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JESÚS SORIA LEE 'VINO DEL MAR'

http://www.elpollourbano.es/letras/2019/12/vino-de-mar-en-la-sangre-de-la-tierra/?fbclid=IwAR2pK6hUnHqhBw7PiHClefn19OtOCXpceJhHMIcC7yGVckqIfXfpED1StUw

 

Vino de mar en la sangre de la tierra.


Por Jesús Soria Caro

     En Cariñena, entre las viñas, cada sorbo de vino sabe a cada gota de instante en una vida madurada en el barril del alma. 

    El aroma del ahora y su química del deseo, la tierra casi desértica del silencio regada por la lluvia del ayer, las uvas sin la ira, el viento de sus sueños. Todo es parte del zumo de lo eterno que emborracha a quien se bebe la existencia con la pasión de buscar en ella toda su embriaguez. Antón Castro ofrece un homenaje a Cariñena, por su vendimia de recuerdos pasan todos los instantes reales e imaginados que componen lo afrutado del amor a esta tierra.

    “Una mujer se asoma al infinito” poetiza el paisaje de la viña como un mar, que es el de la tierra de la que brota el vino, casi a modo de caballo de Troya en el que la sangre de esta surge como mar interno que solo quien la bebe puede hacer suyo. Las cepas son como un vientre oculto de las de uvas en la tierra. Sus ondulaciones son animalizadas como víboras, hay algo atávico que conecta al vino con lo bíblico, con la serpiente de los deseos; es la religión del placer que nos hace paladear el sabor de la intensidad:

 No tengo ante mis ojos el mar infinito del viñedo,

la ovalada longitud de los racimos,

el primer oro del moscatel.

No tengo ante mis ojos esa claridad

del horizonte que se agiganta

y luego desaparece en la niebla

o se vuelve víbora y sendero.

Imagino por un instante cómo miras,

cómo acodas tu alma y tus ojos claros en el alféizar,

cómo sueñas viajes hacia la luz

por esos caminos que se adelgazan,

que se cuajan de tentación.

No tengo ante mis ojos ese faro

desde el que ves el mundo. (Castro, 2019: 17),

 

                Por el poemario circula el recuerdo de personas que conoció el autor en sus años de trabajo en la villa vitícola. El poema anterior “Mujer asomada al infinito” es la poetización de una mujer que amó y que se sublima en metáforas que exprimen la intensidad del momento que pudo serlo todo, sin necesidad de que nada más hubiera sido. El absoluto de ese encuentro amoroso se revive cuando el yo lírico se acerca a la tierra y, al hacerlo, le parece oír de nuevo los pasos de esa mujer que le invita a que ambos de nuevo se escondan entre los sarmientos, indicándole que vayan: “donde se oculta la noche oscura del deseo”. “Navarro” es otro texto que recuerda a un vendimiador amado por todos: bodegueros, taberneros, mujeres.  Era libre, perdido en sus laberintos en los que huía de sí mismo:

Lo querían sus compañeros de faena.

Parecían reírse de él, así como iba,

disfrazado de pordiosero, sin prisa,

triscando entre los surcos y los sarmientos.

Pero no. Nadie se burlaba de él,

lo protegían como a un moribundo

cuyo pensamiento era un secreto y un laberinto. […]

El niño sin edad que despreciaba la malicia.

Navarro a secas. El porteador de cuévanos.

El prófugo de sí mismo que se llevaba

una botella de vino oscuro a los labios

entre los residuos del Mercado central. (Castro, 2019: 19-20).

      La retrospectiva permite recordar el amor de su padre hacia el vino. El esmero como lo elaboraba, lo guardaba en barriles para su mejor fermentación. Amaba la fiesta de su sabor, lo que es, a su vez, casi una metonimia de alguien que amaba el emborracharse de vida. Su padre se fue, como se dice en la hermosa metáfora a “las regiones remotas del sueño y del olvido”. Es de gran belleza lírica este poema que casi funciona como una carta hacia quien reside en el otro lado del tiempo, para decirle que ahora ama el vino, que conoce muchas variedades, que le gustaría volver a verle.  Nos encontramos ante una apelación hermosa, intertextual, con referencias a Claudio Rodríguez: “Ahora me quedaría a tu lado, entre el asombro/y el silencio, para descubrir el don de la ebriedad” (Castro, 2019: 24).

      Especialmente erótico es el poema “Sirena de la vid”. Ella aparece y es el sabor del deseo. El yo lírico quisiera ser capaz de hacer un vino con la esencia de su piel, del fuego de su deseo en el que arde su placer. Teniendo en cuenta la idea de Jung de que los mitos son símbolos del insconsciente colectivo, de ese sustrato que puede explicar pulsiones compartidas y soterradas fuera de la consciencia, vemos como aquí de la sirena le emborracha su cuerpo, para ser su sexo el naufragio de su yo en el que muere como navegante de los placeres:

Me entregas tu gozo extremo, el grito

que se levanta por el llano y el monte

como un clamor de intenso deseo.

¿A qué sabes, sirena, a que huelen

tus cabellos y esa espalda lisa,

a qué saben tu piel y tu dulce boca?

