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Se muestran los artículos pertenecientes a Octubre de 2006.

LA BIBLIOTECA DE VICENTE MARTÍNEZ TEJERO PARA ARAGÓN

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VICENTE MARTÍNEZ TEJERO

o la bibliofilia en estado puro

 

JOSÉ LUIS MELERO RIVAS*

Aragón ha sido tierra fértil en grandes bibliófilos. Aquí nacieron, entre otros muchos, Benedicto XIII (cuya excelente biblioteca inventarió el profesor Galindo Romeo en 1929), Lastanosa, los marqueses de Ayerbe, Martín y Francisco Zapater (cuyos libros irían con el tiempo a parar a manos de los hermanos A. y J. de San Pío, uno de ellos, Álvaro, catedrático en nuestra Universidad, quienes en 1907 editarían el catálogo de su biblioteca en dos rarísimos volúmenes hoy inencontrables), Francisco Manuel de Moner y Siscar (que reunió en Fonz una extraordinaria biblioteca e imprimió él mismo libros en aquella localidad) y Juan Manuel Sánchez, aquel legendario médico de la Armada a quien debemos, entre otros libros, las ya clásicas Bibliografía zaragozana del siglo XV y Bibliografía aragonesa del siglo XVI y que, según contó Pedro Vindel en sus memorias, fue dueño en su momento de la mejor biblioteca que había en España, que desgraciadamente tuvo que vender en 1920 "por grandes pérdidas sufridas con otras aficiones distintas a las de los li­bros". Juan Manuel Sánchez, que firmó alguno de sus libros no con su verdadero nombre sino sólo como "Un bibliófilo aragonés", utilizó en su ex-libris y en las cubiertas y portadas de aquéllos un lema memorable que se ha hecho ya clásico: "Todo por Aragón y para Aragón". Pues bien, Vicente Martínez Tejero es el más importante bibliófilo aragonés desde los tiempos de Juan Manuel Sánchez (quizá haya en Aragón una o dos bibliotecas similares a la suya pero pertenecen a bibliófilos de corte coleccionista que carecen de proyección social y perfil investigador) y su digno sucesor en el trono de la bibliofilia aragonesa. Le une a nuestro bibliógrafo una misma pasión por Aragón y una misma vocación investigadora que le ha llevado a publicar numerosos libros y artículos en la mejor tradición de los grandes bibliófilos como Gallardo, Rodríguez Moñino, Miquel y Planas (de quien decía Sagarra que tenía "un aire de cura antiguo, de los que se tomaban una copita de ratafía cada domingo y conservaban flores disecadas en el breviario") o Sainz Rodríguez.
Un bibliófilo sólo debe aspirar a tener un cierto reconocimiento social cuando se den en él dos circunstancias o características que lo hacen singular: que sus libros estén a disposición de la sociedad en la que vive y trabaja, y que esos libros le sirvan para investigar y den origen a diferentes publicaciones. Si un bibliófilo reúne un gran número de libros pero nadie tiene acceso a ellos, ¿qué ganan sus conciudadanos con la existencia de esa biblioteca? Y si no lee y estudia esos libros ni publica sobre ellos ¿qué beneficio intelectual obtiene la sociedad por contar entre sus miembros con ese bibliófilo? El bibliófilo que así actuara sería sólo un coleccionista o acaparador de libros, un bibliómano con tintes patológicos, que en poco o nada se diferenciaría de un vulgar coleccionista de vitolas de puros o alfileres de corbata. Así pues el bibliófilo que aspire a ser útil a su comunidad no puede ser ágrafo ni avaro. Por el contrario, ha de ser generoso con sus libros y debe escribir sobre ellos. Vicente Martínez Tejero posee esas dos cualidades: una generosidad desmedida, que le ha hecho prestar sus libros a cualquier investigador que se los solicitara  -yo le digo medio en broma y medio en serio que tampoco es necesario que los deje con tanta alegría y ligereza porque crea malos precedentes, y que sería suficiente con que facilitase su consulta en casa como hace uno-, y una importante vocación intelectual que le ha llevado a publicar numerosos libros y artículos. La biblioteca de libros aragoneses de Vicente Martínez Tejero es, sin ningún género de dudas, la más importante que existe actualmente en Aragón. Comenzó a comprar libros hace ya cincuenta años, siendo estudiante de Farmacia en Barcelona, y no ha parado de buscar los mejores y más raros ejemplares hasta el día de hoy. En ella se encuentran representados todos los libros aragoneses más importantes de las más variadas materias: de Derecho y de Medicina, de Historia, Filología y Literatura, de Ciencias y Artes, de Farmacia, de Botánica.... Ningún libro ha sido ajeno al interés de Vicente Martínez si era importante para Aragón. Y no ha escatimado esfuerzos en conseguir los libros más exquisitos y singulares, aquellos que por su rareza apenas nadie conoce, los más delicados por sus encuadernaciones o por sus dedicatorias autógrafas, los que proceden de otras bibliotecas importantes por atestiguarlo así sus ex libris o marcas de propiedad, y también los libros de apariencia más humilde, aquellos que quizá no sirvan para vestir los plúteos de las bibliotecas de las casas distinguidas pero que almacenan sabiduría en cada una de sus páginas. En la biblioteca de Martínez Tejero se encuentran las primeras ediciones de Zurita y de todos los Cronistas de Aragón, de Gracián, de los Argensola, las primeras Crónicas de Aragón, los más importantes libros de Derecho aragonés y las más antiguas recopilaciones de nuestros Fueros, todas las bibliografías y las historias locales, los libros de fiestas, los más raros poemarios de las vanguardias, los libros de Ramón y Cajal y de Odón de Buen, de Jarnés y Sender, de Servet y de Andrés Piquer, de Ángel Samblancat y Miguel de Molinos, de Nipho y Jerónimo Borao, del general Burguete y de Isidoro Villarroya. Así hasta casi el infinito. Su valor científico y cultural es incalculable.Es muy difícil además que nadie llegue ya a formar una biblioteca de la importancia de la suya. Hoy día los grandes libros apenas salen al mercado y cuando aparecen lo hacen a unos precios tan elevados que imposibilitan en la práctica su adquisición. Vicente Martínez conoció una época en la que todavía se podía comprar a unos precios razonables, en los que la competencia con otros bibliófilos e instituciones públicas y privadas no era tan dura como ahora. Eso le permitió conseguir esos maravillosos libros que son la envidia de todos los que los conocen. De ahí la importancia extraordinaria de que esa biblioteca permanezca en Aragón. Porque conseguir reunir otra biblioteca unitaria –con Aragón como tema central- de ese alcance y magnitud es, como digo, tarea ya irrealizable. Con grandes esfuerzos (como se está haciendo por ejemplo en las Cortes de Aragón gracias a los desvelos de Guillermo Redondo y al patrocinio de una entidad de ahorro) podríamos encontrar algunos de estos libros, quizá un veinte o un treinta por ciento del total. Pero ¿cómo conseguir esa biblioteca en su plenitud, con la práctica totalidad de los libros aragoneses más importantes? Sería hoy una labor casi imposible, que Martínez Tejero ha podido hacer realidad después de toda una vida dedicada a los libros antiguos. 

Parece que Vicente Martínez va a donar esa magnífica biblioteca al pueblo de Aragón, representado en este caso por su Gobierno. Pocas veces un ciudadano hace gala de un gesto tan desprendido y magnánimo. Ese acto de generosidad le honra y todos debemos estarle agradecidos. Extraordinariamente agradecidos, diría yo, pues se trata del mejor tesoro cultural con el que podría soñar cualquier sociedad que se precie. Cincuenta años buscando los mejores libros, pagándolos de su bolsillo, para acabar regalándonoslos a todos. Es ciertamente una actitud tan ejemplar como inusual y la mejor muestra que podría presentarse del ciudadano culto, cultivado, progresista y comprometido con su territorio. Creo por ello que nuestro Gobierno debería valorar extraordinariamente esta donación (pues siempre existe la tentación de no reconocer suficientemente el valor de lo que no se ha obtenido con esfuerzo), homenajear a Vicente Martínez de la mejor de las maneras posibles, otorgarle las más altas distinciones y, sobre todo, cuidar de sus libros con el mayor de los esmeros: es la mejor herencia que van a recibir los aragoneses del mañana. 

*Este precioso texto lo reproduce hoy Víctor Juan en su magnífica página web de Solanar y Lucernario, y aparece  en el número 3 de la revista "Letras aragonesas", que publica el Centro del Libro de Aragón que dirige José Luis Acín. La fotografía la tomó gran fotógrafa aragonesa Columna Villarroya. 
01/10/2006 11:44 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

BORRADORES, HOY A LAS 18.30

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Fotografía de Mapi Rivera


El programa “Borradores”, que cambia hoy de horario y pasa a emitirse a las 18.30, tendrá como invitados al tenor Santiago Sánchez  Jericó y al pianista Miguel Ángel Tapia, que interpretan dos temas: un aria de la zarzuela “Doña Francisquita” de Amadeo Vives, y la jota del “Trust de los tres tenorios” del maestro Serrano. Ambos además comentan su trayectoria y Miguel Ángel Tapia explica que ha  cumplido uno de sus sueños: traer al gran Mauricio Pollini al Auditorio de Zaragoza, uno de los grandes pianistas del siglo Rubinstein, Richter, Horowitz, Pogorelich.

“Borradores” recibirá también a los profesores Rosa Tabernero y José Domingo Dueñas, coordinadores del libro “Contar en Aragón”, con José Luis Jiménez, y al escritor y periodista Luis Alegre, codirector de “La silla de Fernando”, una película-conversación con Fernando Fernán Gómez, de la que se ofrecen ocho minutos de imágenes, que firma con David Trueba.

Además, se ofrecen reportajes sobre los artistas Pascual Blanco y Mapi Rivera, y el arquitecto Rafael Moneo. A Pascual Blanco lo visitamos en su estudio y colgamos cinco de sus cuadros en el plató; Mapi Rivera es objeto de un reportaje sobre su último  proyecto“Anuntius”, una meditación sobre la anunciación, la virginidad, el cuerpo y la transparencia de la mirada.
Y de Rafael Moneo se realiza un recorrido por los distintos edificios que ha realizado en Mérida, San Sebastián, Massachussets o Huesca.

Además, visitamos la librería Más de libros y oímos, en gallego y castellano, a la poetisa Olga Novo.

  
 

01/10/2006 14:52 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 12 comentarios.

AMIGOS EN HUESCA

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Estuve ayer en las II Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil que se celebran en Huesca, bajo la dirección de José Domingo Dueñas, Rosa Tabernero y José Luis Jiménez, y me encontré con muchos y grandes amigos:

 -Fernando Alvira Banzo me regaló una estupenda monografía sobre el pintor León Abadías, discípulo de Bernardino Montañés y maestro de Martín Coronas y Félix Lafuente. Tiene un precioso cuadro del castillo de Montearagón y realizó los murales de la tienda de ultramarinos  La Confianza. 

-José Domingo Dueñas me regaló algo precioso: me invitó a conocer el aula donde dio clases Ramón Acín durante cuatro años, entre 1932 y 1936.Ahora es el aula de música, pero tiene sabor y evocación, y aún se oyen las voces y los ecos del artista y de sus alumnos. 

-Rosa Tabernero realizó una presentación muy cariñosa antes de mi pregón, y recordó que siempre cita para el inicio de sus clases una frase de “El fumador pasivo” de Daniel Gascón. 

-Vi a Pilar Alcalde, del Instituto de Estudios Altoaragoneses, una mujer espléndida que regresa de una pequeña depresión, pero ya está mejor, rehaciéndose y volviendo a hacer muchas cosas. Una de las últimas ha sido su edición de los textos periodísticos de Antonio Durán Gudiol. Y también andaba por allí Elba Mairal, que ha tenido un bello gesto: esta mañana me ha enviado una fotografía de una sirena que ha tomado su chico durante unas vacaciones. La pondré aquí en cuanto pueda. Pepa Sánchez de Librería Estilo también apareció con su cariño de siempre: le grabamos para “Borradores”. 

-Carlos Grassa Toro es el autor de “Una casa para mi abuelo”: el cuento que mezcla una muerte familiar con un rito de pueblos primitivos con el que Isidro Ferrer ha ganado el Premio Nacional de Ilustración. Grassa Toro ha creado la casa La Cala, que es una reserva constante de creación y de amigos, y es uno de los guionistas del nuevo espectáculo de El Silbo Vulnerado.Por cierto, todo el mundo me dice que las ilustraciones que está preparando Isidro Ferrer para "El libro de las preguntas" de Pablo Neruda es impresionante. Lo publicará Media Vaca. 

-Ignacio Sanz es un escritor, ceramista y cuentacuentos de Segovia. Es autor de libros como “Madera de ángel”, “El domador de palabras” o “Tantas cochinadas”, pongamos por caso. Le encanta volver a Huesca, y ha venido para pasar tres días siguiendo las jornadas. Es un magnífico rapsoda que recita cuentos, acertijos y dichos que decía su abuela. Él pone la letra y la música.

-Luis García Montero será el invitado de este domingo en “Borradores”. Acaba de publicar su “Poesía” en Tusquets con prólogo de José-Carlos Mainer, que siempre ha sido muy sensible y muy agudo en el análisis de su lírica. Luis García Montero es un tipo espléndido, cariñoso y cercano, que habló de la inocencia del lenguaje, de la poesía para niños y de su concepción poética: la vida se impregna de poesía, la poesía  se impregna de vida, y en esa dualidad se mueve a sus anchas, y derrama un montón de sensaciones y sentimientos vinculados a su intimidad, a su compromiso. En "Borradores" habla también de Francisco Ayala, de Rafael Alberti y de su mujer y primera lectora Almudena Grandes, que está a punto de publicar una novela que recorre todo el siglo XX.

 -Tras estar en Huesca, vine a Zaragoza a cerrar el suplemento de “Artes & Letras” y a estar un rato con un escritor al que admiro muy sinceramente: Manuel Longares. Puedo decirlo porque él ni posee internet ni frecuenta los blogs. Es un tipo encantador y un estupendo escritor, fascinado por Galdós y Balzac. Presentaba “La novela del corsé” (Seix Barral) y “Nuestra epopeya” (Alfaguara). Luego nos fuimos a tomar unas cervezas con Ángel Gracia, y hablamos de todo un poco: de la nueva Zaragoza, de Pilar Miró, de Felipe Trigo, de Juan Eduardo Zúñiga. El padre de Manuel Longares era de Zaragoza y su abuelo tuvo un comercio  en  el Coso.   

 

*Esta es la sirena que captó el compañero de Elba Mairal y que ella me ha mandado para esta página. Mil gracias.

05/10/2006 15:15 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

TESS GALLAGHER

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AHORA CERCA DE MÍ

Por entre la niebla del valle
Veo los caballos
Moviéndose apenas, los flancos
Y crines acariciados, la depresión
Del lomo. El amor humano es una maravilla,
Aunque sólo sea para decir: ¡este cuerpo! ¡esta niebla!  

La editorial Bartleby de Pepo Paz, acaba de publicar “El puente que cruza la luna” de Tess Gallagher, con edición y traducción de Eduardo Moga, un estupendo poeta, por cierto. Me  encanta el libro de la mujer de Raymond Carver, a quien dedica el poemario Tess. Y uno de los poemas que más me ha conmovido es éste: sencillo, directo, emocionante. “El amor humano es una maravilla”. ¿Se puede decir con mayor sencillez? Y me encanta esta foto de los dos, la fuerza de esas miradas. Tess Gallagher escribe un hermoso e intenso texto, sin elogios, sin elegías, desde la serenidad de la pérdida, a modo de prólogo para los poemas de "Todos nosotros" de Carver, cuya edición en Bartleby ha preparado Jaime Priede.

06/10/2006 02:11 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

LOS CUERPOS DEL OTOÑO / 1

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Hoy he conocido a Don Rijoso, una criatura simpática y juguetona, mucho más joven de lo que podría pensarse. Me ha sugerido que no revelase su nombre y, sobre todo, me ha dicho que echa en falta aquellos cuerpos del verano.

Empezamos aquí una nueva serie. Se trata dela actriz Ada May, fotografiada por el gran Alfred Cheney.

06/10/2006 14:56 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

JUAN FERNANDO MORENO GISTAÍN, EN RNE Y LA 2

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Juan Fernando Moreno Gistaín actúa con la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española. El pianista aragonés ha sido invitado para participar como solista en el IV Concierto Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, hoy 6 de Octubre en el Teatro Monumental de Madrid. El concierto se emite por Radio Clásica de  RNE, a las 20.00. 

Interpretará el Triple Concierto de Beethoven junto a Slava Chestiglazov (violín) y Estibalitz Ponce (violoncello), bajo la dirección de Adrian Leaper, director titular de la orquesta. Este año es la cuarta edición de este concierto conmemorativo organizado por la Fundación para la Libertad y la Fundación de Víctimas del Terrorismo, con la colaboración del Ministerio de Cultura y la Orquesta de RTVE. El concierto será retransmitido mañana por La 2 de Televisión Española.

Juan Fernando Moreno Gistaín ha estudiado con los maestros Ramón Coll y Josep Colom, ampliando su formación en prestigiosos certámenes como el Festival Internacional de Piano New Millennium (Gijón), la International Academy del Festival de Lucerna (Suiza), o la Sommerakademie del Mozarteum de Salzburgo. Mantiene una constante actividad concertística como solista y como dúo de piano junto a su hermano José Enrique. En 2002 fue Primer Premio del Concurso Nacional de Juventudes Musicales. Ha grabado para Radio Clásica y para el sello Albert Moraleda Edicions (Obras de Mendelssohn y Godowsky).
 

ENTREVISTA CON JUAN FERNANDO MORENO GISTAÍN*

 "¿Qué tipo de pianista quiero ser? Alguien que exprese con claridad las ideas del artista, con la suficiente personalidad para atraer al público, pero no tanta para dañar la obra del compositor". Así sueña Juan Fernando Moreno Gistaín (Barbastro, 1974), que acaba de ganar el primer premio "Ciudad de Albacete"* de piano, que ha compartido con el canario Inocencio Negrín. "No me ha molestado ese veredicto. He seguido su concurso y vi que era realmente bueno. Fue una solución ideal". Al concurso se presentaron 28 intérpretes de todo el país. Pasaron la primera eliminatoria, de 50 minutos, sólo seis. Juan Fernando interpretó "Preludio y fuga" de Bach, el cuarto "scherzo" de Chopin, un estudio de Rachmaninoff y la pieza "La isla alegre" de Claude Debussy. Y se hizo acreedor del máximo galardón con una sonata de Haydn, "Variaciones serias" de Mendelshonn y la séptima "suite" de Prokofiev, una sonata de guerra.

El jurado estaba compuesto por Julio García Casas, los pianistas Mariana Gurkova y Juan Martín, Agustín Peiró y Frank Reich. El premio, dotado con 3.500 euros, acarrea también una gira de conciertos por casi toda España, "por aquellas ciudades donde haya Juventudes Musicales, que son muchas", la grabación de un cederrón y otra grabación monográfica para RNE clásica. "Es lo que más valoro: los proyectos a medio plazo. No voy a tocar las grandes obras de repertorio, es pronto para intentar hacer una obra definitiva. Me centraré en un repertorio no habitual".

Juan Fernando se reconoce en dos de sus maestros, Ramón Coll y Joseph Colom, y en Christian Zimmerman, "aunque no pretendo emularlos ni mucho menos. Por un lado, no es posible y, por otro, no me interesa. ¿La política musical en Aragón? Yo creo que estamos en un periodo de formación. Se percibe que interesa y que hay algunos planes que van poco a poco". El pianista compagina sus horas de estudio y de interpretación con la docencia en el Conservatorio de Monzón: "Es una experiencia fantástica. La más importante, claro está, es tocar. Y suelo hacerlo en solitario o a cuatro manos con mi hermano José Enrique, algo que me emociona mucho. Pero la enseñanza me proporciona una reflexión constante. No sé si soy capaz de enseñar algo a los alumnos, pero ellos a mí muchísimo. Al enseñar tomo conciencia de muchas cosas que a veces no te planteas. En mi caso, ese trabajo es beneficioso".

Tocar. Salir ante el público, sentarse ante el instrumento y oír el silencio ideal ante los ojos expectantes del espectador. Ése es el gran momento del virtuoso. "Era Claudio Arrau quien decía que cuando daba un concierto comenzaba una batalla para él, va a pasar algo importante. Te enfrentas a una lucha contigo mismo. Es una apuesta que haces contigo: el modo de enfocar el recital, el repertorio, tu estilo. Eres el único responsable y estás solo ante el peligro. Sólo tienes una oportunidad para hacerlo. Además, es imprescindible tocar en público para tener conciencia de artista, espíritu de superación. El público puede hacer que toques mejor; tras los aplausos, viene el silencio y ahí se mueve algo dentro de ti. Quieres demostrar lo mejor de ti mismo y corresponder al afecto y a la entrega del oyente".

