticias/ocio-cultura/2016/10/15/los-cuadros-tienen-vida-propia-dialogan-contigo-1113330-1361024.html

 

LA ENTREVISTA. Iris Lázaro. Pintora

 

“Los cuadros tienen vida

propia y dialogan contigo”

 

La pintora Iris Lázaro expone en la Lonja 40 años de trabajo: ‘Retrospectiva, 1977-2016’. Realismo y magia, paisaje y elegía 

 

Antón CASTRO

La exposición ’Retrospectiva 1977-2016’ de Iris Lázaro se inauguró el jueves 6 de octubre en la Lonja. Un montón de cartas que le dirigen sus admiradores ya se amontonan sobre la mesa; en una de ellas, manuscrita sobre un folio, se lee: “Su pintura es belleza en estado puro”. Si hay algo que a Iris no le gusta nada es teorizar sobre su pintura. Explicarse. Es una artista intuitiva que no ha hecho planes, que no se planteado retos, que se ha dejado ir a golpe de obsesiones y de tempestades íntimas. Llevaba tres lustros sin exponer en Zaragoza: lo había hecho a finales de los 90 en Cajalón con éxito y en 2001 en el Banco Zaragoza. Luego, entre 2006 y 2007 presentó una ambiciosa exposición en Soria, patrocinada por Caja Duero, que se trasladó por diversas ciudades: Valladolid, Salamanca... “Quería que vieran mi obra mis paisanos”, dice. 

Todo empieza en Trébago, en Soria, donde nació en 1952. Tenía una pasión natural por el dibujo, por los trazos, por el clima más o menos mágico o especial de su universo familiar: su padre era campesino, curioso, tenía ganas de aprender, redactó un diario apasionante y le enseñaba los secretos de la naturaleza, los ribazos, las arboledas, restos arqueológicos, le contaba cuentos y le cantaba. A ella y a su hermana Berta, “que eligió la física y la química, pero también es traductora. Le apasionan las Humanidades”. Iris mira ahora, imaginariamente, hacia su madre: era modista, elaboraba sus propios patrones; y con otra tía, cosían y trabajaban para fuera, pero además hacían la ropa de casa. Quizá de verla, aquí y allá, con la tiza, las tijeras, los patrones, con el bordador, derive la pasión por los vestidos que mostrará la artista durante unos años. “Mis padres eran suaves, cariñosos, sociables, muy comunicativos. A veces me pregunto, ¿de dónde habré salido yo?”, dice desde esa mezcla de timidez y silencio que la caracteriza. Miramos, en el catálogo, el cuadro que les hizo en 1995. “Era un cuadro para ellos, para la casa familiar. Y allí estuvo, mientras vivieron, y ahí sigue. Ahora que no están me doy cuenta de que es un cuadro para mí”. Quizá sea la obra que más admiración esté despertando en la Lonja, y ya es decir. 

“No sé si en Trébago empezó todo. Era mi pueblo. Mi mundo. Ni mejor ni peor que otros. Teníamos un río, el Manzano, que nacía allí, y también había un río de lavar: en aquellas piedras de losa, cuando no había nadie, cogía piedrecillas negras, azules, tizas o areniscas del fondo y pintaba en aquellas rocas donde luego lavaban las mujeres. Imagino que lo haría cuando no había lavanderas -dice-. También recuerdo algo que decían mis padres. Si querían que yo estuviese quieta, que me olvidase de dar guerra, solo tenían que darme un montón de periódicos y un lápiz con mina por las dos caras. Era mi divertimento favorito. No me enteraba del paso del tiempo”, dice. 

-¿Y luego, qué paso luego? 

-En 1972 vine a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza. Quería hacer una carrera rápida y elegí decoración. Allí entré en contacto con Eduardo Laborda, que ya era pintor, y me interesó la pintura. No tardamos en salir y luego nos casarnos. Creo que fue durante la Semana Santa de 1972 cuando llevé un lienzo a casa e hice un bodegón. Un bodegón clásico: con botella de cristal, con candelabro, imagino que con telas. Espero que se haya perdido para siempre. Me gustó hacerlo. 

-¿Nacía ahí la pintora?

-Probablemente. Se fueron encadenando los cuadros. Hice más y me presenté a varios premios: gané algunos, me seleccionaban para exponer, hacía individuales, me daban un poco de dinero y, poco a poco, sin un plan trazado iba creciendo. Los premios te daban confianza. Te abrían ventanas. Entonces me interesaba todo: ya hacía una pintura realista, gente que se asomaba en los escaparates, gente en los pasos de cebra, hacía paisajes de Trébago también, pero era una pintura más suelta, más expresionista en cierto modo. Y de ahí fui pasando a los vestidos: pintaba maniquíes, telas, anoraks; pintaba a las personas huecas, invisibles, si puede decirse así, con algún rasgo surrealista. Me gustaba aquel misterio. En el fondo, ni el misterio ni la inquietud me han abandonado jamás. Solía partir de fotografías y luego también de las telas, que yo tenía en casa. Y también salí a pintar del natural.

-Y de ahí pasó a los bancos y sus inscripciones.

-Fue un tema que llegó un poco por azar. Un día vi un banco de cerámica en el Canal, cerca del Cabezo Buenavista, y me interesó. Con aquellas letras rotas, interrumpidas, que producían incluso confusión en su significado, con letras que se desmandaban para aquí y para allá, quebradas, y que a veces estaban ocultas por la naturaleza. Esos bancos y esas letras de publicidad también remiten a un mundo en extinción. Supongo que debo aceptar que hago una pintura elegíaca, de la pérdida, de un mundo que desaparece.

-¿Es usted melancólica?

-Creo que no. No sé muy bien lo que es la melancolía. La pintura es lo que más me gusta en el mundo. Me hace feliz, me siento en plenitud ante el lienzo, pero también tengo que pelear duramente con él. Lucho a brazo partido. La pintura es mi pasión, es mi refugio, y es el escenario de una pugna, pero aún así la prefiero a cualquier otra cosa.

-¿La naturaleza se le fue imponiendo?

-Sin duda. De ahí, con el transcurso del tiempo, pasé a los huertos, a las flores, al universo de mi infancia en Trébago, a los días de nieve. A ese mundo fronterizo. Tampoco me lo planteé de modo consciente. Vino a mí. A veces no sabes bien si las cosas te vienen, sin son obsesiones, o se te imponen.

-Los paisajes de Soria son fríos, ásperos, nebulosos y también desolados. Y usted usa colores fríos. ¿Debemos pensar que hace una pintura fría…?

-Creo que no. Creo que soy una mujer y una pintora apasionada que utiliza colores fríos, pero con muchas gamas. En mis cuadros blancos, de nieves, hay muchos colores, variados, distintos. En mi obra hay muchos matices. Intento dominar la técnica para olvidarme de ella, pero no para hacer la pintura de un niño, como suelen decir algunos artistas contemporáneos. Yo no soy ese tipo de artista. Me interesa el color y lo trabajo. Le doy tiempo a mi obra en el lienzo.

-Más que trabajarlo, parece destilarlo, parece volverse onírico e inaprensible. ¿Manda siempre el artista en el cuadro?

-No. En absoluto. A veces el cuadro manda sobre el pintor desde el principio. Se vuelve indómito: dice cosas, te lleva por donde quiere, es exigente. Y veces te ordena más hacia el final. Sé que esto parece extraño, pero es así. Los cuadros tienen vida propia y dialogan contigo.

-¿Existen esos árboles descarnados que pinta, ese ámbito de desamparo?

-Sí, claro que sí. Creo que empezaron a interesarme de una manera muy particular a raíz de una colección de grabados que hice con dibujos a carbón. Creo que dejo testimonio de un mundo que desaparece: esos árboles que muestran sus raíces al sol, esos bosques de árboles que parecen cadáveres deshuesados existen, esas raíces están ahí. Forman parte de mi memoria. De lo que llevo muchos años viendo. Son gigantes. Ante ellos me siento diminuta. Todo ese paisaje está ah e intento darle forma. Son cuerpos misteriosos, deteriorados, decrépitos, que acusan el paso del tiempo.

-Su exposición en la Lonja se cierra con el mar. ¿Por qué?