A garnachas, a arándonos frescos,

a frutas del bosque y a suaves violetas.

El alarido de tus orgasmos escala

el mapa de las nubes en el cielo

y alza temblando un rosal de ansiedad,

la acidez salobre de un oleaje,

Si supiera haría un vino con la esencia

de tu escalofrío y el salvaje adiós

a tu espesura, arsenal de racimos,

piel, explosión, apetito de estrellas. (Castro, 2019: 28-29)

      Una de las secciones del libro es “Personajes” en las que se poetiza la presencia de figuras relevantes del arte que habitaron Cariñena y que vivieron en su entorno cercano. El yo lírico suplanta la voz de aquellos que dejaron sus huellas en los caminos del ayer, entre las eras y las viñas. En el “El manifiesto apócrifo de Martín Bosqued” se nos dice que Aguarón es la raíz de la belleza hecha luz y autorretrato, surge con la savia de aquel tiempo de la infancia en aquella tierra:

Jamás he podido olvidar sus calles,

su santuario, el fuego de sus crepúsculos,

la infinita extensión de sus colinas,

y cuando buscaba la inspiración.

toda la raíz del sentir, el núcleo

de la belleza hecha luz y autorretrato,

regresaba a la niñez y a la adolescencia

-y me quedaba ahí, absorto, varado,

en el umbral de sus fincas de viña.

Ese espacio ondulante de verdor

insaciable, el bodegón de los campos. (Castro, 2019: 36)

      “Pilar Bayona en Cosuenda” es un canto a esa tierra en la que aparece un latido de fantasía que recorre la tierra y salta con su silencio del campo a las ramas. La sinestesia “brillo seco” advierte de la imposibilidad del lenguaje lógico para retratar su pasión hacia ese paisaje, que es irracional y la lógica del pensamiento y del lenguaje no bastan para evocarlo, en el sentir hay una necesidad superior a los límites del decir:

El verano comenzaba en las eras.

Lo recuerdo muy bien. Con el trillo,

con las aves huidizas en bandadas

y ese calor pegajoso en las ropas.

 

Cosuenda tenía una luz propia, un brillo

seco que trepaba por los sarmientos,

un latido de fantasía y de silencio

que saltaba de las ramas al campo (Castro, 2019: 35-36).

 

     De Ildefonso Manuel Gil se recuerda una comida entre el autor, el poeta y su mujer. No había vino de Paniza. El camarero al reconocer que estaba allí la persona que daba nombre a la calle en la que vivía, hizo todo lo posible por traer una botella, yendo a una tienda cercana. Describiendo, desde una voz lírica que asume la perspectiva del citado poeta, que beber era el instante en el que la tierra y su sangre de vino recorrían su alma, siendo como si esta le besara por dentro con el aliento del viento:

¿A quién le importaba si era de una botillería cercana?

La abrió y nos sirvió con satisfacción. Estabas radiante.

Metiste el dedo índice en la copa y lo humedeciste.

Y dibujaste un árbol o un sendero en tu dedicatoria.

“como hace el que fue mi consuegro, Pepe Hierro”, dijiste.

“Gracias, llevo Paniza en el corazón desde niño.

Cada vez que bebo sus vinos, tengo la sensación

de que el viñedo canta su canción antigua dentro de mí

y resuena por toda mi sangre como el silbido del cierzo” (Castro, 2019: 42).

       “Alrededor del mundo” es una sección en la que la prosa poética presenta episodios a lo largo del mundo en los que el vino de Cariñena y sus tierras están presentes en algún momento. Scheheredaze es una poetización biográfica de una historia de amor, paralela en su homenaje irónico a la de la hija del sultán que con sus relatos pasó de ser concubina a reina. Hay fuerza lírica en ese instante de unión amorosa en el que se nos dice: “tus manos parecían pájaros lentos y cautivos”. (Castro, 2019: 47). “Los amores difíciles” es un cruce amoroso en el que después de haber llevado a los amantes imposibles por Venecia, Praga y Nueva York, el vino es testigo de un final sorprendente. “La maleta de los secretos” alude a un ebanista que le regala a su hija una maleta de madera para guardar sus recuerdos. Ella, pasado el tiempo, al marchar a otra ciudad se la enseña y juntos evocan el ayer. Su padre le habla de un farcino que es lo que le permite habitar el pasado, vendimiar las uvas de un tiempo anterior que siempre sabe a la fruta más embriagadora. Ambos son el símbolo de una historia pasada, y uno termina dentro del otro como en la estructura narrativa de las cajas chinas.

     “La despedida”, la última sección, contiene tres poemas, uno dedicado a Ángel Guinda. Es una etopeya que recorre los caminos más abismáticos del poeta: “hablaste de tu alma líquida y abisal, a punto de hundirse en un pozo”. Imagen potente en la que podemos visualizar la caída del yo en las profundidades de su alma, líquida y abisal en un descenso a lo más intenso del dolor y la belleza.  “Envío” es un poema metapoético que alude a cómo viaja el vino y el poeta que escribió un libro sobre este. “Soliloquio del enólogo” es un agradecimiento a todos los agentes del vino, el viento, la lluvia, las aves, los hombres que cultivan la tierra, el sol.