*Juan Fernando Moreno Gistaín ganó este premio en 2002. Desde entonces su carrera, en solitario o a cuatro manos con su hermano José Enrique, lleva un trazado impecable.    
06/10/2006 17:58 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

LOSCUERPOS DEL OTOÑO / 2

20061007023850-dickinson1.jpgAngie Dickinson. La actriz que sedujo a John Wayne, las piernas interminables de una seductora.
07/10/2006 02:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

UN VIAJE AL MAR

20061007094334-suarez-marinheiros.jpgUna admirable foto  de José Suárez, el espléndido fotógrafo gallego.
07/10/2006 09:43 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

BORRADORES, HOY, A LAS 19.00, CON BIELLA NUEI Y GARCÍA MONTERO

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“Borradores” se emite esta tarde a las 19.00. Cuenta con Luis Miguel Bajén y Eduardo Sánchez, de Biella Nuei, como invitados. Ambos presentarán el álbum “Sol d’ibierno” y tocan dos canciones acompañados por el espléndido guitarrista Alejandro Montserrate. Bajén repasa la trayectoria del grupo y Eduardo Sánchez habla de los secretos de su acordeón. El otro invitado es Luis García Montero, que acaba de publicar su “Poesía” completa en Tusquets. El poeta repasa su trayectoria, habla de Francisco Ayala, de Rafael Alberti y avanza algunos secretos de la nueva novela de Almudena Grandes, su mujer y su primera lectora. Además, el programa visita el estudio de José Luis Lasala, conversa con Carol Pastor, directora de la revista “Viajar y conocer”, y ofrece un reportaje sobre Ángel Petisme, entre otros asuntos. Y visita la librería Más de libros de Huesca. Pilar Peris recita el poema final.

*Fotografía de Luis García Montero, que participó en las II Jornadas Literarias de Literatura Infantil y Juvenil de Huesca.

BORRADORES. Realización: Teresa Lázaro. Ayudante de realización: Yolanda Liesa. Producción: Mamen Delpon. Ayudante de realización: Raquel Guzmán. Redactora: Ana Catalá Roca. Chip. Hoy domingo a las 19.00; jueves, a las 23.45.

08/10/2006 14:05 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

EL GRAN DÍA DEL PREGÓN

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Empezó la mañana del sábado muy bien. El Casetas y el Utebo de cadetes pugnaban por el liderato entre sí; ganaron los azules de mi hijo Jorge, Joel y el ecuatoriano Luis, que hace recordar a Romario, por sus poderosas piernas, su potencia y su pasmosa ejecución final. Luis marcó tres goles, y el Utebo sigue de líder con el Montecarlo, que incluso mandó ojeadores porque se enfrentan dentro de dos sábados. Pero ayer era el día de Eduardo Ducay, de Miguel Mena, Jesús Morte, Vicente González y Valero López. De los tres últimos, sinceramente, no sé nada, no los he tratado; a Ducay lo admiro desde hace tiempo, (lo glosa hoy Agustín Sánchez Vidal en “Heraldo”); a Miguel Mena lo tengo por uno de mis mejores amigos desde hace muchos años; nos conocimos en el monasterio de Cogullada hacia 1989 o 1990. Miguel recibía una de esas distinciones que alegran a los padres y a los amigos y a uno mismo: una ciudad que te ha acogido, de golpe reconoce lo mucho que has hecho en ella, por ella, lo mucho que ha hecho la ciudad en ti, sobre tu piel y tu pensamiento, y te designa para siempre como uno de los suyos. Eso ha ocurrido en los últimos tiempos con personajes realmente entrañables como Eloy Fernández Clemente y Luis Alegre y Miguel Mena, zaragozanos que ya tienen mucho de universales.

 Como soy un completo despistado, me confundí de hora: pensaba que el acto de la entrega de medallas era a las siete y fue a las seis. Llegué fuera de tiempo, encontré un atasco monumental, todo fueron leves complicaciones. Ni siquiera fui capaz de llegar a la Lonja antes de la ocho, que fue cuando se inauguró la exposición de José Manuel Broto. Pepe Cerdá y Ana Bendicho me guardaban una invitación. Sorteamos por aquí y por allá obstáculos hasta llegar a Echegaray: de golpe, mi hija Sara, siete años, y yo vimos bajar de un Chrysler a Eva Amaral: guapísima, elegante, morena. Dos peñistas, borracho él, borracha y sedosa ella, se descuartizaban a besos en los labios, en el cuello, en el rostro. Ya en la Lonja, apenas pude hablar con Vicente Villarrocha y con Carlos Gil de la Parra; vi, hacia el fondo, a Jorge Gay, y poco más de una media de docena de obras. Broto practica una pintura de encendido cromatismo, de poderoso impacto gestual, de raíz orgánica, y trabaja con lápiz digital. Respecto a Miguel Mena, supe luego que había contado su famosa anécdota de José Luis Borau: “En el ascensor me he encontrado con Borau y le he podido decir que en una de sus películas canté cuando era niño”, dijo. Y evocó a Amaral: “Haces que se vaya mi melancolía // me devuelves de nuevo a la vida”. Maravilloso hallazgo y muy oportuno. Zaragoza, anoche, era la ciudad de la alegría.       

En los momentos anteriores al pregón vi a mucha gente. Amigos muy particulares (Luis Alegre, Félix Romeo y Cristina Grande, Pepe Melero y Yolanda Polo, Mercedes Ventura, Ricardo Berdié, que ha empezado una nueva vida…), políticos, periodistas, niños como Guillén, Iguázel y Chaime. Juan Antonio Gordón cogió a Sara y la llevó para que saludase a Juan y Eva. Ésta le dijo: “Me han contado muchas cosas de ti”. Más o menos. Juan Aguirre luego le firmaría dos discos, el primero y el último, y Eva, durante la cena, también gracias a las gestiones de Miguel Mena. No sólo imagino: esta mañana, antes de partir a su bella quinta de Trasmoz, Miguel y Mercedes y Daniel Mena Ventura le  trajeron los discos, firmados también por Eva Amaral, y levemente desdibujadas las tintas.  

Salimos al balcón. Había salido dos o tres veces más: durante las tardes imborrables de Eloy Fernández Clemente, Luis Alegre e Ignacio Martínez de Pisón. Es algo que siempre impresiona: la muchedumbre allá abajo, la gente cómplice con ganas de gozar, de ser feliz, con ganas de oír al pregonero para empezar la jarana. La noche se había quedado perfecta de luz y de brisa. Eduardo Ducay estaba entre perplejo y embrgado por la emoción: como en segundo plano, observaba la riada humana de paisanos y saboreaba sus ochenta años. Empezó a hablar Eva y la multitud pareció quebrarse de alegría y de identificación. La emoción era indescriptible: parecía no caber ni una sola alma indiferente allá abajo. La ciudad nunca ha tenido unos pregoneros tan populares, tan queridos, en toda su historia, probablemente; Eva y Amaral no suscitan ni un solo rechazo. Hacen su trabajo con absoluta belleza, con sinceridad, con espléndidas letras, y jamás se olvidan de sus raíces, de su lugar en el mundo, de los amigos, de los nuevos aragoneses que llegan, de los grupos y de los músicos en los que empezaron o que ahora son sus compañeros de trayecto, aunque con menos éxito. Viajar les ha revelado que el mundo es ancho y ajeno, y que sólo tenemos que tender la mano para hacerlo más nuestro.  En su pregón, pronunciado a dos voces, de manera alterna, Eva y Juan, Juan y Eva, recordaron que Zaragoza era un cruce de caminos, un lugar hospitalario, un lugar donde la inmigración ha cobrado mucha importancia. Abogaron por el entendimiento y la tolerancia, y cómo no podía ser menos pidieron al ayuntamiento colaboración y apoyo directo con los grupos musicales de la ciudad. Esa petición fue muy adecuada. 

La emoción se palpaba. El mundo, anoche en Zaragoza, estaba bien hecho. Lo pensé, junto a Luis Alegre, y sentí deseo de ser pájaro para sobrevolar tantas cabezas, tantos gritos. Pepe Melero se sabía, se sentía más zaragozano que nunca. Ser de Zaragoza en noches como las de ayer produce un escalofrío. Después, vi pasar a Eva Amaral fugazmente, abrazó con sincera efusividad a Félix y a Luis; hablé un instante con Juan Aguirre, tan cariñoso siempre. Estaba en aquel acto también por él porque me invitó, me dijo que me reservaba una invitación en el palco para mi hija Sara, que se sabe casi todas sus canciones. Sigo siendo tan desastroso en las relaciones sociales que no me habría atrevido a ir yo solo. Sara, que no me habría perdonado no haber ido, fue como mi coartada ante mi pánico a las multitudes y me hizo una confidencia: su canción favorita ahora es “Salta”. Me la cantó en el coche antes de quedarse dormida y eludir así los ruidos del atasco. 

Transido aún del impacto de comprobar la identificación entre la gente y Amaral, salimos de paseo. Acabamos en la plaza de San Felipe, donde comprobé la cantidad de seguidores que tiene Carmen al natural, que repitió sus temas hasta cuatro o cinco veces. Bailé un poco, tan terriblemente mal como sólo sé hacerlo yo. Mis amigos (creo que se sumó Ismael Grasa, que cumplía años) cenaban en el bar Estudios, en cuya calle he vivido casi ocho años. Jamás he llevado bien un olor tan intenso a queso.

*Foto de los pregoneros del Pilar 2006, el dúo Amaral, Eva y Juan.

08/10/2006 16:23 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

UN POEMA DE LUIS GARCÍA MONTERO*

20061008183351-francesfarmer1.jpgDISCIPLINA SECRETA

La casa como barco
En alta mar de junio. 

Las calles como trenes
De noche sosegada. 

Estas cosas no pasan en el mundo. 

Estoy por afirmar
Que ahora vivo en un libro de poemas. 

Pero si tú me miras,
Decidida a existir
Desde el fondo templado de tus ojos,
También existe el mundo. 

Y muy probablemente

Yo acabaré por existir contigo.

*Este es el  poema  que lee esta tarde Luis García Montero en "Borradores".

La mujer que se mira al espejo es Francis Farmer.

08/10/2006 18:33 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

PREGÓN DE EVA AMARAL Y JUAN AGUIRRE

Fiestas del Pilar 2006

Pregón de las Fiestas


Maños y mañas!

Aragoneses!


Amigos llegados desde el resto de España y del Mundo!

Es para nosotros un gran honor dar comienzo a las Fiestas del Pilar de este 2006. Nunca nos imaginamos que dos chavales de las Delicias y Casablanca iban a subir un día a este balcón, sólo por hacer canciones y tocar la guitarra. Desde que salimos de nuestros barrios hemos recorrido medio mundo, hemos tenido mucho tiempo para añorar una ciudad y unas calles que conocemos de memoria. Hemos echado de menos nuestro querido acento maño y también el cierzo del que dicen nos vuelve locos y obstinados.

Hemos extrañado un lugar que nos ha marcado para siempre y hemos explicado con orgullo, una y mil veces, desde México hasta Chile, que somos de una ciudad del Noreste de España, dura y hermosa, cruce de caminos y culturas llamada Zaragoza. En ese lugar está nuestra vida, nuestras familias, amigos y nuestro corazón.

Han sido demasiados años sin poder vivir las fiestas del Pilar, viniendo a tocar para marcharnos al día siguiente. Este año va a ser distinto, vamos a estar ahí abajo con vosotros para quedarnos toda la noche en la calle y los días que siguen.En este balcón estáis todos, verdadera alma de las fiestas. Los maños y mañas de cualquier condición social, orientación sexual y forma de pensar. Todos, sea cual sea su color de piel, los que nacieron en Zaragoza y los que llegaron de lejos buscando una vida mejor, huyendo de la pobreza o la injusticia en sus países de origen. No podemos ni debemos olvidar, que un día los padres y abuelos de muchos de nosotros tuvieron que dejar Aragón para buscar un horizonte que en nuestra tierra no se vislumbraba.

Aquí están todos los músicos de Zaragoza y todos los que "lo tienen crudo" para salir adelante día a día y queremos aprovechar para pedir a nuestro alcalde y al resto del consistorio, que se dejen la piel para hacer de Zaragoza un lugar más justo para vivir, que defiendan también nuestros parques, las riberas de nuestros ríos y nuestra identidad.

En estos días de fiesta brindaremos por un futuro mejor y también por un pasado y una cultura que no debemos olvidar, brindaremos por los amigos ausentes y brindaremos también para demostrar que esta ciudad además de ser inmortal está llena de vida.

Viva Zaragoza! Vivan las fiestas del Pilar! Viva Aragón! Entalto Aragón! 

 *Enrique Cebrián me envía el texto del pregón y lo cuelgo aquí porque es bello, intenso y sincero.

09/10/2006 00:18 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

ENTREVISTA CON EL VIOLINISTA JORDÁN TEJEDOR*

-Puede parecer raro, pero he leído que iba usted para pianista.
-Como mi padre es pianista, me encaminó a los cuatro años hacia el piano, pero yo no tenía ninguna sensibilidad para ese instrumento. Y a los nueve años fui a un concierto al Teatro Principal de Stefan Milenkovic, un auténtico niño prodigio de doce años. Salí diciendo: “Papa, quiero ser violinista”.

-¿Qué ocurrió en ese concierto?
-Que fue una auténtica maravilla. Por todo: el ambiente, por la sonoridad. De golpe, fue como si viese en el virtuoso la imagen del músico que yo desearía ser algún día. Sentía deseos de coger un violín y tocar ante la gente. Podría decírselo así: tuve un flechazo con el instrumento.

-¿Cómo definiría el sonido de aquel violín, o del violín en general?
-Brillante, extraordinario y con talento. Me gustó mucho: fue como un sonido que se escapa, abierto.

-Poco después, empezó sus clases con el profesor polaco Slawomir Arszyñki.
-Fue de quien mejor le hablaron a mi padre, a quien le debo mucho de lo que soy. Era profesor de viola y violín, y gracias a él salí adelante. Pasé por un periodo de problemas familiares que estuvieron a punto de llevarme al abandono de la música, y fue él quien me dijo que tenía sensibilidad. El violín se estudia con paciencia y con objetivos concretos, y mi profesor me transmitió pasión y entusiasmo.

-En 1995, se trasladó a Barcelona junto a Gonçal Comellas.
-Es mi principal profesor. Me dio consejos esenciales: “Estudia fuerte. Tienes el talento necesario para llegar a tocar como solista”. Me apoyó incondicionalmente y con él aprendí la mentalidad de un intérprete, el concepto de un músico.

-¿En qué consiste la mentalidad de un intérprete?
-Piense que él tocó con Menuhim, y que conoció a los más grandes como Franciscati o Oistrahk. Voy a responderle con una pequeña anécdota: creo que el intérprete no se aleja tanto del buen pedagogo, los dos se dan. Cuando toco con una orquesta y estoy en los ensayos, me ocurre una cosa que me perturba: me aburro. Tengo la sensación de que estoy trabajando no sé si con rutina o sin pasión. Cuando me meto a mi camerino me pregunto, casi asustado: “¿No me irá a pasar lo mismo en el concierto?”. Y cuando salgo al escenario se produce el milagro, la magia. Y esto esta relacionado con otra idea de Comellas: “El intérprete está ahí, sobre el escenario, para dar y ese milagro se produce con el público”. Es lo mismo que le sucede a un maestro: cuando tiene un alumno que lo oye, que lo sigue, se entrega. Quizá por eso me apasiona tanto la pedagogía.

-También le sugirió él su repertorio.
-Ahí influye todo. El mío va desde el Barroco hasta los músicos contemporáneos, ya se trate del madrileño Carlos Perós, que me ha dedicado una sonata, o de Carlos Satué, que me ha dado varias piezas suyas, en particular una para violín solo.

-Sigamos: de Comellas a Mauricio Fuks.
-Quisiera precisar algunas cosas de Gonçal Comellas, porque él me insistió en la dureza de este oficio: la disciplina, el pensar adonde quieres ir y los medios que estás dispuesto a poner. Me dijo dos frases que no olvido nunca: “Todo lo que hace un intérprete en un escenario depende de lo que ha hecho previamente entre las cuatro paredes de su estudio”. Y “el ritmo es el marco de la técnica”, y con eso me quería decir que si pierdes el ritmo pierdes el rigor, el esqueleto de la obra, la estética.

-¿Cómo estudia un violinista?
-Ahora me siento mejor que nunca, soy feliz con el violín, creo que me he encontrado a mí mismo. Me siento como más hecho y eso es un gran alivio. Y el estudio también tiene mucho que ver con ello. Creo que podría resumir ese trabajo en tres fases: primero se trata de ver, conocer y coger la partitura, y de saber lo que quieres hacer con ella, aunque sea sólo a golpe de intuición. Y luego la memoriza, la toco para irla aprendiendo a lo largo de cuatro o cinco días, veo donde están los problemas técnicos. Y a partir de ahí trato de unir esos dos conceptos: plasmarla la idea y la ejecución técnica, consolidar su interpretación y de ahí ya me presento ante el público. Además, estás los ejercicios de escalas, los estudios sencillos. Generalmente, suelo trabajar tres o cuatro horas al día; cuando se aproxima un concierto, puedo invertir de seis a ocho, o incluso doce. A las veces, a las tres de la mañana estoy desvelado, le pongo la sordina al violín y todo hasta el alba.

-¿Hablamos ahora de Fuks?
-Es un profesor diferente, complementario, increíblemente detallista. Es un auténtico científico del violín que te ayuda a descubrir la gran cantidad de trucos que existen y que tú, por ti mismo, no serías capaz de descubrir nunca.

-¿Quién es su violinista modelo?
-Por la envergadura de su interpretación Gonçal Comellas; David Oistrahk por su perfección y su aplomo; y Menuhim por su humanidad con el sonido y en la vida. Vi tocar en Zaragoza a Anne Sophie Mutter y me pareció un concierto exquisito, extraordinario. Se fundía la belleza de la intérprete, la calidad del sonido y la belleza del Stradivarius.

-¿Es necesario estudiar fuera?
-Más que necesario, es saludable, aconsejable e higiénico. Por lo menos, aprendemos humildad. Viajar es fundamental para un músico, el nuestro es un arte universal, sin fronteras, para la gente y en todos los lugares se entiende.

-Me gustaría que nos contase la historia de ese violín que tiene de 1803.
-Es de Félix Mori Mesa y está fabricado en Parma. Me costó 12.000 euros y ahora ya me pagan por él más de 50.000, pero no lo he querido vender ni lo venderé. Lo compré en Musical Serrano, estaba allí mugriento, lleno de polvo. Lo vi y me lo llevé. El sonido se identifica con su mueble: es grande, con un toque oscuro, pero a la vez brillante.

-¿Cómo analiza la situación de la música clásica en Aragón?

-Ha mejorado. El nivel es bueno, y creo que si se quiere hacer una orquesta cada vez se necesitará menos de gente de afuera, porque la mentalidad de los músicos, y en particular de la cuerda, ha cambiado. Y a la vez veo que aquí hay como un miedo a que salgan cosas buenas, de entidad. Vivo en Alemania, y cuando estoy mucho tiempo en Zaragoza mi ego baja bastante.

*"Borradores" contará este domingo con el violín de Jordán Tejedor. Recupero esta entrevista que le hice hace algunos meses.

10/10/2006 10:36 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

RECUERDO DEL NATURALISTA Y EXPLORADOR FÉLIX DE AZARA

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Nacido en Barbuñales en 1742, aprovechó sus primeros estudios en su villa natal y luego se trasladó a la Universidad de Huesca. Vivía con su tío Mamés, que era Maestrescuela de la catedral y un sacerdote ilustrado que se tomó muy en serio la educación de su sobrino, igual que había hecho antes con el diplomático José Nicolás de Azara. En 1764, Félix entró a servir al Rey y se desplazó a Barcelona, donde adquirió sólidos conocimientos de matemáticas y de ingeniería, de dibujo y arquitectura. Dirigió parte de los trabajos de la fortaleza de Figueras, intervino en la tarea de desaguar los ríos Henares y Jarama y operó con éxito en las fortalezas de Mallorca. En 1775 conoció los sinsabores de la guerra: en la batalla de Argel fue herido por una bala.

En 1780 era nombrado teniente coronel de infantería y al año siguiente asumiría una de las labores esenciales de su vida. Fue comisionado por Portugal y España para que delimitase las fronteras de ambos países en las Indias y embarcó con destino a Brasil desde Lisboa. Iba a permanecer prácticamente 20 años entre las selvas del Paraguay, Misiones y San Ignacio, y de Río de la Plata. Esas dos décadas fueron decisivas para su vida y para la ciencia. Acosado en ocasiones por el recelo de los indígenas y por la desconfianza de los virreyes y gobernadores, Azara halló tiempo para desarrollar la pasión de su vida: las ciencias naturales, en las modalidades de Ornitología y Zoología. Descubrió el cauce de los ríos, fundó ciudades, convivió con las tribus primitivas, se alimentó en más de una ocasión con sus soldados, cuando se acababan los víveres, de armadillos.

          Su vida en la selva tiene un aroma de leyenda y de romanticismo. A la par que levantaba planos y mapas del Paraguay y del Río de la Plata y marcaba con precisión el curso y los afluentes de los ríos Paraguay, Paraná, Vermejo, Tibicuaro o Corrientes, también percibía de cerca el sueño de portugueses y españoles que perseguían la quimera de Eldorado. Conoció contrabandistas, a ladrones de caballos, y percibió el aliento caliente de los yacarés o los jaguares. Cuando partió sólo llevaba el manual de zoología de Bufón, que leyó y releyó y corrigió de algún modo. Fruto de sus esfuerzos fueron los 400 frascos con animales en alcohol que remitió a España, y los borradores de varios de sus libros como la “Historia natural de los paxaros”, “Historia natural de los cuadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata”, o las memorias que editó y prólogo, con carácter póstumo, su sobrino Agustín de Azara (existe edición facsímil en Ibercaja de 1996).         

