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Se muestran los artículos pertenecientes a Junio de 2019.

ARTURO SAN AGUSTÍN: UN DIÁLOGO SOBRE 'PLUMA DE BUITRE'

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Arturo San Agustín: “El aragonés no sabe aparecer en las fotos”*

 

Arturo San Agustín es escritor y periodista. Estos días ha estado en Zaragoza, en la Feria del Libro, donde firmaba su libro ‘Pluma de buitre’ (Los libros del gato negro), un gran homenaje a su familia, a Aragón y a la fabulación pura y dura.

-¿Cuál es su vinculación con Aragón? En el libro alude varias veces a “la tierra de los míos”…

-Mis cuatro abuelos eran de Riglos. Y vivieron ahí. A mi abuelo materno lo adoptó una familia de Riglos y allí vivió. Mis abuelos maternos acabarían marchándose a Gurrea de Gállego. Mis dos abuelos trabajaron en el ferrocarril, por eso se habla tanto de varios trenes.

-¿Es cierto que usted tuvo una bisabuela irlandesa?

-Tengo esa sospecha. Si viera las fotos de mi abuelo paterno lo entendería. Era rubio, royo, parece irlandés, y estoy intentando probarlo. Mis familiares me han preguntado si me he vuelto loco, pero tengo esa corazonada. Mi abuelo era un tipo muy especial: cantaba, bailaba, le apasionada la música.

-Bueno, usted dice en ‘Pluma de buitre’ que tenía una amante con la que tuvo una hija, Irene. ¿Es verdad’

-Sí, desde luego. No es una invención. Lo supe cuando me puse a escribir la novela. ¿Sabe una cosa? Me emocionó cuando Leonard Cohen incorporó en sus conciertos la bandurria con la presencia de Javier Mas. Casi lo vi como un homenaje a mi abuelo.

-Usted dice que este libro se lo debe a José Antonio Labordeta.

-Es cierto. Cuando lo conocí y oyó mis apellidos, Sanagustín Garasa, me dijo: “Tú eres de allá arriba, de Huesca”. Le dije que sí. Y agregó: “Tienes que dedicarle un libro singular a la tierra de los tuyos”. Quise saber a qué se refería con ‘singular’. “Lo sabrás cuándo lo escribas”. Cada vez que nos veíamos me preguntaba por ello. “He tomado notas, estoy trabajando, he escrito un capítulo…”, le decía cosas así. Y hace dos años empecé a hacer el libro.

¿En qué consistiría su singularidad? El libro es un viaje, una crónica familiar, un diálogo con fantasmas, una aventura surrealista, un homenaje a Aragón…

-De partida, quería hacer un libro convencional. Un libro que busca un lector, que piensa en él. Creo que las mejores novelas las firman los escritores que son periodistas también, porque están más atentos al detalle, a la actualidad, y buscan un lector.

-Con todo, en la novela hay bastante realismo mágico. Podría haber algunos ecos de las ‘Crónicas del sochantre’.

-Sí. Una vez conversé con García Márquez y me dijo: “Aquí hablamos mucho de realismo mágico. En el Caribe es fácil. Lo que no saben u olvidan ustedes es que el gran maestro del realismo mágico es Álvaro Cunqueiro”. Pienso lo mismo, lo admiro mucho y me encanta que ‘Pluma de buitre’ pueda evocar a ese escritor.

-Hay más cosas en el libro…

-Sí, claro. Está Riglos. Y por ello, por su grandeza y porque me evoca a las películas de John Ford, creo que también he escrito un western. Un western que sucede en Huesca, y en Zaragoza o en Calanda. Cuando llegué a Riglos me impresionaron la gatera de las puertas y los buitres. La gatera es la demostración de que el gato va y viene a su aire y que no ha podido ser domesticado. Los buitres tienen el vuelo más bello y elegante, no matan y son muy beneficiosos porque evitan enfermedades.

Dice que el libro está escrito a la sombra de Ramón Acín.

Ramón Acín es el García Lorca de Aragón. Y su muerte es conmovedora. La conocía, pero me la contó su nieto Ramón García Bragado. Y me recordó que habían reconocido su cadáver porque llevaba lápices de colores en los bolsillos. Era un ser fascinante al que tenemos que seguir reivindicando.

¿Cómo ve usted a los aragoneses? Labordeta le dijo que ser aragonés estaba reñido con la posteridad.

- No se sabe vender. El aragonés es humilde, no le gusta exhibirse. No sabe aparecer en las fotos, y para triunfar es necesario atreverse a salir en las fotos.

 

*Este texto se publicó ayer en Heraldo de Aragón. La foto es de 'La Razón'.

03/06/2019 06:28 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

LAURA FERNÁNDEZ HABLA DE 'BIENVENIDO A WELCOME'

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La escritora y periodista Laura Fernández publica 'Bienvenido a Welcome' en Literatura Random House. Presentó el libro en Cálamo, en diálogo con Pedro Bosqued.

-¿Quién es y qué le debe a John Fante?

Es un escritor norteamericano que me cambió la vida. Yo era muy dramática, muy en la onda de Sylvia Plath. Pura tragedia. Cayó en mis manos la novela ‘Pregúntale al polvo’ de Fante, publicada en Anagrama con prólogo de Charles Bukowski, que lo reconocía como su maestro. y me fascinó. Me sentía muy próxima a Arturo Bandini, ese antihéroe que decía por aquí que un día se haría famoso. Era como su manera de encarar el fracaso en el presente. Desde niña, yo siempre diría que de mayor sería famosa, ja ja ja.

-¿Como nació ‘Bienvenidos a Welcome’, la novela que acaba de publicar Literatura Random House?

A raíz de ese libro. En 2006. Y también gracias a la novela ‘Duluth’ de Gore Vidal, un novelista que tiene una parte muy seria y otra más loca, desternillante, vinculada con el travestismo. Eso también me gustó, me resultó muy divertido y decidí apostar por eso: por el humor, la transgresión, el delirio.

-La novela tuvo una edición hace una década y una insólita peregrinación. ¿Qué le gusta y qué le disgusta recordar de ella?

Es una novela que publiqué en Elipsis hace diez años. No se distribuyó. El editor me mandó todos los ejemplares y solo algunos, muy pocos, han llegado a escritores amigos. Me gusta porque es una novela que contiene muchas de mis obsesiones y está escrita con mucha libertad. Y me disgusta que es una novela donde hay mucho sexo. Entonces yo leía muchos libros de sexo, y casi siempre desde una órbita masculina: Henry Miller, el citado Bukowski; todas las escenas sexuales me han salido desde esa perspectiva. Ahora no escribiría una novela tan masculina.

-¿Es una novela visionaria o un divertimento un poco gamberro?

Creo que las dos cosas. De entrada le diría que es una novela hija de su tiempo. Sí, sí, es muy gamberra. Y a la vez es visionaria: el futuro es un pasado exagerado.

-¿Creía ya entonces, o lo cree ahora, que la vida es como un plató de televisión, una gran escenificación donde todo pasa de prisa de prisa?

Trabajé un tiempo en Europa Press haciendo reportaje con una cámara. Yo le diría que es más bien una ‘sit com’. Pienso con el gran narrador Kurt Vonnegut que “el estilo parte de tus limitaciones”. Como a mi no me gustan las descripciones, me aburren y me pierdo, lo que hago es dialogar. Me sirve para contar personas y personajes. Me gusta mucho la gente y creo que todos los personajes tienen algo o mucho de mí.

-¿Tiene esa visión tan descarnada del periodista, qué le debe el libro a sus cuatro meses en ‘Super Pop’?

Fue un verano muy curioso. En 2006, apenas había Internet. Ya lo había pero en la revista había solo un o dos ordenadores que lo tuvieran porque el director que no quería que nos distrajésemos. Vivías como en un mundo de ficción donde ni siquiera Angela Skipper, una famosa redactora, era auténtica. Allí aprendí que todo es un decorado en la vida. Y ahora mi visión del periodismo es peor todavía. Crear ficciones de la realidad con cosas muy serias, como estamos haciendo, es muy peligroso. El exceso de informacion nos está llevando a la desinformación más absoluta.

-¿Cree en los ovnis, quiénes serían los extraterrrestres de nuestro tiempo?

Siempre me han interesado, sí. No deja de resultar curioso la mirada a nuestro mundo de alguien que llega de fuera, sin prejuicios. Cuando era niña me encantaba una cosa que nos decía el profesor: Antonio Machado estaba dentro y fuera a la vez, miraba hacia su corazón y hacia el exterior, era el perfecto contemplador. Eso me parecía fascinante. Con los extraterrestres pasa un poco igual. Los escritores somos un poco extraterrestres: gente que observa para ofrecer una imagen del mundo y que puede estar dentro y fuera a la vez.

-¿Por qué ha elegido el método de diálogo para que avance la novela?

A mí me gusta mucho un escritor posmderno como William Gaddis, que detestaba la descripción. Me gusta mucho que mis textos tengan un sentido oral. Lo sé todo de mis personajes, aunque de vez en cuando recapitulo lo que han dicho. Los conozco bien. En ‘Bienvenidos a Welcome’ habrá como 100.

-¿Sería un ejemplo de novela-collage?

¿Usted cree? En cierto modo sí… Es una novela de la fragmentación, con personajes que van dejando apuntes, esbozos, escenas. Me encantan los libros de humor. Siempre llevo alguno, y también llevo un cuaderno donde voy tomando notas: lo apunto todo, mis ocurrencias, sensaciones, e incluso frases de los libros. Luego todo ello se lo voy atribuyendo a los personajes. En ese sentido, sí hago libros-collage.

-¿Para qué le sirve el humor y cómo lo entiende usted?

El humor es fundamental. Y está todo el rato en mis libros. Me gustan mucho los personajes y los autores que se ríen de sí mismos, de su propia ridiculez. Ahora ya no leo nada que no sea humorístico, salvo por cuestiones de trabajo. Para ser invencible hay que sentirse ridículo. Hay que conocer lo que te hace débil. De pequeña me llamaban gorda. Gorda. Gorda. Un día contesté: “Sí, eso ya lo sé. ¿Es eso todo lo que puedes decirme de mí? ¿Es ese el único insulto que tienes para mí?”. Me encanta el absurdo. Boris Vian, por ejemplo, me ha marcado mucho.

-Por cierto, ¿Welcome es Barcelona?

-Sï, claro. Una vez, en un anticipo de lo que ahora sería ‘El mundo today’, ‘El muñeco Whisky’, dijeron que en el futuro Barcelona pasaría a llamarse Welcome. Y he jugado con ello, con una ciudad de supermercados numerados, de trepidante acción, por decirlo así.