El vino es el zumo de la tierra en el que arde lo más atávico. Es como el hades de nuestra psique colectiva en el que navegar hacia el otro lado del recuerdo; el de nuestro origen casi inmortal, el que nace de la belleza embriagadora de la luz, el viento, el sabor de la sangre de la eternidad de quien bebe y vive mirando la belleza de la poesía. El aroma de lo que en los recuerdos queda de esta, la versión que asume lo que fue y la que cuenta lo que debería haber sido. Todo es reescritura con tinta de sangre, con tinta de vino, sueño de lo que fue y lo que tal vez sin haber sido también es, porque queda en la borrachera de los deseos. Son los ingredientes que forman parte también de lo embriagador de lo vivido.

BIBLIOGRAFÍA:

Castro, Antón (2019): Vino de mar. Olifante, Zaragoza.

04/12/2019 10:22 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

GUILLERMO BUSUTIL ESCRIBE DE 'VINO DEL MAR'

https://www.laopiniondemalaga.es/libros/2019/11/29/vida-piedras/1129985.html

Marcapáginas

La vida entre las piedras

"No es fácil abordar el vino sin salpicarse de tópicos ni embriagarse con el tanino que deja en el fondo de cada palabra e imagen el viaje sensorial por este cuya uva crece entre las piedras"

Guillermo Busutil  29.11.2019 | 17:36 

Vinos del mar

  • Antón Castro
  • Olifante
  • Ediciones de poesía 
  • 14,25 €

El lenguaje es vino en los labios. Lo dijo Virginia Woolf como si recordase los rubaiyats de Omar Khayyan al que tanto bebimos de jóvenes, soñándonos poetas entre versos de seda roja para seducir la copa de los labios femeninos. De esa estirpe cuyo mundo de palabras en torno a los placeres de los sentidos se va derrumbado despacio y en barbarie, pertenece el escritor y periodista Antón Castro. Un buen tipo mestizo de la Galicia cunqueironiana del Merlín que fabula historias con gajos de naranja navegando en aguas de infancia, y de una Zaragoza de la que es su generoso corazón cultural, antes y después de que otro amigo de su misma grandeza sencilla nos dejase huérfanos de risas, debates y recomendaciones de lectura, Félix Romeo. Valgan estos antecedentes del autor de "Los seres imposibles" y el maravilloso libro "El testamento de amor de Patricio Julve", publicados en Destino, y Premio Nacional de Periodismo Cultural, para adentrarse en su último libro "Vino del mar" Un cuaderno de viaje a través del elixir de Cariñena, oscuro y desnudo que carraspea y deja huella en el sabor de su abrazo. La raíz y el caldo de un tema con el que Antón Castro decanta no sólo el paisaje y las excelencias del Aylés, del Niño Mimado o de La Virgen del Águila, sino que trenza un dietario de personajes y escenarios que se van alternando con piel de poema y con trama de relato. Géneros de los que es un reconocido maestro de sobremesas en las que se desenvuelve con la voz calma del antiguo narrador de historias, humanas en su magia. Una de las mejores cualidades del escritor que siempre regala a sus lectores hermosos libros encuadernados, con títulos que siempre invitan a enrolarse en su lectura y un contenido donde su estilo rezuma sensibilidad exquisita, profundo conocimiento, las dotes de seducción del buen poeta y mejor narrador, y la esencia que cada trama le exige. Igual que en este caso es el vino el lenguaje con el que lo celebra y nos lo sirve feliz en su misterio y su bouquet.

 

No es fácil abordar el vino sin salpicarse de tópicos ni embriagarse con el tanino que deja en el fondo de cada palabra e imagen el viaje sensorial por este cuya uva crece entre las piedras. Y menos aún si en el homenaje a Cariñena, surco, mar y oleaje, el autor opta igualmente por elaborar un cuaderno de protagonistas secundarios de la labor de recoger la uva y alquimiarla. Nos cuenta Antón Castro de bodegueros, de viticultores, del portador der cuévanos, del ladrón goloso de racimos, de los distribuidores zamoranos del Nieve en las Eras, del vino de sirenas y del cierzo en los riñones. Cunqueiro, ya lo dije, en evocar las texturas y el alma del brindis sobre el que poetiza y nos cuenta, jugando entremedias a encantarnos con relatos de fantasmas como el de la motorista que se baña sílfide de noche en los pantanos, contempla horizontes desangrándose, que visita cementerios y fotografía el cada día distinto de los campos. Lo mismo hace, abrazo siempre de encuentro y ánimo de amigos, de personajes de literatura como Marín Bosqued, amigo de Octavio paz y de Buñuel; de Pilar Bayona para la que el vino es la melodía de los sentidos; de Simón Tapia violinista de la belleza primitiva de las hojas; sobe Idelfonso-Manuel Gil, consuegro de Pepe Hierro con el que el gusta conversar acerca de la poesía y los recuerdos que silba el buen vino. Hay también fotógrafos como Thomas Ryder y poetas de nombre Oceania, referencias a Whitman y una mujer que de su mano y entre ellos se convertía siempre en Scheherezad

 

No faltan en estas páginas con textura de palabras ovaladas en tacto como la uva, suaves igual que su paladar en este caso en el oído, la evocación de los amores difíciles, una maleta de los secretos, espejismos, de andariego, diálogos que se agitan audaces y terciopelo, relatos alisos que se explican avanzándolos entre la gestualidad de los dedos, sueños de mundos y mujeres cuyos besos supieron a mora y oxígeno.