 Su labor fue realmente increíble: construyó su laboratorio natural en la selva y poseía un minucioso sentido de la observación. Hubo un momento en que se quedó prácticamente solo; en una de sus cartas a su amigo argentino Bartolomé Mitre, dice: “Aquí estoy en el último rincón de la tierra, olvidado de mis amigos, sin libros, ni trato nacional y viajando continuamente por desiertos y bosques inmensos, espantosos, comunicando únicamente con las aves y las fieras”. Desembarcó en Málaga en 1801 y fue presentado por su hermano José Nicolás a las sociedades científicas y academias de París. Pronto se convirtió en una celebridad, y Goya lo inmortalizó en un retrato prodigioso que se puede ver en el Palacio de la Infanta de Zaragoza. Rechazado para combatir contra los franceses, se retiró a Barbuñales donde falleció en 1821.

 *He aquí el cuadro pintado por Francisco de Goya. El Instituto de Estudios Altoaragoneses acaba de publicar las actas de las I Jornadas sobre el ilustrado.



10/10/2006 10:42 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

ENTREVISTA CON AMARAL: EVA Y JUAN

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-¿Cómo se lleva eso de, en menos de una década, pasar del anonimato a oír, como dijo Gabilondo, que sois fundamentales, casi los salvadores del panorama musical en España?
-Eva: escuchar eso en  boca de Iñaki nos puso “coloraos”. Yo pensaba "por favor, por favor, que lo esté oyendo mi madre". Por otra parte pienso que la escena musical de éste país y en particular la de Zaragoza es buena. Lo único que hacen falta son espacios donde la gente se entere de que existen bandas de todos los estilos haciendo cosas interesantes. -Juan: nosotros solo hacemos canciones y el tiempo dirá lo que somos para la música española. Al final es el tiempo el que pone todo en su sitio.
 
  
 -¿Qué es más doloroso la impresión de que no llegas, de que eres invisible, o el vértigo de hacer un nuevo disco para seguir ahí, para mantenerte?
Eva: cuando la música es toda tu vida ocupas todo tu tiempo y tu energía en sacar adelante un proyecto con tus canciones y con tu visión personal de las cosas. Es doloroso ver que mientras tanto la gente que te rodea te pregunta como te va con " el grupillo" y te mira como si estuvieras loca por no buscarte un  trabajo “como dios manda”. 
Lo del vértigo de enfrentarse a un nuevo disco todavía no lo hemos sentido. Siempre tenemos muchas ideas que se convierten en canciones y entramos al estudio de grabación con ilusión y con muchas cosas que contar.
 Juan: los dos tuvimos momentos de frustración.Teníamos una necesidad casi física de hacer música y nos dábamos contra un muro lleno de dificultades.De todas formas no somos el único grupo que ha tenido alguna vez esa sensación, si no que se lo pregunten al montón de grupos de la ciudad.

 -Recordadnos cómo fueron aquellos momentos, los  pasos previos, aquella incertidumbre del dúo.
 Eva: antes te hablaba de los momentos duros pero también recuerdo muchísima gente que nos apoyaba, que creía en nosotros y que fue creando una especie de cadena humana formada boca a boca. Era muy emocionante cada día que pasaba, cada nuevo concierto y cada nueva oportunidad de que la gente escuchara nuestra música o se enterara de que había un chico y una chica de Zaragoza tocando de acá para allá que se llamaban Amaral.

Juan: nuestro primer concierto fue en Teruel, luego en Zaragoza en el casco viejo y cuando se acabaron los lugares donde tocar en la ciudad empezamos a tocar en otras ciudades con una acústica de 12 cuerdas y un distorsionador. El primer día que tocamos en Madrid nadie nos conocía, había cuatro gatos, lo recuerdo como si fuera ayer, además no ha pasado tanto tiempo.La verdad es que lo pasamos bien, había mucha ilusión y mucha inconsciencia, mucho atrevimiento. Sentí también que estaba tocando con la mejor cantante de este país, aunque en realidad eso ya lo sabía.

-¿Soñasteis en algún momento con tanto éxito? 

Eva, Juan: ni remotamente, nunca lo esperamos, nos bastaba con escribir canciones y tocar. Ese era el verdadero éxito para nosotros y lo sigue siendo 
   
 
 -¿Cómo vivías la ciudad entonces, cómo percibías el panorama musical, qué os gustaba, qué os parecía muy prometedor?
Juan: sinceramente lo que mas me gustaba eran grupos anteriores a nosotros: Distrito, Mas Birras y sobre todo Los Mestizos de Huesca.Fueron uno de los mejores grupos de rock&roll que ha habido nunca en España y aún lo sigo pensando. Lo tenían todo para triunfar: canciones, actitud y además eran de Huesca, una ciudad que siempre estuvo muy activa en cuanto a propuestas musicales.Aún hoy Juanjo Javierre me parece una verdadera “rock star”. Hace poco tuve el honor de tocar la guitarra en un disco suyo. En él hay una canción titulada Niño grande. Probablemente la mejor canción escrita en España en los últimos años.Eva: además de los grupos que ha mencionado Juan, recuerdo a “El Niño Gusano”, “Club Eléctrico” e “INK”, como algunos de mis favoritos.
 
 -Aparece el primer disco, y fue una leve conmoción. Siempre me ha parecido un disco espléndido  con temas  como “Dile a la rabia”, “Rosita”… ¿Tuvo el eco que esperabais, tenías la sensación de que ya era un gran disco o en realidad esa impresión no se tiene nunca?
Juan: siempre he creído que nuestro mejor disco está por llegar sin embargo en ese disco había canciones que me siguen pareciendo vigentes, sobre todo Un día mas,  1997 : el año en que Allen Ginsberg murió, Rosita, Tardes, Voy a acabar contigo y sobre todo Habla.
 
  
 
 -Siento mucha curiosidad: ¿cómo surgen las canciones, los textos, la línea melódica, los arreglos, la voz? ¿Cómo es la trastienda en la que Amaral hace un disco?
 

Juan: no hay una regla ni un sistema pero para que la canción se quede nos tiene que gustar a los dos.

Eva: hacemos de todo: componemos juntos, por separado, uno hace una letra y el otro le pone música o al revés, tenemos una secuencia de acordes y uno de los dos hace una melodía que tiene dentro una letra, comenzamos a partir de una línea de guitarra o de bajo o de cualquier otro instrumento… todas las combinaciones que te puedas imaginar.
 
 “Estrella de mar”, “Una pequeña parte del mundo”, fueron no sólo discos rotundos, se los aprendieron los niños y las niñas de la escuela. Y los adolescentes. Todo el mundo. Pasasteis a formar parte del imaginario de mucha gente. ¿Cuál creéis que es el secreto: la belleza de las canciones, la fuerza de la voz de Eva?

Juan: la verdad es que no lo se. Imagino que en un primer momento está la voz de Eva y las canciones y en segundo lugar una especie de sonido que corre paralelo a la voz y que la mayoría de las veces lo hacemos con guitarras, a veces con cuerdas.  
 
 Zaragoza os ha recibido con absoluto entusiasmo, en el Principal, en el paseo de Independencia, en los medios. ¿El triunfo que mejor sabe, en el fondo, tras haber triunfado por aquí y por allá, es el de casa?
Juan: siempre que tocamos en Zaragoza es especial. Hay mas nervios, nos exigimos mas, la noche anterior no duermes…….en fin…….. esas cosillas. Queremos dar lo mejor porque es nuestra casa.Lo contrario es tocar muy lejos de casa y que entre el público haya personas de aquí. En Buenos Aires estaba entre el público el escritor Felix Romeo. La otra noche me hizo una crónica del concierto llena de entusiasmo. No te puedes imaginar como se agradece eso.En otros lugares de España como Barcelona se escuchan gritos de Oe maños oe. Nos gusta que la gente sepa de donde venimos…jejeje 
Eva: creo que todos los maños somos conscientes de que a veces somos más exigentes con la gente de la propia tierra. Así que agradecemos doblemente ese recibimiento tan cálido y entregado cuando jugamos en  casa.
 
 -¿Qué imágenes conserváis de esos dos conciertos?
Juan: yo recuerdo tocando Revolución en Independencia vacío por la tarde, nada mas llegar a Zaragoza, en la prueba de sonido. Veía las marquesinas de los autobuses y recordaba tantas veces helado de frío volviendo a casa de madrugada, esperando el bus. Luego por la noche el público fue increíble. Muchísimas gracias por el recibimientoHabíamos pensado tocar en la campana de los perdidos la noche anterior al concierto de Independencia, al final no pudo ser por falta de vuelos entre Málaga y Zaragoza.
  
 
 -¿Qué se siente cuando todo el mundo corea las canciones? ¿Cómo es esa emoción, podíais ponerle palabras?
 
Juan: imagino que esa es la base de la comunicación. A veces se escucha tanto la enorme voz del público que es difícil escucharte a ti mismo. Esto nos ha llevado a poner nuestros amplificadores a un volumen atronador
.
Eva: es increíble callar por un momento y escuchar a todas esas miles de personas cantar al unísono una de nuestras canciones. No puedo ponerle palabras, lo siento.
 
 -Sé que lo habéis contado otras veces, pero qué fue lo que más os conmovió de vuestros conciertos con Bob Dylan.
 
Eva: el primero de los conciertos con Dylan fue en Benidorm y recuerdo cuando lo vi subir al escenario para probar sonido. Se agarró a una guitarra eléctrica y comenzaron a tocar una introducción absolutamente apocalíptica de "All along the watchtower". Se me erizaron todos los pelos del cuerpo. Toda la gira fue intensa y muy emocionante. Empezando por el hecho de tocar delante de Dylan, pero también por el excelente trato que recibimos por parte de todo su equipo y su banda.
Juan: Fue realmente emocionante charlar con él en Córdoba y escuchar en la prueba de sonido “Forever Young”.Para mi fue descorazonador no poder tocar porque tenía una lesión que me impedía agarrar la guitarra.Tuvimos que cancelar el primer concierto junto a Dylan en Barcelona. Se publico en la prensa e inmediatamente muchos amigos se ofrecieron a ayudarnos. Ramón Arroyo, gran amigo de ambos y guitarrista de Los Secretos se puso a sacar mis partes de guitarra para echar un cable a Eva.
Eva no quería tocar si yo no tocaba pero al final entre Jesús Ordovás y yo la convencimos de que ella sola con su acústica lo podía hacer. Yo tocaría en un par de canciones la armónica.Para mi fue importante ver que teníamos amigos músicos dispuestos a ayudarnos. También llegaron mensajes de apoyo a nuestra web de todas partes. Estamos muy agradecidos a todos por ello.  
 
 -Cuando se está tan arriba, ¿se sigue siendo mitómano?
Eva: es que cuando se tiene delante a Dylan no se está ni arriba, ni abajo, ni "na". Él es de otro planeta.
Juan: sinceramente no quiero pensar que estamos “tan arriba” prefiero pensar que nos queda mucho por aprender y no se si soy mitómano. En el caso de Dylan lo sigo desde que tenía 13 o 14 años, creo que mas que mitomanía es apasionamiento por la música en general.
 
 -¿Hacéis algo para caer bien a todo el mundo? ¿Cuál es el secreto de tanta unanimidad?
Juan: es imposible caer bien a todo el mundo. Incluso me parece normal que haya quien desconfié de nosotros por vender discos y todo eso. Lo entiendo pero no podemos hacer nada, lo mejor es reírnos un poco de todo empezando por nosotros mismos. Los muñecos de la portada tienen que ver con eso.
Eva: no se puede caer bien a todo el mundo. No podemos estar pendientes de eso o dejaríamos de ser nosotros mismos. Eso es algo que le dejamos a los políticos.
 
 -Vais a ser pregoneros: qué queréis decir, más allá de lo que digan las palabras incluso en mitad de la fiesta, a quién va dedicado vuestro pregón.
 
Eva: al futuro de nuestra ciudad, a nuestras familias y a todos los que tienen un "grupillo" ( ¡je,je!).
 
 -¿Cómo veis Aragón, como percibís Zaragoza en este momento?
 
Juan: pues a mi Zaragoza me parece……..mas llena de coches que nunca, jejejeje.A ver cuando ponen un carril bici que funcione de verdad.
Eva: eso! Que el otro día iba pedaleando por el tramo de Vía Hispanidad y había coches aparcados encima del carril bici. Bueno, tampoco es que quiera convertir ésta entrevista en “Estudio de Guardia” (¡enhorabuena Miguel! ¡Ese pedazo de hijo predilecto! Je, je). Volviendo al tema del carril bici sería estupendo que cruzara la ciudad, que la gente pudiera ir al curro o a clase en bicicleta. En ciudades como San Sebastián puedes hacerlo y se agradece mucho.
 
 -¿Os gustaría participar de alguna manera en la Expo? ¿Qué debiera suponer la Expo para la música?
Juan: Recuerdo que cuando Zaragoza salió elegida estábamos en Londres grabando y lo celebramos todos, hasta los ingleses que decían “expou”.Sabíamos que en Zaragoza la gente estaba haciendo un “fiestón”.Imagino que en un primer momento todos nos dejamos llevar por el entusiasmo. Pero si nos paramos a pensar…..nos gustaría que los logros de la Expo se dejen sentir en la ciudad y que los disfrute la gente de la calle. De momento no veo que los barrios vayan a cambiar mucho por la expo. También me gustaría que no se aprovechen los especuladores y los listillos de siempre. Aunque no se si estos deseos son una utopía…..En fin……nosotros solo hacemos música…… ya se verá……… 

 
 
 -¿Tenéis tiempo y ganas para seguir a los colegas de Aragón?
Juan: seguro que nos perdemos muchas cosas pero a mi me gustan los Violadores del Verso, Bronski, Estige, Atland, Mallacán y Alejandro Montserrat.
Eva: de los clásicos El galgo (los iremos a ver en el Pilar), Distrito 14, Gonso Alonso, La costa brava, Tachenko y Carmen París.
Eva & Juan: sabemos que se están haciendo cosas, como un disco de homenaje a Ixo rai o el disco recopilatorio que sacó el portal Aragón musical. Ahí escuchamos a Gen que es un grupo que nos mola.
Eva: hay sellos nuevos que se han atrevido a editar a Cuti y a Connie Corleone.
Juan: si se llama……discoslocos. A mi me suele llegar información de lo que hacen a través de internet.
Eva & Juan: la verdad es que todas estas iniciativas se merecen mucho mas apoyo de los medios y de las instituciones. Nos gusta mucho la música de Joaquin Pardinilla, grandísimo guitarrista que hizo un disco bestial llamado Mascún.Juan: como rock destacaría Staff, el grupo de David Colás, un excelente guitarrista; igual que José Luis Arrazola.
Eva: En nuestra tierra hay mucho talento. Deberíamos ser los propios aragoneses los que empezásemos a creer en él.

*Eva Amaral y Juan Aguirre recogen uno de sus numerosos premios.

10/10/2006 12:38 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

ENGTREVISTA CON ISIDRO FERRER*

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Isidro Ferrer (Madrid, 1963) es uno de los artistas más importantes de Aragón: es diseñador e ilustrador y también "un fabricante de quimeras", como se definió una vez. Premio Nacional de Diseño de 2002, ayer recibió el Premio Nacional de Ilustración Infantil por "Una casa para el abuelo"
Acaba de recibir en Madrid el Premio Nacional de Ilustración. ¿Con qué ánimo?
Con una sensación extraña, entre la incredulidad y la satisfacción. Este galardón, como el Premio Nacional de Diseño, es una distinción inesperada. No la he buscado. No deja de sorprenderme la envergadura y repercusión que adquiere mi trabajo. Soy un trabajador de taller, parto de una concepción humilde y casi íntima, y estos premios, que agradezco, están en otro contexto.

El premio le ha llegado por el libro infantil "Una casa para el abuelo", el cuento que escribió Carlos Grassa Toro, su colaborador literario más constante.
Tenemos una sintonía absoluta en la forma de pensar y de entender el arte y la literatura, sin aspavientos, y a los dos nos gusta la experimentación. Es un escritor que me da mucho, que invita a internarse en otros territorios.

Estamos en vísperas de la Expo 2008. Usted participó en la de Sevilla de 1992. ¿Qué recuerdos tiene?
Aquella era una época muy distinta, con demasiada agitación. Yo tenía una visión grandilocuente de las cosas y de lo que debía ser el diseño. Zaragoza estaba en un momento álgido, egocéntrico, subido en el aspecto cultural. El diseño estaba sobrevalorado, inflado, ocupaba un lugar que no le correspondía. Yo trabajaba con Camaleón, era joven, y a mí aquello me venía un poco grande. Sentí la necesidad de reescribirme a mí mismo, y me fui a Huesca.

¿Por qué se marchó a Huesca?
Por amor. Mi compañera Elena aprobó allí unas oposiciones y decidimos trasladarnos por comodidad. Nuestros dos hijos eran pequeños. Me llevó a la ciudad el amor. El primer año fue duro, difícil, de mucha soledad.

¿Cómo logró convertirse en una parte esencial del paisaje artístico y humano del Altoaragón?
Huesca es una ciudad abierta. Es pequeña pero nada provinciana, y logré integrarme en su importante actividad artística y cultural. Es una ciudad acogedora y muy generosa, y cuenta con una serie de personas que realiza un gran despliegue cultural.

Estará pensando, por ejemplo, en el Festival de Cine.
Me encargaron un conjunto de trabajos y, posteriormente, me convertí en un colaborador asiduo. Es un certamen que me encanta por su entusiasmo, por la entrega, por el aire familiar. Se ha convertido en un festival importante. Pero, además, me encontré con artistas como Eduardo Cajal, Fernando Mallén o Jesús Benito, que me abrieron las puertas al mundo y, sobre todo, me abrieron las puertas de su casa. Con ellos he colaborado y colaboro, y he establecido una amistad fructífera.

¿Qué le enamora de Huesca?
El Parque es un lugar muy especial. Me gustan las salidas de la ciudad en cualquier dirección: hacia la ermita de Salas, la ermita de Loreto, y las vistas de Sierra de Guara, que a veces te recuerda al monte Fujiyama cuando las cumbres están cubiertas de nieve, el salto de Roldán o la sierra de Gratal. Y el castillo de Montearagón. Ese horizonte es impresionante. Sigue siendo una gozada pasear en bicicleta por la ciudad.

¿Cuál es su vínculo con Aragón? Vive y trabaja aquí, y sospecho que se siente poco nacionalista.
Creo que el nacionalismo ha sido extirpado de la esencia aragonesa. Nosotros no tenemos una visión del sentimiento patrio. A los aragoneses, y yo me siento muy aragonés, a veces nos falta un poco de sentido de la patria, del territorio, un poco de chovinismo, pero estamos muy abiertos, somos tolerantes y hospitalarios.

Por cierto, usted fue ilustrador y maquetador de “Heraldo de Aragón”, ¿no?
Le debo mucho a mi paso por la prensa, al aprendizaje en “Heraldo”. Yo era un ignorante total de lo que era un periódico. Tenía unas ciertas cualidades para dibujar, y por puro azar entré en el diario. Al principio hacía una página semanal para "Heraldín"; luego Luis García Bandrés creó una sección específica de diseño y maquetación, y pasé a formar equipo con él, con Cristina Salvador y con Genoveva Crespo.

¿Qué aprendió exactamente?

Fue un año y medio de un aprendizaje absoluto y casi épico. Mi abuelo Juan era tipógrafo en un periódico de Albacete. Trabajaba con los plomos, las cajas, con las galeradas. Se componía al revés, como si se tuviera el cerebro invertido. Yo le mandaba cartas, y él me contestaba y devolvía mi carta llena de correcciones.

*Isidro Ferrer acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Ilustración Infantil por su trabajo "Una casa para el abuelo", un cuento de Carlos Grassa Toro, que publicó la editorial Sins Entido.

 

11/10/2006 14:13 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ARAGÓN TV, PROGRAMAS DE HOY Y MAÑANA

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Aragón Televisión presenta sus programas de este jueves y viernes, 12 y 13 de octubre. 

Jueves, 12 de octubre 
09:00 horas Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar 
Desde las nueve de la mañana y hasta las dos de la tarde Aragón Televisión retransmitirá la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar. El periodista Pablo Carreras es el responsable de comentar la Ofrenda acompañado por el catedrático de historia la Universidad de Zaragoza, José Antonio Armillas, la periodista Maria José Cabrera, el sociólogo David Baringo, la especialista en indumentaria aragonesa Carmen Aguarod, el profesor de la Universidad de Zaragoza, comentarista y director de cine Luis Alegre y el  profesor de la Universidad de Zaragoza y especialista en ciencias populares Eliseo Serrano,  que son los comentaristas invitados. Germán Sanz se encarga de dirigir la realización de la Ofrenda junto con Toni Mollá y Alberto Gámez. Dani de Castro, Aitana Muñoz, Maria de Miguel y Sylvia Herrero son los periodistas encargados de realizar las entrevistas a pie de calle. Chema Aldama y Jaime Fontán son los responsables de la dirección técnica y  de producción, respectivamente, del dispositivo.   Durante las cinco horas de retransmisión más de 15 cámaras recogerán los mejores momentos de todo el trayecto. Durante el programa habrá conexiones con las localidades de Fraga y Calanda, que en ese día también celebran sus Fiestas Mayores, y con la Misa Pontifical en la Basílica del Pilar.La Televisión Autonómica de Aragón ofrecerá imágenes de la Ofrenda de Flores a todas las televisiones autonómicas integradas en la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA).Además a través de nuestra página de Aragón Televisión www.aragontelevisión.es  se podrá seguir la retransmisión de la Ofrenda. 