-Porque me fascina desde siempre. He hecho como media docena de piezas. Son cuadros sin horizonte, parece que te piden que los mires de frente, como si no tuvieras escapatoria. Del mar me gustado todo: el oleaje, la música, la espuma, ese movimiento incesante, el horizonte, los cielos.

 

-Bueno, en realidad se cierra con el retrato de sus padres, fechado en 1995.

-Son ellos, claro. Les tomé fotos y posaron para mí. Vuelve a ser el mundo de Trébago, con las paredes de piedra, con las neblinas, cerca de nuestra casa. He pintado pocos retratos. Y también siento, como algunos visitantes, que es una obra especial dentro de la exposición y para mí.

-Usted hace una defensa de la pintura clásica.

-¿Por qué lo dice? Trabajo al óleo, sobre tela de grano fino, me gustan mucho las calidades, el detalle, los matices, la sutileza. Uso una pintura un poco diluida y quiero crear una atmósfera. Y me siento realista. No hiperrealista.

-Más más bien sería una realista del sueño, podría decirse. ¿A qué pintores admira?

-A muchos. Entre los clásicos a Rembrandt y Velázquez. Me encanta como pintor José Hernández, lo admiro mucho. Recuerdo su exposición de los años 80 en la Lonja: era extraordinaria. Me emocionó. Y Antonio López. ¿Mujeres? Isabel Quintanilla, especialmente. Ya le digo, muchos.

-¿Qué significa Zaragoza para usted?

-Soy de Trébago y de Zaragoza. Zaragoza es la ciudad que me acogió, que me abrió sus puertas y que me ha permitido realizarme. Es mi ciudad. Y estoy muy contenta, como lo estoy con esta muestra. No tengo expectativas ni estoy sobrecogida. No me planteo esas cosas. Disfruto. Y estoy feliz, agradecida y orgullosa de estar en la Lonja. Sin más.

16/10/2016 12:07 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

HISTORIA DE MARGARET WATKINS

20161016213148-margaret-watkins.-desnudo.jpg

Margaret Watkins tuvo una vida de novela. Nació en 1884 en Ontario y murió en Escocia en 1969, adonde había ido a visitar a sus tías desde Estados Unidos, en concreto desde Nueva York, donde se había instalado a los 30 años.

Trabajó la fotografía publicitaria, participó del pictorialismo, estudió en las escuelas de fotografía de Clarence White, del que se dijo que había estado muy enamorada (tras su muerte le rindió homenaje con una exposición que incomodó a su viuda), coincidió con algunos de los grandes como Alfred Stieglitz y Paul Strand. Abrió un estudio de fotografía en Boston en 1913; más tarde lo hizo en Nueva York, donde se dedicó a la publicidad y a la edición artística en Pictorial Photography in America. En 1928 se fue a Escocia y ya no regresó a Estados Unidos: hizo reportajes en Rusia, en Alemania y en Francia. Y regresó a Escocia.

Hacia el final de su vida le confió sus archivos a un periodista con la condición de que los mostrase solo después de muerta. Hizo de todo: reportaje, desnudo, fotos de niños, retratos, paisajes… siempre con esa estética que pasa del pictorialismo a lo que se denominó modernismo. Ha sido objeto de numerosas exposiciones en los últimos años.

 

16/10/2016 21:31 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

EL NOBEL AL DYLAN ELÉCTRICO

20161016235937-dylan-y-ginsberg.jpg

Bob Dylan, Robert Zimmerman, recibe el Premio Nobel por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la tradición de la gran canción americana” y provoca una ligera conmoción. Es el reconocimiento a la poesía del rock y del folk y también a un hecho al que no había prestado mucha atención el premio: el eco de las canciones y de la música. La popularidad o la fama jamás habían sido una premisa decisiva para el premio, al que también le ha gustado descubrir autores, trayectorias, y ha mantenido cierta tendencia a la sorpresa. Suele decirse que el Nobel de Literatura es uno de los secretos mejor guardados del planeta.


1. Hay que mirar el premio con sosiego. El Nobel no es la panacea de nada: ha premiado a autores mediocres y olvidados, y algunos malísimos (como José Echegaray y algunos más; entre ellos Winston Churchill, memorialista e historiador), y ha ignorado a algunos que han mejorado la literatura y son referentes universales: Tolstói, James Joyce, Marcel Proust, Paul Valéry, Virginia Woolf, Vladimir Nabokov y Jorge Luis Borges, entre otros.

2. Bob Dylan ha aparecido en varias ocasiones en las quinielas. Y en una ocasión anterior ya estuvo cerca del éxito. Ya entonces levantó alguna polvareda; Paco Umbral le dedicó un artículo más bien feroz. Y más tarde, cuando galardonaron a Wislawa Szymborska, dijo: “Y otra mujer, una polaca, gana el Premio Nobel. Solo hubiera faltado que se lo dieran a ese tal Bob Dylan”. Si observamos la casuística, el criterio y la manga ancha de otros galardones -como el Nobel de la Paz, sin ir más lejos-, tampoco es un disparate. Eso sí: abre un debate. Quizá habría que ir pensando en Leonard Cohen que ya tiene más de 80 años y ha anunciado su adiós.


3. ¿Qué se premia al distinguir a Bob Dylan? ¿Se distingue a juglar moderno, al trovador eléctrico que encandila a las masas? ¿La calidad literaria de sus letras, su impacto popular, el modo en qué  sus melodías, hechas de letra y música e interpretación, nos han acompañado y nos han cambiado la vida? ¿La rebeldía? ¿Su inclinación por la protesta? ¿Un discurso más o coherente y versátil, de picos y caídas como la corriente alterna? ¿Cierta nostalgia como ha dicho Irvine Welsh, seguidor de Dylan, aunque contrario a este galardón? Curiosamente, algunos candidatos desde hace tiempo como Joyce Carol Oates o Salman Rushdie se han manifestado muy felices.


4. ¿De qué escribe Bob Dylan? En más de medio siglo de canciones y de actuaciones, en sus numerosos discos, Dylan ha escrito de todo: de amor y desamor, de sus fracasos y sus rupturas, ha reivindicado personajes como el boxeador ’Hurricane’ Carter, ha escrito de recuerdos (esas botas de cuero español), ha escrito del viaje, ha hablado de la sociedad que cambia y de la utopía, ha escrito de la religión, de la trascendencia, de la vida cotidiana de su país. Y al leerlo a veces pensamos también en ese estilo, en esa voz que parece que muerde las sílabas y se las traga, que incurre en leves gallos (sin querer y adrede, sobre todo en los viejos tiempos). Pese a su imperfección vocal, ha llegado a la gente de todo el mundo. Posee el don de la comunicación aunque él, en escena, sea uno de los músicos más antipáticos e indiferentes con el sentir de sus admiradores. No hay más que recordarlo en Zaragoza...


5. ¿Había mejores candidatos? Philip Roth lleva unos años esperándolo y es probable que se muera sin ganarlo, y es sin duda un inmenso narrador de las paradojas del ser humano. Un animal literario de un calado más clásico e indiscutible. Y por ahí andan el poeta sirio Adonis, candidato constante, Ian McEwan, Julian Bames, Claudio Magris, Mircea Cartarescu, Adam Zagajewski, Jean Echenoz, Murakami, Antonio Lobo Antunes o la citada Joyce Carol Oates. O el español Javier Marías, situado desde hace tiempo entre los nominados. Estrictamente literarios sí, había algunos poetas mayores, pero ni siquiera el Nobel premia siempre a los mejores. Y en la creación artística este concepto –el mejor- siempre es un clavo ardiendo y un territorio de incertidumbre. O una pregunta cuya respuesta no está ni en el viento.

 

*En la foto Bob Dylan y Allen Ginsberg ante la tumba de Jack Kerouac.

16/10/2016 23:59 Antón Castro Enlace permanente. Músicos No hay comentarios. Comentar.

ANDRÉ DE DIENES: ANITA Y MARILYN

André de Dienes fue un fotógrafo húngaro que hizo fotos a una jovencísima Marilyn Monroe, a la que volvió a retratar años después. Es un maestro del desnudo, en cierto modo anticipa aspectos de Helmut Newton y continúa con el trabajo de Edward Weston. No conocía algunos de sus retratos más arriesgados, como este de la actriz sueca Anita Ekberg, famosa por ’La Dolce Vita’ de Federico Fellini. Abajo una serie de contactos de Marilyn.