 

Vino del mar la embriaguez gustosa con la que Antón Castro nos llena la copa de su lectura.

 

04/12/2019 10:25 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

'PASARON POR AQUÍ' EL 10 EN EL PRINCIPAL

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’PASARON POR AQUÍ’, EL MARTES 10 EN EL TEATRO PRINCIPAL
El próximo martes, 10, en el ambigú del Teatro Principal de Zaragoza se presenta el libro ’Pasaron por aquí’, que lleva por subtítulo ’Famosos que cruzaron las tierra de Aragón’. Es un libro de perfiles, crónicas, reportajes que se publicaron sábado tras sábado en el suplemento de Heraldo de Aragón que coordinó Ana Usieto hasta su desaparición.

El libro lo publica Pregunta (Reyes Guillén y David Francisco), lo presentarán Elena de la Riva y Pilar Rodríguez, de documentación, y José Luis Melero. Cantará tres o cuatro temas María José Hernández. Y es un libro, también, lleno de amigos que han colaborado con sus recuerdos y testimonios: Ramón Acín, Mariano Anós, Miguel Ángel Tapia, Trinidad Ruiz-Marcellán, Miguel Mena, Luis Sol, Paco Giménez, José Miguel Tafalla, Santiago Paniagua, Matías Uribe, Manuel García Guatas, Félix Zapatero, Carmen Puyó, Pedro Pablo Fernández, Chema Rodríguez Morais, Juanjo Blasco Panamá, Gabriel Sopeña, Chema Fernández, Leo Tena, Pablo Ferrer, Plácido Serrano, José María ’Cuchi’ Gómez, Luis Alegre, Enrique Vázquez, Luis Felipe Alegre, José Luis Melero, Yolanda Polo, Xabier Maceiras Rodríguez, Vicente Merino, Santiago Gascón, Ángel Giner, Ana Bendicho, José María Enguita, Canario, José Luis Rico, Violeta, Pablo Rico, Luis Rabanaque, Cristina Yáñez, Rafael Campos, etc.

*Estáis invitados...

04/12/2019 21:12 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

MAVI ARBELOA Y AURORA CHARLO, DOS ARTISTAS EN A DEL ARTE

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En la galería A del Arte puede verse una doble exposición, o una exposición de dos mujeres y grandes amigas y compañeras de viaje en el arte: los retratos de María Victoria Arbeloa, esculturas muy trabajadas, de rostros femeninos, y las acuarelas de Aurora Charlo. Dos maestras en su oficio de mirar, soñar y transformar la materia en arte. Mavi Arbeloa es una trabajadora de los matices, del escorzo, de los ojos y de algunos términos o valores abstractos de las virtudes humanas. Su obra es meticulosa, elegante, depurada y personal: trasciende inmediato con plasticidad y con una gran capacidad de persuasión.

Creo que la primera vez que vi a Aurora Charlo fue en Albarracín, con sus pinceles, sus acuarelas y el agua en la mano. Ante el Guadalaviar, en el cementerio y en el mirador hacia las murallas. Allí, me habló de su técnica, de su trabajo, de su ambición, de su sentido entre telúrico y lírico del oficio.

Aurora Charlo posee una técnica poderosa. Es difícil hallar a alguien que tenga ese virtuosismo con la acuarela. La domina en todos sus términos y matices. Como diría Dámaso Alonso, su obra es un puro gozo para la vista. Y es una invitación a indagar: está, de entrada, esa impresión general, que abraza distintos aspectos: el equilibrio cromático, la soltura y la belleza, la suavidad y la energía, el embrujo o el puro misterio. Apetece siempre habitar sus cuadros. Avanzar en ellos, pasear, respirar, sentirlos en uno y sentirse unidad en ellos. De la segunda observación emergen los detalles: la elección de un blanco que también es descanso y sugestión, casi un trampantojo sentimental, el fulgor decisivo de un rojo, las masas, el temblor que eriza las aguas, la alfombra desmayada y acaso metafísica de las nieves. Nieves. Aurora Charlo ha dividido su propuesta en tres partes: ‘Nieves’, ‘Aguas’ y ‘Tierras’, que son las superficies de la artista andariega, que divisa e interioriza paisajes y que luego recuerda, deslíe y consuma en el estudio. Y la tercera mirada es la más íntima: de proximidad, de puro placer, de entrega. De necesidad de ver más adentro. Ahí se percibe, aún más, mucho más, cuantas, cuantas cosas hay en las acuarelas de Aurora Charlo: arrecifes, remansos, suspiros, el ocio sublime, fogonazos, el gesto inadvertido, la melancolía, el señorío asombroso de la técnica, de la sensibilidad y de los matices. El afán de que la acuarela sea un arte mayor, un arte del alma, una transformación ambiciosa del sentir.