 Dulce Pontes visita el “Magacín Fiestas del Pilar”
El “Magacín Fiestas del Pilar” que presentan Fernando Ruiz y Pilar Bellé recibe este jueves, día del Pilar, a la cantante Dulce PonteS, quien actuará por la noche en el Auditorio de Zaragoza. También se acercará hasta los estudios exteriores de Aragón Televisión en la Plaza del Pilar, el Arzobispo de Zaragoza, Monseñor Manuel Ureña Pastor y el técnico de Festejos del Ayuntamiento de Zaragoza, Michel Zarzuela, quien nos hablará de la dificultad que entraña la preparación de un programa de fiestas. Asimismo, el concejal de Turismo, Florencio García Madrigal, charlará también con Fernando Ruiz y Pilar Bellé sobre la importancia que tienen para el turismo aragonés las Fiestas del Pilar y las repercusiones positivas que conllevan. Por otro lado, visitaremos también la exposición sobre el Rosario de Cristal y conoceremos los preparativos de “Independance”, una gran fiesta musical que se celebrará por la noche en el Paseo Independencia.Como todos los días, Javier Valero nos acercará la actualidad taurina de la Feria, conoceremos en directo el ambiente de las Fiestas y, este jueves, disfrutaremos de los mejores momentos de la Ofrenda de Flores.El “Magacín Fiestas del Pilar” se emite a las 16:15 horas. 

Noche de cine: “Cristóbal Colón: el descubrimiento”Aragón Televisión emite este jueves en el espacio “Noche de Cine”, a partir de las 21:45 horas, la película “Cristóbal Colón: el descubrimiento”. El film, dirigido por John Glen y protagonizado por Marlon Brando, Catherine Zeta Jones y Tom Selleck, entre otros, narra la vida del navegante genovés Cristóbal Colón, quien se esforzó por realizar un sueño: encontrar una ruta alternativa para llegar a las Indias. Después de que Portugal no haya respaldado su propuesta, acude a España para pedir el apoyo de los Reyes Católicos. Gracias a la reina obtiene tres barcos con los que inicia un viaje hacia lo desconocido. “Cristóbal Colón: el descubrimiento” se emite el jueves, 12 de octubre, a las 21:45 horas. 

Viernes, 13 de octubre "Buenos Días Aragón" en la Ofrenda de Frutos
El viernes, “Buenos Días Aragón” nos mostrará cómo se viven las Fiestas del Pilar en todo Aragón. Prestaremos especial atención a Zaragoza. Estaremos en directo en la plaza de toros de la Misericordia de Zaragoza donde contaremos como transcurren las vaquillas y entrevistaremos a la ganadera que las ha traído. También estaremos en directo en la Ofrenda de Frutos-Desde Huesca mostraremos como se viven estos días en Fraga y cómo es el traje fragatí y el Picaporte, tradicional moño de este traje regional. Teruel nos contará como se viven estas fiestas en Calanda. "Buenos Días Aragón" se emite de lunes a viernes a las 08.30 horas

Sin ir más lejos” recibe a los vecinos de Gargallo
“Sin ir más lejos” recibe el viernes 13 de octubre a los habitantes de Gargallo. Como es habitual, Ernesto recorrerá las calles de este municipio para encontrar a los vecinos más especiales de esta localidad, con los que conversará en plató, Pilar Bellé.
El crítico de cine, Fernando Gracia, hará un completo repaso a lo más destacado en el mundo del celuloide; José Ramón González repasará la crónica de sucesos y tribunales de Aragón; Olga Lafuente contará, a las 12:00 horas, lo que es noticia a esa hora en nuestra Comunidad, actualidad que contará con un amplio análisis del equipo de tertulianos del programa. Finalmente, Víctor Marta, preparará una deliciosa tarta tatén y un sabroso arroz con leche caramelizado con piña a la plancha.
“Sin ir más lejos” tiene a disposición de los telespectadores el teléfono de participación 876.25.65.64 para intervenciones en directo así como el correo electrónico sinirmaslejos@aragontelevision.es .
"Sin ir más lejos" se emite de lunes a viernes a las 11.00 horas. 

Las casas regionales el viernes en el “Magacín Fiestas del Pilar”
Varios representantes de diferentes casas regionales se acercarán el viernes hasta el “Magacín Fiestas del Pilar” de Aragón Televisión presentado por Fernando Ruiz y Pilar Bellé, para contarnos cómo viven estas casas regionales las Fiestas del Pilar. Además, a lo largo del programa, recibiremos también a varios aragoneses vestidos con trajes típicos que se pasearán por la Plaza del Pilar y nos enseñarán las diferentes formas de indumentaria típica aragonesa. Por otro lado, Lola Campos, concejal de Limpieza y Medioambiente, charlará con Fernando Ruiz y Pilar Bellé sobre las labores de limpieza que se intensifican en estos días de Fiestas; y se acercarán hasta los estudios exteriores de Aragón Televisión frente a la Basílica del Pilar, varios miembros de la Asociación Gitana, que actuarán por la noche.Y como cada tarde, conoceremos la última hora taurina de la mano de Javier Valero y conoceremos lo que más les ha gustado a los zaragozanos de las Fiestas.El “Magacín Fiestas del Pilar” se emite a partir de las 16:15 horas. 

Rosario de Cristal a las 20.45 horas
Aragón Televisión retransmitirá a partir de las 20.45 horas el Rosario de Cristal.  El periodista Paco Doblas se encargará de narrar este acto religioso de las Fiestas del Pilar.  Las cámaras de la televisión autonómica recogerán todos los momentos de este acto religioso cuya realización correrá a cargo de Germán Sanz. El Rosario de Cristal comienza su recorrido en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, (Calle Pedro Joaquín Soler) y continua por las calles San Jorge, San Vicente de Paúl, Coso, Plaza de España, Alfonso I, Plaza del Pilar, Plaza de la Seo, Plaza San Bruno, Sepulcro, San Vicente de Paúl, Santo Dominguito de Val, Pedro Joaquín Soler. 

“Noche de Cine” emite Deep Blue Sea
21:30 NOCHE DE CINE  (+13) Deep Blue Sea. (1999, EE.UU.) Terror - acciónLa doctora Susan McAlester dirige una investigación que puede abrir la puerta de la esperanza a los miles de enfermos de Alzheimer. Estudiando el cerebro de unos tiburones mako, voraces depredadores marinos, cree estar a punto de descubrir las causas de la degeneración del cerebro humano. Pero los inversores que respaldan el estudio científico no están demasiados satisfechos con los resultados obtenidos hasta el momento.Director: Renny Harlin
Intérpretes: Thomas Jane, Saffron Burrows, Samuel L. Jackson 

11/10/2006 22:28 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

BORRADORES, EN EL DÍA DEL PILAR

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“Borradores” se emite a medianoche de mañana Día del Pilar. Cuenta con Luis Miguel Bajén y Eduardo García Sánchez, de Biella Nuei, como invitados. Ambos presentarán el álbum “Sol d’ibierno” y tocan dos canciones acompañados por el espléndido guitarrista Alejandro Montserrate. Bajén repasa la trayectoria del grupo y Eduardo García Sánchez habla de los secretos de su acordeón. El otro invitado es Luis García Montero, que acaba de publicar su “Poesía” completa en Tusquets. El poeta repasa su trayectoria, habla de Francisco Ayala, de Rafael Alberti y avanza algunos secretos de la nueva novela de Almudena Grandes, su mujer y su primera lectora. Luis García Montero publica, además de su "Poesía", un estupendo libro: "Los dueños del vacío. La conciencia poética, entre la realidad y los vínculos" (Tusquets. Marginales). Además, el programa visita el estudio de José Luis Lasala, conversa con Carol Pastor, directora de la revista “Viajar y conocer”, y ofrece un reportaje sobre Ángel Petisme, entre otros asuntos. Y también ofrece un reportaje sobre la exposición de instrumento de África que se exhibe en el Centro Joaquín Roncal. Y visita la librería Anónima de Huesca de Chema Aniés. Pilar Peris recita el poema final.

 *Ángel Petisme habla de su música, de sus libros, de sus conciertos. "Borradores" se emite el día del Pilar a las 23.40 horas.


BORRADORES. Realización: Teresa Lázaro. Ayudante de realización: Yolanda Liesa. Producción:  Raquel Guzmán. Redactora: Ana Catalá Roca. Chip. Hoy domingo a las 19.00; jueves, a las 23.45.

11/10/2006 22:48 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ORHAN PAMUK, EL NOBEL DE LA NIEVE

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Hace apenas un par de semanas, leí la espléndida entrevista de Rosa Montero con Orhan Pamuk (Estambul, 1952), galardonado hoy con el Premio  Nobel. Me pareció un tipo entre fascinante y perturbador, de esos entrevistados incómodos que parecen estar jugando un partido de tenis con el periodista al borde del infarto. Y además, se crecen en el desafío: les gusta incomodar y provocar al otro, exigirle inteligencia, precisión, arrojo. Pamuk exigía de su interlocutora la misma lucidez y claridad que él exhibe, que él propone a sus paisanos turcos, que tanto lo odian. Pamuk siempre ha confesado que vive en la ciudad que más le gusta, aunque las autoridades turcas sean capaces de pronunciarle por denunciar el acoso contra las minorías kurdas y armenias. Ha escrito: “Si hay infelicidad en mi vida, no es por Estambul”.  

Hace algún tiempo que vengo siguiendo con cierto gusto a Orhan Pamuk, especialmente a través de dos libros: “El libro negro” (Alfaguara, 2005), una novela de amor desesperado y de búsqueda a lo largo de una semana en un Estambul nevado y brumoso, y “Nieve” (Alfaguara, 2005), una novela de la me atraía en primer lugar la nieve. Pamuk es uno de los escritores del mundo más fascinados por la nieve y de los que mejor la describe. En eso parece ruso. Y eso, ocurre también en su último libro: “Estambul: memorias y la ciudad” (Mondadori, 2006), un libro del que sólo he leído algún fragmento en la librería y he leído con auténtico interés la reseña que le hacía el pasado  jueves en Artes & Letras de Heraldo Félix Romeo. Por lo que sé, ése es un libro que me ha hecho pensar en Claudio Magris y, sobre todo, en W. G. Sebald, un libro híbrido con memoria, autobiografía, historias familiares, fragmentos de ensayos, fotos… Tengo unas ganas locas de leerlo, aunque estos días ando fascinado con otro título: “39 escritores y medio” (Siruela) de Jesús Marchamalo, que me hace reír por la tarde y por la noche. Sueño desde hace tiempo con escribir un libro de ese tipo, abierto y frondoso, sobre Zaragoza, que se ha convertido en mi ciudad, aunque ame a Huesca, a Teruel y La Coruña con locura.

Orhan Pamuk es hijo de una familia acaudalada de Turquía, que fue declinando. Su padre y su abuelo eran ingenieros; éste realizó un gran trabajo en el mundo del ferrocarril. Pamuk soñó con ser pintor, y ha pintado cuadros, aunque finalmente estudió arquitectura y periodismo. Su obra responde a una obsesión: conciliar Oriente y Occidente, desde una postura más sensata que nacionalista o exacerbada, desde la comprensión de factores de tradición y modernidad, no siempre fáciles de encajar.

Ha escrito una decena de novelas, casi todas publicadas en España, aunque la fama, también entre nosotros, le llegó con sus tres últimos títulos. Entre nosotros también ha publicado “Me llamo Rojo” (Punto de Lectura, 2004), situada en el Estambul del siglo XVI, “La casa del silencio” (Metáfora, 2001) o “El astrólogo y el sultán”. El Nobel ha recaído en su obra porque al ir “en búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la mezcla de las culturas”. Su denuncia de la muerte de 30.000 kurdos y un millón de armenios por los turcos, le ha llevado a ser considerado un traidor, para otros es “sencillamente un oportunista”, y ha sido procesado y amenazado con la cárcel. Él no perdió la calma ni cedió en su pensamiento. Y además contó con el apoyo explícito de grandes escritores que firmaron en 2005 una declaración conjunta en su apoyo. Fueron, entre otros: José Saramago, Umberto Eco, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, John Updike, Gunter Grass, Juan Goytisolo, Salman Rushdie y Mario Vargas Llosa. Parece claro que las reacciones no se harán esperar: será un caso semejante al de la austriaca Elfriede Jelinek.


La Academia Sueca, que siempre se siente inclinada hacia la visión política de la literatura, hacia el compromiso ha reconocido su osadía, su pugna por la verdad. Es un buen escritor, un gran escritor incluso, joven, pero no era mi favorito: parece que la Academia Sueca tampoco distinguirá ni a Milan Kundera ni a Philip Roth.

*Retrato de Orhan Pamuk.

12/10/2006 21:36 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 3 comentarios.

JUAN RULFO Y EL CINE

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EL MÁS ALLÁ DE RULFO EN EL CINE

 Juan Rulfo (1918-1986) es autor de dos obras maestras: los relatos de “El llano en llamas” y la novela “Pedro Páramo”. Luego, asustado por la responsabilidad, apenas publicó. Decía también que se había muerto su tío Celerino, el enterrador, y que ya no tenía quien le suministrase historias. Sin embargo, con cuentagotas y con su talento enigmático, redactó algunas piezas para el cine y colaboró en adaptaciones de sus cuentos. En 1980, la editorial Era publicaba “El gallo de oro y otros textos de cine”, donde aparecía la novela breve que da título al conjunto, y dos piezas más: “La fórmula secreta” y “El despojo”. “El  gallo de oro” conoció dos versiones cinematográficas diferentes: la de Roberto Gavaldón, de 1964, donde Juan Rulfo era el encargado del argumento (existe edición en Alianza Editorial), y en el guión participaron el propio director, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. La fotografía era de Gabriel Figueroa. En 1986, Arturo Ripstein se inspiró en ese texto para rodar “El imperio de la fortuna” (1986). El guión de “La fórmula secreta” lo redactó Rubén Gámez, director de la pieza en 1964. Y para “El despojo”, que dirigió Antonio Reynoso, el propio Rulfo elaboró el argumento y el guión de un corto de doce minutos.         

También vendió los derechos de “Pedro Páramo”. El cineasta gallego Carlos Velo hizo en 1966 su versión (que escribió por cierto unas sabrosas memorias eróticas), con guión de Carlos Fuentes, el propio Velo y Manuel Barbachano. La película contaba con fotografía de Figueroa y la dirección de arte correspondió al oscense Julio Alejandro de Castro, un gran amante de las chamarilerías y guionista de Buñuel. “Pedro Páramo” no resiste la comparación con la novela, pero es una película que tiene entidad y que posee un código cinematográfico. Una década después, José Bolaños, el amante mexicano de Marilyn Monroe, al que llamó antes de morir, volvió a rodar “Pedro Páramo (El hombre de la media luna)”, en cuya adaptación y guión trabajó el propio Rulfo. Tampoco fue un éxito.
 

        
Los expertos sostienen que las adaptaciones cinematográficas del autor de “El llano en llamas” están muy por debajo de su narrativa. Han sido varios los cuentos de Rulfo trasladados a la gran pantalla en cortos y en largos. A él le gustaba el cine, e incluso puede verse algo curioso: muchas de sus imágenes parecen secuencias de cine, y tomó espléndidas imágenes de ese volcán de belleza y carácter que era María Félix en “La Escondida” y de “El despojo”. Las fotos de María Félix son extraordinarias, una de ellas, donde ella parece bailar sobre el páramo con un vestido hecho de jirones, son extraordinarias. El viejo Patricio Julve habría dicho: “Son las fotos de un enamorado”.

Gabriel Figueroa y Juan Rulfo.  

*Voy a transcribir aquí un par de fragmentos del texto de Jesús Marchamalo sobre Juan Rulfo: "Rulfo callado", de su libro "39 escritores y medio" (Siruela), ilustrado por Damián Flores.

[...Pero hay que reconocer en la vida del joven Rulfo una marcada presencia de la fatalidad, de la tragedia. Así, una noche, cuando tenía cinco años, le despertaron para decirle que su padre había muerto; un vecino le había disparado por la espalda por no dejar pastar su ganado.También a su tío José lo mataron en la calle; otro tío suyo, Jesús, murió ahogado en un naufragio; su tío Rubén cayó mortalmente herido en una balacera. Y el abuelo, colgado de los pulgares a la entrada de la hacienda, perdió los dedos y ya nunca pudo cargarle en los brazos. (...) Su madre no hacía más que taparle los ojos para que no viera a los cristeros colgar a los terratenientes, y a los soldados fusilar a los revolucionarios".

"Cuentan que una vez se le acercó un admirador que quería que le firmara un libro. Y plantado ante él, la mirada embelesada, le dijo: 'Tiene usted que escribir más libros, don Juan'. A lo que Rulfo respondió: '¿Más libros? Si ya tengo dos'. Y ahí anduvo el restro de su vida contando lo de la llamita, lo de la musa, o lo del tío Celerino, que murió, ya saben"]

12/10/2006 23:49 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

PILAR MORÉ EXPONE EN EL PALACIO DE MONTEMUZO

LOS LUGARES MENTALES Y EL ALMA DE LA TIERRA 

Pilar Moré se reinventa a diario. No tiene un único estilo: tiene muchos. Es inconformista, irreductible, es antidogmática. Se entrega a la materia y oye sus latidos, oye su mensaje –el temblor íntimo de la cosas, sus voces inefables- y se lanza a la aventura. Todo empieza en la intuición, en el deseo de hacer y de mancharse con una parsimonia dulce, matizada, bajo una claridad que se filtra por una ventana abierta al mundo como un resplandor. Es capaz de desarrollar una poética constante del collage, vinculada a la idea de juego, de excursión creativa y lúdica; es capaz de ofrecerse en una abstracción contundente en la forma y en el uso del color; es capaz de realizar series donde domina el negro, o el blanco, o los ocres y tierras, y pasarse semanas, meses, explorando su luz interior, sus rasgos, creciendo íntimamente en el vértigo de la geometría. Posee una inclinación especial hacia los objetos: los encuentra, los mira un instante, y se le ocurren cosas: rostros, figuras completas, esculturas, sueños, arrebatos de un arte entre primitivo y bruto, y a la vez refinado, lleno de sugestión y de hechizos. Una simple mirada a su taller, a sus repisas, lo dice casi todo: ahí están, con su potencia inmediata, sus criaturas. Evocan un tiempo de trabajo e inventiva, te hacen imaginar la soledad del artista desgranándose el corazón y las manos, tramando un nuevo ser para la materia que adquiere de inmediato otra vida.        

Pilar Moré está en cada pieza de su taller. Está en las fotos espléndidas que le tomó Joaquín Alcón. Está en sus polípticos, en sus pequeños cuadros, que tienen algo de cuadernos de creación, en los bocetos que afirman la vocación de la pintora. Y está en otros tesoros de la imaginación: su pasión por los libros. Pilar Moré es una soñadora de libros imposibles o de libros únicos: hay diarios de artista, anotados con aforismos y poemas; hay libros de artista que son una acumulación de variaciones sobre líneas; hay libros de artistas que son como caligrafías inextricables, bosquejos, tentativas, delirios. Hay diseño, alegría, sentido del enredo más hermoso.
        

Ahora Pilar Moré presenta una selección de sus pasteles. Esa palabra parece estar contaminada de levedad, de candidez, de delicadeza suma y tal vez blanda. Pero aquí ocurre todo lo contrario: estos pasteles llaman la atención por su contundencia, por su expresividad, por su tensión cromática, por la energía casi indomable que irradian. La técnica será la del pastel, pero los cuadros respiran y traspiran texturas, expresionismo, campos de color (terrosos o pardos, azules, rojos, verdes), expansión de sentimientos y sensaciones. Equilibrio. Hay una suavidad buscada y elegante, un mar en calma transitoria, hay paisajes crepusculares que han sido soñados por Pilar Moré, casi como espejismos, como lugares mentales, entre el desierto y la ciudad vencida al atardecer. Pero también hay otras obras que reflejan la pasión de Pilar por la naturaleza: esos territorios que evocan paraísos de cereal con sus gamas de color, expandido hacia lontananza en oleadas de cierzo o de viento que peina y despeina los trigales.

        
En casi todas estas obras, tocadas allí y allá de rayas negras, existe una constante, que es a la vez un enigma: siempre hay como una espiral homogénea que se repite en el pastel. Esa espiral parece hablarnos de la propia evolución de Pilar, de su obra en marcha, quizá de la órbita lunar que anda por ahí como una presencia invisible que arroja sus calculadas luces, y parece hablarnos de danza, del movimiento. Pilar Moré, esta mujer habitada por la sigilosa quimera de ser ella misma y otra a la vez casi a cada instante, está en movimiento constante: baila con el arte y se funde con él en esa melodía perfecta que conforman el creador y la obra.  