17/10/2016 00:50 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

SOLEDAD PUÉRTOLAS: UN DIÁLOGO

20161017231933-soledad-puertolas.-efe.jpg

Soledad Puértolas: “La tarea del escritor

es explorar la complejidad y contar la vida”

 

“A través del mar respiramos

los personajes, la trama y yo"

 

  

“La vida es mi tema, es lo que hay.

¿O es que hay algo más?”

 

 

La escritora y académica zaragozana publica el volumen de once relatos ‘Chicos y chicas’ (Anagrama), que salió a la venta en toda España el pasado día 10 y que presentó en Barcelona 

 

 

¿Cómo surgió ‘Chicos y chicas’?  

De manera muy natural. Tras terminar la novela ‘El fin’, se me impuso un libro de cuentos. Elegí la tercera persona, esa voz omnisciente, no exactamente como las de antaño sino algo más moderna, y los cuentos iban saliendo, con fluidez. Uno me llevaba a otro. Escribía sobre la perplejidad, la búsqueda, como si quisiera ampliar el campo de posibilidades de la ficción. He disfrutado mucho.  

Hay cuentos que son como una novela completa, con largas elipsis de años…  

Es cierto. Eso es nuevo en mí. Tampoco quería ir más allá de lo que exige un cuento. He escrito cuentos con la perspectiva general de la novela, pasan muchas cosas, hay saltos en el tiempo, pero todo se acomoda a la sensación y a la atmósfera de un relato breve. 

¿Hubo una idea de partida, sabía qué buscaba? Parece que hay un poso de melancolía, una visión de la pérdida y los amores que se esfuman…

Quizá escriba de las imágenes o de las impresiones de lo que no hemos vivido. Yo niego la melancolía en mi obra. Me parece insana, no nos ayuda a nada y no siento melancolía por nada. Soy del presente, tengo muy mala memoria, vivo sin ancla, y en el fondo el pasado me resulta un poco borroso y desdibujado. Me interesa lo que queda en el presente y los hilos que va derramando por aquí y por allá. Los once cuentos son el resultado de eso: el presente es mucho más rico de lo que parece a simple vista.

Vuelve a aparecer la familia…

Sí claro. Hablo del núcleo de la relación de la familia y los extranjeros, por decirlo así, los que llegan de fuera, los que se incorporan de golpe. En el fondo, es como la curiosidad del niño ante lo que viene de lejos. A veces te fascina, a veces te produce envidia su mundo, a veces se observa con un poco de distancia e incluso te incomoda. Y todo ello anda por aquí. La familia siempre es un territorio lleno de secretos.

¿Y el mar, tan presente, qué significa para usted?

Me gusta mucho, cada vez más. Paso muchas horas ante él o cerca. Y, sí, está muy presente en el libro. El mar un símbolo de la vida y de la naturaleza. Me reconforta, me estimula. A través de él respiramos los personajes, yo y la trama. El paisaje es clave en este libro. Te da muchas cosas. Es fundamental en la atmósfera y en el desarrollo de acciones.

Hablemos de algunas relatos como ‘Tarot’, la historia de Luz y de Félix Unceta, donde parece que se impone una idea de fatalidad.

Existe. Este es un cuento, tremendo, sobre la relación de madres e hijas. Me sorprende que haya gente tan obstinada que parece estar llamando por la fatalidad. La madre comete un grave error y eso le lleva a situación de desconcierto y perplejidad y a la ruptura con su hija. Yo creo que en la vida hay que dejar que fluyan las cosas, confiar en el otro y no empecinarse en estropearlo. No es necesario abrir todas las puertas ni atosigar. ‘Chicos y chicas’ habla de traiciones y lealtades, de lo inesperado, del dolor, generados a menudo por los más cercanos.

En otro cuento, ‘Incendios’, protagonizado por las gemelas Paz y Mar, se impone un gran personaje: Joaquín, el contador de historias, ese extraño que se vuelve decisivo.

Me gusta ese personaje. Es el que entretiene a todos con su capacidad para contar historias, el fabulador, el amigo que está un poco al margen y que de repente, no sé sabe muy bien por qué, es capital: es el que los alivia un poco a todos. La palabra es una forma de consuelo.

Del consuelo a Consuelo. El cuento que da título al conjunto está protagonizado por Consuelo Quintana, que trabaja en una tesis doctoral. ¿No sería un poco la quintaesencia de sus criaturas, extraviados y a la deriva?

‘Chicos y chicas’ es un cuento complicado. Es el relato de una mujer que está suelta, que anda errática sin saber muy bien qué busca ni qué espera de la vida. Alguien que va y viene con sus sueños en un cuento lleno de circularidad, técnica recurrente en el volumen. Emprende un viaje, vuelve sola a casa, parece colgada del abismo. No sabe muy bien hacia dónde va.

¿No encarnaría ella encarna una idea del fracaso, tan recurrente en el libro?

Se alude a ello, sí, en varias ocasiones, pero para mí el fracaso no existe. Es una categoría que no contemplo. ¿Qué quiere decir fracasar? ¿En qué, con respecto a qué…? Los demás pueden pensar que uno ha fracasado, pero ¿quién les da derecho a juzgarnos? Prefiero verla como una mujer errante e indecisa que busca su sitio en el mundo.

“No tengo un solo punto de apoyo”, dice uno de los personajes. ¿Sucede a menudo eso, que nos sentimos irremediablemente desamparados?

Consuelo podría ser una mujer desamparada. Solitaria. Es una idea bonita esa del punto de apoyo, de la palanca de Arquímedes, que era un auténtico genio, por eso y por su principio tan conocido. Es algo simbólico. Nos pasamos la vida buscando un punto de apoyo que moviese el mundo y nos sujetase, que nos diese equilibrio. Es bonito pensarlo, es consolador.

En el último cuento, ‘Arkímedes’, esa palanca podría ser el perro…

Es mi cuento preferido. Habría querido titular el libro ‘Arkímedes’. Uno elige su compañía, su punto de apoyo, y ¿por qué no podría serlo un perro?

Otro asunto clave parece el azar. ¿Qué le sugiere, cómo interviene en sus ficciones?

El azar está en todas partes. Es lo que te mantiene alerta, lo que te lleva a pensar que la vida siempre da sorpresas y que la vida misma podrá desaparecer algún día, también, por azar.

En qué momento literario se encuentra? ¿Segura, relajada?

Relajada, es posible. Segura, no. Lo que me define, en realidad, es la inseguridad, que siempre es preferible a tener confianza y es el mejor agente para explorar la complejidad y contar la vida, que es la tarea del escritor. La vida es mi tema. Es lo que hay. ¿O es que hay algo más?

 

*Soledad en una foto de Heraldo.

17/10/2016 23:19 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

ROGELIO ALLEPUZ: UNA ENTREVISTA

20161020001604-rogelio-al-sol.jpg

ENTREVISTA. Rogelio Allepuz. Expone en Casa de los Morlanes

 

 

 

“Con las cámaras digitales se

piensa menos la fotografía”

 

“Julio Iglesias y Antonio Gala solo se

dejaban fotografiar por su lado bueno”

 

“Cuando miramos la fotografía nos

transporta por el camino de la memoria” 

 

Rogelio Allepuz resume más de 30 años de fotografía artística y de prensa en su retrospectiva ‘Emociones’, en la Casa de los Morlanes

 

Siempre he sido un gran aficionado al cine, sobre todo al cine en blanco y negro. Veía ciclos enteros de autores como Buñuel, Billy Wilder, Elia Kazan, Orson Welles, George Cukor, Alfred Hitchcock. Una de las primeras películas que vi de Buñuel fue ’Viridiana’. Me impresionó. Me empecé a dar cuenta de que el blanco y negro me gustaba mucho, que las imágenes llegaban a mí con más fuerza y me transmitían más sentimientos que el color. En las salas de cine empezó mi interés por la fotografía, por las escenas bien resueltas fotográficamente”. Así explica Rogelio Allepuz (Almohaja, Teruel, 1953) sus inicios. El fotorreportero –que se ha forjado en Spectrum, en la calle y en ‘Andalán’, ‘El día de Aragón’ y ‘El Periódico de Aragón’- exhibe una antológica de más de 30 años de trabajo, ’Emociones’, en la Casa de los Morlanes. Muchos compañeros de prensa lo consideran un auténtico maestro. El maestro.