 

*La foto de Laura Fernández es de Noemí Elias.

06/06/2019 17:52 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

MERCEDES PUEYO: LA AVENTURA DEL DANCE

En este tiempo donde se rescatan y reivindican las mujeres pioneras, la figura de Mercedes Pueyo Roy (Zaragoza, 1934) adquiere un singular protagonismo: ella es una de las primeras estudiosas del dance aragonés, pasión y obsesión que cristalizó en una tesis doctoral y en varias publicaciones; la principal apareció en 1973 bajo el título ‘Origen y problemas estructurales del Dance en Aragón’, en una edición de 200 ejemplares que pagó la autora y editó en la imprenta de HERALDO.

Ahora aparece ‘El dance en Aragón’, que acaba de publicar la Diputación de Zaragoza. Mercedes Pueyo, zaragozana que ha residido en su ciudad hasta 1962, en París, en Lund y desde hace unos años en el Puerto de la Cruz, Tenerife, fue la primera doctora en Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza. Puede leerse en https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/37/54/_ebook.pdf.

De casta la viene al galgo, podría decir. Yo siempre he vivido en Zaragoza, pero mi padre, Francisco Pueyo Samper había nacido en Pallaruelo de Monegros y era maestro y trabaja en los seguros. ¡Cuántos hizo contra el pedrisco! Nunca perdió el contacto con su pueblo, era un hombre inteligente y sensible, y fue él quien me introdujo en la pasión por el dance desde los 7 años y otros aspectos del folclore. He pasado allí muchos veranos de mi niñez”, dice Mercedes Pueyo.

Antes que ella, algunos estudiosos de la antropología y las fiestas populares de Aragón, como Ricardo del Arco y Arcadio Larrea, se habían interesado por este “espectáculo popular que el pueblo entiende muy bien y que tiene un incuestionable categoría. Recuerdo que por entonces el folclore parecía reducido a la jota: con la estudio del dance ampliamos el campo hacia una representacion compleja: el dance es una composición poética, que incluye lirismo, dichos y sátira, tiene movimientos y contiene una música, que ejerce la función de dirección o coordinación del conjunto, ya sea con la gaita de boto, el salterio, el pífano, etc.”, tal como lo defien la propia Mercedes.

Mercedes Pueyo decidió investigar el dance y le dedicó al menos 5 años de su vida, entre 1956 y 1961. Antes, participó en la creación del Museo de Etnología y Cencias Naturales de Aragón, que abrió sus puertas en marzo de 1956 en el actual Parque José Antonio Labordeta. En un artículo de 1957, Mercedes escribiría: “Con el Museo y en el Museo hemos iniciado y proseguido nuestros trabajos de investigación con esta faceta del folclore aragonés que es el dance”. Según ha recordado el estudioso Joaquín Gaspar Ruiz, Mercedes Pueyo “ejerció de secretaria del Museo y trabajó como becaria, catalogando y realizando estrudios, cobrando 500 pesetas [tres euros de hoy] al mes”, y dice que la investigadora donó el chaleco de

La especialista emprende un viaje en el tiempo: “Durante la investigación me sucedió un poco de todo. He ido en bus, en bicicleta, en burro, a caballo, lo aprendí a montar en el pueblo de mi padre, a la par que tambíen aprendí a trillar. Me recuerdo saliendo de la Estación del Norte, en Zaragoza e iba a los pueblos. Llevaba un magnetófono, que me dejó el profesor Antonio Beltrán Martínez. Pesaba alrededor de 14 kilos. Escuchaba, registraba sonidos, transcribía textos. A veces, iba solo con mi bloc y un lápiz, y una infinita paciencia”.

Mercedes había estudiado piano y tenía facilidad para cantar piezas de distintas épocas. Dice que sus mejores informantes era el cura, el maestro y el médico. “Ellos, instruidos, eran mis mejores informantes, y en ocasiones guardaban el texto original, pero también podías encontrarte con gentes como el mayoral Juan Barrieras Pueo, el tío Juaner, que había escrito y recogido textos. Entiéndamee: entonces, apenas había teléfono, no había móvil, he recorrido kilómetros y kilómetros, y yo intentaba ser rigurosa y a la vez disfrutar”.

Parece que lo hizo. Su trabajo recogió más de 70 dances. “El dance es un espectáculo teatral y poético, con música y danza. Podría definirse, también, como un teatrillo crítico de la sociedad: las gentes del pueblo no tenía el ‘Hola’, pero podían pasar muchas cosas susceptibles de ser encerradas en el dance. Consta de varias partes: hay textos móvibles y otros fijos, por decirlo así. Se cuenta la historia del pueblo, y luego hay una parte de crítica o sátira, que apunta a las mujeres, a las que se les puede llamar de todo: puercas, zorras, o algo semejante, lamineras…”. Mercedes dicen que los dances los escribían y los bailaban los hombres, y que procederían de las danzas agrícolas de la Edad Media, sobre todo, a los que se han ido incorporando los palos y las espadas, “que aluden también a las danzas guerreras, a las rivalidades entre moros y cristianos”.

Mercedes distingue varios tipos de dance: en las pastoradas en el norte, esos diálogos entre el pastor y su rabadán, despojados de influjo árabe; si se baja hacia la depresión del Ebro, se ven luchas simbólicas entre el bien y el mal, de tono más suave, con raíces en la Edad Media y ecos de los reinos de taifas. Mercedes apunta otro detalle: “El dance es la música, que entra por los sentidos y le da coherencia a la función. En cierto modo, es el gaitero el director del espectáculo”. Mercedes Pueyo no era muy partidario de la presencia de las mujeres en el dance, pero claudica ante la realidad: “Bueno. Los dances eran masculinos, pero ahora son las mujeres quienes los mantienen y participan en ellos. Los tiempos cambian”, dice y sonríe.

Recuerda que el azar ha estado de su parte. Casi se había olvidado de su trabajo, pero un día, ante un mudanza de casa, descubrió todos los materiales de su tesis. “Más de 20 kilos. Folios, carpetas, archivos, carpetas, libretas, y la tesis doctoral completa. Me había olvidado de todo aquello. Decidimos mandarlo al Instituto Aragonés de Antropología. Y allí lo encontraron Joaquín Ruiz y Mario Gros, músico y etnógrafo. Gracias a ellos, mi trabajo ha tenido una nueva vida. Miro a Mario Gros, que ha hecho el precioso prólogo del libro, y pienso: ‘Para ser músico hay que ser sabio’. Y pienso también que, aunque he estado muchos años fuera de Aragón, jamás me he olvidado de esta tierra” dice, y revela: “Ya no querría escribir más de todo eso. Antes de morir, y ya no soy una niña, querría escribir una novela”.

 

06/06/2019 17:54 Antón Castro Enlace permanente. Temas aragoneses No hay comentarios. Comentar.

ALEJANDRO PALOMAS HABLA DE 'EL SECRETO'

Alejandro Palomas: “La infancia debería ser un territorio libre de agresión”


El Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de 2016 y Premio Nadal de 2018 publica ‘Un secreto’ (Destino), una nueva aventura del joven Guille.


-¿Recuérdenos quién y cómo es Guille?
Guille es un niño de 9 años cuyo mayor anhelo es convertirse en Mary Poppins cuando sea mayor. Es además el mejor amigo de Nazia, una compañera pakistaní que ejerce de cómplice necesaria en sus aventuras y que, como él, encarna por encima de todo la resistencia, la magia, la inocencia y la pureza necesarias para que los adultos sigamos manteniendo la fe en nosotros mismos. 
¿Qué te da este personaje y qué hay de ti en él, si pudiera decirse eso?
 Guille es un personaje profundamente generoso, y a mí como autor me da una fuerza que ningún otro personaje me ha dado hasta ahora. Guille me da fe en la condición humana. Y sobre todo me devuelve al Alejandro que sigue estando y que afortunadamente no parece que vaya a perder ya. Hay mucho de mí en Guille, mucho de mi mirada sobre la realidad, mucha de mi fe en lo que podemos llegar hacer.
-¿Por qué ha regresado a una novela en apariencia juvenil…? ¿Cómo conviven en ti los ambientes para adultos y para jóvenes?
 Este es un registro -el de esta trilogía- que me resulta imprescindible para trabajar voces, escenarios y personajes que de otro modo me serían absolutamente inaccesibles. Tanto ‘Un hijo’ como ‘Un secreto’ son novelas destinadas por igual a un público juvenil y adulto. En realidad, confluyen en una franja de ficción que calificaría de “familiar”. La convivencia del público en estas dos novelas es muy inusual y se produce cuando las novelas comparten miembros de generaciones distintas. Cuesta que ocurra, es cierto, pero cuando lo hace es prácticamente un milagro.
.-¿Qué le dan las familias, por qué hurgas tanto y tanto en su interior?
 Las familias son el principio de todo. Siempre he tenido la sensación de que si viera mi carrera como una columna vertebral, cada vértebra desvelaría una mirada distinta de lo que es el universo familiar. Me interesa especialmente el entorno de la familia porque en ella se trabaja una intimidad muy específica: la de las relaciones no elegidas y por tanto reactivas. La familia es un microcosmos demasiado rico en matices, emociones y músicas particulares como para desperdiciarla. Es una fuente de inspiración única y sobre todo infinita.
-¿Qué te preocupaba, de partida, para armar ‘El secreto’: la inmigracion, la injusticia, las medias verdades, el horror que no se muestra?
 Me preocupaba sobre todo la orfandad de una niña que prefiere vivir en el silencio y acorazarse en él para no sufrir ni hacer sufrir a quienes la rodean. Me preocupaba la incapacidad de los adultos a la hora de escuchar los silencios de los niños y sobre todo me interesaba Dar protagonismo al colectivo de los docentes: maestros, maestras, orientadoras, orientadores y profesores cuya labor e implicación pasa muchas veces desapercibido.
-Aváncenos quién es Nazia… ¿Qué puede decir de ella sin ‘spoiler’?
 Nazia es una niña pakistaní de 9 años que ha tenido la fortuna de evitar ser víctima de un matrimonio por conveniencia. Se ha salvado de un futuro terrible y ahora, mientras sus padres están en manos de la justicia, ella vive en régimen de acogida en casa de Guille. Nazia es una superviviente, pero es también una niña que vive una doble realidad: la que muestra a los adultos que la rodean, y la que esconde en la oscuridad de su miedo más atroz.
-¿Ha sido fácil manejar las cuatro voces que usa en ‘Un secreto’?
 Ha sido muy fácil, sí. Y, como ya lo fuera en un hijo, muy enriquecedor. Contar una historia desde las voces de su protagonista proporciona las ventajas de una perspectiva múltiple y de un ritmo y una riqueza narrativa que raramente se consigue con otras fórmulas. Es casi como si el lector/lectora estuviera dentro de la acción y fuera una voz más: la que escucha.
-¿Qué es más perturbador: la ausencia de la madre de Guille o el mundo inaccesible, herido, a primera vista, de Nazia?
 Creo que son dos paisajes igual de perturbadores. Ambos reflejan la orfandad de dos niños con una sensibilidad extraordinaria, y reflejan asimismo el valor de la diferencia. Las dos novelas y sus dos protagonistas son, en suma, un canto a esa diferencia, A esa capacidad de convertir la oscuridad en luz gracias al poder de la imaginación y de la ficción.
-¿Qué le debe este libro a los cuentos de hadas y en particular a ‘La Cenicienta’?
 Yo diría que ‘Un secreto’ es, en parte, una revisión de el cuento de ‘La Cenicienta en la medida en que nos presenta un nuevo modelo de niña invisible que brilla a pesar de toda la oscuridad que parece rodearla ya no hay necesidad de un príncipe que de sentido al sufrimiento de la niña. La niña es capaz de salvarse sola, siempre con la ayuda de una mujer -la maestra y/o orientadora- que sabe verla y sacarla de su silencio a tiempo.
-¿Qué ansía cuándo miras hacia la infancia, qué tienen los niños que no tengan los mayores o qué revelaciones salen a la luz?
 Cuando miro hacia la infancia ansío poder evitar con mi obra aquellas cosas que yo sufrí en carne propia y que, desafortunadamente, moldearon parte de lo que ahora soy: ese Alejandro que nunca consiguió encajar con su entorno y que se sintió castigado por su diferencia. Cuando miro hacia la infancia ansío poder proteger a quienes lo necesitan de un entorno que no siempre sabe mirar bien.
-¿Consideras que la infancia es un territorio de sombras, más que de luz?
 No debería serlo. La infancia debería ser un territorio libre de agresión, un refugio en el que el prejuicio quedará fuera, y con él también las voces de los adultos que siguen siendo niños no sanados. Los niños que consiguen evitar la intervención de los temores de sus adultos tienen su propia luz, derrochan luz. La oscuridad no les pertence, no nace en ellos.
-¿De qué le sirve a un escritor andar de aquí para allá, de feria en feria, qué aprendes, cómo revierte todo ello en tu trabajo, en tus libros?
 Sirve de mucho más de lo que parece: compartes experiencias con colegas de otros países, con otras miradas, conoces a editores de sellos con los que de otra manera jamás tendría relación y aprendo a paladear el panorama literario global. Sin embargo, mentiría si dijera que eso influye en mi trabajo como tal. Afortunadamente mi escritura está blindada del exterior. Si eso no fuera así, estaría perdido
-Da la sensación de que cada vez se lee menos y la literatura importa menos. Los políticos en su campaña apenas han citado a un escritor. ¿Cómo lo lleva, cómo lo ha vivido?
Desafortunadamente, estamos cada vez más acostumbrados a que los políticos no se acuerden de nosotros salvo en contadas excepciones. No es tanto que no nos mencionen ni nos citen, sino que muchas veces tenemos la triste impresión de que la mayoría viven de espaldas a la cultura. No soy muy optimista en ese sentido. Pero  yo sigo escribiendo por el mismo motivo que me llevo a escribir desde el primer día: escribo para que me quieran.