*Pilar Moré (Fraga, 1940) expone una selección de su espléndida obra en papel y de sus libros de artista en el Palacio de Montemuzo. Este texto forma parte de un catálogo en el que escriben Rafael Ordóñez Fernández y Jaime Esaín.

13/10/2006 00:19 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

CUENTO-POEMA CON UN FONDO DE CINE

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EL RÍO DE LA POESÍA  

Nunca recuerdo la primera vez que fui al cine.
Pero sí veo aún la sala del Cine Real, sus butacones de madera, el gallinero,
aquella mujer grandiosa y enlutada que vendía pipas y manises:
aún no sabía entonces que se había escapado de una película de Fellini.
Me ocurrió algo sorprendente: vi unas imágenes de un cementerio
subterráneo, cerca de una bahía, y estuve diez noches sin dormir.
Mi padre se levantaba, se enfurecía tras la puerta y me veía desvelado,
casi con un rictus de pánico: “No vuelvas al cine.
Estamos gastando un mundo de luz”.
Dejé de frecuentar películas de miedo, aunque creo que vi otra
que me estremeció de otro modo: “El carnicero”. Allí aprendí que no hay
mujer más hermosa que la fea que sabe mirar y sentir. Aún amo a Stephane  Audran.
Iba al cine todos los fines de semana como un ritual inexcusable.
Me enamoraba locamente de Gene Tierney y de Margaret Sullavan,
esas mujeres que parecen construidas con seda y con lágrimas. Y de los poderosos muslos de nardo de Concha Velasco, y de sus ojos negros,
y de Inma de Santis, dulce amor mío. Así empezaba la carta que le envié.
Era otro durante la semana, como un alucinado.
Como un forastero en mi propio corazón.
Un día le dije a la hija del cronista local: “Cristina, por ti me atrevo
a colgar las botas del fútbol y a ver el mundo con tus ojos”.
Nos hicimos algo novios. Y lo fuimos, en tándem,
por la arboleda de Compostela. Ella llevaba un short inolvidable.
Al atardecer, cuando el viento y la lloviznan peinaban las torres,
Ladeó la cabeza, esparció el cabello y dijo: “Quiéreme como en el cine.
Bésame como si fueras a morirte, bésame como Jean-Paul Belmondo”.
Aquello acabó pronto, antes de 67 días y mucho antes de los catorce años.
Un día me dijeron que se iba a cerrar el Cine Real, 25 de agosto de 1974,
y quise despedirme de la máquina de proyección, del operador
y de la señora que vendía pipas y cacahuetes: Elisenda Tommassi.
Miré la cabina desde la puerta entornada, vi los haces furiosos de luz,
oí esa letanía mecánica que cobija el sueño.
El proyectista me dijo: “Quédate un rato. Esto es como morirse
antes de llegar a viejo y para siempre. Sabía que pasaría,
pero nunca he sabido prepararme para el fin”.
Lo que ocurrió entonces creí haberlo visto en el cine, soñé que lo volvía a ver
en “Cinema paradiso”. Empezaron a pasar imágenes, fragmentos de películas:
paisajes, ciudades increíbles, ciudades de cine negro, mujeres que fuman,
desiertos, caballos al galope, casas señoriales con escaleras vienesas.
Para el último adiós, el maquinista se guardó lo mejor:
Instantáneas de ríos, cascadas, rápidos, lagos y pantanos.
“Fíjate bien”, me dijo. Un niño despertaba a una cobra con la flauta
y
jugaba con ella. Tras el mordisco letal, vi el río, turbulento y homicida.
Paco Leirós resumió: “Esta es mi película favorita. Tiene algo
cuyo nombre he tardado más de 25 años en encontrar. Poesía.
La poesía de la imaginación, la luz de los sueños. No lo olvides”.   

*La foto corresponde a este bello cuerpo de otoño: Margaret Sullavan. 

13/10/2006 00:51 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

ENTREVISTA CON JAVIER SIERRA*

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Javier Sierra (Teruel, 1971) ha sido bautizado como el "anti Dan Brown". Defiende en su novela "La cena secreta"  (Plaza & Janés) un punto de vista divergente del "Código Da Vinci". Los norteamericanos lo han acogido con entusiasmo: él cree ahora que "el sueño americano" no es una ficción. Es un enamorado de Teruel, la ciudad del mudéjar, y no descarta escribir sobre Agustina de Aragón

¿Cómo resumiría la experiencia del gran éxito de "La cena secreta" en Estados Unidos?
He descubierto que la expresión "el sueño americano" existe. Siendo un completo desconocido, allí, con el respeto del público y el respaldo de una editorial, puedes llegar adonde ni hubieras imaginado nunca. En España todo había sido más lento. Mi novela sobre Leonardo da Vinci se ganó poco a poco el respeto de los lectores y más que una campaña de promoción funcionó el boca a oreja.

¿Qué más ha descubierto?
Que si tienes buenas ideas, y tienes determinación y confianza en ti mismo, puedes llegar hasta donde te lo propongas. En España una buena idea no basta, se necesitan apoyos o un mecenazgo. En Estados Unidos, las ideas son captadas y valoradas. Allí una idea es más poderosa que una bomba. El éxito de Estados Unidos también ha tenido un efecto de contagio en Europa: en Alemania se dispararon las ventas y se han vendido alrededor de 400.000 ejemplares.

¿No se pregunta a veces si está soñando?
Desde luego. Ahora están a punto de publicar otro libro mío, "La dama azul", al inglés. Les ha interesado mucho la historia de esa evangelizadora de la Baja California, Sor María Jesús de Ágreda, que parecía instalada en el milagro de la bilocación. Decían que tenía la facultad de estar en dos lugares al mismo tiempo. Piensan que esa mujer une un poco a España y Estados Unidos. He revisado la novela por completo para la edición norteamericana. La he reescrito literalmente. Luego aparecerá "Las puertas templarias".

¡Hombre! ¿Y "El secreto egipcio de Napoleón"?
Será la última de mis novelas en ser traducida al inglés. Ellos ven a Napoleón como un dictador y esperan a ver si mi nombre se hace tan importante en Estados Unidos como el suyo. Yo me río.

¿Qué ocurrirá cuándo vuelva a Teruel, aunque sea de paso?
Quiero volver. He notado el cariño de la gente desde que presenté allí mi primer libro en 2000. Era "En busca de la Edad de Oro", y fue muy emocionante reencontrarme con los compañeros de colegio. Me dijeron: "Hasta dónde te han llevado todas aquellas fantasías que nos contabas". Empecé muy pronto con esto: quería saber, y me interesaban temas que no aparecían ni en los libros de texto ni en las enciclopedias. Como los ovnis. Buscaba por aquí y por allá, y esa búsqueda me inyectó el vicio del periodismo. Tengo una enorme deuda de gratitud con Teruel.

Usted empezó en la radio, ¿no?
En Radio HERALDO en concreto. Fue una experiencia muy agradable. Había un programa los sábados por la mañana, donde la gente iba y dedicaba discos o canciones. Yo también fui, pero me enamoré del micrófono de inmediato. Empezaron a preguntarme cosas, y yo les contaba. Me volvieron a llamar otro sábado, y otro. Estuve así tres años y medio. Se me había olvidado una cosa…

Cuéntela, por favor.
Insisto en la solapa de mis libros que nací en Teruel en 1971. Los norteamericanos me preguntan mucho por mi ciudad. Y yo les digo que esa ciudad nació de un cruce de culturas, que tenemos el mejor arte mudéjar del mundo, y un artesonado medieval, único, en la catedral de Teruel, que están los Amantes y que es un lugar de misterio. Les encanta que les cuente la historia del escudo: el toro, la estrella que camina sobre el toro, y que técnicamente es un ovni. En Estados Unidos soy un embajador improvisado de Teruel y me siento muy bien.

¿Le gusta el nuevo Teruel?
Desde luego. La transformación que ha vivido ha sido alucinante. Me gusta mucho el Óvalo, la escalinata, me gustaría que el viaducto fuera totalmente peatonal, y también me gustaría que rehabilitasen el lienzo de la muralla.

¿Cuál es su aragonés favorito?
Agustina de Aragón. Me gusta su papel de heroína épica en la guerra de Independencia. La historia de Aragón, y también la de España, necesita héroes. Los españoles nunca han sabido crear héroes. Piense en Alatriste llevado al cine: el héroe es presentado como un perdedor. Nos avergonzamos de nuestra historia.

¿Escribirá una novela sobre Agustina de Aragón, entonces?
No lo descarto. La literatura no puede ir disociada de la emoción. Es el momento en que a las generaciones de lectores hay que traerles emoción, no dolor.  

 

14/10/2006 20:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

TOMEO HABLA DE "LA NOCHE DEL LOBO!

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“Mis personajes me sorprenden a mí mismo. Yo los creo, los pongo en un territorio, en un espacio y luego ellos hacen lo que les da la gana”. Así inicia Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932) la explicación de las claves de su última novela: “La noche del lobo” (Anagrama, 2006), un relato donde dos hombres dialogan en la oscuridad, inmovilizados por un esguince, mientras un cuervo, los grillos o las lechuzas “son el coro de una tragedia griega”. Javier Tomeo se acerca aquí, más que nunca, a Samuel Beckett: habla de hombres desamparados, tan desamparados que están a ras de suelo, casi prisioneros, en la tiniebla. “No sé con certeza cómo surgieron mis personajes. Uno es Macario, el protagonista, un hombre resentido, rechazado por la gran ciudad, que quizá haya sido engañado por su mujer. Se refugia en una casa de campo, más bien en un pajar, sin ventanas, pero con teléfono, con ordenador y conectado a Internet. El pueblo más próximo está a diez kilómetros. Y por otra parte está Ismael, que se cree feliz y con motivos para serlo, listo en su trabajo, que idolatra a su mujer, pero al entrar en contacto con Macario en esa noche tan especial, éste le mete en el cuerpo el veneno de la duda”.

        Javier Tomeo es un escritor preocupado por la soledad y la incomunicación, asuntos que vincula a artilugios como el teléfono o la televisión. “No hay nada más frustrante que un teléfono que no suena, y a la vez la telefonía móvil se vuelve alienante. La televisión es la versión eléctrica y actual del demonio”. Ahora, Tomeo da un paso más y medita sobre la presencia de Internet entre nuestras vidas. “Internet significa una forma de aprendizaje ansiosa y desmesurada, y la cultura de Internet es, sin el concurso entrañable del profesor, algo demasiado rápido: es como la comida basura a la buena cocina catalana o aragonesa. Está bien Internet, esa red de redes que nos ha cambiado la vida. Me interesé mucho una noticia, que volví a leer hace poco, donde se hablaba de que en Shanghai ya hay centro para desintoxicarse de la adición a Internet. Ahí, hay una paradoja: la cultura de la red no sirve para paliar nuestra soledad”. Tomeo baraja otras paradojas especiales: Macario querría convertirse en hombre lobo para vengarse, para volver a la ciudad convertido en un animal poderoso, fuerte, en ese hombre lobo, pero “no podré hacerlo porque tiene la dentadura postiza y sólo se conocen licántropos con la dentadura postiza”.

        Hay otro elemento decisivo: las mujeres ausentes de Macario e Ismael: Carmen, que dejó al primero; Genoveva, que seguramente no es leal al segundo. “Dicen que yo soy misógino. Todo lo contrario. Las mujeres siempre tiran de los hilos de mis historias y de mis personajes”.

 

*La noche del lobo. Javier Tomeo. Anagrama. 2006. 146 páginas.

14/10/2006 23:01 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

HOY BORRADORES CON TOMEO, LASALA, GOYA Y RAINER

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El programa “Borradores”, que realiza Teresa Lázaro, tendrá como invitados al violinista Jordán Tejedor, que interpretará dos temas, uno de Juan Sebastián Bach y otro de Jordi Cervelló. Además, recibirá a la novelista Magdalena Lasala, que acaba de publicar la novela “Jimena” (Temas de Hoy), una narración de 600 páginas, dividida en dos partes; en la úiltima, Magdalena hace hablar a su personaje en primera persona. Y el tercer invitado es Javier Tomeo, que presentaba el pasado su novela “La noche del lobo” (Anagrama), protagonizada por dos hombres: Macario e Ismael, inmovilizados en la noche en un descampado.

Además, se emitirá un reportaje sobre la ilustradora Ana Lóbez, cuyos cuadros acompañarán el programa en plató. “Borradores” ofrecerá un extenso reportaje sobre las salas de Goya del Museo de Zaragoza, que han sido levemente remodeladas en los últimos meses. Y luego visitará la exposición de “Sobrepinturas” o “El repinte” de Arnulf Rainer; el artista, distinguido con el premio Aragón-Goya 2006 hablará de su pasión goyesca y de la amistad con Antonio Saura. También se visitará la muestra sobre Montevideo y se ofrecerá un reportaje sobre la Feria de Huesca, en el que habla, entre otros, Javier Arbués, director de la Feria y de la compañía Viridiana. El programa se completará con una visita a la librería Central de Zaragoza y con un poema de la poeta salmantina Ángela Serna.

 

BORRADORES. Realización: Teresa Lázaro. Ayudante de realización: Yolanda Liesa. Producción: Raquel Guzmán. Redactora: Ana Catalá Roca. Chip. Hoy domingo a las 18.30; jueves, a las 23.45.

15/10/2006 00:36 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

LA FOTO DE AINHOA, HIJA DE INMA

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Un día, hace algo más de un mes, Inma me mandó un correo con su hija Ainhoa. Mi torpeza informática me impidió colocar aquí su foto. Compruebo que ella ha abierto un blog, La Mima, y coloca su foto (ahora sí, pesa menos de 45 kB) e incluye esta sincera, valiente y entrañable confesión. Copió aquí un fragmento:

 

[No sé muy bien como contar esto.

La verdad es que no pensaba hacerlo aún, pero si estoy aquí es por ella... y también para ella, así que cuanto antes lo haga mejor. Igual me atropello un poco pero seguro que sabréis disculparme.

Quien haya leído mi "presentación" del día 26 de septiembre sabrá que hace dos años ocurrió algo muy importante que cambió mi vida.

Bueno, pues aquí tenéis el origen de todo: se llama Ainhoa, es mi segunda hija, mi princesa y tiene acondroplasia. No corráis a teclear en google, yo os lo aclaro: es enana.

No voy a entrar en este momento a describir lo que supuso para nosotros saber que ella era "especial". Como podréis imaginar, durante un tiempo nos vimos dentro de un túnel oscuro sin salida, sin consuelo. Quien tenga un hijo con problemas sabrá entenderme.

Afortunadamente hemos sabido y podido recapacitar, tomar aire y enfrentar el problema. Evidentemente nos queda mucho por asumir pero, como ocurre en estos casos, la experiencia de los demás te ayuda a caminar y a veces hay que dejar que el tiempo vaya poniendo cada cosa en su sitio.]

16/10/2006 13:36 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

JOSÉ RAMÓN DEL RÍO: LA ACUARELA DEL VIAJE*

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UN DESIERTO DE LUZ

Hay artistas que parecen salir al campo con música de Franz  Schubert. La dejan sonar, dejan que se derrame por las lomas y los llanos, les gusta oírla en el corazón de las salinas o como un viento tibio sobre la superficie de las lagunas. Hay artistas que salen al campo o al monte bajo con una música íntima entre las sienes y una profecía de luz que avanza entre los cerros. Hay artistas como José Ramón del Río que entienden la pintura como una conquista de paz, como un estado ideal de entrega, como una forma de desnudarse de la forma más decisiva: en sensibilidad, en emoción, en transparencia pura de aire y cristal. Lleva ya muchos años este acuarelista, que un día fue pintor al óleo, practicando la técnica del agua, este arte refinado y preciso que exige control, sabiduría, escrupulosa conciencia del color.         

Uno de sus lugares predilectos, su paraíso de agua y vértigo, son los Monegros, ese páramo cuyo horizonte se pierde en lontananza, esa tierra de contrastes que anima la paleta. José Ramón del Río se planta allí, como una minúscula guija en el centro de la inmensidad, y empieza a mirar. Mira para ver: mira para interiorizar el paisaje iluminado. Mira para verse. Mira para entenderse y cifrar mejor sus emociones. Contempla aquí y allí, y anota en la memoria de la retina y del pincel todos los matices: los montículos y los matorrales, los tallos que agita la brisa, los pájaros en bandadas que huyen, los reflejos inesperados en el agua, el cromatismo cambiante de los cielos: ahora hay limpidez, exactitud de blanco y azul arrojado del mar; ahora hay amenaza de tormenta, nubes negras como espectros, nieblas. Y no sólo le interesa eso: quiere captar una atmósfera, el estado de ánimo de las estaciones, el carácter revelado de golpe de este llano en llamas del mundo. Hablamos aquí de lugares que pueden llamarse Farlete, Monegrillo, Sariñena, lugares que perfilan una belleza desolada, una belleza casi metafísica: el hombre, el pintor hambriento de hermosura e intensidad, está ahí a solas como quien persigue visiones, tierras, boiras, murmullos, plenilunios, heridas del tiempo en el corazón de la intemperie.
        

El pintor está a punto de empezar el rito: toma apuntes, busca la profundidad máxima o un destello que temblequea tras la levísima colina, anota circunstancias, efectos, retiene ese instante casi inefable en el que desierto inacabable adquiere la forma de un idilio bajo luces cárdenas. En ese instante de contacto y comunión con la naturaleza, José Ramón del Río hace acopio de todo lo que percibe: los colores quebrados, los charcos como balsas, los caminos que parecen ir hacia ninguna parte o a todas las ciudades de la tierra, la lejanía que se difumina. El paisaje le administra los ingredientes de una gran representación.
        

Luego, ya en su estudio de Movera, a partir de aquellos bocetos pequeños, de las imágenes que la memoria visual del artista ha almacenado en su cerebro, comienza el otro momento decisivo: los cuadros, con cierta inclinación a la panorámica, se van alzando en el caballete, se van enseñoreando en el estudio. Relucen. Imponen sus formas. Cabrillean como relámpagos de luna. Los cuadros le van brotando de la luz con pinceladas largas, en una travesía donde todo sobra salvo su concentración, el gesto suave, el escrupuloso vaivén del agua sobre el papel. Las acuarelas adquieren vida: en algún instante, el pintor pudo haber levitado ante la hermosura del paisaje, ante la delicada capacidad de sugerencia, ante su propia escritura minuciosa y tamizada de luz, de hondura, de soledad.
        

Pintor de incuestionable técnica, José Ramón del Río compone toda suerte de paisajes: paisajes líricos, enriquecidos por el azul y el verde, ese verde variado y complejo que parece un inventario de verdores de la tierra; paisajes dramáticos hechos con los grises, los marrones, los negros… Los cuadros del acuarelista siempre tienen un color dominante, y cada obra se subordina a un cromatismo concreto, a un diálogo de equilibrios, a la música de una estructura. El artista, además del tema, maneja otros elementos: la composición, el punto de vista, el dibujo de ambientes, la forma de la pincelada, la limpieza del acabado final.
        

A José Ramón del Río le gustan las formas horizontales, la distribución del cuadro de una manera especial: más que el primer plano, prefiere las formas desdibujadas, le otorga una especial importancia al encuentro del cielo con el horizonte. En casi todas sus piezas, hay como una posición del acuarelista como a vista de pájaro que planea y también un trazado espectacular de los haces de luz, que igual surgen tras un promontorio que se esparcen desde las nubes del cielo. Todas sus acuarelas poseen un ambiente muy particular, de enorme fuerza. Combina por igual un aire de fatalidad y de abandono que la poderosa belleza del páramo, tan paradójica, lo mismo muestra la tierra requemada y sin agua que una soberbia sabina, rodeada del propio misterio de su floración, José Ramón del Río lo mismo ofrece los celajes que parecen de “El coloso” de Goya que una balsa que bien podría ser un lago con miradores.

         José Ramón del Río no es un pintor dado a las mixtificaciones, a las teorías. Practica una artesanía del alma, una manufactura del desierto más íntimo: pinta el paisaje que ha visto y el que imagina, pinta para crear sueños y fábulas de la luz, pinta espacios mágicos, teñidos de fuerza, pero también de melancolía. Pinta su propia aventura de atravesar la llanura y de regresar a casa, al taller, con un cargamento de fuegos intactos.

*Hace algo más de un mes, una mañana de domingo, José Ramón del Río (joseramondelrio.com) me invitó a ver su taller de Movera y sus obras. Éste texto es el fruto de la contemplación de sus acuarelas y de una levísima tertulia. Mientras hablábamos, España se coronaba campeona del mundo de baloncesto.  

16/10/2006 14:21 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 2 comentarios.

EL PERIODISTA MIGUEL DELIBES*

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Miguel Delibes ha hecho casi de todo en la prensa. En realidad, en las páginas del periódico, aspecto que analizó muy bien José Francisco Sánchez, encontró la primera semilla de la literatura, su primer campo de pruebas. Dijo en una ocasión que “el periodismo era un borrador de la literatura”. Lo fue para él, sin duda, porque desde las páginas de “El Norte de Castilla”, donde se inició y se forjó, aprendió dos cosas fundamentales: la valoración humana, sociológica e histórica de los hechos de cada día, y la labor de síntesis que exige la prensa. Delibes, que tendía a retratarse con máxima austeridad: “Soy un hombre que escribe sencillamente”, añadía que su misión era buscar al otro, al lector, al vecino, al cómplice, al conciudadano, y para ello en muchas ocasiones se tenía que valer de una máxima, que es casi una aspiración: “Se trata de decir lo máximo con las menos palabras posibles”. Con un sentido pragmático inequívoco, el autor de “Las ratas” dijo que la redacción de un suceso puede contener todo el arte de narrar y que una entrevista es una magnífica escuela para hacer hablar a los personajes, un espacio de entrenamiento del diálogo narrativo. Estaba claro que el periodismo es una disciplina autóctona, pero para Miguel Delibes fue su particular taller literario.