 

-¿Qué fotos le atraían al principio?  

Sobre todo me atraían las fotos de temática social, pero siempre buscaba, de alguna manera, lo que no está tan a la luz, lo que está más escondido. Hay autores como Henri Cartier-Bresson, Diane Arbus, Robert Capa, Robert Doisneau, Richard Avedon, Walker Evans, Sebastiao Salgado, Ansel Adams o Cristina García Rodero, y por supuesto muchos más que me dejo que me han interesado, que me han ayudado mucho. Me emocionaba cuando veía su obra en los libros por su manera de mirar y ver. Mi deseo era y es sentir o intuir cuando la foto que acabo de realizar va a trasmitir algún tipo de sentimiento a las personas que la van a ver.

 

-¿Qué aprendió en Spectrum y qué le debe a Barcelona? 

-En Spectrum aprendí y descubrí en su biblioteca a diferentes autores. Me quedaba encantado viendo los libros e imaginando las situaciones por las que habrían pasado los autores para llegar a la foto final. Estuve como alumno en un curso básico y, después de regresar de un curso en Barcelona, entré como profesor un año. La verdad que siempre he sido bastante autodidacta y la técnica no me ha importado mucho. Me ha importado más transmitir, emocionar, aunque el resultado final no sea de una gran técnica. De Barcelona no tengo un gran recuerdo, estuve en el Centro de Enseñanza de la Imagen con Joan Fontcuberta. En esa época estaba como profesor, su especialidad era el fotomontaje y era un gran teórico e investigador de la imagen. Allí me di cuenta que lo que yo buscaba, y lo que más me atraía, era la foto documental, la foto social. Lo que sé de fotografía, y no es mucho, nació de mi interés personal por el cine, la fotografía, la pintura y la escultura.

 

-¿Cómo fueron sus inicios en ‘Andalán’, qué hacía, qué le pedían? 

Empecé como colaborador, llamaron a Spectrum diciendo que buscaban un fotógrafo para trabajar como reportero. Me vino muy bien porque en el fondo era lo que buscaba; así podía entrar en contacto con el tema social por medio de los reportajes. Hacía fotos de todo tipo: protestas, manifestaciones, entrevistas y también llegué hacer portadas, que sobre todo eran fotomontajes en los que trabajaba mucho.

 

-Poco antes de entrar en ‘El día de Aragón’ hizo una exposición de manos en Spectrum. ¿Cómo nació aquella muestra, qué buscaba? 

Tenía una buhardilla en la calle Predicadores. Allí monté mi primer laboratorio con una ampliadora de muelles que era un trasto, pero no había dinero para más. Yo bajaba con mi cámara, una Olimpus, y hacía fotos de todo tipo: de texturas, de maniquís que me encontraba por la calle y, sobre todo, de gente. En la zona del Mercado Central, los fines de semana había rastro y yo bajaba con toda mi ilusión hacer fotos de la gente, siempre buscando algo diferente y algunas veces encuadres imposibles. Un día, revisando los negativos, descubrí a un hombre trajeado con las manos atrás y esa foto me inspiró para realizar una serie que acabaría en una exposición. La dificultad que entrañaban estas fotos es que las hice sin que la gente se diera cuenta. Solo eran manos. La exposición se montó en la galería Spectrum, actualmente Spectrum Sotos.

 

-¿En qué disciplina se ha sentido más cómodo? ¿En el retrato o en el reportaje?

En las dos disciplinas me he sentido cómodo y en los daos puedes encontrar dificultades tanto físicas como sicológicas. La clave está en intentar crear una atmósfera de confianza a tu alrededor; en el caso del reportaje, no crear desconfianza en lo que vas a fotografiar. Y en el retrato, que al personaje nada más verte le transmitas confianza y seguridad, si no creo que se produce una especie de rechazo psicológico que en el resultado final de la imagen se nota.

 

-¿Cuál es para la usted la clave de una foto, qué matices quiere que tenga?

Además de una buena composición y un buen encuadre, que transmita y emocione, bien por el contenido, la luz, por lo que sea. Que cuando la mires, te llegue, te emocione de alguna manera. No sirve de nada tener una buenísima cámara, una gran técnica, si el resultado final te deja frío y no te dice nada. Por eso, con la ayuda de Plácido Díez, he titulado esta antológica ‘Emociones’.

 

¿Qué le atrapa de un rostro?

Me pueden atrapar muchas cosas. Lo primero que note que hay empatía, química, que sea expresivo. Hay rostros que quieren a la cámara y esos con poco dan buen resultado, pero también es trabajo del fotógrafo saber captar al personaje en su actitud más cómoda y natural e intentar robar un poco de su intimidad bien guardada. Como anécdota, Julio Iglesias y Antonio Gala solo se dejaban fotografiar por su lado bueno.

 

-¿Cómo se vive la foto desde un periódico, cómo la ha vivido usted?

He trabajado alrededor de 30 años en prensa. La fotografía en un periódico es todo rapidez, inmediatez, sucede algo y tienes que estar en cuestión de minutos, el llegar media hora tarde a un suceso supone no captar la imagen que reflejaría lo sucedido, aunque eso ahora ha cambiado y cualquiera te hace una foto con el móvil, y ya no se valora si la foto es de calidad o no, sino el hecho de que haya imagen de lo sucedido en el momento. Antes de la telefonía móvil con cámara, si no estaba el fotógrafo de un determinado medio de comunicación no había foto. Yo viví dos épocas…

 

¿Cuáles?

La que se fotografiaba con cámaras de carrete y la época de cámaras digitales. Son procesos muy distintos: el del negativo era como más lento, ya que tenía que pasar por el proceso de revelado químico y el posterior copiado de las fotos en papel era un proceso con más magia. Con las cámaras digitales el proceso es más cómodo sobre todo para el trabajo periodístico, ya que permite llegar a la imagen buscada más rápidamente, aunque también pienso que con las cámaras actuales y con las prestaciones que tienen el hecho de que una cámara profesional digital te pueda disparar del orden de diez imágenes por segundo, o más, el fotógrafo piensa menos la imagen porque confía que en esos disparos alguna imagen será la buena. Sobre todo en los primeros años en los periódicos, viví mi profesión con pasión.

 

-¿De qué foto conserva un recuerdo especial, inolvidable, por peligro, por sorpresa, por inverosímil?

-Guardo un recuerdo especial, por su crudeza, de las fotos que tuve que hacer, y que me impresionaron mucho, de las de los dos atentados aquí en Zaragoza: el de San Juan de los Panetes y el de la casa cuartel de la Avenida de Cataluña. También me impresionó la tragedia del camping de Biescas: son imágenes que se te quedan grabadas en la retina.

-¿En qué medida la foto es un documento contra la muerte y el olvido? Lo digo porque hay fotos que ya nunca podrán repetirse…

-Creo que la fotografía como documento histórico, al margen del soporte que se emplee, es de suma importancia. Cuando la miramos nos transporta por el camino de la memoria, que a veces es frágil, y nos gusta mirar y recordar cosas que sucedieron, y cosas y sitios que ya no están pero que existieron.

 

-Ahora está trabajando mucho el paisaje. ¿Qué le da? Parece un fotógrafo espiritual, zen…

-Estoy trabajando el paisaje, pero me siguen gustando la foto documental y el retrato. El paisaje me ha gustado de siempre, sobre todo caminar y disfrutar de sus olores a tomillo y romero que son los olores que recuerdo de pequeño en mi pueblo Almohaja (Teruel). El estar en silencio contigo mismo y disfrutar de todo lo bueno que te ofrece la naturaleza es como una sesión de meditación pero andando. Siempre me ha interesado el budismo, la filosofía zen. Intento que mis fotos de paisaje, con pocos elementos, puedan trasmitir serenidad y quietud.

 

 

 

20/10/2016 00:16 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

JOAQUÍN ALCÓN, POR ROGELIO ALLEPUZ

20161020091128-alcon.-bloc1-h21-f161juaqui-nalcon.jpg

[El año pasado, 2015, fallecía el fotógrafo Joaquín Alcón (1928-2015). Rogelio Allepuz exhibe una estupenda foto suya en 'Emociones'.]