 

 

 

06/06/2019 17:56 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

RICARDO DÍEZ PELLEJERO HABLA DE 'PORNAI EN EL HOSTAL ROMA'

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¿Qué es ‘Pornai en el Hostal Roma’ (Los Libros del Gato Negro,) el poemario que acaba de publicar? ¿Qué quería hacer?

 

La intención con la que nace el poemario es la de generar un instrumento para el cambio, esa sería la poética. En la primera parte, que es la que da título a la obra ‘Pornai en el Hostal Roma’, el cambio que se pretende tiene carácter social, mientras que en la segunda ‘Once poemas para un decálogo’ el cambio al que se invita es un cambio personal. Creo que la poesía -el arte, la cultura en general- debe reaccionar frente al estado de las cosas, frente al marco referencial que asumimos como “normal” y desafiar (aunque sea tan tímidamente como con un verso) al mundo que tendemos a asumir sin cuestionamiento.  

 

¿Quiénes lo protagonizan, quiénes son los sujetos literarios? Como si fuera una novela o un relato ha creado un sujeto protagonista…

 

El ‘Pornai’ lo protagoniza Ilinca, un personaje heterónimo con el que he tratado de acercar al lector el drama de la trata, invitarle a empatizar conmigo, con Ilinca, llevar el dolor y la belleza de un alma culta y resistente que, a pesar de su desgracia, no se abandona y mantiene en pie un universo complejo frente a la brutalidad. A modo de contrapeso, de luz y sombra que proporcione contraste y profundidad a la lectura, en la segunda parte, la voz cambia y desde los textos nos habla un yo más clásico, algo más etéreo, una voz de narrador que nos interpela para que el protagonista sea el propio lector.

-Es decir, una como dos voces: una, íntima, del yo; otra, más coral, casi social o la del nosotros.

- La primera parte ha sido la más complicada para mí: templar una voz distinta a la mía, pero una voz real, lejos de la banalización y los estándares admitidos en los que encuadrar estas historias y sus voces, me ha supuesto una constante reformulación, un continuo ajuste y pulido, que ha llevado a alargar el proceso creativo de estos pocos textos más allá de dos años. El tiempo y la distancia frente a lo escrito ha favorecido, sin lugar a dudas, poder confrontar los poemas con una mirada más limpia y una intencionalidad irreductible, para dar a Ilinca una oportunidad de hablarnos, de hacernos ver el dolor que arrastran algunos placeres poco inocentes que nuestra sociedad oculta y silencia para ocultar sus monstruos.

 

¿Cómo se ha planteado literariamente el libro y en cuanto a estructura?

 

La estructura es de contrapunto, de luz y de sombra, de voz y silencio. Con ello he pretendido dar dimensión y volumen a la propuesta que se hace desde el texto: ver, sentir, interiorizar para poder afrontar un cambio, un paso adelante en el eterno desarrollo personal, que debería ser la vida, o al menos una vida con aspiración de crecimiento y progreso. Pero, y volviendo a la respuesta anterior, el protagonista último de este poemario es el lector: él y solo él, su emoción y capacidad de sumergirse en los versos, de interpretarlos, son los motores que hacen latir sus páginas. 

 

-No me ha respondido a dónde se sitúa literariamente…

 

Me resultaría complicado enmarcar esta obra dentro del espectro literario y sus tendencias. Me considero independiente (asumiendo la utopía), alguien que arrastra su ignorancia como Sísifo su roca, sabiendo que cuanto más se desgaste menor será el esfuerzo para volver a ascender, para contemplar con mayor placer los horizontes lejanos que ofrece la cima. El momento poético actual, esa poesía inmediata y cotidiana, me recuerda al panorama que observé en Florida hace veinte años. Yo considero que la poesía se emparenta, por nacimiento, con la música y la danza, pero por evolución con el pensamiento y la filosofía. Me gusta penar que, con mi trabajo, soy capaz de respetar esa opción, esa tradición de la poiesis que transmuta el no-ser en ser y, por tanto, es el mayor de los cambios posibles.

 

 

¿Por qué este libro vinculado con el amor, el sexo, la historia?

 

Pornaitrata de personificar y dar voz a una de las 30 o 40.000 mujeres que, según los imprecisos datos oficiales, viven la trata y la esclavitud sexual en España. He rescatado este término usado en la Grecia de Pericles porque era el vocablo con el que designaban a las esclavas bárbaras -es decir, extranjeras- sometidas a la prostitución. El ver que esta misma realidad se repite siglo tras siglo hasta la era de los viajes espaciales, la nanotecnología y la revolución de la inteligencia artificial y la conectividad, me causó sonrojo. Pensar que Teruel tiene menos habitantes que la esclavitud en nuestro país me puso los pelos de punta: no es este el futuro que soñaba cuando era niño y pensaba en el siglo XXI. En aquellos días la esclavitud era algo del pasado y que ya solo tenía lugar en nuestra flamante televisión con dos canales, en la que el pobre Kunta Kinte trataba de desafiar a un destino sobre el que quería tener la última palabra.

 

Esta primera parte del libro, de algún modo, casi funciona como un guión, como una serie de escenas a través de las cuales vamos filmando con nuestra lectura un thriller. Recuerdo que hace por lo menos treinta años, mi hermano Oskar me pasó un libro de Benjamín que estaba leyendo, ahora no recuerdo cual. En él afirmaba que, frente a la novela, prefería al relato pero antes que al relato prefería la poesía, por ser capaz de condensar y traer más emoción esta que las otras, lo que -como lector- le parecía una gran ventaja. De alguna forma, esa visión me ha acompañado en el proceso creativo. 

Los versos de Once poemas para un decálogo  están vinculados al cuestionamiento del, por así decirlo, “episteme personal”, del marco referencial en el que nos situamos, desde el que divisamos, actuamos, nos identificamos y llevamos a todas partes de nuestro pensamiento, como un caracol surcando el mundo de las ideas. 

 

¿Dónde sucede, cómo te has planteado ese viaje en el tiempo?

 

Pornai  tiene lugar en el Hostal Roma. Este es un guiño a Pavese. Cesare Pavese abandonó su vida en Turín, en un hostal homónimo. Esas últimas horas de encierro, de desesperación, me parecieron semejantes -de algún modo-  y pude ver a Ilinca mirando a los hombres traspasar el umbral de la puerta con su verso más celebre en los labios: “vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. Simbólicamente me pareció muy potente. Luego los versos ocurren en otras partes: en la Rumanía natal de Ilinca, en la que no he estado -y que me ha obligado a documentarme y buscar ubicaciones y referentes- pero también la acción se traslada y se comunica en otros textos con los que, abierta o más ocultamente, dialogan los poemas.

 

¿En qué región de la poesía te sitúan: lírica, narrativa, etc.?

 

El poemario es poesía sin concesiones. Sin concesiones porque no se renuncia a la belleza, a la musicalidad, al ritmo, a la emoción, a la estética, al compromiso, a reflejar el tiempo en el que vivimos..., porque el arte también la literatura-, no pueden ser sino reflejo del momento social, cultural, muestra de las luces y sombras de la civilización en la que y desde la que se crea. Pero la poesía, además, tiene la función de ser memoria sensible de un periodo y de las vidas que en él pueden o pudieron desarrollarse.

 

¿Cuál ha sido tu evolución poética, qué lugar ocupa este libro en tu lírica?