         El joven estudioso de Derecho Mercantil sintió desde muy pronto la llamada de las linotipias. Hacia 1941, inició su colaboración con “El Norte de Castilla” como caricaturista y dibujante, aunque también realizaba el diseño de rótulos de secciones. Apenas dos años después, se convirtió en redactor y realizaría distintas funciones vinculadas con el periodismo literario: fue crítico de cine, ocasional y poco convencido crítico teatral, reseñista de  libros, en particular de novela española y extranjera, comentarista de toros y de deporte, y de ahí pasaría, algún tiempo después, a ser editorialista. Su primera director, Francisco de Cossío, que sería depurado por el régimen, siempre alentó y estimuló su capacidad creativa. Una de las anécdotas más curiosas de este periodo de iniciación refiere que éste y Delibes tuvieron un pequeño desencuentro acerca de una crítica de teatro. Delibes se negaba a hacerla, o dudaba por inseguridad, porque consideró que carecía de experiencia y de conocimientos escénicos; Cossío le enseñó que lo fundamental es la sensibilidad. Miguel Delibes debió interiorizar este consejo para afrontar el reto.

          Desde muy pronto, eludiendo la censura como podía, manifestó una inclinación hacia los postergados, los parias del mundo. En sus reportajes, viajes por Castilla, en su preocupación por la situación social del campo, en su resistencia a aceptar consignas o lugares comunes que difundía el régimen, Delibes trazó su propio camino. Dirigó el periódico de su ciudad desde 1958 a 1963. En ese periodo y en otros coincidió con José Jiménez Lozano y formó a una espléndida generación: Martín Descalzo, Umbral y Leguineche. Delibes escribió de todo en la prensa: realizó varios viajes alrededor del mundo, redactó unos textos sobre la primavera de Praga, realizó entrevistas a personajes locales, escribió de deportes: caza, natación, automovilismo, ciclismo (fue un gran admirador de Fausto Coppi) o fútbol, por supuesto. Miguel Delibes, que era un gran aficionado, llegó a polemizar con Alfredo Di Stefano cuando éste dijo que en las victorias el 10 % eran méritos del entrenador, y en las derrotas, su demérito alcanzaba el 40%. Delibes, observador y comprometido, sutil en la esquiva de los censores, le corrigió con suavidad: “El alma del equipo es el alma del entrenador”. Muchos dirían que Miguel Delibes también encarna el alma del periodismo.     

 

*Ayer, Miguel Delibes recibió el Premio Vocento.

18/10/2006 13:58 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

ORHAN PAMUK O LA IMPORTANCIA DE LA NIEVE

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Orhan Pamuk se había convertido en los últimos días en una figura casi obsesiva: aparecía en los diarios y en las revistas con ese aspecto de seductor incorregible y de intelectual inclinado al desaire. El motivo de tanta presencia es su último libro, más que el fallido proceso que estuvo a punto de enviarlo a la cárcel por denunciar la hostilidad contra armenios y kurdos: “Estambul: ciudad y recuerdos” (Mondadori), donde cabe casi todo. Una mirada a la historia del país, a la historia familiar (habla de la tensión entre sus padres, de las peleas con su hermano mayor), la descripción del primer amor y de la fascinación de sus diminutos pies, pero también de las sesiones en que ella posó para él y de un paseo romántico antes de que sus padres quisieran mandarla a Suiza. Habla del movimiento incesante del mar de Bósforo, de la historia del país, de los comerciantes y de los escritores que dejaron una hermosa evocación como el suicida Nerval o el lúcido Gautier, e incluso revela que su pesadilla habitual hasta los 45 años fue la impresión de haber matado a alguien.

Orhan Pamuk escribe a mano, fue pintor hasta los 22 años, y contempla el mundo, aquí Europa, allá Asia, desde una terraza de Cihangir. En sus libros escribe de la convivencia entre Oriente y Occidente (decía hace poco: “Mi idea de Occidente es libertad, democracia y derechos de la mujer, tres cosas que Oriente no tiene”), de seres humanos enfrentados al reto de vivir en ámbitos conflictivos y va siempre, con su prosa intensa y barroca que traduce Rafael Carpintero, en busca del otro, del lector, porque desea “abrir su corazón al mundo”. Y habla, sobre todo, tanto en “Nieve” (Alfaguara, 2004) como en su último libro, tan recental de tintas, de ese Estambul nevado, tan fantasmagórico, de ese Estambul vivido y asumido, que se exhibe espléndido  y sugerente  entre tantas fotografías que el autor incluye.

Cada vez que leo esas notas, siempre pienso que Orhan Pamuk, el Premio Nobel, podría haber sido aragonés y haber descrito la primera nevada de mi vida: aquella de Zaragoza del otoño de 1978, poco después del Pilar. En algún lugar conservo una foto levemente mirada en la que miro el objetivo del guitarrista y compositor Goyo Maestro y acaricio una bicicleta. Era mi primer otoño en Zaragoza.

18/10/2006 20:40 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 4 comentarios.

UN SONETO DE DOMINGO RIVERO

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YO, A MI CUERPO

¿Por qué no te he de amar, cuerpo en que vivo?
¿Por qué con humildad no he de quererte,
si en ti fue niño y joven, y en ti arribo,
viejo, a las tristes playas de la muerte? 

Tu pecho ha sollozado compasivo
por mí, en los rudos golpes de mi suerte;
ha jadeado con mi sed, y altivo
con mi ambición latió cuando era fuerte. 

Y hoy te rindes al fin, pobre materia,
extenuada de angustia y de miseria.
¿Por qué no te he de amar? ¿Qué seré el día 

que tú dejes de ser? ¡Profundo arcano!
Sólo sé que en tus hombros hice mía
mi cruz, mi parte en el dolor humano.  

La editorial Acantilado, que dirige Jaume Vallcorba, ha publicado un delicioso y pequeño libro del poeta canario, casi desconocido, aunque editado hace algunos años por Jorge Rodríguez Padrón, Domingo Rivero (Gran Canaria, 1851-1929), titulado “Yo, a mi cuerpo”, que es el título de un soneto elogiado por Dámaso Alonso y ahora por Francisco Brines, prologuista de este sereno y exacto poemario. Domingo Rivero, que vivió en París, Londres, Sevilla y Madrid(y en Las Palmas, claro) fue relator y luego secretario de gobierno de la Audiencia Territorial.  

Retrato del poeta casi secreto, de pocos poemas, Domingo Rivero.

18/10/2006 21:54 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 10 comentarios.

ALCORISA: NOTAS DE UN VIAJE CON PAUL AUSTER

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Hay días en que la vida empieza de noche. Del cielo aún penden las estrellas como pájaros estremecidos. Y la oscuridad pugna con las ramas, con los pájaros que duermen, con esas nubes que lo mismo son pardas, que negras o tenebrosas. Antes de las siete cogí el coche, la herida furgoneta de casi doce años, y marché a Alcorisa. Tenía que impartir dos talleres sobre literatura e historia, con Ramón Cabrera i Griñó como telón de fondo. Me invitó Pedro Rújula, que es una referencia cultural en el pueblo. Ahora que han cortado la salida natural de Garrapinillos, busqué la autovía en otra entrada y me encontré con las calzadas repletas de automóviles. Esa una preciosa sensación rodear la ciudad, ver cómo alzan aquí y allá las fachadas, las torres, percibir la sensación de que la claridad inicial del alba ciñe y desciñe los edificios, los tejados, el perímetro cambiante de Zaragoza. Avanzaba por Z-40 y salí a la carretera de Castellón. Luego me metí por Belchite, siempre me impresionan esas rectas, la ciudad demolida a lo lejos, la Lomaza, el Planerón, esas naves industriales que campan sobre el llano como fantasmagorías, como reclamos imponentes en mitad del campo. 

Belchite nunca pasa inadvertido. Es un alegato contra la barbarie y la huella misma de la barbarie. Y a la vez es el mejor testigo de la escasa capacidad comercial del territorio: está ahí, con los gestos de las ruinas, con la poderosa leyenda de la aniquilación a sus espaldas. Y luego me encamino hacia Lécera, donde siempre pienso en Jesús Gracia Tenas. La radio sólo habla del piso ilegal de Aznar, y de su inesperado gesto de colocar un bolígrafo en el escote de una periodista,  y habla también del pelotazo urbanístico de alcaldes  del PP y del PSOE. Una cinta donde un tipejo de hablar estrangulado, que reclama el 11 %, suena y otra vez. A veces, Carles Francino parece empecinado en hacernos creer que Aznar sigue gobernando con mayoría absoluta y que todos los males del país tienen en él y en su bigote crispado al brazo ejecutor. Ayer, dicho sea de paso, Francino y su equipo andaban por Doñana. Me gusta eso de Francino: su inclinación al viaje.        

De Lécera a Albalate del Arzobispo, con sus huertas y sus fincas de  misteriosas oliveras, donde suena el acordeón del viento. Y más allá Andorra, entrevista, con el farallón de San Macario acariciando el cielo. Llegué a Alcorisa a las nueve y cuarto, y me dirigí a las aulas. Hablamos de carlistas y liberales, hablamos de Cabrera (1806-1877), de sus huellas en la literatura, de sus sucesivas residencias en Aragón, de su padre capitán de navío mercante y dueño de un barco velero luego,  de su madre ejecutada por orden de Nogueras y Espoz y Mina sin derecho a confesión, de su esposa Catherine Richards, a la que llamamos literariamente Caty. Los chicos de cuarto de ESO escucharon y participaron y redactaron distintas piezas donde Cabrera era el protagonista. Más tarde, estuve con otros 40 alumnos de sexto, y fue una experiencia bonita. Los estudiantes te exigen siempre lo mejor de ti mismo, debes esforzarte al máximo para meterlos en las historias, para que se enamoren de un personaje, para que se concentren y sean capaces de armar una historia. Lo logramos entre todos. Mi ex compañera Gema, de la televisión y el diario “La comarca”, hizo un reportaje, ella y su operadora de cámara captaron a algunos niños leyendo historias.
Comimos en “El Castillo” con Antonio Martínez y José Antonio Pérez, ambos directores del Instituto y del colegio, e impulsores del periódico bimensual “Balcei”. Luego se sumó Fernando Martínez Láinez, que volvía de ver a unos familiares y de dejar libros en Castejón de Monegros, donde tiene una casa con Carmina, su mujer. Fernando había pronunciado una conferencia sobre Cabrera, al que le ha dedicado un libro que ha publicado Martínez Roca.        

El regreso, con la modorra de la sobremesa, fue muy gozoso. Volví por el mismo sitio y con la compañía de Gemma  Nierga, que quizá –como dijo anteayer Emilio Sánchez Vicario- tiene la voz más sensual de la radio; no sé si la más sensual, pero sí posee la mejor risa, una risa que enamora, al menos a mí, claro. Conversó primero con Gaspar Llamazares, acompañada por Juanjo Millás, y leyeron los relatos sobre el papel higiénico y las tareas domésticas. Y luego entró Paul Auster*: Gemma y Jesús Ruiz Mantilla habían conversado con él por la mañana (ella se hizo en elogios acerca de su carisma, de su belleza, de educación…) y se centraron mucho en aquel programa de radio que alimentó su libro, “Creía que mi padre era  Dios” (Anagrama).  Gemma le recordó que desde hacía siete u ocho años Juan José Millás tenía un espacio semejante en su propio programa. Auster estaba feliz y fascinado con Oviedo, con la cantidad de gente que le conoce y le admira y le pide que le firme sus libros.
 

Me encanta oír la radio en el coche. Uno de mis viejos sueños desde niño ha sido hacer radio.Mi padre quería que yo le reparase una radio y yo quería hablar por la radio. Y me encantan esos tipos como Paul Auster: la profesionalidad, la variedad de registros, la conciencia rigurosa de su misión, su pasión por el trabajo, la multiplicidad de sus historias. Cada vez admiro más a los buenos novelistas. Cada vez los envidio más. 

Ya es de noche en casa. Las estrellas han vuelto a colgar del cielo con un temblor de luces suaves. El cielo está tachonado de claridad. Creo que el mundo, tras la lluvia, se ha vuelto melancólico. 
 

*El escritor recibió ayer el premio Príncipe de Asturias de  las Letras. La footgrafía corresponde a Jo Schwartz.

21/10/2006 00:29 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 8 comentarios.

CARTA CUANDO CAE LA NOCHE CON UN CIELO DE PATINIR

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Queridos amigos:
Soy tan torpe con los nuevos cambios en blogia que ni sé contestaros en la página. Así que desde aquí,  desde otro documento, os doy las gracias por  vuestra visita. A todos: a Magda, que parece estar aquí mismo siempre, no en México sino en Zaragoza, como una diosa protectora, como la animadora constante, la vendedora de hermosura y entusiasmo. A Fernando y Luisa, que cuidan sus propios blogs, la palabra, la poesía y el arte, y además regalan magníficas colecciones de fotos de tarde en tarde; a Miguel Ángel Yusta, que es el poeta de la jota, y el coplero de la vida. A Javier Burbano, ese hombre que se defiende del mundo diciendo que tiene “certeza de mí”, y que acaba de comprarse una magnífica cámara Nikon D-80 en Andorra. Y mi nuevo visitante, www.franciscoramirezpradilla.com, mil gracias a todos.
 

Ha sido y no ha sido un buen día.  He leído esta mañana el discurso de Paul Auster. Y el de Mary Robinson. Y he tomado un café tardío en Garrapinillos, en El Labrador, ante un montón de periódicos. Luego, a primera hora de la tarde, acompañé a Jorge: jugaba el Utebo contra el Montecarlo en su casa, en el campo José Luis Violeta de La Paz, se dirimía el liderato de cadetes, segundo grupo. Ganó el Montecarlo: salió con más ambición, corrió más, marcó pronto los tres goles, y acabó venciendo por 3-1. El Utebo estuvo a punto de marcar un segundo gol, pero lo rechazó el portero. Y aún tuvo una segunda oportunidad clara, pero también falló. Fue un partido de poder a poder: la primera parte fue claramente del equipo local; la segunda de los chicos de Utebo, aunque no lució el brillo y el dominio de su rival en la primera parte. Jorge no hizo un gran partido, y se retiró mediado el segundo tiempo tras una tarascada. Hoy no fue tampoco la tarde de Luis, ese ecuatoriano que se parece a Romario, aunque marcó un nuevo gol y ya van siete.

*Una espléndida obra del pintor flamenco Joachim Patinir (Amberes, 1485-1524). 

 

21/10/2006 21:20 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

E. PAZ, J. ESTEVA Y J. AGUIRRE, EN BORRADORES

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“Borradores” tiene mañana domingo como invitados a Eduardo Paz, que canta dos temas de música sefardí, “Caminí” y “Secretos”, y avanza su nuevo proyecto de música judía askenazi; Jordi Esteva habla de su libro “Los árabes del mar” (Península), que presentó hace unos días en la librería Cálamo, y a Francisco Javier Aguirre, que acaba de publicar la novela “Tirana memoria” y ha reeditado el libro de cuentos “Los duendes del Matarraña”, ambos en Unaluna.  

Además, “Borradores” presenta las fotografías de Manuel Micheto, panorámicas de paisajes, que cuelgan en el estudio; visita la exposición “Adivina adivinanza” de 20 ilustradores aragoneses (también figura Javier Olivares, que no es aragonés) y conversa con Carlos Grassa Toro, autor de “Una casa para el abuelo” (Sins Entido); y muestra las realizaciones en vidrio de Susana Martín. También recomendamos le último libro de Orhan Pamuk; visitamos la librería Estilo de Huesca. Ángel Petisme se despide con un poema. 

Borradores. Domingo, 18.30. Televisión Autonómica de Aragón. Redacción: Ana Catalá Roca. Producción: Raquel Guzmán. Productora: Chip. Ayudante de Realización: Yolanda Liesa. Realización: Teresa Lázaro.

21/10/2006 21:55 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

LECTURA DEL POETA OLIVERIO GIRONDO

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Hace algunos años cayó en mis manos un libro de Oliverio Girondo (1891-1967). Diminuto, casi secreto, para llevar en el bolsillo. Luis Felipe Alegre, rapsoda y director de El Silbo Vulnerado, me habló maravillas de ese escritor alabado por Borges. Y lo leí, como leería luego a Jacobo Fijman, a Roberto Juarroz, a Juan Gelman, a Alfonsina Storni y a Javier Villafañe, al que conocí, al que vi en varias ocasiones y con quien hablé incluso por teléfono y me puso la luz y la música del mar en el tubo. Oliverio Girondo escribía una poesía de vanguardia, llena de vida y de ironía, preñada de imágenes, irreverente como un juego, animista y personal, casi surrealista a veces, que también podía descansar en los propios meandros del lenguaje. He perdido aquel libro en alguna mudanza. O quizá se lo regalase a alguien: siempre he tenido amigos a los que les ha apasionado la poesía latinoamericana menos conocida. Por aquellos días de 1980 también me puse a leer como un descosido a César Vallejo. Quería ser poeta desde Zaragoza, bajo las  magnolias del Parque Grande (al que le acaba de dedicar un libro Javier Delgado: el hombre que trajo el mar a Zaragoza).  

Me gustan mucho las fotobiografías y encontré hace unos días el volumen “Oliverio Girondo. Imágenes en vuelo. Poemas inéditos” (Losada / Nobel) y lo compré: hay muchas fotos de Oliverio con su mujer Norah Lange, incluso una con Lorca en Buenos Aires en 1933, banquetes de boda, visitas a Pablo Neruda, viajes en barco, viajes a Europa, estampas de México donde estuvo. Las fotos de Eduardo Longoni quieren ser una aproximación oblicua a su mundo, una mirada complementaria. 

Hay poemas y aforismos o sentencias. Como éstos:  

Las mujeres
Solamente las mujeres son capaces de limar nuestras aristas a fuerza de dulzura y habilidad y de paciencia… y dejarnos la ilusión de que nos arrastran como a un canto rodado… 

Las ideas
A pesar de tener formas tan perfectas, mis ideas no tienen ningún inconveniente de acostarse con ustedes… 

Playa
Aprisionado en la bahía
El mar lame y bosteza
Su aburrimiento de león
Sobre la arena…
Violines, violines y mermelada. 

Aldea
Los caminos llegan
Cansados de divagar
Bajo los árboles…
Caras hechas de cal
Y de tranquilidad.
Chimeneas con caligrafía de paisano.
Zaguanes donde el silencio canta
Con voz de moscardón.
El sol entra en los cuartos de las mujeres
Los colchones asoman sus nalgas a las ventanas
Y todo se impregna
De un olor sencillo a intimidad.
Las viejas tejen con ademanes de insecto
Mientras las gallinas escarban y picotean el suelo.
Dios está
En las pupilas de un muro
En las hierbas que crecen entre los adoquines
En un árbol que saca un brazo sobre una tapia
Sin atreverse a acariciar la calle dormida.
Tendidas
Como ropa recién lavada
Las nubes tienen el color de los ángeles que revolotean
Vestidos de paloma.
En la cama estancada
Las voces resuenan
Como en el fondo de los aljibes
Y a través de un zumbido de siesta y de oraciones
Se oye la canción de ciego que el río
Entona bajo el puente…

*Oliverio Girondo con su esposa Norah Lange.

22/10/2006 15:22 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

EL ENAMORADO DE ZARAGOZA (CUENTO)

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EL ENAMORADO DE ZARAGOZA 

Acabo de cumplir 50 años y sé que no volveré más a Zaragoza. Ha sido mi ciudad secreta, el lugar al que siempre he querido volver, aunque viviese a más de mil kilómetros. Mi existencia ha sido poco ejemplar, y el lugar donde me he sentido más humano es en Zaragoza. No porque haya hecho nada diferente a lo que hacía y hago en La Coruña o París, donde ocupo buena parte de mi tiempo, sino porque allí he encontrado mi sitio, la libertad, un lugar apacible donde me he sentido cómodo, a mis anchas. Tranquilo. Me he dejado ir: he vivido, he disfrutado, he amado mucho, con la urgencia del amante clandestino, con la furiosa intermitencia de las pasiones efímeras.        