 

Adiós al poeta visual Joaquín Alcón

 

El gran fotógrafo de la Peña Niké y de la editorial Javalambre fallecía el pasado sábado en Zaragoza

 

PIE DE FOTO. V. GONZÁLEZ / ARCHIVO ALCÓN

Joaquín Alcón en un retrato de 2005. Fue un pionero de la foto abstracta y experimental.

 

 

Antón CASTRO

Si empezásemos diciendo que «el padre de la fotografía aragonesa contemporánea ha muerto» quizá no habría exageración alguna. El pasado sábado a los 87 años fallecía Joaquín Alcón Pueyo, el artista de la editorial Javalambre de Julio Antonio Gómez (1935-1988), constructor de poemas visuales y pionero, entre nosotros, de la abstracción, de las solarizaciones y de la fragmentación. Joaquín Alcón, modesto y sigiloso, fue también el ojo de los poetas y de los pintores.

Nació en Zaragoza en 1928. Su padre, Pablo Alcón, era un gran aficionado a la fotografía y poseía estudio en casa y una espectacular cámara de fuelle de 9x12, fabricada en 1930. Tras acabar el bachillerato realizará un curso de fotografía en un laboratorio de Barcelona. En 1951 ya tomaba cuidadas fotos: realizó un espléndido reportaje del pintor Fermín Aguayo del grupo ‘Pórtico’ y, años después, otro de Hanton González, absorto, con su mostacho poblado y una jaula que era una forma simbólica de denuncia de una atmósfera irrespirable. Esa parte de su obra la estudió José María Bardavío con motivo de su antológica ‘Fotografías’ en el Palacio de Sástago en 1991.

 A los 24 años se matriculó en la Escuelas de Artes y Oficios e hizo sus primeros pinitos como pintor y dibujante. Empezó a frecuentar las tertulias de la ciudad (Ambos Mundos, hasta que cerró, el Niké, el Pozal, Cafetería Fiesta...), le apasionaban el cine, el teatro y la música clásica. En 1955 se incorporó a la sala Libros de Víctor Bailo: «Permanecí hasta 1966. Don Víctor fue siempre un maestro para mí –confesaba en 2005-. Tenía contacto con la pintura que llegaba a la sala, me apasionaba la literatura, oía buena música y veía pasar por allí al historiador del arte Federico Torralba, a la pianista Pilar Bayona, al melómano y crítico musical Eduardo Fauquié, al periodista cultural Joaquín Aranda, pero también a los poetas Miguel Labordeta, a Julio Antonio Gómez, a Luciano Gracia, vinculados a la Peña Niké». Alcón fue el fotógrafo de aquella generación, pero también sacaba tiempo para involucrarse en diversas experiencias teatrales: entre 1958 y 1966, como ha documentado su biógrafo Manuel Pérez-Lizano, colaboró con Antonio Artero, Ángel Azpeitia, Alberto Castilla o Juan Antonio Hormigón, entre otros, en decoración, maquillaje y creación de máscaras.

En 1968 recibió la llamada de Yves Saint-Laurent para fotografiar, en París, la temporada completa de sus diseños. No tardaría en volcarse en una fotografía más experimental. Solía partir de una convicción: «En fotografía es imprescindible la imagen natural». Así creaba solarizaciones, simulación de gotas de lluvia, líneas, virados, multiplicación de piezas, granulados, tejidos. De 1969 a 1973, el tiempo que duró el sello Javalambre y sus distintas colecciones, desarrolló su talento y creó libros-objeto de Miguel Labordeta, el propio Gómez, Vicente Aleixandre (lo visitó en Madrid, le tomó fotos y el futuro Nobel le dijo que eran «los más bellos retratos que de mí se han hecho»), Blas de Otero, Gabriel Celaya...

Aquellos cuatro años fueron de una actividad intensa y una existencia bohemia; los artistas navegaban la noche hasta el alba. En 1971, el profesor y poeta Eugenio de Frutos definía sus obras «de exquisito gusto y dominio». Al año siguiente, en la revista ‘Índice’ también, era su propia esposa, la poeta Lola Mejías, quien afirmaba que Alcón «es el poeta sin hiel, que transforma en belleza lo que toca». En 1974 se trasladó a Benidorm (expuso entonces en la galería Indeco-Milano y le escribió el catálogo José Donoso, al que había retratado en Calaceite en 1973), y allí ha vivido durante casi 40 años de su profesión. Estuvo en Venecia, Roma, Madrid, Túnez, pero a mediados de los 70 efectuó un viaje a Marrakech con Julio Antonio Gómez y se contagió de una imaginería nueva: arabescos, trazos, ornatos. De cuando en cuando regresaba a Zaragoza a visitar a los amigos, a su hermana María José y a recordar aquellos tiempos inolvidables de la ‘Zaragoza Amarilla’.

 

LA ANÉCDOTA

El vanguardista. El fotógrafo Andrés Ferrer valora así la obra de Joaquín Alcón: «Nos presentaron en el Bonanza en el 75 o 76 -bendito Manolo- donde continuamos tomando un vino de vez en cuando. Me llamaba ‘príncipe de la fotografía’, ironía que le aceptaba con placer y quizá por mi joven vanidad. Fue digno embajador, desubicado en la provinciana Zaragoza, de Man Ray, de El Lissitzky, de los vorticistas como Alvin Langdon Coburn... Fue un vanguardista en el páramo». Y al páramo de Torrero ha venido a reposar para siempre. 

 

BRASSAI: MATISSE Y SU MODELO

20161021003947-matisse-y-modelo...-hcb.jpg

En Facebook me dejan esta nota: "Eliminamos la siguiente publicación porque no cumple las Normas comunitarias de Facebook".

 

¿Qué pensarían Matisse y Brassaï? Yo habría jurado que era una foto artística de una actividad cotidiana de un pintor.

ROGELIO ALLEPUZ: RANILLAS

20161021005448-ranillas.-bloc1-h99-f807-1982-1-.jpg
Rogelio Allepuz data esta fotografía en 1982. Un documento conmovedor por muchas razones. Corrijo la ubicación: había puesto Ranillas. Quizá le hubiera entendido mal a Rogelio.
 

RÚJULA: 'EL DESAFÍO DE LA REVOLUCIÓN'

20161021080604-rujula130526-10-01.jpg

Pedro Rújula, director de las PUZ e historiador (es autor de una monografía sobre Ramón Cabrera y del volumen 'Contrarrevolución', entre otros textos), organiza el ciclo esta próxima semana un coloquio internacional que se titula 'El desafío de la Revolución. Reaccionarios, antiliberales y contrarrevolucionarios', con la participación de importantes especialistas nacionales e internacionales sobre el tema. Las sesiones serán abiertas al público, así que todo el mundo podrá asistir a las conferencias.

Las jornadas serán el 26 y 27 y están organizadas por la Institución Fernando el Católico.

 

file:///D:/Users/Usuario/Downloads/El%20DESAFIO%20de%20la%20REVOLUCION%20web.pdf

21/10/2016 08:06 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

LA ALMUNIA, SE RUEDA 28 Y 29

20161021081141-cartel-la-almunia-se-rueda.jpg

LA ALMUNIA, SE RUEDA. Del mudo al sonoro. Una recreación histórica de cine, forma parte del proyecto global La Almunia de Cine, que impulsa el Ayuntamiento de La Almunia de doña Godina (Zaragoza) en colaboración con la delegación de Turismo de la Diputación Provincial de Zaragoza, a través del cine y su relación con el turismo.

 

La Almunia es cuna de grandes cineastas como Florián Rey Adolfo Aznar y de compositores de bandas sonoras de cine como Rafael Martínez del Castillo, que realizaron parte de su creación más significativa durante la II República (final de los años 20 hasta mediados de los años 30), una época denominada la Edad de Oro del Cine Español, donde el cine sonoro irrumpe con fuerza cambiando conceptos narrativos y técnicos en el séptimo arte.

 

La Almunia, Se Rueda propone un viaje al Cine dentro del Cine a través de la recreación teatralizada de un rodaje en España que permite evocar este momento histórico y su contexto social. La Almunia se incorpora así a la red de localidades de recreación histórica, pero siendo pionera en España al narrar un hecho cinematográfico.