 

Mi anterior obra, El cielo del sol mecido -Olifante. 2007-, es un poema (todo el libro puede leerse, si se me permite la licencia, como un mantra) de carácter iniciático, es un viaje odiséico a través de uno mismo, con la intención de resurgir transformado de su lectura (como ves el cambio, el viaje, el movimiento, son -hasta la fecha- no sé si obsesión o única poética...). Supuso para mí un reto tremendo. Lo ideé durante meses sin levantar el bolígrafo y luego lo escribí siguiendo un mismo ritual durante algo menos de cuarenta días. Creo que fueron treinta y siete. Tras extraer esa enorme roca estuve años, literalmente, esculpiendo en el texto, descartando y reformulando los versos para que, al sonar, emitieran las notas de la melodía que había sentido antes de sentarme a escribir el primer día. 

Con este trabajo el proceso ha sido completamente distinto porque la intención y la idea lo eran también. Ha sido más semejante a pintar miniaturas, a tallar retablos: un trabajo con visión global pero en el que se avanza pieza a pieza, y en cada cuadro o en cada talla -de igual modo- detalle a detalle, a veces con lupa y dejando algún tesoro oculto para los más observadores.

 

 

08/06/2019 14:39 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

PREGÓN DE IRENE VALLEJO: FERIA DEL LIBRO DE ZARAGOZA

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La escritora Irene Vallejo fue la pregonera de la Feria del Libro de Zaragoza. Este es su texto.

 

 

Buenas tardes. Bienvenidos todos y cada una.

Feliz feria, autoridades.

Feliz feria, autores, autoras, autónomos, autoeditores, autodidactas, autoestopistas (un poco de todo eso somos las gentes del libro).

Felices quienes estáis aquí porque los libros os llaman con sus voces silenciosas, con su invitación muda, con su bullicio inaudible.

A los libreros, editores, escritores e instituciones que han confiado en mí, quiero expresarles mi asombrada gratitud. Me hace inmensamente feliz pregonar la alegría de esta Fiesta en mi ciudad natal, junto al río Ebro y el río de libros que en estas casetas fluye y corre y serpentea.

El viejo nombre de Cesaraugusta incluye la palabra “gustar”. Zaragoza, la palabra “gozar”. No hace falta decir más: somos la ciudad de los placeres. Y eso incluye el gusto de leer y hacer libros.

Si, como dice el refrán, las palabras se las lleva el viento, aquí tenemos cierzo para todos los relatos del mundo.

Nuestra ciudad ha estado desde siempre en el atlas de las letras viajeras, de los encuentros aventureros, de los mestizajes literarios, de las posibilidades infinitas.

Abrid un antiguo libro y podréis beber vino añejo en la mesa del poeta Marcial, que hace un par de milenios inventó el epigrama junto al Moncayo, y se convirtió sin saberlo en el padre de todos los tuiteros de hoy.

Acompañaréis al viajero egipcio Al-Qalqasandí que describió Zaragoza (o, para ser exactos, Saraqusta) con palabras rebosantes de poesía: “La ciudad parece una motita blanca en el centro de una gran esmeralda –sus jardines– sobre la que se desliza el agua de cuatro ríos transformándola en un mosaico de piedras preciosas”.

Escucharéis por un momento los versos del rey poeta al-Muqtadir, el Poderoso, constructor de la Aljafería, a la que llamó “Palacio de la Alegría”.

Sentiréis que el suelo zaragozano vibra bajo el galope de los caballeros de la Chanson de Roland y el caballo del Cid. Podréis espiar al Marqués de Santillana, cuando se fijó en una moza atractiva cerca de Trasmoz y quiso camelarla con versos. El poema nos cuenta cómo ella, chica recia, muchos siglos antes del Me Too, le amenazó con una pedrada si se propasaba.

Voces de otros tiempos os hablarán de esta tierra sedienta, tierra de río grande, de frontera, de puentes y pasarelas, de mestizos y traductores. La frontera es el lugar donde se escuchan las voces procedentes del otro lado, donde se forja el entendimiento, donde convive lo extranjero junto a lo propio. Somos el eco del musulmán Avempace; del judío Ibn Paquda –que tituló su libro Los deberes de los corazones–; de los traductores de Zaragoza y Tarazona: Hermán el Dálmata, Hugo de Santalla; de los artistas mudéjares, que crearon belleza en el umbral de dos civilizaciones.

Acariciad libros y os transportarán a aquella Zaragoza donde aterrizó la imprenta, una de las primeras capitales europeas en conocer el invento que cambiaría el mundo. Desembarcaron en la ciudad artesanos flamencos y alemanes, como Mateo Flandro y Jorge Cocci, que editó aquí algunos de los libros más bellos del siglo xvi. La fiebre de la letra impresa invadió el territorio. En el siglo xvii hubo 20 libreros y 63 impresores en Aragón, cifra asombrosa en España. Algunas maravillas de la literatura, como La Celestina de Rojas o el corrosivo Buscón de Quevedo, vinieron a nacer entre nosotros. Las imprentas zaragozanas publicaban libros prohibidos en Castilla, libros perseguidos, libros deslenguados, libros que ardían fácilmente. Los rebeldes, los inconformistas, lo tenían un poco más fácil aquí.

Quizá por eso Don Quijote puso rumbo a Zaragoza, y se miró en el Ebro, y soñó una ínsula, y soñó Sansueña. En Pedrola, el caballero y su escudero volaron hasta las estrellas a lomos de un caballo de madera con una clavija en la cabeza, y todo para auxiliar a unas doncellas barbudas. Es una de las aventuras más surrealistas del libro y, si no, que baje Buñuel y lo vea. Cervantes comprendió que la nuestra es una ciudad imaginaria, una ciudad que cabalga entre constelaciones, una ciudad soñada.

A estas tierras vino Quevedo para casarse a la tierna edad de 53 años. Poco duró el matrimonio pero no se puede decir que el escritor no conociese aquí una gran pasión. Se enamoró para siempre de las salchichas de Cetina; de ellas dijo que eran ‘celestiales’.

María de Zayas, la primera mujer que firmó una novela en nuestra lengua, vivió en Zaragoza y por sus calles imaginó un frenesí de pasiones terribles y oscuras. Aquí situó alguna de sus ficciones, como El jardín engañoso, que es un enloquecido menàge à quatre con posesiones diabólicas incluidas.

Nuestra montaña mágica podría ser el Moncayo, que acunó a Gracián, como a Marcial, y sedujo a Machado.

Hubo una vez un ilustrado polaco que imaginó el Manuscrito encontrado en Zaragoza, con sus sueños de la razón y sus monstruos. Y hubo también un seductor llamado Giacomo Casanova, que se decía descendiente de un tal Jacobo Casanova, zaragozano aventurero que ya apuntaba maneras, pues de él se cuenta que raptó a una monja de un convento y huyó con ella a Italia.

Y Goya, Bécquer, Verdi, Victor Hugo, Galdós, Baroja.

Galdós nos dedicó varios episodios: el nacional patriótico y otro más erótico en la novela Fortunata y Jacinta, cuando imaginó a Jacinta y Juanito persiguiéndose para besarse en la boca por los rincones solitarios de una traviesa Zaragoza durante su viaje de novios.

También en su luna de miel, algún oculto magnetismo trajo a Virginia Woolf a una pensión zaragozana. Desde esa habitación (que no era propia) escribió una larga carta a una lejana amiga inglesa. Dijo que estaba leyendo con ferocidad. Más adelante diría a su biógrafo que la desnudez y la belleza del paisaje la dejaron atónita.

Cuántas veces pasearía por esta ribera la inolvidable María Moliner, bibliotecaria asombrosa, jardinera de palabras, discreta hortelana del idioma, que cultivó a solas un diccionario entero. Y en el párrafo final de su enorme obra, se despidió diciendo: “La autora siente la necesidad de declarar que ha trabajado honradamente”.

Cuántas veces se detendría aquí el cronista del alba, Sender, que nos contó la historia de la Quinta Julieta y de su primer amor, Valentina. Y así cartografió para la literatura Torrero y Tauste.

Y cuántas veces miraría esta perspectiva de cielo abierto Miguel Labordeta, que desde el Café Niké fundo la “Oficina poética internacional”, donde hizo famosas sus pipas y el carnet de ciudadano del mundo. Leemos en sus versos que quería agarrar la luna con las manos, que dudaba a menudo, que solo estaba seguro de llamarse Miguel y de no haber aprobado ninguna oposición honorable al Estado. Cincuenta años después de su muerte lo seguimos añorando, como él mismo dijo: con sus pelos difíciles, con su ternura polvorienta, con su piojoso corazón.

Todos ellos, también ellas, han tejido nuestros sueños. Y los escritores vivos, demasiados para nombrarlos uno a una, aún siguen imaginando historias que se adhieren a la ciudad como rocío, como los espejismos del sol o como la hierba esmeralda entre las grietas del cemento. Estad tranquilos, aquí siempre hay algún juntapalabras de guardia, para inventar mares y lejanías que ensanchen nuestros horizontes.

La risa de Marcial, Jorge imprimiendo belleza, Baltasar en su Moncayo mágico, María en su jardín de palabras, el poeta Miguel intentando abrazar la luna, y otros tantísimos, han demostrado que aquí los libros nos importan. Que se puede viajar al País de las Maravillas y al Fin de la Noche desde cualquier sitio, también desde la Plaza de los Sitios. Que las historias flotan a nuestro alrededor, son un cierzo que nos acaricia, nos revuelve el pelo y nos arrastra con su fuerza invisible.

Gracias a las palabras sobrevivimos al caos de vendavales que es el mundo. Aquí nos bebemos el viento, lo hacemos vibrar en las cuerdas vocales, lo acariciamos con la lengua, el paladar, los dientes o los labios: y de esa operación tan sensual nacen nuestras palabras. Los libros son nuestra manera de cabalgar huracanes.

En esta ciudad yo recibí el regalo del lenguaje y de los cuentos. No recuerdo la vida antes de que alguien me contase el primer cuento. Antes de que me enseñasen a bucear bajo la superficie del mundo, en las aguas de la fantasía. Durante esos años olvidados tuvo que ser duro –supongo– seguir una dieta tan estricta, solo realidad. El caso es que, cuando descubrí los libros, por fin pude tener doble, triple, séptuple personalidad. Y ahí empecé a ser yo misma.

Fui una niña a la que contaban cuentos antes de dormir. Mi madre o mi padre me leían todas las noches, sentado el uno o la otra en la orilla de mi cama. El lugar, la hora, los gestos y los silencios eran siempre los mismos: nuestra íntima liturgia. Aquel tiempo de lectura me parecía un paraíso pequeño y provisional –después he aprendido que todos los paraísos son así, humildes y transitorios.