Aurora Charlo tiene un estilo. Un abanico de color. Un modo de hacer y desplazar la luz en la trama de sus naturalezas donde rara vez asoma el ser humano. A veces lo hace como si fuera un pájaro, un latido de autobiografía y la constancia de la pequeña inmensidad que somos. Con todo, o con ese bagaje, la pintora Aurora Charlo va un poco más y juega, experimenta, ensaya rojos, granates, blancos (que son el hueso y el corazón del papel, que son estremecimientos de una tonalidad clara, sí, que son la presencia invisible de los dioses o de un fantasma acaso inadvertido), y logra crecer aún más, evolucionar, expandir. Logra, sí, una obra nítida, sugerente, en diversas formatos, que tiene algo de diario de viaje, de cuaderno de ensayos, y a la vez de obra mayor, pensada, sentida y elaborada con ese deseo de hermosura constante.

Quedan pocos días para ver y disfrutar de Mavi Arbeloa, y su mundo de expresividad y de suavidades, y asomarse a la naturaleza deslumbrante que sueña y nos ofrece Aurora Charlo, y que dedica a su compañero de vida y de viajes y de pasión Salvador.

 

*La muestra 'Dos mujeres en el arte' concluye el próximo sábado día 21.

 

19/12/2019 07:16 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

MARGA CLARK RECUERDA A SU TÍA ABUELA MARGA GIL ROËSSET

Marga Clark: “Me pregunto si mi tía, que se suicidó,

se enamoró del hombre, del poeta o de lo imposible”

 

La escritora y fotógrafa recordó en Zaragoza a su tía, la escultora Marga Gil Roësset, que se quitó la vida a los 24 años con un revólver por amor a Juan Ramón Jiménez

 

 

Antón CASTRO

La escritora y fotógrafa Marga Clark (Madrid, 1944) ofreció, en la Biblioteca de Aragón, el una conferencia sobre la figura de su tía, la escultora Marga Gil Roësset (1908-1932) que, a la edad de 24 años, en 1932, tras destruir la mayor parte de su obra, se quitó la vida por un amor que ella consideró imposible hacia el poeta Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de 1956.

“En  las últimas décadas yo intento reivindicar su memoria y su figura como artista y creadora, ya que fue silenciada durante muchos años. Por esto escribí el testimonio novelado: ‘Amarga luz’, y el poemario ‘El olor de tu nombre’ (Premio Villa de Madrid 2008). Son mis dos formas de homenajearla y rescatarla del olvido”, explica Marga Clark, que ha expuesto en varias ocasiones en Zaragoza, en la galería Spectrum Sotos y en el monasterio de Veruela.

 

Aunque ha avanzado un poco su figura, ¿quién fue Marga Gil Roësset? ¿Cómo la definiría usted?

Fue una joven niña prodigio y una mujer de una fuerza y un espíritu apasionado, con un talento extraordinario para la escultura y el dibujo. Yo la definiría como una artista autodidacta, transgresora, innovadora, única y genial. Siempre adelantándose a su tiempo, como hacen los grandes creadores.

 

Creo que se había contado, y le habían contado, poco de ella...

Sí, estuvo enterrada en la tumba del olvido durante más de 65 años. Marga era un tema tabú en mi familia, tal vez la quisieron proteger de los prejuicios de aquella época, pero desgraciadamente así también silenciaron la genialidad de su obra.

 

Era escultora e ilustradora. ¿Cómo valora su obra?

Está considerada como una artista de vanguardia, sus obras son muy originales y personales. El primer cuento de dibujos que ella misma escribió y que todavía conservamos: ‘La niña curiosa’, lo hizo a los siete años. Marga impresiona por su dominio de diversas técnicas, porque va del dibujo a la escultura en pocos años y también en apenas diez años pasa del modernismo a la vanguardia.

 

Como artista, ¿al lado de quién la situaría?

Dentro de ese grupo de mujeres, artistas, intelectuales y creadoras como son las que pertenecen a la Generación de 27, como María Zambrano, Maruja Mallo, Rosa Chacel, María Teresa de León y otras muchas.

 

¿Qué vínculo tenía con Zenobia Camprubí Aymar, la esposa de Juan Ramón Jiménez, que era escritora y traductora?

Marga y su hermana Consuelo la admiraban mucho porque era la traductora de Tagore, que ellas leían con gran avidez, y cuando Zenobia la conoció aceptó encantada que le esculpiera su busto.

 

¿Se enamoró locamente de Juan Ramón Jiménez o la enamoró él?

Todo son suposiciones. Lo que sí conocemos son algunos hechos objetivos y lo que Marga nos cuenta en el emocionante e íntimo ‘Diario’ que escribió durante el último mes de su vida. Pero yo siempre me he preguntado si Marga se enamoró del hombre, del poeta o de lo imposible.

 

¿Cree que intentó que él la salvase o había decidido el suicidio?

El último día de su vida Marga fue a casa del poeta para hablar con él, ella ya llevaba el revólver envuelto en papel, que dejó sobre un mueble en la entrada. También le dejó su ‘Diario’ advirtiéndole que no lo leyera hasta más tarde. Yo siempre me he preguntado qué pretendía verdaderamente con esta visita. Acabó suicidándose con ese revólver.