 

La Almunia invita a visitantes, turistas y amantes del séptimo arte a participar activamente y disfrutar los días28 y 29 de octubre del programa de la recreación, en el que ha colaborado el vecindario, los comercios, la hostelería recreando la gastronomía del cine de Florián Rey y Nobleza Baturra, las asociaciones y un larga lista de participantes del lugar, movidos por la ilusión, el entusiasmo y el trabajo.

 

El sábado 29 se recrearán algunas de las escenas más emblemáticas de Nobleza baturra (1935, Florián Rey) en diversos emplazamientos de la localidad, interpretadas por vecinos del lugar y los alrededores. También se habilitarán unos sets “de cine” donde se podrá disfrutar de diferentes actuaciones de teatro y música, mientras los niños del taller de cine registran todo el evento para la posteridad. Previamente, el viernes 28 por la tarde, se proyectará la película de Florián Rey en el Salón Blanco de La Almunia.

 

Además La Almunia realizará un viaje en el tiempo y vestirá sus principales calles y comercios del ambiente de esos años 30, recuperando nombres y emplazamientos ambientados para tal fin. Y todos los almunienses y visitantes que lo deseen formarán parte de esta gran fiesta, vistiéndose adecuados a la época.

 

Sigue todas nuestras novedades en http://www.laalmunia.es/

 

En este pdf se puede ver todo el programa, que empieza con una conferencia inaugural de Vicky Calavia y José María Pemán.

 

 

file:///D:/Users/Usuario/Downloads/PROGRAMA%20LA%20ALMUNIA%20SE%20RUEDA.pdf

 


 

21/10/2016 08:11 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

DALÍ POR JEAN DIEUZAIDE

20161021082444-dieuzaide-dali-500px.jpg

Uno de los más famosos retratos de Salvador Dalí, realizado por Jean Dieuzaide. Uno de los grandes fotógrafos franceses del siglo XX.

21/10/2016 08:24 Antón Castro Enlace permanente. Fotógrafos No hay comentarios. Comentar.

BOB CARLOS CLARKE: RACHEL WEISZ

20161021094257-rachel-weisz.-bob-carlos-clarke..jpg

 

Retrato de la actriz Rachel Weisz, en 1993, obra del fotógrafo Bob Carlos Clarke (1950-2006) que se halla en el National Portrait Gallery de Londres. 


Read more: http://www.dailymail.co.uk/tvshowbiz/article-2392536/Rachel-Weisz-turns-heads-Bob-Carlos-Clarke-image-National-Portrait-Gallery.html#ixzz4NheqzxVU 

21/10/2016 09:40 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

ANA ALCOLEA: DISCURSO DEL CERVANTES CHICO 2016. ALCALÁ DE HENARES

20161023204728-ana-alcolea-1.jpg

DISCURSO PREMIO CERVANTES CHICO 2016

20 DE OCTUBRE DE 2016ALCALÁ DE HENARES

 

Ana Alcolea


Autoridades, miembros del jurado, premiados de este y de otros años, colegas, amigos, señoras y señores, niños, niñas, buenos días. Y digo buenos días en mi nombre y en el Miguel de Cervantes, cuyo nombre y cuya obra honramos aquí por encima de todo y de todos, en el teatro que lleva su nombre, en la ciudad que lo vio nacer. Buenos días a la palabra. Buenos días a la literatura sin adjetivos. Pues literatura es algo que no tiene edad, porque las palabras no envejecen, ni los cuentos, ni las historias. Y esos cuentos que nos leyeron cuando aún no teníamos la capacidad de distinguir las letras, son los mismos que leemos o escribimos cuando somos adultos, jóvenes, o ancianos. 

Porque los escritores y los lectores SIEMPRE creamos las mismas historias a través de los SIGLOS de la Historia, y a través de los AÑOS de  nuestra vida. Creamos historias que hablan de nosotros mismos: de nuestras alegrías, de nuestras tristezas, de nuestros amores, de nuestros desamores. De nuestra melancolía, de nuestra felicidad. Por eso nos gusta leer. Y escribir. Porque al hacerlo, nos unimos a lo más íntimo del resto de la humanidad. Aquello que tenemos todos  en común. Aquello que es universal. Aquello que todos somos capaces de sentir, y a veces, no siempre, de expresar. 

Los escritores y los lectores somos MAGOS. Sí, sí. Habéis oído bien. Hacemos magia con las palabras. Una magia que, con el debido respeto a los prestidigitadores, tiene mucho más mérito que sacar un conejo de una chistera. Que lo tiene, eh, yo no se lo quito. Pero al fin y al cabo, el prestidigitador lo que hace es sacar algo de donde está. ¿Y los escritores? ¿Y los lectores? Hacemos algo mucho más mágico y fascinante: porque leemos letras, signos arbitrarios, diferentes a través de siglos y de culturas. Los leemos y cada uno de nosotros crea, en su individual imaginación un mundo diferente. Si yo os contara la historia de Romeo y Julieta, esos dos  enamorados de los que escribió Shakespeare, cada uno de nosotros se imaginaría a Julieta con un color de pelo, de ojos, de vestido, diferente. Porque las palabras tienen ese maravilloso don: hacen que cada lector las viva de una manera diferente. Y cree en su imaginación, lo más íntimo y secreto que tenemos, algo también distinto.

Y al hacerlo, va creando aquí dentro, en la cabeza, la capacidad de imaginar, de pensar. Por tanto, va creando la posibilidad de tener pensamiento propio, crítico, reflexivo. Para no creerse lo que le digan los demás, y así poder ser LIBRES. La lectura nos hace libres. No sé si mejores o peores, pero libres porque nos abre ventanas al mundo exterior, ese que ahí fuera, y que es casi infinito. Y al mundo interior: ese que tenemos aquí dentro y que es tan infinito como nosotros queramos. 

Como don Quijote. Aquel Alonso Quijano que había leído mucho. Tanto como Cervantes, no olvidemos a su creador. Ambos habían leído mucho. Y don Quijote, NO OS CREÁIS,  no se había vuelto loco de tanto leer. No. Igual que Cervantes, que tampoco estaba nada loco. Tenía la cabeza muy bien amueblada. Don Quijote ha leído tanto que su mundo se ha hecho mucho más grande que su casa en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre nadie se acuerda. Su mundo es el universo entero. Por eso quiere ser un personaje como los de las novelas que ha leído. Quiere ser un caballero de novela. Enamorado, compasivo, aventurero. Bueno. Quiere ser un hombre bueno. No consigue ser caballero, y tampoco tiene éxito en el amor. Pero sí que consigue ser un hombre bueno, y sí que consigue ser un personaje de novela. Cervantes, el mago Cervantes, lo ha convertido en el personaje más universal de la literatura. ¿Y por qué? ¿Porque estaba loco? No. Don Quijote es universal porque don Quijote somos todos. Tú, yo, ese señor de ahí, ese otro que lleva traje y corbata, esa señora tan elegante de ahí detrás. Las señoras que han limpiado el suelo de la sala en la que estamos. Todos somos don Quijote, porque todos queremos hacer de nuestra vida algo especial. Esa fue la enseñanza más hermosa que nos enseñó don Miguel de Cervantes. 

Esa, y que la palabra es el don más importante que nos ha sido concedido. Un don que alimenta al pensamiento, y que se alimenta de literatura, de teatro, de música, de poesía, de filosofía, de cine, de CULTURA. Eso que algunos piensan que no sirven para nada, porque no ven más allá de sus muy pequeñas narices. Todas las lámparas de la CULTURA, de la SABIDURÍA,  son las columnas en las que se asienta el ser humano. Y así lo ha hecho a lo largo de los siglos de la Historia con mayúscula. No alimentar la cultura en todas sus variantes es “pan para hoy, y hambre para mañana”, por usar un refrán, de los que tanto le gustaban a Sancho Panza. Eso lo supo bien Cervantes. Y don Quijote, que se alimentó de cultura para poder amar y seguir amando, a su inexistente Dulcinea, a las gentes con las que se encontraba en su camino, pero sobre todo, a la palabra, siempre creadora, sanadora y dadora de vida. 