Llegué a la ciudad por puro azar. Me tocó hacer el servicio militar en San Gregorio, exactamente en 1976. Había cumplido 20 años, y ya sabía que no iba a lograr el título de Perito Industrial que me exigía mi padre, zapatero y barbero de sábado, que no iba a jugar en Segunda División, y más que por mi propio nombre, Samuel Lamas, todos me conocían por “El Violines”. El origen del apodo tenía su gracia: mi debilidad era y es la música anglosajona que nos llegaba con cuentagotas, e intentaba seducir a los chicas cantando obsesivamente a Tom Jones, a Los Beatles, a Andy Williams, a Petula Clark. Un día, me fui al parque del balneario de mi pueblo, jugueteaban por allí, con sus delantales plisados, las muchachas que hacían el Servicio Social, e irrumpí yo como una aparición desafinada con algún tema. Clara Esmorís, la más deseada de la comarca, la fabulosa Miss Piernas del curso 1973, dijo: “Hay algo peor que el Servicio Social y es la música del ‘violines’ ese”. La carcajada general fue apoteósica, y me quedé con el nombre. Con todo, quién lo habría dicho, Clara Esmorís fue mi primera novia y tal vez la causa de algunas de mis desventuras: éramos la pareja de moda en el pueblo, la que paseaba con mayor elegancia por la orilla del mar, la que se besaba con mayor desenfreno, la primera que hizo el amor en las dunas de la playa de Barrañán e inauguró una costumbre que se extendió tanto como la brisa salobre de los suspiros, pero un día desapareció para siempre con un entrenador de fútbol, algo mayor, Talito de la Iglesia, que vestía traje de corte, trataba a todos los jugadores de usted e impartía lecciones tácticas con una moviola. En realidad, yo siempre pensé que la había seducido su descapotable rojo.
        

Siempre me han dicho que tiendo a la dispersión. Retomo el hilo de mi relato. Acababa de llegar a Zaragoza y lo hacía con una sensación de cansancio infinito. Como si hubiera perdido todas las peleas. El sentido de la fatalidad de los 20 años produce risa cuando tienes 50. La verdad es que el servicio militar, tengas o no ardor guerrero, no es el mejor lugar del mundo. Pronto hice buenas migas con un compañero de Cádiz, Luisito Bonald, y con otro de Alcorcón, Daniel Peñaranda. Los dos estaban en las oficinas y eran tan vividores como yo, y de eso nos dimos cuenta de inmediato. Antes de los seis meses, ya nos las arreglamos para alquilar una habitación los fines de semana en el Hostal Ávila, y eso nos permitía disfrutar el viernes y el sábado a nuestro capricho. Al principio, gozábamos la ciudad en todos sus poros: íbamos a los conciertos, frecuentábamos las salas de fiestas y el Plata y el Oasis, y aprendimos al unísono a tirar de jeta o a usar la picardía cuando nos quedábamos sin blanca. Juraría que estuve dieciocho meses completos, sólo vivía para la jarana y sin vocación militar alguna. Y si había que ir a las fiestas de Cariñena, Ejea, Zuera, allá estaba yo, allá estábamos los tres. Dormimos más de una noche la borrachera en cobertizos, en cuevas, en el porche de las iglesias, en pleno campo, bajo la sombra gigantesca de los alcornoques o los olivos. Mi madre me escribía y me preguntaba si no pensaba volver a casa en ningún instante, si no tenía permisos o si me “había desnaturalizado”. Y yo le contestaba con la indolencia del hijo que ni desea volver ni tiene paciencia en el trato hacia sus mayores. Mis cartas eran como las de un muchacho que empieza a descubrir las claves del sujeto, verbo y complemento: “El Pilar es más grande de lo que había imaginado”. “Zaragoza tiene tres  ríos, pero el Ebro es el que me gusta”. “Esta es una ciudad de cines. Todos son más grandes que nuestro cine Real”. “Las mujeres andan por las calles con tranquilidad, son muchas y parecen las más bonitas del planeta”. Creo que fue ésta la frase más complicada y también la más explícita, aunque mis experiencias con el sexo femenino tampoco eran para echar cohetes.
        

No me puedo olvidar de las primeras fiestas del Pilar que coincidieron con mi estancia aquí. No me lo podía creer: la gente en la calle, la alegría incontenible, la Ofrenda, tantos baturros en romería, como habría dicho mi madre. No se parecían en nada a las fiestas de La Coruña: me parecieron más estruendosas y desinhibidas, y creí que la ciudad era como un perfecto teatro de representación con sus paseos, esas plazas casi siempre abarrotadas, con sus soportales tomados por la multitud. Nunca me han gustado las jotas, pero aquí empecé a considerarlas; jamás había asistido a un montaje de Pedro Osinaga, Ana María Vidal o Arturo Fernández, nunca había visto una función tan lasciva y desternillante como las de “La Maña”. Hasta Mary de Lis, la reina del Plata, parecía multiplicar su erotismo de matrona maciza al mediodía, a media tarde y de madrugada. La orquesta atacaba siempre las canciones con un desdén calculado sobre un fondo de marina exótica. Ahora, mis gustos son otros, pero entonces tuve la sensación de que alguien me abría los ojos y las carnes como a dentelladas, con absoluta vehemencia.
        
Volví a casa y nunca logré ser un hijo modélico, ni un ejemplo de trabajador. Perfeccioné mis canciones en la propia Inglaterra hasta que me harté de fregar platos y de realizar ruedas de reconocimiento para la policía, lo cual, en mi caso, era toda una temeridad: fui rubio, era un poco atildado, usaba peines con cuchillas que me  ondulaban levemente el pelo y era más bien alto y flaco. Para muchos era un perfecto inglés con madera de delincuente, lo cual dio lugar a enojosos equívocos. Durante mi estancia en Inglaterra, regresé a Zaragoza para disfrutar de las fiestas del Pilar. Había quedado con mis amigos. Y aquella visita, en los días de octubre, pasó a formar parte de un ritual, de algo imprescindible. Me costó encauzar mi porvenir, pugné con más pereza que intención por hallar un trabajo estable y acabé realizando, a los 32 años, una pequeña jugada maestra: engatusé a una rica heredera de La Coruña, a la hija mediana del dueño del matadero de Mafriesa, y cuando se dieron cuenta de que la niña, Olimpia Seivane, bebía los vientos por un desheredado del mundo como yo, por “un pícaro tarambana”, como diría mi futuro suegro, ya no había nada que hacer. Redondeé la faena y mi estrategia de seducción con un embarazo muy oportuno, y entonces desarmé la resistencia del empresario. Soy consciente de que esta forma de expresarme resulta chulesca y desconsiderada hacia mi mujer: no tengo queja de ella, me ha entendido, hemos vivido con silencios y sobreentendidos, y esa situación me ha permitido ir de aquí para allá. Me he dedicado y me dedico sin entusiasmo a los negocios, he viajado, mejoré mi inglés y también mis nociones de marketing, y nunca he renunciado a mi semana o mis diez días en Zaragoza. Eso era sagrado. He inventado pretextos al principio, y mentiras piadosas, hasta que hubo un momento que esos días se convirtieron en un hábito que no debía ser cuestionado. Olimpia, que podría ser pija e hija de papá pero no tonta, comprendió que aquella larga semana también le iba a permitir descansar de mí, sentirse libre, estar con amigas o buscarse alguna aventura. Nunca he querido saberlo: intento no ser celoso.
        

En mis estancias en Zaragoza me ha ocurrido de todo. He hecho cosas completamente absurdas por cariño a la ciudad: estuve tardes enteras dando vueltas en los autobuses, recorriendo todas las líneas. Y la recorrí en taxi durante varias horas. Le decía al conductor: “Lléveme por dónde quiera”. Y me llevaba por los barrios, por el centro, parábamos un instante a merendar, a comprobar un nuevo puente, una nueva calle peatonal, la escultura de una plaza o de una salida de la ciudad. Efectuábamos recorridos por las autovías de acceso: a mí me encantaba ver la ciudad desde fuera, como enterraba bajo la neblina y el sol, como algo que está ahí como una promesa de felicidad y misterio entre las torres mudéjares y los grandes ventanales. El día que el taxista me pidió exactamente 756 euros, tras varias horas, percibí cómo había crecido Zaragoza. Mis rarezas iban mucho más allá: tomaba fotos, visitaba museos, caminaba, comprobaba los edificios nuevos y también los desaparecidos. Percibía la mudanza. Y eso también lo viví de una manera particular. Cada cierto tiempo cambiaba de hotel: pasé de Las Palomas al Gran Hotel, y de éste al Corona de Aragón, luego Hotel Melia, y después frecuenté el Don Yo, y el Hotel Oriente, y el Goya, que me gustaba al principio, pero acabé encontrándolo demasiado severo y oscuro, aunque me ocurrió algo inolvidable: una vez me crucé por los pasillos con una espléndida Rosa Valenty y otra vez con Sancho Gracia. Zaragoza también incrementaba sus hoteles, y yo iba cambiando mi alojamiento: pasaba del Zaragoza Royal al Palafox, del Reino de Aragón al Ciudad de Zaragoza, que se acabó convirtiendo en mi favorito por sus vistas hacia el río y Helios, hacia el Moncayo y Huesca, y hacia el meandro de Ranillas.
        

Estoy seguro de que mi pasión por Zaragoza resulta bastante increíble. ¿Por qué ir a la ciudad cuando se vuelve más bullanguera? Creo que tampoco me lo pregunté en exceso, como si no reparase en esa contradicción. Me sentía uno más. No he tenido que ocultarme de nadie y he disfrutado a mi gusto: en los cines, en el teatro, en los conciertos, en el Auditorio, en los museos y en los peep shows. O en aquellas salas de fiestas, como Cosmos o Aída, donde podías contemplar sexo en vivo si querías una noche desaforada y salías de pesca. He aprendido a amar la ciudad de año en año, estudiándola de nuevo, recuperando sensaciones. Siempre descubres algo que ignoras, siempre hay un nombre que te fascina y que te arrastra.
        

En los últimos años, me he aficionado al arte de las vanguardias, y eso me condujo a interesarme por la obra de José Luis González Bernal, Federico Comps, Honorio García Condoy y Alfonso Buñuel, pero también me ha conmovido la fuerza de la escultura de Pablo Serrano. No quiero convertir esta confesión en un inventario del patrimonio artístico y cultural de la ciudad, en absoluto. Mi artista favorito es Pablo Gargallo: a la menor oportunidad, volvía a visitar su museo, que ha sido como un refugio, un remanso de sosiego y evocación, e incluso un lugar de seducción. Allí coincidí con una profesora española que daba clases de español y de historia del arte en Dijon. Hablamos un instante ante “Urano”, que está en ese patio espectacular de la primera planta, y “Kikí de Montparnasse”, la escultura cubista, perfecta, que quizá sea la obra maestra del artista, instalada en una sala más íntima en el piso superior. Me pareció una mujer arrolladora, ese tipo de mujer que buscas en las fiestas del Pilar o en cualquier lugar de la tierra. Prolongamos algo más la conversación, hablamos de la decoración del lugar, de esa fabulosa visión del hueco, y del arte español que tanto se había desarrollado en París. Nos intercambiamos nuestros correos electrónicos. Ya no pude pensar en nada, y juraría que no hice otra cosa que buscarla. A los dos o tres días, le remití un correo, y luego otro, hasta media docena. Cometí algunas locuras, la embriaguez no fue la peor de todas, y regresé a La Coruña más desorientado que nunca, más ensimismado que otras veces. Al cabo de seis meses, cuando empezaba a aliviar mi desesperación y me reincorporaba a mi condición de empresario, marido y padre, recibí un correo suyo. Lo contesté, claro, y mantuvimos una correspondencia cada vez más  constante. Ella me contó que había permanecido dos días más en la ciudad y que me había buscado casi tanto como yo a ella. Nos entregamos a una fantasía recíproca, a un juego de conquista que se nos antojaba sumamente peligroso. En cada correo había una advertencia: nos asomábamos al abismo, al delirio, al deseo incontenible. Nos soñábamos.
        

Le dije que era imprescindible que nos volviéramos a ver. Una vez al menos, un día, unas horas, una noche completa. Y nos citamos en Zaragoza, en las fiestas, en el hotel Ciudad de Zaragoza. Nunca había estado tan nervioso. Llegué yo primero y me instalé en una de las últimas habitaciones. Caía la tarde, una luz última de oro y de seda se esparcía en el horizonte inacabable. Me acomodé en el cuarto, pero no pude soportar la espera y bajé a pasear. Eran las seis y volví al palacio de los Argillo. Cuando pienso en cómo era yo, en lo que fui, me sorprende que haya sido capaz de disfrutar tanto en ese ámbito de bailarinas y máscaras, de faunos, pastores y mujeres que se miran al espejo, bajo esa gran bóveda de claridad. Subí a la planta de arriba, como si me llamase de nuevo el rostro de aire de Kikí de Montparnasse. De repente, percibí unos pasos y me puse a temblar. Era uno de los vigilantes. Recorrí el pasillo y entré en el cuarto de las máscaras. Allí estaba ella, como si me esperase. “No estabas en el hotel y pensé que te iba a encontrar aquí”, dijo. La abracé no con amor exactamente, con desesperación, sentí que en mis brazos y en mi piel se agolpaba la ansiedad de más de trescientos días sin sol. Estaba más bella que el año anterior. Olía a manzanas golpeadas por un temporal. O a membrillos. Sonrió: “Tengo un jardín muy bonito en Dijon. Y tres perros”.
         Volvimos al hotel. No salimos hasta el día siguiente. Jamás había deseado a una mujer así, nunca había amado con tanto desorden, tan fuera de mí. Se lo dije, y volvió a sonreír. Miramos el río, los puentes, el meandro, el populoso arrabal que yo había visto crecer año tras año como si fuera, cada vez, un lugar distinto. Nos fuimos a la calle. Nos mezclamos con las charangas, nos parábamos ante los músicos callejeros, ante los actores que alzan un circo de gestos y concentran a la gente estupefacta. Montamos en taxi, oímos a Gregory Sokolov, quizá nos emborrachásemos tras la cena. O eso creí yo. Le regalé un pequeño dibujo del Ebro que firmaba Ignacio Mayayo. Nos sobraban las palabras, nos sobraba la vida lejos de Zaragoza. Ella no dijo lo que yo no quería escuchar aún, ni yo le revelé que había otra mujer, varios hijos, una empresa. ¿Para qué? Muchas veces me había preguntado en qué consiste una velada romántica. Al fin y al cabo siempre he sido un cazador con un poco de conversación. Volvimos a entregarnos como si nos plantásemos en el precipicio o como si se avecinase el fin del mundo.        

Por la mañana, hacia las once, ella había desaparecido. Y sobre la mesa, había un libro, “Sombra del paraíso” de Vicente Aleixandre, y una nota que me pareció demasiado escueta: “Prefiero morir de amor antes que volver a verte. Además de un jardín, en Dijon, tengo dos hijos y un marido que no entendería esta locura. Nunca olvidaré al enamorado de Zaragoza. Serena”.
        

Creo que ya lo he dicho: acabo de cumplir 50 años y sospecho que no volveré más a Zaragoza.

           

23/10/2006 00:52 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 33 comentarios.

LOS CUENTOS DE ANDRÉS NEUMAN EN CÁLAMO

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Andrés Neuman, uno de los escritores más originales y variados de las letras españolas, presenta esta tarde -en compañía de su editor Juan Casamayor y del crítico, periodista y narrador Félix Romeo-, a las 20.30, en Cálamo, su nuevo libro: "Alumbramiento" (Páginas de Espuma), una colección de cuentos, dividida en tres partes o tiempos: la primera, textos más largos, que arranca con "Alumbramiento", el relato de un hombre que está a punto de parir a otro hombre, pero también hay ficciones sobre el bandolero El Tempranillo, y un clima de traición y perfidia que lo envuelve, o sobre alguien que se cree el asesino de John Lennon. La segunda parte se titula "Miniaturas", y son relatos, o microrrelatos (algunos tan perturbadores y sencillos como "Me desperté recién afeitado", texto que el autor titula "Novela de terror"), donde se asoma el asombro, el absurdo, lo poético, donde se inmiscuye lo insólito en lo cotidiano. Mi texto favorito de esta serie quizá sea "El amor", la historia de misteriosa y bella Liliana que fuma y se duerme tras el coito con una parte de su cuerpo intacta. Y la tercera parte, "Lecturas", se centra en autores y en homenajes a los libros: el caso de Borges es espléndido, el de Gombrowicz también, el de Queneau es tan surrealista como el propio Queneau. Y también me gustó mucho, no recuerdo en qué lugar del volumen, una pieza protagonizada por Arístides, un hombre que va desnudo al trabajo por propia dignidad, por rebeldía y contagia ese hábito a sus compañeros e incluso a su jefe. 

Andrés Neuman es un cuentista excepcional, que exuda literatura en cualquier página, destreza, imaginación, capacidad de observación, inclinación hacia las paradojas del existir. Un "cuentista" de la estirpe de Poe, Borges, Kafka, Cortázar, Chejov, Quiroga, Rafael Dieste. Y como algunos de ellos, es aficionado a realizar formulaciones teóricas sobre el arte del cuento.  Lo había hecho antes, lo vuelve a hacer ahora en dos nuevos textos, que son como aforismos del narrador de cuentos y consejos para el futuro cuentista. El primero decálogo apareció en otro libro y aquí lo amplía y lo enriquece. Recoge estas ideas como éstas:

    1. Contar un cuento es saber guardar un secreto.
    2. Aunque hablen en pretérito, los cuentos suceden siempre "ahora". No hay tiempo para más ni falta que hace.
    3. El excesivo desarrollo de la acción es la anemia del cuento, o su muerte por asfixia.
    4. En las primeras líneas un cuento se juega la vida; en las últimas líneas, la resurrección. En cuanto al título, paradójicamente, si es demasiado brillante se olvida pronto.
    5. Los personajes no se presentan: actúan.
    6. La atmósfera puede ser lo más memorable del argumento. La mirada, el personaje principal.
    7. El lirismo contenido produce magia. El lirismo sin frenos, trucos.
    8. La voz  del narrador tiene tanta importancia que no debe escucharse demasiado.
    9. Corregir: reducir.
    10. El talento es el ritmo. Los problemas más sutiles empiezan en la puntuación.
    11. En el cuento, un minuto puede ser eterno y la eternidad caber en un minuto.
    12. Narrar es seducir: jamás satisfagas del todo la curiosidad del lector.


 

He aquí el "Nuevo Dodecálogo de un cuentista": 

    1. Si no emociona, no cuenta.
    2. La brevedad no es un fenómeno de escalas. La brevedad requiere sus propias estructuras.
    3. En la extraña casa del cuento los detalles son los pilares y el asunto principal, el tejado.
    4. Lo bello ha de ser preciso como lo preciso ha de ser bello. Adjetivos: semillas del cuentista.
    5. Unidad de efecto no significa que todos los elementos del relato deban converger en el mismo punto. Distraer: organizar la atención.
    6. Anillo afortunado: a quien escribe cuentos le ocurren cosas,  a quien le ocurren cosas escribe cuentos.
    7. Los personajes aparecen en el cuento como por casualidad, pasan de largo y siguen viviendo.
    8. Nada más trivial, narrativamente hablando, que un diálogo demasiado trascendente.
    9. Los buenos argumentos jamás pierden tiempo argumentando.
    10. Adentrarse en lo exterior. Las descripciones no son desvíos, sino atajos.
    11. Un cuento sabe cuándo finaliza y se encarga de manifestarlo. Suele terminar antes, mucho antes que la vanidad del narrador.
    12. Un decálogo no es ejemplar ni necesariamente transferible. Un dodecálogo, muchísimo menos.
23/10/2006 11:41 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 7 comentarios.

AMANCIO PRADA CANTA A CHICHO SÁNCHEZ FERLOSIO*

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 Chicho, el trovador , el marido y la vecina  

Para algunos Amancio Prada es un cantante con aureola. Su concentración, su intensidad, casi su ensimismamiento en escena, su modo de abordar los textos e incluso su propio repertorio, casi siempre lírico e incluso dramático, han hecho de él una especie de cantante místico de una severidad sensual, tan transido por el misterio que parece que podría levitar en cualquier instante. Con una veintena discos a su espalda, no vamos a descubrir su perfil, su inclinación a la pureza, su obsesión por decir bien el verso. Pocos han cantado como él a Rosalía de Castro, a Antonio Machado, a San Juan de la Cruz, a Juan Ramón Jiménez, a Federico García Lorca, a Cunqueiro, a los poetas galaico-portugueses o a Agustín García Calvo. Hace algo más de un año, el cantante del Bierzo rindió un homenaje a uno de los compositores que más le ha marcado: Chico Sánchez Ferlosio (1940-2003) con el disco “Hasta otro día, Chicho”, que se compone de 19 temas, y que ahora se ha convertido en la base del espectáculo “El cantar tiene sentido”, una de las canciones  que popularizó “el cantor con más gracia y talento” que conoció Prada.        

El Teatro Principal, [a pesar de que era lunes de resaca del Pilar, un lunes 16 de octubre], registró más de media entrada. Un público incondicional, sin duda, que se encontró con un Amancio Prada muy cambiado: no sólo era el espléndido y refinado intérprete de siempre, el trovador que establece un hilo de complicidad sonora con sus músicos (con el pianista aragonés Pedro Navarrete, en particular), era un auténtico contador de historias, un charlatán de aldea, inspirado en cada relato. Amancio Prada se metió a la gente en el bolsillo como suele hacerlo: con exquisita profesionalidad, con hondura, con esa voz que tiene algo de oleaje marino o de brisa que nace del rumor de los pinos. Se arrancó con el romance del Conde Arnaldos, prosiguió con “El cantar tiene sentido” y la jocosa “Canción adúltera”, elevó la emoción y la euforia cuando cantó “Hoy no me levantó yo”, bordó dos temas soberbios como “Cárcel por dentro” y el alegato “Pena de muerte”, dentro de un apartado muy especial de cuatro temas “carcelarios”, donde sonó con limpidez y hermosura el “Romance del prisionero”.