Y yo me preguntaba ¿cómo caben tantas aventuras, tantos países, tantos amores, miedos y misterios en un fajo de páginas claras manchadas con rayas negras, con patas de araña, con hileras de hormigas? Leer era un hechizo, sí, hacer hablar a esos extraños insectos negros de los libros, que entonces me parecían enormes hormigueros de papel.

Después aprendí yo misma la magia de leer patas de araña. Qué maravilla entonces acompañar a mis padres a las librerías y elegir mis propios libros: flores de papel, cordilleras plegables, letras minúsculas, mares mayúsculos, planetas portátiles.

No había ya vuelta atrás. Desde entonces tengo que zambullirme a diario en el océano de las palabras, vagar por los anchos campos de la mente, escalar las montañas de la imaginación.

Como escribió Ana María Matute: “El mundo hay que fabricárselo uno mismo. Hay que crear peldaños que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo de verdad”.

Los gatos, con sus famosas siete vidas, son solo principiantes, meros aprendices. Quien lee, tiene a su disposición cientos, miles de vidas. Varias en cada libro.

Esta feria del libro que hoy empieza quiere acogernos a todos (incluidas nuestras vidas paralelas en otras dimensiones). Acoger a la gran comunidad que formamos los viajeros y las exploradoras del universo mágico de las ficciones.

Acoger a las librerías, claro: las que resisten, las nuevas -también cobijar el recuerdo de las que han cerrado-.

Acoger por supuesto a la gente lectora. La que curiosea, la que colecciona marcapáginas, la que pregunta, la que pide una dedicatoria. La que se tiene que rascar el bolsillo y por eso compra libros de bolsillo. La gente menuda y grande que, además de bocadillos de jamón, merienda bocadillos de tebeo.

Sin olvidar a los hombres y mujeres (cada vez son más las mujeres) que vuelcan su talento en todos los oficios del libro: novelistas, poetas, ensayistas, editoras, traductoras, ilustradoras, maquetadoras, distribuidoras, libreras, críticas literarias, bibliotecarias, bibliófilas, cuentacuentos y narradoras orales, amigas de los clubs de lectura.

Acoger a los niños de todas las edades. A los zaragozanos de todo el mundo. A los que aquí nacen o pacen. A los viajeros que recalan en esta tierra de paisajes inhóspitos y gente hospitalaria. A las personas de palabra. A los ciudadanos de varios universos.

Disfrutad, cesaragustaos, zaragozad. Aquí encontraréis páginas donde bullen historias, versos, conocimiento, anécdotas, esperanzas, laberintos, desengaños, misterios, sueños. Es decir, placeres a nuestro alcance. Como escribió un poeta argentino, los libros se pulen como diamantes y se venden a precio de salchichón. O, como diría Quevedo, al precio de las celestiales salchichas de Cetina.

Y acabo ya, con unas últimas palabras y una memoria emocionada.

Es maravilloso encontrar los libros en la calle, los lunes y los martes y los viernes al sol. Durante muchos siglos permanecieron guardados en los palacios de los ricos, en los grandes conventos, en las mansiones más suntuosas, en los pisos principales de las casas nobles. Eran emblema de lujo y privilegio. Las bibliotecas solían ser estancias en mansiones con techos pintados y escudos heráldicos. Exigían un conjunto de accesorios básicos: muebles de madera con volutas y puertas acristaladas, escaleras de mano, atriles giratorios, enormes mapamundis, mayordomos con plumero.

Hoy hemos quitado los cerrojos a los libros y les hemos calzado zapatos cómodos. Los hemos traído a la plaza, donde nadie tiene negado el acceso.

Esto no ha sucedido por arte de magia. Es la cosecha de años de educación y transformaciones sociales. En escuelas. En institutos. En universidades. En bibliotecas ciudadanas y rurales. Desde las Misiones Pedagógicas a los clubs de lectura. Desde las instituciones públicas a los dormitorios donde los niños cierran los ojos acunados por un cuento de buenas noches. Ha sido un gran esfuerzo colectivo.

Tres de mis abuelos fueron maestros rurales. Conocieron una época en la que no todos aprendían a leer, y mucho menos podían tener libros.

Ellos, mis dos abuelos y mi abuela, se ganaron la vida humildemente enseñando las letras, las cuatro cuentas y muchos cuentos.

Quiero recordar a la gente de esa generación, que vivió los años duros de guerra y posguerra, y tuvo que trasplantar sus esperanzas a la vida de sus hijos y nietos.

Nos quisieron más listos, más libres, más sabios, más lectores, más viajeros, con más estudios que ellos.

Nos enseñaron que la cultura no es adorno sino ancla.

Se vieron obligados a podar sus ilusiones, pero regaron las nuestras. Nos animaron a crecer, a leer y a levantar el vuelo.

Somos su sueño.

Por eso, por ellos, por nosotros, por el futuro, bienvenidos todos, bienllegadas todas, a la feria de las dobles y las triples vidas.

A la feria de los libros y de los libres.

Gracias.

*Irene Vallejo en un retrato de Santiago Basallo.

16/06/2019 09:15 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

'TURIA' DEDICA UN MONOGRÁFICO A JAVIER TOMEO

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 JAVIER TOMEO, EL KAFKA ARAGONÉS, PROTAGONIZA “TURIA”

 

TAMBIÉN PUBLICA TEXTOS INÉDITOS DE JUDITH HERZBERG, LUIS MATEO DÍEZ, MANUEL VILAS, MARTA SANZ, BERTA VIAS MAHOU Y CARLOS CASTÁN

                                                                                           

CARME RIERA PRESENTA HOY “TURIA” EN HUESCA

 

 

El escritor Javier Tomeo, considerado por muchos como una suerte de Kafka aragonés, es el principal protagonista del nuevo número de la revista cultural TURIA. Cuando apenas han transcurrido seis años de su muerte, Tomeo es objeto de análisis y reivindicación por haber sido capaz de elaborar una obra sin duda asombrosa y diferente y que gozó también de éxito notable no sólo en España sino, especialmente, en  Francia y Alemania. Un homenaje colectivo que, a través de textos inéditos, le rinden un total de 20 autores y estudiosos de distintos países y que permite conocer a fondo a un autor original, valioso e inclasificable dentro de las letras españolas.

 

El nuevo número de TURIA será presentado hoy en Huesca, a las 20 horas y en el salón de actos de la Diputación de Huesca. La tarea corresponderá a Carme Riera, escritora, académica de la RAE y actual presidenta de CEDRO. Conviene destacar que la Diputación de Huesca ha apoyado económicamente esta iniciativa cultural y la ha hecho viable.

 

TURIA pretende descubrir a los lectores el interés del universo literario de Javier Tomeo.  Y es que, según declara su editor Jorge Herralde en la revista; “Sólo un alien como él pudo escribir inolvidables obras maestras”. Fue Tomeo autor de una obra narrativa atractiva y extensa, construida al margen de las modas. Una labor creativa rendida siempre a la extrañeza y al absurdo, a lo disparatado y deslumbrante, a lo monstruoso y anormal. No en vano, uno de sus más celebrados títulos fue Amado monstruo, que obtuvo una clara repercusión internacional. 

 

El monografico de TURIA sobre Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932 – Barcelona, 2013) ha sido coordinado por el escritor y crítico Ramón Acín, autor de una tesis doctoral sobre su obra y uno de los estudiosos que mejor la conocen. En su artículo introductorio subraya la condición de Tomeo como corredor de fondo de la literatura española contemporánea y subraya que su mundo literario es el de un autor  “outsider, marginal, extraño, raro, insólito o inclasificable”.

 

Las casi 150 páginas que TURIA dedica a Javier Tomeo puede decirse que constituyen una completa aproximación a una obra y a una trayectoria vital que sigue mereciendo la pena. Buena prueba de ello es que, entre los autores que participan en este monográfico de la revista, hay varios especialistas procedentes de otros países así como tres autores de sendas tesis doctorales sobre Tomeo.  

 

UN ESPECTACULAR SUMARIO REPLETO DE TEXTOS INÉDITOS

 

Además del cuidado monográfico dedicado a Javier Tomeo, el nuevo número de TURIA brinda un espectacular sumario repleto de lecturas y autores de interés. Así, las páginas páginas de la revista se enriquecen con textos originales protagonizados por importantes autores internacionales. Entre ellos destaca la presencia, por primera vez en español, de Judith Herzberg, la mejor poeta holandesa actual y uno de los más relevantes nombres propios de la literatura occidental de nuestros días.

 

También TURIA ofrece a los lectores amplios e interesantes artículos inéditos sobre dos destacadas escritoras contemporáneas: la británica Doris Lessing, premio Nobel de Literatura en 2007, de la que se cumple este año el centenario de su nacimiento, y la francesa Fred Vargas, indiscutible reina europea de la novela negra y galardonada el pasado año con el Premio Princesa de Asturias.

 

La mejor narrativa española también está presente en las páginas de TURIA con nuevos textos de Luis Mateo Díez, Manuel Vilas, Marta Sanz, Berta Vias Mahou y Carlos Castán.

 

No hay que olvidar que TURIA ofrece a los lectores poemas inéditos de Juan Cobos Wilkins, Nuria Barrios, Rosa Lentini, Ada Salas, Marta López Vilar, Juan Marqués, David Mayor y Begoña Ugalde Pascual, entre otros.

 

Especialmente recomendables son las amplias entrevistas exclusivas que TURIA publica con dos de los autores más valiosos y singulares del panorama literario europeo: Gonçalo M. Tavares y Francisco Ferrer Lerín. Con Tavares, que es el autor portugués más internacional con 39 libros traducidos en 50 países, conversamos sobre la importancia que damos al presente o  nuestra relación con la tecnología, o sobre la incomunicación cultural existente entre España y Portugal. Exploramos también su interés por Europa y su fascinación por Japón.  Además, en la entrevista se analiza la evolución de la sociedad actual, la lucha por la igualdad de las mujeres, la emergencia del nacionalpopulismo o las consecuencias de la crisis económica.

 

Francisco Ferrer Lerín combina la literatura con la ornitología, que ha ejercido durante décadas en el Pirineo aragonés. En la entrevista se repasan distintos episodios insólitos de su  vida y es que, por ejemplo, durante treinta y tres años no escribió nada pero desarrolló actividades que le suministrarían abundante material cuando retornó al mundo literario. También se conversa en torno a cuestiones como la vanidad, la supervivencia o el oficio de escribir y, en todos los casos, Ferrer Lerín siempre brinda las opiniones contundentes de quien ha conseguido hacer de su vida una obra de arte.