Muchas gracias a lectores, libreros, comerciales, editores. Todos los que hacen y han hecho posible que hoy estemos aquí. Gracias especialmente a Pablo Cruz, editor de Anaya Infantil y Juvenil, que fue la primera persona que creyó en mi primera novela, y su “sí” significó el comienzo de este camino.Muchas gracias a los miembros del jurado por haber pensado que mis humildes novelas son merecedoras de este premio a la palabra creadora, que lleva el nombre de Cervantes. Es un honor inmenso para un escritor recibir este premio. Aquí, en este Teatro Salón Cervantes en el que tantas veces me senté para asistir a espléndidas representaciones. En esta calle, tan cercana a la casa en la que nació don Miguel. En esta ciudad, en la que viví dieciséis años, en la que me casé frente al catafalco de Cisneros, en la capilla de la Universidad. En Alcalá de Henares, donde di clase a quizás más de mil jóvenes que ahora están trabajando por el mundo. En Alcalá, mi casa, en  la que guardo muy queridos amigos. Y amigas. Para mí, recibir este premio en Alcalá de Henares, donde además escribí mis primeros libros, tiene mucho de esa magia maravillosa, y muchas veces inesperada, que nos da la fuerza creadora e inspiradora de la palabra. 

Por ella, por la palabra, por todos ustedes que hacen posible este premio en el que se  honra a un escritor, a maestros, a padres, a alumnos, a toda una comunidad educativa y CULTURAL, y que es el barco que TODOS compartimos, MUCHAS GRACIAS de todo corazón, y con toda mi emoción, que les aseguro que es MUCHÍSIMA. Muy BUENOS DÍAS a todos. 

23/10/2016 20:47 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

HOWELL CONANT: GRACE KELLY

 

Una selección de retratos de Grace Kelly, realizados por el norteamericano Howell Conant (1916 – 1999), su mejor fotógrafo y un gran amigo. La empezó a retratar en 1955 y se hizo famoso por sus obras sobre ella, aunque también retrató a otras actrices como Audrey Hepburn, por poner un ejemplo; y aquí la vemos en ’Desayuno con diamantes’. 

25/10/2016 01:05 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

BUSUTIL: EL TALENTO DE LAS MUSAS

EL TALENTO DE LAS MUSAS

 

guillermo busutil* 29.10.2016 | 23:58

Publicado en La Opinión de Málaga

Una mujer pinta en negro. Su trabajo carece de nombre. No firma su pincel en el ángulo inferior derecho del cuadro donde el talento rubrica su trazo. Nadie sabe si el color, los volúmenes, la profundidad, la luz, el gesto, le pertenecen a ella o son, en cambio, las pautas de un maestro que finalmente enriquece la obra con su toque ejecutor. La historia del arte está llena de obreros profesionales que armaban el cuerpo de la escultura o el universo del cuadro según un boceto del artista que les enseñaba, que se ocupaba a solas de un reto y que culminaba con su estilo el resto de las piezas de otros. No existen noticias de que alguien se rebelase. Aprender de los grandes exige humildad silencio, respeto. El discípulo esperando la muerte del maestro o metafóricamente cometiéndola. Hace un mes, la japonesa Fumiko Negishi denunció haber pintado 221 cuadros de la obra pop firmada por Antonio de Felipe, al que algunos críticos denominan el Warhol español. La batalla legal entre la idea y la ejecución seguirá su curso, pero la noticia coincidió en el mes con la publicación de Ellas mismas. Autorretratos de pintoras. Un excelente libro de Ángeles Caso acerca de 80 mujeres artistas seleccionadas con el propósito de mostrar los obstáculos que la sociedad del arte puso a estas mujeres para poder expresar su talento y siendo relegadas a la invisibilidad. El colofón a estas noticias es que el Prado dedica por vez primera una muestra a una pintora, la flamenca Clara Peeters, una pionera de las naturalezas muertas y pescados trazados al óleo con precisión fotográfica. Un museístico desagravio de género. El primero, que responde décadas después al famoso grito de Guerrilla Girls. ?¿Es que las mujeres han de desnudarse para entrar en el Metropolitam Museum??. El cartel contra las paredes de los museos fue un grito de combate, a mediados de los ochenta, contra centros de artes y museos. La estadística certifica 30 años después que sólo se cuelga, en la oficialidad de los templos de la cultura, el 5% de la obra de mujeres artistas, mientras que el 83% de los desnudos tienen como protagonistas a mujeres. Cenicientas de la bohemia, odaliscas turgentes, damas seducidas al óleo y ninfas desvestidas en el baño; el ingenuo deseo de la carne desflorado por un lápiz o de un pincel la piel enamorada. Cuerpos de mujeres poseídas por la mirada plástica de los hombres que tienen menos conciencia del cuerpo como pentagrama de los sentidos y del tiempo. La mujer enmarcada como belleza y enigma. Pero si es su mirada la que interpreta y narra, el espacio que expone su obra se estrecha demasiado. La Historia la ha preferido siempre como musa, y parece que todavía le cuesta abrirle acceso como artista. La exigencia del mercado y sus sanedrines es mayor a la hora de evaluar el discurso estético de ellas frente al del hombre.

¿A qué se debe esa falta de visibilidad en las artes plásticas? El machismo es la respuesta evidente. Un ejemplo moderno: los poetas y pintores de la Generación del 27 ocultaron a las pintoras y poetas de su misma Generación y afectos. El interrogante se abre más el extrañamiento si contraponemos que a lo largo del siglo XX no ha sido despreciable el número de mujeres mecenas, galeristas y comisarias como Peggy Guggenheim, Juana Mordó, Oliva Arauna, Soledad Lorenzo, Juana de Aizpuru, Rosina Gómez Baeza, Helga de Alvar o Elena Hernando, y nos preguntamos en qué medida han combatido, consensuado o sucumbido a las exigencias del mercado.

La toma de la Bastilla sigue estando en París. Sucedió de nuevo en 2009 cuando el Centro Pompidou reunió bajo el epígrafe Elles@centrepompidou a Louise Bourgeois, Sonia Delaunay, Meret Oppeheim, Tamara de Lempika, Natalia Goncharova, Niki de Saint Phalle, Frida Kahlo, María Blanchard y Cristina Iglesias. Si hubiesen vivido en ese año, a Renoir y a Ernt Gombrich se les hubiese caído la cara de vergüenza y de ira. El primero dijo que consideraba a las mujeres escritoras y juristas, como George Sand, tan absurdas como monstruosas; que la mujer artista era meramente ridícula, aunque él estaba a favor de las bailarinas. El segundo, en su Historia del Arte de 1950 no citó a una sola mujer. La misoginia es miope, y el machismo una falocracia fetichista. En esas mismas fechas, el Centro Valón de Bruselas, exponía la muestra Gritos y susurros en la que se exploraban los temas de identidad e intimidad de la mujer con obras de Kiki Smith, Sophie Calle, Nancy Spero y Ana Mendieta. Ambas exposiciones coincidían en el tiempo con la que el Museo Picasso Málaga mostraba sobre los trabajos de Sophie Taeube-Arp en pintura, dibujo y danza cercanos al dadaísmo y a la abstracción. Ser la esposa de Jean Arp, uno de los fundadores del dadaísmo, jugó en su contra. Cuatro años después el museo malagueño volvía a apostar por la espléndida obra de Hilma alf Klimt, pionera del abstracto. Las mujeres artistas cobraban actualidad en la noria del tiempo y del ostracismo. Sus voces plásticas también reclamaron atención este año en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla con la exposición Nosotras.

Espero que estas conquistas no sean efímeras. Y las celebro por su talento, porque entre ellas tengo predilecciones intelectuales y afectos de carrera, y porque su merecido éxito reivindica a las pintoras secretas como artistas con una creatividad deslumbrante e independiente. Autoras de un universo propio, innovador en la vanguardia o acorde con el triunfo del canon clásico de su época, pintado a la contra de costumbres y de una economía precaria y furtiva. Talentos inconformistas las de antes y las de ahora que hoy ya no tienen que quejarse como hacía en 1879 la rusa Maria Bashkirstelle en su diario, ?lo que más deseo es la libertad de salir sola, ir y venir, sentarme en las sillas de Tullerías, caminar por las viejas calles de noche. Esa es la libertad sin la que nadie puede llegar a ser artista?. Sus palabras, recogidas por Ángeles Caso, explican su pugna, al igual que la de muchas de las citadas, por dejar de ser invisibles y ocupar el mismo plano de la pintura que los hombres que las miraban como piezas de su cetrería artística. Nada lo explica mejor que la exposición, maravillosa por otra parte, de la Fundación Mapfre Renoir entre mujeres.