 

¿En qué medida sería, también, una ‘sinsombrero’?

En la medida que era un espíritu libre, tremendamente creativo y muy avanzada para su época, como eran todas ellas.

 

¿Ha crecido su figura como creador con el paso del tiempo o no?

Sí, su obra ha comenzado a trascender y a despertar el interés de críticos y estudiosas a nivel internacional. Su obra lenta pero inexorablemente empieza a brillar con luz propia. Algunas estudiantes están haciendo su tesis doctoral sobre su obra. Ya hemos conseguido que el municipio de las Rozas, donde ella murió, le conceda la distinción de Hija Adoptiva y que la Biblioteca de las Matas lleve su nombre.

 

A usted poeta y fotógrafa, ¿qué le ha dado Marga, además del nombre?

Mi tía Marga siempre ha sido una ausencia muy presente en mi vida. Se convirtió en una especie de voz interior con la que yo hablaba constantemente, sobre todo cuando de muy joven me fui sola a estudiar a Estados Unidos, y no me cabe la menor duda que alimentó mi espíritu y que me inspiró para lanzarme al mundo de la creación.

 

24/12/2019 18:03 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

LA EXPERIENCIA DE 'DE VUELTA CON EL CUADERNO'. CLARA MARTA MORENO

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¿Quién le iba a decir a Clara Marta Moreno que el proyecto ‘De vuelta con el cuaderno’ iba a llegar a los diez años y reuniría a más de 600 dibujantes de distintos lugares de España y del mundo, y que iba a convertirse en un fenómeno a imitar en Sevilla, Barcelona, Lisboa, ciudades de Estados Unidos como Portland o incluso en Marruecos? De entrada, ha cristalizado en la muestra ‘10 años dibujando (2009-2019)’, que puede verse en la Casa de los Morlanes. Y ya ha inspirado proyectos como ‘Compostela ilustrada’.

Clara Marta Moreno, profesora en las Escuelas de Arte y Diseño, se interesó por los diarios gráficos a los que quería dedicar su tesis doctoral; no tardaría en ver que el artista portugués Eduardo Salavisa ya había recorrido el camino que ella soñaba recorrer. Con todo, «tras un mes y medio de enfado», decidió seguir adelante y conectar con él, y concibió un bonito proyecto, ‘La revuelta de los cuadernos’, que iba a acoger la Fundación Norte y su coordinadora Ana Revilla. Aquella idea, pensada para los niños y para los alumnos de arte, no salió adelante, aunque llegó a presentarse en el Centro Joaquín Roncal.

Severino Pallaruelo en el origen

Algún tiempo después, el escritor, etnógrafo, fotógrafo y dibujante Severino Pallaruelo fue a la Escuela y se conocieron. El director, Jaime Ángel, les dijo: «Sois almas gemelas». Pallaruelo, un apasionado del cuaderno –«escribe textos y luego los ilustra; hace dibujos y luego les coloca notas», dice Clara Marta–, quiso saber qué hacía la profesora además de dar clases.

Le dijo que le interesaban muchos los cuadernos, y que incluso los había utilizado como herramienta en clase con otros profesores. «Severino se emocionó con la idea y me pidió bibliografía. Al final, por pereza, le mandé el proyecto y fue con él a las Cortes de Aragón, habló con el alcalde de Jaca, y le propuso que hiciese un curso sobre el cuaderno en la Universidad de Verano. Me llamó y me dijo que nos dejaban presentar el proyecto al día siguiente a las once. Esa noche hice la programación. El tribunal universitario no se lo podía creer, se chotearon de mí. “¿Un cuaderno de dibujos? ¿A quién puede interesarle eso?”. Hablaron de un curso para quince personas, y alguien dijo: “Y sobrarán plazas”. Al final se apuntaron 77 personas, y una década después hemos cerrado en 120 porque ya no es fácil», recuerda Clara.

La propuesta de Clara Marta Moreno se ha mantenido a lo largo del tiempo. «Hacemos seis ponencias de seis grandes dibujantes que cuentan un poco cómo trabajan, sus métodos, la relación con los materiales, qué le interesa más. Eso al principio se llamaba ‘Salir a dibujar con...’ Más tarde, empezamos a hacer sesiones más temáticas. Un año habíamos programado en el mismo curso, vinculado con el cine, a José Luis Borau, a Bigas Luna, que era un gran artista, y a Carlos Saura. Hubo cambio político y se retrasó el curso. Borau y Bigas Luna fallecieron y Saura tuvo que rodar ‘La jota’».

En ese curso de ‘Escenarios de cine’, los dibujantes se trasladaron al castillo de Loarre y luego a Murillo de Gállego, donde transcurría ‘Tata mía’, de Borau. «Al final conseguimos llevar a Javier Mariscal y a Ivonne Blake. Pasamos ‘Tata mía’ y fue una experiencia muy bonita. Los cuadernistas lo aprovechan todo. Con su pequeña luz, son capaces de dibujar de noche».