Pero lo mejor no fue eso, sino que convirtió el recital en un diálogo con el ausente, en una glosa emocionante y divertida, en un retrato del genio inclasificable, que era capaz de construir “canciones de un solo uso” (Prada contó dos memorables anécdotas: una burla de dos presidentes de Diputación, el entrante y el saliente; y su obstinación por cobrar 50.000 pesetas de un concierto colectivo del cual demoraban el pago con “Vuelva usted mañana”, como había dicho Mariano José de Larra) por un desaire de políticos o de enamorarse de su vecina, a la que no se atrevía a seducir porque estaba casada con “un señor tan majo como yo”, y sin embargo le escribió una carta tan bella como “La vecina”. Prada estuvo desternillante: imitó y dio vida al ausente, inmortal en sus canciones, cantó “a capella”. Un señor del fondo resumió el concierto -que tuvo un final apoteósico con “Adiós ríos…”, “Libre te quiero” y zanfoña-, con esta frase: “¡Qué maravilla!”.   
  

Amancio Prada
“El cantar tiene sentido”. Homenaje a Chicho Sánchez Ferlosio. Músicos: Pedro Navarrete (piano); Cuco Pérez (acordeón); Baldo Martínez (contrabajo), Mariana Cores (vilonchelo) y Luis Delgado (percusión).

Teatro Principal.  Lunes 16, a las 21.00. Más de media entrada.

*Escribí este artículo hace algunos días. Acabo de recibir una carta de Juan Verón Gormaz, que asistió al concierto, aunque yo no lo vi, y cuelgo aquí esta nota. Fue un concierto excecpional. El mejor que yo le he oído a Amancio Prada, y le he oído unos cuantos. Amancio Prada, por cierto, cada vez se parece más a Leo Ferré. 

24/10/2006 10:45 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

EL GUARDABOSQUES DAVID GÓMEZ SAMITIER

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Algunos de mis libros favoritos son de naturaleza. Me han acompañado en varias mudanzas, como pequeños tesoros, como universos en los que siempre me interesaba ingresar, aunque sólo fuese de puntillas o desde el sillón y la mesa de estudio, que también es una forma de viajar. Dos de ellos eran “El pájaro de barro. Historias, anécdotas y biología de los últimos quebrantahuesos españoles” y “El silbido del cierzo”, dos volúmenes de gran formato publicados por Prames que habían tenido un animador inolvidable, un guardabosques casi de leyenda: David Gómez Samitier (Barbastro, 1963-2005). El primero era un libro suyo, con textos y fotos, que había nacido de su pasión por los quebrantahuesos, a los que había seguido por aquí y por allá con tanta obstinación como devoción, con tanta curiosidad como desmedido cariño. Y “El silbido del cierzo” es un libro de confesiones de más de 80 naturalistas o personas (entre ellos, su hija Jara, de siete años entonces) que sienten de una manera especial la llamada de la naturaleza, y que lo cuentan con palabras, con evocaciones, con sentimientos, y con espléndidas fotografías.        

David Gómez Samitier, a quien no conocí y lo lamento muy de veras, era “el forestal de los buitres”, el protector de los pájaros en general, el centinela de las sierra, el enamorado insomne de las montañas. Daba la sensación de que en la naturaleza encontraba lo que soñaba: el deslumbramiento constante, la magia, la vida en toda su plenitud. La vida de los animales, de la orografía, y los propios paisajes, con su paleta de colores y gamas, le daban vida a él en una transfusión recíproca de emociones y belleza. Por eso, lo mismo alimentaba a los buitres que a los alimoches o a los quebrantahuesos, por eso se significó una y otra en la defensa de la Naturaleza. Era como un explorador incansable, como un niño cuya capacidad de asombro es ilimitada, y le permitía amplificar su entrega y la energía del contagio, porque David Gómez Samitier contagiaba entusiasmo, exaltación, calor.
Su legado está ahí y se proyecta en varias direcciones: el magisterio y la honestidad de quien ama la tierra y la defiende, aunque pueda ser malinterpretado porque vivir es acertar y equivocarse, vivir es el riesgo más hermoso; la increíble cantidad de fotografías de animales y de situaciones en la naturaleza, hace poco en Huesca se creaba un premio con su nombre; y sus libros, a los que habría que sumar a los ya citados, por ejemplo, “Guara, aula de naturaleza” y “Guía de rapaces de Aragón”.

David Gómez Samitier falleció en un terrible accidente de tráfico, de noche y casi a las puertas de su casa, en abril de 2005; con él también murieron su mujer Lourdes Mairal, su gran cómplice desde hacía muchos años en la pasión por la flora y la fauna del Altoaragón, y sus hijas Iris y Jara. David trabajaba en otro libro, “Uñas de cristal”, que era su gran homenaje, literario y visual, a las rapaces de España. El proyecto lo había llevado de aquí para allá, había contactado con naturalistas de toda España, y quedó interrumpido, no sabemos en qué extremos.

Ahora, estos días, acaba de aparecer un libro, “Reflejos de vida” (Prames), en el que varios miembros de la Asociación de Fotógrafos de Naturaleza de Aragón (Asafona) le rinden homenaje como a él le habría gustado: con los instantes únicos del existir en el campo, con los animales que inventan paraísos en cada movimiento de alas, y con ese despilfarro de color disuelto en el compás de las estaciones. Esté donde esté, David Gómez Samitier enviará algún gesto de emoción, aunque sea sólo en el pico de un quebrantahuesos o en las metálicas garras de un águila imperial. Un hombre así no puede permitir que la hermosura pase inadvertida y le abrirá la puerta de su último refugio. Estoy seguro. 

28/10/2006 22:03 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 6 comentarios.

BROTO, BUIL, MERCEDES CORRAL,GRASA..: BORRADORES

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El tenor ligero Rodolfo Albero y el pianista Ricardo Soláns abren mañana, a las 18.30, el programa “Borradores”. Interpretarán dos temas y hablarán de su colaboración. Rodolfo Albero, nieto del tenor Pascual Albero, es director del Taller Master Class de la  Universidad Carlos III, ha realizado muchos conciertos, ha impartido el curso “La ópera con humor” y prepara un gran espectáculo sobre “Orfeo”, inspirado en Monteverde, Gluck y Offenbach, con guión de Álvaro Zaldívar.  

Borradores recibe en el plató a Mercedes Corral, directora de la Casa del Traductor y traductora de “Sesentas cuentos” de Dino Buzzati, y a Eduardo Viñuales, naturalista y fotógrafo, coordinador de las guías de la Red Natural de Aragón. También se conversa con Vicente Muñoz Puelles, autor de “El pintor de neuronas”(Anaya) y se visitan las exposiciones de José Manuel Broto (Palacio de la Lonja) y María Buil (Casa de la Mujer). La librería París recomienda varios libros e Ismael Grasa lee el poema “Mar de Caspe”. El pintor José Orús ha cedido cuatro de sus últimas obras, realizadas en su taller de la plaza del Pilar, entre 2005 y 2006.

*Un espléndido retrato de María Buil.

28/10/2006 22:07 Antón Castro Enlace permanente. sin tema No hay comentarios. Comentar.

LA VIDA, EL AMOR, EL SEXO: ROLANDO MIX TORO*

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"Río de Amor", de Rolando Mix

  Río de Amor es el libro que presentó ayer el poeta Rolando Mix en el Centro cívico Teodoro Sánchez Punter, en Zaragoza. El acto fue una fiesta. Una fiesta de palabra y música, una celebración sin duda en la que todos los asistentes participamos con gusto. La poesía cobra su verdadera voz cuando es recitada en alto, con su ritmo marcando el espacio y expandiéndose por todos aquellos que la escuchan y se la apropian. Por eso añadir a los turnos de presentación y explicación del libro realizados por el editor, Carlos Bozalongo, y el prologuista, Javier Barreiro, un breve, pero intenso, recital poético, fue un acierto y una fortuna para los que asistimos. Y la música, la otra cara de la poesía, intercalándose y reforzando la palabra. Fue un acto de verdad magnífico, cuidado y emotivo.            

El poemario Río de Amor
es un cúmulo de vitalidad. De franca vitalidad, que no reniega de su comprensión intelectual. Es una poesía tan vivida como sorprendente, tan fresca como reflexiva. Es un libro de poemas decididamente eróticos, tremendamente sexuales, un cántico al reconocimiento en el otro, como muy bien nos explicó ayer Javier Barreiro. Copio un párrafo, que él también reprodujo ayer de viva voz, creo que por considerarlo muy significativo para explicar el libro de Rolando Mix:
           

"Río de Amor surge como un reencuentro con la sexualidad de un hombre que, por diversas circunstancias vitales, creía haber culminado su ciclo. El destello, la intensidad y la maravillada sorpresa ante el ejercicio del amor que estos poemas tantas veces muestran tiene mucho que ver con esa mirada primicial de quien redescubre el amor físico, con la gozosa intensidad de quien se interna por lo desconocido, aunque este caso constituya un reconocimiento. La recuperación de un cuerpo amado y sentido sirve para reconciliarse con el propio, para dar alas a la sensación de vida, que un cuerpo en deterioro a veces quiere desmentir. El amor es por naturaleza el terreno de lo imaginario por lo que, aun cuando aparentemente repitamos fórmulas y modos de actuar, la presencia de la fantasía y la imaginación provoca que el verdadero erotismo sea siempre vario. La imaginación interviene sin cesar para perfeccionarlo y reinventarlo. Los amantes crean el amor, y no al revés. Y en esta poesía se certifica constantemente. No existe el amor. Existe el ser amado".
            

Y copio también un poema que me ha gustado especialmente:
                                                 VERAZ           
Tú eres mi verdad.
           
Toda tú, entera.
           
Y más aún cuando te horado
          
y de tu pozo
           
extraemos la calidez del alma,
           
el hogar de los ojos,
           
el relámpago que ilumina nuestras vísceras
           
y nos hace ronronear,
           
gruñir, contentos,
           
felices del amor que nos enlaza,
           
del nudo entre las piernas
           
y del que liga nuestros vientres
           
nuestros pechos,
           
mientras lenguas sondean el verbo amar
           
en el tubo del esófago del tiempo,
           
en ese diapasón donde culmina
           
la cuerda que da voz con su vibrato
           
al acto de ser radiantes del uno al otro:
           
esta bella emoción de células frisadas
           
que encadenan divinidad en nuestro cuerpo.
  

            La preciosa edición de este libro ha estado a cargo de Papeles de la calle del gato, en su colección "Los dichos de la mano". Se trata de una edición no venal, limitada y muy mimada, con unas bellísimas ilustraciones. Hecha sin duda con mucho amor.

*Este texto lo publicó hace unos días, el pasado domingo, 22, Luis Miñana en su espléndido blog "Pan de oro". El poeta, traductor y amante chileno Rolando Mix Toro, que acaba de regresar de un difícil período de convalecencia, es un tipo de una humanidad entrañable. Ha contado con la amistad de muchos amigos y con el inmenso amor de Juana, su Juanita. El libro lo ha publicado Carlos González Sainz, experto en el estudio del  cuento de tradición oral, desde su precioso sello que mantiene en Ólvega. Cuelgo aquí una foto de Brassaï.

29/10/2006 14:09 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

UN VIAJE A POZOBLANCO

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Cuando era joven, hubo dos versos de Federico García Lorca, sencillos y desnudos, que parecían perseguirme: “Córdoba, // lejana y sola”. Alguien, un caballista o un bandolero, percibía la imposibilidad de llegar a la ciudad. Córdoba es una bella provincia que puede ofrecer paradojas inesperadas. En Pozoblanco se reunieron la pasada semana cineastas y escritores que están a punto de estrenar tres películas: el malagueño Antonio Soler ha reescrito su novela “El camino de los ingleses” (Premio Nadal, 2004), que supone el regreso de Antonio Banderas a la dirección. Contó que la novela le apasionó de inmediato a su paisano, se puso en contacto con el amigo común Antonio Meliveo, responsable de la música, y así surgió el proyecto que habla del joven Miguelito Dávila que sueña la poesía, que pasea de aquí para allá con un ejemplar de “la Divina Comedia” y que encuentra el amor en la madura, atractiva y apetecible Señorita del Casco Cartaginés (Victoria Abril), mientras otros se entregan a La Gorda de la Cala, que, según Banderas, “desvirgó a medio Málaga”.
Juan Cobos Wilkins, onubense hermanado con Juan Ramón Jiménez, verá en la pantalla su narración “El corazón de la tierra” (Plaza & Janés), casi un siglo de historia de las minas de Riotinto, con dirección de Antonio Cuadri y la presencia de la bella Catalina Sandino en el papel principal. Cobos Wilkins es un tipo extraordinario: editor de un álbum visual de Lorca, se sabe muchos de sus poemas de memoria, y recita bellamente el  soneto gongorino de los “Sonetos del amor oscuro”: “Este pichón del Turia que te mando…” Cuenta con mucho ingenio y gracia: pertenece a la  estirpe de los andaluces refinados e imaginativos como Rafael Pérez Estrada. Leí estos días dos relatos suyos preciosos: uno sobre la estancia, imaginaria, creo, de Luchino Visconti en Riotinto, que dio lugar en la ficción a un sugerente guión de película, y un relato en torno al instante en que Lorca sube al tren hacia Granada y ve a un falangista de la ciudad que también se sube al tren. Entonces, dijo: “Lagarto, lagarto, lagarto”, pero no interrumpió su viaje que sería letal. Más de 40 países han solicitado ya la película de Antonio Cuadri; en Pozoblanco se pasó un trailer espectacular que, dicen, emocionó al propio Woody Allen.  Ray Loriga ultima “Teresa”, una película sobre Teresa de Jesús, y recuerda que aquella joven de Ávila, que pudo mezclarse en amores con un primo, estuvo cuatro días difunta. Su propio padre había deducido que “la niña no está para enterrar”. En Córdoba, lejana y sola, el suplemento “Cuadernos del Sur” de “El periódico de Córdoba” (dirige y coordina Antonio Rodríguez Jiménez: poeta, narrador y hombre de acción cultural) dedica páginas completas a Javier Tomeo e Ignacio Martínez de Pisón; y la revista “La Diana” (1882-1884), reeditada en facsímil y dirigida por Manuel Reina, acogía a aragoneses como Eusebio Blasco, Marcos Zapata o Mariano de Cavia.
Cae la tarde, y Juan Cobos Wilkins recuerda camino del hotel Los Godos, donde pernoctó Paquirri antes de su cogida mortal, que una vez estuvo en Teruel con Martirio, y ella se arrancó con una copla “a capela”. Juan Cobos Wilkins, que dirigió la revista “Dados de niebla”, iba a presentar un libro de Calambur para cuya escritura había recibido una ayuda de la Diputación de Teruel. Y por allí, en los Encuentros Literarios, organizados por Antonio Rodríguez Jiménez y Serafín Pedraza, anduvieron también, entre otros, dos personajes que son ya medio zaragozanos: Rafael Azcona, que conoció como nadie el Tubo zaragozano y le dedicó algunas páginas en “Los europeos” (Tusquets, 2006) y David Trueba, que tiene en Zaragoza y en la casa de Luis Alegre su segunda residencia en la tierra. Félix Romeo conversó con ellos y los tres provocaron risas, emoción, pálpito de inteligencia y conocimiento. Una noche, de retorno al hotel, me ocurrió algo que me parece digno de un cuento: le canté “Negra  sombra” de Rosalía de Castro a Azcona, una pieza que conocía muy bien por múltiples razones: su adaptación de “El bosque animado” o de “La lengua de las mariposas”, pongamos por caso. Rafael Azcona es el hombre de 80 años más joven de la tierra. Hay días en que Aragón no se reduce a que un candidato aspire a ser virrey legal y desafíe la sensatez y el juego limpio de la democracia. 

*La actriz es Catalina Sandino.

30/10/2006 01:46 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 1 comentario.

UN POEMA DE JESÚS JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ*

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BE WATER, MY FRIEND

(Bruce Lee anuncia automóviles en televisión) 
                                                                                 
octubre, 2006 

Bruce Lee está muerto. Lo mató la mafia china,
lo mató el Efebeí, la Cía. El Deuvedé lo mató.
Pero hoy, durante el intermedio del Inter-Bayern,
desde algún plató de la muerte su fantasma se nos aparece
en la televisión de este bar, de pronto, para proclamar
en blanco y negro (que es el idioma de los muertos): 


Pon agua en una botella y será la botella.
Ponla en una tetera y será la tetera.
[...] Sé agua, amigo mío. 

Y mientras asisto a la Revelación y las aguas del conocimiento
se abren ante mí como las aguas del mar se abrieron ante Moisés,
dejo de ser el coliseum del fútbol para ser la piscina olímpica
que charola de añiles y cobaltos los lechosos muslos de Polimnia;
me sueño lluvia para ser oasis flotando en el ombligo de Erato,
soy manantial o alberca para ser los labios saciados de Euterpe. 

Y mientras esto ocurre y el mundo es nuevo y líquido y fresco,
he aquí que al bar se llega Conan el bárbaro y, cerveza en mano,
pasa a ser el tercio de birra, rubios campos de Germania y de Belgium.
Y entonces (o tempora, o mores), de un regate acaba con Tales
y con Arquímedes, con el Zen, con el Ying y con el Yang,
regalándonos, sin darse cuenta, esta rara flor del mejor haiku:  

Sé agua tú,
que yo paso: En ella
follan los peces.

 

*El poeta y narrador Jesús Jiménez, autor de libros como "Diario de la anemia", me envía este poema. Lo publico con sumo gusto.  
30/10/2006 17:57 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 9 comentarios.

LLUÍS LLACH O EL OLEAJE DEL TIEMPO

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Hay conciertos memorables que se prefiguran en el ambiente: la noche parece oscurecerse de otro modo, los rostros resultan más amables, una memoria común transita en los ojos como un pájaro del tiempo. Algo así ocurría antes de la despedida, en Zaragoza, de su Lluis Llach con su proyecto “i”: un conjunto de canciones que le permite recomponer su autobiografía como cantante, como músico y como “ciudadano del mundo” que se confiesa demócrata, de izquierdas, antidogmático y “nacionalista, incluso radical”, que desea la máxima libertad para los pueblos. Llach comprobó desde el primer instante, antes de que iniciase la personal presentación de sus canciones, barnizada de sinceridad e ironía y una trabajada languidez, que el público era incondicional. Y por lo tanto, un espejo y un altavoz. Las canciones de Llach y su propia actitud cívica y artística habían sido constantes compañeras de viaje de casi todos. 

       
Con el viento a favor y sin ceder un ápice en su exquisita profesionalidad, comenzó con “Geografía”, que es casi la topografía del alma y de los sentimientos, de la capacidad de mezclarse con los otros, el inicial bosquejo de un desnudo. Y de ahí marchó hacia la raíz de la luz y de vida: recordó a su madre en “Un núvol blanc”, e insistió en el amor y la solidaridad con “Tinc un clavell per tu”. Dijo que había intentado ser un cantante en busca de la verdad, y abordó “Veritat i mentida”, que en el fondo es una meditación sobre “la realidad virtual” que fabrican algunos medios de comunicación y posiblemente algunos políticos. “Maremar”, hecha de madre y de mar, metáfora y refugio de su inspiración, marcó el primer instante de emoción atronadora. Ejecutó la canción con brillantez, rotundo de voz, y con músicos implicados y muy profesionales.
        

El amor ha sido otro de sus temas. De puro sentimental y llorón, recordó, se había convertido en “una acelga”. Reflexionó sobre la pasión y el deseo, sobre la política y el Estatuto y los errores de bulto de la izquierda, recordó con una balada intensa a Salvador Puig Antich y a sus cuatro hermanas, se dedicó a sí mismo una de sus más bellas canciones “Alé” (que formaba parte de unos de sus mejores discos: “Astres”, que presentó en el Rincón de Goya), evocó al poeta Miquel Marti i Pol con un fondo leve de bosanova, explicó su pasión por la música clásica y la francesa, recordó su emotividad o cómo le costaba tres horas en lavarse la cara y peinarse,  tiempo tal vez en que soñaba un poema. Hizo algunas concesiones a la banda sonora del público: cantó con hondura, fuerza, sensualidad y sentido del juego “Verges 50” y paseó por Itaca. Como gesto simbólico deseó al respetable “Que tinguem sort”. Muchos pidieron “Laura” (Laura Aymerich estaba en el escenario), pero no se atrevió a cantarla.

Había sonado como nunca. Es decir, como siempre: con escrupuloso respeto hacia la música, sus espléndidos acompañantes y el público incondicional que ha cosechado a lo largo de 40 años. Era el inolvidable adiós del trovador que acababa de decir: “Yo sólo tengo un deseo de amor, // un pueblo y una barca”.

 “i”
Concierto de Lluis Lach.
L. Llach (voz y piano). Laura Aymerich (guitarra); Ana Comellas (violonchelo); Jorge Cuscueta (saxo); Dani Forcada (batería y percusión); Marc Prat (bajo y contrabajo) y Lali Rodríguez (guitarra eléctrica)
28 de octubre. Sala Mozart del Auditorio.

31/10/2006 01:40 Antón Castro Enlace permanente. sin tema Hay 5 comentarios.

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