Ser y no representar. Una aspiración antigua. No hay más que ver las manos femeninas tatuadas en las paredes de la Cueva del Castillo de 25 mil años de tiempo en rojo y conjuro. O el divertimento de la monja Claricia, columpiándose del rabo de la Q capital en un Libro de salmos realizado en un monasterio de Augsburgo del siglo XII. Un selfie medieval como lo llama Ángeles Caso en el libro que nos acerca a unas pintoras soberbias, con una obra con la que entrar en un dialogo que enriquece la sensibilidad. Igual que hacen Berthe Morisot con la cotidiana naturalidad del impresionismo; Mary Cassat que siempre me hace soñar con ser ladrón de guante blanco para besarla en un palco de 1879 y robarle sus perlas, o con Marie Laurencin por cuyas jeunes filles de suave atmósfera cubista y chagalliniana hubiese aprendido a bailar con una copa de champagne en la mano.

Aún así no podemos brindar del todo. La batalla contra la invisibilidad del talento femenino no terminará hasta que sólo importe el valor de su discurso en diálogo con el mundo, sus interrogantes y misterios. Su conquista es la asignatura pendiente de la plástica y de las empresas. En literatura, en el ensayo y en el teatro, al igual que en la política, su talento, su inteligencia, su arte, no son un caso. Al contrario, son un presente que nos define, nos inspira y nos enmarca.

*Guillermo Busutil es escritor y periodista
www.guillermobusutil.es

30/10/2016 16:10 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

CALVO CARILLA: PICASSO EN EL BURDEL

José Luis Calvo Carilla estudia los orígenes de las vanguardias

 

Publica en Calambur ’Picasso en el burdel’

 

Como si fuera un aforismo definitivo, José Luis Calvo Carilla (Huesca, 1952) dice: “Nada nace de la nada”. Eso explica su libro ‘Picasso en el burdel’, que es una colección de textos de los precedentes de las vanguardias, “o las vanguardias antes de las vanguardias”, que fue el tema de una conferencia y el punto de partida de un libro, más o menos misceláneo, que reconstruye desde los orígenes del cubismo, con el cuadro ‘Les demoiselles de Avinyó’, hasta la interpretación de los sueños que tanto interesó y perturbó a Santiago Ramón y Cajal, en diálogo diferido con Sigmund Freud. Pero hay muchas más cosas, como suele ocurrir en los libros de este catedrático experto en el piropo, en los ecos de Quevedo en el 27, en Braulio Foz y su ‘Pedro Saputo’ o, entre otros asuntos, en el Modernismo, al que le dedicó su tesis doctoral.

“El concepto de modernismo, que abarca a todas las artes y la vida cotidiana, se va gastando y en la revista ‘Paraninfo’, de los hermanos Alcrudo, en la que colaboró el pintor uruguayo Rafael Barradas, casado en Luco de Jiloca, ya se habla del ultramodernismo –dice-. He intentado estudiar el período anterior a la I Guerra Mundial donde se dan muchos fenómenos modernos, gérmenes de la vanguardia: la radio, ya se hablaba de la televisión, de las máquinas, Joaquín Costa había dibujado, años antes, un modelo de bicicleta en París y la remitiría a sus amigos oscenses para que hiciesen una”. La pasión por las máquinas tuvo en el poeta futurista italiano Filippo Marinetti a uno de sus apóstoles. Dijo que valía un coche de carreras que la Victoria de Samotracia. “Entonces, en circuito cerrado de una milla o un kilómetro, en Milán ya se había puesto un bólido a casi 200 kilómetros por hora, o eso se decía. Quiero decir con este preámbulo que las cosas no aparecen de un día para otro, que todo cambia de golpe en un día o en unas horas. Y que poco a poco, esa aceleración de las cosas, se traslada a las obras de arte: Pardo cuenta como se acaricia una pared y se enciende la luz, habla de un frigofírico, Guillermo de Torre le dedica un poema a una avioneta y cuenta como abraza el motor como si hiciera el amor”.

Un instante capital de la historia del arte y de la modernidad lo marca Picasso. El pintor a principios del siglo solía frecuentar un burdel en la calle Avinyó 44, al que se accedía por unas escaleras que tenía un ventanal parisino, de planos y estrías, que pudo dar lugar a un arte nuevo: el troceamiento y la descomposición del cuerpo humano, que también empezaría a verse pronto en los atlas médicos, que explicaría su famoso cuadro de 1907 y el cubismo mismo. “Es una suposición plausible. Ese cuadro fue importantísimo porque anticipaba aspectos del expresionismo, que no tardaría en llegar, y contenía una propuesta sobre violencia que los franceses, durante la I Guerra Mundial, casi la verían como una agresión. Algunos escribieron que les recordaba a cuando una granada estallaba dentro de la trinchera”.

José Luis Calvo Carilla habla de un personaje aragonés “fuera de serie”: Mariano Miguel de Val. “Es todo un personaje. Fue periodista en HERALDO y dedicó una gran atención, a veces excesiva, a lo aragonés e incurrió en el costumbrismo baturro. Fue un divulgador constante del modernismo literario: desde Madrid, a donde se fue a vivir, enviaba sus notas y crónicas al periódico y se estaba al corriente de lo que sucedía. Y fue un dinamizador cultural, conectado con los Reyes. Era sobrino de Romualdo Nogués, escritor y militar, y estaba muy bien conectado. Trajo a Rubén Darío a Zaragoza en el verano de 1908, lo acogió en su casa y asumió el coste de la publicación de la revista ‘Ateneo’ del Ateneo madrileño”. Mariano Miguel de Val aparece en el libro porque fue el promotor de un congreso internacional de poesía, que contó con el apoyo real, y que había invitado a Marinetti. “Al final ni vino el poeta italiano ni se celebró”. Otros personajes capitales de la época fueron dos oscenses: José María Llanas de Aguilaniedo y Silvio Kossti. “En ‘Llanas Aguilaniedo firma en ‘Alma contemporánea’ un tratado de estética que defiende la fragmentariedad, una prosa nerviosa, atomizada. Y en otro de sus libros, ‘Pityusa’ anticipa una crueldad que prefigura a Luis Buñuel. Y en ‘Las tardes del sanatorio’, Silvio Kossti habla del cuerpo humano como una máquina, entre otras cosas”.

Santiago Ramón y Cajal es el sabio poliédrico, el científico obsesivo que, pugnaz y seguro, decía: “Tengo derecho a utilizar mi cerebro para pensar”. Y lo hizo contra viento y marea. Parece un hombre antidogmático, un explorador de la ciencia y de las sensaciones. “Todo empezó, en cierto modo, en Ayerbe cuando su padre lo encerró en un cuarto oscuro e inventó la fotografía, que ya estaba inventada. Luego publicaría el libro de las fotografía en color. Llegó a la misma conclusión que Leonardo. Quiso saber cómo trabajaba una pitonisa o bruja; llenó su casa de pacientes hasta que no pudo más y ensayó la hipnosis con su mujer en un parto”. Y no solo eso: llegó a conclusiones parejas a las de Freud respecto al subconsciente y al lenguaje de los sueños, e intentó darles coherencia científica. Una de sus intuiciones fue: “El creador se tiene que regir por el subconsciente”.  

En 'Picasso en el burdel' hay muchos otros asuntos: habla de Pío Baroja, de Ramón Gómez de la Serna, de la pasión de Alfonso XIII por los Ballets Rusos de Serge Diaghilev y por algunas mujeres.

 

*Tomo la foto de ’Les demoiselles de Avignon’ (como se conocen ahora) de aquí:

 http://farm3.static.flickr.com/2671/4210061809_789f666947.jpg

30/10/2016 17:03 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

Blog creado con Blogia. Esta web utiliza cookies para adaptarse a tus preferencias y analítica web.
Blogia apoya a la Fundación Josep Carreras.

Contrato Coloriuris