 

Las ilustraciones de este nuevo número de TURIA han sido realizadas por el Estudio Brosmind, integrado por los hermanos Juan y Alejandro Mingarro. Dos oscenses radicados en Barcelona que, en pocos años, han convertido su estudio creativo en uno de los más solicitados y premiados a nivel internacional, sobre todo en el ámbito de la publicidad.

 

TURIA ha conseguido convertirse, tras 36 años de trayectoria, en una de las revistas culturales de referencia en español. Tiene difusión nacional e internacional por suscripción y una edición en papel y otra  digital (web y Facebook). Está publicada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este nuevo número ha contado con el apoyo económico de la Diputación de Huesca.

 

CONOCER A FONDO A JAVIER TOMEO Y SU OBRA 

 

Una aproximación plural, rigurosa y necesaria a Javier Tomeo es la propuesta central que realiza la revista cultural TURIA a sus lectores. Las 150 páginas que TURIA dedica a Tomeo puede decirse que constituyen uno de los más completos análisis que sobre su trayectoria y su obra literaria se han publicado nunca.

 

Ramón Acín, uno de sus principales estudiosos y que ha coordinado el monográfico de TURIA, escribe que Tomeo fue “un autor que siempre resulta gustoso y denso, sugerente  e  intranquilizador,  divertido  y  trágico...  La  extrañeza,  lo raro, la anormalidad, la diferencia, lo marginal y demás aspectos practicados por él, en cohabitación con varios elementos más, permiten sobrepasar las tranquilas aguas de una lectura de superficie, apacible e, incluso, hasta risueña. Sin duda, por todo ello, el monstruo Tomeo ha saltado latitudes, idiomas y culturas. Y sus novelitas, cuentos y estampas breves se tornaron universales, además de servir a la vez como textos teatrales”.

 

Antón Castro, en su artículo “El lugar de un escritor distinto y solitario”, traza una certera mirada sobre su personalidad y su trayectoria y concluye: Tomeo “ha dejado su poso: su originalidad, su extravagancia, su lucidez, su percepción caricaturesca del mundo, su conocimiento del alma humana y sus paradojas, y ha puesto su prosa depurada al servicio de la ficción y de sus fábulas morales”.

Además de los ya citados, en el monográfico que la revista dedica a Tomeo, escriben  textos inéditos especialistas internacionales como la hispanista radicada en Suiza Irene Andres-Suarez (“Teatricuentos y microrrelatos de Javier Tomeo”) o la profesora francesa Sylvie Fournié-Chaboche,  autora  de  una  tesis  doctoral  sobre  el  autor  aragonés.  También  ha dedicado una tesis al libro “Amado monstruo” de Tomeo otro de los colaboradores de esta entrega de TURIA: Francisco González García, que estudia ahora su relación con el teatro.

 

Otros artículos sobre la obra de Tomeo corren a cargo de: Ismael Grasa (“Los contornos del monstruo”), Agustín Faro Forteza (“Tomeo y el cine: un encuentro puntual”), Antonio Pérez Lasheras y María Pérez Heredia (“Aragón en Tomeo, Tomeo y Aragón”), Fernando Valls (“Monstruos y prodigios: imágenes de Javier Tomeo”), Daniel Gascón (“Javier Tomeo: una grieta en la realidad”), Mariano Gistaín (“La Cobertera de Quicena”) y Ángel Rodríguez Abad (“Lúdico, lateral, lírico: Tomeo”).

 

Uno de los testimonios más relevantes que aporta TURIA es el de su editor de referencia, Jorge Herralde, que publicó en Anagrama buena parte de los títulos elaborados por Tomeo y que asegura que el impacto de las dos primeras novelas (El castillo de la carta cifrada y Amado monstruo)  fue muy fuerte, quizá, aparte de su gran calidad,  por la sorpresa de un tipo de literatura que no tenía nada que ver con lo que se hacía en España ni en ningún otro lugar.  Ya tenía entonces un club de fans que, aunque no muy numeroso, matarían por Javier Tomeo”.

 

No faltan artículos de quienes fueron otros de sus editores, como Enrique Murillo (“Tomeo, raro entre los raros”) y Juan Casamayor (“Editar a un clásico”). Y en el capítulo de testimonios destacan los de amigos de Tomeo como Javier Gurruchaga (“Tomeo y yo fuimos napoleónicos por derecho propio”), Luis Alegre (“Planeta Tomeo”) o Joan de Sagarra. 

 

Por último, TURIA reproduce un texto poco conocido de Tomeo, publicado en 1972 en la revista “Camp de l’Arpa” (“El  prelado acuático y otras pequeñas historias”).  Cierra el monográfico una pormenorizada y útil biocronología elaborada por Pablo Pérez Rubio.

 

DORIS LESSING, FRED VARGAS Y VICENTE GAOS 

 

La escritora Carme Riera, académica de la RAE y actual presidenta de CEDRO, es la autora del artículo inédito sobre Doris Lessing que abre el sumario del nuevo número de la revista TURIA. Lessing, que obtuvo en 2007 el Premio Nobel de Literatura y en 2001 el Premio Príncipe de Asturias, fue una escritora muy prolífica, cultivó todos los géneros literarios y su producción la integran más de setenta títulos. Según Carme Riera, en Lessing “cada nueva obra es un reto. Una apuesta con ella misma de la que quiere salir vencedora”. 

 

Carlos Zanón, cultivador también del género, es el autor del artículo inédito que la revista TURIA dedica a analizar la trayectoria creativa de la Fred Vargas, considerada como la actual reina de la novela negra europea. Buena prueba de ello es el éxito espectacular que tienen sus libros, así como el reconocimiento crítico que avalan su trabajo con premios como el Princesa de Asturias de las Letras 2018, un galardón que de acuerdo a su legendaria timidez no acudió a recoger.

 

Un merecido rescate y resdescubrimiento es lo que consigue el artículo que TURIA publica sobre el poeta, ensayista y profesor Vicente Gaos. Cuando este año se cumple el centenario de su nacimiento, sobre Gaos escribe Manuel Rico un texto que lo reivindica como una de las figuras de la poesía y la cultura española de la segunda mitad del siglo XX. Un poeta que, en opinión de Dámaso Alonso, fue “agudo, apasionado, pero sobrio, como si supiera que su fuerza está en la lucidez”.

 

La sección que TURIA dedica a los estudios literarios incluye también un artículo de Anna María Iglesia en el que analiza las claves del éxito arrollador de Manuel Vilas con su novela “Ordesa”, que ha conseguido algo tan poco frecuente como la perfecta sintonía entre crítica y público.

 

JUDITH HERZBERG, LUIS MATEO DÍEZ, MANUEL VILAS Y MARTA SANZ

 

Entre  el  buen  surtido  de  lecturas  inéditas  que  ofrece  TURIA  sobresale  una antología de Judith Herzberg, la mejor poeta holandesa actual y uno de los más relevantes nombres propios de la literatura occidental de nuestros días. Esta selección de poemas  forma parte de un próximo libro que, editado por Pre-Textos, se titulará “Todo lo que es pensable”. Al fin, el lector español podrá descubrir a una escritora que según su traductor Ronald Brouwer, “posee una voz al margen de cualquier movimiento o corriente literaria, y solamente se la suele comparar, por expresarse en un registro cercano, con Wisława Szymborska”.

 

Además, TURIA da a conocer una selección de textos inéditos de algunos de los mejores autores de momento. Así, la revista narraciones originales de Luis Mateo Díez, Manuel Vilas, Marta Sanz, Berta Vias Mahou y Carlos Castán. También publican relatos Oscar Sipán y Marta Armingol.

Y además se ofrecen poemas de, entre otros, Juan Cobos Wilkins, Nuria Barrios, Rosa Lentini, Ada Salas, Marta López Vilar, Begoña Ugalde Pascual, Joaquín Sánchez Vallés, Juan Marqués, David Mayor, Angélica Morales, Luz Rodríguez, Francisco Grasa, José Gabarre, Bibiana Collado y Javier Fajarnés Durán.

 

En el apartado que TURIA dedica al ensayo, merece una atenta lectura la tercera entrega de la serie de artículos de Jesús Briones sobre el futuro que nos aguarda: “Humanización de la era digital. III. Una ética de las cosas”. 

 

ENTREVISTAS A GONÇALO M. TAVARES Y FRANCISCO FERRER LERÍN 

 

El nuevo número de TURIA ofrece también dos conversaciones exclusivas y de lectura muy provechosa. Las protagonizan dos destacados nombres propios de nuestra actualidad cultural: Gonçalo M. Tavares, el autor portugués más internacional y Francisco Ferrer Lerín, escritor, ornitólogo y uno de los creadores más originales de las letras españolas

La entrevista con Tavares, realizada por Luis Sáez Delgado, va mucho más allá de hablar de sus libros o su trayectoria. El escritor portugués tiene siempre otras preocupaciones sobre las que quiere tratar: del papel de la máquina al mundo de los creyentes,  de la lucha por la igualdad al Holocausto, de la fascinación por Japón o el interés por Europa.

 

Preguntado por un asunto tan central como la lucha por la igualdad de las mujeres y su presencia en su obra, Tavares lo tiene claro: “Es importante que el arte y la ficción no entren en una especie de cuotas de personajes masculinos, femeninos, negros, blancos. (…) Encuentro un asunto esencial cómo otorgar un espacio literario o artístico a las minorías, y ahí aparece la pobreza. La gran discriminación es la pobreza"

 

Francisco Ferrer Lerín muestra, en la conversación que mantiene con Fernando del Val, todo un repertorio de opiniones contundentes. Por ejemplo, preguntado por su método al escribir, declara: “Puedo escribir sobre algo con un argumento inexistente. Donde no pasa nada. O sobre una nimiedad. Ahí está el embrujo. Escribir con argumento no tiene mérito. Además, es aburrido de leer y pesado de escribir”. Tambiénasegura Ferrer Lerín que “es mentira aquello de que hay poetas magníficos desconocidos. El bueno, sale. Vivo o muerto”.

 

RECUERDO DE SERGIO ALGORA, MIGUEL DE MOLINOS Y THOMAS MANN 

Entre los contenidos que habitualmente TURIA dedica a los temas y autores vinculados a Aragón, destaca la publicación de un amplio artículo en el que se  rinde homenaje al escritor y músico zaragozano Sergio Algora, fallecido en 2008 y del que este año se el cumple el 50 aniversario de su nacimiento. Además de analizar su trayectoria creativa, TURIA brinda una grata sorpresa a los interesados en la obra de Algora: publica un capítulo de una novela inédita cuya finalización quedó truncada por su repentina muerte

 

Por otro lado, TURIA estudia también la relación entre Miguel de Molinos y Thomas Mann. Y es que la influencia de gran pensador aragonés, muy notable en aquellos países afectados por la reforma luterana, puede detectarse nada menos que en una de las principales obras del autor alemán: “La montaña mágica”, todo un clásico de la literatura universal.