En los últimos años se han dedicado cursos a la arquitectura (‘Arquitectura en cuaderno’; se desarrolló en el verano de 2012 en la propia Escuela de Arte de Zaragoza), a la música (‘Son dibujo’, que se hizo en el balneario de Panticosa y en Sallent de Gállego en 2016) o al erotismo (‘La erótica del dibujo’, en El Plata en 2018).

A la primera cita de Jaca acudieron, entre otros, artistas como Álvaro Ortiz, Helena Santolaya, el citado Severino Pallaruelo, Agnes Daroca, pero también el francés Lapin, la italiana Simonetta Capecci o el norteamericano Gabi Campanario, fundador de ‘Urban Sketcher’ en 2008 con Enrique Flores, otro cuadernista incansable. Y, más tarde, acudirían artistas como Santiago Arranz, Pepe Cerdá, Lina Vila, Ignacio Mayayo, etc. O el arquitecto José Manuel Pérez Latorre, que también dibuja y pinta. «Cuando le contamos a Mayayo la idea, le pareció un poco inviable. No se veía. Y ahora es otro convencido», dice.

Los artistas van a su aire

Esta experiencia le ha cambiado la vida a Clara Marta Moreno y a muchos de sus colaboradores y amigos. En 2014, ‘De vuelta con el cuaderno’ se convirtió en asociación. «Cuando dibujas miras más intensamente, como dice el escritor y teórico John Berger. Cuando dibujas tienes que fijar la mirada, y luego debes analizar lo que estás viendo, ya sea de una manera intuitiva o no. A cada cosa que estás mirando le das su tiempo, su momento, su ubicación, y eso te hace reconocer las cosas. Cuando dibujas lo ves todo», señala.

Clara Marta Moreno revela que el lema es «Pásatelo bien dibujando». Matiza: «A la gente le entregamos un cuaderno japonés, tipo ‘leporello’ o acordeón. Y dejamos que vaya a su aire. Que se divierta. Que aprenda. Que contagie lo que sabe o lo que intuya. El clima es maravilloso de camaradería. Me encanta la entrega de la gente, la rapidez, la precisión, la ausencia de pereza. No se hacen juicios de valor. Puede venir quien quiera… A medirse, a probar, a escuchar».

Clara Marta insiste en que este proyecto no ha pasado inadvertido. Le encargan talleres en distintas ciudades de España, de Europa o de África. Y le proponen hacerlo en ellas.

Explica:#«Recibí propuestas para hacer los cursos en Barcelona, en Sevilla o en Compostela, donde di el taller ‘La tapa ilustrada’. Y dudé, claro. Pero al final pensé que ‘De vuelta con el cuaderno’ también era una magnífica oportunidad para contar y dibujar Aragón, y mostrárselo al mundo».

 

 

SE PUEDE COMER, OÍR UN CONCIERTO, VIAJAR Y DIBUJAR

«A veces, miras y te quedas estupefacto: la gente se tumba en el suelo, en la acera, se pone ante un edificio y lo levanta, línea a línea. Sin complejo alguno, con naturalidad. Miras de nuevo y te das cuenta de que a tu lado está uno de tus ídolos y pareces levitar», explica la coordinadora de la exposición, una de las más visitadas, cuyo diseño gráfico corresponde al Estudio Ductus:#Rubén Rodríguez y Choni Naudín.

«¿Qué de qué hablamos? De todo. Del arte dibujar, de materiales, de utensilios, y ya puestos en harina, de cómo se hace un rostro, una casa, una calle, un hotel, un paisaje. Son conversaciones apasionantes y sencillas, donde sucede algo curioso: el cuaderno, que en el fondo es algo particular e íntimo, se abre a los demás, si se quiere. Tampoco es obligado».

En la muestra de la Casa de los Morlanes hay de todo. Para los cuadernistas nada es imposible. Todo les interesa. Pueden comer y dibujar; pueden oír música y dibujar, algo que se ha puesto de moda a través de los trabajos de Santiago Ríos, Antonio Maestro y Gregorio Reales; pueden viajar en tren y elaborar álbumes increíbles que parecen el ‘storyboard’ de una película, viñeta a viñeta, etc.

Quizá por todo ello, por la versatilidad de los dibujantes y por esa clima de familia, apunta Clara Marta que «aquí no hay una voluntad artística exactamente. Es muy curioso cómo son las primeras páginas del cuaderno y cómo son las últimas o la otra cara».

Quizá por todo ello, la coordinadora ha confeccionado citas que se ajustan al espíritu del equipo:#«Un cuaderno es un lugar de encuentro». «Un cuaderno es una maleta con el equipaje plegado». «Un cuaderno es una pantalla donde contar historias». O esta, que refleja las grandes apuestas de los cuadernistas por las ciudades: «Un cuaderno es una alfombra de papel que puede transportar una ciudad entera».

«La exposición me emociona mucho por varias razones y me cuesta mucho estar sola aquí. Ahora completamos los cursos, que pasan a tener carácter bienal, con el ‘Cuaderno fest’ que hacemos en la Escuela, del que ya hemos organizado en dos ediciones. Me cuesta estar sola porque me hace pensar en los momentos que hemos vivido, en las conferencias, en la amistad...». Clara Marta dice que se enamora un poco de los artistas: «A mí me pasa con Lapin, que es como un caballero francés, elegante, un gran artista, increíble, o con Inma Serrano, maravillosa. Me pasa con casi todos», dice.

 

 

25/12/2019 10:35 Antón Castro Enlace permanente. Artistas No hay comentarios. Comentar.

LOS CAMBIOS EN LA FUNDACIÓN SANTILLANA

COMUNICADO 
 
Los Cambios
en la Fundación Santillana

Diciembre 26, 2019

 

 

 

Basilio Baltasar
Director
Fundación Santillana
Cultura
 
 
Estimados amigos:
 
La Fundación Santillana reorganiza su estructura operativa para dedicarse en exclusiva al ámbito que le fue propio desde sus comienzos en 1979: la educación.

Concluye así la programación cultural desarrollada por la Fundación durante los diez últimos años. Una intensa década en la que hemos podido desplegar un amplio abanico de iniciativas y colaborar con la extensa nómina de profesores, editores, pensadores, escritores, críticos, periodistas, juristas y profesionales que han prestado a los programas de la Fundación su talento y generosidad. A todos ellos debo dar las gracias por el entusiasmo con que se han sumado a nuestras propuestas.

A lo largo de esta prolífica década hemos tenido la buena fortuna de dedicar tiempo y energía a las ideas rectoras de nuestra programación: la cultura como calidad, estilo y personalidad de una sociedad abierta; y el pensamiento crítico como ejercicio de una mentalidad exigente y pacífica.

La red de complicidades tejida por la Fundación ha sido tupida y nos ha permitido convocar encuentros que han generado interés en una ciudadanía distinguida por la curiosidad de sus inquietudes culturales.

De ahí que nos parezca excelente el poder anunciar ahora la continuidad de las iniciativas puestas en marcha por la Fundación Santillana.


El Foro de Industrias Culturales, El Festival de Filosofía, el Congreso de Periodismo Cultural, las Conversaciones Literarias de Formentor, El Máster de Gobernanza y Derechos Humanos, El Boomeran(g), y la Red de Industrias Creativas, estarán a partir de ahora bajo la custodia de los responsables encargados de su desarrollo.

Con los acuerdos de cesión se mantendrá activo el patrimonio intelectual acumulado en estos años y no se desperdiciarán los esfuerzos invertidos en sostener proyectos de tan gratos resultados.

El Máster de Gobernanza y Derechos Humanos, cuyo décimo aniversario tendrá lugar el próximo mes de abril de 2020 -una de las principales actividades de la Cátedra de Estudios Iberoamericanos Jesús de Polanco- se mantendrá obviamente como actividad de la Fundación Santillana y en el campus de la Universidad Autónoma de Madrid.

El Foro de Industrias Culturales será tutelado por la Fundación Alternativas.

El Festival de Filosofía lo organizará el Departamento de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

El Congreso de Periodismo Cultural lo llevará a cabo la revista Jot Down.

La Red de Industrias Creativas desarrollará sus cursos y seminarios siguiendo el formato habitual durante estos últimos cinco años.

Las Conversaciones Literarias de Formentor convocarán en breve la cita del otoño 2020, la 13 edición de unos encuentros dedicados a celebrar la admiración por las buenas letras.

Una despedida como ésta debe concluir con el capítulo de los agradecimientos.  Hemos subrayado la gratitud a los colaboradores que han formado parte de nuestras convocatorias. Nos corresponde también mencionar a los que desde la propia Fundación han hecho posible un programa tan ambicioso. Ignacio Polanco y Emiliano Martínez, Presidente y Vicepresidente de la Fundación Santillana, han alentado y amparado con su compromiso personal la consecución de nuestros propósitos. El equipo humano de la fundación (Giselle Etcheverry, Adriana Jaramillo y el personal del Grupo Timón) ha auspiciado con su buen hacer el camino que nos trazamos hace diez años.

Diez años. Una frase de dos palabras que se pronuncia en un segundo, pero que contiene el recuerdo de los inolvidables momentos conseguidos.

Un cordial abrazo y hasta pronto.
  

***

Para los interesados en contactar con los programas puestos en marcha en su día por la Fundación, adjuntamos los siguientes correos electrónicos:
 
Foro de Industrias Culturales,
Fundación Alternativas
Inmaculada Ballesteros
inmaballesteros@falternativas.org
 
Festival de Filosofía
Departamento de Filosofía.
Universidad Complutense de Madrid
José Luis Villacañas Berlanga
josluisvillacaasberlanga@gmail.com
  
Congreso de Periodismo Cultural
Ángel Fernández, editor de Jot Down
angel.fernandez@jotdown.es
 
Conversaciones Literarias de Formentor
El Boomeran(g)
 Adriana Jaramillo       
secretaria@formentorlitterae.com
 
Red de Industrias Creativas
Juan Pastor Bustamante
juanpasbus@gmail.com
Camila Cela
camilacmarty@gmail.com
 
Máster de Gobernanza y Derechos Humanos
 secretaria@fundacionsantillana.com
masterderechoshumanos@uam.es 
        

26/12/2019 23:30 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

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