 

Asimismo, TURIA contiene la sección habitual denominada “La isla”, con fragmentos del diario de Raúl Carlos Maícas enriquecidos gráficamente por Isidro Ferrer. Cierra el sumario de la revista una amplia sección de crítica de libros, “La Torre de Babel”, donde se analizan las novedades editoriales de mayor interés.

 

 

*La Foto de Javier Tomeo es de la agencia EFE.

18/06/2019 07:19 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

JUAN MANUEL CALVO GASCÓN PUBLICA UN NUEVO LIBRO DE LOS DEPORTADOS

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Juan Manuel Calvo Gascón (Ejulve, Teruel, 1957) es, probablemente, el mayor estudioso de los deportados aragoneses en los campos de concentración de los nazis. Publica ahora, ‘Dentro de poco os podré abrazar. Supervivientes aragoneses de los campos nazis’ (Celan. 2019. 228 páginas), y se presenta el jueves 27 de junio, a las 19.30, en la Casa de Cultura de Andorra.

¿Cuál era el objetivo de este libro? ¿Qué querías completar? El libro es un complemento del anterior, “Itinerarios e identidades. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis”, publicado en el 2011. Ya en aquel momento se quedaron muchas historias por contar y otras han surgido gracias a la colaboración de los familiares. Para dar salida a todo aquel material, nació la idea de la publicación, en 2017, de la web http://aragonesesdeportados.org/ en la que se puede acceder a los datos básicos de los 1019 deportados de nuestra tierra y se complementa con notas biográficas que voy poniendo poco a poco.  En el caso actual me propuse acercarme a las historias de los supervivientes y a su incorporación a una vida cotidiana, que nunca pudo ser normal, tras la liberación de los campos en 1945.

 -¿Cuántas biografías y microbiografías llevas escritas? No las he contado, la verdad, pero fácilmente tendré redactadas alrededor de unas doscientas, la mayor parte de ellas de aragoneses –hombres y mujeres- deportados. Algunas recogiendo testimonios familiares, en otras ocasiones recopilando datos en publicaciones varias y también mediante la consulta de diversa documentación de archivo. En este sentido es muy importante el material conservado en la sede de la Amical de Mauthausen y otros campos, en Barcelona.

 -¿Cuál es la importancia de las cartas, cómo y desde dónde se remitían?

 La correspondencia conservada por las familias es de suma importancia para acercarnos tanto al conocimiento de los casos particulares como para conocer las trayectorias colectivas, como en es el caso de la deportación republicana tras haber sido derrotados por el fascismo en guerra de España y verse obligados a exiliarse. Cartas remitidas de los campos de refugiados del sur de Francia; desde las Compañías de Trabajadores Extranjeros donde fueron destinados miles de españoles refugiados; de los campos de prisioneros de guerra (stalags) donde fueron identificados por la Gestapo como luchadores antifascistas. Algunos deportados que sobrevivieron al duro invierno de 1941-1942 pudieron enviar unas pequeñas tarjetas de 25 palabras (previo paso de censura) dando señales de vida. Luego están las cartas posteriores a la liberación, cuando los supervivientes pudieron hablar ya con libertad, como es el caso de la carta de Dámaso Ibarz (Fraga), que he utilizado para dar título al libro.

-El libro está estructurado en dos partes: los prisioneros de Mauthausen y los de otros campos. ¿Qué vínculo especial tiene el campo de Mauthausen con los aragoneses, donde hubo casi mil prisioneros?

 El campo de Mauthausen, era conocido como el “campo de los españoles” y, de los aproximadamente 7000 que hubo allí, unos 850 eran aragoneses de los que 650 hallaron la muerte durante su deportación, la mayor parte de ellos en Gusen entre la segunda mitad de 1941 y la primavera de 1942. La relación entre Mauthausen y Aragón, viene de lejos y para ello basta visitar el memorial de Gusen, donde se pueden ver un buen número de placas de recuerdo de las víctimas aragonesas. Muchas familias vehicularon esta relación mediante la Amical de Mauthausen, cuando empezó su andadura en 1962, participando en los encuentros, en los viajes de homenaje al campo,…En Aragón el recuerdo de las víctimas se mantuvo gracias a las actividades de deportados como Mariano Constante (Capdesaso), Julio Casabona (Sariñena) o Feliciano Gracia (Gallur). Existen monumentos o placas de recuerdo en Huesca, Fraga, Zaragoza, Calaceite, Alcorisa, Mequinenza, Ejulve, Ejea,… .

-Llevas media vida ya, o casi, estudiando estas historias. ¿Qué te sigue conmoviendo o asombrando? Empecé en 2004, ahora hace 15 años, me sorprendió saber que había cinco deportados nacidos en mi pueblo, Ejulve, y que nadie me hubiese hablado de ellos cuando preguntaba por los efectos de la guerra. Aquel olvido me produjo una desazón personal y volví a los textos de Constante, me pude en contacto con la Amical y conocí a los primeros deportados. Sus historias personales eran asombrosas y muy pocas personas, fuera del entorno familiar, las conocían. Me puse como objetivo ayudar a difundirlas. El contacto con los familiares ha sido y es muy gratificante y en estos momentos me motiva el enorme interés de la generación de los nietos por saber qué paso con sus abuelos

 -Hablas del silencio después de haber estado allí. ¿Qué les perturba más: el recuerdo, la sensación de haber salido con vida con algo de culpa…?

Es un tópico, pero yo creo que refleja a la perfección el drama de los supervivientes: nunca abandonaron el campo. ¿Cómo superar el horror cotidiano con el que convivieron? ¿Cómo recuperar una vida normal después? Y una eterna pregunta en el aire. cuando la muerte cotidiana podía llegar en cualquier momento ¿por qué yo me salvé y mis compañeros sucumbieron? ¿Quién les iba a creer? Muchos no hablaron del tema nunca más, sólo con algunos compañeros de supervivencia volvían a revivir sus recuerdos. Y eso fue todavía más duro para los pocos que regresaron del exilio en los años 50 del pasado siglo quienes, a veces, tenían que sufrir la humillación de su experiencia, en un entorno represivo como era el de que se respiraba en aquellos años de la dictadura franquista.

-Vayamos con los personajes. Los hay muy pintorescos. Por ejemplo, ‘El loco del Matarraña’. ¿Por qué lo seguían abucheando en Zaragoza?

 El caso de Salvador Benítez, es significativo. Sobrevivió a los trabajos forzados en una base submarina y a su deportación a Mauthausen. Rehízo su vida en París y enviudó en dos ocasiones. Era un superviviente en toda regla. Volvió a casarse por tercera vez y en su madurez creó una imagen de sí mismo excéntrica y provocativa. Sus desconcertantes trajes, llenos de botones de vivos colores, su chistera, el multicolor paraguas, … le dieron a conocer en festejos y eventos populares muy diversos. Pero bajo aquel disfraz se escondía otro Salvador, aquel que acudía a los actos de homenaje en el exilio, en Mauthausen o en los organizados por la Amical en cualquier lugar del Estado y a otras manifestaciones reivindicativas como fue en una de las manifestaciones antitrasvase, celebrada en Zaragoza, donde fue increpado y apartado por lucir aquellas indumentarias, sin que nadie saliese en su defensa. ¡El atrevimiento de la ignorancia!

-Es impresionante la historia del futbolista Ramón Cuesta. Le daban hasta más ración…

 

Es una de las historias más conmovedoras…me la explicó Rosa Cuesta, su sobrina. Ramón partió de Zaragoza muy joven para participar en la Olimpiada Popular que se iba a celebrar en Barcelona en julio de 1936 y tardó veinticinco años a regresar para visitar a su familia, ¡pero con pasaporte francés! En Mauthausen, formó parte del equipo de fútbol que los españoles organizaron en el campo. Si bien es cierto que algunos obtuvieron un destino que les permitió salvarse del agotador trabajo en la cantera o de su traslado a Gusen, nada era seguro y hubo varios miembros de aquel equipo que no resistieron y no llegaron a ver el día de la liberación.

Con Dámaso Ibarz, de Fraga, también se incorpora otro factor: el enchufe… ¿Existía de verdad, eran determinante el enchufe? La obtención de un destino que les apartase de los trabajos más ingratos era cuestión de suerte y también fue el resultado de una estrategia de resistencia de los españoles para obtener determinados puestos desde donde poder ejercer favores o prácticas clandestinas de solidaridad.

 -¿Como se salvaron estos prisioneros, qué caso te parece más curioso o pintoresco o dramático?

Las situaciones que se dieron fueron muy variadas, dependía mucho de la suerte en sus destinos, del momento de su deportación, de la fortaleza física y mental,… de la solidaridad. Posiblemente, el que más me ha llamado la atención, por desconocimiento, ha sido la historia de Julio Comín (Obón) que conoció el trabajo esclavo y su deportación a las islas del Canal de la Mancha, donde vivió durante años, un verdadero un infierno cotidiano.

-Abordas la situación de las mujeres. ¿Has encontrado muchas que pasaron por el horror?  En los listados que maneja la Amical hay unas 280 deportadas españolas. Mayoritariamente lo fueron como resistentes a la ocupación Nazi. De Aragón hubo una docena aproximadamente y en el libro dedico sendos capítulos a dos de ellas: Alfonsina Bueno (Moros) y Elisa Garrido (Magallón).

-Citas de pasada a Lise London, de origen aragonés. ¿Cómo vivió su cautiverio y el de su marido Artur London? Conocí personalmente a Lise en la primavera de 2004 y mantuvimos varios encuentros más. Su historia es la del siglo XX. Ella y su marido fueron primero Brigadistas Internacionales, luego resistentes y por ello, deportados. Lo más duro para Lise fue la separación de su hijo el día anterior a su deportación y ver morir en Ravensbrück a tantas compañeras de lucha. Arthur London, su esposo, coincidió en Mauthausen con sus camaradas republicanos y mantuvo siempre una gran amistad con muchos de ellos. Es significativa su intervención en la inauguración del monumento de los republicanos en Mauthausen en el año 1962. 

-¿Quedan muchas cosas por saber?

 Por desgracia sí. Todavía hay familias que desconocen qué ocurrió con muchas de las víctimas de la barbarie. En España, en numerosas ocasiones, la memoria familiar se ocultó por miedo y, como decía antes, son muchos nietos los que están descubriendo su propia historia familiar silenciada durante décadas. Por otro lado la información que se dispone por parte de los investigadores es limitada y a veces confusa. Aún falta mucho hasta conocer el alcance real de los miles de víctimas españolas del nazismo, más allá de quienes figuran como deportados. Me estoy refiriendo a los asesinados por represalias o aquellos que fueron destinados a realizar trabajos forzados en Alemania o en los territorios ocupados.

-¿Sueñas con estas vidas al límite por la noche?

 Pues a veces, cuando estoy con alguna historia personal no descanso hasta que puedo averiguar algún aspecto concreto que me aclare su trayectoria. Y es cierto que varias entrevistas me han mantenido en vilo durante varias horas. De forma muy especial recuerdo cómo me afectó el testimonio de Pascual Castejón, en Calanda en el verano de 2004, donde ambos nos emocionamos cuando rememoraba aspectos muy dolorosos vividos durante su deportación.

-¿Cómo podemos dignificar a estos personajes de una vez para siempre?

Yo creo que el Estado tiene una gran deuda con las víctimas del fascismo patrio y del nazismo internacional. Hasta ahora se han llevado a cabo loables intentos de carácter sentimental o simbólico, pero no es suficiente. Falta un reconocimiento jurídico a su condición de víctimas. Por poner un ejemplo que puede ser clarificador: muchos de los nuestros deportados supervivientes continuaron en el exilio y fallecieron en Francia y allí se les ha reconocido sus derechos, han recibido las máximas condecoraciones, y se les entierra con honores, … mientras que aquí hemos ignorado su existencia y desconocemos cuál fue el verdadero sentido de su lucha.

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2019/06/25/juan-manuel-calvo-gascon-los-deportados-nunca-abandonan-el-campo-de-exterminio-1322145.html

26/06/2019 05:15 Antón Castro Enlace permanente. Temas aragoneses No hay comentarios. Comentar.

'EL MONCAYO' DE DEL VAL & VIÑUALES

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Eduardo Viñuales Cobos y Roberto del Val publican ’El Moncayo. El paraíso de los naturalistas’ (IFC), donde incluyen textos de mucha gente, dibujos, fotos, testimonios, etc. En el apartado ’Testimonios’, pueden leerse algunos de estos textos. 

Decía Longinos Navás que el Moncayo es un auténtico paraíso para los naturalistas. Cuando los autores de esta guía decidimos trabajar para la Institución Fernando el Católico en la realización de una nueva publicación más sobre la Sierra del Moncayo, sabíamos que todavía quedaban muchas cosas de su paisaje, su fauna y flora, nuevas por contar y por mostrar.

Deseábamos hacer algo distinto a lo ya editado hasta el momento. Más allá de hablar de los sabidos pisos de vegetación o de que la silueta del Moncayo inspiró a Bécquer o Machado, pretendíamos que en esta voluminosa guía natural se hablara de muchos otros aspectos aún poco conocidos y dispersos: que el camino a la cumbre lo trazaron unos astrónomos para observar en 1860 un eclipse en lo más alto, que en estas laderas hay plantas, insectos y una seta que llevan el nombre del Moncayo, que por aquí han pasado viajeros y grandes estudiosos de las Ciencias Naturales -como el propio Navás-, que nuestra montaña pudo ser el tercer Parque Nacional de España, que se han hallado pisadas de dinosaurios y restos fósiles de leopardos que en otro tiempo habitaron sus laderas… Y más, mucho más, porque en este libro hablamos también de rocas muy antiguas, de trilobites y del brillo de los minerales, de frías aguas que hacen un trasvase subterráneo, de hielos glaciares desaparecidos, de nieves y nubes cargadas de humedad, de flores endémicas, de árboles singulares, hayas y robles, de chordones, de setas, de águilas reales, mariposas, murciélagos y lobos, de cuevas y muelas calizas, de los pueblos y su historia… o de carboneo, neveras y viñedos.

Así mismo queríamos mirar con lupa el latido silvestre de cada uno de los ecosistemas, y que este libro rebasara las fronteras impuestas por reyes o seres humanos mirando igualmente a la vertiente de Soria, no sólo a la de Zaragoza. Nuestra intención final era que el libro estuviera ilustrado con bonitas fotografías que hemos ido realizando a lo largo de los últimos años de trabajo y dedicación, contando con el apoyo gráfico de otros fotógrafos que han retratado la vida salvaje de tan maravillosa montaña.

Y, por último, pretendíamos que el libro que tienes en tus manos fuera un compendio donde la Naturaleza del Moncayo fuera la gran protagonista, pero en cuyas páginas colaboraran muchas personas, desde los expertos que mejor conocen sus secretos o la gente del Moncayo, hasta a los niños que lo miran cada mañana al despertarse.

Todos esos empeños ya están materializados en tus manos, amigo lector, y nuestro deseo final ya sólo es uno: que este libro te guste, que lo disfrutes y te ayude a amar con pasión esta montaña viva, el Moncayo.


HEMOS LEÍDO

 “Innumerables son los espectáculos sublimes y de arrobadora belleza que nos ofrece el Moncayo. Unas veces se posa la niebla a nuestras plantas, mientras nos envuelve la luz solar; se la ve subir por las escarpadas vertientes a las que se adhiere caprichosamente para disiparse, como por encanto, al acercarse a nosotros, o juguetear con nuestro cuerpo al que arrebuja o del que se desprende a intervalos; otras, mirando a lo lejos las nubes que se dilatan en el firmamento muéstranse blancas, iluminadas por los rayos del sol, semejando olas espumosas en un océano sin límites”.

 

José María Sanz, El Moncayo, 1935.“La rueda de la estaciones es más perceptible en el Moncayo. Con los chaparrones primaverales los pueblos despiertan del letargo y salen de romería, plantan mayos y comen, beben y cantan al aire libre; al tiempo que el campo, los frutales y los sotos acaparan blancos, rosas, verdes y añiles que inundan la retina. El verano es una granada cosecha de siestas en zaguanes de la infancia y jubileos en bodegas de ultratumba. La alegre vendimia reina en el otoño y el rebollón en el pinar, cuando la apoteosis del oro viejo se adueña de los sotos del Huecha para anunciar con trazos violetas la aparición del invierno al calor de la lumbre, el trasiego del oro líquido en el trujal y la exaltación del buda porcino”.

 

José Antonio Román, La Montaña marina (Monte Sólo), 2005.“Veruela es un milagro en piedra. Centro y albergue de cultura medieval, símbolo y documento esencial de uno de los más importantes movimientos del arte universal. El monasterio constituye un bello y artístico cenobio. Es un museo de arte. Veruela es la gran fundación aragonesa, albergue del romanticismo artístico y literario, de las leyendas del Moncayo que zumban sobre la vegetación y los riscos de sus aledaños y correntías: romanticismo exprimido por Bécquer en su celda monacal junto a la Cruz negra que también cantaran otros soñadores”.

 

Emilio Poyo, Moncayo de Aragón y Castilla, 1962.“Todo allí es grande. La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en aquellos lugares y embriaga el espíritu de su inefable melancolía. En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en las ondas del agua, parece que nos hablan los invisibles espíritus de la Naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espíritu del hombre”.

 

Gustavo Adolfo Bécquer, Los ojos verdes, Rimas y leyendas.

Cuando anochezca en mí como un día cualquiera, acércame a Trasmoz para ver el Moncayo bajo el bosque de estrellas.

Quiero sentir muy dentro los chopos vigilantes del último crepúsculo, el aire transparente, la grama en los caminos, los tormos en los surcos, el olor de la alfalfa, el trigo entre los ruejos.

Llévame de tu brazo a oír trotar el cierzo, balar a las ovejas; contemplar bajo el cielo las nubes pasear o la geometría del vuelo de las aves y de los aviones, sus gentes tan sencillas, los huertos despegados como un museo abierto, la rudeza elegante del castillo, la iglesia con sus piedras dormidas, La Casa del Poeta y el sobrio cementerio que en silencio me espera”.

 

Ángel Guinda, poesía Trasmoz.“He visitado el tan renombrado valle de Ordesa, declarado ya Parque Nacional, y también Covadonga; y sin quitar nada de los encantos de estos dos parques nacionales de primera fila, en la parte científica tengo por muy superior al Moncayo”.

 

Longinos Navás, Informe “El Moncayo, Parque Nacional”, 1926.

Hacía mucho tiempo que deseaba ascender al Moncayo; desde el día en que, en momentos de atmósfera muy clara, lo había entrevisto desde uno de los picos del Pirineo, a más de 170 kilómetros, y me quedé impresionado por la majestad de su imponente macizo. Cuando pude verlo de nuevo, en mejores condiciones climatéricas, le dirigí, con un amistoso saludo, el deseo de conocerle de cerca. Este deseo iba a realizarse ahora”.

 

Aymar d’Arlot, conde de Saint Saud, 1891



· Carta para Aitana, sobre el Moncayo soriano.

Carmelo Romero Salvador, originario de Pozalmuro y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.

 

Habrás de saber, Aitana, que tu abuelo nació mirando al Moncayo. Y que ello, claro está, le ha marcado. Al fin y al cabo, estamos hechos de naturaleza y de paisajes y ninguno deja más huella que aquellos que vimos y asumimos como nuestros en la infancia.

Contemplada desde la orilla soriana –mi orilla de nacimiento, Aitana- la mole del Moncayo, como escribía Antonio Machado, varía y entremezcla, según los días y según las luces, el blanco y el rosa, el azul, el gris y el verde. Pero siempre, siempre –con cualquier color de su arco iris-, es tan hermosa como altiva.

Comprobarás, Aitana –porque estoy seguro de que muchas veces clavarás tu vista y pondrás tus pies en el Moncayo-, que su cumbre acostumbra a estar cubierta, incluso con cielos despejados y claros, por alguna nube. Es, como decían los ancianos de mi pueblo, la particular “boina” del Moncayo. Y comprobarás también, Aitana, si sabes mirar no solo con los ojos de la cara, sino con los ojos del alma, que el Moncayo es un hilo umbilical entre el Aragón donde naciste y la Castilla de la que proceden tus padres y todos tus abuelos.

Hay llanuras, Aitana, que separan a los pueblos y a sus gentes, y hay montañas que los unen, porque no es la geografía la que determina las relaciones entre los seres humanos, sino la voluntad de éstos. Afortunadamente el Moncayo es, desde hace mucho tiempo, una prueba de ello. Quizás, por encima de cualquier cuestión, esa sea la principal lección, Aitana, que debemos extraer, preservar y cultivar quienes nacieron mirando al Moncayo desde la linde aragonesa y quienes lo hicimos, como te decía, desde la tierra castellana.

 

 

*La fofo es de Eduardo Viñuales.

27/06/2019 14:14 Antón Castro Enlace permanente. Escritores No hay comentarios. Comentar.

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